Ana Mendieta (1981)
Foto de Ana Mendieta Facts for Kids.
Kiddle Encyclopedia©
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"He creado un diálogo entre el paisaje y el cuerpo femenino (basado
en mi propia silueta). Creo que fue el resultado directo de una patria atormentada durante mi adolescencia”. Ana Mendieta 1981
En estos días me han venido a la memoria muchos recuerdos de mi niñez en Cuba y entre ellos los de mis años de estudiante en el Colegio Apostolado del Vedado en La Habana. Comencé en sus aulas en 1952 y allí estuve hasta el 1961 en que comenzaron los problemas con el gobierno revolucionario y las comunidades religiosas. El gobierno interventor comunista confiscó todos los colegios religiosos y privados de la Isla, y el del Apostolado del Vedado en mayo de 1961. Las religiosas no tuvieron otra alternativa que dejar el país y abandonar todos los colegios pues había que enseñar lo que el gobierno ordenaba y no lo que las religiosas tenían dispuesto en su programa de enseñanza. El Apostolado había sido la primera congregación religiosa femenina establecida por mujeres cubanas en 1891, poco antes de que comenzara la Guerra de Independencia.
Cuarto Grado del Colegio Apostolado.
Ana María aparece en la primera fila de la derecha,
de rodillas. Yo estoy a su lado.
Tomada en el patio del Colegio junto a la gruta de la Virgen,
c. 1957. Propiedad de la autora.
© Prohibida la reproducción.
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En el comedor del colegio del Apostolado del Vedado,
un grupo de mis compañeras de aulacelebrando un cumpleaños.
Ana María Mendieta se encuentra delante
a la derecha, con uniforme blanco.
Circa 1958. Foto cortesía de Marta Conde de Hanzimanolis.
Todos los derechos reservados ©.
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Por las aulas del Apostolado pasaron miles de niñas y jóvenes que más tarde ayudarían a forjar la República de Cuba. También, muchas alumnas que nos fuimos luego al exilio, ayudaríamos con nuestro trabajo a los nuevos países que nos acogían. Ese fue el caso de la directora de la Colección Cubana de la Universidad de Miami, la Sra. Esperanza de Varona, antigua alumna del colegio Apostolado de Sancti Spiritus, y también el de la fundadora de la Liga Contra el Cáncer en Miami, la Sra. Lourdes Águila (Palacios), antigua alumna del colegio de La Habana, las dos ya fallecidas, de grata recordación, y a quienes Miami mucho les debe.
Por mi parte, conservo aún un grupo de compañeras apostolinas de aquellos años en Cuba que ha dado a la sociedad norteamericana: juezas, pintoras, chefs, abogadas, maestras, administradoras de empresas, escritoras, contadoras, diseñadoras y amas de casa. Y entre ellas también está la artista de las artes y la plástica, Ana Mendieta. Hoy quiero dedicarle a ella unos párrafos a manera de homenaje, porque el 8 de septiembre se han cumplido los 40 años de su fallecimiento en Nueva York.
¿Pero, por qué escribir sobre Ana María? Pronto verán por qué. Ana María Mendieta Oti nació en Cárdenas en 1948 en una prominente familia de la política y la sociedad cubana. Su bisabuelo por parte de madre, Carlos María de Rojas, había luchado como general en la Guerra de Independencia llegando a incendiar su propia plantación de azúcar para evitar que los españoles pudieran apropiarse de ella. Un tío abuelo de Ana María por parte de padre, Carlos Mendieta Montefur, había sido coronel del Ejército Libertador y más tarde Presidente provisional de la República de Cuba, entre 1934 y 1935. Su madre, Raquel Oti de Rojas, había sido profesora de física y química e investigadora en Cuba. Su padre Ignacio Mendieta de Lizáur, era un abogado con importantes conexiones políticas. Luchó contra Fulgencio Batista, y luego fue inicialmente partidario de Castro siendo nombrado asistente en el ministerio de estado posrevolucionario en 1959, pero a causa de sus convicciones católicas y, desilusionado con el rumbo que tomaba Cuba, se involucró en actividades contrarrevolucionarias. Tenía Ana María una familia de antiguas raíces cubanas y patrióticas. Ana y sus hermanos Ignacio y Raquel, crecieron en un ambiente de clase media en un país que, hasta entonces, había sido moderno, progresista y democrático.
