Monday, May 22, 2017

Recordando a Alberto Alonso en su centenario (por Roberto Méndez Martínez)

Nota introductoria: Hoy se cumplen cien años del nacimiento de Alberto Alonso, bailarín, coreógrafo y maestro de ballet, quien junto a Fernando y Alicia Alonso, fundó la muy conocida, respetada y admirada internacionalmente  Escuela Cubana de Ballet. 

Para recordar a este artista cubano y universal vuelvo a publicar el artículo que con motivo de su fallecimiento (el 31 de diciembre de 2007) escribió Roberto Mendez Martínez. Este texto hace un recorrido por la obra del maestro Alberto Alonso y lo comparto con los lectores del blog como homenaje a él y a todos los maestros y maestras que difunden la Escuela Cubana de Ballet alrededor del mundo.

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Sonia Calero y Alberto Alonso
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por Roberto Méndez Martínez


El pasado 31 de diciembre de 2007 falleció Alberto Alonso Rayneri, en su casa de Gainesville, Florida, donde residía junto a su esposa, la bailarina de carácter Sonia Calero. El nonagenario artista había recibido, hacía un lustro, tratamiento para un cáncer de pulmón y gracias a la fortaleza de un cuerpo bien entrenado, había podido continuar viajando por el mundo para trabajar con diversas compañías danzarias. Como él había dejado dispuesto, su cadáver fue incinerado tras unas sencillas exequias y esparcidas sus cenizas en el mar que une la península floridana y la isla de Cuba. El creador había fijado su residencia en Estados Unidos desde inicios de los años 90 del pasado siglo.

Nacido en La Habana en 1917, era hijo de Laura Rayneri, una dama de grandes inquietudes culturales, que apoyó desde temprano los intereses artísticos de sus hijos Alberto y Fernando desde los cargos directivos que ocupó en la Sociedad Pro Arte Musical. Precisamente, esta institución había abierto en 1931 una Academia de Ballet, para paliar los enormes desembolsos en que habían incurrido al construir el Teatro Auditórium, concluido en años de recesión económica.

Alberto fue el primer hombre en ingresar, en 1933, en aquella institución, donde fungía como profesor el ruso emigrado Nicolás Yavorski, un antiguo oficial zarista, que mostraba más amor a la danza clásica que dominio profundo de ella. Con los rudimentos académicos allí recibidos, el joven reveló en muy poco tiempo dotes como intérprete y pudo participar en montajes como El Danubio Azul, El Príncipe Igor y una muy libre versión de Coppelia.

Como ocurre en ciertos cuentos de hadas, en 1935 pasó por La Habana el Ballet Ruso de Montecarlo, que tenía una periódica carencia de intérpretes masculinos, y no fue difícil al novel bailarín incorporarse a la compañía como bailarín de carácter. Durante seis años viajó por el mundo, primero con esa compañía, luego con el Original Ballet Russe, regido por el célebre Coronel De Basil. En ambas instituciones estuvo en contacto con grandes intérpretes del género, fortaleció su formación académica, conoció de primera mano los clásicos así como lo avanzado de la coreografía contemporánea desde Mijail Fokin, hasta Leonid Massine, George Balanchine y Serge Lifar, autores que influyeron decisivamente en su vocación coreográfica.

Cuando retorna a La Habana en 1941, se hace cargo de la dirección de la escuela en Pro Arte, cargo vacante desde el reciente fallecimiento del búlgaro Georges Milenoff. Los cambios que allí introduce son radicales. Aunque debe admitir en sus salones a un alumnado que paga por recibir clases no destinadas a la formación profesional, aumenta el rigor en las clases y con el apoyo de su esposa, la bailarina Alexandra Denísova, más la influencia de su madre en la Sociedad, puede permitirse desarrollar su labor coreográfica inicial y hasta celebrar unos Festivales de Ballet con carácter anual, para los que recibe el apoyo de Alicia y Fernando Alonso, quienes, por entonces, trabajan en Estados Unidos.

En 1943 crea Alberto algunas de sus obras notables: Concerto, un ballet basado en la música de un concierto de Vivaldi, recreado por Juan Sebastián Bach, que tiene el gran aliento y la huella, sobre todo en el trabajo de conjunto, de las creaciones de Leonid Massine. Después vendría, Forma, obra muy ambiciosa, apoyada en una partitura de José Ardévol y en un poema de José Lezama Lima que era entonado por la Coral de La Habana, dirigida por María Muñoz, unas veces con melismas de canto gregoriano y otras al modo de los madrigales fugados. En esta obra, cuya rareza no convenció a un público preparado apenas para aplaudir obras románticas, Alicia Alonso encarno el rol de La Otra. No hay que olvidar tampoco su Icaro, que es una libre versión del original del Sergio Lifar, que él cubanizó con el apoyo del joven compositor Harold Gramatges, quien concibió todo un complejo acompañamiento de percusión para el solo masculino.

Sin embargo, el gran escándalo iba a desatarse el 27 de mayo de 1947, con el estreno en el Teatro Auditórium de su ballet Antes del alba. Los elegantes asociados contemplaron con repulsión no disimulada aquel ballet, que lejos de ubicarse en un mundo de hadas, tenía lugar en una casa de vecindad habanera, donde su protagonista Chela – encarnada por Alicia Alonso- abandonada por el hombre que ama, se suicida prendiéndose fuego. Si provocadores eran los diseños de Carlos Enríquez para recrear el vetusto caserón devenido “cuartería”, con la escalera por donde descendía la protagonista, envuelta ya en las llamas de alcohol, al ritmo de una columbia, también lo era la partitura de Hilario González, que integraba ritmos populares desde la rumba, hasta el bolero y el “botecito”. La coreografía del Alberto obligaba a los bailarines a salir del envaramiento académico, a moverse con la sensualidad del baile cubano. Era la primera vez que en la Isla el ballet se vinculaba a los más urgentes problemas sociales.

