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Tuesday, April 8, 2025

"Archipiélago", una denuncia sobre el escenario. (por Wilfredo A. Ramos)



La reciente novena edición del Festival Internacional de Teatro Casandra, realizado en la ciudad de Miami, entre el 14 y el 23 de marzo, evento dedicado a la mujer, el cual se convierte en una fiesta de todas las artes donde la presencia femenina cobra total relevancia, contó entre sus invitados con participación de la actriz española Begoña Caparrós, quien se presentó con el espectáculo unipersonal “Archipielago”, trabajo que además fuera concebido y dirigido por la propia actriz.

Esta teatrista ha sido una constante impulsora de proyectos artísticos en diversos países de Latinoamérica, en Uganda, dentro del continente africano y en la ciudad norteamericana de California. Su formación se encuentra amparada por un Máster de Creación Teatral cursado en la Universidad Carlos III de Madrid, el cual fue dirigido por el destacado dramaturgo español, Juan Mayorga. Además es graduada del centro de formación actoral Meisner, en Barcelona, en el 2010, también cursó estudios dentro del sistema Laban Movement Analysis, que ofrece el Feldenkrais Movement Institute en Berkeley, California, en el año 2011.

La trayectoria de esta actriz radicada en Madrid, abarca igualmente, el cine, la publicidad y la televisión, habiéndose movido con su trabajo a través de todo el territorio español y presentado en festivales internacionales como Festival Temporada Alta de Montevideo, Uruguay y el FITA en Beja, Portugal. En su estancia africana, en Uganda fundó y mantuvo por varios años el proyecto de cooperación artística In Movement: Art for Social Change, en el cual trabajó con artistas locales y jóvenes en situaciones desfavorables.


Begoña Caparrós, se presentó en las tablas de Miami con un espectáculo de profundo contenido social y humano, donde el tema del hábitat adquiere frontal protagonismo, mostrando como los intereses de las grandes compañías inmobiliarias se desentienden de una de las necesidades básicas de todo ser humano; tener derecho a obtener una vivienda digna. Este delicado asunto, que se ha convertido en un mal de alcance mundial, que no mira las consecuencias de su desmedida voracidad, porque solo vela por obtener dividendos cada vez mayores, es tomado en esta pieza, de manera visceral, dando pie al desarrollo de diversas historias, donde diferentes personajes, a pesar de sus propias individualidades, terminan estando atados por la misma soga.


En su concepción, la dramaturga-directora-actriz propone una escenografía, donde pequeñas cajas pendiendo de cuerdas toman el significado de algunos de los apartamentos del viejo inmueble a derrumbar y desde donde cada uno de ellos irá proyectándose sobre la escena la tragedia de sus inquilinos. Con dichos elementos la actriz comenzará poco a poco -mientras cuenta sus historias- a levantar ante los ojos de los espectadores la imagen física del añejo edificio. A través de algunas piezas de vestuario o transformando el mismo, la actriz va dando vida a cada personaje, pero será por medio de sus respectivos zapatos que esos inquilinos van a lograr trascender y dejar su huella en el escenario. El trabajo técnico de la puesta -luces y sonido- cuenta con el eficaz apoyo de Jaime Mirraño, quien cuenta con una larga y sólida trayectoria en este campo.

La actriz, a partir de un personaje -una limpiabotas- asume la responsabilidad de ir contándonos la historia de estos seres, quienes conforman dicho pequeño y dramático universo. Es a partir de ahí, como desfilan ante nuestros ojos un inmigrante indocumentado, una mujer que vende su cuerpo y una anciana al borde de la demencia y que evoca a su esposo-amante que ya no está. Tal vez, a dicho desfile de personajes le falte la presencia de un trabajador, una madre con hijos, para encontrar una variedad de vidas no todas tan al borde del precipicio y traerla demás hacia nuestro entorno.

En su desempeño, la intérprete, que ya viene con este trabajo a cuestas desde algún tiempo, muestra una clara identificación con el mismo y con las historias narradas, incorporando a sus acciones una suave naturalidad que recorre la obra en todo momento. A pesar de encontrarse resfriada y afectada algo de la voz, producto de la humedad propia de esta ciudad de Miami, hablando con un tono algo bajo de voz y no pudiendo contener alguna que otra tos, la actriz, supo vencer dichos escollos, para sobreponiéndose a tal contratiempo ofrecer una actuación marcada por tono íntimo y coloquial.


Un aspecto a señalar al montaje, es el que siempre sale a la luz cuando un trabajo es producto de la autodirección: la necesidad de la mirada directriz externa, imprescindible en todo proyecto escénico. Esto se puede apreciar en los extensos momentos de silencio reiterativo, en donde la actriz va de un personaje a otro, cambiando o adaptando su vestuario y de igual modo en instantes mientras manipula elementos en escena. Con dichas situaciones, aparentemente, se trata de extender la duración de un texto que de igual forma resulta breve y más necesitado de desarrollar su contenido.


