Friday, November 30, 2018

Little Havana estrena bandera


Raúl de la Rosa, un director artístico en total plenitud (por Baltasar Santiago Martín)

Nota: Agradezco a Baltasar Santiago Martín, que comparta con los lectores, su entrevista a Raúl de la Rosa, incluida en el próximo número de la revista Caritate, Octubre-Noviembre-Diciembre 2018.


Raúl Jesús de la Rosa Moya, director artístico cubano de Espectáculos Musicales radicado en La Habana, Cuba, ya con más de 30 años de experiencia en la profesión, nació el 17 de abril de 19y49 en Cruces, antigua provincia de Las Villas.


Se inició en el gran espectáculo con la creación y puesta en escena del espectáculo Vedettísima, una revista musical en torno a la figura de Rosita Fornés, nuestra primera vedette, y de ahí hasta la fecha ha dirigido presentaciones muy importantes de esta artista, como La Fornés del 2000, Rosita Fornés, mis tres vidas, Tres tiempos de mujer, hasta, incluso, la gira nacional con el espectáculo Una Rosa para todos, por 18 ciudades de todo el país.


Es especialista en Teatro Musical, y con esas características ha puesto en escena obras y selecciones del repertorio nacional e internacional, tanto en lo lírico –zarzuelas y operetas, como María la O, La Princesa de las Czardas, La Duquesa del Bal Tabarin y Las Leandras–, como comedias musicales, tales como Mame (La tía Meim), Hello, Dolly!, La jaula de las locas (La Cage aux Folles), así como otros espectáculos de revista con fragmentos de estas obras principales del Music Hall.

La Princesa de las Czardas
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En muchas ocasiones ha montado las coreografías de sus propios espectáculos, ya que posee una base técnica de ballet, disciplina que ha impartido en talleres, sobre todo el ballet aplicado al teatro musical.

Sus puestas en escena han recorrido los escenarios de los principales teatros de Cuba: Karl Marx, Mella, Gran Teatro de La Habana, América, Sauto, Terry, Heredia, Principal de Camagüey, Principal de Ciego de Ávila, La Caridad, Amadeo Roldán, etc.

Ha dirigido a las principales figuras del arte de su país. Además de a Rosa Fornés, ha tenido bajo su responsabilidad el trabajo de Luis Carbonell –con quien tuvo una entrañable amistad–; Omara Portuondo, Lourdes Torres, Annia Linares, Elena Burke, Mirtha Medina, Farah María, Carlos Manuel, Héctor Quintero, Miriam Ramos, Vania, Haila María Mompié, Antolín, Marcos Medina, Los Drakus, Ana Lidia Méndez, Luis Silva, Churrisco, José Valladares, Carlos Ruiz de la Tejera, José Antonio Rodríguez, Mario Aguirre, Maureen Iznaga, Leyanis López, Aurora Delgado, Niurka Reyes, Ana María Perera, Yolíe, Mundito González, Héctor Téllez, Linda Mirabal, María Eugenia Barrios, Laritza Bacallao, María del Carmen Prieto, Sandra Orce, Anaís Abreu y Yenet Cruz, Raúl Araujo, Alina Clemente, Leticia Nelli, Yenisei del Castillo, Grétel Cazón, Carmita Ruiz, Saeed Mohamed, Dani Barrios, Rafael Espín, Leo Garrido, Ivette Cepeda, Yunier Díaz e Idania Valdés, entre otros.

Espectáculo Chaplin en burlesque
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En sus espectáculos, en varias ocasiones, ha contado con la participación de prestigiosas agrupaciones: el Ballet Nacional de Cuba, la Banda Nacional de Conciertos, la Orquesta Sinfónica Nacional, el Teatro Lírico Nacional; el Ballet, la Orquesta y el Coro de la Televisión Cubana, así como los Coros Nacional de Cuba, Entrevoces, Coralina, Vocal Luna, Vocal Leo y Orfeón Holguín; el Teatro Lírico de Holguín, compañías danzarias: Danza Contemporánea de Cuba, Codanza, Danza del Alma, Danza Libre, Conjunto Folklórico de Camagüey, Comp. Folklórica La Campana, Folklórico Onilé, Latin Dance, El Divino de Cuba, y varias agrupaciones teatrales de todo el país, siendo, a menudo, sus espectáculos grabados y transmitidos por la televisión nacional a todo el país.

Entre sus últimos trabajos se recuerdan el espectáculo Otro Amanecer: Homenaje al maestro Meme Solís, con los intérpretes más populares del momento, y presentado en pantalla el propio Meme, dirigiéndose al público que colmó el teatro América, para aplaudir su música; y en el mismo escenario, el concierto Que hablen, ofrecido y en tributo a Las Diego, con ellas presentes, a teatro lleno.

Estrenó, por primera vez en Cuba, su exitosa versión completa del musical Víctor Victoria, por los 75 años del teatro América. Y en este teatro mantiene, desde hace 10 años, el evento Otoño Trans, el mayor y único evento teatral de los transformistas cubanos.

Dirige la compañía de espectáculos ShowMAX, en la ciudad de Cienfuegos, presentándose en distintos centros culturales y nocturnos de esa ciudad.
Compañía de espectáculos
 ShowMAX
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En cuanto a su confrontación internacional, ha presentado sus trabajos en escenarios teatrales y centros nocturnos de México, Panamá, España, Venezuela, Curazao y Estados Unidos, y se recuerda con agrado la Gala Homenaje a Eliseo Grenet, presentada en el Teatro Manuel Artime, de la ciudad de Miami, con las actuaciones de Malena Burke, Aymé Nuviola, Carlos Manuel, Roberto Torres, Miosotis Parapar, Yolíe, y una gran orquesta acompañante dirigida por el maestro Ernesto Márquez, convirtiéndose entonces en el primer director artístico que, siendo residente en Cuba, dirige un espectáculo en Estados Unidos, con intérpretes todos cubanos del exilio, y en un teatro oficial de la ciudad de Miami.

Durante años dirigió los principales espectáculos de la Jornada Cucalambeana en la provincia de Las Tunas, así como también el Festival Cinemazul. Igualmente dirigió espectáculos importantes en eventos establecidos oficiales, como la Fiesta de la Cubanía en la ciudad de Bayamo, y las Romerías de Mayo y Fiesta Iberoamericana en la ciudad de Holguín.

Tanto en el extranjero como en el territorio nacional, ha impartido conferencias y conversatorios, ilustrados con la participación de bailarines y proyecciones fílmicas sobre el origen, los códigos, características, principales intérpretes y modalidades del espectáculo de teatro musical y las principales formas musicales de Cuba, tales como el son, el pilón, el guaguancó, la rumba, etc.

Actualmente prepara la puesta en escena de La jaula de las locas (La Cage aux Folles), a estrenarse el 23 de noviembre de 2019 en el Teatro América, y el ambicioso proyecto de la representación de Cats, con la compañía de teatro musical Ópera de la Calle.

Además de su labor en la escena en la presentación de obras, trabaja en la asesoría y en la audición de nuevos valores solistas y agrupaciones, así como de espectáculos y compañías. Es jurado permanente de distintos eventos competitivos para intérpretes del género en todo el país.

Bienvenido, Raúl de la Rosa, a la Tertulia de APOGEO del mes de noviembre de 2018 en Art Emporium.

¿Cómo el niño que fuiste –y que espero que todavía lleves dentro– descubrió el teatro?

