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Friday, March 17, 2023

St Patrick’s Day


St. Patrick of Ireland is one of the world's most popular saints.

(CO) Apostle of Ireland, born at Kilpatrick, near Dumbarton, in Scotland, in the year 387; died at Saul, Downpatrick, Ireland, 17 March, 461.

Along with St. Nicholas and St. Valentine, the secular world shares our love of these saints. This is also a day when everyone's Irish.

There are many legends and stories of St. Patrick, but this is his story.

Patrick was born around 385 in Scotland, probably Kilpatrick. His parents were Calpurnius and Conchessa, who were Romans living in Britian in charge of the colonies.

As a boy of fourteen or so, he was captured during a raiding party and taken to Ireland as a slave to herd and tend sheep. Ireland at this time was a land of Druids and pagans. He learned the language and practices of the people who held him.

During his captivity, he turned to God in prayer. He wrote

"The love of God and his fear grew in me more and more, as did the faith, and my soul was rosed, so that, in a single day, I have said as many as a hundred prayers and in the night, nearly the same." "I prayed in the woods and on the mountain, even before dawn. I felt no hurt from the snow or ice or rain."

Patrick's captivity lasted until he was twenty, when he escaped after having a dream from God in which he was told to leave Ireland by going to the coast. There he found some sailors who took him back to Britian, where he reunited with his family.

He had another dream in which the people of Ireland were calling out to him "We beg you, holy youth, to come and walk among us once more."

He began his studies for the priesthood. He was ordained by St. Germanus, the Bishop of Auxerre, whom he had studied under for years.

Later, Patrick was ordained a bishop, and was sent to take the Gospel to Ireland. He arrived in Ireland March 25, 433, at Slane. One legend says that he met a chieftain of one of the tribes, who tried to kill Patrick. Patrick converted Dichu (the chieftain) after he was unable to move his arm until he became friendly to Patrick.

Patrick began preaching the Gospel throughout Ireland, converting many. He and his disciples preached and converted thousands and began building churches all over the country. Kings, their families, and entire kingdoms converted to Christianity when hearing Patrick's message. (read more)

Wednesday, February 22, 2023

Miércoles de Ceniza

1.- ¿Qué es el Miércoles de Ceniza?

Es el primer día de la Cuaresma, es decir, de los 40 días en los que la Iglesia llama a los fieles a la conversión y a prepararse verdaderamente para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa.

El Miércoles de Ceniza es una celebración contenida en el Misal Romano. En este se explica que al término de la Misa, se bendice e impone la ceniza hecha de los ramos de olivo bendecidos en el Domingo de Ramos del año anterior.

2.- ¿Cómo nace la tradición de imponer las cenizas?

La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. Por aquel entonces las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un “hábito penitencial” para recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo.

La Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos casi 400 años D.C. y a partir del siglo XI (once), la Iglesia de Roma impone las cenizas al inicio de este tiempo.

3.- ¿Por qué se impone la ceniza?

La ceniza es un símbolo. Su función está descrita en un importante documento de la Iglesia, más precisamente en el artículo 125 del Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia:
El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito Romano, se caracteriza por el austero símbolo de las Cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual.
4. ¿Qué simbolizan y qué recuerdan las cenizas?

La palabra ceniza, que proviene del latín "cinis", representa el producto de la combustión de algo por el fuego. Esta adoptó tempranamente un sentido simbólico de muerte, caducidad, pero también de humildad y penitencia.

La ceniza, como signo de humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin: "Dios formó al hombre con polvo de la tierra" (Gn 2,7); "hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho" (Gn 3,19).

(Leer texto completo en ACI Prensa)

Saturday, February 11, 2023

Mensaje al Pueblo de Dios en Cuba de los Obispos Católicos de Cuba


Los Obispos Católicos de Cuba agradecemos a Dios por las celebraciones y encuentros que la Iglesia en nuestro país ha vivido con motivo del 25º Aniversario de la Visita a Cuba de San Juan Pablo II.

Nuestra gratitud especial al papa Francisco, que ha querido hacerse presente entre nosotros con un cálido mensaje al pueblo de Dios en Cuba y a través del Eminentísimo Señor cardenal Beniamino Stella quien, correspondiendo a nuestra invitación, ha visitado todas las diócesis cubanas y nos ha dejado un valioso legado en las homilías y discursos que ha pronunciado, y en los gestos de cercanía y consuelo que ha prodigado a todos los que ha encontrado en cada lugar.

Gracias también al cardenal Stella por sus muestras de afecto hacia nuestro pueblo e Iglesia; y por sus palabras de aliento a favor de los más pobres y excluidos.

Nuestro agradecimiento por el don de las reliquias, una gota de la sangre del papa San Juan Pablo II, que nos recuerdan que amar exige enfrentar con coraje el sacrificio de la vida cotidiana y hacerlo con espíritu y pasión cristianos. Estas reliquias que han sido acogidas con profunda devoción por las cuatro diócesis visitadas por el Papa polaco: Santa Clara, Camagüey, Santiago de Cuba y La Habana, y también por la Diócesis de Guantánamo-Baracoa, que se siente profundamente complacida al recibirla por cumplirse 25 años de su creación como Iglesia particular.

Gracias a nuestros colaboradores cercanos y a todos nuestros fieles por la generosa disponibilidad de servicio y acogida en estos días de gracia y bendición.

Gracias a las Autoridades por la ayuda ofrecida.

A la Virgen de la Caridad del Cobre y a San Juan Pablo II encomendamos la vida presente y futura de Cuba y su Iglesia para que podamos seguir, con renovado entusiasmo, proclamando la Buena Noticia de la salvación, fuente de verdadero gozo y auténtica esperanza.


Los Obispos Católicos de Cuba

La Habana, 11 de febrero de 2023
Memoria de Ntra. Sra. de Lourdes

Monday, January 30, 2023

Raíz Cristiana de la Cultura Cubana (por Roberto Méndez Martínez)

Fotos/Adrián Martínez Cádiz
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Fotos/Lázaro Numa
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Conferencia impartida el 28 de enero de 2022 en el Encuentro con el mundo de la cultura, celebrado con motivo del 25 aniversario de la visita de San Juan Pablo II a Cuba, en el Centro Cultural “Padre Félix Varela”.

Pocas veces en mi vida he sentido una emoción tan especial como la de aquella tarde del 23 de enero de 1998 cuando entré al recinto universitario habanero para asistir al encuentro con el mundo de la cultura convocado por el primero de los pontífices que visitaba la Isla, San Juan Pablo II. Impresionaba encontrar reunido en el Aula Magna a un nutrido número de escritores, artistas, académicos, de muy diversos credos y filiaciones filosóficas, pero ligados por el interés de escuchar al ilustre visitante. Recuerdo la especie de sobrecogimiento que acompañó la entrada en el salón del pontífice mientras el coro Exaudi entonaba el “Gloria” de la Misa cubana de José María Vitier, o el solemne instante en que el papa oró en silencio ante la urna donde reposan las cenizas del Padre Varela.

Después vino su discurso que escuchamos con avidez, tanta, que nos resultó demasiado breve. Queríamos seguir allí, prolongar aquel encuentro, como los discípulos de Cristo después de la Transfiguración en el monte. Todo era hermoso y emotivo: el sobrio cierre de la pieza oratoria, la retirada del visitante – esta vez acompañado por el “Salve Regina” de la misma obra- y cuando salimos al fresco anochecer, entre las fachadas de aire clásico y los laureles, mientras se alejaban, acompañados por impacientes sirenas, los vehículos del cortejo, supimos que habíamos vivido un momento irrepetible.

