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Tuesday, January 28, 2020

Magnitude 7.7 earthquake jolts Caribbean


(AccuWeather. Jan. 28, 2020). Tuesday's magnitude 7.7 earthquake was the strongest to hit the region since a magnitude 8.1 quake struck near the Dominican Republic on Aug. 4, 1946.

This was also the strongest earthquake anywhere on the globe since a magnitude 8.0 earthquake hit near Peru on May 26, 2019, according to USGS records. (Read full text)

Saturday, March 23, 2019

Visita Médica (por Víctor Mozo)

Nota del blog: Sección semanal a cargo de Víctor Mozo. Cada sábado comparte un texto, de lo que será un libro sobre sus vivencias durante los primeros años de la llamada "revolución cubana" y su cautiverio en los campos de trabajo forzado, conocidos como UMAP.

Los textos anteriores se pueden leer en este enlace.


Gracias al sanitario del campamento de Méjico, un nuevitero de apellido Landry y gracias también –por qué no decirlo– al sargento jefe de personal Lázaro Laborí pude lograr que se me permitiera ir a ver el médico en el hospital militar de Jaronú. Cierto era que padecía de migrañas, las mismas que años después en mayor o menor grado, me siguen acompañando. Para escoltarme me habían asignado al cabo Roberto, un mulato ojiverde que era un pan de bueno. Roberto no tenía mucha conversación, pero lo prefería como acompañante que a cualquiera de los otros.

Para ir a Jaronú habíamos cogido el tren que pasaba por el ramal de Méjico. El corto viaje entre caseríos y cañaverales era más agradable que cortar caña y mi plan era tratar de conseguir sobre todo otro pase para ir a Camagüey y consultar un especialista. El cabo Roberto me había dicho que no me hiciera ilusiones porque eran médicos militares y con ellos no había arreglo. En fin, tendría que hilar fino.

Llegamos al hospital que se encontraba en una de esas casas típicas del central, si recuerdo bien toda de madera. Al llegar había bastante movimiento, los médicos algunos con sus batas blancas encima de los uniformes y otros sin ellas. Luego de habernos presentado alguien nos indicó un sitio para sentarnos y esperar. No lejos de donde estábamos había uno de esos viejos teléfonos de manivela encima de una mesita y al parecer el artefacto de marras era el único que servía para comunicar con el exterior. El dichoso teléfono no paraba de sonar y hasta alguna disputa que otra había para ver quien lo cogía primero para pedir su llamada.

Roberto y yo nos entreteníamos viendo aquel va y viene de enfermeras, laboratoristas y médicos. Al parecer el centro de atención no eran los pacientes, sino el teléfono. Debo decir para defender tantas idas y venidas que el personal médico, sobre todo, venía de otras provincias y era lógico, dada la precariedad de las comunicaciones, que ese teléfono fuera objeto de codicia.

Había un médico que parecía más preocupado que los demás cuando sonaba el teléfono. Era nada más y nada menos que el director del centro hospitalario. Intentaba hablar con alguien y cuando casi tenía la comunicación esta se caía u otra persona lo ocupaba.

En una de esas en que había perdido la comunicación, se volvió hacia mí y me dijo en tono que no sé si era de orden o de súplica: Si suena, agárrelo porque es mi esposa que está embarazada y necesito hablar con ella. Usted dele conversación hasta que yo llegue para mantener la comunicación. Y ¿qué le digo? Le respondí cándidamente. Pues cualquier cosa, háblele de lo que quiera, pero háblele y que el cabo me avise para venir. Mi consulta está allí, dijo para terminar indicándonos una puerta.

No habían pasado diez minutos que ya el teléfono sonaba y cumpliendo instrucciones, respondí. Mi interlocutora preguntaba por el director diciéndome su nombre y título. Sin mucho preámbulo le dije que alguien lo iría a buscar pero que debía seguir conversando conmigo para no perder la comunicación. Recuerdo que empezó a reírse a la vez que me preguntaba que quien era yo.

¿No es empleado del hospital?
- No.
- Tampoco puede ser un paciente.
- Vine  ver un médico, soy recluta de la UMAP
- ¿Cómo?
- Su esposo me dijo que le diera conversación.
- ¡No me diga!
Aquello no dejó de ser gracioso y benéfico para ambos. Su esposo llegó momentos después y pudieron conversar. Pude ver en su mirada el reconocimiento por aquella conversación que se lograba gracias a mi inesperada intervención.

