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Thursday, September 28, 2023

Los apagones son de to la vida, en la Cuba post 59.


Recuerdo que a los cinco años de edad (50 años ago), me fracturé una clavícula en una caída en un apagón.

Recuerdo en los años 90s, sacando al patio pimpampum o colchoneta pa dormir.

Nos alumbrábamos con:

- Farol (from la "Campaña de Alfabetización")

- Farol más modesto de queroseno.

- Vela

- Qinqué

- Mechón.


- "Generador" criollo construido con batería de carro.

- Lámpara rechargeable de la "shoping"

... me fui. (JEM)

"El Apagón", by Candido Fabré


Wednesday, September 27, 2023

"Ignacio Agramonte en la vida privada". Detalles y recuerdos personales del Mayor en un libro de Aurelia Castillo. (por Carlos A Peón-Casas)


Con gusto siempre renovado repasamos las páginas menos conocidas y divulgadas de la vida de nuestro héroe epónimo. Esta vez por intermedio de este opúsculo que Aurelia Castillo, le dedicara a su memoria en el año de 1911.

Reveladores son algunos de estos apuntes que ahora comparto al siempre animado lector de estas páginas, y que buscan resaltar la memoria ancestral del terruño puertoprincipeño en sus facetas más reveladoras.

Principian estas memorias de Aurelia Castillo, que indagan por la trayectoria vital de Agramonte, remontándonos al tiempo de su primera cercanía con el joven patricio, en aquel Puerto Príncipe donde fueran coterráneos y compartieran sincera amistad:
Le conocí siendo estudiante de Derecho en la Universidad de La Habana. Ya antes lo había sido en el Colegio de Don José de la Luz... Iba el estudiante a pasar sus vacaciones en la ciudad de Puerto Príncipe (Camagüey hoy), donde residían sus padres, y en bailes y reuniones nos encontrábamos y nos hicimos buenos amigos.
Sus primeras impresiones del joven y gallardo Agramonte vienen de seguido en un retrato muy sugestivo:
Me parece verle. Era alto, delgado, muy pálido, no con palidez enfermiza… sino con palidez de fuertes energías reconcentradas; su cabeza era apolínea, sus cabellos castaños, finos y lacios; sus pardos ojos velados como los de Washington; su boca pequeña y llena, como la que se ve en las representaciones de Marte, y sombreada apenas por fino bigote; su voz firme.(...) Distinguíase además… por su educación esmeradísima, por su trato respetuoso por su seriedad, por su intachable conducta. Estaba exento de vicios y lleno de virtudes…
La autora, nos sigue relatando aquellas facetas de amistad que con el que el tiempo y las circunstancias del que con el tiempo se convertiría en el héroe inolvidable y hacedor de nuestra historia patria:
Yo fui -perdónenme la jactancia- una de sus amigas predilectas. Cuando en bailes nos encontrábamos, jamás dejó de bailar conmigo; cuando en reuniones siempre se acercaba a saludarme.
Un recuerdo particular de aquella entrañable cercanía de indudable y sincera amistad nos llega en las palabras de Aurelia, la anécdota que nos habla de la enorme sensibilidad del héroe por las bellas letras, pasión que compartía con la que sería celebrada rimadora.
Estábamos en una de aquellas ferias de la Caridad, delicias de los camagüeyanos, y muchachas y muchachos jugábamos a las prendas en la casa de una tía mía. Ignacio había perdido: tenía que sacar su prenda, y como se le sabía grande aficionado a las letras, y un cultivador de aquellas a ratos, se le mandó a recitar, y él recitó de una manera que yo no he podido olvidar, algunas estrofas del Canto del Cosaco, de Espronceda. Cada palabra fuertemente acentuada, parecía un golpe de maza descargado sobre los opresores de pueblos, sobre los opresores de Cuba especialmente…
En otro minuto de sus rememoraciones sobre el Mayor, Aurelia nos regala una fina estampa de aquella entrañable cercanía. Alude otra vez a la exquisita sensibilidad de aquel Agramonte, hombre de acción y valentía y arrojo probadas hasta la saciedad; pero a la vez dotado de una sensibilidad que le desbordaba.

La comparto con el lector en plan de cierre a esta memorabilia tan entrañable con que Aurelia del Castillo rememorara y celebrara su amistad con Ignacio Agramonte:
(...) No puedo fijar el año, pero fue indudablemente entre los de 1866 y 1867…Tomaba yo a la sazón lecciones de francés. Hubo de decirme Ignacio un día que deseaba leer conmigo un libro francés para ver las impresiones que esa lectura me produjese y oír mis observaciones. Y efectivamente, pocas noches después se presentó en casa de mi hermana, donde yo recibía mis visitas, con el libro prometido… no pudimos leer aquella noche, ni Agramonte repitió su visita pero el libro quedó en mi poder. Su título era Le christianisme et le libre examen… el autor era deista. Su argumentación echaba por tierra todas la religiones positivas… Pero se quedaba con Dios, y yo que sabía esto porque el autor lo indicaba en los primeros capítulos… estaba grandemente intrigada…por saber de que manera podría… salvar lo esencial después de haber destruído todo lo accesorio... Y esta curiosidad, quién lo creyera, debo yo quizás el haber prolongado tanto mi existencia…

Monday, September 25, 2023

Camagüey. Septiembre 25, 2023. Iniciaron las obras del nuevo parque (ahora plaza) del Teatro Principal

 
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Según anuncia la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey:

"En el proyecto propuesto para el nuevo diseño del espacio urbano, la expresión formal está basada en la simetría y majestuosidad que define al Teatro.

Entre las labores que se proponen acometer para la reanimación del sitio estará, en un primer momento, la demolición total del parque y el desmonte de todo su mobiliario urbano; con el fin de generar un espacio amplio al mismo nivel de la calle."



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(update) Ver en el blog

Tuesday, September 19, 2023

Santa Lucía. Camagüey. (Foto año1959)

 

La historia de lo que hoy conocemos como Santa Lucía, 20 kms de playa, se remonta al siglo XIX, pero el nacimiento como balneario con un plan de desarrollo residencial y turístico se puede enmarcar en la primera mitad de la década de 1950 (al área de la Boca se accedía, desde antes, por barco desde Nuevitas).

En los años 50s un grupo de empresarios locales, unieron inversión, compraron, parcelaron, y comenzaron a desarrollar... (JEM)

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Ver en el blog

Saturday, September 16, 2023

José Marín Varona. En un aniversario más de de su muerte. (por Verónica E. Fernández Díaz)



José Marín Varona.


por Verónica E. Fernández Díaz
para el blog Gaspar, El Lugareño



El 17 de septiembre de 1912, en La Habana, moría el músico camagüeyano José Ángel Marín Varona a consecuencia de la arterioesclerosis, según se notificó en el periódico El Mundo al día siguiente. A penas nueve meses antes había estrenado en Camagüey su himno a Ignacio Agramonte compuesto para la inauguración de la estatua del inmortal caudillo y aunque a mediados de abril se vio obligado a posponer su viaje a Francia por motivos de salud continuaba soñando la música, proyectando conciertos y rememorando los aplausos con que fueron premiadas las interpretaciones de su banda militar. Su sepelio fue una muestra multitudinaria de afecto y cariño no solo del público y la sociedad habanera sino de la comandancia militar y el gobierno cubano a quien había servido el músico camagüeyano.

Con apenas 18 años, el joven Marín Varona se vinculó a la vida militar cuando ingresó en las filas de uno de los batallones militares con banda de música que operó desde la manigua principeña. Junto a aquella fuerza militar fungió como músico mayor y escribió su primera obra para el formato: el potpurrí Los cantares de España.

Durante la guerra de 1895 Marín Varona compuso otras obras que fueron ejecutadas en liceos y sociedades lugareñas y foráneas con el fin de recaudar fondos destinados a la compra de armamento, enseres y alimentos reservados a las tropas. También desde el exilio, Marín Varona contribuyó con la independencia. Se conoce que entre 1897 y 1898 el músico camagüeyano estuvo en Estados Unidos realizando labores conspirativas. En la ciudad de Key West prestó servicios primero como vicepresidente del Club “Salvación pública” y corresponsal mambí del periódico El Yara en el que firmó sus artículos bajo el seudónimo de Juan Manigua. Más tarde prestó servicio en la Florida como miembro del Cuerpo del Consejo de Cayo Hueso donde se desempeñó como presidente, vicepresidente y secretario de los clubes revolucionarios “José Dolores Poyo”, “Libertador Máximo Gómez” y “Natalio Argenta” con los cuales colaboró hasta 1898 en que termina la guerra y se produce la primera intervención norteamericana.