Varias veces, a lo largo de los años, he vuelto sobre ese discurso y aquilatado mejor su sabiduría, su alcance y especialmente su indiscutible actualidad.

Esa pieza oratoria, cuya transcripción ocupa apenas cuatro páginas, no solo es elocuente y completa en sí misma, sino que tiene una fecunda capilaridad con varios documentos del magisterio eclesial, de manera que su interpretación más provechosa debe hacerse en diálogo con esas referencias. Cuando el papa nos ofrece una definición cristiana de la cultura: “La cultura es aquella forma peculiar con la que los hombres expresan y desarrollan sus relaciones con la creación, entre ellos mismos y con Dios”(1), está retomando el concepto tal como fue tratado en el documento final de la Conferencia de Obispos en Puebla en 1978, que a la vez nos remite a un texto base: la Constitución Pastoral Gaudium et spes del Concilio Vaticano II(2).

Así mismo, cuando afirma que «Toda cultura es un esfuerzo de reflexión sobre el misterio del mundo y, en particular, del hombre: es un modo de expresar la dimensión trascendente de la vida humana»(3) vuelve sobre sus propias palabras, pronunciadas ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el 5 de noviembre de 1995.

El papa sabía que hablaba en una universidad laica, ante un auditorio formado en buena medida por personas no religiosas y con un gobierno de ideología marxista y por muchos años declarado ateo. Sin embargo, con su talante a la vez firme y persuasivo, podía afirmar sin vacilaciones que:
Toda cultura tiene un núcleo íntimo de convicciones religiosas y de valores morales, que constituye como su «alma»; es ahí donde Cristo quiere llegar con la fuerza sanadora de su gracia. La evangelización de la cultura es como una elevación de su «alma religiosa», infundiéndole un dinamismo nuevo y potente, el dinamismo del Espíritu Santo, que la lleva a la máxima actualización de sus potencialidades humanas. En Cristo, toda cultura se siente profundamente respetada, valorada y amada; porque toda cultura está siempre abierta, en lo más auténtico de sí misma, a los tesoros de la Redención(4).
Ahí estaban sentadas las premisas principales antes de detenerse en las circunstancias particulares de Cuba. Reconoció la diversidad de componentes de la cultura del país: los hispánicos, unidos a los procedentes de África, los traídos por otros grupos de emigrantes y lo propio de la tierra americana. Es interesante que su aproximación a lo cubano distinga dos mundos que a primera vista parecen contrapuestos pero están estrechamente anudados bajo la superficie: uno de ellos es el ámbito ilustrado que encarna en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio con el magisterio de Caballero y Varela, el otro es el más espontáneo pero no menos rico del acervo común, “las expresiones típicas, canciones populares, controversias campesinas y refranero popular” que comparten la misma raíz cristiana.

Dos figuras centran su atención en nuestra historia, uno es el maestro Varela en el que reconoce al “verdadero padre de la cultura cubana”, el otro es José Martí al que califica como “un hombre de luz, coherente con sus valores éticos y animado por una espiritualidad de raíz eminentemente cristiana”. Son precisamente esos cimientos y esas figuras las que le permiten invitar a los presentes y, a través de ellos, a todos los cubanos a un enorme empeño cultural y evangélico a la vez:
En este país, la mayor parte de los artífices de la cultura —católicos y no católicos, creyentes y no creyentes— son hombres de diálogo, capaces de proponer y de escuchar. Los animo a proseguir en sus esfuerzos por encontrar una síntesis con la que todos los cubanos puedan identificarse; a buscar el modo de consolidar una identidad cubana armónica que pueda integrar en su seno sus múltiples tradiciones nacionales. La cultura cubana, si está abierta a la Verdad, afianzará su identidad nacional y la hará crecer en humanidad(5).
De ahí el llamado a la cooperación entre la Iglesia y las instituciones culturales de la nación para “encontrarse en el diálogo, y cooperar así al desarrollo de la cultura cubana”(6).

Creo que si estas ideas nos fueron trasmitidas en aquella tarde con tanta efectividad se debía no solo al magisterio espiritual del papa, sino a su propia condición de hombre de la cultura desde su juventud, a su quehacer como poeta, dramaturgo y actor, a su conocimiento del papel de la cultura en la propagación de la fe, desde los Padres de la Iglesia hasta los grandes creadores de Dante a Miguel Ángel, de San Juan de la Cruz a Edith Stein.

La deseable brevedad de mi intervención en este solemne acto, apenas me permiten abundar en un par de aspectos abordados por el pontífice en su disertación, aquellos que me parecen de mayor pertinencia un cuarto de siglo después.

El primero de ellos está relacionado con la presencia cristiana en la cultura de Cuba. Bastaría con recordar que en el siglo XVII cuando se está formando una incipiente identidad criolla, esta no solo se produce en los balbuceos literarios del Espejo de paciencia, donde la presencia católica resulta indiscutible, aun mezclada con los problemas económicos y sociales de una colonia precaria y rebelde, sino que, hacia la segunda década de la centuria se produce el hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad y tras él, el surgimiento de una devoción no impuesta, no asociada con jerarquías sociales ni eclesiásticas, que tuvo un creciente arraigo popular hasta hoy y ha contribuido no poco con un sentimiento interiorizado de cubanía que ha encarnado en los versos del Cucalambé y de Luisa Pérez de Zambrana, en las décimas de improvisadores populares y en varias canciones trovadorescas, así como alentó la inspiración de artistas plásticos, teatristas y cineastas. La Patrona de Cuba, venerada por los patriotas en nuestras guerras de independencia sigue siendo hoy un factor de unidad y reconciliación en el pueblo cubano.

Por otra parte, no es difícil contemplar, desde fines del siglo XVIII cómo una cultura en ascenso que tuvo su vivero excepcional entre las paredes de este edificio unió a la renovación filosófica y la experimentación científica un modo de pensar, de reflexionar, que aun cuando llegara a planteamientos muy radicales en materia política, estaba alentada por una ética de inspiración evangélica. Si no bastara el ejemplo de un Varela, fiel a su sacerdocio y a la vez precursor de nuestra independencia, sería bueno recordar a su contemporáneo, el educador José de la Luz y Caballero, fuerte crítico de la Iglesia comprometida con la Corona pero que en su colegio El Salvador impartía sus clases de ética teniendo a mano los evangelios y las cartas de San Pablo.

Es absolutamente cierto que el nombre de Cristo llegó a esta tierra salpicado por el cieno de la voracidad colonial. Que la monarquía española se valió de sus privilegios para convertir a la jerarquía eclesiástica en servidores suyos y que esa alianza o patronato se hizo cómplice de la trata africana y se declaró enemiga – con muy pocas excepciones- de los movimientos de independencia. Eso favoreció que muchísimos intelectuales prestigiosos se decantaran hacia posiciones anticlericales y escépticas o sencillamente agnósticas. Pero tal cosa no impidió que entre nosotros creadores auténticamente cubanos hicieran de su fe un alimento para su labor edificadora: así lo demuestran las misas y villancicos de Esteban Salas; el Devocionario que en su madurez diera a la luz Gertrudis Gómez de Avellaneda, a los que seguirían, en el pasado siglo las obras literarias de Dulce María Loynaz y José Lezama Lima, o las obras que René Portocarrero, Mariano Rodríguez y Alfredo Lozano dejaron en los templos de Bauta y Playa Baracoa o en composiciones musicales como la Misa cubana de Rodrigo Prats o la amplia producción de cantos religiosos en ritmo de bolero, habanera o son de Perla Moré.

