Sunday, February 2, 2020

(Camagüey. Febrero 2, 2020) Ignacio Agramonte recibe honores del Card. Juan García, el Arzobispo Wilfredo Pino, el Nuncio en Cuba, Giampiero Gloder...




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Ver en el blog

Ballet “La muerte del cisne” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.

Anna Pavlova
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La obra musical “Le carnaval des animaux”, compuesta por Camille Saint-Saënz en febrero de 1886, fue pensada como una suite de 14 movimientos, ligera, simpática y socarrona, sólo para ser presentada entre un círculo íntimo de amigos del compositor. Saint-Saënz se encontraba de vacaciones en un pequeño pueblo de Austria y pensó en realizar una broma de carnaval para sus amigos, donde jugaba a emular el desfile de diversos animales en una feria, entre ellos un león, una gallina y un gallo, pájaros, elefantes, animales de orejas largas (que representarían a los críticos musicales) y un cisne, entre otros. Dado el carácter humorístico e informal de la obra, Saint-Saënz decidió tomar prestados fragmentos de otras obras para utilizarlos como base de sus composiciones, entre las cuales había melodías de Offenbach, Berlioz, Mendelssohn, del propio Saint-Saënz y melodías infantiles tradicionales francesas.

Michel Fokine
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Temiendo que la obra resultara vana y superficial, lo que perjudicaría su carrera, Saint-Saënz prohibió que se realicen interpretaciones públicas de la obra o que se den a conocer sus partituras hasta después de su muerte, con excepción del anteúltimo movimiento, “El cisne”. En 1905, autorizó al coreógrafo ruso Michel Fokine para que la utilice, lo que dio como resultado la hoy reconocida “Muerte del cisne”, estrenada el 22 de diciembre de 1905, en San Petersburgo. Creada originalmente para Anna Pavlova, resultó un gran impulso para la carrera de ambos jóvenes, coreógrafo y bailarina, quien fuera denominada como “el cisne inmortal”.

Galina Ulanova
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Esta breve obra, además de la obvia escenificación de la lucha del ave contra la muerte, representa el arte de la bailarina, la danza como arte efímero que “muere” cada vez que finaliza una función.

Maia Plisetskaia
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Además de Pavlova, otras grandes bailarinas dejaron su impronta en el rol, como Alicia Markova, Galina Ulanova, Maia Plisetskaia y, más recientemente, Ulyana Lopatkina.

Ulyana Lopatkina
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Ver en el blog
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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Agua de Tinajón (un poema de Aurelia Castillo de González)


Agua santa de este suelo
en que se meció mi cuna,
agua grata cual ninguna,
que bajas pura del cielo.

Yo te beso con anhelo,
casi con mística unción,
pues creo que tus gotas son
de mi madre el tierno llanto
al ver que me quiere tanto
Camagüey, tu corazón.


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Ver Aurelia Castillo en el blog

Saturday, February 1, 2020

(Camagüey) Escultura "Arcada" de José Villa Soberón


Camagüey inició las celebraciones por el 506 aniversario de su fundación, develando la escultura "Arcada", de José Villa Soberón, en la Plaza de los Trabajadores. (Información y fotos del Facebook de Miozotis Fabelo)


Friday, January 31, 2020

(Camagüey) Ileana Sánchez presenta su serie "Todos somos iguales"


Camagüey, Cuba, 31 ene.- No más violencia es el grito constante de la artista de la plástica Ileana Sánchez Hing en su próxima exposición Todos somos iguales, que quedará inaugurada el domingo 2 de febrero a las 6:00 p.m. en la galería República 289, como regalo a la ciudad en su aniversarios 506.

“Esta es una serie en la que llevo trabajando hace más de un año, comencé con la violencia de género, en particular con la violencia hacia la mujer, pero cuando comienzas a investigar y te adentras en el fenómeno descubres cosas nuevas, entonces empecé a darme cuenta que no solamente hay violencia hacia la mujer, sino que los hombres también son víctimas del fenómeno, lo que ellos no hablan.

Hay violencia hacia los ancianos, los niños y esta exposición es eso, que cuando las personas se enfrenten a ella sepan qué es el maltrato y como enfrentarlo”.

La pintora camagüeyana invita adentrarnos en el tráfico humano, en la muestra busca tocar células sensibles de la sociedad en un intento de crear conciencia, porque el arte no solo puede ser concebido para crear un universo bello estéticamente, también es útil para cambiar mentalidades.