En el año de 1902 se realizaron otros conciertos con obras de José Marín Varona en París con motivo de las celebraciones por el 20 de mayo. De esos conciertos no se conoce el programa ejecutado, pero se puede conjeturar que entre las piezas posiblemente interpretadas en aquellas veladas podrían encontrarse los himnos Para El Yara y Al libertador Máximo Gómez —este último publicado también en revista Cayo Hueso de 1898—, la zarzuela El 10 de octubre, las canciones El 20 de mayo, Mi Patria y la guajira Mi bandera. Así como el himno José de la Luz y Caballero, destinada a los niños y las versiones del Himno de Bayamo y el Himno invasor; o los danzones Tu ves como Cuba es libre y Los deportados.

El tema patrio en la obra de Marín Varona tuvo asiento en su temprana vida militar y que continuó al ingresar en el ejército republicano. Según consta en su expediente marcial, el 24 de enero de 1904 fue nombrado para formar parte del Cuerpo de Artillería de Costa, con sede en la Fortaleza de la Cabaña. Como miembro de este cuerpo estrechó su vínculo con las bandas de música, tanto en la dirección como en la composición de obras para el formato. Entre las bandas que dirigió se encontraban la banda de música del Cuartel General y la banda de Infantería, fusionada más tarde con la de Artillería. Así lo comentó el Boletín Musical de La Habana a propósito del estreno de su Marcha Militar:
Este laureado compositor cubano, fundador de la banda del Cuartel General de la República, (así como de la Artillería refundida en la del Cuartel General y de la Infantería, de reciente organización) que ha sabido elevarlas a la altura en que al presente se encuentran, acaba de componer una preciosa Marcha Militar que ha dedicado al Honorable Presidente de la República.

[…]

El Gobierno […] al confiarle la difícil misión de organizar las Bandas, hizo justicia al mérito, y hoy puede el pueblo de La Habana orgullecerce (sic) de tener una agrupación que tanto le honra. Prueba de ellos es que en sus noches de retreta —verdaderos conciertos— miles de personas se congregan en nuestro aristocrático Malecón a aplaudir la labor de los profesores dirigidos por su competente Jefe, el Capitán Marín Varona.

[…]
El “Boletín Musical” se honra presentando a sus lectores a tan distinguida personalidad artística.(1)
Para estas bandas Marín Varona concertó obras de diversos autores cubanos y europeos, también, piezas de su amigo Buenaventura Ibáñez, quien escribió expresamente para la banda que aquel dirigió.(2) No obstante, fue la banda de Artillería la que le dio mayor fama y reconocimiento. Esta agrupación se fundó en 1905 luego de ser certificada por el Senado a instancias del General Monteagudo. En dicha aprobación estuvo de acuerdo, también, la Cámara de Repesentantes y el Presidente de la República, recayendo el honor y la responsabilidad en el maestro Marín Varona por su consagración al arte musical y méritos militares. La primera función de la banda se efectuó el 24 de febrero de aquel año en el malecón habanero, espacio que se mantuvo durante muchos años en la preferencia de contertulios y transeúntes que allí asistían. Los programas de concierto de esta Banda fueron publicados en el periódico El Mundo. Así se ha podido conocer gran parte de la obra compuesta por Marín Varona para este formato instrumental.


La propia revista Cuba Musical se hizo eco de los logros de esta banda a pocos meses después de la función inaugural:
A riesgo de malquistarnos con nuestro director, y aprovechando las nuevas y múltiples ocupaciones que sobre él pesan y que le impiden ocuparse con la minuciosidad de antes en la confección de esta Revista, queremos darnos la legítima satisfacción de engalanar con su retrato la primera página: pocos con más títulos que él para ocuparla, por su prestigio social y artístico, por sus dotes de carácter é (sic) inteligencia y por sus indiscutibles méritos.

No es nuestro ánimo escribir una biografía de nuestro director: reciente está el artículo en que los brillantes semanarios “Cuba y América”, de esta capital, y “Cuba Literaria” de Santiago de Cuba, pusieron de relieve lo que vale el maestro Marín Varona en todas sus fases artísticas.

Refiriéndonos sólamente (sic) á (sic) su trabajo como organizador y jefe de la Banda de Artillería, debemos hacer constar que su triunfo ha sido completo y sin precedentes. En poco más de un mes, y cuando los más avezados profesores dudaban que hubiera músicos para formar una nueva Banda, y que son hoy, merced á (sic) una dirección sabia y enérgica, profesores muy distinguidos.

Muy recientes están los repetidos triunfos que ha alcanzado la nueva Banda para que hagamos su historia: en el banquete diplomático que se celebró en la Secretaría de Estado y Justicia, en el acto de las regatas en el mismo local; en la Cabaña al saludar con el himno americano antes que nadie, á (sic) los buques de la escuadra que nos visitaron; en la Kermesse del Arsenal; en las retretas extraordinarias, ofrecidas en honor de los marinos; en el Palacio Presidencial, en todas partes, se ha destacado la Banda de Artillería como una organización musical de primera fuerza. Es incomprensible cómo en tan corto tiempo de existencia, ha llegado á (sic) poseer un repertorio tan extenso y de tanta valía; y no hay más remedio que esos milagros á (sic) la competencia de su jefe, el Capitán Marín Varona.

No seríamos justos si no elogiásemos también á (sic) los profesores que con tanto entusiasmo secundan los esfuerzos de su director; entre ellos los hay de verdadero mérito: el cornetín y el clarinete primeros son de lo mejor que puede oirse (sic). Cada músico en su esfera, sabe compenetrarse con su misión y todos ellos obedecen á (sic) la privilegiada batuta que los guía. Nos complacemos en publicar, en otra página, un artístico grupo de la Banda, hecho por los afamados fotógrafos Otero y Colominas.

El arte á (sic) un lado; distínguese (sic) también la Banda de Artillería por la marcialidad de sus miembros, hábilmente guiados por el sargento mayor Oscar Marín, de figura arrogante, como puede verse por el retrato que de él publicamos.

Entre las muchas felicitaciones que nuestro director ha recibido de la prensa periódica, escogemos para reproducirla, la siguiente, de la culta “Revista del Vedado”, correspondiente al mes de marzo. Dice así:

El Sr. Marín Varona. -

“Nuestro particular amigo y querido compañero en la prensa, el notable compositor Sr. José Marín Varona, profesor de música de bien ganada reputación, director de la interesante revista «Cuba Musical» y vicepresidente de la Sociedad del Vedado, ha sido nombrado, por el Honorable Sr. Presidente de la República, Capitán Jefe de la Banda de música del Cuerpo de Artillería.

En el Sr. Marín Varona; concurren méritos extraordinarios para el desempeño del cargo que se le ha confiado. Y buena prueba de esas sus notables aptitudes, la ha ofrecido el día de la inauguración de la Banda, recogiendo, por la brillantez con que ese cuerpo ha sido organizado, por la labor artística de los que la forman, aplausos merecidos y plácemes muy justos. Y nosotros, que profesamos al distinguido maestro sincero afecto, levantamos acta de esas muestras de admiración y cariño que le fueron tributadas, para ofrendárselas como recompensas á (sic) sus méritos y nobles afanes en pró (sic) del arte.

¡A la orden, maestro, capitán y amigo!

Y ahora, que tenemos al frente de esa Banda á (sic) un profesor tan valioso y que tantas pruebas ha dado de su amor al Vedado, vamos á (sic) decirle algo que de seguro ha de atender. En este barrio, se encuentran emplazadas las Fortalezas y Baterías de nuestra Artillería. Aquí viven casi todos los que forman tan prestigioso Cuerpo. Por lo tanto, de hecho, le corresponde el disfrute de la Banda de ese Cuerpo. ¡Por qué no se organizan dos veces por semana, retretas en el poético parque del Vedado?

Esperamos que el Capitán Marín Varona atenderá nuestra súplica, en bien de este bello barrio”.

Después de dar las debidas gracias á (sic) nuestro ilustrado colega por las deferentes frases que á (sic) nuestro director dedica, sólo (sic) nos resta apoyar su oportuna petición, rogando á (sic) quien corresponda, que se sirva disponer que la Banda de Artillería ofrezca dos retretas semanales en el pintoresco caserío.

