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Sunday, June 15, 2025

Coppelia (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


Coppelia  es un ballet con coreografía de Arthur Saint-Leon, con argumento del propio Saint-Léon y Charles Nuitter, sobre un cuento de E.T.A. Hoffmann titulado Der Sandmann (El hombre de arena), publicado en 1815. La música fue creada especialmente por el compositor francés Léo Delibes.

El ballet se estrenó el 25 de mayo de 1870 en la Ópera de París, con Giuseppina Bozzachi interpretando a la joven Swanilda. Fue un gran éxito pero la Guerra franco-prusiana y el consecuente Sitio de París (entre mediados de 1870 y mediados de 1871), pospuso sus representaciones. Sin embargo, se convirtió en uno de los ballets más interpretados por la Ópera de París. Este fue el primer ballet en incluir danzas folclóricas, como czardas, mazurcas y polcas, dando realce al color local y otorgándole realismo a la acción dramática.

El equipo formado por Saint-Leon y Nuittier ya había conseguido un éxito anterior con el ballet La Source (1860), en el que Delibes había contribuido con una parte de la música.

Es un ballet en tres actos que se desarrolla en Cracovia (un pueblo Polaco)

En el primer acto, Swanilda, la joven más linda del pueblo, está de novia con Franz. Cierto día, Franz queda maravillado con una joven que todas las tardes se sienta a leer en la ventana de la casa del Dr. Coppelius, un viejo fabricante de juguetes, inventor con fama de brujo. Franz trata de llamar la atención de la joven de todas las maneras posibles: le hace gestos, la invita a bailar, le tira besos, pero no recibe ninguna respuesta. Swanilda ve a su novio en semejante actitud y termina interpelándolo al respecto.

Más tarde, en la Plaza del pueblo, los campesinos danzan una mazurca, Swanilda y Franz se ven forzados por sus amigos a reencontrarse.

Franz y sus amigos deciden hacerle una broma al Dr. Coppelius, que termina por perder la llave de su casa. Accidentalmente Swanilda la encuentra y decide ingresar a la casa junto a sus amigas.

Durante el segundo acto, Swanilda y sus amigas llegan a una sala llena de personas, pero nadie se mueve. Descubren que son muñecos mecánicos de tamaño real, les dan cuerda y se quedan observando cómo se mueven. Mientras tanto, Swanilda encuentra a Coppelia, la joven que leía en la ventana, detrás de una cortina y descubre que ella ¡también es una muñeca!

El Dr. Coppelius entra y las encuentra urgando entre sus cosas. Varios muñecos todavía están bailando. Coppelius se enoja y las reta por la intromisión. Rápidamente las echa y comienza a ordenar todo. Sin embargo, Swanilda se queda atrapada junto a Coppelia.

Lo que más desea el inventor, es darle vida a Coppelia, por eso cuando ve que Franz ingresa en su casa, lo invita a pasar y le da una bebida mágica que lo adormece, con la idea de transferir su espíritu a Coppelia.

Mientras tanto, Swanilda se ha puesto la ropa de la muñeca y finge ser ella. Cuando Coppelius la busca para darle vida, ve que la muñeca comienza a moverse y a bailar. Swanilda intenta desesperadamente despertar a Franz y, cuando lo consigue, le da cuerda a todos los muñecos para facilitar la huida. El Dr. Coppelius queda confundido y triste al encontrar a Coppelia, sin vida, tras una cortina.

Finalmente, en el tercer acto, Swanilda y Franz están listos para casarse cuando aparece el Dr. Coppelius furioso, reclamando por los daños ocasionados, llega el intendente y le da una bolsa con dinero a Coppelius para tranquilizarlo. Finalmente Swanilda y Franz se casan y todos en el pueblo celebran.


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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).
Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Me And God (by Josh Turner)



There ain't nothing that can't be done
By me and God
Ain't nobody come in between me and God
One day we'll live together
Where the angels trod
Me and God
Early in the morning talking it over
Me and God
Late at night talking it over
Me and God
You could say we're like two peas in a pod
Me and God
He's my father
He's my friend
The beginning
And the end
He rules the world
With a staff and rod
We're a team
Me and God
I am weak, and he is strong
Me and God
He forgives me when I'm wrong
Me and God
He's the one I lean on
When life gets hard
Me and God
He's my father
He's my friend
The beginning
And the end
He rules the world
With a staff and rod
We're a team
Me and God
He rules the world
With a staff and rod
We're a team
Me and God
We're a team
Me and God

Sunday, June 8, 2025

“New dance” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.



La obra “New dance”, con coreografía de Doris Humphrey y Charles Weidman, fue estrenada el 3 de agosto de 1935 en el Bennington College, ubicado en Vermont, Estados Unidos. La música fue compuesta por Wallingford Riegger y el vestuario diseñado por Pauline Lawrence, quien trabajaba frecuentemente con la Humphrey-Weidman Company. En el día de su estreno, la obra fue protagonizada por los propios coreógrafos y estuvieron acompañados por su compañía.


“New dance” está estructurada en un único acto con seis cuadros: Preludio, Primer Tema, Segundo Tema, Tercer Tema, Procesional y Celebración. El Preludio y el Tercer Tema fueron coreografiados por Weidman y los cuatro cuadros restantes por Humphrey. A lo largo de la obra, vemos alternarse duos, cuartetos y danzas grupales, al ritmo preciso de la música de Riegger.


Al igual que gran parte de las obras de danza moderna de la época, “New dance” no cuenta una historia, sino que desarrolla un tema. Según dichos de la propia coreógrafa, la obra representa un mundo ideal, donde cada persona tiene una relación harmoniosa con las otras especies. Esta obra forma parte de una trilogía, que se completa con “Theater piece” y “With my red fires” (ambas estrenadas en 1936), aunque nunca se representaron las tres partes en un mismo espectáculo. Tienen como factor aglutinante la exploración de las relaciones humanas pero vistas a través de un cristal utópico. Toca incluso temas que hasta el momento parecían inabordables por la danza moderna, tal el caso de “With my red fires” que trata sobre el amor romántico.