No obstante, el tema escogido muestra una importante doble intención que no puede escapar a la atenta mirada del espectador, primeramente dar un grito de denuncia hacia los vergonzosos desalojos motivados por fines de desarrollos inmobiliarios, como ya señalamos anteriormente, pero de igual manera el texto invita a pensar en el ‘desahaucio’ personal que sufren tantos individuos, provocados no solamente por razones económicas, sino también sociales, familiares y humanas. El teatro, además de entretener, es un medio donde se comunican ideas, se procura despertar conciencias, se lanzan denuncias, se invita a pensar, mostrando los comportamientos humanos con sus caras positivas y negativas, de ahí la importancia de no escatimar en temática alguna que nos provoque dialogar, pero recordando siempre que estamos en presencia de un medio artístico y no de un discurso.


Esta primera visita a Miami, ha servido para conocer el trabajo de una actriz, interesada en hablar de su tiempo y sus circunstancias, por lo que ha sido de gran interés su presencia, esperando el pronto regreso a nuestros escenarios.



Texto y fotos: Wilfredo A. Ramos.
Miami, abril 3, 2025.

Friday, April 4, 2025

Delirios de un autor por el escenario. (por Wilfredo A. Ramos)



“Si la gente quiere ver solo las cosas que puede entender, no tendrían que ir al teatro: tendrían que ir al baño”. Bertold Brecht.




Cada vez que el público se enfrenta a un espectáculo teatral, el resultado de dicho acto provoca que nuestros sentidos dirijan una mirada multidireccional hacia el espacio escénico que se abre ante nuestros ojos, dentro del cual van a converger variados aspectos que dan forma al hecho teatral. De lo anterior se desprende la complejidad que siempre acompaña a dicha manifestación per se, lo que conduce a que en su proceso creativo se vean involucrados una notable diversidad de personas, cada una de ellas con su muy definida dinámica artística, por lo que inobjetablemente el teatro tiene que ser considerado como un proceso de concepción coral.

En toda puesta de teatro hay tres aspectos que acaparan de manera directa a primera vista la atenta mirada de los espectadores, ellos son, el texto, la dirección y el desempeño de los actores, pasando a un segundo plano -aunque no dejen de ser importantes para el resultado completo del espectáculo- la escenografía, el vestuario, la utilería, las coreografías, las luces y la música. Claro está que lo anterior no funciona de forma siempre igual, ya que todo dependerá del tipo de espectáculo teatral que suba al escenario, el cual puede abarcar desde el trabajo de un solo actor sobre las tablas -el tan popular y socorrido económicamente monólogo o unipersonal- hasta las grandes producciones de teatro musical, incluyendo en ello al género lírico.

Pero si es cierto que esta manifestación depende de un esfuerzo de conjunto, hay un elemento que es la base, la columna que sostiene todo su diversificado andamiaje, el cual sin duda es el texto dramático. Partiendo de esta irrefutable razón nos encontraremos que el teatro es la única manifestación que se moverá entre dos disciplinas artísticas diferentes, naciendo como literatura para convertirse finalmente en arte escénico. Debido a ello es que, aunque el hecho teatral del que todo hablamos es aquel que vemos sobre las tablas, al momento de tomar en nuestras manos el texto y sumergirnos en su lectura, ya estamos penetrando en el fascinante mundo del teatro, manifestación que adquiere vida propia dentro de los escenarios.

Siendo producto de un origen eminentemente literario en primera instancia, el cual invita a ser disfrutado por medio de la soledad de la lectura, hay que destacar que al ser trasladado a las tablas -objetivo final de todo texto teatral- dicho traspaso, de un medio al otro, implica que este mantenga sus valores literarios originales intactos, ya que de ello dependerá en gran medida –sin dejar de tener en cuenta aspectos como concepción del montaje, dirección y actuaciones- la trascendencia que logre más tarde dicha obra teatral.

En momentos en que el texto dramático es descaradamente vapuleado por algunos directores de escena en nombre de la ‘libertad de creación artística’ y vemos cómo con total impunidad se toma cualquier obra teatral y se eliminan o agregan textos al gusto, se introducen tramas ausentes de la historia original, se cambia el género de la pieza, se incorporan o desaparecen personajes, dejando finalmente por tanto en muchas ocasiones un producto donde poco puede vislumbrarse del contenido e ideas volcadas por el escritor, hemos visto como muchos dramaturgos se han visto en la necesidad de convertirse en directores de sus propias obras, con la finalidad de verlas representadas tal y como ellos las concibieron. Tampoco podemos dejar de lado que esta necesidad de auto dirigirse ha venido avalada también por la cruenta realidad que representa el que cientos de obras de teatro escritas terminen guardadas en una gaveta u olvidadas en las páginas de en un libro -que apenas ni los propios teatristas se interesan en leer- ya que sobre los escenarios son llevadas las mismas obras una y otra vez, por el hecho de pertenecer a un autor con reconocimiento internacional, está de moda o como sucede bastante en nuestros tiempos, pertenece a una corriente ideológica determinada.