Un año después, la creación del Ballet Alicia Alonso se convertía en el cimiento para el desarrollo de la danza escénica profesional en Cuba; el coreógrafo estaba allí, junto a Alicia y Fernando. Esto no constituiría una atadura para su talento versátil. Sin dejar de crear en la Escuela de Ballet de la Sociedad Pro – Arte Musical, de la que era director, incursionó también en otros medios como el cabaret y la televisión. Los espectadores de uno de los grandes centros nocturnos de moda, el cabaret Sans Souci, aplaudieron su superproducción Bamba Iroko Bamba que incluía más de cien bailarines.

El inquieto temperamento del artista le permitió hacer temporadas como bailarín de carácter en el American Balle Theatre, donde trabajaban de manera estable Alicia y Fernando y además aparecer en el filme musical Yolanda and the thief, junto a Fred Astaire.

Su obra tuvo una franca maduración en los años 50 del siglo XX, baste con recordar que en 1956 se estrena su ambiciosa versión integral de Romeo y Julieta, sobre la partitura de Prokofiev, para el Ballet Alicia Alonso.

Además del lenguaje de la danza académica, aprendió a la perfección el del baile popular cubano y procuró borrar las fronteras entre ellos, como se había logrado en Norteamérica en la comedia musical y en el ballet más avanzado. Es indudable que hitos del género como West Side Story marcaron de modo esencial su quehacer y fueron antecedentes de algunos de sus más atrevidos y exitosos espectáculos como El solar, que llegaría a tener una versión cinematográfica bajo el título Un día en el solar.

Por esos años, el artista se interesa también en las posibilidades de la danza en la televisión, todavía en estado rudimentario en Cuba. Mientras algunos consideran este medio como un simple modo de hacer propaganda comercial, él decide trabajar en el desarrollo del Ballet de la CMQ, lo que era toda una utopía. Los resultados no se hacen esperar. El 13 de septiembre de 1957, los televidentes pueden contemplar el estreno de La rebambaramba, ballet de Amadeo Roldán con libreto de Alejo Carpentier, que no había logrado subir a escena en vida de compositor y sólo se había tocado en conciertos y para el que hizo una notable versión, contando con Sonia Calero como solista y con los actores Eduardo Egea y Enrique Almirante y bajo la dirección musical de Enrique González Mántici.

Tras el triunfo revolucionario, sin abandonar su labor en el terreno del teatro musical y los más variados espectáculos, Alberto colaboró con el recién organizado Ballet Nacional de Cuba, con el que pudo permitirse experimentar libremente con obras como Espacio y movimiento (1966) basado en música de Stravinski; El güije (1967) derivado de textos de Nicolás Guillén y Oscar Hurtado y apoyado en música de Juan Blanco, cuya escena del “Guateque” es un ejemplo de gracia popular y de adecuada fusión del ballet con el folclore cubano; Un retablo para Romeo y Julieta (1969), nueva incursión sobre el clásico de Shakespeare, ahora con un lenguaje todavía más de “vanguardia” y Conjugación (1970), sobre un poema de la uruguaya Amanda Berenguer.

Mas, la obra que le ganaría un renombre mundial, sería su personalísima versión de Carmen, a partir de la pintoresca novela de Prosper Merimée. Fue Maia Plisetskaia la que propició la creación de la obra. Después de asistir a una presentación de El solar, se acercó a Alberto Alonso y le pidió que trabajara con ella una versión de Carmen concebida “de una manera nueva, sin apegarse a la tradición”. El compositor Rodion Schedrin, esposo de la bailarina, orquestó una suite derivada de la ópera de Bizet, en la que se ponía mucho énfasis en lo dramático, a partir de ella, coreógrafo, músico y danzarina trabajaron juntos en la obra. Era la primera vez, desde 1917, que un coreógrafo extranjero era invitado a realizar un montaje en la escena del Bolshoi.

Cuando Alberto Alonso escuchó los más de veinte minutos de ovaciones que saludaron el estreno de esta obra, en la noche moscovita, más bien fría, del 20 de abril de 1967 y más aún, cuando pudo observar que aquellos espectadores, habitualmente serios y ponderados, se resistían a abandonar la enorme sala del Bolshoi, una hora después de haberse cerrado el telón, para ocultar la figura exánime de la Plisetskaia, quizá entonces pudo intuir que había creado el ballet que iba a inmortalizarlo.

Tras el singular éxito del estreno, la estrella hizo suyo el rol, al que trató con tanta fuerza y audacia, que ciertos críticos y algunos miembros de la dirección de la compañía, mostraron su desagrado e inclusive se le hizo una especie de guerra silenciosa durante años, apoyada en el modo en que esta obra contradecía la fidelidad del conjunto a la línea del “realismo socialista”, pero la mayor parte del público sabía a qué atenerse y era casi imposible obtener un boleto todavía tres lustros después, cuando las carteleras anunciaban una reposición del ballet.

La obra fue estrenada en Cuba el 1 de agosto de 1967, con Alicia Alonso y Azari Plisetski en los roles centrales. La artista cubana se apoderó del personaje y lo paseó por el mundo –incluida la URSS- con aquiescencia general. Todavía hoy, los fans del ballet discuten sobre la primacía de estas estrellas en tal rol, sin ponerse de acuerdo. Alicia enfatizaba en su interpretación lo que la obra debía a la herencia clásica, resolvía todos los pasos con maravillosa fluidez y se valía de sus ancestros hispánicos para hacer creíble la historia de fatalidad que marcaba el sino de la cigarrera, Maia prefería realzar los componentes contemporáneos de la obra, su personaje era más duro, mas desenfadado, hasta la desfachatez, se diría que lo esencial para ella era dinamitar cierta tradición de falsa respetabilidad en que se anquilosaba el ballet ruso.