Vamos á (sic) dar fin á (sic) estos mal hilvanados párrafos, enviando un fuerte abrazo, por sus triunfos, no por esperados menos grandes, á (sic) nuestro director, el Capitán J. Marín Varona, jefe de la brillante Banda de Artillería, orgullo legítimo del Cuerpo.

Y para que no se enoje con nosotros el amigo muy querido, debemos decirle que nuestros elogios, por tratarse del primero de esta casa, han sido pálidos en comparación con los que del público se le han dedicado. No hemos querido, pues, herir su modestia, solo señalar un triunfo que nos halaga.(3)
En el sumario del informe de eficiencia como capitán incluido en el expediente militar de Marín Varona, su desempeño como Capitán director de la banda de música había sido calificado como bueno. Esta evaluación se hizo atendiendo a su esmero en el servicio, su interés profesional, sus condiciones generales y en el aspecto militar, su inteligencia y buen juicio demostrado en la instrucción, táctica y manejo de alistados; así como su dominio del idioma inglés y francés. Este expediente informa sobre otras cualidades del músico que hablan muy bien de su carácter y profesionalidad. Al respecto se comentó:
Ha aprovechado de las oportunidades que se le han presentado para mejorar en su profesión. No se ha entregado a hábitos de intemperancia durante este período. No ha sido objeto de ninguna medida disciplinaria […] Sus condiciones para el mando de tropas son buenas. Es apto mental, moral y físicamente para todos los deberes de su cargo. Se le podrán confiar servicios de importancia que requieran discreción y buen juicio (…) En caso de un rompimiento de hostilidades los servicios de este oficial serían más útiles en los de su profesión.(4)
Precisamente, los mayores reconocimientos militares recibidos al frente de la banda de Artillería fueron como autor de toques militares, ordenanzas, dianas y retretas. 72 de los “Toques militares cubanos” compuestos por Marín Varona fueron publicados en el Manual de instrucción de infantería y servicios de guardia del Capitán de Artillería del Ejército de los Estados Unidos e instructor del Cuerpo de Artillería, Dwight E. Aultman. A él, Marín Varona le dedicó la marcha two step Capitán Aultman ejecutada por la banda de Artillería en el malecón habanero el 10 de diciembre de 1905.

Estos toques se concibieron clasificados como toques preventivos, ejecutivos, de alarmas y de servicio. Los preventivos, que preceden a los ejecutivos por un intervalo de tiempo no mayor a 15 minutos constaban de una primera llamada para la formación y montar la guardia para lo cual, la banda de música y la banda de cornetas debían estar formadas; las señales de traje de servicio, de gala o de abrigos seguían al toque de servicio para el que se los prescribía. Ejercicios con la contraseña correspondiente de artillería o infantería y señales preventivas para los movimientos en los ejercicios militares.

Los toques ejecutivos incluían los de formación, llamada de ayudante (que era la señal para que las compañías o destacamentos se establecieran en el lugar de formación del batallón o de la guardia y las señales para principiar un movimiento en los ejercicios militares. Los toques de alarma referían a la señal de incendio y a las armas (con contraseña de artillería o infantería). Estos toques no presentaban señal ejecutiva y las tropas se establecían a la carrera en el lugar de formación o en los cañones, equipadas para el servicio indicado por la señal.

Por su parte, los toques de servicio estaban integrados por las dianas (que precedía a la formación de las tropas), retretas (ejecutado después de la formación de las mismas), silencios, comidas; toques de enfermos, de trabajos y de escuela. También la llamada de oficiales, de sargentos primeros, el toque de retirada, así como la marcha de la bandera, floreos y marchas para el presidente, generales y otros personajes. Los toques de formación, diana, retreta, llamada de ayudante y floreos de marchas para rendir honores se ejecutaban por la banda de cornetas, mientras los de silencios, comidas, toques de enfermo, de trabajo, de escuela (los más numerosos, pues comprende diversos ejercicios) y llamada de oficiales, de sargentos y toque de retirada se ejecutaban solo por el corneta de guardia. Estos son posiblemente los toques más interesantes concebidos dentro de la vida militar.

Este corpus de repiques militares cubanos compuestos por Marín Varona se caracteriza por el frecuente uso de figuraciones como la corchea con puntillo semicorchea, corchea con dos semicorcheas y el tresillo ya de corchea o semicorchea dependiendo del compás. La métrica es también muy variada, de modo que aparecen toques escritos en compases simples de 2, 3 o 4 tiempos y otros en compases de subdivisión ternaria como el 6 x 8 a los que tituló “Paso de marcha”.

No todos los toques son cortos en su extensión, los hay muy desarrollados con indicaciones de repetición a través del Da Capo a fin(5), tal es el caso de la “Diana o Victoria”, las retretas y los floreos de recibimiento a altos oficiales. Por lo general, lo toques que indican acciones emplean progresiones de la tríada de forma ascendente —ensillar, por ejemplo—,


y aquellos toques que indican una contraorden emplean la tríada en forma descendente —es el caso del toque para desensillar— 


Las retretas, concebidas para tres cornetas, no ejecutan al unísono, sino que el compositor juega con el acorde combinando también diversas figuraciones rítmicas para cada instrumento. 


El toque de “Atención” es casi idéntico al utilizado durante las guerras por la independencia de España, creado por el camagüeyano Eduardo Agramonte Piña y vigente en las órdenes militares actuales con el mismo nombre. Quizás esta semejanza constituya un homenaje de Marín Varona a su coterráneo. El de “A la carga” tiene la misma música del toque “Al machete”, también de Eduardo Agramonte, solo que en este Marín Varona utiliza la música para indicar la misma orden con diferente nombre, pues ya no se luchaba con machete como en el siglo XIX, sino que se utilizaban fusiles y cañones de combate. 


Otras semejanzas con los toques de Agramonte se encuentran en el titulado “Diana o Victoria” más elaboradas musicalmente que la “Diana” de Agramonte, y el “Paso de marcha” que se diferencia del de Agramonte en el cambio de acentuación métrica. Hay que señalar, además, que Marín Varona incluye toques para llamar a la banda de música, a la banda de cornetas y a la banda de tambores. Estos resultan interesantes debido a su desarrollo melódico y rítmico poco usual en este tipo de composición. 


En una nota anexa del texto en que estos toques de Marín Varona fueron publicados se reconoce que algunos “fueron adoptados de los toques de la guerra cubana”, en clara referencia a la guerra librada contra el coloniaje español y a los toques compuestos por Eduardo Agramonte antes mencionados, llevados a la partitura en 1896 por el corneta de órdenes del General Máximo Gómez comandante José Cruz; hoy conservados en el Archivo Nacional de Cuba gracias a la donación de Benigno Souza.

Estas pinceladas del accionar militar del músico Marín Varona justifican los honores militares que le fueron rendidos a su muerte y su repercusión en la prensa. De la que citaremos solo lo descrito por el periódico El Mundo el 18 de septiembre de 1912: 

EN CAPILLA ARDIENTE

A las doce del día de ayer fué (sic) trasladado el cadáver de la calle del Prado número 3, al Castillo de la Punta, siendo acompañado por la Banda del Cuartel General que él dirigía, y por gran número de amigos y particulares y miembros del Ejército.

Un carro fúnebre de la casa de Fernández conducía el cadáver.

Este fué (sic) colocado en un refrigerador al llegar al Castillo y rodeado de seis blandones dorados, para hoy pasarlo a un lujoso sarcófago metálico.

El tendido se hizo en una habitación de la Jefatura de la banda del Cuartel General, que está situada en uno de los pabellones laterales del castillo de la Punta donde residía.

LA ÚLTIMA VOLUNTAD

En el local donde se halla expuesto el cadáver, tiene cubiertas las paredes por gran número de cuadros que contienen las diferentes distinciones honoríficas que durante su carrera artística obtuvo Marín Varona.

He aquí los Diplomas que recordamos:

Una condecoración de las “Palmes de Premiére Classe”, por servicios prestados al arte musical. Es de la “Academia du Progrés” de París, y el diploma trae fecha 14 de abril de 1912.

Una condecoración del Busto del Libertador, de la República de Venezuela.

Un Diploma de medalla de Bronce, de la Exposición Universal de París, de 1900.

