Tuesday, October 23, 2018

Mi paisaje (un poema de Nuvia Estévez)

Nota: Cada martes un poema de Nuvia Estévez. Puedes leer sus textos en el blog, en este enlace.



Mi paisaje


Debo ser feliz
porque mi hija duerme y menstrúa
La he mirado con innegable extrañeza
como si fuera algo
que no salió de mí
que no me arrancó el pecho.
Reservada deambulo por su habitación
Soy un pájaro que sobrevuela y ronda.
Miro a mi hija como el más fiel animal
la cubro con estas alas fuertes
para que nadie aturda su menstruación tranquila
agua que fluye    cálido manantial
He dibujado la fragilidad de mi hija con palabras
dejé sobre el papel sin manchas mi secreto
Una bandera de sábanas izo a su libertad
para que se levante
como un relámpago bondadoso
y alumbre el paisaje.





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Nuvia Estévez nació en Puerto Padre, Cuba, 1971. Ha publicado, entre otros, los poemarios “Últimas piedras contra María Magdalena”, “Penancolía”, “Maniquí desnudo entre Escombros”, “Misterio de Clepsidras” y “Las muñecas, las putas, las estatuas”. Su obra aparece en varias antologías y en estudios sobre poesía cubana. Actualmente reside en el Sur de La Florida.

Crónica: Vida, pasión y muerte de Violeta Parra (por Waldo González López)



«Yo creo que todo artista debe aspirar a tener como meta fundir su trabajo en el contacto directo con el público».
Violeta Parra



En una ficha mínima de la notable creadora, se lee: «Violeta del Carmen Parra (Sandoval, oct.4, 1917-Santiago, feb. 5, 1967). Cantora, pintora, escultora, bordadora y ceramista chilena, es considerada por muchos la folclorista más importante de Chile».

Mas, tan pocas palabras no pueden, ni remotamente, definir a la admirada artista, cuya obra plástica y decimística conocí en La Habana, a inicios de los ’70 del siglo pasado. Veamos o, mejor, leamos:

DEL FOLCLOR


En La Habana de 1971 tuve la suerte de ser testigo de un acontecimiento cultural por partida doble, gracias a la primera exposición en la Isla de arpilleras [sacos tejidos], elaborados por esta creadora ancestral y contemporánea, como la publicación, también por primera vez en la Isla, de sus Décimas.

Así, aquel entonces estudiante universitario de Licenciatura en Literatura Latinoamericana y joven periodista, descubría la sensibilidad, el talento y la gracia de la notable folclorista austral, aunque ella se ha había suicidado en 1967 por su amor belga que la había abandonado.

Con la amplia muestra, pude disfrutar su fabulosa imaginería en ambas vertientes. Aquello era insólito: tanta belleza primigenia llegaba deslumbrándonos. En este sentido, sobre la genuina creación folclórica en la plástica y literaria, escribiría en el diario chileno El Mercurio, el colega Ignacio Valente:
El folclor al que se adscribe Violeta Parra es otro, más subterráneo y profundo, más ligado a las verdaderas raíces del pueblo, más auténtico y, por supuesto, más arraigado a ese fenómeno cultural maravilloso que es la poesía popular, simple, ingeniosa, mágica, heredera de tradiciones antiquísimas que se remontan, según algunos, nada menos que a la poesía de los trovadores provenzales de hace tantos siglos.
Asimismo, del propio 1971, evoco aquella tarde en el Teatro «Amadeo Roldán» el primer recital de sus hijos en la Isla: Isabel y Ángel Parra, quienes desde años atras seguían los pasos de la madre.

Yo conocía, por compartir amistades comunes, desde fines de los ‘60s, al trovador y guitarrista Alberto Faya, quien presentaría esa tarde a los artistas chilenos, a quienes les obsequié mi extenso poema en cuartetas «La flor del bien», dedicado a «La Viola», tal la renombrara con cariño su hermano, el poeta Nicanor, a quien se le otorgaría pocos años atrás el importante Premio «Pablo Neruda».

DE LA ORALIDAD


El sonido del violín, tocado por su padre [quien era aficionado al instrumento] durante los primeros meses de nacida Violeta, debió influir en la musicalidad de la futura cantora. De hecho, no poco se corrobora su prodigioso talento en sus canciones. Entre ellas, por solo ejemplificar con dos: «Volver a los diecisiete», una de las más célebres, rememora su adolescencia, y «Gracias a la vida», cantada por diversos intérpretes hispanoamericanos, corrobora su capacidad poética y musical.

Al respecto, confesaría la propia Viola:
Creo que las canciones más lindas, las más maduras [perdónenme que les diga canciones más lindas habiéndolas hecho yo, pero qué quieren ustedes, soy huasa y digo las cosas sencillamente, como las siento], las canciones más enteras que he compuesto son: «Gracias a la vida», «Volver a los diecisiete» y «Run run se fue p’al norte».
Ambas las grabaría la artista en varios de sus discos, y en las tres piezas, pero sobre todo en las dos primeras, se percibe el inconfundible sonido del hondón y la savia latinoamericana en entrañable fusión con la mejor poesía en nuestra lengua: de Quevedo a Neruda, pasando por Fray Luis, Machado, Lorca, Vallejo y otros latinoamericanos [los subrayados son míos]:
Volver a los diecisiete
después de vivir un siglo
es como descifrar signos
sin ser sabio competente,
volver a ser de repente
tan fragil como un segundo,
volver a sentir profundo
como un nino frente a Dios,

eso es lo que siento yo
en este instante fecundo.
Al valerse de la oralidad [a cuyo cercano pariente cubano: el repentismo, alguna vez denominé «arte mágico del viento»], las de Violeta son décimas que dicen más, por su adopción de cenitales elementos, entre otros, la vox populi, la honda conceptualización y el finísimo lirismo, en tanto asumen a tal punto la entrañable esencia popular, en tanto sus versos dominan las puras expresiones de sus amados huasos, campesinos, gente de pueblo, tal se definiera la popular cantora.

