Sunday, May 19, 2019

Pascual Rey Calatrava, artesano material en la historia legendaria (por Joaquín Estrada-Montalván)

Foto cortesía de Juan C. Agüero
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Pascual Rey Calatrava, militar español, guerrero mambí... es artesano material en la historia legendaria. Esa historia que se enriquece en el tiempo y se convierte en leyenda, trocando en magnífico lo cotidiano. Pascual Rey de Calatrava era parte de la tropa española que participó en el combate conocido como Dos Ríos, en el que falleció José Martí.


Luego del primer entierro de José Martí (en una fosa común en el cementerio de Remanganagua  -cercano al lugar del combate-) y exhumación, fue Rey Calatrava (por sus conocimientos de carpintería) el encargado de construir el primer ataúd donde descansaron los restos del Apóstol.

Durante su estancia en Cuba, Rey Calatrava, se pasó a las filas mambisas. Luego de la guerra, se asentó y echó raíces en la llanura camagüeyana. De sus tiempos agramontinos se le atribuye la construcción del monumento original, anterior al actual, dedicado a Dolores Rondón, en el cementerio de la ciudad de las Iglesias y los tinajones.


Monumento actual, construido en 1933,
 dedicado a  Dolores Rondón en el Cementerio de Camagüey

Aquí Dolores Rondón
finalizó su carrera
ven mortal y considera
las grandezas cuáles son:
el orgullo y presunción,
la opulencia y el poder,
todo llega a fenecer
pues solo se inmortaliza
el mal que se economiza
y el bien que se puede hacer. 
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Supe de Pascual Rey Calatrava por uno de sus bisnietos, mi amigo Juan C. Agüero, uno de los que juntan aventura y vida diaria. Con Juan C. Agüero y el grupo de exploración Jurakan de la Universidad de Oriente (segunda mitad de los 80s) hice la ruta de Martí de Playita de Cajobabo a Dos Ríos (por etapas, guiándonos por el Diario de Martí), visitamos el cementerio de Remanganuas donde se recuerda el primer entierro de Martí y donde inició su "historia" cubana Pascual Rey Calatrava

Félix Luis Viera conversa con Osvaldo Navarro, de literatura y Martí

Nota: Cuando le comenté a Félix Luis Viera sobre un texto de Osvaldo Navarro que forma parte de su libro inédito Las paces con Martí, publicado originalmente en este blog en el año 2010, por cortesía de Elena Tamargo, me amplió que él había leído el manuscrito original del ensayo y enviado una carta a Navarro con sus comentarios. Le pedí compartir su misiva fraterno literaria, acá una página más para la historia de la literatura cubana.


Eduardo Franco, Osvaldo Navarro y Félix Luís Viera
(Foto hecha por Elena Tamargo.Aparece en el blog por cortesía de Félix Luis Viera)  
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En el ya lejano verano de 2007, el desaparecido poeta, narrador y ensayista cubano Osvaldo Navarro (Santo Domingo, Villa Clara, 1946—Ciudad de México, 2008) me hizo llegar el manuscrito de un muy valioso ensayo de su autoría, Las paces con Martí, cuando yo vivía allí, en la calle Rosa Oro de la colonia Molino de Rosas, en la capital mexicana.

¿Cómo imaginar entonces que, solo un año después, de la dirección antes dicha saldría yo, en una noche sumamente fría, hacia la funeraria donde velaban al poeta en la colonia Tlatelolco?

De izquierda a derecha: Miguel Cossio, Odette Alonso, Carlos Olivares Baró, Iván Portela, Félix Luis Viera y el periodista mexicano Joel Ortega Juárez. (Esta foto aparece en el blog por cortesía de Félix Luis Viera)
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En un homenaje que se le dedicara a Navarro en el centro cultural Casa Lamm, de México, en el otoño de 2009 y en el cual tuve el honor de decir unas palabras en memoria del poeta, expresé:
Tuve el privilegio de leer en manuscrito su ensayo Las paces con Martí. En esta obra que esperamos ver publicada dentro de no mucho tiempo, Osvaldo Navarro sigue dos directrices fundamentales: desmitificar al Martí santurrón que a lo largo de los años no pocos estudiosos se encargaron de crear, así como `expropiar`´ de las arcas de la dictadura cubana al Apóstol, convertido por la propaganda castrista en ´el autor intelectual´ de uno de los regímenes dictatoriales más penosos de la historia. En esta segunda línea argumental me detuve varias veces en la lectura y, según mi punto de vista, ni una de las réplicas del autor carece del sustento necesario, además de que sus exposiciones clarifican de manera rotunda muchas de las expresiones martianas que han tergiversado los `ideólogos´ de la revolución de Fidel Castro.
A continuación, la carta electrónica que le envié a Navarro con mi parecer acerca del borrador de Las paces con Martí.
México, DF, 26 de julio de 2007


Osva:

No creo ser de las personas que más hayan leído a Martí ni tampoco podría contarme, tal vez, entre quienes más han leído sobre él. Sin embargo, sí creo que conozco la básico sobre el tema como para dar una opinión acerca de tu ensayo. Si esta opinión pudiera encerrarse en una sola palabra, sería: excelente.

Creo que has agotado si no todas, casi todas las perspectivas desde las que se puede juzgar, analizar, dictaminar sobre Martí. Has ahondado con meridiana exactitud en los nutrientes del pensamiento martiano (rasgo no muy común en nuestros estudiosos del tema). Algo que demuestras muy bien es que José Martí bebió en muchas fuentes, pero su pensamiento no era ecléctico en el sentido que suele dársele a este término, sino que, aun tomando de un lado y de otro, el Maestro llega a crear su propio cosmos, aplicable a una doctrina bien estructurada. Esto, tanto como tus exposiciones y argumentaciones, sólidas, acerca del Martí masón, son, entre otros aspectos, de lo más novedoso de tu libro.

Determinas una “filosofía martiana” y lo sustentas (que de eso se trata un ensayo), e igual desbrozas muy bien, pero muy bien en mi humilde opinión, los conceptos de “revolución social” y “revolución independentista” en las tesis martianas; y especialmente, el concepto de “revolución” que se infiere, y que tú haces notar con precisión, del pensamiento martiano. Y creo yo, no sé tú, que estos asuntos no han sido tratados muy a fondo por los estudiosos de Martí; por lo menos, hasta donde yo llego, creo que no, de modo que tu ensayo hace un aporte interesantísimo sobre estas cuestiones.

Claro, en la medida en que vas recorriendo el itinerario ideológico de Martí, vas sacudiendo con muy buen tino las raíces del “ser cubano”: por qué somos lo que somos, por qué no hubiésemos sido lo que somos si la Historia no hubiera hecho algunas de esas muecas que acostumbra hacer (en cuanto a idiosincrasia: el cubano es remiso al diálogo tanto en lo personal como en lo “protocolar”, digamos, impositivo por naturaleza y quizás candorosamente...). Esta línea del ensayo es muy ilustradora y sirve de soporte para entender a Martí, a su esencia, a su proyección.

Igualmente, y no sólo para valorar a Martí, sino además al devenir posterior del país, de la nación (en esto de país-nación también cortas con buen filo), la individualidad, escarbas en la influencia de Francia, o de su cultura, en la forja del “desarrollo cubano”. Esto es también muy interesante y está muy bien argumentado, y si se ha escrito de ello, tú lo oxigenas muy bien. El porqué de la incubación del militarismo, del caudillismo, en nuestra Isla, lo entresacas de los fondos con notable diafanidad; algo realmente escabroso. Asimismo pones en la palestra con acierto esa idea infantil que quisieron implantarnos, en nuestra América, en la Isla, del “obrerismo”, perfecto esto.

Vas más allá. En los capítulos finales (este libro va in crescendo, qué bueno): “Y así como echados, ...”; La propiedad y otros temas de la economía; La naturaleza, la ecología, el hombre y la poesía, por ejemplo, te metes en caminos que vuelvo a decirte, no sé tú, pero yo había visto muy poco de ellos en el tema que nos ocupa. En estos pasajes desacralizas ciertas máximas hoy implantadas, creo que por ignorancia o no sé si con mala fe, a partir, se supone, del ideario martiano; un yerro que demuestras hasta la saciedad.