Un Diploma y Medalla de Plata, de la Exposición Universal de Saint Louis Missouri, por composiciones musicales, 1904.

Un Diploma y Medalla de Oro de la Exposición Nacional de 1911 y el premio efectivo del Consejo Provincial de la Habana por sus aplaudidas “Tropicales”, género musical pianístico y de concierto creado por Varona.

Antes de morir, el maestro pidió que sus diplomas, condecoraciones y originales de las obras de que es autor, se destinen a figurar en el Museo Nacional, que está hoy organizándose.

MUY VISITADO

El Castillo de la Punta ha estado durante todo el día y la noche constantemente visitado por jefes y oficiales del Ejército, así como miembros de gran número de sociedades a que Marín Varona pertenecía: altas personalidades, familias de nuestra sociedad, personas de su amistad y pueblo.

Entre los primeros visitantes, recordamos al comandante Moré; coronel Portela; comandante Landa; tenientes Fraga y Rodríguez Sigler, jefe interino de la Banda del Cuartel General; señores José de J. Portela; Francisco, Rafael y José María Grau; Emiio Rosseau; entre las damas, a las señoras Gertrudis Ruiz, Amelia Portela y Herminia Varona de Cabeza.

LAS CORONAS

Desde muy temprano empezaron a recibirse las ofrendas de los familiares y amigos del capitán Marín Varona.

Entre las coronas recibidas, vimos muchas de verdadero valor artístico.

Anotaremos las dedicatorias y el número de ellas:

Una corona de flores naturales de la Guardia Local de la Habana, “Al Capitán Marín Varona”.

Una lira de flores naturales del comandante Moré y señora, “A Pepe”.

Una magnífica corona de flores naturales de la Banda del Cuartel general: “A su inolvidable Jefe”.

Una corona de flores naturales, “A Pepe”, Herminia y Javiera.

Una corona de biscuit de la Banda de Municipal, “Al Maestro Marín Varona”.

Una corona de biscuit de la Banda de Infantería, “A nuestro maestro fundador”.

Una corona de biscuit de la directora (roto)

Una elegante corona de flores naturales de Alberto Ruiz, “A mi leal y consecuente amigo, el capitán Marín Varona”.

Una cruz de flores naturales, “A tío Pepe”, de sus sobrinas.

Una corona de biscuit de las profesoras y alumnas de la clase de Música del Centor de Dependientes, “Al inolvidable maestro Marín Varona”. Ej. 9

LAS GUARDIAS DE HONOR

Fueron prestadas por miembros del Cuartel general y la Banda de Infantería, que han ido alternando todo el día y noche.

UNA BÓVEDA

De orden del general Monteagudo, jefe de las fuerzas armadas, se inhumarán los restos del que en vida fué (sic) capitán Marín Varona, en una bóveda de la administración del Obispado.

No podemos consignar el número de la misma; porque hoy será cuando el capellán del Cementerio dispondrá la que debe utilizarse con ese objeto.

EL SEPELIO

He aquí la orden General del Cuartel General del Ejército, dictada ayer con motivo del fallecimiento del capitán Marín Varona y como homenaje a que es merecedor por la categoría militar que ostentaba:

Cumple este Cuartel General con el penoso deber de dar cuenta del fallecimiento del Capitán jefe de la Banda de Música José Marín Varona.

El cortejo fúnebre saldrá del Castillo de la Punta a las 4 p.m. del día 18 del actual, en el orden siguiente:

1-Banda de Música del Cuartel General de Ejército.

2-Escolta.

3-Clero.

4-Restos y Guardia de Honor.

5-Familiares y amigos íntimos.

6-Jefes y oficiales de las Fuerzas Armadas.

7-Otros militares.

8-Funconarios distinguidos.

9-Diputaciones.

10-Sociedades.

11-Particulares.

Formando el cortejo los militares marcharán según sus categorías, excepto la escolta que formará de la manera prescripta.

La escolta fúnebre se compondrá de una compañía del Cuerpo de Artillería de Coetas (sic) designadas por el jefe del mismo.

Los oficiales de las Fuerzas Armadas francos de servicio, concurrirán al entierro en traje de servicio con armas.

La Guardia de Honor se compondrá de los capitanes siguientes:

Capitán José González Valdés, Guardia rural.

Capitán Francisco Fernández Martínez, Ametralladoras.

Capitán Abelardo J. Herrera y Estrada, Artillería de Costa.

Capitán Otro Leonard González, Artillería de campaña.

Capitán Manuel Benítez González, Infantería.

Capitán José A. Cabrera González, C. G. del Ejército.

La escolta fúnebre formará frente al Castillo de la Punta en un lugar apropiado y marchará en columna de pelotones a paso lento, hasta Galiano, donde hará alto 5 minutos. Después tomará el paso ligero hasta llegar a la esquina del Cementerio, donde volverá a tomar paso lento, hasta llegar a la fosa en que se depositará el cadáver.

EL ITINERARIO

El itinerario será el siguiente:

Calle de Cuba, Prado (acera izquierda), San Rafael, Galiano, Reina, Carlos III y calzada del Cementerio.

El cortejo fúnebre se formará bajo la dirección del comandante de artillería de Costa. Luis Moré y del Solar, y se pondrá en marcha por las voces del jefe de escolta.

El jefe del puesto de Columbia dará las órdenes oportunas para que a la hora fijada para el entierro se encuentre en el Castillo de la Punta un armén (sic) de Artillería ligera para conducir los restos.

Los oficiales de las Fuerzas Armadas llevarán luto militar durante tres días. Los gastos que estos funerales origines serán con cargo al Fondo de Beneficencia del Ejército, de conformidad con lo dispuesto en el párrafo 990 del reglamento.

Por orden del Mayor General Monteaguado:


Juan A. Bracet, Teniente Coronel Inspector General del Ejército Jefe de Estado Mayor, p. s. r.

Copia oficial:

(f) L. de la Torriente, Comandante de Artillería de Campaña, Ayudante General.

TELEGRAMA

Se ha pasado ayer tarde un telegrama a la respetable dama doña Francisca de varona, amante madre del desaparecido, notificándole de la triste nueva, con el objeto de que si lo tiene a bien se dirija a esta capital para estar presente en el acto del entierro.

SUSPENSIÓN

Con motivo del fallecimiento del maestro Marín Varona, verdadera notabilidad musical, que formaba parte de las principales organizaciones artísticas que existen en nuestro país, un sentimiento de duelo embarga el ánimo de la generalidad de las familias cubanas, por cuyo motivo y en señal de respeto a la memoria del ilustre compositor cubano, se suspendió anoche la función que a beneficio del maestro Pablo Meroles iba a tener efecto y cuya fiesta patrocinaban distinguidas damas de esta sociedad.

GUARDIA LOCAL DE LA HABANA

De orden del comandante Luis Moré y del Solar, jefe de la Guardia Local de la Habana, se cita por este medio a todos los jefes y oficiales de dicho Cuerpo para que concurran al castillo de la Punta, a las tres de la tarde del día de hoy, con el fin de acompañar al cadáver del capitán Marín Varona hasta el Cementerio de Colón.

Deberán asistir de uniforme de servicio, con gorra y sin armas.

Al mismo tiempo se comunica a los citados jefes y oficiales que la reunión para que se había citado a las ocho de la noche en el día hoy, será transferida para el sábado 21 de los corrientes a la misma hora.

EN LA ASOCIACIÓN DE DEPENDIENTES

En la Asociación de Dependientes, donde Marín Varona era queridísimo desde los primeros días de la fundación de la poderosa sociedad, pues fué (sic) quien inauguró la Sección de Filarmonía y Declamación, se tomaron los siguientes acuerdos:

Suspender hoy y mañana las clases de Música, en señal de duelo.

Enviar una comisión en nombre de la Asociación al entierro, compuesta del doctor Parrilla, vicepresidente social, y presidente de la Sección de Filarmonía, y del señor Mariano Paniagua, secretario.

Además, las profesoras y alumnas de las clases de Solfeo y Piano, han enviado una preciosa lira de flores naturales, y los profesores y alumnos de las clases nocturnas han comisionado a los señores Gaspar Agüero y Vicente Álvarez Torres para que asistan al entierro en su representación.

LA BANDA MUNICIPAL

Los músicos de la Banda Municipal, queriendo demostrar sus simpatías y adherirse al duelo público, pidieron ir al entierro, habiendo accedido el Alcalde Municipal, doctor Cárdenas a que asista la Banda.