La propia Iglesia en Cuba ha vivido en su interior lo que Fernando Ortiz llamara un proceso de transculturación. Una institución que tuvo un sello español hasta el cierre del siglo XIX fue transformándose en cubana y hoy puede considerársele una iglesia viva y encarnada en su cultura y sociedad, a la vez que en comunión con la iglesia universal.

Y esta cultura cristiana no es un patrimonio exclusivo. Lo compartimos con aquellos que conservando una fe recibida de sus ancestros la ponen en práctica en sus vidas a partir de devociones y ritos de fuerte sabor popular. Además ha ido floreciendo un movimiento ecuménico entre las diferentes confesiones cristianas presentes en Cuba. Nos nutren también, gracias a un fecundo diálogo, la impronta ética, la valiosa axiología que proviene de los hombres y mujeres de buena voluntad sean practicantes de otras religiones, miembros de organizaciones fraternales y aún los que se declaran no creyentes. También en ellos han sido sembradas las semillas del Espíritu.

En los años que siguieron a la visita de San Juan Pablo II se produjo un florecimiento de la cultura católica, eso incluyó proyectos educativos que iluminan las ciencias y las humanidades a partir de los valores evangélicos, lo mismo que los centros culturales abiertos en varias diócesis del país y una serie de publicaciones católicas que hoy desbordan el formato en papel para ganar una presencia cada vez más amplia en las redes sociales. Escuelas de verano, salones de artes plásticas, presentaciones artísticas, espacios de debate sobre temas de interés social, son solo algunas expresiones de una Iglesia que se hace presente en medio de su pueblo.

La tarea más importante de la cultura es ilustrar a la sociedad y hacerla crecer en humanidad. Es preciso educar en valores, hacer madurar en ética, sanar heridas antropológicas, ir al encuentro del otro para forjar una auténtica fraternidad. Ya no se trata de imponer o de prohibir, sino de dialogar, de procurar el bien común desde los “nuevos areópagos”, esos que reclamara San Juan Pablo II como vehículo de la Nueva Evangelización. No tenemos que convertir a los demás a nuestro pensamiento – porque las conversiones solo vienen del Espíritu- sino forjar vínculos duraderos. Lo contrario de la división y el caos de la torre de Babel es el encuentro en el convite de los que se reconocen como hermanos.

No es suficiente evocar con nostalgia una tarde especial en nuestras vidas. Hay que hacer nuestra la predicación del santo Vicario, vivirla, difundirla, hacerla tarea cotidiana. Inscribamos en nuestros corazones aquella exhortación que él nos dejó en las líneas conclusivas de su discurso:
Peregrino en una Nación como la suya, con la riqueza de una herencia mestiza y cristiana, confío que en el porvenir los cubanos alcancen una civilización de la justicia y de la solidaridad, de la libertad y de la verdad, una civilización del amor y de la paz que, como decía el Padre Varela, «sea la base del gran edificio de nuestra felicidad»(7).
A las puertas de este edificio, que pudiera reclamar para sí el título de cuna de la cultura cubana está la conocida frase del venerable Padre Varela en sus Cartas a Elpidio: “No hay patria sin virtud, ni virtud con impiedad”(8). Junto a ella colocaría yo otra, tomada de la misma obra: “La libertad nada teme cuando la virtud está segura”(9).




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  1. San Juan Pablo II: “Mensaje pronunciado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, en el encuentro con el mundo de la cultura”. Juan Pablo II en Cuba. Memoria y proyecto. Tipografía Vaticana, Roma, 1998, p.70.
  2. Gaudium et spes. Segunda parte, Capítulo II, 53.
  3. San Juan Pablo II: “Mensaje…”, p.70
  4. Ibidem. En este pasaje vuelve a remitirnos al documento conciliar, esta vez a la sección 58.
  5. Ibid, p.76.
  6. Ibidem.
  7. Ibidem.
  8. P. Félix Varela: “Cartas a Elpidio”. Obras. La Habana, Biblioteca de Clásicos Cubanos, Editorial Cultura Popular y Ediciones Imagen Contemporánea, 2001, Tomo 3, p.102.
  9. Ibid, p. 36.

Wednesday, January 18, 2023

"El Papa se queda en Camagüey". Memorias de un cuarto de siglo después. (por Carlos A. Peón-Casas)


La experiencia la vivimos muchos católicos y no  católicos, en aquella fecha de hace ya dos décadas y media.

Era el 23 de Enero de 1998, y Juan Pablo II, el Vicario de Cristo en la Tierra, visitaba la diócesis camagüeyana, y celebraba una Misa Campal en la Plaza Ignacio Agramonte de la ciudad de las iglesias.

Entre citadinos y visitantes se calcularon, según reportes de prensa extranjera, unos 200.000 asistentes.

La ciudad de entonces rondaba los 300.000 habitantes. La tasa de edad media de la ciudad camagüeyana era entonces de unos 35 años.

La Misa de Camagüey fue dedicada a los jóvenes a quienes el Papa, hoy San Juan Pablo II, les recordaba en su Homilía con profético signo que:
Cuando un joven vive a su forma, idealiza lo extranjero, se deja seducir por el materialismo desenfrenado, pierde las propias raíces y anhela la evasión (...)
y habló con igual pesar del:
anhelo de evasión y de la emigración, huyendo del compromiso y las responsabilidad para refugiarse en un mundo falso cuya base es la alienación y el desarraigo.
Pero la ovación más cerrada de su discurso la merecieron otras encendidas y también proféticas palabras:
Que Cuba eduque a sus jóvenes en la virtud y la libertad,  para que pueda tener un futuro de auténtico desarrollo humano integral, en un ambiente de paz duradera.
Y recalcaba a los miles de jóvenes presentes una verdad como un templo: "... el único camino es Jesús..."
De corazón me dirijo a ustedes queridos jóvenes cubanos, esperanza de la Iglesia y de la Patria, presentándoles a Cristo, para que lo reconozcan y lo sigan con total decisión. El les da la vida, les enseña el camino, los introduce en la verdad (...)
Los reportes de prensa que nos sirven de respaldo de dos importantes agencia españolas ABC y El Mundo, seguían relatando el magno suceso de hace ya un cuarto de siglo:

la explosión llegó cuando Juan Pablo II apareció dentro de su papamovil... Cuando el Papa es divisado por la marea humana... las escenas se vuelven indescriptibles. La gente salta, grita, llora... Es la euforia. Es la exaltación... Y es que el que se encuentra por fin en Camagüey, el que está después de tanta espera, en Cuba, es el Vicario de Cristo... es además de todo eso, el premio soñado durante tanto años... También el Papa está emocionado... hizo el esfuerzo de ponerse de pie en el coche para que la gente lo viera mejor. Se le ve emocionado atrapado por el ambiente que lo rodea.
Una anécdota de aquel día muy recordada, y que nos sirve de cierre la recoge una de las crónicas citadas, cuando el Papa con inusitado gesto, se saldría momentaneamente del texto de su predicación para bromear con los miles de asistentes, entre ellos una nutrida delegación de jóvenes mexicanos:
Son cubanos y parecen mexicanos. O son mexicanos y parecen cubanos.



