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Saturday, November 25, 2023

El Papa recibió a Mons. Emilio Aranguren y a Mons. Arturo González, Presidente y Vicepresidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (Oficina de Prensa del Obispado de Santa Clara.)


Durante esta semana Mons. Emilio Aranguren Echeverría y Mons. Arturo González Amador, Presidente y Vicepresidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, han estado en la ciudad de Roma realizando una visita al Santo Padre y a los distintos dicasterios y oficinas de la Curia Romana, para intercambiar sobre aspectos de la vida de la Iglesia en Cuba.

El miércoles 22 de noviembre de 2023, fueron recibidos por el papa Francisco durante la Audiencia y el jueves tuvieron una entrevista privada en la Biblioteca del Palacio Apostólico.

Durante el diálogo el Pontífice se mostró muy cercano y atento a la vida del pueblo cubano, así como a los proyectos evangelizadores y de caridad que emprende la Iglesia que peregrina en Cuba.

Estos son intercambios que enriquecen tanto a la Iglesia local como a la Sede Apostólica.


Los Obispos visitaron y oraron por nuestro pueblo e Iglesia ante la imagen de la Patrona de Cuba que desde los Jardines Vaticanos hace presente a nuestra Patria en el corazón de la Iglesia Universal.


Texto y fotos/Oficina de Prensa del Obispado de Santa Clara.

Tuesday, June 20, 2023

Francisco recibió a Miguel Díaz-Canel

Foto/Vatican Media
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Esta mañana, en el Aula Pablo VI, el Presidente de la República de Cuba, S.E. Miguel Díaz-Canel Bermúdez, fue recibido en audiencia por el Santo Padre Francisco. A continuación se ha reunido con Su Eminencia el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, acompañado por Mons. Daniel Pacho, Subsecretario para el Sector Multilateral de la Sección para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales.

Durante las conversaciones con la Secretaría de Estado, se habló de la importancia de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Cuba, evocando la histórica visita de San Juan Pablo II en 1998, de la que se cumple el 25 aniversario. A continuación, se detuvieron en la situación del país y en la contribución que ofrece la Iglesia, especialmente en el ámbito de la caridad.

En la continuación de la conversación, se tocaron algunos temas internacionales de interés mutuo y se subrayó la importancia de mantener el compromiso de promover siempre el bien común.


Desde el Vaticano, 20 de junio de 2023.
Oficina de Prensa de la Santa Sede

Saturday, February 11, 2023

Mensaje al Pueblo de Dios en Cuba de los Obispos Católicos de Cuba


Los Obispos Católicos de Cuba agradecemos a Dios por las celebraciones y encuentros que la Iglesia en nuestro país ha vivido con motivo del 25º Aniversario de la Visita a Cuba de San Juan Pablo II.

Nuestra gratitud especial al papa Francisco, que ha querido hacerse presente entre nosotros con un cálido mensaje al pueblo de Dios en Cuba y a través del Eminentísimo Señor cardenal Beniamino Stella quien, correspondiendo a nuestra invitación, ha visitado todas las diócesis cubanas y nos ha dejado un valioso legado en las homilías y discursos que ha pronunciado, y en los gestos de cercanía y consuelo que ha prodigado a todos los que ha encontrado en cada lugar.

Gracias también al cardenal Stella por sus muestras de afecto hacia nuestro pueblo e Iglesia; y por sus palabras de aliento a favor de los más pobres y excluidos.

Nuestro agradecimiento por el don de las reliquias, una gota de la sangre del papa San Juan Pablo II, que nos recuerdan que amar exige enfrentar con coraje el sacrificio de la vida cotidiana y hacerlo con espíritu y pasión cristianos. Estas reliquias que han sido acogidas con profunda devoción por las cuatro diócesis visitadas por el Papa polaco: Santa Clara, Camagüey, Santiago de Cuba y La Habana, y también por la Diócesis de Guantánamo-Baracoa, que se siente profundamente complacida al recibirla por cumplirse 25 años de su creación como Iglesia particular.

Gracias a nuestros colaboradores cercanos y a todos nuestros fieles por la generosa disponibilidad de servicio y acogida en estos días de gracia y bendición.

Gracias a las Autoridades por la ayuda ofrecida.

A la Virgen de la Caridad del Cobre y a San Juan Pablo II encomendamos la vida presente y futura de Cuba y su Iglesia para que podamos seguir, con renovado entusiasmo, proclamando la Buena Noticia de la salvación, fuente de verdadero gozo y auténtica esperanza.


Los Obispos Católicos de Cuba

La Habana, 11 de febrero de 2023
Memoria de Ntra. Sra. de Lourdes

Friday, January 13, 2023

Mensaje de Francisco "Al santo Pueblo fiel de Dios que peregrina en Cuba"

Misa de Juan Pablo II en Camagüey
Enero 23, 1998
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Al santo Pueblo fiel de Dios que peregrina en Cuba



Queridos hermanos y hermanas:

Han pasado 25 años del Viaje Apostólico de San Juan Pablo II a Cuba, un momento de gracia y bendición para todos. En el marco de este aniversario, los obispos de esa Conferencia Episcopal han tenido la deferencia de invitar al cardenal Beniamino Stella, que en esos años como Nuncio Apostólico fue un testigo privilegiado de aquel acontecimiento, para que los visite, y le he pedido que les lleve mi saludo y bendición, expresando la cercanía del Papa a cada uno de ustedes, a su Eminencia el cardenal Juan de la Caridad García Rodríguez, a los obispos, sacerdotes y seminaristas, a los religiosos y religiosas y a todos los fieles laicos.

