Tengo que quitarme el sombrero –nunca mejor dicho, pues en este caso, nada menos que el del Rey que tuve el honor de interpretar dentro de la puesta que ahora reseño– ante la prima ballerina forever y gran Maitre Alihaydée Carreño, por su exitosa presentación del precioso ballet La bella durmiente –completo, no una suite simplificada– como función de fin de curso de su muy prestigiosa Escuela de Ballet, en el Miami Children Theater, el domingo 15 de junio de 2025.
En este inmortal ballet, basado en un cuento de hadas de Charles Perrault, con música del genial compositor ruso Piotr Ilich Chaikovski y coreografiado por el gran Marius Petipa –cuya premiere tuvo lugar el 15 de enero de 1890, en el Teatro Mariinski de la ciudad rusa de San Petersburgo–, la malvada hada Carabosse, despechada por no haber sido invitada al bautizo de la princesa Aurora, la maldice a morir a los quince años al pincharse con una aguja, pero el Hada de las Lilas, protectora de Aurora, logra atenuar la maldición y la convierte en un largo sueño de cien años, junto a toda su corte, hasta que un apuesto príncipe, llamado Desirée, la despierta con un beso de amor. El ballet concluye con una gran boda, donde participan varios personajes de los cuentos infantiles, como la princesa Florinda, el Gato con Botas, entre otros.
En la función del domingo 15 de junio, la jovencísima bailarina Natalie Martínez se calzó las zapatillas de la princesa Aurora, protagonista de este cuento de hadas, como si fuera su propia historia, con gran encanto y virtuosismo, muestra tanto de su innegable talento como del cuidado trabajo de su ensayadora, la maestra y directora de la escuela, la gran Aly Carreño; mientras que Isaiah González fue su muy solícito acompañante como el príncipe Desirée (aunque el programa de mano dice “príncipe Felipe / Philip”.
En el primer acto, resuelto de forma muy entendible para toda la audiencia, tanto Amanda Margolles, como el Hada de las Lilas, que Erin Martin, como la malvada Carabosse, se lucieron en grado sumo en sus cruciales personajes, con un trabajo muy parejo, a la altura de la pareja protagonista; todo ello en presencia del Rey y de la Reina, a cargo de mi persona y de Anita Curbelo respectivamente, pero como no me corresponde hablar de mí mismo, sí puedo elogiar el gran trabajo actoral de mi compañera, así como su muy coherente reacción de rechazo ante la aparición y maldición de Carabosse; cosa que en otras puestas de este ballet que he reseñado no ha sucedido, amén de su interacción con la bebé en sus brazos y luego con la nodriza que se la lleva, muy bien interpretada por Giuliana Virgilio.
A su vez, las diez hadas que acudieron al bautizo de Aurora también se lucieron en sus respectivas variaciones.
A continuación, con el correspondiente salto en el tiempo, tuvo lugar la celebración de los quince años de la princesa Aurora, con el famoso Vals que abre esta escena, interpretado elegantemente por 17 jóvenes bailarinas, para dar paso luego al hermoso Adagio de la rosa, en el que Alihaydée empleó de modo muy inteligente a varios dúos de sus alumnas para sustituir a los caballeros originales; adagio que Natalie bailó musical y precisa, con hermosos arabesques y sostenidos balances.
De nuevo, tengo que celebrar la reacción de rechazo por parte de Anita como la Reina, ante la entrega del ramo de flores a la princesa por parte de una misteriosa dama, que no es otra que Carabosse disfrazada, ya que los reyes deben tener muy presente la terrible maldición, imposible de olvidar, proferida por la bruja en el prólogo del ballet.
Luego de la oportuna intervención del Hada de las Lilas, que transforma la aparente muerte de Aurora en un largo sueño –tal y como el hada había prometido al inicio–, Aurora es cargada por sus atribulados padres (¡esa Anita de nuevo toda una actriz!) y transportada hacia donde descansará dormida por cien años, al igual que los reyes y toda la corte.
Tras otro gran salto en el tiempo, el Hada de las Lilas se aparece ante el príncipe Desirée para contarle la historia de Aurora, la cual, pese a que está dormida en el palacio, se “bilocaliza” ante él y bailan juntos en el bosque, acompañados por el Hada de las Lilas y por otras jóvenes princesas, todo ello para incitarlo a ir a despertarla.
Tanto el Hada Amanda, la princesa Natalie como el príncipe Isaiah, al igual que las jóvenes princesas acompañantes, lograron en esta escena una atmósfera de ensoñación muy hermosa, para preparar el despertar de Natalie / Aurora por el beso de Isaiah / Desirée.
Con el cetro o amuleto que el Hada de las Lilas le entrega, Desirée venció a Carabosse –y aquí Erin volvió a lucirse y a crecerse en su desaparición como el siniestro personaje– y ya no hubo obstáculo para llegar a Natalie y despertarla con un beso de amor, en una escena muy lograda –Disneyliana diría yo–, en la que Natalie e Isaiah lucieron de verdad como una pareja muy enamorada.
En el tercer acto, conocido como Las bodas de Aurora, y que muchas compañías acostumbran a ofrecer por separado, sin bailar el ballet completo, el desfile de personajes de varios conocidos cuentos infantiles resultó muy grato, y lo más relevante fue la princesa Florinda, interpretada por Valentina Galluci con gran virtuosismo, al igual que Karly Padua y Carolina Rivera como las muy simpáticas “gatas princesas”, acompañadas por un séquito de adorables gatitas; sin olvidar el trío formado por Mía García, Erin Martin y Mía Gauhiac.
En el pas de deux con el cual culmina la obra, bailado por la pareja protagonista, el adagio fue inobjetable y Natalie bailó su variación con gran limpieza y virtuosismo, al igual que Isaiah, sobre todo en los jetés y giros, a pesar de que su formación como bailarín no es para el ballet clásico.
Antes de concluir mi reseña, debo elogiar el hermoso vestuario de lujo de todas las niñas participantes y de los bailarines protagonistas; la correcta iluminación de todas las escenas y las proyecciones de fondo para ambientarlas como si se estuviera en un palacio.
En fin, una gran función que agradecer a su directora y a todos los participantes, por mantener viva la magia del ballet para niños y jóvenes, y hacer felices y orgullosos a sus progenitores, nada menos que, justamente, en el Día de los Padres.
Hialeah, 19 de junio de 2025.
Fotos: Abelardo Reguera.