Showing posts with label Estampas camagüeyanas. Show all posts
Showing posts with label Estampas camagüeyanas. Show all posts

Wednesday, November 22, 2023

Consuelo Cisneros de Colón, una poetisa del Camagüey en 1917. (por Carlos A. Peón-Casas)


Eran los años aciagos de la Primera Guerra Mundial. Pero en la plácida Cuba no resonaban los avatares guerreros de la conflagración que desolaba Europa.

Las voz serena de la poesía de una joven poetisa del Camagüey, a todas luces avecindada en la capital de aquella Cuba próspera de “vacas gordas”, se publicaba en un libro de poemas que con el título de Brumas, reseñaba un cronista literario de la revista Bohemia(1) de entonces.

Consuelo Cisneros de Colón era la autora de aquellas inspiradas páginas que ya admiraban los críticos al uso.


El de Bohemia recogía uno de los poemas antólogados en el poemario: Luna de Otoño. Sus elogios aunque a nuestro ver sobrepasaban cualquier mesura, la dejaban empero acomodada en el parnaso de las letras de aquel minuto.

El crítico no escatimaba en ponderaciones de los aciertos creativos de la rimadora, y daba el beneficio de cualquier duda, a favor de la joven poetisa del paterno lar camagüeyano, concediéndole inevitables influencias de dos poetas dispares pero significativos e incontestables: el alemán Heine; y el español Becquer.

Del segundo nos parecerían más plausibles las semejanzas. Pero igual la largueza del verso ajeno no es más que un tímido referente que se cruza con la originalidad del creador novel. Nadie es culpable de imitar a los maestros en esa primera coordenada creativa.

Dejo al lector la responsable labor de barruntar una u otra posible suficiencia, cuando valore el texto que aquí comparto, eso así, a nuestro humilde juicio: lánguida y fértil en sus líneas de arreboles imaginativos.

Aunque para la creencia más íntima de este escribidor, ese solo texto no dejaría formarnos una mejor y cabal esencia del lado más trascendente de la escritora camagueyanensis, pues ya se sabe que una golondrina en soledad no hace verano.

Aunque a a no dudarlo en las estrofas de Luna de Otoño, el poema de marras en su estructura de cuatro y cinco versos, de un endecasílabo vibrante y rimas bien intencionadas, hay hondura y sensibilidad suficientes.

Si fue acaso este su primer volumen poético, o si acaso hubo más, declaro mi absoluta ignorancia.

El libro de narras no aparece registrado en los anales que nos quedan a la vista, y solo nos hemos asomado a esta muy parcial evidencia que la posteridad ha salvado en aquella añosa Bohemia de un día ya lejano de noviembre de 1917.


Luna de otoño

Blanco nectario del medroso velo
que allá en la noche vagas misterioso,
cuan fantástico duende fabuloso
de níveas alas que brotó del cielo...!

Eres, ¡Oh Luna! cariñosa y pura
mensajera de ensueños e ilusiones
y al descender de la celeste altura
llenas de luz mis horas de amarguras
haciendo huir mis negras decepciones!...

Cuántas noches tus lánguidos fulgores
quebrándose al pasar por mi ventana,
me hablaron de canciones y de flores
de caricias pletóricas de amores
y de aquella pasión dulce y lejana!...

Tú también en mis horas de desvelo
al taladrar las dudas mi cabeza,
has bajado del cielo
a disipar mi insomnio y mi tristeza...

Tú alumbraste risueña aquella cuna
que una vírgen purísima mecía...!
y fue tu lumbre cenicienta, ¡Oh Luna!,
la que después surgir vió de la cuna
aquel capullo que su broche abría...!

También el beso fugitivo y tierno
que hizo temblar la flor en la enramada
y a las heladas brumas del invierno
crugió la rama y al capullo tierno
arrastró en su corriente una quebrada...!

Terrible realidad! Lo único cierto
que todo dura en la existencia impía,
lo que la blanca lágrima que yerto
el párpado de un muerto
tarda en brotar de su pupila fría!...

El niño nace; y su risueña infancia
como una flor esparce su fragancia
de la niñez al vacilante paso...
luego la juventud... los desengaños...
hasta que cruel, el Boreas de los años
le sumerge en las sombras del ocaso...!

Por eso hoy como ayer, a la misma hora,
me has de encontrar cansada y abatida...
mientras tu rayo mágico colora
la llama que devora
la loca caravana de la vida...!

Consuelo Cisneros de Colón



-----------
1. Bohemia. Noviembre 18, 1917.

Wednesday, November 8, 2023

Francisco Agüero y Agüero un poeta olvidado de Puerto Príncipe (por Carlos A. Peón-Casas)


Su nombre nos involucra inevitablemente con la larga prosapia de los Agüero, línea genealógica que entrecruza los destinos patrióticos pero también los de las bellas letras de Puerto Príncipe.

Francisco, es hijo de otro preclaro principeño: Francisco Agüero y Duque Estrada: “El Solitario”, por lo que sus necesarias coordenadas poéticas y literarias tienen un claro sello generacional.

Vio la luz en aquel Puerto Príncipe en 1832, fue su madre una reconocida dama de la aristocracia local Ana María Agüero y de Varona, de allí su doble filiación al patricio apellido.

Su primera juventud discurrió en los bucólicos ambientes de El Retiro, propiedad de la familia de su madre, donde teniendo por maestro a su propio padre, y rodeado de los encantos de la naturaleza, curtió su alma ansiosa de luces y sueños.

Fue también, como su padre, periodista; destacando en tales labores en el semanario “El Popular”, del que fungiera como director. Pero la poesía fue definitoriamente su fuerte, un poco antes de su fallecimiento, en 1886 dio a conocer sus versos, contenidos en un libro intitulado Sentimientos y Creencias, del que fue igualmente el autor del prólogo.

En aquellas inspiradas palabras tuvo a bien dedicarlo a la generación más joven:
Por eso venimos, palpitantes de emoción, radiantes de júbilo, a depositar nuestro modesto libro en al altar de la patria, como el homenaje purísimo de nuestro cariño, poniéndolo en manos de la juventud perteneciente a la nueva generación, que amamos entrañablemente, para que le sirva de noble emulación, de poderoso estímulo, puesto que ella representa el porvenir y las más legítimas esperanzas de la sociedad en que vivimos(1).
Un poema del libro nos merece atención, porque va dedicado especialmente al paterno lar principeño. Se titula “A El Camagüey”, compuesto en la difícil estructura del soneto, nos sirve de muy especial cierre para esta reseña que ha querido descubrir la voz singular de un poeta local, del que el tiempo no borra, ni acaso desdibuja, los acentos más preclaros de su estirpe y su buen hacer de rimador.

