Sunday, November 10, 2019

Muchas gracias Alfredo Rodríguez (por Joaquín Estrada-Montalván)


En época (un tanto lejana, allá en la ínsula que Cuba le llaman) de desaliñe, pose de intelectual, canciones "comprometidas" (con la dictadura), loas al Ché Guevara... la "nueva trova", alardeaban ...

... un tipo insistió en su individualidad, en vestir correctamente, sonreir, hablar de cosas bonitas, cometer el "pecado" de bienmencionar a Dios (cuando eso costaba todo) y cantar sencillas canciones de amor (con el corazón, no con el cerebro), de buenuras, ... (esas canciones "descomprometidas" reflejo de la "crisis de la cultura burguesa")

Alfredito Rodríguez, uno de los artistas más valiente que existió en la Cuba de la "nueva escuela", la era paridora, donde Cuba (i)va...

Me agrada sobremanera que Miami le dedique un día de cada año (10 de noviembre), a Alfredo Rodríguez (una Buena Persona) que insiste en sonreir, bien vestir y cantar de manera agradable al amor, en tiempos (que hoy corren) de desaliño exagerado, música (que no es) y letras (que menos lo son).



Muchas Gracias Alfredo Rodríguez.

(por Joaquín Estrada-Montalván)




Ballet “Pas de quatre” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Este ballet, también conocido como “Grand pas de quatre” o “Pas de quatre de Pugni”, fue coreografiado por Jules Perrot y posee música de Cesare Pugni. Fue estrenado el 12 de julio de 1845 en el Her Majesty's Theatre de Londres. Tal como su nombre lo indica, la obra está interpretada por cuatro (quatre en francés) bailarinas y, al momento de la premiere ellas fueron Lucile Grahn, Carlotta Grisi, Fanny Cerrito y Marie Taglioni, cuatro de las cinco grandes etoiles de la época (la quinta era Fanny Elssler pero no aceptó la invitación).


La idea fue del director del teatro, Benjamin Lumley, pensando más en idear una obra que resultara un éxito que en las dificultades que podrían suscitarse al reunir en un mismo escenario a tales figuras del ballet. Ambas cosas sucedieron: desde la primera representación hasta la última el teatro estuvo lleno y el ballet encantó al público, que también incluía a la Reina Victoria y al Príncipe Alberto, y a la crítica. Aunque se pudieron realizar solo cuatro únicas funciones ya que resultaba imposible mantener la armonía en los vestuarios. Ya desde los ensayos había disgustos y casi no se llega a la fecha del estreno. Una de las cosas que se hicieron para apaciguar las disputas fue establecer que el orden en que aparecerían las bailarinas sería por edad, de menor a mayor. Así, bailaba primero L. Grahn (24 años), luego C. Grisi (26 años), tercera F. Cerrito (28 años) y finalmente M. Taglioni (40 años).

El “Pas de quatre”, tanto por sus características estilísticas como por la fecha de su creación, historiográficamente pertenece al romanticismo, es por eso que las intérpretes aparecen con tutú largo y blanco, zapatillas de puntas y rodete bandeaux. Además, en cuanto al movimiento, las bailarinas deben verse delicadas, elegantes y ligeras. La coreografía demanda de ellas dominio técnico en saltos grandes y pequeños, trabajo sobre las puntas y una ejecución fluida y grácil de los movimientos y de los cambios de posición.


Este breve ballet carece de argumento o tema, la motivación de las bailarina es, simplemente, demostrar que es mejor que las otras tres intérpretes. Es por ello que la estructura de esta obra es tan simple: hay una apertura y un final grupales, con las cuatro variaciones individuales en el medio, donde la coreografía estaba creada exclusivamente para cada bailarina, buscando resaltar las habilidades específicas de cada una.


Como fue interpretada sólo cuatro veces y Perrot no dejó notaciones sobre la coreografía, las versión realizadas posteriormente fueron efectuadas a partir de conjeturas basadas en imágenes (dibujos y litografías) y relatos de la época. La primera de ellas estuvo a cargo de Keith Lester, para el Markova-Dolin Ballet, con sede en Londres, y fue estrenada en 1936. Luego, aparece la versión de Anton Dolin, cuyo estreno fue el 16 de febrero de 1941 en el Majestic Theatre de New York, con Nana Gollner, Alicia Alonso, Nina Stroganova y Katherine Sergava. Esta misma versión contó posteriormente con dos elencos que marcaron todas las interpretaciones posteriores de la obra: en 1948 las protagonistas fueron, en orden de aparición, Nathalie Krassovska, Mia Slavenska, Alexandra Danilova y Alicia Markova y, posteriormente, se presentó, en 1980, con Alicia Alonso, Carla Fracci, Ghislaine Thesmar y Eva Evdokimova en los roles principales. La versión de Dolin ha sido incorporada al repertorio de múltiples compañías de ballets y es la que podemos ver hoy en día.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Friday, November 8, 2019

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado)

Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.

Obra de Thelma Delgado
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Querida Mimí:

Después de unos días ausente aquí estoy de vuelta. Me fui a México otra vez! Sí, a la hermosa Mérida. Elena me llamó la semana pasada y luego de charlar un rato, me dijo que ahí se estaban preparando para el día de muertos, el Hanal Pixan, que en maya significa “Comida de las almas”. Y como sigo recopilando recetas para mi libro, pues decidí hacer el viaje para conocer acerca de esa tradición. Cada año México se viste de fiesta para recibir a sus fieles difuntos. La tradición dice que Dios abre las puertas del cielo y permite que el alma de los difuntos venga a la tierra a visitar a amigos y familiares, y en las casas se prepara un altar con sus fotografías, flores, comida, dulces, postres y bebidas diversas que les gustaban a ellos para darles la bienvenida. El cementerio se llena de flores y hay quien trae música para celebrar su llegada. En Yucatán específicamente se hace una comida que se llama Mukbil Pollo, que significa pollo enterrado. Es como un tamal muy grande que lleva además puerco, achiote, epazote y especias. Se envuelve en hoja de banana y se pone a cocinar en un horno fabricado debajo de la tierra. También se hornean elotes y calabazas; a estas se les agrega azúcar y vainilla para hacer mermelada. El día de muertos es todo un acontecimiento y la comida un elemento directamente relacionado con la tradición. Tuve la oportunidad de ir al mercado. Es todo un espectáculo ver todo ese colorido de diferentes flores, desde la elegancia de las gladiolas hasta el cempazuchitl, flor que simboliza estas fechas. Por un lado venden velas e incienso, por otro calaveritas hechas de azúcar con nombres, más allá los vegetales, por otro lado los postres. Tuve oportunidad de tomar muchas fotos que pondré en mi libro. Mi viaje fue una experiencia maravillosa.

