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Wednesday, May 28, 2025

Celebrando la Dramaturgia y el Teatro Cubano Del Exilio. (por Wilfredo A. Ramos)



“El teatro ha de ser siempre, para valer y permanecer, el reflejo de la época en que se produce.” José Martí.




Como ha venido ocurriendo desde el año 2013 cuando dos inquietos teatristas cubanos viviendo en el exilio, decidieron que era tiempo ya de que el teatro realizado más allá de las fronteras de Cuba tuviera un día no solo de celebración sino también para hacerse escuchar, todos los 30 de mayo se ha venido celebrando el Día de la Dramaturgia y el Teatro Cubano Del Exilio.


Pedro Monge Rafuls, desde OLLANTAY Center for the Arts, junto a Eddy Díaz Souza, de Artefactus Cultural Project, uno desde New York, el otro desde Miami, fueron las personas que lanzaron dicha convocatoria, la cual recibió el abrazo de aquellos teatristas cubanos que aunque han vivido alejados de su tierra, han permanecido fieles a su origen, a pesar de haberse incorporado a otras culturas o hasta escribir en otros idiomas.

El que se haya sido escogido el 30 de mayo como día de celebración, no resulta de manera alguna un hecho fortuito, precisamente con dicha fecha se decidió honrar la memoria del destacado ensayista, crítico, investigador teatral cubano-americano y profesor emérito, José A. Escarpanter, fallecido ese día, pero del año 2011, en Auburn, Alabama, ciudad donde residiera desde 1982, donde fuera profesor de español en el Departamento de Lenguas Extranjeras de Auburn University, después de sus doce años de residencia europea, impartiendo clases de Teatro Español Contemporáneo y Literatura Hispanoamericana en la Universidad Complutense de Madrid.


Escarpanter, quien obtuviera un doctorado en filosofía por la Universidad de la Habana en 1957 con su tesis “El teatro en Cuba en el siglo XX”, fue siempre un pertinaz estudioso del teatro nacional, por ello no fue de extrañar, que una vez en el exilio, continuara con dicho interés, convirtiéndose así en el primer intelectual que se dedicara a investigar a profundidad el teatro cubano realizado fuera de la isla. Tal interés sin duda debió haber tenido como propósito, entre otros, ahondar en la visión que los dramaturgos lejos de su país de origen reflejaban en la escritura de sus obras. Igualmente, el investigador estuvo preocupado por la recepción que dicho teatro recibía por parte de un público que también formaba parte de esa gran masa exiliada, así como la manera en que tal manifestación iba incorporándose al tejido cultural y artístico en aquellos lugares donde se asentaba cual nuevo inquilino, siendo Miami el perfecto ejemplo como indiscutible capital de la diáspora cubana.

Dándole continuidad al importante legado dejado por José A. Escarpanter, es que los promotores de esta fecha se han volcado año tras año en hacer llegar el significado y valor de la misma hasta cualquier rincón del mundo donde se asiente un dramaturgo, actor, director de origen cubano, el cual se considere realmente exiliado.

Si hacemos tan marcado énfasis sobre la palabra ‘exilio’, ello se debe a la profunda diferencia existente entre los conceptos ‘exiliado’ y ‘emigrante’’. Aquella persona que a pesar de haberse radicado en otro país y se ve a sí misma solamente como alguien en busca de una mejor calidad de vida, sin entrar a valorar las condiciones políticas que le hayan obligado a abandonar su tierra, no podrá entrar nunca en la categoría de exiliado y lamentablemente dentro del ambiente artístico cubano residente en el extranjero, abundan muchos sujetos de esas características.

Lo anterior queda claramente a la vista con la casi inexistente posibilidad de ver obras de dramaturgos exiliados que suban a las tabas en nuestra ciudad de Miami, a pesar de que desde la década del sesenta del pasado siglo han estado arribando escritores de teatro a estas costas, lo que ha llevado a que muchos de ellos hayan desistido de continuar escribiendo para el escenario, dirigiéndose hacia otros géneros literarios.

Sin temor alguno podemos decir que dicha situación ha venido influyendo negativamente sobre el teatro cubano concebido en Miami -aunque también en otras partes donde radican teatristas cubanos- observándose cada vez con mayor asiduidad como textos de autores dramáticos que residen o han fallecido dentro de Cuba, así como de aquellos, que a pesar de vivir en diversos países pero sin romper sus estrechas relaciones con las mismas instituciones culturales cubanas que no permiten que las obras de los autores exiliados puedan subir a los escenarios de la isla y hasta montando sus obras en ellos, puedan verse con demasiada frecuencia sobre las tablas de esta ciudad de Miami. Claro está, que aunque tal situación se ha desbordado en la actualidad, hay que señalar que entre los directores asentados desde hace bastante tiempo en nuestra comunidad, contamos algún que otro que ha tenido por norma ignorar la dramaturgia cubana escrita por estas tierras y acudir a llevar a los escenarios casi absolutamente las de aquellas otros lares..

Precisamente ante esta nada agradable realidad que golpea hoy en día al teatro cubano concebido en el exilio, es que se hace de obligada atención tanto las ideas de José A. Escarpanter a través de sus investigaciones, ensayos y críticas al respecto, como los esfuerzos de Monge Rafuls y Díaz Souza por mantener presente y con vida la premisa de este hecho artístico, mediante la declaración de un día preciso, el cual se convierta en celebración y fiesta para todos aquellos que lo mismo con su escritura, que con su trabajo sobre las tablas, tratan de honrar a esta parte del teatro cubano, el concebido desde la distancia, la nostalgia, el reencuentro con una patria libre.


Como parte de esa preocupación por mantener presente el trabajo de estos creadores teatrales, en el año 2023 se crea el Archivo Digital de la Dramaturgia Cubana del Exilio, tarea que lleva también la firma de Pedro Monge Rafuls y Eddy Díaz Souza, con el cual se pretende documentar, preservar y promover el corpus de esta dramaturgia, dentro del cual se incluyen catálogo de obras, relación de autores, registros visuales y sonoros, artículos, críticas y documentos relacionados. Esta valiosa herramienta nace a partir de la escritura del diccionario “Quién es quién en la dramaturgia cubana”, texto imprescindible para conocer a todo aquel cubano -sin importar el momento o lugar donde residiera- que ha transitado por el mundo de la escritura teatral, libro que ha llegado a nosotros gracias al meticuloso proceso de investigación llevado a cabo por Monge Rafuls –figura sin duda imprescindible dentro de nuestra dramaturgia y la investigación teatral, no solo de Cuba sino de la de todo el continente hispanoamericano- que en este preciso mes de mayo llega a su primer año de editado, encontrándose disponible para todos los interesados en Amazon.