Supe de este mundo de buena música y de la existencia de un teatro musical, increíblemente, en mi pueblo natal: Cruces, de la actual provincia de Cienfuegos, cuando en las clases de Música de la Secundaria Básica, mi profesora Malula Medialdea nos enseñó las distintas formas musicales, los formatos de las agrupaciones; a identificar los instrumentos por su timbre y las distintas modalidades de representaciones teatrales con un protagónico musical, tales como la ópera, la opereta y la zarzuela. También, en los finales de curso, participé en montajes de escenas o estampas en el Teatro Aparicio de mi pueblo natal.

¿Cómo y cuándo te iniciaste profesionalmente en este giro de la dirección de espectáculos musicales?

Después de ser Asistente de Dirección, de haberme graduado de Productor, y de pasar tres cursos en la Escuela Vocacional de Ballet, que estaba adjunta al Ballet Nacional en su misma sede, incursioné en la dirección artística, pero no fue hasta el montaje de Vedettísima, con nuestra Rosita Fornés, que ya comienzo en grande y para toda la vida en este comprometido rol.

¿Quiénes han sido tus maestros, tus modelos, tus paradigmas?

La misma Rosa, con su profesionalismo, y Luis Carbonell, con su modestia y pedagogía, han sido mis maestros. Admiré mucho, y me sirvieron de ejemplo, los montajes de Héctor Quintero y Nelson Dorr, el modelo a seguir en cuanto a dirección artística en Cuba. Las puestas en escena en el otrora Teatro Musical de La Habana, por la compañía del mismo nombre, y las del Teatro Lírico Nacional, en la sala Federico García Lorca –del hoy GTH “Alicia Alonso” –, definieron mi gusto y mi camino a seguir.

“Nuestra droga es el teatro. Deberíamos asistir a una cura de desintoxicación, pero no queremos”, ha dicho la actriz española Concha Velasco; ¿concuerdas con ella?

Ella tiene toda la razón; es como una adicción de la que te quieres librar, pero no puedes. Y, peor aún, piensas, analizas y concluyes teatralmente sin darte cuenta, porque ya ha pasado a formar parte de tu vida.

¿Te atreverías a dirigir una ópera o un ballet si te lo propusieran?

Cómo no, estaría en mi cuerda. Siempre he querido dirigir La Medium, de Gian Carlo Menotti. Encuentro que el montaje de una ópera es menos complicado que el de una zarzuela u opereta, ya que no tienes que marcar movimientos, expresión y desplazamientos en textos hablados, que se dificultan cuando el intérprete es cantante, pero no actor. En cuanto al ballet, pues he tenido en ocasiones la participación del Ballet Nacional de Cuba en espectáculos míos. Un espectáculo todo de ballet sería muy atractivo para mí.

¿Te consideras un “transgresor”?

Te diría que me gusta o me atrae lo difícil, lo que nadie hace, y me atrae rozar entonces lo que no se puede hacer, pero no llego hasta lo ilegal; digamos que soy atrevido, pero no me considero un transgresor.

¿Cómo ves la salud de las artes escénicas en la Isla?

En Cuba hay mucho talento: buenos intérpretes, dramaturgos y coreógrafos. Esto hace que se hagan representaciones de gran valor artístico en salas idóneas para estos montajes, y se hace un gran esfuerzo por el acondicionamiento técnico y tecnológico de estas, pero hay veces en que el desarrollo y el desempeño se ven afectados por trámites o parámetros burocráticos que demoran en resolverse.

¿Cuál es tu máxima en la vida?

“Trabajar para darle al público lo que sé que quieren ver en un escenario”. Ayudar a quien necesite de mí me hace sentir muy satisfecho.

¿Cuáles son tus obras teatrales musicales predilectas de todos los tiempos?

Me fascinan los Musicales de Broadway, sobre todo los de Jerry Herman; también las revistas españolas, aunque me atrae mucho la opereta, por su música, alegre argumento y posibilidades danzarias.

¿Cuáles son tus metas inmediatas y a largo plazo?

Dirijo una compañía de espectáculos en Cienfuegos actualmente, que se llama ShowMAX, y trabajo para que salga adelante y que mis artistas se sientan a gusto y que cada vez sean mejores.

En pocos días tendré en el Teatro de Variedades América, de La Habana, la oncena edición de Otoño Trans, un evento, el único, que muestra y presenta seriamente a jóvenes transformistas.

Para el próximo año tengo en planes el montaje de Cats, de Andrew Lloyd Webber, con la compañía Ópera de la Calle, y debo estrenar en noviembre el musical La jaula de las locas, de Jerry Herman, también en el América, con un variado elenco.

¿Cuáles son las historias que están teniendo mayor demanda por parte del público cubano: las comedias, los clásicos, etc.?

Por supuesto que la comedia. La vida está dura, y el conflicto que vives en casa día a día la gente no quiere repetirlo en el teatro. Esto es en general, porque cuando hay una buena y creativa puesta, allá va el espectador.

Si te tocara dar clases en una academia de actuación, ¿qué es lo más importante que les dirías a tus alumnos?

Que se crean lo que están haciendo, que vivan el personaje después que lo estudien y lo analicen profundamente, pues si después de esto no se divierten haciéndolo, entonces al público no le va a llegar.

Según tú, ¿la televisión debe ser solo para entretener, o entretenida y culta a la vez?

No resisto la televisión estúpida para cerebros huecos. Es increíble como hay programas de alta factura que suponen un gran gasto de dinero y no transmiten nada positivo. La televisión, además de entretener, debe ser culta. Nuestra misión, además, debe ser educativa, y la televisión es un medio idóneo para instruir.

¿Qué es para ti más importante, la fidelidad o la lealtad?

Ambas están emparentadas. Una conlleva a la otra.

¿Cuál ha sido tu mayor reto?

El montaje de obras que han sido estrenos en Cuba, como Víctor Victoria, de Blake Edwars, que se estrenó exitosamente hace dos años, en el América, por el 75 aniversario de este emblemático teatro. También fue fabuloso homenajear a Las Diego por su obra, llevarlas a Cuba y presentarlas en escena, pudiendo agradecer ellas ese aplauso mayor.


¿Algún sueño no realizado en cuanto a proyectos de dirección?

Me hubiera gustado hacer con Rosa un musical grandioso como Mamma Mia, o haberla dirigido en la puesta completa de una opereta como La casta Susana, pero ya no será posible; se nos hizo tarde.

Sobre el espectáculo Otro Amanecer, Homenaje al maestro Meme Solís, ¿qué fue lo más emocionante?

Bueno, hubo tres cosas emocionantes: el haber podido grabar a Meme en New York dirigiéndose al público que iba a colmar el teatro, y ver eso en la pantalla grande en el escenario, eso fue un gran efecto; el poder de convocatoria que tuvo entre los cantantes, que ninguno se negó a participar –allí estaban todos los del momento–; y el lleno total de público con su gran aplauso.

¿Cómo te gustaría que te recordaran?

Como alguien que siempre fue sincero en todo lo que ofreció, nada más.

¿Algo que quieras agregar?

Mi agradecimiento a la Fundación Apogeo por este trabajo para mí, y a todos los que han distinguido mi labor artística en estos años, así como a los intérpretes, tanto cantantes, actores o bailarines, que han estado conmigo en este camino, a veces angosto, otras veces grandioso y lleno de sorpresas, pero que, sin dudas, nos ha dado muchas satisfacciones.


