Wednesday, March 11, 2020

Centro de la Colonia Española de Camagüey. Estatutos y Reglamentos, 1940 (por Carlos A. Peón-Casas)


Tengo la suerte de tener a mano este folleto, que vio la luz en la imprenta La Moderna, entonces activa en la calle Maceo número 12. Recoge, con todos los pelos y señales, el articulado completo que regía las funciones de aquella Sociedad que se titulaba con el susodicho apelativo que nos sirve de título.

En octubre de aquel año, su Junta Directiva en la persona de su Secretario General el Sr. Daniel Rivas Regueira, dejaba constancia oficial ante el Gobierno Provincial de Camagüey de la necesaria reforma del Reglamento al uso, con el visto bueno del Presidente General del momento, el Sr. Dionisio Portilla.


En una anterior aproximación al tema, discurrimos ya sobre algunos pormenores de la Quinta de Salud “La Purísima Concepción” y sus dependencias, regentadas por la Sociedad, y perteneciente a la Sección de Beneficencia.

Hoy preferimos acercarnos a algunos pormenores de otras Secciones, con presencia en su sede social ubicada en la calle Salvador Cisneros en el número 258, que acogía no sólo al archifamosa Sección de Recreo, célebre por sus actividades festivas y bailes de ocasión, al que ya puntualmente te referiremos, sino igualmente a Academias diurnas y nocturnas, y a una muy bien poblada Biblioteca, pertenecientes todas a la Sección de Instrucción.


Preferimos empezar pues por tan interesante arista, de la que menos se ha discurrido. En el capítulo de los Reglamentos que le concierne se estatuía que su objeto primordial sería:
Fomentar entre los asociados el amor al estudio, contribuir a la ilustración general; promover las manifestaciones de las Bellas Artes; redactar y proponer el plan de enseñanza que ha de observarse en el Centro, así como reglamentar, suspender o ampliar el número de clases con la aprobación de la Directiva…(1)
Las Academias ya antes citadas se dividían en Diurnas, de preferencia para las hijas de los socios, las Nocturnas para los socios en general. La enseñanza de las asignaturas se sucedía a lo largo de un año lectivo de Septiembre a Junio, con vacaciones desde el cuatro de Diciembre y hasta el dos de Enero.

Los exámenes correspondientes a las asignaturas impartidas tendrían igualmente todo el rigor, se efectuaban anualmente en la primera quincena de Julio. Se celebraban ante Tribunal, y los alumnos examinados recibían su correspondiente calificación de notas que se hacía obrar en la correspondiente Acta. Igualmente se repartían premios a los más aventajados.

La existencia de la Biblioteca y el Gabinete de Lectura correspondiente, nos merece igualmente una mirada puntual.

Se establecía en el articulado del citado reglamente, bajo el número 36 que:
(…) En dicho departamento encontrarán los socios las principales obras de los grandes autores y una completa colección de periódicos, ilustraciones o revistas Cubanas, Españolas y Extranjeras, en las cuales hallarán ancho campo para dedicarse al estudio o para conocer el movimiento general de las política, las artes y las ciencias(2).
Para regir dicho espacio se nombraría a un Bibliotecario, quien tendría autoridad para someter a aprobación del Presidente de dicha Sección, las mejoras y cambios que juzgara de interés. Entre sus funciones igualmente estaban la de aprovisionar convenientemente el Gabinete de Lectura con todas las publicaciones ya mencionadas, nacionales o foráneas.

Igualmente era de su responsabilidad el aumento del fondo bibliográfico, proponiendo la adquisición de nuevos volúmenes que tuvieran la dignidad suficiente para figurar en el catálogo.

Aunque no se explicita en los artículos subsiguientes, el préstamo de los materiales parecía tener sólo un carácter interno, pues se dejaba claro que se velaría con celo porque se sacaran libros o periódicos del Gabinete, incluso para leerlos en otras salones del Centro.

Velaría igualmente el Bibliotecario por el buen orden interior, fomentando el necesario silencio y prohibiendo “conversaciones o actos que molesten la atención de los concurrentes (…) igualmente fumar y permanecer en el con la cabeza cubierta.”(3)

Para favorecer su trabajo, el Bibliotecario nombrado tendría el auxilio de Vocal de Turno de dicha Sección, así como del Conserje, a este último le concernían: cuidar las condiciones de orden y limpieza, guardar las llaves de los estantes para facilitar los libros en ausencia del bibliotecario, facilitar a los usuarios los índices y catálogos, vigilar si se recibían puntualmente los diarios y revistas, y renovar a tiempo sus subscripciones, entre otras funciones.

De la Sección de Recreo y Adorno, a la que ya habíamos mentado, compartimos al lector algunos de sus específicos pormenores.


Tal como se le aludía en el Reglamento, velaría por:
(…) proporcionar a los socios toda clase de entretenimientos y juegos lícitos, cuantas diversiones son propios entre personas cultas y contribuir a que se practiquen los preceptos de sociabilidad(4).
Entre sus deberes igualmente estaban los concernientes a la organización de los programas de fiestas, y la consecuente presentación de los gastos requeridos. A su cargo igualmente estaba el redactar las listas de las familias que deberían ser invitadas a los bailes y fiestas del Instituto, así como conformar el correspondiente programa musical que la orquesta de ocasión ejecutaría, y repartirlo a la concurrencia. Los invitados especiales serían igualmente recibidos a la puerta del Centro y se les atendería durante los actos.
Durante tales convites era su responsabilidad velar porque las bebidas y comestibles que se sirvieran fueran de la mejor calidad.

