Saturday, March 23, 2019

Reflexión (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


No es necesario volverse insensible ante el dolor.

No te conviertas en cómplice de la maldad humana, piensa antes de provocar un acto que cause daño a tu semejante.

Recuerda que no somos los encargados de hacer sufrir a nadie.

En la vida todo lo que lanzas se regresa y todo acto injusto que se le haga a cualquier ser humano, no nos permitirá alcanzar la felicidad.

Haz siempre el bien, extiende una mano solidaria para el que la necesite, ponte en el lugar de la otra persona, produce la empatía.

No cometas el mismo error que te lastimó, conviértete con ese aprendizaje en un ser portador de luz y de grandes sentimientos solidarios.

Recuerda que nada en la vida dura para siempre, todo se mueve, todo evoluciona y todo cambia.

Protégete para que no seas tú la persona que el día de mañana estés en desventaja.

Por eso, nunca olvides hacer el bien, provoca la unión y siembra amor para que la vida te regale momentos de satisfacción y dicha, y así puedas vivir en sosiego.

No existe nada más saludable y placentero en la vida que llegar a casa y poder dormir en paz.


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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.
Autora del libro "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección
Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
Ser Mujer

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Visita Médica (por Víctor Mozo)

Nota del blog: Sección semanal a cargo de Víctor Mozo. Cada sábado comparte un texto, de lo que será un libro sobre sus vivencias durante los primeros años de la llamada "revolución cubana" y su cautiverio en los campos de trabajo forzado, conocidos como UMAP.

Los textos anteriores se pueden leer en este enlace.


Gracias al sanitario del campamento de Méjico, un nuevitero de apellido Landry y gracias también –por qué no decirlo– al sargento jefe de personal Lázaro Laborí pude lograr que se me permitiera ir a ver el médico en el hospital militar de Jaronú. Cierto era que padecía de migrañas, las mismas que años después en mayor o menor grado, me siguen acompañando. Para escoltarme me habían asignado al cabo Roberto, un mulato ojiverde que era un pan de bueno. Roberto no tenía mucha conversación, pero lo prefería como acompañante que a cualquiera de los otros.

Para ir a Jaronú habíamos cogido el tren que pasaba por el ramal de Méjico. El corto viaje entre caseríos y cañaverales era más agradable que cortar caña y mi plan era tratar de conseguir sobre todo otro pase para ir a Camagüey y consultar un especialista. El cabo Roberto me había dicho que no me hiciera ilusiones porque eran médicos militares y con ellos no había arreglo. En fin, tendría que hilar fino.

Llegamos al hospital que se encontraba en una de esas casas típicas del central, si recuerdo bien toda de madera. Al llegar había bastante movimiento, los médicos algunos con sus batas blancas encima de los uniformes y otros sin ellas. Luego de habernos presentado alguien nos indicó un sitio para sentarnos y esperar. No lejos de donde estábamos había uno de esos viejos teléfonos de manivela encima de una mesita y al parecer el artefacto de marras era el único que servía para comunicar con el exterior. El dichoso teléfono no paraba de sonar y hasta alguna disputa que otra había para ver quien lo cogía primero para pedir su llamada.

Roberto y yo nos entreteníamos viendo aquel va y viene de enfermeras, laboratoristas y médicos. Al parecer el centro de atención no eran los pacientes, sino el teléfono. Debo decir para defender tantas idas y venidas que el personal médico, sobre todo, venía de otras provincias y era lógico, dada la precariedad de las comunicaciones, que ese teléfono fuera objeto de codicia.

Había un médico que parecía más preocupado que los demás cuando sonaba el teléfono. Era nada más y nada menos que el director del centro hospitalario. Intentaba hablar con alguien y cuando casi tenía la comunicación esta se caía u otra persona lo ocupaba.

En una de esas en que había perdido la comunicación, se volvió hacia mí y me dijo en tono que no sé si era de orden o de súplica: Si suena, agárrelo porque es mi esposa que está embarazada y necesito hablar con ella. Usted dele conversación hasta que yo llegue para mantener la comunicación. Y ¿qué le digo? Le respondí cándidamente. Pues cualquier cosa, háblele de lo que quiera, pero háblele y que el cabo me avise para venir. Mi consulta está allí, dijo para terminar indicándonos una puerta.

No habían pasado diez minutos que ya el teléfono sonaba y cumpliendo instrucciones, respondí. Mi interlocutora preguntaba por el director diciéndome su nombre y título. Sin mucho preámbulo le dije que alguien lo iría a buscar pero que debía seguir conversando conmigo para no perder la comunicación. Recuerdo que empezó a reírse a la vez que me preguntaba que quien era yo.

¿No es empleado del hospital?
- No.
- Tampoco puede ser un paciente.
- Vine  ver un médico, soy recluta de la UMAP
- ¿Cómo?
- Su esposo me dijo que le diera conversación.
- ¡No me diga!
Aquello no dejó de ser gracioso y benéfico para ambos. Su esposo llegó momentos después y pudieron conversar. Pude ver en su mirada el reconocimiento por aquella conversación que se lograba gracias a mi inesperada intervención.

Cuando colgó el teléfono el médico me dijo, ¿en qué lo puedo ayudar? Me sorprendió tanto la pregunta viniendo de parte de un militar por muy médico que fuera, que ante mi asombro, añadió. Usted vino a verse con un médico, ¿no?
- Sí.
- Venga, yo lo voy a atender.
Ya a puertas cerradas en su consulta, me dio las gracias por haber hablado con su esposa. Me contó que estaba embarazada, que él era de La Habana y que se le dificultaba mucho hablar con ella. Gracias a usted estoy más tranquilo porque hacía días que no sabía de ella y estaba preocupado.

Luego le hablé de mis migrañas, me examinó tomando todo su tiempo y al final me dijo que efectivamente debería ver un oftalmólogo porque según él, quizás era hora de cambiar la graduación de mis espejuelos. Por el momento le voy a dar una semana de reposo para que pueda ir a Camagüey. Llévele este papel al sargento Laborí, me dijo. Cuando regrese de Camagüey me viene a ver de nuevo, yo me ocupo de todo con Laborí.

Al salir de la consulta me reconcilié de inmediato con la profesión médica. Era cierto que le había hecho un pequeño favor, una nadería, a fin de cuenta. Lejos de actuar como militar, actuó como médico y con compasión otorgándome un descanso que era codiciado por muchos y muy mal visto por otros, sobre todo por aquellos que nos avasallaban.

