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Tuesday, September 17, 2024

El viejo parque de Cascorro, su leyenda. (por Mariem y Marum Gómez Chacour)


Es el parque viejo lo primero que vemos de nuestro pueblo si llegamos en trayectoria hacia Oriente.

Quimérico sería el pensamiento... ni un mínimo acercamiento a “Los Jardines de Versalles” ni de “Los Jardines del Retiro de Madrid” mucho menos del “Bosque de Fontainebleau”, ni como el parque “Casino Campestre” de Camagüey, ni siquiera como cualquier otro parque de ciudad...

Pero es el nuestro, el de siempre, el del obligado paseo de noche, sobre todo los sábados y domingos, cuando allá por los años cincuenta del siglo XX los muchachos lo recorrían en una dirección y las muchachas lo hacíamos en otra... y era inevitable el encuentro. Entonces, tal vez, nos sentábamos a conversar con las estrellas... porque todos tenemos nuestra historia con un parque.

Y esta es la historia del nuestro(1).


En diciembre de 1928, conociendo ya, que la Carretera Central llegaría al pueblo, setenta y un vecinos firmaron una petición que elevaron al ingeniero Francisco J. Sola pidiendo la construcción de un Parque de paseo. Encontramos este detalle en la respuesta de Sr. Alcalde de Cascorro, Carlos Sánchez Espinosa, el 29 de diciembre de 1928 que, entre sus párrafos, dice: “Distinguido Señor: - Es en mi poder su atento escrito de fecha 26 del corriente mes, donde me informa que le haga saber a los vecinos que firmaron un escrito solicitando la construcción de las aceras y arreglo de las calles Somonte y Agramonte, así como el Parque... que la solicitud fue elevada para consecuente análisis...”

Las demás comunicaciones son del año siguiente 1929, y por las mismas se aprecia que ya el equipo de construcción está en el pueblo realizando los trabajos correspondientes. Es fácil imaginar la conmoción de alegría y entusiasmo que la construcción de la Carretera Central provocó en la vida del pequeño grupo poblacional donde el trabajo u ocupación diaria giraba alrededor de lo agropecuario.

Sin embargo, hay referencias e inclusos testimonios fotográficos que, por aquellos lejanos años, los jóvenes que luego conoceríamos como hombres de cierta edad muy respetables, hicieron sonreír la vida con variados entretenimientos. Conformaron equipos de pelotas cuyos nombres eran los de colores: verde, azul... y organizaron juegos en un muy buen terreno(2) que, a partir de los años 20, el alcalde que siguió a Sánchez, el Sr. Miguel Pedroso Vega, cercó de un muro de cemento con escalinatas en sus cuatro esquinas, alrededor del cual se sembraron los Almendros(3). En este espacio, entre el campo y la calle, se construían especies de graderías rústicas. Desde aquellos puestos, las damas con sus largos vestidos y los caballeros con trajes observaban los juegos. Siempre, hasta los años sesenta del siglo XX se le denominaba “Parque de pelota”.

También, en años posteriores, existió un movimiento muy fuerte sobre el juego ciencia de Ajedrez, además de bailes y reuniones en el edificio de la Sociedad y del grupo de teatro creado por muchas personas prominentes desempeñándose como actores, que daban funciones en el cine teatro Campoamor. Qué decir de la celebración de los San Juanes(4) en el propio junio al unísono con toda la provincia. Realmente es admirable, y mucho más si comparamos épocas, lo emprendedor y alegre de aquel pueblo rural, en aquella época cuando sólo existía la radio desde 1922 y donde las distancias se salvaban en coches de caballos la mayoría de las veces.
Cascorro, mayo 16 de 1929

Sr. Francisco J. de Sola
Ingeniero Jefe de la Quinta División de la Carretera Central, Camagüey.

Señor: - Teniendo en consideración su escrito de fecha 9 del mes actual, en contestación del mío de fecha 3 del mismo mes, tengo el honor de informar a Ud. que me entrevisté con el Sr. Ingeniero Ramón Salazar(5), y nos pusimos de acuerdo por donde debe ser el cruce de las carretas, por ser el lugar que a mi juicio sea mejor, como así mismo lo ha visto el Sr. Salazar, por ser el lugar de más tráfico de carretas y del ganado, que está la calle del Bloqueo que se une con la de Vicente Somonte.

Adjunto tengo el gusto de enviarle un croquis donde le describo el lugar y en él verá un triángulo que nos queda entre la Carretera Central, la calle de V. Somonte y el pedazo de la calle de Cisneros, que se llamará esta Calle, Carretera Central.

Y viendo el lugar tan pintoresco que forma el triángulo en la entrada de este poblado, lo he consultado con todos los vecinos de este Poblado y todos mirarían con gusto que se hiciera un Parquecito en ese triángulo; pero necesitaríamos que usted, nos ayudara para darle realce a este Poblado con el mencionado parquecito; y es en lo siguiente que, las aceras las siguieran por donde van marcados los puntos en el croquis, y nos quedaría cerrando el Triángulo para el Parquecito.

De Ud. Atentamente Carlos Sánchez, Alcalde de Barrio.

 

Camagüey junio 5 de 1929

Sr. Carlos Sánchez-
Alcalde de Barrio
Cascorro.

Muy Sr. mío:

Correspondiendo a su atento escrito de (ilegible) acompañando croquis para la construcción de un pequeño (ilegible) a la entrada del pueblo de Cascorro, formado en la intersección de la Carretera Central con la calle Somonte, ruego me informe quien es el propietario del terreno triangular que será ocupado por el pequeño parque. También ruego me informe si esa Alcaldía a su digno cargo, se hará cargo de la construcción de la parte interior de dicho parque comprendido dentro del triángulo de aceras, y su manutención.

De Ud. Atentamente (la rúbrica del ingeniero con tinta)

Francisco J. de Sola
Ingeniero Jefe de la V División de la Carretera Central

 

Cascorro, junio 16 de 1929

Sr. Francisco J. Sola
Ingeniero jefe de la Quinta División de la Carretera Central
Camagüey.


Respetable Señor: -

Contestando a su atento escrito, señalando Exp.168 ASUNTO –Crucero, de fecha 5 del mes actual.

Al no haber contestado antes ha sido en espera de lo que el Sr. Alcalde Municipal me contestara relacionado con el parquecito del que he llamado su digna atención; y no habiendo tenido todavía contesta alguna del Sr. Alcalde Municipal, me complazco en contestar a Ud. su atento escrito.

