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Saturday, September 20, 2025

Ana Mendieta y el dolor de Cuba (por Teresa Fernández Soneira)

Ana Mendieta (1981)
Foto de Ana Mendieta Facts for Kids.
Kiddle Encyclopedia©
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"He creado un diálogo entre el paisaje y el cuerpo femenino (basado

en mi propia silueta). Creo que fue el resultado directo de una patria atormentada durante mi adolescencia”. Ana Mendieta 1981




En estos días me han venido a la memoria muchos recuerdos de mi niñez en Cuba y entre ellos los de mis años de estudiante en el Colegio Apostolado del Vedado en La Habana. Comencé en sus aulas en 1952 y allí estuve hasta el 1961 en que comenzaron los problemas con el gobierno revolucionario y las comunidades religiosas. El gobierno interventor comunista confiscó todos los colegios religiosos y privados de la Isla, y el del Apostolado del Vedado en mayo de 1961. Las religiosas no tuvieron otra alternativa que dejar el país y abandonar todos los colegios pues había que enseñar lo que el gobierno ordenaba y no lo que las religiosas tenían dispuesto en su programa de enseñanza. El Apostolado había sido la primera congregación religiosa femenina establecida por mujeres cubanas en 1891, poco antes de que comenzara la Guerra de Independencia.

Cuarto Grado del Colegio Apostolado. 
Ana María aparece en la primera fila de la derecha, 
de rodillas. Yo estoy a su lado.
Tomada en el patio del Colegio junto a la gruta de la Virgen,
c. 1957. Propiedad de la autora. 
© Prohibida la reproducción.
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En el comedor del colegio del Apostolado del Vedado, 
un grupo de mis compañeras de aulacelebrando un cumpleaños.
 Ana María Mendieta se encuentra delante
 a la derecha, con uniforme blanco. 
Circa 1958. Foto cortesía de Marta Conde de Hanzimanolis.
 Todos los derechos reservados ©.
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Por las aulas del Apostolado pasaron miles de niñas y jóvenes que más tarde ayudarían a forjar la República de Cuba. También, muchas alumnas que nos fuimos luego al exilio, ayudaríamos con nuestro trabajo a los nuevos países que nos acogían. Ese fue el caso de la directora de la Colección Cubana de la Universidad de Miami, la Sra. Esperanza de Varona, antigua alumna del colegio Apostolado de Sancti Spiritus, y también el de la fundadora de la Liga Contra el Cáncer en Miami, la Sra. Lourdes Águila (Palacios), antigua alumna del colegio de La Habana, las dos ya fallecidas, de grata recordación, y a quienes Miami mucho les debe.

Por mi parte, conservo aún un grupo de compañeras apostolinas de aquellos años en Cuba que ha dado a la sociedad norteamericana: juezas, pintoras, chefs, abogadas, maestras, administradoras de empresas, escritoras, contadoras, diseñadoras y amas de casa. Y entre ellas también está la artista de las artes y la plástica, Ana Mendieta. Hoy quiero dedicarle a ella unos párrafos a manera de homenaje, porque el 8 de septiembre se han cumplido los 40 años de su fallecimiento en Nueva York.

¿Pero, por qué escribir sobre Ana María? Pronto verán por qué. Ana María Mendieta Oti nació en Cárdenas en 1948 en una prominente familia de la política y la sociedad cubana. Su bisabuelo por parte de madre, Carlos María de Rojas, había luchado como general en la Guerra de Independencia llegando a incendiar su propia plantación de azúcar para evitar que los españoles pudieran apropiarse de ella. Un tío abuelo de Ana María por parte de padre, Carlos Mendieta Montefur, había sido coronel del Ejército Libertador y más tarde Presidente provisional de la República de Cuba, entre 1934 y 1935. Su madre, Raquel Oti de Rojas, había sido profesora de física y química e investigadora en Cuba. Su padre Ignacio Mendieta de Lizáur, era un abogado con importantes conexiones políticas. Luchó contra Fulgencio Batista, y luego fue inicialmente partidario de Castro siendo nombrado asistente en el ministerio de estado posrevolucionario en 1959, pero a causa de sus convicciones católicas y, desilusionado con el rumbo que tomaba Cuba, se involucró en actividades contrarrevolucionarias. Tenía Ana María una familia de antiguas raíces cubanas y patrióticas. Ana y sus hermanos Ignacio y Raquel, crecieron en un ambiente de clase media en un país que, hasta entonces, había sido moderno, progresista y democrático.

La salida del país

Llegada a Miami desde La Habana, 
de un
grupo de religiosas del Apostolado en 1961.
Foto de Internet.
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Pero con el arribo del nuevo gobierno en 1959, vinieron momentos difíciles para la isla, y temiendo por la seguridad de sus hijas, los padres de Ana decidieron enviar a sus dos hijas fuera del país en 1961 por la Operación Pedro Pan, una iniciativa de la Diócesis católica de Miami a cargo del sacerdote Bryan O. Walsh, en colaboración con el gobierno de los Estados Unidos y las Catholic Charities (Caridades Católicas). El fin de la Operación Pedro Pan era el de sacar a jóvenes cubanos del país en el que se estaba produciendo una revolución comunista, para evitar que los indoctrinaran. Cuenta Raquelín, la hermana mayor, que cuando Ana bajó de la escalerilla del avión en Miami, esta besó el suelo. Pero aquella alegría le duraría poco.

Muchas de las familias de los niños involucrados en esta operación tenían familia en Estados Unidos, pero Ana y su hermana no. Pasaron las primeras semanas en un campamento para refugiados en Miami hasta ser luego trasladadas a Dubuque, en el estado de Iowa. Ana pasó seis años entre hogares de acogida y escuelas tipo orfanatos. En esa época los castigos en estos lugares eran comunes y se llevaban a cabo por el menor delito. Además, las hermanas se separaron y pasaron varios años de un hogar de acogida a otro, aunque según explicó Raquel, siempre estuvieron especialmente unidas e incluso ella ayudó a Ana en algunas ocasiones a ejecutar sus obras.​ Pero Ana se siente desubicada.​ Son años muy difíciles para las dos hermanas.

Cinco años más tarde, el 29 de enero de 1966 su madre y su hermano menor salen de Cuba por los llamados “Vuelos de la Libertad” y se establecen en Cedar Rapids, Iowa, cerca de Ana y Raquelín. Las hermanas no volvieron a ver a su padre hasta 1979, dieciocho años más tarde de su separación, pues el régimen cubano había encarcelado a su padre por deslealtad a Castro, y por su participación en la operación de la invasión de Bahía de Cochinos.​ Pero la tragedia los acompañaba. Al poco tiempo de llegar a los Estados Unidos, Ignacio Mendieta moría.

Los estudios y los comienzos de su obra

A Ana María siempre le había interesado el arte, y decidió estudiar en la Universidad de Iowa, donde vivía, iniciando así su trayectoria artística. Recibió una Licenciatura en 1969 y la maestría en Bellas Artes en 1972. En el mismo año se incorporó a un programa de la universidad y pronto creó su primer trabajo cuerpo-tierra. Luego realizó un viaje de estudios a México a los sitios arqueológicos de Oaxaca, donde desarrolló un sentido por el espacio sagrado describiendo su experiencia "como volver a la fuente, pudiendo obtener algo de magia con solo estar allí". Regresó a México en varias oportunidades, y fueron estos viajes la inspiración para su serie "Silueta" en la que invirtió siete años de su carrera.

Inspirada en Sara Ann Otten, una estudiante de enfermería que a los 20 años había sido violada y asesinada, realizó en 1973 una performance en su propio apartamento, presentándose a sí misma como la víctima, untada con sangre y atada a una mesa, invitando a sus amigos al apartamento para "presenciar" la escena del crimen.

Desde 1976 hasta poco después de completar un Máster en Bellas Artes, Mendieta viajó con frecuencia a Nueva York con su instructor, Hans Breder, donde empezó a relacionarse con algunos artistas locales, y se conecta con la escena artística y el clima político de Nueva York. En 1978 decidió mudarse para esa ciudad donde ya tenía contactos y había un futuro para trabajar. Fue entonces cuando empezó a experimentar con el arte de la tierra, poniendo énfasis en el cuerpo; el fuego, los elementos naturales y la relación entre el trabajo artístico y el espectador. En esa época Mendieta conoció al artista minimalista Carl André, con quien más tarde se casaría.