En esta nueva ocasión, estaremos celebrando el Día de la Dramaturgia y el Teatro del Exilio, desde el próximo día 29 cuando en el canal de Youtube de Artefactus salga al público el video que recoge el homenaje dedicado a la actriz Daisy Fontao, con el cual se celebrara tal fecha el pasado año 2024, para entonces el día 30, desde la sede de Artefactus Cultural Project, en la barriada de Kendall, reunirnos para rendir tributo a la carrera sobre los escenarios de Jorge Ovies, actor de larga trayectoria, desde sus inicios en la habanera sala Hubert de Black, quien a lo largo de los años ha sido figura constante en las tablas de nuestra ciudad.

Que nuestro recuerdo y homenaje alcance a estos teatristas cubanos que desde lejanas fechas en el siglo XIX, llevaron su arte a las tablas de ciudades como Tampa y New York, cobijando igualmente en un cálido abrazo a todos los que posteriormente nos abrieron el camino de este exilio teatral que va resultando infinito.


Feliz "Día de la Dramaturgia y el Teatro Cubano Del Exilio."





Wilfredo A. Ramos.
Miami, mayo 27, 2025.

Monday, May 26, 2025

Humberto Castro, el andar del artista hacia la infinitud. (por Wilfredo A. Ramos)


“... caminante, no hay camino, se hace camino al andar...” (Antonio Machado).


Las artes plásticas cubanas han tenido a través del tiempo el privilegio de poseer un gran número de destacadas figuras que han integrado el importante catálogo del arte nacional, muchas de ellas han disfrutado la posibilidad de que sus obras hayan trascendido más allá de sus fronteras, viéndose expuestas en galerías, museos y colecciones particulares alrededor del mundo.

Como en cualquier país, para hablar del origen de esta manifestación debemos remontarnos al arte realizado por lo originarios pobladores de la isla, en nuestro caso antes de la llegada de los españoles -período conocido como Precolombino- en el cual se desarrolla la alfarería, la escultura y la pintura propia de dicha civilización, la cual debido a su bajo nivel de evolución social, ha dejado muy escasas muestras de su existencia. Con el asentamiento de los europeos en estas tierras, entre los siglos XVI y XIX, se introdujeron variados y diversos estilos dentro de la creación artística -barroco, neoclasicismo, romanticismo, realismo- llegando a un siglo XX, donde fuera ya del control español y dando paso a una más directa interacción con el vecino Estados Unidos, el arte cubano se va abriendo a las corrientes artísticas provenientes del contexto internacional, llegando a nuestras costas la diversidad de las vanguardias europeas.

Si bien durante todo este tiempo de formación, crecimiento y establecimiento de la nacionalidad cubana, las artes plásticas contaron con la presencia de artistas extranjeros asentados en el país, al mismo tiempo surgieron creadores nativos que contribuyeron a la formación de un arte completamente de origen local. Desde José Nicolás de Escalera, primer pintor cubano del que se tienen noticias en el siglo XVI, creador de la pinturas murales que decoraran las paredes de la Parroquial de Santa María del Rosario, llamada Catedral de los Campos de Cuba, hasta los numerosos artistas cubanos que en la actualidad trabajan tanto dentro de la isla como en cualquier rincón del mundo, las artes plásticas cubanas no han dejado de sorprender por su variedad estilística, su creatividad, su convergencia, su sentido de adaptación e incluso hasta su adelanto en el tiempo.

Una muestra de la importancia que tomaran las artes plásticas dentro de la vida cultural cubana recae en la fundación en el año 1818 de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, teniendo como su primer director al artista francés Juan Bautista Vermay, la cual abrió sus puertas en el convento habanero de San Agustin, donde se impartirán clases de dibujo y pintura de manera gratuita, siendo ésta la segunda institución de su tipo en hispanoamérica después de la Real Academia de San Carlos, inaugurada en 1783 en Ciudad de México.

“San Alejando”, nombre abreviado y como es conocida en la actualidad, tuvo además de sus tres primeros directores franceses Vermay, Leclerc de Baumé y Mialhe- a otros provenientes de Italia como Hércules Morelli y el salvadoreño Juan Francisco Cisneros Guerreo, teniendo entre los cubanos a destacadas figuras como Armando García Menocal, Leopoldo Romañach, Esteban Valderrama, Domingo Ramos, Carmelo González, Florencio Gelabert y Juan Sánchez.

Muchos de los más reconocidos artistas de la plástica cubana de diversas generaciones pasaron por las aulas de dicha institución, tales como el propio Armando Menocal, Miguel Melero, Guillermo Collazo, Domingo Ravenet, Fidelio Ponce de León, Cundo Bermúdez, Wifredo Lam, René Portocarrero, José Mijares, Víctor Manuel, Agustín Cárdenas, Jorge Arche, Juan José Sicre, Eduardo Abela, Antonia Eiriz, Mario Carreño, Amelia Pelaez, Servando Cabrera, Raul Martínez, Rita Longa, Tomás Sánchez, Flora Fong, Roberto Fabelo, Aldo Menéndez, Consuelo Castañeda, Arturo Cuenca, José Bedia, Rocío García, Rubén Torres Llorca, José Franco, Gustavo Acosta, por solo mencionar algunos de los muchos nombres que nos vienen a la memoria, haciendo la lista extremadamente extensa pero satisfactoria para las artes plásticas cubana.


Precisamente dentro de la amplia nómina de notables representantes de la plástica nacional que han desfilado por las aulas de este prestigioso centro, no se podría dejar de mencionar al artista Humberto Castro, de quien el pasado 9 de mayo hubo de estrenarse, dentro del ciclo de Cine Cubano que dirige el crítico e investigador Alejandro Ríos en el Koubek Center, espacio perteneciente al Miami Dade College, el documental “The Walker” -El Caminante-, abarcador de su vida y obra, el cual fue realizado por Raul Francisco Dorticós. En esta presentación además, el Alcalde de la ciudad de Coral Gables, lugar donde reside el artista, le otorgó a éste una medalla a manera de reconocimiento por parte de dicha ciudad, siendo igualmente la oportuna ocasión para el reencuentro con amigos, colegas y compañeros de estudio, quienes se dieron cita celebrando así la fructífera carrera del artista.


