Friday, December 7, 2018

Obispo cubano vs. Obispo extranjero (por María del Carmen Muzio)

Nota del blog: Sección semanal, a cargo de María del Carmen Muzio, dedicada a la historia de Cuba.


Obispo cubano vs. Obispo extranjero(1)



Desde los dos últimos años espinosos del siglo XIX, un grupo de patriotas trató de lograr el nombramiento de un obispo cubano. No era un capricho de los independentistas, estaban conscientes de que el nombramiento por el papa León XIII de un obispo criollo representaría un tácito reconocimiento a la nacionalidad cubana.

Durante la Guerra del 95 la mayoría de los sacerdotes nativos colaboraron con la independencia; en cambio, el obispado de La Habana, hasta el momento, siempre lo había ocupado un sacerdote español. En este difícil período lo ocupó el controvertido mons. Santander y Frutos con su actitud fluctuante. Por una parte, entregó prósperas parroquias a los curas gallegos, y «se condujo con tanta falta de tacto que en Roma se conserva un abultado dossier de todo tipo de quejas en su contra»(2). Y por otra, sostuvo durante muchos años un hospital para niños huérfanos. Una de sus actitudes contradictorias fue la sostenida ante las detenciones por Weyler de los sacerdotes colaboradores del independentismo. Como peninsular al fin, Santander no aprobaba la insurrección, sin embargo, cuando se trataba de salvar alguna vida, honraba su mitra. Así sucedió en el caso de Gabriel González en Camajuaní, cuyo párroco pedía la conmutación de la pena de muerte, y Santander intercedió ante Weyler. Después lo haría por mons. Arocha, procesado y condenado a muerte:
Santander en cuanto fue avisado se presentó ante el General Weyler para que fuese conmutada la pena y el Gobernador General aceptó con la condición de que saliera expulsado de La Habana en el primer buque que zarpara del puerto.
El Obispo llamó al Padre Arocha y le trasmitió la sentencia, pero este la rechazó rotundamente.
Nos llama la atención la condescendencia del Obispo y de Weyler, porque el primero abogó para que el Padre se quedara bajo su tutela en el Obispado, sin poner un pie en la calle y trabajando en asuntos burocráticos hasta que pasara el temporal; y el segundo, aceptó la propuesta del Obispo.
En septiembre de 1896, el padre Arocha estaba de nuevo en su Parroquia de Artemisa, atendiendo a sus parroquianos, sirviendo a los 8000 reconcentrados de aquel pueblo y pasando información, medicinas y alimentos a los insurrectos. Cuando el General Maceo cayó en combate en Punta Brava, el Padre Arocha recibió una porción de tierra empapada en la sangre del General Antonio(3).
El Papa León XIII sustituye al español Santander por el italiano Donato Sbarretti, lo que crea malestar dentro del laicado cubano. Una comisión se dedicó a proponer a Luis A. Mustelier y Galán(4).

La coyuntura se ofrecía por la retirada del obispo español. La batalla por el obispo cubano contaría con grandes mambises y colaboradores independentistas, entre ellos, Magdalena Peñarredonda, quien fuera La Delegada del Partido Revolucionario Cubano en la zona de Vuelta Abajo. Por ello, le escribe al Generalísimo Máximo Gómez, cuya respuesta viene en una carta que lamentablemente se conserva trunca:
Por eso no hay que tener miedos ni a Poder interventor ni a nadie, ni a Dios al que menos, pues ese Gran Poder oculto, siempre está al lado de los hombres que reclaman el derecho y la razón – «Y dijo Jesús, menos hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti». Y digo respecto a este asunto lo que dije un día en plena guerra. «No hay que temer fuego y sangre y tea que España y quien sabe quién más siempre serán responsables de tanta desolación y ruina». Y a propósito de eso no olvidemos que el Señor Padre Santo derramó sus bendiciones sobre los Ejércitos de Weyler.
No hay que tener, Señora, ya en Cuba pueriles miramientos. El Papa y Ibarriti [sic.] serán siempre los responsables si no ceden de todo el cisma que pueda surgir en Cuba.
Si me quedara solo, solo gritaría de lo más alto de un pico de esta tierra cubana «Atrás, fuera la usurpación extranjera».
Con todo mi afecto respetuoso
B.SS. pp.
13 M/900 M. Gómez(5)
El Generalísimo se refería al italiano Domingo Sbarreti, recién nombrado por el Papa, para sustituir a Santander. Los cubanos reunidos en Comisión para abogar por un obispo cubano defendían la proposición de Luis A. Mustelier entre los que figuraban también como proposiciones los padres Dobal y Arteaga (este último tío del futuro primer cardenal de Cuba). Famoso Mustelier además, por sus dotes oratorias, vuelto de su destierro, ya el 30 de septiembre de 1898, había enviado lo que se conoce como la «Exposición dirigida al clero de Cuba, al Presidente de la República en armas, ciudadano Estrada Palma» de la cual ejemplificamos con dos párrafos:
Las mismas razones, M.H. Presidente, que ha tenido el pueblo cubano para levantarse en armas, las tiene el Clero Nativo, para no querer depender ya jamás del Clero Español: no por soberbia ni rencores; sino porque de ese Clero no hemos recibido más que vejámenes, en castigo del inmenso amor que siempre hemos profesado a este pedazo de tierra en que nacimos y sed insaciable de su Libertad e independencia, sucumbiendo unos, como los Esquembres, bajo el plomo mortífero, y expulsados los otros al destierro, como los Varelas, Santanas, Dobales, Castillos, Hoyos, Arteagas, Fuentes, Castañedas, Claras y… tanta muchedumbre de sacerdotes cubanos, por el horrendo crimen de haber pensado con la cabeza y sentido con el corazón del noble pueblo cubano.
Hecha por España la renuncia con todos sus derechos de su soberanía sobre la Isla, a los Estados Unidos, para establecer en ella el Gobierno Libre e Independiente a que se obligaron, gobierno que no puede ser otro que la República Cubana, a ésta incumbe el derecho de rechazar a un Clero que le sea hostil o haya exhortado a hacer armas contra los hijos del país y sus aliados, teniéndoles por enemigos declarados y malditos ¡a pesar de ser sus diocesanos!(6)
En 1900 se emprende una nueva campaña a favor del obispo cubano para la Isla liberada. Mustelier redacta un escrito al Papa el 15 de julio de 1900 en que se pide sustituya a Sbarretti y la firman, por supuesto, el propio Mustelier, Dobal, Marrero, Arocha, y muchos más hasta llegar a 17. Se rechazó el nombramiento del italiano al que se le llamó «el obispo impuesto» con la creación de un «Comité Popular de Propaganda y Acción» más una proclama aparecida en el periódico La Discusión.
Entre otros la firmaban Salvador Cisneros Betancourt, el general José Lacret Morlot, Diego Vicente Tejera y la notable patricia de Vuelta Abajo, Magdalena Peñarredonda(7).
Abogaban por una Iglesia Nacional Cubana que tuvo sus detractores en El Diario de la Marina. Opuesto el Generalísimo a manifestaciones contrarias a la llegada de Sbarreti al puerto de La Habana, el «Comité de Propaganda contra el Obispo Extranjero» lo secundó al manifestarse también en contra a estas, en un documento también firmado «en esta ocasión por Máximo Gómez, Salvador Cisneros Betancourt, el general Lacret y Magdalena Peñarredonda y otros»(8). Pero continuarían los antiguos mambises y patriotas apoyando la candidatura de Mustelier en el periódico La Discusión, donde firmaban los mencionados anteriormente además de la inclusión de Agustín Cebreco, Méndez Capote y, lo más significativo, «doña Leonor Pérez, la madre de José Martí»(9). Incluso dicha Comisión, «entre quienes estaban Salvador Cisneros Betancourt y Magdalena Peñarredonda llegaron a entrevistarse con el obispo para hacerle entrega de una comunicación en que se exponían las razones del Comité en contra de su designación en la diócesis de La Habana»(10).