Los montajes de esta obra de sucedieron con rapidez, Alberto fue invitado desde los más variados puntos del universo para poner en escena su obra, esto lo llevó a recorrer escenarios de Sofia, Helsinki, Pécs, Tokio, Milán, Berlín y New York, por sólo citar algunos.

Alicia Alonso en la primera ocasión que aparece en la TV cubana
junto a su ballet, en la obra Sinfonía clásica de Alberto Alonso
Foto/Cortesía de  Roberto Méndez Martínez
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Aunque el creador había encontrado allí su obra definitiva, todavía su quehacer se prolongó en los más variados montajes. ¿Quién no recuerda su cubanísima versión de La rumba, destinada a exhibir las singulares dotes interpretativas de Sonia Calero? O aquella Sinfonía clásica de Prokofiev que él trabajó con singular humor y que estrenó el 9 de febrero de 1955, con motivo del debut de Alicia Alonso en la Televisión Cubana y que recreó en 1982 para el Ballet de Camagüey. Para esta misma agrupación montó en 1989 una ambiciosa Medea donde se mezclaba la danza con la declamación y los coros trágicos, que hacía pensar en una vuelta a las búsquedas juveniles de Forma.

Después de establecerse en Estados Unidos, Alberto continuó su labor con un ánimo nada envejecido: realizó nuevos montajes de Carmen para compañías tan diversas como el Teatro Colón de Buenos Aires, el Indianapolis Ballet Theatre y el Sarasota Ballet of Florida. Además encontró tiempo para desplazarse hasta Tokio en el 2000 para montar su obra Un son para mi son, sin dejar de impartir clases sistemáticamente en el Santa Fe Community College, en Gainesville, al que pertenecía como “artista residente”.

Quizá la última de sus grandes emociones artísticas, fue el retorno a Moscú, invitado por Maia Plisetskaia, quien festejaba sus 80 años y deseaba que Alonso volviera a montar Carmen para la joven bailarina Svetlana Zakharova. La noche de la gala, el público ovacionó al coreógrafo quien creía hallarse en medio de un sueño.

Los Alonso: Alberto, Alicia y Fernando
Foto/Cortesía de  Roberto Méndez Martínez
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Con Alberto, Cuba ha perdido a una figura fundacional. No sólo fue uno de los pioneros de la danza escénica en Cuba, sino que, junto a Alicia y Fernando Alonso, formó la tríada de los iniciadores de la Escuela Cubana de Ballet. A sus indudables dotes como intérprete y maestro, unió un inquieto talento coreográfico que dejó varios títulos imprescindibles en el repertorio cubano. Hombre de cubanía raigal, contribuyó muchísimo a la síntesis de una nueva manera de danzar, donde el vocabulario académico se fundió con una gestualidad y un modo de expresión que venían de lo más profundo de nuestra condición mestiza. Simbólicamente, ahora sus cenizas rodean y abrazan la isla que lo vio nacer.



Marta Gómez






Sunday, May 21, 2017

(Teatro Principal de Camagüey) Talía, en espera de su restauración. Por Joaquín Estrada-Montalván.


 Estado actual de la escultura
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La escultura fue desmontada a "tubazos" por "depredadores locales" (al parecer con el propósito de fundir la obra y vender el bronce). Los daños, visibles en estas fotos recibidas en el blog, afortunadamente son reversibles y la intención de las autoridades de cultura de la ciudad, es reponer la escultura para el aniversario 50 del Ballet de  Camagüey, que se celebra en el próximo mes de diciembre. 


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Aisar Jalil al lado de su obra
Fotos cortesía con el blog Gaspar, El Lugareño
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La escultura en bronce que se encontraba ubicada en la llamada fuente del Principal (y de la que sólo queda la base), está inspirada en Talía, una de las musas del teatro en la mitología griega. La obra es del año 1989  y su autor es Aisar Jalil, quién amablemente facilitó las fotos para esta nota.
 
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ver Aisar Jalil en el blog

Saturday, May 20, 2017

Cuba Nostalgia 2017

with artist Tony Mendoza 
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with artist Ariel Hernández (Celestino, el pintor de la curvas)
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Thursday, May 18, 2017

¿Qué es la mentira? ¿Cuántos tipos de mentira hay? (por Christina Balinotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada a la familia por la Dra. Christina Balinotti (https://www.facebook.com/christina.balinotti), quien ha aceptado la invitación a compartir cada jueves, un tema relacionado con su proyecto Universidad de la Familia, programa académico extenso de 45 semanas, en la Humboldt International University. Los libros de la Dra. Christina Balinotti se pueden adquirir en Amazon en este enlace.

Para información e inscribirse en el programa puede acceder en este enlace. Para comunicarse puede escribir a Universidaddelafamilia.miami@gmail.com

¿Qué es la mentira? ¿Cuántos tipos de mentiras existen? La Dra. Christina Balinotti ofrece un análisis multidisciplinario  en su programa mensual de cada segundo domingo de mes, a las 6 00 p.m., en el Canal 17 WLRN, que conduce el periodista y teólogo Carlos Cabezas.

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Christina A. Balinotti: Escritora, Personalidad de Televisión y Radio. Experta en temas de Cultura y Psicología. Mujer de la Semana 2015 CNN Español. Pionera del Movimiento y Organización Femenidad Holística.