Me gustaría que durante este tiempo vuelvan a hacer presente en sus corazones los gestos y las palabras que mi predecesor les dirigió durante su visita, que resuenen con fuerza en el presente, y den un nuevo impulso para seguir construyendo con esperanza y determinación el futuro de esa nación. Una de sus exhortaciones en aquel momento fue: «i Afronten con fortaleza y templanza, con justicia y prudencia los grandes desafíos del momento presente; vuelvan a las raíces cubanas y cristianas, y hagan cuanto esté en sus manos para construir un futuro cada vez más digno y más libre! No olviden que la responsabilidad forma parte de la libertad. Más aún, la persona se define principalmente por su responsabilidad hacia los demás y ante la historia» (Mensaje a los jóvenes cubanos, 23 de enero de 1998).

También yo los animo a volver a sus raíces cubanas y cristianas, es decir, a su propia identidad, que ha generado y sigue generando la vida de ese país. Esas raíces se han robustecido permitiéndonos verlas crecer y florecer en el testimonio de tantos de ustedes que trabajan y se sacrifican cada día por los demás, no solo por sus familiares, sino también por sus vecinos y amigos, por todo el pueblo, y de modo especial por los más necesitados. Gracias por ese ejemplo de colaboración y ayuda mutua que los une y que revela el espíritu que los caracteriza: abierto, acogedor y solidario. Sigan caminando juntos con esperanza, sabiendo que siempre, y particularmente en medio de las adversidades y sufrimientos, Jesús y su Madre Santísima los acompañan, los ayudan a cargar la cruz y los consuelan con el gozo de la resurrección.

Como signo de mi cercanía y comunión con el querido pueblo cubano, que cuenta con grandes escritores y artistas, quisiera recordar unas palabras del padre Varela, que expresan la necesidad de radicarse en el bien y la fecundidad de este esfuerzo: «Luego que el árbol se radique, bien pronto extenderá sus ramas, y a su sombra reposará la virtud». Este árbol pleno de vitalidad bien puede representar al hombre que tiene enraizada su confianza en el Señor, como dice el profeta Jeremías: «Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto» (Jr 17,8). Confiando en el Dios de la vida, los invito a que continúen ahondando en sus propias raíces con valentía y responsabilidad, y sigan dando frutos unidos en la fe, la esperanza y la caridad.

Que Jesús bendiga al pueblo cubano y Nuestra Señora de la Caridad del Cobre lo cuide y acompañe. Rezo por ustedes y les pido, por favor, que recen por mí.

Fraternalmente,

Francisco



Roma, San Juan de Letrán, 8 de diciembre de 2022.



Monday, September 19, 2022

P. José Conrado: "Santo Padre, los cubanos sentimos vergüenza ajena por Usted"


"No podemos pasar de largo frente al hombre tirado a la orilla del camino, como hicieron el Sacerdote y el levita en la parábola del Buen Samaritano. Hay que descender de la cabalgadura, hay que lavar y vendar las heridas. Hay que “levantar la voz y advertir el peligro.” Si no, nos hacemos cómplices de un silencio culpable. Santidad, su entrevista en la cadena Univisión con motivo del primer aniversario del levantamiento popular del 11 de julio de 2021 en Cuba, sorprendió a muchos en la Isla y fuera de ella. Santo Padre, los cubanos sentimos vergüenza ajena por Usted.

¿Cómo es posible que el Papa calle frente a una represión brutal contra ciudadanos pacíficos que gritaban “Patria y Vida” y expresaban su enorme anhelo de libertad y de justicia frente a un gobierno que lleva 63 años en el poder conculcando derechos y aplastando a todo un pueblo? Los cerca de mil presos, en su mayoría jóvenes, algunos incluso menores de edad, que llenan desde entonces nuestras cárceles, son un clamor que llega al cielo y que debería conmover los corazones de los dirigentes del mundo, y de los pueblos y naciones de la tierra. Pero, sobre todo, de la Iglesia y del supremo Pastor de la misma, el servidor de los servidores de Dios. Con tristeza le trasmito lo que me dijo un joven y excelente sacerdote: “A veces el Papa me suena más como un ideólogo que como un profeta o un pastor”. Algo más, y terrible, sucedió ese día: El presidente de la nación y primer secretario del Partido Comunista de Cuba, hizo un llamado no a la moderación y la concordia sino a la represión y la violencia contra los reclamantes, a manos de aquellos que contaban con el uso y posesión de las armas, representantes del poder y apoyados por este. Santidad, la palabra del Apóstol de nuestra independencia, José Martí, sigue siendo un paradigma de justicia y equidad para los cubanos de todas las tendencias. Quiero citar a Martí en un texto lapidario: “Asesino alevoso, ingrato a Dios y enemigo de los hombres, es el que, so pretexto de dirigir a las generaciones nuevas, les ensena un cumulo aislado y absoluto de doctrinas, y les predica al oído, antes que la dulce platica de amor, el evangelio bárbaro del odio. ¡Reo es de traición a la naturaleza el que impide, en una vía u otra, y en cualquier vía, el libre uso, la aplicación directa y el espontaneo empleo de las facultades magníficas del hombre!” “...Ni la originalidad literaria cabe, ni la libertad política subsiste, mientras no se asegure la libertad espiritual”. En la semblanza que escribió a la muerte de ese gran venezolano que fue Cecilio Acosta, jurista, intelectual y político de gran calibre, Martí apuntó: “Quien se da a los hombres, es devorado por ellos, y él se dio entero; pero es ley maravillosa de la naturaleza que solo esté completo el que se da; y no se empieza a poseer la vida hasta que no vaciamos sin reparo y sin tasa, en bien de los demás, la nuestra. Negó muchas veces su defensa a los poderosos; no a los tristes. A sus ojos, el más débil era el más amable. Y el necesitado, era su dueño”. Santidad, si queremos tener un norte claro ante los problemas de este mundo, debemos optar por los más pobres, por los más débiles, por los oprimidos. Como nos dijo el Señor: “los poderosos de la tierra los oprimen, pero quieren que se les llame benefactores de la humanidad y padres de la patria. Pero entre ustedes que no sea así: el que quiera mandar que se ponga a servir y el que quiera ser primero que vaya y tome el último lugar. Porque yo mismo no he venido para ser servido sino para servir y para dar mi vida en rescate de todos”. 

