Veterans Day originated as “Armistice Day” on Nov. 11, 1919, the first anniversary of the end of World War I. Congress passed a resolution in 1926 for an annual observance, and Nov. 11 became a national holiday beginning in 1938. Unlike Memorial Day, Veterans Day pays tribute to all American veterans—living or dead—but especially gives thanks to living veterans who served their country honorably during war or peacetime. (Read full text)
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Tuesday, November 11, 2025
Saturday, November 8, 2025
La dramaturgia de Sergio Blanco invade la escena de Miami. (por Wilfredo A. Ramos)
“Sobre la escena todo es -o parece- ficción”. Beatriz Trastoy, crítica e investigadora teatral argentina.
Este recién finalizado mes de octubre, entre los días 16 y 26, trajo a la escena teatral miamense la combinación de dos puestas del dramaturgo uruguayo-francés Sergio Blanco, nos referimos a los unipersonales “Kassandra” (2008) y “Memento mori o la celebración de la muerte" (2019) -en cinco y dos funciones respectivamente- constituyendo ambas piezas estrenos absolutos en los Estados Unidos. El primero contó con la dirección de Carlos Celdrán y como intérprete a la actriz cubana Ysmercy Salomón, mientras que el segundo fue dirigido y representado por el propio autor.
La obra dramática de Sergio Blanco, como ya hemos expuesto en anteriores ocasiones, se encuentra inmersa en esa corriente de escritura que se diera a conocer alrededor del año 1977, llamada ‘autoficción’, término que fuera acuñado por el escritor francés Serge Doubrosky, al publicar su novela “Hijos”, al cual el autor la identificaría como una ficción de sucesos reales. A partir de ese momento dicho concepto se tomó como un subgénero que se movería entre los límites diluidos de la novela y la autobiografía, aunque esto último no va a ser necesariamente tampoco cierto en su totalidad, produciéndose alguna ambigüedad en la relación entre personaje -el propio autor- y los acontecimientos narrados.
Aunque es a partir de la obra citada que se comienza a hablar de autoficción, al revisitar la historia de la literatura podemos hallar diversos textos que asimilan esa misma perspectiva, como en el caso de “La Divina Comedia”, del italiano Dante Alighieri, en “La tía Julia y el escribidor”, del peruano Mario Vargas Llosa -escrita en el mismo año que Doubrosky publicaba la suya- algunas novelas de Samuel Beckett o la obra de Thomas Quincey, “Confesiones de un opiómano”, en un marco mucho más amplio de autores y obras. Entre los contemporáneos de este tipo de escritura podríamos citar a Annie Ernaux (Premio Nobel de Literatura 2022), Guillaume Dustan, Chloe Delaume y Sidonie-Gabrielle Colette Karl -pionera de la autoficción según el propio Doubrosky- entre diversos escritores franceses dentro de los cuales es donde más se ha desarrollado este tipo de literatura, también el noruego Ove Knausgard, el norteamericano Paul Auster, la canadiense Rachel Cusk y las españolas Carmen Martin Gaite y Marta Sanz, por solo citar algunos.
Por supuesto que el teatro no ha sido ajeno a lo autoficcional, aunque dicha acción no haya sido muy estudiado ni tenida en cuenta por algunos autores, en los cuales aún dentro de sus propias obras pueden encontrarse elementos que conduzcan hacia el camino de esa llamada autoficción, aspecto este que pudiera guardar cierta relación con la no debida atención por parte de investigadores y críticos sobre determinadas particularidades inherentes a la comunicación teatral y su proyección sobre el análisis de la literatura dramática en cuanto a la dinámica de la constitución y desenvolvimiento de la acción y su relación acción-personaje-autor
Este concepto para definir cierto tipo de construcción literaria-dramática no deja de estar exento de contradicciones e indefiniciones que parten de la propia visión que se le quiera adjudicar. Si al hecho de introducir la narración de la primera persona como personaje en el entramado de la historia a contar, al mismo tiempo se le suponen hechos, acciones y acontecimientos irreales, producto de la imaginación del autor, pero vinculados a él , estaremos en presencia de una valoración contradictoria de esa realidad imaginada que se muestra como aceptada. La utilización de este estilo de escritura conlleva el riesgo en no pocas ocasiones de que las obras sean dirigidas por derroteros donde la monotonía narrativa se apropie del texto ante la inacción, dejando igualmente en evidencia en algunas, una obsesiva necesidad de hablar del yo, lo que evidencia un desborde del ego autoral..
Dentro de la dramaturgia actual integrada a esta corriente de lo autoficcional, la figura de Sergio Blanco, se alza como la de mayor proyección a nivel internacional, proceso que inicia precisamente en el año 2008 con la escritura de su monólogo “Kassandra”, después del cual se sumergió en la investigación sobre dicho concepto aplicado al teatro y que fue desarrollando en obras como “La ira de Narciso”, “Ostia’, “Cartografía de una desaparición”, “El bramido de Dusseldort”, “COVID”, “Tráfico” y “Tebas Land”, entre otras, siendo esta última –donde la autoficción y la meta-teatralidad se mezclan de manera precisa- la que mayor resonancia ha obtenido a nivel internacional, llegando incluso a ser declarada Obra de Interés Cultural en su Uruguay natal.
Además de “Kassandra” y “Memento mori”, obras que acaban de ser presentadas en esta ciudad, el público de Miami ha tenido la oportunidad de disfrutar del propio autor, “Tebas Land” -en otra producción de Arca Images, también bajo la dirección de Carlos Celdrán- así como “La ira de Narciso”, presentada esta durante el XXXVIII Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami, por la agrupación teatral venezolana Deus Ex Machina. Hay que recordar, como nota al margen, que hace algunos años el director cubano Boris Villar concibió en nuestra ciudad una puesta de “Kassandra”, interpretada por Maribel Barrios, con el propósito de ser presentada en un festival de teatro en Argentina, trabajo que nunca subió a los escenarios de Miami. De lo anterior se desprende que Blanco se ha venido convirtiendo en un autor de interés para el medio teatral de esta ciudad.
Respecto a la puesta recién vista de “Kassandra”, quedó en evidencia que el magnífico trabajo de la actriz -Ysmercy Salomón- hace que un texto oportunista, atropellado, cargado de disímiles e incoherentes situaciones y con supuesta intencionalidad de alegato pro-denuncia social, sea lo único que provoque que dicho espectáculo sea aplaudido. Este es uno de esos interesantes casos que se dan dentro del teatro, donde un actor logra que un espectáculo logre algo de relevancia a pesar de un texto con muy escasa trascendencia dramatúrgica.