La salida del país
Llegada a Miami desde La Habana,
de un
grupo de religiosas del Apostolado en 1961.
Foto de Internet.
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Pero con el arribo del nuevo gobierno en 1959, vinieron momentos difíciles para la isla, y temiendo por la seguridad de sus hijas, los padres de Ana decidieron enviar a sus dos hijas fuera del país en 1961 por la Operación Pedro Pan, una iniciativa de la Diócesis católica de Miami a cargo del sacerdote Bryan O. Walsh, en colaboración con el gobierno de los Estados Unidos y las Catholic Charities (Caridades Católicas). El fin de la Operación Pedro Pan era el de sacar a jóvenes cubanos del país en el que se estaba produciendo una revolución comunista, para evitar que los indoctrinaran. Cuenta Raquelín, la hermana mayor, que cuando Ana bajó de la escalerilla del avión en Miami, esta besó el suelo. Pero aquella alegría le duraría poco.
Muchas de las familias de los niños involucrados en esta operación tenían familia en Estados Unidos, pero Ana y su hermana no. Pasaron las primeras semanas en un campamento para refugiados en Miami hasta ser luego trasladadas a Dubuque, en el estado de Iowa. Ana pasó seis años entre hogares de acogida y escuelas tipo orfanatos. En esa época los castigos en estos lugares eran comunes y se llevaban a cabo por el menor delito. Además, las hermanas se separaron y pasaron varios años de un hogar de acogida a otro, aunque según explicó Raquel, siempre estuvieron especialmente unidas e incluso ella ayudó a Ana en algunas ocasiones a ejecutar sus obras. Pero Ana se siente desubicada. Son años muy difíciles para las dos hermanas.
Cinco años más tarde, el 29 de enero de 1966 su madre y su hermano menor salen de Cuba por los llamados “Vuelos de la Libertad” y se establecen en Cedar Rapids, Iowa, cerca de Ana y Raquelín. Las hermanas no volvieron a ver a su padre hasta 1979, dieciocho años más tarde de su separación, pues el régimen cubano había encarcelado a su padre por deslealtad a Castro, y por su participación en la operación de la invasión de Bahía de Cochinos. Pero la tragedia los acompañaba. Al poco tiempo de llegar a los Estados Unidos, Ignacio Mendieta moría.
Los estudios y los comienzos de su obra
A Ana María siempre le había interesado el arte, y decidió estudiar en la Universidad de Iowa, donde vivía, iniciando así su trayectoria artística. Recibió una Licenciatura en 1969 y la maestría en Bellas Artes en 1972. En el mismo año se incorporó a un programa de la universidad y pronto creó su primer trabajo cuerpo-tierra. Luego realizó un viaje de estudios a México a los sitios arqueológicos de Oaxaca, donde desarrolló un sentido por el espacio sagrado describiendo su experiencia "como volver a la fuente, pudiendo obtener algo de magia con solo estar allí". Regresó a México en varias oportunidades, y fueron estos viajes la inspiración para su serie "Silueta" en la que invirtió siete años de su carrera.
Inspirada en Sara Ann Otten, una estudiante de enfermería que a los 20 años había sido violada y asesinada, realizó en 1973 una performance en su propio apartamento, presentándose a sí misma como la víctima, untada con sangre y atada a una mesa, invitando a sus amigos al apartamento para "presenciar" la escena del crimen.
Desde 1976 hasta poco después de completar un Máster en Bellas Artes, Mendieta viajó con frecuencia a Nueva York con su instructor, Hans Breder, donde empezó a relacionarse con algunos artistas locales, y se conecta con la escena artística y el clima político de Nueva York. En 1978 decidió mudarse para esa ciudad donde ya tenía contactos y había un futuro para trabajar. Fue entonces cuando empezó a experimentar con el arte de la tierra, poniendo énfasis en el cuerpo; el fuego, los elementos naturales y la relación entre el trabajo artístico y el espectador. En esa época Mendieta conoció al artista minimalista Carl André, con quien más tarde se casaría.