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Con notas de las crónicas de Santiago Martín de ABC y Alfonso Rojo de El Mundo. en Juan Pablo II en Cuba. 21-25 de enero de 1989. Documentos y Recortes de Prensa. Compilado por Nicolás Tello y José Miguel Capape. Misioneros Claretianos. Madrid.

Friday, January 6, 2023

Día de Reyes


Los Reyes Magos no se pusieron en camino porque vieron la estrella. Vieron la estrella porque se habían puesto en camino. (San Juan Crisóstomo)

Oración en el Nacimiento del Señor, adorado por Pastores y Reyes (por Gertrudis Gómez de Avellaneda)


Vírgen Madre! dejadnos tomar parte en los primeros homenajes rendidos á vuestro dulce Jesús, cuando proclamado por Angeles en Belén, y descubierto en apartadas regiones por milagrosa estrella, vísteis correr á rústicos pastores y á sábios poderosos para adorarle en el pesebre que se eligió por cuna. 

Sí, gloriosa Madre del Divino Niño! Nosotros le adoramos también en el abatimiento del establo, con la fé sencilla de los pastores; y como los reyes magos le ofrecemos en tributo de amor y de respeto profundo, el oro purísimo de sus merecimientos, el incienso santo de todas las alabanzas que le canta incesantemente su Iglesia, y la mirra de vuestra inalterable humildad, preservativo de toda corrupción - que esperamos sanará la nuestra - uniendo á tan preciosos presentes el mezquino de nuestros corazones. 

Rogadle ¡bienaventurada María! rogadle que nos purifique con una mirada de sus ojos, y que por la virtud de su glorioso pesebre nos sane de la miseria de nuestro loco orgullo. 

Amén.



Se respetó el texto como fue publicado.

Sunday, January 1, 2023

Testamento espiritual de Benedicto XVI


Si en esta hora tardía de mi vida miro hacia atrás y repaso las décadas por las que he pasado, veo en primer lugar cuántas razones tengo para dar gracias. En primer lugar, doy gracias a Dios mismo, dador de todo bien, que me dio la vida y me guió en diversos momentos de confusión; siempre me levantó cuando empecé a resbalar y siempre me devolvió la luz de su semblante.

En retrospectiva veo y comprendo que, incluso los tramos oscuros y agotadores de este viaje, fueron para mi salvación y que fue en ellos donde Él me guió bien. Doy las gracias a mis padres, que me dieron la vida en una época difícil y que, a costa de grandes sacrificios, con su amor me prepararon una magnífica morada que, como una luz clara, ilumina todos mis días hasta el día de hoy.

La fe clarividente de mi padre nos enseñó hermanos y hermanas a creer y se mantuvo firme como guía en medio de todos mis conocimientos científicos; la piedad sincera y la gran amabilidad de mi madre siguen siendo un legado por el que no puedo agradecerle lo suficiente.

Mi hermana me ha asistido durante décadas desinteresadamente y con afectuoso cuidado; mi hermano, con la lucidez de sus juicios, su vigorosa resolución y la serenidad de su corazón, me ha allanado siempre el camino; sin este constante precederme y acompañarme, no habría podido encontrar la senda correcta.

De corazón doy gracias a Dios por los muchos amigos, hombres y mujeres, que siempre ha puesto a mi lado; por los colaboradores en todas las etapas de mi camino; por los profesores y alumnos que me ha dado. Con gratitud los encomiendo a Su bondad.

Y quiero dar gracias al Señor por mi hermosa patria en los Prealpes bávaros, en la que siempre he visto brillar el esplendor del Creador mismo. Doy las gracias al pueblo de mi patria porque en él he experimentado una y otra vez la belleza de la fe.

Rezo para que nuestra tierra siga siendo una tierra de fe y os ruego, queridos compatriotas: no os dejéis apartar de la fe. Y, por último, doy gracias a Dios por toda la belleza que he podido experimentar en todas las etapas de mi viaje, pero especialmente en Roma y en Italia, que se ha convertido en mi segunda patria.

A todos aquellos a los que he hecho daño de alguna manera, les pido perdón de todo corazón. Lo que antes dije a mis compatriotas, lo digo ahora a todos los que en la Iglesia han sido confiados a mi servicio: ¡manteneos firmes en la fe! No os dejéis confundir. A menudo parece como si la ciencia -las ciencias naturales, por una parte, y la investigación histórica (especialmente la exégesis de la Sagrada Escritura), por otra- pudiera ofrecer resultados irrefutables en desacuerdo con la fe católica.

He vivido las transformaciones de las ciencias naturales desde hace mucho tiempo, y he podido comprobar cómo, por el contrario, las aparentes certezas contra la fe se han desvanecido, demostrando no ser ciencia, sino interpretaciones filosóficas sólo aparentemente pertenecientes a la ciencia; del mismo modo que, por otra parte, es en el diálogo con las ciencias naturales como también la fe ha aprendido a comprender mejor el límite del alcance de sus pretensiones, y por tanto su especificidad.

Hace ya sesenta años que acompaño el camino de la Teología, en particular de las ciencias bíblicas, y con la sucesión de las diferentes generaciones he visto derrumbarse tesis que parecían inamovibles, demostrando ser meras hipótesis: la generación liberal (Harnack, Jülicher, etc.), la generación existencialista (Bultmann, etc.), la generación marxista.

He visto y veo cómo de la maraña de hipótesis ha surgido y vuelve a surgir lo razonable de la fe. Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es verdaderamente su cuerpo.

Por último, pido humildemente: rezad por mí, para que el Señor, a pesar de todos mis pecados e insuficiencias, me reciba en las moradas eternas. A todos los que me son confiados, día a día, va mi oración de corazón.




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Saturday, December 31, 2022

"Dictadura del relativismo". Homilía del Card. Joseph Ratzinger, el 18 de abril de 2005.



Is 61, 1-3. 6. 8-9
Ef 4, 11-16
Jn 15, 9-17


En esta hora de gran responsabilidad, escuchemos con particular atención cuanto nos dice el Señor con sus mismas palabras. De las tres lecturas quisiera elegir sólo algún pasaje, que nos concierne directamente en un momento como este.

La primera lectura presenta un retrato profético de la figura del Mesías, un retrato que recibe todo su significado desde el momento en que Jesús lee este texto en la sinagoga de Nazaret, cuando dice: «Esta Escritura se ha cumplido hoy» (Lc 4, 21). En el centro del texto profético encontramos una palabra que, al menos a primera vista, parece contradictoria. El Mesías, hablando de sí mismo, dice que ha sido enviado «a proclamar el año de misericordia del Señor, día de venganza de nuestro Dios» (Is 61, 2). Escuchamos, con alegría, el anuncio del año de misericordia: la misericordia divina pone un límite al mal, nos dijo el Santo Padre. Jesucristo es la misericordia divina en persona: encontrar a Cristo significa encontrar la misericordia de Dios. El mandato de Cristo se ha convertido en mandato nuestro a través de la unción sacerdotal; estamos llamados a proclamar, no sólo con palabras sino también con la vida, y con los signos eficaces de los sacramentos, «el año de misericordia del Señor». Pero ¿qué quiere decir Isaías cuando anuncia el «día de venganza del Señor»? Jesús, en Nazaret, en su lectura del texto profético, no pronunció estas palabras; concluyó anunciando el año de misericordia. ¿Fue este, quizás, el motivo del escándalo que se produjo después de su predicación? No lo sabemos. En todo caso, el Señor hizo su comentario auténtico a estas palabras con la muerte en la cruz. «Sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo...», dice san Pedro (1 P 2, 24). Y san Pablo escribe a los Gálatas: «Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, pues dice la Escritura: "Maldito todo el que está colgado de un madero", a fin de que llegara a los gentiles, en Cristo Jesús, la bendición de Abraham, y por la fe recibiéramos el Espíritu de la Promesa» (Ga 3, 13-14).