Cuando colgó el teléfono el médico me dijo, ¿en qué lo puedo ayudar? Me sorprendió tanto la pregunta viniendo de parte de un militar por muy médico que fuera, que ante mi asombro, añadió. Usted vino a verse con un médico, ¿no?
- Sí.
- Venga, yo lo voy a atender.
Ya a puertas cerradas en su consulta, me dio las gracias por haber hablado con su esposa. Me contó que estaba embarazada, que él era de La Habana y que se le dificultaba mucho hablar con ella. Gracias a usted estoy más tranquilo porque hacía días que no sabía de ella y estaba preocupado.

Luego le hablé de mis migrañas, me examinó tomando todo su tiempo y al final me dijo que efectivamente debería ver un oftalmólogo porque según él, quizás era hora de cambiar la graduación de mis espejuelos. Por el momento le voy a dar una semana de reposo para que pueda ir a Camagüey. Llévele este papel al sargento Laborí, me dijo. Cuando regrese de Camagüey me viene a ver de nuevo, yo me ocupo de todo con Laborí.

Al salir de la consulta me reconcilié de inmediato con la profesión médica. Era cierto que le había hecho un pequeño favor, una nadería, a fin de cuenta. Lejos de actuar como militar, actuó como médico y con compasión otorgándome un descanso que era codiciado por muchos y muy mal visto por otros, sobre todo por aquellos que nos avasallaban.

Cuán lejos estaba de aquellas visitas médicas en el comité militar en las que un veterinario habría podido tratarnos mejor.

Cuando se lo dije al cabo Roberto este lanzó un “coñó” más que estridente. Usted sí que tiene suerte compay. Animados por la conversación nos fuimos a tomar el tren de regreso para el campamento. Dos días después, iría a Camagüey y sin acompañante esta vez, gracias a ese médico cuyo nombre olvidé y al que siempre le estaré agradecido.

Friday, December 21, 2018

Sergio Lastres (por Abel Quintero)


Es sin dudas, un dibujante extraordinario. Lleva consigo a donde vaya; sus cuadernos y lápices como si estos fueran una extensión de su propio cuerpo.

Mientras disfruta de otras culturas, capta el alma de cada paisaje y la esencia de quienes lo habitan. Sabe que; pasear con la mirada los contornos de un rostro, o hacerlo fugazmente ante la pose inquieta de una gaviota que hurga su alimento; es para un artista la forma ideal de experimentar el mundo, más allá de una lente sofisticada y fría.


Sergio Lastres posee la habilidad de reproducir la forma y captar las escenas con facilidad. Sin embargo no le basta con la representación estática de sus propuestas.

Dota de movimiento las figuras sin que su arte llegue a ser óptico, más bien se apoya en un recurso propio del futurismo Italiano, aquel grupo surgido a principios del pasado siglo, cuya trascendencia alcanza la modernidad.


A decir de Tomasso Marinetti, uno de los representantes de ese período; “La magnificencia del mundo se ha enriquecido de una belleza nueva: la belleza de la velocidad”. De ahí, que el efecto del movimiento podía ser representado de manera secuencial en una obra bidimensional, y es justamente lo que consigue Sergio. Su obra parece moverse, vibrar, incluso desde la profundidad hasta el espacio del espectador. Incita el sentido táctil mediante texturas, a veces al azar y otras en función del objeto. Es osado en sus composiciones, precisamente intentando abrir el espectro de esa “danza visual“ de esa interacción con un observador que no puede ignorar su coqueteo.


Este artista también es parte de su obra. Se retrata dentro de sus propuestas de forma muy interesante, a veces a destiempo cual profecía y otras como las crónicas de un habanero que no puede ni quiere desprenderse de su historia. Es simbólico y lúdico, se adapta a los íconos y comparte en una misma pieza varias formas de hacer. Algo así como un toque pop en un futurismo contemporáneo…¿?

Al observar su trabajo, puedes percibir que cada buena obra depende de una generosa formación artística. El manejo y dominio de varias técnicas, le abre el espectro a la experimentación. Luego la preparación a nivel conceptual, permite confluir diferentes resultados en una misma obra.