De tal suerte, ya en las primeras piezas de su autobiografía lírica [que tal es el corpus de sus décimas], «La Viola» utiliza los chilenismos y modismos empleados por las capas más pobres, a las que asimismo destinara Neruda no pocas páginas de su ciclópeo «Canto General» [del que excluyo el poema dedicado al sangriento tirano Fidel Castro]. De ahí que, en su espinela inicial, Violeta ya corrobora lo que digo:
Pa’ cantar de improviso
se require buen talento,
memoria y entendimiento,
fuerza de gallo castizo.
Cual vendaval de granizos
han de florear los vocablos,
se ha de asombrar hast’el Diablo
con muchas razones bellas,
como en las conversaciones
entre San Pedro y San Pablo.
Y he aquí la primera virtud de sus estrofas: la humildad con que asume el verso sencillo y hondo esta «violeta terrestre», tal la renombrara en su poema a ella dedicado el propio Neruda. Por ello, resulta tan fidedigna su expresión, que no se quiere «fina» ni «culta», sino verdadera, genuina.

Acorde con ello, si bien no tuvo en cuenta la consonancia ni la concordancia de número —entre otros requerimientos de nuestra lengua, como de la rica estrofa—, las suyas poseen una ineludible autenticidad a toda prueba.

Leamos «Muda, triste y pensativa», en la que confiesa el influjo que ejercieran en su quehacer poético el ejemplo y los consejos de su hermano, al que presagiaría su futuro en la primera del conjunto: «De tal palo, tal astilla»: «…si ahora no tiene un templo / lo tendrá tarde o temprano».
Muda, triste y pensativa
ayer me dejó mi hermano
cuando me hablo de un fulano
famoso en poesía.
Fue grande sorpresa mía
cuando me dijo: Violeta,
ya que conocís la treta
de la vers’á popular,
princípiame a relatar
tus penurias «a lo puerta».
En «Pero pensándolo bien», también revela tal influencia, según se comprueba en los siguientes versos:
Pero pensándolo bien
y haciendo juicio a mi hermano,
tomé la pluma en la mano
y fui llenando el papel.
Luego vine a comprender
que la escritura da calma
a los tormentos del alma,
y en la mía que hay sobrantes,
hoy cantaré lo bastante
pa’ dar el grito de alarma.
Así, evidencia su genuina vocación de folclorista que, por sentir —que «es la mejor forma de comprender», para decirlo con el Premio Nacional de Literatura, poeta y cuentista cubano Félix Pita Rodríguez— e integrar el folclor de su pueblo [del que ella proviene], no se aparta del lenguaje popular.

En consecuencia, como tanto disfrutaba su amor al canto, no pudo dejar de expresar en «Yo denuncio a los radiales»:
Cantar es lindo deleite
mucho mejor con guitarra,
quien le hace el quite a la farra
se va como por aceite…
Violeta andaba y desandaba los montes y campos de su mundo austral, acompañándose de sus instrumentos folclóricos, con los que les hablaba y cantaba a «los pobres de la tierra» en su propia lengua sencilla y convincente, como las más hondas verdades; y ellos escuchaban y disfrutaban sus cantos y décimas, al tiempo que iba recogiendo la pureza de ese auténtico lenguaje, «impuro» para los señorones poetas, apoltronados en sus mansiones, los desdeñaran, pues no se interesaban en la rica expresión de esos queridos «labriegos», tal los llamara en sus versos, otro vasto poeta: el español universal Miguel Hernández, cuyos poemas, como los del actual Antonio Machado, musicara, magistralmente, el cantautor catalán Joan Manuel Serrat.

SUS DÉCIMAS


La summa de sus espinelas resulta una suerte de «autobiografía en versos chilenos», toda vez que en ellas «surge el lenguaje popular con la inteligencia docta, donde plasma sus impresiones y experiencias, triunfos y fracasos», tal subrayara Juan Andrés Piña en su artículo: «Violeta Parra, la flor y el fruto» —publicado en la revista chilena Hoy (1977)—; la sensible artista, asimismo, supera una íntima ansiedad y la desesperación de su angustiante existencia, para crear una síntesis original y viva.


Su hermano, Nicanor, al que amaba como al padre —que tal fue para ella, por sus consejos y afecto—, le escribiría en el excelente poema que le dedicara, pleno de ternura: «Defensa de Violeta Parra», muy bien la definiría al decirle: «… hablas la lengua de la tierra / Viola chilensis», aunque ya antes la había nombrado «Viola piadosa». Y poco después la nombra «Violeta de los Andes», para ya pedirle:
Cántame una canción inolvidable
Una canción que no termine nunca
Una canción no más
una canción
Es lo que pido.
El poema de Nicanor es una de las tres introducciones en verso con que se abren sus Décimas, en cuya redición cubana, incluiría un breve prólogo del folclorista e investigador Alberto Faya, quien escribe:
Violeta Parra es uno de los grandes mitos de las artes y pensamiento latinoamericano, entre otras razones, porque, en su ser más profundo compartió y comprendió el saber y la suerte de su pueblo: ese ancho camino que ella misma adornara con un arte que brotaba como las sencillas flores de los caminos.
Otros poemas se incluyen en esa edición, como la excelente «Elegía para cantar», de Neruda, y en ese texto, el gran autor de un poema que marcaría una intensa y extensa época en Hispanoamérica: «Veinte poemas de amor y una canción desesperada», la define tanto como su hermano, cuando escribe: «De cantar a lo humano y lo divino, / voluntariosa, hiciste tu silencio / sin otra enfermedad que la tristeza», para enseguida añadir:
En vino alegre, en pícara alegría,
en barro popular, en canto llano,
Santa Violeta, tú te convertiste,
en guitarra con hojas que relucen
al brillo de la luna,
en ciruela salvaje
transformada,
en pueblo verdadero,
en paloma del campo, en alcancía.
Por su parte, solo tres años antes de la muerte de Viola, en el París de 1964, escribía otro gran poeta de la tierra austral: Pablo de Rocka de esta suerte:
Saludo a Violeta, como a una cantora americana de todo lo chileno, chilenísimo y popular, entrañablemente popular, sudado y ensangrentado, y su gran enigma, y como una heroica mujer chilena.
Al margen de sus propios versos antes presentados, como los de otros poetas que atestiguan su valía, he aquí otra décima que evidencia no solo los rasgos apuntados en torno al rigor autobiográfico, sino además la fuerza con la que asumia la estrofa: con un conceptualismo, que nos recuerda a los clásicos, en especial, Francisco de Quevedo. Leamos la primera del conjunto «Mas van pasando los años»:
Mas van pasando los años,
las cosas son muy distintas:
lo que fue vino, hoy es tinta;
lo que fue piel, hoy es paño;
lo que fue cierto, hoy engaño;
todo es penuria y quebranto,
de las leyes de hoy me espanto;
lo paso muy confundida
y es grande torpeza mida
buscar alivio en mi canto.
En la cuarta décima de este haz, concluye con un verso digno de Fray Luis y otros clásicos. Dice Violeta: «…y el dolor que es el vivir».