Ahora me voy a la cama cansada pero feliz. Agradecida con la vida por haberme permitido conocer esas tradiciones tan bellas. Pero antes prenderé una velita por mis difuntos para que sepan que yo también los recuerdo con cariño.

Buenas noches Mimí.



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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Crónica: El genuino arte de "Chamaco" (por Waldo González López)


«[…] el diseño de las portadas de los libros de Luis G. Fresquet para Ediciones Universal, ha colocado a la editorial al mismo nivel artístico de Plaza & Janés, de España.»
Guillermo Cabrera Infante


Ilustraciones: Luis G. Fresquet
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Ante todo, te preguntarás, ciberlector: ¿Quién es Chamaco?, ¿es artista?, ¿por qué genuino arte? Estas y otras preguntas te las responderé enseguida, apenas leas mi crónica de hoy.

Chamaco —para los escritores cubanos y para otros de diversos contextos que han hermoseado sus libros con la particular impronta del multiarte de este multicreador —es el nombre artístico de Luis G. Fresquet (La Habana, 1946), un genuino innovador plástico, porque en él se fusionan, en lúcida mixtura, sin confundirse, el pintor, el dibujante, el ilustrador, el diseñador y el caricaturista, sabia combinación por la que ha devenido, desde décadas atrás, uno de los más connotados poliartistas cubanoamericanos.

LOS ORÍGENES

Tras dos años de la inauguración de su primera exposición en la Galería de Cinema La Rampa, poco antes de cumplir 12 años, ya a los 14 aprendía dibujo y diseño gráfico en el departamento creativo de una publicitaria, cuando su tío le pidió que leyera su escrito que publicaría en el suplemento humorístico El Pitirre del diario La Calle.

El escritor humorístico y periodista Juan Ángel Cardi escribiría el siguiente texto de presentación para el catálogo de su exposición en la Galería de Arte del Consejo Nacional de Cultura, en el lejano 1966, cuando el artista tenía 20 años:
Aunque ya anda por el mundo con la barba totalmente cerrada, Chamaco es muchísimo más joven que el inventor de las cuchillas de afeitar. Su nacimiento tuvo lugar hace muy pocos años en la liliputiense ciudad de Regla, y lo primero que hizo al nacer fue pedir un lápiz para pintarle un bigote a la comadrona, la cual al fin resultó ser un ginecólogo. A partir de esta graciosa precocidad, era de esperarse que Luis García Fresquet estuviera destinado a expresarse en el intrincado pero agradable lenguaje del humor. Es de esta manera y con el seudónimo de Chamaco, que apenas levantando dos cuartas del suelo, como suele decirse, comenzara a hacer pininos en El pitirre, y, andando el tiempo, viera aparecer su firma en Palante y otras publicaciones nacionales y extranjeras. Chamaco, viene a ofrecer a la consideración de quien desee pasar un rato grato expeliendo bellas sonrisas, esta exposición de unas docenas de sus últimos cartones, tarea que ha realizado con el plausible objetivo de demostrar que, aunque joven, ya es un dibujante con toda la barba. Si cada espectador opinase lo mismo que nosotros, habremos completado esa elegante figura que se llama unanimidad y que es lo más parecido al buen éxito que se conoce hasta la fecha.
Mas, ya en junio de 1970 exhibía sus caricaturas en la Galería L de la Universidad de La Habana y luego las publicaría en el libro Yo. Tú, Él y el Humor por la Editorial Pluma en Ristre del Instituto Cubano del Libro en el mismo año, y, en 1971, por la Editorial Prelo, de Lisboa, Portugal.

En una entrevista con el laureado narrador y periodista, ya fallecido, Noel Navarro (quien fuera colegamigo de este cronista), Chamaco confesaba:
Desde hace algún tiempo me tracé una línea de trabajo artístico: ridiculizar los prejuicios y defectos del hombre, en particular, aquellos que lo estancan y no lo dejan ver el futuro. Esta línea la vengo siguiendo desde mi último premio recibido en España. En aquel entonces, el tema de mis dibujos era el curioso —el que todo lo mira, más por hábito que por otra cosa—, el cosmos... Sé que es una línea muy difícil, porque, en realidad, la sociedad va hacia nuevas metas y el hombre cambia constantemente. En esta exposición he buscado también un ámbito más universal.

UNA BUENA NOTICIA

Por ese tiempo, la prensa cubana reflejaba una buena noticia que alegraría a los familiares y colegas del joven artista: «El caricaturista cubano Luis García Fresquet (Chamaco) ganó el primer premio para los concursantes extranjeros en la Olimpiada Mundial de Humorismo celebrada en España.»

Y el artista diría al conocer la buena nueva: «Siento una gran satisfacción no solo por lo que significa para mí haber obtenido este lauro en un concurso internacional, sino porque se trata del primer premio internacional de humorismo que alcanza Cuba.»

El recordado Santiago Armada (Chago), caricaturista, diseñador gráfico y autor del libro de dibujos humorísticos El humor otro, escribiría sobre nuestro creador:

[...] Chamaco, es uno de nuestros más serios y constantes creadores humorísticos, se ha distinguido tanto en el ámbito local como en el universal, obteniendo premios y menciones [...]. Su libro Yo, tú, Él y el Humor (1970), un éxito del humorismo cubano de vanguardia, fue reeditado inmediatamente por una editorial portuguesa PRELO. Su personalísimo estilo de humorista, en apariencias esquemáticas o infantiles, se carga de un acendrado nervio original, provocador de un distanciamiento hondamente reflexivo. Ingenuidad de la forma para atrapar la mente por medio del ojo. Luis G. Fresquet, inspirado y feliz ilustrador de libros infantiles, affichista y diseñador del Departamento de Actividades Culturales de la Universidad de La Habana, también ha conquistado en estas esferas galardones y amplio reconocimiento crítico.