Encomiable es el deslinde que realizas al analizar el Manifiesto de Montecristi (pienso que esto te haya costado un esfuerzo intelectual serio); de lo que muchos quieren ver o dejar de ver en éste (creo que porque les conviene); de la realidad que en ocasiones asevera y en otras sugiere el documento.

Martí fue modernista sobre todo en la prosa, otro elemento digno de atender, Romántico en su poesía. Tú le pones buenas piedras a este basamento.

Algo de lo que más te agradezco como lector es la incuestionable sustentación que haces del Martí antidogmático y del hecho que, aún, el ideario martiano, vigente, muy vigente sin dudas, espera por ser aplicado. Todavía... después de más de un siglo.

Estimo que tus capacidades de narrador te han permitido escribir un ensayo que exhibe algo que yo, a falta de otra definición mejor, llamaría “organicidad narrativa”; esto ayuda mucho al lector, a cualquier lector. Porque hay la manía entre nuestros ensayistas de olvidarse de la estructuración o “armazón” o “diseño” de la obra. Otro aspecto: utilizas la terminología justa, sin esos tantos andares que otros recorren en búsqueda de términos “cultistas” o alusiones herméticas. Las paces con Martí se lee con pasión, con avidez (oye, porque no sé si habrás notado que algunos de nuestros ensayistas escriben para lectores ensayistas). Y hablando de pasión, no está escrito el ensayo con este elemento. Asumo que un rasgo admirable de la obra es precisamente éste: el autor propone, expone, argumenta, nos ilumina, y deja fuera su pasión personal. Puesto que no me negarás que algunos ensayos o artículos-ensayo sobre el tema muestran ciertos puntazos de pasión “partidista”, en ocasiones con suficiente saña.

Nótese que cuando partes de fragmentos de la escritura martiana, ni uno solo suena fuera de contexto, manipulado, batuqueado para luego lanzar un flechazo a algo o alguien. Aun así, queda demostrado –cortando como con sable de aire, como debe ser— que la Revolución cubana –sus estatutos, su proceder, sus argumentos, leyes, etc.– es, por naturaleza, antimartiana. Esto queda claro. Si bien algunos se mueran diciendo lo contrario.

Tendría decenas de fragmentos y de líneas del ensayo –que me impresionaron sobremanera— que podría transcribirte para darle apoyo a mis opiniones, pero esto, claro, haría interminable esta carta.

Por otra parte, algo muy importante: Las paces con Martí aboga por el consenso, hala hacia la unión, no zahiere ni minimiza otros enunciados sobre el tema que trata ni descalifica política e intelectualmente a nadie. Reitero: llama a eso mismo, a las paces con el Maestro y a las paces entre sus compatriotas de hoy.

Te hago una salvedad:

En mi opinión el capítulo IV (Pág. 51), aparece muy abruptamente, es más bien una sucesión de datos y creo que rompe con el paso ascendente, en lo que a Pensamiento se refiere, del ensayo.

Otras dos: Yo siempre escribiría “antiimperialista”, así con las dos íes. Asimismo, me suena mejor omitir el artículo [los] Estados Unidos.

Otra: a veces escribes “la India” y otras “India”, sin el artículo.

Algunos dedazos, lapsus:

P. 4. “transformarla para mejorarla”, dos consonantes a seguidas.

P. 5. “... a las doctrinas martianas EN la tradición europea”, creo que debe ser DE.

P. 10. “espírita”. ¿Es así?

P. 22. “rascendentalismo”, supongo que sea “trascendentalismo”.

P. 28. Línea final. “q[ue]”. ¿Es así? Posiblemente sí, para completar la idea del citado, pero bueno...

P. 32. Última línea. “ésta EN una idea...”. ¿“ésta ES una idea...?

P. 35. “por haberlA observado”. ¿por haberlO observado?

Págs. 36 y 37. Se repite el párrafo que comienza: “Buscó por vías muy diferentes (...) auténticamente original”.

P. 39. Ya hoy en día debe ser “élite” con acento.

P. 43. “influencia tan ¿extranjeriza?”

P. 44. “Sancti Espíritus”, debe ser Sancti Spiritu

P. 46. “Además de lo señaladA por Entralgo”, “Además de lo señaladO por Entralgo”. ¿guerra de independencia, así con baja inicial?

P. 56. “...a cuAn sombría”, “... a CuÁn sombría”.

P. 57. “para quines”, “para quiEnes”.

P. 58. Al pie de página. “... llagAron a Madrid”, “llEgaron a Madrid”.

P. 62. “... un proyanqui”, debe ser “un pro yanqui”.

P. 63. “marxista leninista”, “marxista-leninista”

P. 64. En el último párrafo, escrito con negritas. José Lezama Lima fue invitado [¿por un?] grupo de jóvenes...

P. 65. II. Aquí te refieres al exilio cubano en la época de Martí, creo que debes definir, porque en ocasiones te refieres al exilio cubano de hoy sin avisar que es a éste al que te refieres. Asimismo, aludes a los “tabaqueros cubanos de la Florida”, quizás debas precisar esos lugares de Florida que ya sabemos. También en este párrafo aparece la frase “probidad a toda prueba”

P. 67. En la segunda línea del último párrafo dices “pensamiento de su jefe”, yo pondría el nombre de ese Jefe, para que capte más claro un lector lejano.

P. 70. La verdad es que esa palabra referida por Martí ,“encogullan”, yo nunca he sabido qué significa.

P. 78. Párrafo último. “... y en otras partes”. Yo sustituiría “partes” por “regiones” o “zonas”

P. 79. Aquí está eso que te decía antes, en III, “... del exilio cubano en Estado Unidos (exilio de hoy, de la actualidad).

P. 98. En el segundo párrafo escribes dos veces “sólo” en la primera línea.

P. 99. Aquí al comienzo del III noto algo confuso, como si faltara alguna expresión para redondear, desde “hablando” hasta “pública”.

P. 102. summum, súmmum

P. 103. “...a la altura del de estadounidense”, debe sobrar “de”.

P. 118. (Por cierto, el capítulo que aquí empieza me parece genial). “antigua URSS”, debe ser “extinta URSS”. Tienes “ocurrir” y “ocurrido” en líneas consecutivas. Más abajo “cardinal” dos veces en tres líneas.

P. 132. Está resaltada la palabra “ciclón”. ¿Es así?

P. 142. “estadunidense”, mejor “estadounidense”.

P. 143. Tercer párrafo, cita de Martí, ¿no falta algo entre “americana” y “latino”?

P. 150. párrafo de continuación del anterior: “... ésta estaba”.

Bueno, Osva, ojalá que mis opiniones, mi lectura, que hice con todo empeño posible, te sirvan para algo.

Sólo decirte que has escrito un ensayo sobre José Martí de suma valía y que cuando sea publicado sacará muchas chispas, y asimismo le servirá a mucha gente desorientada o mal orientada. Y sabes, que aunque somos amigos, esto no es causa para que te diga lo que no siento o no creo; la amistad es cuestión aparte cuando se trata de algo tan serio como dar a alguien una opinión sobre un libro.
Felicidades.

Un abrazo:

Félix Luis


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Saturday, May 18, 2019

El Batallón 30 (por Víctor Mozo)

Nota del blog: Sección semanal a cargo de Víctor Mozo. Cada sábado comparte un texto, de lo que será un libro sobre sus vivencias durante los primeros años de la llamada "revolución cubana" y su cautiverio en los campos de trabajo forzado, conocidos como UMAP.

Los textos anteriores se pueden leer en este enlace.


Al batallón 30 llegamos un sábado. Acercarse a la ciudad de Camagüey era anhelo de muchos de nosotros y de sus correspondientes familias que en lo adelante se ahorrarían mil y un problemas para viajar grandes distancias y la mayor parte de las veces en condiciones difíciles.