Muchos de sus miembros estuvieron la noche anterior en el Castillo de la Punta, acompañando a los familiares.

LAS BANDERAS

En los edificios públicos fué (sic) colocada la bandera nacional a media asta, en señal de duelo.(6)

Tal magnificencia en el sepelio supone un sepulcro bien identificado que exalte sus más encumbradas cualidades mortales. Sin embargo, su tumba es un desierto en el que ni siquiera hay una tarja muestre su nombre. 


Por otra parte, revistas como Bohemia señalaron el hecho luctuoso exaltando la personalidad del músico y sus cualidades caracterizándolo como: “una de las columnas más fuertes en las que el arte patrio se apoyaba” criterio perteneciente al periodista Luis E. Cosculluela. Sobre su carácter escribió el compositor y musicógrafo Rafael Pastor en la misma publicación “En el trato con los amigos y compañeros de profesión, fue siempre un perfecto caballero, y con una mirada de águila veía muy lejos en asuntos musicales que resolvía pronto con la entereza de su carácter, imponiéndose a los que intentaban menoscabar su fama y bien ganada popularidad”(7). Otro intelectual de la época, Conde Kostia, sentenciaba
Al llorar ante el recuerdo del amigo ideal, lloramos también ante el del exquisito artista y el acendrado patriota. No hay atril de piano donde no figuren notables composiciones del que fue (sic) Marín Varona. El sabor cubano en todas ellas porque su talento artístico era eminentemente local. No teñía su inspiración de reflejos extranjeros. Por eso sus producciones durarán mientras dure sobre su concha azul la perla de las Antillas(8).
Pocos años después, el destacado músico José Mauri señaló en un discurso pronunciado en la Academia Nacional de Artes y Letras:
Marín Varona, como Bizet, aunque con muy distinta interpretación, penetróse (sic) hasta saturarse de nuestro ritmo con la devoción de un verdadero patriota artístico […].Tan atento estaba siempre su oído al canto de la patria que no desaprovechaba la oportunidad de fijar en el pentagrama las emociones que experimentaba cada vez que la musa popular discantaba, gemía o satirizaba […](9).
Marín Varona demostró ser hombre de una organización sentimental intensa, que necesitó para revelar su alma en términos sensibles, tanto del lenguaje de la música como de la música del lenguaje.


Pese a estos reconocimientos que colocan al músico camagüeyano en un alto escaño dentro de la música cubana, Marín Varona es hoy un músico prácticamente desconocido. Hace apenas 4 años —y después de una intensa labor de socialización de su obra a través de conferencias, charlas, cursos de postgrado y la ejecución de sus piezas en versiones para piano y contrabajo a cargo del dúo de cámara A Piacere—, se comenzó a valorar el músico y se logró que pusieran su nombre a la sala de conciertos de la ciudad. Aunque todavía quedan muchas cosas por hacer con su obra —escribir su biografía sería la primera de ellas— sirvan estas breves líneas como especie de homenaje a uno de los músicos más completos del siglo XIX camagüeyano, del que se conmemora este 17 de septiembre, el aniversario 111 de su partida física.

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Homenaje póstumo
en Bohemia. Septiembre 22, 1912
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Reseña de Obertura Militar "Patria"
obra de José Marín Varona, estrenada 
en Camagüey, por la Banda del Cuartel General. 
Bohemia. Marzo 31, 1912
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  1. MNM. “El Capitán Marín Varona”. Suelto del Boletín Musical de La Habana. P. 9.
  2. Buenaventura Ibáñez: músico español que llegó a Cuba en 1907 y fijó residencia en La Habana dedicándose a la enseñanza del piano y la creación de bandas de música. Por un tiempo se trasladó a Guantánamo donde creó una academia de música anexa al conservatorio Orbón por 6 años. Luego fungió como subdirector del Conservatorio habanero de igual nombre.Cfr. Revista Social, Vol XII, nro. 7, julio 1927. P.7.
  3. Cuba Musical, Año III, nro. 39, 1 de abril de 1905. Pp. 106-107.
  4. Expediente militar de José Marín Varona. Archivo del Instituto de Historia de Cuba.
  5. Conde Kostia: “Un aniversario” en, Bohemia, Año IV, nro. 38, 21 de septiembre de 1913.
  6. José Mauri: “Conferencia leída por el Académico señor José Mauri en la sesión solemne celebrada a la memora del Académico fallecido señor José Marín Varona, el día 26 de febrero de 1913, en los salones del Ateneo y Círculo de la Habana” en, Anales de la Academia Nacional de Artes y Letras, Año I, tomo I, nro. 3. Habana, julio-septiembre, 1916.
  7. El Da Capo (DC) es un término en italiano que indica la repetición de un fragmento de música desde el inicio hasta donde aparece la palabra fin.
  8. El Mundo, Año XII, nro. 4172, 18 de septiembre de 1912. Pp. 1 y 3.
  9. Rafael Pastor: “Último homenaje” en, Bohemia, 22 de septiembre de 1912.




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Verónica E. Fernández Díaz. Nació en Camagüey, el 28 de enero de 1972. Doctora en Ciencias sobre Arte, Profesora Titular e investigadora Auxiliar de la Universidad de las Artes y el Centro de Estudios Nicolás Guillén. Premio Anual de Investigación Cultural 2007 con “Diccionario de la música camagüeyana. Siglo XIX” y 2015 con “Música e identidad cultural. Puerto Príncipe 1800-1868. Premio CUBADISCO 2014 en Producción de Investigación Musical con el CD Páginas de vida. Música camagüeyana del siglo XIX. 3er Premio de Musicología Argeliers León de la Uneac 2017 con el estudio de la obra de José Marín Varona.

Tiene publicado el libro Diccionario de Música camagüeyana. Siglo XIX, y varios artículos en Cuadernos de Historia Principeña de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, el Anuario de la Universidad de las Artes y la revista Antenas de su ciudad natal. También tiene trabajos publicados en la revista Videncia de Ciego de Ávila, Sic de Santiago de Cuba y Clave de Ciudad de La Habana, así como artículos en varios libros. Otros trabajos suyos se han publicados en Lisboa, Portugal; Baeza, España y Santiago de los Caballeros, República Dominicana.

"Camagüey is said by Americans to be the Kentucky of Cuba . By that, I think, they mean that we have beautiful horses there, and that we are proud of the prettiest girls in Cuba. (Evangelina Cisneros, 1897)

 


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Thursday, September 14, 2023

Sombreros antiguos en el tren Camagüey-Minas (por Joaquín Estrada-Montalván)


Al graduarme en 1991, me enviaron a Najasa a cumplir el Servicio Social, que era (o es) por dos años.

"Diversionismo ideológico" y similares me pusieron fuera del "Fundo del Lugareño" en pocos meses. Luego de un día (quizás tres), de Profesor de Comunicación Social, en el Centro Provincial de Superación de Cultura, fui a dar al Museo de Minas (un mes fue el acuerdo con la Porrúa, y un mes estuve).

Durante ese mes, preparé unas charlas de historia local, para los niños de la escuela primaria. Organicé y fiché algo del fondo del museo, y también (gracias a las amistades del Museo Provincial de Camagüey), implementé la Muestra de la Semana, llevaba desde Camagüey algo interesante (en el tren Camagüey-Minas) y así atraía visitantes al museo municipal.

Un lunes, cargo con sombreros antiguos de mujer, en el ya mencionado tren. En este coincidía con doctores (dras), maestras, ... de Servicio Social, amigos de to la vida. Con quienes en algún momento había compartido algunas escuela, algunos tragos y en ocasiones algo más.

Esto hacía de aquel incómodo tren, un lugar agradable para viajar. El lunes de los sombreros, debo ir un momento a otro coche (no recuerdo a que, quizás al baño, quizás para barajar al conductor que le hacía los huequitos a los pasajes, que no siempre compraba).

El tema es que le digo a ..., cuidame esto un instante. Al momento regreso y las recién doctoras, maestras,..., con los sombreros antiguos puestos, por todo aquel coche.

Entre risas (y mi susto), logré rescatar los sombreros y devolverlos sanos y salvos al Museo Provincial, el sábado luego de ese lunes y recoger (no recuerdo cual) un ave disecada, que gracias a Dios no levantô vuelo. (JEM)

¡Comandaaante! ¡Delincueeente!