Lo hasta aquí comentando llega como pura reflexión, la que nos provocara haber asistido a la más reciente propuesta que del dramaturgo Eddy Díaz Souza, “Delirios”, subiera al miamense escenario de Artefactus Teatro, que durante tres semanas, entre el 14 y 30 del pasado mes de marzo, convocara a un público que cada vez con mayor asiduidad visita dicho espacio en busca, no solamente de su variada propuesta teatral, sino igualmente de la posibilidad de disfrutar de excelentes exposiciones de artistas de la plástica -como la que se mantuvo durante todo el mes, del destacado pintor de origen cubano Aizar Jalil- presentaciones de libros, recitales, homenajes a artistas, conversatorios, entre otra variada oferta cultural.

Souza, quien trabaja una y otra vez sobre cada uno de sus textos antes de sentir que están listos para subirlos a escena, no ceja en su empeño de procurar envolver al público en el aquelarre de emociones que suele provocar con cada una de sus propuestas. En la dramaturgia de este autor es común encontrar mezcla de géneros y estilos como forma de expresar la complejidad en la relación de los seres humanos y sus comportamientos ante los sucesos enfrentados en la cotidianidad de sus vidas. Igualmente el autor con ello, acude a un lenguaje visual de enorme riqueza, el cual le permite exponer ante el espectador un trabajo de profunda complejidad dramática, que obliga a una detenida lectura imágenes, acciones y hechos que desfilan por la escena.



De la misma manera, su obsesión por la imagen visual contribuye a que al trasladar sus textos a las tablas, el resultado sea un producto portador de muy precisos valores estéticos. Pero si este enfebrecido trabajo con el texto y la imagen no resultara ya de por si una señal de apasionamiento, su labor en la dirección de actores, forma parte de ese verdadero delirio que hemos señalado con anterioridad, llevando a que cada sujeto bajo su dirección logre abandonar su yo personal y absorba el espíritu del personaje.


Como director, Souza modela al actor con delicada exquisitez, como la de un escultor al trabajar el barro con sus manos, entregando un producto final bien procesado, complejo y minuciosamente detallado. Lo anterior conlleva a que cada intérprete al pasar por sus manos, logre desprenderse de vicios y esté dispuesto a abrirse a nuevas experiencias imprescindibles para su carrera, ofreciéndole herramientas de indispensable utilidad, aspecto este que no se encuentra presente en el trabajo de todo aquel que se asume como director de escena, situación que aunque lamentable es demasiado frecuente en nuestros días.

“Delirios”, texto escrito por Souza en el año 2017, guardado entonces y ahora retomado, es una obra donde los aires del teatro del absurdo recorren sus páginas, pero en el que igualmente confluyen otros géneros dramáticos como la comedia, la farsa y el teatro de la crueldad, guiado todo por una sutil línea de teatro psicologista. Este quehacer lo convierte en un verdadero tour de force para los actores y el público que disfruta de la obra, el cual no puede esperar ir detrás de un relato que muestre una sucesión de hechos de manera cotidiana, sino que tendrá que re-interpretarlos uno a uno, parai ir sacando sus propias conclusiones. En fin, es un teatro no solo para el disfrute sino también para pensar, una de las funciones que debe poseer el mismo.

Un aspecto interesante a señalar en esta obra, es que la misma se convierte en un homenaje -desde la ciudad de Miami lugar donde transcurre la acción- al teatro en general y al cubano en particular, nombrando títulos de obras, actores, directores, así como sucesos ocurridos en puestas dentro del ambiente teatral, trayendo a nuestra memoria aquel teatro que se hacía dentro de la isla durante las décadas de los años 50 y 60, en esas pequeñas salas teatrales que abundaban por toda la ciudad de la Habana, que fueron escenarios de recordadas producciones y grandes actuaciones, ya hoy prácticamente desaparecidas.