Fundadora/Directora del programa académico Universidad de la Familia, Ahora Sí, Miami 2016.


www.universidaddelafamiliaahorasi.org 

Universidaddelafamiliaahorasi.miami@gmail.com

https://www.facebook.com/christina.balinotti
https://www.youtube.com/user/christina567

Obispos de Venezuela: "El estado de cosas a que nos ha conducido el actual sistema político gobernante es razonablemente injustificable, éticamente ilegítimo y moralmente intolerable"

Serena, pero firmemente, declaramos que por ser ciudadanos venezolanos, individual y corporativamente tenemos el derecho y el deber cívico y moral de intervenir en todos los asuntos concernientes a la nación, sin otras limitaciones que las señaladas por la ética y las leyes.

Somos responsablemente imparciales, pero de ninguna manera neutrales. A pesar de nuestras propias e individuales debilidades, procuramos actuar en nombre de la verdad, la justicia y la búsqueda de la reconciliación entre todos los venezolanos, como bases de un auténtico pluralismo ideológico, desarrollo humano integral y convivencia social pacifica y solidaria, camino hacia la paz verdadera y el reencuentro fraterno en el país.

La unidad del episcopado es un don del Espíritu Santo a la Iglesia, y la sostenemos a diario con la oración y el amor a Jesucristo y a los hermanos ¡Nadie nos separará del amor de Cristo y de la Iglesia!

Al mismo tiempo, nos confesamos irrestrictamente comprometidos con la promoción y la defensa los valores de la dignidad humana y del bien común de todas las personas y de toda persona. En consecuencia, denunciamos el dúo fatídico que nos ha vuelto dolorosa y triste la cotidianidad nacional. Reiteramos un NO rotundo a las muertes violentas fruto maligno del desprecio a la vida, del odio de Caín hacia Abel (Gn 4, 8) y del rechazo del mandamiento divino. ¡No matarás! (Dt 5,16)

En nombre de Dios, repetimos: Todo esto configura un cuadro de barbarie y violencia que en gran parte había desaparecido de nuestra cultura. Estamos regresando a etapas ya superadas, a una anticultura de muerte.

Con toda conciencia de nuestro oficio de pastores, con inquebrantable voluntad de compartir con el pueblo el destino democrático de nuestra nación, considero que el estado de cosas a que nos ha conducido el actual sistema político gobernante es razonablemente injustificable, éticamente ilegítimo y moralmente intolerable. No es este un juicio jurídico ni político sino moral y espiritual, en línea profética, que reclama una sincera conversión de las mentes y de los corazones que dé frutos de renovación, justicia y reconciliación.

Es la hora de un examen de conciencia, de una insurgencia espiritual y moral de los líderes y de los ciudadanos que promuevan desde el interior de las personas un cambio radical de la situación del país. La legítima protesta en la calle ha de ser pacífica y respetuosa de las personas y propiedades, y una señal de resistencia ética y civil.

A todos los venezolanos nos ha de mover la voz de Dios en nuestras conciencias y nos ha de impulsar al compromiso con la verdad y la justicia, para vencer el mal con el bien (Cfr. Ro. 12,21).

En este momento es una obligación nuestra invitar a todos los dirigentes políticos, económicos y sociales, de cualquier signo y color, a ponerse del lado del pueblo y a buscar, en sintonía con el mismo, soluciones que beneficien a todos. No es momento para darle la espalda o para hacer oídos sordos a sus clamores. Al Gobierno nacional, en todas sus instancias, particularmente a El Ejecutivo, le pedimos que de verdad escuchen los clamores de la gente y resuelvan los gravísimos problemas que han provocado con medidas improvisadas y nocivas y medidas. (cfr. Comunicado de la Presidencia de la CEV el 17 de diciembre de 2016) (Leer texto completo en el website de la Conferencia Episcopal Venezolana)



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ver en el blog
Obispos de Venezuela: "El 'Socialismo del siglo XXI', sistema totalitario, militarista, policial, violento y represor, que ha originado los males que hoy padece nuestro país

La Herrería de Sirique (un cortometraje de Héctor Veitia, 1966)


... dedicado a la Trova Cubana

Engelbert Humperdinck





Wednesday, May 17, 2017

Mi "Cuba Nostalgia" (por Eva M. Vergara)

 Foto/Reuters
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Mi "Cuba Nostalgia"*

por Eva M. Vergara


Una larga cola me da la bienvenida, la multitud con sus risas y bromas acorta mi espera. Escucho sus comentarios y sonrío, y me estremezco con igual frecuencia. Finalmente entro al local. El cuerpo zigzagueante de la línea humana desemboca en un estrecho pasillo, por donde sólo es posible continuar de uno en uno, dos hombres de uniforme, sentados a cada lado, me conminan a apurarme. Entrego mi ticket, y dejo atrás el intimidante verdeolivo de sus ropas. 

Me adentro en un inmenso salón, no distingo el final. Paneles de metal y tela colocados en varios ángulos forman estanquillos o compartimientos donde la multitud ahora dispersa se aglomera. Mi objetivo, explorar cada uno de estos. Me acerco a un mostrador cubierto de fotos; hermosos campos, surcos sembrados de tomates, una brigada de adolescentes se inclina bajo el peso de las guatacas y el lacerante sol en sus espaldas. Rostros sudorosos aguardando su turno para saciar la sed, una muchacha mantiene estricta vigilancia sobre una lata con agua, en la que sumerge un cucharón que va ofreciendo a los jóvenes hasta que todos han bebido del mismo recipiente. Un solo jarro para más de veinte personas, una sola lata para todos.