“Toco la comunidad LGBT, la prostitución, el mundo de la noche… porque todos somos iguales y ellos sufren mucho. Me he dedicado a buscar líderes en campañas, personas que ha a través de lo que pasaron hacen una obra para que no se repita”.

La música de diferentes autores y géneros acompañarán a los visitantes durante su estancia en la sala expositiva, siempre con un mismo hilo conductor: la violencia hacia los seres humanos. (Entrevista realizada por Claudia Artiles Díaz. Tomada de la pàgina web de Radio Camagüey)


Enamorado (un poema de Thelma Delgado)


Excepto el, que despierto ha quedado
Todos los girasoles durmiendo están
Será hasta mañana que despertarán
Ya se fue el sol, y la noche ha llegado

Y la luna se asoma al anochecer
El girasol oyó hablar de la luna
Es bella y brilla como ninguna
Fue así que quiso a la luna conocer

Llegó bella, blanca y resplandeciente
El girasol quedó embelesado
Y el girasol sonrió felizmente

La noche duerme, despierto has quedado
Dime girasol, ¿que habita en tu mente?
¡Ah!, es que yo de Ud. Me he enamorado.



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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Camagüey by Martí



"¡Ése sí es pueblo, el Camagüey! El sábado vienen todos, como un florín, a la ciudad, al baile y al concierto, y a ver a sus novias; y hay música y canto, y es liceo el pueblo entero, y la ciudad como una capital: ¡el lunes, a caballo todo el mundo, con el lazo a las ancas, a hacer quesos!" Así, admirado, decía ayer un criollo que viene de por allá, y sabe, por esta y otras raíces, que no todo es en Cuba papel sellado y mármol de escalera, hecho a que escriban en él y a que pisen en él; ¡sino tronco de árbol, y mozos que pueden partir un rifle contra la rodilla!" (José Martí, publicado en Patria, el 28 de enero de 1893)

Ballet for a Girl in Buchannon (en Memoria de Terry Kath. Enero 31, 1946 – Enero 23, 1978)



The Summit, Houston, 10-13-77


"Make Me Smile" (lead vocals by Terry Kath)
"So Much to Say, So Much to Give" (lead vocals by Robert Lamm)
"Anxiety's Moment" (instrumental)
"West Virginia Fantasies" (instrumental)
"Colour My World" (vocals by Terry Kath)
"To Be Free" (instrumental)
"Now More Than Ever" (lead vocals by Terry Kath)

Thursday, January 30, 2020

(Camagüey) Joel Jover celebra sus 50 años de vida artística

 




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Ver Joel Jover, un pintor “raro”, entrevista por Yanetsy León González, en el Adelante

Calles y callejones de Camagüey: Callejón del Calvo o del Infierno, José Álvarez Varona (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 




El callejón del Calvo es un corto eje que se evade del área compacta de la ciudad en busca del río Hatibonico en las inmediaciones del antiguo convento-hospital de San Juan de Dios. Comprende una cuadra que tiene por límites las calles del Matadero y San Rafael. Desde finales del XVII e inicios del XVIII se reconoce popularmente como del Infierno. 

En relación con el topónimo del Calvo, Lasqueti apunta en 1888: “por quedar al lado de la casa de un individuo de aquel apellido”, mas no hay que descartar la consideración de que existiera en él un vecino al que lo distinguiera la ausencia o escasez de cabellera. En cuanto al segundo, utilizado por el escritor Roberto Méndez Martínez como título de su novela: Callejón del Infierno, considera Méndez en su argumento que se debe al hecho de haber sido bautizado con ese nombre una taberna colocada en una de sus penumbrosas accesorias por un comerciante llamado Andrés, en la que se reunían Los Murciélagos, peligrosa banda al servicio del brigadier Ampudia en plena Guerra de Independencia. 

El rebautizo para inscribirlo en las coordenadas republicanas se realiza con posterioridad a 1928, fecha en que el DSMAC lo revela en su informe entre los que no han variado su nombre. Sin embargo, tendrá que esperar al primer lustro de los años 50 para ello, cuando el 8 de junio de 1953 se presenta a la municipalidad una carta del concejal Manuel Hernández Medina, vecino de Maximiliano Ramos no. 116, en la que hacía constar que el nombre de Calvo, a su juicio, carecía de significación “resultando si se quiere hasta irrisible”; allí mismo acota: “En nuestra epopeya redentora figuró como miembro del glorioso Ejército Libertador el Sr. José Álvarez Varona, 2do director de la Banda Municipal de Música, profesor de la Academia de Música auspiciada por la Gran Orden de la Perseverancia, cuya labor gratuita realizara”, perspectiva desde la cual se toma el acuerdo de colocar su nombre al callejón “en póstumo homenaje al veterano y profesor de música desaparecido”. La moción se aprueba en sesión del 9 de septiembre y es firmada por el alcalde municipal el 15 de septiembre.

