Friday, August 9, 2019

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado)

Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.


Querida Mimí:

Hoy me voy a la cama cansada pero contenta. Acompañé a Julieta a la florería, a probarse el vestido de novia, a comprarse zapatos, fuimos a ver las flores, las invitaciones en fin, estuve el día entero en la calle ayudándole con los preparativos para la boda que será muy pronto. Ella me dijo que se irán de luna de miel a Europa! Estoy feliz por ellos. Ella me dijo que yo me encargaría de la comida, responsabilidad que acepté con mucho gusto. La boda será sencilla pero muy bonita. Estoy segura. Cuando llegamos a la boutique para que ella se pruebe el vestido, yo sentí un poco de nostalgia. Los recuerdos se hicieron presentes en mi mente; recuerdos que creí olvidados. Al igual que ella, yo también fui novia, y en su momento también me probé un vestido, y me probé el velo. Pero la boda no se realizó y de la noche a la mañana todos mis sueños se derrumbaron. El hombre del que yo estaba enamorada me dijo que no se iba a casar conmigo. Y me dejó, como dicen por ahí, vestida y alborotada. Pasaron más de 10 años sin saber de él hasta que un día el destino nos hizo encontrarnos de nuevo. Nos encontramos en una tienda. Él se acercó y me saludó visiblemente nervioso; yo también lo estaba pero disimulé lo mejor que pude. Después de un saludo breve yo me despedí argumentando que debía llegar a una cita. Antes de irme, tomó mi mano y me dijo –Lola, será que algún día puedas perdonarme? Yo me quedé callada. Mis lágrimas hablaron por mí. –Yo me arrepiento mucho de haberme ido de tu vida, -Me dijo, pero mis miedos fueron más fuertes que mi amor. La diferencia de edad entre tú y yo fue lo que me hizo alejarme sin darme cuenta que estaba cometiendo un error muy grande. –Recuerda, le dije mientras retiraba mi mano de entre las suyas, que de amor nadie se muere. No tengo nada que perdonar. Hoy entiendo que la vida tenía otros planes para nosotros. Eso es todo. Nunca más lo he visto. Me tomó mucho tiempo recuperarme de ese debacle emocional. Creo que por eso llevo la relación con Quien Ya Tu Sabes tan casual. En el fondo, tal vez mi sufrimiento dejó huellas tan profundas que no me permiten dar un paso más allá. Tal vez así sea mejor. Cierto es que, cuando uno sufre tanto como yo sufrí, terminan por apagarse luces en el alma; luces que no se vuelven a encender jamás.

Buenas noches Mimí.



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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Bernardo José Lichilín Márquez, un tenor de ambas orillas (entrevista por Baltasar Santiago Martín)

Nota del blog: Agradezco a Baltasar Santiago Martín, que comparta con los lectores, su entrevista a Bernardo Lichilín, incluida en el próximo número de la revista Caritate.


El tenor cubano Bernardo Lichilín nació en La Habana, el 12 de marzo de 1966, y desde muy niño sintió la vocación por el teatro y la música.

En 1985 comenzó a estudiar canto con la insigne profesora rusa Mariana de Gonicht, y su debut se produjo junto a ella en la Sala Europea del Museo Nacional de Bellas Artes.

En 1990 continuó sus estudios de canto con el profesor Manuel Pena y fue contratado como solista por la Ópera Nacional de Cuba, donde debutó con el personaje de Gastón, en la ópera La Traviata.

A partir de entonces interpretó importantes roles clásicos, entre los que se destaca el Conde de Alma Viva, de El barbero de Sevilla; el rol de Edgardo en Lucía di Lammermoor, en España; y el José de la Cruz, en la zarzuela El batey, de Ernesto Lecuona. En 1998 se graduó en el Instituto Superior de Arte, de la Licenciatura en Música, con perfil en Canto.

Entre sus Premios logrados más importantes se destacan:

  • Mención en Escenas Líricas de la UNEAC
  • Primer Premio en el Concurso Nacional Rodrigo Prats.
  • Gran Premio en el Concurso Rita Montaner en 1993.
  • En el Concurso Internacional de Belvedere, en Viena, Austria resultó finalista, condición que le aportó más prestigio a su carrera como solista.
  • Primer Premio en el Concurso Gustavo Sánchez Galárraga.
  • Primer Premio en el Concurso Mariana de Gonicht.
  • Diploma de Honor del programa televisivo De la Gran Escena.
  • Durante la Cumbre Iberoamericana interpretó a Leonardo Gamboa, en la puesta de Aquella Cecilia, bajo la dirección artística general de José Ramón Artigas.
  • Premio de Interpretación en el Festival de Habaneras 2002.
  • Premio de la Prensa Especializada
  • Premio de la canción afrocubana, el pregón y la romanza de la zarzuela cubana.
Otros escenarios en los que ha actuado han sido México, Perú y España. Ejemplo de ello son los Conciertos de Primavera, que ofreció junto al pianista Guillermo Tuzzio en Extremadura, España, mientras que en Perú participó en el Festival de Canto de Ciudad Trujillo, y dirigió el Concierto de la Liga contra el Cáncer. En México, en Valle Bravo, interpretó, junto al pianista Franco Rivero, textos de José Martí, con música de Ernesto Lecuona y del propio Franco.

Desde 2013 graba para el sello Colibrí Antología para voz y piano, junto a este mismo pianista concertista, en la que rescata muchas canciones del maestro Ernesto Lecuona y recrea con gran maestría el estilo musical de este gran compositor cubano.

En la pequeña pantalla colabora asiduamente con el veterano e instructivo programa Escriba y lea y en De la gran escena, entre otros, que lo han dado a conocer al gran público, de ahí su merecida popularidad. Es miembro activo de la UNEAC y pertenece al catálogo artístico del Centro Nacional de Música de Conciertos.

Ostenta las medallas Juan Marinello, el sello de laureado y la Orden Raúl Gómez García, otorgada por la CTC, entre otros premios, como el Mariposa que otorga la UNEAC. Además, como compositor, ha incorporado a su repertorio sentidas canciones de su autoría.

Desde 2009 se presenta con gran éxito en el reconocido Piano Bar El Gato Tuerto, bajo la dirección del reconocido periodista Julio Acanda.

En 2011, junto a la cantante y vedette Maylú, ofreció dos conciertos en Ciudad del Carmen, México, y en 2018, como integrante del Grupo Líricos del Gato, se presentó nuevamente en Ciudad del Carmen –donde recibió un Diploma de Reconocimiento de la Universidad del Carmen–, y también en la ciudad de Campeche, en el Teatro de la República, con gran éxito de público.

Cuenta en su currículo con importantes elogios de los periodistas cubanos Nancy Robinson Calvet, Sahily Tabares, Ada Oramas, Julio Acanda, Rosalía Arnáez, Fernando Rodríguez Sosa, Pedro de la Hoz, Jorge Rivas y Raúl Macín, este último de Ciudad México, entre otros. Ha participado en documentales sobre la vida de Felipe Poey, Ernesto Lecuona y la pianista Pura Ortiz, entre otros múltiples programas de televisión y conciertos.