Cuán lejos estaba de aquellas visitas médicas en el comité militar en las que un veterinario habría podido tratarnos mejor.

Cuando se lo dije al cabo Roberto este lanzó un “coñó” más que estridente. Usted sí que tiene suerte compay. Animados por la conversación nos fuimos a tomar el tren de regreso para el campamento. Dos días después, iría a Camagüey y sin acompañante esta vez, gracias a ese médico cuyo nombre olvidé y al que siempre le estaré agradecido.

En defensa de la Peregrina (por Roberto Méndez Martínez)


La poetisa, narradora y dramaturga Gertrudis Gómez de Avellaneda (Puerto Príncipe, 23 de marzo de 1814- Madrid, 1 de febrero de 1873),  aunque se le incluye en los libros de texto de Cuba y España, aunque en muy diversas universidades del mundo, especialmente en las norteamericanas, su obra despierte cierto interés entre los académicos, ella está muy lejos de gozar del reconocimiento que merece.

Muy alabada por los más exigentes escritores de su siglo, desde Juan Nicasio Gallego hasta Marcelino Menéndez y Pelayo, Tula ha tenido muy mala fortuna con los jueces posteriores. A pesar de su voz universal, de sus protestas de cubanía, de la amplitud de una obra que incluye alguno de los más intensos poemas de amor de la literatura hispanoamericana y una autobiografía sentimental redactada en forma de cartas a uno de sus amantes, el esquivo andaluz Ignacio de Cepeda, que puede ser leída como un apasionante folletín romántico, la Avellaneda es evaluada casi siempre en función de su conducta personal, sea en el plano íntimo o en el social.

José Martí, quien rehabilitó a Heredia para la historia cubana y pronunció tan certeros juicios sobre otros poetas románticos de la Isla como Juan Clemente Zenea y Luisa Pérez de Zambrana, apenas dedicó unas líneas a la poetisa principeña y en ellas no brilla precisamente lo mejor de su genio. Cuando en 1875 comenta, bajo el seudónimo Orestes, para la Revista Universal de México, el volumen Poetisas Americanas, compilado por José Domingo Cortés, se empeña en comparar a esta escritora con su contemporánea Luisa Pérez de Zambrana, de un modo tal que la camagüeyana no queda muy bien parada: “La Avellaneda es atrevidamente grande; Luisa Pérez es tiernamente tímida.” El retrato de la autora de Amor y orgullo parece elaborado con el sólo propósito de caricaturizarla:
No hay mujer en Gertrudis Gómez de Avellaneda: todo anunciaba en ella un ánimo potente y varonil; era su cuerpo alto y robusto, como su poesía ruda y enérgica; no tuvieron las ternuras miradas para sus ojos, llenos siempre de extraño fulgor y de dominio: era algo así como una nube amenazante.
La imagen debió serle muy cara, pues al año siguiente, cuando dedica un extenso poema a la poetisa cubana Rosario Acuña, autora del drama Rienzi, el tribuno, laureado en Madrid, advierte a la escritora contra el abandono de su tierra, en busca de los laureles “amarillos y pálidos de España” y pone ante ella una especie de espectro admonitorio: “¿No se yergue ante ti, sombra de espanto,/ Pecadora inmortal, nube de llanto, /La sombra de la augusta Avellaneda?”

Más cerca de nosotros, la escritora parece haber seguido concitando rencores nada disimulados. En su Historia de la literatura cubana –cuya primera edición data de 1954- Salvador Bueno es capaz de afirmar que la novela Sab “difícilmente puede estimarse como novela de tesis antiesclavista, pues el problema social de la esclavitud está fuera de las preocupaciones de su autora”. No debe olvidarse que esta pieza narrativa había sido publicada en 1841, apenas dos años después de que Juan Francisco Manzano escribiera su autobiografía como documento abolicionista y tres después de la primera redacción de Francisco de Anselmo Suárez y Romero, que sólo vio la luz en 1880. Pero La Avellaneda había llegado en ese libro al colmo del atrevimiento, no sólo se había cuestionado a la esclavitud como institución social, sino que había defendido las relaciones íntimas a nivel interracial, a lo que no se atrevería, que sepamos, ningún otro escritor de su siglo, ni siquiera Harriet Beecher Stowe en su muy aclamada Cabaña del tío Tom (1852).

Tampoco Cintio Vitier hará justicia a la poetisa, en Poetas cubanos del siglo XIX, donde deja páginas memorables sobre Zenea y Juana Borrero, apenas hay tres párrafos para la Avellaneda, titulados “La retórica” , el último de los cuales concluye:
En realidad, no tengo nada que decir. Confieso mi fracaso y doblo con pena la hoja de La Avellaneda sin haber podido recibir de ella ninguna enseñanza, como sea la del poder aniquilador que a veces tienen las más seguras y sólidas palabras.
Tampoco la juzgó con mayor equidad Rine Leal en La selva oscura cuando señala que “su teatro nada añade a nuestra escena” y mucho menos un crítico como José Antonio Portuondo, quien, al pronunciar el discurso central en la velada con motivo del centenario de la muerte de la escritora, en el Teatro Principal de Camagüey, el 1 de febrero de 1973, lanzó su tesis de la “dramática neutralidad de Gertrudis Gómez de Avellaneda” apoyada en un precario “análisis marxista” de aquella mujer frente a sus circunstancias, a la que consideraba al margen de los principales problemas de su tiempo. Lo llamativo es que una figura tan denostada aún pueda ser nombrada.

Sin embargo, un análisis más sereno de su vida y obra, nos lleva a constataciones más sólidas. La primera de ellas: las Avellaneda vivió con la más absoluta autenticidad el romanticismo, sin necesidad de poses o escenografías teatrales. Lo mismo sacudió al Puerto Príncipe de su adolescencia con amores que sólo ella creía ocultos, que fue capaz de romper pronto con su medio familiar en la Península e inclusive, llegó a tener una hija fuera de matrimonio con el superficial poeta sevillano García Tassara. Sin necesidad de vestirse de hombre como George Sand, motivó que Bretón de los Herreros pronunciara su célebre frase: “Es mucho hombre esta mujer”.