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Ver textos anteriores de Baltasar Santiago Martín, en el blog


Tu Alma (por Thelma Delgado)

Nota: Cada viernes un poema de Thelma Delgado. Puedes leer sus textos en el blog, en este enlace.



Tu alma


Cuando cansado estés de bocas besar
Y otro cuerpo despierte junto al tuyo
Y preguntes si fue por rencor u orgullo
No lo dudes, no tardes en regresar

Y cuando tu cuerpo pregunte por el mío
Y ya no quieras de nuevo comenzar
Recuerda que yo te abré de esperar
En aquel nuestro lecho allá junto al río

Que los pájaros cantarán de alegría
Ya que la vida nunca ha sido ultriz
Y sin tu calor un día más yo moriría

También tu alma perdonó mi desliz
Y se que el amor en su sabiduría
Nos dejará ser de nuevo muy feliz




___________
Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Presencia femenina en las Guerras Independentistas (por María del Carmen Muzio)


Harto difícil puede resultar la investigación sobre la presencia de la mujer durante nuestras dos grandes guerras del siglo XIX por la independencia de Cuba. Las razones son variadas, y una de ellas es la escasa documentación. Otras son el patrón modélico que las consideraba destinadas únicamente a la salvaguarda del hogar, a la crianza de los hijos, a bordar, tejer; y, en el mejor de los casos, tocar el piano.

Ni los mismos mambises que combatían al retrógrado español veían con agrado la presencia femenina en la manigua. La toleraban, especialmente en los hospitales de sangre, pero si esta se convertía en un soldado más no dejaban de sentir cierta extrañeza.

No obstante, muchísimas de ellas cooperaron de diferentes formas: las más osadas en la propia manigua siguiendo a los esposos, en la curación de los heridos y enfermos, empuñando el rifle o el machete, agentes confidenciales y en los comités de ayuda tanto en la Isla o en la emigración.

Les resultaba imposible a nuestros aguerridos mambises librarse de sus masculinos criterios. Un ejemplo lo ofrece Bernabé Boza cuando anota en su Diario la llegada a la guerra del doctor Hernández «acompañado de su joven y bella esposa»(1): «Soy franco: admiro su belleza femenina, pero no me gusta su valor masculino. Por otro lado: en un campamento una mujer ve y oye, lo que ni ver ni escuchar debe una señora»(2).

El criterio del general de brigada no es suyo exclusivo; muestra el sentir sobre la mujer de la mayoría de aquellos héroes, debido a un añejo «constructo cultural». El grado más alto que se les concedió durante la guerra, aún a las que se batieron en combate, fue el de capitana. De todas las que participaron, tanto en una guerra como en otra, inexplicablemente, una sola alcanzó el de comandante. Todavía en plena República dominaba el pensamiento patriarcal heredado de los mismos peninsulares a los que tan ferozmente combatieron en la manigua. Indiscutiblemente, es un tema que requiere una profunda investigación.

A continuación menciono un grupo que, por supuesto, puede ampliarse en la medida que otras investigaciones nazcan o aparezcan biografías olvidadas en el estante de alguna biblioteca.

En primer lugar se relacionan las que poseen la dicha de hallarse en el Diccionario de Historia Militar de Cuba, tomo I, Biografías editado por Verde Olivo.

Enumeradas por el mismo orden alfabético del Diccionario y de forma sintética son:

Gabriela de la Caridad Azcuy Labrada, Adela (1861-1914). Una de las más conocidas, capitana. Pinareña, se desempeñó como enfermera y también combatió como soldado en importantes combates: Cacarajícara, Tumbas de Estorino, y el dificilísimo de Ceja del Negro, bajo las órdenes del Mayor General Antonio Maceo. Lógicamente, no vestía a la usanza femenina, sino le llaman «de amazona» con machete al cinto y su maletín sanitario.

Ana María de la Soledad Betancourt Agramonte (1832-1901) Creo que resulta muy conocida esta camagüeyana por su discurso en la Asamblea de Guáimaro; sin embargo, antes de marchar a la manigua con su esposo su casa era un depósito de armas y hospedaje.

María Magdalena Cabrales Isaac (1842-1905) Esposa de Antonio Maceo marchó con él y con Mariana a la manigua. Sus dos hijos murieron; cuidaba las heridas de su esposo y a los enfermos. Finalizada la guerra marchó a Costa Rica y Jamaica donde fundó el Club de Mujeres Cubanas y el Club Femenino José Martí respectivamente.

Mariana Grajales Coello (1815-1893) La más conocida de las figuras femeninas por su entrega a la causa independentista aún a costa de la vida de sus propios hijos. Curó heridos en los hospitales de campaña.

Rosa María Castellanos Castellanos, Rosa la Bayamesa (1834-1907) Capitana. Había sido esclava al incorporarse a la guerra. Cuidaba heridos, confeccionaba ropas y fungía como mensajera. Cerca de Santa Cruz del Sur creó el hospital de sangre más grande en las luchas independentistas. Participó en las dos guerras, su conocimiento de las plantas medicinales ayudó en la curación de los heridos. También combatía como soldado.

Trinidad Lagomasino Álvarez (¿) Pocos datos preciso se conocen sobre ella. Capitana, fue mensajera del EL. Mensajera personal del general Máximo Gómez. Lo mismo combatía que atendía heridos. Se le conoció con el sobrenombre de «La Solitaria».

María de la Luz Noriega Hernández (¿-1901) Una de las figuras más atrayentes tanto para una amplia biografía como para una novela. De excepcional belleza se incorpora a la guerra junto a su esposo el médico Francisco Hernández. Capitana. Enfermera, combatiente, Maceo con admiración la llamó «La Reina de Cuba». En Matanzas acompañaba a su esposo enfermo cuando irrumpe una columna invasora que lo fusila frente a ella y la mandan a la colonia penal que existía en Isla de Pinos. Indultada en 1897 regresa a la manigua; contrajo matrimonio nuevamente con el coronel Enrique Yáñiz pero se suicidó en 1901.

Isabel Rubio Díaz (1837-1898) Bastante conocida sobre todo en Pinar del Río donde un municipio lleva su nombre. Capitana. Su casa se convirtió en centro de conspiración; en la manigua se dedicó a la curación de enfermos y heridos. Se encontraba en su hospital de sangre cuando este fue atacado por los españoles, herida y apresada murió tres días después.

Cristina Pérez Pérez (1848-1947) Capitana. Vivía intrincada en el monte cuando la odisea del general José que había desembarcado en Duaba y ella lo ayudó. Espiritista, convenció con sus medio a parte de los abominables «Indios de Yateras» para que se pasaran al EL los que llevarían el nombre de «Rgto. Hatuey». Experta en el manejo de las armas participó en combates además de laborar en los servicios de sanidad.

Mercedes Sirvén Pérez-Puelles (1872-1948) La única mujer que alcanzó el grado de comandante en la guerra. Doctora en Farmacia, hermana del coronel Francisco Sirvén, fundó una «botica revolucionaria» en la manigua para abastecer los diferentes hospitales de sangre. Con una mula y un fusil iba por los campos abasteciéndolos.