El callejón es hoy reconocido mayoritariamente por Calvo y está íntegramente incluido en el área PCH.

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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Elegía Camagüeyana (por Nicolás Guillén)


¡Oh Camagüey, oh suave
comarca de pastores y sombreros!
No puedo hablar, pero me gritan
la noche, este misterio;
no puedo hablar, pero me obligan
el perfil de mi padre, su índice de recuerdo;
no puedo hablar, pero me llaman
su detenida voz y el sollozo del viento.

¡Oh Camagüey, oh santo
camposanto, santo, santo! Beso
tu piedra secular, tu frente ennegrecida;
piso con mis zapatos de retorno,
con mis pies de ida y vuelta,
el gran reposo de tu pecho.
Me veo partir como un jinete. Busco
en tu violada niebla matinal
una calle y la sigo
por entre el laberinto de mi infancia,
por entre las iglesias torrenciales,
por entre los machetes campesinos,
por entre plazas, sangres, gritos
de otro tiempo.
Es un sueño.
Oh, mi pueblo.

La voz de una guitarra suspendida
sueña, llora en el aire:

Clavel de la madrugada,
el de celeste arrebol,
ya quema el fuego del sol
tu gran corola pintada.
Mi bandurria desvelada,
espejo en que yo me miro,
desde el humilde retiro
de la ciudad que despierta,
al recordar a mi muerta,
se me rompe en un suspiro.

Andando voy. Encuentro
caballos soñolientos
y vendedores soñolientos
y borrachos de vuelta, soñolientos:
caigo, lloro; tropiezo
con gentes de otro tiempo,
con gentes de allá lejos,
que ruedan, se deslizan
de otro tiempo.
Es un sueño.
Oh, mi pueblo.

Si yo pudiera
confiar a una guitarra compañera
mi pena simple, cantaría:

Aquí estoy ¡oh tierra mía!
en tus calles empedradas,
donde de niño, en bandadas
con otros niños, corría.
¡Puñal de melancolía
este que me va a matar,
pues si alcancé a regresar,
me siento, desde que vine,
como en la sala de un cine,
viendo mi vida pasar!

Repito nombres ya desabrigados,
a la intemperie; nombres como huesos
de antepasados prehistóricos.
(Mi prehistoria: ayer apenas,
hoy mismo todavía y mañana tal vez.)
¿Dónde está Ñico López, farmacéutico
y amigo? ¿Dónde está, por ejemplo,
Esteban Cores, empleado
municipal, redonda cara roja
con su voz suave y ronca?
¿A dónde fue mi abuela pequeñita,
caminadora pequeñita,
Pepilla pequeñita,
con su voz asfixiada y su pañuelo
de cáncer ya en el cuello,
mi abuela pequeñita?
¿Y el policía Caanmañ, con altos ojos verdes
y boca de dos dientes?
¿Y dónde está Zamora, el policía
negro, corpachón de gigante,
sonrisa de hombre bueno?
( ¡Zamora, que allá viene Zamora!
Era el grito de espanto
sobre mis juegos, terror de mis esparcimientos.)
¿Y mi compadre Agustín Pueyo,
que hablaba de Aristóteles
en las tertulias de «Maceo»?
De repente me acuerdo
de Serafín Toledo,
su gran nariz, su carcajada,
sus tijeras de sastre,
lo veo.
De Tomás Vélez tengo
(de Tomás Vélez, mi maestro)
el pizarrón con logaritmos
y un colmenar oscuro de abejas matemáticas
en el Callejón de la Risa.
Apeles Pía me espera,
pintor municipal de viento y polvo,
el Enemigo Bueno,
diablo mayor, que me enseñó
la primera mujer y el primer trago.
¿Y aquel ancho periódico
donde el señor Bielsa desataba
ríos editoriales? ¿Dónde está el coche,
con su tin-tán, tin-tán,
con su tin-tán el coche
de don Miguel Ramírez, médico
quebradizo y panal que tuvo fuerzas
para arrancarme de raíz? Encuentro
en un recodo del recuerdo,
frente a un muro de plomos alfabetos,
a Próspero Carreras, el tipógrafo
casi mongol, breve chispazo eléctrico
allá en la suave imprenta provinciana
de mi niñez. Ahí pasa
Cándido Salazar, que repartía
de barrio en barrio y sueño liberal,
repartía
con su perfil de emperador romano,
repartía
bajo un cielo de estrellas y murciélagos,
en la noche reciente repartía
rosas de tinta y sangre
cortadas por mi padre para el pueblo.
Calle del Hospital, recorro
tu antigua piel de barro mordida por el viento.