¡Campeón de la verdad inmaculada”
¡Soberano titán del pensamiento,
Que el progreso proclamas con tu acento,
y con tu voz la Libertad sagrada!

Tú que emprendiendo varonil cruzada
Confundes el error con tu ardimiento,
Y eres de la Provincia el ornamento,
terror de la Colonia desgraciada.

Sigue valiente tu misión divina
En tu puesto de honor firme y constante
mientras la reacción rayos fulmina.

“Que si falta un Homero que te cante”
Haré que el arpa en tu alabanza vibre
Digna, sincera, como el aire libre.(2)


-----------------------------------------------
  1. Sentimientos y Creencias. Francisco Agüero y Agüero. Imprenta Ramentol S.A. Camagúey. 1956. Esta edición fue promovida por su hija Josefina Agüero y Poveda, la más joven de la larga descendencia de ocho hijos del poeta principeño.
  2. Ibíd. p.165

Wednesday, November 1, 2023

Cañones en La Merced. (por Carlos A. Peón-Casas)

Fotos/ Luis F. Bastián Cadalzo.
---------

Para cualquier camagüeyano no muy bien enterado, la alusión del título pudiera parecerle extraña. Pero si es curioso, entenderá con lo que sigue.

La muy antigua iglesia conventual de La Merced en lo más céntrico de la ciudad de tinajones ancestrales y ríos de poco calado que nunca llegaron al mar, fue en varios momentos de su historia, emplazamiento militar, cambiabdo su antiguo propósito salvífico y de paz y amor, por el ingente traqueteo de las armas y la presencia de soldados.

El espacio conventual con su espléndido patio anexo a la Iglesia, que tiene existencia desde el primitivo siglo XVII, luego ya edificada  en 1747 con su majestuosa impronta tal y como la admiramos hoy, nos muestra en un ángulo propicio una muestra de aquellos momentos en que el espacio fuera acomodo para un cuartel.

Se trata de unos cañones, de una antigua dotación, que las tropas españolas tuvieron destacados en otro sitio no precisado de la ciudad.

Los susodichos artilugios en bastante buen estado de conservación aparecieron en tiempos recientes enterrados en los terrenos de otra casa eclesial, ubicada en las proximidades del antiguo camino de Palomino, hoy área conexa con la Carreteta Central en su salida occidental.

Después de ser encontrados en una excavación el entonces Rector de la Casa Diocesana de la Merced y actual arzobispo de la Diócesis, Monseñor Wilfredo Pino, los destinó como oportuno recordatorio, a su actual emplazamiento.

Junto a ellos se recogen algunas precisiones históricas que recuerdan la otrora función militar que tuvo ese egregio y emblemático sitio de la ciudad agramontina.

Para cerrar estos apuntes, y como beneficio del lector, incluyo algunas referencias para que ilustren mejor sobre el particular: 
No existiendo en esta ciudad otra clase de fuerza armada que la de milicias, cuya guardia de prevención ocupaba una casa particular alquilada al efecto, carecíase en absoluto de cuarteles por considerarse innecesarios; así fué, que cuando a fines de 1821 vino de guarnición a esta plaza el batallón de León al mando del Coronel D. Miguel Balbuena, hubo que alojarlo en el convento de S. Francisco, como lo fué en el de la Merced la compañía del 1° Provisional que vino en 1826 á reforzar el escaso contingente de León (1)
De 1820 a 24 sirvió el Convento de cuartel a la Milicia Nacional. Desde 1824 a 1827 estuvo alojada en los claustros del Convento una compañía del extinguido Regimiento de Valencey, llamado después de Morales.(2)
[1849] Se construyeron obras de fortificación en la plaza de la Merced y frente al cuartel de Caballería, y se levantó un muro aspillerado sobre la azotea del templo cuya plaza se habia fortificado. En dichas obras se gastaron gruesas sumas inútilmente, pues fueron derribadas más adelante sin haberse obtenido con ellas otro resultado, que obstruir el tránsito público.(3)


-------------
1. Colección de Datos Históricos, Geográficos y Estadísticos de Puerto Príncipe y su Jurisdicción. Juan Torres Lasqueti. Habana. 1888. pag. 129

2. Ibid. Nota 7 a.

3. Ibid. pag 263

Wednesday, October 18, 2023

Una interesante referencia sobre la habilitación de sellos postales españoles en Puerto Príncipe en el invierno 1898 - 1899. (por Carlos A. Peón-Casas)



El hecho inició en diciembre de 1898 en el minuto en que las tropas norteamericanas se habían hecho fuerte en la ciudad en plan de ocupación tras las salida de las tropas españolas en el mes de noviembre.



Se nos refiere al respecto en Puerto PríncipeUn interesante asunto sobre sellos en Cuba, publicado por The Blue Sky Press, Chicago 1904, y firmado por J. M. Andreini.

La habilitación de aquellos sellos, con valores de 1, 2, 3 y 5 centavos, constituían una novedad en la ciudad del Príncipe. Se acometió la empresa en una imprenta local, en tinta negra. Hasta ese minuto los sellos al uso eran los emitidos por el Gobierno Español en las series correspondientes a 1896 y 1898-1899. Sobre aquellas denominaciones se acometió el correspondiente recargo.


Los detalles del hecho nos llegan través de una comunicación citada por el autor del libro, del Administrador Principal del entonces Departamento de Comunicaciones, al responsable del Taller Tipográfico Las Dos Repúblicas, que acometió el empeño:
En cumplimiento de de órdenes recibidas por este Departamento… del Comandante General de la Provincia, sírvase disponer se sobretimbren, en el taller y bajo su dirección los siguientes sellos de milésimas, habilitándoles, en las cantidad y valores siguientes de acuerdo con el diseño aprobado:

3000 de una Milésima, con un centavo.

3900 de dos Milésimas, con tres centavos

1000 de cinco Milésimas, con cinco centavos.
La susodicha comunicación firmada por el General Lope Recio, apareció publicada originalmente en el Periodico “Las Dos Repúblicas” con fecha del 21 de diciembre de 1898.

Al parecer aquella no fue la única vez que se acometieron tales labores de sobre timbrado.

El autor del libro, interesado en el asunto ya desde un punto de vista más filatélico, retomaría sus propias averiguaciones. Al parecer se sucedieron otras tres sobreimpresiones.


Como dato curioso el autor alude al hecho de que aquellos sellos se usaron principalmente en la ciudad de Puerto Príncipe, y en el poblado de Minas, a medio camino rumbo a Nuevitas, y en aquella misma ciudad portuaria. Por ser muy particulares y raras, aquellas cancelaciones, conservan las marcas de una antigua máquina donde se lee “Correo de Puerto Príncipe, Ysla de Cuba” y “Minas de Príncipe, Ysla de Cuba”.