El elenco a cargo de los personajes en “Delirios”, estuvo encabezado por la actriz Belkis Proenza, en el rol de María Julia -pequeño reconocimiento a esa importante teatrista cubana que fue María Julia Casanova- quien da vida de manera deliciosa a la mujer que es el alma de la obra y la encargada de mover el género de la misma entre la comedia a la farsa, del absurdo a la crueldad. Su rol, el de una antigua actriz de papeles secundarios, ya retirada, es el encargado de ir haciendo referencia a los aspectos que en relación con el teatro se irán nombrando en el transcurso de la obra. El desempeño de la actriz estuvo marcado por una caracterización e integridad profunda, donde sus acciones, voz y proyección escénica no dejaron duda alguna de su compromiso con el espíritu del personaje. Su trabajo deja de manifiesto la madurez que dicha actriz ha ido alcanzando a través de su carrera, siendo capaz de enfrentar retos cada vez mayores.


Rei Prado, como Enrique, hijo de María Luisa o simplemente ‘Mama’ como es llamada durante toda la obra, presentado como actor de poco brillo y retirado también, es quien se presenta como la persona atrapada por su entorno, incapaz de romper las ataduras que él mismo le impone, pero deseoso a la vez de emprender nuevos rumbos. Su personaje marca el carácter claustrofóbico de la obra al desear salir definitivamente a través de una puerta hacia el deseado mundo exterior, pero que debido a sus miedos e inseguridades se ve imposibilitado de hacerlo. El actor, sorprende con un trabajo cuidadoso con su personaje, mostrando sus profundos conflictos internos por medio de un comportamiento farsesco. Su proyección escénica bajo control en todo momento, su buen decir y proyección adecuada de voz, nos hace recordar a ciertos personajes del teatro del dramaturgo francés, Moliere.


Después de haber sido visto recientemente en esta misma sala, en un anterior espectáculo, Alberto Menéndez, se nos entrega diferente, moviéndose entre las cuerdas del absurdo, el mimo, la postmodernidad y la danza. Actor con una excelente preparación corporal, conocedor de diversas técnicas de trabajo y con un gran dominio de la plasticidad en los movimientos, incorpora a Freddy, pareja romántica de Enrique, celoso y posesivo, conocedor de que es despreciado por la madre de este último, subrayando el carácter disparatado de dicha convivencia familiar. Su desplazamiento por el escenario nos remiten todo en todo momento al acto danzario, aportando a la puesta fluidez y movimiento.


Por último, Santiago Salas, actor colombiano, graduado de los cursos ofrecidos por el Adriana Barraza Acting Studio, en su primer papel como profesional, constituyó la sorpresa de esta puesta. El joven, que además posee formación como bailarín, incorpora a Roberto, taxista que es llamado por Enrique para lograr su empeño en abandonar la casa, se convierte en rehén de las acciones disparatadas del resto de los personajes. Su entrada a escena rompe con el anquilosamiento de los habitantes en dicho maltrecho hogar, con él la vida moderna actual penetra en un recinto anclado en tiempos pasados. Salas se entrega al siempre complejo quehacer de lo absurdo y la comedia, con seguridad, desparpajo, sin inhibiciones de actor primerizo.


A propósito de la concepción de esta puesta en escena, la misma cuenta con una sencilla y adecuada escenografía a cargo de Carlos Artime, el vestuario, muy teatral -con reminiscencias de cine mudo de los años 30 del pasado siglo- del propio Souza, la utilería de Aylin Silva y el maquillaje en manos de Vivian Morales, el cual trabaja sobre la idea de la máscara del payaso, acentuando con ello el también carácter lúdico de la obra. Por su parte la asesoría musical y vocal estuvo bajo la dirección de Oda Cardona y la producción general, como siempre, en manos de Carlos Arteaga.

Mención aparte merece la banda musical, que estuvo bajo la supervisión del propio director, donde se incluyen conocidos y magníficos temas como ‘It’s Now or Never’, de Elvis Presley; ‘Tango Nuevo’, por Roberto Vally; ‘Derniere Danse’, en versión instrumental a cargo del Cuarteto Amadeus y vocal por la cantante francesa Indila; ‘La valse des monstres’ y ‘Les jours tristes’, por Yann Tiersen; ‘Dance Me to the End of Love’ y ‘Take the Waltz’, del magistral Leonard Cohen y por último la cubana ‘Conga de los Hoyos’. Dichas interpretaciones musicales contribuyen a definir el carácter de cada acontecimiento y las intenciones de las acciones, formando parte del sub-lenguaje que atraviesa todo el espectáculo, enriqueciendo de manera complementaria su lectura.

A modo de conclusión, solo resta agradecer a Souza, por esta nueva propuesta para los escenarios de Miami y su continuado delirio por el teatro.



Wilfredo A. Ramos.
Miami, abril 3, 2025.

Fotos: Alfredo Armas/Arturo Arocha. 