Se le ha reprochado su constante vinculación con la corte española, pero no hay que olvidar que desde Sor Juana Inés de la Cruz, las mujeres de América tenían vedadas las puertas de academias y universidades y sólo podían lucir su ingenio en salones mundanos o en conventos y la principeña no tenía la menor inclinación por lo segundo. No fue una marioneta en los reales alcázares - como lo demuestran las cartas de Fernán Caballero, quien se refiere a ella despectivamente como un ejemplo de “mala educación”- sino una testigo sumamente crítica que encontró allí material para sus dramas y novelas: el mundo vano y verbenero de Isabel II alienta en la atmósfera decadente de su Saúl y su Baltasar.

Es asombroso que pueda hablarse de una Avellaneda neutral cuando su obra fustiga a cada paso los problemas esenciales de su tiempo: la censura se cebó en Sab porque comprendió que la defensa de los amores de un esclavo negro con una joven blanca eran demasiados subversivos, y con Guatimozín porque ese relato de la conquista de México, nada favorable a Cortés, parecía una lógica explicación de los motivos de la independencia americana. No se olvide que su temprano drama Leoncia, estrenado en Sevilla cuando la autora apenas contaba 26 años, es ya una abierta crítica contra una sociedad machista que marca a las mujeres por sus “debilidades” morales y que, con pequeñas variaciones, volverá sobre el tema en Errores del corazón y en La aventurera. En una de sus piezas más duraderas, la tragedia Munio Alfonso (1844) hace un desgarrador juicio sobre el mundo donde la justicia tiene signo masculino y puede resultar aniquiladora aún a nivel de las relaciones paterno filiales.

También resulta disparatado el reprochar a la escritora el tener por modelos a escritores europeos, desde Alfieri hasta Quintana y Gallego, en una época donde había un solo autor cubano digno de imitar: José María Heredia, de quien la Avellaneda aprendió todo lo que era posible en materia de poesía y a quien dedicó una elegía excepcional. Es cierto que a veces la retórica al uso lastró su verso y su prosa, pero lo mismo ocurría con sus contemporáneos, desde el Duque de Rivas hasta Joaquín Lorenzo Luaces. Lo admirable es la singular variedad de su escritura que se ejercitó no sólo en una poesía de gran variedad de metros, sino en la prosa novelística, en las leyendas y tradiciones y hasta en el género epistolar.

Más allá de su denegada candidatura a la Real Academia Española, Doña Tula defendió la dignidad de la escritura como ocupación femenina y llegó, sin apenas concesiones, a una altura no esperable en el mundo de su tiempo. Son muy pocos los que hoy se atreven a reprocharle sus amores desordenados, pero se ensañan en otros flancos más débiles de la escritora. Sin embargo, la saludable labor crítica que sobre ella ejercieron hace casi un siglo Menéndez y Pelayo, Aramburo, Cotarelo y Piñeyro, no ha tenido justos y serenos continuadores.

Quien en un tiempo se firmó “La peregrina”, sigue hoy en el camino, sin techo propio. Valdría la pena traer a colación una conferencia – o más bien alegato- que le dedicara otra poetisa, Dulce María Loynaz, titulada La Avellaneda, una cubana universal, en el Liceo de Camagüey, el 10 de enero de 1953. Allí reclamaba de aquel auditorio formado por las familias de apellidos más tradicionales de la región y de gran parte de los intelectuales de la localidad:
Ha llegado el momento de definirse. Cada uno tiene su modo de servir y si pensamos que dentro del suyo, Tula no sirvió a la gloria de Cuba, cedámosla de una vez, a quienes no andan con tantos remilgos para brindarle y muy contentos, sitio de honor entre sus filas. (...)

Ved que es vuestra Tula a quien se llevan entre ruindades y pequeñeces.

[...]

Es a ella a quien nos arrebatan, y esta vez para siempre.

No lo permita Dios, amigos presentes. Ni lo permita el Camagüey bravío.

¡A rescatar a vuestra Tula, aunque sea como en la gesta heroica, con un puñado de corazones!

¡A rescatar vuestra amazona, aunque sea como dijo Agramonte, solo con la vergüenza!

Friday, March 22, 2019

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado)

Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.


Querida Mimí: hoy me voy a la cama con tristeza en mi corazón; esta tarde conversé con Berenice, y después de saludarnos la noté un poco triste y le pregunté que la tenía así; Berenice está actualmente casada con un hombre bueno, que la quiere y la consiente en todo lo que ella quiere, de manera que su esposo no era el problema. -Hace unos días hablé con Abel, me dijo; y desde ese día mi mundo está al revés pues ha removido sentimientos que creí ya olvidados. Es mi culpa, pues fui yo quien lo llamó. Yo soy feliz con Norberto, pero la necesidad de saber de Abel fue un poco por curiosidad y mucho de nostalgia. Vivimos un romance bello, pero los dos sabíamos que era eso solamente, un romance; algo que tendría un final. Después de saludarnos me preguntó que como me iba la vida y le dije que estoy felizmente casada y la vida va bien; Me dijo que estaba bien también y poco a poco caímos en los recuerdos de lo vivido. Recordamos cuando nos conocimos. Yo hice un servicio de Catering en un evento donde él fue uno de los invitados y en algún momento se acercó a pedirme una tarjeta de presentación. Días después me llamó y solicitó mi servicio para un evento que, en esa ocasión el mismo organizaría; llegué puntual al lugar del evento, preparé con esmero todo para la reunión y los invitados, que de antemano yo sabía serian pocos, nunca llegaron; Él lo había planeado todo para estar solos; así comenzó nuestro romance. Abel había llegado a la ciudad solo para ultimar los detalles antes de la apertura de una tienda y se iría a otra ciudad para hacer lo mismo, recorriendo así todo el país. Pero al conocernos decidió quedarse por un periodo de tiempo más. Yo me enamoré de él y sé que él también se enamoró aunque nunca me lo dijo abiertamente; por orgullo quizá, porque sabía que su estancia en la ciudad sería temporal, no lo sé, pero nunca me lo dijo. Pero disfrutaba mucho de cómo lo atendía; con esmero, me dediqué a cuidarle y hacerle compañía cuando estuvo en el hospital. Disfrutamos mucho nuestro romance, mucho. Pero llego el momento de la despedida. Los dos aparentamos estar en control de nuestros sentimientos y nos dijimos adiós sin voltear hacia atrás. Él se fue de la ciudad y yo traté de rehacer mi vida lo mejor que pude. Han pasado los años y ahora, Abel me dijo que había tenido una relación pero no duró pues ella no era yo, que nunca habría otra como yo. Y yo, estoy casada, pero añorando lo vivido con él. Berenice hizo una pausa y suspiró, y yo callé por un momento y luego le dije: –Tú estas bien como estas ahora; no mires hacia atrás; valora y disfruta lo que tienes hoy; Norberto te adora y tú lo quieres también, así que adelante. Mimí, la charla con Berenice hizo sangrar mis propias heridas pues, aunque su historia no es igual que la mía, es parecida porque yo sigo enamorada de Quien ya tú sabes, y sé que nunca pasará nada más que ser amigos. Que un viejo amor, ni se olvida ni se deja, que un viejo amor, de nuestra alma si se aleja pero nunca dice adiós, que un viejo amor…