La poeta se pregunta los misterios de la vida y se responde de esta suerte en la siguiente redondilla de su grupo «Acario, huaso chileno»:
Hay cosas en este mundo
tan faltas de explicación,
que causan meditación
o pensamientos profundos.
Ante los trabajos y los días que, tal Hesiodo, debió sufrir por la incomprensión de muchos, como de la insensibilidad de tantos, escribiria en la primera de sus «Décimas sueltas», para asombrarnos una vez más por el conceptualismo y el carácter de su verso «humano, demasiado humano», tal diría el filósofo:
No lloro yo por llorar
si no por hallar sosiego,
mi llorar es como un ruego
que nadie quiere escuchar,
del ver y considerer
la triste calamidá
que vive l’humanidá
en toda su longitú;
l’escasés de la virtu
es lo que me hace llorar.
Amante de la sencillez, con ese lenguaje primigenio de los pueblos niños, tan auténtico como la vida misma, en la última pieza de «Yo denuncio a los radiales», confiesa en un arrebato de confesionalismo y auto de fe:
Si escribo esta podesía
no es solo por darme gusto,
más bien por meterle un susto
al mal con alevosía;
quiero marcar la partí’a,
por eso prendo centella,
que me ayuden las estrellas
con su inmensa claridad
pa’ publicar la verdad
que and’ala sombra en la tierra
Como parte de ese saber vivir que revela haber aprendido y aprehendido a lo largo de su compleja vida llena de pobreza y penuria, ires y venires, incomprensiones y desamores, ya en la cuarta de las cinco piezas que integran su quevediano poema final [«Volví del profundo sueño», con la que concluye sus Décimas], escribe con el ímpetu que sí tuvo para luchar contra tantos, pero que le faltó para combatir la desidia, el desamor y el olvido, a pesar de esos dos últimos versos, que entrañan una fortaleza superior en esta amante de la existencia, finalmente negados por su infausto suicidio [¿Acaso es necesario recordar su hímnico, humanísimo y alentador poema coral «Gracias a la vida»?]:
De tres o cuatro empellones
y en menos de una semana
impávida, salva y sana
crucé noventa estaciones
la luz de mis ilusiones
me trajo sin saber cómo
volando cual un palomo
no quise andar en desvíos
mujer que tiene sentido
traquea con pies de plomo.

DE SU HOMENAJE A GABRIELA

Antes de concluir, quiero mencionar el homenaje que le brindara Violeta a la gran poetisa chilena y primer Premio Nobel Literario de Latinoamérica: Gabriela Mistral. Ese texto, integrado por cuatro décimas, constituye otra muestra de respeto de la universal cantora austral a la maestra, mujer y enorme hacedora de versos que, por su espartana sencillez, de algún modo se emparienta con la Viola. Leamos la primera del conjunto, en la que evidencia su admiración por la inolvidable autora de poemarios como «Desolación» y «Ternura»:

HOY DÍA SE LLORA EN CHILE 
A Gabriela Mistral 
«verso por despedida» «mochito»

Hoy día se llora en Chile
por una causa penosa
Dios ha llamado a la Diosa
a su mansion tan sublime,
de Sur a Norte se gime
se encienden todas las velas
para alumbrarle a Gabriela
la sombra que hoy es su mundo
con sentimiento profundo
yo le rezo en mi vihuela.
Aquí se corrobora otra vez el influjo popular, los tópicos musicales y literarios de su gente que tanto conocía Violeta por escucharlos desde la infancia.

Bien nos reafirma en su ya mencionado prólogo Alberto Falla sus humildes orígenes y su afán por el folclor: «Ella no entró en ese acervo siguiendo el común rastreo del erudito, sino que floreció desde aquel saber compartiendo el amor por personas que se le parecian tanto».

Cierto: de tal cultura terrenal y alada [que es la de su pueblo], se nutriría la sensible y áurea cantora, cuyas maduras parras le aportarian —con el vino y las uvas que tanto amara el otro Nobel chileno, Pablo Neruda—, su auténtico verso, bebido junto a sus queridos «huasos», en las genuinas fiestas populares, al son de la cueca, tocado por guitarras, charangos y bombos.







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Waldo González López (Las Tunas, Cuba, 1946) Poeta, ensayista crítico teatral y literario, periodista cultural. Graduado en la Escuela Nacional de Teatro (ENAT) y Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana). Autor de 20 poemarios, 6 libros de ensayo y crítica literaria, varias antologías de poesía y teatro. Desde su arribo a Miami (2011), ha sido ponente y jurado en eventos teatrales y literarios internacionales. Merecedor de 3er. Premio de Poesía en el X Concurso “Lincoln-Martí” 2012. Colaborador de las webs: teatroenmiami.com (Miami) y Encuentro de la Cultura Cubana (España), Boletín de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (New York), y los blogs OtroLunes (Alemania), Palabra Abierta (California), Gaspar. El Lugareño, y el diario digital El Correo de Cuba (ambos en Miami).

El Guayabero (Junio 4, 1911 - Marzo 27, 2007)

El palito de la alcancía
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Amarren el perro
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Marieta
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Mañana me voy pa Sibanicú
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Saturday, October 20, 2018

El Individualismo un Fenómeno Social (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


En la actualidad pueden observarse comportamientos que suelen mostrar algunas personas, como sentimientos egoístas y mezquinos.

Muchas veces me he preguntado si hemos perdido la tolerancia, el respeto, la generosidad, o es que el individualismo, la ambición, y el egocentrismo se han apoderado tanto de la sociedad a tal punto de deshumanizarla.

Pienso que estamos viviendo en una comunidad donde está prevaleciendo el consumismo, perdiéndose los valores y principios humanos, convirtiendo seres mecánicos y netamente existenciales e insatisfechos.