A pesar de esto, si la Santa Sede no se decidió por ofrecer la mitra habanera a un nacional, puede deberse, entre otras consideraciones, a que «Mustelier y Dobal eran acusados –al parecer, con fundamento– de vivir en concubinato; de don Ricardo Arteaga no se afirmaba tal cosa, pero era acusado de tener ideas liberales y de ser masón»(11).

Nuestros mambises habían llevado en sus sombreros una cinta amarilla con la medida exacta de la Virgen de la Caridad, la virgen autóctona, nacional y criolla, que con su fe contrarrestaba los pendones españoles con la Virgen de Covadonga. Y Antonio Maceo había llevado en sus ropas, regalo de doña Mariana, una imagen de la Virgen de la Caridad, de la cual los historiadores que han dado testimonio –Fernando Ortiz, Olga Portuondo, Emilio Cueto– no se han puesto de acuerdo si era en forma de medalla (metal) o escapulario (tela). Además, en los campos insurrectos se había cantado la copla:
Virgen de la Caridad
Patrona de los cubanos
Con el machete en la mano
Pedimos la libertad.
En 1898 el general Calixto García había enviado a su general Agustín Cebreco a ofrecer una misa de agradecimiento a la Virgen en El Cobre, con la bandera que ondeara en los campos mambises colocada en el altar. Resultaba muy natural entonces que este proceso tuviera muy clara su intención, tanto del clero como de los laicos, por lograr el reconocimiento de la cubanía. No obstante, habría que esperar algunos años para que fuera nombrado un obispo cubano.



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  1. El texto forma parte de la investigación Magdalena Peñarredonda: una cubana insurrecta de la autora del mismo.
  2. Manuel P. Maza, s.j.: El clero cubano y la independencia (Las investigaciones de Francisco González del Valle) (1881-1942), Centro de Estudios Sociales, Sto. Domingo, 1993, p. 66.
  3. Suárez Polcari, mos. Ramón: Historia de la Iglesia Católica en Cuba, Ed. Universal, Miami, 2003, p. 147.
  4. Luis A Mustelier, sacerdote santiaguero, elocuente orador, desterrado a México coadyuvó a la independencia. En 1898 dirigió una carta partiótica al clero y a Estrada Palma.
  5. OAH: Fondo Magdalena Peñarredonda.
  6. Manuel P. Maza, s.j.: El clero cubano y la independencia (Las investigaciones de Francisco González del Valle) (1881-1942), Centro de Estudios Sociales, Sto. Domingo, 1993, p. 165.
  7. Rolando Rodríguez: Cuba: las máscaras y las sombras, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 2007, t.I, p. 368.
  8. Ibídem., p. 369.
  9. Idem.
  10. Ibídem., p. 370.
  11. Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal: «1898. Tránsito de la Iglesia Católica en Cuba de un régimen colonial a la República laica (1902)» en La intimidad de la historia, Ediciones ICAIC, La Habana, 2013, p. 308-309.



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María del Carmen Muzio Zarranz (La Habana, 1947). Tiene publicadas las novelas El camafeo negro (1989), Sonata para un espía (1990), La Cuarta Versión (2000) y Dios no te va a entender (2015), así como los ensayos Andrés Quimbisa (2001), María Luisa Milanés: el suicidio de una época (2005) y el libro de cuentos para niños Los perros van al cielo (2004). Ha merecido varios galardones y reconocimientos entre los que destacan su mención en el Concurso Internacional Relato Policial, Semana Negra, Gijón, España (2002) y la del centro “Juan Marinello” por su ensayo sociocultural sobre la figura de Andrés Petit.

“Todas las Mirthas” (por Baltasar Santiago Martín)


Nota: Agradezco a Baltasar Santiago Martín, que comparta con los lectores, su entrevista a Mirtha Medina, incluida en el próximo número de la revista Caritate, Octubre-Noviembre-Diciembre 2018.

La presentación de CARITATE, tendrá lugar el miércoles 12 de diciembre, a las 8 00 p.m., en el Miami Hispanic Cultural Arts Center (111 SW 5th Ave. Miami, Florida 33130).


He querido titular mi entrevista a esta grande de la música, el canto y la escena, del mismo modo como se llamó el espectáculo fabuloso en el que ella, “la Medina” –como también se le conoce en el medio– brilló en todas sus facetas, pues Mirtha no solo es una gran cantante, sino también una formidable comediante musical y actriz, con una extraordinaria vis cómica.

¿Cómo no recordar sus actuaciones en el Teatro Musical de La Habana, en Mi bella dama (My Fair Lady) –“El rey que está en Madrid se fue a Aranjuez”, la recuerdo ahora perfectamente “perfeccionando su dicción”–; o en Hello, Dolly, donde no puso reparos por no ser la estrella principal, y con toda humildad dijo que “sí” en cuanto le propusieron actuar junto a Rosita Fornés, la Dolly por antonomasia.