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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Demo -Letzter Tag- (Herbert Grönemeyer and Polina Semionova)


Thursday, March 21, 2019

La pérdida del padre en épocas feministas (por Christina Balinotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada a la familia por la Dra. Christina Balinotti (https://www.facebook.com/christina.balinotti), quien ha aceptado la invitación a compartir cada jueves, un tema relacionado con su proyecto Universidad de la Familia. Los libros de la Dra. Christina Balinotti se pueden adquirir en Amazon en este enlace. Para ver sus videos y suscribisrse a su canal www.unifamilia.com y visitar su website http://www.balinotti.com/

¿Cómo se estructura el psiquismo humano de acuerdo con los planteos de Margaret Mahler? ¿Qué es la simbiosis materna y su articulación con la función del padre? ¿Sabías que existe un cordón umbilical psicológico que une al niño con la madre? ¿Por qué Jackes Lacan afirma que el padre ubica al niño en la sociedad y en el lenguaje? ¿Cómo se valida y se hace presente la función del padre en ausencia del mismo?



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Christina A. Balinotti: Escritora, Personalidad de Televisión y Radio. Experta en temas de Cultura y Psicología. Mujer de la Semana 2015 CNN Español. Pionera del Movimiento y Organización Femenidad Holística.

Fundadora/Directora del programa académico Universidad de la Familia, Ahora Sí, Miami 2016. Para ver sus videos y suscribirse a su canal www.unifamilia.com y visitar su website http://www.balinotti.com/

Ensueños (un poema de Luis Felipe Dessus. Revista Social. La Habana, Diciembre 1920)


(Miami) Tertulia de la Fundación Apogeo


Invitación para la Tertulia de APOGEO del mes de marzo, con la gran actriz Marta Velasco

La Galería de Arte y Centro Cultural “Art Emporium”, dirigido por Vivian Pérez; la Asociación de Cronistas de Espectáculos de Miami (ACE), presidida por Paulina Fátima Aly, y la Fundación APOGEO para el arte público tienen el gusto de invitarles a la Tertulia de APOGEO del mes de marzo, con la gran actriz Marta Velasco como invitada, quien será entrevistada por Baltasar Santiago Martín, director y editor de la revista CARITATE –en cuya portada de febrero/marzo aparece Marta– y de la Fundación APOGEO.

Viernes 22 de marzo de 2019, a las 8 30 p.m.

Art Emporium.
710 SW 13 Ave
Miami, FL. 33135

Tuesday, March 19, 2019

"Le papillon", otro precioso ballet de Arts Ballet Theatre of Florida para niños de todas las edades (por Baltasar Santiago Martín)

Fotos/Patricia Laine.
 Cortesía de Arts Ballet Theatre of Florida.
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No es la primera vez que Arts Ballet Theatre of Florida (ABTF), dirigido magistralmente por el talentoso coreógrafo y maitre Vladimir Issaev, me obliga a emplear el adjetivo “precioso” al reseñar uno de sus ballets, pues ya cuando la puesta de Chipollino tuve que emplearlo, al considerarlo el más apropiado, y ahora, después de gozar Le Papillon, tengo que repetir el elogio, por la exquisita y cuidada puesta que pude ver el sábado 2 de marzo de 2019 en el Aventura Arts & Cultural Center.

Le papillon (La mariposa) es un ballet fantástico en dos actos (cuatro escenas), coreografiado originalmente por Marie Taglioni, con música de Jacques Offenbach y libreto de Jules-Henri Vernoy de Santo-Georges, que fue estrenado por el Ballet de la Ópera de París, en la Sala Le Peletier, el 26 de noviembre de 1860, después de una interpretación de la ópera Lucia de Lammermoor. Los bailarines principales fueron Emma Livry (Le papillon/La mariposa), Louis Mérante (Príncipe Djalma), Louise Marquet (Hamza), y Mme. Simon (Hada de Diamante).

Arts Ballet Theatre of Florida (ABTF) ha rescatado este valioso ballet, ahora con coreografía de Vladimir Issaev, para beneplácito de los muchos que hemos podido disfrutarlo, y como dato interesante comparto con los lectores que nuestra prima ballerina assoluta Alicia Alonso escogió para culminar su carrera de 64 años en activo –para mí la más grande de todos los tiempos– el 28 de noviembre de 1995, en el Teatro Masini de Faenza, Italia, bailando precisamente el rol de la volátil Farfalla en Le papillon.

La historia implica a una vieja hada llamada Hamza, quien ha secuestrado a la princesa Farfalla y la tiene como criada. Patinate, el jardinero de Hamza, está enamorado de Farfalla, siendo correspondido por ella. Llega el príncipe Djalma a los predios de la bruja y se deslumbra con Farfalla, pero Hamza, despechada, la convierte en una mariposa y …

Janis Liu (ya convertida en mariposa por Hamza)
 y Johnny Almeida (Djalma)
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No voy a cometer el imperdonable error de contar el argumento completo, para que mis lectores se sientan motivados a ver el ballet, y puedan así conocer en qué termina todo esto, o sea, si Farfalla deja a Patinate por Djalma; si la bruja acaba seduciendo al príncipe…; en fin, solo les diré que Keisuke Nishikawa, como la bruja Hamza, reinvidicó con creces la tradición de que un hombre encarne un personaje femenino, sobre todo cuando este es el de una bruja o un carácter a ridiculizar –como lo es en este caso por partida doble–, pues Keisuke no solo lo satisfizo completamente desde el punto de vista dramático, sino que se calzó una zapatillas de punta y hasta logró unos gran jettés y unos giros impecables, como toda una “primera bailarina”.