La llegada se hizo de día lo que favorecía hacerse una idea de este nuevo entorno que nos esperaba. El campamento se encontraba en la llamada Doblevía detrás de lo que era una fábrica de pienso. A una distancia relativamente corta se encontraba una parada de guagua que podía conducirnos a la ciudad. Afortunadamente, estábamos bien lejos de aquel fango rojizo de los comienzos.

Las barracas eran hechas de losas prefabricadas, tejas de fibrocemento y piso de cemento. Las literas con delgadas colchonetas nos harían olvidar pronto aquellas hamacas a la que tanto nos habíamos acostumbrado.

Acostumbrados al campamento sencillo y a sus dos barracas nos sorprendía aquel sitio que nos parecía inmenso ya que albergaba cuatro compañías conformando así un batallón al que todo el mundo conocía como el Bon 30.

El comedor era espacioso y sobre sus paredes se habían pintado consignas revolucionarias como aquella de “seremos uno, dos, tres muchos Vietnam” pintadas por quien sigue siendo mi amigo desde aquel entonces, Pedro Bencomo quien era confinado, digo yo, por ser rebelde con causa.

Al fondo se encontraban las duchas que por suerte funcionaban, aunque siempre había, a pesar del calor, quién le huía al baño o simplemente se lavaba diciendo de aquello “se bañó para carnet”, o sea, de la cintura para arriba.

Al fondo, nunca supe si hubo en una época una prisión militar porque se podían ver calabozos, aunque nunca vi a nadie dentro.

Aquello era enorme, como batallón al fin y al cabo albergaba cuatro compañías, o sea 480 confinados más lo oficiales, sargentos y los llamados políticos que no podían faltar. Entre cada barraca habían construido bancos de cemento de forma circular. Donde nos sentábamos a fumar o a conversar cuando podíamos. Estábamos todos mezclados ya que se habían eliminado las compañías exclusivas para homosexuales. La mayor parte de los confinados venía de Camagüey y de sus alrededores, aunque había habaneros y matanceros, sobre todo del primer llamado.

El jefe del batallón era el 1er teniente Pineda, un mulato que en el primer llamado había tenido fama de mandón y muy dado a la disciplina militar según me había contado un cabo que había conocido en el campamento de Méjico. Al subteniente Juan Bautista Rodríguez Díaz, más conocido como JB se le veía con cierta frecuencia y se complacía en manejar la moto de uno de los confinados que siempre le había sacado lasca a su vehículo motorizado sirviendo de mensajero.

Luego estaban también los políticos, entre ellos otro mulato de apellido Colina. Luego venían los jefes de compañías, el de la uno era el Tte. Verdecia un trigueño refunfuñón, el jefe mi compañía era un teniente, Oberto Anzardo López Pérez, aficionado al pilotaje de avionetas, hasta que un día, dicen, se fue tan lejos que aterrizó en cielos capitalistas para no volver. Había también un teniente de milicia que tenía una Santa Bárbara tatuada en uno de sus brazos que no era mala gente, pero el personaje que siempre me dejaría su pintoresco recuerdo sería el jefe de mi pelotón, el sargento Hipólito Ramos Ross, un mulato del Cobre con su típico “cantaito” oriental. Día memorable fue aquel en que después de darnos la voz de atención nos dirigió la palabra diciendo más o menos esto: Nojotro aquís semos los único que tenemo la protetas para mandarlo a utedes. Ya puede imaginar el lector para qué fue aquello y cómo manteniéndonos siempre en atención tratábamos de ocultar risas crispando todos los músculos de nuestros cuerpos para no atraer la ira del sargento que a fin de cuentas no era más que un pobre tipo.

El jefe de la compañía 4 era un capitán gordito y bajito como un tonel al que un buen día después del trabajo los jodedores de su compañía le echarían pica-pica en su cama. Al capitán se le vio correr desesperado hacía las duchas con apenas una toalla encima para calmar la picazón. Nunca supe si hubo represalias. Para suerte nuestra los tiempos de los grandes castigos quedaban atrás.

Luego de un domingo de descanso y adaptación al nuevo campamento nos esperaría otro trabajo. De trabajadores agrícolas pasaríamos a ser obreros de la construcción.

Coral Gables Rapid Transit, 1925-1935


Rick Wakeman


Friday, May 17, 2019

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado)

Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.


Querida Mimí: Hoy hice una receta nueva, Faisán en Pepitoria, Que rico me quedó! Creo que será un éxito en el restaurant; definitivamente esta receta estará en mi libro.

Esta tarde al regreso del trabajo me encontré a Don Rigo, el vecino del apartamento #3. Estaba parado al pie de la escalera, así que no había manera de evitarlo. –Cómo está la flor más bella de este jardín? Me dijo sonriendo coqueto como siempre. –Bien, Gracias. Veo que ya está mejor de salud, le dije mientras subía el primer escalón tratando de aligerar mi paso. -Te extrañe mucho; quería salir rápido del hospital para verte de nuevo. Mi corazón extrañaba tus ojos que parecen luceros y tu boca que parece pétalos de rosa. –Ud. Siempre tan galán repliqué. –Papá entra a la casa! El grito de su hija Sandra lo asustó tanto que casi se cae. Tuve que bajar los escalones y sostenerlo del brazo. Al acercarme me dijo bajito mientras miraba el escote de mi blusa –Lolita, que rico hueles, hueles a hembra. Sandrita sabe que estoy enamorado de ti, y que si tuviera unos años menos, te pediría que te cases conmigo. Sandra salió a su encuentro y de mala gana me dijo –Gracias. Don Rigo tiene 94 años, y su hija tiene como 70, o algo así. Ella nunca se casó; dedicó su vida a cuidar de sus padres. La mamá falleció hace 10 años y siempre se queja de que su hermano nunca viene a verlos. Que le dejó la carga a ella sola. Es de entenderse su mal humor, y la poca paciencia para con su padre, que es muy coscolino. Me lo imagino en el hospital echándoles piropos a las enfermeras. Me pregunto cuántos cuernos le habrá puesto a la esposa que en paz descanse.

Me voy a dormir y a soñar que Quien Ya Tu Sabes está tan enamorado de mí como Don Rigo.

Buenas noches Mimí.



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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Thursday, May 16, 2019

El hotel en Fernandina Beach donde José Martí vivió



24 de febrero de 1895. Entre los sucesos relacionados con esta fecha, se encuentra la (fallida) Expedición de la Fernandina, de cuya organización estuvo al frente José Martí.

Se le llama con este nombre porque el epicentro geográfico se encuentra en la ciudad Fernandina Beach, en Amelia Island (al norte de la Florida, casi casi llegando a Georgia, siendo límite floridano en el mar).

El hotel donde Martí vivió durante sus labores conspirativas, para conformar esta expedición aún se conserva (ampliado, remodelado, actualizado, ...). Hoy se le conoce como Florida House, "el hotel en funcionamiento más antiguo de la Florida". Muestran como su dormitorio, la habitación # 1 (creo recordar ese es el número) segundo piso, parado frente al hotel, el balcón a la derecha (es lo que me dice mi memoria, que ya va fallando). Tienen una placa cercana a la entrada principal del hotel, que recuerda la estancia fernanditica martiana y entre sus cócteles ofrecen el Jose Marti Mojito, $ 9 precio regular y en oferta los 4 de julio. (por Joaquín Estrada-Montalván)


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Florida House es el hotel donde estuvo viviendo José Martí cuando fue a ocuparse de los asuntos relacionados con la Expedición de la Fernandina. Este hotel es actualmente el más antiguo en funcionamiento en el estado de la Florida

(Miami) Nuvia Estévez invitada especial en el espectáculo poético "En boca cerrada no entran moscas"


Umbrella Art Foundation & Acetato Producciones se complacen en anunciar la segunda edición del espectáculo poético "En boca cerrada no entran moscas"; que tendrá lugar en la Casa Templo del Arte Cubano en Miami Beach. En esta ocación la invitada de honor es la poeta Nuvia Inés Estévez, (Puerto Padre, Las Tunas, 1971); caracterizada por su estilo desembozado, su audacia léxica y su autoafirmación genérica, Estevez nos leerá poemas de su libro "Las muñecas, las putas, las estatuas" y textos inéditos.