Aprovechando su estancia de visita en Miami, lo invité a mi tertulia de APOGEO para entrevistarlo y que cantara para los presentes, y he aquí a continuación lo que le pregunté y lo que me respondió:


Bernardo, he sabido que tu pedigree artístico se remonta a tu infancia, cuando con seis años de edad subiste por primera vez a un escenario. ¿Te acuerdas exactamente de lo que hiciste en ese tan precoz debut?

Sostuve en mis brazos la bandera cubana, y después, como leía tan bien desde 3er grado, me seleccionaron para leer las Sagradas Escrituras, casi siempre en la misa; y en el catecismo comencé actuando en las dramatizaciones en Navidad y Semana Santa. Así fue como entró el bichito del Arte en mí, ¡ah!, y todas las tardes veía Cine del Hogar en casa de Aida, una vecina que me quería mucho, mientras merendaba un café con leche.

Y ya un poco “más grande”, a los 12 años, te incorporaste como actor al Grupo de Teatro Aficionado Arte Clásico Moderno, y luego interpretaste al payaso Piñatita, con el mago Drakus. Sobre esto te tengo tres preguntas diferentes:

Primera: ¿Por qué, si comenzaste como actor, luego preferiste dedicarte al canto, y específicamente, al canto lírico, no al popular, más redituable y masivo?

Desde muy pequeño veía Cine del Hogar y los musicales de la televisión cubana e internacional. Tuve una gran fuente de información, que absorbí y nunca olvidé. De adolescente asistía al Teatro Musical de La Habana, e iba mucho al cine. Todo ello me hizo inclinarme más hacia el canto que hacia la actuación.

Fue una etapa de formación y creación, que aproveché con humildad y mucha disciplina, pero que me ayudó a formarme como artista en el arte lírico teatral, lo cual fue una decisión que se dio de forma natural.

Segunda: ¿Te sentías cómodo, totalmente a gusto, en la piel de ese payaso?

Era un adolescente muy tímido, pero ya había interpretado personajes sencillos, y me fascinó la idea de arriesgarme. Me divertí mucho interpretando al payasito, y me dio mucha tabla y soltura; me gustaba hacerlo y por eso lo disfrutaba. No olvido nunca al Mago Drakus y a su muy profesional familia.

Tercera: Ya que una vez hiciste de payaso, ¿te gustaría hacerlo ya en la gran escena, como Canio, el protagonista de la ópera Payasos, de Ruggero Leoncavallo?

Tuve la oportunidad de interpretar el difícil personaje de Beppe, el arlequín, en Payasos, en el Gran Teatro de La Habana, hoy “Alicia Alonso”; en el teatro Oriente, de Santiago de Cuba, y en el Principal de Camagüey, y he cantado el aria principal de Canio en varias ocasiones. Por supuesto que me encantaría hacer ese rol en la ópera completa.

Investigué también que fuiste alumno aventajado de la profesora rusa Mariana de Gonicht. ¿Cómo supiste de ella?; ¿te recuerdas de la primera vez que fuiste a su academia?; ¿alguna anécdota de tu trato y tus clases con ella que quisieras compartir con nosotros?

A Mariana la conocí en el Hogar San Juan de Dios, junto a sus alumnos. Allí le pedí que me escuchara, para poder comenzar a tomar clases en su academia particular.

La primera vez que fui a su casa me aceptó, y me propuso que la ayudara a presentar sus conciertos, ya que yo también podía declamar. “Necesitas comenzar a educar tu voz ,y eso requiere mucho tiempo de estudio y vocalizaciones”, me dijo. Primero comencé a cantar canciones menos complejas.

Una anécdota inolvidable –y a la vez graciosa– fue que en una ocasión olvidé la letra de una canción en medio de mi presentación, y me paré en seco y le pedí que comenzara de nuevo a tocar la canción en el piano, pero ella se molestó muchísimo y no lo hizo. Al final, cuando ya yo no lo esperaba, comenzó a tocar la canción y la canté de principio a fin. Aprendí muy bien la lección. Hay que estar muy concentrado, y siempre continuar adelante ante cualquier eventualidad.


También has contado en entrevistas anteriores que, como las audiciones exigían tener estudios musicales, tuviste que comenzar el nivel elemental de música en el conservatorio Gerardo Guanche, en Guanabacoa. Mirando hacia atrás, ¿no te parece una causalidad –que no casualidad– que fuera en Guanabacoa, cuna de Rita Montaner, Bola de Nieve, y sobre todo de Ernesto Lecuona, a quien tanto admiras y cuya música te gusta tanto interpretar?

Fue muy emotivo y fructífero para mí, por el brillante profesorado en todas las asignaturas, y por el inmenso legado que mencionas de Guanabacoa a la música cubana. Allí me uní a muy buenos amigos que aún conservo. Me fascina todavía visitar la ciudad de Guanabacoa, que para mí mantiene la magia de ser una tierra tan bendecida para el arte y la cubanía.

Estudiaste canto también con el prestigioso profesor Manuel Pena, quien te llevó a audicionar a la Ópera Nacional de Cuba, y fuiste aceptado. Cuenta, cuenta…

Ser aceptado como alumno por él fue decisivo para mí, porque fue un profesor excepcional que amaba el canto, y recibí de su persona mucha entrega, bondad y amor. Me llevó a audicionar a la Ópera Nacional de Cuba, y gracias al prestigio y respeto que gozaba, fui aceptado por la directora Elena Herrera.

Sobre tu debut, el 20 de septiembre de 1990, con el personaje de Gastón, de La Traviata, en el hoy Gran Teatro Alicia Alonso de La Habana, ¿estabas muy nervioso?; ¿con qué cantantes compartiste la escena en aquella ocasión?

Debuté junto a la gran soprano María Ester Pérez y el tenor Adolfo Casas, entre otros, bajo la dirección orquestal de Roberto Sánchez Ferrer, y artística de Armando Suárez del Villar. Muy nervioso, por supuesto, pero todo salió muy bien.

¿Cuáles son los personajes operísticos con los que has sentido más a gusto?

Son varios. Debuté como el Conde de Almaviva, de El barbero de Sevilla, y lo disfruté mucho, aunque no soy tenor ligero; el Beppe, de la ópera de cámara Rita, de Donizetti; el Bastián, en Bastian y Bastiana, de Mozart, y el personaje de José de la Cruz, en la zarzuela El batey, de Ernesto Lecuona, junto a la reconocida actriz María de los Ángeles Santana.

Específicamente sobre el Edgardo, de la ópera Lucía de Lammermoor, de Gaetano Donizetti, en el que debutaste en 1995, en España, ¿qué te gustaría agregar?