Mirtha es mucha Mirtha, sí señores y señoras, a la que no le importa “que hablen”, porque también ha amado, mucho y bien, a dos grandes: Raúl Gómez y Juan Formell, padres de sus dos amados hijos: Guianko y Vanessa.

La revista CARITATE la ha escogido –con toda justeza– para su portada del sexto aniversario, y he tenido el placer de conversar con ella varias veces por teléfono para concertar esta entrevista que leerán a continuación, y les aseguro que Mirtha es muy natural y agradable, que no se sube a ese “pedestal portátil” al que yo me refiero en mis tertulias para describir a ciertas y ciertos que sí lo hacen, aunque es una diva divina que lo pudiera hacer “sin un reproche”, como dice la canción de su amigo Meme Solís, otro tan inmenso como ella.

Bienvenida, Mirtha Medina, al “Confesionario” de CARITATE, para que nos hables –y “que hablen” – de tu vida, de tu carrera, de tu familia, y de todo lo que nos quieras compartir con tus admiradores de siempre:


Mirtha, cuéntame de tus padres, ¿cómo eras de niña?

Te puedo hablar más de mi madre que de mi padre. Ella fue la que me forjó y me hizo una buena persona. Me enseñó desde niña a amar al prójimo y a ayudar a las personas que lo necesitasen. Le debo a ella lo que soy, por su apoyo, y el que nunca desfalleciera en lograr mi propósito en mi vida.

De mi padre poco puedo hablar, ya que él era de Puerto Rico y lo conocí cuando cumplí los 12 años.

¿Estudiaste música o canto?

Aprendí música y canto en la escuela del Teatro Musical y me gradué en ella. Aprendí actuación, pantomima, danza, maquillaje y acrobacia, música y canto, así como nociones básicas de percusión, que después las mejoré con Raúl Gómez. Tuve los mejores profesores: Luis Trápaga, Mariana de Gonicht, Zoila Gálvez, Federico Eternot, Alfonso Arau y Vicente Revuelta, entre otros.

¿Tenías cantantes preferidos desde chica, así como estilos y géneros que te motivaban más?

Siempre tuve preferencia por el Teatro Musical; quería ser una actriz total.

De pequeña tenía preferencia por Sarita Montiel y la imitaba en las casas de mis amiguitos del barrio. Después, ya de adolescente, cambiaron mis gustos: Los Beatles, Tom John, Barbra Streisand y Liza Minelli, entre otros. Y de Cuba, Elena Burke, Amaury Pérez, Omara Portuondo, el Cuarteto de Meme, Barbarito Diez y Rosa Fornés.

¿Cuándo y cómo conociste a Raúl Gómez?; ¿cómo surgió la idea del dúo “Mirtha y Raúl”?

Lo conocí en el Hotel Habana Libre, cuando él trabajaba con (el cuarteto) “Los Bucaneros” y yo en el segundo show de ese cabaret. El dúo “Mirtha y Raúl” surgió a partir de nuestra unión matrimonial. Éramos fieles admiradores de la música rock y de Los Beatles, que en ese entonces estaba prohibido escucharlos.

A Raúl, que es un excelente compositor y músico, se le ocurrió unir nuestras voces en terceras y cuartas, parecido al estilo de este grupo, y crearlo en dúo.

Nos selecionaron para ir de gira por toda Europa en un espectáculo con 60 artistas. En este show, en el que también estaba la Orquesta Aragón, había que preparar en el stage (el escenario) los instrumentos de esa orquesta, y al productor Tony Enríquez, se le ocurrió que delante de la cortina cerrada saliéramos Raúl y yo a cantar, mientras se preparaba lo de la Orquesta.

Fue impresionante la aceptación del dúo; no lo imaginábamos.


¿Qué significó para ti desde el punto de vista profesional ese recordado dúo?

Creo, fehacientemente, que fue el comienzo de una indudable exitosa carrera en ascenso. Marcó dentro de la música cubana un estilo; fue el comienzo de una nueva etapa en nuestro país, con la fusión que se logró del rock con la clave cubana. Algo único en esa etapa.


¿Cuáles fueron los principales éxitos de aquellos años?

Sin equivocarme, todas las composiciones de Raúl fueron éxitos indudables: Que tú me quieres voy a gritar, Muy cerca del arroyuelo, Rosas de algodón; un sinfín de canciones que se llevaría todo el espacio de esta entrevista mencionarlas, sin exagerar.

¿Por qué se rompe el dúo luego de tantos éxitos y te lanzas como solista?

Al decidir divorciarnos, quisimos continuar con nuestras vidas en solitario; claro, con tremendo trabajo, porque no querían que eso ocurriese. Entonces comencé mi carrera como solista.

¿Qué cambios esenciales se dieron en tu trabajo a partir de ser ya solista?



No fueron fáciles esos primeros años como solista, hasta que Amaury Pérez me regaló la primera canción: Caricias o Te quise acariciar, y ese fue mi nuevo triunfo, esta vez como solista. Después de eso comenzó mi carrera en ascenso, sin parar.

El Teatro Musical de La Habana, ¿cuándo te integras y qué fue lo más relevante de esa etapa?

Comence en el Teatro Musical en 1961. Hice mi primera obra con un pequeño personaje, en una comedia que se titulaba Los novios. Gracias a ese trabajo di un salto impresionante hacia nuevas obras como protagonista.

Sobre Buenas Tardes –ese programa en el que toda Cuba te descubrió y se prendó de ti (yo incluido)–, ¿qué anécdotas me puedes contar que te hayan emocionado más de tu participación en ese super gustado espacio dominical de la Televisión Cubana?

De ese programa tengo recuerdos inolvidables. Fue un espacio donde pude volcar todo mi interés por la comedia, y sobre todo, poder llegar al público de una manera natural, y demostrar como era yo realmente, en el aspecto artístico y humano.

Sobre Juan Formell: ¿cómo se dio esa unión un poco insólita entre una cantante tan glamorosa y un músico y compositor más “bailable y popular”, por decirlo de algún modo?


Sí había empatía; efectivamente éramos de diferente clase, o sea, él con su orquesta llegaba más al público popular.