“New dance” fue representada por la Humphrey-Weidman Company y, luego de su disolución, Humphrey realizó el montaje de la obra en diversas oportunidades para sus estudiantes de la Juilliard School. En 1972, Weidman junto a Edith Orcutt y Beatrice Seckler (ambas bailarinas del elenco original) realizaron la reconstrucción de la pieza, siendo representada y filmada el 30 de junio de ese año, en el Connecticut College.









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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, June 1, 2025

Ballet “Rodeo" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


“Rodeo” es un ballet en un acto con coreografía de Agnes de Mille, cuyo estreno fue el 16 de octubre de 1942 en el Metropolitan Opera House. La música fue compuesta por Aaron Copland, el diseño de escenografía estuvo a cargo de Oliver Smith y el de vestuario de K. Love. En el elenco original loos roles principales fueron interpretados por Frederic Franklin, Casimir Kokitch, Milada Mladova y la propia de Mille. Este ballet le fue encargado a Agnes de Mille, novel coreógrafa en esos días, por los Ballet Russes de Montecarlo que, a raíz de la segunda Guerra Mundial, se trasladaron a Estados Unidos. Ella fue quien eligió a Copland para la realización de la música original, debido al éxito de su creación previa para ballet con temática similar, “Billy the Kid” con coreografía de Eugene Loring (1938).

De Mille estaba convencida, como tantos otros en esa misma época, que la danza académica, particularmente el ballet ruso tradicional, estaba alejada del público y carecía de contacto con la realidad. Por eso decide encarar un ballet que represente el “ser estadounidense”, con temática “cowboy”, incorporando a la coreografía tap (también denominado claqué o zapateo americano), danzas folclóricas nativas y danzas de salón, además de movimientos estilizados relacionados con la monta de caballos y el enlace de ganado.


Desde el subtítulo de la obra, "The Courting at Burnt Ranch" (Cortejo en Burnt Ranch), se sugiere una historia de amor entre jóvenes que se encuentran en un rancho. Así es como la primera escena nos muestra a una joven vaquera que actúa como hombre para ser aceptada entre los muchachos del rancho, pero está enamorada del Jefe Wrangler. Ella se les acerca, los sigue, pero representa una molestia para todos, incluso para el Jefe, que solo está interesado en un grupo de chicas citadinas de visita en el rancho.


Durante el rodeo de exhibición para los invitados, Wrangler presume y se muestra ante las señoritas, al tiempo que la Vaquera, en un ataque de celos, decide enfrentarlo montando un caballo. Lamentablemente no sale como ella pensaba, se cae y todos se ríen, por lo que se va llorando. Al finalizar el rodeo, la Vaquera regresa con la intención de llamar la atención del Jefe Wrangler, pero él quiere a la Hija del Ranchero, con quien se retira. La Vaquera queda sola, bailando, hasta que cae triste y contrariada.


En la segunda escena asistimos a un baile en el que participan todos, la gente del rancho y las visitas. Roper, el campeón de enlazado, se acerca a la Vaquera, bailan y se divierten hasta que llega el Jefe Wrangler junto a la Hija del Ranchero. La Vaquera nota que todas las señoritas están con ropa social, mientras ella está en ropa de trabajo. Sale y rápidamente regresa con un vestido. Finalmente atrae la mirada del Jefe Wrangler y éste se da cuenta de que con Roper compiten por su atención. El Campeón, al advertirlo, besa a la Vaquera y ella siente que ha encontrado su verdadero amor. Finalmente, el Jefe regresa con la Hija del Ranchero y todos juntos bailan alegremente.


“Rodeo” fue el puntapié inicial del suceso de De Mille como coreógrafa. La producción original de la obra realizó una exitosa gira, aunque a veces los productores tuvieron problemas para encontrar reemplazo para el rol de la Vaquera. De Mille, coreógrafa y primera intérprete del papel, tenía voto sobre cualquiera nueva puesta de su obra, lo que complicó las reposiciones. Sin embargo, “Rodeo” fue interpretada, entre otros, por el Ballet Theatre (1950), el American Ballet Theatre (1973), el Joffrey Ballet (1976) y el San Francisco Ballet (1989).



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, May 25, 2025

Ballet "La Sílfide" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


La Sífide, con coreografía original de Filippo Taglioni, música de Jean Schneitzhöffer, fue estrenada el 12 de marzo de 1832 en la Académie Royale de Musique de Paris. El libreto de Adolphe Nourrit está basado en el relato de Charles Nodier llamado Trilby (o Le Lutin d'Argail), pero modificó el género de los protagonistas: en el cuento eran un duende y la esposa de un pescador, y en el ballet un espíritu femenino del bosque y un agricultor. En la ocasión, el rol de la Sílfide fue interpretado por Marie Taglioni y el de James por Joseph Mazilier.

El 28 de noviembre de 1836, fue nuevamente coreografiada por el danés Auguste Bournonville, con música de Lovenskjöld (ya que no consiguió los derechos de la composición de Schneitzhöffer), para el Royal Danish Ballet, respetando el libreto original, y recibió el nombre de  La Sílfide y el escocés. En el estreno fue interpretada por Lucile Grahn y el propio coreógrafo, en los papeles de la Sílfide y el escocés respectivamente. Esta versión es la que se mantiene en el repertorio del Royal Danish Ballet.

En 1892, Marius Petipa repuso la obra original de Taglioni para el Ballet Imperial, con una variación adicional compuesta por Riccardo Drigo, para la bailarina Varvara Nikitina, que hoy es utilizada en Paquita, Gran Pas Classique por la primera bailarina, interpolada por Anna Pavlova en 1904.