Esto ha producido que el individuo tienda a perder el camino verdadero, en cierta forma ha perdido el norte y se siente muchas veces desubicado en la realidad y en su presente. Este fenómeno ha producido que la población experimente una gran carga de ansiedad en un entorno hostil, competitivo de una sociedad en crisis.

Cada día la buena comunicación parece desaparecer y el “mal uso” de los aparatos inteligentes entre otras adicciones que existen en la actualidad, han dado origen en cierta forma para que no se aprecien los verdaderos valores del ser humano.

Día a día está desapareciendo toda comunicación afectiva, la calidez, solidaridad y respeto. Actualmente el mundo se ha vuelto tan competitivo que ha perdido los principios, la sensibilidad, la reciprocidad y lo que realmente tiene sentido en la convivencia humana.

Estamos entrando en una crisis social de dimensiones insospechables, que podría convertirse en un fenómeno social de gran magnitud.

No debemos consentir que violen el respeto a nuestra integridad, ni que se irrespeten nuestros derechos humanos y nuestra verdadera esencia.

Los seres humanos deberían ser más coherente con su comportamiento, demostrando más tolerancia, respeto y comprensión con los que conforman su verdadero entorno.

Considero que se debe dar importancia a todo lo bueno que tenemos para ofrecer en la vida, porque es la única manera que garantizaremos un futuro saludable y digno.



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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.
Autora del libro "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección
Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
Administra:
Facebook.com: Orlanda Torres
Instagram: orlanda.torres.3

Dios aprieta, pero no ahoga (por Víctor Mozo)

Un grupo de católicos camagüeyanos
peregrinan al Cobre, por los 50 años 
de la Virgen de la Caridad como Patrona de Cuba. 
Mayo 1966. Foto cortesía de María Obregón
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Si bien la frase de Llaguno mientras no te manden a pelar al rape todo está bien daba que pensar, mi vida continuaba sin preocupación, o sí, me preocupaba lo del pelado, pero por lo mal que me vería. Cuando se tienen dieciséis años se impone casi como dogma estar bien peinado y presumir. Vanitas vanitatum et omnia vanitas, me digo ahora sonriéndole al pasado.

En general el mes de mayo de 1966 se había presentado bien, hasta un viaje había hecho a Santiago de Cuba y al Cobre con los amigos de la iglesia para la celebración del cincuentenario de la Patrona de Cuba.
Virgencita del Cobre
flor de la sierra
que con amor el cielo
trajo a la tierra, trajo a la tierra.
Flor peregrina
de aromas y colores
sin una espina… 
tarareo aun 52 años más tarde.

Fueron días muy alegres, lejos de imaginarme que un mes más tarde, con un escenario completamente diferente, mi vida cambiaría y conmigo la de mucha gente.

Un par de semanas después de mi regreso de Santiago recibía dos citaciones más, una para ir a marchar al domingo siguiente y otra para presentarme de nuevo en el comité militar. De repente, mi madre que nunca tocaba el tema, me dijo preocupada: ojalá no te lleven. Yo sabía que mis padres tenían ese presentimiento. Era el más pequeño de los cuatro hijos, mis hermanos eran mayores que yo, dos estaban fuera de Cuba y el que quedaba, ya casado y con hijos, no vivía en casa. No mamá, ya verás que no, le dije para tranquilizarla. Hasta que no me manden a pelar no hay problema, añadí. Que Dios te oiga, dijo algo resignada retornando a sus quehaceres.

La cita para ir a marchar fue más de lo mismo, siempre los mismos sargentos milicianos, siempre las mismas arengas revolucionarias, sin faltar las palabrotas atacando todo lo que fuera religión y que hacían el goce de los que nos sometían en ese momento.

La otra cita, sin saberlo entonces, sería la penúltima antes de que me llevaran. Fue en el mismo lugar que las anteriores con la salvedad de que el que me hizo las preguntas ya acostumbradas era un “sargento” de apellido Aguilera, si mi memoria no me traiciona. Era un tipo flaco, cincuentón, pelo algo canoso y bigote fino también algo canoso. Me dio la impresión de que era alguien con más responsabilidad por la manera en que sus subalternos se dirigían a él.

Me dije que la entrevista sería a la que ya estaba acostumbrado pero esta vez las preguntas concernientes a la religión se hicieron más incisivas. ¿Y qué comedera de mierda es esa de estudiar para cura? Vaya, que esa no me la esperaba. Como no dije nada, insistió diciendo casi a gritos para que todos lo oyeran: ¡Mira que hay cosas mejores que hacer en la vida, coño! Lo único que se me ocurrió decir de la manera más inocente posible fue: Ya no estudio para cura, salí del seminario.
- Pero sigues yendo a la iglesia, ¿no?
- Sí.
- ¿Y sigues creyendo en Dios?
- Sí.
- Pues vas por mal camino.
- Tienes dos hermanos que viven fuera del país, ¿verdad?
- Sí.
- ¿Tienes contacto con ellos?
- Sí.
- ¿Qué tipo de contacto?
- Pues… de familia.
Aquellas preguntas se asemejaban más a un interrogatorio que a una simple citación, como si él no supiera de antemano la respuesta. Tu mamá es de mucho ir a la iglesia, tu papá menos, recuerdo que me había dicho. Se sabía nuestra vida familiar de punta a cabo. Tu hermano que te queda aquí va por buen camino porque ya no va tanto, ya tú entrarás por el aro también. Quizás la cita no duró media hora, para mí fue eternidad inundada de miedo.

Al salir de su oficina, casi tropiezo con el próximo citado. Nunca lo había visto pero sereno y con voz pausada me dijo: Dios aprieta, pero no ahoga y entró donde el “sargento” Aguilera lo esperaba. Era alguien mucho mayor que yo, el doble de mi edad. Me dio qué pensar y no fue precisamente nada bueno. El cerco se iba cerrando y tenía nombre: UMAP.




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Texte en français DIEUX ÉTREINT MAIS N'ÉTOUFFE PAS


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Ver textos anteriores de Víctor Mozo, en el blog

Katharine McPhee


Friday, October 19, 2018

Mi ciudad (un poema de Thelma Delgado)

Nota: Cada viernes un poema de Thelma Delgado. Esta semana Thelma rinde homenaje a la Ciudad y Puerto Progreso de Castro, Yucatán, México. 