Sergio se muestra como un artista seguro de su discurso. No es incisivo en el tema del arte y juega con su cotidianidad, haciéndonos partícipe de ella.


Pero quizás su más reciente obra no sea la de los pinceles, sino el haber cultivado una relación muy especial con esa hermosa niña que con frecuencia lo acompaña y le sigue como ejemplo de vida. A veces me sonrío al ver como Tatiana convierte a su abuelo en un lienzo y descarga sobre él su propia obra, osada y tierna.

De tal palo… se diría.


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Textos de Abel Quintero publicados en el blog

Saturday, July 21, 2018

de la Cuba reciente (por Abel Quintero Fuentes)


Se llamaba Jesús Mira y le decíamos “el Gallego”, pero en realidad era Catalán y vivía en Barcelona.

Viajaba cada tres meses a Cuba y me compraba todos los cuadros que yo pudiera realizar en ese período. Tenía galerías en España, México y me estaba representando aquí en Miami.

Jesús era además de mi representante, un amigo. Le regalaba botellas de buen vino a mi padre, nos invitaba a viajar con él por varias provincias y un día incluso me llevó un buen trozo del famoso jamón de jabugo, (desconocido hasta hoy en Cuba) para que probáramos los exquisitos manjares que se disfrutan en España.

Una tarde, mientras hacíamos los trámites para legalizar un grupo de obras que se llevaba, le pedí que me ayudara a sacar un teléfono celular. Accedió aunque pensaba que el favor era solo manejar hasta el lugar.

Llegamos a la oficina y cuando supo que los trámites debían ser a través de él, se sorprendió.

- Hey maja... yo soy extranjero, el nacional es él.

- Señor, si no le explicaron... los celulares solo pueden ser adjudicados a extranjeros que necesiten tener contacto con cubanos. Usted se lo deja a quien desee, tiene derecho a dos líneas.

Jesús me miró consternado y le dije bajito:

- Recuerda que los cubanos somos extranjeros... mundialmente.

La mujer, sin mirarme, farfulló:

- Así funciona compañero.

Luego de adquirir mi primer teléfono Nokia, le puse una tarjeta de diez dólares. El minuto de salida costaba creo 60 centavos CUC y el de entrada, un poco menos. Los mensajes también costaban, mandarlos y recibirlos.

- “Eso es un robo”. Me decía mientras viajábamos de regreso hasta el hotel donde se hospedaba.

Ya en el lobby del Habana Libre quiso que subiéramos a la habitación para organizar las obras, al frescor del aire acondicionado, pero los oficiales me prohibieron pasar al ver que yo era cubano.

El gallego montó en cólera y empezó a clamar por los responsables y a moverse de un lugar al otro del hotel. Simplemente su cerebro no concebía como racional lo que estaba pasando.

No resolvió nada. Intentando calmarlo, los encargados le ofrecieron una oficina en los bajos del hotel donde yo sí podía estar... pero sin aire acondicionado. Las gotas de sudor mojaban la superficie de los lienzos esparcidos por el suelo.

Esa tarde al marcharme, Jesús me dijo:

- Tienes que irte de Cuba... ¿por qué los humillan así?

En el viaje de regreso a mi pueblo pensaba en lo ocurrido. Ya me había adaptado a ver los menús para nacionales y la diferencia con el de los turistas, incluso me habían expulsado de una calle en Varadero por transitar por zonas turísticas en un auto de los 50s (experiencia real) ya era algo cotidiano.

Viviendo aquí, tuve dos encuentros con Jesús... pero un día no supe más de él.

En Aragón 260, Coral Gables, todavía cuelgan en sus paredes mis cuadros, que son de su propiedad... pero ni siquiera los dueños del lugar saben que fue del “gallego”.

Hoy día mis amigos en Cuba ya pueden ir a los hoteles. Pero es solo una concesión, un permiso con precios inaccesibles al ciudadano común. Permiso que puede revocarse si al líder se le ocurre pensar que hay que apretar la tuerca de nuevo.

Con frecuencia pienso en Jesús y comprendo de lleno su desconcierto al recordar aquella mirada que con ira y lástima me decía... “te tratan como paria en tu propia tierra, tienes que irte.“

Y eso que él no lo sabía todo.