Pero no solo se convocarían actividades festivas. La Sección organizaría con puntualidad en los Salones del Centro: Bailes de Sala y de disfraz, Funciones dramáticas, Conciertos, Conferencias, Veladas literarias, Recepciones y Juegos de Sport.

Sobre los primeros citados había un especial mandamiento para los participantes enmascarados, y era la obligatoriedad de mostrar su rostro a la entrada a la Comisión de reconocimiento, e igualmente en cualquier momento durante el curso de la fiesta siempre que la Comisión lo creyera oportuno.

Otra normativa bien peculiar, y que nos puede lucir hasta simpática, era la que rezaba que:
Los concurrentes a las fiestas del Centro no podrán bailar más que piezas del programa, no ejecutando otro baile que no corresponda con la música(5)
El horario del Centro era muy amplio. Desde las siete de la mañana y hasta las doce de la noche, salvo en casos imprevistos, que la Directiva tendrá a su cargo resolver oportunamente.

La existencia de una bien provista Cantina, era otro de los servicios ofrecidos, donde se expenderían todo tipos de bebidas, refrescos y tabacos, la institución no era responsable de la explotación y manejo de tal servicio, pero la Sección si era responsable por velar que artículos a servir fueran siempre selectos, y que los precios no excedieran a los que se cobraban en otros sitios elegantes de la ciudad, y cuya tarifa debería estar a la vista en lugar visible.

En caso de que los socios solicitaran algún artículo que no estuviera en existencia, el cantinero comisionaría de inmediato a un sirviente para procurarlo, se asegurarían sus servicios con especial atención en los días festivos.

Las deudas de los socios con dicho Departamento tendrían que ser gestionadas por sus responsables, sin la intervención del Centro.

Para velar por su mejor desempeño, la Sección sí podría recomendar a la Directiva la subasta al derecho de explotación de la cantina, o en su defecto cederla gratis a quién ofreciera seguridades de su atención.

Otra importante Sección era la de Propaganda. A ella correspondía la importante misión de todo lo relativo a la inscripción de los socios, y la atención escrupulosa de sus demandas o quejas fundadas.

Entre sus facultades se incluían el análisis pormenorizado de las altas y bajas, con atención a las causas que originaran las segundas, si eran de carácter voluntario, para evitarlas siempre que fuera posible.

A su arbitrio quedaba el aceptar o no a los candidatos o aspirantes al ingreso, así como velar que los cobradores estuvieran al día en su labor de recaudar las cuotas sociales, y que fuera efectivo antes del día 10 de cada mes.

Como dato complementario, encontramos en el Directorio Social de Camagüey, correspondiente al año 1949, detalles del gobierno del Centro de la Colonia Española, en el período 49-50.

La Directiva de entonces la conformaban el Presidente General: Francisco Pañeda Gómez y su Vice: Tristán Rodríguez Martínez. Y los responsables de cada Sección, a saber: en la de Beneficencia: Eugenio Álvarez Moreda, su Presidente, y Antonio Álvarez Hernández, como Secretario.

La de Instrucción estaba regida por Celso Couseló Ricaló, y Claudio López Morell en la secretaría. Para la de Recreo y Adorno fue electo Presidente Pedro Torres Sánchez y Cristóbal Díaz Bulnes como Secretario. Las funciones de la correspondiente a la Propaganda estaban en manos de Alfredo Hernández Avellano y Eduardo Álvarez Rodríguez, Presidente y Secretario, respectivamente.

Para 1960, cuando se cumplían 61 años de permanente presencia en la ciudad, el Directorio Social de Camagüey, de aquel año, el último en ser editado, recogía una pagina completa alusiva a su labor. Queda el recuerdo de esa página y de una foto de la Quinta de Salud. Se incluían allí mismo los teléfonos correspondientes, el de la Sociedad: 2289 el del Sanatorio: 2589 y el de la Secretaría: 2081. Un poco después, dejarían de sonar…

-------------

El inmueble fue construido originalmente como residencia familiar en el siglo XVIII, ha sido a través de la historia: sede de la comandancia del Ejercito Español en el siglo XIX,  luego hotel. Desde los inicios del siglo XX y hasta que fue clausurada en 1960 estuvo el Centro Social de la Colonia Española. Luego albergó a la Sociedad de Amistad Cubano- Española, en 1973 pasó a a ser sede de lo que se conocía como Casa de la Amistad (perteneciente al ICAP). En 1993 fue reignaugurado como Centro de Cultura Iberoamericano y actualmente radica en este lugar,  el Centro de la Cultura Comunitaria de Camagüey. 

-------------------------------------
  1. Centro de la Colonia Española de Camagüey. Estatutos. Imprenta La Moderna. Maceo Número 12. Camagüey. ca. 1944.p.63
  2. Ibíd. p.70
  3. Ibíd.
  4. Ibíd. p. 76
  5. Ibíd. p. 80

(Cuba. Enero 31, 1897) Un poema de amor desde el campo insurrecto


A mi Hortensia

Encierra tanta grandeza
La tierra en que hemos nacido,
Que hasta el papel más pulido
Nos lo da Naturaleza.

Es sacado de una palma
Que crece a orillas de un río,
Y en él imprimo, ángel mío,
Desahogos de mi alma.

En él imprimo cantares
Que elevo en el patrio suelo,
Cantos que suben al Cielo
Escalando los palmares.