Wednesday, March 26, 2025

Finaliza la fiesta teatral de Miami dedicada a la mujer. (por Wilfredo A. Ramos)


Entre los días 13 y 24 del presente mes de marzo se realizó una nueva jornada del ya habitual Festival Internacional de Teatro Casandra, el cual organizado por El Ingenio Teatro, agrupación que dirige Lilliam Vega, ha llegado a su novena edición y el está dirigido a celebrar la labor de las mujeres dentro del ámbito teatral, pero que en sí se ha convertido en una fiesta de reconocimiento a todas las mujeres dentro de las manifestaciones del arte en general.

Este encuentro, aunque hace énfasis en reunir a actrices, directoras y dramaturgas, abraza igualmente a pintoras, cantantes, artistas de la plástica, escritoras, fotógrafas, contando de la misma forma con la participación de artistas hombres que dedican sus obras al tema de la mujer.


El evento abrió -los días 13 y 14- en su sede principal, el Sandrell Rivers Theater, con la propuesta escénica de la agrupación teatral anfitriona, El Ingenio Teatro, quien con un texto del dramaturgo Adyel Quintero, “EVA”, bajo la dirección de Lilliam Vega, ofreció una obra que denuncia la tragedia existencial que vive la mujer cubana hoy en día bajo un régimen opresor que dura ya más de seis décadas, argumento necesario de ver sobre las tablas para tratar de concienciar al mundo de la terrible realidad existente en Cuba y que es tratada de ocultar por muchos medios informativos, organizaciones y demasiados artistas e intelectuales a nivel internacional.

Esta puesta que contó con las actuaciones de Ivanesa Cabrera, Simone Balmaseda, Dianet Conde, Fanny Tachin, Lilliam Vega, trajo el emotivo reencuentro con la destacada actriz, directora y maestra Flora Lauten, quien con una breve aparición en escena hacia el final de la obra, mostró el encanto de una excelente dicción y sabia interiorización de un texto dramático, características que definen el buen hacer teatral. La propuesta tuvo el asesoramiento coreográfico de Rubén Romeu y con música de Héctor Agüero Lauten, realizada esta como ya es costumbre, en vivo.


Durante estos mismos dos días de presentaciones, en el vestíbulo del teatro se inauguraron sendas exposiciones de obras pictóricas de la artista argentina Vicky López y el cubano Eick Olivera, con piezas que tenían a la figura femenina como protagonistas.


Para el domingo 16 el evento ofreció una doble propuesta teatral. A tempranas horas de la tarde en el propio Sandrell Rivers Theater se presentó la agrupación Antihéroes Project, con la obra “Las horas oscuras del Fénix”, con la participación de Belén Curiuni, Raydel Casa, Yusan Mulet y José Manuel Domínguez, este último también su escritor y director y la ambientación musical a cargo de Yamilet Pedro. Dicha propuesta teatral surgió como resultado de un trabajo colectivo que partiera de la realización de un taller de actuación dirigido por el propio Domínguez. En la noche, en Artefectus Teatro subió a las tablas la obra “Delirios”, con texto y dirección de Eddy Díaz Souza, contando con las interpretaciones de Belkis Proenza, Rei Prado, Alberto Menéndez y Santiago Salas, obra que continúa en temporada en dicho espacio hasta el 30 del presente mes. Ambas propuestas correspondieron a agrupaciones locales.


Como ha sido habitual en las realización de este evento, se efectuó el lunes 17 una actividad de carácter teórico la cual fue convocada bajo el título de ‘Teatro comunitario: desafío y oportunidades’, que tuvo la participación, como moderadora, de Loipa Alonso productora general del festival, así como Joel Almonó, pastor episcopal, promotor cultural y director del Festival de Teatro de Lawrence, Massachusetts, Flora Lauten, Madelyn Llanes, directora de los Centro Maters de Miami, escuelas para niños de familias inmigrantes con más de sesenta años de existencia y donde los integrantes de El Ingenio Teatro imparten un programa de arte el cual abarca todas las manifestaciones artísticas y Rosalba Rolón, actriz y directora puertorriqueña, fundadora del grupo Teatro Pregones con sede en el Bronx de New York y a quien estuvo dedicado esta edición del festival, en reconocimiento a su extensa y fructífera carrera, en función de la promoción cultural entre las comunidades hispanoparlantes en todo los Estados Unidos. La noche concluyó con un pequeño concierto de la agrupación musical Mala Hierba, que dirige Jorge Morejón.