Sin dudas, el correo local en Puerto Príncipe, ciudad y capital de la provincia de antaño, suministró los sellos a los destinos ya mentados de Minas y Nuevitas, y también presumiblemente a Santa Cruz del Sur.

El autor en sus indagaciones visitó la ciudad de Puerto Príncipe. Allí pudo conocer al linotipista de la imprenta Las Dos Rosas, Enrique Terradas Escobar, quien le ilustró sobre el particular y le aseguraba de la originalidad de aquella labor de sobreimpresión por el acometida, y de la imposibilidad de poder duplicar, con lo que quedaba zanjado el tema de que tal emisión hubiera podido ser re-imitada de algún modo.

De aquel periplo en plan de indagación para su libro, nos dejaba sus especiales referencias que traslado al lector desde el original en Inglés a mi vista:
Cuando estuve en Cuba, hace dos inviernos atrás, tuve el placer de conocer al general Lope Recio… El General Lope Recio que es un genial caballero, es ahora el Gobernador Civil de la provincia de Puerto Príncipe. Y me confirmó que había recibido misivas indagando sobre el asunto de los sellos de diferentes partes del mundo.
Sin dudas, la indagación del autor sobre el tema fue una muy reveladora, sobre un tema del que poco o nada hemos oído. Los sellos pasaron, según sus pesquisas, a manos de reconocidos coleccionistas en la capital entre ellos Truffin, Margarit, y los Drs.Weiss y Tremols.

Un estudio sobre el particular lo emprendería el Sr. Barreras de la Sociedad Filatélica de Cuba, y que publicara en la misma época en la Revista Cubana de Filatelia.


El autor finalmente daba las gracias de modo encarecido al ya mentado General Lope Recio, a su secretario de entonces el Sr. Ramón Silva, y a su corresponsal en la ciudad el Sr. Francisco Parras. En otras menciones de agradecimiento dejaba constancia de otros nombres de amigos en la ciudad del Príncipe: Arostegui, Castro-Palomino, Pérez del Castillo y Zayas Bazán.

Wednesday, October 11, 2023

Joaquín Segarra y Joaquín Juliá en los predios camagüeyanos. Año 1906 (por Carlos A. Peón-Casas)

Otra entrega sobre cronistas –viajeros, a su paso por las llanuras del Camagüey, nos descubre la cercanía de un binomio de autores españoles, valencianos por más señas, los ya citados Segarra y Juliá, a su paso por la otrora ciudad de comienzos del siglo veinte, en un periplo que tenía a nuestra Isla como destino, dentro de un viaje mucho más generalizador por las tierras de América. 

El proyecto viajero devino en libro bajo el título de Excursión por América. Cuba, y vería la luz como edición ilustrada con fotos bastantes singulares, en Costa Rica en la Imprenta de Avelino Elsina ese propio año.

El libro de marras, la primera entrega de lo que sería una futura continuidad editorial, lleva una singular dedicatoria: “En el Honorable ciudadano Don Tomás Estrada Palma, primer magistrado de la joven nacionalidad cubana a todos los ciudadanos del pueblo hermano, como homenaje a su cultura, hospitalidad y nobles sentimientos fraternales, dedican este libro”(1).

Pero entremos ya en detalles de la visita a tierras puertoprincipeñas. Los viajeros llegaron por tren a la ciudad camagüeyana, provenientes de Santiago de Cuba. No nos cuesta imaginar la por entonces nada insignificante estación local, con su parecido inevitable a cualquiera de sus pares norteamericanas en el centro sureste del vasto continente norteño. Y aunque silencian los detalles de su alojamiento, no es tampoco difícil colegir, que habrían de pernoctar, en el por entonces muy suntuoso Hotel Camagüey, al servicio directo de los viajeros que arribaban a la ciudad por vía férrea, como ya hemos visto en otra parte(2).

La estupefacción ante la imponente llanura principeña, los lleva a conceptuarla sin más rodeos como la “Mancha cubana”(3); y ante ella sienten sin rubor esa inigualable sensación de “no encontrarnos en Cuba…” por (el) “aspecto que ofrece en su conjunto este rincón de Cuba, el corazón de Cuba, que así puede considerarse a esta llanura central, a la provincia de Camagüey y a la típica ciudad, que es su centro(…)(4)".

La ciudad camagüeyana de entonces todavía remedaba a los tiempos ancestrales, aunque algunas irrupciones del progreso(5) ya se empezaban a sentir; y que no quedan para nada veladas para estos viajeros primerizos; pues aunque el paisaje, en sus propias voces se sentía:”con la ilusión de que se ha trasladado por arte de magia, a la famosa meseta casteñana,”(6) y se vislumbra de igual modo “el aspecto de la ciudad clásicamente española (que) le recuerda cualquier ciudad manchega”(7); tenían a bien lamentarse por otras intrusiones en el ambiente de ”la medioval ciudad(…)las prosaicas claridades con que profanan sus callejas silenciosas los focos eléctricos del alumbrado público”(…)(8).

La descripción que sigue, apunta con verbo inspirado y hasta poético la vista que se regalaba de la ciudad a los visitantes:
Campanarios rojizos sobresaliendo por cima de un oleaje de parduscos tejados, sin una nota clara que interrumpa la monotonía de aquella masa de colores sombríos. En las afueras, algunos caserones cuadrados que bien pueden ser las clásicas bodegas o el oscuro lugar de algún hidalguejo lugareño, más o menos emparentado en saberes y en ochavos con el señor de Quijano, y formando horizonte por los cuatro puntos cardinales y sus correspondientes arcos intermedios, la llanura inmensa, uniforme en tono gris de sus ondulaciones apenas perceptible con alguna brevísimas zonas de cultivo(…)(9)
De ese mismo tenor, serán las observaciones con que los cronistas visitantes dan cuenta de la ciudad del Tínima y el Hatibónico, cuando afirman:
Sus calles, estrechas y demarcadas por casas de aleros salientes y grandes rejas voladas, los típicos patios y zaguanes que recuerdan los de Toledo; los grandes tinajones para el agua; los pasamanos de escaleras y galerías, la disposición interior de las viviendas, la relativa abundancia de iglesias y conventos; la vida patriarcal que allí se hace, la sencillez en la costumbres y en el vestir, el ambiente sosegado que rodea la existencia de una gente afable en grado máximo; todo predispone desde el primer momento a forjar la ilusión de que nos encontramos trasladados a la paz de la vida de hace cien años, en el tranquilo rincón de nuestros mayores(10).
Y otras, en coordenadas que van más allá de lo meramente anecdótico y superficial cuando son capaces de hacer un análisis somero pero eficaz de las potencialidades de la economía ganadera , el rubro más espectacular de la región al vaticinar, lo que con toda certeza sería una verdad como un templo en los años republicanos por venir:
(…) los nuevos horizontes que abre a la vida de esta región el Ferrocarril Central(11)(…) han de dar notable impulso a sus riquezas(…)Surgen diariamente y se acrecen de un modo prodigioso, a ambos lados de la línea, poblados y caseríos, potreros y zonas de cultivo, que en plazo no lejano, habrán transformado extensos eriales y dilatadísimas maniguas en otros tantos centros de producción que señalan para Cuba un espléndido porvenir.
El cierre de sus referencias a la ciudad y su gente no puede ser de menor brillo. Contrapuntean para el lector, las aseveraciones que sobre el terruño camagüeyano había expresado un amigo cubano de los autores: Manuel Marquez Sterling(12), (por más señas hijo de otro camagüeyano ilustre de su mismo nombre), a quien habían conocido en sus andanzas por los diarios habaneros de la época a saber: La Lucha, La Discusión, El Diario de la Marina y El Mundo. Marquez Sterling hijo afirmaba que:“en el Camagüey las cosas son como la leyenda las repite y las rectificaciones son tan odiadas que el pueblo protesta de ellas, y sigue viviendo en una especie de fanatismo lamentable”.