Pues ellos son cual gemido
Del amor que sufre ausente,
Pues el amante está enfrente
Del tirano corrompido.

Así lo quiere la suerte
Y así lo impone el deber
Para poder obtener
Una patria independiente.

Recibo en, tanto, ángel mío,
Desahogos de mi alma
Que escribo en papel de palma
A las orillas de un río.



Luis de la Cruz Muñoz.
Campamento en "Peña Blanca"
(Sancti Spíritus) 31 Enero 1897.




------------------
Texto tomado de
Fermín Valdés Domínguez: Diario de soldado. Tomo 3. La Habana 1974.

(Revista Social. Mayo 1926) Camagüey monumental. Un dibujo de Massaguer.


Tuesday, March 10, 2020

(Miami-Invitación) "Art Herstory" Opening Reception


Art Herstory Opening Reception
Friday,  March 13 2020 at 7:00 p.m.

FIU Glenn Hubert Library
3000 NE 151 ST
North Miami , FL 33181

Retiro en El Paular (por Teresa Fernández Soneira)

Retiro en El Paular(1)


Monasterio de El Paular
 con la Sierra de Guadarrama en el fondo.
-----------------



por Teresa Fernández Soneira


De mi época de estudiante en Madrid recuerdo particularmente un retiro que hice durante la Cuaresma en un convento del poblado de El Paular(2). Enclavado junto al espléndido panorama de la Sierra de Guadarrama, era aquel un lugar ideal para el recogimiento y el diálogo con el Señor. Del convento, que entonces era de monjas de clausura, poco recuerdo a no ser la hermosa y acogedora capilla y el jardincillo de las madres a donde íbamos a rezar o a meditar después de las pláticas y misas. Aunque por ser invierno los árboles estaban secos y desnudos, mantenía aquel jardín un encanto peculiar donde se respiraba la paz, y el aire venía colmado de los aromas de la Sierra.

Predicaba aquel retiro un sacerdote que nos hablaba de la voz de Dios. Decía que era necesario callar y ponerse a la escucha, y que todo nuestro ser debía estar en estado de escucha, no solo el oído. Para oír al Señor había que callar las voces que resuenan dentro de uno, como son las voces del orgullo, de la avaricia, la hipocresía, el egoísmo y la vanidad, y también las del exterior que nos excitan: la televisión, la radio, el teléfono, el tráfico, la gente. “También la purificación auténtica se logra en el silencio," decía aquel predicador, “y muchas veces las palabras nos impiden ver. Se requieren muchas palabras para expresar algo, pero basta el silencio para expresar el Todo. El que de veras quiere profundizar, se confía del silencio y después que ha oído la Palabra, no encuentra ya más palabras". Hermosa y profunda meditación que es un reto en este mundo agitado en que vivimos, en el que todo es distracción. Me pregunto si no se debería incluir el ruido en la lista de pecados, que como dice Martin Descalzo(3), “quizá sea un pecado que tiene castigo en sí mismo: porque va convirtiendo este mundo en un infierno provisional”. Por eso debemos hacer un alto de vez en cuando, sobre todo en la Cuaresma, para reflexionar, para encontrarnos con nosotros mismos y con Dios, y así mejorar nuestras vidas.

Mi mente vaga de nuevo hacia El Paular, y me veo inmersa en el silencio de aquel jardín; silencio invisible pero potente; silencio espiritual donde las cosas pueden cómodamente estar en ellas mismas y a sus anchas. Puedo aún ver los cipreses alzados hacia el cielo que también parecen estar a la escucha, siempre atentos. Ya es tarde y las viejas paredes del convento muestran un rosa oscuro. La tenue luz del atardecer no le resta detalles a las cosas sino por el contrario, todo respira su propia belleza y armonía. Los últimos rayos de luz acarician la torre del campanario y todo se ha sumido en lo tules del atardecer. Ha terminado nuestro recreo por el jardín v nos llaman a la cena. El frío viento de la Sierra ha comenzado a soplar pero todo permanece envuelto en el silencio y la paz.

El Cristo de Velázquez
Museo del Prado. Madrid




-----------------------------------------

  1. Publicado en La Voz Católica, periódico de la Arquidiócesis de Miami, el 18 de marzo, 1994.
  2. Santa María de El Paular fue un monasterio de cartujos localizado al noroeste de Madrid, en el poblado de Rascafría, Valle de Lozoya, junto a la Sierra de Guadarrama.
  3. José Luis Martín Descalzo, (Toledo, 1930- Madrid, 1991) sacerdote, periodista y escritor español.




---------------------
Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas.

Creación (un poema de Dulce María Loynaz)


Y primero era el agua:
                                  un agua ronca,
sin respirar de peces, sin orillas
que la apretaran...
Era el agua primero,
sobre un mundo naciendo de la mano
de Dios...
                 Era el agua.
                                      Todavía
la tierra no asomaba entre las olas,
todavía la tierra
sólo era un fango blando y tembloroso...
No había flor de lunas ni racimos
de islas... En el vientre
del agua joven se gestaban continentes...

      ¡Amanecer del mundo, despertar
del mundo!
      ¡Qué apagar de fuegos últimos!
¡Qué mar en llamas bajo el cielo negro!

      Era primero el agua.

Roberto A. Betancourt introdujo el tranvía eléctrico en Camagüey


El tranvía eléctrico circuló en Camagüey desde el 1 de mayo de 1908, hasta el 23 de febrero de 1952.