La versión original de Taglioni se perdió al dejar de representarse y pasó al olvido, hasta que Pierre Lacotte pudo recomponer la obra gracias a impresos, notas, dibujos y materiales de archivo de la época, conservado la música de Schneitzhöffer. Si bien se sabe que la coreografía no es la misma, sí se puede asegurar que mantiene el estilo de movimientos de la época. Esta versión fue estrenada en 1972 con una producción para televisión, con Ghislaine Thesmar (la Sílfide) y Michael Denard (James).

Ballet en dos actos

1° acto:

James Ruben espera el amanecer del día de su boda con Effie dormido en un sillón cerca de la chimenea, en su casa-hacienda de Escocia. Aparece una sílfide (o espíritu del bosque) que danza alrededor de su sillón, lo besa, él se despierta abruptamente y ella desaparece. James se enamora de esta mágica criatura pero no logra distinguir si es real o parte de su imaginación, le pregunta a su amigo Gurn si vio algo mientras él dormía. Pero Gurn no vio nada y le recuerda a James que está muy cerca su casamiento con Effie. James descarta el hecho y promete olvidarlo. Llega Effie con su madre y luego sus amigas, James se muestra distraído, cree ver a su sílfide en las sombras. La vieja bruja Madge llega a la fiesta para ofrecer sus bendiciones a la pareja y le lee la fortuna a varios de los invitados; cuando es el turno de Effie le dice que se casará pero no con James, sino con Gurn, quien también está enamorado de ella. James, furioso, la echa de la casa. Cuando Effie, junto a sus amigas, va a vestirse para la boda, James se queda solo en la sala. La sílfide se materializa nuevamente frente a sus ojos y le confiesa su amor. James permanece indiferente al principio pero termina por rendirse ante su etérea belleza y la besa. Gurn, que estuvo espiando en las sombras, lo ha visto todo y corre para contárselo a Effie. Sin embargo, cuando ella, sus amigas y amigos llegan, luego de escuchar la historia de Gurn, la sílfide ha desaparecido. Los invitados creen que Gurn simplemente está celoso y se ríen de él. Todos danzan celebrando la boda, pero la sílfide vuelve a aparecer en el salón, sólo visible para James, interfiriendo en su danza con Effie. Luego, mientras James se mantiene aparte, observando el anillo de bodas que le dará a Effie, la sílfide se lo quita, se lo coloca en su propio dedo y huye al bosque. James sale corriendo rápidamente detrás de ella, los invitados quedan sorprendidos por la súbita partida, Effie rompe en llanto con el corazón destrozado y se refugia en los brazos de su madre. Gurn, aprovecha la oportunidad, y le propone matrimonio.

2° acto:

En la niebla, en la espesura del bosque, Madge se reúne con otras brujas para danzar alrededor del caldero y preparar una poción mágica. Una vez lista, saca un hermoso y mágico chal, Madge lo guarda entre sus ropas y parte. Mientras tanto, James llega al bosque persiguiendo a la sílfide, que le muestra su gracia bailando casi sin tocar el suelo, al igual que sus etéreas hermanas que se suman a la danza. James está disfrutando del divertimento hasta que se queda solo, cuando todas las sílfides vuelan hacia otra parte del bosque. Intenta seguirlas pero no puede alcanzarlas. En ese momento aparece Madge, le muestra el chal y le dice que con él podrá atrapar a la huidiza sílfide y que no podrá volar nunca más. Le da instrucciones de cómo debe colocárselo y se lo entrega. James sale en busca de su sílfide. Cuando se encuentran, ella ve el hermoso chal y se lo pide. Finalmente, James se lo coloca tal como Madge le había dicho. La sílfide, tras perder sus alas, agoniza, le devuelve el anillo y muere en brazos de James. Él se lamenta por la pérdida e increpa a la bruja por lo que hizo. Ella le señala a lo lejos el cortejo nupcial de Effie y Gurn, con lo que la predicción de Madge se concreta. James queda destrozado y solo, ha perdido a sus dos amores, el terrenal y el sobrenatural.






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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, May 18, 2025

Ballet: “Le spectre de la rose” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.



Con coreografía de Michel Fokine, “Le spectre de la rose” (en español “El espectro de la rosa”) fue estrenado en el Théâtre de Monte Carlo el 19 de abril de 1911, inaugurando la tercera temporada de los Ballet Russes de Sergei Diaghilev en Europa Occidental, con interpretación de Tamara Karsávina, en el rol de “La Joven”, y Vaslav Nijinsky, como el “Espectro de la rosa”. La música original, orquestada posteriormente por Hector Berlioz en 1841, es una pieza para piano de Carl Maria von Weber, llamada “Aufforderung zum Tanz” (“Invitación a la danza”) creada en 1819. Léon Bakst, parte fundamental del equipo creativo de los Ballet Russes, fue el encargado del diseño de los vestuarios y decorados. 




Este ballet breve, en un acto, tiene argumento de Jean-Louis Vaudoyer quien, a su vez, se inspiró en el poema “Después del Baile”, del poeta romántico Théophile Gautier, que en sus primeros versos dice: Je suis le spectre de la rose/que tu portais hier au bal (Yo soy el espectro de la rosa/que ayer llevabas en el baile). Es así como la obra nos muestra a “La Joven” que regresa a su habitación luego del baile, rememorando los momentos felices que vivió en la velada. Pero está cansada, se sienta en el sillón, huele profundamente el perfume de la rosa que lleva consigo y se queda dormida. Por el gran ventanal ingresa el “Espectro de la rosa” que danza alrededor de la joven dormida, luego la alza para bailar juntos y, finalmente, la vuelve a dejar en el sillón para partir por la misma ventana por la cual ingresó. “La Joven” despierta, recuerda algo del su sueño pero no está segura, ve la rosa, la toma, recuerda al “Espectro”, y va hacia el gran ventanal que continua abierto.