Luz Palomares García (185º-1948). Capitana. Marchó desde muy joven a la manigua con su familia que casi toda murió macheteada ante sus ojos por los españoles y ella fue hecha prisionera. Posteriormente, desterrada a Baracoa auxilió a los expedicionarios de la goleta «Honor» desembarcada por Duaba. Su finca se convirtió en refugio de expedicionarios y ella llegó incluso a defenderla con su machete.

Bernarda del Toro Pelegrín, Manana (1852-1911) Esposa del My. Gral. Máximo Gómez. Se incorporó a la guerra junto con su madre y sus hermanos más pequeños; en 1870 se casa con Gómez y sus primeros cuatro hijos nacieron en la manigua. Junto con su esposo e hijos pequeños cruzó la trocha Júcaro-Morón hasta 1877 que sale a Jamaica. Después, en Dominicana rechazó cualquier tipo de ayuda económica. A la muerte de Panchito fundó con su nombre un club revolucionario en Montecristi. Se opuso a la corriente anexionista.

Catalina Valdés (1837-1915) Capitana. Cuatro de sus hijos varones fueron oficiales del EL. Creó un hospital de sangre en Vuelta Abajo que defendió con las armas y nunca pudo ser tomado por los españoles.

Para esta segunda enumeración fue necesario rastrearlas en libros, documentos, u otro material.

Sofía Estévez y Valdés de Rodríguez (1848-1901). Poetisa camagüeyana, casada con el capitán Manuel Rodríguez, viuda, es obligada a emigrar a Cayo Hueso, su casa es refugio de los necesitados.

Rosario Sigarroa (-1924) Patriota cubana quien laboró junto a Alfredo Zayas en la Junta Revolucionaria. Desterrada, estuvo en Tampa hasta la Guerra del ’95 cuando regresa a Cuba y funda hospitales en la manigua. En 1897 fundó El Cubano Libre y durante la república Cuba Libre de escasa duración.

Amalia Simoni Argilagos (1842-1918) Esposa del My. Gral. Ignacio Agramonte. En la manigua colaboró en los hospitales de campaña; arrestada por los españoles no transigió en escribirle al esposo para que traicionara. Desterrada a New York regresa al finalizar la Guerra de los Diez Años pero la obligan a emigrar. Desde entonces se dedicó a recaudar fondos para la independencia.

María Josefa Adán Betancourt, Eva (1855-¿) Esposa del Gral. Alejandro Rodríguez con quien colaboró en sus ideas independentistas. Fue Delegada del Gobierno Revolucionario en su natal Camagüey. Desterrada a Estados Unidos.

Blanca Rosa Téllez del Castillo (1854-¿) Sobre esta patriota aparecen pocos datos. A los 14 años durante el incendio de Bayamo incendió su propia casa y marchó a la manigua, hecha prisionera fue desterrada. Casó con el general Rogelio Castillo.

Clemencia Arango y Solar (¿) Hermana del oficial Raúl Arango. Durante la Guerra del ’95 fue Delegada de la Junta Revolucionaria en La Habana, según Estrada Palma «su mejor confidente» en la capital.

Emilia de Córdova (1853-1920) Durante el gobierno de Weyler asistía espiritualmente a los condenados en capilla a ser fusilados en el Foso de los Laureles. Se dedicó a colectar fondos para la causa independentista, colaboró con las tropas de Máximo Gómez en Matanzas hasta que es deportada. En Cayo Hueso funda una casa de huéspedes que fue refugio de compatriotas; regresó a Cuba durante la Guerra Hispano-cubana- norteamericana como miembro de la Cruz Roja. Durante la República fue la primera mujer mecanógrafa.

América Arias López (1857-1935) Esposa del general José Miguel Gómez lo acompañó a la manigua donde colaboró como enfermera, correo y mensajera.

Magdalena Peñarredonda Dolley (1844-1937) De las mujeres más transgresoras, abandona a su esposo para dedicarse a la lucha independentista. Desterrada a Estados Unidos por publicar un artículo subversivo en fecha tan temprana como 1888. Regresa a partir del Indulto de la Corona. Funge como Delegada de Maceo en Artemisa durante la Invasión y después con Estrada Palma. Prisionera en 1898 en la Casa de Recogidas durante la República no cejó como periodista de criticar la corrupción de los gobiernos.

Candelaria Figueredo Vázquez, Canducha (1852-1914) «La Abanderada». Hija de Perucho Figueredo paseó la bandera cubana por Bayamo el 20 de octubre de 1868. Marchó a la manigua con su familia, fortuitamente no cae prisionera cuando lo hace la mayoría de ellos; pero en 1871 es apresada y desterrada a Jamaica. Casó con el compatriota Federico del Portillo pero no regresó a Cuba hasta que concluyó el gobierno español.

Con seguridad nos aguardan nuevos nombres, o estas mismas claman por un estudio más amplio: la mayoría de nuestras mambisas espera porque se les desempolve del olvido.


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  1. Bernabé Boza, Mi diario de la guerra, tomo I, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1974, pp. 172-173.
  2. Ídem. Se refiere a la bellísimoa Luz Noriega, quien llegó a capitana del 6to. Cuerpo del EL, asesinado su esposo delante de ella, jamás se recuperó y se suicidó en 1901. Piedra Martel también ofrece testimonios sobre ella en Mis primeros treinta años.


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María del Carmen Muzio Zarranz (La Habana, 1947). Tiene publicadas las novelas El camafeo negro (1989), Sonata para un espía (1990), La Cuarta Versión (2000) y Dios no te va a entender (2015), así como los ensayos Andrés Quimbisa (2001), María Luisa Milanés: el suicidio de una época (2005) y el libro de cuentos para niños Los perros van al cielo (2004). Ha merecido varios galardones y reconocimientos entre los que destacan su mención en el Concurso Internacional Relato Policial, Semana Negra, Gijón, España (2002) y la del centro “Juan Marinello” por su ensayo sociocultural sobre la figura de Andrés Petit.


Pedro Díaz: de Esclavo a General (por María del Carmen Muzio)


Nuestras guerras independentistas rebosan de nombres gloriosos, algunos mambises más conocidos unos que otros, pero todos necesitados del recuerdo agradecido. Así, en el Museo de los Capitanes Generales, en la sala donde se conserva el bote en que el Lugarteniente General Antonio Maceo burlara la Trocha Mariel-Majana al cruzar en él la bahía, se lo debemos al general Pedro Díaz, quien lo atesorara por su importante significado. También, en una esquina de la misma sala se observa un retrato de este general bastante ignorado.

Pedro Antonio Díaz Molina nació el 17 de enero de1850 en Yaguajay de madre esclava y cuya condición y apellido heredó. En 1869 se incorpora a la manigua; prestó servicio en el Cuerpo de Sanidad y lo mismo atendía a los heridos españoles que a los cubanos. Tuvo, entre otros jefes, a Carlos Roloff y Fernández Cavada. Fueron muchísimas las acciones de guerra en que participó durante la Guerra de los Diez Años en las provincias de Camagüey, Oriente y Las Villas. Terminó la guerra bajo las órdenes de Francisco Carrillo y con el grado de comandante.

Pero no estaría mucho tiempo fuera del campo de batalla, pues se incorpora a la Guerra Chiquita; al concluir, en 1880, había sido ascendido a teniente coronel. Después, durante la tregua, alcanzada su libertad a punta de machete, residió en Remedios donde trabajó como obrero en diferentes ingenios de la zona.