En el orden personal, era un ser humano maravilloso, culto, aunque muchos creyeran lo contrario; su cultura era vasta, y juntos podíamos compartir diferentes temáticas, pues leía mucho.

Me encantaba sentarme con él para hablar de sus experiencias como ser humano.

Sobre tus hijos: Guianko y Vanessa, ¿qué nos quieres contar sobre ellos, como madre muy orgullosa que eres?

Soy la madre más feliz y orgullosa por haberlos tenido.

Vanessa, una cantante espectacular, que puede abarcar diferentes géneros como su madre; es una hija ejemplar, cariñosa, respetuosa, inteligente, sencilla, y una madre increíble.

Guianko es otro fenómeno. Excelente cantante, compositor, vocal coach de cantantes internacionales, y un hijo adorable, también muy cariñoso conmigo, preocupado por si necesito algo, que es frecuente. Me apoya en mis canciones y me encanta trabajar con él en su estudio. Aunque no lo crean, he aprendido muchísimo con su técnica. Agradezco a Dios por haberme dado este maravilloso regalo de tenerlos.

¿Cuáles fueron los principales premios que recibiste durante tus años de trabajo en Cuba?



Los Girasoles de Opina; los Premios en el Concurso Adolfo Guzmán, y los premios que obtuve en diferentes concursos internacionales, como los celebrados en Polonia, Hungría, Alemania (R.D.A.), Checoeslovaquia, la llamada U.R.S.S. en aquel momento, y el Premio del ICAIC por el Concierto “Todas las Mirthas”.

Si quieres ampliar esta pregunta te sugiero entres en Wikipedia ahí tengo mas informacion referente a esta pregunta.

¿Cuál fue tu última presentación en la isla?

En Tropicana, con mi show, que estaba llevándolo por todo México, con un éxito extraordinario, durante 2 años.

¿Cómo fueron tus primeros tiempos en los Estados Unidos? ¿Consideras que has podido continuar con un ritmo razonable tu carrera?

No fueron fáciles, aunque tuve un recibimiento impresionante en el aeropuerto. Después, poco a poco, comenzando lentamente, he ido alcanzando logros, demostrando realmente quién soy y lo que puedo hacer, para los que no me conocían, y gracias, además, al apoyo de los que ya sabían de mí y me apoyan incondicionalmente, lo cual ha sido –y es– una bendición.

Aquí, en los Estados Unidos, recibí un “Premio por mi carrera y mi trayectoria”, en Boston, en 2008; y el más reciente, en 2017, el “Premio de Trayectoria y Legado”, otorgado por El Sol de Miami, en “Hoy como ayer”.

Si te dieran a escoger un solo tipo de escenario, ¿cuál sería el preferido?

Bueno, me fascinaría poder trabajar siempre en teatros, porque dispongo del espacio para poder hacer conciertos glamorosos, mientras que el night club es bueno por la comunicación con el público, mucho más cercana.

Raúl de la Rosa, el director artístico cubano de Espectáculos Musicales –a quien tuve como invitado en mi Tertulia de APOGEO, el pasado 21 de noviembre (ver sección “Bambalinas” de este mismo número) – me contó que te quiere invitar al homenaje que el 11 de febrero de 2019 se le hará a Rosa Fornés, en el Teatro América, por el 80 aniversario de su debut artístico, ¿aceptarías ir a cantar para ese público que no te ha olvidado, y en esa ocasión tan especial para Rosita?

Adoro, admiro y respeto a Rosita Fornés, mi amiga y maestra, pero quisiera, cuando volviera a Cuba por primera vez, después de tantos años en el exilio, hacerlo con un concierto mío impresionante.

¿Cómo has logrado equilibrar tu trabajo, tan intenso, con tu faceta de madre y con tu familia en general?

No ha sido fácil. Ser madre es otra carrera, y hacerlo bien es realmente complicado, pero creo haberlo logrado, aunque aún continúo con ese papel, imposible de abandonar, porque ahora están también los nietos.

Ya a título personal, ¿cuáles son tus aficiones? ¿eres de recibir amigos, de reuniones familiares, de viajar por el mundo?

Son tres preguntas en una; comenzaré por mis aficiones.

Soy aficionada a las series de televisión. Me gusta hacer puzzles (crucigramas). Me encanta bordar, coser, tejer y amar.

No me gustan las reuniones familiares ni de ningún tipo, porque cuando no es familiar y te invitan, entonces tienes que cantar y eso me apabulla.

Me encanta viajar; creo que ya conozco parte del mundo, por trabajo y por elección vacacional.

Y, por último, soy aficionada a las cirugías, que me fascinan, porque quiero verme espectacular para mi público, que se lo merece, por su devoción y cariño hacia mí, al cual adoro, por seguirme y aplaudirme por más de cinco décadas.





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Ver textos anteriores de Baltasar Santiago Martín, en el blog

Thursday, December 6, 2018

¿Qué es el odio? (por Christina Balinotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada a la familia por la Dra. Christina Balinotti (https://www.facebook.com/christina.balinotti), quien ha aceptado la invitación a compartir cada jueves, un tema relacionado con su proyecto Universidad de la Familia, programa académico extenso de 45 semanas. Los libros de la Dra. Christina Balinotti se pueden adquirir en Amazon en este enlace. Para ver sus videos y suscribisrse a su canal www.unifamilia.com y visitar su website http://www.balinotti.com/



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Christina A. Balinotti: Escritora, Personalidad de Televisión y Radio. Experta en temas de Cultura y Psicología. Mujer de la Semana 2015 CNN Español. Pionera del Movimiento y Organización Femenidad Holística.

Fundadora/Directora del programa académico Universidad de la Familia, Ahora Sí, Miami 2016. 