Para Nijinsky, la obra significó su total consolidación ya que requiere del bailarín, desde el punto de vista técnico, grandes y vigorosos saltos pero, a la vez, una gran delicadeza en los movimientos de los brazos, cosa que Nijinsky manejaba a la perfección. Además de la reconocida actuación de Vaslav Nijinsky, se pueden destacar las interpretaciones de Rudolf Nuréyev (1979) y de Manuel Legris (1990).


La obra fue repuesta por las principales compañías de danza, como el American Ballet Theatre, el Sadler´s Wells Ballet, el London Festival Ballet, el Bolshoi Ballet, el Joffrey Ballet y el Ballet Kirov. Así mismo, se han realizado varias versiones coreográficas de este ballet, entre ellas la de John Neumeier para el Ballet de Hamburgo (1986), la de Angelin Preljocaj para su propia compañía (1993), la de Thierry Malandain para el Malandain Ballet Biarritz (2001) y la de Jorma Elo para el Alberta Ballet (2002).






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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Thursday, May 8, 2025

"Habemus Papam". León XIV, el primer Papa estadounidense de la historia. (por Carlos A. Peón-Casas)

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Tuve la oportunidad de mi vida en este mi minuto miamense de poder ver “en vivo” el momento crucial en que la catolicidad del mundo plural se preparaba para saber quién será el nuevo pontífice recién electo, ya primariamente anunciado por la esperada fumata blanca.

Desde mis años cubensis una experiencia así fue siempre impensable. A lo sumo, nos enterábamos de la noticia cuando Radio Reló emisora ancestral, daba la noticia entre pitidos de última hora, y a los efectos más prácticos, quizás cuando las campanas de las iglesias de nuestra ciudad camagueyanensis, como las de cada rincón de la Cuba profunda, tocaban a arrebato para compartir la buena nueva, que llegaba a oídos del obispo desde la Nunciatura, por vía del teléfono o el fax en una época anterior a la maravilla y la inmediatez del internet, y de allí a los párrocos, que sin dudarlo hacían la noticia pública con el taner de las campanas.

Ya a la muerte del pontífice el proceso había sido el mismo, esa vez con el doble de rigor desde los altos campanarios.

La gente de a pie se preguntaba siempre quien podría suceder al oír tan inusitado estruendo, ante la carencia de informes más precisos, que tarde mal y nunca podrían provenir de las fuentes oficiosas y autorizadas del gobierno, léase el Gramma o el NTV, sin ninguna inmediatez.


Hoy al conocer de primera mano la noticia del inesperado Papa americano, el cardenal Robert Francis Prevost, natural de Chicago, Illinois. Sirvió pastoralmente durante varias décadas en Perú, donde tenía fama de hombre llano.

Su nombre que no estuvo entre los papabilis, fue el que el Espíritu Santo promovió sin duda entre sus pares cardenales, y llega para ser un Papa en tiempos difíciles. Ya Dios sabrá que alta misión le espera. 

Recemos por el nuevo pontífice, como pidió con humildad su predecesor el papa Francisco.



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Ver en Vatican News

Sunday, May 4, 2025

Alvin Ailey (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Alvin Ailey nació el 5 de enero de 1931 en Texas. Fue criado por su madre, Lula Elizabeth Ailey, ya que su padre, también llamado Alvin, abandonó a la familia cuando Alvin tenía seis meses. Junto a su madre tuvieron que mudarse repetidamente puesto que durante la Gran Depresión resultaba difícil para una madre soltera afroamericana conseguir trabajo. Era una época de segregación racial, que incluía violencia física y linchamientos contra afroamericanos.

En 1942 se muda a Los Ángeles. Al tiempo que estaba terminando sus estudios secundarios, practicaba canto en la iglesia, escribía poesías y asistía regularmente a espectáculos en el Teatro Lincoln y en el Teatro Orpheum.


En 1949 comienza sus estudios de danza con Lester Horton, quien resultaría ser la principal influencia de Ailey, convirtiéndose en su mentor. En su escuela se formó en una amplia gama de estilos y técnicas: ballet, jazz y danzas nativas americanas. Al igual que todos los estudiantes de Horton, Ailey también estudió pintura, actuación, música, escenografía y vestuario. Cabe destacar que la escuela de Horton fue la primera escuela multi-racial de danza en los Estados Unidos.

A los 22 años, Ailey comenzó a estudiar tiempo completo en la escuela de Horton y ese mismo año (1953) se unió a la compañía, Lester Horton Dance Theater. Durante este período Ailey también actuó en varias películas de Hollywood.

Horton murió trágicamente en noviembre del ’53. La compañía quedó sin director artístico y con varios contratos pendientes. Fue Ailey quien asumió el compromiso y, pese a su juventud y falta de experiencia, comenzó a coreografiar y a dirigir.

En 1954, fue invitado a Nueva York a bailar en un espectáculo de Broadway, “Casa de las Flores” de Truman Capote, protagonizada por Pearl Bailey y Diahann Carroll. Participó también en varias producciones más y allí se dio cuenta que la escena de la danza moderna de Nueva York, por esos años, no era de su agrado. Tomó clases con Martha Graham, Doris Humphrey y José Limón, pero sentía que la danza de Graham era «melindrosa y extraña» y las técnicas de Humphrey y Limón no le gustaban. Al no poder encontrar una técnica similar a la de Horton comenzó a crear sus propias obras.


Así fue como en 1958 formó su propio grupo, Alvin Ailey American Dance Theatre, cuyo debut fue el 30 de marzo de ese mismo año. Entre sus primeros trabajos destaca “Blues Suite”, una pieza creada a partir de canciones de blues. Ailey insistió en una experiencia teatral completa, con acento en los trajes, la iluminación y el maquillaje. Una obra de intenso atractivo emocional que expresa el dolor y la ira de los afroamericanos, no solo fue un éxito instantáneo, sino que definió el estilo de Ailey.