El espectáculo tendrá como anfitriones al artista, poeta y escritor Nilo Julián González Preval y la artista proyectual Ana Olema En esta ocación un show dinámico a tres manos. 

Producción Alina Guzmán Tamayo & Diddier Santos Moleiro 


Sábado, Mayo 25, a las 7.30 p.m.

7169 Indian Creek Dr
Miami Beach




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Ver Nuvia Estévez en el blog

Wednesday, May 15, 2019

(Miami) Cuba Nostalgia, Mayo 18-19, 2019


¿Qué pasa, qué está pasando... (un poema de Gastón Baquero)



¿Qué pasa, qué está pasando...

               a Fina García Marruz


Qué pasa, qué está pasando siempre debajo del jardín
que las rosas acuden sin descanso.
Qué está pasando siempre bajo ese oscuro espejo
donde nada se oculta ni disuelve.
Qué pasa, qué está pasando siempre debajo de la sombra
que las rosas perecen y renacen.
Que nunca se desmiente su figura,
que son eternas sombras, idénticos recuerdos
Qué está pasando siempre bajo la tierra oscura
donde la luz levanta rubias alas
y se despliega límpida y sonora.
Qué está pasando siempre bajo el cuerpo secreto de la rosa
que no puede negarse al cielo temporal de los jardines,
que no puede evitar el ser la rosa, precisa voluntad, sueño visible.
Qué pasa, qué está pasando siempre sobre mi corazón
que me siento doliéndole a la sombra,
estorbándole al aire su perfil y su espacio.
Y nunca accedo a destruir mi nombre,
y no aprendo a olvidarme, y a morir lentamente sin deseos,
como la rosa límpida y sonora que nace de lo oscuro.
Que se inclina hacia el seno impasible de la tierra
confiando en que la luz la está esperando, creándose la luz,
eternamente fija y libertada bajo el cuerpo secreto de la rosa.

Gastón Baquero, Escuchar al Inocente (por Roberto Méndez Martínez)

 


Sintiendo mi fantasma venidero
bajo el disfraz corpóreo en que resido,
nunca acierto a saber si vivo o muero
y si sombra soy o cuerpo he sido.


Mitad cuerpo, mitad sombra es todavía para nosotros Gastón Baquero (Banes, 1914 – Madrid, 1997). Durante años los autores de mi generación no pudimos leer de él otra cosa que esa decena de textos - fundamentales sí, pero desgajados del quehacer mayor que los produjo- incluidos por Cintio Vitier en la antología Diez poetas cubanos. Era, desde luego, el autor de “Palabras escritas en la arena por un inocente”, de “Testamento del pez”, de “Saúl sobre su espada”, más se llegó a decir de él que era un autor de ocasión, caballero que abandonó la liza poética para dedicarse a una hedoné particular – su bien financiada labor en el Diario de la Marina. Lo demás parecía perdido, o era el placer de unos pocos decir que así era. Temíamos el tener que dar la razón a la frase tremenda que nos dejó en su ensayo “Los enemigos del Poeta” : “La poesía perece a cada instante”. La suya parecía haber naufragado entre viajes, ausencias, silencios voluntarios e impuestos.

Años después, en 2001, con La patria sonora de los frutos, una antología de sus poemas mayores, preparada por Efraín Rodríguez y que dio a la luz la editorial Letras Cubanas, buena parte de esa creación nos fue restituida y demostró formar un corpus resistente, desafiante, dentro de la cultura cubana. Sin embargo ¿cuántos autores de las nuevas promociones se detienen ante el quehacer de un poeta cuya difusión continúa resultando parca?

En 1942 el escritor había definido el apresamiento del ser de la poesía como “punto menos que un alto imposible, un absurdo glorioso”, años después, en su ensayo “La poesía como reconstrucción de los dioses y del mundo” aseveró con más precisión: “la poesía es la prolongación en el hombre de la imagen y semejanza de Dios, en cuanto a creador”. El “imposible” de sus inicios, la identidad con lo divino de la madurez, coinciden en la búsqueda de la belleza a gran altura en la que el hilo conductor es la fábula.

Para Baquero la invención es esencial, en su obra, la fábula, como en el mundo preteológico de ciertas culturas, es la vía para lograr una visión totalizadora de la realidad, en la que conviven la búsqueda ontológica y el ansia de belleza, la unidad de ambas le otorga hondura:
La poesía es una penetración. Tienes que entrar rectificando mucho lo personal privado. Si esa manera, que es un poema ahora distinto, puede ser bella, mejor. Se supone que en la poesía interviene, aparte del elemento filosófico, ontológico de la averiguación, la búsqueda de la belleza. No sólo basta que sea ontológicamente valiosa, sino que además ha de ser bella. Y ese es el problema de la poesía, uno de los problemas ante los cuales yo me he enfrentado y me sigo enfrentando.
Eliseo Diego se ha referido alguna vez a la duplicidad que él descubría entre “el buen Gastón” y “el bachiller Baquero”, es decir, la coexistencia en el autor de una vertiente íntima, sentimental, confesional, junto a otra más ambiciosa y dominada por el embrujo de lo verbal, aunque esta observación, parcialmente válida para la obra del escritor hasta 1959, comienza a ser cada vez más inexacta en la medida en la que el poeta madura y va conciliando ambos modos en una personalísima manera de hacer.

El autor del “Soneto a las palomas de mi madre” está todavía muy cercano a la poesía de la generación anterior, la deuda con Florit es tan evidente como la perfecta asimilación de los autores del Siglo de Oro español:
A vosotras, palomas, hoy recuerdo
decorando el alero de mi casa.
Componéis el paisaje en que me pierdo
para habitar el tiempo que no pasa.
El soneto dedicado al “Nacimiento de Cristo” está sellado ya por esa mirada angustiosa sobre la realidad, en vez de contemplar como otros poetas el esplendor navideño, sólo ve el anuncio de la Pasión en el niño:
Siendo recién venido eternidades
a sus ojos acuden en tristeza.
Ya nunca sonreirá. Hondas verdades
ciñéndole en tinieblas la cabeza,
van a ocultar su luz, sus potestades,
mientras en sombras la paloma reza.
Décadas después, confesará en una entrevista: “Mi tema verdadero es, según creo, la desaparición de las cosas, la destrucción de lo bello, sobre todo”. Esta destrucción se anuncia ya en “El Caballero, el Diablo y la Muerte”, basado en el grabado homónimo de Durero, donde la Muerte es a la vez el destino fatídico y la piedad y “memoria del Señor”:
Cuando es llamada
por aquel que no puede con su alma,
se oculta entre la malla de los días;
luego se cubre el pecho
con su coraza negra,
y armada de su lanza,
su caballo y su escudo,
se arroja inesperada
entre la hueste erguida.
Tala sin ruido
lo pesado y lo leve.
Gastón recorre su existencia en el ámbito de la duda, como cristiano espera la Resurrección, mas la fragilidad de la vida le espanta. Observa cada día esa destrucción de lo que le rodea y como tantos antes de él –Pascal, Kierkegaard, Unamuno- siente la soledad como una agonía, una resistencia al fluir. El pasaje bíblico de Saúl llorando a sus hijos muertos en batalla, le hace componer de los poemas más desolados de la literatura cubana, Saúl sobre su espada:
Busca las cenizas de su cuerpo
Sombra ya, muerto ya, vencido.
Perdido en la llanura oscura de la muerte
Solo solemne muerto
Padre más solitario que todos los muertos.
Tal vez el texto mayor de Baquero sigue siendo “Palabras escritas en la arena por un inocente”, parábola de la condición del poeta: un ser infantil, marginado, no escuchado, que inocentemente redacta su discurso, mientras a su lado transcurre la gran Historia que no va a tenerle en cuenta. En su sueño los tiempos se funden, a su alrededor se mezclan Juliano el apóstata, la emperatriz Faustina, el Patriarca Atanasio, pero no entiende sus conversaciones, sus empeños, sus herejías. El poeta sólo sabe que las palabras que se le ocurren, incomprensibles para los humanos “en Dios tienen sentido” y esa justificación lo redime porque, según él:
Porque está en las manos de Dios y no conoce sino el pecado.
Y porque sabe que Dios vendrá a recogerle un día detrás
del laberinto.
Buscando al más pequeño de sus hijos perdido olvidado
en el parque.
Y porque sabe que Dios es también el horror y el vacío del mundo.
Y la plenitud cristalina del mundo.
Y porque Dios está erguido en el cuerpo luminoso de la verdad
como en el cuerpo sombrío de la mentira.
Parece exagerada la afirmación de Cintio Vitier en Lo cubano en la poesía de que este poema “contiene la metafísica de la irresponsabilidad en su sentido más radical”, sobre todo si ésta se interpreta como la sujección de la Isla a la imagen falsamente paradisíaca que le regalara Occidente. El sueño del poeta no está marcado por un fatalismo geográfico sino por la otredad de su condición, es un ser diverso de aquellos que representan el poder temporal o espiritual, e inclusive distinto de los que detentan una sabiduría “canónica”. Su justificación no está en la falta de responsabilidad pura sino en el sentido de su discurso, que se eleva sobre lo accidental, para ir hacia la sustancia imperecedera, lo que lo acerca a la gran tradición mística hispánica.