En 1895 se alza en armas, su antiguo jefe Carrillo es detenido, y Pedro Díaz se incorpora a las tropas de la Invasión. Al año siguiente, con Gómez y Maceo, entra en Güira de Melena y Alquízar, entre otros pueblos habaneros. El Generalísimo lo mantiene bajo su mando en La Habana y lo asciende a brigadier. Por otra parte, Maceo lo solicita para su campaña en Vuelta Abajo. Primero lo eleva a jefe de División de Pinar del Río y luego lo asciende a General de División. Muchísimos son los combates en que participa: El Rubí, Tapia, y Ceja del Negro, considerado el más sangriento ocurrido en la zona vueltabajera. Encargado por el Lugarteniente recibió las expediciones de Leyte Vidal y Rius Rivera, las que llevó sin contratiempos hasta el campamento del Titán de Bronce.

Por la necesidad de Maceo de dirigirse a Las Villas, por los problemas históricos bien conocidos, lo selecciona para que lo acompañe y se haga cargo de la 1era. División del 4to. Cuerpo de Ejército. Atravesó en el bote la bahía con Maceo y estuvo presente en el triste combate de San Pedro. El Lugarteniente le había ordenado, durante la batalla, por la impedimenta de la cerca que se adelantara junto con otros para derribarla. Sobre la caída del Titán son innumerables las versiones existentes a las que, desgraciadamente, pocas pueden considerarse fidedigna; lo cierto que atestiguan los testimonios es el implacable e intenso fuego español.

A Pedro Díaz aún hay quien defenestra sobre él: que si corrió en el combate, que Miró Argenter y él le dijeron al Generalísimo que este último había rescatado los cadáveres, versión desmentida más tarde, ya que fueron las tropas de Santiago de las Vegas al mando de Juan Delgado las que encontraron los cadáveres… Son tantas las diferencias que pudiera escribirse una novela, desde que Zertucha (creo que con razón) exclamó ante el cuerpo inerte del Lugarteniente «¡Se acabó la guerra!». Lo cierto es que todos salían heridos, Nodarse, Miró, e iban a buscar refuerzos porque, inexplicablemente, no podían con el cuerpo muerto del General. Entonces, no echen la culpa toda sobre el antiguo esclavo.

Recuperado el cadáver, Pedro Díaz perteneció al selecto grupo conocido como del «pacto del silencio» quienes mantuvieron en absoluto secreto el lugar exacto donde habían sido enterrados los cadáveres de Maceo y Panchito Gómez Toro. Conservó un retazo de la camiseta ensangrentada del Lugarteniente.

Cumplió la misión que Maceo le había dado de marchar a Las Villas; sin embargo, cuando Rius Rivera –quien sustituyera al Titán en la jefatura del 6to. Cuerpo– cae prisionero, Gómez le encomienda que se haga cargo del ejército occidental. Desde que entra en Vuelta Abajo, el 9 de mayo, activó las operaciones militares, fortaleció las redes de información a las que contribuyeron, en Artemisa, Magdalena Peñarredonda y el párroco de San Marcos Evangelista, monseñor Guillermo González Arocha. También ayudó a la población civil víctima de la Reconcentración dictada por Weyler, y aplicó con denuedo la tea incendiaria. Opuesto a los planes autonomistas, durante la Intervención organizó la Junta de Veteranos y Patriotas.

Ya en la República fue electo representante a la Cámara por Artemisa, cargo que desempeñó hasta 1906. Fiel a los ideales independentistas perdidos, se retiró de la política republicana al poblado de Candelaria donde vivió con su compañera de la guerra, Hilaria Bocourt, de cuyo matrimonio nacieron seis hijos. Falleció en Caimito, a los 74 años.

Resulta difícil hallar una acción importante vinculada al Lugarteniente en que no participara este antiguo esclavo por su valentía devenido general. Merecedor de un estudio biográfico, es de los nombres imprescindibles de nuestra historia.



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María del Carmen Muzio Zarranz (La Habana, 1947). Tiene publicadas las novelas El camafeo negro (1989), Sonata para un espía (1990), La Cuarta Versión (2000) y Dios no te va a entender (2015), así como los ensayos Andrés Quimbisa (2001), María Luisa Milanés: el suicidio de una época (2005) y el libro de cuentos para niños Los perros van al cielo (2004). Ha merecido varios galardones y reconocimientos entre los que destacan su mención en el Concurso Internacional Relato Policial, Semana Negra, Gijón, España (2002) y la del centro “Juan Marinello” por su ensayo sociocultural sobre la figura de Andrés Petit.

Ballet Nacional de Cuba, 1969 (Integrantes, repertorio, presentaciones... Catálogo del Festival de Ballet del Gran Teatro del Liceo de Barcelona)

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Presentan el poemario "Aquí[Ellas] en Miami"


Estarán en la presentación: Lourdes Vázquez, Rosie Inguanzo, Mia Leonin, Kelly Martínez, Odalys Interián, Martha Daza, Susana Biondini, Yosie Crespo, Lizette Espinosa, Glenda Galán, Teresa Cifuentes, Ana Kika, Judith Ghashghaie, Maricel Mayor Marsán, Alejandra Ferrazza, Ximena Gómez, Ena Columbié, Legna Rodríguez, María Juliana Villafañe, Gloria MiládelaRoca, Pilar Vélez, Beatriz Mendoza, Lidia Elena Caraballo y Rubí Arana

Viernes,  30 de noviembre a las 7. 00 p.m.

Altamira Libros 
219 Miracle Mile
Coral Gables, FL 33134

Thursday, November 29, 2018

¿Qué es el optimismo? (por Christina Balinotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada a la familia por la Dra. Christina Balinotti (https://www.facebook.com/christina.balinotti), quien ha aceptado la invitación a compartir cada jueves, un tema relacionado con su proyecto Universidad de la Familia, programa académico extenso de 45 semanas. Los libros de la Dra. Christina Balinotti se pueden adquirir en Amazon en este enlace. Para ver sus videos y suscribisrse a su canal www.unifamilia.com y visitar su website http://www.balinotti.com/


¿Sabías que el optimismo se aprende en la casa?  ¿Cuál es la diferencia entre el optimista ingenuo y el inteligente? ¿Qué es la incapacidad aprendida? Sobre estas y algunas otras cuestiones, reflexiona la Dra. Christina Balinotti en el programa radial  Mejorando Vidas que conduce Alfredo Hernández.



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Christina A. Balinotti: Escritora, Personalidad de Televisión y Radio. Experta en temas de Cultura y Psicología. Mujer de la Semana 2015 CNN Español. Pionera del Movimiento y Organización Femenidad Holística.

Fundadora/Directora del programa académico Universidad de la Familia, Ahora Sí, Miami 2016. 

Para ver sus videos y suscribirse a su canal www.unifamilia.com y visitar su website http://www.balinotti.com/

"morir por la patria... " (Omar Santana)


Fragmento de la novela "La sangre del tequila" (de Félix Luis Viera)

Nota del blog: Los jueves estoy publicando fragmentos de la próxima novela de Félix Luis Viera, titulada La Sangre del Tequila.


Ruth Tagle fue bailarina de folclore. Luego maestra de baile. Antes de estos devaneos estudió Letras. Hoy es investigadora en la Secretaría de Educación Pública. Sus faltas de ortografía por cuartilla superan el follaje de cualquier árbol que presuma de rey. Gana veintiún mil pesos mensuales; tres veces y un tercio lo que un policía.