Otro de sus trabajos más reconocidos, si no el más importante es “Revelations” (1960), donde Ailey trabajo sobre el blues, el spiritual y el gospel. Esta combinación derivó en la creación de su obra más popular y aclamada por la crítica. Originalmente, Ailey pretendía que esta danza fuera la segunda parte de una obra mayor, que incluyera el mayor repertorio de música afroamericana posible y que comenzó con “Blues Suite”.


Ailey creó 79 trabajos para su compañía, de la cual estaba orgulloso por ser multirracial. Si bien quería dar oportunidades a los bailarines negros, que a menudo eran excluidos de las compañías, también quería superar el tema de la negritud. En su compañía siempre se emplearon artistas basándose únicamente en el talento artístico y la integridad, independientemente de su etnicidad.


Ailey valoraba el eclecticismo, por lo que utilizaba la combinación de técnicas que mejor se adaptasen a ese momento en particular. Es por ello que más que una técnica, creó un estilo. En sus bailarines buscaba líneas largas, con pies hábilmente articulados y el tipo de preparación física general que aporta el ballet, combinado con un torso dramáticamente expresivo, típico de la danza moderna.


Ailey murió a los 58 años, el 1 de diciembre de 1989, producto del SIDA. Es uno de los grandes pioneros en la inclusión cultural, su trabajo es una importante contribución a la cultura estadounidense en particular y al mundo de la danza en general. Tras su fallecimiento, la compañía quedó bajo la dirección artística de Judith Jamison hasta el 2011, cuando asumió Robert Battle, quien continúa con el legado de Alvin Ailey.






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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Sunday, April 27, 2025

Doris Humphrey (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Doris Humphrey nació el 17 de octubre de 1895, en Oak Park, Illinois (Estados Unidos). Inició sus estudios de danza en la ciudad de Chicago, primero aprendió danzas folclóricas y de salón, y luego ingresó a la Francis W. Parker School donde tomó clases de danza clásica con Josephine Hatlanek. En 1913 comenzó a enseñar danzas de salón pero cuatro años más tarde, en 1917, lo dejó y se mudó Los Ángeles para ingresar a la Denishawn School donde rápidamente ingresa a la compañía, desempeñándose como bailarina principal y asistente de Ruth Saint Denis.


En 1928, junto a Charles Weidman, abandonan la Denishawn y forman una compañía independiente en New York. De este período se destacan obras como "Water Study” (1927), “The Shakers” (1931), “New Dance Trilogy” (1935-1936) o “Passacaglia and Fugue in C Minor” (1938). En ellas encontramos una fuerte impronta característica de Humphrey: coreografías despojadas de virtuosismo y de grandes solos, donde el principio regente es bailar de adentro hacia afuera, esto es crear movimientos especialmente para expresar estados emocionales y físicos específicos. Sus obras intentan trasmitir la necesidad de solidaridad y empatía entre todos los hombres para conseguir que el mundo sea un lugar mejor, de allí que prevalezcan las coreografías grupales. Hay que tener en cuenta el momento en que estas coreografías son creadas, en el marco de las Guerras Mundiales, el nazismo y las consecuencias que tuvieron sobre la sociedad.


A causa de una artritis severa, Humphrey debió retirarse de los escenarios en 1944, para dedicarse íntegramente a la docencia y a la coreografía. Así, entre1946 y 1957 fue directora artística de la compañía de José Limón, y en 1954 fundó la Juilliard Dance Theatre, compañía adscrita a la Juilliard School (Nueva York), donde estrenó “Down in New York” (1956) y “Descent into the Dream” (1957).

En cuanto a su técnica, no está codificada ni plantea parámetros fijos, sino que establece principios que rigen los movimientos. Cada secuencia, cada movimiento debe ser acorde y surgir del sentimiento que lo genera. Humphrey estudió diferentes movimientos habituales (como la caminata y la respiración) y notó que siempre hay un momento de suspensión en contra de la gravedad seguido por otro movimiento opuesto, de caída, a favor de la gravedad. A partir de allí elabora el principio rector de sus coreografías, el principio de caída y recuperación, que ella define como un “arco entre dos muertes”, es decir el puente existente entre dos puntos estáticos, uno antes y otro luego de la caída. En 1959 publicó “El arte de crear danzas” donde pone de manifiesto sus ideas sobre la danza, su creación, los intérpretes y requerimientos para ser coreógrafo.


Doris Humphrey falleció en Nueva York, a los 63 años, el 29 de diciembre de 1958. Sus obras son representadas en la actualidad por gran cantidad de compañías, fundamentalmente norteamericanas, y sus trabajos y enseñanzas influyeron fuertemente en la siguiente generación de creadores, como en Merce Cunningham, José Limón y Alvin Ailey.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

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Saturday, April 26, 2025

Homilía en la Misa por el funeral del Papa Francisco (Plaza de San Pedro, Vaticano. Abril 26, 2025)





En esta majestuosa plaza de San Pedro, en la que el Papa Francisco ha celebrado tantas veces la Eucaristía y presidido grandes encuentros a lo largo de estos 12 años, estamos reunidos en oración en torno a sus restos mortales con el corazón triste, pero sostenidos por las certezas de la fe, que nos asegura que la existencia humana no termina en la tumba, sino en la casa del Padre, en una vida de felicidad que no conocerá el ocaso.

En nombre del Colegio de Cardenales agradezco cordialmente a todos por su presencia. Con gran intensidad de sentimiento dirijo un respetuoso saludo y un profundo agradecimiento a los Jefes de Estado, Jefes de Gobierno y Delegaciones oficiales venidas de numerosos países para expresar afecto, veneración y estima hacia el Papa que nos ha dejado.