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Ver Abel Quintero en el blog

Thursday, March 22, 2018

(Hialeah) Inauguran la escultura "Oda a la libertad", del artista cubano Ramón Pedraza

El pasado 21 de marzo de 2018 se inauguró en la ciudad de Hialeah la escultura Oda a la libertad, obra de Ramón Pedraza, en la Plaza Don Quijote. El parque está ubicado en 1950 W y la 49 St (Salida del Palmetto y la 103, frente al Mall de Hialeah).

Las palabras del acto fueron ofrecidas por el artista Abel Quintero Fuentes, a quien le agradezco la cortesía de compartirlas con los lectores del blog.


Oda a la Libertad,
 escultura de Ramon Pedraza



por Abel Quintero Fuentes
Hialeah, 21 de marzo de 2018


En una ocasión, el gran escritor Víctor Hugo, respondiendo a una pregunta que le fue hecha sobre las bondades de los idiomas, respondió: El inglés es ideal para hablar de negocios, el alemán se hizo para las ciencias, el francés es el lenguaje del amor y el español, ¡ah, el español!, es el idioma para hablar con Dios.

Siglos antes Don Miguel de Cervantes había traído a la luz su más reconocida novela: “El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” texto que ha sido hasta hoy la obra cumbre de la literatura en español.

Pero la obra no es única solo por el dominio de esta lengua, sino también por su mensaje singular. Por el hecho de convertir en héroe a un personaje sumido en la enajenación mental y como esa desconexión con la realidad le hace reflexionar sobre aspectos vitales de la existencia, creando en el lector la idea de que ciertas cosas solo pueden lograrse si aceptamos en ocasiones evadirnos de lo puramente lógico.

Es por eso que muchos de los que hoy disfrutamos vivir en esta ciudad, libres de los males que aquejan a nuestros países de origen, tuvimos que ser creativos e ir más allá de la cordura, inventarnos un sueño y creer en él, negarnos a escuchar a quienes intentaron persuadirnos de no cometer lo que ellos consideraron en su momento, genuinos actos de locura.

El trayecto hacia la libertad fue para muchos de nosotros como cabalgar sobre un enclenque rocinante o luchar contra gigantes con aspas.

Oda a la Libertad, así ha titulado a esta obra monumental, su autor Ramón Pedraza, quien de vez en cuando regresa a las páginas de ese libro y relee las historias y peripecias del Quijote, ya no solo para inspirarse en su figura, también para encontrarse él mismo entre sus líneas.

Conocer por primera vez a Ramón, ser testigo de su humildad y sencillez hace difícil creer que tamaña escultura haya salido de sus manos. Pero los que disfrutamos de su estrecha amistad sabemos que es capaz de obras aún mayores.

Este trabajo ha sido realizado exquisitamente. Se ha utilizado una gran cantidad de varillas de acero e incontables puntos de soldadura. Sus formas han sido logradas a base de martillo y calor, sus herramientas de trabajo, guantes y atuendos de protección hubieron de ser reemplazados varias veces.

Ramón ajustó con precisión matemática los centros de equilibrio de la pieza, jugando con las proporciones, sin que ello afectara el aspecto de la imagen.

La obra está preparada para desaguar y resistir los embates del viento y ha sido cubierta con una pátina que junto a su base perdurará y marcará el momento de su creación a través de los años venideros.

El agradecimiento por esta obra va además de su autor, al gobierno de Hialeah, en representación de alcalde Carlos Hernández y a todo su equipo de trabajo.

Esta vez Don Quijote llega cabalgando sobre un flamenco, símbolo de la nuestra ciudad. Lo hace desnudo, sin posesiones y el machete en su brazo evoca nuestras luchas libertarias.

Oda a la Libertad es el símbolo de la emigración hispana, de todos los latinos que superamos los escollos de la travesía y luchamos por nuestro sueño, los que llegamos sin nada y hoy tenemos lo que necesitamos, la obra servirá además para que quienes nacieron de nosotros puedan referenciar el ella sus orígenes.

Hoy inauguramos un ícono para los que ostentamos el idioma español como nuestra primera lengua, un idioma creado para hablar con Dios.

 Foto/Rogelio Martínez
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 Acto de inauguración
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 Fotos Facebook de Ramón Pedraza
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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