Para ver sus videos y suscribirse a su canal www.unifamilia.com y visitar su website http://www.balinotti.com/

Fragmento de la novela "La sangre del tequila" (de Félix Luis Viera)

Nota del blog: Los jueves estoy publicando fragmentos de la próxima novela de Félix Luis Viera, titulada La Sangre del Tequila


Las Fresas pronuncian mediante un perceptible toque gutural y como si tiraran la lengua contra el paladar. No pocas, al expresarse suelen poner los ojos en blanco a intervalos y brevemente, menear los labios hacia un lado, realizar en fin un movimiento de cara como si alguna canica ardiente les estuviera torturando la garganta. Sus voces resultan ligeramente enronquecidas en algunas sílabas. Y muchas de ellas se distinguen por no hablar bajo. El público raso, y asimismo algunos sociólogos y otros especialistas, vinculan este modo de locución de las Fresas con el denominado origen socio-económico. Es decir, que las Fresas constituyen una raza que se mueve de la clase media hacia arriba (o no pocas de ellas se lo hacen creer a sí mismas). Así, hay mujeres Fresas y hombres Fresas (escuchar y ver hablar a estos, a los hombres, digo, sí me resulta trágico), si bien ellas, como en tantos otros temas, porque son mujeres, acentúan el rasgo.

No negaré que al principio esta manera de expresarse y gesticular de las Fresas me pareció sensual. Pero luego, sobre todo mis oídos, casi tanto como mis ojos, se agotaron. Irene Ramblas habla como las Fresas. Su cerebro, su alma, y lo demás humano que la significan, no son Fresa. Pero habla como Ellas. Entre las Fresas se crio desde pequeña en una escuela de internación para niñas pudientes. De púber en una escuela de internación para púberes pudientes. De joven en una preparatoria privada de internación para jóvenes pudientes y en una universidad privada de internación para jóvenes pudientes.

Pero Irene Ramblas no es Fresa. Porque ser Fresa en una actitud ante la vida.





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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y una noveleta.
Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.
Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.
Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.

6 de diciembre: San Nicolás


(ACI Prensa) Hoy 6 de diciembre la Iglesia Católica recuerda la memoria del Obispo San Nicolás, Patrono de los marineros, niños, novias, prestamistas, comerciantes, viajeros..., también es Patrón de Grecia, Rusia, y de la ciudad de Alicante, Lorena y Sicilia. Fue obispo de Myra, actual Turquía, en el siglo IV.

Su nombre significa “protector y defensor de pueblos” y es el Santo que inspiró la figura comercial de Santa Claus.

Dream Theater


Wednesday, December 5, 2018

Recordando a Jorge Negrete (Noviembre 30, 1911-Diciembre 5, 1953)



El primer pasquín en Puerto Príncipe (por Carlos A. Peón-Casas)


Corría el año de 1809. La aparente paz de la apacible villa principeña, tuvo un sobresalto inopinado. A las puertas de la casona bien dispuesta del por entonces comandante de marina Manuel Gómez de Avellaneda, encontró uno de los esclavos del servicio, “un ancho papel escrito por ambas caras el que puso enseguida en manos de su amo”(1)

Luego de leerlo de corrido, Don Manuel no dudó en ponerlo de inmediato en conocimiento del teniente gobernador de la ciudad, que lo era entonces Don Juan Benito González.

El contenido de lo allí escrito era particularmente preocupante, no ya por lo que reseñaba en su primera parte: una oportuna denuncia contra cierta injusticia cometida por funcionarios de la Audiencia, al zanjar los entresijos de la herencia de Doña Ana Hidalgo, a favor de sus herederos, en la que según la denuncia, cierto oidor se había vendido, por la bonita suma de cuatro mil pesos en un pleito que involucraba una carnicería.

Pero lo era aún más, por el cierre de aquel primitivo “anónimo” que imputaba a los peninsulares de “ser los mismos carniceros que asesinaron a Hatuey”, y añadían a continuación unas estremecedoras palabras: “orror al nombre español: si camagüeyanos, orror a esos asesinos ladrones, yegó por fin el deseado día de vuestra enmasipación”(2).

Según se narra de seguido, aquel “primer cartel separatista”(3)  fue enviado a la Audiencia, donde por acuerdo de los oidores, se sometió a un inmediato cotejo con cualquier otro documento que se guardara en el citado tribunal, donde tomaron parte “los maestros de escuela Antonio y Manuel Valdés y Luis Caballero, con el escribano Domingo Márquez”(4).

El resultado resultó unánime: el culpable lo era Diego Antonio del Castillo Betancourt, un reconocido y acérrimo enemigo de todo lo español quien ciertamente no se escondía para sostener tal postura y de quien se conocía la costumbre de:
“quando corrían desgracias de la Madre Patria”, formar tertulia con otro sujeto no menos inransigente y de sus mismas opiniones, el licenciado José María de Acosta, para comentar burlonamente las calamidades que agobiaban a la Península”(5)
Pero como dice el castizo adagio: “en pueblo chiquito, infierno grande”; enseguida el interesado supo el resultado del cotejo, por mediación de la indiscreción de uno de los peritos: Luis Caballero. Como resultado, el “lenguaraz” terminó en la cárcel, y a partir de ese minuto, el suceso del pasquín tan celosamente resguardado, se hizo del dominio público.

Una cosa trajo a la otra, y decenas de otros anónimos cargados de insultos contra la Audiencia, sus funcionarios y hasta los españoles, comenzaron a diseminarse por la villa. Para evitarlo lo oidores mandaron a poner “cedulones” por toda la población, avisando que se entregasen todos y cada uno de aquellos ofensivos libelos, donde uno en especial hasta amenazó con un pronto levantamiento popular que estallaría ipso facto.

En el ínterin, Castillo Betancourt, el supuesto transgresor, permanecía en libertad. Nadie se atrevía a ponerlo preso, conocido su carácter de armas tomar, y además, “conexionado con todo lo distinguido de Puerto Príncipe” cuyos componentes “podían juntar y convocar más de mil esclavos bien armados” palabras que más sonaban a amenaza que a sana advertencia”(6).

Sin embargo, el propio Castillo Betancourt en un acto de osadía mayor se atrevió a presentarse ante el Capitán General para airear su caso. Después de escucharlo, aquel tuvo a bien ordenar se le pusiese en prisión a disposición del Jefe del Apostadero, pues el susodicho transgresor era crease o no, Delegado de Marina en Puerto Príncipe.

El 13 de febrero de 1810, un nuevo anónimo fue dejado en el despacho del licenciado Acosta, nombrado juez de la causa, y reconocido enemigo personal del acusado. El texto simplemente decía: “O morir o irse”(7).

Considerado en aquel minuto “reo de lesa megestad”, el 15 de abril de aquel año el Capitán General Someruelos, decidió el embargo de todos sus bienes, sin embargo ya para el mes de mayo, el oidor José Francisco de Heredia elevaba un informe donde clamaba por la libertad del procesado aduciendo que “si bien era verídico que este había redactado un pasquín “horrible, ni le fijó en ningún paraje público, ni le esparció entre varias personas”(8).