Foto/Internet
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Con cariño recuerdo a Najasa, donde estuve unos turbulentos primeros meses del Servicio Social (como le nombran o nombraban en la Insula, a los dos primeros años luego de terminar la universidad).

Ya he contado como transcurrió ese tiempo allá por el 91 del siglo XX. Comparto hoy, algo creativo y jocoso.

Al final del pueblo, estaba la librería. Detrás del área de los libros había un cuarto con un par de literas. Enfrente, en el mismo terreno (dentro de lo cercado) había una especie de casita, que era mi oficina, buró, estantes,... Puerta y ventanas, una de las ventanas daba al camino real.

Los días que hasta Najasa iba, al bajarme del "guacamión" (camión Kamaz, con una guagua empotrada atrás, que hacía el recorrido Ferro-Omnibus - Cuatro Caminos), llegaba con la fresca, saludaba a la librera, me colaba por una de las ventanas de mi casita-oficina, abría las otras dos ventanas, la puerta. Apoyaba un taburete contra el burô, donde me sentaba frente a la ventana que daba al camino real. Encendía el primer tabaco de la jornada y observaba la vida de la campiña.

Cada mañana pasaba un campesino, quien atravesaba el pueblo hacia sus cultivos, arreando dos bueyes. Con voz alta, ronca, musical y serena repetía: ¡Comandaaante! ¡Delincueeente! (JEM)



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Tuesday, September 12, 2023

Camagüey tuvo el privilegio de dos excelentes bibliotecas. (por Joaquín Estrada-Montalván)

Biblioteca Diocesana antes de su cierre.
Foto tomada del website
La Iglesia Católica en Camagüey
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La Biblioteca Provincial, centro con muchos años de formación y de servicio. Con salas valiosas como la Infantil y Juvenil, la de Música, Fondos Raros y Valiosos, ... Se podía consultar una amplia colección de periódicos y revistas de siglos pasados. Las personas que allí laboran un lujo del Camagüey. Fue la biblioteca un lugar en el que pasaba varias horas cada día, desde mi niñez hasta mi juventud.

La Biblioteca Diocesana, más joven, pero en la que se pudo atesorar un valioso fondo de bibliografía de teología, filosofía, sicología, espiritualidad, arte, historia, literatura..., los que allí laboramos siempre nos esforzamos por brindar el mejor servicio posible.

Nunca permití que se considerara la diocesana como competencia de la provincial, primero porque es imposible compararlas, segundo porque eran complementarias.

Biblioteca Provincial
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Hablo en pasado porque me dicen que la provincial anda a "media máquina" y a la diocesana, de "media máquina" han pasado a cerrarla.

Ojalá Camagüey, que cada día desaparece un mucho, pueda recuperar estos dos centros del saber, del encuentro y en general de la cultura. (JEM)


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(update) Neidys Hernandez, me actualiza que la Biblioteca Diocesana de La Merced "Mons. Adolfo Rodríguez) está reabierta en el horario de Lunes a Viernes de 1 a 5 pm.
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Aunque la reapertura es la mitad del horario que fuera el habitual, alegra saber que los interesados pueden volver a usar los servicios de este centro cultural. (JEM)






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Monday, September 11, 2023

Nombran a Guillermo López y a su esposa Juliet Gómez al frente de la Casa Diocesana de Camagüey


Según me informan, Guillermo López y su esposa Juliet Gómez, han sido nombrados administradores de la Casa Diocesana de la Merced, en Camagüey, tras el cese del P. Andy Vidal como Rector del Centro Pastoral.

Hasta que nombren un nuevo rector, la Casa Diocesana estaría dirigida por primera vez  por laicos, desde que fuera instituida por Mons. Adolfo en el año 1990, encomendando al P. Sarduy su Rectoría, al que sucedió el P. Wilfredo Pino (actualmente arzobispo de Camagüey), luego el  P. Ernesto Pacheco, y concluyendo, hasta el momento,  la lista el P. Andy Vidal.  

El templo de la Merced, continúa encargado a los padres mercederios. (JEM)

Cascorro. Las lluvias de San José (por Mariem C. Gómez Chacour y Marum Gómez Chacour)



OFRECIMIENTO

Somos un infinito de eternidad en la memoria de Dios Padre aún antes de ese instante tan íntimo de nacer. Nacer es una dependencia estremecedora sin elección ni despedidas de único designio: saber reverenciarlo con el ser y quehacer de la vida. Ese quehacer es lo que llena vacíos cuando los ríos se han convertido en arroyos y los arroyos están secos frente a un extraño mar sin fronteras.

Todas las palabras siguientes son recuerdos de personas que ya pasaron. Fueron dichas y guardadas en un entorno único de experiencia y credibilidad en la edad mejor de la vida. Desde ellas remonté dudas de otra edad dardos al estilo de Nietzsche de: “Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, no podré creer más en ti”. Nunca dieron en mi centro porque no quiero hacer juicios... ¡no debo! El pasado no se juzga desde la maldad, se juzga a la maldad para evitarla. ¡Creo en la bondad recibida desde el cariño de un hogar y de mi pueblo!¡En mis manos sólo llevo gratitud!

Sirvan estas líneas de homenaje a los que levantaron el pueblo y a todos los que llevan nuestro gentilicio... sean quienes sean y estén donde estén, como humilde muestra de fraternidad y cariño.

PRELUDIO

Hace años no llueve abundantemente sobre esta tierra. Es acumulación de sol, aire, polvo, preocupación, desespero… ¡hasta de arenas del desierto!

Cada mañana se otea el cielo, se cuestiona al aire... si es del sur viene con agua. Cuando el viento llega del norte se lleva lejos las nubes y las altas presiones hacen brillar al cielo con azul intenso, otra señal de sequía prolongada. Sólo se ve hasta lontananza la aridez de los potreros, ese color pardo presagio de hambruna. Se añora, se ruega, por ese gris difuso en el paisaje que sofoque carencias y preocupaciones. Comprensibles las fiestas de primavera instauradas en diversas civilizaciones desde la antigüedad.

Las hojas secas de abril abrigan pasos secos en la soledad del monte. A ratos sinsontes, azulejos y torcazas, las aves salvadas de ciclones y cazadores inclementes, trinan o lloran de sed en alguna rama de los naranjos secos tostados por el sol. Este año no florecieron y el aroma de los azahares se perdió en la niebla... tal vez mayo no traerá cocuyos...

Los incendios no cesan... ¡amenazan y atormentan! La loma del Jacinto hace días es una visión alucinante en medio del humo y las llamas. El fuego termina sus bosquecillos de madera preciosa, los últimos, los que se salvaron del hacha inmisericorde y permanecían como refugio de una fauna casi extinguida de jutías y venados.

De nada sirven las “cabañuelas”. Nombre de vaticinios atmosféricos empíricos arribado con las costumbres españolas. El origen del término se remonta a un rito del pueblo judío en la festividad de los Tabernáculos. Colgaban cien cabañuelas en memoria del tiempo nómada por el desierto del Sinaí. Costumbre unida a otras ceremonias para inferir predicciones meteorológicas y se unieron conceptos y nombres.

Las Cabañuelas basan su pronóstico a partir de los doce primeros días del mes de enero del año en curso. De existir alguna precipitación de nubes en alguno de estos días, como suele suceder por los frentes fríos, el número del día en cuestión es el mes que será de lluvia... según la abundancia del agua caída así serán los aguaceros. Muy común la queja en la sabana: “No pintaron las cabañuelas”.

Contaban los más viejos del pueblo que cuando las fuertes sequías se prolongaban por la zona se ¨sacaba¨ una procesión a san José y… ¡siempre llovía!

PÁGINA INCONCLUSA

A pesar de carencias y ausencias de campanarios y sacerdotes resalta en la memoria la devoción de los cascorreños a su patrono san José. No se sabe quién propagó esa religiosa preferencia hacia el hombre silencioso, humilde, de la Biblia, ni quien instauró su patronato. ¿Sería el presbítero don Esteban de Jesús Vega? Como párroco en el pueblo vecino firmaba toda acta de bautizo… allá por el año 1802.