Sin duda alguna, el desempeño de la actriz en escena –amparado por una muy buena presencia física- muestra a una intérprete en pleno dominio de sus facultades expresivas, su poderosa voz capaz de moverse entre registros altos y regodearse en unos inmensos graves, logrando de igual forma una magnífica proyección y claridad en cuanto a dicción. La intérprete posee dominio de las acciones físicas, a las que accede con plasticidad, organicidad y soltura. Otra cualidad es su rico vocabulario expresivo-facial con el cual descubre las diferentes máscaras e intenciones de su personaje. No obstante, no podemos ignorar que el desempeño que se requiere de la actriz para este espectáculo resulte en exceso externo, vulgar, altisonante, lo cual contribuye -contradictoriamente- a que de cierta manera nos produzca algo de rechazo el mismo.
Otro aspecto para considerar e importante de señalar con respecto al trabajo de la actriz, tiene que ver con la repetición de este tipo de personajes dentro de su trayectoria artística, lo cual pudiera ir creando un nada aceptable estereotipo. Tal observación parte de que dentro de su recorrido por los escenarios encontramos que Ysmercy ha incorporado en otras oportunidades roles con estas características, como resulta de sus incursiones en las puestas de “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant” y “Gotas de lluvia sobre piedras calientes”, ambas dirigidas en la Habana por Carlos Díaz, o el personaje de una secretaria lesbiana en una disparatada versión de “Tartufo”, de Abel González Melo, presentada en esta ciudad. Hacemos este señalamiento, porque lamentablemente en ocasiones los directores encasillan a los actores -también ocurre que estos se dejan encasillar- en ciertos personajes con caracteres muy específicos debido a determinadas condiciones físicas o de incorporación artística por parte del intérprete.
En cuanto al trabajo de dirección, es evidente que para Carlos Celdrán esta propuesta se sale de los márgenes de su zona de confort donde la mesura, el racionalismo, el equilibrio, la intuición por la verdad se sobrepone a la exteriorización y la teatralidad, tanto en la concepción escénica como en la construcción y manejo de sus personajes, características que han determinado su trayectoria creativa a través de los años. Sin embargo, el director se sumerge en el laberinto de un proceso que lo obliga a transitar por caminos creativos que los separan de su habitual línea de trabajo. Un aspecto por destacar es que el tener la oportunidad de regresar a trabajar con dicha actriz, quien formara parte de algunas de sus puestas habaneras, produjo el efecto de complicidad director-actriz que permitió apreciar el consistente desempeño de la intérprete sobre las tablas.
A propósito del texto de Blanco, lo primero en llamar la atención en su escritura, es que haya sido concebido para ser hablado en un inglés elemental, mal hablado, como el de quien no domina el idioma, pero se ve necesitado de utilizarlo como medio de comunicación para su sobrevivencia. Esta situación contribuye a que la historia de la supuesta tragedia del personaje se desenvuelva de la mano de un ambiente de provocador humor producto a los defectos de pronunciación, al desconocimiento del significado de algunas palabras o a la intromisión de impertinentes términos en español, en contraste con lo desgarrador de la historia dibujada. Como forma de contribuir a esta torpeza lingüística, el autor articula el texto en frases cortas y entrecortadas, provocando con ello un desarrollo rudimentario, torpe del discurso, apoyando así la caracterización del personaje.
Blanco, quien en algunas de sus obras impone ciertas acotaciones a cumplir, como puede ser la realización de una escenografía determinada o en este caso, la utilización de un idioma en específico, despoja en cierta medida al director de libertad en su personal concepción sobre la propuesta escénica en un caso, mientras que en este que nos convoca, pudiera obstaculizar la comprensión del texto, por ende de la historia y acción en la obra, ya que no todos los públicos tienen por qué tener conocimiento básico del idioma inglés, aunque ese no sea el caso del público de nuestra ciudad por muy hispanohablante que sea. Por otra parte, que el personaje se vea obligado a expresarse en dicho idioma no aporta un soporte dramatúrgico preciso al relato, ni a la acción misma, a no ser que se pretenda con ello dirigir de manera crítica e intencionada el propuesto tema migratorio hacia las condiciones de un país determinado.
Cuando anteriormente señalamos de ‘oportunista’ al texto teatral, nos referimos a que el autor se adueña de uno de los más conocidos temas de las muy antiguas leyendas griegas -el de la Guerra de Troya- apropiándose del legendario personaje de Casandra -poseedora del don de la clarividencia otorgado por el Dios Apolo, pero al mismo tiempo por él maldecida al no acceder a sus intenciones amorosas, quedando así ella condenada a que sus profecías no fueran jamás tenidas en cuenta, hecho este que contribuyó a que se desarrollaran los fatales acontecimientos para los troyanos- para con esta apropiación de un tema tan reconocido, ganar interés para su propia creación. Este recurrir tanto a temas conocidos como a obras ya establecidas y sobre ellas reescribir, versionar, reinterpretar sus contenidos siempre deja un sabor a ‘refrito’.
Partiendo de aquella Casandra, el autor de esta nueva propuesta nos trae aquella hasta nuestros días convertida en un personaje transgénero -de hombre a mujer, pero sin la realización del cambio de sexo por falta de recursos económicos, según cuenta el mismo- viviendo de la prostitución y la venta de ‘mercancías’ en el mercado negro. El escritor juega entre los personajes de la leyenda griega y esta nueva Kassandra, que es otra y a la vez la misma de aquellos tiempos, transformándola en un ser extra temporal, inadaptado, retorcido, frustrado, atrapado en el goce del placer sexual. La intención de pretender posicionar a dicho personaje como denunciante de un discurso referente a temas sociales contemporáneos, tales como el migratorio y sus consecuencias de integración social, no alcanza a convencer ni logra el adecuado engarce dentro de la reconstruida historia.
Si prestamos atención a las palabras utilizadas para promocionar a través de los medios la propuesta de Blanco, se puede leer que la misma “revela verdades sobre el exilio, la identidad y la pertenencia a un mundo fracturado”, elementos que en realidad no están presente de manera convincente, sino que se introducen de manera forzosa, violentando dicho discurso promocional. La conversión del personaje mitológico a uno transgénero contemporáneo no resulta en méritos que validen la historia, sirviendo solo como pretexto para hablar continuamente de relaciones sexuales -algunas incestuosas- de prostitución, así como de la valoración del tamaño de los órganos genitales masculinos, reduciendo de forma única por esta vía el concepto de homosexualidad al goce desenfrenado del sexo, aspecto en el que lamentablemente se cae de forma demasiado recurrente.
Ese patético y sombrío discurso que no pocos intelectuales -Blanco entre ellos- abordan hoy en día, con el que se pretende a considerar a nuestra civilización occidental desarticulada y gastada, no es más que el resultado de una bien concebida diatriba ideológica, con la que condicionar la imperante necesidad de transformar de manera visceral todo nuestro entorno, por medio de la imposición de nuevos referentes que deconstruyan nuestra civilización occidental, principalmente mediante la desarticulación de la familia como eje rector de la sociedad.