El poeta en su vejez rechazó en su Autoantología comentada (Signos, Madrid, 1992) este texto y muchos otros de juventud, por la carga sentimental o dramática que creía los lastraba. Frente a estas escrituras, contrapone la fabulación supuestamente pura, el delirio verbal de poemas cuyo propio título anuncia ya su condición de juego con la realidad y la cultura, marcos suntuosos que rodean las glorias y miserias humanas, recuérdese “Confesión de un fiscal de Bizancio” o “Luigia Polzelli mira de soslayo a su amante y sonríe”, producciones típicas del “bachiller Baquero”. Pero detrás de estas ricas tapicerías está la honda reflexión sobre el misterio de la existencia humana. El poeta no puede vivir siempre en el reino de la ironía y el elegante escepticismo, por entre las grietas de su máscara brota la efusión sentimental; así, la figura del anciano pordiosero junto a las cúpulas de San Carlos le lleva a meditar sobre la caridad y la angustiosa limitación de las relaciones humanas en “El mendigo en la noche vienesa”:
y allí aquel mendigo, fiero testigo en pie, con la mano tendida hacia la nada,
acompañado solamente
por las abrumadoras sombras de su soledad y de la soledad que ve en los otros.
Y nadie, nadie puede ayudarle, ni hacerle la caridad que mudamente pide,
ni hoy ni mañana ni nunca,
porque al hombre le es fácil compartir sus monedas
pero a ninguno le es dado pelear contra la soledad de un semejante.
A todo ello habría que añadir otras muchas cualidades, como la mirada de ternura con que reinventa pasajes ocultos de la cultura cubana en “Joseíto Juai toca su violín en el Versalles de Matanzas” o esa elegancia con la que retoma un tema tan cantado y al parecer agotado por los poetas de la generación anterior – Florit, Brull, Ballagas- la perfección escultórica de la rosa, símbolo de la pureza poética, en su “Discurso de la rosa en Villalba”.

Hay poetas que legan a sus culturas un sabor, la marca discreta discreta de un estilo, sólo unos pocos logran el empeño mayor: la fijación de todo un orbe en sus páginas. Gastón es de estos últimos, ya lo había descubierto María Zambrano cuando preparaba su ensayo “La Cuba secreta”:
Bastarían la poesía de Lezama y la de Gastón Baquero para que se probara esto: que la suntuosa riqueza de la vida, los delirios de la substancia están primero que el vacío: que en el principio no fue la nada. Y antes que la angustia, la inocencia, cuyas palabras escritas y borradas en la arena permanecen sin letra, libres para quien sepa algo del Misterio.

Un poema hemingwayano para Scott Fitzgerald (por Carlos A. Peón-Casas)

Nota del blog: Los miércoles en la sección de Carlos A. Peón-Casas, están siendo publicados una serie de ensayos que formarán parte de su próximo libro, el cuál estará dedicado a la obra poética de Ernest Hemingway.

Carlos A. Peón-Casas publicó, en el año 2017, El Vino Mejor. Ensayos sobre Ernest Hemingway. (Ver información en este enlace)



El texto lo escribe Hemingway en 1935, y se lo dedica a su amigo Scott Fitzgerald, inmerso para entonces en una enorme crisis depresiva. Va precedido de un largo título que no parece nada laudatorio, pero si cargado de una gran ironía: Líneas para ser leídas en el lanzamiento de los testículos de Fitzgerald al mar desde Eden Roc (Antibes, Alpes Marítimos)(1).

Su lectura pudiera parecer chocante a un lector no advertido, pero evidentemente, Hemingway apela con aquel, al para nada desconocido escritor, a superar aquella circunstancia de su vida personal, marcada por un incontrolable alcoholismo, y la terrible enfermedad mental de su esposa Zelda, que le ha lastrado sin remedio su brillante carrera de escritor.

Ya desde 1934, Hemingway ha intentado muy en serio sacar a su amigo de su tan terrible marasmo.

Hay en especial una carta de Papa a su amigo que resulta esclarecedora, y que funciona como un muy claro antecedente al poema que venimos comentando. En ella Hemingway responde a su amigo que le ha pedido un necesario feedback para su última novela Tender is the Night.
… Hace tiempo dejaste de escuchar, excepto a las respuestas a tus propias preguntas (…) Olvida tu tragedia personal. Todo hemos sido desgarrados desde el principio y tu especialmente lo has sufrido mucho más porque tú puedes escribir seriamente. Pero cuando te toca sufrirlo, úsalo, no te lamentes (…) no creas que sea importante sólo porque te pase a ti, o a alguien que te pertenece. Como ves Bob, tu no eres un personaje trágico, tampoco lo soy yo. Todo lo que somos es escritores, y nuestra obligación es escribir (…) Puedes escribir dos veces mejor que lo que lo hacías antes. Solo lo que necesitas es escribir con verdad y no preocuparte cual será la suerte de lo escrito(2).
Al parecer hay un minuto en que Fitzgerald parece reaccionar, y pone manos a la obra para recuperar sus habilidades de novelista, su intento, sin embargo, involucra a Hemingway de una manera ciertamente estrafalaria, al tomarlo como inspiración para uno de sus personajes, el relato nos llega de las manos de Carlos Baker:
Scott Fitzgerald había comenzado a trabajar en una novela histórica ambientada en la Edad Media, y que tenía por título tentativo Felipe, Conde de las Tinieblas, cubriendo la vida de un noble francés (…) el elemento más sorprendente fue que el retrato de de Felipe de Villafranche, fue modelado en Hemingway, tal y como pudiera haber existido en una encarnación medieval. Será la historia de Ernesto, escribió Scott en uno de sus cuadernos. Así mismo como el retrato de un hombre byroniano hizo El Rojo y el Negro, ¿por qué no mi retrato de Ernest como Felipe no puede hacer al hombre real?(3).
Para aquel minuto, mayo de 1935, Hemingway se encontraba en afanes piscatorios en Bimini, y según lo sigue acotando Baker, invitó a su amigo a sumársele, pero Fitzgerald declinó la invitación, con la excusa de que no está en buenas condiciones físicas.

La situación, empero, no pareció mejorar definitivamente para el atribulado Scott, y ya para finales de año, Hemingway le dedicó otra carta, que al parecer parece inspirar a este singular poema. Aquella esquela es antes que nada una apelación en tono más que convincente pero que a veces como el propio texto poético tiene una carga de cínico humorismo:
Si realmente te sientes tan deprimido hazte de un muy buen seguro, y yo me encargaré de que te maten (..) así tu familia estará bien provista y tú no tendrás que escribir nunca más, y yo me encargaré de la escritura de un buen obituario que Malcom Cowley se encargará de publicar en la New Republic, y podremos sacar tu hígado y dárselo al Museo de Princenton, tu corazón al Hotel Plaza, un pulmón a Max Perkins y el otro a George Horace Lorimer (…)(4)
El tono se hace entonces más sarcástico, y alude de inmediato al asunto ya esbozado en el título del poema:
Y si finalmente podemos localizar tus testículos yo los llevaré vía el Ile de France a París y de ahí a Antibes, y haré que los arrojen al mar desde Eden Roc. Y haremos que Mac Leish escriba un Poema Místico (…) Te gustaría que escribiera ese poema místico ahora mismo. Veamos(5).
Lo que nos narrará el poema es exactamente una recreación muy detallada de aquel hipotético minuto, a suceder en un bellísimo paraje de la Riviera Francesa, un sitio en que Hemingway y Scott, junto a otros amigos hubieran de coincidir alguna vez.