Con la aclaración que sigue, los cronistas y viajeros nos hacen un guiño de simpatía, que todavía les agradecemos en este hic et nunc, en la distancia inevitable que todo tiempo pasado, que siempre nos seguirá pareciendo, inevitablemente, mejor:
No nos atrevemos a desmentir(…) la primera parte del aserto, principalmente porque esa quietud de ánimo no está exenta de encantos y nos place mucho(…)Pero esa especie de fanatismo lamentable (…) parece suponer algo parecido a insensibilidad por parte del pueblo camagüeyano, no la hemos visto en ninguna de las manifestaciones de su vida(…) hemos advertido en ese pueblo bueno, patriota, valiente si los hay, nada que permita afirmar en absoluto que viva encerrado en sus creencias como si una muralla de amor a sus propias cosas y a sus propios hombres le impidiera ver el ancho horizonte de la vida universal(13).
 
------------------------
Citas y Notas

  1. Excursión por América. Cuba. Costa Rica. 1906. p.
  2. Ver lo que apunta al respecto Irene Wright en su libro de viajes Cuba. Detalles a los que aludimos en nuestra reseña: Viajeros ilustres… Camagüey 1910.,en este mismo blog.
  3. Excursión por América…op cit. p. 502
  4. Ibíd.
  5. El subrayado es mío, piénsese por ejemplo en la interrupción de la calle República, con la demolición de algunas propiedades, para facilitar el paso de inevitables y modernizadoras líneas férreas, amén de algún que otro cambio de tipo funcional en las zonas aledañas, por la presencia del Hotel Plaza ( también conocido inicialmente como Ike’s) y los muchos almacenes anexos a la estación ferrocarrilera con otros servicios añadidos como las zonas de tolerancia (Progreso, etc).
  6. op cit. p. 384
  7. Ibíd.
  8. . Ibíd. p.388
  9. Ibíd. p.384
  10. Ibíd. p. 386
  11. Ibíd. Sobre el particular hacen en otro momento una jocosa pero verídica observación que han escuchado al paso: “ los tres benefactores indiscutibles de Cuba han sido, Cristóbal Colón, que la descubrió; José Martí, que la independizó; y…Sir William Van Horne, que construyó el Ferrocarril Central”.
  12. Manuel Márquez Sterling, Lima Perú 1872 – La Habana Cuba 1934. Periodista, escritor, ajedrecista, diplomático y político cubano, presidente provisional de Cuba durante 6 horas en 1934. Desde los diez y seis años debuta su carrera periodística escribiendo para "El Pueblo" y "El Camagueyano" fundado por su padre. (…)Funda el periódico "El Mundo" junto a varios colegas y después colabora en "La Lucha" (1905) funda el "El Heraldo de Cuba". (1913) y "La Nación" (1916). (Tomado del artículo homónimo de Wikipedia. Fundación Wikimedia. )
  13. Ibíd. p. 390

Wednesday, September 27, 2023

"Ignacio Agramonte en la vida privada". Detalles y recuerdos personales del Mayor en un libro de Aurelia Castillo. (por Carlos A Peón-Casas)


Con gusto siempre renovado repasamos las páginas menos conocidas y divulgadas de la vida de nuestro héroe epónimo. Esta vez por intermedio de este opúsculo que Aurelia Castillo, le dedicara a su memoria en el año de 1911.

Reveladores son algunos de estos apuntes que ahora comparto al siempre animado lector de estas páginas, y que buscan resaltar la memoria ancestral del terruño puertoprincipeño en sus facetas más reveladoras.

Principian estas memorias de Aurelia Castillo, que indagan por la trayectoria vital de Agramonte, remontándonos al tiempo de su primera cercanía con el joven patricio, en aquel Puerto Príncipe donde fueran coterráneos y compartieran sincera amistad:
Le conocí siendo estudiante de Derecho en la Universidad de La Habana. Ya antes lo había sido en el Colegio de Don José de la Luz... Iba el estudiante a pasar sus vacaciones en la ciudad de Puerto Príncipe (Camagüey hoy), donde residían sus padres, y en bailes y reuniones nos encontrábamos y nos hicimos buenos amigos.
Sus primeras impresiones del joven y gallardo Agramonte vienen de seguido en un retrato muy sugestivo:
Me parece verle. Era alto, delgado, muy pálido, no con palidez enfermiza… sino con palidez de fuertes energías reconcentradas; su cabeza era apolínea, sus cabellos castaños, finos y lacios; sus pardos ojos velados como los de Washington; su boca pequeña y llena, como la que se ve en las representaciones de Marte, y sombreada apenas por fino bigote; su voz firme.(...) Distinguíase además… por su educación esmeradísima, por su trato respetuoso por su seriedad, por su intachable conducta. Estaba exento de vicios y lleno de virtudes…
La autora, nos sigue relatando aquellas facetas de amistad que con el que el tiempo y las circunstancias del que con el tiempo se convertiría en el héroe inolvidable y hacedor de nuestra historia patria:
Yo fui -perdónenme la jactancia- una de sus amigas predilectas. Cuando en bailes nos encontrábamos, jamás dejó de bailar conmigo; cuando en reuniones siempre se acercaba a saludarme.
Un recuerdo particular de aquella entrañable cercanía de indudable y sincera amistad nos llega en las palabras de Aurelia, la anécdota que nos habla de la enorme sensibilidad del héroe por las bellas letras, pasión que compartía con la que sería celebrada rimadora.
Estábamos en una de aquellas ferias de la Caridad, delicias de los camagüeyanos, y muchachas y muchachos jugábamos a las prendas en la casa de una tía mía. Ignacio había perdido: tenía que sacar su prenda, y como se le sabía grande aficionado a las letras, y un cultivador de aquellas a ratos, se le mandó a recitar, y él recitó de una manera que yo no he podido olvidar, algunas estrofas del Canto del Cosaco, de Espronceda. Cada palabra fuertemente acentuada, parecía un golpe de maza descargado sobre los opresores de pueblos, sobre los opresores de Cuba especialmente…
En otro minuto de sus rememoraciones sobre el Mayor, Aurelia nos regala una fina estampa de aquella entrañable cercanía. Alude otra vez a la exquisita sensibilidad de aquel Agramonte, hombre de acción y valentía y arrojo probadas hasta la saciedad; pero a la vez dotado de una sensibilidad que le desbordaba.