La masiva manifestación de afecto y participación que hemos visto en estos días, después de su paso de esta tierra a la eternidad, nos muestra cuánto ha tocado mentes y corazones el intenso pontificado del Papa Francisco.

Su última imagen, que permanecerá en nuestros ojos y en nuestro corazón, es la del pasado domingo, solemnidad de Pascua, cuando el Papa Francisco, a pesar de los graves problemas de salud, quiso impartirnos la bendición desde el balcón de la Basílica de San Pedro y luego bajó a esta plaza para saludar desde el papamóvil descubierto a toda la gran multitud reunida para la Misa de Pascua.

Con nuestra oración queremos ahora confiar el alma del amado Pontífice a Dios, para que le conceda la felicidad eterna en el horizonte luminoso y glorioso de su inmenso amor.

Nos ilumina y guía la página del Evangelio, en la cual resonó la misma voz de Cristo que interpelaba al primero de los Apóstoles: “Pedro, ¿me amas más que estos?”. Y la respuesta de Pedro fue inmediata y sincera: “Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero”. Y Jesús le confió la gran misión: “Apacienta mis ovejas” (cf. Jn 21,16-17). Será esta la tarea constante de Pedro y de sus sucesores, un servicio de amor a imagen de Cristo, Señor y Maestro, que «no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud» (Mc10,45).

A pesar de su fragilidad y sufrimiento final, el Papa Francisco eligió recorrer este camino de entrega hasta el último día de su vida terrenal. Siguió las huellas de su Señor, el buen Pastor, que amó a sus ovejas hasta dar por ellas su propia vida. Y lo hizo con fuerza y serenidad, cercano a su rebaño, la Iglesia de Dios, recordando la frase de Jesús citada por el Apóstol Pablo: «La felicidad está más en dar que en recibir» (Hch 20,35).

Cuando el Cardenal Bergoglio, el 13 de marzo de 2013, fue elegido por el Cónclave para suceder al Papa Benedicto XVI, llevaba sobre sus hombros años de vida religiosa en la Compañía de Jesús y, sobre todo, estaba enriquecido por la experiencia de 21 años de ministerio pastoral en la Arquidiócesis de Buenos Aires, primero como Auxiliar, luego como Coadjutor y después, especialmente, como Arzobispo.

La decisión de tomar por nombre Francisco pareció de inmediato una elección programática y de estilo con la que quiso proyectar su Pontificado, buscando inspirarse en el espíritu de san Francisco de Asís.

Conservó su temperamento y su forma de guía pastoral, y dio de inmediato la impronta de su fuerte personalidad en el gobierno de la Iglesia, estableciendo un contacto directo con las personas y con los pueblos, deseoso de estar cerca de todos, con especial atención hacia las personas en dificultad, entregándose sin medida, en particular por los últimos de la tierra, los marginados. Fue un Papa en medio de la gente con el corazón abierto hacia todos. Además, fue un Papa atento a lo nuevo que surgía en la sociedad y a lo que el Espíritu Santo suscitaba en la Iglesia.

Con el vocabulario que le era característico y su lenguaje rico en imágenes y metáforas, siempre buscó iluminar con la sabiduría del Evangelio los problemas de nuestro tiempo, ofreciendo una respuesta a la luz de la fe y animando a vivir como cristianos los desafíos y contradicciones de estos años de cambio, que él solía calificar como “cambio de época”.

Tenía gran espontaneidad y una manera informal de dirigirse a todos, incluso a las personas alejadas de la Iglesia.

Lleno de calidez humana y profundamente sensible a los dramas actuales, el Papa Francisco realmente compartió las preocupaciones, los sufrimientos y las esperanzas de nuestro tiempo de globalización, buscando consolar y alentar con un mensaje capaz de llegar al corazón de las personas de forma directa e inmediata.

Su carisma de acogida y escucha, unido a un modo de actuar propio de la sensibilidad de hoy, tocó los corazones, tratando de despertar las fuerzas morales y espirituales.

El primado de la evangelización fue la guía de su Pontificado, difundiendo con una clara impronta misionera la alegría del Evangelio, que fue el título de su primera Exhortación apostólica Evangelii gaudium. Una alegría que llena de confianza y esperanza el corazón de todos los que se confían a Dios.

El hilo conductor de su misión fue también la convicción de que la Iglesia es una casa para todos; una casa de puertas siempre abiertas. Recurrió varias veces a la imagen de la Iglesia como “hospital de campaña” después de una batalla con muchos heridos; una Iglesia determinada y deseosa de hacerse cargo de los problemas de las personas y los grandes males que desgarran el mundo contemporáneo; una Iglesia capaz de inclinarse ante cada persona, más allá de todo credo o condición, sanando sus heridas.

Innumerables son sus gestos y exhortaciones a favor de los refugiados y desplazados. También fue constante su insistencia en actuar a favor de los pobres.

Es significativo que el primer viaje del Papa Francisco fuera a Lampedusa, isla símbolo del drama de la emigración con miles de personas ahogadas en el mar. En la misma línea fue también el viaje a Lesbos, junto con el Patriarca Ecuménico y el Arzobispo de Atenas, así como la celebración de una Misa en la frontera entre México y Estados Unidos, con ocasión de su viaje a México.

De sus 47 agotadores Viajes Apostólicos quedará especialmente en la historia el de Irak en 2021, realizado desafiando todo riesgo. Esa difícil Visita Apostólica fue un bálsamo sobre las heridas abiertas de la población iraquí, que tanto había sufrido por la obra inhumana del ISIS. Fue también un viaje importante para el diálogo interreligioso, otra dimensión relevante de su labor pastoral. Con la Visita Apostólica de 2024 a cuatro países de Asia-Oceanía, el Papa alcanzó “la periferia más periférica del mundo”.

El Papa Francisco siempre puso en el centro el Evangelio de la misericordia, resaltando constantemente que Dios no se cansa de perdonarnos: Él perdona siempre, cualquiera sea la situación de quien pide perdón y vuelve al buen camino.