Me pide Ud. le informe quien es el propietario del terreno triangular que será ocupado por el pequeño parque, y puedo informarle que aquí los terrenos que se ocupan para Fabricarlos no son de propiedad solo la casa que hace el que solicita el solar hasta la fecha por que los terrenos fueron accedidos por los propietarios antiguo para que se poblaran el que quisiera fabricar; el terreno triangular lo tiene el Sr. Aurelio Pedroso Vega(6), y tiene allí un ranchito viejo inservible, y yo antes de dirigirme a Ud. solicitando su ayuda con la acera, hable con el Sr. Pedroso para que accediera el mencionado terreno para que luego no anduviera con reclamaciones y él lo accedió y me dijo que si se podía hacer el parque.

Cuanto lo que me pregunta si esta Alcaldía se hacía cargo de la construcción de la parte interior de dicho parque comprendido dentro del triángulo de aceras y su manutención, he allí por lo que se esperaba la contesta del Sr. Alcalde Municipal, porque esta Alcaldía, al momento no podría hacer esos trabajos, lo que se podría hacer por ahora limpiarlo y emparejarlo con relleno y se le irían sembrando plantas de jardín mientras se pudiera hacer el parquecito, si el Sr. Alcalde Municipal lo tiene a bien.

De Ud. muy atentamente Carlos Sánchez
Alcalde de Barrio.
Con el paso de los años crecieron los laureles, que luego a causa de temporales, etc. fueron sustituidos... instituciones como La Logia de “Caballero de la Luz”, establecimientos de comercio y otros, lo rodearon de bancos y flores. Un busto de Martí lo honró y en su ángulo occidental se erigió un conjunto escultórico dedicado al Dr. Ramón Pereda y a su hijo, fallecidos en accidente automovilístico en Camagüey, hecho que conmovió al pueblo, porque fue un luchador contra la corrupción de la época. En aquel entonces, el conjunto protegido por una cadena (que desapareció en décadas posteriores a 1959) fue rodeado de plantas ornamentales y era la propia puerta de entrada al pueblo.

En el centro de su conglomerado material, también en la Carretera, Cascorro cuenta con otro pequeño parque que, a partir de los años ochenta se dedicó al Teniente coronel Miguel Maceo, herido mortalmente en el asalto del 18 de abril de 1874 cuando el General Gómez ordenara sobre el pueblo. El joven Maceo temerariamente se acercó al fuerte El Principal y una bala de los francotiradores cegó su valiosa vida. No murió en el pueblo, fue llevado a la serranía de Najasa, a un lugar conocido como “Plátano Morado”, en Sitio Arriba y allí falleció a pesar de los cuidados de Teófilo Borrero.

La leyenda

Un día, nos encontrábamos un grupo de vecinos, sentados precisamente en el parque en una retreta de la Banda Municipal de Guáimaro y el profesor Alfonso Neira, defensor del patrimonio socio-cultural del pueblo, narró la leyenda sobre el nombre del lugar.

Muchos cascorreños, se cuentaan más de doscientos, marcharon al combate en la guerra necesaria de Martí(7). A través de los años quedaron algunos nombres de aquellos héroes en las calles que a diario transitamos, ellos sobresalieron como paradigmas de honor y valor... otros no regresaron nunca y ... quedaron como leyenda de amor.


Los mambises enterraban los cuerpos de los compañeros caídos para evitar las aves de rapiñas y los perros jíbaros, esos nombres trascendieron como bajas de combates en diarios personales, partes oficiales y escalafones. Sin embargo, otros quedaron prisioneros o desaparecidos en aquellos parajes incomunicados y desolados de violencias ... “lo apresaron y se lo llevaron muy lejos... allá donde no hay rastros de vida y regreso” ... Las ejecuciones de ambos bandos, luego de un juicio sumario, eran la mayoría de las veces en el mismo lugar del combate, finalizado éste, exceptuado cuando los soldados españoles llevaban algún jefe u otros a los poblados o ciudades como escarmiento público. Como cuando llevaron a Puerto Príncipe a los implicados en el alzamiento de Joaquín de Agüero en 1851 y los fusilaron en la Sabana de Méndez. También, en el propio Cascorro, cuando fusilaron a Manuel Torres en el cementerio viejo(8) en abril de 1868.

Cuando se terminó de construir el parque una anciana octogenaria, que vivía sola, pasaba horas, días y hasta noches sentada en un banco, mirando hacia la Carretera, porque decía que ya su esposo, perdido en la guerra, tenía un camino seguro para regresar al pueblo...

No escuché nombres en la versión, pero la quimera hace más amable la niebla de la sabana... Así muchos repitieron el nombre “Parque de sola” como adjetivo por la anciana, cuando en realidad comenzó a denominarse así por el recuerdo agradecido hacia el ingeniero Francisco J. de Sola. Escuché pronunciar ese apellido como Solá, con acento ortográfico en la a final, como palabra oxítona o aguda, no obstante, en los documentos revisados ese apellido no tiene acento incluyendo la propia firma del ingeniero.

¿Importan los nombres? Corresponden más los sentimientos de los que tejieron la leyenda, palabras monumentos para evocar la tristeza y la grandeza de los que no volvieron a los suyos y en el silencio de las formas grandes ofrendaron lo único que poseían, su vida.

Silencio de sentimientos que no tienen palabras, como ese, cuando retornamos hacia donde sale el sol cada mañana y, antes de la curva definitiva del camino, vemos desde lejos nuestro parque, el viejo parque, entonces a pesar de lejanías ... ¡llegamos a casa!


Porque... “Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida...”(9)





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1. Tratamos de transcribir lo más fielmente posible las comunicaciones intercambiadas por el Alcalde de Cascorro y el Ingeniero Jefe de la Quinta División de la Carretera Central. Esas comunicaciones todas están hechas en máquina de escribir mecánica.

2. Entre la Carretera Central y la calle Agramonte. Rectangular con las medidas actuales de un campo de futbol. Hubo malestar en muchas personas del pueblo cuando el terreno se utilizó arbitrariamente para construir edificios de viviendas que pudieron ubicarse en otro terreno. Lo propio con el edificio de la Sociedad La Alianza que debido a un mal cálculo en la arquitectura de reconstrucción quedó inutilizada por excesiva resonancia en la acústica.

3. Se eligieron eso árboles porque no son pródigos en cambiar sus hojas, así daban sombras y se cuidaba el ornato público.

4. Fiestas de carnaval

5. Ingeniero jefe de obra

6. Veterano mambí con los grados de Comandante.

7. Ibídem. Están todos los nombres que añadimos como apéndice.

8. Donde hoy se encuentra el templo católico en la Carretera Central.

9. Versos de Armando Tejada

Monday, September 16, 2024

De los trillos a la carretera. Carlos Sánchez Espinosa, un alcalde de Cascorro. (por Mariem y Marum Gómez Chacour)

En el tramo de Carretera de Cascorro, el puente sobre el otrora río Cascorro.
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Agradecimiento

Gracias, muchas gracias a Saadia y a Roldán Sánchez Serra por el privilegio concedido... dádiva de amistad es poder tener, ordenar en el tiempo y transcribir los documentos del abuelo paterno: Carlos Sánchez Espinosa, quien fuera veterano mambí y alcalde de Cascorro a finales de los años veinte del siglo pasado. Sobre él recayó abrir los “espacios métricos” de la Carretera Central por nuestra sabana y … ¡qué bien lo hizo!