La comparto con el lector en plan de cierre a esta memorabilia tan entrañable con que Aurelia del Castillo rememorara y celebrara su amistad con Ignacio Agramonte:
(...) No puedo fijar el año, pero fue indudablemente entre los de 1866 y 1867…Tomaba yo a la sazón lecciones de francés. Hubo de decirme Ignacio un día que deseaba leer conmigo un libro francés para ver las impresiones que esa lectura me produjese y oír mis observaciones. Y efectivamente, pocas noches después se presentó en casa de mi hermana, donde yo recibía mis visitas, con el libro prometido… no pudimos leer aquella noche, ni Agramonte repitió su visita pero el libro quedó en mi poder. Su título era Le christianisme et le libre examen… el autor era deista. Su argumentación echaba por tierra todas la religiones positivas… Pero se quedaba con Dios, y yo que sabía esto porque el autor lo indicaba en los primeros capítulos… estaba grandemente intrigada…por saber de que manera podría… salvar lo esencial después de haber destruído todo lo accesorio... Y esta curiosidad, quién lo creyera, debo yo quizás el haber prolongado tanto mi existencia…

Wednesday, September 6, 2023

Carolina Fernández del Castillo, Cocola: la discípula camagüeyana de Martí. (por Carlos A. Peón-Casas)


Las noticias sobre esta singular mujer, discípula del Maestro en los años de su emigración neoyorquina, cuando junto a su familia, y por causa de la guerra del 95, cruzara hasta el frío y norteño territorio, nos llegan por intermedio de una entrevista que Gonzalo de Quesada y Miranda publicara, en Bohemia en 1935.


Para entonces, la entonces la que fuera muy joven discípula del Apóstol, frisaba la séptima década de su vida, y estaba casada con Emilio Cassi, periodista de origen italiano, amigo personal del cronista, y quien junto a los rough riders de Roosevelt, protagonizara hazaña de valor durante la toma de la Loma de San Juan en la emblemática acción a las puertas de Santiago de Cuba.

La estirpe camagüeyana de Carolina, Cocola para sus íntimos, era de rancia prosapia. Asi nos lo hace saber el cronista:
… su madre, Doña Angela Castillo y Agramonte, parienta cercana del Bayardo centauro Ignacio Agramonte, de los Cisneros Betancourt, de los Quesada; la figura de su padre, Miguel Fernández Ledesma y de Céspedes, de noble linaje español, pariente de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria.
La cercanía neoyorquina de Cocola con Martí se urdió desde el destino. Su padre, prisionero de los españoles en la acción de Guaicanamar durante la Guerra Grande y donde  combatió a las órdenes del general Ángel del Castillo y Agramonte, fue conducido a Puerto Príncipe para ser fusilado, pero por intermedio de un influyente amigo de la familia, se le obtuvo la conmutación de la pena por la de cadena perpetua.

En el presidio político conoció al joven Martí. Junto al adolescente compartió las premuras de la durísima cárcel, y compartió con generosidad los alimentos que solo los adinerados podían conseguir a los reos, sufragándolos de su bolsillo, gesto que Martí jamás olvidó.

La vida los distanciaría cuando el prisionero Fernández fuera conducido al presidio de.Santoña en África, de donde lograria escapar y finalmente alcanzar tierras de libertad en Nueva York donde se asentó.

La casa de don Miguel Fernández y de su familia en Nueva York sería destino de encuentro.

Al decir del periodista:
un verdadero hogar de tan hondos afectos que cuando su amigo murió, en 1891 le escribió a su viuda y a su hija: 'Mándeme Angela, mándeme Cocola, que en estos momentos de su inmenso y justo dolor, soy para ustedes todo corazón'
En aquella casa fue donde Cocola hubiera de conocer a Martí, y “convertirse en pura discípula de sus elevadas prédicas”. En palabras de la propia Cocola a Gonzalo de Quesada y Miranda, compartía sus vivencias:

Siendo una niña aún conocí a Martí me cuenta Cocola, enseñándome un retrato de ella de esa época, continuando mientras saca otros suyos, con los largos y complicados vestidos femeninos de entonces. Algunas veces acompañaba a mis padres en las visitas al colegio.del Sagrado Corazón de Manhattanville, donde yo estaba estudiando. En los paseos por.los jardines del colegio me revelaba su amor por por la Naturaleza y sus conocimientos de floricultura… Solía rememorar, entonces su juventud, sus primeros sentimientos contra España, sus horas felices al lado del buen Mendive, la tristeza de verse incomprendido por.su familia en sus ansias de ver a Cuba libre. De exquisita cortesía, Martí poseía el raro don de saber tratar a cada persona de acuerdo con su edad y condición, lo cual, sin duda, representaba además de su gran genio y bondad, una de sus cualidades más atractivas.