José Conrado Rodríguez Alegre, pbro. 
Párroco de San Francisco de Paula en Trinidad.
Cuba.

Leer texto completo en el Diario de las Américas

Wednesday, August 10, 2022

Francisco rezó por las víctimas del incendio en Matanzas


"Quiero expresar mi cercanía de modo especial a los afectados en la tragedia causada por las explosiones y el incendio en la Base petrolera de Matanzas, en Cuba. Pidámosle a nuestra Madre, Reina del cielo, que vele por las víctimas de esta tragedia y sus familias. Y que interceda por todos nosotros ante el Señor, para que sepamos dar testimonio de la fe y la esperanza en la “vida del mundo futuro”. Que Dios los bendiga. Muchas gracias."


Francisco.
Audiencia General 
Agosto 10, 2022

Ver texto completo

Monday, August 8, 2022

Mensaje de Francisco por el incendio de Matanzas


Mensaje que en nombre del Santo Padre, envió su eminencia el señor cardenal Pietro Parolin, Secretariado de Estado de su Santidad con motivo del trágico suceso en la Base de Supertanqueros de Matanzas. (Tomado del Facebook de la COCC)

Tuesday, July 12, 2022

Francisco: "Cuba es un símbolo"




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Esto decía Francisco cuando era Bergoglio:

“Es necesario para Cuba y para otras naciones, emprender un plan tendiente a transformar algunas estructuras y en especial sus instituciones políticas, para sustituir regímenes corrompidos, dictatoriales o autoritarios, por otros democráticos y participativos. La libre participación de los ciudadanos en la gestión pública, la seguridad del derecho, el respeto y la promoción de los derechos humanos, se erigen como requisito imperativo, como condición necesaria para tender al desarrollo del hombre, de todos los hombres”


Leer más

Wednesday, March 23, 2022

Texto en español del "Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María”, de Rusia y Ucrania. (Marzo 25, 2022)


Oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, nosotros, en esta hora de tribulación, recurrimos a ti. Tú eres nuestra Madre, nos amas y nos conoces, nada de lo que nos preocupa se te oculta. Madre de misericordia, muchas veces hemos experimentado tu ternura providente, tu presencia que nos devuelve la paz, porque tú siempre nos llevas a Jesús, Príncipe de la paz.

Nosotros hemos perdido la senda de la paz. Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones de caídos en las guerras mundiales. Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes. Nos hemos enfermado de avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo. Hemos preferido ignorar a Dios, convivir con nuestras falsedades, alimentar la agresividad, suprimir vidas y acumular armas, olvidándonos de que somos custodios de nuestro prójimo y de nuestra casa común. Hemos destrozado con la guerra el jardín de la tierra, hemos herido con el pecado el corazón de nuestro Padre, que nos quiere hermanos y hermanas. Nos hemos vuelto indiferentes a todos y a todo, menos a nosotros mismos. Y con vergüenza decimos: perdónanos, Señor.

En la miseria del pecado, en nuestros cansancios y fragilidades, en el misterio de la iniquidad del mal y de la guerra, tú, Madre Santa, nos recuerdas que Dios no nos abandona, sino que continúa mirándonos con amor, deseoso de perdonarnos y levantarnos de nuevo. Es Él quien te ha entregado a nosotros y ha puesto en tu Corazón inmaculado un refugio para la Iglesia y para la humanidad.

Por su bondad divina estás con nosotros, e incluso en las vicisitudes más adversas de la historia nos conduces con ternura. Por eso recurrimos a ti, llamamos a la puerta de tu Corazón, nosotros, tus hijos queridos que no te cansas jamás de visitar e invitar a la conversión. En esta hora oscura, ven a socorrernos y consolarnos.

Repite a cada uno de nosotros: “¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?”. Tú sabes cómo desatar los enredos de nuestro corazón y los nudos de nuestro tiempo. Ponemos nuestra confianza en ti. Estamos seguros de que tú, sobre todo en estos momentos de prueba, no desprecias nuestras súplicas y acudes en nuestro auxilio. Así lo hiciste en Caná de Galilea, cuando apresuraste la hora de la intervención de Jesús e introdujiste su primer signo en el mundo. Cuando la fiesta se había convertido en tristeza le dijiste: “No tienen vino” (Jn 2 :3). Repíteselo otra vez a Dios, oh Madre, porque hoy hemos terminado el vino de la esperanza, se ha desvanecido la alegría, se ha aguado la fraternidad. Hemos perdido la humanidad, hemos estropeado la paz. Nos hemos vuelto capaces de todo tipo de violencia y destrucción.