Quiso el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, destacando que la misericordia es “es el corazón del Evangelio”.

Misericordia y alegría del Evangelio son dos conceptos clave del Papa Francisco.

En contraste con lo que definió como “la cultura del descarte”, habló de la cultura del encuentro y de la solidaridad. El tema de la fraternidad atravesó todo su Pontificado con tonos vibrantes. En la Carta encíclica Fratelli tutti quiso hacer renacer una aspiración mundial a la fraternidad, porque todos somos hijos del mismo Padre que está en los cielos. Con fuerza recordó a menudo que todos pertenecemos a la misma familia humana.

En 2019, durante su viaje a los Emiratos Árabes Unidos, el Papa Francisco firmó un documento sobre la “Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común”, recordando la común paternidad de Dios.

Dirigiéndose a los hombres y mujeres de todo el mundo, con la Carta encíclica Laudato si’ llamó la atención sobre los deberes y la corresponsabilidad respecto a la casa común. “Nadie se salva solo”.

Frente al estallido de tantas guerras en estos años, con horrores inhumanos e innumerables muertos y destrucciones, el Papa Francisco elevó incesantemente su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar soluciones posibles, porque la guerra —decía— no es más que muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas. La guerra siempre deja al mundo peor de como era en precedencia: es para todos una derrota dolorosa y trágica.

“Construir puentes y no muros” es una exhortación que repitió muchas veces y su servicio a la fe como sucesor del Apóstol Pedro estuvo siempre unido al servicio al hombre en todas sus dimensiones.

En unión espiritual con toda la cristiandad, estamos aquí numerosos para rezar por el Papa Francisco, para que Dios lo acoja en la inmensidad de su amor.

El Papa Francisco solía concluir sus discursos y encuentros diciendo: “No se olviden de rezar por mí”.

Querido Papa Francisco, ahora te pedimos a ti que reces por nosotros y que desde el cielo bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero, como hiciste el pasado domingo desde el balcón de esta Basílica en un último abrazo con todo el Pueblo de Dios, pero idealmente también con la humanidad que busca la verdad con corazón sincero y mantiene en alto la antorcha de la esperanza.


Cardenal Giovanni Battista.
Decano del Colegio Cardenalicio.

Monday, April 21, 2025

Ha fallecido el papa Francisco


"Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre.

Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de Su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados.

Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino."

Cardenal Kevin Joseph Farrell
Camarlengo de la Santa Iglesia Romana.



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COMUNICADO OFICIAL DE LA CONFERENCIA DE OBISPOS CATÓLICOS DE CUBA


Ante el doloroso fallecimiento de Su Santidad el Papa Francisco, Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, expresa su más sentido pésame y se une en oración y comunión espiritual con toda la Iglesia Universal.

El Papa Francisco fue un pastor fiel, un hombre de profunda fe y un servidor incansable del Evangelio. Su pontificado de 12 años estuvo marcado por su amor a Cristo, su dedicación a la unidad de la Iglesia y su compromiso con los más pobres y vulnerables. Su legado de misericordia, diálogo y esperanza seguirá inspirando a generaciones presentes y futuras.
En este momento de duelo, los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles de Cuba elevamos nuestras oraciones por el eterno descanso de su alma y pedimos al Señor que acoja a Su Santidad en la gloria del Reino Celestial. Asimismo, rogamos por el consuelo y la fortaleza del Colegio Cardenalicio, de la Curia Romana y de todos los católicos del mundo que lloran su partida, sin olvidar a sus familiares y amigos.

Confiados en la resurrección de Cristo, proclamamos con esperanza: «¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, ¡Padre de misericordia y Dios de todo consuelo!» (2 Cor 1, 3). Que el testimonio de fe y entrega del Papa Francisco nos impulse a seguir construyendo un mundo más justo, solidario y lleno del amor de Dios.

En señal de luto y respeto, invitamos a todas las diócesis de Cuba a celebrar Misas en sufragio por el eterno descanso de Su Santidad Francisco y a unirse en oración por el futuro de la Iglesia.
Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, interceda por nosotros en estos momentos de tristeza y nos ayude a seguir adelante con fe y esperanza.

Con profundo respeto y comunión eclesial,


La Habana, 21 de abril de 2025.
Conferencia de Obispos Católicos de Cuba. 

Sunday, April 20, 2025

John Neumeier (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


John Neumeier nació el 24 de febrero de 1942 en Milwaukee, Estados Unidos. Allí comenzó su formación en danza clásica y continuó, entre 1957 y 1962, en la ciudad de Chicago, de la mano de Bentley Stone y Walter Camryn. Ese mismo año también comenzó a estudiar danza moderna con Sybil Shearer y luego participó de su compañía desde 1960 hasta 1962, cuando viajó a Londres para continuar sus estudios durante dos años en la Royal Ballet School.

En 1963 ingresó en el Stuttgart Ballet como bailarín solista, contratado por John Cranko, donde permaneció hasta 1969. A la par de su carrera de intérprete, comenzó con su labor coreográfica, creando para la compañía las obras “Aria da Capo” con música de Francis Poulenc (1966), “Haiku” con partitura de Claude Debussy (1966) y “Separate Journeys” sobre la música de Samuel Barber (1968). 

Con solo 27 años, en 1969, fue contratado como director artístico del Frankfurt Ballet, allí creó “Pájaro de Fuego” de I. Stravinsky (1970), “Romeo y Julieta” de S. Prokofiev, “Cascanueces” de P. I. Tchaikovsky (ambas de 1971), “Daphnis und Chloe” de M. Ravel, “Unterwegs” con música de Modest Mussorgsky, “Le Sacre” de I. Stravinsky, “Don Juan” con música de Ch. W. Gluck y “Dämmern” de Aleksandr Scriabin, todas de 1972, entre otras.