Como bien señalamos en alguna parte de este recorrido, la presentación de esta otra “Kassandra” solo contribuirá como legado a la escena teatral miamense el del disfrute de un buen desempeño actoral.
Respecto al segundo trabajo de Sergio Blanco presentado en esta oportunidad en nuestra ciudad, “Memento mori o la celebración de la muerte”, este es un espectáculo al cual su creador considera una ‘conferencia autoficcional’, puesto que es el propio autor quien sentado frente al público ‘lee’ determinados pasajes los cuales serán presentados como sus posibles vivencias personales entrelazadas con eventos concebidos por un enajenado estado de su imaginación creativa.
El título del espectáculo parte de una frase en latín que significa “recuerda que morirás”, concepto que nos enfrenta con la transitoriedad de la vida y el significado de la muerte, siendo un tema recurrente desde la Edad Media en el arte religioso, pero utilizado también en sentido filosófico como una forma de valoración de la vida, al cual Blanco acude continuamente dentro de su obra toda.
En el centro del escenario, sentado detrás de una gran mesa sobre la que se acumulan papeles, libros y algunos otros objetos diversos, teniendo como fondo una gran pantalla donde se proyectarán fotografías -treinta y una en total, con imágenes de espacios arquitectónicos abandonados o paisajes solitarios, que colaboran con ese sentido de no vida- pertenecientes a la artista uruguaya Matilde Campodónico, las cuales van cambiando a través de todo el espectáculo según cada relato leído y con el apoyo musical de algunos temas tales como California Dreamin’ o una escogida aria perteneciente a la ópera Madame Butterfly, Sergio Blanco se apropia del concepto de la muerte y su conexión con la vida, para crear un espectáculo conformado por un prólogo, treinta relatos y un epílogo.
Respecto a dicha concepción de formato, el autor lo lleva por primera vez al escenario con “Ostia”, anterior trabajo del 2015, en la que el escritor aparece en escena acompañado de su hermana, la actriz Roxana Blanco, ambos igualmente leyendo textos en los cuales hablan de relaciones familiares, sexo, drogas y por supuesto de la muerte, al tiempo que se refieren a hechos de la historia de Italia, desde su fundación hasta el asesinato del escritor y director de cine Pier Paolo Pasolini; pero en realidad “Memento mori…” va a integrar una trilogía que completan “Las flores del mal o la celebración de la violencia (2018) y “Divina invención o la celebración del amor” (2021), donde el creador se presenta igualmente en solitario.
A través de cada uno de los relatos que componen el espectáculo, el autor-lector, va narrando acontecimientos donde los límites entre realidad e imaginación que se entremezclan van creando un supuesto universo el cual se transforma como reflejo exaltado del propio individuo. Diversos viajes a diferentes partes del mundo a los cuales el escritor hubo de trasladarse a propósito de una conferencia, el estreno de alguna de sus obras o un taller a impartir, van tomando cuerpo junto a situaciones donde la presencia de la muerte interviene -casualmente o no, imaginativamente o no- en relación con el personaje-autor. En dichos relatos, en los cuales se habla de homosexualidad, prostitución masculina, e incluso sexo entre menores de edad, así como del tan vapuleado cambio climático, entre otros temas, se evidencia un interés muy particular por elaborar una plataforma en función de un contenido preciso, que en algunos casos ya harta en demasía a nuestra contemporaneidad.
La presencia de la muerte en el presente texto -tema que se encuentra dentro de prácticamente toda la obra del autor- ofrece el pretexto para hablar sobre la convivencia no siempre bien definida entre esta y los seres humanos, las diferentes maneras en que las diversas culturas la asumen, así como la relación establecida con ella por parte de algunos escritores famosos -Moliere, Oscar Wilde, Eurípides, Becker, Esquilo- dentro de sus propias vidas u obras. Hablar sobre la muerte brinda la oportunidad a Blanco de observarla desde diferentes facetas, ya sea desde la brutalidad del crimen, la enfermedad, la idealización o asumiéndola como eternidad e instancia épica que convierte al ser humano en inmortal; pero de igual manera le permite asumirla como un acto hedonista, aspecto este último que se hace presencia a través de su dramaturgia y que por medio de este estilo, subgénero o recurso dramático del cual se ha convertido según especialistas en su más destacado representante a nivel teatral, encuentra el instrumento adecuado para darle salida a su constante yo.
El dilema, a nuestro modo de ver, es que ante una presentación con dicha estructura eminentemente descriptiva, en la que las fundamentales leyes que conforman el hecho teatral se encuentran ausentes, incluso donde se carece de posibilidades performáticas, lo que queda ante nuestra vista queda reducido a una mera exposición de acontecimientos -relatos, como bien los define el autor- carentes de intención dramática alguna, despojados de interés escénico, dejando al espectador ante una consecución de ideas carentes de acción, que nos aleja de la idea de lo que es el teatro.
A modo de conclusión, resulta visible que este texto no-dramático se encuentra construido sobre una suerte de puzle anecdótico, anti dramático, en el cual la llamada autoficción aparece solo como ente manipulador de una inexistente voz teatral que se jacta de ser lo que no es en realidad, desafiando conceptos de manera indiscriminada, pero tratando de imponer nuevas doctrinas.
Aunque por lo que estamos observando la ciudad de Miami también se encuentra sucumbiendo al interés por el teatro autoficcional de Sergio Blanco, el cual es reverenciado al interior de todos los neo revisionistas circuitos de la intelectualidad teatral actual, pudiéramos –si se nos permite- sugerir en nombre de ese mismo abundante teatro hispanohablante de nuestro continente, que se investigue a profundidad dentro de su variada y mayormente ignorada dramaturgia, mucha de la cual no ha sido llevada nunca a un escenario, que se mire a nuestro alrededor, hacia las obras olvidadas en gavetas o atestados libreros, sin que caigamos en la tentación de seguir modas sesgadas que a la larga no definirán la historia teatral de ninguna generación.
Wilfredo A. Ramos.
Miami, noviembre 2, 2025.
Fotos: Julio de la Nuez
Monday, November 3, 2025
(Huracán Melissa) Comunicado de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, ante el ofrecimiento de ayuda de carácter humanitario de la Administración de los Estados Unidos.
1. Son ampliamente conocidos las dificultades y desafíos que atraviesa el pueblo cubano.
2. Tras el paso del huracán Melissa, nuestros hermanos del Oriente del país viven una situación catastrófica, muy dolorosa y triste.
3. La Iglesia Católica en Cuba, en comunión con todas las Iglesias del mundo, se sabe llamada para anunciar el Evangelio, dar el culto debido a Dios, comunicar la gracia de la salvación a través de los Sacramentos y servir en la caridad a todos, especialmente a los más pobres y necesitados.