Puedes leer sus textos en el blog, en este enlace.

Ciudad y Puerto Progreso de Castro
Yucatán, México.
Fotos/Thelma Delgado
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Mi ciudad


Mi ciudad es palmera que se deja seducir
por la brisa Del Mar

Es romance entre la barca y la gaviota

Es olor a flor de mariposas en noches de verano

Es el primer beso en la adolescencia

Mi ciudad huele a lirios blancos que abriendo
uno a uno sus pétalos despiden el atardecer
en el jardín de mi niñez

Es fiesta de olores, colores y sabores
En el mercado el Día de muertos

Mi ciudad es música de piano y zapatillas de bailarina
Con olor a brea

Es frazada que cobija a mi niña interior 

Es misa de domingo en la capilla de Guadalupe

Mi ciudad, ah! Mi ciudad es la madre

que abriendo sus brazos

Me dice: Bienvenida nena, bienvenida a casa!



___________
Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Polvo y huesos (un documental sobre Camagüey)



POLVO Y HUESOS/ 2014/ Color/ Documental
Dirección y producción: Dashiell de la Guardia
Montaje y edición: Yoghenrry Bourricaudy
Fotografía y cámara: Norlys Guerrero
Diseño de banda sonora y sonido directo: Rudyard Ramos
Edición de banda sonora: Rudyard Ramos y Yoghenrry Bourricaudy
Música: Eduardo Campos
Asistente de producción: Dayana Blázquez
Producción ejecutiva: R. P. Labrada.

Thursday, October 18, 2018

Francisco: Sería hermoso que cada uno de nosotros dijese: “Nunca insultaré a nadie”.


Sería hermoso que esta enseñanza de Jesús entrase en la mente y en el corazón, y que cada uno de nosotros dijese: “Nunca insultaré a nadie”. Sería un buen propósito porque Jesús dice: “Mira, si desprecias, si insultas, si odias, eso es homicidio”.

Ningún código humano equipara actos tan diferentes asignándoles el mismo grado de juicio. Y de manera coherente, Jesús nos invita incluso a interrumpir la ofrenda del sacrificio en el templo si recordamos que un hermano está ofendido contra nosotros, para ir a buscarlo y reconciliarnos con él. También nosotros, cuando vamos a misa, tendríamos que tener esta actitud de reconciliación con las personas con las que hemos tenido problemas. (Leer texto completo en ACI Prensa)

Wednesday, October 17, 2018

"Pasajeros”... un viaje sin destino (por Wilfredo A. Ramos)


Siempre que se anuncia la puesta en escena de la conocida obra del dramaturgo norteamericano Tennessee Williams, “Un tranvía llamado Deseo” (“A Streetcar Named Desire”), curiosidad y espectativas embargan a teatristas, críticos y públicos por igual. Recordemos que esta obra, por la cual su autor obtuvo un Premio Pulitzer en 1948, ha sido considerada como la obra de teatro más importante del siglo XX por la Asociación Estadounidense de Críticos de Teatro.

Williams escribió “Un tranvía...., en 1947 y no fue hasta que se estableció a vivir en la ciudad de Nueva Orleans, que le dió su título original, a partir del nombre de uno de esos medios de transporte que corrían por las calles de la ciudad. El propio año que obtiene el codiciado premio la obra, ésta ve su estreno en el escenario del newyorkino Teatro Shubert, bajo la dirección de Elia Kazan, con las actuaciones en los roles de Blanche DuBois y Stanley Kowaslski, de unos poco conocidos Jessica Tandy y Marlon Brandon, aunque no fueran ellos los primeros actores deseados para tal puesta, sino Margaret Sullivan y John Garfield. En este mismo 1948 sube en escena en París, Atenas, Ciudad de México y Cuba, teniendo en los siguientes años puestas en Londres, Madrid, Buenos Aires y Chile. Aquí en Miami tuvo su estreno en el Coconut Grove Playhouse, en donde no fue muy bien recibida por el público, teniendo que ser bajada de cartelera después de tan solo dieciséis representaciones.

Nos gustaría hacer una parada y dar alguna información sobre el “viaje” de este tranvía por los escenarios cubanos. Como ya dijimos, el propio año, a solo siete meses de su estreno mundial en New York, se vió su estreno habanero, de la mano del destacado director Modesto Centeno, con el Patronato del Teatro. La obra subió a las tablas del Teatro Auditorium, contando con escenografía de Luis Márquez, diseño de luces de Armando Soler y dirección musical de Raul Suárez. En cuanto a las actuaciones, estas corrieron a cargo de Marisabel Sáenz (Blanche), Violeta Casal (Stella), Sergio Doré (Stanley), Eduardo Egea (Harold), Ricardo Lima (Steve) y Carmen Varela (Eunice). Tenemos que destacar que al estreno asistió como invitado el propio Marlon Brandon, quien todavía no había realizado el filme ni había alcanzado aún la popularidad que este le ofreció. La obra fue todo un acontecimiento habanero de la época.

"Un Tranvía...." Liliam LLerena y Adela Escartín 
(Fotos cortesía de Lili y Mauricio Rentería)
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Otra de las puestas en escenas cubanas de esta obra, tuvo lugar durante la década del cincuenta por el propio Centeno, en la Sala Talía, con María Brenes (Blanche), Fela Jar (Stella) y Jorge Félix (Stanley), luego sustituido por Carlos Orihuela, en algunos de los roles protagónicos. En 1965 es llevada a la televisión por Roberto Garriga, con las actuaciones de Raquel Revuelta (Blanche) y Enrique Almirante (Stanley) y en ese mismo año, vuelve Modesto Centeno a llevarla a escena con el Conjunto Dramático Nacional, en esta oportunidad contando con las actuacciones de Adela Escartín, (Blanche), Eduardo Moure (Stanley) y Lilliam Llerena (Stella). No es hasta la década de los ochenta, que vuelve a subir a las tablas habaneras esta obra y es de la mano de Carlos Díaz Alfonso, quien la repondrá dentro de su famosa triología de teatro norteamericano en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional, teniendo en los roles de Blanche DuBois y Stanley Kowalsky a Mónica Gufantti y Roberto Perdomo respectivamente.