Fue un vaticinio y una prueba de fuego, de la que salí victorioso. Mi profesora Anita (Ana) Menéndez me pidió en Cuba que me aprendiera bien el personaje de Edgardo, y así fue. El tenor Adolfo Casas se indispuso de voz, y el empresario no quiso suspender la función en el Teatro Caixa Vigo, y el Maestro Sánchez Ferrer dio su aprobación. Al final escuché super emocionado los vítores de “bravo por el cubanito” y “Viva Cuba”, y el aplauso cerrado y las ovaciones correr por el imponente y bellisimo teatro.


¿Quiénes son tus compositores favoritos?

Schubert, Mozart, Puccini, Verdi, Chopin, Donizetti y Andrew Lloyd Webber; y Ernesto Lecuona, Gonzalo Roig, Rodrigo Prats, Moisés Simons, Fernando Mulens, Pablo Milanés y Polo Montañez, de los “del patio”, entre otros.

¿Cuál es el premio que has recibido que te ha dado más satisfacción?

Fue el Diploma de honor –Premio a la integralidad artística– del programa de la televisión cubana De la gran escena. Y el aplauso del público. Ese el verdadero premio.

Bernardo Lichilín en el Club Gato Tuerto, donde trabaja en un espectáculo variado junto al grupo de líricos y otros artistas dirigido por Julio Acanda.
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Has declarado que “el arte lírico exige mucho tiempo de estudio. Se debe ser más selectivo a la hora de escoger y aprobar a los jóvenes que incursionan en este género, pues en nuestro país, en el teatro, existen pocas fuentes de trabajo”. Me agradaría que argumentaras más ese criterio tan tajante.

Es un criterio realista. El teatro musical requiere de una gran producción, por lo tanto las temporadas cada vez son más esporádicas. Entonces se debe ser muy exigente en los castings (audiciones) y la formación educacional de los futuros artistas de teatro. La voz es un don que no todos poseen, por eso el canto es vocacional, no puede ser impuesto por nadie, y solo el estudio y la práctica disciplinada lo perfeccionan.

Uno de tus sueños más anhelados ha sido “realizar un fonograma en solitario con alguna discográfica cubana”, según has declarado. ¿Cómo va la materialización de ese sueño?

Pienso que se pueda materializar en los próximos tiempos. Que venga, siempre que sea de bien para mi vida y para el disfrute de mis amigos y admiradores.

Casi para finalizar esta entrevista:

Sobre tus preferencias:

Tenor que más admiras: Lucciano Pavarotti

Soprano: Ana Netrevko

Barítono: Hugo Marcos

Acriz de cine: Sara Montiel

Actor: Charles Chaplin

Películas: Lo que el viento se llevó, La forma del agua, entre muchas otras.

Escritor: Jose Martí y toda la buena literatura

Libros: La Santa Biblia, La Edad de Oro, entre muchos otros

Personaje histórico: Jesucristo y todos los personajes buenos y altruistas.

¿Alguna pregunta que no te hecho que te hubiera gustado que te hiciera?

Sí: ¿Quién es Bernardo Lichilín?
Una persona sencilla, humilde, que ama la vida y tiene fe en un futuro mejor para todos.


Desengaño (un poema de Rodrigo de la Luz)


Deja que sepas que no eres más
que un experimento de la vida.

Cuando te enteres
que piel y puño fueron una excusa.
Que perros y conejos
vieron caer la misma tarde,
por el mismo costado.

Cuando sepas definitivamente
que este cielo de hoy
es el único cielo que te espera,
más allá de los valles
y los conglomerados.

Cuando por fin comprendas
que el grito de la boca y de la voz
fue sólo destinado a unos pocos oídos...

Entonces entenderás que cada luz divina,
cada fósforo, cada vela gigante
que tatuó rostros de humo en la cal de los años
eran también una engañosa manera de vivir.

Wednesday, August 7, 2019

Francisco envía su bendición al Santuario Nacional de San Lázaro de La Habana



Este miércoles 7 de agosto de 2019, después de su acostumbrada catequesis, en esta ocasión en el Aula Pablo VI, el Papa Francisco recibió de manos de P. Elixander Torres, Rector del Santuario Nacional de San Lázaro en La Habana, un cuadro-mosaico, obra del artista cubano Landy Messis.

El cuadro representa a San Lázaro, mendigo, teniendo como fondo el santuario habanero. Un gemelo de este cuadro se encuentra en la Iglesia Católica de San Lázaro en la Arquidiócesis de Miami.

El Papa bendijo el cuadro que representa al "santo de los pobres" en Cuba, al Santuario y a la Iglesia que peregrina en Cuba. (Texto y fotos/Página de Facebook del Santuario Nacional de Sán Lazaro-Cuba)

Un poema de Nuvia Estévez


Ahí donde sonríe ampliamente
la muchacha
no salen los pájaros
a lucirse en su vuelo
ni brotan peces multicolores
ni el sol es el astro rey
En esa vieja foto
yo era un volcán
la fierecilla no domada
el cuervo de Poe
un desajuste de la realidad
el eslabón que no cerraba nada
Ahí donde me ves
lindísima
veintitantos años
o treintaitantos tal vez
-porque la edad es una ilusión
a veces un sufrimiento o la felicidad-
Ahí no gravito
No me agarro a la nube

En este instante, ando y desando las alturas,
menos hermosa, más ingrávida, agradecida,
vital
llena de sueños, de elefantes, de figuras
que se expanden, desaparecen
y vuelven como caballos y cisnes que caen, rebotan, se levantan
Ahora que me asaltan transparencias, espejos, flores de azahar, pedazos de algodón
y que el sueño es profundo y delicado
y la piel de violetas y campanas tenues
Ahora que acabo de nacer con tantos años
sin tanta podredumbre
maga, delirante
Soy el pregón
el canto hondo
el piano
que te invita a la fiesta.

Roberto Bolaño (1953-2003): alusiones imprescindibles de un lector en su isla ( por Carlos A. Peón-Casas)


Conocí a Bolaño, por esas cosas del azar concurrente. Antes de 1997 hubiera sido bastante improbable, pero mi hermano se residenció aquel año en el austral Chile, esa otra ínsula peculiar entre los Andes majestuosos y el para nada dócil Océano Pacífico, la patria del poeta y narrador chilensis, y de inmediato se conectó con la obra de este impar escritor, y por ósmosis, y gracias al envío ciertamente hipertélico, de cuanto libro del chileno caía en sus manos, me hice igualmente adicto a su producción literaria.

De cualquier modo, no me justiprecio de ser un conocedor cabal de toda su obra, aunque entre nosotros, somos ciertamente pocos, los que hemos tenido la oportunidad de acercarnos a una parte de su vasto corpus creativo, un poco como afortunados iniciados en su literatura.

Hasta donde sepa, sólo se ha editado acá una muy bien referenciada y mejor recibida novela suya: Los detectives salvajes. Lo demás, es, inevitablemente, silencio.

Pero en lo particular, no puedo renegar de mi buena estrella, en esta otra ínsula, distinta por necesidad al Chile austral, y me puedo conceder el privilegio de haberlo leído en una edición distinta y primaria, a la cubana citada.