No olvidé, no he olvidado,
calle de San Ignacio,
el gran balcón aéreo
de la terrestre casa donde soñó don Sixto,
que fue abogado y mi padrino.
Búscame, calle de San Miguel, de nuevo
aquel pupitre público
lleno de cicatrices cortaplumas
y el aula pajarera, fino trueno
colmenar y la ancha voz metálica
de Luis Manuel de Varona.

Vengo de andar y aquí me quedo,
con mi pueblo.
Vengo con mis recuerdos,
vengo con mis heridas y mis versos.

Mi madre está en la ventana
de mi casa cuando llego;
ella, que fue llanto y ruego,
cuando partí una mañana.
De su cabellera cana
toma ejemplo el algodón,
y de sus ojos, que son
ojos de suave paloma,
latiendo de nuevo, toma
nueva luz mi corazón.

Vengo de andar y aquí me hundo, en esta espuma.
Vengo de andar y aquí me tiendo, en esta hierba.
Aquí vengo a jugar, en esta plaza.
Aquí vengo a cantar, bajo estas nubes,
junto a verdes guitarras temblorosas,
de muslos entreabiertos.
Gente de urgencia diaria,
voces, gargantas, uñas
de la calle, límpidas almas cotidianas,
héroes no, fondo de historia,
sabed que os hablo y sueño,
sabed que os busco en medio de la noche,
en medio de la noche,
sabed que os busco en medio de la noche,
la noche, este silencio,
en medio de la noche y la esperanza.

Wednesday, January 29, 2020

A Martí (un poema de Bonifacio Byrne)



Con sarcástica ironía
le llamaban soñador,
porque en el alma tenía
sembrada la poesía
a manera de una flor.

¡Era un soñador! ¿Por qué?
Porque tuvo mucha fe,
y a su pueblo infortunado
logró ponerlo de pie
cuando estaba arrodillado!
Soñador, porque en la cima
tuvo fija la mirada,
y porque en extraño clima,
ya la prosa, ya la rima,
esgrimió como una espada!

Soñador, porque su mano
fue quien sembró la semilla
que es hoy un árbol lozano:
porque vislumbró la orilla
en mitad del océano.

¡Muchas fueron sus quimeras!
Soñaba con las palmeras,
en donde quiera que estaba,
y al verlas imaginaba
que eran novias hechiceras.

Para dejar en la vida
un surco extenso y profundo
y una memoria querida,
hay que atravesar el mundo
llevando abierta una herida...

Desde que estoy desterrado
oigo como se le nombra
con un respeto sagrado,
y a veces miro su sombra
deslizarse por mi lado.

Por eso se le venera;
porque tuvo un ideal,
y desde tierra extranjera
fue a morir por su bandera
allá en el suelo natal.
De esos pobres soñadores
el mundo se encuentra lleno
como el sol de resplandores,
y el valle, fértil y ameno,
de pájaros y de flores.

Pobre de la tierra aquella
en donde algún ser no mire
allá en el cielo una estrella;
en donde nadie suspire
al ir detrás de una huella...

Pobre de aquella nación
donde la cabeza priva
a costa del corazón.
¡Dios no quiere que se viva
sin tener una ilusión!

No sé si estaré en lo cierto;
mas si de gloria cubierto
él no dobla la cabeza,
¡Quién sabe si hubiera muerto
de dolor y de tristeza!

1898

"Eco del Tinajón". Un poema del Camagüey de ayer (por Carlos A. Peón-Casas)




El texto es de la autoría de un ya casi olvidado poeta, puerto principeño por adopción: Oscar Silva Muñoz del Canto(1), y se recoge en el libro: Arpas y Clarines(2), igualmente inencontrable en los predios del Camagüey de hoy.