Necesitamos urgentemente tu ayuda materna. Acoge, oh Madre, nuestra súplica. Tú, estrella del mar, no nos dejes naufragar en la tormenta de la guerra. Tú, arca de la nueva alianza, inspira proyectos y caminos de reconciliación. Tú, “tierra del Cielo,” vuelve a traer la armonía de Dios al mundo. Extingue el odio, aplaca la venganza, enséñanos a perdonar. Líbranos de la guerra, preserva al mundo de la amenaza nuclear. Reina del Rosario, despierta en nosotros la necesidad de orar y de amar.

Reina de la familia humana, muestra a los pueblos la senda de la fraternidad. Reina de la paz, obtén para el mundo la paz. Que tu llanto, oh Madre, conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que has derramado por nosotros hagan florecer este valle que nuestro odio ha secado. Y mientras el ruido de las armas no enmudece, que tu oración nos disponga a la paz. Que tus manos maternas acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas. Que tu abrazo materno consuele a los que se ven obligados a dejar sus hogares y su país. Que tu Corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada. Santa Madre de Dios, mientras estabas al pie de la cruz, Jesús, viendo al discípulo junto a ti, te dijo: “Ahí tienes a tu hijo” (Jn 19:26), y así nos encomendó a ti. Después dijo al discípulo, a cada uno de nosotros: “Ahí tienes a tu madre” (Jn 19:27).

Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti. El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria. Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania. Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz.

El “sí” que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz llegará. A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo. Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas. Mujer del sí, sobre la que descendió el Espíritu Santo, vuelve a traernos la armonía de Dios. Tú que eres “fuente viva de esperanza,” disipa la sequedad de nuestros corazones. Tú que has tejido la humanidad de Jesús, haz de nosotros constructores de comunión. Tú que has recorrido nuestros caminos, guíanos por sendas de paz. Amén. †

Tuesday, September 21, 2021

Francisco, "algunos me querrían muerto"


"¿Cómo está?

Vivo todavía. Aunque algunos me querrían muerto. Sé que hubo incluso reuniones entre prelados, que pensaban que el Papa estaba más grave de lo que se decía. Preparaban el cónclave. ¡Paciencia! Gracias a Dios, estoy bien. La operación fue una decisión que no quería tomar: fue un enfermero el que me convenció. A veces los enfermeros comprenden la situación mejor que los médicos, porque están en contacto directo con los pacientes."

Ver entrevista completa en La Civiltà Cattolica

Sunday, July 18, 2021

Francisco se refiere a Cuba.


Después del Rezo del Angelus: 

Expreso mi cercanía a las poblaciones de Alemania, Bélgica y Holanda, afectadas por catastróficos aluviones. Que el Señor acoja a los difuntos y conforte a sus familiares. Que sostenga el esfuerzo de todos para socorrer a quien ha sufrido daños graves.

En esta última semana han llegado, desgraciadamente, noticias de episodios de violencia que han agravado la situación de muchos de nuestros hermanos de Sudáfrica, ya afectados por dificultades económicas y sanitarias a causa de la pandemia. Junto con los Obispos del país, hago un apremiante llamamiento a todos los responsables para que trabajen por la paz y colaboren con las Autoridades a fin de proporcionar asistencia a los necesitados. ¡Que no se olvide el deseo que ha guiado al pueblo de Sudáfrica para renacer en la concordia entre todos sus hijos!

Estoy también cerca del querido pueblo cubano en estos momentos difíciles, especialmente de las familias que más sufren. Rezo al Señor para que lo ayude a construir en paz, diálogo y solidaridad una sociedad cada vez más justa y fraterna. Exhorto a todos los cubanos a encomendarse a la protección materna de la Virgen María de la Caridad del Cobre. Ella los acompañará en este camino.

Saludo a los numerosos jóvenes presentes, especialmente a los grupos del Oratorio San Antonio de Nova Siri, de la parroquia María Reina de todos los Santos de Parma, de la parroquia del Sagrado Corazón de Brescia, y del Oratorio Don Bosco de San Severo. Queridos jóvenes, ¡buen camino por la vía del Evangelio!

Saludo a las novicias de las Hijas de María Auxiliadora, y a los fieles de la Unidad pastoral de Camisano y Campodoro en la Diócesis di Vicenza. Deseo saludar de corazón a los chicos del CVS de la Apulia, que están conectados con nosotros a través de la televisión.

Y deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!

Thursday, March 4, 2021

(Cuaresma) "Rasguen el corazón, no los vestidos"



Fuertes y desafiantes las palabras del profeta Joel: Rasguen el corazón, no los vestidos: conviértanse al Señor su Dios. Son una invitación a todo pueblo, nadie está excluido.

Rasguen el corazón y no los vestidos de una penitencia artificial sin garantías de futuro.

Rasguen el corazón y no los vestidos de un ayuno formal y de cumpli-miento que nos sigue manteniendo satisfechos.

Rasguen el corazón y no los vestidos de una oración superficial y egoísta que no llega a las entrañas de la propia vida para dejarla tocar por Dios.