Por mis manos han pasado ya algunos de sus libros más puntuales, a saber y citando de memoria, su descomunal novela río: 2666, que lastimosamente le quedó póstuma, algo de su poesía, sus maravillosas entrevistas… y alguna pizca de lo más reciente de sus inéditos: su noveleta Sepulcros de vaqueros (2017), una obra tripartita, como tres secciones que se conforman como una sola y coherente historia, que es la misma y singular extensión de la del autor.

Obra, precisamente rescatada de su prolífico archivo remanente, y con notas del propio autor: los apuntes del propio Bolaño para el libro en cuestión. Allí, de su puño y letra se anotan datos imprescindibles: el perfil de los personajes, y las escenas a trabajar; todo ello salvado para esa posteridad que el mismo llamó:”el mayor absurdo imaginable…trabajos de amor perdidos como diría Shakespeare”(1), cuando ya pensábamos que lo habíamos leído todo, fueron salvadoramente dados a las prensas en este hic et nunc.

Y ciertamente abarcar todo lo que el genio de ese celebrado escritor chileno pudo ofrecer para la literatura de finales del siglo veinte y los comienzos del veintiuno, es tarea ardua.

Con Bolaño se cumplió a rajatabla aquello que afirmaban los latinos: Ars longa, vita brevis. Su corta vida, (falleció malogradamente a los cincuenta, la edad más vital para cualquier hijo de vecino), no fue óbice, empero, para hacer progresos inimaginables en todos los géneros de la literatura bien entendida: la poesía, la narrativa, y la no ficción, e incursionar, igualmente con valía singular en el mundo del periodismo cultural.

De tal coordenada entresacamos para el curioso lector, un texto suyo aparecido en El Mercurio de Chile en 2001, específicamente en una sección intitulada Entre Paréntesis, y donde Bolaño desgranaba anécdotas de un sabor exquisito, siempre signado por su sapiencia literaria.

La crónica de aquel día intitulada Un cuento perfecto, giraba alrededor de de una narración poco aireada del escritor británico: Max Beerbom, de la misma coordenada generacional del muy conocido narrador Saki (Hector Hugh Munro), pero de quien Bolaño acota que “es posiblemente el paradigma del escritor menor y del hombre feliz”(2).

El cuento de marras se intitula Enoch Soames, que Bolaño hubiera de descubrir alguna vez, según sus propias palabras, en una Antología de la literatura fantástica recogida por Silvina Ocampo, Borges y Byo.

De lo que va la historia dejamos que sea Bolaño quien nos lo narre con su peculiar estilo:
El cuento trata sobre un poeta mediocre y pedante que Beerbohm conoce en su juventud. El poeta, que sólo ha escrito dos libros, a cuál más malo, se hace amigo del novato Beerbohm, que a su vez se convierte en involuntario testigo de sus desgracias. El cuento se transforma de esta manera no sólo en un documento sobre la vida de tantos pobres diablos que en un momento de locura escogen la literatura, sino también en un documento sobre el Londres de finales del siglo XIX(3).
Como se puede colegir por simple inspección, Enoch, es por supuesto el poeta, y Beermon, el mismo autor-narrador. La relación entre ambas se afianza, a la par que el poeta se va percatando ineluctablemente de su mediocridad.

En un minuto cualquiera el narrador y el personaje se dan cita en un café, donde el segundo confiesa su desgracia, y su inminente decisión de quitarse la vida, pero antes, como caso en el ya anecdótico Doctor Faustus, saber, si se le recordará de algún modo en alguna posteridad.

Lo que sucede a continuación en la historia, hasta su inmediato desenlace, Bolaño mismo nos lo presenta en su crónica con su inconfundible estilo de narrador:
Entonces un vecino de mesa, un señor más bien con pinta de cafiche o macarra le pide permiso para sentarse junto a ellos. Se presenta como el Diablo y asegura que si Soames le vende su alma él lo hará viajar en el tiempo, digamos cien años, hasta 1997, hasta la sala de lecturas del Museo Británico, donde Soames suele trabajar, para que constate el mismo in situ, si su nombre se ha impuseto sobre el tiempo. Soames, pesea los ruegos de Beerbohm, acepta. Antes de partir se compromete a verse otra vez con Beerbhom en el restaurante.
Las horas siguientes están narradas como un sueño, como una pesadilla, como si Borges hubiera escrito el relato. Cuando por fin se produce el reencuentro Soames exhibe la palidez de un muerto. En efecto, ha viajado en el tiempo. No ha encontrado su nombre en ninguna enciclopedia, en ningún índice de literatura inglesa. Pero si ha encontrado el cuento de Beerbohm llamado “Enoch Soames”, en donde, entre otras cosas, se le ridiculiza. Luego llega el Diablo y se lo lleva al infierno pese a los intentos que hace Beerbohm en sentido contrario”(4).
Bolaño y Beerbhom, a no dudarlo, estarían siempre en las antípodas de toda perdurable literatura, pues salvando ante todo, la majestuosa distancia que los separa, - el primero no llegó siquiera a ser como lo dice el verso de Borges, “un poeta menor de la Antología”-, y Bolaño, es ya un clásico, en esta perennidad cada vez más vital de su obra, que se esparce vital más allá de su temprana partida.

Para el final del relato que recrea, el lector se queda con la sensación, a veces no necesariamente imaginada, que acaso Bolaño pudo haber sido el narrador de aquella historia, y no el desconocido y menos citado Beerbhom, que, cambiando los papeles, pudo haber sido en el relato que pudo haber imaginado el chileno, el pobre poeta al que al final el mismo Diablo barre al infierno y al olvido.


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  1. Antonio Lozano. Revista Que leer. Barcelona. Enero de 2001. En "Bolaño por sí mismo entrevistas escogidas". Universidad Diego Portales. Santiago de Chile. 2006. p.97
  2. "Un cuento perfecto". Roberto Bolaño. El Mercurio. 2/03/2001
  3. Ibíd.
  4. Ibíd.

Ultimate A Cappella Mashup: 25 Hits, 25 Years (by BYU Vocal Point ft. Sophia Osmond)


Co-founder of Vocal Point Bob Ahlander says the music video, shot at Timpview High School in Provo, features the top hits from each of the 25 years corresponding with the group’s existence, beginning with “Gonna Make You Sweat (Everybody Dance Now)” by C+C Music Factory from 1991.

“It was so fun to be a part of,” Ahlander said. “When we started this group, YouTube didn’t exist.”

Ahlander was in the video as well. He sings the Auto-Tuned portion of Cher’s “Believe.”

All of the singers were in charge of finding their own costumes to go with the movie director’s 1950s theme, and all of the props were built by Brigham Young University theater students. (Read full text at Fox 13 Salt Lake City's website)

Tuesday, August 6, 2019

Excusas (un poema de Rodrigo de la Luz)


Yo quería seguir
dándole de comer a las palomas,
pero la lluvia y el sol me lo impedían.