¿Se debió al Padre Lorenzo Sanmartí cuando fue misionero en 1852? Compartió con los lugareños por diez días evangelizando aquí y allá… sólo una chispa basta para provocar un incendio o una oración castellana para iniciar lluvia de sentimientos. ¿O tal vez se debió a los dos misioneros Capuchinos de 1856? ¿Serían ellos... el padre Esteban Adoain y el padre Antonio María Galdácano, quienes instauraron la devoción al también patrono de la Iglesia Universal, de la Buena Muerte, de los carpinteros, de los trabajadores...? Bien que fuera una inspiración del propio Claret al predicar en aquella sala de casa cascorreña un 21 de enero. Otra respuesta que yace perdida en la niebla de la sabana.

PÁGINA DEL CRONISTA

Era el año 1878. La guerra perdió en su propio desgaste los toques de corneta convocando al combate y sólo era fiera herida en el bosque de injusticias. La libertad quedó como sombra errante por la llanura irredenta. El poblado continuó la vida, se levantó de sus cenizas.

Un buen día, por el Camino Real de Cuba regresó Benjamín de la Torre con su acordeón... siempre se regresa. Con ritmo de valses y arpegios de canciones amenizó la celebración del 19 de marzo de aquel año en la casa de don Manuel Paneca. Con el paso del tiempo al reacomodare el asentamiento humano y su entorno quedó confuso el lugar donde estuvo la casa de Paneca. Se recuerda su patrimonio por la gran concurrencia al baile del día de San José. El cronista acotó: “Se encendieron antorchas, velas y quinqués, hasta la esquina de la calle donde se celebró y… ¡sobró la alegría!”.

Queda la incertidumbre de si fue la primera vez... desde aquella memorable fecha se estableció la costumbre de reunirse en casas de familia para conmemorar festivamente los diecinueve de marzo.

Cinco años después, la tristeza y desolación de la guerra eran solamente recuerdos de mayores... con renuevo de ilusiones los jóvenes decidieron celebrar las fiestas patronales en un lugar común a todos. Fue en el año 1883, cuando don Rafael Pedroso y don Felipe Ruíz Risco construyeron un entarimado de horcones y lo cubrieron con pencas de palmas de guano. Aquella construcción rustica, quedó registrada en el recuento con el nombre de La Enramada. Desde ella, un conjunto de guitarras y laúd con alguna percusión amenizó bailes los días 19, 20 y 21 de marzo, iniciando lo que con el tiempo se conoció como “el triduo de san José”. Pero el triduo se extendió a días de festejos y celebraciones, porque cuando llegaba al poblado algún sacerdote, el triduo religioso de preparación antecedía al 19 de marzo.

Para diciembre de aquel año se sustituyó La Enramada por un local más formal redondo de tablones y se le dio el nombre de La Glorieta. En ella amenizó el baile fe fin de año la orquesta de Antonio Vargas, llegada por los caminos vecinales desde Nuevitas a lomos de caballos.

Otro 19 de marzo, pero de 1916 llegó al poblado en visita misionera el primer obispo de la diócesis camagüeyana monseñor Valentín Zubizarreta y Unamuzaga. Personalmente cumplía la solicitud de doña Balbina Gómez de Blanco, quien le comunicó la necesidad de un sacerdote en el pueblo para celebrar las fiestas patronales. En la esquina de la casa de doña Balbina, se ofreció misa, se catequizó, se bautizó, se realizaron matrimonios.

RECUERDOS DE LOS ABUELOS

Por aquella época las comadres, luego del quehacer hogareño se sentaban en los portales a conversar… ¡y se sabía escuchar! Conversar era un arte de entonación de palabras y poses entre peinetas, pencas y abanicos. Los pequeños jardines con disímiles tiestos, desde un búcaro de porcelana roto hasta un orinal de estaño en desuso, llenos de variedades de plantas alegraban la vista y el olfato.

El saludo era obligado al igual que las recetas de cocinas, porfías cotidianas de las abuelas. Las casas humildes de puertas abiertas, con taburetes en el patio y balances en los portales para sentir el fresco y tomar café criollo. Siempre fue brindado con la mayor amabilidad en aquellas tacitas de porcelanas orgullos de las amas de casa. Mientras, las horas eran marcadas por el silbato del aserradero de los Morales, costumbre de servicio gratuito que se agradecía porque se sabía utilizar el tiempo y compartirlo. Ya no hay quien injerte “Príncipes Negros” como Maceo o Serafín... ni hay quien siembre los claveles blancos y rojos de la española Sabina o conserve la colección de orquídeas como Danielín y Julia.

Una alegría era de todos al igual que las lágrimas y ¡hasta los chismes se propagaban con cierto aire más bien de lástima y preocupación con la concebida coletilla de “a mí no me lo crean pero dice fulana...!” Porque “el qué dirán”, “la opinión pública” si tenían su efecto bueno como resguardo a una moral preestablecida en convivencias de reciprocidad. Por las puertas y ventanas abiertas pasaban a gusto el respeto, la consideración, el cariño, el sentido de gratuidad y servicio más allá de la afectación.

Existía el interés y el entusiasmo por la vida en las calles de mi pequeño pueblo campesino…. hasta con aquellas costumbres insanas como, que a cualquier hora del día o la noche un lote de ganado cruzaba por las calles haciendo correr a cuanto ser anduviera por ellas, hasta que se pavimentaron y fue prohibido. Así y todo, varias veces alguien corría delante de una res escapada de corrales cercanos, aunque estuviéramos allende los mares de las festividades de san Fermín.

Lógico, en una convivencia humana también existieron los diablillos. Personas acomplejadas de envidia y vicios perniciosos... eran señalado con el dedo y excluido de todo círculo en aquella sociedad humilde. De hecho, existió un prostíbulo y ocurrieron hasta crímenes, también familias enemistadas, pero no fue lo común, las malas acciones y feas palabras corrían junto a la desaprobación general en los corrillos vecinales. Algunas personas hasta debieron marcharse definitivamente del pueblo.

GENERAL DEVOCIÓN

La devoción al Santo Patrón se convirtió en toda una tradición local. Se estableció la comida típica de ese día: el arroz con pollo con aceitunas y pasas acompañado de plátanos maduros fritos. Eso me contaron unas abuelas, otro día de san José… cuando ya no es posible el elegir… El lechón asado con los turrones no se desalojó de las Noches Buenas los veinticuatro de diciembre, y del último día del año, cuando tiraban cubos de agua hacia la calle para alejar lo malo, en espera del año nuevo.

Cualquier mesa por humilde que fuera era compartida. Los familiares venían de lejos para las esperadas ocasiones. Vecinos y amigos confraternizaban alegres por las casas y calles y arribaban muchas personas de otros lugares. Se rescataban a los vecinos solitarios para sentarlo a la mesa familiar. Las peleas de gallos cobraron fama nacional en las fiestas del Patrono. Cada año el pueblo albergaba galleros de toda Cuba en aquellos días de marzo... eso contaban con orgullo los viejos, aunque jamás sepamos qué tenían que ver los gallos con san José. La canchanchara de miel de abejas con aguardiente de caña, se brindaba cordialmente por los mambises veteranos junto con la consabida sonrisa de acogida.

Por aquellos años surgió también la costumbre de agasajar a los vecinos de nombre José o Josefa. En el pueblo era un privilegio responder a ese nombre. Para ellos el día 19 de marzo comenzaba con serenatas. Un grupo se dedicaba a cantar por las ventanas de los Pepes y las Pepas desde las noches los dieciocho y así esperaban al Sol. Y era la jocosa risa de hacer levantar al festejado estuviera como estuviera… También se procuraban obsequios, que costeaban entre todos con mucho cariño y alegría, fuera quien fuera la persona.

No fue lo social sustituyendo o distorsionando la fe cristiana, más bien surgió un entusiasmo de religiosidad popular revertida en festejos y éstos se hicieron tradición, cultura de la sabana. Así emergió el alma humilde y libre de la llanura. A veces parece que vaga perdida en la niebla.

EN LA CAPILLA

Por la década de los años treinta del siglo XX, monseñor Enrique Pérez Serantes, segundo obispo de la diócesis, compró una casa de vivienda adaptada a talabartería y se condicionó con el quehacer de varias familias, para que sirviera de templo. Fue entonces, que los 19 de marzo eran celebrado con mucha disposición y regocijo desde el marco religioso. Casi siempre asistía un sacerdote o el propio obispo, y se ofrecía la misa a la que asistían muchos lugareños.