La misericordia de Cristo no es una gracia barata; no implica trivializar el mal. Cristo lleva en su cuerpo y en su alma todo el peso del mal, toda su fuerza destructora. Quema y transforma el mal en el sufrimiento, en el fuego de su amor doliente. El día de venganza y el año de misericordia coinciden en el misterio pascual, en Cristo muerto y resucitado. Esta es la venganza de Dios: él mismo, en la persona de su Hijo, sufre por nosotros. Cuanto más nos toca la misericordia del Señor, tanto más somos solidarios con su sufrimiento, tanto más estamos dispuestos a completar en nuestra carne «lo que falta a las tribulaciones de Cristo» (Col 1, 24).

Pasemos a la segunda lectura, a la carta a los Efesios. Aquí se trata, en sustancia, de tres cosas: en primer lugar, de los ministerios y de los carismas en la Iglesia, como dones del Señor resucitado y elevado al cielo; luego, de la maduración de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, como condición y contenido de la unidad del cuerpo de Cristo; y, por último, de la participación común en el crecimiento del cuerpo de Cristo, es decir, de la transformación del mundo en la comunión con el Señor.

Detengámonos sólo en dos puntos. El primero es el camino hacia «la madurez de Cristo»; así dice, simplificando un poco, el texto italiano. Según el texto griego, deberíamos hablar más precisamente de la «medida de la plenitud de Cristo», a la que estamos llamados a llegar para ser realmente adultos en la fe. No deberíamos seguir siendo niños en la fe, menores de edad. ¿En qué consiste ser niños en la fe? San Pablo responde: significa ser «llevados a la deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina...» (Ef 4, 14). ¡Una descripción muy actual!

¡Cuántos vientos de doctrina hemos conocido durante estos últimos decenios!, ¡cuántas corrientes ideológicas!, ¡cuántas modas de pensamiento!... La pequeña barca del pensamiento de muchos cristianos ha sido zarandeada a menudo por estas olas, llevada de un extremo al otro: del marxismo al liberalismo, hasta el libertinaje; del colectivismo al individualismo radical; del ateísmo a un vago misticismo religioso; del agnosticismo al sincretismo, etc. Cada día nacen nuevas sectas y se realiza lo que dice san Pablo sobre el engaño de los hombres, sobre la astucia que tiende a inducir a error (cf. Ef 4, 14). A quien tiene una fe clara, según el Credo de la Iglesia, a menudo se le aplica la etiqueta de fundamentalismo. Mientras que el relativismo, es decir, dejarse «llevar a la deriva por cualquier viento de doctrina», parece ser la única actitud adecuada en los tiempos actuales. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus antojos.

Nosotros, en cambio, tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el hombre verdadero. Él es la medida del verdadero humanismo. No es «adulta» una fe que sigue las olas de la moda y la última novedad; adulta y madura es una fe profundamente arraigada en la amistad con Cristo. Esta amistad nos abre a todo lo que es bueno y nos da el criterio para discernir entre lo verdadero y lo falso, entre el engaño y la verdad. Debemos madurar esta fe adulta; debemos guiar la grey de Cristo a esta fe. Esta fe —sólo la fe— crea unidad y se realiza en la caridad. A este propósito, san Pablo, en contraste con las continuas peripecias de quienes son como niños zarandeados por las olas, nos ofrece estas hermosas palabras: «hacer la verdad en la caridad», como fórmula fundamental de la existencia cristiana. En Cristo coinciden la verdad y la caridad. En la medida en que nos acercamos a Cristo, también en nuestra vida, la verdad y la caridad se funden. La caridad sin la verdad sería ciega; la verdad sin la caridad sería como «címbalo que retiñe» (1 Co 13, 1).

Vayamos ahora al Evangelio, de cuya riqueza quisiera extraer sólo dos pequeñas observaciones. El Señor nos dirige estas admirables palabras: «No os llamo ya siervos..., sino que os he llamado amigos» (Jn 15, 15). Muchas veces nos sentimos —y es la verdad— sólo siervos inútiles (cf. Lc 17, 10). Y, sin embargo, el Señor nos llama amigos, nos hace amigos suyos, nos da su amistad. El Señor define la amistad de dos modos. No existen secretos entre amigos: Cristo nos dice todo lo que escucha del Padre; nos da toda su confianza y, con la confianza, también el conocimiento. Nos revela su rostro, su corazón. Nos muestra su ternura por nosotros, su amor apasionado, que llega hasta la locura de la cruz. Confía en nosotros, nos da el poder de hablar con su yo: «Este es mi cuerpo...», «yo te absuelvo...». Nos encomienda su cuerpo, la Iglesia. Encomienda a nuestras mentes débiles, a nuestras manos débiles, su verdad, el misterio de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; el misterio de Dios que «tanto amó al mundo que le dio a su Hijo único» (cf. Jn 3, 16). Nos ha hecho amigos suyos, y nosotros, ¿cómo respondemos?

El segundo modo como Jesús define la amistad es la comunión de las voluntades. «Idem velle, idem nolle», era también para los romanos la definición de amistad. «Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando» (Jn 15, 14). La amistad con Cristo coincide con lo que expresa la tercera petición del padrenuestro: «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo». En la hora de Getsemaní Jesús transformó nuestra voluntad humana rebelde en voluntad conforme y unida a la voluntad divina. Sufrió todo el drama de nuestra autonomía y, precisamente poniendo nuestra voluntad en las manos de Dios, nos da la verdadera libertad: «No como quiero yo, sino como quieres tú» (Mt 21, 39). En esta comunión de voluntades se realiza nuestra redención: ser amigos de Jesús, convertirse en amigos de Jesús. Cuanto más amamos a Jesús, cuanto más lo conocemos, tanto más crece nuestra verdadera libertad, crece la alegría de ser redimidos. ¡Gracias, Jesús, por tu amistad!

El otro aspecto del Evangelio al que quería aludir es el discurso de Jesús sobre dar fruto: «Os he destinado para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca» (Jn 15, 16). Aparece aquí el dinamismo de la existencia del cristiano, del apóstol: os he destinado para que vayáis... Debemos estar impulsados por una santa inquietud: la inquietud de llevar a todos el don de la fe, de la amistad con Cristo. En verdad, el amor, la amistad de Dios se nos ha dado para que llegue también a los demás. Hemos recibido la fe para transmitirla a los demás; somos sacerdotes para servir a los demás. Y debemos dar un fruto que permanezca. Todos los hombres quieren dejar una huella que permanezca. Pero ¿qué permanece? El dinero, no. Tampoco los edificios; los libros, tampoco. Después de cierto tiempo, más o menos largo, todas estas cosas desaparecen. Lo único que permanece eternamente es el alma humana, el hombre creado por Dios para la eternidad. Por tanto, el fruto que permanece es todo lo que hemos sembrado en las almas humanas: el amor, el conocimiento; el gesto capaz de tocar el corazón; la palabra que abre el alma a la alegría del Señor. Así pues, vayamos y pidamos al Señor que nos ayude a dar fruto, un fruto que permanezca. Sólo así la tierra se transforma de valle de lágrimas en jardín de Dios.