Recuerdo como ejemplo, una gran muñeca mía traída de París y bautizada con el nombre de Josefina. Tal era mi delirio por ella que mamá mandaba a hacerle ropas y zapatos, y casi siempre la elegante Josefina se encontraba sentada en la sala como hoy las grotescas muñecas de Lenci. Y Martí, en cada visita, nunca dejaba de saludarla y de simular una.conversación con la muñeca… Libros buenos me regaló muchos, presentándome con el primer ejemplar de la traducción suya de la novela “Ramona” con la dedicatoria: 'Para la niña que con sus cortos años comprende lo que lee y que considero con el alma tan pura como Ramona…'
La entrevista tan particular y reveladora refleja otros atisbos de la cercanía de la entonces jovencísima camagüeyana con nuestro Martí. Son perlas ineludibles para esta rememoración que hoy rescata tales afectos de aquella coterránea nuestra:

De las manos de Cocola tomo una vieja fotografía del Maestro hecha en Nueva York en 1888, al dorso leo en la dedicatoria: 'A Cocola hija de un hombre generoso y de una amiga fidelisima'. Y de sus labios oigo los versos escritos expresamente por Martí para una fiesta cubana en la cual trabajaron Cocola y sus compañeras de destierro, en casa de mi abuela, Doña Isabel Arostegui…
Cocola deja al final unas notas evocativas de sus lúcidas memorias martianas. En ellas laten facetas no muy nombradas y poco esclarecidas de su recia, pero igual de sensible  personalidad:
Es muy difícil sumar todos los afectos de que era capaz el corazón de Martí… El sacrificio cumplido para con los otros era la única balanza en la que se podría pesar la capacidad de su corazón… su abnegación encontraba su origen en el sentimiento de piedad para quien sufre, y en el patriotismo aceptado como su gran religión. Tenía la necesidad de soñar sueños irrealizables, o de correr tras la quimera siempre vaga y nunca alcanzada, o tener un grupo de discípulos pendientes de sus labios como de un Apóstol… Amó, pero cómo pueden amar los seres que tienen una alta misión por cumplir y que por ella deben sacrificarse a sí mismos y a muchos y muchos otros; ninguna de la graduaciones de afectos humanos le faltó. Todas las comprendió, y fue esa facilidad y don de comprensión lo que le hizo sufrir infinitamente y que también lo hizo inmortal.

Wednesday, August 30, 2023

Carmen Cordero: Noticias de una inusual poetisa camagüeyana (por Carlos A. Peón-Casas)



Paralelas era el poemario que la identificaba en la ciudad en 1940. El original que entonces circulara entre los amantes de las bellas letras del Camagüey, en una tirada a todas luces limitada, nos llega hoy en estas tierras de promisión, por intermedio de las Bibliotecas de la Universidad de la Florida.

El susodicho ejemplar estaba dedicado por la propia autora a Angel Augier, a quien calificaba como “hondo y fino poeta vanguardista”.

Las notas liminares a la poesía de aquella “muchacha que hace interesantes versos, en la tierra que antaño nació la Avellaneda”, lo firmaba otro escritor y poeta del terruño: el entonces ya reconocido Felipe Pichardo Moya.

Para Pichardo Moya, la obra de esta incipiente poetisa merecía difusión entre sus pares y así lo testificaba luego de leer de primera mano aquel primitivo manojo de versos de 
aquella muchachita menuda y sencilla… que apenas ha dejado de ser una adolescente… por la materia que en ella alienta, por la fuerza creadora y sentimental que en ella arde nos atreveríamos a decir que es una realidad respetable de nuestras letras… una poetisa que dejara ver su nombre junto a los de Gertrudis Avellaneda y Emilia Bernal.
El tiempo sería el único juez para juzgar si el entendido preceptista, promotor con sinceras intenciones de aquella voz del camagüeyano lar, podría o no ser depositaria de tan elevados augurios.

Reconozco mi impericia para juicios tan altos, porque acaso bebí igualmente de ese cáliz que el verso nos regala en los primeros años de todo creador, cuando el latido poético nos es consustancial con tantos sueños por definir y clarificar. Y es impensable que me erija en juez y parte.

Regalo al lector con algunos botones de muestra de esta poco conocida edición de los versos de Carmen Cordero, concebidos allá en el paterno y materno hogar camagüeyanensis, y hoy a salvo de todo olvido en este confín no tan remoto ni tan lejano de nuestras playas, donde la vida y la esperanza nos convocan.


¿Qué pudiera contarte?

¿Qué pudiera contarte,  si mi vida serena: 
ha dormido los sueños de la paz y el descanso?... 
¿Qué pudiera contarte un espíritu manso 
que no tiene el arrojo de romper su cadena?... 

¿Qué pudiera contarte, que valiera la pena
de contar; si mi vida igual es a un remanso, 
con sus aguas dormidas que, cobarde no lanzo. 
a otro curso en la bella perspectiva terrena?....

Nada puedo contarte; ni dolor, ni alegría, 
ni placeres ni encanto. En la paz de la villa 
una vida perdida, siempre igual cada día.  

Nada puedo contarte para tu maravilla 
que escucharas absorto... pues mi vida sencilla, 
de emociones y fiestas siempre ha estado vacía. 


La llama oculta 

Yo muero macerada
por una oculta herida.
De pena estoy doblada
de angustia estoy transida

Y tú... no sabes nada.
Tú duermes, y yo velo;
túcantas, y yo lloro
tú ries, y yo al cielo
inútilmente imploro.

Y tú, todo sereno,
y yo, toda exaltada...
de hiel el vaso pleno
bebiendo silenciada
sin que túsepas nada.

Te miro indeferente 
pasar junto a mi vera, 
sin que, ni levemente
se fije tu mirada
sobre mi faz de cera.

Y, siempre yo callada
me quemo en la hoguera
de oculta llamarada...
sin que tu sepas nada.

De toda mi tortura,
de todo mi fracaso;
de toda la amargura
mortal en que me abrazo...
ay!.. tú no sabes nada.

No ves?... Muero olvidada
de tí, como una mustia
Vestal, junto a la grada
del templo de la angustia,
Y tú, no sabes nada,
Y tú, no sabes nada.


Tristeza 

Tristeza indefinida,
tristeza torva, fuerte,
¿me vienes de la vida
o, acaso de la muerte?

¿De donde te produces
inagotable fuente?...
¿Adónde me conduces
tan dolorosamente?...

Tristeza inmensa y vaga,
tristeza plañidera,
tristeza que naufraga
Dios sabe en qué ribera!...

tu angustia indefinida,
tu negro tedio fuerte...
¿es de vivir la vida
o, de anhelar la muerte?

Tristeza que en mis sienes
tu negro signo luces...
no sé de dónde vienes,
ni adónde me conduces...


Alma

¡Oh, alma atada siempre del cuerpo al duro barro! 
¡Oh, alma blanca y pura!... ¡Oh, lámpara votiva! 
Por mas que la materia que te oprime desgarro,
inútil es, en ella permaneces cautiva. 

Y, no poder el vuelo tender, mientras se viva 
ungido a la carroña como a un duro carro! 
Tú has florecido en ella, cual una sensitiva 
florece resignada y herida del guijarro.

Sólo una bella cosa, y ella es el dulce sueño, 
consigue el elevarte de la terrena esfera. 
Pero, unos instantes, no más, se hace tu dueño. 

¡Oh, alma asi opresa, que el sueño es la escalera 
por donde te levantas de tu mundo pequefio 
para volverte luego al cuerpo prisionera.