Castro, que también cursara estudios en el Instituto Superior de Arte de la Habana (ISA), fue miembro del Taller Experimental de la Gráfica, lugar por donde han desfilado notables creadores de la isla, formando parte entre 1982 y 1985 de Hexágono Equipo de Creación Colectiva, agrupación integrada además por los artistas Consuelo Castañeda, Sebastián Elizondo, Antonio Eligio Fernández (Tonel), Abigail García Fayat y María Elena Morera, siendo todos ellos pioneros en la creación de instalaciones y performances basados en la naturaleza, pero poseedores de un carácter efímero, los cuales quedaban registrados mediante la fotografía. Estos trabajos repercutieron en el ambiente artístico del momento debido al plural uso de técnicas, llegando con sus obras a alcanzar el teatro y el cine.

Después de reiteradas negativas por parte del régimen cubano que le impedían poder cumplir con invitaciones realizadas por instituciones extranjeras con las cuales exponía o participaba en concursos internacionales, Humberto Castro tiene la oportunidad de hacerlo y es entonces que para 1989 decide exiliarse en París, ciudad donde casi de inmediato encuentra un lugar como joven artista, deslumbrando al siempre difícil mundo cultural francés, exponiendo en importantes galerías, ofreciendo conferencias sobre arte cubano, recibiendo excelentes críticas y siendo cobijado por importantes personalidades del mundo de la cultura gala. En 1999 decide mudar su residencia a los Estados Unidos de América, radicando desde entonces en la ciudad de Miami.


Con su obra, Castro ha participado en exposiciones personales y colectivas en Cuba, Canadá, Francia, Estados Unidos, Puerto Rico, Yugoslavia, Reino Unido, Noruega, Italia, Venezuela, Brasil, Nicaragua, Polonia, formando también su obra parte de colecciones tanto privadas como de diversos museos alrededor del mundo. En cuanto a reconocimientos por su trabajo, ha sido merecedor de premios por su obra gráfica en certámenes realizados en Cuba, Puerto Rico y Polonia, así como el premio Toison d’Or en París. Como es de suponer, la ciudad de Miami ha tenido el privilegio de disfrutar, en no pocas ocasiones, de exposiciones personales del artista, lo cual hace que los amantes de las artes plásticas en esta ciudad puedan mantenerse al tanto del desenvolvimiento de su trabajo creador. Su obra además ha sido recogida en diferentes publicaciones tales como Traces of Migrations, Humberto Castro: Draw-Wings, Pies secos pies mojados, Humberto Castro New Cities, Humberto Castro Contemporary Fables, y The Hunter, The House and The Bait.


Humberto Castro forma parte de una generación de artistas de la plástica cubana que en su mayoría abandonaron el país, alcanzando todos algún tipo de reconocimiento internacional, asumiendo una actitud crítica hacia el sistema socio-político implantado en la isla, lo que dió lugar a que durante mucho tiempo las obras de todos ellos estuvieran vetadas de las paredes en la muestra permanente de Arte Cubano perteneciente al Museo Nacional de Bellas Artes del país, provocando con ello un desfase, un salto epocal en dicha exhibición dejando un vacío entre las década de los setenta y los noventa -del pasado siglo- al dejar fuera los año ochenta. Esta lamentable situación de censura de carácter político fue atenuada años después al ser forzada por algunos expertos, cubriendo al fin dicho espacio de tiempo con obras de algunos de estos artistas, aunque otros continuaron vetados. Dichas obras entonces, fueron promocionadas bajo la denominación de “La generación perdida”, nombre que deja en evidencia el rencor hacia los mismos, producto a sus personales decisiones de abandonar el país.


En el citado documental dedicado a este artista, se recogen de manera amplia todos los aspectos de su vida, tanto dentro de Cuba, como en su estancia europea y la actual aquí en Miami. Castro que es un obsesionado en guardar de manera minuciosa todo tipo de información que lo implique, le entrega al realizador de este material un amplio espectro de fotos, videos, a la vez que habla en primera persona de sus propios acontecimientos de vida. Es así como conocemos acerca de su familia, sus abuelos, los logros alcanzados por sus padres y las terribles consecuencias al vivir bajo el régimen comunista implantado en la isla, situación que marcara al artista hasta el día de hoy.

Es de agradecer que en este material Castro dedique algo de su tiempo -rindiendo algún tipo de homenaje- para hablar acerca de su paso por la Academia San Alejandro, mostrando sus aulas, sus pasillos, sus compañeros, sus profesores, y dentro de estos últimos, en especial mostrarnos a un ser humano que marcara intelectual y artísticamente a todos los que por sus clases de Historia del Arte pasamos, nos referimos a Antonio Alejo, graduado él mismo de la propia institución, imprescindible educador de infinidad de artistas, hombre de extremada educación y cultura obtenidas en instituciones europeas, estadounidenses e hispanoamericanas, figura lamentablemente poco valorada, sumergida como otras muchas en el olvido oficial. De igual manera podríamos apuntar a que el documental le ofrece un merecido tributo de recordación a otro creador: Arturo Cuenca, colega, compañero de estudios, amigo, figura de gran reconocimiento tanto artístico como social, querido por todos quienes tuvieron en algún momento contacto con él y de quien incluso, a través de desarrollo de este material, se muestran imágenes de sus pasos andando por diferentes espacios públicos -evocando igualmente su distintiva inquietud- escenas que formaron parte de un trabajo de Video-Art realizado por Castro un tiempo atrás, el cual tenía por nombre precisamente  "The Wolker". 


Durante aproximadamente 1 hora y 10 minutos de duración, este trabajo nos revela cada una de las etapas por las que el artista ha pasado a través de su trayectoria, lo cual en el caso de su pintura a transitado, en cuanto a la utilización del color se refiere, por el uso del blanco y negro en alguna etapa, el predominio de verdes y azules en otra, alguna mucho más colorida y otra con predominio de los tonos tierras. Con respecto a los temas a tratar, uno acapara la mayor parte de su obra, aunque sin llegar a convertirse en absoluto, no referimos al del exilio, el cual marca al artista de forma profunda. En sus obras dicho tema es procurado mediante imágenes sugerentes en juego con la realidad, donde la imaginación se abre paso por medio de ambientes en los que la magia del absurdo se entremezcla con la de la denuncia política. La figura humana casi siempre presente en sus obras, mostrada a través de un insinuante dibujo de firmes líneas, no estará exenta de cierta sensualidad. Así mismo el rico mundo de la cultura afrocubana se evidencia en su obra otorgándole pertenencia de origen a la misma.