Gracias, por esos papeles amarillos de tiempo y bendiciones... Es revalidar la tradición de vecindad, de cariño... ¡qué bien por aquellos abuelos que fundaron sin adelantos de época! Es asombroso analizar lo rápido de las comunicaciones... sin concurrir las grandes velocidades, sin electrificación total... ni teléfonos por aquellas zonas rurales... Pero de ningún modo la soledad o indiferencia acomodaron la miseria en la vida.

Gratifica la comprensión sin reserva de aquellos cubanos que se unieron para construir, como la del ingeniero Francisco J. Sola que, sin nacer o vivir en el pueblo, tuvo la suficiente generosidad y preocupación de escuchar, ayudar y conceder... Se ganaron bien, no sólo las retribuciones económicas, sino una estela de orgullo patrio para el homenaje en todo tiempo.

Los “Hombres de la Carretera” pavimentaron caminos, levantaron puentes, conformaron rutas con los denominados Cruceros... Venciendo inconvenientes tremendos, tan sólo en cuatro años unieron la geografía Insular hasta el día de hoy. Juan de las Cuevas en su obra “Quinientos años de construcción en Cuba”, califica a la “Carretera Central” como la obra más importante del siglo XX(1).

Gracias Saadia y Roldán por la confianza y el cariño... y en sus personas a toda esa gran familia, que en unión de otras tantas prodigaron el tiempo bueno compartido. Que estos párrafos sirvan de homenaje a todos los que nos precedieron en el gentilicio del pueblo que nos acunó y a los “Hombres de la Carretera”, que construyeron futuro.

Preludio

El vocablo camino puede asumir varias acepciones, desde la más simple de la Real Academia, hasta la más compleja de un análisis técnico matemático: “Tierra hoyada por donde se transita habitualmente” “Vía que se construye para transitar” “Espacio topológico”...

Muy curiosa la descripción de trillos y caminos vecinales encontrada en un informe militar de tiempos de la colonia, del año 1881(2).

El folio No. 57 del manuscrito, tiene el siguiente título: “Vías de Comunicación”.
El terreno de la Isla, por demasiado blando y llano, en su mayor parte ha hecho que las verdaderas vías de comunicación esto es, las carreteras, cuyo trazado sería fácil, pues se reducirían a evitar en lo posible el curso de las aguas, no habiendo alturas, ni pasos difíciles que salvar, existen en tan reducido número, que en la provincia de que nos ocupamos no hay ninguna.

Cuando los primitivos Ayuntamientos fueron mercedando las tierras, los intérvalos que fueron quedando entre las cercas de las fincas constituyeron los caminos para ir de una a otra, y más tarde y hoy ha mismo, los caminos que los llamaron reales para ir de un pueblo a otro, resultando de todo esto que hoy por hoy, en tiempo de seca, todos los caminos son buenos; en cualquier dirección (...) en cambio en tiempo de aguas, los llamados caminos reales, que son, como es natural, los más transitados, se ponen a los pocos días de empezar la estación de las aguas en un estado tal, que hay que recurrir a lo que llaman en el país los “desechos”, esto es apartarse de derecha a izquierda y abrir nuevo camino en terreno que como no está trajinado resiste algunos días más; con las continuas aguas no tarda tampoco en estropearse. De todo ello resulta que los caminos no tienen un trazado pues el que tenían al empezar la estación de las aguas difieren mucho al concluir las mismas, áun en la seca quedan muchos malos pasos (...) Y como por otra parte, la vegetación es tan exuberante en este país, apenas se abandona un trozo de camino, se cubre de maleza o manigua en términos que áun á los ojos de los mismos naturales, les es difícil adivinar su antigua dirección. (sic)
Era el año 1823, cuando unos españoles que llevaban unos tigres hacia Holguín se desviaron de su ruta y tomaron por otra senda más al norte, hallaron un grupo de pobladores no previsto. No habían salido aún de su asombro, cuando al continuar viaje divisaron otro. Cruzaron el río y llegaron a una vecindad de treinta casas de barro, techadas con guano o yaguas. Allí los recibió como autoridad don Juan Nepomuceno Gómez.

Regresaron de Oriente y contaron a las autoridades coloniales la noticia de la existencia de otros asentamientos humanos en la llanura bajo su dominio, que no figuraban en sus obsoletos mapas. Fue entonces que el Camino Real se bifurcó en dos hasta Sibanicú y Cascorro(3). Don Jacobo de la Pezuela enumera al cuartón cascorreño en el padrón realizado en 1827, en el cual se contabilizaron 38 casas, en estado deplorable, y un trapiche(4).

La Carretera Central fue construida entre 1927 y 1931 por el presidente Gerardo Machado y Morales quien también levantó el Capitolio Nacional. Está considerada como una de las siete maravillas de ingeniería civil de Cuba. Lo prueba el hecho de que hoy día, a cien años de construida, es la principal vía de vehículos automotores que atraviesa la Isla. En el Capitolio Nacional, debajo del salón de Los Pasos Perdidos un valioso diamante de 24 quilates marca el punto 0. Desde ese punto se bifurcan hacia el Oriente y hacia Occidente los 1, 139 kilómetros de la Carretera Central con un ancho de 6 metros(5).

En la segunda licitación o subasta del Congreso, para la Carretera Central, efectuada el 30 de noviembre de 1926, se adjudicó la construcción a la Compañía Cubana de Contratista y a la estadounidense Warren Brothers Company, ambas bajo la dirección general del ingeniero cubano Manuel A. Coroalles(6).

"El diseño de la ruta se propuso conectar los principales centros de población y aprovechar al máximo el trazado de las calzadas y caminos existentes, decisión que ahorró tiempo, dinero y evitó expropiar terrenos"(7). "Así, en la medida de lo posible, la Carretera Central siguió el antiguo trazado de los Caminos Reales... No obstante, un total de 680 km cruzaron zonas por donde no existían más que caminos vecinales"(8).