TRES REGALOS INOLVIDABLES


En lo personal, tuve la suerte de conocer al poliartista y disfrutar de su valiosa creación, tras merecer, en 1976, el Premio «13 de Marzo» de Literatura para Niños y Jóvenes por mi poemario Poemas y canciones, cuando recibí tres regalos inolvidables: 1ro. Ser galardonado por un jurado presidido por un poeta de la talla de Eliseo Diego (La Habana, 1920-Ciudad de México, 1994), autor de numerosos cuadernos de genuina poesía —entre estos se halla uno que me dedicó cuando recibí de sus manos el ya mencionado lauro: El oscuro esplendor (1966)]; 2do. El prólogo que el propio Eliseo estampó en el frontispicio de mi breve poemario para niños —cuyo título tomé de uno de mis poetas españoles preferidos: Juan Ramón Jiménez—, y 3ro. Las ilustraciones de cubierta e interiores del cuaderno premiado serían realizadas por Chamaco, ya que por fortuna él era el Jefe de Diseño del Departamento de Extensión Universitaria, de la Universidad capitalina, en la que yo estudiaba, con mi entonces novia y desde el año siguiente esposa, Mayra del Carmen Hernández, Licenciatura en Literatura Hispanoamericana, junto con otros colegamigos escritores hoy en el exilio miamense: Manuel Gayol y Mercedes Eleine González, tales asimismo los amigos Irma Pujol, Belinda Behar Helen Rudnikas y Wilfredo Ramos.

LA IMPRONTA DE CHAMACO

«Luis G. Fresquet (Chamaco) deja su impronta en todo lo que realiza, como un Rey Midas: sus ilustraciones para los libros de literatura infantil, así como sus caricaturas y diseños, lo corroboran», escribí tiempo después —tras una mutua admiración— en un artículo publicado en la revista Bohemia, donde primero fui colaborador habitual y después periodista fijo en las páginas de Cultura.

Ya entonces había pasado no poca agua bajo los puentes de una limpia amistad que uniera a dos parejas: la conformada por él y la escritora para niños, sensible artesana y, hace cincuenta y tres años, su esposa, Nury A. Rodríguez, y la mía con la ensayista, investigadora y editora Mayra del Carmen Hernández Menéndez, con la que en abril del 2020 alcanzamos la nada pequeña cifra de cuarenta y tres años casados... ¿o cazados?

EL PRIMER PREMIO PARA NURY Y CHAMACO


En 1978, el jurado presidido por la destacada narradora, poeta y periodista cubana Dora Alonso otorgaba Primera Mención del Concurso «13 de Marzo» al cuento de Nury A. Rodríguez con ilustraciones de Chamaco: La boda de Anita y Aniceto, lo que corroboraba el acierto de la unión de esta pareja de creadores.

Luego ambos crearían primero en Cuba y luego en su exilio en Miami, la Colección de libros interactivos para niños para la Serie Juguemos, con los que han tenido gran éxito de venta, tales El Colibrí Azul, Totí, Robot-Jan y sus amigos, La libelula y las mil mariposas, La ciudad mágica, Ranita y sus amigos


Así, amigos, ha sido y es la vida conjunta de Luis G. Fresquet y su esposa Nury A. Rodríguez, quienes no cejan en su hermoso empeño de otorgar belleza a los libros de niños y adultos, pues como unos Reyes Midas, ellos todo lo que tocan, lo convierten en oro.

DE SU LABOR EN EL EXILIO

Tras su salida de Cuba, García Fresquet ha sido director artístico de varias revistas y periódicos en España, donde colaboró con la Editorial Playor, del destacada narador y periodista Carlos Alberto Montaner, y en los Estados Unidos, durante más de catorce años, realizó la misma labor en las revistas Construcción Panamericana y Minería Panamericana, ambas publicadas en Miami.

Actualmente es diseñador freelance de la Ediciones Universal de Miami, dirigidas por el prestigioso editor Juan Manuel Salvat.

MI ENCUENTRO CON EL ARTE

Tal es el título del recién publicado libro de Chamaco o Luis G. Fresquet, dedicado a «todas las personas que han seguido la trayectoria de mi obra artística, y a mí mismo por haberla creado [como], a Nury, mi esposa, que siempre la he amado y que jamás la dejaré de querer», y sugerido por la propia Nury, donde nos narra su vida y extensa e intensa trayectoria como creador a tiempo completo, desde que, con solo 11 años, comenzara a pintar, en un largo viaje hasta el presente, demostrando su enorme legado, merecedor de más de veinte premios por sus ilustraciones exhibidas en importantes exposiciones e impresas en libros en numerosos países: Cuba España, Bélgica, Portugal, Canadá, México y los Estados Unidos.

Por ello, el libro (que se me antoja una fábula) es una recopilación de su obra, en la que, aunque no incluye todas sus pinturas, ilustraciones, caricaturas y diseños, las seleccionadas son suficientes para mostrar a los lectores el amplio camino recorrido por el destacado artista plástico cubano, inciado por su primera pintura infantil de 1957 hasta llegar a sus últimos diseños para cubiertas de libros y portadas de revistas.

Así conocemos in situ al notable creador Luis García Fresquet o Chamaco, cuya infatigable poética artística contradice las palabras del poeta y gran narrador argentino Leopoldo Marechal en su friso novelístico Adán Buenosyres: «lo terrible es haber perdido inocencia y alegría». Todo lo contrario: justamente ese candor de niño es lo que ha guiado el indiscutible talento de este avezado maestro de las Artes Plásticas, según lo corroboran las varias décadas de su indeclinable carrera.

Por ello, no en balde el fallecido narrador y periodista cubano Antonio Conte, dejaría escrito con acierto:

En ocasiones el azar hace que descubramos nuestra capacidad creativa para concebir una obra de arte. Y ese descubrimiento nos incita a buscar el camino del éxito. Eso le ocurrió a Luis García Fresquet a los 11 años cuando comenzó a pintar impulsado por la «presuntuosa picardía infantil» de ganarle una apuesta a un destacado pintor, quien le hizo conocer su talento para las artes plásticas.
Por su parte, María Elena García Pérez, artista plástica y profesora de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, expresaría: «[…] pocos dibujos de los pequeños llegan a fascinar tanto como los creados por este eterno niño: Luis G. Fresquet. La composición de sus creaciones, la mezcla de los fondos abstractos con las figuras y el atrevido uso del color para pintar sus ingeniosos gatos, nos muestran que posee el don de un artista...».