La creación pictórica de Castro, asumida siempre con gran lirismo, evidencia el gran predominio que el dibujo ejerce sobre el color, quedando demostrado en la riqueza que aquel le imprime a la obra en su totalidad, evidenciado por medio de un trazo firme y una poderosa técnica. De la misma forma sus trabajos en muchos casos reflejan el estilo expresionista, que aunque más marcado en su primera etapa, se ha mantenido ocasionalmente en su obra. Por otra, en cuanto a su preocupación temática, no podemos dejar de mencionar que en parte en ella el artista ha indagado en conceptos filosóficos al acudir a antiguos mitos de la cultura griega, los que vincula con la trascendencia y la vida cotidiana del ser humano. El mar con sus seres vivientes, incluidas sugerentes mitológicas sirenas caribeñas, es otro de los temas que recorre la obra de este creador, lo que evidencia su pertenencia insular, aspecto que mucho define a los nacidos en estos lugares geográficos.


Este documental igualmente muestra la inquietud creativa del artista, quien transita no sólo por los caminos de la pintura sino además por los de la cerámica, la escultura, el dibujo, la instalación, el performance, el mural, la fotografía, logrando que en cada uno de estos medios se mantenga presente la cohesión de su lenguaje estilístico y su indiscutible discurso cargado de resonancias políticas. De la misma forma en este recorrido por la obra y vida de Humberto Castro se puede apreciar la efervescencia cultural que vivió la Habana de esa década de los años ochenta del pasado siglo XX, donde los jóvenes creadores, aupados por el acceso a una mayor información de lo que sucedía en el ámbito internacional, producto a cierta aparente apertura social por parte del régimen de la isla, se lanzaron de manera vertiginosa hacia nuevas, insospechadas e inconcebibles propuestas artísticas, las cuales en muchos casos resultaron de total enfrentamiento conceptualmente ideológico y por las que tuvieron que pagar el precio de su arrogancia, hecho que fuera el detonante para que cada uno de ellos fueran buscando escape hacia una libertad de creación y vida que en su lugar de origen le era negada.

Si el objetivo de esta trabajo audiovisual estaba comprometido en mostrar al público la trayectoria artística de Humberto Castro, el documental por sí mismo se convierte en una obra de arte, debido a la manera en que su realizador, Raul Francisco Dorticós, supo plasmar y cohabitar videos ya realizados, fotos, entrevistas y las propias palabras del artista en conversaciones de trabajo entre ambos en la preparación del material, todo ello plasmando en imágenes de una plasticidad y belleza sorprendentes. Resultando esta su primera incursión en el mundo fílmico, Dorticós quien desde temprana edad dirigió su aprendizaje hacia el mundo del arte, transitando primero por el camino de la música hasta llegar al de la fotografía, universo que lo atrapara por completo, se entrega a la búsqueda de diversos rumbos en la expresividad y experimentación del universo fotográfico, como por ejemplo los obtenidos mediante el fotografiar objetos sumergidos en agua, llegando de esta manera a obtener imágenes que ofrecen la connotación de encontrarnos frente a pinturas de estilo impresionista, o también mediante la superposición de objetos para así crear sentido de movimiento e ilusión de una transferencia temporal. Con todo este aval artístico, el fotógrafo con el presente trabajo documental, inicia sus pasos con precisión, búsquedas y belleza en el mundo de la cinematografía, el cual pudiera convertirse en su próximo universo a indagar.


Que el título escogido para darle nombre a este documental haya sido “The Walker”, como hemos señalado al principio de estas líneas, no tendría que resultarnos un hecho insólito, pues el mismo recoge con claridad el constante ímpetu por hacer camino que envuelve la obra de Humberto Castro. De la misma forma agradecemos que dicho repaso a través de su obra, motive la realización de futuros materiales que al igual que este sirvan para resguardar en la memoria el trabajo de todos los artistas cubanos del exilio.



Wilfredo A. Ramos.
Miami, mayo 26, 2025.


Tuesday, May 20, 2025

Grand Prix Dance Open America 2025, fiesta de la danza en Miami. (por Wilfredo A. Ramos)




“Si hubiera podido decirlo, no tendría que haberlo bailado”. Anna Pavlova.




Nuevamente la ciudad de Miami acoge un evento que poco a poco ha ido creciendo en cantidad y calidad de participantes y con el cual dicha urbe continúa ofreciendo la posibilidad de ser sede de actividades de carácter cultural de mayor rigor y reconocimiento internacional. Este es el caso de la quinta edición del Grand Prix Dance Open America, el que bajo la dirección general y artística de Deborah Márquez, junto a una junta de directores integrada por Daryl Gray, Dennis Nahat, Anlin Li y los promotores regionales Eduardo Galguera y Gino Labate, han logrado la materialización de un concurso internacional de ballet, en momentos que otros de gran prestigio y antigüedad, como el de Varna, en Bulgaria -que fuera el primero de todos- han desaparecido ante problemas de financiamiento y desinterés de autoridades y patrocinadores.

Cada año para la realización de este evento, se llevan a cabo varios encuentros regionales los cuales tienen por sede a España, Portugal, Puerto Rico, Estados Unidos, añadiéndose recientemente Taiwán, donde después de una rigurosa selección son escogidos aquellos jóvenes estudiantes de ballet entre los 8 y 19 años de edad, así como profesionales entre 20 y 24, quienes tendrán la oportunidad de competir por alguno de los premios, en las diferentes categorías, que alberga dicho concurso. En esta ocasión participaron jóvenes bailarines provenientes de Italia, España, Puerto Rico, Portugal, Canadá, Colombia, Hungría, Taiwán, México, Bulgaria, Brasil, Suiza, Panamá, Inglaterra y Estados Unidos.