4. Hoy quiere seguir respondiendo a su vocación, en las nuevas circunstancias que la historia nos depara.
5. Hemos recibido un ofrecimiento de carácter humanitario de la Administración de los Estados Unidos, que pasa a través de instituciones de la Iglesia Católica en ese país, para ayudar directamente a los damnificados por el huracán Melissa, con tres millones de dólares en recursos.
6. Los Obispos Católicos y la Cáritas de Cuba están dando los pasos necesarios y sosteniendo conversaciones útiles y positivas con todas las partes, para que este ofrecimiento se pueda convertir en realidad.
7. Reiteramos nuestra petición a la oración y a la solidaridad, de modo particular, para los que más sufren en las diócesis de Santiago de Cuba, Guantánamo, Bayamo y Holguín. (cf. Mensaje de la Conferencia de Obispos Católicos del pasado 30 de octubre de 2025).
8. Contamos igualmente con sus plegarias para que estas gestiones en curso y todas las ayudas que se van ofreciendo a nuestro pueblo, por diversas vías, alcancen un resultado satisfactorio y contribuyan al bienestar de los afectados y a generar la esperanza, que Cuba anhela y necesita.
9. Que la Virgen de la Caridad del Cobre nos conceda lo que le cantamos con tanta frecuencia y devoción: "¡Todos tus hijos a ti clamamos, Virgen Mambisa, que seamos hermanos!"
Secretariado General de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.
La Habana, 2 de noviembre de 2025.
Wednesday, October 29, 2025
Alusiones a Camagüey en el National Geographic Magazine. Enero de 1947. (por Carlos A. Peón-Casas)
Los detalles en particular de una singular visita a la ciudad agramontina, aparecían en aquella prestigiosa revista en un artículo mayor sobre Cuba, intitulado: Cuba: la azucarera de los norteamericanos, con el que abría el número correspondiente al Volumen XCI.
El cronista Melville Bell Grosvenor, había realizado aquel reportaje de la Isla luego de un recorrido multitudinario por toda su geografía de occidente a oriente.
A Camagüey llegó el periodista acompañado por el destacado profesor de geografía el Dr. Salvador Massip, quien dictaba cátedra por entonces en la Universidad de La Habana.
Transcribimos para el curioso lector los detalles de aquella visita a nuestro terruño, desde la traducción del artículo original en Inglés a nuestra vista, otro valioso tesoro de los que guarda la Biblioteca Diocesana de Camagüey.
Pudimos ver las techumbres rojas de Camagüey desde la distancia. la ciudad se alza sobre los verdes campos como un castillo de hadas. "Camagüey es la ciudad de los patricios", me dijo el profesor Massip. "Muchas antiguas familias tienen ancestros que datan del siglo XVI". El profesor José Agüero se nos presentó con su brillante traje blanco, de lino. Es profesor de Historia Natural en el Instituto de Camagüey. Agüero es un apellido famoso en Camagüey. Miembros de esta familia tuvieron roles heroicos en la historia citadina. Francisco de Agüero fue uno de los primeros mártires, ajusticiado en la horca en el hoy Parque Agramonte, el 16 de Marzo de 1826. Otro héroe revolucionario fue Joaquín de Agüero, un emulo cubano de Nathan Hale, fusilado en Agosto de 1851. El Parque Agramonte honra a otros héroes revolucionarios. En su centro se alza una estatua ecuestre del General Ignacio Agramonte, nacido en la ciudad, y muerto en batalla en 1873 durante la Guerra de los Dies Años. Camagüey ofreció muchos valientes a esa guerra infructuosa por la Independencia que costó 25. 000 vidas y 300 millones de dólares. Con el Dr. Agüero como nuestro cicerone fuimos recibidos en muchas de las casas más antiguas de la ciudad El Dr. Aurelio Izquierdo y su Sra. nos mostraron su preciosa casa, sencilla pero decorada con gran gusto. Posee uno de los patios más maravillosos que yo viera en Cuba. Adornado por los típicos tinajones camagüeyanos. Cruzando la calle Finlay, frente a la casa de los Izquierdo, se localiza la casa donde nació Carlos J. Finlay*, el eminente médico cubano quien sugirió que la Fiebre Amarilla era transmitida por un mosquito. El Dr. Finlay, graduado de la Escuela de Medicina de Jefferson en Pennsylvania... comenzó luego su estudio sobre la enfermedad que causaba mucha mortalidad en Cuba (...) Finalmente el Mayor Walter Reed probó que Finlay tenía razón.
Las fotos tomadas en nuestra ciudad por el propio cronista, o su fotógrafo, son casi octogenarias, pero se mantienen impecables en la magnífica reproducción de la revista de donde las reproducimos para el complemento de estás tan reveladoras líneas. El Camagüey de entonces luce impoluto en aquella su esplendente condición a pesar del tiempo y tantos avatares.
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*Tal era el criterio de la época, que se recordaba en una tarja aun adosada a la pared de la casa de marras, y que el cronista tuvo a la vista. A posteriori resultó ser enmendado, ubicando la casa natal, dónde hoy se le reconoce, en la Calle Cristo.
Tuesday, October 28, 2025
Cuba y Puerto Rico reviven a Cecilia, de la mano de Manny Albelo, Tania Martí y bajo la batuta de Marlene Urbay. (por Baltasar Santiago Martín)
Martí Productions, digna continuadora de la tristemente desaparecida Sociedad Pro-Arte Grateli, fundada por Pili de la Rosa y Demetrio Menéndez en 1968, presentó, en el Dennis C. Moss Center Cultural Arts Center de Cutler Bay, la gustada zarzuela cubana Cecilia Valdés, del gran compositor y director de orquesta Gonzalo Roig (1890-1970), de nuevo con el mismo formato de concierto ofrecido y exitosamente probado en agosto de 2023.
Me pareció muy original y orgánico que el compositor le fuera contando y mostrando a Cirilo Villaverde, escritor de la novela base de la obra –y al público en general – cómo fue desarrollando musical y dramatúrgicamente su argumento, por aquello de que “vista (y oído, sobre todo oído) hacen fe”, y así nos pudimos enterar además de anécdotas muy interesantes sobre su concepción, como la que sigue:
La Cecilia Valdés yo la escribí en un mes y días. Pero no fue solo escribirla, sino instrumentarla también. Estaba dedicado exclusivamente a la obra. Yo vivía nada más que para aquello. Me ponía un mono por la mañana, me iba para el teatro y allí me llevaban la comida.