Grupo de jóvenes en Brooklyn, Nueva York, a finales de 1981. Ana aparece abajo la segunda de la izquierda. También aparecen las poetas Iraida Iturralde (arriba, a la izquierda), Lourdes Gil, abajo al lado de Ana María. Están Juan González, uno de los pintores cubanos del exilio más sobresalientes del siglo XX, y el conocido fotógrafo cubano y editor fotográfico de la revista Time Ramiro Fernández. Gracias a Iraida Iturralde por facilitarme esta foto (tomada por Alina Lino) para mi artículo/homenaje. Todos los derechos reservados ©. Prohibida la preproducción.
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En 1980 fue curadora de la exposición “Dialéctica del aislamiento: una Exposición de Mujeres Artistas del Tercer Mundo de los Estados Unidos”.​ Fue activa en los círculos de arte feminista. También en 1980 le fue otorgada una beca de investigación de la John Guggenheim Foundation, y otra beca de la National Endowment for the Arts. “Ana Mendieta, con una carrera de unos 15 años, formalizó un conjunto de doscientas obras”, comenta el crítico de arte italiano, Mateo Bergamini, “entre ellas más de un centenar de videos, relatando la condición de exilio en su propia identidad física, utilizando su propio cuerpo y sus huellas como medio de expresión, eligiendo aparecer en sus obras, incluso actuando como un molde puro”.

Nuevo enlace con Cuba (1980)

Pero Cuba no había estado ausente de su vida, todo lo contrario. En Nueva York Mendieta se reunía con cubanos exiliados quienes, como ella, deseaban regresar a su tierra. La primera oportunidad llegó en enero de 1980 como parte de un intercambio cultural con Cuba a través del Círculo de Cultura Cubana, un viaje que le permitió reconectarse con sus orígenes y con el sentimiento de pérdida tras la salida de su país veinte años antes.​ Decía Ana que "habiendo sido arrancada de mi tierra natal durante mi adolescencia, estoy abrumada por la sensación de haber sido expulsada del vientre. Mi arte es la forma en que se restablecen los lazos que me unen al universo”.​

La parte montañosa del parque Escaleras de Jaruco, en las afueras de La Habana, atesora varias obras de la artista, entre ellas este Torso de mujer, pieza más conservada de la serie en la Solapa del Águila. Foto Addys Hernández, Radio Jaruco, 2022, Internet.
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En 1981 visitó el Parque Jaruco en La Habana donde realizó su serie Esculturas Rupestres, con siluetas y figuras femeninas atribuidas a deidades del panteón mitológico aruaco de las Antillas como Guacar, Guaranoca, Itiba Cachubaba, entre otras muestras que exponen sus sentimientos humanos de estar en contacto con su identidad y su origen. En los siguientes tres años viajó a Cuba en siete ocasiones, a veces guiando grupos en el programa de intercambio cultural, o para exponer o crear. ​“Sus viajes a Cuba en los últimos años de su vida fueron agridulces”, dice la artista y escritora Coco Fusco quien la conoció. Y continua: “Sí, hizo amigos, vio a familiares e hizo sus esculturas rupestres en Jaruco, pero su relación con las autoridades cubanas era tensa. Cuando intentó llevarse a Estados Unidos algunas reliquias familiares, se las confiscaron en el aeropuerto” [Revista HyperMedia, 12 de marzo, 2024].

Roma y su matrimonio con el artista Carl André

En 1983 Ana Mendieta gana el Premio Roma, con una beca de la Academia Estadounidense que le permitió trasladar su residencia a Roma. Allí Mendieta comenzó a crear arte, incluyendo dibujos y esculturas, y siguió utilizando elementos naturales. Se enamoró de la ciudad, y les decía a sus amigos que Roma era como una fusión entre Cuba y Nueva York. Ana seguía una relación amorosa con el artista Carl André, pero por un tiempo rompieron el compromiso. Luego se volvieron a encontrar y se casaron en una ceremonia privada en Roma el 17 de enero de 1985. Sin embargo, a su regreso a Nueva York Ana contó a sus amigos que sospechaba que André tenía un romance en Berlín.

Mi contacto con Ana María

Después de nuestra salida de Cuba, Ana María en septiembre de 1961, y yo en octubre de ese mismo año, estuvimos más de 20 años sin vernos y sin saber una de la otra hasta que un día salió publicado en El Miami Herald un escrito largo sobre su obra y su arte. Lo que relataban en aquel escrito me dejó impresionada: ¡una niña del grupo del colegio había llegado a la fama! Decidí entonces escribirle a ver si podíamos reencontrarnos. Envié al periódico una carta para que se la hicieran llegar a Nueva York, y en pocas semanas tenía en mis manos una tarjeta postal en la que Ana María, contenta de comunicarse conmigo luego de tanto tiempo, me decía que pronto vendría a Miami y que me llamaría para vernos. Desde entonces esperaba ansiosa el encuentro. Pero entonces llegó la noticia…

Su muerte

Carl André y Ana María eran ampliamente conocidos, no solo por sus trabajos en la esfera del arte, sino también por sus peleas. El 5 de septiembre de 1985 la pareja cenó con unos amigos. Una de las invitadas a la cena describió posteriormente que en la cena Ana se veía "feliz y relajada". Pero tres días después, en la madrugada del 8 de septiembre, Ana Mendieta cayó desde su apartamento del piso 34 en Greenwich Village donde vivía con su esposo. Justo antes de su muerte, los vecinos habían oído a la pareja discutir violentamente, aunque no hubo ningún testigo de la pelea. Una grabación de la llamada al 911 de André él decía: "Mi esposa es artista, y yo soy artista, y tuvimos una pelea… y ella fue al dormitorio, y yo fui tras ella, y ella salió por la ventana". ​ Un portero de la calle de abajo había escuchado a una mujer gritar "¡No, no, no, no!", antes de que el cuerpo de Mendieta aterrizara en el techo de un edificio abajo. La historia que André le narró a la policía difería de sus declaraciones grabadas por el operador del 911 aproximadamente una hora antes. La policía encontró que André mostraba rasguños en toda la cara. La policía lo arrestó. Según amigos, su relación fue inestable, alimentada por el consumo excesivo de alcohol por parte de ambos. André afirmó no recordar nada de los sucesos que llevaron a la muerte de Mendieta.

Se celebró el juicio que duró tres años en procedimientos legales. El abogado de André describió la muerte de Mendieta como un posible accidente o un suicidio. André fue absuelto de asesinato en segundo grado en febrero de 1988 por falta de pruebas. Pero, ni la familia de la artista, ni muchos de sus seguidores ni activistas cejaron en el empeño de defender la hipótesis del asesinato. Muchas de las exposiciones y muestras de arte de André recibieron un gran rechazo por parte de artistas y activistas feministas, quienes realizaron numerosas protestas públicas a lo largo del mundo contra la legitimación de André en el mundo del arte. “André nunca logró escapar de la sombra de la muerte de Mendieta”, afirmó su obituario en el periódico The Guardian. Carl André falleció a los 88 años, el 24 de enero de 2024, 39 años después de la muerte de Ana Mendieta.

No pudo ser

Esperaba verla pronto, y la noticia de su muerte, y de forma tan violenta, me causó una gran pena. Hoy, 40 años más tarde, todavía me entristece lo que pasó y que no pudimos conectar de nuevo. La obra fuerte y difícil que Ana Mendieta creó es, a mi modo de ver, un reflejo del trauma que la salida de Cuba y la vida del exilio causaron en ella. Tenía un vacío; una tensión y un dolor profundo. Ana siempre fue una muchacha alegre y alborotada, que le gustaban las diabluras, que le encantaba jugar con algunas de las niñas de la clase. Su carácter era explosivo; era muy inquieta. Pero la separación de sus padres, de su familia, dejar su país a los 12 años, y las experiencias en orfelinatos por varios años le causaron grandes conflictos.

Este caso de Mendieta es también el de muchos niños y adolescentes cubanos que tuvieron que irse solos, o con sus familias. Es la mutilación y la herida, todos forzados por las circunstancias de vivir lejos de su entorno. Enfrentarse a un nuevo país con nuevas costumbres, idioma diferente y la nostalgia de la patria a una edad tan frágil como es la adolescencia, tuvo que producir que algo se rompiera dentro de ellos en esa transición. Algunos perdieron su identidad y no se sienten ya cubanos, [han pasado demasiados años], y otros, como en el caso de Ana María, lo exteriorizaron de otra manera. Esta ha sido otra de las grandes tragedias que ha sufrido el pueblo cubano en los ya 66 años de comunismo.

