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Thursday, January 6, 2022

Los Reyes Magos vieron la Estrella porque se habían puesto en camino

«Los Reyes Magos no se pusieron en camino porque vieron la Estrella. Vieron la Estrella porque se habían puesto en camino». San Juan Crisóstomo

Saturday, January 2, 2021

Los Reyes Magos


(ACI-Prensa). Mientras en Oriente la Epifanía es la fiesta de la Encarnación, en Occidente se celebra con esta fiesta la revelación de Jesús al mundo pagano, la verdadera Epifanía. La celebración gira en torno a la adoración a la que fue sujeto el Niño Jesús por parte de los tres Reyes Magos (Mt 2 1-12) como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad.

De acuerdo a la tradición de la Iglesia del siglo I, se relaciona a estos magos como hombres poderosos y sabios, posiblemente reyes de naciones al oriente del Mediterráneo, hombres que por su cultura y espiritualidad cultivaban su conocimiento de hombre y de la naturaleza esforzándose especialmente por mantener un contacto con Dios. Del pasaje bíblico sabemos que son magos, que vinieron de Oriente y que como regalo trajeron incienso, oro y mirra; de la tradición de los primeros siglos se nos dice que fueron tres reyes sabios: Melchor, Gaspar y Baltazar. Hasta el año de 474 AD sus restos estuvieron en Constantinopla, la capital cristiana más importante en Oriente; luego fueron trasladados a la catedral de Milán (Italia) y en 1164 fueron trasladados a la ciudad de Colonia (Alemania), donde permanecen hasta nuestros días.

El hacer regalos a los niños el día 6 de enero corresponde a la conmemoración de la generosidad que estos magos tuvieron al adorar al Niño Jesús y hacerle regalos tomando en cuenta que "lo que hiciereis con uno de estos pequeños, a mi me lo hacéis" (Mt. 25, 40); a los niños haciéndoles vivir hermosa y delicadamente la fantasía del acontecimiento y a los mayores como muestra de amor y fe a Cristo recién nacido.

Saturday, December 28, 2019

¿Existen los Reyes Magos? (por José Ignacio Rivero. El Diario de La Marina, 1940)

 Ilustración/Tony Mendoza
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A Leslie Ricardo

Querida Leslie:


Pena me da decírtelo, pero tus amiguitas quizás tengan razón. Si tú no crees en los Reyes Magos, corres el riesgo de que los Reyes Magos no te visiten y se olviden para siempre de ti. Las cosas, Leslie, dejan de tener realidad cuando comenzamos a no creer en ellas. Tú ahora no lo comprendes porque eres una niña; mañana, estoy seguro de que sí.

Te han dicho tus amiguitas mayores que es absurdo aceptar la asombrosa rapidez con que unos cansinos camellos visitan en una noche de esperanzas a millones de niños; que es más lógico suponer que esos juguetes que aparecerán en millones de camitas la mañana del 6 de enero, habrán sido dejados ahí por las manos temblorosas de emoción de otros tantos millones de papás y de mamás que, al dejar los regalos, renuncian incluso a la gratitud de sus hijos atribuyéndoselos a los magníficos Reyes Melchor, Gaspar y Baltasar, que tan buenos fueron con el hijo de Dios cuando vino al mundo.

Esta versión ha sembrado en tu ánimo la duda; y ya no estás muy cierta de si son tus padres los que acordarán de ti esa noche venturosa o los tres monarcas orientales que tanto quieren a los niños que se portan bien.

Pues mira, Leslie, el que existan o no, ello dependerá de ti. Si crees en los Reyes, los Reyes existen y seguirán acordándose de que existe Leslie; pero si Leslie no cree en los Reyes, ¿por qué los Reyes van a creer en Leslie?

Con ellos te ha de suceder ahora lo que te acontecerá, cuando ya no seas niña, con infinidad de cosas en las que tendrás que poner una fe muy grande para estar segura de su existencia. Mañana ya no serán unos Reyes sino quizás un príncipe (¿qué hombre no es un príncipe para una enamorada?) que te ofrendará algo muy distinto de tus juguetes de hoy, y tendrás que creer en el amor, en la eternidad y en lo que parece más imposible: en la eternidad del amor.

Tendrás que creer, sí, pues de lo contrario te será negada esa tremenda y dolorosa dicha que consiste en asomarse a una ventana de fuego para percibir ligeras ráfagas y sordos murmullos del infinito y de la eternidad, esas dos dimensiones de Dios.

Cree, Leslie, cree en los Reyes Magos. Una de las razones porque el mundo está tan triste es porque los niños dudan demasiado pronto de que los Reyes vengan todos los años a la tierra y de que los hombres, muchos hombres, dudan de que hayan venido alguna vez.

¡Si supieras, Leslie, cómo se empobrece el mundo cuando los niños participan de la incredulidad de los hombres, cuando los hombres pierden la ingenuidad de los niños!