Keisuke Nishikawa
 como la bruja Hamza
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La sufrida y asediada Farfalla tuvo en Janis Liu a una intérprete consumada, con todo el rigor técnico que demanda su elaborada coreografía; mientras que Johnny Almeida, como el veleidoso príncipe Djalma, le imprimió a su personaje la altivez y la elegancia requeridas, amén de una admirable bravura técnica, y no puedo dejar de mencionar su excelente pantomima cuando fue paralizado por la bruja.

Janis Liu como Farfalla
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Johnny Almeida 
como el príncipe Djalma
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Hamza (Keisuke Nishikawa) 
cuando paraliza a Djalma (Johnny Almeida)
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El enamorado y fiel Patinate no podía haber encontrado mejor intérprete que Kevin Zong –a la altura del resto del elenco, a pesar de ser un personaje menor–, y Taiyu He, como Mohamed , el amigo de Djalma, y Ayami Sato, como su pareja, bordaron su pas de deux con maestría y total precisión.

Janis Liu (Farfalla)
 y Kevin Zong (Patinate)
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Taiyu He, como Mohamed, el amigo de Djalma,
 y Ayami Sato, como su pareja, en el pas de deux.
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Solo me queda por celebrar a Wendy Guo, como la bella y rejuvenecida (solo por un breve rato) Hamza, quien, al igual que Kevin, le sacó lascas a su breve papel, y reiterar mi admiración por este excelente trabajo coreográfico –y en general– del Maestro Vladimir Issaev; desde la agradable y melodiosa música de Offenbach–; hasta las coreografías grupales, tan simpáticas y bien coordinadas (una verdadera hazaña del Maestro Vladimir, con tantas niñas pequeñas en escena, sin caer ni tropezar); en fin, una delicia total.

Alumnas de la escuela de ballet Vladimir Issaev, 
en una escena de Le papillon
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Johnny Almeida (Djalma)
 y Wendy Guo (como la bella y rejuvenecida Hanza)
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Todo el elenco en escena al final de función
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Muchas felicidades, Maestro Vladimir Issaev, por esta exquisita fiesta del buen gusto, el profesionalismo y el rigor, así como por su visión de traer ballets nuevos a nuestro público del sur de la Florida.


Baltasar Santiago Martín
Hialeah, 18 de marzo de 2019





A veces (un poema de Rodrigo de la Luz)



A veces

A veces no te invitan a elegir
y tú eres uno de los elegidos.
A veces está clasificada la tristeza.

Un símbolo de número, siempre de más,
siempre de dinero,
se talla en la piedra dura del panteón.

Uno se encuentra un gesto, una manía
y lo repite una y mil veces
hasta engordar el alma.

No sabes el porqué,-no lo comprendes, -
esta caterva a la que perteneces
te ha elegido y no puedes opinar.

Opinar es difícil,
sobre todo el espacio donde pueden oirte.

Nada será preciso para ti.
Nada de lo que digas se tomará en cuenta.

Algo se ensanchará con urgencía de grito
y luego morirá como el silencio.

Diran que envidias la suerte de los otros;
el talento y la gloría de los otros.

Volcado en la catarata de la ira,
forcejeando con la palabra y el crepúsculo
querrás ser en el juicio tu propio defensor
el héroe en tú película.

Pero no te invitaron a elegir,
estás porque alguien quiso que estuvieras,
para llevarles flores al difunto
aún cuando tengas que pagarlas tú.


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Ver Rodrigo de la Luz, en el blog

El discernimiento cultural como reto de la educación cristiana (por Juan Manuel de Prada)


Saturday, March 16, 2019

Lección de Vida (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


En mi cotidiano andar matutino me encontré con una señora que reflejaba vida, su rostro no había perdido el deseo de vivir y de seguir ayudando a pesar de la discapacidad que la aquejaba.

Recuerdo que caminada muy cerca de ella, cuando me llamó y me preguntó en voz baja ¿va a cruzar la calle? le respondí que sí, me dijo de manera afable que, si la podía ayudar a cruzar, le contesté inmediatamente que claro, que podía.

De ahí me convertí en su lazarillo y ella me comenzó a narrar su triste historia. Había sido atropellada hacia ocho años por un inconsciente que venía a alta velocidad, a consecuencia de eso, le amputaron su pierna, no se le notaba, llevaba pantalones largos, debajo de ellos tenía una prótesis y caminaba muy bien, solo observé que se sujetaba por su bastón. Conversando con ella le dije ¡que entereza tiene usted señora!

Me respondió que sí, son pruebas de la vida y si Dios me la puso, tengo que aceptarla. Le decía mientras caminábamos al lugar donde íbamos a comprar los alimentos, que siempre en nuestro camino hay un ángel que nos ayuda. Y justo cuando nos tocó cruzar la calle, inmediatamente se despejó de vehículos, realmente la presencia de Dios estaba con nosotras, especialmente con ella, una madre que exponía nuevamente su valiosa vida para comprar alimento para su hija recién operada. Me dije en ese momento, cuán grande es el amor de una madre, que no le importa arriesgarse las veces que sea por un hijo. Definitivamente esta es una realidad profunda.

Debo confesar que esta vivencia me dejó conmovida. La vida nos enseña que existen personas que están muchos más delicadas e impedidas que otras, sin embargo, no pierden la entereza por vivir y ayudar.

No percibí amargura en sus palabras ni en sus gestos, su cuerpo reflejaba vitalidad y el gran deseo de no verse impedida. Observé que no alimentó su mundo de insatisfacción a pesar de su brutal acontecimiento, más bien de una gran resignación que la enriqueció y la fortaleció para avanzar y crecer.

Recuerdo que le dije: cuando terminé sus compras, yo la acompañó para regresar. Al regreso ella seguía con sus palabras dándome lecciones de vida. Que dulce compañía, la señora me dejó un gran aprendizaje, a veces nos quejamos tanto de la vida, que, estando saludables, teniendo nuestros miembros en buen estado, nos convertimos en seres inertes, inmóviles e infelices. Para algunos les pesa la vida, para otros les molesta seguir viviendo y otros se lamentan por nada.