También de que el primero que escuchó la partitura completa de su zarzuela Cecilia Valdés (1932) fue precisamente otro grande de la música cubana, el maestro Ernesto Lecuona; anécdota que pude completar cuando me preparaba para escribir esta reseña:
(…) Llamé a Lecuona por teléfono y le dije que quería que viniera a mi casa para tocarle algo nuevo que había compuesto. Acudió esa misma tarde, acompañado de su hermana Ernestina, y después de los saludos efusivos de ambos, me senté al piano, y comencé a tocar.Pese a la fama que tienen los artistas de que viven nada más que para su propia obra, sin ojos ni oídos para la de los demás creadores, los hermanos Lecuona no son así, sino todo lo contrario, y escucharon con gran interés y paciencia toda la partitura. Al finalizar, Ernesto se levantó y me dio un gran abrazo, diciéndome:“Es la mejor zarzuela cubana que se ha escrito, y vas a ver qué gran éxito le espera. Te felicito de todo corazón”.
Para que se pueda aquilatar mejor en toda su dimensión este tan elogioso juicio de Lecuona, ya este genio había dado a conocer sus bellísimas zarzuelas El cafetal en 1927, y María la O en 1930, y triunfado tanto en Cuba como en el extranjero.
Antes de pasar a glosar a los cantantes, es de justicia que celebre el desempeño de Jesús Brañas y de Paut William, como Roig y Villaverde respectivamente, nunca envarados ni engolados, sino muy amenos y naturales, como debe ser.
Jesús Brañas y Paut William,
como Roig y Villaverde.
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Ambas funciones comenzaron con los bailarines de la Ifé- Ilé Dance Company, dirigida por Nery Torres, caracterizados como los orichas de nuestra rica religión yoruba –o mitología para los no creyentes–, con vistosos trajes acordes a cada una de las poderosas deidades representadas, lo cual me pareció un hermoso homenaje reivindicativo a nuestra fuerte herencia africana, de la que muchas veces los cubanos blancos – y ni tanto– católicos reniegan, aunque en secreto acudan al babalawo cuando tienen algún problema familiar o de salud.
Ifé-Ilé Dance Company de Nery Torres,
en “Cuna de Mercé” y el
Coro Voices of Miami al fondo.
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Debo parar en seco ahora el quitrín –porque “nobleza obliga”, como se decía antaño–, para celebrar el Po, po, po de Tania Martí, como Dolores Santa Cruz, quien aparte de ser la fundadora y directora de Martí Productions a cargo de esta exitosa puesta, brindó la que para mí fue la actuación más impactante de las dos funciones, a la par de la de las dos excelentes protagonistas (que sé que no se van a poner celosas, porque admiran a Tania tanto como yo).
Tania Martí como Dolores Santa Cruz.
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En la noche del sábado 11 de octubre de 2025, la reconocida y laureada soprano cubana Eglise Gutiérrez no solo interpretó el personaje titular, sino que “fue” Cecilia, desde el aria de su salida, cual “cascabel y campana”, y en su “alma cubana la alegría de vivir” –como reza la emblemática letra, y con el sobreagudo final limpio y bordado –como lo han hecho las sopranos referentes en este rol, léase Blanca Varela o la paradigmática Alina Sánchez.
Eglise Gutiérrez en la “Salida de Cecilia”.
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A su vez, el joven Leonardo Gamboa fue “encarnado” por Martín Nusspaumer, quien demostró su clase como inspirado tenor desde el aria “Habana, mi dulce Habana”, precedido y arropado por el afinado coro Voces of Miami, dirigido por Greisel Dominguez, que hizo una hermosa labor vocal con la hermosa marcha “Somos los estudiantes”, a la que la excelente batuta de la Maestro Marlene Urbay, al igual que a todas las partituras de Roig de esta zarzuela, hizo que sonara y se escuchara como si la Florida Chamber Orchestra fuera una gran orquesta sinfónica y no de cámara.
El apasionado enamorado de Cecilia –y no correspondido por ella– José Dolores Pimienta, fue excelentemente interpretado y cantado por el barítono Armando Naranjo, quien brindó una muy hermosa e impecable romanza “La dulce quimera”.
Armando Naranjo
como José Dolores Pimienta.
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Laura de Mare, como “la niña blanca” Isabel Lincheta, cantó muy bien su aria de las flores, con sobreagudo final incluido, y su dúo con Nusspaumer estuvo muy bien actuado, acoplado y hermoso, al igual que en el cuarteto titulado “Gavota”, con Yohan Rodríguez y Erwin Cárdenas.
Martin Nusspaumer, como Leonardo;
y Laura de Mare como Isabel Lincheta.
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Ifé- Ilé Dance Company, dirigida por Nery Torres, volvió a sobresalir en el cuadro de los esclavos, con excelente acople rítmico y danzario, así como dos momentos de clímax de gran belleza plástica: el primero, entre el despiadado mayoral y una de las esclavas, y luego, un duelo entre el mayoral y uno de los esclavos.
Ifé-Ilé Dance Company,
con el Coro Voices of Miami al fondo,
en “Ya la campana soná”,
y Carlos Silva como el esclavo.
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El tenor Carlos Silva se sumó al banquete vocal que fue esta representación de Cecilia, con su sentida interpretación del aria del “pobre negro gangá, que no tiene ya libertad”, mientras que Grethel Ortiz, como Dolorita, se “robó” al público con su tango congo “Etanilá”, pero eché en falta al Gallego y al Negrito que la debieron acompañar para hacer aún más simpática esta escena, infaltable en el teatro vernáculo costumbrista cubano, pero disculpo totalmente a la dirección y a la producción por omitirlos, para evitar herir la hipersensibilidad –y la protesta– de la ACLU, en representación de los afrodescendientes del Condado, si se hubiera pintado a un actor blanco de negro para hacer dicho papel, y lo mismo sé que sucedió con el no maquillaje oscuro de Tania para su Dolores Santacruz.
Grethel Ortiz como Dolorita.
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En el dúo de Cecilia con Leonardo, Eglise y Martín cantaron y actuaron con gran dominio escénico, tanto vocal como actoral, sobre todo Eglise, que estuvo admirablemente conmovedora y sin fallar una nota, a pesar del intenso drama que está viviendo.
Eglise y Martín, en el gran dúo
de Cecilia y Leonardo,
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La bellísima contradanza de esta zarzuela, de nuevo a cargo de los bailarines de Ifé- Ilé Dance Company, estuvo muy bien montada y bailada, aunque los trajes femeninos estuvieron totalmente fuera de época, con miriñaques que recordaban a las meninas de Velázquez –e incluso, en la función del domingo, una de las “contradanzantes” tenía el miriñaque de un solo lado; pero se entiende que en una función de concierto como esta, el vestuario “de época” no es mandatorio, máxime cuando hay limitaciones de presupuesto.
Muy bien y emotiva la actuación de Eglise Gutiérrez ante la cuna “de su niña” —y en general durante toda la función— y en la escena final de la zarzuela, donde ocurre el asesinato de Leonardo por parte de Pimienta, la acción fue muy bien resuelta dramatúrgicamente, tanto por ella como por Naranjo, y su reclamo a este por su crimen fue de una veracidad conmovedora.