El futuro de Cuba no consistirá solo en reconstruir al país: edificios y ciudades que colapsan; el problema del hambre y la miseria. Arreglar el alcantarillado, la electricidad, los hospitales, las carreteras, los campos para cultivo, y toda la infraestructura que habrá que rehacer. Todo esto lo hay que llevar a cabo. Pero también hay que reconstruir, y con urgencia, a personas y familias que han sufrido las consecuencias de todo este infortunio por tantos años. Unos lo han sufrido en la Isla, y otros en el exilio. Pero ha habido sufrimiento en las dos orillas.

Volviendo a mi compañera de colegio y a su muerte, muchos se han concentrado en André, el esposo, en el “accidente”, el juicio, etc., pero yo me he concentrado en Ana que fue la que más perdió. Pese a ser considerado uno de los artistas más sobresalientes de su generación, su figura quedó empañada por la muerte de Mendieta. Cuarenta años más tarde el tema continua, y sigue siendo una gran incógnita de qué fue lo que realmente pasó aquella noche. Pero ya es muy tarde para lamentos y consideraciones. Ana María ya no está; fue aquel salto mortal otra tragedia que tuvo que sufrir, otra adversidad que cerró para siempre el capítulo de su atormentada vida. El exilio es horrible para casi todo el mundo; es la “dislocación cultural” citando a la fotógrafa cubanoamericana Silvia Lizama, y desde niña Ana María sufrió y llevó a rastras hasta su muerte esa dislocación.

Hoy ruego a Dios por ella confiada de que ya por fin haya encontrado el sosiego y la paz. Sé que un día nos volveremos a encontrar en el lugar de la luz, sin el dolor y sin el sufrimiento del mundo.

Descansa en paz, querida amiga de la infancia.




PARTE DEL LEGADO DE ANA MENDIETA

Esculturas Rupestres (1981) Escaleras de Jaruco, La Habana.

Body Tracks (Rastros Corporales) 1982 en Franklin Furnace en la ciudad de Nueva York.

Algunas obras cinematográficas (1971-1980) experimentales:
  1. Espejismo (1974)
  2. Silueta Sangrienta (1975)
  3. Ochún (1981): Mendieta filmó Ochún en Key Biscayne, Florida.
Obras estrenadas póstumamente (1985-presente)

Dolor de Cuba/Cuerpo que soy (2018)
La tierra que nos cubre habla (2018)

Exposiciones colectivas

2022 Museo Hammer de la Universidad de California, Los Ángeles, organizó la exposición Joan Didion: What She Means.

2023 La muestra viajó al Pérez Art Museum Miami y se incluyeron obras de Ana Mendieta junto a obras de otros 50 artistas internacionales contemporáneos

Colecciones públicas (selección)

Museo Solomon R. Guggenheim
Museo Metropolitano de Arte
Museo de Arte Moderno de Nueva York
Centro Pompidou, Paris
Musée d'Art Moderne et Contemporain, Ginebra
Colección Tate, Londres
Pérez Art Museum Miami

Premios Póstumos

En 2009, Premio a la Trayectoria de la Fundación Cintas.

En 2018, The New York Times publicó un obituario tardío.

En 2024, se anunció que la nominada al premio de la Academia, América Ferrera, protagonizaría y produciría una serie de Amazon Prime Video sobre Mendieta, coproducido por Amazon MGM Studios y Plan B Entertainment.


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Edificio del Co1egio del Apostolado 
del Vedado en la actualidad. 
Paseo y 21 en el Vedado, La Habana.
 Foto de Internet.
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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas. En el verano del 2022 publicó La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX (Alexandria Library Pub. House, Miami) que recoge 150 daguerrotipos del siglo XIX de mujeres cubanas de todas las edades y razas, acompañados de poemas de la época. Es un homenaje a la mujer cubana de todos los tiempos. Relatos y Evocaciones. Antología 1986-2023.

Sunday, August 31, 2025

¡No abandones, oh Madre! A tus hijos. (por el P. Gaztelu)

En la Novena de la Virgen de la Caridad del Cobre, les dejamos la transcripción de la Homilía a la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, escrita por Monseñor Ángel María Gaztelu y Gorriti, Párroco que fuera de la Iglesia del Espíritu Santo en La Habana Vieja. El Padre Gaztelu fue Miembro Fundador del “Grupo Orígenes”, de permanente trascendencia en la vida espiritual y cultural cubana en el siglo XX.

El documento original es del escritor e historiador cubano Alejandro González Acosta, residente en México, quien ha tenido la gentileza de ofrecérmelo para su publicación en Gaspar, El Lugareño. Teresa Fernández Soneira

Reproducción facsimilar de un grabado de la Virgen de la Caridad del Cobre, Imprenta del Gobierno y Capitanía General, Habana: 1852. Es una especial contribución del querido amigo, cubano apasionado, Don Emilio Cueto, residente en Washington, y que me obsequió una reproducción del original impreso, proveniente de su espléndida colección particular, que mucho agradezco. Alejandro González Acosta.
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Nota: Realicé algunas levísimas correcciones ortográficas, pero respeté puntualmente los subrayados originales del texto, que responden a la intención del autor. Alejandro González Acosta, Tlalpan, 31 de agosto de 20

Vista de la Villa y Santuario del Cobre,
 lámina del siglo XIX.
 Imagen de la Internet.
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Homilía -Nuestra Sra. de la Caridad del Cobre. -



- No concedió privilegio igual a ninguna otra nación- Non fecit taliter…

La Santísima Virgen María, desde que Ntro. Señor Jesu-Xto, momentos antes de expirar en la + la legara como Madre de todos los hombres en la persona del evangelista S. Juan, no ha cesado nunca de velar solícita y maternal sobre todos ellos, prodigándoles a manos llenas, su amparo, protección y auxilio a través de todos los tiempos, circunstancias y vicisitudes personales e históricas.

Estos cuidados, tan amorosa y solícitamente maternales, los ha venido manifestando de modo especialmente sensible en sus prodigiosas y múltiples apariciones que, con emoción y piedad hondas, con flor de leyenda, registran históricamente las tradiciones de los pueblos cristianos.

Evoquemos –ajustándonos a los límites de una simple homilía- algunas de estas aludidas apariciones, iniciando su evocación con la que la primitiva tradición cristiana estima como “primicia y flor” de todas las apariciones de la Virgen María, siendo ésta la visita que en “carne mortal” antes de su Asunción al cielo, hizo al apóstol Santiago, en un pilar, orillas del Ebro en Zaragoza. Mas, por razón de lo indicado antes, viéndonos obligados a pasar por alto las múltiples, sucesivas, imponentes y portentosas apariciones marianas a los distintos pueblos cristianos, … resaltemos algunas de las que más de cerca, en tiempo y devoción, nos impresionan, siendo éstas la de Guadalupe y las más recientes las de Lourdes y Fátima; y sobre todas ellas –por obvias razones religiosas y cubanas, la de su “poética” aparición sobre las azules aguas de la bahía de Nipe, signada con el augusto nombre de la Caridad, y cuya fiesta, hoy día de su Natividad, con honda emoción y filial piedad, celebra como a su tutelar Patrona el pueblo cubano.

El hermoso mensaje que encierra y señala el título y nombre de su aparición diciendo: “Yo soy la Virgen de la Caridad”, nos hizo recordar el versículo del salmo, citado al inicio de esta plática: No concedió privilegio igual a ninguna otra nación; pues ciertamente, la Virgen María en sus numerosas apariciones a ninguna otra nación se apareció, señalándola y honrándola con tan excelso título y hermoso nombre, cual es el de Caridad, Amor. Buenas pruebas de esto nos las dan S. Juan evangelista, afirmando: “Dios es amor”, y S. Pablo, cuando en su exaltado himno –verdadera rapsodia- al Amor, canta: “Si yo hablara todas las lenguas de los hombres y los ángeles, y me faltara el amor, no sería más que un bronce que resuena y campana cuyo tañido se lo llevara el viento. El amor nunca pasará… Ahora mientras pasamos por esta vida tenemos fe, esperanza y amor, los tres. Pero el mayor de los tres es el amor".