El asunto fue finalmente librado a su favor. La condena solo precisó el pago de “las costas del proceso, ascendentes a una crecida cantidad”(9). Al buen ver de todos los vecinos, en el asunto se habían manejado oportunas y poderosas influencias a favor de Castillo Betancourt, a quien podrían tildar de “afrancesado, pero no de peligroso enemigo de la tranquilidad pública”(10).

Increíblemente, para el año de 1812, believe it or not!, el mismísimo autor de aquel fiero pasquín, el primero en tener notoriedad en aquella comarca principeña, ocupaba el cargo de Alcalde ordinario “de la ciudad escenario de sus intemperancias"(11).




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  1. Historia de la Nación Cubana. Ramiro Guerra et al. Editorial Historia de la Nación Cubana, S.A. La habana, 1952. Tomo III, p.130
  2. Ibíd.
  3. Ibíd. Acotado por Ximeno
  4. Ibíd. p. 131
  5. Ibíd.
  6. Ibíd. p. 132
  7. Ibíd.
  8. Ibíd.
  9. Ibíd.
  10. Ibíd.
  11. Ibíd.

Tuesday, December 4, 2018

Pequeña tregua para llegar a Ítaca -Fragmento- (un poema de Nuvia Estévez)

Nota: Cada martes un poema de Nuvia Estévez. Puedes leer sus textos en el blog, en este enlace.



Pequeña tregua para llegar a Ítaca (Fragmento)

Canto V

Entre lobos monteses y leones
Entre perros hambrientos y castrados
tiemblan lánguidos hombres desterrados
por el hacha sagaz de las pasiones
Es Circe quien derrama los ciclones
en el rostro viril de quien se ahoga
Es su voz el arpegio que interroga
sin mostrar la figura que amordaza
Es Circe divinal y pulcra taza
bañándote en el Pramnio de su droga

Tú puedes caminar hasta su fuego
Tú pudes sostener su dura piedra
macerar todo el verde de la hiedra
que adorna   su palacio donde el ruego
es deleite eficaz para su ego
Mas puedes apagar toda la llama
porque nunca a tu mano irá la escama
tajante del destino   Pues los dioses
te eximen de sus garras de sus toses
Tú puedes ir con Circe hasta la cama

“... pero hazle prestar el solemne juramento de que no maquinará contra ti ningún otro funesto daño”.





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Nuvia Estévez nació en Puerto Padre, Cuba, 1971. Ha publicado, entre otros, los poemarios “Últimas piedras contra María Magdalena”, “Penancolía”, “Maniquí desnudo entre Escombros”, “Misterio de Clepsidras” y “Las muñecas, las putas, las estatuas”. Su obra aparece en varias antologías y en estudios sobre poesía cubana. Actualmente reside en el Sur de La Florida.

(Miami) Cuban Basel Art Exhibition


“Cuban Basel”, presenta a 21 artistas cubanos, de diferentes generaciones que tienen algo en común: Miami. Algunos de ellos han producido toda una obra desde esta ciudad, otros han tenido contactos contaminantes con la misma, y otros han establecido relaciones profesionales con artistas locales. La muestra no es temática, ni el eje curatorial establece una hipótesis a priori sino que resulta una especie de exploración, un experimento social que se sustenta en el simple hecho del crear desde “aquí”. Y el “aquí” puede ser, a su vez, cualquier lugar. La exhibición pretende visibilizar prácticas que desafían el estatus quo de lo que se puede disfrutar, comúnmente, en Art Basel. Este evento es presentado por Umbrella Art Foundation. 

Monday, December 3, 2018

"Aquí vivió José Francisco Martí Zayas Bazán hijo de nuestro Héroe Nacional José Martí"


Recibo estas fotos desde el Camagüey, donde se puede apreciar la (original y personalizada) manera que han utilizado para llamar la atención, sobre un lugar en la calle Luaces, que fue habitado por el Ismaelillo

Imagino que ha sido una iniciativa personal, de alguien que ama la historia y admira al Apóstol cubano. Ojalá que este buen acto, sea percibido por quien debe ocuparse y plante una tarja como Dios manda. 

Además, se extienda la alerta  y se ocupen de colocar señal en su casa materna, San Ramón esq. General Gómez. (Joaquín Estrada-Montalván)

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Ver en el blog
(Camagüey) La casa de Carmen Zayas-Bazán

Cuándo, cómo y por qué, se fundó la primera Compañía de Ballet Profesional en Cuba (Angela Grau, revista "Cuba en el Ballet", 1972)

Sunday, December 2, 2018

Los trenes se demoran. Capítulo 22 (novela de Liset Lantigua)

Notal del blog: Agradezco a Liset Lantigua que comparta con los lectores, un fragmento de su más reciente novela Los trenes se demoran.

Se puede adquirir en los websites
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Ma no sabe qué hacer.

Tiene sueño pero teme quedarse dormida y descuidar la vigilia.

Tiene ganas de cerrar los ojos y pensar en Esteban como pensó hace siglos, cuando lo vio en el mirador.

Ese día, el hechicero acababa de llegar al bosque, la gente lo vio con un enjambre de retazos de tela a la zaga.

Ese día, Hugo habló de los sueños y de los deseos en la glorieta. Y Ma se acuerda. Y recuerda que quiso quedarse y que se quedó. Y también recuerda que luego tuvo ganas de desear el amor, porque Hugo había dicho que ese deseo hacía mejor a la gente.

«Nosotros le damos un calor bueno a la tierra cuando amamos. El suelo no recibe bien a los que no aman.

Dijo que lastimar a una persona por desamor era lo mismo que anotar, en los futuros ciclos, un desbordamiento o un estallido.

«Esa es la repercusión, porque quien ha sido herido derrama mucha tristeza, mucha vergüenza sobre la tierra. Sin llorar, sin dar alaridos, quien sufre de desamor carga una sonda de aire y va librando la pena por ella. Entonces la tierra se traga la sangre de los que han sido olvidados y hace de su piel un sitio de desierto en el que los hombres antiguos volvían a llorar a sus muertos, porque al pisarlo sabían que era sagrado el piso hosco que había nacido del desamor.