Y vuelvo, y regreso a mis once años, el «de pie» implacable, el bullicio de cuerpos desperezándose, el movimiento de brazos y ánimos a primera hora. La carrera por el primer lugar, el primer lugar para lavarse los dientes, el agua helada que terminará por despertarte, la pasta amarga raspando tu lengua, la noche sobre tu cabeza desapareciendo. El primer lugar para usar los baños; el primer lugar para el desayuno, la leche o eso que llevaba su nombre prometiendo quemaduras de «tercer a cien grados» dentro del jarro metálico y una gaceñiga añeja como complemento en ciertas afortunadas ocasiones. El primer lugar para subir al camión, tu pierna buscando soporte en la rueda, unos brazos que te halan. El primer lugar para mirar sobre la baranda, el camino estremeciendo los músculos, los cuerpos apretados azotados por el aire que corta la respiración, otros acurrucados reconciliándose con el interrumpido sueño.

Un trillo que se pierde más allá de mis fuerzas, mis piernas atrapadas en las botas que intentan sembrarme con su peso en la tierra húmeda de rocío. Una camiseta enguatada, una camisa de trabajo, un pañuelo recogiendo el cabello, unos pantalones remendados en las rodillas y el trasero, como odiaba ese delator parche en el fondillo. Yo que todo lo que he querido siempre, es paz, que me dejen ser, que pasen a mi lado y no detengan la vista. Ese parche señalando mi cuerpo desprovisto de curvas, delgado casi hasta la anemia. Y mis manos conociendo por primera vez las ampollas, la madera llena de astillas, la guataca más pesada que mi cuerpo. La mañana helada, luego el calor, el despojarse de las ropas, enredarlas a la cintura, los ojos entornados, lagrimeando por la luz, y las voces demandando metas, cumplimiento de normas. 

El primer lugar para las carreras, después te asignan la que quieran. El primer lugar para el trabajo, después te ubican donde les plazca. El primer lugar para el camuflaje, el primer lugar para desaparecer. Detesto el primer lugar, odio ese concepto.

¿Compañera va a pasar o no?, arriba que está parando la cola, la voz abrupta de la mujer tras el mostrador termina mi divagación, miro su mano extendida señalando una cortina. Recorro la distancia. Un olor intenso me asalta, una habitación provista de seis o siete letrinas se descubre tras la tela. Ahora sí que llegué; observo a un joven que intenta encontrar equilibrio sobre los pies grabados en el cemento. Se inclina desafiante sobre el cono elevado y hace como que defeca. Me pregunto que tan divertido le fuera si al mirar dentro de la boca abierta bajo sus nalgas le amenazaran una millonada de gusanos, gusanos de cuerpos fofos, gordinflones; nunca he sabido qué tipo de animal eran aquellos. A este joven cubanoamericano se le retorcería el estómago, constipación de los intestinos, cuarenta y cinco días sin ir al baño (imposible). Y encima de todo la carencia de pudor, nada de vergüenza, ¿necesitas ir? que te vean todos, quién necesita de puertas, esas son blandenguerías, prejuicios burgueses, nosotros somos todos iguales, así que no hay sorpresa en lo que tú hagas que yo también lo haré. Todos somos iguales aún a la hora de defecar. No privilegios, nada de cortinas en las duchas todos los cuerpos son iguales, igualdad social, ésta comienza desde que somos un único cuerpo. No se permiten aislamientos, individualidades, secretos. Todo al descubierto, tu cuerpo y tus pensamientos, te tengo que leer.

Salgo espantada, mis pasos resonando y de trasfondo la risa del muchacho, el siguiente compartimiento pertenece a una clínica dental. Instrumentos y equipos de dudosa higiene complementan el decorado alrededor del sillón dental, que como habitualmente sucedía muestra su deterioro en el metal oxidado de su base o en el vinil rajado del forro. La lámpara sobre su brazo mecánico carece de uno de sus bombillos. Un cartel preside la improvisada puerta, donde se lee «No hay agua». Y cuando hay agua, no hay dentista, y cuando está no tienen materiales para empastes, y cuando tienen materiales para empastes no tienen anestesia y cuando tienen anestesia la máquina de rayos x se rompió y cuando la máquina de rayos x está funcionando no tienen esterilizador y cuando el esterilizador esté reparado no tienen agua. Y cuando tienen agua, tú no eres de esta zona, no te pertenece. Y cuando finalmente te toca, son de leche, afuera, son de leche, sácalos, y el resto a remendones después de tanto tiempo en peores condiciones, insalvables en su mayoría. Pero no importa la sonrisa revolucionaria tiene que ser multicolor, nada de blancos solamente, esta es una revolución de todos, negros, blancos, amarillos, platinados, de oro, de todos los colores. Aún de los ausentes, estos son los más útiles, estos no pueden defenderse.

Venga a refrescar su boca con nuestra malta ensalivada, nada como recordar ese sabor único. Me detengo en el siguiente kiosco, en una tablilla se anuncia malta a diez centavos. El fregadero de aluminio dividido en dos, de un lado el agua enjabonada y del otro el agua limpia, al menos esa es la idea aunque en definitiva ni lo uno ni lo otro. Casi no hay jabón en la una y menos transparencia en la otra. La empleada sumerge los vasos aún espumosos con residuos de malta y saliva dentro de la primera agua y luego un rápido zambullido en la siguiente. Técnica sofisticada de engaño al consumidor, y éste con la mirada fuera del fregadero. Concentrado en la conversación, en tu propio pensamiento, mejor no ver qué sucede bajo la pila, mejor no tomar nota de las manos cogiendo el dinero, dando cambio, fregando, sirviendo, pasándolas por la cara sudorosa, por el pelo que cae en su frente. Mejor pensar en el milagro, en los días, semanas, meses y a veces años que pasaste esperando el deseado sabor. El calor prendido a tu piel, sales del instituto, caminas por Carlos III hasta la cafetería y allí te sor-prende la noticia, malta a diez centavos. Y hoy no hay que molestarse con la higiene, ni la boca desdentada del hombre tres pasos más allá de ti, ni de la joven con catarro, ni de los vicios no confesados que asoman a los labios de otros. Y hoy no hay que molestarse por nada, ni hoy, ni dentro de un rato cuando la línea se rompa y los gritos de mi cielito, mi vida, mi amor sobrepasen tu tímido «por favor me pudiera dar». Y hoy no hay que disgustarse. 