Actualmente la mayoría de las personas escogen y deciden andar en un coche para transportarse a escasa dos cuadras, sin embargo, existen personas que teniendo dificultades como la de ella, son las que más le demuestran a la vida, fortaleza y entereza para vencer las inclemencias y nos enseñan que todo es posible cuando se tiene voluntad, buena actitud y el deseo profundo por vencer los infortunios que nos ponen a prueba las circunstancias, para demostrarnos cuán valientes y fuertes somos los seres humanos.


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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.
Autora del libro "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección
Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
Ser Mujer

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Alarma de combate (por Víctor Mozo)

Nota del blog: Sección semanal a cargo de Víctor Mozo. Cada sábado comparte un texto, de lo que será un libro sobre sus vivencias durante los primeros años de la llamada "revolución cubana" y su cautiverio en los campos de trabajo forzado, conocidos como UMAP.

Los textos anteriores se pueden leer en este enlace.


A pesar de la tranquilidad aparente que acompañaba la rutina diaria desde hacía ya unos cuatro o cinco meses meses y el hecho de haber cortado cercas y adornado el campamento, nada garantizaba que fuéramos considerados de otra manera que simples confinados sometidos al trabajo agotador y mal pagado. Por siete pesos se laboraba duramente de sol a sol, con buen o mal tiempo. El mal llamado gobierno revolucionario había encontrado un filón en nosotros y lo explotaba como mejor le parecía. No obstante, tenían la poca madre de llamarnos combatientes o soldados.

Las noches seguían con su ritmo de lecturas ya fueran políticas o del código penal militar que se blandía como amenaza suprema. Tampoco estábamos lejanos del risible discurso de la invasión imperialista en el que pocos o casi ninguno de nosotros creía. El enemigo imperialista puede atacar en cualquier momento y debemos estar preparados para hacerle frente, repetía con frecuencia el sargento Rodríguez. Muchos nos mirábamos cuando como disco rayado repetía sus sandeces y muchos disimulábamos más mal que bien alguna sonrisa burlona. El sargento tapón nos caía decididamente muy mal.

Una de esas madrugadas en que dormíamos después de habernos disparado la consabida monserga revolucionaria, fuimos despertados bruscamente. Volvían los improperios acompañados de gritos de alarma de combate, recojan todas sus pertenencias. Serían entre las 3 y las 4 de la madrugada, justo cuando Morfeo te abre los brazos, cuando ya ni los ronquidos de otros compañeros te molestan y piensas a través de los sueños que estás en otro mundo.

No paraban de gritarnos. ¡Arriba, arriba, muévanse! Apenas atinamos a recoger nuestras escasas pertenencias incluidas las hamacas. No nos quedó más remedio que correr hacia el lugar de formación acostumbrado.

Algo pasaba y la cosa no estaba para bromas. Ya formados vimos varios camiones militares fuera del campamento con soldados armados que no eran reclutas del SMO sino del servicio regular. Aquello intrigó a más de uno, pero no podíamos decir nada. Al cabo de un rato se nos ordenó subir a los camiones. Había también un par de jeeps rusos que precedían los camiones en los que íbamos. Se nos dio orden de no hablar, comunicábamos con la mirada y con ella combatíamos entre angustia e interrogación.

Como siempre, no sabíamos adónde nos llevaban, muchos pensamos que se trataba de un simple traslado, pero todo se hacía de manera tan callada y metódica que imaginábamos más de un escenario posible. Habían llamado aquello alarma de combate, pero los únicos armados eran los soldados porque ni machetes teníamos. ¿A quién íbamos a combatir desarmados como estábamos?

Después de una media hora aproximadamente los camiones pararon en una guardarraya delante de un campo de caña cortado desde hacía días si nos fiábamos a la paja que estaba bien seca. Nos dieron la orden de bajar de los camiones y ya formados se nos dijo seguidamente que avanzáramos hacia el medio del campo. Una vez allí hicieron que nos sentáramos. Lo curioso era que los cabos de la UMAP estaban con nosotros como otros confinados más. Aquellos grados de cabo de color azul que algunos llevaban con cierto orgullo, no les servían de nada. Ahí estábamos todos metidos en el mismo saco.

Cada vez que alguno de nosotros se movía o trataba de susurrar algo a un compañero, nos mandaban a callar. El grupo de soldados y oficiales que nos vigilaba se mantenían a cierta distancia y nos rodeaba prácticamente. Los oficiales iban y venían, hablaban entre ellos y nosotros sin enterarnos de nada. ¿De qué hablaron? Nunca lo supimos, pero la situación más que absurda no dejó de inquietarnos. Estábamos rodeados por soldados armados para la guerra con cascos, cananas y fusiles. Indiscutiblemente no era para cortar caña.

Eran pasadas las doce del mediodía cuando se nos formó para subir a los camiones una vez más. Sin darnos explicación alguna nos llevaron de vuelta para el campamento. La alarma de combate dizque para la guerra había servido única y exclusivamente, creo yo, para meternos miedo. Temible arma la del miedo.

Vaya el lector a saber qué le había pasado por la mente a aquellos que tenían el mando y que podían avasallarnos como mejor les conviniera. Sigo pensando cincuenta años más tarde que la hipótesis de eliminarnos en una situación determinada y de forma expedita, era probable. Para ellos nosotros no significábamos nada, salvo quizá la mano de obra esclava tan necesaria para trabajar en el campo.

Regresamos al campamento con el estómago pegado al espinazo. No dejé de recordar aquel triste día del 24 de junio cuando había llegado por primera vez a ese campamento. Para colmo, el almuerzo preparado a toda velocidad, fue una lata de sardinas y plátano verde hervido. Con la barriga algo llena terminamos aquella tarde inundados en todo tipo de elucubraciones. Nuestros verdugos de pacotilla podían sentirse satisfechos una vez más. Si algo lograron en aquel “combate” fue que en lo adelante nos fuéramos a dormir pensando siempre en que las noches podrían ser cortas, muy cortas. Éramos enemigos de la revolución y como tal había que tratarnos.

Friday, March 15, 2019

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado)

Nota del blog: Selección de textos,  que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.