El hecho ya perfectamente anunciado en la misiva, tiene una carga singular, que el propio Hemingway le adicionará para hacerlo aun más tragicómico, si es que acaso cabe considerarlo de tal modo, entendiendo el posible efecto que el poeta y amigo quiere imprimirle. Así arranca en sus primeras líneas con una primera indagación:
¿Voló acaso desde aquí,
Desde estas grises colinas
El mismo, sin protección,
¿Y completamente borracho?
No. (6)
Una segunda inquisición de parte del poeta-narrador complementa las formalidades del acto:
¿Algún camarero?
Sí.(7)
Y a continuación, sobrevienen unas órdenes conminatorias, que llevarán al minuto conclusivo, y que luego, marcarán el ritmo de la última ratio, del acto final, ya inevitable donde que nos llega lo ya anunciado, como en una sucesión casi imperceptible, pero de cualquier manera concluyente:
Empújenlo tiernamente, oh pequeños brotes de pasto
Cosquilléenle la nariz
Pase
El grisoso y movible mar de Ben Finney
Con profundidades aún más recónditas que nuestra deuda con Elliot
Láncese lo propiamente suyo
Finalmente sus dos, su único
Esférico, colloidal, intersticial
Con temor
Natural
No artificial
Un hundimiento que no deja ondas(8)
No hay evidencia alguna que finalmente Fitzgerald leyera este poema. Su deceso ocurriría el 21 de diciembre de 1940, que sucedió finalmente en la glamorosa Hollywood, donde Fitzgerald pasó algunos de sus años más oscuros, escribiendo guiones para sobrevivir, justamente a los cinco años que Hemingway le escribiera aquella carta que inspiró al poema.

La última carta de Scott a su amigo Hemingway está fechada en noviembre de aquel año. El motivo era para agradecer a Papa, el envío de una copia de su última novela Por Quién Doblan las Campanas. Baker nos trascribe sus palabras:
(…) Te envidio a rabiar, y no hay ironía en ello. Te envidio el tiempo que te permitió hacer lo que tú querías.(9)
Si como se dice la casualidad no existe, entonces, nos cabe barruntar la posibilidad de que Hemingway acaso tuviera alguna extraña premonición sobre el próximo final de su amigo, por quien, llegaría a afirmar a su editor Perkins, “siempre había sentido un estúpida e infantil sentido de superioridad- como el de un niño terco burlándose de otro pequeño que fuera talentoso pero delicado”(10).





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  1. Complete Poems. Ernest Hemingway. Ed.Nicholas Gerogiannis.University of Nebraska Press. U.S.A., 1982. Según el citado editor Gerogiannis, “posiblemente es una referencia al mito del nacimiento de Afrodita, cuando Cronos cortó los testículos de Urano y los lanzó al mar”. En Explanatory Notes.Op cit. p.153
  2. Hemingway to Fitzgerald. May 10, 1934. Letters of Note: Correspondence Deserving of a Wider Audience. En Hemingway Tough-Love Letter of Advice to F. Scot Fitzgerald on Writing and Turning Suffering into Creative Fuel by Mary Popova. https://www.brainpicking. org
  3. Ernest Hemingway. A Life Story. Carlos Baker. Charles Scribner’s Sons. New York, 1969. p.274
  4. 21 de diciembre de 1935. En Complete Poems. Ernest Hemingway. Op cit. p. 135
  5. Ibíd.
  6. Ibíd. p.99
  7. Ibíd.
  8. Ibíd.
  9. Ernest Hemingway. A Life Story. Op. cit. p.357
  10. Ibíd. p.340

Cuba nuevamente en Período Especial (por Roberto Peláez)



Como macabro regalo para las sufridas madres cubanas, el periódico oficial cubano, diario Granma, publicó este sábado 11 de mayo una información titulada ¨Medidas con el propósito de una distribución justa en el mercado interno¨. Esta información me hizo hervir la sangre como se dice en buen cubano, pues las habituales medidas de racionamiento y austeridad ante la grave crisis se disfrazan como medidas de regulación comercial del Ministerio del Comercio Interior, MINCIN, ante y cito textualmente ¨el incremento de la demanda por la población¨. Serán cínicos y descarados los amanuenses gubernamentales. Ahora resulta que los culpables de los escases generalizada de los productos básicos de primera necesidad somos los propios cubanos que incrementamos injustificadamente la demanda de los mismos. Es cierto que los consumidores, los cubanos de a pie, cuando nos percatamos que los productos faltan, por la sabiduría adquirida en 60 años de privaciones, nos apresuramos a guardar, o sea acaparar lo más que podamos para resistir un poco más. Luego se desata el mecanismo diabólico de los acaparadores-revendedores pero eso es un mecanismo natural del ser humano ante todas las crisis. En los últimos tiempos teníamos una carestía tras otra, faltó, el pan, el detergente, las colchas de trapear, el pollo, la pasta de dientes, el jabón y un largo etc. A pesar de lo evidente las autoridades se deshacían en explicaciones diciendo que todo estaba bien, que la falta de harina se debía a roturas en los molinos y así sucesivamente. El lema era a votar por el futuro con la nueva constitución. Me pregunto cómo es posible que el 10 de abril del 2019, se promulgara la nueva constitución y el 11 de mayo del propio año, a un mes justo, se dictan medidas propias del período especial. ¿Creen los dirigentes cubanos que el pueblo tiene memoria de gallo? O nos manipularon para obtener nuestro voto favorable a como diera lugar para legitimar así la ¨continuidad de la revolución¨.

Otro elemento estúpido, porque no encontré otro adjetivo, de la referida información oficial, es la distinción artificial entre productos regulados o controlados y productos normados, aunque ambos se vendan en las bodegas y casillas por la misma libreta de abastecimientos, nombre dado en Cuba a la cartilla de racionamiento. Así los nuevos productos a distribuir por la libreta como salchicha, chícharo, arroz, frijoles y huevos serán ahora productos controlados y el pollo también será un producto controlado o regulado aunque se oferte limitadamente en mercados liberados y tiendas de ventas en divisas. En fin que el hambre y la carestía que nunca nos abandonó definitivamente ahora se enseñorearán en el reino de la miseria cubana. Otras medidas que se tomaron aunque no aparezcan publicadas es la limitación del combustible. Se suspendieron viajes de medios de transporte públicos y de empresas estatales, así como se limitó la venta del combustible liberado en divisas que ahora no se expende en bidones sino hay que acudir con el medio de transporte y echarlo en el tanque de combustibles cuando hay. Los apagones hasta ahora son puntuales y no generalizados y prolongados como en el período especial del 1990 al 1996. Se racionó la venta de medicamentos básicos como los antibióticos y otros más.