Inmortal

No te adora mi carne, no te adora mi vida,
hay algo dentro de ella que te adora quizás
con más blanca pureza que la carne podrida
y es, su amor más eterno que la vida fugaz.

No está por los deseos, ni la ansiedad roída. 
Es mansa como el agua, y da más bien la paz.
no temas que te queme su luz, es la encendida
lámpara de mi alma que no muere jamás!

Deja pues, que con ella, dulcemente quiera
el alma es como un puro y claro manantial
inagotable, inmenso... Acércate a su vera,

apura de sus aguas; bañate en su caudal...
su amor es tan sublime que cuando yo me muera
te seguiré queriendo: el alma es inmortal.


Conformidad 

La quietud de mi vida no la turbes Señor,
por estas vanas cosas: gloria fama y amor.

Déjame así olvidada, en la paz de la villa,
gusto tanto el deleite de la vida sencilla.

De las aves que trinan, de la fuente que salta,
déjame ser la amiga: nada más me hace falta..

De mi vida hogareña que la paz no perturbe
el vértigo ruidoso de la fastuosa urbe.

Déjame que me apague tal una débil llama,
empolvada de olvido, huérfana de la fama...

Wednesday, August 23, 2023

Una guía para conocer Miami y el Condado de Dade en 1941 (por Carlos A. Peón-Casas)


Tan interesante prontuario para el turista que visitaba la ciudad, y que data de los años cuarenta del pasado siglo XX, es hoy día, un singular documento de valores históricos y culturales bien añadidos.

Precisamente para el año 1941, en que circulaba por vez primera vez, la susodicha guía, se mostraban algunos hints interesantes. Por ejemplo, la ciudad contaba con sólo un par de estaciones radiales: la WQAM y la WIOD, ambas con mil watts de potencia.

Se contaban entonces 24 salas cinematográficas, cuatro de aquellos para personas de color. El aforo total era para 25.000. Y entre las instalaciones destinadas a la recreación en general, se encontraban el Miami Lummus Park, ubicado en la calle tercera y la avenida del mismo número en la zona del noreste. El público podía practicar allí juegos de mesa como el ajedrez y el de las damas; igualmente una modalidad del juego de bolos sobre césped.


Otro espacio público, el Bayfront Park, acogía una clase bíblica cada domingo y siempre a las 3.30 pm. En la misma área, que podía alcanzarse a una distancia apropiada para los paseantes desde la calle Flaggler en su porción más oriental, se ofrecían conciertos gratuitos a cargo de la Banda Municipal, durante la etapa invernal.

Otras opciones incluían las populares carreras de galgos en el Biscayne Kennel Club en la segunda avenida y la calle 115, que se sucedían todas las noches excepto los domingos, desde Diciembre hasta Abril. Las entradas costaban 25 centavos. Igual diversión estaba disponible en otro club de igual perfil y mismo precio de entradas, esta vez en West Flaggler.

Un frontón de jai alai, el popular deporte de origen vasco, se localizaba en el Biscayne Fronton, a la altura de la avenida 35 del Noroeste. Los partidos discurrían todos los días, descansando los domingos.El precio de admisión era igualmente de 25 centavos.

Se anunciaban para el mes de noviembre una temporada de bailes en el Centro Cívico localizado en el número 35 de la calle segunda del Noroeste. Para el mes de Diciembre el mismo espacio acogía partidas de bridge. Y ofrecía una velada de Año Nuevo.

Para esa misma temporada de fin de año la ciudad acogía un Torneo Abierto de Golf, a celebrarse las instalaciones del Country Club de Miami Gardens, y dotado de una bolsa de 2500 dólares.

Para empezar el año, igualmente se sucedían otras atracciones como el Torneo Metropolitano de Pesca, que ocupaba desde el mes de Enero y hasta Abril. Una Regata para veleros, era ofrecida por el Yatch Club de Miami, en el Miramar Course.

También el arte se hacía presente durante el segundo mes del año, con una Exhibición Anual en el Miami Woman’s Club, y la ciudad celebraba con fruición su aniversario de cumpleaños en el mes de Julio.

Aludimos ahora a otros pormenores de aquella ciudad de los años cuarenta del pasado siglo XX, en medio de los avatares de la Segunda Guerra Mundial.

El antiguo y estrecho trazado de las calles originales ya causaba algunas dificultades al ya aumentado tráfico rodado de la época, cuando la ciudad contabilizaba más de 80.000 automóviles, que llegaba a la astronómica cifra de 200.000 al sumarse los vehículos procedentes de otras ciudades norteamericanas, durante la etapa alta del turismo. En la temporada alta de 1937-1938, desde Octubre hasta Marzo, la ciudad proveyó alojamiento para 796.000 visitantes. Se contaban entonces con 186 hoteles y 978 edificios de apartamentos, 1157 casas rentaban sus habitaciones. Los gastos de los visitantes promediaban anualmente unos 60 millones de dólares.


Para entonces ya se acometía la construcción de nuevos puentes sobre el río. Igualmente se hacían más anchas las calles y avenidas. Biscayne Boulevard y Coral Way se adornaban para entonces con una sucesión de palmas.


La población de entonces ascendía a los 170.000 habitantes. Un dato que nos parece sugerente apuntaba que para tal minuto que las presencia en la ciudad de Latinos e Indios Seminoles “eran relativamente pocos en número y no tenían una gran influencia sociológica”

De aquella temprana población de origen latino se nos sigue diciendo que ocupaban una pequeña área en el borde norte del distrito comercial, y aunque mantenían sus costumbres y tradiciones, eran asimilados con facilidad.

Otro segmento poblacional eran las personas de color, que contabilizaban 30.000, un número que se incrementaba en la etapa invernal con la presencia de más de 1000 choferes, trabajadores domésticos y empleados de hoteles. Se les sumaban igualmente unos 5000 procedentes de las Bahamas, de quienes se hacía notar su especial y preciso acento británico al hablar el Inglés.

Se reconocían ya entonces que los antecedentes culturales de todos aquellos grupos eran variopintos y diferían entre los distintos grupos. Los clubes, sociedades y asociaciones hacían esfuerzos para proveer oportunidades a sus miembros, para participar en la vida comunitaria. Entre aquellas destacaban las distintas iglesias que sumaban 131 en el area de los blancos, y 59 en la de los negros.