Allí está la infame guagua, los asientos plásticos destruyendo tu cintura, las ventanas clausuradas, el asfixiante vaho de la transpiración ajena y propia. Y ahí está la jefa de aula que pronuncia tu nombre, y tu inseguridad al levantar el brazo, tu pierna sobre el primer escalón y entras. Otro día para condenarte, otro instante para acusarte, y tú ignoras las razones que se han prendido a tu cuerpo en esta mañana como otra cualquiera en que te colocan en este lugar. En esta mañana como cualquiera otra en que eres transportada de una lectura a otra, de una historia a otra. De una mentira a otra. Y llega la guagua a su final y la manada de niños se desborda en la carretera; recorren la calle precedidos por las voces de una multitud que a gritos de lemas y consignas vapulean sus cuerpos con desparpajo. Lemas que no pronuncias, tu voz no fue hecha para el grito, no has despertado, aún no despiertas, nunca despertarás. Te mueves impulsada por la masa de cansados cuerpos, los dedos de un niño a tu lado atrapan tu mano, te dejas guiar, en silencio toda tu vida, en silencio siempre, en prematuro silencio desde la infancia. Una película te atrapa, eres protagonista de esta historia, ¿no lo sabes?, es tu historia, es tu vida, ¿no lo sabes? No, me miro y no me veo, me siento y no me distingo, me huelo y no me creo. Soy una maqueta, dejadme empolvar, dejadme oculta entre telarañas, dejadme dormir, no me despertéis con vuestros gritos. Dejadme encontrar mi camino fuera de ustedes, fuera de mí.

La música te llega, al mismo tiempo que el temor de antaño, una sensación indefinida, de melancolía, de llanto, de revolvérsete el estómago, de pena que encuentra camino dentro de tu pecho, de repentino aislamiento. Hay ciertas canciones que fuera de toda lógica te duelen, hay ciertas voces que fuera de lógicos cuestionamientos te angustian, la melodía y sus frases te asaltan, te invaden, canciones, himnos de innegable belleza. Alabanza, alabanza para ellos y para su patria, alabanza. La patria te llama, te envuelve, la patria te hace cómplice y no lo sabes. Teme a la música, teme al sonido armónico, a la frase hermosa, teme. La sangre que en Cuba se derramó, nosotros no debemos de olvidar por eso unidos hemos de estar recordando a aquellos que muertos están. Pero hay ciertas voces que te estremecen, ciertas canciones que te sacuden y te preguntas y te respondes y comprendes la diferencia. Todo un mundo creado a tu alrededor, el bien y el mal revueltos, fundidos sus cuerpos. Eres producto, eres consumidor, eres héroe, eres cobarde, eres humanista, eres inhumano. Todo mezclado, todo mezclado, negros y blancos, todo mezclado.

Al ritmo de las palabras se condena mejor, Fidel seguro a los yanquis dale duro; pin pon fuera abajo la gusanera, al ritmo de la música se trabaja mejor, mayor producción de leche, mayor recogida de tabaco. Jóvenes entonando improvisadas canciones, competencia entre los albergues por la melodía más pegajosa. Marchamos hacia el campo para construir un mundo hacia la humanidad, luchando con ahínco y con dignidad, vamos todos a triunfar, vamos, vamos compañeros, vamos hoy a trabajar, por un nuevo porvenir vamos a luchar. Los niños cantores de «Cuba», no de Viena. La generación del canto, la generación del grito, ¡pioneros por el Comunismo, seremos como el Che!, la generación del optimismo, para hacer esta muralla tráiganme todas las manos, los negros sus manos negras, los blancos sus blancas manos, la generación del tonto, de los humildes, por los humildes y para los humildes. Las gentes felices me hicieron desconfiar.

En el piso, hacia el centro del local la ves, tu islita con sus catorce provincias dibujada; su geografía agrandada para espiarla mejor. Recorres sus bordes enmarcados por una gruesa línea negra, que impide la caída al mar. Te detienes en La Habana, sí naciste allí, y no en el séptimo piso. En verdad naciste allí, y tanto hubieses deseado visitar otras ciudades, pero no era posible. No a los viajes, dentro y fuera del alargado cuerpo de tu hermosa isla. Tu isla colocada como al azar dentro del golfo. El pintor mira su obra con deleite, sus ojos van desde la Florida hasta detenerse en Venezuela, el golfo se le antoja demasiado desnudo y allí va y traza los últimos pincelazos, una isla de figura curiosamente animal. Un caimán, como esos que han de habitarla, en la ciénaga y en las ciudades. Caimanes invadiendo todo terreno fuera y dentro de la tierra que los vio nacer.

Estás atrapada en una isla, una isla donde te devoran; el grupo al que tienes que pertenecer, al que debes obediencia, al que debes temer, el grupo que dispone de tus ganas, de tu tiempo, de tu cordura. Una isla que te contiene, once millones de brazos sujetándose unos a otros, con envidia al que huye, con odio al que queda; al que dentro del círculo es diferente. Una isla contaminada de rabia, transmitiéndose, incubándose en nuestros cuerpos, isla protagonista; en tu suelo se pudiera reconstruir más de una historia, El señor de las moscas encontraría infinitos argumentos en tus muchachos.