«Muchos tuvieron el valor de amarse otra vez en ese lugar y vieron florecer los peñascos de roca fría, y volvieron a cosechar el maíz y el trigo en el suelo que ya no conocía semilla. Pero de todas formas, reverdecido o no, ese seguía siendo un sitio agonizante».

«Eso pasa con los seres humanos —dijo Hugo—, el amor los constituye, el desamor los golpea y les deja la piel contrita. Adentro el desamor abre zanjas por las que no corre agua, y el suelo se cubre con una sal gruesa».

Habló de todo esto, porque Luisa, en ese tiempo, había llorado cerca de la quebrada durante nueve noches.

Lloró porque el hombre que había amado le dijo —un día en que ella había liberado una docena de pájaros de una de esas jaulas que se heredan—, que ellos no querían lo mismo, que era mejor no verse.

Después, la quebrada se puso oscura y bajó más aún, como buscando a su madre de aguas, que seguro le habló, como hacen las madres en estos casos.

Le habló tan suave, tan delicadamente, que Luisa dejó de llorar el desamor aquel.

Y Ma, conmovida, deseó hacerle bien a la tierra amándole hasta los huesos. Por eso cuando Esteban la miró y luego bordeó su cintura como subido a un barco en un puerto anaranjado de madera, lo amó.

Y trajo a Eva a su cuerpo.

Lo amó como se ama cuando no ha habido herida en la tierra que ponga a llorar los caminos o seque el mundo.

Así lo amó.







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Los trenes se demoran

Eva, la joven protagonista de esta historia recibe cartas de amor anónimas que la llevan a lo largo de la narración a ahondarse en la búsqueda implacable del autor de las epístolas. Los personajes de Los trenes se demoran parecen marcados por la incansable espera. Cada despedida se convierte en la carga del dolor por aquellos que se desvanecen, pero al mismo tiempo, el dolor y la pérdida forjan la esperanza en cada uno de ellos, creen en la nobleza de la magia y aquello que los une, aquello que los mantiene cerca, es la posibilidad de poder reencontrarse con los que se fueron detrás de viejas promesas.





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Liset Lantigua: Poeta y narradora cubano-ecuatoriana nacida en Los Arabos, Matanzas, Cuba, en 1976. Escritora de literatura infantil y juvenil, biblióloga, profesora de Literatura y editora. Su obra ha recibido reconocimientos como Lista de Honor IBBY 2009 por su novela Y si viene la guerra (Grupo Editorial Norma, 2006), y el Premio Nacional de Novela Darío Guevara Mayorga, de Ecuador, por Contigo en la luna (Grupo Editorial Norma, 2009) y por Me llamo Trece (Alfaguara, 2013). Entre otros libros suyos están Gato ama a Lola (Alfaguara, 2011), Ahora que somos invisibles (Alfaguara, 2010), Estas son mis manos (Pearson, Chile, 2012), El papá pintor (Altea-Alfaguara, Perú, 2012), Mi casa no es un naufragio (Alfaguara, 2012), Quiero ese beso (Zonacuario, 2013), Sofi, tu mirada (Edinun, 2016), Princesa Cochi, (Loqueleo 2016), Ana Delcirco de Findelmundo (Edinun, 2017) Metrópoli y otras muertes (Libresa 2017), Ancla (Amargord, 2017). El nido infinito, (Deidayvuelta, 2017), Los trenes se demoran (Planeta Lector Colombia, 2018). Es Máster en Edición por la Universidad Autónoma de Barcelona.


https://www.planetadelibros.com/libro-los-trenes-se-demoran/287833

Saturday, December 1, 2018

Méjico, el campamento (por Víctor Mozo)


Al toque de diana – que nunca fue con corneta - se unieron los gritos de los sargentos, Vicente Nodarse Pérez y Rafael Martel que apenas salido el sol entraban por dos de las cuatro entradas con que contaba la barraca para obsequiarnos con un brutal despertar bajando cuanto Dios y santos había en el cielo, sin olvidar a la Virgen. Le roncan los cojones, gritó un nuevitero desdentado que dormía frente a mí en señal de protesta. Morgado, otro de Nuevitas, no se quedó atrás: me cago en la puta madre que lo parió, diciéndolo a la vez que bajaba la cabeza para que los sargentos no lo notaran. ¡Arriba, arriba, tienen diez minutos para recoger las hamacas y lavarse!, gritó el sargento Martel.

Dábamos grima. La barraca con paredes y piso de palma y techo de guano no nos ayudaba, reinaba la suciedad. De manera obligada nos sentíamos hermanados por los malos olores que de seguro despedíamos y que nosotros mismos ni sentíamos después de más de 24 horas sin lavarnos. Sin olfatearnos como los animales, nos escudriñamos tratando de saber quién era quién.

Salimos casi en tropel para lavarnos un poco la cara en unos lavaderos de cuyas llaves salía un hilo de agua. Los más listos habían traído jabón, pero muchos como yo se atenían solo al cepillo y la pasta de dientes. Al menos mi boca no apestaría y el agua refrescaría mi cara aun somnolienta.

Me sentía perdido. Como bien lo describiría mi amigo y compañero de infortunio Pedro Bencomo Sarmiento, me habían sacado de un mundo: “Fue un trancazo físico y emocional sin transición alguna, un día estábamos ensayando para el vals de los 15 de fulanita y al otro día estábamos en casa del carajo con gente vociferándote en los oídos”. Los gritos, las malas palabras, serían mi pan cotidiano como lo sería también esa tierra roja que pisaba y que nunca había visto. Pensaba a veces que debajo de mis pies se encontraban las entrañas del mismísimo infierno.

Ciento veinte hombres conviviríamos hacinados en dos barracas con los cabos de la UMAP y el hedor de las cercanas letrinas. Completarían el campamento la barraca con piso de cemento que cobijaba a los sargentos, al jefe de compañía y al segundo al mando, más una pequeña oficina. El trabajo esclavo no podía dejar de contabilizarse.

El nuevo grito de a formar con las erres bien arrastradas del sargento Rodríguez me sacó de mi estupor. En lo adelante siempre formaríamos en el mismo lugar, no lejos de la barraca de los oficiales. Los once de Jaronú caímos en el pelotón 1. En lo adelante yo sería el número 28. Además de utilizar un número para llamarnos, también utilizarían la palabra elemento. A eso nos reducían, a ser “elementos”.