Quería seguir jugando a los perfiles.
Esperando el abrazo, que era divino
como una comedia.

Quería seguir mirando las estrellas.
Admirando la escritura que sugiere.
Amasando la bestia de las islas.
Ofrendándole pan al indigente.
Persiguiendo en la noche a los cocuyos,
pero la lluvia y el sol me lo impedían.

Los luceros caldeados que anteceden la aurora,
los grandiosos y fíeles elefantes,
los niños gordos que ocupan tanto espacio,
la rosa con espina, la braza que quemaba,
los zapatos sin suelas, sin cordones,
el ruido de los carros, la poca poesía.
La mujer bella que tosía como un caballo,
el del gesto feroz; amenazante.
El inmóvil y audaz, el punzón afilado;
me lo impedían.

Yo quería ser bueno .
Qué las banderas tremolarán a mi lado.
Qué mis amigos me abrazaran entusiasta.
Ver el tiempo pasar acompañado.

Pero la poca lluvia y las sombrillas,
me lo impedían, me lo impedían, me lo impedían.

Monday, August 5, 2019

María Elena Blanco, fluir sin elección (por Manuel Vázquez Portal)


María Elena Blanco es una poetisa de la contemplación y la indagación hondamente imbricadas. Sentidos y cerebro en la danza de la belleza. ¡Vaya estirpe grande de poetas! Hermes Trismegisto, padre del verdadero hermetismo, los códices, los símbolos; Homero, el ciego más visionario de la Antigua Grecia; Heráclito, El Persa, aunque le digan de Éfeso; Emerson, Baudelaire, Whitman, Martí, César Vallejo, Jorge Luis Borges, Lezama Lima. Espiritualidad vuelta versos. Sabiduría lírica y ontológica. Cosmovisión a fondo.

Su matiz hedónico la lleva hacia la búsqueda del bien placentero, en su arista más espiritual que utilitaria. Para ella lo contemplativo tiene un sentido elevado del disfrute interior. Su Aleph (en su doble acepción de primera letra del alfabeto hebreo y metáfora de todo lo iniciático, y como Códice Sinaítico), su Toconoma (Orificio mítico por el cual José Lezama Lima se asomaba al universo de lo desconocido), su Piedra Filosofal la halla cuando mira hacia adentro, hacia su barbullar interior. Hasta la nostálgica remembranza de una Ítaca en la cual no aguardó ni tejió, sino de la que escapó para inventarse su odisea propia, es sometida a un ascético juego de oximorones que, aunque cálidos, distanciados por una actitud socrática, diríase peripatética. Una búsqueda de la verdad a fuerza de cuestionamientos.


Cierto que la belleza exterior la traslada hacia una introspección donde el efecto se torna más hermoso y lo poetizado más vibrátil y humano. El alma que pone a los objetos poéticos, ya una puesta de sol junto al mar, ya un viaje a La Habana, ya un aguafuerte de Roberto Matta, es el ánima que la guía a ella misma. No hay divorcio entre lo que recibe y lo que refleja, más bien, una sublimación de los entornos para una elevación del universo interno.

Lo bello y lo útil al unísono, pero, con un valor más emocional que pragmático. Sus artilugios poéticos parten de la sensorialidad y la inteligencia unidas. A lo que añade una postura crítica y averiguadora. Cuanto sus sentidos advierten o su ojo pineal descubre, es sometido a la racionalidad no solo filosófica sino a la más refinada tradición lírica, y afloran sus poemas de inusitada altura parabólica para un realce cognoscitivo que la ubica entre las voces más decantadas del panorama poético cubano.

No es sabia solo por sedimentación cultural (universidades le sobran) sino porque logra la contraposición de elementos iniciales (llámense aire, fuego, tierra, agua, ápeiron, conciencia o materia) que hacen, y deshacen, el todo a una vez. Diríase heracliteana por cepa y nietzscheana por época. Pero siempre dialéctica y siempre suspicaz. Todo fluye pero todo es susceptible de recelo. Y entonces, apasionada descarteana, somete la totalidad al foco del pensamiento, la inteligencia. No hay reposo para el eterno retorno, no hay tiempo para segundas oportunidades. Ella propone y alerta, nunca estropea el verso con explicaciones. El que tenga oídos que oiga, parecen rezumar sus versos. Este es tu instante, tu eternidad, tu tiempo, este el fluir sin elección.
Todo pasa y quién sabe
si esas ruinas que purgan taciturnas
la saña milenaria de guerras
y turistas
no sobrevivan más que el tiempo necesario
para dar testimonio
de su último esplendor
He aquí a la María Elena Blanco total trasmutada en poesía. Paracélsica retorta donde lo elemental, lo primigenio deviene verso áureo, única palingenesia otorgada al poeta: ¡Verso, levántate y anda! Egipto palpita y revive en su voz, en ella misma. La arena del desierto manando de su pecho. La frescura que aguarda al beduino tras el espejismo, relumbrando en la mirada de esta enigmática sacerdotisa. El viaje no es turístico ni la mirada necia. El viaje: el río heracliteano; la mirada: la eterna sospecha que convoca a la indagación. Su entramado metafórico, como el de los antiguos filósofos, va mucho más allá del significado del sema como tal. Signos que habrá que ir descodificando a lo largo de toda su poética, para, como Teseo seguir el hilo de Ariadna, y no perderse en el dédalo interior de una mujer que ve con el espíritu. Agudo hermeneuta requiere tan sutil reflejo del universo hecho poesía. Atrevimiento mío sumergirme en él.
Hora ecuánime de desasimiento
y sosegado goce
                               hora
de confiar al universo
la inigción futura
y las cenizas
del hoy
               mientras
al fin
           copulan los cuerpos
frente al mar
iluminando con su propia luz
el jónico templo
de la noche.
¡Excélsior! ¡Excélsior! Habría de exclamarse a medida que se avanza en la lectura de una poesía que no parece llegar nunca a la cúspide que busca. Intensidad y altura lidian en un frenesí sublimizado hasta el paroxismo. María Elena Blanco sabe que hay más, y que no hay nada. Trastea el cordaje de cada fibra humana y divina. Va hacia donde el ojo no alcanza, hacia donde la razón se pierde, hacia donde el cuerpo se transforma, hacia donde la identidad es flujo entre dos aguas| soplo| entre viento y llamarada y el fuego como alfa y omega nos permite, apenas, permanecer como hilillos de humo sin más destino que ascender ingrávido.

María Elena Blanco, nacida en La Habana, es otra de esas voces poderosas cubanas que no aparecen “en el parnaso socialista”. Sin embargo su poesía debía figurar en las antologías más exigentes que se hicieran dentro y fuera de la isla. Su pecado es ser una poetisa sin lazos con la patria de nacimiento. Ser una voz errante. Un día habrá que cotejar la historia de la lírica de estos tiempos en Cuba. Y el cotejo habrá de hacerse atendiendo a los valores estéticos, sin melindres patrioteros, extraliterarios ni políticos. Y en él, entonces, no podrá faltar esta voz cuyas posesiones, en su mayoría son, y han sido, por pérdidas. ¡Qué no vuelva a ocurrir que Gertrudis Gómez de Avellaneda sea española y José María Heredia (El de Los Trofeos, no el del Niágara) vuelva a ser francés!