Pero, bueno, hasta aquí solo me he referido a la Cecilia del sábado 11 de octubre de 2025, pero el domingo 12 de octubre se volvió a representar la zarzuela, esta vez con la talentosa soprano puertorriqueña Marinel Cruz en el rol titular, pero antes de pasar a glosar su también excelente desempeño, quiero comentar – y enfatizar– algo muy hermoso sobre Eglise Gutiérrez, que no es muy común en el mundo artístico, famoso por la competencia y la rivalidad entre las divas (y los divos): su total apoyo y disposición a que Marinel doblara el personaje con ella, nada menos que en su debut como Cecilia Valdés, un gesto muy hermoso que la engrandece aún más como artista y como ser humano.
Dio la casualidad de que Eglise y la también gran soprano Yetzabel Arias estuvieron sentadas en la fila detrás de la mía, por lo que pude escuchar y ver cómo las dos aplaudieron con gran efusividad a Marinel durante toda su Cecilia.
Ya el solo hecho de que Eglise acudiera a ver a su “rival” –sin que “esa niña boricua, del pecho le arranque la calma y la paz”, y “sin que la rabia la mate”, parafraseando el gran dúo de Cecilia y Leonardo–, es una muy elocuente prueba de la admiración y la amistad existente entre ambas.
Como ya dije anteriormente, la función del domingo 12 de octubre marcó el debut de la talentosa “niña boricua” Marinel Cruz como Cecilia Valdés, y ello para mí tiene un significado tremendo –y no voy a recurrir a eso tan manido que todos los cubanos tenemos en mente cuando se trata de Puerto Rico, nuestra hermana y “alada” isla.
Si bien fue una soprano mexicana –asentada en Cuba– llamada Elisa Altamirano, quien la estrenara en La Habana en 1932, el hecho de que en octubre de 2025, una soprano de “la Isla del Encanto” y otra de Cuba (¡y holguinera, señores!), hayan sido quienes la han vuelto a revivir en Miami, “de la mano de Manny Albelo, Tania Martí y bajo la batuta de Marlene Urbay”. como puse en el título, me hace pensar que tanto Cirilo Villaverde como Gonzalo Roig deben estar muy complacidos, sea tanto en “el panteón de los imprescindibles” que habitan por derecho propio, o en esa sobrecama de cuadritos que dice Manuel Vázquez Portal que es la cultura cubana –y que nos cobija a todos por igual.
Me concentro entonces en la ya mencionada función dominical, de la que me limitaré a comentar solo la actuación de Marinel, ya que no hubo ningún cambio de intérprete en los otros personajes, si bien noté que, tanto Martín como Carlos Silva, cantaron mejor que en la función del sábado, me imagino que ya con menos nervios que el día del estreno, como es lógico.
En la tarde del domingo 12 de octubre de 2025, la soprano Marinel Cruz resultó gloriosamente invicta contra los nervios inherentes a un debut como tal, pues también, como Eglise, se transmutó en Cecilia, desde el aria de su salida, con ese sobreagudo final que uno siempre espera con Alina Sánchez en mente –y en su “alma cubana la alegría de vivir”, que luego la traición de Leonardo convertiría en reclamo, en el Gran dúo con Leonardo, y luego en pena y dolor ante la cuna de su pequeña hija, estados de ánimo que Marinel vivió como suyos, al extremo de las lágrimas, pero sin que ello afectara su impecable desempeño vocal y actoral, sobre todo al final, cuando Pimienta asesina a Leonardo el día de su boda con Isabel Lincheta, y Marinel Cruz lo increpa y lo acusa: “Has matado a mi amor”.
Marinel Cruz en “la Salida de Cecilia”,
con el coro Voices of Miami.
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Marinel Cruz en “la Salida de Cecilia”.
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de Cecilia y Leonardo.
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“Duerme hija mía, mi pequeña duerme”.
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con la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre
al fondo, a la que suplica su perdón
por “el pecado que cometió”.
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En fin, otro gran triunfo más de Martí Productions, en su admirable cruzada por mantener vivo este género en Miami, gracias al talento y al admirable esfuerzo de Tania Martí, Manny Arbelo y de la Maestro Marlene Urbay, con su Florida Chamber Orchestra, siempre dispuesta a acompañar musicalmente, sea una ópera, una zarzuela o un ballet.
Gracias también al Departamento de Asuntos Culturales del Miami Dade County; al Miami Dade County Auditorium Away from Home Series y a Artes Miami, por su apoyo a Martí Productions para realizar estas dos funciones en el Moss Arts Cultural Center.
Fotos: Lester Llanes (cortesía de Martí Productions)
Tuesday, October 21, 2025
Tuesday, October 14, 2025
“El Brote”, la soledad acompañada de un actor sobre el escenario. (por Wilfredo A. Ramos Miami)
Como parte de la programación de la XXXIX edición del Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami (FITHM) recién finalizado, tuvimos la posibilidad de disfrutar en el escenario del Adrienne Arsht Center, de “El Brote”, espectáculo unipersonal procedente de Argentina, el cual estuvo a cargo del actor Roberto Peloni, contando el mismo con dramaturgia y dirección de Emiliano Dionisi, en una producción de Compañía Criolla. Este colectivo teatral fundado por Dionisi en la ciudad de Buenos Aires en el 2009, se preocupa tanto por llevar a escena trabajos dedicados al público adulto como al juvenil, participando además del proyecto ‘Teatro Itinirante’, con el cual recorren el país ofreciendo sus espectáculos en prisiones, escuelas, centros de atención para personas con capacidades especiales, hogares de ancianos y barrios. Por sus trabajos han recibido reconocimientos tanto en Argentina como en otros países donde se han presentado.
En cuanto a Emiliano Dionisi (1986), debemos decir que es un inquieto artista que con tan solo 13 años comenzó a dar sus primeros pasos dentro del mundo teatral, habiendo recibido formación teatral, danzaría, así como de canto y acrobacia, sin contar múltiples talleres en diferentes especialidades de las artes escénicas. Su carrera que se iniciara como actor en 1999, ha incluido además del teatro, el cine, la televisión y el doblaje, comenzando su trabajo como director en el 2003, mientras que como dramaturgo se comenzaría un año más tarde. En su escritura teatral encontramos un profundo interés por crear obras que puedan llegar a la mayor cantidad de público posible, con un marcado interés en revisitar los textos clásicos, a través de los que trata de acercarse al espectador joven, exponiendo situaciones del mundo contemporáneo.