-Así, en efecto, para que nuestra vida sea real, verdadera y auténticamente cristiana nos son del todo necesarias la Fe, la Esperanza y el Amor, y en el modo y medida que creamos, esperemos y amemos en esta vida a Dios y a nuestros hermanos, lograremos nuestra salvación eterna.

Penetrados de las excelencias espirituales que encierran el título y mensaje de Amor con los que la Virgen María quiso la venerara y honrara el pueblo cubano, recordemos, una vez más, con emoción y devoción filiales, su prodigiosa aparición sobre las aguas de la bahía de Nipe.

De los varios datos históricos que, con plena veracidad, garantizan la aparición de la Virgen de la Caridad, citaremos, por cuanto de excepcional valor verídico tiene, la declaración jurada, que como testigo ocular del portento, depuso ante el juez competente, Beneficiado Juan Ortiz Montejo, el negro esclavo, Juan Moreno –el popularmente llamado, “negrito del bote de la Caridad del Cobre”- cuya declaración la hizo, a los 75 años de acaecida esta aparición –hacia 1604 y 16 12 años, contando él a la sazón 85 años de edad, en los términos siguientes: “Que siendo niño de 10 años de edad, fue por ranchar a la Bahía de Nipe en compañía de Rodrigo de Hoyos y Juan de Hoyos, hermanos e indios naturales, los cuales iban a coger sal y habían ranchado en Cayo Francés que está en medio de la Bahía de Nipe para con buen tiempo ir a la salina, estando una mañana la mar en calma salieron de dicho Cayo Francés antes de salir el sol los dichos Juan y Rodrigo Hoyos y este declarante Juan Moreno embarcados en una canoa para dicha salina, apartados de dicho Cayo Francés, vieron una cosa blanca sobre la espuma del agua y acercándose les pareció un pájaro. Dijeron estos indios parece una niña y en estos discursos llegados, reconocieron y vieron la imagen de Ntra. Sra. la Santísima Virgen con un Niño Jesús en los brazos sobre una tablilla pequeña y en dicha tablilla unas letras grandes, las cuales leyó el dicho Rodrigo Hoyos y decían: Yo soy la Virgen de la Caridad."

Así es, tal cual nos narran estas sencillas, verídicas y en medio de su espontánea ingenuidad poéticas palabras, dichas por el negro esclavo, testigo presencial del prodigio, cómo quiso, cual aurora naciente, bella como la luna y escogida como el sol”, aparecerse la Virgen María al pueblo cubano, marcándole en señal de su maternal protección con el sello de oro de la Caridad, del amor: esencia y corona de la Fe cristiana y prenda salvífica de vida eterna.

-Que la caridad en su doble y complementaria vertiente de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos, defina y selle todos nuestros pensamientos, actos y deseos.- Que, a plena luz, el mensaje de la Virgen del Cobre, sea el ideal que inspire existencialmente nuestras vidas y que su fiel y filial seguimiento nos una y reúna, cada vez más estrechamente, con tan amorosa Madre; a fin de que por su eficaz intercesión alcance de su divino Hijo, la salvación de Cuba y de todos sus hijos.

- “Si de Cuba en las comarcas – erigiste, Señora, un altar – para hacer la mansión de prodigios – y a tus hijos de dicha colmar – No abandones, oh, Madre a tu pueblo –salva a Cuba de llanto y afán – y tu nombre será nuestro escudo –nuestro amparo tus gracias serán”.







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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas. En el verano del 2022 publicó La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX (Alexandria Library Pub. House, Miami) que recoge 150 daguerrotipos del siglo XIX de mujeres cubanas de todas las edades y razas, acompañados de poemas de la época. Es un homenaje a la mujer cubana de todos los tiempos. Relatos y Evocaciones. Antología 1986-2023.

Tuesday, December 17, 2024

El bolero: cubano y oriental. (por Teresa Fernández Soneira)


Era la década de 1950 en que tantos cantantes y orquestas cubanas estaban en el mejor momento de nuestra historia musical. Yo era aún una niña y me iba a pasar los fines de semana a casa de mi abuela paterna en la Habana Vieja. En la esquina de la calle había un bar con una vitrola que amenizaba la vida del barrio, y digo del barrio porque los decibeles eran tan altos, que sonaban a casi una cuadra de distancia, sobre todo en las tardes. Aquella vitrola tocaba día y noche, y fue por ella como llegué a conocer muchos ritmos cubanos y a sus intérpretes. Ya por entonces amaba la música. Mi madre era aficionada a la radio, y le gustaba oír noticias, actualidades, pero sobre todo música, y luego tarareaba aquellas melodías de moda. Como estaba con ella en la casa, mi oído se acostumbró a escuchar aquellas canciones.

Tuve la gran suerte de vivir esa década fabulosa de Cuba, antes de la debacle, en la que los boleros, sones, guarachas y chachachás fueron los reyes de la música. En aquella vitrola del barrio oí cantar a Olga Guillot “Miénteme”, a Miguelito Valdés y su “Bruca maniguá”. También a Celia Cruz interpretar “Caramelo”, y a Ñico Membiela “Muñeca de Cristal”. Y por supuesto sonaban La Sonora Matancera, el gran Beny Moré, “el bárbaro del ritmo”, con “Cienfuegos es la ciudad que más me gusta a mí...”; a la orquesta Aragón y sus chachachás; la Riverside y su solista Tito Gómez quien inmortalizó “Vereda Tropical”, y así muchos, muchísimos más. La música cubana de entonces era un verdadero disfrute con tantos géneros y buenos cantantes y músicos; fue su época de oro. Nuestra música era tan buena que llegó allende los mares, dicen que a comienzos del siglo XX el bolero se oyó en Yucatán y en España, concretamente llegó a Santander donde también nuestras melodías eran gustadas y bailadas por muchos.

Quiero ahora narrarles la historia del bolero y para ello debo ir a la década de 1960 en Miami, cuando el exilio cubano se nutría más y más con cada avión que llegaba de la isla.

El exilio cubano del siglo XX

Programa de una función de
 “Añorada Cuba”, de julio 1965.
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Al triunfo de la revolución comenzó en Cuba el éxodo político de cubanos a otras tierras. Los cubanos llevaron al exilio sus pocas pertenencias, pero también llevaron la música. A mediados de 1965 más o menos, se empezaron a establecer en Miami emisoras de radio, a emitirse programas de televisión, y más tarde pudimos disfrutar de espectáculos musicales en el Dade County Auditórium, único teatro de la ciudad entonces, que presentaba a los grandes de la música del mundo entero, no solo popular, sino también clásica. Allí muchos exiliados acudíamos con nostalgia a ver el festival folclórico musical conocido como "Añorada Cuba", cuyo fundador y director fue el Rev. padre Jorge Bez Chabebe, junto con Pili de la Rosa y Demetrio Menéndez. Al entrevistarlo años después el padre Chabebe describió a “Añorada Cuba” como “un mensaje musical y patriótico afinado en el amor de Dios y a la patria inolvidable: Cuba.”(1)  El fin de esa obra, en parte, era ayudar a las nuevas generaciones de cubanoamericanos, los hijos de los exiliados, a conocer y apreciar la cultura, música y arte de la Isla. No podíamos dejar que muriera.

Dúo de Mara y Orlando c. 1990, en el Dade County Auditórium. Cortesía de Orlando González Esteva. Todos los derechos reservados.
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Un día me enteré de que iban a cantar en el Auditórium el dúo de Mara y Orlando, una pareja de jóvenes cubanos orientales, quienes montaban maravillosos espectáculos de música cubana y en los que daban al público, no solo una verdadera clase de música, sino que era también un recorrido por la historia de nuestro país. A mi madre le encantaba asistir a esos conciertos, y cuando anunciaban que estarían actuando, enseguida iba a comprar los boletos para asegurar las butacas. Aparte del deleite musical y de la clase y la profesionalidad de sus intérpretes, aquellos eran espectáculos muy emotivos pues Mara y Orlando nos hacían recordar la Cuba feliz de otros tiempos. Por un par de horas nos trasladábamos de forma imaginaria a nuestra querida isla. Más tarde empecé a asistir a los conciertos que ofrecía el dúo de Carlos y Marta. Estuve presente en el espectáculo que presentaron el 28 de enero de 2001 en el teatro Bellas Artes, y que dedicaban todos los años a honrar la memoria de José Martí. En ese concierto el dúo explicó al público que el primer bolero de la historia había sido compuesto e interpretado en Santiago de Cuba en 1883, por José “Pepe” Sánchez. Se titula “Tristezas” y es una melodía romántica, tristona, pero armoniosa y con mucha cadencia. La letra dice así:
Tristezas me dan tus quejas, mujer 

Profundo dolor que dudes de mí 

No hay prueba de amor que deje entrever 

Cuanto sufro y padezco por ti… 
La suerte es adversa conmigo 
 no deja ensanchar mi pasión. 
Un beso me diste un día 
Yo lo guardo en el corazón. 