Antiguamente, Leslie, los hombres eran más sabios. Supieron enriquecer al mundo con bellas leyendas, y de cada una hicieron una antorcha, y con ellas lo alumbraban. De aquellas claridades aún estamos viviendo, y aunque infinidad de hombres yacen poseídos de la furia de apagarlas todas para asumir en las espantosas tinieblas de sus elucubraciones sin gracias, otros millones de hombres luchan por mantenerlas encendidas. Por eso, Leslie, vivimos aún con alguna claridad. Pero si algún día los niños todos de la tierra dejasen de creer en los Reyes Magos, y los hombres todos de la tierra dejasen de creer en el Niño que tuvo por cuna un pesebre, nos quedaríamos a oscuras como si el género humano hubiese perdido la vista o el sol dejase de alumbrar.

Si supieras, Leslie, lo que te ha de costar con el tiempo creer en la existencia de seres benevolentes que dan algo a cambio de nada, hoy te aferrarías a la idea sana de que existen tres seres reales que te dan algo al precio mínimo de creas en ellos.

Te han dicho que son tus papás los que compran los juguetes y los ponen junto a tu cama. Si fuese así, no por ello dejarían de existir los Reyes Magos. ¿Quién ordena a los padres que premien a los hijos buenos sino Melchor, Gaspar y Baltasar? Tus padres no tendrían por qué comprarte juguetes en esta ocasión si no fuera por complacer a los Reyes Magos ¿Es que tus padres no te lo dan ya todo? Todo, todo, todo...¡Y a cambio de nada!

¿Quién puso en el corazón de tus padres por ti sino el buen Dios que hizo todas las cosas? Alguien te dirá que hasta los irracionales quieren a sus hijos. Pero es por breve tiempo. Al perro poco le importan sus cachorros, y la perra les disputará a dentelladas la comida, no bien puedan valerse por si mismos. Aunque entre los humanos, tribus hay donde los padres venden a sus hijos como si fuesen terneros, y en algunos países, fuertes y civilizados, donde no se adora a Cristo, los padres se valen de sus hijas para pagar sus deudas.

Los Reyes Magos existen, Leslie. Si fueran unos seres fantásticos, existirían también, porque no hay nada más real que la fantasía. Ella ha poblado el mundo de personajes que tienen mucha más vida que las miríadas de individuos que tus ojos pueden ver y tus manos tocar. Si un prodigio telúrico, desde algún remoto planeta se estudiase este otro en que vivimos, al referirse a, los seres que lo habitan quedarían registrados Don Quijote, Hamlet, Fausto, Don Juan, Ulises y un centenar más de personajes que, al decir del vulgo, no han existido nunca. Y es que los hombres de carne y hueso, querida Leslie, son tanto más reales cuanto más se aproximan a aquellos otros que forjaran o la fantasía de los poetas o el genio de los noveladores o la musa popular.

El mundo, Leslie, está hecho de quimeras, y dile a quien te diga que no existen los Reyes Magos que es un mentiroso delirante, pues existirán, Leslie, hasta que tú misma los destruyas.

Que ellos te colmen de dones, como compensación anticipada de las penas que te reserva la vida, son los fervientes deseos de este tu amiguito que cree en los Reyes Magos como una de las pocas cosas serias en que todavía se puede creer.

Saturday, January 6, 2018

Carta de un niño cubano a los Reyes Magos (por Carlos A. Peón-Casas)

Navidad 2017. Calles de Camagüey
Foto/Facebook de Fidelito Cabrera
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Queridos Reyes Magos:
Valtasar: Traime un faro y un paquete de transformers a control remoto y un traje de FLACH.
Gaspar: Traime una ciudad de juguete que tenga todo.
Melchor: Una pizarra y un paquete de manzanas.
Con cariño de Mario
PS. Traiganmelo por fabor

Mario Iván Peón Cabot (7 años)
(Se respeta la particular ortografía del original)

Mario Iván es el benjamín de nuestra familia, que con sus escasos siete años, todavía cree, gracias a Dios, a diferencia de muchos de sus amiguitos de segundo grado, en la próxima venida de los Reyes Magos, como acaso espero con igual fruición a Santa Claus (Santiclo) en su mas cercana pronunciación infantil

Para la ocasión, ha escrito la carta que mas arriba hemos transcrito, que por ser original se pasa, pues no tiene a mal pedir a cada rey mago los regalos que desearía tener el próximo 6 de enero.

Muchos de ellos, ya los ha visto a sus amiguitos del barrio y la escuela, a quienes los susodichos Magos de Oriente, les han adelantado su regalito, léase los que en manos de parientes y amigos, han logrado aterrizar de disimiles puntos de este mundo plural, en estos días festivos, o en un caso mas truculento de desmemoria y desapego a la mejor tradición cristiana, los papas han preferido dar el regalo fuera de fecha para no contaminar al niño con una celebración que mal que nos pese, tiene inexplicablemente todavía, hic et nunc, a los ojos de algunos, un tufo reaccionario.

De cualquier modo los Reyes, como acaso paso ya con el propio Santa para Navidad, traerán al niño lo que buenamente puedan acopiar de su larga y demandante lista de presentes, que por simple inspección, el lector comprende que son casi imposibles de conseguir en el mercado dolarizado al uso, cada vez mas deprimido y con precios de Cielo.