Dentro de su dramaturgia encontramos textos como Comunidad, Este no es un cuento, Mabel, una tragicomedia escocesa, Sueño, Recuerdos a la hora de la siesta, Cyrano de más acá, Los Monstruos (en versiones argentina, uruguaya y mexicana), Ojos que no ven, La Comedia de los Herrores, Romeo y Julieta de bolsillo, Perderte otra vez, entre otras. Ha impartido clases de dirección y dramaturgia en la Universidad de Buenos Aires, así como diversos talleres en centros de enseñanza artística. A través de su trayectoria ha sido merecedor de múltiples premios tanto por su desempeño como director, actor y dramaturgo.
Con “El Brote”, obra con la que se ha dado a conocer Emiliano Dionisi en nuestros escenarios, nos ha quedado de manifiesto el talento de este joven artista y despertado el interés por conocer más acerca de su dramaturgia, cosa que esperamos se haga realidad en un futuro no muy lejano. Respecto a la puesta en escena de este título, lo primero que hay que destacar es su duración, pues tratándose del desempeño de un solo actor sobre el escenario, el hecho que tenga por duración hora y media -tiempo el cual podría ser excesivo para cualquier otro trabajo de ese tipo- en el caso que aquí nos trae, el mismo transcurre casi sin ser percibida su duración e incluso atreviendonos a agregar que algunos hubiéramos deseado que el espectáculo no llegara a su fin. Tal fue la impresión que el mismo provocara.
En esta obra, una vez más nos encontramos en presencia del teatro dentro del teatro, superponiendo diferentes planos de acción y logrando un ambiente meta teatral que otorga riqueza y complejidad al texto dramático, el cual dialoga consigo mismo. El autor nos hace partícipes, no sin cierto nivel de ironía y acidez en su mirada, de las interioridades del ambiente teatral a través del personaje de Beto, actor perteneciente a una compañía oficial, quien expondrá duras opiniones críticas acerca de sus colegas y de la vida dentro del medio. De igual forma el mismo se referirá a los procesos que componen el hecho teatral, hablando de la técnica, elementos escenográficos y de utilería, así como del proceso de preparación de los personajes, el movimiento del actor en escena, el trabajo del director, las relaciones entre los propios actores, sus intereses, sus egos, sus frustraciones; pero igualmente reflexionando sobre la precariedad a la hora de concebir las producciones, las condiciones al hacer las giras e incluso las reacciones de los espectadores. Ningún aspecto en relación con el hecho artístico escapa a la mirada de este personaje, lo cual convierte su reflexión en un grito de angustia por el teatro.
El personaje quien no deja de transitar el camino del humor y la ironía, al tiempo se nos va presentando como un ser rencoroso, amargado, cruel, envidioso, aspectos estos condicionantes de la violencia que nos arrastrará hacia el sorpresivo, absurdo e irónico final. Con el transcurso del tiempo este personaje nos hará testigos de un constante intercambio de máscaras -no materiales- con las que nos obligará a definir los límites entre realidad e imaginación, creando de esa manera un ambiente de alucinación provocador de un sarcástico desenlace.
Todo este maremágnum va a ser mostrado mediante la descripción-escenificación de momentos específicos de algunas de las puestas en escenas de la supuesta compañía a la que el personaje pertenece. Fragmentos de obras del repertorio clásico internacional irán desfilando ante nuestros ojos, tales como “La Tempestad” y “Hamlet”, de Shakespeare, “Antígona”, de Sófocles, “La vida es sueño”, de Calderón de la Barca, “La casa de Bernarda Alba”, de Lorca, “El castigo sin venganza”, de Lope de Vega, por solo citar algunas, mediante las cuales, Beto -el siempre actor de reparto- expondrá sus reproches y frustraciones profesionales al no verse nunca seleccionado por parte del director de la compañía a interpretar ninguno de los roles protagónicos para los cuales considera estar preparado.
Es así como Roberto Peloni -el verdadero actor- se entrega a una interpretación riesgosa y exigente mediante la narración y descripción de situaciones, donde por instantes se dirige al público haciéndolo cómplice de los hechos que acontecen en escena, mientras que en otros, asume la riesgosa tarea de desdoblarse simultáneamente en diferentes personajes de una misma escena, en las puestas que su compañía lleva a las tablas, mostrando con ello una arriesgada versatilidad y flexibilidad para moverse de un personaje a otro. De igual manera maneja con gran precisión los constantes estados de ánimos y caracterizaciones de cada uno de los personajes que va asumiendo en ese juego del teatro dentro del teatro. El actor se mueve de manera orgánica y ágil, lo cual evidencia una excelente preparación, reflejada también en el dominio de la proyección vocal y clara dicción, a pesar del profuso uso de entonaciones a los que se ve obligado a recurrir de acuerdo con los distintos personajes que incorpora.
Ante la puesta en escena de “El Brote” estamos presencia de un trabajo riguroso, en cuanto a la reunión de un excelente y pretencioso texto dramático magníficamente concebido, junto a una puesta sencilla, pero inteligente y acertada, más la presencia de un actor riguroso, arriesgado e increíblemente orgánico, que muestra sin lugar a duda la excelencia del teatro argentino, el cual siempre es recibido con expectativas y placer.
Finalizando, no podríamos dejar de agradecer la posibilidad de participar en el taller de dramaturgia, que aprovechando su estancia en la ciudad y convocado por la organización Conecta Miami, ofreció Emiliano Dionisi, asistido por el productor Sebastián Ezcurra, en la sede del Koubek Center, donde el creador no dudó en compartir con los asistentes, de forma abierta, sus ideas sobre diferentes aspectos a tomar en cuenta al momento de enfrentar la construcción de un texto dramático, lo que fue de gran utilidad tanto para aquellos interesados en escribir teatro como para los que hablamos e investigamos acerca del mismo. Una experiencia muy gratificante sin duda alguna.
Wilfredo A. Ramos.
Miami, octubre 9, 2025.
Fotos cortesía de la Producción.
Sunday, October 12, 2025
Thursday, October 9, 2025
Invitan a la exhibición "Alma de Guerrero", del artista plástico Mario Almaguer
"Alma de Guerrero" presents artist Mario Almaguer
Friday, October 10, 2025
7. 00 P.M - 10. 00 P.M.
Pedrido Arte Gallery
290 Miracle Mile
Coral Gables, FL, 33134
Opening this Friday, hosted by Pedrido Arte Gallery in Coral Gables, Alma de Guerrero or Soul of a Warrior will be showcasing work by sculpture Mario Almaguer.
Together with Almaguers sculptures we will be displaying paintings and drawings by the artist, bringing together the organic structures and eclectic work of Almaguer. The month of October here at Pedrido Arte Gallery will be dedicated to Mario Almaguers Soul of a Warrior, displaying various parts of the artist, like his technique, his nature, his culture and his identity, that make up the whole of his being.