Con palabras propias

Uno de los papeles amarillos que nos fueron confiados, es un documento con membrete oficial de La Secretaría de Obras Públicas de la República de Cuba, dirigida al Alcalde de Barrio de Cascorro, Carlos Sánchez Espinosa, con fecha 24 de octubre de 1928, que dice:
Señor: Sírvase enviar a esta Jefatura, a la mayor brevedad posible, un plano de su pueblo, el que me ha sido pedido con urgencia por el Sr. Secretario para los efectos de la trayectoria de la Carretera Central. En espera de que Ud. se tomará por este asunto el mayor interés queda,

De Ud. atentamente, Francisco J. de Sola
Jefe de la Quinta División de la Carretera Central(9).
La respuesta del Señor Alcalde no se hizo esperar y con fecha 27 de octubre de 1928, le envía una comunicación al ingeniero Francisco J. de Sola, Jefe de la Quinta División de la Carretera Central, la que dice textualmente:
Señor: Consecuente con su comunicación de fecha 24 del mes actual, donde me pide Ud. le envíe con toda urgencia un plano del poblado de Cascorro por solicitárselo así el Sr. Secretario para los efectos de la trayectoria de la Carretera Central por dicho pueblo, tengo el gusto de adjunto remitirle a Ud. un croquis aproximándose al plano del poblado de Cascorro hasta donde son sus terrenos; fue hecho en el papel que va por no tener de momento otro papel. Quedando de Ud. muy atte.

Carlos Sánchez Espinosa
Alcalde de Barrio
Bosquejo de la vida del Alcalde

El Sr. Carlos Sánchez Espinosa no nació en Cascorro. Cuando Cuba se despertaba del letargo de la azarosa guerra de Independencia contra España, a finales de enero del año 1899, llegó a Cascorro un destacamento de la Guardia Rural, el primero, bajo el mando del sargento Carlos Bueno Zaldívar designado como jefe de puesto, su segundo era el cabo Severo Sarduy Machado y los soldados Oscar Pereda Pulgares, Elpidio González, los hermanos Carlos y Miguel Cruz Reyes, Julio C. Constantino Rey... y el cabo Carlos Sánchez Espinosa(10). Todos eran veteranos mambises con los grados ganados en la Guerra de Independencia.

La primera noche durmieron en una especie de construcción aún sin paredes. Posteriormente establecieron el cuartel de la guardia rural en la calle que hoy se nombra Maceo, esquina Vicente Somonte, que luego sería la casa de Nicolás Pedroso. Al poblado lo custodiaban por aquel entonces dos policías: don Felipe Ruiz Risco y don San Segundo Expósito, también veteranos de la guerra contra España(11).

El 20 de diciembre de 1912, se hizo efectiva la compra venta de una casa en la calle nombrada en aquel tiempo Castillo, por la cantidad de doscientos pesos oro español, no tenía número.

El comprador fue Carlos Sánchez y allí se estableció con su familia. La esposa de Carlos, fue María de la Piedad Agripina Torres y Gopar. Con mucho cariño todos la nombraban Piedad... honraba el nombre porque añadía a su manera de ser suave, calmada, amable, una singular nobleza, contrapunto del esposo, al que la guerra, de la cual no gustaba hablar por la violencia presenciada, le hizo adusto y autoritario de carácter, tanto que se hacía tratar por todos sus familiares de “señor”.

Era el tiempo de las familias patriarcales... Apellidos que se asentaron y crecieron en buena vecindad donde el respeto era el pilar de la seguridad y de la confianza en el apacible convivir de la rústica sabana camagüeyana.

Por allá... por las décadas de los años 40 y 50 del siglo XX del pueblo ... ¿Quién no conoció la barbería de Fidel y Adriano? ¿Quién no escuchó la música del traga-níquel del bar de Marcelino? ¿Quién no comió cremitas de leche de la casa de Erastos? Ellos fueron cuatro de los hijos de don Carlos Sánchez, junto a Clodomiro, Enriqueta, Carlos, Enrique, María Leonida, Pablo y Nérida.

Don Carlos Sánchez, quizá fue el primer dentista del pueblo. Se armó de un instrumento y en su familia era el que remediaba los dolores con la extracción de la pieza dañada. Dos de las nietas de aquel mambí con aristas de estomatólogo, optaron por esa profesión(12).

De su carácter honrado da fe un inventario de alcaldía realizado cuando renunció al cargo el 5 de noviembre de 1929. Muy cuidadoso, dejó copia de todo documento que firmó, gracias a ello conocemos detalles de la historia del pueblo que hubieran quedado perdidos en la niebla de la sabana.

Carlos murió resultado de un accidente en Holguín el 24 de abril de 1939.


El nombre de la calle

Cascorro, mayo 3 de 1929

Sr. Francisco J. de Sola

Ingeniero Jefe de la V División de la Carretera Central Camagüey.

Señor: -

Habiéndose echado el concreto desde el Poblado de Martí hasta el Poblado de Cascorro, sin haber dejado cruce en la Carretera para las calles que salen a la Carretera con dirección a Marti, tengo el honor de informarle a Ud. que en la actualidad, si hay que llevar un cadáver al cementerio de este Poblado de Cascorro(13), no tenemos por donde pasar por la Carretera, porque las cunetas nos impiden el paso: El concreto ha parado en la esquina de la calle Oscar Primelles, en este Poblado, y según me he informado esa Calle es para el cruce de las Carretas, pues no tenemos tampoco por done las Carretas puedan cruzar por el Poblado de un lugar a otro.

Yo le ruego no nos eche en olvido con respecto a las calles que por necesidad tenemos que cruzar por la Carretera para ir a Martí,

De Ud. Atentamente Carlos Sánchez
Alcalde de Barrio.
Comunicación timbrada con membrete de Secretaría de Obras Públicas de la República de Cuba. Caminos y Puentes.

Exp. 168

ASUNTO: -Cruceros


Camagüey, mayo 9 de 1929

Sr. Carlos Sánchez
Alcalde de Barrio
Cascorro.

Muy Sr. mío:

Correspondiendo a su atento escrito de mayo 3, en atención a las razones que alude me es grato informarle que en el día de ayer he ordenado la construcción de un crucero por la Carretera Central del camino que va al Cementerio, a fin de facilitar el tráfico al mismo y a cuyo efecto se hará en breve el replanteo de este trabajo.

En cuanto al cruce de carretas por la trayectoria de la Carretera Central en ese poblado, se ha dejado tentativamente por la calle Oscar Primelles considerando que este sea lugar apropiado; de no resultar así le ruego tenga la bondad de ponerse de acuerdo con nuestro Ingeniero encargado Sr. Ramón Salazar, e indicarle el lugar donde a su juicio deba ser construido.

De Ud. atentamente.
La rúbrica en tinta del ingeniero Francisco J. Sola con el cuño oficial.

Es por todo eso, que la calle que entra hasta las puertas del Cementerio de Cascorro lleva el nombre de Carlos Sánchez Espinosa.