En aquella fecha se efectuaban muchos bautizos, porque arribaban padrinos designados de antemano por padres y abuelos, recordemos que por aquellos tiempos las familias eran patriarcales. Algunos niños, después de la catequesis previa impartida por las religiosas salesianas del colegio de Guáimaro en sus visitas semanales, o por alguna persona dispuesta a ello, hacían su primera comunión. También había iniciaciones en la Juventud Católica con actos muy emotivos. Estos cultos generaban desayunos, meriendas, almuerzos… También se efectuaron matrimonios por devoción a la Sagrada Familia o a san José.

La pequeña imagen de san José, que compraron dos vecinas vendiendo una caja de talco marca Mavis allá por los años treinta del siglo pasado, ha resistido al tiempo y al olvido y persiste en un lateral del templo recordando a los lugareños el valor de las virtudes, de las intenciones humildes, silenciosas, que son las que armonizan.

En la semi-oscuridad de la pobreza existía algo mágico: una luz de acogida y cariño. De ello emanaba la serena confianza en la consecución de la vida aunque no existieran adelantos ni comodidades. Muchos llegaban a las fiestas desde lejanas fincas por los polvos o las charcas de caminos vecinales. Era un surtidor mágico el contagio de alegría más allá de bebidas alcohólicas, comidas o bailes, todo muy espontáneo porque nada era impuesto.

El crepúsculo rojo de los atardeceres en el horizonte era la sobremesa campesina. Una gran mesa de encuentro donde se sucedían verbos edificantes. Sortilegio de las perdidas noches pueblerinas, sinónimo de serena confianza en las estrellas.

LAS PESQUERÍAS DE CUARESMA

Cuando el sol quemaba mucho los más viejos decían: “sol de cuaresma”. En el calendario litúrgico de la Iglesia, Cuaresma se denomina a los cuarenta días que anteceden a la Semana Santa o Semana Mayor. El día de san José, el 19 de marzo generalmente es en Cuaresma.

La Semana Santa o Semana Mayor es movible en el calendario litúrgico, no ocurre en las mismas fechas cada año. Está regida por el calendario lunar y el inicio de la primavera. El Domingo de Resurrección debe celebrarse al siguiente domingo después de la primera luna llena del equinoccio boreal en el hemisferio occidental. Respecto al movimiento de rotación de la tierra alrededor del sol, así se corren las fechas. Según ese movimiento, la festividad de san José puede estar comprendida dentro de la Semana Santa, aunque no es usual, puede ocurrir, toda una tragedia en Cascorro.

Nunca escuché de una experiencia tal... asumo todo sería con mucho respeto porque una de las anécdotas, expresada en forma de crítica a mi generación fue la vez que falleció un vecino y se suspendió el baile de san José. Y las familias cristianas guardaban la Semana Santa y las abuelas también tenían arraigadas creencias populares que seguían fielmente, aunque no fueran al templo. No barrían la casa los viernes porque decían atraía lo malo y la casa se llenaba de hormigas, algunas muy piadosas, el Viernes Santo rezaba los 33 credos y ese día la abstinencia de carne era obligada, generalmente el mantel se llenaba de peces.

La Semana Santa era de vacaciones en todos los ámbitos de la vida nacional, sobre todo recesaban las actividades escolares. Y así se le denominaba: “Vacaciones de Semana Santa”. En los medios de comunicaciones, radio y televisión, se suspendían los programas de música popular. Se sustituían por música religiosa como la gregoriana o por música de la denominada clásica. Eran frecuentes las películas de temas religiosos y los Viernes Santos, el sermón de las siete palabras.

Ya fuera por el calor o por vacaciones con supresiones de programas, etc. surgieron las pesquerías de Cuaresma y Semana Santa y san José se convirtieron en costumbre. Por supuesto, que estas pesquerías tenían aires festivos… ron, cervezas, comilonas, etc. Se reunían un gran número de personas con los atuendos pertinentes y caminaban o iban en esos carros remedos de calesas y volantas, que en mi tierra se le nombra “guarandingas”. Recorrían caminos vecinales y potreros hasta los ríos o arroyos de la zona. Como los gitanos encendían fogatas, colgaban hamacas y allí mismo preparaban almuerzo, comida y hasta el desayuno del día o los días siguientes. Con las anécdotas se puede llenar un libro.

Aún, puedo recordar el sabor tan agradable de las “biajacas”, fritas a la orilla del agua, gustadas con pan en plena sabana sabían a gloria, lo mismo que las “truchas”. Ningún pescado de agua dulce, de los llegados de tierras lejanas, tienen el mismo sabor que aquellos de mi niñez. Pido excusas, es la diversidad de los puntos de vistas, lo reflejado es mi modo, mi recuerdo… y la comunicación humana es exquisita. Como labor del pensamiento y la memoria son capacidades maravillosas del cerebro ¡todo un universo! También se expande desde el alma, eternidad en Dios.

PROCESIONES

Esa costumbre de caminar en grupo con el objetivo de acompañar, que se diferencia del paso marcial de los desfiles, surge en civilizaciones antiguas como Egipto y China. Posteriormente, en los sepelios de la antigua Roma los nobles acompañaban a pie a los difuntos de alto rango social llevando mascarillas faciales. Estas mascarillas representaban el rostro de cada uno de los antepasados del noble que iban a sepultar. Aunque en un principio las procesiones fueron exclusivas de las clases altas Romana, con el tiempo se propagaron en la denominada cultura occidental hasta adquirir un carácter popular.

En Ibero-América, a parte del acompañamiento en sepelios, las procesiones son manifestaciones populares de fe. Se tributan el día de Corpus Cristi y las diferentes advocaciones marianas. También se realizan en tiempos fuertes de la Iglesia como en Semana Santa o en la celebración de algún santo patrón.

Según el libro de actas de la Juventud Católica de mi pueblo, en la década de los años cuarenta del siglo pasado comenzaron las procesiones de san José. Las muchachas llevaban la pequeña imagen por las calles, entonces sin pavimentar, con el rezo del Rosario en voz alta y cubierta la cabeza con mantillas…las mantillas eran costumbre. Muchas personas seguían la procesión por las calles y otros la esperaban en los portales. Si llegaba la noche las velas iluminaban el recorrido. Muchas veces fueron por los caminos vecinales hasta barrios como La Deseada y El Ramón, distantes algunos kilómetros del núcleo poblacional. Contaban los mayores que siempre llovía…

Y una vez llovió tanto que no pudieron regresar por la crecida del río. Hubo alarma general y fueron muchos los vecinos que esperaron a la orilla de las aguas crecidas el retorno de las jóvenes. Aquellas debieron refugiarse toda la noche en el portal de una tienda rural esperando que las aguas bajaran su corriente. Recibieron ayuda de los vecinos del entorno.

Ya no hay procesiones por las calles de mi pueblo a pesar de las sequías, de tanta sed… La última se perdió en una esquina de indiferencia. Y ya también se han marchado aquellos que aconsejaban cuando no llovía: “Saquen una procesión a san José”. ¿Servirá de algo detenerse a la vera del camino y mirar los senderos de la vida?

SOLILOQUIO

Camino el lecho vacío de un Arroyo. vulnerabilidad de profundidad otrora temida. Cada recodo es el ciclo de aguas ausentes. Me invaden rostros y voces que poblaron otros sueños y se fueron a otras dimensiones de paz... comienzo a mirar hacia arriba porque algo me ahoga y ansío la luz. Observo donde el cauce dobla a la izquierda, los arroyos siempre doblan... siento la emoción extraña del límite de algo… ¡Detrás de la palma trunca entro a ese misterio de ilusión renovada!¡Ansiosa alegría! Aquí es donde el arroyo se resiste a morir… ¡Hay agua!

Entonces llegan con la “Pala de buey”, la arrastran los brutos guiados por la mano del hombre. Ellos saben que en el fondo hay agua, que todo no está perdido. Y limpian pasando el viejo invento apartan lo malo y... ¡el arroyo crece en agua limpia! ¡Misericordia de agua en un desierto!

La enredadera de florecillas silvestres, desde lo alto se burla de mí tristeza, con la sonrisa maliciosa del que conoce verdades. Comienzan las lágrimas buenas porque anuncian, que a pesar de las altas presiones y de todos los vientos del sur o del norte, siempre caerán gotas de esperanza sobre mi tierra, porque ¡Existe en la memoria de Dios!





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La primera versión de este texto fue publicada en “Enfoque”, Revista de la Arquidiócesis de Camagüey No. 112 agosto-diciembre 2018.
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