El jurado ha estado compuesto por destacadas figuras del ámbito internacional de la danza, estando integrado en esta oportunidad por Anlin Li, Trinidad Vives, Rainer Krenstter, Paul Seaquist, Lorena Feijóo, Dennis Hahat, Maximiliano Guerra, Daryl Gray, Telmo Noreira y Gino Labate. Desde la edición del 2022, la organización del evento ha decidido otorgar un reconocimiento a la trayectoria de toda una vida -Lifetime Achievement Award- a importantes personalidades del mundo de la danza, el cual ha recaído en Ben Stevenson, 2022; Cynthia Harvey y Robert Barnett, 2023; Laura Alonso y Vladimir Malakhov, 2024.


Para el presente año 2025, dicho reconocimiento le fue otorgado a Natalia Makarova, gran bailarina rusa, la cual cursara estudios en la mundialmente Academia Vaganova de Ballet, entrando a formar parte del prestigioso Ballet Kirov, de Leningrado -hoy San Petersburgo- para en 1970, durante una presentación de dicha compañía en Londres, solicitar asilo en dicha ciudad, pasando rápidamente a integrar las filas del American Ballet Theater, en los Estados Unidos. Su presencia fue exigida en muchas de las más prestigiosas agrupaciones danzarias a nivel internacional, tales como el Royal Ballet, London Festival Ballet, Ballet Nacional de Canadá, Ballet de la Opera de París, Stuttgart Ballet, Ballet Real Danés, Ballet del Siglo XX de Maurice Bejart o Ballet de Marsella de Roland Petit. Para 1989 regresa por primera vez a bailar con el Ballet Kirov, acontecimiento que fuera recogido en un material fílmico. Ha protagonizado obras de reconocidos coreógrafos tales como Tudor, Petipa, Balanchine, Petit, Mc Millan, Bejart, Cranko, Ailey, Robbins, entre otros.

En 1965 recibe su primer reconocimiento internacional al obtener la medalla de oro en el Concurso Internacional de Ballet de Varna, en Bulgaria. Por su también exitosa trayectoria por los escenarios de Broadway y Londres, fue reconocida con diversos premios por su trabajo en el musical “On Your Toes”, obteniendo un Tony Award for Best Actress en un musical, el Drama Desk Award Outstanding Actress, el Lauren Oliver Award for Best Actress y el Theater World Special Award. También ha sido galardonada con el Premio Anna Pavlova, en París.

La presencia de la Ballerina Assoluta Natalia Makarova, en esta edición del Grand Prix Dance Open America, ofreció además la oportunidad para que la artista dictara clases magistrales y correcciones a los muchos jóvenes estudiantes y bailarines presentes en el evento, aportando su experiencia para de esta manera enriquecer el nivel de un evento, que dentro del amplio diapasón de los mismos alrededor del mundo, va apropiándose por derecho propio del ámbito danzario.


Una vez transcurridas las agotadoras y extensas sesiones del concurso, la gala celebrada en sábado 10, en el escenario principal del Dennis C. Moss Center Cultural Arts Center, hermoso y confortable complejo teatral que se levanta al sur de la ciudad de Miami, ofreció una muestra de algunos de los más destacados trabajos presentados durante la competencia, entre los cuales se pudieron disfrutar tanto de participaciones en solos, parejas y grupos, en las categorías de ballet clásico como en contemporáneo, en las diferentes categorías de edades incluyendo también a profesionales.

Como aspectos a destacar dentro de dicha gala, debemos mencionar que la misma abrió con una participación de todos los presentes en la misma bajo una dinámica y coherente coreografía del artista Telmo Moreira, para acto seguido brindar la participación del joven Roberto Williams Nicolau, de la escuela del ballet de Houston, con la variación de Frankz del Acto III del ballet Coppelia, quiera fuera el merecedor del Grand Prix de la edición del 2024, mientras que el final del espectáculo estuvo a cargo de la pareja formada por Taylor Naturkas y Renan Cerdeira, ambos bailarines invitados del Miami City Ballet, quienes interpretaron el pas de deux del ballet Las llamas de París, regalando de esta forma un excelente cierre a la noche.

Una vez más la danza a nivel mundial estuvo de fiesta, mostrando a la ciudad de Miami como una excelente anfitriona para cualquier tipo de evento de carácter cultural que desee asentarse en ella, pero al mismo tiempo dejando un sabor amargo, como lamentablemente ya es costumbre en nuestro ámbito, producto al casi inexistente apoyo de los medios de difusión -prensa plana, radio, televisión, y creadores de internet- así como de instituciones y posibles patrocinadores locales, ante su acostumbrada falta de compromiso con la promoción de las actividades de verdaderos valores artístico-cultural.


Culminada esta nueva exitosa edición del Grand Prix Dance Open America 2025, sus organizadores se aprestan desde ya a descontar el tiempo regresivo hacia su próxima cita del próximo año, donde con seguridad de podrá disfrutar de un evento que continúe su labor en aras de promover la dedicación a esa hermosa y esforzada manifestación artística que se expresa en toda su vitalidad a través del movimiento.




Wilfredo A. Ramos.
Miami, mayo 17, 2025.

Wednesday, May 7, 2025

Una "Yerma" marchita sobre el escenario. (por Wilfredo A. Ramos)


“...y cuando paso por lo oscuro del cobertizo mis pasos me suenan a pasos de hombre.” (Yerma, acto II, cuadro II).



El pasado mes de abril, la compañía teatral Havanafama, bajo la dirección de Juan Roca, subió a las tablas de Artefactus Teatro la obra “Marchita”, una versión, bajo la firma de Erom Jimmy, de la conocida obra de Federico García Lorca, “Yerma”. Con esta propuesta suman cuatro los títulos del autor granadino -”El Público”, “La casa de Bernarda Alba” y “Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín”- que dicha agrupación incorpora a su repertorio.

Federico García Lorca (1898-1936), es sin duda alguna una de las figuras más destacadas de la literatura española del siglo XX, integrando un grupo muy variado e importante de escritores dentro de la llamada Generación del 27. Su obra incluye prosa, poesía y teatro, siendo esta última por la que ha sido más conocido y aclamado mundialmente. Desde su primera obra teatral “El maleficio de la mariposa”, escrita en 1920, hasta su última e inacabada pieza “Comedia sin título”, de 1936, su dramaturgia cargada de simbología, transcurre a través de un marcado ambiente poético, el cual no obstante se mueve entre sugerentes espacios míticos y un posible realismo trascendental, donde el autor indaga sobre puntuales problemas existenciales que con su atenta mirada extrae de su propio entorno.