Querida Mimí, lo acabo de hacer, acabo de terminar; fue tan rico, tan rico, me lo comí todo; ah! Estoy tan llena y tan vacía al mismo tiempo; llena de él y vacía de ganas, me siento satisfecha, plena y feliz. Comer, mi querida Mimí es un placer; ese bistec estaba tan suavecito, y el arroz y los platanitos maduros y la ensalada mmm, fue una delicia. Hoy fue mi día libre; me quedé remoloneando en la cama un rato; Huevo Frito a mi lado como siempre, ronroneando entre las sábanas me hizo compañía hasta que recordé que tenía cita para cortarme el pelo y bueno, así empezó mi día. Luego fui a comer con Teresa; me da tristeza su caso, pero no le digo nada pues ella asegura que eso le tocó vivir; ella sabe que su esposo tiene una amante, pero no lo confronta pues al hacerlo su familia se vendría abajo, y yo digo, pero que más abajo va a estar? Ella dice que no lo deja por sus hijas, y que de hacerlo lo haría hasta que las niñas se vayan de casa, que sería algo así como en 10 años. La pobre, tan bonita y tan cobarde; el tan guapo y tan sinvergüenza; pero si así llevan su vida pues, solamente la escucho. Luego ella me preguntó por quien ya tu sabes; y al verme sonreír me dijo –ay pero mira esa sonrisa, con eso me lo has dicho todo! Estas enamorada como una pendeja; las dos reímos como colegialas haciendo travesuras; -dime, como va eso?, me preguntó. -Ay amiga, le dije, anoche nos vimos otra vez, y al despedirse me dio un abrazo y un beso muy tierno, y tomando mi cara con sus dos manos, me miró a los ojos y me dijo –No te enamores, yo no estoy listo para nada serio. Y eso me puso muy triste; al quedarme sola en casa lloré de frustración pues yo atisbé una vida a su lado. Sí, tengo la opción de alejarme y no verle más, pero prefiero esta relación así, a no tenerlo del todo. Me llama cuando quiere o cuando puede o cuando tiene ganas y yo, yo siempre lista para él; a lo que Teresa me contestó –mira, el amor es una fuerza misteriosa que va más allá de la mente; y tú, mi querida Lola estás enamorada, así que disfrútalo mientras dure, y cuando se acabó pues se acabó; Ay Mimí, que graciosa es Teresa, ella no puede enderezar su vida y ahí está dándome consejos; pero en esto si tiene razón, esto que yo siento por él es muy fuerte y me hace feliz tenerlo en mi vida, aunque sea así, a medias. Nos despedimos con el cariño de siempre y quedamos de vernos pronto. Por la tarde, ya de vuelta en casa regué mi jardín; sabes, mis jazmines ya están floreciendo y mis papayas también; pronto comeré un rico dulce de papaya.

Mañana que regrese al trabajo estoy segura que me dirán algo de mi nuevo look; accedí a las sugerencias de mi peluquero y ahora tengo esta melena más corta y más oscura; hasta parezco persona decente. Quien estoy segura que me dirá algo es el nuevo empleado; el que hace la limpieza; es un muchacho de las islas, muy joven, y muy atractivo; su piel es negra y sus ojos verdes, una combinación peligrosa y, si a eso le agregas que mide más de 6 pies… ya te puedes imaginar, es todo un ejemplar. El me mira con ojos de deseo; y no te niego que a veces lo he vacilado cuando está de espaldas. Desde que empezó a trabajar en el restaurant no pierde oportunidad para decirme algo, lo que sea; yo le hablo con cortesía pero no le doy mucha conversación pues no me gustaría que se sienta en confianza y me vaya a decir algo que no quiero escuchar; es un niño, bueno, un niño pero es mayor de edad, quizás tenga 15 años menos que yo; se muy poco de él y es mejor así; prefiero mantenerme a distancia; él es fuego y yo pólvora y un incendio se podría originar en cualquier momento, pues no te niego que a veces he pensado, que haría yo con un niño en la cama…Mejor no pienso mas, mejor me voy a dormir. Hasta mañana Mimí.

"Lucia di Lammermoor", un regalo espléndido de la Miami Lyric Opera para sus espectadores (por Baltasar Santiago Martín)



En casi toda Latinoamérica hay una gran tradición operática, y un público conocedor que no se contenta con cualquier cosa, y en Miami, ciudad conocida como la “Capital de las Américas”, el público latino, que confluye armoniosamente junto al anglo, ha podido disfrutar desde hace ya bastante tiempo las muy dignas y decorosas puestas de la Miami Lyric Opera, y esta Lucia di Lammermoor no ha sido la excepción, sino otro regalo espléndido de la esforzada compañía para sus espectadores.

En la escena segunda del primer acto, “en los predios del Castillo de Ravenswood” – muy bien evocados por los realísticos telones pintados–, Lucia canta la bellísima aria Reinaba en el silencio, la segunda en importancia en esta ópera, donde le cuenta a Alisa su encuentro con el fantasma de la mujer asesinada en el lugar por su celoso esposo, y Christine Roo Suits, la soprano en el rol titular, la interpretó correctamente, aunque sin dar el sobreagudo final (indudablemente estaba calentando su magnífica voz para lo demás que venía, como se verá más adelante).

A su vez, el barítono Oscar Martínez, como Henry Ashton –Enrico–, el perverso hermano de Lucia, tuvo un adecuado desempeño en su rol, tanto actoral como vocal, sobre todo en el dúo del segundo acto con Christine, y Aruna Serbanescu, como Alisa, cumplió dignamente su cometido.

Edgardo, a cargo del tenor Emanuel-Christian Caraman, vocalmente tuvo un agradable desenvolvimiento y se ajustó adecuadamente a la partitura, con agudos precisos, pero algo cortos.

En el segundo acto –la forzada boda– el famoso sexteto fue reivindicado brillantemente por todos sus cantantes, y el extraordinario sobreagudo de Christine nos preparó para el “banquete” que sería sin lugar a dudas su aria de la locura, pues en el libreto original, musicalizado por Gaetano Donizetti, Lucia, enloquecida tras su forzada boda y su involuntaria traición a Edgardo, mata a Arturo, su impuesto esposo.

En el tercer acto, el aria cumbre –y realmente borrascosa– de esta ópera, fue magistralmente interpretada por Christine, con toda la pirotecnia que sus difíciles coloraturas requieren, y con un desempeño dramático completamente coherente.