Aquí, en la ciudad de Miami, las más recientes puestas de la obra han sido la de Teatro Avante en 1987, bajo la dirección de Mario Ernesto Sánchez, que contó con las actuaciones del propio Mario Ernesto (Stanley), Teresa María Rojas (Blanche), Alina Interian (Stella) y Julio O’Farrill, (Harold), además de la versión de Ingenio Teatro con dramaturgia de Raquel Carrión y dirigida por Lilliam Vega, en el 2013, que tuvo a Diana Quijano, Gabriel Porras, Rosalinda Rodríguez y Jorge Alvarez, en la piel de DuBois, Kowalski, Stella y Harold y otra versión cubanizada, realizada por Rolando Moreno en el desaparecido Teatro en Miami Studio.

Como hemos podido ver, “Un tranvía llamado Deseo”, se ha convertido en una obra icónica en los escenarios mundiales, por ello ha llegado hasta la danza, cuando en el año 1953 fue llevada al ballet en Montreal, Canadá, y a la ópera en la temporada 1998-1999, cuando la Opera de San Francisco la subió a escena con la gran soprano Renee Fleming, en el rol de Blanche DuBois; pero no es sino con el estreno fílmico en 1951, bajo la dirección del propio Elia Kazan, quien la estrenara en las tablas, que la obra alcanza real dimensión internacional, en donde un Marlon Brandon, de nuevo en la piel de Stanley Kowalski, alcanza fama internacional, haciendo que un personaje negativo se convirtiera en todo un hito, lo que creó muchas controversias. A Brandon, lo acompañaron en el reparto del filme Vivian Leigh (Blanche), Kim Hunter (Stella), y Karl Malden (Mitch). El filme obtuvo varios premios Oscar, pero ninguno fue a parar a manos del excelente Marlon Brandon.


Todo el anterior recorrido sobre el camino que ha venido viviendo esta obra dramática, nos lleva a preguntarnos qué motivó al joven director teatral cubano Erom Jimmy Cuesta a volver sobre esta tan representada obra. ¿Qué nueva visión sobre dicho texto aporta el director?  ¿Qué nueva lectura le da al mismo? Las respuestas a estas preguntas están muy claras cuando nos enfrentamos a la puesta en escena de “Pasajeros”, título dado a la versión realizada por Cuesta y que ya lleva cuatro semanas en cartelera en el diminuto espacio del Black & White Box Performing Arts, espacio cultural alternativo de la Pequeña Habana, el cual es llevado por la también actriz Reina Ivis Canosa.

Erom Jimmy Cuesta es graduado del Instituto Superior de Arte de Cuba en la especialidad de Dirección, con un Diplomado en la misma especialidad del Centro de Estudios Escénicos de Andalucía, en España. Su trayectoria europea lo llevó a pasar seminarios en el Odín Teatro, que dirige Eugenio Barba, en la ciudad de Aolborg, en Dinamarca, así como a festivales y presentaciones en Portugal, Holanda y la propia España con su entonces compañía Teatro por las nubes. Desde hace algunos años radica en nuestra ciudad de Miami, en donde ha llevado a escena “La fierecilla Domada”, de William Shakespeare y “Las Criadas” de Jean Genet, en versiones muy particulares, producto de su marcado interés por la reelectura de los textos dramáticos ya establecidos.


Para este montaje, al cual podemos considerar minimalista en su concepción, el director a llamado a escena a cuatro actores, quienes se meten en la piel de los cuatro personajes protagónicos: los cubanos Lili y Mauricio Rentería, hermanos, quienes son integrantes de una familia dedicada a la escena, muy conocida y respetada en su país de origen; Lida Morales, joven actriz también de la isla caribeña, y el bien conocido de la escena local actor nicaraguense, Christian Ocón.


Como ya hice referencia, la puesta se mueve en un mínimo espacio de teatro arena, el cual obliga a que la obra tenga una lectura visual desde cualquiera de las cuatro posiciones desde donde se encuentran los espectadores. Lo anterior lleva a que el ambiente escénico se desenvuelva en un medio en donde el ahorro de recursos forme parte del lenguaje teatral y donde la utilización de los mismos sea realizada de manera precisa, otorgándole a cada objeto un “plurivalor”, lo cual nos permite efectuar una lectura diferente de los mismos en el trascurso de la trama. Aquí, nos vemos precisados a afirmar que la utilización de las maletas, como elemento del trabajo actoral, a la vez que escenográfico, las convierten sin duda alguna en el quinto personaje de este montaje. El director le impone un determinismo a este elemento, que va a marcar el sentido de su visión dramatúrgica (Pasajeros-maletas). La utilización inteligente y diverso de este objeto permite el que la acción transcurra y fluya sin que se vea entorpecida ante tanta austeridad. Los actores casi convierten a dichas maleta en un apéndice más de sus cuerpos, por lo que el reiterado movimiento de las mismas resulta orgánico e imprescindible para que la trama se mueva hacia adelante. Con todo este ambiente, el director más allá de contarnos la historia original, trata de hacernos llegar a otra lectura, la de la frustración por un dejar atrás un mundo y tener que enfrentar otro desconocido, el de ser siempre pasajeros en un eterno viaje de la vida y su avatares.

Algo que afecta en cierta medida a esta puesta es el pobre diseño de luces debido a la escasa cantidad de equipos que puedan ser efectivos en ese espacio escénico, que como mencionamos antes, por sus dimensiones requiere de una técnica que se apropie a las condiciones del mismo, no obstante, el director asume la dificultad realizando un trabajo en donde el juego con las sombras y sus contrastes con la luz, la creación por momentos de ambientes brutalmente oscuros y tenebrosos, la obtención de perfiles como si de un montaje fotográfico se tratara, ayudan a la puesta a mostrarnos ese ambiente de encierro, de frustración, de dolor, de miedo, que el director nos quiere ofrecer. El sonido, mínimo, preciso, ayuda a completar el ambiente de desasosiego que envuelve la obra.