Anteriormente, Enrique Loynaz del Castillo había introducido en la ciudad el tranvía tirado por caballos, que comenzó a funcionar en 1894 y prestó sus servicios hasta el año 1900.

--------------------------

Fragmento del Decreto 392, del 22 de septiembre de 1906, de la Gaceta Oficial de la República de Cuba, mediante el cuál se le concedió a Roberto A. Betancourt, la instalación del  tranvía eléctrico en la Ciudad de Camagüey. 

Firmado por Tomás Estrada Palma, Presidente de la República y por Rafael Montalvo, Secretario de Obras Públicas.

De conformidad con lo propuesto por el Secretario de Obras Públicas y en uso de las atribuciones que me están conferidas, apruebo el proyecto del señor Roberto A. Betancourt para la construcción de un tranvía eléctrico en la Ciudad de Camagüey, otorgándole la concesión necesaria para la ejecución de las obras y su explotación, bajo las siguientes condiciones: 
1º.--El concesionario establecerá y explotará en la Ciudad de Camagüey, á su costo y riesgo y sin subvención alguna, un tranvía eléctrico para pasajeros con sujeción al proyecto presentado por el interesado que lleva la fecha de 5 de Agosto de 1905, en cuanto dicho proyecto no resulte modificado por estas condiciones. 
2º.—Plazo de comienzo y ejecución de las instalaciones.—La ejecución de las obras comenzará dentro de seis meses, y terminará dentro de 18 meses, ambos plazos contados desde la fecha en que se otorgue la concesión. 
3".—Ingeniero Jefe.—El Ingeniero Jefe que repetidamente se menciona en estas condiciones es el de Obras Públicas del Distrito de Camagüey. 
4º.—Línea.—La línea de tranvías se establecerá según se indica en el plano correspondiente del proyecto, en las siguientes calles: la línea comenzará frente al andén de pasajeros de la estación del ferrocarril de Puerto Príncipe á Nuevitas; seguirá por la calle de Avellaneda hasta la calle de Soledad; por esta calle atravesando la plaza del mismo nombre, continuará hasta la plaza de Charles A. Dana; desde allí se dirigirá por la calle de Independencia hasta alcanzar el puente de la Caridad; desde este puente continuará por la Alameda de la Libertad hasta la plaza del mismo nombre donde termina.  
En la plazuela de confluencia de las calles de Soledad, Independencia y Cisneros se construirá un apartadero para el cruzamiento de los carros de subida y de bajada.

--------------------
Decreto 392, 22 de septiembre de 1906.




--------------------
Para más información sobre este tema, recomiendo Los Tranvías de Camagüey (y en toda Cuba), por Allen Morrison


Sunday, March 8, 2020

Mujer


En el Génesis se narra como Dios fue creando desde más simple a más elaborado: cielo, agua y tierra, plantas, animales, hombre y como culmen de su obra de Amor: la mujer. (JEM)

Saturday, March 7, 2020

(Camagüey) Guillermo Ginestá, Baby William, ex boxeador profesional ha fallecido


por Joaquín Estrada-Montalván


Guillermo Ginestá, conocido como Baby William ha fallecido en la ciudad que lo acogió como su hijo. 

Ginestá quien nació en Santiago de Cuba en 1930, pero se asentó en la ciudad de Camagüey, fue uno de los más reconocidos boxeadores profesionales cubanos.

Recuerdo en su casona de la calle Bembeta, las paredes decoradas con recortes de prensa que recogían para las posteridad sus triunfos en el cuadrilátero.

Llegue a Coqui, su hijo y a toda su familia mis condolencias.

Descanse en paz campeón.




(Revista Social. Junio 1919) Martina Pierra de Poo


Friday, March 6, 2020

(Revista Social. Marzo 1920) Dulce María Borrero


"A manera de obertura". Texto introductorio del libro "Una noche en el ballet. Guía para espectadores de buena voluntad" (de Roberto Méndez)


Se escucha el último acorde y la función concluye. Los bailarines avanzan hasta el proscenio para agradecer los aplausos – nutridos o escasos- del público. Gradualmente la sala se vacía. Algunos de los espectadores no retornan satisfechos a sus casas. Fueron al teatro por un compromiso familiar u oficial, o por simple curiosidad, pero no disfrutaron de la presentación. El ballet les pareció demasiado complicado. Ni siquiera podrían describir lo que sucedió en escena. Alguno insistirá en la experiencia para buscar más luz, la mayoría preferirá ocupar su tiempo en otras cosas.

¿Podrá afirmarse todavía que el ballet es un arte para las élites si el género se ha extendido en los últimos cien años desde New York a Hong Kong, desde La Habana a Johannesburgo? Quizá lo que sucede es que las personas necesitan un mínimo de preparación para convertirse en auténticos espectadores. Para ellas se escribe este libro.

Nuestro texto no se dirige a los especialistas en el género sino, precisamente, a los que buscan una clave para poder apreciarlo. Por esa razón no pretende ser una historia de la danza, ni una enciclopedia, ni un diccionario de repertorio, es, sencillamente, una guía para el que sienta alguna curiosidad por ese mundo, o necesite prepararse para una cercana visita al teatro. Con este fin se le reune un conjunto de informaciones que de otro modo estaría obligado a buscar en bibliotecas especializadas o dispersas en el mar de Internet.

Ofrecemos al lector: una historia brevísima del ballet y sus rasgos principales en cada período artístico, acompañada por una cronología mínima; los componentes de una obra danzaria; algunos consejos para apreciar una función; la información básica sobre obras fundamentales del repertorio internacional y un glosario elemental que le ayude a comprender los programas de mano o las informaciones que puede hallar en la prensa.