Entre sus pérdidas, quizás de las primeras, hay que apuntar el desarraigo espacial, nunca sentimental, que sufrió al separarse de su isla amada y caribeña. Allí dejó a una niña y a una adolescente que jamás volverán, aunque ella vuelva mil veces a la isla, y, junte, uncida, civilización y barbarie en un mismo canto “y es que ella ya no es ella| ni su casa es ya su casa”. Ahora, “silenciosa y furtiva, en puntas de los pies| se aproxima al umbral” para presentársele al orisha, rey de los caminos (Eleggüá) y pedirle los permisos porque es una extraña en su propia tierra:
perpleja, la negrura se prende de sus ojos
y algo le dice que siempre estuvo allí, ignorada
hoy la ve en su criollísimo crisol
De sus tres libros de poesía que poseo, aunque ha publicado muchos más: Posesión por pérdida, Edición Barro, 1990; Mitologuías, ediciones Betania, 2001, y Alquímica memoria, ediciones Betania, 2001, se puede asegurar que es un ascenso ininterrumpido. En cada texto crece la madurez del pensamiento y de la factura. No estamos en presencia de alguien que “canta de oído” o “toca la flauta por casualidad”. Asistimos al ágape de una rapsoda que sabe muy bien de qué van los arpegios de la lira y de qué objetos poéticos (musas, dirían los antiguos) le viene la inspiración. No debe olvidarse que su dialéctica no es ingenua ni su intelecto primitivo. Su formación académica es de sólidas universidades y su poesía hija de diez mil años de lecturas. Su libro de ensayos filológicos Asedios al texto literario, así lo demuestra.

Y como acostumbro, siempre que me aproximo a una poesía en la que creo y me recreo, aquí les dejos los poemas de María Elena Blanco, para que perdonen mis yerros y callen mis aciertos.


Crucero
(Del libro Posesión por pérdida)


El bochinche callejero de El Cairo
no te impide pensar
en la paz de las falúas sobre el Nilo
y ese crucero que debes concertar
para no perder una oportunidad única
todo pasa y quién sabe

si esas ruinas que purgan taciturnas
la saña de milenarias guerras
y turistas
no sobrevivan más que el tiempo necesario
para dar testimonio
de un último esplendor.    Mientras tanto
otras ruinas lejanas aguardan
la vuelta del viajero.    Todo pasa
y quién sabe
si el olvido corroa su imagen o sucumban
aún ellas a un oscuro destino.
O Tal vez

como un sueño distante que hostiga el deseo
cobren brillo y calor
en la ausencia.


Mi-tología
(Del libro Mitologuías)


Acuden los caballos de Pérgamo
Dánae atrapada en su red
un toro de Guernica
las medusas (Gorgona y las de aguas)
Marte, dios de la guerra, y sus cuadrillas
la ballena con Jonás adentro
Próspero y Calibán
Quetzalcóatl
Diana cazadora
Circe y su corte de sirenas
Pegaso y Unicornio
Coros de ángeles
Bambi:
marchan por la anchurosa vía entre cielo y tierra
pavoneándose
                     en el espacio humano
cual modelos de pasarela:
tranquilizante
                 desinteresada compañía
siempre presta a servir
de inspiración
o ejemplo
               a contarnos
su cuento.


Eleggüá y Artemisa en el umbral


Al pie…-no tanto ya, del temor, grave
fía su intenso; y, tímida en la umbría
cama de campo y campo de batalla,
fingiendo sueño al cauto garzón halla.

El bulto vio, y, haciéndolo dormido
Librada en un pie toda sobre él pende
(urbana al sueño, bárbara al mentido
Retórico silencio que no entiende)…
Luis de Góngora.


déjeme entrar en tu recinto, rey de los caminos
vengo de lejos, bordeando las riberas

silenciosa, furtiva, en puntas de los pies
se aproxima al umbral, es él quien duerme ahora
un rayo de obsidiana en el cheslón

soy extraña en mi tierra y en todas las comarcas
y a la vez familiar, bárbaro dios de errantes

perpleja, la negrura se prende de sus ojos
y algo le dice que siempre estuvo allí, ignorada
hoy la ve en su criollísimo crisol.

como voz muda me has llamado al socorro
de una ciudad amada al filo del abismo

despliega tu túnica drapeada y deposita
sin despertar al pletórico durmiente
un verbo blanco y la varita áurea

me inclinaré, con golpes de tambor y espasmos
ante el rojo y el negro de tu rito

sin quitarle la vista se incorpora
y se funde su piel con su mirada
el encuentro de Eleggüá y Artemisa se ha fraguado

cuando abras tus pupilas, señor de los portales
y hagas tuya mi ofrenda, se habrá sobrevivido.


Habaneras
II
(Del libro Alquímica memoria)


el sillón, el luto eterno, la risa,
las uñas metidas en la tierra
o el fango
señora de traspatio y gallinas,
señora del jardín,
o en la alquimia de una gastronomía
acuosa (sopa de arroz, sopa de pescado)
pastosa (tamal en cazuela, harina de maíz)
untuosa (buñuelos, torrejas, quimbombó)
grasosa (frituritas de todo: bacalao o yuca)
o crujiente (merengues, mariquitas, chicharrones de viento)
o, pulcra, entre madejas e hilos
obra de tejido o bordado, canastilla o crochet,
y antes entre cuadernos
dedos aún deformes jugando con las letras
en el alba distante del siglo,
de unas vidas (Dominica, Ernestina y cuántas otras
cuyo nombre ya olvido),
de esta propia vida,
conformando las sílabas ajenas,
estas sílabas
que por siempre habrán nacido de ella
u otras, las del arrullo, las de la adivinanza,
las del canto a la antigua con voz de gallo:
Martí no debió de morir
entona una maestra joven que cabalga
las diez leguas a Alquízar por una guardarraya
a la luz de la aurora-
ubérrima Urania,
mariposa silvestre
cubana.



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María Elena Blanco nació en La Habana en 1947. Salió de Cuba en 1961 hacia Buenos Aires. Ha vivido en Nueva York, París, Londres, Valparaíso y Viña del Mar. Desde 1986 vive en Viena. Es licenciada en lengua y literatura por Universidades de Nueva York y París. Ha sido docente en varias Universidades, entre ellas la Universidad Católica de Valparaíso. Actualmente se desempeña como traductora de Naciones Unidas en Viena. Ha publicado más de una docena de libros entre los que se destacan Posesión por pérdida, Mitologuías, Alquímica memoria, y su libro de ensayos Asedio al texto literario.