El poema que nos ocupa tiene al panzudo recipiente de barro como eficaz vocero de sus glorias pasadas, el mismo que, sin dejar de distinguir nuestra camagüeyaneidad, no prolifera ya ni tanto ni mucho en los rincones del imaginario local, y sean acaso más fáciles de localizar en otras regiones geográficas tan diversas donde los camagüeyanos hayan puesto su casa.

La voz del tinajón resuena en estos versos con una sonoridad que parece llegarnos de lo más profundo de nuestras ancestrales latitudes puerto principeñas.

Dice entonces principiando su discurso:
Barro del barro de mi vientre rojo,
boca insaciable,
panza de sanchonescas ambiciones
que en el rodar de siglos te burlas a tu antojo
de mi puro linaje, y mis blasones
desprecias hoy: escucha y no te asombre
que una antigua vasija deleznable
le hable a un hombre;
¡le hable!
¡Hoy hablan…disparates o razones,
hasta los tinajones!
Con iguales razonamientos, el tinajón que fue, echa mano a su andadura siempre humilde desde los principios fundacionales de aquella villa nuestra avecinada entre los ríos entonces prístinos de esta comarca, hace notoria aquella lejana historia de sus orígenes:
Antaño, cuando el mundo era menso profundo,
Cuando aún había esperanzas,
Luz en el cielo y el suelo trinos, `
Paz en la tierra y en las almas gloria
Cuando el buen Dios andaba por el mundo
Yo era inferior a ti;
Que aunque del mismo barro, nuestro sinos
Diversos debían ser:
El tuyo, junto al sol, semi-divino;
El mío más abajo, entre la escoria.
Y sigue el texto en el mismo tono recordando sus humildes, pero necesariamente muy precisos servicios a la vida entonces apaciblemente risueña de aquellos tiempos idos:
Pero, yo te serví:
Fiel a mi origen, recibía caudales cristalinos
Que guardaba en mi vientre soberano
Para saciar tu sed;
Yo recogí con burbujante empeño
El agua de los cielos
Que por ser de los alto, era más pura
Y te costaba menos.
Yo fui tu orgullo índico,
Tu escudo solariego,
El sello de tu cuna, tu recio pergamino,
El timbre inconfundible de tu ilustre abolengo…
Para en apretadas líneas finales a su razonamiento, espetarle a su antiguo amo, como recordatorio muy válido, como sus servicios le fueron inestimables incluso para salvar su propio pellejo:
¡Y alguna vez vacío,
Te di en el rojo cóncavo
De mi vientre, refugio donde ocultarte mísero,
De algún lance amoroso,
o de un peligro político…!
Las rememoraciones del tinajón, y sus reclamos más sinceros, toman entonces otro camino, y va enumerando lo que el progreso trae aparejado en los cambios inevitables para aquella entonces bucólica comarca que ve llegar el inevitable perfeccionamiento de su vetusta condición; sin que acaso, tal aggiornamiento, no signifique, precisamente, alcanzar nuevas y mejores cotas, de la mal entendida modernidad:
¡Hoy…todo ha cambiado!
Tienes un acueducto que te brinda el progreso
Con agua impura, fétida,
Costosa e ineficiente;
Y por ella desdeñas el líquido preciado
De mi criolla fuente.
Y su reclamo, en lo que sigue es entonces un grito desesperado por no ser arrancado ex profeso, de ese lar paternal, de ese remanso de tradiciones que se esfuma y se esparce con indolente ingratitud:
Hoy me vendes, sin pena y sin escrúpulo
A cualquier extranjero
Que me arranca del patio principeño,
de la casona antigua en que te vi nacer,
para llevarme, frío, indiferente,
a su tierra glacial; y todo por negocio:
por un pálido puñado de dinero…
Sus palabras, vuelven otra vez a resonar desde sus rojas entrañas, y esta vez recuerda para bien a su desdeñoso y olvidadizo usufructuario, su valía intrínseca, de cara a toda memoria siempre válida:
Yo sigo siendo el mismo ante la historia;
El ánfora de barro multiforme
¡De factura criolla…! muy criolla!
Sin claudicar jamás
¡Tú has cambiado; yo no. Sigo en la cumbre
De mi cubanidad, con puro aliento…
Y con toda la dignidad de siglos, el tinajón no tiene a menos echarle en cara a su amo, las dobleces que lo atenazan:
¡Que gran distancia, hombre nos separa!
Mi vientre se saciaba; el tuyo, nunca
Mi cuerpo no se dobla, que se rompe primero:
El tuyo sí, se humilla, se doblega,
Se vende, se encenaga;
Yo soy cubano, indio, y soy rebelde
Símbolo de un pretérito de gloria…
Tú no sabes que eres, no lo sabes
Y en el solar de tus mayores duerme
El criollo cadáver de una historia
El cierre de esta insólita peroración pone en la voz singular del solariego tinajón, un reclamo que todavía hoy resuena pertinente, desde la distancia en que fuera concebido este poema en el Camagüey, de allá por 1937:
Sigue, sigue vendiéndome al extraño,
¡Que yo guardaré siempre tu prestigio!
Siempre te seré fiel, y a donde vaya,
Seguiré siendo lustre de tu escudo,
Tu noble pergamino
Guardián de tu linaje,
Recuerdo de tu nombre;
Y si la negra vida, el amargo destino
Quiere hacerte un ultraje,
Ampárate en mi mismo: ¡toma mi barro, hombre!