Si desean adquirir el hermoso libro, pueden pinchar en este enlace en Amazon.




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Waldo González López (Las Tunas, Cuba, 1946) Poeta, ensayista crítico teatral y literario, periodista cultural. Graduado en la Escuela Nacional de Teatro (ENAT) y Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana). Autor de 20 poemarios, 6 libros de ensayo y crítica literaria, varias antologías de poesía y teatro. Desde su arribo a Miami (2011), ha sido ponente y jurado en eventos teatrales y literarios internacionales. Merecedor de 3er. Premio de Poesía en el X Concurso “Lincoln-Martí” 2012. Colaborador de las webs: teatroenmiami.com (Miami) y Encuentro de la Cultura Cubana (España), Boletín de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (New York), y los blogs OtroLunes (Alemania), Palabra Abierta (California), Gaspar. El Lugareño, y el diario digital El Correo de Cuba (ambos en Miami)



"I masnadieri" (por Ramón Gener)


Thursday, November 7, 2019

Calles y callejones de Camagüey: Callejón De Alonso Frutos, Capitán Eladio Rodríguez (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.
 
  

Tomás Valiés y Benabarre en su Plano topográfico de Puerto Príncipe y sus cercanías (1883) dispone su inicio en la calle del Paso Chiquito, cortando en su recorrido San Joaquín, de la Caridad y Cuba. Con la creación y consolidación del reparto Vista Hermosa sobrepasó la calle Cuba bajo el reconocimiento de Calle no. 6. 

Acerca de su nombre original Lasqueti señala la existencia de una casa en una de sus esquinas cuyo propietario se nombraba Alonso Frutos. El referido vecino debió tener su morada con frente a la alameda, y ante la ausencia de un elemento de relevancia que distinguiera el eje lateral, pasó su nombre a la historia urbana. 

En relación con el cambio de su topónimo la investigación del DSAMC, finalizada en diciembre de 1927, revela a los concejales del Ayuntamiento la permanencia de su nombre colonial, y la marcan como potencial para rendir en ella homenaje a una persona de reconocido crédito en los nuevos tiempos. Tres años después, el 9 de abril de 1930, el concejal Agustín Pueyo Rodríguez propone modificar los nombres de los callejones de Sifontes, de Triana y de Alonso Frutos; propone para este último Capitán Eladio Rodríguez, sugerencia que se aprueba de forma inmediata y se ratifica el 2 de mayo de 1930. Es firmada por el alcalde municipal el 16 de junio. 

¿Se trataba de honrar a Eladio Rodríguez Zayas, hijo de Gabriel y Candelaria? Este patriota ingresó el 10 de febrero de 1897 a la Guerra del 95 como soldado del regimiento de infantería Jacinto del Tercer Cuerpo de EL.8 Cotidianamente mantendría entre los vecinos y forasteros el original Alonso Frutos, modo de revivir la historia local desde la memoria colectiva. De sus cuadras corresponden al CH las limitadas por las calles del Paso Chiquito y de Cuba.

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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

"Iolanta" (por Ramón Gener)


Wednesday, November 6, 2019

José Varela Zequeira, ¿un poeta menor del Príncipe? (por Carlos A. Peón-Casas)

Consultando hace poco una bien enterada antología poética de principios del siglo XX, intitulada Arpas Cubanas, referimos a los no pocos poetas allí incluidos, oriundos del terruño camaguayenensis, nacidos con toda propiedad en el Puerto Príncipe decimonónico(1).

Entre los nombres incluidos nos llamó la atención el de José Varela Zequeira, porque según nuestro saber, los apellidos del que nos motiva esta cercanía, eran bastante comunes en la otrora ciudad de entre ríos.

Pero ante la no evidencia de su real origen en la ya citada antología, no lo incluimos primariamente con los vates locales citados, sino que nos dimos a la tarea de rastrearlo en el no menos reconocido Diccionario Biográfico Cubano de Francisco Calcagno, en el que es posible ubicar a cualquier celebrado personaje del período colonial cubano hasta 1878, fecha en que viera la luz este enjundioso tratado bio-bibliográfico, verdadera rara avis de la cultura de su época.

Y para nuestra satisfacción, saltó la liebre de entre sus páginas, y localizamos una primera, aunque incompleta referencia, a nuestro retratado. Se trata de una cita sobre el poeta pronunciada con autoridad por nuestro Enrique José Varona. Allí leemos que:
Varela (José Zequeira)- Pto. Príncipe. Poeta contemporáneo, “Varela ha ensayado recientemente y con éxito feliz un género a que lo está llamando su temperamento poético, la poesía política: su epístola La Indolencia esta escrita con esa ironía, verdaderamente socrática que lleva a la perfección en el género. Por lo demás, fuera de estas cualidades intrínsecas, Varela posee la facultad imaginativa en grado eminente y su dicción es siempre bellamente figurada, y por extremo armónicas sus rimas, es verdaderamente un notable improvisador’’ (Varona, La Nueva Era, 1878) (…)(2)
Y aunque como el lector se percata, la nota biográfica, no hace referencia a la fecha y lugar exacto de de su nacimiento, hemos podido saber empero, gracias a la búsqueda en Internet, que para aquel minuto de 1878, el joven poeta Varela, a quien Varona alude en su crítica, era su amigo personal, y tenía en ese momento, veinticuatro años cumplidos.

Había nacido el 19 de marzo de 1854 en la otrora ciudad de San Fernando de Nuevitas perteneciente a la jurisdicción de Santa María del Puerto del Príncipe. Primer vástago del matrimonio de José Varela Recaman, y Faustina Zequeira y Agüero. Con solo seis años había viajado con su familia a Santiago de Compostela, de regreso a Puerto Príncipe en 1870, el joven José, con solo dieciséis años, inició una amistad para toda la vida con el ya citado Enrique José Varona y con Esteban de Jesús Borrero y Echevarría, para entonces ambos, con destacada obra literaria(3).