Allí está, allí está, no la puerta de Alcalá, tanto rato aquí y ya hablas cantando, una canción para todo, ¡esto se pega! La pantalla abarca toda la pared del fondo, justo pasando «las sombrillitas», merendero, cafetería, kiosquito; variedad de nombres, no de ofertas. Escuchas la familiar frase chivo, chivo, chivo bueno ¿dónde estás que no te vemos? Y respondes a la viejecita dentro del aparato. «Aquí por el bosque voy, cazando lobos estoy, para hacerles el regalo de sus pieles». Y ahora proyectan aquel otro de Masinka; «desde aquí arriba Masinka te mira, cuidadito oso no seas goloso». Ríete, sí ríete, el traumático episodio de los muñequitos «rusos», pero me confieso, muchos me gustaban, como esos dos o el del Riachuelo, o Plumita de Oro; «ahora ya sabes lo mal que saben la sal y la pimienta, no te olvides de ello». Y aquel polaco, del niño con el proyector que se metía en la película; el sueño de mi generación, el proyector y el viajar. Tardes de vacaciones, la casa llena de primos, qué hacemos y ahora qué hacemos, saca el proyector, dale, pon el proyector. Y enseguida los gritos disputándose el derecho a leer. Yo leo, yo leo, ¡no! tú leíste la última vez, bueno una cada uno. Cerrar las ventanas de la sala, despejar la pared, mover butacas, sillas, colocar la mesita al otro extremo de la habitación con distancia suficiente para que la imagen se proyecte bien grande. Correr al cuarto, buscar dentro del escaparate, en la última tabla, el proyector y a su lado la caja de zapatos con los rollitos de películas. Lees los títulos, Los cisnes salvajes, Iván Tsarevich y el lobo gris, El patito feo, Basilisa la sabia, La reina de las nieves y las voces te interrumpen y algunas dicen ésa y otras dicen no, ésa no; hasta que coinciden. Luego todos en silencio aguardando. Ese olorcito a quemado, el ruidito de la cinta al rodar, el mover del lente para ajustar la imagen difusa contra la pared. La voz infantil narrando. 

Y las películas «rusas», lo que más odiabas eran los finales, como todo el mundo, pero ahora, recordadas a distancia, no eran tan malas, la imposición las aniquilaba. Todo mérito era motivo de sospecha. Cuántos niños temerosos de morir en un pantano, cuántas noches de pesadillas, tu cuerpo hundiéndose lentamente en las aguas lodosas. Entre la asfixia real y la incubada poco espacio para soñar. Si lo lograste, no te vencieron.

Buscas un lugar libre junto a las mesas, bajo las sombrillitas, los rostros desfigurados de las gentes haciendo muecas, y las caras abultadas te indican que han probado las tan anunciadas croquetas del cielo.
Croquetas del cielo para el obrero
engrudo de soya para la olla
riñón de difunto con poca cebolla.
Croquetas del cielo para los viejos
bistec de frazada qué buena panzada
toronja lasqueada con salsa agriada
croquetas del cielo pa’ el compañero
croquetas del cielo para el pionero.
Una voz anuncia el último espectáculo, y al compás de La cabalgata de las Walkirias va descendiendo del techo una enorme piñata. Confetis caen sobre tu rostro, algunos gritan a tu alrededor, mientras otros chiflan eufóricos. Junto a la piñata, una hilera va tomando forma, un grupo de jóvenes se acerca a la cola y va entregando un garrote a cada persona. El altoparlante vomita una nueva melodía; observas los rostros felices, las manos aplaudiendo, las bocas entonando la canción, la multitud se enajena hasta el éxtasis, anunciándole a todos mis hermanos que nuestro día ya viene llegando, oh, oh... ya viene llegando, oh, oh... ya viene llegando, ya todo el mundo lo está esperando, ya viene llegando, ay, Cuba hermosa y primorosa, ya viene llegando. Se acerca el primer participante y de un fuerte golpe arranca un brazo a la figura colgada del techo. El brazo rasgado planea hasta caer al suelo, donde un joven lo levanta y lanza a los observadores, éstos terminan por despedazarlo; pequeños trozos de tela verdeolivo se unen a la masa de confetis. El rostro de barba canosa se agita en círculos al embate de un siguiente garrotazo. El salón vibra de energía, niños, adolescentes, viejos danzan al compás de los golpes. De espalda a los rostros felices, con una mueca en los labios, te alejas.


*Los cubanos de Miami se dan cita cada año para celebrar con exhibiciones «un viaje al pasado para aquellos que recuerdan los tiempos de la Isla antes de 1959 y para aquellos que nunca tuvieron esa experiencia»; a este evento lo llaman “Cuba Nostalgia”.

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EVA M. VERGARA (La Habana, Cuba, 1966) llegó a los Estados Unidos en 1989. Cursó estudios de Literatura Inglesa en el Miami Dade College. Ha publicado el libro de relatos, Mirada desde un submarino blanco, Editorial Silueta, 2009. Uno de sus cuentos fue incluido en Palabras por un joven suicida (Editorial Silueta, Miami, 2006). Tiene inédito el libro de relatos Ceremonia de salutación.

"Alambre Dulce" (Documental sobre el Tres Cubano)


Tuesday, May 16, 2017

Payaso (un poema de Rodrigo de la Luz)


Deudor más soberano,
que en noches largas fuistes
el amor no esperado en los trapecios.

Logras meterle miedo a la tristeza:
tan mortal, tan sencillo;
amantísimo esclavo tras tu risa.