Como tan bien escribió ya mi amigo y colega Daniel D. Fernández para El Nuevo Herald, “a pesar de situaciones extremas, como cantar acostada en el piso, no perdió una nota, ni sobreactuó la demencia del personaje, algo que a veces mella el mejor despliegue vocal. El comentario de muchos a finalizar la función es que ella había estado mejor que muchas que ocupan las grandes carteleras”.

En la escena final, Emanuel-Christian Caraman abordó con emoción y buen gusto las dos arias más importantes para tenor de esta ópera, principalmente la segunda, El alma enamorada, a la que sacó especial brillantez.

Un reconocimiento agradecido para el coro, dirigido por Pablo Hernández; las luces de Kristina Villaverde, y la dirección orquestal de Beverly Coulter, y por supuesto, para el principal artífice de toda esta hermosa magia: el Maestro Raffaele Cardone.


La próxima producción de la Miami Lyric Opera será La Cenicienta, de Rossini los días 6 y 7 de julio, en el SMDCAC, 10950 SW 211 Street, Cutler Bay. Info. y entradas 786 573 5300 y www.miamilyricopera.org and www.smdcac.org/events/miami-lyric-opera.


Baltasar Santiago Martín
Fundación APOGEO 
para el arte público.

Thursday, March 14, 2019

Las caras del acoso escolar (por Christina Balinotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada a la familia por la Dra. Christina Balinotti (https://www.facebook.com/christina.balinotti), quien ha aceptado la invitación a compartir cada jueves, un tema relacionado con su proyecto Universidad de la Familia. Los libros de la Dra. Christina Balinotti se pueden adquirir en Amazon en este enlace. Para ver sus videos y suscribisrse a su canal www.unifamilia.com y visitar su website http://www.balinotti.com/


La Dra. Christina Balinotti reflexiona sobre el tema del acoso escolar, a partir de las siguientes interrogantes: ¿Qué tienen en común el niño o adolescente acosador y el acosado? ¿Por qué las maestras no intervienen ante una pelea de sus estudiantes? ¿Qué puede suceder en la dinámica familiar del acosador y el acosado?






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Christina A. Balinotti: Escritora, Personalidad de Televisión y Radio. Experta en temas de Cultura y Psicología. Mujer de la Semana 2015 CNN Español. Pionera del Movimiento y Organización Femenidad Holística.

Fundadora/Directora del programa académico Universidad de la Familia, Ahora Sí, Miami 2016. Para ver sus videos y suscribirse a su canal www.unifamilia.com y visitar su website http://www.balinotti.com/

Del "machismo leninismo" en la Cuba de hoy (por Wendy Guerra Torres)


Soy una mujer jovial, que interactúa con todos en la calle. Me gusta mirar a los ojos, contesto con una sonrisa a los piropos delicados y valoro el carácter humano de este pueblo que resiste con sentido del humor lo que, sin nuestra idiosincracia, no hubiésemos podido tolerar.

Esta mañana salí a buscar comida como cualquier ama de casa habanera, pues al no tener trabajo aquí, soy eso, una orgullosa ama de casa. El tránsito por los sitios populares, agros, bodegas y mercados que venden sus mercancías en pesos o Cuc ha sido insufrible, no ya por el terrible desabastecimiento, tampoco por el estado de las calles convertidas en muladares y basureros, cercados de aguas albañales, baches y lodo. Uno de los grandes problemas que aqueja este país es la soberana falta de respeto de la generalidad de los hombres que te encuentras sin hacer nada merodeando por los alrededores.

Una mujer sola, comprando en cualquiera de estos sitios es un blanco perfecto, los varones que pululan zapando por horas estos lugares no tienen sentido del límite. Te sacan la lengua relamiéndose, se pegan a tu cuerpo, te dicen groserías, te tocan y agarran por el brazo con el pretexto de venderte algo, lo que sea. Si protestas te gritan y manotean para intimidarte con aires de macho marginal empoderado en este caldo de cultivo social.

Quienes me conocen saben bien que no soy una abanderada del feminismo y que desde pequeña tengo más amigos hombres que mujeres. Hice teatro, radio y televisión rodeada de colegas hombres que hoy son mi familia, pero el modo de relacionamiento entre hombres y mujeres en esta isla ha cambiado dramáticamente en los últimos dos años.

Se acabó el respeto, se acabaron los modales y la distancia física no es ya una traba para quienes desean acceder a tu cuerpo sin permiso.

La proximidad, gestualidad e interacción tiene aquí una base enfáticamente sexual, es una acción anómala e impulsiva, un gesto reguetonero y cavernícola que debes asumir como un martirio, una tarea partidista, un modo apropiado de transitar para no buscarte problemas ni llamar la atención.

La invasiva, vulgar y permisiva manera en que nos tratan ciertos hombres cubanos a pleno sol y delante de cualquiera resulta un acto de verdadera vejación que a pocos parece preocuparle.

¿Por que esto no se debate?

Lo peor de todo es que las mujeres cubanas viven con ese suplicio y lo toman como parte de la lista infinita de tropiezos y desazones que soportamos en nuestra cotidianidad.

¿Las ciudadanas cubanas que sufren este maltrato diario, saben que esto es acoso? ¿ Existen leyes para juzgar estas posturas ya masivas? ¿Es ir en contra del colectivismo acusar a quienes violan nuestra dignidad?

Creo que tras años de hacinamiento y promiscuidad en internados y becas, tras el paso de los maestros emergentes, el desmembramiento familiar y la instauración del dogma: “aquí todos somos iguales” se ha producido un sistema consiente e inconsciente de irrespeto a la mujer.

El hombre maltrata, la mujer asume ese maltrato en cualquier orden, sociopolítico, filial, jerárquico y ético. Forma parte del aire que respiras, ya es un gesto de identidad que te ofendan en la calle. Las extranjeras no dejan de quejarse de este rasgo que aquí nadie parece ver como una deformación social.

El machismo leninismo ha triunfado y vivimos a merced de cualquier acto, por violento que sea, porque como me dijo una vez un profesor de Preparación Militar. “Aquí mandan los hombres porque esta Revolución la hicieron los hombres”.

¿Hasta cuándo vamos a aguantar esta situación? ¿Hasta cuando bajar la cabeza por miedo a que nos levanten la mano, nos peguen o nos lleven ante una autoridad integrada y estructurada básicamente por hombres?

(Miami) "Colors of Spring. An audiovisual journey"


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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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