Un poco de historia

¿Cómo surge Tristezas? Veamos primero el marco histórico en el que se desenvuelve la historia. Con el arribo de los franceses a Santiago de Cuba a fines del siglo XVIII, se establecen en la ciudad varios artistas de diversos géneros quienes en su mayoría, eran muy buenos profesores de música. Así es como comienza a enriquecerse el panorama musical santiaguero que hasta entonces era casi nulo, a no ser por la música en la iglesia a cargo del presbítero y músico habanero, Esteban Salas y Castro, y de algunos otros músicos amateurs que tocaban en bailes pero que eran escasísimos, como Manuel Villalón, Sánchez Cisneros, Pedro Miyares, Francisco de Soto y otros pocos más. Con los franceses comenzaron a darse conciertos de cuartetos y orquestas. Las selectas familias dominicanas emigradas a Cuba acudían a ellos; eran lo más culto que se había avecindado en Santiago. Y también asistían las acomodadas familias santiagueras de los Polanco, Anaya, Portuondo, Miyares, Hierrezuelo y otras. Estas estaban organizadas al extremo de producir buenas voces, más entre los hombres que entre las mujeres, “y su oído – como vulgarmente se dice – no común”(2), explica Juan Manuel Carbonell y Rivero.

El siglo XIX siguió con un avance paulatino de las artes. Se daban conciertos en casas particulares. Comenzaron las tertulias literarias que casi siempre terminaban con música, bien fuera de alguien que en la casa tocaba el piano, o de un trio o cuarteto que improvisaba un repertorio en segundos. El presbítero habanero Esteban Salas (1725-1803), comenzó a enseñar a un grupo de la juventud acomodada de la ciudad. También compone preciosas piezas que forman parte de nuestro repertorio musical religioso. Salas compra también algunos instrumentos musicales para formar una orquesta en la catedral y poder ofrecer conciertos. Al fallecer Salas, continuaría la labor el padre Juan Paris, natural de Barcelona, quien también ofrecería clases de canto y de piano a un grupo de seminaristas. Poco a poco la vida cultural en Santiago de Cuba fue evolucionando y mejorando en calidad y variedad.

Los trovadores y la música popular

A mediados del siglo XIX surge un movimiento de músicos itinerantes llamados “trovadores” los cuales se desplazaban usualmente de un sitio a otro con el propósito de ganarse la vida cantando y acompañándose con la guitarra. Adquirieron gran relevancia como compositores e intérpretes, y sus canciones fueron adaptadas a muchos géneros de la música cubana. Entre ellos se encontraba José Vivanco Sánchez Hecheverría, más conocido como Pepe Sánchez, quien había nacido en Santiago de Cuba el 19 de marzo de 1856 en una casa cercana a los lugares donde trabajaban los integrantes de las congas "Los Hoyos" y "Carabalí Suama".


Aunque para ganarse la vida se desempeñaba como sastre, desde muy joven Pepe Sánchez había estado en contacto con el ambiente musical popular de Santiago. Pertenecía a la pequeña burguesía santiaguera, probablemente sin formación académica alguna, pero con ciertos conocimientos musicales, y cantaba con voz de barítono acompañándose a la guitarra las tonadas que se aprendía. Pepe invitaba a su casa a músicos de renombre como el gran inmigrante alemán, Germán Michelsen(3), y al violinista habanero, Claudio Brindis de Salas(4).

El Primer bolero

En 1883 Pepe Sánchez compone el primer bolero de la historia de Cuba y del mundo que se llamó “Tristezas”. También compuso numerosas canciones, muchas de las cuales nunca fueron transcritas y se perdieron para siempre, aunque otras sobrevivieron gracias a que amigos y alumnos lograron transcribirlas. Entre ellas están: la trilogía “Rosa N°1”, “Rosa N°2”, “Rosa N°3”; “Cristinita”, “Te vi, te amé”, “Cuando escucho tu voz”, “Caridad” y “Naturaleza”, que se encuentran entre las más famosas de su repertorio. Los temas pueden versar sobre el amor, la mujer, la belleza de la isla de Cuba. Hay otras también de temas patrióticos como el “Himno a Maceo” y “Cuba, mi patria querida”, ya que Pepe estaba muy identificado con el movimiento revolucionario porque por entonces se libraba la Guerra de Independencia, y él se había vinculado a las grandes figuras orientales: Guillermo Moncada, los hermanos Maceo, Quintín Bandera. Por aquellos años pensó en irse a la manigua, pero sus amigos lo disuadieron ya que decían que él era más necesario en la ciudad.

El Quinteto de "Pepe" Sánchez hacia 1910. De izquierda a derecha, sentados "Pepe" y Emiliano Blez, y en la segunda fila Luis Felipe, "Pepe" Figarola y Bernabé.
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Desde fines del siglo XIX estuvo Sánchez al frente de un cuarteto y luego de un quinteto integrado por Emiliano Blez y el propio Sánchez como guitarristas, con las voces de Pepe Figarola, Bernabé Ferrer, y Luis Felipe Porte. Se dice que en 1911 grabó con este quinteto algunos títulos en La Habana pero que no han sido encontrados. También creó música para anuncios comerciales que se difundieron antes del nacimiento de la radio. Las primeras grabaciones de bolero se hicieron en los primitivos cilindros Edison inventados por Tomás Edison en los Estados Unidos, y que fueron muy populares entre 1887-1915. Los boleros de Pepe Sánchez estuvieron también cantados por el tenor Adolfo Colombo, primera voz del quinteto de Alberto Villalón. Pero cuando en 1922 llegó la radio a Cuba, entonces sí que la música tuvo una difusión importante que no ha cesado desde entonces.

El quinteto de Villalón, junto al compositor Sindo Garay, fueron los responsables de llevar el bolero no sólo a la capital cubana, sino fuera de la isla: Villalón a México, concretamente a Veracruz, y en ciudad México se grabó “Tristezas” con el nombre de “Un beso”. Por su lado Sindo Garay y Emiliano Blez lo llevaron a San Juan de Puerto Rico. Por esta época también se distinguió la cantante y guitarrista María Teresa Vera, quien comenzó a cantar boleros y sones a los 15 años, y en 1918 se presentó en el Teatro Apolo de Nueva York. Pero ella se merece un artículo aparte.

José “Pepe” Sánchez falleció en Santiago de Cuba el 3 de enero de 1918. Pocos cubanos conocen su vida y su contribución a la música de nuestro país, por eso hoy he querido rendirle este homenaje.

Para concluir, y recordarles nuestro pasado musical en estas fechas navideñas, nada como escuchar el danzón “La Mora” de Eliseo Grenet(5), compuesto en 1920 y grabado por la orquesta de Antonino María Romeu con el gran Barbarito Diez como solista, y escuchar el estribillo que dice:
Cuando llegará la Nochebuena,

cuando llegará el lechoncito, bien asadito,

los rabanitos, la lechuguita,

cuando volverá, ¡ay! los traguitos,

el lechoncito, bien asadito,

la Nochebuena.


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  1. La Voz Católica, diciembre 2018.
  2. Juan Manuel Carbonell Rivero, (1880-1968), Las bellas artes en Cuba, Imprenta el Siglo XX, La Habana 1928. Fue un escritor y diplomático cubano, hijo del patriota Néstor Leonelo Carbonell.
  3. Germán Michelsen, (1851 Oldemburgo, Alemania- Santiago de Cuba 1928), además de gerente y de las grandes fundaciones y mejoras a la ciudad de Santiago, incursionó en la esfera artística, específicamente en la música y la pintura, y creó y sostuvo en su casa una sociedad artística para el cultivo de la música clásica alemana cuyo nombre fue Sala Haydn, en la cual actuaba como pianista acompañante y dirigida por el maestro Rodolfo Hernández Soliliac.
  4. Claudio Brindis de Salas y Garrido (La Habana, 1852 - Buenos Aires, 1911) fue un músico y violinista cubano conocido como el «Paganini negro» y considerado uno de los mejores violinistas de su época, también llamado "El rey de las octavas".
  5. Eliseo Grenet Sánchez (La Habana, 1893 - 1950) pianista, compositor y arreglista cubano. Compuso música para revistas musicales y películas. Es autor de famosas piezas de música bailable cubana.