Hay quienes sostienen que nunca hemos salido del Período Especial en tiempos de paz, nombre oficial a la grave crisis y para ello se apoyan en que nunca se derogó oficialmente estas medidas y que la carestía de una forma u otra siempre ha estado presente en la vida cotidiana cubana. Pudiera ser así, pero asumiendo que este es un nuevo período especial, se imponen comparaciones con el primero que empezó el 31 de agosto de 1990. En aquel entonces no existían ni los viajes de los cubanos al exterior, ni los móviles, ni la internet, ni las tiendas de ventas en divisas, ni siquiera existía el peso convertible, no se podían vender ni las casas ni los autos y el cuentapropismo era apenas incipiente, así como no se podía visitar los hoteles de turismo. Existía un fuerte liderazgo ejercido por Fidel Castro y sus colaboradores y sobre todo se encontró una oportuna válvula de escape ante el maleconazo de 1994, que fue abrir las fronteras y permitir un éxodo de proporciones públicas que obligó al gobierno de Estados Unidos a sentarse a la mesa de negociaciones ante la inestabilidad de su vecino fronterizo. La triste realidad es que el liderazgo americano prefirió un dictador estable en el poder en Cuba, ante la inestabilidad de una democracia nueva en sus fronteras. Esta vez el mundo es diferente o al menos así lo esperamos. Los gobiernos occidentales no deben avalar un régimen dictatorial a cambio de ¨estabilidad¨ en el Caribe. El pueblo cubano no debe permitir bajo ningún concepto un nuevo Período Especial, todavía la generación de niños nacidos en los 90, se distinguen de los demás por su talla inferior, son los sufridos hijos de la grave crisis. Todas las organizaciones democráticas y de derechos humanos tanto dentro como fuera de Cuba deberán unir sus esfuerzos para desenmascarar ante la opinión pública internacional a la represiva dictadura cubana. Enfermedades emergentes en tiempos de hambruna como la neuritis periférica, que solamente se conoció en Cuba con la reconcentración de Weyler y el período especial tendrán que denunciarse como grave crisis humanitaria y las políticas de restricciones de alimentos y medicinas se denunciarán igualmente como genocidio hasta lograr el apoyo y la ayuda internacional para resolver la crisis con la restitución de la democracia y el respeto a los derechos humanos, así como la apertura económica.



Monday, May 13, 2019

Muy caro el rosado (En 150 palabras de Félix Luis Viera)


Ayer en las Grandes Ligas los beisbolistas llevaban zapatillas y jerseys rosados; los receptores y el árbitro de home petos y carretas de igual color; también de rosa los bates empleados en los 15 partidos. Para celebrar el Día de las Madres.

El rosado de lo antes relatado era intenso; hermoso en fin.

Si en este país —Estados Unidos digo— existiera el castrocomunismo, esta acción tierna, honrosa hacia las Madres, no se hubiese realizado: muy caro eso de utilizar, por un solo día, tantos bates con el color de Ellas, y mandar hacer, para un solo día, rodilleras, petos y lo demás con el color de las Mamás.
El régimen existente en Cuba se ha destacado, durante sus 60 años, por la austeridad.

Austeridad para la población. Porque ellos, los caciques y su prole, poseen su capitalismo particular. Quien lo dude, que revise en Internet; ahí se hallan los datos.




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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y una noveleta.

Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.

Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.

(Miami) José Raúl Vidal presenta su libro "Lo de Puerto Príncipe: José Martí entre armas, bandidos y traidores"


José Raúl Vidal presenta su nuevo libro Lo de Puerto Príncipe: José Martí entre armas, bandidos y traidores.

En conversación con el autor estarán la Dra. Rosa Leonor Whitmarsh, especialista en temas relacionados con la historia y la cultura cubana; Julio M. Shiling, politólogo y escritor, y José Emilio Fernández Cepero, poeta.



Miércoles, Mayo 22 a las  7:30 p.m.

Miami Dade College’s Koubek Center
2705 SW 3rd Street
Miami, FL 33135 

Sunday, May 12, 2019

A Julieta Arango. En el día de las madres (por Adriana Loredo)

Nota del blog: Crónica escrita por Adriana Loredo y dedicada a Julieta Arango, "maestra de Kindergarten, fundadora del Hospital Infantil San Juan de Dios". Fue publicada en la revista Bohemia el 4 de mayo de 1952, e incluida en su libro Arroz con mango (La Habana, 1952).

Agradezco a María Antonio Borroto la publicación de este texto en el blog, que forma parte de su próximo libro Adriana Loredo: páginas muy bien condimentadas en el que estudia y compila buena parte de las crónicas de esta autora.

 
 
 

 En el día de las madres

por Adriana Loredo

Si a semejanza de lo que se acostumbra en los Estados Unidos, donde cada año se honra a las buenas madres en la persona de una que haya sabido serlo en grado superlativo, nosotros concediéramos algún título, alguna condecoración, algún honor a la mujer que haya más que otra afinado en virtud el instinto de la maternidad, mucho me temo que tendríamos que concedérselo, antes que a ninguna otra de nuestros contemporáneas, a una maestra camagüeyana que no ha tenido hijos: la señorita Julieta Arango.

Julieta es maestra de kindergarten. También es una Arango, de los que acompañaron a Agramonte en la manigua: dos tíos suyos estuvieron en el rescate de Sanguily. A esos títulos de nobleza, —en lo humano hay también categoría, y aún estoy por creer que más verdaderas que las sociales—, añade el de saber soñar. Cuando un día entre los días se vio con la presidencia del Patronato de la Sala Luaces entre las manos, soñó en ampliarla, convirtiéndola en todo un Hospital Infantil. Ya era mucho atrevimiento el de aquellas maestras de Instrucción Pública que con sus míseros recursos en dinero, tiempo y energías mantenían para la niñez camagüeyana un oasis salvador en medio del desierto del abandono oficial (y privado); Julieta, sin embargo, estimó que podían hacer más. Logró, no sé cómo, convencerlas de acometer la locura de reconstruir y equipar y echar a andar, en función de Hospital Infantil, el de San Juan de Dios, edificado allá por el mil setecientos y a la sazón albergue de indigentes. El techo estaba hundido en más de un punto, las paredes llenas de huecos abiertos por los buscadores de tesoros, en ruina y abandonado todo. Naturalmente, el Gobierno se lo cedió, —y muy contento de poder hacerlo,— acompañando tan generosa acción con la dádiva de cinco mil pesos para iniciar las obras. Las obras, en efecto se iniciaron,— y se continuaron, día tras día, año tras año, hasta que al fin, este 28 de enero, Julieta Arango honró la memoria del Apóstol echando a andar "su" hospital.

A ese acto yo no pude ir, ya no recuerdo por qué. Bien es verdad que no lo deploré mucho: eso de ir a ver abrir dos salas solamente de las seis espléndidamente equipadas no era cosa que me atrajera. Pero hubiera ido, de haberme sido posible. Por Julieta. Julieta, que se había pasado lo mejor de su vida reuniendo centavo a centavo y ladrillo a ladrillo cuanto hizo falta para que ese momento fuera posible (y en toda su magnitud, que no menguado y disminuido y pidiendo perdón), estaba muy contenta porque al fin había logrado (en vísperas de elecciones) que el Ministro de Salubridad le incluyera el San Juan de Dios en el presupuesto de ese Ministerio, aunque fuera con la ridícula consignación de mil pesos mensuales, ampliada luego por la Primera Dama, Sra. Mary Tarrero de Prío, con otra de cuatro mil a cuenta de la Corporación Nacional de Asistencia Pública. ¿Qué son cinco mil pesos para el funcionamiento de un hospital infantil? Tan poca cosa, que apenas si alcanzaron para la sala de lactantes y la de medicina general, —ya estaba andando a toda su capacidad la Consulta Externa, y el Servicio Dental, y el de Radiografía, y la Farmacia... Para esa miseria, ¿tanto pregón y tanto discurso? Era para indignarse.

Eso pensaba yo; pero Julieta tiene otra manera de ver las cosas. Julieta no piensa en términos de ciudadana, sino en lenguaje de madre. Dos salas abiertas, aunque por falta de numerario se le queden cuatro cerradas, significan cuarenta camas para sus niños. Después, Dios dirá, —y si no Dios, entonces cualquiera. Ella sabe cómo se hizo lo que está hecho, y por lo tanto tiene fe en la humanidad: allí en el San Juan de Dios los techos tienen por vigas caobas donadas por los centrales azucareros, y hay salas equipadas en memoria de seres queridos por gente de dinero, y la ropa de cama está bordada como para cunas de príncipes por manos de escolares cubanas, y el cemento se amasó muchas veces con el sudor de obreros que no quisieron cobrar por su trabajo. ¿Por qué entonces negarle al futuro un crédito de esperanza?