Pero no sólo eso, siempre se ha reconocido que, el replanteo del ingeniero Sola favoreció a pavimentar(14) de nuevo el tramo de Carretera desde Cascorro hasta Martí y nunca han existido grandes baches que impidieran el tráfico normal o implicaran grandes trabajos de reconstrucción.



Continuará con la historia del Parque de Paseo. 


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1. Artículo del periodista Ciro Bianchi.

2. “Bosquejo geográfico militar de la Provincia de Puerto Príncipe” de 1881, realizado por el Comandante del Cuerpo del Estado Mayor en la Isla de Cuba, don Leopoldo Barrio y Carrión. Editado en Barcelona, España, también pertenece a la colección “Cuba” de la Universidad de Harvard (USA).

3. Mariem Gómez Chacour “Un soplo de niebla en la llanura”.

4. Ibídem.

5. Trabajo del periodista Ciro Bianchi sobre la Carretera Central.

6. Medios digitales.

7. Y cuando hubo necesidad de hacerlo se realizó un reconocimiento público para los donantes. Carta adjunta.

8. Información de medios digitales.

9. Tiene su rúbrica acuñada oficialmente.

10. Libro inédito de Víctor Somonte Bueno.

11. Datos del libro inédito de Víctor Somonte.

12. La Dra. Sadia Sánchez Serra y Suraima Estrada

13. El poblado de Martí nunca ha tenido cementerio debido a sus terrenos inapropiados para este fin, porque son accidentados y pedregosos por lo que, desde siempre, los entierros se realizan en el cementerio de Cascorro. Por los documentos nos enteramos que el Alcalde de Cascorro, era a su vez el Alcalde de Martí.

14. Ya de por sí los criterios técnicos empleados en la construcción de la Carretera fueron tan bien argumentados y empleados que la vía ha durado un siglo resistiendo todo tipo de cargas.

Wednesday, September 11, 2024

El Bar del Hotel Plaza. Una postal “refrigerada” (por Carlos A Peón-Casas)



Hemingway, no lo conoció, porque visitó la ciudad de Camagüey en la década del 40, justo diez años antes más o menos, antes que el Sr. Grossman, el dueño del conocido hotel homónimo tuviera la feliz idea de abrir el primer bar “refrigerado” de la ciudad de los tinajones, entiéndase con aire acondicionado incluido, un ambiente que quizás el gran narrador de pesos pesados de El Viejo y el Mar, hubiera preferido en la cálida ciudad que conoció una década antes, y quizás hubiera re- escrito con todo gusto un antiguo cuento suyo, de tema español, con el sonoro título de Un lugar limpio y bien iluminado (refrigerado)… qui lo sa ?

Lo cierto es que esta ya añeja foto recrea el ambiente del confortable Bar Plaza, más o menos ubicado en la misma locación que el actual que corre desde la entrada izquierda del hotel hasta la Plaza de Van Horne. 

En aquel tiempo se trataba de un lugar de muchas campanillas, y estaba seguramente muy bien dotado a qué dudarlo. Los usuarios consuetudinario del sitio lo visitaban paladear alguna cerveza Cristal, Polar, o Hatuey, las más populares de antaño, o echarse al coleto un buen brandy Fundador, o un buen Ron Castillo.

Hoy todo aquello es pura memoria. Pero dice el dicho que recordar es volver a vivir. Para quienes fueron sus habitué, esta página puede tener el sabor siempre anheloso de las cosas lastimosamente ya idas, pero siempre perdurables en la memoria de las mejores emociones. Mientras tanto, alzaré mi copa con lo que pueda llenarla, y brindaré por Papa, que no tuvo la suerte de haber conocido aquel bar donde seguramente se hubiera sentido, como en tantos otros a lo largo de su vida, enteramente a su aire.

Saturday, September 7, 2024

El P. Castor y el P. Alberto Reyes celebrarán misas en South Florida.

 

P. Castor:

- Miércoles, 11 de septiembre, a las 8. 00 p.m. Ermita de la Caridad. Miami.


P. Alberto Reyes:

- Lunes, 9 de septiembre, a las 7.00 pm en St. Boniface, Pembroke Pines.

- Martes, 10 de septiembre, a las 6.00 pm en St. Raymond. Miami. 

- Viernes, 13 de septiembre, a las 8.00 pm en La Ermita de la Caridad. Miami. 

- Domingo, 15 de septiembre, a las 3.00 pm en St. Raymond. Miami. 

Wednesday, September 4, 2024

Seis estrellas de oro y una estampa de la Virgen de la Caridad del Cobre. Regalo de una camagüeyana a Máximo Gómez. (por Carlos A. Peón-Casas)



La anécdota que transcribo hoy la protagonizó una camagüeyana de devoción muy viva a nuestra Patrona la Virgen de la Caridad del Cobre, y una entregada patriota. Se trata de Gabriela de Varona de Miranda, quien hoy no es recordada  como se debiera, entre otras insignes colaboradoras en las guerras de la idependencia.

De familia acomodada, se sabe que con los peculios familiares hizo aportes sustanciosos en medicamentos y vituallas a las fuerzas insurrectas.

Mujer de fé profunda, se cuenta que en su casa hacia arder una ofrenda votiva a la Caridad del Cobre, para que ayudara a las tropas mambisas a ganar la guerra.

La anécdota que hoy esbozamos se marca con ese mismo signo.

Queriendo congratular al General Gómez sacrificó sus ultima alhajas, para con ellas confeccionar seis estrellas de oro, signos de su rango militar.

Para hacerselas llegar idea una muy sugestiva, envolver el preciado regalo en una estampa de la Virgen de la Caridad.

El General Gómez supo apreciar aquel gesto tan sentido y cariñoso de la camagüeyana, que igualmente se traspolaba al sentimiento de las mujeres de toda Cuba.

Gabriela mantenía igualmente en su casa un activo foco de conspiración, y por tales activades fue trasladada primero a la Cárcel local, y de allí a la Casa de Recogidas de La Habana. Amenazada con ser deportada a Chafarinas, se le conmutó la pena por enviarla en su lugar a Nueva York, a su favor obraron peticiones de muchas camagüeyanas y del conocido sacerdote escolapio Terradas afincado en el Colegio Escolapio de Puerto Príncipe.

Al terminar la guerra pudo regresar a su natal terruño, donde fallecio rodeada del cariño y admiración de sus coterraneos.






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*Con notas del artículo "Gabriela de Varona de Miranda" en El Camagüey Legendario. Dra. Angela Pérez de la Lama y alumnos del Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey durante los cursos de 1940 al 1944. Edición patrocinada por el Lyceum de Camagüey en el septimo aniversario de su fundación. Talleres Gráficos Aral. Reparto Vista Hermosa. Camagüey, 1960.