Rasguen los corazones para decir con el salmista: “hemos pecado”. “La herida del alma es el pecado: ¡Oh pobre herido, reconoce a tu Médico! Muéstrale las llagas de tus culpas. Y puesto que a Él no se le esconden nuestros secretos pensamientos, hazle sentir el gemido de tu corazón. Muévele a compasión con tus lágrimas, con tu insistencia, ¡importúnale! Que oiga tus suspiros, que tu dolor llegue hasta Él de modo que, al fin, pueda decirte: El Señor ha perdonado tu pecado.” (San Gregorio Magno) Ésta es la realidad de nuestra condición humana. Ésta es la verdad que puede acercarnos a la auténtica reconciliación… con Dios y con los hombres. No se trata de desacreditar la autoestima sino de penetrar en lo más hondo de nuestro corazón y hacernos cargo del misterio del sufrimiento y el dolor que nos ata desde hace siglos, miles de años… desde siempre.

Rasguen los corazones para que por esa hendidura podamos mirarnos de verdad.

Rasguen los corazones, abran sus corazones, porque sólo en un corazón rasgado y abierto puede entrar el amor misericordioso del Padre que nos ama y nos sana.

Rasguen los corazones dice el profeta, y Pablo nos pide casi de rodillas “déjense reconciliar con Dios”. Cambiar el modo de vivir es el signo y fruto de este corazón desgarrado y reconciliado por un amor que nos sobrepasa.

Ésta es la invitación, frente a tantas heridas que nos dañan y que nos pueden llevar a la tentación de endurecernos: Rasguen los corazones para experimentar en la oración silenciosa y serena la suavidad de la ternura de Dios.

Rasguen los corazones para sentir ese eco de tantas vidas desgarradas y que la indiferencia no nos deje inertes.

Rasguen los corazones para poder amar con el amor con que somos amados, consolar con el consuelo que somos consolados y compartir lo que hemos recibido.



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Leer texto completo del Mensaje Cuaresmal (año 2013) del Arzobispo Jorge Mario Bergoglio s.j. (hoy Francisco)

Wednesday, December 9, 2020

(Mons. Bergoglio, 1998) “Es necesario para Cuba ... transformar algunas estructuras y en especial sus instituciones políticas"

(ACI Prensa) Francisco, promotor clave del acercamiento diplomático entre Cuba y Estados Unidos, señaló como Arzobispo de Buenos Aires en 1998 que el mensaje de San Juan Pablo II al pueblo cubano y a Fidel Castro “contiene una profunda reflexión acerca de la necesidad de franquear el camino que permita a los ciudadanos cubanos participar en la vida civil de ese país”.

“Es necesario para Cuba y para otras naciones, emprender un plan tendiente a transformar algunas estructuras y en especial sus instituciones políticas, para sustituir regímenes corrompidos, dictatoriales o autoritarios, por otros democráticos y participativos. La libre participación de los ciudadanos en la gestión pública, la seguridad del derecho, el respeto y la promoción de los derechos humanos, se erigen como requisito imperativo, como condición necesaria para tender al desarrollo del hombre, de todos los hombres”, afirmó Mons. Bergoglio.

Antes de terminar su ensayo, el hoy Pontífice señaló en 1998: “Al preguntarnos sobre cuáles son los derechos que la Iglesia reivindica como naturales del hombre, nos encontramos con la completa enumeración de Pío XII en su Mensaje de Navidad de 1942: 1º El derecho a conservar y desarrollar la vida corporal, intelectual y moral; 2º El derecho a una formación y a una educación religiosa; 3º El derecho al culto de Dios, privado o público, comprendido en él el ejercicio de la acción caritativa religiosa; 4º El derecho, en principio, al matrimonio y a la obtención de su fin; 5º El derecho a la sociedad conyugal y doméstica; 6º El derecho al trabajo como medio indispensable para el mantenimiento de la vida familiar; 7º El derecho a la libre elección de un estado de vida y también, por consiguiente, del estado sacerdotal o religioso; 8º El derecho al uso de los bienes materiales en la conciencia de los propios deberes y de los límites sociales.

"Todos y cada uno han sido abordados en la visita de Su Santidad a Cuba, desarrollados en los diálogos sostenidos con los distintos sectores de la comunidad". (Leer texto completo)

“Lamentablemente –advirtió-, llegamos a la conclusión que muchos de ellos, por motivos varios y que no siempre responden a una lógica clara, han sido anulados, mutilados u ocultados durante largo tiempo al pueblo cubano”.

Sin embargo, aseguró que “mientras exista injusticia, se alzará la voz de la Iglesia para que el reclamo de los que sufren sea oído y reconocido. Este gran cambio en las sociedades del mundo no se dará sin antes transformar el corazón de cada uno de nosotros. Esta transformación del corazón será el inicio de la libertad de conciencia, base y fundamento de los otros derechos humanos”.