Enjoy the skillful and creative work of this masterful artist here at Pedrido Arte Gallery in Miami. ( https://www.pedridoarte.com/news/alma-de-guerrero-presents-artist-mario-almaguer )
Tuesday, October 7, 2025
"Los que sobran", una historia de supervivencia sobre los escenarios. (por Wilfredo A. Ramos)
“Hacemos teatro para que alguien más lo disfrute y para que lo goce en complicidad con nosotros”. Adrián Vázquez, director Los Tristes Tigres.
En representación de México, llegó al XXXIX Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami (FITHM), la compañía teatral Los Tristes Tigres, con la obra “Los que sobran”, un trabajo con dramaturgia y dirección de Adrián Vázquez, la cual contó con un elenco integrado por Fátima Favela, Quetzalli Cortes, Larisa Juárez, Paula Zepeda e Iván Carbajal, propuesta que subiera a las tablas del Westchester Cultural Arts Center y recibiendo una gran acogida por parte del público.
Esta agrupación teatral, con el singular nombre de Los Tristes Tigres -cuidado con no confundir con otra agrupación española de parecido nombre- debe el mismo al conocido trabalenguas ‘Tres tristes tigres tragaban trigo en un trigal’ y su sentido humorístico, característica esta que va a encontrar presente en sus producciones, aunque el mismo en muchas ocasiones tenga un sabor ácidos. Este colectivo que ya arriba a sus 20 años de fundado gracias a la voluntad de Adrián Vázquez, Fernando Soto y Rubén Reyes, subió su telón inaugural en la ciudad de Xalapa, Veracruz, con las obras “Los días de Carlitos” y “No fue precisamente Bernardette”, puestas que han permanecido vivas por más de una década sobre todo tipo de escenarios. Con posterioridad y producto a su empeño dicho colectivo se trasladó hacia Ciudad de México, donde prontamente lograron capturar la atención del público, especialistas y crítica. Con alrededor de tres docenas de puestas formando parte de su repertorio, esta compañía de teatro independiente ha logrado tener hasta cuatro obras sobre las tablas de manera simultánea en diferentes teatros del país y lo que es aún más sorprendente, manteniéndose con ingresos provenientes de su propia venta de boletos. Un extraordinario ejemplo de dedicación, inteligencia, esfuerzo y perseverancia.
Algunos otros de los títulos que integran su amplio repertorio son: Tres tristes tigres, Cosas raras, El hijo de mi padre, Tonta, Obrando en grande, Lo que queda de nosotros, Crea fama y échate a reír, El insólito caso del señor Morton, Donde los mundos colapsan, Fractales, Los vuelos solitarios, Dos para el camino, El hombre y la garza, La ráfaga, Visceral, Algo de un tal Shakespeare y Wenses y Lala, de los cuales los dos últimos también han subido exitosamente a nuestros escenarios en ediciones anteriores del FITHM. Por su parte Adrián Vázquez, director de la agrupación se ha presentado también en esta ciudad como integrante del elenco de la obra "Más pequeños que el Guggenheim", en una producción con texto y dirección de Alejandro Ricaño. La agrupación Los Tristes Tigres ha tenido la posibilidad de participar en otros festivales internacionales como en los españoles de Cádiz y Almagro.
Vázquez, quien se ha labrado una fructífera carrera tanto como dramaturgo, director o actor teatral, igualmente posee una sólida trayectoria en cine y televisión, pero han sido las tablas quienes lo han hecho merecedor de múltiples reconocimientos en cada uno de sus distintos desempeños, lo que habla inobjetablemente del rigor con que enfrenta su trabajo. Su obra se destaca por un discurso cargado de fuerza, donde el dramatismo y el humor se entremezclan de manera humana, mostrándonos los derroteros de nuestras vidas. Por sus textos dramáticos corren paralelamente lo narrativo, lo dramático y lo poético a través de historias sencillas -para nada simples- dando como resultado obras con las cuales es imposible no quedar identificado.
"Los que sobran", obra presentada en esta oportunidad en los escenarios miamenses, narra las historias de cinco amigos que desde la adolescencia unen sus destinos, mostrándonos al unísono los acontecimientos personales que marcaron sus vidas junto aquellos que vivieron en común y que los convirtieron en compañeros inseparables, en familia. A través de dos horas la obra explora las peripecias de sus vidas marcadas por la tragedia, el desamparo, los sueños, la incomprensión, la crueldad, la violencia, transformándose en un grito de rebeldía frente a todas las injusticias humanas dentro de una sociedad, un país “como el que les tocó vivir”. Un aspecto interesante en la concepción de este texto dramático es que a pesar de que los personajes poseen vida individual sobre el escenario, la historia se presenta ante nuestros ojos como la experiencia personal de alguien que vivió entre ellos y se encarga de contárnosla. Hay un rejuego constante entre sus diálogos y esa voz externa, que al mismo tiempo va narrando los acontecimientos e incluso algunos de los mismos diálogos, conduciéndonos hasta un sorpresivo e inimaginado final.
Adrián Vázquez de nuevo nos ofrece un texto de una bien manejada fluidez en la acción, rico en recursos e intenciones para el lucimiento actoral y manejando el desarrollo dramático de manera cautivadora, atrapándonos en medio de historias comunes pero integradas a una madeja de intrincadas situaciones que van dibujando el acontecer diario del individuo. Con humor, gracia, casi a modo de juego, los personajes vuelcan sus interioridades y nosotros, los espectadores nos dejamos arrastrar a través de historias de tropiezos y realizaciones personales que inesperadamente nos sumergen en un trágico desenlace, donde aquella voz narradora que desde el principio nos ha acompañado, adquiere todo su sentido de legitimidad.
Con tan solo cinco sillas en escena como elementos de trabajo, el desempeño de los actores se desenvuelve con agilidad y seguridad, obteniendo una acertada incorporación de cada uno de los personajes, creciendo en edad ante nuestros ojos y marchando por sus propios senderos, haciendo evidente los conflictos de manera clara, sin recurrir a innecesarias elaboraciones en sus caracterizaciones. A ese cierto sentido lúdico que recorre la obra, los actores se entregan abiertamente, logrando como resultado un ambiente de ligereza que va a dominar la dinámica de la acción en escena. Los intérpretes con un magnífico trabajo de proyección de voz y dicción logran el que se pueda disfrutar totalmente de tan interesante texto, aspecto este muchas veces echado de menos sobre las tablas.
Sin duda alguna la participación de la agrupación Los Tristes Tigres dentro de esta edición treinta y nueve del FITHM, trajo a nuestros escenarios la posibilidad de disfrutar una vez más del trabajo de un colectivo de artistas que se entregan con amor y compromiso a la tarea no solo de brindar arte, sino además de contarnos por medio del teatro historias íntimas del ser humano. Y por supuesto, ya quedamos en espera de una próxima visita a nuestros escenarios.
Texto y fotos Wilfredo A. Ramos.
Miami, octubre 3, 2025.
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