Briosa, Ruth luce como un yóquey en una carrera inacabable; su silla de montar es el miembro viril. No se detiene, no detiene al miembro aun cuando ya cruzó la meta. La miro, con el culo vuelto hacia mí y en franco movimiento, y me resulta muy parecida a una estatua movible; una cremosa, eurítmica estatua de mujer, movible. (Debemos aclarar: cremosa, pero no jugosa: su piel es mate y esto según los expertos elimina la sensación de jugo). Ella hasta ahora se me da como una excepción de las mujeres mexicanas que he conocido: su voz es chirriante. Y suele anunciar a volumen excesivo: ¡Me estoy viniendo!

Coincido con las másteres mexicanas de la culinaria: para que el guiso quede como para chuparse las entretelas, ahí tenemos las “yerbas de olor”; mixtura no solo olorosa: cuaja además en un sabor en donde no se sabe cuál el punto de lo exótico, cuál el nativo. Algo semejante —calculo— a la mezcla de los bosques más lejanos y esa tenue acidez de la flor de los agaves. Los interiores de la vagina de Ruth Tagle huelen, saben a yerbas de olor.




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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y una noveleta.
Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.
Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.
Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.

La siesta de un fauno (Dulce Anaya)




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Ver en el blog: Preludio para la siesta de un fauno (por Florencia Guglielmotti

Wednesday, November 28, 2018

Iglesia y Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, de San Jerónimo y Florida (por Carlos A. Peón-Casas)

Bendición de la primera piedra.
9 de Noviembre de 1930
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Iglesia y Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, de San Jerónimo y Florida. Albores y anales de su historia.


por Carlos A. Peón Casas


Corría el año de 1802. De tal fecha data el primer Libro del que se tiene memoria de la primitiva iglesia de El Carmen, en el entonces arcaico asentamiento de San Jerónimo, hoy Florida. El sacerdote a cargo de aquella incipiente fundación, era el padre Julián de Céspedes, cubano de origen.

Los oficios religiosos tenían lugar en el sitio conocido como la Casa del Curato(2), y cuya erección era muy anterior a la fecha citada. El segundo Libro parroquial no se habilitaría hasta el año de 1863, que para ese tiempo ya se había erigido como parroquia.

La Guerra de los Diez Años habría de hacer sentir sus estragos, y aquel lugar de culto ardió, junto a sus Libros parroquiales, como también lo hicieron otras parroquias de la jurisdicción puerto principeña: Jimaguayú y Santa Cruz(3).

En el ínterin, oficiaron como párrocos, los sacerdotes: José Vicente Valdés, Ramón Rivero, Manuel Utrera, Manuel LLopiz, Ezequiel Díaz, Esteban Pérez Tamayo, Francisco Carreras y Pedro Soler. A estos precedieron en el tiempo: Fernando Carredano y Blás P. Caballero.

Ya para el año 1888, con la división de las categorías de las Parroquias: (Término, Ascenso e Ingreso), a la de San Jerónimo le correspondió el último.
Pero un par de años antes, un 2 de Febrero de 1886, un grupo entusiasta de vecinos que pasaban de las dos centenas, estuvieron la feliz idea de acometer la construcción de la Iglesia y a su vez del Cementerio.

Con tal fin, una comisión creada, ad usum, organizó unos muy celebrados festejos para levantar los fondos necesarios para ambas empresas. De tal suerte fueron autorizadas hasta peleas de gallos, prohibidas por entonces, con tal de sumar concurrentes y allegar la mayor cantidad de emolumentos.

Enseguida, se añadió a las recaudaciones, la contribución sustancioso de algunos vecinos pudientes que aportaron toda la madera necesaria, y hasta el mismísimo Vicario, el Padre Llano, hizo un aporte de diez mil tejas.

Un dato singular, lo fue el hecho de que el más entusiasta de la idea lo fuera el propio Capitán, de las fuerzas españolas acantonadas en la plaza, apedillado Pérez, quien fue oportunamente electo como Presidente del Comité pro Iglesia, el 3 de Abril de ese propio año.

Para 1887, la Iglesia todavía no estaba conclusa. Según nos lo narra el ya citado Álvarez Quijano, ocurrieron ciertos inconvenientes:
Con motivo de algunos abusos de ciertos dirigentes de la obra, pues parece que ya en esa fecha también se criaban chivos, y estos motivos dieron lugar a que los que procedían honradamente se disgustaran y no se pudiera terminar (…)(4)
En Julio de aquel año estuvo de paso en Visita Eclesiástica el entonces Arzobispo de Santiago de Cuba, Mons. José Martín de Herrera y de la Iglesia, y su presencia sirvió de acicate para limar aquellas asperezas y concluir, aquel mismo año las obras, con su oportuna aportación monetaria y su benéfica influencia moral.

Aquel primario templo, hubo de tener existencia hasta 1895(5). El día 22 de Junio de aquel año, fue arrasado nuevamente, junto con su archivo parroquial, y con él todas las casas del poblado por el fuego mambí, de las fuerzas al mando del Generalísimo Máximo Gómez.

Con motivo de la construcción de la línea del Ferrocarril Central, el antiguo pueblo de San Jerónimo hubo de moverse al actual emplazamiento de Florida.

No fue hasta 1914, que el nuevo poblado estrenaría un espacio apropiado para los actos litúrgicos. Lo fue una muy humilde capilla, que no sobrevivió al terrible huracán de 1932.

Pero desde 1916 nuevos intentos se sucederían para dotar al re-nombrado poblado de Florida de una nueva y más capaz Iglesia. A tal fin fue creado un nuevo Comité pro-Iglesia. Sus miembros lo fueron prominentes mujeres católicas de la localidad, entre las de mayor relevancia: Cuca Fernández (Presidenta), Enriqueta Otazo (Secretaria) y Cheché Arteaga (Tesorera).

Sus esfuerzos por colectar fondos sólo llegaron a la suma de doscientos pesos. Con tan escaso emolumento, el proyecto quedó inactivo hasta el año 1922.

Del plan subsiguiente nos cuenta el propio Álvarez Quijano en su ya citada Historia Local de Florida:
En el mes de Mayo de 1922 me fui a ver al Sr. Obispo de Camagüey(6), para tratarle de comenzar nuevamente a luchar, por tener una Iglesia (…) pero no pude ver al Sr. Obispo y no me ocupé más de este asunto, hasta el día 8 de Septiembre que enterado que ya estaba en Camagüey, le escribí y después de cruzarnos varias cartas, tuvimos algún éxito, al extremo que de estas gestiones se llegó a fabricar la primera Iglesia de Florida, más que con nuestra cooperación material, con la del Sr. Obispo(…)(7)
El ánimo y el apoyo incondicional que aportó Mons. Pérez Serantes fue decisivo para lograr construir la nueva Iglesia. Varias comisiones fueron creadas para la obtención de fondos, y las aportaciones fueron sustantivas, aunque todavía insuficientes. Finalmente según lo sigue apuntando Álvarez Quijano en su testimonio,
el Obispo adquirió la cuchilla de terreno al Sr. Ramírez (calles de Martí y Concepción); todo este terreno por la cantidad de mil ochocientos pesos, y fabricó el templo por la cantidad de 3000 pesos. Es decir invirtió en casa y terreno 4800 y recogió del pueblo 1435, pues no dispuso ni de la colecta del año 16, ni la del Central Agramonte(8).
La Iglesia fue concluida en el año 1926, pero desde el año anterior, y a solicitud del propio Álvarez Quijano, el obispo había mandado a un sacerdote para atender la parroquia, era un sacerdote muy joven y con ideas tan novedosas para la época como su edad, pues montaba bicicleta y gustaba de vestir de paisano, era el Padre Miguel Conde.