Todo esto no puede sustituir las mejores lecciones: las de la escena. Solo la asistencia frecuente a presentaciones danzarias permitirá una apreciación cabal de este arte y la formación de un gusto personal. Si después de revisar este libro alguien busca la oportunidad para retornar al teatro y hasta decide indagar en textos especializados, entonces nuestra labor habrá alcanzado su razón de ser.
 -------------------
-----------
El libro se estará presentando 
el próximo mes de abril en la
Feria del Libro de Buenos Aires


Thursday, March 5, 2020

Sueños al pairo (Documental sobre el trovador Mike Porcel, de los realizadores José Luis Aparicio y Fernando Fraguela)

Calles y callejones de Camagüey: Calle del Carmen, Capitán Marín Varona (por Marcos A. Tamames-Henderson)

 
 
 

Nace en San Diego y en el ensanche que forma la plaza del Carmen, da fin a San Ignacio (D); corta la calle San Ramón, recibe a Honda o San Pedro Alcántara y su plazoleta (D); pasa Santiago u Horca y Santa Inés o del Medio para terminar en Santa Ana. El origen de su nombre es preciso buscarlo hacia 1730 cuando se otorgó licencia al matrimonio formado por don Jacinto Manuel Hidalgo y doña Eusebia Ciriaca de Varona para erigir un templo a los padres carmelitas en el lote de manzana con frente a una calle que parte de la de San Diego. ¿Cuán devotos eran estos patricios de la virgen del Carmen? ¿Cuán afín a la ermitaña doctrina de su fundador en la que prima la austeridad, la soledad y la abstinencia a comer carne? ¿Se trataba de venerar a la patrona del mar, la protectora de la entrada de la riqueza a la mediterránea villa?

Su cambio de nombre por Capitán Marín Varona estuvo a cargo de los concejales Juan Acosta Álvarez, Abelardo Chapellí Marín y Eusebio Cantero Cantero, quienes plantean su proyecto en la sesión del 30 de mayo de 1919. La idea es rendir homenaje al capitán Marín Varona y no precisamente por su trayectoria militar, sino al hacer artístico; de ahí que los autores de su rebautizo, decidan hacer la propuesta en asociación al creador Pablo Pildaín. El 30 de mayo de 1919 argumentaban en sesión del Ayuntamiento:
POR CUANTO: Entender los que suscriben, que los nombres de los artistas camagüeyanos, J. Marín Varona, en la música, y Pablo Pildaín, en el arte teatral, que en vida fueron reconocidos como genios en sus respectivos géneros, resultando a la vez una gloria para el Camagüey, que en todos los órdenes de la vida ha demostrado que sus hijos son verdaderas mentalidades, como lo patentiza la recordación de “Varona y Pildaín”, … proponen cambiarle el nombre a la calle Carmen, por Marín Varona y ponerle el nombre de Pablo Pildaín a la Plaza del Teatro Principal.
La aprobación fue unánime. Se confirmó al día siguiente y el 9 de junio recibía el aval del alcalde municipal y a partir de entonces los camagüeyanos rindieron homenaje a José Marín y Varona (Puerto Príncipe, 1859-La Habana, 1912), el organizador y director de la Banda del Estado Mayor del Ejército, el músico y compositor al que Juárez Cano considerara “un gran artista, mago de la batuta y excelso director de orquesta y banda”; mientras Arturo Don Varona, además de destacar entre sus composiciones la colección de danzas Tropicales que le valieron un Premio en la Exposición Universal de París en 1900, cita la zarzuela El brujo —grabada y difundida por la RCA Víctor—; el gran vals del concierto Esperanza, premiada en la Exposición de Búfalo, así como danzas, habaneras, polkas, tangos, guajiras, canciones y composiciones escolares de corte patriótico. La investigadora Verónica Fernández Díaz subraya su obra pedagógica y la conformación de tratados teóricos y crítica musical que publicara en Cuba Musical.

Se trata, sin dudas, de un eje que se distingue por su rectitud y forma parte del CH. De sus cuadras, solo una se integra al área PCH, la que limitan San Diego y San Ramón.

Década de 1950
--------------
Foto actual

--------------------------------------
Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

La elegancia femenina (según José Martí)

Es como la elegancia, mi María, que está en el buen gusto, y no en el costo. La elegancia del vestido,-la grande y verdadera,-está en la altivez y fortaleza del alma. Un alma honrada, inteligente y libre, da al cuerpo más elegancia, y más poderío a la mujer, que las modas más ricas de las tiendas. Mucha tienda, poca alma. Quien tiene mucho adentro, necesita poco afuera. Quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro, y quiere disimular lo poco. Quien siente su belleza, la belleza interior, no busca afuera belleza prestada: se sabe hermosa, y la belleza hecha echa luz. Procurará mostrarse alegre, y agradable a los ojos, porque es deber humano causar placer en vez de pena, y quien conoce la belleza la respeta y cuida en los demás y en sí. Pero no pondrá en un jarrón de China un jazmín: pondrá el jazmín, solo y ligero, en un cristal de agua clara. Esa es la elegancia verdadera: que el vaso no sea más que la flor. (José Martí a María Mantilla. Fragmento de la Carta # 8)

(Revista Social. Febrero 1919) Juana Borrero


Wednesday, March 4, 2020

La Colonia Española de Camagüey (por Carlos A. Peón-Casas)


El Sanatorio “La Purísima” de la Colonia Española de Camagüey y su muy celebrado staff médico, ca. 1960.