Dentro de la obra dramática lorquiana, los estudiosos han centrado su mirada en tres de ellas – Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba y Yerma- para agruparlas en lo que han llamado ‘trilogía de la tierra’, ya que las mismas comparten el ambiente rural andaluz, sumergiéndose en temas tales como la represión, la pasión, la frustración y la muerte, teniendo a la mujer como protagonista indiscutible.


“Yerma”, denominada como ‘poema dramático’ por su autor, obra que nos convoca, fue estrenada el 29 de diciembre de 1934, en el escenario del Teatro Español de Madrid, corriendo a cargo de la agrupación teatral La Barraca creada por el propio Federio G. Lorca y teniendo como protagonista a Margarita Xirgu, la más célebre actriz de la época -con la cual ya había trabajado en “Mariana Pineda” y quien sería la encargada de dirigir y actuar en el estreno mundial, en la ciudad de Buenos Aires, de “La casa de Bernarda Alba”- acompañada de Enrique Diosdado, Ricardo Merino, Pilar Muñoz, Carmen Collado, Pedro López Lagar y Eloísa Vigo, estando todos bajo la dirección de Cipriano Rivas Cherif.

Precisamente sobre la última de estas tres obras, es que Erom Jimmy se inspira, para en el año 2007 llevar a cabo una versión de la misma que bajo el nombre de “Me dicen Yerma” -título bien pensado para dicho trabajo- realizara con estudiantes del aula de teatro del Departamento de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, de donde era profesor en esos momentos, trabajo que le llevara todo un año para profundizar en el conocimiento de la obra de Lorca,

Interesado siempre en introducir en las obras de los autores a llevar a escena, nuevos conceptos, ideas y discursos con los que aumentar la trascendencia de dichos textos dramáticos, este director se sumerge en la tragedia de la mujer ante su supuesta imposibilidad de engendrar hijos buscando otras posibles explicaciones, mediante las cuales llegar a nuevos conflictos, los que por su significado otorgarán a la obra un violento giro dramático. Es por ello que en esta inmersión dramatúrgica dentro del original texto lorquiano, Erom acuda a la introducción de un conflicto que revolucionará la esencia original del texto, plantando la teoría de una posible falta de interés carnal por parte de la pareja motor de la historia, debido a una supuesta homosexualidad de ambos.


Así, en esta versión se plantea cierta atracción homoerótica entre la pareja formada por Juan-Víctor, esposo de Yerma el primero, amigo y posible verdadero amor de la mujer el segundo, por un lado, mientras que por el otro se nos ofrece un posible descubrimiento de su condición lésbica por parte de Yerma ante los requerimiento de su amiga María. Como podremos observar, con este nuevo conflicto se dinamitará el original sentido de la tragedia concebida por García Lorca, llevando la obra hacia nuevos derroteros, que al mismo tiempo crean una obvia contradicción, desde nuestro modo de ver, que al parecer no fuera advertida al llevar a cabo la revisión del argumento, consistente ella en lo poco lógico que resulta el que una mujer que no siente atracción por los hombres sufra ante la no concepción de hijos, en una relación que se encuentra marcada por las apariencias sociales y que carece de contacto y deseo físico por parte de ambos miembros de la supuesta pareja.

Contradicciones como la señalada es posible encontrarlas cuando nos permitimos trabajar sobre la obra establecida de un dramaturgo, cambiando, introduciendo o superponiendo tramas, acciones y conflictos que no aparecen en la idea del texto original, lo que nos puede llevar a caer en errores conceptuales en el discurso recién incluido. Los peligros en realizar estas ‘versiones’, puede hacer naufragar más o menos el propósito de su realización, quedando siempre pendiente en el aire la pregunta con respecto a la validez artística de las mismas.

No obstante, la aceptación o no de este tipo de trabajo dramático que podamos hacer, debemos reconocer que su hacedor contó con la valentía de llevarlo a cabo, teniendo en cuenta que con el mismo, estaría enfrentándose a la opinión de un público para el cual Federico G. Lorca no es sólo su más importante figura literaria y dramática, sino que también es considerado una de sus más desgarradoras víctimas de la Guerra Civil Española, por lo que dicha audacia estuvo signada por el coraje creador de este teatrista. No obstante su trabajo escénico -el cual como dijimos al principio fuera realizado con actores no profesionales sino estudiantes universitarios- recibió una calurosa acogida tanto por parte del público, catedráticos, críticos y especialistas.

Para este trabajo revisado de “Yerma”, Erom Jimmy acude además a otros textos del autor granadino tales como el “Romancero Gitano” y “Bodas de Sangre” -su más poético texto dramático- sino también “Así que pasen cinco años”, una de sus menos conocidas obras teatrales que muy raramente es llevada a escena, extrayendo de todos ellos elementos que enriquecieran no sólo el discurso narrativo de la audaz nueva propuesta escénica, sino reforzando el ambiente granadino tan importante en la obra de Lorca, mediante las diversas y hermosas imágenes poéticas que abundan dentro de la obra de dicho autor.

Con respecto al interés por parte de Juan Roca en subir a escena esta versión teatral de “Yerma”, el mismo surge a partir de la lectura dramatizada llevada a cabo por un grupo de actores, dirigida por el propio Erom Jimmy, que fuera realizada hace algún tiempo atrás durante una de las ediciones del Festival Latinoamericano del Monólogo, evento teatral del que el propio Roca es director.

Este a su vez efectúa nuevos ajustes en el texto, por lo que podríamos decir que estamos en presencia de ‘una versión de otra versión’ de la original obra lorquiana. Ello se aprecia por ejemplo -el más notable de los cambios introducidos- en el momento de la muerte de Juan, donde Erom pone ésta en manos de Víctor, debido al despecho provocado ante la negativa de aquel otro a escapar juntos para así poder vivir su relación amorosa, mientras que Roca regresa su muerte a Yerma -como en el original- haciendo que la mujer estrangule con sus propias manos a su marido, en una absurda e inconsistente pelea cuerpo a cuerpo, borrando con ello la utilización que Erom hace de este trágico evento como evocación de la pelea a muerte en duelo de puñales, entre el Novio y Leonardo en la obra “Bodas de sangre”, logrando que interactúen ambos textos dramáticos.