Este segundo templo en el tiempo histórico, tuvo su continuidad en un tercero, el último construido y que ha llegado hasta nosotros. Su proyecto de construcción se inició en el año de 1929. Esta vez el Comité preparatorio incluía al propio Mons. Pérez Serantes, y a un grupo destacado de vecinos, que promovieron fiestas y verbenas para la recaudación de los fondos, de los que lograron reunir unos cuantos miles; pero igualmente insuficientes fueron aumentados por aportes del propio obispo y el Sr. Carlos S. Iduate, contando igualmente con la benévola providencia de los Sres. Otaola Ugarte y Ca, y Juan Urbieta y Hnos.

Al nuevo edificio, tal y como lo conocemos, a la vera de la línea férrea, se le colocó la primera piedra, el 9 de Noviembre de 1930; y fue inaugurado(9)  el 20 de Septiembre de 1931, fungiendo en ambos actos el Obispo Pérez Serantes. La foto que encabeza este texto nos sirve de muy oportuna ilustración, para el minuto inaugural.


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  1. Con datos recogidos en Historia Local de Florida de Julio Álvarez Quijano. Florida, 1932
  2. Se habla de un precario templo de tablas y guano en 1805. Cfr. Apuntes para la Historia Eclesiástica de Cuba. Juan Martín Leiseca. La Habana, 1938. p.188
  3. Ibíd. p.188
  4. Ibid.p.230
  5. San Jerónimo no fue excepción, también fueron quemadas las de: Sibanicú y Guáimaro Cfr. Apuntes para la Historia Eclesiástica de Cuba. Op. cit.p.194
  6. Monseñor Enrique Pérez Serantes, segundo obispo de la Diócesis de Camagüey.
  7. Ibid. p.233
  8. Ibíd. p.235
  9. El Programa de la Inauguración fue como sigue: Por la mañana./ 7.30 a.m Misa de comunión general por el Itmo y Rvmo, Sr. Obispo de Camagüey./8.45. a.m. Solemne bendición del edificio y traslado de Stmo Sacramento desde la antigua Parroquia./9.30 a.m Misa Solemne de Ministros, cantada por señoritas de la localidad. Presidirá y predicará el Itmo y Rvdmo Sr. Obispo de la Diócesis. Por la Tarde/ 4.30 p.m Exposición del Stmo. Sacramento-Rosario-Plática por el Revdo P. Félix del Val y Bendición con el Santísimo. Bendición y Colocación del nuevo Via Crucis.

Gala por el 75 aniversario del debut de Alicia Alonso en Giselle. 26 Festival Internacional de Ballet de La Habana (por Baltasar Santiago Martín)

Nota: Agradezco a Baltasar Santiago Martín, que comparta con los lectores su crónica Gala por el 75 aniversario del debut de Alicia Alonso en Giselle. 26 Festival Internacional de Ballet de La Habana, texto incluido en el próximo número de la revista Caritate, Octubre-Noviembre-Diciembre 2018.


El 2 de noviembre de 1943, nuestra prima ballerina assoluta Alicia Alonso bailó por primera vez el rol titular del ballet Giselle.

Comparto con los lectores de CARITATE el fragmento de mi novela inédita Alicia Alonso. Bailar al borde…, donde abordo los detalles más importantes de ese histórico debut:
"Todas estábamos muy ocupadas aprendiéndonos los papeles de (Alicia) Márkova, y al mismo tiempo, ensayábamos para el estreno de Dim Lustre, de Tudor. La segunda representación de Giselle estaba programada para el 2 de noviembre, y no fue hasta una semana antes de la fecha de la función que Dolin vino a nuestro camerino y nos anunció a Nora, a Rosella y a mí que Márkova no retornaría, y, por tanto, una de nosotras tendría que bailar Giselle. Todas reímos, porque Dolin a menudo hacía siniestras observaciones con el rostro imperturbable, y aprendimos a no tomarlo en serio”, precisa la Alonso. 
Tal y como lo anunció Dolin, Sol Hurok, el empresario del Ballet Theatre desde 1941 –que luego lo sería de María Callas en los Estados Unidos–, le pidió a Alicia que sustituyera a Márkova.
“Después de todo, ¿por qué desperdiciar mi año de ensayos en postración”, pensó ella, y le respondió: “Si el bailarín y coreógrafo lo permite, yo lo bailaría con mucho gusto”. 
“Ninguna bailarina se atrevía a reemplazarla, hasta que me lo pidieron a mí, que hacía poco había regresado de Cuba, después de aquel año entero en la cama. Acepté. Anton Dolin y yo ensayamos en los pocos ratos que teníamos libres”, ha dicho Alicia Alonso sobre aquella trascendental sustitución, mientras que Dolin, a su vez, declaró en 1978: “(…) Dispuse de poco tiempo para ensayar su papel, uno de los más exigentes del repertorio de los ballets románticos…”. 
El 28 de octubre, Alicia tuvo su primer ensayo con Dolin, desde la cinco hasta las seis de la tarde, y esa noche bailó el Hada del Bosque de Pinos (así se llamaba, en aquella versión, el personaje que en el Ballet Nacional de Cuba se conoce como el Hada de las Lilas) en el ballet Las bodas de Aurora
Su plan de trabajo para los próximos cinco días fue como sigue: el 29 de octubre, de 5:00 a 6:00 de la tarde, ensayo de Giselle con Dolin, y la función nocturna interpretando Las sílfides. El 30 de octubre, de 1:00 a 2:00, ensayo con Dolin, y función nocturna de Las bodas de Aurora. El 31, de 11:00 a 12:00, ensayo con Dolin; matinée con Las bodas de Aurora y función nocturna con Edad romántica. El primero de noviembre, de 3:00 a 5:00, repaso de los actos primero y segundo de Giselle. Y finalmente, el 2 de noviembre, de 11:00 a 1:00, repaso del segundo acto, y la función de Giselle
“Anton Dolin me ayudó muchísimo y recuerdo que me decía: ‘Trata de hacerlo un poquito como el público espera, como lo hace Márkova, porque una versión completamente diferente va a ser un shock, un cambio muy brusco para ellos. Eso me ayudó mucho…’”, refiere Alicia sobre su preparación con Dolin. 
Lilian Alicia le envió una “amable y cariñosa” nota, junto con su tocado de cabeza del segundo acto, que le había ofrecido cuando Alicia la visitó en su hotel:

1ro de noviembre de 1943 
Querida Alicia: 
Aquí está mi primer adorno de cabeza. 
Yo lo usé cuando bailé Giselle por primera vez. 
Él me dio suerte, por esa razón te lo presto para mañana por la noche, deseando traiga lo mismo para ti. 
Baila maravillosamente. 
Alicia Márkova 
Alicia desconfió de la amabilidad de su tocaya, y decidió no usar el adorno de cabeza, pero como tampoco quería desairearla, le encargó a Ernestina –que estaba con ella en Nueva York para ayudarla en la casa y coserle los trajes–, que le hiciera un adorno de cabeza idéntico al que Márkova le había enviado en préstamo, y, para “tantear” a Pat –así le llamaban sus allegados a Dolin–, le comentó acerca del dichoso adorno de cabeza: 
– Mira, Pat, qué detalle tan delicado y amable ha tenido Márkova conmigo; me ha enviado su primer adorno de cabeza en Giselle para que lo use en mi debut, junto con una nota deseándome suerte y “que baile maravillosamente”. 
– ¡Uy!, ¡qué malvada! — le respondió Pat, visiblemente molesto con el proceder de su compatriota; –ese adorno de cabeza tiene un defecto, un pincho, que hace que en la salida de la tumba el velo de Giselle se enganche en él, y se rasgue cuando lo halan, desluciendo todo el efecto de la salida; no se te ocurra por nada del mundo usarlo. 
– ¿Tú crees eso realmente?; ¡parecía tan sincera! 
– ¿Sincera?, ¡es que tú no la conoces como la conozco yo! 
– Bueno, si tú piensas eso, entonces no lo usaré– le respondió Alicia, aunque ya Ernestina estaba trabajando en la réplica que su avispada hija le había encargado. 
La devota madre estuvo trabajando toda la noche, bajo la supervisión de Alicia, a la que, según sus propias palabras, siempre le gustó elaborar algo con sus manos. “Yo por mucho tiempo estuve haciendo los adornos de cabeza del ballet. Al principio yo los hacía junto con mi mamá. Hacía los collares –los primeros, de El lago de los cisnes–, las sortijas, el bordado, todo, y los adornos de cabeza, los hacía yo. Me gustaba mucho”. 
El resultado fue fantástico: el nuevo adorno quedó idéntico al original. 
Resuelto así felizmente el incidente del adorno de cabeza para no ofender a la inglesa con una descortés negativa, Alicia Alonso tuvo un debut de altura ese 2 de noviembre, “Día de Muertos”. 
El viejo coliseo estaba lleno esa noche. Aunque muchos en el público estaban al tanto de la enfermedad de la Márkova y de que sería sustituida, Anton Dolin apareció en el proscenio para anunciar el cambio en el reparto, mas, para su alivio, la audiencia no se inmutó, calmando sus recelos. 
El gran telón de damasco dorado de la sala del Metropolitan Opera House se abrió para mostrar la aldea de Giselle, y esta, tras escuchar los golpes a su puerta, salió corriendo de su casita, para dar comienzo así a una leyenda que duraría hasta la eternidad: ¡el milagro apareció en la escena! 
“Era un debut ansiosamente esperado, y ¡qué debut! La más arrolladora y compensadora noche de triunfo total. Un orgullosísimo Albretch la condujo a que la aclamaran con aplausos, vítores, y finalmente una ovación de pie. Tengo buena memoria. En lo que pudo haber sido la última llamada, la llevé y su mano temblaba en la mía. La dejé sola en el escenario para que recibiera el tributo de un público que había sido ampliamente recompensado por la ausencia de la gran Márkova, con la presencia de la ya igualmente grandiosa Alonso”, contaría Dolin sobre esa noche. 
Alicia siempre recuerda el amoroso apoyo brindado por Dolin durante la función: “My baby, it’s O.K. It looks very well. You just go and float away” (“Mi niña, todo luce muy bien. Solo ve y flota”). 
“Cuando termino muy exitosamente la función, ya con el telón cerrado, me desplomo en una silla sin poder creer lo que había hecho, como una persona a la que le han dado en la cabeza: ‘¿yo he bailado Giselle?’. Se acerca entonces un gran coleccionista que tenía hasta un museo privado de ballet. Se arrodilla a mis pies, me quita las zapatillas y me dice: ‘mira, están llenas de sangre’; ¡yo tenía los dos talones completamente en carne viva, y ni lo había sentido! Se las llevó, ¡y nunca más volví a verlas! Creo que están en un college; espero que me las cuiden mucho”, relataría la Alonso sobre su debut, porque después de su maravillosa actuación, George Chaffee, el más grande coleccionista de parafernalia de ballet fue a su camerino, le quitó las zapatillas de sus pies ensangrentados, y las besó. “Para la historia, para la historia”, dijo, y se fue corriendo con las zapatillas. 
Inmediatamente después del debut de Alonso en Giselle, John Martin escribió en The New York Times: “Ella actúa con tal simplicidad y sinceridad que resulta completamente convincente. Porque evita amaneramientos, incluso salva los escollos de la escena de la locura, cuya trama es inherentemente inverosímil (…) fue una de las actuaciones más distinguidas de la temporada…La señorita Alonso se lució con brillantez”. 
A su vez, Anatole Chojoy reportó para Dance News: “Sin afectación, sencillamente tierna, Alonso hizo el primer acto creyendo ella misma en el drama que le había acontecido”. 
En la función del 2 de noviembre en el Metropolitan Opera House, el papel de Mirtha, la reina de las Wilis, fue interpretado por Nora Kaye, y María Karnílova, Rosella Hightower y Hugh Laing, compañeros y amigos suyos desde su llegada a Nueva York, formaron parte del cuerpo de baile. La orquesta fue dirigida por Antal Dorati.

El 2 de noviembre de 2018, el telón del Teatro Nacional de la Habana se descorrió para ofrecer precisamente Giselle, luego de la proyección de un hermoso video con una selección de escenas de la Alonso en este ballet a lo largo de su extensa carrera.

Confieso que, para mí, la versión cubana de este clásico, fruto también del exquisito gusto de Alicia, es la mejor del mundo, y lo que vi esa noche no me defraudó en absoluto.

Me hizo muy feliz observar que la compañía, sobre todo su cuerpo de baile –que es en definitiva el que le da la categoría a una compañía de ballet– sigue siendo de primer nivel, nutrida, eso sí, en estos momentos, por bailarines muy jóvenes, pero fieles herederos del legado de excelencia de Alicia, Fernando y Alberto Alonso, y frutos, sin lugar a dudas, de las rigurosas enseñanzas de Ramona de Saá, la indiscutible “orfebre” de tantas joyas.

Tres primeras bailarinas: Viengsay Valdés, Sadaise Arencibia y Gretel Morejón, encarnaron a la ingenua enamorada campesina del primer acto, y a la etérea willi del segundo, mientras que tres también destacados partenaires: el primer bailarín Dani Hernández, Raúl Abreu y Rafael Quenedit, las secundaron eficazmente como el Duque Albrecht. Ernesto Díaz, a su vez, se calzó como un guante el rol del despechado guardabosque Hilarión.

No puedo dejar de celebrar tampoco el pas de dix que 6 amigas y 4 amigos de Giselle bailan para la corte –una atinada y coherente sustitución hecha por Alicia del injustificado pas de paisant de otras versiones–, que en esta función brillaron como si todos fueran primeras figuras, cosa que pocas compañías pueden mostrar.

Ya en el segundo acto, una sobria e inspirada Ginett Moncho fue la encargada de la Reina de las Willis, para liderar –muy justa la expresión– al formidable cuerpo de baile femenino, en unas willis de ensueño: precisas, coordinadas, ¡absolutamente impecables!, que se ganaron en varias ocasiones la ovación del agradecido público presente.

En fin, una memorable función, a la altura de la gran Alicia Alonso, “Alma Mater” de nuestro querido y en total plenitud Ballet Nacional de Cuba, ya en su 70 aniversario.



 
 
 
 
 
 



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Ver textos anteriores de Baltasar Santiago Martín, en el blog
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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