Las ingentes oleadas de trabajadores temporeros ya eran notorias. Interminables caravanas se dirigían a la ciudad a partir del mes de noviembre. Como consecuencia a la avalancha de tanta magnitud, los salarios locales ofrecidos a los recién llegados se deprimían grandemente. Para los que concurrían en busca de empleos más calificados se exigía alguna licencia como en el caso de electricistas, plomeros, carpinteros y pintores. El resto dependía grandemente de las fluctuaciones del mercado laboral. Y aunque la ciudad se empeñaba ya entonces en promover su industria y agricultura, seguía dependiendo primordialmente en los ingresos generados por el turismo.

De tal suerte para el mes de septiembre la ciudad se aprestaba a recibir a todos los turistas posibles. Hoteles y restaurantes cerrados en su mayoría durante el verano, abrían con gran premura sus puertas.

La línea de costa con más de 10 millas de extensión ofrecía a los bañistas un espacio para cualquier temporada. La pesca en la bahía y en la Corriente del Golfo ofrecían posibilidades increíbles desde pequeñas presas hasta increíbles especímenes de enorme talla y peso.

Las apuestas paramutuales en los casinos eran legales y la concurrencia de jugadores tan enorme que solo en la temporada de 1937 a 1938, sumaron un millón de personas, y las apuestas totalizaron 44 millones.

Aunque la ciudad era tan joven como para no haber figurado en los anales fundacionales de la nación americana, se hacía en aquel minuto imprescindible como un centro potencial para la industria del ocio cuyo crecimiento y popularidad, dada su espectacular posición geográfica, se nos hace obvia esta puntual referencia que hoy hemos compartido.





---------------
Con notas traducidas de A Guide to Miami and Dade County. American Guide Series, Bacon, Percy & Dagget, NY, 1941.



Wednesday, August 16, 2023

Noticias de Puerto Príncipe en "El Trabajo". Revista Obrera y de Intereses Generales. Enero 20 de 1895. (por Carlos A Peón-Casas)


La publicación que se presentaba con tan particular destino, tenía su redacción para aquellas fechas en la calle San Diego, hoy Martí, en el número 23. Allí se localizaba igualmente la Imprenta La Luz donde era impreso.


Se publicaba cuatro veces al mes, lo que nos hace pensarlo como un semanario de su tiempo. La suscripción para un mes para los lectores locales era de solo 20 centavos. Para los de cualquier otro punto de la Isla: 25. Es de suponer que para tales alcances contaba con un sistema apropiado de distribución.

El periódico tenía cuatro páginas de lectura y la peculiaridad añadida de que:
… regala a sus suscriptores un libro científico o literario el que repartirá por cuaderno semanales de ocho páginas adjuntas a cada número del periódico.
La novedad de aquellas entregas lo hacía particularmente atractivo, y lo ponía a la altura de cualquiera de las publicaciones de su época, no solo en la Isla sino en cualquier sitio del mundo plural de ese tiempo.

En este particular número se suscitaba una interesante polémica con otro diario de la ciudad de entonces El Fanal: en razón de la supuesta falta de brazos en el entonces ingenio El Lugareño.


El diario obrero aludía a las razones que alejaban a los braceros, aludiendo a los trabajos del ferrocarril urbano entonces en marcha, y los de las “composiciones de calles” donde recibían mejor sueldo. Un detalle curioso, era que el propio ingenio había importado la presencia de “50 gallegos para las faenas de la zafra”.

Entre otras razones para contrarrestar las afirmaciones del diario integrista, el articulista aludía a “el despotismo teocrático que que existe en esos centros… donde cada dueño es un sultán, y cada capataz un bajá de tres colas”.

En cuatro a la afirmación del “pingue sueldo” que le ofrecía a los braceros, contraponía como “sangriento sarcasmo los 17 o 18 pesos mensuales por un trabajo rudísimo de 13 o 14 horas diarias, mitad efectuado durante el día y mitad durante la noche.”

Rematando así los argumentos El Fanal de que “no hay voluntad para el trabajo y el inmoderado afán que existe en todas las clases de figurar de señoritos y de no querer doblar el espinazo…”

Aludo con igual interés a lo que constituían la voz de los anunciantes en la porción de página de anuncios varios. Su lectura sin dudas, nos hace llegar atisbos sugerentes de aquel minuto en la ciudad a las puertas de la que sería la asonada mambisa de aquel año 1895.

Un primer anuncio era de La Protectora, que se anunciaba como la Gran Fábrica de Cigarros de Manuel Benitez. La industria en cuestión se localizaba en la entonces calle de Santa Ana, hoy General Gómez, en el número 54 antiguo.



El cuerpo del anuncio rezaba lo siguiente:
Los cigarros elaborados en esta fábrica no contienen sustancia alguna contra la salud, como las que usan otras fábricas para darle fortaleza y aroma a la picadura, ni tampoco admite desperdicios de fábricas de tabacos.
El que pruebe una vez los productos de La Protectora queda convencido de lo que decimos. 
No olvidar que se encuentra establecida en Santa Ana 54.
En aquella misma calle, pero esta vez en el número 88, se localizaba y se anunciaba igualmente la Armería de Salvador Soberats. El propietario hacía saber que se hacía cargo de: “todo clace de trabajos y compra cobre amarillo de todas cantidades”

La tabaquería de Carlos Montejo Montejo avisaba por su parte su dirección social en la calle de San Ignacio esquina a la de la Príncipe. José Rodríguez, carpintero ebanista tenía su negocio en Santa Ana 94, y así lo hacía saber a sus potenciales clientes. Igualmente Angel Morales, barbero de profesión avisaba que trabajaba a domicilio y recibía ordenes coincidentemente en San Diego 23, lugar de la redacción del periódico y de la Imprenta que lo publicaba.

Dos muy particulares y anuncios de ventas se incluían en esta edición, y con ellos doy cierre a esta mirada de miércoles a nuestra memoria de ciudad principeña. El primero tiene especiales simpatías, que aún hoy pudieran lucirle a cualquiera de una practicidad sugerente:

Se vende un carretón con sus arreos y un Chivo que lo hace muy práctico.
El otro, aludía a un sabroso alimento: el Maní tan prolífico ayer y siempre, y hacía saber a los degustadores, que el producto era “de muy buen grano”.

Llama otra vez la atención que la dirección sea San Diego en el número 23, aunque aclaraba que se expendía en una accesoria en aquella misma ubicación.

Click here to visit www.CubaCollectibles.com - The place to shop for Cuban memorabilia! Cuba: Art, Books, Collectibles, Comedy, Currency, Memorabilia, Municipalities, Music, Postcards, Publications, School Items, Stamps, Videos and More!

Gaspar, El Lugareño Headline Animator

Click here to visit www.CubaCollectibles.com - The place to shop for Cuban memorabilia! Cuba: Art, Books, Collectibles, Comedy, Currency, Memorabilia, Municipalities, Music, Postcards, Publications, School Items, Stamps, Videos and More!