Ya en el libro antológico que reseñamos primero, Arpas Cubanas, que vio la luz en 1904, se dice de Varela Zequeira, por parte de su prologuista el afamado hombre de letras Conde Kostia (Aniceto Valdivia), que en una de sus composiciones allí reunidas: “revela al gran bardo que lucha por ahogar -ah sin conseguirlo- al médico”(4).

Tal revelación, nos confirma lo que sigue reflejando la profusa información biográfica ya citada, compilada por su nieta Beatriz Varela(5), y donada a los fondos históricos de la Universidad de Miami, que Varela se recibió de médico en la Universidad de La Habana en 1887, y completó su doctorado en 1900. Para 1904 el poeta Varela, ya con una obra reputada, compartía su vocación poética con su labor médica como director de La Benéfica, una bien conocida clínica habanera desde 1898(6).

Nuestra cercanía, alude ahora a los textos poéticos que se recogen en la ya citada Arpas Cubanas, unos seis en total. Y en los que podemos descubrir las ya mentadas cualidades a que Varona nos aludiera en la cita precedente.

Se recogen allí, en sucesión, los poemas: Nuevos Ideales (1876), Bajo los Cipreses (1897), Mi Virgen (1897), Lira Oculta (1897), Anhelo Infinito (1880) y Esperar es Vivir (1880).

De todos los citados, el último tiene el especial aplauso del Conde Kostia, el prologuista de la colección de poetas ya mentado. El poema, tiene la estructura estrófica de una cuarteta con versos endecasílabos (primero y tercero con rima consonante), y versos octosílabos (segundo y cuarto igualmente con rima consonante).

Del mismo hacemos una cita de algunos fragmentos para que el lector pueda hacerse una más clara idea de las cualidades poéticas de este rimador.
Si todo generoso sentimiento
Deja una huella impura,
Y el pan de caridad es un fermento
De amarga levadura,

Si no hay un seno fiel, no profanado,
Do reposar en calma,
Y no existe un hogar alimentado
Con la lumbre del alma

Si toda hierba vil germina y cunde
En la humana existencia,
Y no hay un torpe error que no circunde
De sombras la conciencia,

(…)

Y el hombre encadenado a su impotencia,
En eterno martirio,
Solo anima con fuego de la ciencia
Engendros del delirio

Entonces para que la férrea lanza
Y la enseña irrisoria?
¿Para que combatir sin la esperanza
De alcanzar la victoria?

(…)

Si con la fresca miel de los amores
El corazón vacío
Se llena como el cáliz de las flores
Con gotas de rocío,

Nuestra ofrenda de lágrimas llevemos
Al ara de la vida,
Templados al dolor, mereceremos
La herencia bendecida

Ella será la luz de nuestros lares,
La tienda en el desierto,
La estrella en la borrasca de los mares
Y el ancora en el puerto.

1880.
Con Varela Zequeira, el poeta-médico de nuestro inmemorial Príncipe, no creo parece cumplirse ese fatal exordio borgiano que aludiendo a uno de esos poetas olvidados, postula en verso fatal: “La meta es el olvido, yo he llegado antes”.

Del rimador principeño y sus versos, ciertamente inspirados queda un halito vital que lo salva para la posteridad, aunque su nombre, como el de tantos mal entendidos “poetas menores”, parezca diluido por tanto tiempo, al menos entre los camagüeyanos de este hic et nunc.

Recuperar su memoria, tan injustamente descolocada y que duerme, inmerecidamente, el sueño del olvido, en el marasmo tan sutil de la desmemoria siempre avasalladora, es ciertamente un anhelo demandante. Sin dudas, José Varela Zequeira, poeta singular de aquel Príncipe siempre legendario, merece se le haga justicia y su voz emotivamente poética, a la mejor altura de los bardos de su generación, perdure un poco mas.


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  1. Véase: Poetas del Camagüey (por Carlos. A. Peón-Casas)
  2. Diccionario Biográfico Cubano. Francisco Calcagno. New York Imprenta y Librería de N. Ponce de León. 40 y 42 Broadway, 1878. pp 602-603
  3. José Varela Zequeira Papers, Cuban Heritage Collection. University of Miami Libraries. Coral Gables, Florida. (Gift of Beatriz Varela, 2000) En Varela Zequeira, Jose (1854-1939) University of Miami. Note Author: Pedro A Figueredo, 2001
  4. Arpas Cubanas. Poetas Contemporáneos. Prologo del Conde Kostia. La Habana.Imprenta de Rambla y Souza. MCMIV.
  5. Nació en La Habana. Graduada en la Universidad de La Habana y en la de Tulanne University en New Orleans, Louisiana. Autora de varios libros artículos incluyendo uno sobre la vida y obra de su abuelo: José Varela Zequeira (1854-1939) su obra científico literaria en 1997. En Jose Varela Zequeira Papers… Op.cit.
  6. Desde 1891 a 1894, fungió como secretario de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Desde 1890 conspiró a favor de la independencia de Cuba y ante la amenaza de ser detenido partió a Nueva York en 1897. Ibid.

"Rigoletto" (por Ramón Gener)


Monday, November 4, 2019

Un poema de Félix Luis Viera

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.     