La historia de aquella benemérita institución de salud, con tanta y merecida fama, en la etapa republicana de nuestra ciudad camagüeyana, tiene larga data, que la lleva al año de 1899.

En aquel minuto, rendidas las armas españolas, y ocupado el país por las tropas norteamericanas, ganadoras de aquel controversial conflicto bélico, un visionario grupo de españoles y cubanos en la entonces ciudad de Puerto Príncipe, aunaron esfuerzos para fundar aquella citada Sociedad o Patronato.

Pensada como una institución de salud, inspirada en el estilo ya en boga del mutualismo, y a la vez como una especie de sociedad de recreo, la Colonia, como fue popularmente conocida, poseía una extensa Quinta de Salud, y un edificio social en lo mas céntrico de la ciudad de entonces.

La Quinta de Salud, adquirida en el año 1908, ocupaba un área de 19.263 metros cuadrados, y estaba enclavada en la parte más alta de la barriada de la Caridad. Limitaban su perímetro las calles: Dolores Betancourt, por el norte, Palmira, por el sur, y las de Domingo Puente y Arrieta por el este y el oeste, respectivamente.

Las primarias facilidades para aquella emergente clínica mutualista, se vieron prontamente mejoradas y aumentadas. Para el año de 1960, contaba:
con mas de 14 edificios equipados con los múltiples adelantos que hoy exige la medicina moderna, para poder brindarle a sus 22.000 Asociados una esmerada atención como garantía plena de seguro contra las enfermedades. Prestan allí servicios mas de 200 empleados y un cuerpo de distinguidos y reconocidos facultativos(1)
Para igual fecha, entraba en funciones un nueva Unidad Quirúrgica, dotada con las más óptimas condiciones para su tan delicada función

Su staff médico era ciertamente inmejorable. En la ciudad, no son pocos los que todavía rememoran la calidad de aquellos galenos, todos camagüeyanos natos, graduados en su mayoría en la Escuela de Medicina de la Universidad de La Habana, y no pocos de ellos con estudios y especializaciones en renombradas universidades norteamericanas y europeas.
La lista, primariamente muy parcial y ciertamente incompleta de aquellos prominentes especialistas, la tomamos del ya citado Directorio Social, editado en la ciudad en 1960.

Por ende los nombres de los galenos aludidos corresponden a la hornada de aquellos que principiaron su carrera medica en las décadas de los años treinta y cuarenta. Una oportuna actualización de los nombres de otros galenos de generaciones anteriores, seria altamente deseable de poder completar en el futuro.

Principiamos por el Dr. Braulio J. Cuesta Marrero(2), quien para aquel minuto fungía como Director y Cirujano General, y cuya trayectoria en la institución databa del año 1946. Su formación profesional discurrió entre la Universidad de La Habana, y luego en los hospitales neoyorquinos Saint Vincent y Saint Joseph, como Médico Interno y Residente de Cirugía, respectivamente.

Entre 1949 y 1950 fungió igualmente como Director-Cirujano del Hospital Manuel Ramón Silva donde hubo de imprimir su impronta con numerosas mejoras a los servicios quirúrgico y hospitalario en aquel. Igualmente promovió la creación en la ciudad de una Escuela de Enfermeras.

La lista de los galenos camagüeyanos que practicaban su saber en aquella celebrada institución de salud, la conformaban nombres igualmente prestigiosos del Colegio Médico en Camagüey.

Entre aquellos y en igualdad con sus pares, se incluía el Dr. Javier Pichardo Rubio, especialista en Vías Digestivas y Nutrición , quien por entonces tenia su residencia, y su consulta privada en el numero 4 de la Calle Padre Valencia.

Sumaba igualmente su talento y saber, el Dr. Francisco Domínguez López, Dermatólogo, y quien fungía además como Director del Dispensario “PLECS”. Su gabinete se localizaba en la calle Avellaneda, marcado con el número 269 altos, y con residencia fijada en la misma calle en la vivienda con el numero 288.

Parte de aquel prominente staff, era el Dr. Miguel Socarras Guzmán. Practicaba con mucho éxito la Cirugía. Ejercía su práctica privada en la calle General Gómez, número 6, y su residencia privada era conocida como Villa Nela, en la Carretera Central Este.

Otro cirujano y también neumólogo de prestigio, de aquel grupo, lo era el Dr. Manuel Sori Marín, Su consulta privada ocupaba espacio en el numero 155 de la Calle República. Residía para entonces, en la Avenida Finlay. Urólogo era el Dr. Raúl Fors Docal. Sus servicios particulares los ofrecía en la misma dirección del ya citado Dr. Sori Marín.

Se añadían a la hasta aquí muy parcial lista, los prestigiosos doctores: José Hernández Hechavarria, Otorrino, con consulta en Avellaneda 278, y Julio Saavedra Losa, Médico General, quien atendía a sus pacientes en el número 3 de la ya citada calle General Gómez .

Last but not least, en esta incompleta relación, sumaba sus saberes médicos, el Dr. Fernando Martínez Izquierdo, Médico Ginecólogo y Partero del ya citado Sanatorio, y quien fungía además por tal fecha, como Jefe de Maternidad del Hospital Manuel Ramón Silva. El Dr. Martínez Izquierdo ostentaba igualmente la membresía del Rotary Club. Su consulta se localizaba en la calle Avellaneda 64-A, donde igualmente estaba su residencia.