A la voz de marchen, nos encaminamos de nuevo al comedor donde nos dieron dos dedos de café claro y un pedazo de pan que engullimos con la rapidez del hambriento. Al salir, un paseo breve por las obligadas letrinas me puso frente a una realidad que no me esperaba, o me enfermaba o salía inmune de todo aquello.

Y de nuevo a formar, a marchar bajo el sol por no sé cuántas horas. Cinco minutos de descanso y me precipité al lavadero a tomar agua cometiendo el gran error de beber rápido. En medio de la formación, esperando la próxima voz de mando, vomité lo poco que había tragado. Pedí permiso para salir de la formación. ¡Negativo! Me respondió el sargento Rodríguez. Creí que me iba a desmayar. El 27, un guajiro de Santa Lucía y el 29, Ercilio Serrano, otro guajiro, me sostuvieron por los brazos. ¡Compañía atención! ¡Derecha, dré! ¡De frente, marchen! Nunca supe de dónde saqué fuerzas, pero aguanté hasta el almuerzo que consistió de nuevo en sardinas y boniato salcochado con su cáscara para variar el menú. Las porciones fueron de nuevo escasas y devoradas en pocos minutos.

Por la tarde nos dieron lo que sería nuestro uniforme: dos pantalones, uno azul y otro verde oliva; una camisa gris, una gorra, el distintivo, un sombrero de guano y un par de botas. Nos dieron además dos calzoncillos, dos pares de medias, un minúsculo pedazo de tela antiséptica que serviría de toalla y un jabón. Como calzado un par de botas carmelitas de trabajo, ¡y a arreglárselas para encontrar el buen número! El intercambio de botas entre unos y otros sirvió para entablar un poco la conversación. Los testigos de Jehová, que ya eran tres, rechazaron todo lo que fuera de color verde oliva. Había gente de Minas, Senado, Nuevitas, Sola, Holguín, Morón. Los de la ciudad de Camagüey seríamos unos 15. Para casi todos, más que la ropa, tener un jabón en las manos fue de amplio regocijo.

Las tablas que servían de piso en las duchas parecían más rojas que la propia tierra. Una veintena de llaves conectadas a tubos servían para ducharse. Duro momento la primera vez en que por grupos, sucios y desnudos, tratábamos de guardar una distancia prudencial. La principal preocupación era mantener el espacio vital, quitarse el churre de encima y ponerse el dichoso uniforme que al menos estaba limpio.

Nos volvieron a cansar de tanto marchar y marchar, ¡ni que fuéramos cadetes para desfile militar! La comida fue la repetición del almuerzo y la noche cerró con una marcha más y el grito obligado de patria o muerte que el sargento Rodríguez nos hacía repetir hasta que se cansara.

Raro campamento dizque militar. No había asta ni mucho menos bandera. Nunca se cantaría el himno nacional ni siquiera en las fiestas patrias. Imposible cantarlo, vivíamos en cadenas y en afrenta y oprobio sumidos. La Patria había dejado de ser ara para ser pedestal.


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Ver textos anteriores de Víctor Mozo, en el blog

Presentación del adagio del ballet "Vértigo", por Arts Ballet Theatre of Florida, en el XXVI Festival Internacional de La Habana (por Baltasar Santiago Martín)

Nota: Agradezco a Baltasar Santiago Martín, que comparta con los lectores, su texto sobre la presentación del adagio del ballet Vértigo, por Arts Ballet Theatre of Florida en el XXVI Festival Internacional de La Habana, incluido en el próximo número de la revista Caritate, Octubre-Noviembre-Diciembre 2018.

Foto/Nancy Reyes Suárez
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El domingo 4 de noviembre de 2018, en el marco del XXVI Festival Internacional de La Habana, la primera bailarina venezolana Mary Carmen Catoya y el bailarín brasileño Johnny Almeida, ambos pertenecientes a la compañía Arts Ballet Theatre of Florida, bailaron el adagio del segundo acto de Vértigo, un ballet en proceso, con coreografía del Maestro Vladimir Issaev (también director de la compañía), y música compuesta por Bernard Herrman (New York, 1911-1975) en 1958, por encargo de Alfred Hitchcock, especialmente para su película homónima, cuyo argumento ha sido llevado a libreto para ballet por este servidor.

Aunque ya este adagio había sido estrenado en el XXII Festival Internacional de Ballet de Miami, para esta cita habanera el Maestro Vladimir Issaev enriqueció aún más su coreografía, con cambios además en el vestuario de la pareja protagonista que lo hicieron todavía más vistoso.

Vuelvo a citar, como en mi reseña del estreno miamense, las palabras del gran escritor Guillermo Cabrera Infante sobre la banda sonora de la película, cuya gran fuerza y belleza me inspiraron la idea de emplearla y adaptar el argumento para un ballet homónimo:
(…) Pocas veces el arte de un director de cine ha sido tan bien servido por su músico como en Vértigo, una película que se puede oír transcurrir con los ojos cerrados mientras la música suena sugerente. 
(…) Esa música no viene de ninguna parte, viene de todas partes, es la música ubicua, la música total, la música del cine, en que las imágenes son otra forma de música, pero donde la música es la forma final de las imágenes.
Insisto, por tanto, en que el primer mérito que tiene este adagio es haber demostrado con creces que “esa música” puede ser bailada, que su drama ha podido encontrar a un talentoso coreógrafo y a una dotada pareja de bailarines de ballet para asumirlo, como ha sido el caso del Maestro Issaev, y de Catoya y Almeida, que en su actuación en la función de La Habana estuvieron brillantes, muy seguros y entregados a sus atormentados personajes.

Más allá del hecho artístico en sí, me complace mucho que una pareja de bailarines de una compañía de ballet de la Florida haya vuelto a ser invitada a este festival, a sabiendas de que en las dos ocasiones Mary Carmen iba a bailar coreografías con libreto mío, que no comulgo en absoluto con el régimen que ha destruido nuestro país, y que no me autocensuro ni me reprimo para criticarlo.

Como bien dicen que una imagen vale más que mil palabras, acompaño esta crónica “impresionista” con las sugerentes y preciosas fotos que la gran fotógrafa y pintora Nancy Reyes Suárez (ver “Arteraciones II”) me hizo el favor de tomar ese día para CARITATE:


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Ver textos anteriores de Baltasar Santiago Martín, en el blog
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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