Grupo de jóvenes en Brooklyn, Nueva York, a finales de 1981. Ana aparece abajo la segunda de la izquierda. También aparecen las poetas Iraida Iturralde (arriba, a la izquierda), Lourdes Gil, abajo al lado de Ana María. Están Juan González, uno de los pintores cubanos del exilio más sobresalientes del siglo XX, y el conocido fotógrafo cubano y editor fotográfico de la revista Time Ramiro Fernández. Gracias a Iraida Iturralde por facilitarme esta foto (tomada por Alina Lino) para mi artículo/homenaje. Todos los derechos reservados ©. Prohibida la preproducción.
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En 1980 fue curadora de la exposición “Dialéctica del aislamiento: una Exposición de Mujeres Artistas del Tercer Mundo de los Estados Unidos”. Fue activa en los círculos de arte feminista. También en 1980 le fue otorgada una beca de investigación de la John Guggenheim Foundation, y otra beca de la National Endowment for the Arts. “Ana Mendieta, con una carrera de unos 15 años, formalizó un conjunto de doscientas obras”, comenta el crítico de arte italiano, Mateo Bergamini, “entre ellas más de un centenar de videos, relatando la condición de exilio en su propia identidad física, utilizando su propio cuerpo y sus huellas como medio de expresión, eligiendo aparecer en sus obras, incluso actuando como un molde puro”.
Nuevo enlace con Cuba (1980)
Pero Cuba no había estado ausente de su vida, todo lo contrario. En Nueva York Mendieta se reunía con cubanos exiliados quienes, como ella, deseaban regresar a su tierra. La primera oportunidad llegó en enero de 1980 como parte de un intercambio cultural con Cuba a través del Círculo de Cultura Cubana, un viaje que le permitió reconectarse con sus orígenes y con el sentimiento de pérdida tras la salida de su país veinte años antes. Decía Ana que "habiendo sido arrancada de mi tierra natal durante mi adolescencia, estoy abrumada por la sensación de haber sido expulsada del vientre. Mi arte es la forma en que se restablecen los lazos que me unen al universo”.
La parte montañosa del parque Escaleras de Jaruco, en las afueras de La Habana, atesora varias obras de la artista, entre ellas este Torso de mujer, pieza más conservada de la serie en la Solapa del Águila. Foto Addys Hernández, Radio Jaruco, 2022, Internet.
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En 1981 visitó el Parque Jaruco en La Habana donde realizó su serie Esculturas Rupestres, con siluetas y figuras femeninas atribuidas a deidades del panteón mitológico aruaco de las Antillas como Guacar, Guaranoca, Itiba Cachubaba, entre otras muestras que exponen sus sentimientos humanos de estar en contacto con su identidad y su origen. En los siguientes tres años viajó a Cuba en siete ocasiones, a veces guiando grupos en el programa de intercambio cultural, o para exponer o crear. “Sus viajes a Cuba en los últimos años de su vida fueron agridulces”, dice la artista y escritora Coco Fusco quien la conoció. Y continua: “Sí, hizo amigos, vio a familiares e hizo sus esculturas rupestres en Jaruco, pero su relación con las autoridades cubanas era tensa. Cuando intentó llevarse a Estados Unidos algunas reliquias familiares, se las confiscaron en el aeropuerto” [Revista HyperMedia, 12 de marzo, 2024].
Roma y su matrimonio con el artista Carl André
En 1983 Ana Mendieta gana el Premio Roma, con una beca de la Academia Estadounidense que le permitió trasladar su residencia a Roma. Allí Mendieta comenzó a crear arte, incluyendo dibujos y esculturas, y siguió utilizando elementos naturales. Se enamoró de la ciudad, y les decía a sus amigos que Roma era como una fusión entre Cuba y Nueva York. Ana seguía una relación amorosa con el artista Carl André, pero por un tiempo rompieron el compromiso. Luego se volvieron a encontrar y se casaron en una ceremonia privada en Roma el 17 de enero de 1985. Sin embargo, a su regreso a Nueva York Ana contó a sus amigos que sospechaba que André tenía un romance en Berlín.