En cuanto al trabajo actoral, tenemos que decir que se desenvuelve en un muy parejo nivel de ejecución, teniendo en cuenta el historial de cada uno de ellos sobre los escenarios. Lida Morales es una actriz con una corta carrera aún, graduada del Instituto Superior de Arte de Cuba, trabajó en la isla bajo la dirección de Carlos Díaz, Antonia Fernández y Carlos Celdrán y aquí en Miami es apenas su tercera aparición sobre las tablas. Lida encarna a Stella, la hermana que ha dejado atrás la vida familiar venida a menos y se ha unido sentimentalmente a un hombre que en nada representa los valores en los que fue criada, ella vive en carne propia la diferencia de estatus social, enfrentados en un mundo que clama por transformarse. Su personaje representa la adaptación, la asimilación, la cobardía, pero también la sensualidad y la pasión y la actriz asume todas estas condiciones perfectamente, pasando de un estado al otro con solo un gesto, una mirada, su personaje es asumido con honestidad, naturalidad, ofreciendo un registro marcado de emociones, que acompaña con apropiada gestualidad y una magnífica proyección de voz, cargada de matices. Su personaje se mueve entre el miedo y la ternura, pasando por momentos de pretendida agresividad, bien dibujados, lo que hace que el desempeño de esta actriz sea un plato fuerte en esta puesta.


Christian Ocón, es el encargado de asumir el difícil y controversial papel de Stanly Kowalski, personaje por el cual la obra sufrió el rechazo social en sus primeros momentos, ya que de éste emanaba no solamente la violencia, sino el maltrato hacia la mujer y sobre todo representaba a esa clase proletaria que se oponía a los valores tradicionalistas de un Sur marcado por la poderosa, pero ya decadente, clase latifundista. Ocón es un actor que comenzó su andar sobre las tablas en su Nicaragua natal y más tarde en Costa Rica. Una vez en Miami, se acoje al magisterio de Teresa María Rojas, en Prometeo y de Sandra y Ernesto García, en Teatro en Miami Studio, teniendo su primer desempeño sobre la escena de la mano del director español Marc Cellas, en el Centro Cultural Español, trabajando después con varios otros directores del mundo teatral miamense como Juan Roca, Alberto Sarraín Ernesto García y Rolando Moreno. Este actor enfrenta posiblemente con este trabajo, el mayor reto de su carrera, ya que a nuestro entender, aquí requiere buscar mecanismos de interpretación algo fuera de la tesitura de los acostumbrados trabajos en su anterior quehacer. Su Kowalski, humanamente real, consciente de su rol catártico dentro de la trama, resulta por momentos violento en exceso, haciendo que tal derroche de vitalidad nos lo aleje un poco al mismo tiempo del hombre de carácter rudo, pero parco, el cual disfruta ejerciendo el poder del macho también con el sarcasmo vulgar y la burla. Por momentos parece mas un chico majadero y caprichoso. Un poco de contención, matizaría su ejercicio actoral. De igual forma considero que el actor necesita de un mejor control de su respiración, lo que lo llevaría a su vez a un dominio más acertado en la proyección de las emociones. No obstante lo apuntado, considero que este Stanley será, un personaje recordado en nuestros escenarios por su fuerza dramática, su carga emotiva y su descarnada crudeza.


En cuanto a Mauricio y Lili Rentería, provenientes de una familia, en donde su madre, Lilian Llerena y su padre, Pedro Rentería, fueron actores que marcaron un espacio dentro del talento artístico cubano de su época, son dos actores con una ya extensa y exitosa carrera en teatro, cine y televisión. Ambos son graduados de la Escuela Nacional de Arte en la especialidad de actuación y trabajaron bajo la dirección de José González y José Antonio Rodríguez, en el caso de Mauricio, mientras que Lili lo hizo también bajo las órdenes del propio Gonzáles y de Roberto Blanco, todos importantes directores de la escena cubana. Más tarde ambos parten rumbo a Venezuela en donde trabajan principalmente para la televisión, aunque haciendo algo para las tablas en alguna que otra ocasión. En el caso de Mauricio, continúa su carrera en España, hasta que vuelven a reencontrarse en esta ciudad de Miami. Verlos a ambos compartiendo escenario nuevamente, nos remitió a los inicios de sus carreras formando parte del grupo teatral Pinos Nuevos, en donde como parte de su graduación trabajaron juntos en la obra “El compás de madera”, del dramaturgo cubano Francisco Fonseca, por lo que nos hizo abrir el libro de los recuerdos y nostalgias. Quiero destacar que las escenas en donde trabajan solos en el escenario ambos hermanos-actores nos brindan una cierta magia, dada seguramente, por la verdadera compenetración y complicidad de ambos.

Mauricio va al encuentro de Harold Mitchell o Mitch de una manera muy poco conservadora, su enfrentamiento con el personaje pudiera resultarnos algo sorprendente y hasta desconcertante. El actor nos muestra a un hombre amable, sensible, con una carga emocional llena de sutiles matices que van desde la ingenuidad hasta el dolor, pero entregándonoslo todo mediante una envoltura de humor, inexistente en el personaje original. Mauricio hace gala de cierto grado de improvisación, ligero, pero marcado, que nos deja ver a otro Mitch, más humano, más cercano a nosotros y algo alejado de ese ambiente “cuasi” siniestro en que se mueve la obra. Aquí vale una recomendación, cuidado con ambos factores, el del humor y la improvisación, ya que en demasía, si no se tiene control sobre ellos, puede llevar al personaje y por ende a la obra al abismo. La madurez alcanzada por este actor en cada una de sus entregas ha sido un hecho que se agradece y se valora altamente, teniendo en cuenta el poco andar por los escenarios a que obligan los avatares cotidianos. No quisiera dejar de señalar un aspecto que para algunos nos resultó interesante en el transcurso del trabajo de este actor, y es que por momentos la presencia de su padre se hace sentir fuertemente en la escena, son momentos sorprendentes, que se agradecen pero impresionan.