Saturday, April 18, 2020

Nuestra fe no necesita pruebas (por Teresa Fernández Soneira)


Nuestra fe no necesita pruebas(1)


por Teresa Fernández Soneira


"Lo que realmente cuenta para los creyentes es que la Sábana Santa es espejo del Evangelio, y todo hombre sensible se siente interiormente tocado y conmovido al contemplarlo". Papa Juan Pablo II, mayo 1998

Enterramiento de Jesús
 por Caravaggio.
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Después de bajar el cuerpo de la cruz, Juan se fue en busca de unas telas que, según la costumbre habían sido previamente untadas con especies. José de Arimatea y Nicodemo comenzaron a trabajar en silencio amortajando el cuerpo. Amarraron los pies y los brazos y después lo envolvieron en una larga sábana trasladándolo al sepulcro. Trajeron después a las tres Marías. Juan se disculpó por lo precipitado que había preparado el cuerpo del Señor, pero ya caía la tarde y debían recogerse para la celebración del Sabbat(2). El sepulcro era pequeño y oscuro, y los hombres tuvieron que salir para dejar pasar a las mujeres. La Virgen entró primero proyectando con su largo velo aún más oscuridad sobre el cuerpo de su Hijo amado. Detrás de ella estaban las otras mujeres angustiadas en aquella hora trágica. Permanecieron recogidas un momento y al salir, Juan apagó las velas y el cuerpo se desvaneció en la oscuridad. Taparon luego la entrada con una gran piedra y todos se alejaron en silencio en dirección a la ciudad.

Los Evangelios nos narran que en la mañana del Domingo de Pascua la roca estaba corrida, el sepulcro vacío y adentro, sobre la piedra, yacían las telas que habían cubierto el cuerpo del Señor. ¿Sería una de ellas la famosa y controversial Sábana de Turín? De haberla encontrado Juan y Pedro, quizás algún evangelista hubiera mencionado algo sobre ella y sobre las marcas, considerándolo como otro milagro del Señor, pero nada se menciona al respecto en los Evangelios. Desde su aparición en Francia en 1357, muchos han condenado a la Sabana de Turín como un fraude, aunque la impresión que en ella aparece concuerda con los relatos sobre la muerte y entierro de Jesucristo. En ella vemos la imagen de un hombre con el pelo a la usanza hebrea, que ha sufrido la crucifixión. Tiene las heridas en los pies y las manos, la frente, las rodillas y los hombros. La espalda parece lacerada por una severa flagelación, y también muestra una llaga elíptica en el costado. Además, la tela parece ser de origen sirio, y el polen encontrado en ella es del área desértica del Jordán. Sin lugar a duda la sábana que se conserva en la Catedral de San Juan en Turín, Italia es la prueba de un enterramiento judío que se llevó a cabo hace unos 2,000 años. Que fuera o no el sudario de Cristo es cosa incierta aún.

Catedral de San Juan en Turín, Italia donde se conserva la Sábana Santa.
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Por muchos años, religiosos, científicos e historiadores han tratado de descifrar el misterio usando las más avanzadas técnicas: espectroscopios, analizadores de imágenes, fluorescencia ultravioleta, macrofotografía, fotomicrografía, la prueba del carbono 14, y otros métodos de esta era de la tecnología. Se estudiaron los granos de polen, la tela, lo que pudiera ser sangre, los residuos de bacterias, etc. Estas pruebas demostraron que la imagen del Sudario es real y que posee propiedades químicas, físicas y ópticas que no podrían haberse logrado artificialmente, ni podría haberse confeccionado un manto así en la Edad Media ya que la imagen anatómica que revela posee detalles desconocidos en aquellos tiempos.


Sin embargo, la prueba del carbono 14 por la cual se computa la edad de los objetos, ha arrojado que esta sábana data de una época posterior a Jesucristo. Pero este análisis no puede ser exacto y preciso si se tiene en consideración que el lienzo ha sido manipulado muchas veces en 2,000 años, y que ha estado expuesto a por lo menos dos fuegos lo cual podría haber afectado el contenido del carbono. La datación realizada en 1988 no resolvió la cuestión de la autenticidad del lienzo en lo que se refiere a la “sindonología”, que es como los partidarios de la autenticidad llaman a estos estudios(3). Años después, entre junio y julio de 2002 un equipo de expertos bajo la dirección de Mechthild Flury-Lemberg, conservadora del Museo histórico de Berna en Suiza, trabajó en la restauración del lienzo que incluyó escaneo, espectrometrías(4), microfotografías(5), y otros procedimientos. Pero el misterio continúa.

La Iglesia católica no se ha pronunciado nunca de manera oficial sobre la autenticidad del sudario. En 1998, al realizar una visita pastoral a las archidiócesis de Vercelli y Turín, el papa Juan Pablo II declaró: “Dado que no es una cuestión de fe, la Iglesia no tiene competencia específica para pronunciarse sobre esas cuestiones. Ella confía a los científicos la tarea de continuar investigando, de manera que se puedan encontrar respuestas satisfactorias a las preguntas relacionadas con esta sábana, la cual, según la tradición, envolvió el cuerpo de nuestro Redentor después de haber sido bajado de la cruz. La Iglesia insta a que la Sábana Santa se estudie sin posiciones preestablecidas que den por descontado, resultados que no son tales; ella los invita a actuar con libertad interior y respeto atento, tanto para la metodología científica como para la sensibilidad de los creyentes”(6).

De ser en verdad la sábana que envolvió el cuerpo del Redentor, tal vez el propósito de Dios de preservarla hasta nuestros días sea con el fin de estimular la fe en una época en la que muchos dudan o no creen. Pero para los que creemos, el veredicto final de si es o no una reliquia nos tiene sin cuidado, pues sabemos que Jesucristo murió para darnos vida y redimirnos del pecado, y no tenemos necesidad de pruebas. No nos hace falta poner bajo el microscopio o radiografiar para sustentar nuestra fe. Los cristianos creemos que Jesucristo sigue entre nosotros hasta el fin de los tiempos, y que también resucitó para la eternidad.