De igual manera, otro aspecto que desconcierta en este montaje, es la ausencia casi total de alusión a la cultura española y a la simbología presente en la obra lorquiana y que la propia versión de donde parte marca con vitalidad en todo momento, aspecto que se ve reforzado por la utilización de una banda musical insípida, sin carácter, que no aporta en lo absoluto a la creación de una atmósfera adecuada. La incorporación de un incoherente número danzario a cargo de los actores -con que abre la obra- el cual no define su origen ni por la música utilizada ni por el movimiento de sus pasos, aunque la dirección del espectáculo se esfuerce en definirla como perteneciente al folclor afrocubano, crea un extrañamiento difícil de asimilar. Una incomprensible concepción del vestuario, en algunos casos inapropiado -sayas para los personajes masculinos- fuera de talla en el caso de la protagonista y con materiales ostensiblemente burdos, unido a un inexplicable concepto de maquillaje, donde los personajes parecen pertenecer a tribus aborígenes amazónicas o de selvas africanas, unido a ciertas caracterizaciones, como en el caso de Juan, quien evocaba más a un pirata de filmes de Disney que a un trabajador de los campos granadinos, hacen que el ambiente lorquiano brille por su ausencia del escenario. Si todo lo anterior además queda enmarcado dentro de un pobre y chapucero concepto escenográfico, carente de belleza y originalidad, desbordado de continuas e innecesarias y excesivas humaredas, el resultado visual de la puesta deja mucho que desear.


Con respecto al desempeño de los intérpretes, en general no muestra un concreto y serio trabajo de dirección con los mismos, la sobreactuación entre unos, la no actuación en otros, así como la diferencia de conceptos al pretender asumir un estilo de interpretación por parte de cada uno de los integrantes del elenco, deja al descubierto evidentes fallas en dicho rubro. Dando una mirada sobre el desempeño individual de cada uno de los actores, nos vemos precisados a señalar, en el caso de Diana Restrepo y Adelaida Rivero -en sus variados personajes- que ambas dejaron en evidencia su absoluto desconocimiento de lo que significa actuar, sus presencias en el escenario son la muestra que a ese templo sagrado no todos están en capacidad de subir. El caso con Verónica Cancio De Grandy, en el rol de María, deja ver igualmente, que cuando no se posee la necesaria preparación teatral, es imposible salir a escena a improvisar sin tener en cuenta al menos la concepción y estilo que el director trazó en su puesta. Por otra parte, sus ocasionales pronunciaciones “castizas” nada tenían que ver con su propia forma de hablar a través de casi todos sus parlamentos.


En el caso de Rafael Farello, como Víctor y Rei Prado en Juan, ambos derrocharon imágenes fraudulentas con respecto a sus respectivos personajes. El primero además, frío, inexpresivo y declamado, mientras que el segundo alzando la voz -gritando- en todo momento, para con ese falaz mecanismo procurar una imagen de hombre fuerte, dejando fuera de la concepción del personaje otros rasgos que dieran credibilidad y humanismo al mismo. Por último, la Yerma en manos de Dairín Valdes, dejó a las claras fuertes grietas en la construcción de su trabajo. Excesos expresivos, engarrotamiento corporal constante, no saber qué hacer con las manos, mal manejo en los niveles de intensidad de las emociones y sentimientos, sumado a una desafortunada imagen física producto de un inapropiado vestuario, dejó su desempeño muy por debajo de lo que a esta actriz se le ha visto hacer en otras oportunidades.

Lo observado en esta propuesta versionada de “Yerma”, deja una amarga sensación de tristeza con respecto al teatro de Federico G. Lorca, en nuestra ciudad, el cual no ha podido lograr hasta el momento el brillo y respeto que el mismo merece. Lamentablemente la obra dramática de este autor, la cual ha sido tan traída y llevada por escenarios de todo el mundo, soportando variadas e insospechadas adaptaciones, versiones, intervenciones dramáticas, ha vuelto a no encontrar su ajuste en nuestras tablas, sin duda alguna Yerma se ha marchitado en nuestra ciudad.



Wilfredo A. Ramos.
Miami, mayo 4, 2025.

Fotos: Alfredo de Armas/Arturo Arocha.

Wednesday, April 23, 2025

Luto en los escenarios de Miami ante la muerte de Mario Ernesto Sánchez. (por Wilfredo A. Ramos)


El fallecimiento, el pasado 10 de Abril, del actor y director cubano-americano Mario Ernesto Sánchez, ha dejado un hálito luctuoso en la vida artística de esta ciudad del Sur de la Florida, especialmente en el ámbito teatral y de manera muy particular dentro de la comunidad cubana.

Originario de la habanera comunidad de San Antonio de los Vegas, en Cuba, desde su niñez vivió su pasión por la actuación, participando en puestas teatrales que subían a escenarios colegiales. Su vida a los quince años y sus sueños por el teatro, sufrieron un gran golpe debido a su salida del país rumbo hacia Estados Unidos, a través de la Operación Pedro Pan, proyecto establecido a través de la Iglesia Católica, para sacar a los niños del país y así librarlos de la reciente revolución de carácter comunista instaurada en la nación caribeño.

Una vez en estas tierras, en 1968 se gradua de la Edison High School, en San Antonio, Texas, y que posteriormente comienza a ver cumplir sus sueños, al graduarse en el Miami Dade College del curso de formación de actores organizado por Teatro Prometeo, el cual bajo la dirección de la actriz cubana Teresa María Rojas, crea la primera carrera de formación profesional en el país para actores en idioma español con nivel superior. Finalmente, termina sus estudios de dirección teatral en la Universidad Internacional de la Florida, habiendo logrado sus objetivos y lanzándose por fin a vivir el difícil mundo del teatro.

Para 1979, Sánchez funda Teatro Avante, compañía con la que lleva a escena un destacado número de propuestas, contribuyendo al desenvolvimiento del ambiente teatral en Miami hasta nuestros días. Con dicha agrupación sube a las tablas obras de importantes dramaturgos cubanos tales como René Alomá, Julio Matas, Virgilio Piñera, Eduardo Manet, José Triana, Manuel Reguera Saumell, Rolando Ferrer, René Ariza, Héctor Santiago, así como de los internacionales William Shakespeare, Jean Cocteau, Mario Vargas Llosa, Federico G. Lorca, Edward Albee, José I. Cabrujas, Fernando Arrabal, Ramón M. del Valle-Inclán, José Assad, Tennesse Williams, entre otros. Un aspecto a destacar es que en sus puestas insistió siempre en que las mismas, aunque fueran habladas en español, llegaran también a los angloparlantes, por lo que las mismas contaban con traducción simultanea al ingles, buscando de esa manera abrir el teatro hispano a un público aun más amplio.