Nota: Agradezco al cantante, poeta y escritor Orlando González Esteva, su colaboración con algunos datos y con la foto del dúo de Mara y Orlando.

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Para disfrutar más este legado, les dejo “Tristezas” interpretado por el dúo de Carlos y Marta y también por el de Willy Chirino y Lissette. Y también “La Mora” interpretado por Barbarito Diez.
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Dúo de Carlos y Marta.
 “Tristezas” de José Pepe Sánchez.
28 enero 2001. Teatro Bellas Artes.
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Willy Chirino y Lissette
 “Tristezas”
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Barbarito Diez y la 
Orquesta de Antonio María Romeu
"La Mora"
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Miami, 15 de diciembre, 2024




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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas. En el verano del 2022 publicó La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX (Alexandria Library Pub. House, Miami) que recoge 150 daguerrotipos del siglo XIX de mujeres cubanas de todas las edades y razas, acompañados de poemas de la época. Es un homenaje a la mujer cubana de todos los tiempos. Relatos y Evocaciones. Antología 1986-2023.

Tuesday, October 1, 2024

Cuando Martí bailó el merengue. Los viajes de José Martí a República Dominicana (por Teresa Fernández Soneira)

José Martí y Máximo Gómez, en M9ntecristi.
Foto tomada de la
Revista de Cayo Hueso; Noviembre 14, 1897.
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No, no es una falta de respeto hacia nuestro Apóstol de la libertad. Tampoco es una broma. Es un comentario basado en una anécdota que leí no hace mucho en un periódico dominicano y que me hizo pensar en la humanidad de Martí. Porque todos encumbramos a Martí y lo elevamos casi a la esfera de la santidad, pero no pensamos que José Martí fue un hombre de carne y hueso, amante de las artes, las letras, la historia, la filosofia, los viajes y la música. Recordemos como se deleitaba asistiendo a conciertos y a óperas, y luego hacía reseñas y comentarios. También se enamoró de bailarinas, y alababa las dotes vocales de muchas cantantes de la época que el admiraba. Por lo tanto esta anécdota del merengue que les voy a relatar no es tan inverosimil. Veamos que pudo haber ocurrido cuando José Marti visitó a Máximo Gómez en Montecristi y cuándo fue que bailó un perico ripiao(1), o por lo menos así lo cuentan los dominicanos.

José Martí y sus viajes por República Dominicana

Casa de la familia Gómez-Toro
 en Montecristi como se encontraba en 1940.
 Foto de Internet.
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Debemos comenzar haciendo un recorrido por los lugares que Martí visitó en República Dominicana. Estuvo en ese país tres veces: en 1892, 1893 y el último fue en 1895. En septiembre de 1892, fue a Montecristi a encontrarse con Máximo Gómez para pedirle que se uniera a la organización de la Guerra de Independencia. En aquella ocasión estuvo dos días y tres noches en la casa de la finca La Reforma, en Laguna Salada, lugar del que Martí escribiría tiempo después.

En ese primer viaje visitó también Santo Domingo. Gómez lo acompañó de Montecristi hasta Santiago de los Caballeros, y el Maestro siguió hasta la capital. Llegó el 19 de septiembre de 1892 y se hospedó en un hotel de la calle Las Mercedes, ubicado en plena ciudad colonial, bastante cercano a la Catedral. También estuvo en la casa conocida como Casa de San Pedro, en el número 155 de la mencionada calle. Visitó la sede de la Sociedad Amigos del País y también la Catedral Primada de América para ver la tumba de Cristóbal Colón.

El 21 de septiembre partió de la capital en el velero Lépido rumbo a Barahona para allí pasar la noche, y partir al siguiente día por la Sierra de Bahoruco, bordeando el lago Enriquillo rumbo a la frontera con Haití, donde lo esperaban en Port-au-Prince sus contactos para seguir con los preparativos de la guerra.

Segunda y tercera visitas del Maestro

En la segunda visita que hizo Martí a República Dominicana en 1893, estuvo exclusivamente en Montecristi, donde se dedicó a planificar y organizar asuntos de Cuba con el Generalísimo Gómez para de ahí regresar de inmediato a Nueva York. Uno de los frutos de ese periplo fue asistir a la creación del club revolucionario femenino Hijas de Hatuey, integrado por mujeres cubanas y dominicanas que dieron un gran apoyo a la causa independentista de Cuba(2). Fue en este viaje cuando se cuenta que Martí bailó un “perico ripiao”.

La noche del Merengue

El 3 de junio de 1893 el prócer cubano se dejó llevar por las notas del ‘Juangomero’, que, según algunos historiadores, nació en 1855 o 1854, cuando el merengue se convertía en la música tradicional y típica de la República Dominicana. Cuenta el historiador y cronista Pedro Carreras Aguilera una anécdota muy antigua en la que nos dice que esa noche el pueblo se enteró de que Martí había llegado. La orquesta arrancó a tocar la tambora con indiscutible ritmo, pegándole duro a aquel merengue por lo que el compás contagioso invitaba a moverse. Los hijos del acordeonista, Baudillo Grullón le contaron al investigador Rafael Chaljub Mejía lo siguiente:
“Llegó [quiere decir Martí] y esa misma noche se improvisó una fiesta en el hotel Estrella, de la ciudad de Guayubín, con un sabroso perico ripiao”, dice Chaljub Mejía. “La fiesta fue amenizada por el conjunto de los hermanos Novo que tocó el histórico merengue, y ahí mismo el prócer cubano se ‘fajó’ a bailar’”(3). Y continúa la crónica: “Cuando el noble cubano lo oyó, pidió que lo repitieran varias veces y, bajo el influjo del acordeón, acomodó su intelecto al pueblo para, en brazos de una joven de apellido Grullón, bailar el sugerente ritmo”(4).
Cuentan que la pareja de baile de Martí era una de tres hermanas que, por su belleza, causaban sensación en el lugar. Martí también debió escuchar esa noche el merengue de Juan Bautista Alfonseca en una versión de merengue Juangomero (llamado también “pambiche”) como lo identifica el musicólogo Julio César Paulino(5).

Aquí tiene el lector el Juangomero, lleno de cadencia y armonía, interpretado por un conjunto dominicano: 

Después del baile en aquella noche de merengue, dice el historiador Carreras Aguilera que las hermanas Vidal Torres, representando a las muchachas del pueblo, le entregaron a Martí una bandera cubana que ellas mismas habían bordado.

En la casa del cubano Manuel Boitel en Santiago de los Caballeros, le sirven a Martí ‘merengue criollo’, pero no se refiere al baile, sino al dulce o suspiro de ese nombre. Y también, “[…] escuchó en la ciudad de Santo Domingo una danza puertorriqueña, una canción cubana a ritmo de vals, y un merengue dominicano ‘de genuina cepa criolla’ […] con ritmo lánguido y suave cuya letra decía Juana Aquilina va llorando, porque la llevan merengueando”(6).

En sus viajes Martí disfrutó del carnaval dominicano; de la bebida y la comida del país; la arquitectura, el juego de gallos, y el idiolecto cibaeño de los que escribió en sus notas de viaje. En el carnaval, sobre todo, Martí narra:
“me recibe la charanga, con un vals del país, fácil y como velado; a piano y flauta con güiro y pandereta. Los “mamarrachos”(7) entran, y su música con ellos: las máscaras…sale la tarasca, tragándose muchachos con los gigantones”(8).
No sabemos si en realidad Martí llegó a disfrutar de aquel sabroso merengue, pero no lo dudo en absoluto. ¿A quién no se le van los pies cuando oye un merengue bien tocado? Pues a Martí, como buen cubano que era, le habrá ocurrido eso mismo. No lo pudo resistir y allí entre amigos, y dejándose llevar por la linda montecristeña, que ya antes Martí había comentado que el “talle natural y flexible de la dominicana da ritmo y poder a la fealdad más infeliz”(9), disfrutó del sonido del Juangomero, y tal vez, por breve tiempo, le pareció que había subido a la gloria.