(La Habana) 5 de agosto de 1994: El Maleconazo

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Sunday, August 4, 2019

(Revista Social. Mayo 1923) Calixto García. Por Manuel Sanguily.



Computer for Apollo (MIT Science Reporter. 1965)


This 1965 MIT Science Reporter television program features the Apollo guidance computer and navigation equipment, which involve less than 60 lbs of microcircuits and memory cores. Scientists and engineers Eldon Hall, Ramon Alonzo and Albert Hopkins (of the MIT Instrumentation Laboratory) and Jack Poundstone (Raytheon Space Division in Waltham MA) explain and demonstrate key features of the instruments, and detail project challenges such as controlling the trajectory of the spacecraft, the operation of the onboard telescope, and the computer construction and its memory. The program was presented by MIT in association with WGBH-TV Boston, and hosted by MIT reporter John Fitch; it was produced for NASA. MIT Museum Collections. (More information at MIT's website)

El "Cura de Ars," patrón de los párrocos

(ACI Prensa) Juan María Vianney trató de ir a estudiar al seminario pero su intelecto era romo y duro, y no lograba aprender nada. Los profesores exclamaban: "Es muy buena persona, pero no sirve para estudiante No se le queda nada". Y lo echaron.

Se fue en peregrinación de muchos días hasta la tumba de San Francisco Regis, viajando de limosna, para pedirle a ese santo su ayuda para poder estudiar. Con la peregrinación no logró volverse más inteligente, pero adquirió valor para no dejarse desanimar por las dificultades.

El Padre Balley había fundado por su cuenta un pequeño seminario y allí recibió a Vianey. Al principio el sacerdote se desanimaba al ver que a este pobre muchacho no se le quedaba nada de lo que él le enseñaba Pero su conducta era tan excelente, y su criterio y su buena voluntad tan admirables que el buen Padre Balley dispuso hacer lo posible y lo imposible por hacerlo llegar al sacerdocio.

Después de prepararlo por tres años, dándole clases todos los días, el Padre Balley lo presentó a exámenes en el seminario. Fracaso total. No fue capaz de responder a las preguntas que esos profesores tan sabios le iban haciendo. Resultado: negativa total a que fuera ordenado de sacerdote.

Su gran benefactor, el Padre Balley, lo siguió instruyendo y lo llevó a donde sacerdotes santos y les pidió que examinaran si este joven estaba preparado para ser un buen sacerdote. Ellos se dieron cuenta de que tenía buen criterio, que sabía resolver problemas de conciencia, y que era seguro en sus apreciaciones en lo moral, y varios de ellos se fueron a recomendarlo al Sr. Obispo. El prelado al oír todas estas cosas les preguntó: ¿El joven Vianey es de buena conducta? - Ellos le repondieron: "Es excelente persona. Es un modelo de comportamiento. Es el seminarista menos sabio, pero el más santo" "Pues si así es - añadió el prelado - que sea ordenado de sacerdote, pues aunque le falte ciencia, con tal de que tenga santidad, Dios suplirá lo demás".

Y así el 12 de agosto de 1815, fue ordenado sacerdote, este joven que parecía tener menos inteligencia de la necesaria para este oficio, y que luego llegó a ser el más famoso párroco de su siglo (4 días después de su ordenación, nació San Juan Bosco). Los primeros tres años los pasó como vicepárroco del Padre Balley, su gran amigo y admirador. (leer texto completo)

Saturday, August 3, 2019

Una nueva mirada al feminismo en Cuba (por María del Carmen Muzio)


Recientemente la profesora y Dra. Teresa Díaz Canal ha publicado por la editorial Ciencias Sociales su investigación Mujer-Saber-Feminismo. Con prólogo de la Dra. Dolores Vilá Blanco y un exordio de la Msc. Natalia Soto Quiroz, en tres amplios capítulos nos devela la permanencia histórica de la presencia de la mujer a través de los siglos, no suficientemente visibilizada.

En su introducción la autora aclara el objetivo de su libro: «El eje de la relación mujer-saber-feminismo rige este estudio, tiene que ver con la presencia y la creación de las mujeres en lo que se refiere a pensamiento, con las dificultades que tuvieron a lo largo de la historia para acceder al conocimiento». (p.1) Ricas anécdotas de los avatares de la investigadora también se narran en estas páginas introductorias.

En el primer capítulo «Estar -de-otra-manera» novela interesantes vidas femeninas prácticamente desconocidas: Eloísa de Paracleto, Hildegarda de Bingen, Hrostvitha de Gandersheim y Christhine de Pizan por «ser la primera mujer escritora que vivió de su pluma». (p.17). Además de un estudio sobre las llamadas amazonas, las mal denominadas brujas en el Medioevo y aclaraciones sobre el surgimiento de las luchas femeninas en otros países como Inglaterra. Y se adscribe al concepto de feminismo brindado por la profesora Mirta Aguirre, 66 años atrás.

Importante la presencia de Ana Betancourt durante la Asamblea de Guáimaro en 1869 al solicitar la participación de la mujer, hecho que destaca la investigadora como «la primera vez que una latinoamericana tomaba tal iniciativa en el plano político». Después nos ofrece unas valiosísimas tablas por países y las fechas en que estos aprobaron el sufragio femenino.

Destaca la importancia de la revista Minerva, realizada por mujeres negras tanto en la etapa colonial como la republicana. Únicamente en 1883 las cubanas pudieron acceder a estudios universitarios, en especial como parteras al crearse la cátedra de Obstetricia. Mercedes Riba y Pinos –barcelonesa– fue la primera en matricular la literatura; pues la mayoría escogía farmacia, medicina, etc. Menciona algunos nombres dignos de figurar en nuestra historia universitaria: Francisca de Roja Sabater, Digna América del Sol y Gallardo, Laura Martínez de Carvajal y Camino, María Asunción Jiménez de Luarca, entre otras.

No podía la autora dejar olvidada la importante labor educativa de María Luisa Dolz Arango a la que le dedica un profundo esbozo biográfico en el cual resalta la labor de esta educadora cubana.

Destaca la relevancia del olvidado Alexis Everett Frye, superintendente de escuelas norteamericanas y gestor de los cursos para maestras de enseñanza primaria en la Universidad de Harvard; y el llamado que hiciera en 1898 para que aquellos –tanto mujeres u hombres– capaces de enseñar se incorporaran a las escuelas públicas.

El segundo capítulo «Mujeres y pensamiento social. Una mirada desde Cuba» posee el mérito de profundizar en una figura femenina apenas recordada: Dulce María Borrero. Destaca el hecho poco conocido: el Club Femenino de Cuba quiso rendir homenaje a la poetisa uruguaya Paulina Luissi, en cuya organización cooperó la Borrero, se realizó en la antigua Academia de Ciencias –Cuba entre Amargura y Tte. Rey– al que asistió el entonces ministro Regüeiferos; y es precisamente en este acto feminista donde irrumpen los jóvenes de lo que será denominada por la historia la Protesta de los Trece.