Wednesday, August 21, 2024

Hemingway y la impronta anti submarina de la Sexta Fuerza Aérea desde el aeropuerto de Camagüey, en los años de la Segunda Guerra Mundial. (por Carlos A. Peón-Casas)


Aclaro a mis atentos lectores que la conexión del tema con coordenadas bien interesantes, y que me ocupa hoy, me llega inevitablemente por esa mi pasión hemingwayana.

Y es que leyendo con atención desde esta orilla floridana, la enorme bibliografía que conecta a Papá con su famosa incursión anti-submarinos a bordo de su antológico yate Pilar, al norte de la geografía del Camagüey, aprovecho y anoto desde mi lectura entre líneas, algunos detalles interesantes al respecto.

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La presencia de la Sexta Fuerza Aérea en el aeropuerto de Camagüey durante el conflicto bélico está bien documentada y no abundo en muchos detalles, solo atino a comentar que su jefatura en tales años ocupaba el todavía en funciones Hotel Camagüey, antes Cuartel de Caballería, en la barriada de La Vigía.

Leemos y compartimos al respecto otros interesantes hints para el lector interesado:
Durante la Segunda Guerra Mundial, el aeropuerto fue utilizado por la Sexta Fuerza Aérea de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos desde 1942 hasta 1944. El 25° Grupo de Bombardeo 417° Escuadrón de Bombardeo voló bombarderos B-18 Bolo desde el aeródromo, conocido como Base Aérea de Camagüey, desde el 13 de abril. De 1942 a agosto de 1943. El escuadrón realizó misiones antisubmarinas sobre el norte del Caribe. La base también fue utilizada para misiones de rescate aire-mar por el 1er Escuadrón de Rescate.

Desde el 1 de enero de 1943, la USAAF estableció operaciones postales para Camagüey utilizando Army Post Office, Miami con la dirección: 2714 APO MIA. La Marina de los Estados Unidos también se configuró para usar un número indescriptible para operaciones postales. Utilizaron la oficina de correos Fleet, Atlantic ubicada en la ciudad de Nueva York con la dirección: 617 FPO NY.(https://es.wikibrief.org/wiki/Ignacio_Agramonte_International_Airport)
Precisamente entre los años en que tal fuerza estuviera operativa en Camagüey, Hemingway operó por su parte en las aguas del norte camagüeyano a la altura de Cayo Romano y hasta Confites, en una incursión de un grupo anti submarino a su cargo a bordo de su yate Pilar y conocido como The Crook Factory.

Pero como del tema se sabe en abundancia solo cito desde la autoridad que representa Carlos Baker, su único biógrafo autorizado, algunas perlas.

En Mayo de 1942 Hemingway proponía. su plan a la Embajada norteamericana en La Habana:
Se trataba de equipar el yate Pilar como un Qboat con una bien entrenada tripulación y una dotación de bazookas y granadas, bombas de profundidad, y dos o tres ametralladoras calibre 50… el grupo se camuflaría tras la fachada del American Museum of Natural History… Ernest enseguida alistó a una tripulación de ocho escogida entre sus más íntimos confederados… dos norteamericanos: un atleta y millonario (Wiston Guest), un sargento de la Marina de la propia embajada (Don Saxon), para el resto escogió a pelotaris españoles, a su entrañable amigo y patrón del Pilar: Gregorio Fuentes, y otro buen amigo cubano José Luis Herrera.” (Ernest Hemingway. A Life Story. Carlos Baker, Scribner and Sons, NY, 1969 pps 73 y sgtes.)
Para el mes de junio de aquel mismo año 1942, ya la operación estaría activa en su primera salida, patrullando a la altura de Punta Purgatorio y Bahía Honda.

Las incursiones en la zona al norte camagüeyano se hicieron igualmente frecuentes.

Amén del objetivo militar, representaban empero una oportunidad para fiestas y jolgorios interminables. Martha Gelhorn su tercera esposa, se sumó a una de tales y acabó muy decepcionada, apuntándole a su esposo de lo inoperante de aquella empresa.

Otro crítico diría al propio Baker que “a pesar de su profesionalismo, los participantes estuvieron más motivados por sus afectos a Papá que por su ardor patriótico…” (Baker, op cit, p 635)

La operación terminó como mismo se le vio comenzar. Para mediados de 1943 se le ponía fin a sus actividades, pero leyendo con atención a la ya citada presencia de los bombarderos de la Sexta Flota en Camagüey, para agosto de aquel año también dejaban de ser igualmente operativos en sus misiones de vigilancia sobre el área del Caribe.

La atención de aquel minuto a la lucha anti submarina giraba hacia el Canal de Panamá.

Coincidencias aparte, en las que muy puntualmente no suelo creer, se daba una interesante coordenada entre aquella operación de vigilancia aérea antisubmarina, y al mismo tiempo la presencia de Hemingway con fines parecidos, en aquellas aguas del norte camagüeyano que sin dudas recorrió y conoció como pocos.

De su andadura quedaría para la posteridad su novela más cubana Islas en el Golfo que retrataría póstumamente y desde la ficción, muchas de aquellas aventuras del Pilar en el norte del Camagüey.

Wednesday, August 14, 2024

Cero seis tres uno uno (06311), un pedacito de un billete de la lotería de hace 80 años (por Carlos A. Peón-Casas)



Es un bello recuerdo familiar. Lo compraron mis abuelos paternos cuando nació su primer vástago en Agosto de 1941. Era parte de una costumbre que muchos en Cuba practicaban si no con asiduidad, al menos una vez al año, que bien dice el dicho que apela a la moderación en todo, que no hace daño; o cuando alguna suceso trascendental ameritara a la suerte, esa ingrata que, en el caso de loterías, rifas y otras hierbas conexas, casi nunca corresponde.


Esta reliquia familiar que ahora les comparto, corresponde a la quincuagésima parte del billete de dicho número, comprado al precio de 14 centavos y medio, y correspondiente al Sorteo No. 1257 que libró la entonces benemérita Lotería Nacional, el 16 de Agosto de 1941.

Para el curioso lector apunto sólo de paso algunos hints sobre su accionar en nuestra Isola cubensis, instituida en 1812 como fuente de rentas para el gobierno español, que se reservaba el 25 % de la venta de los billetes. Suprimida por el gobierno de ocupación norteamericano, por considerarla inmoral, no fue permitida tampoco por el gobierno de Estrada Palma, finalmente fue restablecida, con un accionar poco limpio, bajo el gobierno de José Miguel Gómez(1).