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  1. Hijo de Don Fermín Silva y Castellanos y Doña Blanca Muñoz del Canto. Su padre era actor de la compañía de los Robreño. Vio la luz en Caracas, y ya un adolescente sus padres se avecinaron en el central Lugareño (1890). El joven poeta, operario de una sastrería de la Calle Maceo, se lanza a la manigua en 1896 con la tropa del general Lope Recio, y alcanza el grado de capitán. Camagüey lo recuerda como periodista, animador cultural y poeta singular y como Historiador de la Ciudad, cargo que igualmente ejerció. Falleció en la ciudad agramontina el 18 de enero de1950.
  2. Arpas y Clarines. Oscar Silva Muñoz del Canto. El Camagüeyano. 1951. Se trata de una recopilación póstuma de escritos diversos: crónicas, poemas y discursos publicado en 1951, edición a cargo del Ayuntamiento de Camagüey.





Tuesday, January 28, 2020

Magnitude 7.7 earthquake jolts Caribbean


(AccuWeather. Jan. 28, 2020). Tuesday's magnitude 7.7 earthquake was the strongest to hit the region since a magnitude 8.1 quake struck near the Dominican Republic on Aug. 4, 1946.

This was also the strongest earthquake anywhere on the globe since a magnitude 8.0 earthquake hit near Peru on May 26, 2019, according to USGS records. (Read full text)

Adulto


Ayer era un viejo de 30, hoy me encantaría ser un joven de 45, mañana que tengo que cuidarme, que ya no tengo 60. (JEM)

"A puertas abiertas", documental sobre el Centro Católico de Orientación Cinematográfica de Camagüey, en la década de 1950 (dirigido por Anay Vázquez)

Fotogramas del documental
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Nota del blog: Agradezco a Anay Vázquez la cortesía de publicar en el blog, el documental "A puertas abiertas", del que es su directora, guionista y productora.

El film es un acercamiento al Centro Católico de Orientación Cinematográfica de Camagüey, en la década de 1950, el Cine Club Católico y el Cine Club Estudiantil. 

Anay entrevista a tres de los protagonistas de esta importante obra cultural camagüeyana, Mons. José Sarduy (1933-2017), Carlota Vidaud y Acelo D' Alessandro. 

Además, en el documental Mons. Sarduy explica su incursión como crítico de cine en la TV agramontina de la época, considerado como el pionero de esta labor cultural en la televisión de Cuba.


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Fotogramas del documental
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Ficha técnica

Año: 2011/ Tiempo: 15:23'/ Productora: ISA Camagüey, Producciones Pan y Vino/ 

Producción: Anay Vázquez Alfaro/ Dirección: Anay Vázquez Alfaro/ Guión: Anay Vázquez Alfaro/ 

Fotografía: Gustavo Pérez/ Sonido directo: Rudyard Ramos, Gustavo Pérez/ Edición: Laura María González Fernández, Igmar González de la Cruz, Alberto Santos Casas, Yerly Trujillo León/ 

Entrevistados: Acelo D'Alessandro Méndez, Monseñor José Sarduy Marrero, Carlota Vidaud Rodiles.

Sinopsis

Aproximación a la impronta del Centro Católico de Orientación Cinematográfica en el Camagüey de los años cincuenta del siglo pasado, y la labor del Cine Club.

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Fotos/Gustavo Pérez
Se publican, en el blog, por cortesía 
de Anay Vázquez



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Ver en el blog
En memoria de Pepe Sarduy (por Joaquín Estrada-Motalván)
Carlota Vidaud: "yo no veo los defectos, porque Dios perdona los defectos”
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