Este primer recuento y homenaje sincero a aquella clínica mutualista, y a sus esforzados doctores, queda en deuda con aquellos que no hemos podido incluir en esta primera mirada, igualmente con el personal paramédico y los empleados, que igualmente hacían viables sus funciones hospitalarias. Nuestro consuelo mayor es precisamente, el haber promovido esa memoria que como otras de nuestro glorioso pasado, conviene no olvidar para bien.

_________________

  1. Directorio Social de Camagüey. Mario R. Silva LLopis. Editor. Edición de 1960. p. 97
  2. Emigrado en su minuto a EE. UU, como igualmente muchos de sus colegas camagüeyanos, el Dr. Cuesta, trabajó incansablemente en su profesión hasta su fallecimiento, en aquel su país de promisión. 


------------------------
Ver en el blog

Fragmento de la primera novela que estaba escribiendo Elena Tamargo


Nota de la autora: Fragmento de la primera novela que está escribiendo Elena Tamargo, leídos por primera vez, esta noche, [Octubre 26, 2009] en Agartha Galería. 

La escritora agradece al amigo Joaquín Estrada-Montalván esta primicia en su blog Gaspar, El Lugareño.


------------------
Texto publicado originalmente en este blog el 26 de octubre de 2009. Lo reproduzco hoy, recordando su nacimiento el 4 de marzo de 1954. Elena Tamargo falleció en Miami, el 20 de noviembre de 2011. (JEM)
--------------------

Cada vez que me siento en un sillón dejo una mancha de sangre. Se que he perdido tantas cosas que no podría contarlas, sólo el que ha muerto es nuestro de verdad, sólo lo que he perdido es mío, no hay otro paraíso. También es nuestra suerte saber convalecer.

Mis mayores me hablaron de la sangre, del apellido y los abuelos, pero nunca de ésta que pierdo y pierdo en los trenes, las camillas y los cines.

Nunca encontré tristeza en la carne. El cielo que iría a buscar lejos lo tengo sobre la cabeza. Se me queman los labios por decirlo.

Mi figura es un mar que asoma desde el pequeño muro encalado de una iglesia de pueblo y sólo lo ve la otra muchacha a quien el viento le levanta el vestido, y yo lucho con el consuelo que dan unas palabras griegas. He ahí la pequeñísima esterilla en la que puede bordarse el ideograma de mi vida. Por lo demás, no es la claridad sino el peligro de la claridad que conforme avanzamos hacia el norte y conforme nos acercamos a nuestra época aumenta sin cesar, ese secreto que en nuestra tradición contuvo la mano del poeta para que nunca insultara. Una vez consumada la ruptura con todo mito divino el poeta ha sido llamado a actuar el papel principal.

Tengo miedo. Camino por una costa y nadie siente a nadie. Vuelvo a mi manuscrito y mientras llega el rocío que nada ocurra, que nada se mueva, por si acaso de pronto sale el sol y me deslumbra. No quería llegar sin temblar hasta ahí donde la carne acumula la sangre y hunde en el corazón un apresurado reloj. Cuando el amor y el rencor están ausentes todo se vuelve claro. Sigo caminando aunque no haya lugar a donde llegar.

Qué les ocurrió a los hombres que les dio por combinar las palabras de tal modo que no dijeran lo que decimos cotidianamente. En las canciones con que me criaron jamás me vino algo semejante a la cabeza. Pero ahí, en la edición facsimilar alemana que tenía en las manos, había otra cosa que no entendía porque, claro, no entendía el griego clásico, y eso seguramente explicaría el modo especial de la escritura. Intento expresar con palabras actuales la sensación que tenía en aquella época y que volví a encontrar en una sola cosa; en los conjuros que con sobrecogimiento y admiración sin reserva le veía hacer al mismo hombre al que quise besar en los labios.

Al mundo se entra admirándolo, me decía a mí misma. Imaginé mi obra destruida y encontrada por fragmentos. Veinticinco años de mis dones me dejan perdida de mi muerte. Pero mirando al hombre de los conjuros en los labios había aprendido esa misma mañana, que si uno tiene la belleza delante y no la ve comienza a empobrecer, entonces el tiempo sin acaecimientos me empezó a resultar más franco; así sin arabescos, me parecía el misterioso refugio que andaba buscándole a mi miedo.

Porque la palabra vacío me asustaba todavía, no era capaz de darle fe a esa sugestión de vastedad que tenía el vacío, donde antes había arrojado la voluntad.

“La vieja verdad --decía Goethe—aférrate a ella”; y yo la buscaba en los sueños, porque en el día no la hallaba. Sabía que habían existido y existirían siempre hombres excelentes a quienes dirigirles una buena palabra, decirla y dejarla escrita sobre el papel. Esa era la comunión con los santos que entonces profesaba.

Era importante la escritura; con los labios no es suficiente la palabra, siempre hay alguien que oye algo completamente distinto a lo que dices, aunque tal vez eso también sirva. Ambas cosas las pensaba antes. Después supe que las grandes verdades que uno busca se escriben en el cielo, con letras de oro, que es como se escribe en el cielo. Ese misterio lo había aprendido y era mi tesoro.