Cuánta razón le asiste, lo vi yo cuando fui a almorzar con ella, a lo que hubiere y sin avisar, —yo entro y salgo del San Juan de Dios como Pedro por su casa—, un día cualquiera de este pasado mes de abril. Había ido a dar dos demostraciones de cocina moderna en el Camagüey Tennis Club; dadas, fui a ver a Julieta, y a conocer a "sus" monjitas, que aún no las conocía, y a saludar a Celia y a Loreto y a Blanquita y a Virginia...y a todas las demás almas de Dios que se ganan el pan (o parte de él) trabajando con ella.

Casanova, que por allí casualmente andaba con su cámara, nos quiso regalar un recuerdo de aquel día, —y en efecto, nos siguió a las salas donde ya estaban comiendo los niños, con los resultados que pueden verse en esta página. Después, bajé a almorzar; y cuando Julieta me dejó para ir a dar sus clases a los enfermitos que pueden levantarse, me fui a dar vueltas por ahí, a ver cómo era posible lo que estaba viendo.

Pronto lo averigüé. En la farmacia, Virginia Luarca me confesó que solamente estaban comprando los antibióticos; lo demás (y está muy bien surtida esa farmacia) lo dan "los laboratorios". ¿Todo? Todo. ¿Incluyendo alimentos? Incluyéndolos. Pero, ¿qué laboratorios son esos, tan generosos? Bueno, pues… Abbott, la Compañía Nacional de Alimentos, Lederle, Andromaco, Veter, Kuba, Vieta Plasencia, Henry le Bienvenu, Lilly, Classic, Lex, Parke and Davis, Mead, Johnson, La Pasiega, Wyeth, Duagué, Instituto Bioquímico de Cuba, Antal, Warner, Standard Pharmaceutical Company… Mira, apunta los nombres, que están en los frascos de sus productos… Pero eran muchos, y renuncié a la tarea.

En cambio, no hay rebotica, y las fórmulas debe hacerlas Virginia ahí mismo donde despacha, con mil trabajos. No hay una empleada para el tarjetero. No hay... nada más que lo que puede aportar la iniciativa privada. (Celia Fernández, de noche conserje de escuela pública y de día costurera del San Juan de Dios, llega con el café, oye los rezagos de nuestra conversación, y apunta su queja: el Hospital no posee una máquina de coser, se están remediando con dos prestadas, y temblando de pensar que cualquier día puedan pedírselas).

Loreto, la archivera (sin archivo) y oficinista (sin máquina de escribir: también es prestada la reliquia histórica en que despacha la correspondencia) se acerca, preguntando por Julieta; parece que el Dr. "Lilo" de la Torre la está buscando para algo importante...

¡Y tan importante! Cuando Julieta llega escapada un momento de su clase allá arriba, nos enteramos. El Dr. Sterling V. Mead, profesor de la Washington University, venía a Cuba, —a Camagüey y quizás luego a Santiago—, y se trataba...

Pero antes, quizás convenga decir quién es ese doctor de la Washington University.

Sterling V. Mead está considerado como uno de los cinco mejores cirujanos orales del mundo. (Cirugía oral: labio leporino, fisura palatina, fractura del maxilar, etc.). Es un hombre rico, que en la Florida tiene una granja de orquídeas. En su profesión trabaja tres meses y descansa uno, —aunque hay que reconocer que tiene acerca del descanso ideas peregrinas, como lo demuestra que viene a Camagüey a emplear parte de sus vacaciones en realizar unas cuantas operaciones, escogidas para él por sus amigos, los cirujanos de Cuba... Y Lilo, que es hermano de Humberto de la Torre, el que trabaja de médico interno en el San Juan de Dios, se había acordado de dos muchachitos con labio leporino, dos hermanos, el varón de diez años y la niña de doce. Hace años ya que debieron ser operados, pero eran casos dificilísimos, agravados por la falta de recursos de sus padres. Y ahora, ahora que venía el Dr. Sterling V. Mead a compartir sus ratos de ocio con sus amigos y colegas y un poco discípulos cubanos, Lilo pensaba que pudiera aprovecharse la ocasión…

Pudiera, pero el salón de operaciones aún no tenía aire acondicionado, y eran muchos los médicos que deseaban en Camagüey ver trabajar a Mead. . . Bueno, pero los niños no debían perder esta oportunidad. Y además, así Mead conocería al San Juan de Dios.

Finalmente, Lilo salió a buscar a Humberto, que es novio de Esperancita de la Cueva, la lindísima hija del habanero que representa en Camagüey a la General Electric. El habanero vino a hablar con Julieta. Se firmaron papeles, se hicieron promesas para un futuro. Sin que un centavo hubiera cambiado de mano, José de la Cueva se dispuso a hacer esa misma tarde, en avión, el viaje a La Habana, a conseguir que inmediatamente se pusiera en el expreso el equipo de aire acondicionado: era el lunes 28, Mead quería operar el lunes 5 de mayo, y no sería posible a menos que el jueves primero estuviera el aparato ya en Camagüey, —pues todavía habría que instalarlo contando con la buena voluntad de obreros dispuestos a trabajar hasta el domingo, y sin cobrar extra. …

Yo no pude quedarme a ver esa jornada científica, en la que por otra parte, no tengo sino un interés muy relativo: que dos niños, en todo lo demás agraciados, reciban para sus caritas criollas el don de bocas que no inspiren espanto. Pero apunté lo que pasó, lo que vi y lo que oí, para que no se me olvidara, y contarlo luego, como ejemplo levantado ante la esperanza de todas las madres cubanas, que desde la punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio no tienen más que dos hospitales infantiles: el Municipal de La Habana, y el San Juan de Dios en Camagüey. Así se hacen las cosas: ¡haciéndolas! Así, como ha crecido la Sala Luaces del Hospital Civil de Camagüey, hasta convertirse en el Hospital Infantil San Juan de Dios, así pueden crecer las otras que aquí y allá se mantienen abiertas para nuestros niños gracias más a la iniciativa privada que a la acción del Estado. La de Santa Clara. La de Matanza s...

Sin embargo, estoy dudando de hacerlo, porque, a pesar de todo, la iniciativa privada no es suficiente. Ni siquiera cuando, ejercida por la esposa del jefe del estado, deja, —como recientemente hiciera por medio de la Sra. Martha Fernández de Batista—, diez mil pesos en manos del Patronato del Hospital San Juan de Dios. Diez mil pesos ahora y otros tantos el año que viene, y entre uno y otro obsequio un beneficio, una tómbola, una colecta pública y cuatro aportaciones voluntarias de mayor o menor cuantía, no bastan para que los niños de Camagüey y Oriente que de ellas necesiten puedan ir a ocupar las ochentas camitas vacías que quedan en esas cuatro salas que no se han podido abrir por falta de presupuesto... No basta la iniciativa privada; y como no basta, y dudo mucho que el gobierno, —éste u otro cualquiera—, se digne comprenderlo así, dejaré esta crónica apenas en el retrato de la más grande de las madres de Cuba republicana: la señorita Julieta Arango, maestra de Kindergarten, fundadora del Hospital Infantil San Juan de Dios. Y dejándola ahí, paso a copiar, para las amigas que vi en su casa, las recetas de golosinas que me pidieron.


(Publicado en Bohemia, 11 de mayo de 1952. Tomado de Arroz con mango, La Habana 1952, pp.197-201.)


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María Antonia Borroto Trujillo: Periodista. Dra. en Ciencias de la Comunicación. Autora de los libros La novia de Martí, Lectura en dos orillas, Imagen múltiple de la ciudad: tres cronistas miran La Habana, Palpitación de lo diario: un costumbrista llamado José Martí, Páginas volanderas, El escritor y la bibliotecaria y Julián del Casal: modernidad y periodismo (Mención Casa de las Américas en 2014.  Editorial Oriente, 2016).
Actualmente se desempeña como profesora en la Universidad de las Artes, ISA, filial Camagüey.

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ver en el blog
Adriana Loredo visita Camagüey (por María Antonia Borroto)
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