Con buena suerte, algo podrán traerle a Mario, para ello los angustiados padres y familiares, buscaran con denuedo en las tiendas de los revendedores de ocasión, que primariamente acaparan la poca oferta expendida, y en otros casos, detentan toda la que logran importar desde Rusia, Ecuador, Estados Unidos, y cualquier otro sitio donde se agencian las mercancías mas variopintas.

Pero llegada la tan anhelada fecha, el pequeño se levantara alborozado muy temprano para descubrir en su arbolito de Navidad, (ya los Reyes no dejan los regalos bajo la cama, como antaño), los presentes que se logren allegar con tanto esfuerzo, y que no podrán satisfacer ni con mucho, la petición original: pero finalmente Mario, como tantos niños como el, estará feliz de recibir lo que sus queridos reyes, pudieron finalmente poner en sus menguados jergones, a su paso por esta ínsula que para nada recuerda a la mítica de Barataria 

El día de los regalos ...



En los países mediterráneos, como Italia y España, se hace el 6 de Enero con los Reyes Magos en España (y la bruja Befana en Italia, quien entra sobre su escoba por la chimenea de las casas).

En Bélgica, Holanda y Francia lo celebran el 6 de Diciembre, día de San Nicolás. Y en el resto de los países occidentales son Santa Claus o Papá Noel quienes los reparten, pero el día 24 de Diciembre. Además, en el Norte europeo los niños cuentan con los gnomos.

En el mundo oriental es San Basilio el encargado de traer los regalos el día 1 de Enero. (sigue)

Friday, January 5, 2018

Epifanía y Reyes Mayos, entre mito y realidad


De los Magos se habla en el Evangelio de Mateo (2,1-12), considerada la fuente más acreditada, así como en algunos evangelios apócrifos, además de la profecía de David, que hace referencia de los Magos ya en el Antiguo testamento.

Es casi unánime la identificación de estos personajes como pertenecientes a una casta sacerdotal persa, estudiosos de la astronomía y la astrología, y discípulos íntimos y custodios de la doctrina de Zoroastro. La creencia arraigada de que fuesen reyes tiene como origen la profecía del salmo 72 que dice: “Los reyes de Tarsis traerán consigo tributo”, y no menos el hecho de que los dones ofrecidos por ellos tuvieran un valor poco común, que bien podríamos definir como de la realeza.

También hay un buen consenso en considerarlos originarios de Mesopotamia, Persia y Caldea. Un dato es cierto: luego de la adoración del Niño Jesús, no se tuvo más noticia de los Magos. “Y, avisados en sueños de que no volvieran a Herodes, se retiraron a su país por otro camino”: así se concluye el episodio relativo a los Magos en el evangelio de Mateo. Existen algunas historias, leyendas y relatos, pero nada de cierto.

Después del Nacimiento, los tres reaparecen solamente “estando muertos”. Los testimonios refieren que los cuerpos fueron recuperados en la India por santa Elena y portados a Constantinopla; llegaron después a Milán, en el periodo de las Cruzadas, permaneciendo hasta 1164, año en que fueron transferidos por Federico Barbarroja a Colonia y reposan en la catedral, donde hasta ahora son cuidados y venerados por los numerosos peregrinos.

Si históricamente no tenemos muchos documentos relativos a la identidad de estos curiosos personajes, no se puede decir lo mismo de lo que concierne al fuerte valor simbólico de este hecho. La llegada de los Reyes Gentiles, es en efecto, fundamental para el cristianismo, en cuanto fueron los primeros en reconocer al Salvador y justamente echaron las bases al nacimiento de la Iglesia cristiana. La nueva Ecclesia, por tanto, es generada por los súbditos de los Reyes Magos, diversos respecto al pueblo elegido, en cuanto paganos, los llamados no circuncisos. Se dice también que, en cuanto sacerdotes del dios Ahura Mazda, siguiendo la “lectura” del cielo, habrían rastreado y reconocido a su Salvador universal, convirtiéndose así, ellos mismos, en el enlace entre el cristianismo naciente, y los cultos mistéricos orientales (en la antigüedad se creía que los sucesos importantes eran preanunciados por fenómenos celestes en particular).

Para algunos, los Reyes Gentiles podrían indicar las tres razas humanas, descendientes de los tres hijos de Noé, es decir, Sem, Cam y Jafet. Cardini dice que los Magos son el símbolo de la edad del hombre y de la dimensión del tiempo cósmico, expresión por lo tanto del presente, pasado y futuro que giran en torno a Cristo Kosmokrator y Kronokrator. Marsilio Ficino, en cambio, describe los dones de los tres Magos como dones dedicados al “Señor de las estrellas de parte de los tres Señores de los planetas” (Oro=Júpiter; incienso=Sol; mirra=Saturno). Los tres dones pueden representar también los tres continentes de la antigua tradición (Europa, África, Asia). Este mito, en suma, trae consigo múltiples significados e interpretaciones. (Leer texto completo en Zenit)
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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