   
Poema 54 de La patria es una naranja



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Adriana Villagra en Tlalpan. (Saudade de Víctor Hernández García.) Habrá de caer el follaje de los árboles más frondosos de Tlalpan; el ramaje de los arbustos que serpentean entre las bancas de la Plaza de Tlalpan habrá de tomar ese amarillo mustio de un otoño definitivo. Galaxias de hojas marchitas serán engullidas por las avenidas, que habrán de convertirse en piedra calcinada por los años. Las tiendas, las farmacias clásicas de Tlalpan, verán trasmutadas su vetustez por suntuosos expendios vía internet, por vidrieras virtuales donde los anuncios ya no serán aquellos que en el siglo XX avisaban sobre la venta de veladoras, de jarabes contra la tos, de vinos de marcas regionales. Los perros vagabundos de Tlalpan serán encarcelados o condenados a muerte ante el avance de una civilización polifulgente, antiséptica. Será raro ver un desplome de buganvilias sobre un muro. En el café de antaño, donde un día estuviste con el poeta, pálidas camareras con uniformes astrales servirán un líquido sintético, que será la última onda entre la gente de bien. Es decir, lo que quiero que comprendas, es que tú, lamentablemente, habrás de morir. De modo que tus senos, pequeños y zumosos como aquellos mangos de mi tierra que los niños llaman mangos de chupar, se habrán de disolver bajo la tierra; tus piernas duras, pulposas, breves, que se sospecha fueron las inventoras del acorde, olorosas a yerba en junio, serán también bienvenidas por la Muerte; tu voz, cámara donde realizan el coito las guitarras, guitarra del jadeo cumbre, asalto del cenzontle, será también el Silencio; los gusanos de la Muerte habrán de admirarse con el verde gris de tus ojos. El movimiento de tus caderas, cual esas briznas invisibles que vemos mecerse en el aire del invierno, será únicamente el recuerdo de tus últimos sobrevivientes. Sólo la poesía, sólo el poeta, lograrán hacerte permanecer un poco –sólo un poco– más allá de la Muerte. Sólo estas líneas, quizás, lograrán que todavía vivas un poco –sólo un poco– después de la Muerte. Es una pena.




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Adriana Villagra a Tlalpan. (Nostalgia di Víctor Hernández García.) Dovrà cadere il fogliame degli alberi più frondosi di Tlalpan; i rami degli arbusti che serpeggiano tra le banche della Piazza di Tlalpan dovranno assumere quel giallo malinconico di un autunno definitivo. Galassie di foglie avvizzite saranno inghiottite dai viali, che dovranno trasformarsi in pietra bruciata dagli anni. I negozi, le farmacie classiche di Tlalpan, vedranno trasformarsi la loro vetustà in eleganti rivendite via internet, in vetrine virtuali dove le pubblicità non saranno quelle che nel secolo XX annunciavano la vendita di camere ardenti, di sciroppi contro la tosse, di vini di marche regionali. I cani vagabondi di Tlalpan saranno imprigionati o condannati a morte davanti all’avanzata di una civilizzazione risplendente, antisettica. Sarà una cosa strana vedere un muro coperto di buganvillea. Nel caffè di una volta, dove un giorno ti incontrasti con il poeta, pallide cameriere con uniformi astrali serviranno un liquido sintetico, che sarà l’ultima moda per la gente bene. Come dire, ciò che voglio tu comprenda, è che tu, purtroppo, dovrai morire. In modo tale che i tuoi seni, piccoli e succosi come quei manghi della mia terra che i bambini chiamano manghi da succhiare, si dovranno dissolvere sotto la terra; le tue gambe sode, carnose, brevi, che sembrano aver inventato l’accordo, profumate d’erba a giugno, saranno anche loro accolte dalla Morte; la tua voce, obiettivo dove copulano le chitarre, chitarra intonata con affanno, assalto del passero canterino, sarà anche lei vittima del Silenzio; i vermi della Morte si specchieranno nel verde grigio dei tuoi occhi. Il movimento dei tuoi fianchi, come quei filamenti invisibili che vediamo ondeggiare nell’aria dell’inverno, sarà soltanto il ricordo dei tuoi ultimi sopravvissuti. Solo la poesia, solo il poeta, potranno farti restare un poco - solo un poco - oltre la Morte. Solo queste righe, forse, riusciranno a farti vivere ancora un poco - solo un poco - dopo la Morte. È una tristezza.


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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y  una noveleta.
Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.
Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.
Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960.
Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.  Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Nella


Friday, November 1, 2019

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado)

Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.


Querida Mimí:

Han pasado muchos días que no veo a Quien Ya Tú Sabes. Sé que regresó a la ciudad pero tiene mucho trabajo. Cuando hablé con él hoy me dijo que en cuanto tenga unos días libres nos iremos un fin de semana al mar. –Rentaremos un hotel y disfrutaremos días relajados y alejados del bullicio. Así que ya me estoy preparando para esas mini vacaciones. Me he puesto a dieta para lucir bonita en mi nuevo bikini. También me compré un pantalón de lino blanco que se verá estupendo con mis zapatos altos. Estoy segura que disfrutaremos de esos días juntos. Él trabaja mucho y se merece unas vacaciones. Y yo también.

A mí me place cocinar para él. Cuando viene a casa me esmero en atenderlo. El disfruta de mis atenciones. Y yo disfruto mucho cuando recibo flores que él me envía al restaurant. Solo porque sí. Este amor tan libre, tan mío, tan nuestro, extraño ante la vista de la gente pero tan real para nosotros. El habla poco pero eso no me impide conocer sus sentimientos. Su mirada y sus actitudes me dicen lo mucho que me quiere. Ay el amor el amor! A veces me han preguntado que cuando formalizaremos esta relación y yo contesto que no necesitamos un título para amarnos. Solo somos dos seres que se quieren y que se disfrutan con un amor que nació libre. Me basta su presencia en mi vida para sentirme plena. Y sé que él siente lo mismo cuando tomándome por la cintura besa mi frente y el suspiro que se escapa de su pecho encuentra albergue en mi alma enamorada.

“Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas”

Buenas noches Mimí.



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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Thursday, October 31, 2019

Calles y callejones de Camagüey: Calle de la Gloria, Industria, Sofía Estévez Valdés (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.

 
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La calle de la Gloria consta de tres cuadras; parte de Santa Rita y corta San Serapio y San Martín, para culminar en San José. Desde el catolicismo local su nombre debe entenderse como máxima aspiración de los principeños en su espiritualidad, entendida la gloria como ese estado del que gozan los cristianos en presencia de Dios y que en la historia del arte ha quedado en el quehacer de artistas de las artes plásticas, la música, el teatro, el cine y la arquitectura.

Por su lado el topónimo Industria está relacionado con la ubicación en ella de fábricas que demandaron inmuebles tipológicamente en función de una producción y almacenaje de nuevo tipo en la segunda mitad del XIX. Obsérvese en el cierre de esta calle con San José una fábrica de jabón que en 1946 remodela su sede en un magnífico edificio neocolonial. Entre los inmuebles en esa función se destaca a principios del XX Gloria no. 31, sede de la Cía. Licorera y Jabonera de Camagüey y sus almacenes; y el no. 39, la fábrica de licores La Camagüeyana, de Buenaventura Vallvey. 