Para la época de mi relato ya tenía un estricto Reglamento, por el cual se regía la ley de la Lotería Nacional que databa del 4 de Agosto de 1923. Un extracto de aquel se hacía imprimir con todo celo en el reverso de cada fracción de billete, dato que comparto ahora con el interesado lector de estos antiguos y poco mentados avatares

Así rezaba el susodicho extracto: 
Los billetes son documentos al portador-No se pagará el billete que carezca de Escudo de Armas de la República, esté taladrado por sobrante o contenga el sello de Pagado. Únicamente se pagarán los billetes por la lista oficial autorizada por la Dirección General. No se pagarán los premios sin la entrega del billete. El derecho de cobro de premios caduca al año, contando desde el día siguiente a la celebración del sorteo.
Paro con idéntica claridad se daba al potencial agraciado de la lid mejor atendida por el pueblo llano, con todos los detalles contables de ingresos y egresos para aquel convite semanal de los sábados y que para entonces era seguido con afán por una especial transmisión radial, y luego por las ondas televisuales cuando esta hizo su llegada a Cuba una década después.

En el mismo reverso se precisaba que:
Consta este sorteo de 28. 000 billetes a 7.25 moneda nacional el entero, dividido en quinquagésimos a 14 centavos y medio cada fracción.

28.000 billetes a $7.25………………………..$ 203.000

30 % para el Tesoro y gastos………………$ 60.900

70% para Premios……………………………..$ 142. 100
La distribución de los premios se hacía constar igualmente con toda precisión, de suerte que ocho décadas después tenemos a la vista todos los detalles de aquel esperadísimo convite, que en el argot popular 

Transcribo igualmente con todas sus letras este apartado:

1 Premio de $50.000

1 Premio de $10.000

1 Premio de $5000

10 Premios de $250.00

20 Premios de $100.00

1286 Premios de $30.00

27 Premios de $600 a los tres terminales del prime premio

27 Ídem de $200 a los del segundo

27 Ídem de $100 a los del tercero.

2 Aproximaciones de$250 anterior y posterior al primer premio

2 Ídem de$100 para el segundo

2 Ídem de $55.00 para el tercero

99 Ídem de $30 a la centena del primer premio

99 Ídem de $30 para las del segundo

99 Ídem de $30 para las del tercero.

En total se otorgaban 1703 premios. Muchos apostaban a que alguno de aquellos pudieran beneficiarles. Pero entre tantos miles de sueños, pocos eran los agraciados, y las probabilidades matemáticas con su inefable accionar, dejaban a la gran mayoría, vestidos y sin bailar…

De más está decir que mis abuelos no se sacaron nada, el billete que hoy tengo en mis manos es la prueba infalible, que me ha permitido remontar aquel suceso de sus vidas que es hoy pura anécdota.




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1. En Historia de Cuba. Fernando Portuondo. Minerva. La Habana, 1953. p.587.

Wednesday, August 7, 2024

Las campanas silentes de la Soledad (por Carlos A. Peón-Casas)

Iglesia La Soledad. Año 1905.
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Iglesia La Soledad. Año 1915
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El hermoso templo dieciochesco de Nuestra Señora de la Soledad en ese proverbial y añorado entramado Puerto Príncipeño, fue dotado en un minuto del recién estrenado siglo XX por unas campanas que nunca sonaron.

La mudez fue proverbial ante el deseo ardiente de los agramontinos acostumbrados a aquella innumerable algarabía de tanto bronces sonoros desde los realzados campanarios en tan corto espacio citadino.

A las campanas aludidas regaladas a la ciudad, y a la prominente Iglesia de la Soledad, por un prohombre de señaladas proezas: William Van Horne, quien trajera a la otrora villa las paralelas del primer ferrocarril nacional, y se avecinara finalmente a la orilla del Hatibonico, les faltaron un mecanismo o aditamento para hacerlas repicar, que las hizo mudas para siempre.

La historiadora norteamericana Irene Wright nos legaría su versión de los hechos en una elocuente y deliciosa crónica con motivo de una visita suya a la otrora ciudad del Príncipe:
Sir William, según entendí, no se había negado, y muy pronto se recibió un gran embalaje cuyo destinatario era la Iglesia de La Soledad. Al desempaquetarlo, aparecieron a la vista unas espléndidas campanas, regalo de Sir William(…) Las campanas habían costado unos cuantos miles de dólares; son sin duda de última generación, maravillosas y de sonido muy dulce, pero nadie podía hacerlas sonar. La Merced alardea de su pintura exterior, la Soledad no está conforme con sus campanas silentes. Se le había pedido a Sir William que mandara quien pudiera hacerse cargo del asunto pero nadie vino finalmente a componerlas (….)(1)
Pasaron los años, y un águila sobre el mar, y el imponente campanario de la Soledad acomoda aún a las portentosas campanas en su mudez grandilocuente.

Aunque si este escribidor no puede recordarlo mejor, la razón de la mudez pudo haber sido otra, más conectada con la integridad de la torre campanario, y los efectos físicos de la inevitable resonancia que el potente tañido de las susodichas pudiera generar, amenazando la estructura que celosamente las alberga.

Tan preclara afirmación se la escucho o creyó escucharle este cronista al eminente historiador eclesial del Camagüey y cuidador celoso por década de los valiosos libros parroquiales de la Soledad, el entrañable Enrique Palacios.

Y como se dice con toda justeza en buen italiano:  se non è vero, è ben trovato.




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Wednesday, July 31, 2024

De la historia ferroviaria en Camagüey (por Carlos A. Peón-Casas)


La foto que recreamos hoy se puede ver todavía, ya muy carcomida por el tiempo, en la casa social de los antigua Hermandad Ferroviaria, en la intersección de las calles República, y la línea del ferrocarril, local que a todas luces sobrevivió, cuando la picota hizo espacio para que el ferrocarril llegara a la ciudad allá por 1902.

La foto fue tomada en el año 1956. Se trata de un grupo de niñas, de las asiladas en el recordado Amparo de la Niñez, acompañadas por dos de las monjas que regentaban el Asilo, dispuestas para una excursión ferroviaria, en uno de los flamantes coches motores norteamericanos, los recordados Bud’s, recién llegados aquellos a la ciudad principeña. El periplo era patrocinado por otra benemerita organización de ferroviarios de la época la Legión de Honor.

A seis décadas de aquella ocasión, la foto es sin dudas, uno de tantos recuerdos que guardaran aún en su retina, las que fueron testigos del hecho; quizás la más pequeña de todas, que en brazos de uno de los patrocinadores, mira con sorpresa la fotógrafo, pueda todavía reconocerse en esta instantánea, y contar a sus nietos, la singular memoria que guarda esta ya casi irreconocible foto, en el sepia que el tiempo añade sin piedad a toda remembranza.