El Ballet de Hamburgo lo nombró Director Artístico en 1973, puesto en el que continua desde entonces y por el cual ya tiene contrato firmado hasta 2023, y en 1978 también fue nombrado como Director de la flamante Escuela del Ballet de Hamburgo. Para la compañía creó gran cantidad de obras, entre ellas, "Kinderszenen" con música de R. Schumann (1974), “Third Symphony” sobre la obra homónima de G. Mahler (1975), “A Midsummer Night's Dream” con música de F. Mendelssohn (1977), las versiones de “La Bella Durmiente” (1978) y de “Petrouchka” (1982), “Othello” (1985), “Shall We Dance?” con música de G. Gershwin (1986), “Windows on Mozart” (1991), “Ondine” sobre la partitura de H. W. Henze (,1993), “Bernstein Dances” (1998), “ Nijinsky” (2000), “At Midnight” con música de G. Mahler y Rückert-Lieder (2013), la obra “Ghost Light” con música de Franz Schubert, estrenada en marzo de 2021, y “Beethoven Project II” a estrenarse a fines de mayo del presente año. 


Además de las obras que realizó para los ballets a los que perteneció, John Neumeier trabajó para las compañías más importantes del mundo, creando para ellas “La Dama de las Camelias” (1978) y “Un Tranvía llamado Deseo” (1983) para el Stuttgart Ballet; “Epilogue” (1975) y “Der Fall Hamlet” (1976) para el American Ballet Theatre; “Fourth Symphony” (1977) para el Royal Ballet; “Lieb' und Leid und Welt und Traum” (1980) para el Ballet Siglo XX; “Hamlet” (1985), “1963: Yesterday” con música de The Beatles (1988), “Death in Venice (2003) y “The little mermaid” (2005) para el Royal Danish Ballet; “Magnificat” (1987) y “Sylvia” (1997) para la Ópera de París, entre tantas otras obras.


En la actualidad es también Director General de la Ópera del Estado de Hamburgo. Ha sido galardonado con el Premio Dance Magazine (1983) y el título de las Artes y las Letras francesas (1991).


John Neumeier coreografió más de un centenar de ballets, en ellos conviven la más estricta tradición académica con la renovación técnica, abarcando todos los estilos y todas las temáticas, basando sus obras en las más variadas partituras. John Neumeier es un renovador ballet y puso al Ballet de Hamburgo en el mapa de las grandes compañías del mundo.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, April 13, 2025

Svetlana Zakharova (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


El 10 de junio de 1979, en Lutsk (Ucrania), nacía Svetlana Zakharova. A los 6 años comenzó a estudiar danza, principalmente danzas folclóricas, y a los 10 ingresó a la Escuela Coreográfica de Kiev, donde estudió con Valeria Sulegina. A los 15 años participó del Concurso de danza Vagánova, en San Petersburgo, donde obtuvo el segundo premio. Ese reconocimiento le valió una invitación a la Academia Vagánova de Ballet (de esa misma ciudad), donde ingresó directamente para cursar los años de perfeccionamiento, único caso en la historia de la Institución.


Inmediatamente Zakharova llamó la atención y comenzó a participar en las funciones junto a la compañía, incluso realizando roles de solista, como la Reina de las dríades, del ballet “Don Quijote”. Tras estudiar dos años con Elena Evteeva, se graduó con 17 años y rápidamente ingresó a la compañía del Teatro Mariinsky. Allí, Olga Moiseeva la tomó bajo su tutela y Svetana debutó en roles protagónicos en el ballet “The Fountain of Bakhchisarai” (en 1996), interpretando a María, luego “El corsario” (1997), como Gulnara, y “Las Sílfides” (en el mismo año). Pero el verdadero reconocimiento de público y crítica llegó con su interpretación de Giselle en el ballet homónimo, en 1997.


Con tan solo 18 años fue nombrada primera bailarina del Teatro Mariinsky. En su haber se conjugaron roles del repertorio clásico con obras de George Balanchine, Kenneth Mac Millan y John Neumeier. Su nombre empezaba a resonar internacionalmente, tanto así que en 2001 fue invitada por la Ópera de París para protagonizar “La bayadera”, siendo la primera vez en 30 años que una bailarina de una compañía rusa bailaba en la capital francesa. Las invitaciones internacionales no cesaron y bailó en el Metropolitan Opera de New York, en el London Covent Garden, en el Teatro Colón de Buenos Aires, en el Bayerische Staatsoper de Munich, en el Teatro di San Carlo de Napoli, la Ópera de Vienna y el National Theater de Tokyo, entre otros. También firmó un largo contrato como bailarina invitada con el ballet de La Scala y recibió el título de etoile, en 2008, siendo la primera bailarina procedente de Rusia en recibir tal distinción.


Tras siete años en el Ballet Mariinsky, en 2003, es contratada por el Ballet Bolshoi de Moscú, donde estará bajo la tutela de la reconocida Ludmila Semeniaka, quien le agregará a su danza fluidez y lirismo. En la compañía moscovita debutó en el estreno de la versión de Pierre Lacotte de “La hija del faraón”, interpretando a Aspicia. Como miembro de la compañía, también participó de todos los grandes ballets del repertorio, como “Giselle”, “Raymonda”, “Carmen” y “El lago de los cisnes”, entre otros.


Zakharova, en 2006, formó parte del Consejo presidencial de Arte y Cultura. Entre 2008 y 2012 fue electa como diputada por el estado de Duma. Recibió gran cantidad de reconocimientos, como el Benois de la Danza (2005 y 2015), el State Prize de la Federación Rusa (2007) y Artista del pueblo ruso (2008), entre otros.


Svetlana Zakharova es considerada una de las mejores bailarinas del mundo desde inicios del siglo XXI, poseedora de una técnica límpida, un cuerpo de líneas perfectas y una gran expresividad.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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