Para Lili Rentería, encarnar el tan deseado personaje de Blanche DuBois ha sido un reto del cual sale totalmente victoriosa, su Blanche entra y sale constantemente del personaje original casi sin darnos cuenta, algo que se logra con un cambio en la entonación de la voz, con un gesto, a través de una acción, haciendo que dicho personaje tenga matices más cercanos a nosotros, a nuestro aquí y ahora, alejándola un poco de ese otro tiempo y espacio en que el autor concibió dicho texto. La Rentería no está interesada en construir un personaje totalmente enajenado del mundo circundante, por el contrario, ella lo lleva por el difícil camino de la ambiguedad. Su personaje no esta diseñado de una sola pieza como en el original, sino que lo ha ido construyendo por partes y con partes diferentes de una conducta humana sometida a la frustración, pero también a la realidad que envuelve a la vida, su Blanche es rica en matices, pero es ante todo real y humana, repetimos. Tal vez, sin darse cuenta o tal vez teniéndolo en mente, este trabajo ha tenido presente no solamente la historia contada por Williams, sino también el dolor de cualquier ser humano que se ha visto en la necesidad de dejar atrás su mundo y enfrentar un destino incierto y diferente. Esta Blanche, es ausencia, pero a la vez recuerda que todos hemos tenido un pasado nuestro que hemos tenido que abandonar y que tal vez con ese abandono se nos ha ido un poco de nuestro yo más íntimo. Por ese camino ha sido el andar de esta actriz en la construcción de su personaje. La Rentería nos ofrece un personaje que sin dejar de mostrar su debilidad, también muestra una gran fuerza interior, si por momentos se nos muestra delicada, en otros se ve como fiera enjaulada, este hacer la humaniza. Finalmente podemos agregar que ver a esta actriz en un trabajo con una concepción tan abierta de lo que consideramos una puesta en escena, en donde la acción se convierte en casi un constante juego, llevando el movimiento escénico el peso de esa acción, tan alejado del tipo de trabajo en que antes la hemos visto, sin duda es una buena muestra de que nunca es tarde para el cambio, la experimentación, el riesgo.


Por último, solo nos queda destacar el interesante y bien adecuado trabajo de adaptación de la obra original, que contó con la asesoría dramatúrgica del también director, actor y escritor teatral cubano radicado en España, Raul Alfonso, que en manos del talentoso Erom Jimmy Cuesta se convirtió en este viaje hacia ningún destino de estos cuatro atormentados personajes y junto a ellos, de nosotros los espectadores, que abordamos este tranvía en un viaje inesperado hacia un incierto paradero. Llegaremos...?


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Ver textos anteriores de Wilfredo A. Ramos, en el blog


Hemingway en Venecia: San Marcos, palomas y algo más… (por Carlos A. Peon-Casas)


La foto que ilustra esta crónica data de aquel fatídico y a la vez exitoso 1954. El sujeto es obviamente Hemingway, el setting, la Plaza de San Marcos en su adorada Venecia, el sitio que el mismo calificaba como suyo propio.

En la instantánea de un Papa entre mansas palomas, que incluso se le posan confiadas en su corpulenta anatomía, no se intuyen empero, las muy recientes y traumáticas lesiones de su doble accidente aéreo de principios de aquel año, en Uganda.

Hemingway pasa aquella temporada curándose ciertamente en salud, la del cuerpo, pero igualmente la del alma…Desde finales de marzo es huésped del famoso Palazo Gritti, su hotel preferido en la ciudad de los canales.

El reporte médico no era halagüeño. Presentaba lesiones de ruptura en su riñón derecho, y aplastamiento de dos vertebras lumbares. Baker insiste empero, en que a pesar de su precaria condición, “durante aquel mes de Abril que fue frio y seco, el mantuvo una apariencia de buen humor bajo el palio de preocupación y dolor”(2).

Ese es quizá el espíritu de la foto que acompaña nuestro texto. Elegantemente vestido, con la Plaza de San Marcos de escenario, y palomas revoloteándole, Papa se sobrepone a sus achaques como bien cuadra a un eterno luchador, como acaso siempre quiso ser recordado.

Contrario a lo que en su minuto dijera a Adriana Ivancich, en medio de sus requiebros con la jovencita condesa de sólo veinticuatro años de edad, hábilmente retratada en Across the River and into the Trees, su estilo veneciano no era ciertamente el del afamado Henry James, a quien Hemingway recordaba, “mirando el paisaje con taciturna apariencia, mientras fumaba su tabaco y pensaba”(3).




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  1. En Octubre de aquel mismo año era galardonado con el Premio Nobel de Literatura.
  2. Ernest Hemingway. A Life Story. Carlos Baker. Charles Scribners Sons. NY, 1969. p.523
  3. Ibid.

Cuba nostalgia (por Omar Santana)


"Forever Celia" exhibit at the American Museum of the Cuban Diaspora


October 20th, 2018 to to March 31st, 2019

Dance through the decades to the sound of Celia Cruz’s inimitable voice, one immortal album at a time. Opening October 20th, 2018 at Miami’s new American Museum of the Cuban Diaspora, the exhibit offers visitors a comprehensive look into the life of the uncontested Queen of Salsa, Celia Cruz, in the context of her journey as a Cuban exile, fashion trailblazer, and music icon. On exhibit through March 31st, 2019, the show features items from Celia’s trademark extravagant wardrobe, and never-before-seen artifacts culled from her personal collection. It offers the public unprecedented insight into both the private life and public persona of the woman who will remain in our hearts.

Tuesday to Saturday – 10 AM to 6 PM
Sundays – 12 PM to 4 PM

Viernes Culturales
(last Friday of the month)
10 AM to 9 PM

Admission
Regular: $12
Students and Senior Citizens: $8
Children under 12: FREE

1200 Coral Way Miami, FL 33145
(305) 529-5400
info@thecuban.org

Street parking available. The Cuban is located near the Vizcaya Metro Station and is easily accessed by public bus and City of Miami trolley.

Tuesday, October 16, 2018

Alguna vez (un poema de Nuvia Estévez)

Nota: Cada martes un poema de Nuvia Estévez. Puedes leer sus textos en el blog, en este enlace.



Alguna vez


                  andaremos por el pavimento
enseñando al mundo nuestras ropas de carne
derramando el vino extinguido
en el fondo de los hombres
Alguna vez nos ahogaremos con el trozo de pan
sin vender por pedazos la caricia
seremos las náyades azules silbando a Bola de Nieve
conocedoras de la pureza extraña de la infidelidad
Expertas de sexo hermoso
como recién nacido pájaro de malagüero
Hechiceras
elegidas de Dios.






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Nuvia Estévez nació en Puerto Padre, Cuba, 1971. Ha publicado, entre otros, los poemarios “Últimas piedras contra María Magdalena”, “Penancolía”, “Maniquí desnudo entre Escombros”, “Misterio de Clepsidras” y “Las muñecas, las putas, las estatuas”. Su obra aparece en varias antologías y en estudios sobre poesía cubana. Actualmente reside en el Sur de La Florida.
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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