Elige un norte para tu afán, me había dicho una vez el hombre en manto blanco. A los muertos les decía amigos ocultos a sus amigos por las nuevas colinas, y los llamaba por su nombre y los levantaba de abajo de aquellos sellos ya borrados donde yacían tendidos. Todo eso se me confundía con Goethe y con Fichte y con Schleiermacher. Pero buscaba seres que se parecieran a mí en ese sentido. La profesión más deseada, mi única ambición era anticiparme, era encontrar el ideal de la comunidad con las personas animadas de los mismos sentimientos. Buscaba espíritus en los que la oscuridad era vencida por la luz y la claridad serena se había impuesto sobre la confusión. La divinidad que ansiaba alcanzar es la que actúa en lo vivo no en lo muerto, en lo que transforma y deviene, no en lo que ya ha sido y ahora es una piedra.

Porque al mundo lo encontraba viejo, y marcada por mi tiempo como estaba, la tradición y lo antiguo no los consideraba clásico por viejo sino por su vigor. La fe tenía que ser una revelación eterna.

Ahora, febrero sepulta mi paisaje, pero todo respira nuevamente, el mantel volverá a ser blanco. La constancia es más fuerte que el destino. Me dio seguridad aquel tablero, y un signo resumió lo que seguía: la tierra se pudrió pero no se murió, dijo con voz nerviosa el adivino.

En una sala de hospital empezó la historia. Puede ser cáncer, y yo dije, es cáncer, porque las palabras eternas, duras, únicas, cuando se pronuncian ya van siendo, también lo había aprendido con Goethe, quien al contemplar unas caracolas en una playa de Sicilia exclamó: “so wahr, so seiend”, “tan verdadero, tan siendo”. Así son las palabras como cáncer, si la dices ya es. El médico mexicano, en ese pueblo del volcán a donde había ido a vivir con el poeta, para escribir libros por encargo, me dió la noticia. Me viró boca abajo en una camilla, “baje las manos y levante los gluteos”, y al poeta, le dijo, “usted me tendrá que ayudar”, y mirando aquellas nalgas, que en alguno de sus poemas, ya clásicos, él había calificado, como cola de pez, y unas manos que eran alas y unas piernas y un cuello como cisne lento en el estanque y la cintura de mujer pero más fina y pronunciada y unos dientes de conchas y los labios abriéndose en un rictus amargo, como el que prueba sal, los ojos, grandes de pez y pájaro, se abrían como el mundo en su día inicial, pero ya aquellos versos no podían seguir resonando, porque aquello que pasó en la camilla, no era una lluvia lenta, cayendo dulcemente desde el cielo del alma, como una melodía, aquello era el acto de dolor más grande que habríamos de experimentar los dos juntos, un corte con tijera del tumor, y “abra el frasco”, que el poeta aguantaba temblando entre sus manos. “Lleven al laboratorio esa muestra para una biopsia”. El pomo con el pedazo mío estuvo algunos meses por ahí guardado y un día lo boté, de todos modos la palabra ya estaba pronunciada.

Las palabras son mis amuletos, creía en el pensamiento, en la cabeza, en los ritos que las religiones le hacían a la cabeza. El bautizo, agua en la cabeza sobre la pira, y ya está la criatura bendecida. Y los yorubas, sangre caliente de animal en la cabeza, sin pira, sobre el santo, que es una piedra, no es cualquier piedra, sino la que se convirtió ya en santo, y el animal sin cabeza ahí presente, sufriendo, pataleando sin cabeza un buen rato, eso se llama rogarse la cabeza.

Yo entonces explicaba el asunto africano como mímesis, y decía que la única y verdadera rogación de la cabeza era la que le hacía la madre al hijo al nacer, porque cuando iba a salir le dejaba caer unas goticas de sangre de su sexo, ahí, en la cabecita, y por eso los niños nacen con la cabecita embarrada, es decir, rogada; lo demás es una repetición muy cruel, porque hay que ver el dolor que siente un animal sin cabeza, para aquellos que creen que el dolor es solamente racional.

Entonces me volqué a buscar sanaciones, diversas, todas, de donde vinieran, pero si eran con palabras mejor, si eran con la cabeza mejor, y en ese pueblo del volcán junto al poeta, empecé a recordar las palabras más viejas de mi vida: rosario, lechón, fermin, cabañas, pide perdón, se dice gracias, gaseosa, dios, plátano macho, vaca, historia, novio, nube, piedad, buñuelo, prohibido, tristeza, hija mía, negro y blanco, francisco, abedul, ceniza, libélula, camino real, purita izquierdo, la primera maestra, escoba, espada, menta, leyenda, cuchillo, lengua, carne, golondrina, desierto, desnudez, abanico, columpio, piano, tamargo, leche, leche, leche, y algunas se quedaban goteando; busqué palabras en la tierra, en la mesa, en la escuela, en la cama, en la noche, en el mar, en el potrero, en el amor, en la poesía, y estas últimas eran las más viejas. Sabía que podía sanarme con palabras, y por eso no estaba triste con el pomito que guardaba la sentencia. Era valiente, porque todavía era feliz.

(Revista Social. Noviembre 1919) Rosa Krüger y del Busto


Click here to visit www.CubaCollectibles.com - The place to shop for Cuban memorabilia! Cuba: Art, Books, Collectibles, Comedy, Currency, Memorabilia, Municipalities, Music, Postcards, Publications, School Items, Stamps, Videos and More!

Gaspar, El Lugareño Headline Animator

Click here to visit www.CubaCollectibles.com - The place to shop for Cuban memorabilia! Cuba: Art, Books, Collectibles, Comedy, Currency, Memorabilia, Municipalities, Music, Postcards, Publications, School Items, Stamps, Videos and More!