Mi contacto con Ana María
Después de nuestra salida de Cuba, Ana María en septiembre de 1961, y yo en octubre de ese mismo año, estuvimos más de 20 años sin vernos y sin saber una de la otra hasta que un día salió publicado en El Miami Herald un escrito largo sobre su obra y su arte. Lo que relataban en aquel escrito me dejó impresionada: ¡una niña del grupo del colegio había llegado a la fama! Decidí entonces escribirle a ver si podíamos reencontrarnos. Envié al periódico una carta para que se la hicieran llegar a Nueva York, y en pocas semanas tenía en mis manos una tarjeta postal en la que Ana María, contenta de comunicarse conmigo luego de tanto tiempo, me decía que pronto vendría a Miami y que me llamaría para vernos. Desde entonces esperaba ansiosa el encuentro. Pero entonces llegó la noticia…
Su muerte
Carl André y Ana María eran ampliamente conocidos, no solo por sus trabajos en la esfera del arte, sino también por sus peleas. El 5 de septiembre de 1985 la pareja cenó con unos amigos. Una de las invitadas a la cena describió posteriormente que en la cena Ana se veía "feliz y relajada". Pero tres días después, en la madrugada del 8 de septiembre, Ana Mendieta cayó desde su apartamento del piso 34 en Greenwich Village donde vivía con su esposo. Justo antes de su muerte, los vecinos habían oído a la pareja discutir violentamente, aunque no hubo ningún testigo de la pelea. Una grabación de la llamada al 911 de André él decía: "Mi esposa es artista, y yo soy artista, y tuvimos una pelea… y ella fue al dormitorio, y yo fui tras ella, y ella salió por la ventana". Un portero de la calle de abajo había escuchado a una mujer gritar "¡No, no, no, no!", antes de que el cuerpo de Mendieta aterrizara en el techo de un edificio abajo. La historia que André le narró a la policía difería de sus declaraciones grabadas por el operador del 911 aproximadamente una hora antes. La policía encontró que André mostraba rasguños en toda la cara. La policía lo arrestó. Según amigos, su relación fue inestable, alimentada por el consumo excesivo de alcohol por parte de ambos. André afirmó no recordar nada de los sucesos que llevaron a la muerte de Mendieta.
Se celebró el juicio que duró tres años en procedimientos legales. El abogado de André describió la muerte de Mendieta como un posible accidente o un suicidio. André fue absuelto de asesinato en segundo grado en febrero de 1988 por falta de pruebas. Pero, ni la familia de la artista, ni muchos de sus seguidores ni activistas cejaron en el empeño de defender la hipótesis del asesinato. Muchas de las exposiciones y muestras de arte de André recibieron un gran rechazo por parte de artistas y activistas feministas, quienes realizaron numerosas protestas públicas a lo largo del mundo contra la legitimación de André en el mundo del arte. “André nunca logró escapar de la sombra de la muerte de Mendieta”, afirmó su obituario en el periódico The Guardian. Carl André falleció a los 88 años, el 24 de enero de 2024, 39 años después de la muerte de Ana Mendieta.
No pudo ser
Esperaba verla pronto, y la noticia de su muerte, y de forma tan violenta, me causó una gran pena. Hoy, 40 años más tarde, todavía me entristece lo que pasó y que no pudimos conectar de nuevo. La obra fuerte y difícil que Ana Mendieta creó es, a mi modo de ver, un reflejo del trauma que la salida de Cuba y la vida del exilio causaron en ella. Tenía un vacío; una tensión y un dolor profundo. Ana siempre fue una muchacha alegre y alborotada, que le gustaban las diabluras, que le encantaba jugar con algunas de las niñas de la clase. Su carácter era explosivo; era muy inquieta. Pero la separación de sus padres, de su familia, dejar su país a los 12 años, y las experiencias en orfelinatos por varios años le causaron grandes conflictos.
Este caso de Mendieta es también el de muchos niños y adolescentes cubanos que tuvieron que irse solos, o con sus familias. Es la mutilación y la herida, todos forzados por las circunstancias de vivir lejos de su entorno. Enfrentarse a un nuevo país con nuevas costumbres, idioma diferente y la nostalgia de la patria a una edad tan frágil como es la adolescencia, tuvo que producir que algo se rompiera dentro de ellos en esa transición. Algunos perdieron su identidad y no se sienten ya cubanos, [han pasado demasiados años], y otros, como en el caso de Ana María, lo exteriorizaron de otra manera. Esta ha sido otra de las grandes tragedias que ha sufrido el pueblo cubano en los ya 66 años de comunismo.