La noche del Martes 18 entregó a los presentes en el festival un encuentro con la literatura dirigida a los más jóvenes de la familia, teniendo como primer participante al propio Adyel Quintero, asesor dramático de El Ingenio Teatro, quien presentó un interesante y útil texto bajo el título ‘Historias a responder las preguntas más difíciles de la vida de tu hijo’ (Stories to answer your child’s toughest questions in life), libro editado en ambos idiomas y que tuvo como presentador del mismo a su propio hijo Juan Lucas Quintero. A continuación la escritora y dramaturga cubana residente en la ciudad de Boston, Yanitsia Canetti, con gran locuacidad hizo un recorrido por toda su literatura dirigida al público infantil-juvenil y de quien la actriz Lili Rentería representara de manera excelente, derrochando histrionismo, la historia de unos de sus libros, “Completamente diferente”, trabajo que tuvo la dirección de Jorge Lorenzo. La conclusión del día estuvo a cargo de la Banda y el Coro del programa de educación artística del Centro Mater, quienes mostraron el entusiasmo conque se han entregado al disfrute del arte y de igual forma el arduo y constante trabajo de su maestros.


Desde Puerto Rico, el Miércoles 19, subió a escena la actriz Raquel Santiago Rodríguez, quien asumió la adaptación, dirección e interpretación de un unipersonal sobre la obra de Federico García Lorca “La casa de Bernarda Alba”, en una producción de L’Arcano Corporación Teatral; continuando el día siguiente -Jueves 20 el evento con la participación de la agrupación miamense Havanafama, con la obra “El viaje de la esperanza”, una adaptación del texto “Venecia sin ti”, del dramaturgo argentino Jorge Accame, en la que intervinieron los actores Jorge Ovies, Verónica Abruza, Rei Prado, Dairín Valdes, Dianet Conde y Osiel Veliz, bajo la dirección de Juan Roca.


El festival quiso rendir homenaje a una figura imprescindible para la historia del mundo artístico de Miami: Asela Torres, quien cámara fotográfica en mano ha recorrido los teatros y actividades culturales de la ciudad, dejando una excelente constancia del quehacer artístico durante los últimos cincuenta años y la que después de su retiro ha continuado siendo presencia, ahora como espectadora, en cuanto evento se realiza en nuestro entorno. Toda su obra fotográfica, la cual ha sido mantenida bajo una excelente clasificación y cuidado por parte de esta artista del lente, ha pasado a formar parte del archivo del Cuban Heritage Collection, de la Universidad de Miami, el archivo más grande y de mayor importancia, relacionado con el tema Cuba, existente fuera de la isla. Para dicho homenaje fue proyectado el documental ‘Duende en la sombra’ del realizador cubano Miguel Castanet, material que ha venido recorriendo el circuito internacional de festivales dedicados a documentales, donde ha sido premiado en eventos efectuados en las ciudades de Los Angeles y Paris.


Cerrando las presentaciones del festival el Viernes 22, desde Madrid, España, llegó el unipersonal “Archipielagos”, un trabajo que contó con dramaturgia, dirección y actuación de Begoña Caparrós, con la participación de voces grabadas de Ana María Marí Fuster y Javier Tolentino y en el trabajo técnico con la labor de Jaime Miñarro. Dicho espectáculo trata sobre un tema de urgencia global como es el de la oportunidad a una vivienda y al hecho de la desmedida ambición inmobiliaria que provoca constantes desahucios en edificaciones de cierta antigüedad con vistas a la construcción de nuevos y costosos proyectos, un espectáculo cargado de humanidad y denuncia.


Como colofón a esta nueva edición del Festival Internacional de Teatro Casandra, el Domingo 23 en horas de la noche, en los predios del conocido Centro Cultural Cubaocho de la Pequeña Habana, se realizó la clausura del evento con una gran fiesta que contempló la presentación de la cantante Sory Pérez y su banda, compuesta por magníficos músicos, quienes ofrecieron un variado repertorio de música tradicional cubana e internacional, con lo que se puso punto final a once días de encuentro con el teatro y la cultura hispana, lanzándose la convocatoria a la próxima realización del mismo, en el 2026, con el cual se llega a su décima edición, convirtiéndose por derecho propio en una gran fiesta de celebración de nuestra cultura en esta nación que con tanta calidez nos ha acogido.




Wilfredo A. Ramos.
Miami, marzo 26, 2025.


Tuesday, March 25, 2025

La mirada teatral de Nilo Cruz sobre la tragedia del no lejano Afganistán. (por Wilfredo A. Ramos)


Arca Images, la productora artística dirigida por Alexa Kuve, con sede en esta ciudad del Sur de la Florida, ha estado presentando en el escenario del Westchester Cultural Arts Center, entre los pasados días 6 y 16 del presente mes de marzo, una propuesta del dramaturgo cubano-americano Nilo Cruz, la que bajo el título de “Tres veces Cruz”, recoge tres espectáculos unipersonales a los cuales los une el tener como motivación para sus respectivos argumentos la temática de la guerra y vida en ese distrófico país asiático, que resulta ser Afganistán, el cual desde hace años se ha convertido en noticia producto de terribles combates, acciones criminales contra sus propios ciudadanos y por albergar organizaciones terroristas altamente extremistas que constituyen un gran peligro para sus propio país y el resto del mundo.