Por último, volvamos, una vez más, a la carta a los Efesios. La carta dice, con las palabras del salmo 68, que Cristo, al subir al cielo, «dio dones a los hombres» (Ef 4, 8). El vencedor da dones. Estos dones son: apóstoles, profetas, evangelizadores, pastores y maestros. Nuestro ministerio es un don de Cristo a los hombres, para construir su cuerpo, el mundo nuevo. ¡Vivamos nuestro ministerio así, como don de Cristo a los hombres! Pero en esta hora, sobre todo, roguemos con insistencia al Señor para que, después del gran don del Papa Juan Pablo II, nos dé de nuevo un pastor según su corazón, un pastor que nos guíe al conocimiento de Cristo, a su amor, a la verdadera alegría. Amén.



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Thursday, December 29, 2022

La Navidad recorre las calles de Camagüey

 

Fidelito Cabrera, fundador
 de este (ya) tradicional evento navideño,
 y Mons. Wilfredo Pino, arzobispo de Camagüey, 
junto a los participantes de este año.
Fotos/Parroquia de Santa Ana
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Wednesday, December 28, 2022

Mons. Enrique Pérez Serantes agradece a su grey, por el cuarto de siglo de su designación como Obispo de la diócesis de Camagüey, 1922-1947. (por Carlos A. Peón-Casas)



La celebración de aquel acontecimiento quedó evidenciada en la Reseña Histórica e Instrucción Pastoral que recogiera las palabras agradecidas del obispo diocesano en ocasión de aquel inesperado homenaje que le tributaban la Junta Diocesana de la Acción Católica de Camagüey.

Monseñor Pérez Serantes había sido consagrado Obispo el 13 de Agosto de 1922 en la Catedral de Cienfuegos de manos de Mons. Valentín Zubizarreta, quien luego de regir la diócesis camagüeyana desde 1914, era preconizado como Obispo residencial de Cienfuegos en Febrero de aquel mismo año.

Monseñor Pérez Serantes fue oficialmente recibido como Obispo de Camagúey el 2 de septiembre de 1922, por su predecesor Mons. Zubizarreta.

Ya pasada la fecha conmemorativa de aquel aniversario 25 de asunción obispal en Camagüey; el obispo Pérez Serantes confesaba con toda modestia a sus diocesanos en aquel inolvidable discurso que:
Cuando ya batíamos palmas, pensando que el vigésimo quinto aniversario de nuestra consagración episcopal iba a pasar desapercibido o poco menos... en lo que toca a la parte externa, y nos sentíamos muy satisfechos y contentos sabiendo que nos encomendaban por este motivo muy especialmente al Señor, pidiéndole redoblado fervor todo cuanto hemos menester para nuestro provecho espiritual de esta escogida porción de la Grey católica, cuando más tranquilos y seguros estábamos... nos sorprende el anuncio de la celebración solemne de la fecha que acaba de pasar...
Para la ocasión los organizadores contaron con la concurrencia del entonces Nuncio Apostólico en Cuba.

El discurso de Mons. Peres Serantes es una dignísima reflexión de la historia y el estado de salud de aquella iglesia camagüeyana que le fuera confiada en 1922. Entresacamos para el ávido lector algunas de sus más esclarecidas palabras, de aquel recorrido de un cuarto de siglo de su andadura evangelizadora en la enorme diócesis de Camagüey.
Es cosa muy sabida que en estos últimos 25 años, pese al tenaz empuje de las fuerzas adversas de todos los sectores, unidas todas en su empeño de enfilar baterias hacia un mismo punto, la Iglesia, aunque fuera de ahi no se entiendan ni pongan nunca dd acuerdo; es cosa, decimos, bien avetiguada que en este tiempo la Iglesia en Cuba ha emprendido una marcha continua de ascensión harto más rápida que en muchas décadas anteriores...

Nuestra Diócesis ha seguido, por la misericordia de Dios el ritmo de toda la República; y aun podemos añadir que en algunos sectores de este resurgimiento religioso tan halagueño, no cede el primer puesto a ninguna de las diócesis, sin que ello constituya motivo de especial satisfacción o presunción personal, porque habiendo sido ella en algunos aspectos la menos favorecida de todas durante largo tiempo, se ve claramente que el Señor ha querido sacudir presuroso y con su proverbial largueza a la mayor necesidad, colocándola a la altura de las demás. Nos estamos refiriendo al número de tabernáculos nuevos, alrededor de cuatro docenas con la que se ha enriquecido nuestra diócesis, la cual cuenta ya con hermosos templos en la mayor parte de los pueblos principales y en casi todos los Ingenios. En todo caso, a almas generosas, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida, y a muy beneméritos sacerdotes, dignos de igual merced, se debe el esfuerzo y la gloria que la construcción de tantos templos representa.

De los Colegios religiosos... tres cuartas partes cuentan menos de un cuarto de siglo de vida, lo mismo que las Comunidades Religiosas... Hemos contemplado el advenimiento de estos potentes centros de actividad católica con verdero asombro, como obra prodigiosa de la Providencia divina, que mira con ojos de extremada bondad a esta bendita tierra camagüeyana...

El aumento de nuestro clero propio, y el numero crecido de nuestros seminaristas... es motivo de santo orgullo para un pueblo que tiene la dicha de dar sacerdotes y religiosos al Señor, y que además costea sus gastos con una contribución anual...

En estos veinticinco años nos ha servido de singular complacencia contemplar en nuestra diócesis la presencia de nuevos elementos seglares, dispuestos con su ejemplo, propio de cristianos prácticos y fervorosos... a compartir con nuestro clero la labor del apostolado... Mención especial haremos de nuestras insignes y sacrificadas catequistas, a las cuales con alguna frecuencia toca la ruptura del terreno y la primera siembra, muchas ve es en las almas vírgenes y bien dispuestas de nuestros niños, otras en las ya endurecidas y poco propicias de adultos...