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1. Publicado originalmente el 8 de abril de 1990 en La Voz Católica, periódico oficial de la Arquidiócesis de Miami, p. 17. Actualizado para publicar en el blog Gaspar, El Lugareño, Abril 18, 2020.

2.  Día sagrado de la semana judía celebrado en primer lugar mediante la abstención de cualquier clase de trabajo.

3. Sobre la síndone -del griego σινδών (sindón), mortaja-, la palabra utilizada en los evangelios sinópticos para referirse a la sábana mortuoria.

4. Estudio de la composición de la luz emitida por una fuente.

5. Fotografía de un objeto de tamaño microscópico realizada con una cámara especial.

6. Discurso del Santo Padre Juan Pablo II durante la celebración de la palabra, ante la Sabana Santa, en la Catedral de Turín, 24 mayo 1998.



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Carta enviada por el Papa Francisco al Arzobispo de Turín con motivo de la exposición extraordinaria de la Sábana Santa, el Sábado Santo de este año de 2020.


A su Excelencia Reverendísima Mons. Cesare Nosiglia, arzobispo de Turín y obispo de Susa.

He sabido, querido Hermano, que el próximo Sábado Santo presidirá una celebración en la capilla que custodia la Sábana Santa, que, de forma extraordinaria, será visible para todos los que participan en la oración a través de los medios de comunicación. Deseo expresarle mi más sincero agradecimiento por este gesto, que responde a la petición del pueblo fiel de Dios, duramente probado por la pandemia del coronavirus. Yo también me uno a su súplica, dirigiendo mi mirada al Hombre de la Sábana Santa en quien reconocemos los rasgos del Siervo del Señor, que Jesús realizó en su Pasión: «Varón de dolores y sabedor de dolencias [...]. Eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba [...]. Ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido curados» (Is 53, 3.4-5). En el rostro del Hombre de la Sábana Santa vemos también los rostros de muchos hermanos y hermanas enfermos, especialmente los más solos y menos cuidados; pero también de todas las víctimas de las guerras y la violencia, de la esclavitud y la persecución. Como cristianos, a la luz de las Escrituras, contemplamos en esta tela el icono del Señor Jesús crucificado, muerto y resucitado. A Él nos confiamos, en Él confiamos. Jesús nos da la fuerza para afrontar cada prueba con fe, con esperanza y con amor, con la certeza de que el Padre siempre escucha a sus hijos que claman a Él, y los salva.

Querido hermano, y todos vosotros, queridos hermanos y hermanas que participaréis a través de los medios de comunicación en la oración ante la Sábana Santa, vivamos estos días en íntima unión con la Pasión de Cristo, para experimentar la gracia y la alegría de su Resurrección. Bendigo a Su Excelencia, a la Iglesia de Turín ya todos vosotros, especialmente a los enfermos ya los que sufren y a cuántos los cuidan. Que el Señor dé paz y misericordia a todos. ¡Feliz Pascua!

Fraternalmente, Francisco

Roma, San Juan de Letrán, 9 de abril de 2020

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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas.

Friday, March 27, 2020

Meditación del Papa en bendición Urbi et Orbi por el coronavirus


«Al atardecer» (Mc 4,35). Así comienza el Evangelio que hemos escuchado. Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas.

Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente.

En esta barca, estamos todos. Como esos discípulos, que hablan con una única voz y con angustia dicen: “perecemos” (cf. v. 38), también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino solo juntos. Es fácil identificarnos con esta historia, lo difícil es entender la actitud de Jesús.

Mientras los discípulos, lógicamente, estaban alarmados y desesperados, Él permanecía en popa, en la parte de la barca que primero se hunde. Y, ¿qué hace? A pesar del ajetreo y el bullicio, dormía tranquilo, confiado en el Padre —es la única vez en el Evangelio que Jesús aparece durmiendo—.

Después de que lo despertaran y que calmara el viento y las aguas, se dirigió a los discípulos con un tono de reproche: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?» (v. 40). Tratemos de entenderlo. ¿En qué consiste la falta de fe de los discípulos que se contrapone a la confianza de Jesús? Ellos no habían dejado de creer en Él; de hecho, lo invocaron. Pero veamos cómo lo invocan: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» (v. 38).

No te importa: pensaron que Jesús se desinteresaba de ellos, que no les prestaba atención. Entre nosotros, en nuestras familias, lo que más duele es cuando escuchamos decir: “¿Es que no te importo?”. Es una frase que lastima y desata tormentas en el corazón. También habrá sacudido a Jesús, porque a Él le importamos más que a nadie. De hecho, una vez invocado, salva a sus discípulos desconfiados.

La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad.

La tempestad pone al descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos; todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas “salvadoras”, incapaces de apelar a nuestras raíces y evocar la memoria de nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad necesaria para hacerle frente a la adversidad.

Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos.

«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Señor, esta tarde tu Palabra nos interpela y se dirige a todos. En nuestro mundo, que Tú amas más que nosotros, hemos avanzado rápidamente, sintiéndonos fuertes y capaces de todo. Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa.

No nos hemos detenido ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo. Hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo.

Ahora, mientras estamos en mares agitados, te suplicamos: “Despierta, Señor”. «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la fe. Que no es tanto creer que Tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti. En esta Cuaresma resuena tu llamada urgente: “Convertíos”, «volved a mí de todo corazón» (Jl 2,12).

Nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás.