Este espectáculo, ya había contado con su estreno en esta ciudad en el año 2016, en el escenario del actualmente cerrado por reparaciones On Stage Black Box del Miami Dade County Auditorium -el cual esperamos verlo funcionando nuevamente en algún momento no demasiado lejano- dirigida también por el propio autor, pero bajo el nombre de “Farhad o el secreto del ser y otras obras”, tomando el título de uno de los tres monólogos que lo componen, siendo los otros dos “El viaje de la sombra” y “Melisma”. Con respecto al elenco de la actual temporada, dos actores repiten en escena -Andy Barbosa y Andrea Ferro-, mientras Carlos Acosta Milián, se suma a la puesta.

Cada uno de dichos trabajos fueron concebidos y estrenados en diferentes momentos y lugares. Por ejemplo “El viaje de la sombra” tuvo su estreno el 2013 en la ciudad californiana de San Francisco, contando con el acompañamiento de la Orquesta de Cámara de dicha ciudad; el de “Farhad o el secreto del ser” subió a escena por vez primera durante el 2014 como parte de un festival de monólogos en la ciudad de New York, llamado Inner Voice, mientras que “Melisma” vio la luz en el 2016, en Miami, formando parte del estreno de dicha trilogía dramática como espectáculo conjunto.

Cruz, quien a su labor como dramaturgo ha sumado además la de director de sus propias obras -situación que se ha convertido en un hecho muy común entre los dramaturgos de habla hispana para poder ver subir a las tablas sus obras- se propone, partiendo de trabajos individuales llegar a un espectáculo de concepción coral, debido a la manera en que el conjunto de los actores irán interaccionando dentro del momento individual de cada uno de ellos. Con esto, el director hace que los intérpretes no abandonen nunca el escenario, sino que unos sirvan para crear juegos escénicos de apoyo al lenguaje plástico de la puesta y como apoyo a las acciones del actor en su solitario diálogo.

Algo de arena sobre el piso, la cual remite al lugar geográfico al que se hace referencia en los distintos trabajos, con la que por instantes los actores entran en relación, tres pequeñas otomanas donde por momentos descansan los actores al no estar en acción y cuatro paraguas blancos, los cuales lo mismo apoyarán las imágenes evocadas en los textos, como servirán de soporte a modo de pantallas para proyectar imágenes sobre ellos, además de un vestuario base que se transforma ligeramente para destacar la caracterización de los actores en cada trabajo individual, sumado a un sobrio diseño de luces, crean la imagen visual de un espectáculo que no necesita de excesos para lograr su expresividad.


Respecto al primer monólogo que abre el espectáculo, “El viaje de la sombra”, a cargo de Andy Barbosa, este asume el rol de Marcelo Miguel, un niño que ante la ausencia de su padre, soldado que se encuentra participando en la guerra en Afganistán, desea ponerse en contacto con él a través de una carta, la cual no quiere que sea descubierta por sus amigos de escuela para que no vean sus lágrimas marcadas en el papel ni los dibujos que en la misma realiza, pero donde junto a ella, al ponerla dentro del sobre, se introducirá de manera subrepticia la propia sombra del infante, interesada, al menos ella, en poder llegar junto a su padre. A partir de esta hermosa historia llena de poesía y fantasía, se narran las peripecias de dicha carta en camino a su lejano y anhelado destino, hasta ser devuelta a su origen en manos del niño, sorprendiendo con un muy hermoso mensaje cargado de amor y tristeza a la vez. La acción transcurrida en escena, que podría ser tomada como una imaginativa narración infantil, se convierte en un profundo y humano mensaje que muestra el gran costo que representan los conflictos bélicos dentro del seno de la sociedad y en especial del familiar.

Barbosa con este trabajo, vuelve a mostrar su gran ductilidad en la creación de cada uno de sus personajes. El actor muestra con claridad al niño en escena –tal vez dejando salir ese lado de infante que trasluce tímidamente su propia personalidad- apropiándose no tan solo de la inocencia sino del comportamiento del mismo. La incorporación que realiza de algunos otros personajes indirectos que dan color a la historia, es algo que logra con precisión y economía de recursos, agregándole a los mismos una ajustada nota de simpatía, llevando la acción como si de un cuento infantil se tratara. Al final, el resultado de su labor queda definido tanto por la plasticidad en sus movimientos, su buen decir, como por el compromiso con el que se introduce en la piel y el alma del personaje. Dentro de la concepción y puesta en escena de este trabajo la música adquiere un papel muy importante, pues la misma fue concebida para guiar las acciones de la obra, por lo que para su estreno se contó con el acompañamiento de una orquesta de cámara. Sin duda alguna, a nuestro ver, el trabajo de mayor relevancia dentro del espectáculo en general.