La historia narra que ese merengue Juangomero, quizás el primero de la historia dominicana, estaba dedicado a una dama de un pueblito de La Vega llamado Juan Gómez. No se sabe quién lo escribió, pero es un auténtico clásico. Los cantantes, acompañados por los instrumentos, entonan:

Las muchachas de Juan Gómez
son bonita' y bailan bien,
pero tienen un defecto:
que se ríen de tó' el que ven.

Me gusta bailar con Lola,
porque Lola baila bueno,
ella se deja llevar
como caña pal' ingenio.

Me gusta bailar con Lola,
porque Lola baila fino,
ella se deja llevar
como caña pal' molino.

En la tarde del 5 de junio de 1893, José Martí se despedía de República Dominicana, y partía vía marítima hacia los Estados Unidos acompañado por el dominicano Emiliano Aybar.

Último viaje de José Martí a República Dominicana

La última vez que Jose Martí pisó tierras dominicanas fue en 1895, viaje en el cual permaneció más tiempo. Narra Max Henríquez Ureña(10) que Martí llegó de noche y que “se abrieron a la vez la puerta y los brazos del viejo General: en el alma sentía sus ojos, escudriñadores y tiernos, el recién llegado; y el viejo volvió a abrazar en largo silencio al caminante…” Y sigue el relato:
Los bohíos se encendieron: entró a la casa la carga ligera; pronto cubrió la mesa el plátano y el lomo, y un café de hospedaje, y un fondo de ron bueno de Beltrán; dos niñas que vinieron a la luz llevaban y traían; fue un grato reposo de almas la conversación primera, con esa rara claridad que al hombre pone el gusto de obrar bien, y unos cuantos contornos en el aire, de patria y libertad, que, en el caserón de puntal alto, a la sombra de la pálida vela, parecían como tajos de luz(11).
Este viaje de Martí ocurre después del fracaso de la expedición de Fernandina en la Florida, cuando el vapor con armas que se dirigía a Cuba fue incautado por las autoridades estadounidenses antes de salir del muelle. Se perdió todo lo que supuestamente iba para Cuba para ayudar con la guerra y que tanto había costado en dinero y tiempo, así como el gran esfuerzo para poder lograrlo. Martí, decepcionado y deprimido, tuvo que pasar a la clandestinidad.


Cuando Martí llega a Montecristi, explica a Gómez lo ocurrido en Fernandina y ambos acuerdan tomar medidas urgentes porque ya la orden de alzamiento en la isla estaba dada. Fueron momentos en los cuales los dos grandes patriotas comenzaron a hacer los preparativos para cumplir la misión de independizar a Cuba, trasladándose a la isla con urgencia. También fue un histórico momento cuando Martí y Gómez concibieron y redactaron el memorable programa de lucha que hizo posible el fin del colonialismo: El Manifiesto de Montecristi(12).

En estos años de visitas a la tierra de Quisqueya, Martí dejó el recuerdo, el afecto y los lazos de amistad que, desde entonces unieron a Cuba con esa nación hermana. Como dijo Henríquez Ureña, “Martí fue acogido en Santo Domingo como si fuera un dominicano más. Dejó allí profunda huella en todos los corazones”(13). Los dominicanos han honrado a José Martí con innumerables monumentos erigidos por toda la geografía del país, y varias calles llevan su nombre. También hoy se mantiene la Casa-Museo de la familia Gómez-Toro en Montecristi que atesora fotos, cuadros y otros objetos, y que posee un gran significado en la historia de los dos países pues esa humilde casita de tabla y zinc conserva el recuerdo perenne de aquel memorable 25 de marzo de 1895, cuando en ella se firmó el documento de Montecristi.

Pero, sobre todo, los montecristeños recuerdan aquella noche en que Martí bailó un Juangomero en la bella, querida y acogedora tierra dominicana.


El Trío Reynoso fue un grupo de merengue típico dominicano. Acordeonista y vocalista Pedro Reynoso; güirero y vocalista. Domingo Reynoso; percusionista Francisco Pancholo Esquea en la tambora, y el marimbero Milcíades Hernández.
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1. Se denomina perico ripiao a un conjunto integrado por tres o cuatro músicos, cuya especialidad consiste en ejecutar ritmos folclóricos dominicanos, especialmente el merengue, mangulina o carabiné.

2. Para más datos sobre este club femenino, los remito al libro Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, volumen 3, de próxima aparición.

3. Rafael Chaljub Mejía, adompretur.com/2020/09/03/el-dia-que-jose-marti-bailo-merengue-en-montecristi.

4. Pedro Carreras Aguilera, De Ñico Lora a Tatico Henríquez, Una centuria tocando acordeón, República Dominicana, Editora Nacional, 2011.

5. Ibidem.

6. Federico Henríquez Carvajal lo relata en 1932 de su recuerdo de la visita de Marti en 1892. En José Guerrero, ibid.

7. Mamarracho: extravagante, ridículo, grotesco, estrafalario.

8. José G. Guerrero, “José Martí: aportes antropológicos de un viaje a Santo Domingo en el siglo XIX”, Ciencia y Sociedad, vol. XXIX, núm. 4, oct-dic. 2004.

9. Ibidem, p. 641.

10. Maximiliano Adolfo Henríquez Ureña (1886-1968) fue un escritor, poeta, profesor y diplomático dominicano.

11. Max Henríquez Ureña, “Martí en Santo Domingo”, Cuba Contemporánea, t. II, p. 177-203, La Habana, julio 1913.

12. El Manifiesto de Montecristi es un documento del Partido Revolucionario Cubano en el que se exponen las ideas en las que se basó José Martí para organizar la guerra de independencia cubana de 1895. Fue firmado por José Martí y Máximo Gómez el 25 de marzo de 1895 en Montecristi, República Dominicana. El documento es una declaración formal de guerra contra España y recoge el pensamiento de José Martí.

14. Ureña, Ibidem, p. 33


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BIBLIOGRAFÍA

Carreras Aguilera, Pedro, De Ñico Lora a Tatico Henríquez, Una centuria tocando acordeón, República Dominicana, Editora Nacional, 2011.

Chaljub Mejía, Rafael, adompretur.com/2020/09/03/el-dia-que-jose-marti-bailo-merengue-en-montecristi.

Guerrero, José G., “José Martí: Aportes antropológicos de un viaje a Santo Domingo en el siglo XIX”, Ciencia y Sociedad, vol. XXIX, núm. 4, oct-dic. 2004.

Henríquez Ureña, Max, “Martí en Santo Domingo”, Cuba Contemporánea 1913, publicado en la Academia Dominicana de la Historia, https://catalogo.academiadominicanahistoria.org.do/opac-tmpl/files/ppcodice/Clio-1953-021-095-029-041.pdf

La Casa-museo de Máximo Gómez de Montecristi, en Conéctate.com.do

Martínez, Vianco, “El día que Martí bailó merengue en Montecristi”, acento.com.do

Minaya, Lincoln, “El día que Martí bailó merengue”, https://www.tenarenses.com/inicio/

 

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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas. En el verano del 2022 publicó La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX (Alexandria Library Pub. House, Miami) que recoge 150 daguerrotipos del siglo XIX de mujeres cubanas de todas las edades y razas, acompañados de poemas de la época. Es un homenaje a la mujer cubana de todos los tiempos. Relatos y Evocaciones. Antología 1986-2023.

Thursday, September 5, 2024

Juan Pablo II, el maratonista de Dios. Conmemorando el 37 aniversario de su visita a Miami. (por Teresa Fernández Soneira)

Detalle del monumento a SS san Juan Pablo II
 en el Santuario de Fátima, en Cova da Iría,
 Portugal. Foto cortesía Margarita Fresco ©
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"Que todos los pueblos te alaben" (Salmo 67).



Juan Pablo II fue el primer Papa eslavo, no-italiano, en ocupar la sede de San Pedro. Antes de ser sacerdote se le conocía como Karol Wojtyla. El joven Karol sufrió mucho en sus años jóvenes cuando antes de cumplir 20 años perdió a sus padres y a su hermano. Además, creció en Polonia durante las ocupaciones soviética y nazi, y supo lo que era vivir bajo la opresión del comunismo. A pesar de tantas dificultades, Wojtyla nunca perdió la fe, y la providencia lo llevaría a escoger el sacerdocio como vocación en la vida. De sacerdote se convertiría en obispo auxiliar, luego cardenal y finalmente en papa de la Iglesia católica, posición en la que permanecería 26 años, siendo su papado el tercero más largo de la historia.