Pero su integración al proceso de renombrar las calles de la ciudad que cobrara fuerza después de 1902 se manifiesta en la sesión del Ayuntamiento correspondiente al 23 de agosto de 1927 a iniciativa del concejal Luis R. Sala Céspedes, quien propone el nombre de Flor Crombet. En esa ocasión, como signo del carácter maratónico que ha alcanzado la modificación de la toponimia urbana, resulta necesario solicitar informe al ejecutivo para conocer si esta calle no posee ya el nombre de un patriota, respuesta negativa que ofrece la municipalidad meses después, en informe del 21 de diciembre. Para entonces el interés de rendir en ella homenaje a Flor Crombet había sido olvidado. 

Transcurrido más de veinte años, en sesión del 14 de marzo de 1951, se manifiesta la segunda propuesta para rebautizarla, esta vez a cargo de la Gran Orden de la Perseverancia, cuyos miembros habían tomado el acuerdo en reunión del 8 de marzo se comprometían además; a asumir los gastos de las tablillas que, con el fin de oficializar el cambio de nombre, se pondrán en las esquinas. La moción la lee en sesión del Ayuntamiento el concejal Juan Alfonso Sedrés Guerra y hace saber el interés de poner a la calle Industria el nombre de Sofía Estévez Valdés bajo las siguientes bases: “Sofía se encuentra entre los escritores cubanos que dieron gran pábulo y lustre a las letras cubanas en el tiempo comprendido entre los años de 1848 y 1901, poetisa camagüeyana, esposa del patriota Mariano Rodríguez y la cual tuvo que emigrar a Cayo Hueso con sus hijos en la Guerra del 95”. Dos días después, el 16 de marzo, como acuerdo no. 6 de la Cámara, se aprueba por unanimidad ponerle a esta calle el nombre de la “muy ilustre Poetisa camagüeyana”. 

Por otra parte, la no colocación de las tablillas en sus esquinas o la poca divulgación del nuevo topónimo, conllevó a que tres años después, en septiembre de 1953, se propusiera rendir homenaje en esta calle al teniente del EL Abelardo Chapellí Marín, pero al menos en los documentos del Ayuntamiento el rebautizo por el de Sofía Estévez Valdés de Rodríguez, ya era un hecho. Quedó vigente la placa que rememora a la principeña que junto a Domitila García fundó el semanario El Céfiro en 1866, la escritora que exiliada en Cayo Hueso continúa escribiendo bajo el seudónimo La hija del Indio Bravo, la autora del poemario Lágrimas y sonrisas y las novelas Alberto el trovador y María.

Muy pocos son los que utilizan el nombre religioso o el de la escritora camagüeyana, en su lugar permanece en la memoria colectiva Industria, a pesar de que no existe en este entorno un inmueble con esta función. La colocación de una tribuna para orquestas durante las festividades del San Juan en la etapa revolucionaria debió revelarla como un distinto estado de gloria para algunos forasteros, al tiempo que para sus vecinos, aquellos que durante siglos se acostumbraron a habitar un eje en el que, por secundario, reinaba la tranquilidad, debió ser interpretado por esos días como calle del Calvario. En su totalidad está incluido en el Centro Histórico.



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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Tuesday, October 29, 2019

2019 (por Joaquín Estrada-Montalván)


Infinitas eras conforman 50 años.

Tras la esperanzida, no le esperaba.

2019 entrañablemente amaneció siendo de Ella.

2019 ocasea. Ella no está. 

Saturday, October 26, 2019

Fragmentos de "Mi vida detrás del telón. Memorias. Tomo I" (de Matías Montes Huidobro)

Nota del blog: Agradezco a Matías Montes Huidobro, que comparta con los lectores unos fragmentos del Tomo I de sus Memorias, recientemente publicado.

Para adquirir 



La boda de mis padres



Estoy seguro que mi padre, Matías Montes Perrote, un inmigrante perteneciente a esas generaciones de españoles que se integraron a la vida cubana después de la Independencia, hijo de un médico, resintió en pequeña o en gran medida la decisión de que lo enviaran para Cuba cuando era un adolescente, bajo el “protectorado” de los Gancedo, donde empezó trabajando en las tareas más humildes, seguramente sintiéndose humillado por un posición que no le correspondía al hijo de Cesáreo Montes, un respetable hijo de un médico de provincias.

Un pez grande que se come a un chico

Parecíamos felices. La boda de mis padres debió haberse llevado a efecto con todos los requisitos del caso, con su correspondiente y atractiva composición fotográfica donde no se anticipaba la tormenta. Mi padre llegó a hacerse contador de libros de los negocios de madera que tenían los Gancedo en Sagua la Grande, trabajo que llevaba a efecto cuando se casó con mi madre. También estoy seguro que debió enamorarse auténticamente de ella, que podía asociar con todas las virtudes clásicas atribuidas a las mujeres más honestas de la vida española, alienada de toda concepción pecaminosa, como si ella surgiera de las páginas de una novela española del siglo XIX. Yo recuerdo que vivíamos bastante bien, y tengo todavía en mi memoria el zaguán, la sala, el comedor, el traspatio y los cuartos, que configuran más o menos el escenario de mi cuento “La vida bajo las alas”. Algunas reuniones “sociales” que tenía mi mamá con algunas amigas, con unas tazas de café muy bonitas. Y no puedo tener la menor idea de los motivos que llevaron a mi padre a romper con aquella idílica provinciana que me parecía muy estable. En el traspatio tenía una cría de gallinas, y tengo la memoria de un bautizo donde una gallina que se llama Eusebia Cosme hacía su entrada triunfal en la casa con unos pollitos, y mi mamá celebraba el acontecimiento con una amigas invitadas a la merienda. Al fondo había un cuarto donde a veces dormíamos y allí tuve mi primera pesadilla: un pez grande que se tragaba un pez chico.