El segundo monólogo en apropiarse de la escena es “Melisma”, interpretado por Carlos Acosta Milián, quien asume el rol de un soldado herido -con un brazo inutilizado- y que al parecer se encuentra en espera de poder ser rescatado del campo de batalla. La reacción en dicho personaje es supuestamente de delirio, producido este ante tal dramática situación, provocando el sacar a la luz sus experiencias vividas como actor dentro de un set cinematográfico o teatral, las cuales ahora confunde, mezclándolas con la peligrosa y desesperada situación en que se encuentra. En este trabajo, el dramaturgo procura fundir dos realidades en busca de crear un ambiente onírico que evade la realidad ante tal momento de incertidumbre humana, pero dejando indefinido el real mensaje del texto. El mismo título de dicho monólogo nos lleva a una evidente ambigüedad, sin nos centramos en el significado de la propia palabra ‘melisma’, la cual es un término que hace referencia a la ‘duración de varias notas musicales sobre una misma sílaba en la letra’ o a la de una ‘canción o melodía breve’, significado este último en cuanto a lo de brevedad- con el cual cabría si acaso, encontrar alguna relación.

El desempeño actoral de Milián en escena es coherente con el estado de ánimo que muestra su personaje, aunque dejando a la vista la ambigüedad del mismo. Su trabajo escénico además, se ve limitado a partir de cierto instante y hasta el final de la obra, producto de un innecesario trabajo escénico, marcado por la dirección, que lo obliga a tener que sujetarse el pantalón desabrochado con la única mano que tiene disponible -recordemos que el personaje se encuentra herido teniendo un brazo inmovilizado- reduciendo su movilidad, dejando al actor inmóvil y diciendo un texto poco expresivo, carente de emoción.


El espectáculo cierra con el monólogo “Farhad o el secreto del ser”, interpretado por la joven actriz Andrea Ferro, texto que tiene origen en eventos reales de los cuales el dramaturgo tuvo conocimiento por medio de la lectura de un artículo publicado en el New York Times, el cual trataba sobre las ‘bacha posh’, niñas que en países musulmanes, como Afganistán, son vestidas y tratados como varones con el fin que puedan asistir a la escuela, recibir una educación, así como poder realizar algún tipo de trabajo con el que puedan ayudar a sus familias, situación esta que cambia radicalmente llegada determinada edad donde se ven obligadas a asumir sus verdaderas identidades femeninas para ser entregadas en matrimonio, por sus propios padres, a hombres mucho mayores. Este trabajo se mueve dentro de un parco estilo de teatro musical, en el cual los textos serán dichos tanto cantados como hablados, pero adoleciendo de acción y prácticamente de movimiento, dando como resultado un espectáculo narrativo estático, que a pesar de la fuerte carga dramática de lo que dice, la falta de expresividad lastra en cierta medida su resultado.

Al ver este último trabajo nos vino a la mente que dentro del espectáculo hubiera podido tener cabida de igual forma un monólogo que hiciera referencia a la detestable realidad que sufren muchos niños varones en muchas zonas de países islámicos, como el mismo Afganistán, los cuales desde muy tempranas edades son comprados a sus familias y preparados como ‘bailarines exclusivos’ para actuar ante grupos de hombres, que además abusan de ellos sexualmente. Podría haber sido una excelente oportunidad de denunciar las terribles condiciones de vida que sufren niños, adolescentes y mujeres bajo estos regímenes autocráticos que rigen cada paso de sus sociedades por los designios dentro del mundo musulmán, de la religión islámica. De este modo, el espectáculo podría haber sido un gran grito de denuncia no sólo a las guerras, sino también a los acontecimientos y hechos que las provocan.

No podríamos finalizar sin mencionar el excelente trabajo que la música aportó a esta propuesta escénica, labor que estuvo en manos de Carlos Silva, Jose Mayito Aguilera, Mostafa Mchatet y Omar Herrera, quien a través de la utilización tanto de instrumentos conocidos como de otros de origen étnicos, logran brindarle a los tres monólogos un agradable ambiente sonoro, asi como el adecuado acompañamiento a los textos cantados.

Una vez más el teatro de Nilo Cruz sube a los escenarios de Miami, gracias al esfuerzo de Arca Images, con su diversidad de temas, su aguda mirada y su interés por mantener viva una manifestación artística que cada día se enfrenta a mayores retos para su supervivencia.



Wilfredo A. Ramos.
Miami, marzo 21, 2025.

Fotos cortesía de  Arca Images.
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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