"Precisamente, al sentirme llamado a proseguir este camino, pensé tomar el nombre de León XIV.
Hay varias razones, pero la principal es porque el Papa León XIII, con la histórica Encíclica Rerum novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial y hoy la Iglesia ofrece a todos, su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a los desarrollos de la inteligencia artificial, que comportan nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y el trabajo."
Tuve la oportunidad de mi vida en este mi minuto miamense de poder ver “en vivo” el momento crucial en que la catolicidad del mundo plural se preparaba para saber quién será el nuevo pontífice recién electo, ya primariamente anunciado por la esperada fumata blanca.
Desde mis años cubensis una experiencia así fue siempre impensable. A lo sumo, nos enterábamos de la noticia cuando Radio Reló emisora ancestral, daba la noticia entre pitidos de última hora, y a los efectos más prácticos, quizás cuando las campanas de las iglesias de nuestra ciudad camagueyanensis, como las de cada rincón de la Cuba profunda, tocaban a arrebato para compartir la buena nueva, que llegaba a oídos del obispo desde la Nunciatura, por vía del teléfono o el fax en una época anterior a la maravilla y la inmediatez del internet, y de allí a los párrocos, que sin dudarlo hacían la noticia pública con el taner de las campanas.
Ya a la muerte del pontífice el proceso había sido el mismo, esa vez con el doble de rigor desde los altos campanarios.
La gente de a pie se preguntaba siempre quien podría suceder al oír tan inusitado estruendo, ante la carencia de informes más precisos, que tarde mal y nunca podrían provenir de las fuentes oficiosas y autorizadas del gobierno, léase el Gramma o el NTV, sin ninguna inmediatez.
Hoy al conocer de primera mano la noticia del inesperado Papa americano, el cardenal Robert Francis Prevost, natural de Chicago, Illinois. Sirvió pastoralmente durante varias décadas en Perú, donde tenía fama de hombre llano.
Su nombre que no estuvo entre los papabilis, fue el que el Espíritu Santo promovió sin duda entre sus pares cardenales, y llega para ser un Papa en tiempos difíciles. Ya Dios sabrá que alta misión le espera.
Recemos por el nuevo pontífice, como pidió con humildad su predecesor el papa Francisco.