El futuro de Cuba no consistirá solo en reconstruir al país: edificios y ciudades que colapsan; el problema del hambre y la miseria. Arreglar el alcantarillado, la electricidad, los hospitales, las carreteras, los campos para cultivo, y toda la infraestructura que habrá que rehacer. Todo esto lo hay que llevar a cabo. Pero también hay que reconstruir, y con urgencia, a personas y familias que han sufrido las consecuencias de todo este infortunio por tantos años. Unos lo han sufrido en la Isla, y otros en el exilio. Pero ha habido sufrimiento en las dos orillas.
Volviendo a mi compañera de colegio y a su muerte, muchos se han concentrado en André, el esposo, en el “accidente”, el juicio, etc., pero yo me he concentrado en Ana que fue la que más perdió. Pese a ser considerado uno de los artistas más sobresalientes de su generación, su figura quedó empañada por la muerte de Mendieta. Cuarenta años más tarde el tema continua, y sigue siendo una gran incógnita de qué fue lo que realmente pasó aquella noche. Pero ya es muy tarde para lamentos y consideraciones. Ana María ya no está; fue aquel salto mortal otra tragedia que tuvo que sufrir, otra adversidad que cerró para siempre el capítulo de su atormentada vida. El exilio es horrible para casi todo el mundo; es la “dislocación cultural” citando a la fotógrafa cubanoamericana Silvia Lizama, y desde niña Ana María sufrió y llevó a rastras hasta su muerte esa dislocación.
Hoy ruego a Dios por ella confiada de que ya por fin haya encontrado el sosiego y la paz. Sé que un día nos volveremos a encontrar en el lugar de la luz, sin el dolor y sin el sufrimiento del mundo.
Descansa en paz, querida amiga de la infancia.
PARTE DEL LEGADO DE ANA MENDIETA
Esculturas Rupestres (1981) Escaleras de Jaruco, La Habana.
Body Tracks (Rastros Corporales) 1982 en Franklin Furnace en la ciudad de Nueva York.
Algunas obras cinematográficas (1971-1980) experimentales:
- Espejismo (1974)
- Silueta Sangrienta (1975)
- Ochún (1981): Mendieta filmó Ochún en Key Biscayne, Florida.
Obras estrenadas póstumamente (1985-presente)
Dolor de Cuba/Cuerpo que soy (2018)
La tierra que nos cubre habla (2018)
Exposiciones colectivas
2022 Museo Hammer de la Universidad de California, Los Ángeles, organizó la exposición Joan Didion: What She Means.
2023 La muestra viajó al Pérez Art Museum Miami y se incluyeron obras de Ana Mendieta junto a obras de otros 50 artistas internacionales contemporáneos
Colecciones públicas (selección)
Museo Solomon R. Guggenheim
Museo Metropolitano de Arte
Museo de Arte Moderno de Nueva York
Centro Pompidou, Paris
Musée d'Art Moderne et Contemporain, Ginebra
Colección Tate, Londres
Pérez Art Museum Miami
Premios Póstumos
En 2009, Premio a la Trayectoria de la Fundación Cintas.
En 2018, The New York Times publicó un obituario tardío.
En 2024, se anunció que la nominada al premio de la Academia, América Ferrera, protagonizaría y produciría una serie de Amazon Prime Video sobre Mendieta, coproducido por Amazon MGM Studios y Plan B Entertainment.
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Edificio del Co1egio del Apostolado
del Vedado en la actualidad.
Paseo y 21 en el Vedado, La Habana.
Foto de Internet.
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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas. En el verano del 2022 publicó La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX (Alexandria Library Pub. House, Miami) que recoge 150 daguerrotipos del siglo XIX de mujeres cubanas de todas las edades y razas, acompañados de poemas de la época. Es un homenaje a la mujer cubana de todos los tiempos. Relatos y Evocaciones. Antología 1986-2023.









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