Y podemos mirar a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida. Es la fuerza operante del Espíritu derramada y plasmada en valientes y generosas entregas. Es la vida del Espíritu capaz de rescatar, valorar y mostrar cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo.

Frente al sufrimiento, donde se mide el verdadero desarrollo de nuestros pueblos, descubrimos y experimentamos la oración sacerdotal de Jesús: «Que todos sean uno» (Jn 17,21). Cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras.

«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». El comienzo de la fe es saber que necesitamos la salvación. No somos autosuficientes; solos nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos marineros las estrellas. Invitemos a Jesús a la barca de nuestra vida. Entreguémosle nuestros temores, para que los venza.

Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere. El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar.

El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual. Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor. En medio del aislamiento donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas, escuchemos una vez más el anuncio que nos salva: ha resucitado y vive a nuestro lado.

El Señor nos interpela desde su Cruz a reencontrar la vida que nos espera, a mirar a aquellos que nos reclaman, a potenciar, reconocer e incentivar la gracia que nos habita. No apaguemos la llama humeante (cf. Is 42,3), que nunca enferma, y dejemos que reavive la esperanza.

Abrazar su Cruz es animarse a abrazar todas las contrariedades del tiempo presente, abandonando por un instante nuestro afán de omnipotencia y posesión para darle espacio a la creatividad que sólo el Espíritu es capaz de suscitar. Es animarse a motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad.

En su Cruz hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza.

«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Queridos hermanos y hermanas: Desde este lugar, que narra la fe pétrea de Pedro, esta tarde me gustaría confiarlos a todos al Señor, a través de la intercesión de la Virgen, salud de su pueblo, estrella del mar tempestuoso. Desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo, descienda sobre vosotros, como un abrazo consolador, la bendición de Dios.

Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones. Nos pides que no sintamos temor. Pero nuestra fe es débil Señor y tenemos miedo. Mas tú, Señor, no nos abandones a merced de la tormenta. Repites de nuevo: «No tengáis miedo» (Mt 28,5). Y nosotros, junto con Pedro, “descargamos en ti todo nuestro agobio, porque sabemos que Tú nos cuidas” (cf. 1 P 5,7)

Friday, November 15, 2019

Francisco saluda a La Habana en su 500 cumpleaños (Video y texto completo)


Queridos hermanos y hermanas de La Habana:

Estoy contento de poder unirme, a través de este video mensaje, a la celebración por el quinto centenario de fundación de vuestra ciudad de San Cristóbal de La Habana.

En quinientos años de historia de ese amado pueblo, hay entretejidas muchas vidas entregadas por los demás, muchos sueños, esfuerzos, sacrificios compartidos para construir el presente y el futuro de los hijos de Cuba.

Quisiera resaltar en esta ocasión, tres aspectos históricos que estuvieron presentes desde los comienzos fundacionales, y todavía continúan siendo pilares para este tiempo. Y estos son la fe, la caridad y la esperanza.

La fe está en las raíces de la ciudad. Y las raíces sostienen la vida que se va gestando, las raíces nutren, las raíces ayudan a crecer. No olviden esas raíces, el testimonio de fe de vuestros antepasados. El acto fundacional de la ciudad de La Habana fue la celebración de la Santa Misa. Allí está la centralidad de la vida cristiana: en la Eucaristía, el sacramento que nos reúne a los cristianos como pueblo ante la presencia del Señor que nos habla, nos alimenta, nos envía para que seamos testigos en medio del mundo. Testigos del Evangelio.

El Señor Jesús nos invita a ser testigos de fe y también testigos de caridad y de amor. La caridad es otro aspecto que distingue al pueblo cubano. Lo han aprendido de María, la Madre de Jesús, que desde los comienzos se hizo presente entre ustedes en la advocación de la Virgen de la Caridad del Cobre. La caridad que nos enseña María es dar amor, y darlo con ternura, con dedicación, y dar amor en lo cotidiano. ¿Dónde? Pues, en la familia, entre los vecinos, en el trabajo, con todos y siempre. No importa si uno piensa de una manera u otro piensa de otra. Que haya amor, que haya concordia. Y así se fundamenta la unidad del pueblo cubano. La concordia entre ustedes. Cada uno. Que María nos enseñe a vivir esta caridad, que no es solamente dar "algo" a los demás, sino y sobre todo "darnos" a nosotros mismos. Vivir la "amistad social", que ayuda a andar adelante a un pueblo.

Y, por último, otro pilar es la esperanza.Que el jubileo que celebran sea un motivo para renovar la esperanza. Así como San Cristóbal cargaba y llevaba sobre sus hombros a sus hermanos, también entre ustedes, por favor, sosténganse, ayúdense, anímense y sigan adelante sin desfallecer, siempre con la mirada en la meta. Dificultades en la vida va a haber siempre, los pueblos tendrán dificultades, pero esa unidad de un pueblo, unido en la caridad, en la esperanza de andar adelante, eso ayuda a que el pueblo crezca fuerte.

Pido al Señor que estos pilares de fe y caridad y esperanza que los sostienen, así como la alegría que los caracteriza, se renueven y acrecienten en este tiempo de gracia jubilar.

Que Jesús los bendiga, bendiga a todo el pueblo cubano, que yo recuerdo con cariño cuando los visité: ¡Qué pueblo grande! Y que la Virgen, Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, los cuide. Y por favor, no se olviden de rezar por mí. Muchas gracias.

[01828-ES.01] [Texto original: Español]

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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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