Wednesday, July 24, 2024

Camagüey también tuvo su Hotel Ambos Mundos. La hotelería camagüeyana en los años 30’s del siglo XX (por Carlos A. Peón-Casas)


Con menos glamour y prestancia que el habanero, más antiguo y conocido, el Hotel Ambos Mundos de Camagüey también tenía lo suyo. Ubicado en la céntrica calle de la República, en la esquina con la calle Francisquito, el inmueble que data de 1912, luce hoy su estado más deplorable; lejanos ya los días en que fuera un digno destino para los que fueron sus huéspedes de antaño.

Poco o nada sabemos de aquellos desempeños hoteleros y de “restauración”; lo cierto es que ocupaba un lugar bien visible en las coordenadas de la ciudad de los años 20’s y 30’s del ya pasado siglo XX.

Hemingway no lo conoció en su visita a la ciudad en la década del 40, claro está, que para entonces el Gran Hotel se robaba el show, y aunque se haya especulado con que el famoso escritor pernoctara en el último aquella vez, no hay evidencias que lo respalden. Quizás le hubiera llamado la atención, si hubiera remontado la calle República, algo que tampoco parece que hiciera en aquella furtiva visita de paso, de camino al Central Santa Marta, propiedad de su amigo Mayito García Menocal, acaso por aquello de que hubiera sido el Ambos Mundos habanero el sitio escogido para sus estancias de la década del 30 antes de que comprara su famosa Finca Vigía.

Justo por su frente existía otro hotel conocido: El París, hoy devenido, como hasta hace unos años el propio Ambos Mundos, habitáculo para numerosas familias en lo que es actual su segunda planta. En los bajos conocimos de pequeños la cafetería homónima, muy popular y frecuentada donde se expendían entre otros delicatesen, el ya hoy prohibitivo Helado Coppelia de 12 porcientos de grasa, una “crema” super especial que sólo hoy es adquirible en precios dolarizados, o que en su mayoría se exporta (que dicen los que saben que hasta la Reina Isabel II gusta paladearla), ¡o tempora, o mores!

El Ambos Mundos competía en sus tiempos con el rival más cercano, pero igualmente con el resto de los otros hoteles, que se acomodaban a lo largo de la céntrica calle República a saber: El Centro Gallego, el Luz, el Saratoga y el Colón, los tres primeros ya igualmente inexistentes, aunque desconocemos cuál era su ubicación exacta, y el tercero todavía en activo y localizable en el número 163 de la susodicha calle.

De todos estos sitios de alojamiento tenemos oportuna mención en una especie de guía promocional y comercial de la ciudad bajo con el título Camagüey, la provincia heroica y legendaria, editado en el año 1931 por la Cuba Atlas Company. En la ciudad de entonces se contaban más de una veintena de hoteles, repartidos por toda la ciudad, entre aquellos los de más porte como el antiguo Camagüey, el Plaza y el Isla de Cuba.

Del Ambos Mundos, sobrevive sólo el recuerdo. El edificio habitado sólo en su planta baja, donde se apiñan hoy día “timbiriches” de cuenta- propistas, amenaza ruina. La segunda planta luce los descorchados que el tiempo le ha propinado. Nada nos habla allí de aquellos tiempos en que todavía fuera un lugar de estancia para los huéspedes foráneos que visitaban la ciudad. Como para el resto de aquellos sus “competidores de rigor”, el tiempo, y otras hierbas de la familia de la desidia, han hecho valer su signo de perpetuo desbrozador y le ha ajustado las cuentas para siempre.
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Listamos para el curioso lector los que hoy ya no existen: América, Centro Alemán, Dalmau, España, Ferroviario, La Gran Vía, Habana, Inglaterra, Internacional, New York, Sevilla y Telégrafo



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Actualmente en demolición parcial.
Abril 2023. 
Fotos/Oficina del Historiador de la Ciudad 
de Camagüey.
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Wednesday, July 17, 2024

De inundaciones y sequías en el Puerto Príncipe de antaño (por Carlos A. Peón-Casas)


Releyendo con atención a uno de nuestros primeros historiadores locales, el afamado Pio Betancourt, recogido a su vez en un verdadero incunable de la historiografía cubana(1), releemos detalles singulares, poco aireados, de nuestra memoria histórica, y que con gusto compartimos con el atento lector.

Se trata de dos hechos signados por las fuerzas de la Naturaleza: una severísima inundación de uno de nuestras corrientes pluviales: el rio Hatibonico, y una sequia de proporciones catastróficas para la que fuera la vida comarcana del legendario Puerto Príncipe en lo años de 1841 y 1843, respectivamente.

La primera, acaecía el 2 de Junio de 1841, y seria al decir del historiador:
la mas calamitosa de la que había memoria del rio Hatibonico, que causo en la ciudad graves prejuicios, principalmente en el bario de la Caridad que casi fue arrasado desde la mitad contigua al puente e su nombre, por la confluencia del arroyo Juan de Toro y repletud del río(2).
El hecho que parece repetirse en el tiempo, en la ciudad que habitamos, cada vez que la lluvia se hace presente con fuerza inusitada en la cabezada del río, fue sin dudas de una magnitud singular. Sigamos escuchando el relato del bien avisado historiador:
Las corrientes se llevaron infinidad de muebles y alhajas de multitud de pobres que vivían e las inmediaciones: pero no se puede lamentar la perdida de otra persona que la de D. Carlos de Varona, cuya filantropía y valor le estimularon a auxiliara algunas afligidas mujeres que se encontraban en riesgo en sus casas, rodeadas de agua por todas partes hasta una altura extraordinaria, y se ahogo en la misma calle(3).
El segundo suceso, esta vez de signo contrario: la escasez de lluvias en la otrora ciudad y regiones circundantes, un hecho tampoco fortuito en una u otra época, fue en palabras del cronista: “la más terrible seca de que hay memoria…pues ni aun hubo formal primavera”(4).

Un hecho de tal magnitud tendría consecuencias desastrosas para la economía de la región, afectando su normal desenvolvimiento, así nos lo sigue rememorando nuestro primer cronista:
La mortandad de animales ha sido extraordinaria, y lastimosa, pudiéndose calcular que ha muerto por lo menos, la tercera parte de los que había: se agotaron no solo las aguadas artificiales, todas las de la ciudad, sino también los manantiales, y los ríos de ella y de la jurisdicción se secaron o cortaron(5).
Sin dudas dos momentos de nefasto signo para la otrora comarca, donde las imprevisibles fuerzas desencadenadas de la naturaleza hicieron sentir sus perniciosos efectos sobre aquella comarca siempre antológica “de sombreros y pastores’’.


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  1. Los Tres Primeros Historiadores de la Isla de Cuba. Cowley y Pego (Edit) Habana, 1877. (Versión digitalizada)
  2. Ibid. Historia de Puerto Príncipe. Tomas Pio Betancourt. p.562
  3. Ibid.
  4. Ibid. p.562
  5. Ibid. p.563
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