Continuamente, lo mismo en invierno que en verano, se dan misiones en nuestra diócesis... se ha podido llevar la luz del Evangelio, la gracia de los sacramentos, y en particular el Pan de vida a lugares tan apartados como Turiguanó y Mabuya, el Asiento y Guadalupe, Río Lázaro y Conquista, Angel Castillo y la Gloria, San Felipe y Santa Lucía, San Alberto, Marroquí, Tamarindo y muchos otros lugares, a los cuales falta el servicio ordinario del sacerdote...
Otros pormenores de esta Reseña daban cuenta de la presencia educativa católica en ambientes populares de la diócesis durante aquellos años con muy lúcidos ejemplos:
Entre los centros educacionales de carácter popular... merecen especial mención el gran Colegio del Carmen y el Asilo 'El Amparo de la Niñez' en los cuales centenares de niñas de las clases más necesitadas reciben esmerada educacion cristiana, o sea el pan del espíritu completo... Obra es el primero de las bien conocidas Hijas de María Auxiliadora, y debese el segundo al corazón maternal y al espíritu esforzado de un ejemplar magnífico de matronas camagüeyanas... Para los hijos del trabajo manual, para la formación integral del futuro obrero capacitado, honesto y consciente en plan de alta dignidad profesioal, gracias a la generosidad de una insigne dama camagüeyana... cuenta Camagüey con la magnífica Escuela de Artes y Oficios, orgullo de propios y admiración de extraños, dirigido por maestros populares universalmente conocidos por Salesianos.
Pero no solo el Obispo recordaba en su mensaje los logros y beneficios de sus años de fructífero peregrinar, igual alzaba su voz ante los no pocos males, que en su propias palabras "no se han podido ahuyentar aún":
Nos parece igualmente oportuno señalar aquí los campos yermos, los mal cultivados, y aquellos en que abunda la cizaña mezclada con el trigo escasísimo a veces... La primera necesidad que salta a la vista es la falta de sacerdotes. Diez veces más sacerdotes de los que actualmente se dedican al ministerio parroquial serían insuficientes para un esmerado cultivo religioso en el campo vastísimo de nuestra diócesis... En muchas partes la inmensa mayoría vive y sobre todo muere sin la debida asistencia religiosa, siendo lo más grave del caso que a causa de este abandono en que viven, muchos son los que no la echan de menos. A nuestros niños cristianos se les priva en la escuela pública de la enseñanza religiosa, a la cual tienen pleno derecho... Contra esta tiranía del laicismo, que impone su criterio sin respeto a los derechos individuales por ignorancia o por sectarismo, hemos protestado siempre. Por desgracia, no tiene estos niños, centros catequísticos siempre a la mano... Estas necesidades se remediarían si abundasen más las madres cristianas que hiciesen del hogar un templo, y no tuvieran a sus hijos desnudos de espiritualidad... pero los nuevos tiempos saturados de laicismo no ayudan a formar madres cristianas.
Con igual énfasis levantaba su voz sobre otros asuntos siempre demandantes para la vida espiritual y social de sus diocesanos y de todo cristiano:
... el divorcio que cada día se va extendiendo más, dejando a su paso un reguero de lágrimas, de tragedias, de deshonor y de ruinas morales de todas clases; para la destrucción del hogar difícil es inventar algo más efectivo... Otro es el cine lo mismo que el radio, que pudiera ser escuela maravillosa de perfección si hubiese cuidado de ponerlo en buenas manos... la prensa y en general la palabra escrita, no siempre a la altura de su gran influencia poderosa, especialmente en los cerebros menos formados que son los más.. los propagandistas de supersticiones admirablemente bien presentadas a donde van a caer almas de escaso ropaje espiritual...
Su denuncia empero de tales flagelos sin entrar a exponer el modo de combatirlos directamente puntualizaba una ejemplar consigna:
...alejarse de los peligros de la perversión y hacer que otros se alejen también. No dar tregua al mal ni contemporizar con el. Caridad y comprensión para el pecador y para el equivocado y el engañado; pero guerra sin cuartel al pecado, al error, al engaño y a la mentira.
Al cierre de su reflexiva Reseña el obispo se hacía ecos esperanzados de un compromiso de cara a un venidero futuro:
Pronto pasarán otros 25 años. De vosotros depende, de muchos de vosotros siquiera, que al pasar revista entonces a estos cinco lustros que ya estan corriendo, vuestra labor sea tal, que a su lado resulte insignificante la realizada en este que acaba de pasar.

Wednesday, December 14, 2022

Fray Elías de la Sagrada Familia, un carmelita ejemplar en el Convento de la Merced de Camagüey. (por Carlos A. Peón-Casas)


Las cercanías a la figura de este ejemplar sacerdote carmelita que hoy recreamos desde la memoria ya casi ancestral de un siglo, se nos hace propicia desde un opúsculo o breve ensayo que, Manolo de la Torre Rivera, joven periodista de la otrora ciudad agramontina, dedicara como ofertorio espiritual al santo varón en su deceso, acaecido en 1942.

Con el título de Guirnalda Póstumas (Ofertorio a un santo varón inmortal), de la Torre Rivera, al decir de otro periodista, Alfredo Correoso y Quesada: “fijó su pupila en la interesante y ejemplarísima existencia” del inolvidable sacerdote.

Dejamos al lector algunos de los esbozos más sentidos del joven escritor de entonces, en ese recorrido por las páginas vitales de su biografiado, que como inevitable telón de fondo tenía al que entonces fuera el Convento de la Orden Carmelita en Camagüey desde 1888, en el ya casi cuatro veces centenario Convento e Iglesia de La Merced.
Corría el año de 1909… En la languidez conventual del templo de la Merced de Camagüey, ocurrió un suceso de apariencias intrascendentes para la Comunidad carmelitana que mora allí y para la vida religiosa camagüeyana. Dios rodea siempre los grandes sucesos del mundo de una sencillez conmovedora (…) Así también, sin alteraciones estruendosas llega a esta legendaria ciudad, al Convento de la Merced, un sacerdote (…) con apenas 30 años (…) acusaba ya el carácter, el espíritu y el alma(…) en que la práctica de la piedad se enraizaba desde los tiempos de acólito con los Padres Carmelitas de Toledo. En aquella provincia del reino de Castilla la Nueva, bañada por el caudaloso y seccionante Tajo (…) nació a la vida y al sacerdocio Fray Elías de la Sagrada Familia (…) No queremos exagerar diciendo que el templo de la Merced en la actualidad compite con la maravillosa Catedral que allá en tierras castellanas encierra obras del Greco, y el soberbio túmulo cincelado de Berruguete (…) pero tanto por el aspecto de su arquitectura. Como por las bellezas que encierra, entre las que se destaca el sepulcro de plata (…) y principalmente en el precioso altar del Niño Jesús de Praga, la mano hábil y consoladora, expresiva y amistosa del R.P. Elías ha dejado su huella inconfundible de febril laboriosidad.

(…) Desde poco tiempo después de llegado a Camagüey, se advirtió la capacidad organizadora y directriz del Padre Elías, que rápidamente rebasó los límites del convento y la Provincia, al extremo de habérsele ofrecido el cargo de Superior del Convento de San Felipe en La Habana, lo que rechazó por humildad y sencillez. Esto sucedía en 1912(…) La muerte del Padre Franco, Superior de las Mercedes, ocurrida en 1919, exaltó a Fray Elías al cimero sitial de la Comunidad.
(…) En 1915, se coronó la imagen del Niño Jesús de Praga por las manos de Fray Valentín Zubizarreta, entonces Obispo de Camagüey, con corona de Rey, Redentor y Pontífice, se bendicen la espléndida carroza y los bellos estandartes que expresan cada uno de los misterios de de la vida de Jesús Niño. En 1918 se imparte bendición al sagrario de plata que está en el altar, obra exquisita de talleres de Madrid. En 1922, se bendice la nueva imagen que ahora veneramos en el ara, también labrada en la capital española. En 1933, el gran tapiz de la Apoteosis del Niño de Praga que cumple el altar mayor en los meses de enero, completando la obra de otros tapices que revisten los muros de la Iglesia como expresión artística de la historia del dulce Infante, recibe también bendiciones(…) Que camagüeyano no recuerda un año de su niñez, en que marchó orondo, marcial, orgulloso, de casaca roja y pantalón blanco con amplia capa y botas de hule, portando alabarda a la vera del Niño de Praga? ¿Quién de adulto no se ya, no se emociona al escuchar los metales y tambores que ritman la marcha del ejército de párvulos, avanzada de la más linda procesión que preside la figura de Dios infante?(…) Autor de varias obras(…) Su primer libro: Guirnalda de Siemprevivas(1) es una dignificación sublime del espíritu religioso, que se eleva vertical en una literatura limpia de frivolidades(…) Por él, sabemos la historia de la Archicofradía del Niño Jesús de Praga, en Camagüey(2), con sus detalles minuciosamente analizados’.