Vas llamativamente maquillado.
Elaboras grotescas terquedades,
que conciben hacer llorar a la madre
y hacer reír al niño al mismo tiempo.

¿Qué festiva pasión muere en tu burla?
¿Qué jovial nadería te persigue?

Encapuchado y sordo
tiemblas como una fruta itinerante.

Uno por uno
tus espectáculos acabaron en tinieblas.

Ni el más alto zanquero
pudo avistar tu imagen demacrada;
crucificada en un péndulo de humo.

Oscuros lamparones
alumbran tu circo en decadencia.

¿Cuantos lirios se mueren en los rieles del tren?
(Mejor es no saberlo)

Todo lo que quería saber sobre tu estirpe,
se encontraba en mi esencia.

Yo cierro mi baúl, suelto tres globos,
lanzo una flor y me maquillo el rostro.

De ti heredé los guantes, los tirantes,
la poca estima, algún que otro ornamento.
Heredé el sombrerón,
los zapatos gigantes y gastados…

De ti heredé el espejo en que me miro,
este hambre de aplausos y ovaciones,
la intuición para advertir que todo acaba,
que se acerca la última función.

Monday, May 15, 2017

Un poema de Félix Luis Viera

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.  
  

 Poema 47 de La patria es una naranja ( Ediciones 2010, 2011, 2013) (Poesía del exilio)
      

   47


Hija mía:

Cómo huye el tiempo:
hoy cumples 20 años.
Hoy, 20 de febrero del 2000,
cumples 20 años.
20 el 20 del 2 del 2000
y es domingo
–ésta es la cábala–
y no tenemos pastel
(sólo la distancia para celebrar).
Pero te tengo una sorpresa:
he revisado el fondo de los mares
y hay margaritas.
Sí,
en el fondo de los mares hay margaritas
y hay allí personas que aman y cuidan a estas flores.

He revisado el fondo de los mares y hay margaritas.

Cuando me fui tú tenías 15 años.
Hace 5 años que no celebramos, juntos, tu cumpleaños.
Hoy otra vez no tenemos pastel de cumpleaños
(sólo la distancia para celebrar).
Hace 20 años naciste y yo te sentí hermosa como algún do re mi que comienza a nacer
y tu piel y tus cabellos recién acabados de llegar al mundo
eran como las postales que en la escuela de mi niñez
enseñaban las plantas del maíz madurado.

Hace 20 años naciste y nunca hemos tenido una pecera.
Entonces tu padre no creía posible que llegaría el día del terror,
y se dedicaba a sembrar las luces en los inmensos aeropuertos
por donde entrarían los astros cargados de luz
(es decir, no lo olvides: le decíamos “La Sociedad Perfecta” ).

Qué escabroso ha sido el camino,
qué agotador.
Hoy cumples 20 años
20 el 20 del 2 del 2000
y es domingo
y no tenemos pastel
ni estamos juntos
(sólo tenemos la distancia para celebrar).
Pero te tengo una sorpresa:
he revisado el fondo de los mares y hay margaritas.
Sí,
en el fondo de los mares hay margaritas
y hay allí personas que cuidan y aman a estas flores.

(Ciudad de México, 20 de febrero de 2000)





47

Figlia mia:


Come passa il tempo:
oggi compi 20 anni.
Oggi, 20 febbraio del 2000
compi 20 anni
20 il 20 del 2 del 2000
ed è domenica
- questa è la cabala -
e non abbiamo la torta
(solo la distanza per celebrare).
Ma ho in serbo una sorpresa:
ho perlustrato i fondali marini
e ci sono le margherite.
Sì,
nei fondali marini ci sono le margherite
e là ci sono persone che amano e curano questi fiori.

Ho perlustrato i fondali marini e ci sono le margherite.

Quando me ne sono andato avevi 15 anni.
Sono cinque anni che non celebriamo, insieme, il tuo compleanno.
Oggi ancora una volta non abbiamo la torta di compleanno
(solo la distanza per celebrare).
Da vent’anni sei nata, ti ho sentito bella come un canto che comincia a nascere
la tua pelle e i tuoi capelli appena venuti al mondo
erano come le cartoline che nella scuola della mia infanzia
indicavano le piante del mais maturo.

Da vent’anni sei nata e non abbiamo mai avuto un acquario.
Allora tuo padre non credeva possibile che arrivasse il giorno del terrore:
e si dedicava a seminare le luci negli immensi aeroporti
da dove sarebbero entrati gli astri carichi di luci.
(come dire, non dimenticarlo: li chiamavamo “La Società Perfetta”) .

Com’è stato difficile il cammino,
com’è stato faticoso.

Oggi compi 20 anni.
20 il 20 del 2 del 2000
ed è domenica
e non abbiamo la torta
né siamo insieme
(solo la distanza per celebrare).
Ma ho in serbo una sorpresa:
ho perlustrato i fondali marini e ci sono le margherite.
Sì,
nei fondali marini ci sono le margherite
e là ci sono persone che curano e amano questi fiori.



La patria è un’arancia, traducida al italiano da Gordiano Lupi, fue publicada da IL FOGLIO LETTERARIO: http://www.ilfoglioletterario.it/catalogo_cubana_la_patria.htm
Se puede conseguir en www.ibs.it: https://www.ibs.it/patria-arancia-libro-felix-l-viera/e/9788876063138
En Amazon, gratis en formato e-book: ttps://www.amazon.it/patria-unarancia-F%C3%A9lix-Luis-Viera-ebook/dp/B00Z8MB9UA

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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y una noveleta.
Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.
Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.
Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960.
Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con una amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.  Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

El meollo no es la tecnología


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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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