Monumento a Juan Pablo II en Cracovia,
 Polonia, ciudad de su nacimiento.
 Foto cortesía Margarita Fresco ©
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Juan Pablo II realizó 104 viajes apostólicos internacionales; recorrió 775,000 millas. Le dio la vuelta al mundo 31 veces; visitó unos 129 países y pronunció más de 1,500 discursos en diversos idiomas. Los periodistas lo apodaron el "Maratonista de Dios", "Globe Trotter de la Fe", y también "Huracán Wojtyla". Este viajar del Papa provocó chistes en el Vaticano. Uno de los más populares fue: "¿Cuál es la diferencia entre Dios y el Papa?” Pues que Dios está en todas partes, pero el Papa ya estuvo". Su Santidad dijo que un papa no puede ni debe quedarse encerrado en el Palacio Apostólico, centro de la cristiandad. El centro para Juan Pablo II fue siempre un punto móvil: ayer estaba en Roma, y antes de ayer en América Latina o en África. Al entrevistarlo recalcaba que "Hay que vivir para viajar y viajar para vivir... y si Dios me lo permite, iré a la mayoría de los lugares que se me inviten". Su Santidad Juan Pablo II era tan talentoso que hablaba 8 idiomas: polaco, latín, italiano, español, portugués, francés, inglés y alemán, además de varios dialectos. Los aprendió porque quería llevar la Palabra de Dios al mayor número de personas posible. Sin lugar a duda, cumplió con el mandato de Cristo: "Id y predicad por todo el mundo."

Sus viajes comenzaron en 1979 con la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Puebla. El haber sido invitado a México motivó que seis meses más tarde fuera recibido por el régimen comunista polaco. Desde entonces la lista de recorridos fue siendo cada vez más extensa. Aplaudido como nadie en todos los continentes, el Papa fue el único líder capaz de movilizar a millones de personas, y fue el personaje más visto físicamente en el mundo. Se calcula que durante su papado lo vieron unos doscientos millones de personas. Después de este maratón apostólico podríamos quizás preguntarnos: ¿cuáles fueron los resultados de estos viajes? ¿qué dejó el Papa, san Juan Pablo II, ¿en tantos países visitados? Aparte de su gran labor evangelizadora, uno de los resultados más positivos fue el de dar un nuevo vigor a las iglesias locales. En muchas, el entusiasmo del momento quedó bien encauzado hacia un compromiso serio como una catequesis profunda, o una renovación de la pastoral.

Casa donde vivió en esta casa de 1951-1967
 en Cracovia, Polonia, ahora museo.
 Foto cortesía Margarita Fresco ©.
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El Papa Karol Wojtyła llegó a confesar que viajar le había dado la posibilidad de entender situaciones que solo conocía superficialmente, ensanchando así sus horizontes, sintiéndose evangelizado el. Peregrino incansable, este papa fue un verdadero cruzado, defensor del ser humano, de la vida y de un mundo más justo y pacífico donde reine el amor, situando a Cristo siempre en el centro: Jesucristo ayer, hoy y siempre, fue su lema. Estando una vez cerca de la frontera rusa dijo: "No se puede excluir a Cristo de la historia del hombre en ninguna parte de la tierra." Y en su último viaje a la República Dominicana, comentó: "Avanza América hacia Cristo... ábrete a la Buena Nueva que libera y salva."

Habiendo vivido bajo el comunismo en su país, siempre alertó sobre la amenaza de esta ideología como una gran causa del mal en el mundo que estaba destruyendo la libertad y la dignidad humanas. Luego siendo Papa comentó que el comunismo no ofrece las condiciones que permiten al ser humano vivir una vida como fue creado por Dios. “La falta de libertad religiosa en el comunismo es el primer defecto del sistema. La libertad de expresión y religión es esencial requisito de cada persona”, dijo Juan Pablo II.

Juan Pablo II en Miami, bajo la lluvia,
10 de septiembre, 1987. Foto de Internet.
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Yo recuerdo haber visto al Papa aquí en Miami, durante su visita a nuestra ciudad el 10 de septiembre de 1987. Van a ser ya 37 años de aquel gran evento. Además de los miles de fieles que fueron a recibirlo, la lluvia torrencial lo acompañó casi todo el tiempo, teniendo que dejar de predicar la homilía durante la misa por los rayos y el viento que no dejaban de castigarnos. Pero a pesar de todo, hasta en la lluvia está Dios mismo, y Juan Pablo permaneció en silencio junto al altar mientras el coro cantaba "Aleluya", la multitud seguía de pie bajo los torrenciales aguaceros, y gritaba: "¡No, no!" Finalmente, el Santo Padre se retiró a la sacristía detrás del altar y allí, junto a cardenales y obispos, concluyó la Santa Misa. Pero un grupo de fieles se mantuvieron cerca del altar, llorando, rezando y llamándolo. Casi una hora después, cuando ya había cesado la fuerte tempestad, el Papa salió a bendecirlos.

A pesar de su trabajo regular y de sufrir un atentado grave en la Plaza de San Pedro, el 13 de mayo de 1981, el pontificado de san Juan Pablo II (1978-2005), se distinguió por el trabajo ininterrumpido: visitó 317 parroquias en Italia; escribió 14 encíclicas, 15 exhortaciones apostólicas, 11 constituciones apostólicas, 45 cartas apostólicas. También publicó 5 libros. Realizó 147 ceremonias de beatificación, 51 canonizaciones con un total de 482 santos. Convocó a 15 asambleas del Sínodo de los obispos. En audiencias generales participaron más de 17,600,000 de peregrinos. No olvidemos también que realizó 38 visitas oficiales, 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado, y 246 audiencias y encuentros con primeros ministros(1).

El Papa falleció el 2 de abril del 2005. Muchos enseguida pidieron que fuera canonizado; decían que había sido un verdadero santo. El proceso de canonización en la Iglesia católica requiere dos milagros. El primer milagro atribuido al Papa Juan Pablo II fue la curación de la Hermana Marie Pierre por la enfermedad de Parkinson, quien pidió la intercesión del Papa. El segundo milagro fue el de Floribeth Mora Diaz de Costa Rica quien, por un daño cerebral que le había causado un aneurisma terminal, quedó sanada bajo la intercesión del Papa. Con estos dos milagros, la Iglesia canonizó a Juan Pablo II el 27 de abril de 2014.

Monumento a SS Juan Pablo II, en Cracovia,
 Polonia, cerca de la casa donde vivió el Papa
 durante su infancia. 
Foto cortesía de Margarita Fresco ©
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A grandes rasgos este fue el papado de san Juan Pablo II. El Papa polaco logró esparcir por los caminos del mundo el mensaje redentor para que Cristo fuera más conocido, más amado y servido en su Iglesia. Al despedirse de Miami en 1987 nos dijo: “Orad por mí, para que al abrir mi boca se me conceda la palabra para dar a conocer con franqueza el misterio del Evangelio... para anunciarlo con toda libertad, y para hablar de él como conviene” (Ef. 6, 19). Y terminó diciendo: “En este momento elevo mi oración de modo especial por todos aquellos de entre vosotros que han contribuido a construir y mantener la fe en esta Arquidiócesis”(2).

Hoy que celebramos el 37 aniversario de su visita a Miami, más que nunca necesitamos orar a san Juan Pablo II por la paz del mundo, por el fin del comunismo ateo, y porque el amor de Dios reine en esta sociedad tan alejada de Él. San Juan Pablo II, ¡ruega por nosotros!




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1. La Santa Sede, https://www.vatican.va/content/vatican/en.html.

2. Dicasterio per la Comunicazione - Libreria Editrice Vaticana, Viaje Apostólico a los Estados Unidos de America y Canadá.



Agradezco a la fotógrafa cubana, Margarita Fresco residente en Barcelona, España, su colaboración con algunas excelentes imágenes que acompañan este texto.





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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas. En el verano del 2022 publicó La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX (Alexandria Library Pub. House, Miami) que recoge 150 daguerrotipos del siglo XIX de mujeres cubanas de todas las edades y razas, acompañados de poemas de la época. Es un homenaje a la mujer cubana de todos los tiempos. Relatos y Evocaciones. Antología 1986-2023.
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