En este mismo capítulo nos ofrece una relación de los diferentes Congresos Nacionales de Mujeres, y sus acciones en una extensa relación y estudio.

Considero necesario destacar esta opinión de la investigadora: «Dulce María Borrero tiene un discurso que no se quedó solo en el acto de pensar. Es en esencia idea, poesía y escritura, pero hace mucho más que eso: todo lo resume en su praxis». (p. 53).

Es necesario destacar también cómo la autora realiza un estudio biográfico de la gran etnóloga Lydia Cabrera. Parte del original epígrafe Mundele quiere bundanga (Mujer blanca quiere saber) para retratárnosla como un «alma cimarrona» porque «no se sujetó nunca a las ataduras de una ciencia; en todo caso, sus estudios tuvieron la peculiaridad de unir investigación y arte». (pp. 61-62)

No es desconocida la relevancia para la cultura nacional de libros como Cuentos negros de Cuba o esa obra monumental que es El Monte para los practicantes de la religiosidad popular ni para los investigadores. Por desgracia, acota la Dra. Díaz Canals, en los actuales estudios apenas se le menciona, con la excepción de la recientemente fallecida profesora Ana Cairo en su Bembé para cimarrones. (p.68)

Y más adelante apunta: « ¿Qué sociólogo ha logrado en esta Isla ese nivel de penetración con sus entrevistados? En esta técnica ella constituye un paradigma junto a su cuñado Fernando Ortiz, en una época en que incluso los viejos negros desconfiaban de los blancos». (p.70).

También desfilan otras féminas importantes para nuestra Isla: es el caso de la filósofa María Zambrano y la villaclareña Marta Abreu. Algunas nombres se escapan, lo que resulta natural debido a la ausencia de estudios sobre otras mujeres notables.

Por último la autora quiso, según sus palabras, reflejar a una cubana «viva» para lo cual escogió a la investigadora Zaida Capote cuyos estudios sobre la literatura femenina son bien conocidos.

El tercer capítulo «La querella de las cubanas y la esperanza creadora» entre otras cuestiones, trata la asociación femenina que se reunió en el Lyceum-Lawn Tennis Club por iniciativa de Berta Arocena y Renée Méndez Capote donde ocurrieran tantas actividades importantes para nuestra cultura.

Para no extenderme más, en sus «Conclusiones: la imprudencia como método» nos cuestiona: « ¿Existe feminismo en Cuba? Un feminismo creador cubano tendría que engendrar un acto naciente, un centro de simpatía irradiante, para ello hay que partir del animismo de lo cohesivo» (p. 157). Y concluye con una relación de lo que denomina puntualizaciones sobre el feminismo cubano.

Enjundiosa investigación, profunda, es probable que al circunscribirse a un número determinado de páginas la Dra. Díaz Canals haya guardado algo en su tintero; no obstante, mientras, disfrutemos ahora de esta otra mirada a la mujer.


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María del Carmen Muzio Zarranz (La Habana, 1947). Tiene publicadas las novelas El camafeo negro (1989), Sonata para un espía (1990), La Cuarta Versión (2000) y Dios no te va a entender (2015), así como los ensayos Andrés Quimbisa (2001), María Luisa Milanés: el suicidio de una época (2005) y el libro de cuentos para niñosLos perros van al cielo (2004). Ha merecido varios galardones y reconocimientos entre los que destacan su mención en el Concurso Internacional Relato Policial, Semana Negra, Gijón, España (2002) y la del centro “Juan Marinello” por su ensayo sociocultural sobre la figura de Andrés Petit.

Volando en Solitario. Pensamiento IX (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


Cuando dejamos que las cosas fluyan de forma natural, estamos liberando nuestras propias ataduras y nos convertimos en seres libres.

No hay nada más placentero que vivir en “libertad” para transitar nuestro sendero limpio y despejado, dejando atrás todo lo que nos ocasione nostalgia y desaliento.

Deja siempre abierta la ventana de tu vida, así entrarán nuevas luces y lograrás iluminar tu horizonte, para que puedas caminar sereno.





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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.

Autora del libro "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.

-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy

Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección

Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
- Ser Mujer

Administra:
Facebook.com: Orlanda Torres
Instagram: orlanda.torres.3

Un soneto (por Luis Carlos López)


Un soneto

Me dice usted: —Escríbame un soneto.
Y para complacerla necesito
salir como Argensola del aprieto…
—Vamos, ya tengo un mal cuarteto escrito.

Y haré de sopetón otro cuarteto,
pues añorando el rostro tan bonito
que luce usted, como quien salta un seto
salto y… ¡me importa este cuarteto un pito!

Parecerá difícil que pudiera,
principiando un terceto a la ligera,
finalizar el último terceto.

Pero sólo al pensar en su mirada,
noche oscura hecha flor, de una plumada
le digo a usted: ¡aquí tiene el soneto!

(Luis Carlos López)

Friday, August 2, 2019

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado

Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.



Querida Mimí:

Hoy experimenté con una receta nueva; Thieboudienne; que rica me quedó! Esta receta se irá definitivamente para el libro. Claro está, después de terminar de cocinar tuve que abrir las ventanas para que el olor de pescado se fuera y prendí inciensos, limpie la cocina con cloro, en fin, de todo para que el olor se vaya pero la receta me quedó tan rica que valió la pena. Me gustaría incluir también algunos postres. Ayer hice dos que aprendí en Yucatán. Caballero Pobre y Marquesitas que me quedaron de rechupete! Definitivamente que mi libro será un éxito.

Hoy en el trabajo todo estuvo tranquilo. El Muchacho de las Islas me sigue viendo con esos ojos de enamorado. Tengo que reconocer que eso me halaga mucho. Soy mayor que él pero eso no parece importarle. El busca mi mirada cuando paso por su lado. Pero el que hace latir mi corazoncito es Quien Ya Tu Sabes; así son las cosas del amor.

Por la tarde bajé a regar mis plantitas. Mis papayas se ven saludables. Y mis ajos están felices; también mis cebollas. Mis plantas son como mi familia. Cuando las riego les hablo; les digo lo mucho que las quiero y les digo que son muy bonitas y que me su presencia alegra mi vida. Yo leí que las plantas reciben energía de quien las cuida y como consecuencia crecen más felices. Desde Aristóteles hasta Cleve Backster siempre se ha dicho que hablar a las plantas mejora la calidad de vida tanto del jardinero como de ellas mismas. Por eso cuando las voy a podar les digo, -No te asustes, solo te voy a podar un poquito para que crezcas más bonita. No tengas miedo que no te voy a lastimar. Mientras regaba llegó Sandra. Cómo ha cambiado! Se ve que el amor le sienta bien. Su rostro se ve sereno y su sonrisa lo demuestra. Estoy feliz por ella.

Mimí, me voy a la cama con la paz que da un día vivido con gratitud. Estoy en paz con la vida y conmigo misma.

Buenas noches Mimí.




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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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