De su participación como actor en diversas puestas teatrales, podemos recordarlo por ejemplo, formando parte de los elencos en Una caja de zapato vacía, Exilio, Las brujas de Salem, Alguna cosita que alivie el sufrir, El Principito, La alondra, Las mariposas son libre, Quinto cielo a la derecha y Mundo de cristal.


Su carrera en la actuación se extendió al cine angloparlante, donde participó en filmes y series de televisión tales como Golpe Bajo, 1980; Miami Vice, 1984-1999; Invasion USA, 1985; Charley Hannah, 1986; Clinton and Nadine, 1988; The Truman Show: historia de una vida, 1988; Siete vidas tiene un gato, 1993; Sangre y vino, 1996; 8mm, 1999; Step Up: La revolución, 2012; Sea Devil, 2014; Padre de la novia, 2022, hasta acercarse a los cuarenta títulos, donde trabajara junto a reconocidas figuras internacionales como Silvester Stallone, Sharon Stone, Jack Nicholson, Jennifer López, Michael Cane, Judy Davis, Nicolas Cage, Meg Ryan, Ed Harris, Chuck Norris, Andy Garcia y Morgan Freman, entre otros.


Sánchez realizó también adaptaciones de algunos textos de escritores y dramaturgos para ser llevadas a las tablas. De igual manera incursionó en la dramaturgia al escribir ‘Matecumbe, el vuelo de Pedro Pan’, obra teatral donde deja reflejadas sus difíciles experiencias al arribar a este país, vividas en el campamento que lo recibió. En su pasión por el hecho teatral no escatimó posibilidad alguna de estar dentro del mismo ejerciendo labores de productor, como de diseñador de luces o de asistente de dirección.

De igual manera, ante su inquebrantable resolución de contribuir a que la ciudad se convirtiera en un importante centro teatral, en 1986 impulsa junto a un grupo de otros teatristas, la creación del Festival de Teatro Hispano de Miami, el cual en sus tres primera ediciones dará vida a un evento de carácter local, para a partir de su cuarta edición, en 1989, constituirse en el Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami -del cual se convirtió en su director general- el cual en este 2025 arribará a sus treinta y nueve años de vida, por el cual han desfilado numerosas agrupaciones teatrales de todo el continente latinoamericano y España, de algunos otros de países europeos, también -aunque muy escasas- formaciones teatrales hispanas, residentes en diferentes ciudades norteamericanas, pero viéndose limitada la participación de agrupaciones teatrales locales por lo general solo a Teatro Prometo y Teatro Avante, lo cual ha sido siempre tema de fuertes controversias dentro de la comunidad teatral miamense.

Un aspecto imposible de dejar de mencionar en el transcurso del festival, constituye la fuerte batalla enfrentada por Sánchez a través de los años con un a veces marcado desprecio, mostrado por parte de algunos teatristas, tanto de España como de Latinoamérica -debido a sus posiciones ideológicas de izquierda- en participar dentro de un evento teatral organizado por un exiliado, en la llamada precisamente capital del exilio cubano. Asimismo este tenaz hombre de teatro tuvo que tropezar, debido a lo mismo, con situaciones verdaderamente poco corteses en eventos en los cuales era invitado, por parte de algunos otros creadores presentes en los mismos. No obstante su objetivo por hacer del festival teatral de Miami, un encuentro importante en el ámbito hispanoamericano y mundial, dicho deseo supo imponerse por encima de tales mezquindades políticas, logrando crear verdadero interés entre directores, investigadores, dramaturgos y actores por participar en él, rompiendo así tal absurdo dique de confrontación política, haciendo valer por encima de todo la importancia del arte y la cultura como necesidad primordial de encuentro entre los seres humanos, con lo que la figura de Sánchez se erigió en triunfador de dicha batalla.

A lo largo de su carrera artística recibió reconocimientos a su labor, como el Premio Ollantay a la promoción del teatro Iberoamericano, entregado por el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (CELCIT), de Madrid y el Premio regional de las Artes, otorgado por las Olimpiadas Culturales de la ciudad de Atlanta, a nombre de Teatro Avante, los dos en 1994; Premio Federico G. Lorca por su contribución al desarrollo del teatro hispánico en Estados Unidos, 1995; Premio Kusillo, por su entrega al teatro, La Paz, Bolivia, 2004; Special Recognition Award of Arts and Business Council of Miami, por los logros alcanzados al frente del festival, en el 2007; Premio Atahualpa del Cioppo, del Festival Internacional de Teatro de Cádiz, España y Premio a la Diversidad Cultural del VII Festival Internacional de Teatro en Lima, Perú, ambos en el 2009; Premio Carbonell George Abbott Award for Outstanding Achievement in the Arts, 2012; Legacy Award, Chicago, 2014 y Distinguished Career Award de la Florida Theatre Conference, por su contribución al desarrollo del teatro. Así mismo le fue dedicado de manera honoraria el XII Festival Internacional de Teatro de Santo Domingo, República Dominicana, efectuado en el año 2023.

Sánchez, en su también rol como promotor artístico, brindó la oportunidad para que artistas de la plástica de diferentes países asumieran la creación del cartel promocional de cada una de las ediciones del FITHM, haciendo también posible que algún niño paciente de cáncer fuera el encargado de realizar anualmente, el cartel de la jornada de teatro infantil a celebrarse dentro del propio evento, por lo que creó una alianza entre el festival y la Live Like Bella Childhood Cancer Fundation. Desde su inauguración, producto al prestigio alcanzado a través de su labor artística integró la junta de dirección del Adrienne Arsht Center for the Performing Arts.


La pérdida de una figura de la magnitud de Mario Ernesto Sánchez, sumerge en la tristeza al ámbito de la cultura hispanoamericana no solamente en la ciudad de Miami, sino de forma general en todo el país, extendiéndose a nivel internacional. Solo nos resta esperar y confiar que las manos donde ha sido depositado el relevo, pueda mantener su legado -sin descartar nuevas ideas y proposiciones- haciendo posible elevarlo hacia nuevos escalones.

Hoy el teatro, Mario, te aplaude fuertemente.


Wilfredo A. Ramos.
Miami, abril 21, 2025.


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