(…) Optima fue su labor apostólica que en siembra constante recogió prodigios y exhúberos frutos. La consagración del Padre Elías se compensaba con resultados brillantes reconocidos por doquier. Prueba de reconocimiento fue fuer el nombramiento de Hijo Adoptivo que le confirió el Consistorio Municipal el 9 de Febrero de 1933 atendiendo sus dotes magníficas como forjador espiritual de la niñez camagüeyana. Pero hay otro título, no menos honrante que le brinda Camagüey: El Apóstol de los Niños(…) que florecía en cada labio de ciudadano…en el carácter del Padre Elías debió tener más conmovedora resonancia la exquisita y sencilla expresión popular, por su humildad, por ser igualmente sincera y no ceremoniosa(…)’

(…) Desde el retiro de su celda conventual, desde las naves del templo, el Padre Elías no solo hizo labor católica, ofrenda de caridad, ejemplo de superación; sino también forjó una gran parte de nuestra ciudadanía, en labor patriótica sublime, sabiendo, como escribió: ‘que la felicidad de los pueblos tiene por base el corazón y la inteligencia de los pequeñuelos’ y que ‘el fundamento de la vida humana se encuentra en la niñez’. No le complació solamente una rigurosa vida ascética, no le satisfizo por entero la perfección de su alma por la penitencia, y también atendió a la ninnez para edificar la felicidad de nuestro pueblo con bases de corazones puros, de inteligencias eminentes para hacer recio fundamento en la ternura infantil con una moral cristiana granítica, en que se asentara un ciudadano perfecto.

(…) Dios lo acunó en sus brazos para dormirlo eternamente, en la madrugada del 27 de Agosto de 1942, cuando fue llamado por El a su lado (…) sus obras quedaban como legado infinito. ‘Cuando muera, no me ofrenden flores, solo quiero que a mi sepelio vayan muchos niños’ fue el postrer del venerable religioso expresado a sus hermanos de Comunidad y amigos; fue lo único que reclamó como pago de 33 años de desprendimientos y bondades… No quiero, ni aún las flores del patio del Convento, prefiero que vayan muchos niños a mi entierro (…) Y así fue (…) No recuerdo más imponente manifestación dolorosa en Camagüey, (…) el féretro escoltado amorosamente cada minuto, a través del templo y nuestras calles por los fieles y ‘sus amados niños’.
Los recortes de la prensa de entonces nos dejan testimonio de las muestras más sentidas del pueblo todo. Distintas publicaciones citadinas y hasta el habanero Diario de la Marina se hicieron eco del lamentable deceso.

Como botón de muestra, dejamos al lector la nota del diario “El Camagüeyano’’, publicada en su sección Mundo Social, y con la firma del periodista y cronista social Alfredo Correoso Quesada:
Reposan ya en la tierra de su adopción, que tanto quiso… el santo sacerdote Fr. Elías de la Sagrada Familia… En medio de la inmensa pena que nos embarga a los que fuimos sus amigos, tenemos la satisfacción inmensa de ver que los camagüeyanos rindieron el tributo de cariño, el homenaje de amor que tanto merecía(…) La niñez camagüeyana pierde su máximo apóstol pues todos sus desvelos, se concentraban en encaminar a los niños por la senda del bien y de la más alta moral cristiana(…) Ese apostolado mantenido desde que llegó joven a Camagüey, hasta el momento de su muerte ha producido óptimos frutos en el seno de la sociedad y muy especialmente en el de la familia.
Un reportaje especial del ya citado autor Manuel de la Torre, era recogido por aquel mismo diario del Camagüey, que citamos igualmente, en atención a la rememoración de aquel suceso en sus detalles más singulares:
(…) A las exequias, iniciadas a las ocho de la mañana de ayer, concurrieron el Arzobispo de Santiago de Cuba, Mons. Zubizarreta y el Obispo de Camagüey con la casi totalidad del Clero. Las naves del templo estuvieron colmadas de un público acongojado, representaciones de todas las esferas sociales, prevaleciendo un incalculable número de niños. Junto al catafalco levantado ante el presbiterio las guardias de honor iban sucediéndose en grupos de doce niños cada vez.(…) terminadas las exequias solemnes, se inició el sepelio esperado por un público que llenó las aceras de nuestras calles. Abría la marcha la Banda Municipal; la Archicofradía del Ninno Jes;us de Praga con más de 300 niños ostentando sus distintivos en el pecho; las Asiladas de San Juan Nepomuceno y el Amparo de la Niñez; HH Oblatas; las niñas del Convento Mazarello, Alumnas y Ex Alumnas de las Teresianas, V.O.T del Carmen; el R.P. Juan de la Cruz Superior de los Carmelitas revestido de capa pluvial, con un grupo de sacerdotes; le seguía la carroza conduciendo los restos del Padre Elías escoltado por doce caballeros terciarios de la Virgen del Carmen y doce niños de la Asociación del Niño de Praga. Presidía el cortejo el Arzobispo de Santiago de Cuba, Mons. Zubizarreta, el Obispo de esta Diócesis Mons. Pérez Serantes, el Gobernador Provincial, doctor Octavio Pardo Machado, el Coronel López Jorge, Jefe del Distrito Militar, y una abigarrada y silenciosa multitud de incalculable número, marchaba con ellos.
Del propio cronista, pero esta vez en reseña del hecho para la emisora radial local CMJK, se añadían otros pormenores que en plan de cierre compartimos con el amable lector:
Honda pena causa esta desaparición en Camagüey (…) Por eso su sepelio tomaba la extensión de cuatro cuadras largas esta mañana. Muchos amigos que encontramos entre la multitud silenciosa y acongojada, nos mostraron sus recibos que le acreditaban una niñez cercana al P. Elías. Ese recibo era extendido al niño como socio de la Ass. Del Niño Jesús de Praga, aunque quien nos lo exhibiera, mostrara también una cabeza comenzando a canear. Allá en el cementerio, Pérez.
Serantes pronunció la oración fúnebre. Fue un momento difícil para S.E. por su carácter emotivo y por su condición de confesor del fenecido. ¿Quién mejor que Mons. Serantes podía conocer más profundamente el alma pura impoluta del P. Elías, de quien ha recibido por más de veinte años, las confidencias del confesionario? Por eso abundantes y sinceras lágrimas corrían por su faz, y la emoción dolorosa le anudaba las palabras en la garganta; y con él la concurrencia toda oraba y lloraba consternada (…)

 


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1. Le siguieron otros títulos: Guirnalda de Nomeolvides (1926); Sagrario del Niño Jesús de Praga (1939) dedicado a Mons. Zubizarreta con motivo de sus Bodas de Plata; y Guirnalda de Maravillas (1940) dedicado a los doctores camagüeyanos que en la niñez formaron coro de adoradores del Niño Jesús de Praga, intercalándose sus fotografías en número muy considerable.

2. Se establece la Asociación del Niño Jesús de Praga en el Convento de la Merced en Camagüey el 20 de Mayo de 1900. Fue Director de la misma el R.P. Fray Teodoro de San José, C.D.

Thursday, December 8, 2022

8 de diciembre: Inmaculada Concepción


El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción:
... declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles...
(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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