A mi madre, a pesar de ser mi padre un hombre inteligente y trabajador, seguramente sensible y apasionado, no creo supiera apreciarla debidamente y, sencillamente, nos dejó cuando yo tenía siete años, saltando de Sagua la Grande a Sancti Spíritus. La hizo sufrir mucho con esta separación, y a mí también. No lo juzgo, porque la sicología y la sexualidad son muy complicadas, pero sencillamente a él le debo las primeras pateaduras y gran parte de mis traumas. No creo que me quisiera. De ahí que en “Memorias del tiempo viejo”, una narración corta que corresponde a este período de mi niñez, me sumerjo en la desolación interna de una decapitación emocional de la cual no he podido recuperarme ni siendo un octogenario: el trauma de una ausencia paterna que resultó irreparable. Mi madre era simple y llanamente una santa, que tiene que estar en el reino de los cielos, y a quien le rezo como si fuera la Virgen María.

Vestido de paje, dispuesto para la lucha
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De rodillas y en oración, 
dispuesto a tomar la primera comunión
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Nocao
Estación de Ferrocarril "El Undoso"
Puente el Triunfo
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De mi infancia en Sagua la Grande queda el recuerdo de la Estación de Ferrocarril donde llegaba todos los domingos procedente de Cifuentes; el Colegio de los Reverendos Padres Jesuitas donde hice el primer grado, como correspondía a un niño de mi clase social; el puente el triunfo que conducía a “los jesuitas”; la azotea del Hotal Plaza donde vivía tía Lolin y pasaba toda la semana para estudiar en la Politécnica; los cines Principal, Alkázar y Encanto, donde tía Lolin nos había conseguido un “pase” para irnos a ver películas cuando quisiéramos. En la educación religiosa siempre está presente la imagen de mi madre, de donde me vino la herencia cristiana que, a pesar de mi heterodoxia, iba arraigar en la médula de mi alma, con todos sus traumáticas consecuencias, conflictos emocionales enraizados en el subconsciente, que me enfrentarían al trauma del muro de Dios. Después del kindergarten, pasé a los Jesuitas, que era el paso inevitable hasta convertirme, primero, en un paje modelo listo después para una primera comunión perfeccionista. Era un niño modelo hasta tal punto que la maestra de kindergarten le preguntaba a mi madre si no estaría enfermo. En el subconsciente creería que me estaban adoctrinando para joderme, como efectivamente ocurrió. Justo es decirlo, era un comemierda, dispuesto a recibir la pateadura que me fuere encomendada. Pero mi padre, que después de todo era español y taurino, características que nunca perdió, creo que para su mal, y probablemente el mío, lo recuerdo con dejos de violencia, pero no creo me pusiera jamás una mano encima, aunque seguramente no le daría motivos para hacerlo. Cuando un chiquillo cabrón del primer grado quiso joderme, me sacó del santuario de la calle Colón para que le entrara a trompadas. Las consecuencias de aquel incidente no puedo narrarlas, pues quedaron en el nocao de la memoria, pero siendo yo un chiquillo flaco y enclenque, no creo que ganara la batalla, que debí perder y puede que mi padre, si la perdí, nunca me la perdonaría. Acabaría huyendo al Teatro Principal con Bette Davis y todo el elenco de la Warner Brothers, al Alkázar donde ponían las de la MGM, o en el Encanto con María Duval, Amelia Bence, y en los prostíbulos de Mecha Ortiz.

Colegio de los R.P. Jesuitas
 Teatro Principal
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Un medio hermano

Trabajando para los Gancedo como tenedor de libros en un negocio de maderas, mi padre decidió cuando yo tenía aproximadamente siete años, irse de Sagua y establecerse en Sancti Spíritus. La decisión fue fatal, cuando menos para mí, mucho más para mi madre y seguramente para él. El proceso traumático que se inició a consecuencia de decisión semejante, en el cual simple y llanamente nos abandonó, me ha acompañado toda la vida y seguramente mi persona hubiera sido muy diferente si él, que creo era un empecinado, no hubiera dado semejante paso. Provisionalmente, al parecer, mi madre se quedó por un tiempo con sus hermanas hasta que él se estableciera en Sancti Spíritus y encontrara un lugar decente donde vivir, cuando precisamente lo que hizo fue iniciar otra familia. Juzgarlo, no lo juzgo, pero para mí resultó desastroso. No sé hasta qué punto el fuerte lazo entre las Huidobro fue factor determinante, y sólo recuerdo un par de viajes a Sancti Spíritus, que era una pequeña ciudad de aspecto colonial muy diferente a Sagua, de líneas rectas y trazado tirando a lo neoclásico, donde estuvimos en un hotel, pienso más bien una pensión, y visitamos el aserradero que había abierto, sin condiciones materiales aceptables para que nos quedáramos a vivir allí.

Manina, mi tía y mi madrina, cuyas opiniones eran determinantes en la familia, creo que se opuso que mi madre se quedara en Sancti Spíritus en situación tan precaria. No sé si mi madre cometió un error al no hacerlo, pero esas fueron las circunstancias. En uno de esos viajes mi padre se apareció en la pensión con un niño, y creo haber planteado una reconciliación o solución del conflicto si mi madre aceptaba volver con el niño, propuesta que pareció inaceptable y a la cual seguramente Manina se opuso. Claro está que de esto sólo tengo vagas memorias, como las de una herida que nunca ha podido cerrarse.

Hace unos diez años, cuando estaba haciendo una presentación en la Universidad de Miami, se me apareció aquel niño que era mi medio hermano. Se acercó y me dijo: “¿El nombre de Cesáreo te dice algo?” “Sí, era el nombre de mi abuelo”. “Pues nosotros somos medio hermanos”. “A sí, claro”, le dije más o menos, y nos dimos las manos. Hablamos algo más, que no recuerdo claramente, y la situación era un poco difícil, pero no demasiado. Sin contar que era totalmente inesperada. Afortunadamente, mi hijo estaba presente, para aligerar el encuentro. En el fondo no me importaba, y habían pasado demasiados años para que tuviera significado. Creo que me enseñó una fotografía con mi padre, que tenía en la billetera. Yo no tenía ninguna que mostrarle, porque en la billetera sólo tengo, generalmente, una fotografía de mi madre. Quedamos en que nos veríamos nuevamente y le di mi número de teléfono. Fue un encuentro frío, congelado, pero correcto. Tengo la impresión de que yo fui un poco más espontáneo que él, pero el encuentro no funcionó. Él no me llamó y ahí quedó la cosa. Habían pasado muchos años y aquello no significaba nada.


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Ver Matías Montes Huidobro en en el blog
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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