Thursday, September 23, 2021

Las sombras del caos sobre Santiago de Cuba (por Rafael Duharte Jiménez)


La historia de Santiago de Cuba tiene páginas de horror que muchas veces apenas constituyen una breve referencia en los libros y generalmente están ausentes de las aulas, donde historiadores y profesores privilegian las narrativas heroicas para explicar la tradición de rebeldía de los santiagueros.

Los ataques de los corsarios y piratas a la ciudad sembraron el terror en numerosas ocasiones en el vecindario el cual huyo despavorido hacia el poblado del Caney; quizás sin embargo la invasión y saqueo de los ingleses en 1662, fue uno de los momentos más traumáticos. Sobre este olvidado episodio, escribió Bacardí lo siguiente en sus crónicas:
El Gobernador con 170 soldados y algunos voluntarios les salio al encuentro, siendo completamente derrotado y rindiéndose el Morro. Morales se retiro al Caney con la mayor parte de las familias de esta ciudad. Los invasores saquearon la ciudad, dieron fuego a la población, consumiéndose la Catedral, la casa de Roca, la de Osuna y el castillo del Morro.
Entre los numerosos terremotos que afectaron a Santiago en sus primeros siglos de existencia, el peor parece haber sido el del 11 de junio de 1766. Sobre el mismo comenta Bacardí:
… un horroroso terremoto llenó de desolación a la Muy Noble y Leal población de Santiago de Cuba, destruyendo la mayoría de los edificios y ocasionando numerosas victimas (…) Hubo más de ciento veinte muertos, entre ellos el Alcalde provincial D. Juan Antonio Saviñon, y se contaron más de seiscientos heridos. El primer cirujano de la plaza, licenciado D. José Rodríguez, se desvivió curando y amputando…
Algunos piensan sin embargo que nada fue peor que los primeros días de julio de 1898, cuando los habitantes de la ciudad se vieron atrapados entre dos fuegos; de un lado las tropas norteamericanas que con el apoyo de los mambises avanzaban sobre la ciudad y del otro la flota española anclada en la bahía y una guarnición dispuesta a no rendir la plaza.

El día primero en medio del calor infernal del verano, el hambre y la incertidumbre, los santiagueros escucharon a lo lejos el retumbar de la fusileria y la artillería en los combates del fuerte del Viso en el Caney y la Loma de San Juan.

El día 3 la ciudad despertó con el aterrador cañoneo de la flota norteamericana contra las baterías costeras españolas de La Estrella y La Socapa y los barcos de la escuadra del Almirante Cervera que salían por la boca del Morro y eran perseguidos a lo largo de la costa.

Cuando en unas horas terminó la batalla naval, se hizo un silencio sepulcral y rápidamente comenzó a circular el rumor en el vecindario de que la escuadra norteamericana comenzaría a disparar contra la guarnición española de la ciudad.

El día 5 de julio unos 30 mil santiagueros con sus bártulos a cuestas, salieron en estampida de la ciudad, fue un éxodo terrible de familias a campo traviesa. El periodista Joaquín Navarro Riera que iba entre los que huían, público años después su testimonio sobre aquel momento de locura colectiva:
…y llegó el terrible 5 de julio de 1898, el día del éxodo que tuvo que emprender, victima de todos los sufrimientos por la libertad de la patria, la mártir población de Santiago de Cuba. Entre la masa de aquellos treinta mil habitantes que huían de la capital de Oriente, rumbo al campo revolucionario, para esquivar los peligros del bombardeo yanqui contra la guarnición española que aun resistía por la obcecación de sus jefes (…) En medio del oleaje humano de los emigrantes que iban a El Caney se destacó, a mis ojos, la figura del doctor Hartmann. Iba a caballo, algo encorvado sobre la montura, con un paraguas abierto. Su larga barba le imprimía más que nunca, el aspecto de un patriarca bíblico, e idealizaba más aquella visión la presencia de una nieta del gran medico, la bellísima señorita Katty Woodcock, que, a pie, iba guiando en algunos malos pasos del camino el caballo en que viajaba su ilustre abuelo.
El bombardeo finalmente no se produjo, aunque la guarnición no rindió la ciudad a los norteamericanos hasta el 16 de julio, entonces los santiagueros regresaron a sus casas. Aquel éxodo debió quedar en la memoria colectiva de varias generaciones de santiagueros como la huida de Egipto en la de los hebreos.

En las primeras décadas del siglo veinte nuevamente las sombras se cernieron sobre la ciudad de Santiago de Cuba. Todo comenzó según marco el reloj de la Catedral a la 1 y13 de la madrugada del miércoles 3 de febrero d 1932.

Un estupendo reportaje publicado en el periódico Diario de Cuba ofrece una visión dantesca de aquel oscuro momento vivido por los santiagueros:
… se sintió una leve sacudida, inmediatamente otra de mayor intensidad, y tras un leve momento de descanso la tierra se conmovió en epilépticas convulsiones. (…) Hombres, mujeres y niños se lanzaron a las calles, clamando misericordia divina, mientras que, los toques de campana de los carros de bomberos, puestos rápidamente en movimiento, recorrían la ciudad (…) Las familias iniciaron, inmediatamente, el éxodo hacia el campo o hacia lugares apartados de la ciudad. Los parques se colmaron de publico (…) Cuando el sol alumbró pudo verse la intensidad de la hecatombe. Montones de piedras, maderas y bloques de cemento interrumpían el transito. Las casas presentaban grietas por doquier. Las cornisas de los grandes edificios estaban caídas o amenazando con el derrumbe.
Durante algún tiempo las replicas continuaron asustando a los santiagueros, pero la ciudad se recuperó decía la prensa de la época con orgullos: “por sus propios y grandes esfuerzos”.

Algunos historiadores gustan de recrear los hechos bélicos, particularmente si están rodeados de himnos y banderas desplegadas y suelen ignorar la importancia que tiene la adversidad para templar el carácter. Si se desconocen o minimizan aquellos momentos de caos en que los habitantes de Santiago de Cuba se sintieron abandonados a su suerte, no podríamos conocer cabalmente a los santiagueros.





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Rafael Duharte Jiménez (Santiago de Cuba, 1947). Profesor, Historiador Ensayista y Guionista de radio y televisión. Ha publicado 12 libros, numerosos artículos y ensayos en revistas en Cuba y el extranjero y una Historia Audiovisual de Santiago de Cuba que consta de 355 audiovisuales de 12 minutos cada uno; conferencista en 28 universidades y centros de investigación en El Caribe, América Latina, Europa y Los Estados Unidos. Es miembro de la UNIHC y la UNEAC. Actualmente labora como especialista de la Oficina de la Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.

Wednesday, September 22, 2021

(Diario de la Marina. Febrero 1878) Pelo! Pelo!


"Acabamos de recibir un lindísimo surtido de trenzas imperiales, todas de pelo muy fino y de todos colores y tamaños. Las señoras que necesiten trenzas de pelo pueden estar seguras de encontrar donde escójer, tanto en colores como en tamaños: hay de 8, 10, 12, 14, 15, 18, 20, 22, 25, 28, 30, 34, 36, 38, 40, 45, 48 y $ 50, todas estas trenzas las tenemos que vender en 8 dias, así es que ninguna señora saldrá sin comprar. Hay bucles á 1, 2 y $ 3 el par; castañas muy bonitas, crespos ondeados y lisos, ricitos á 50 y 75 cts, y $ 1 par, de todos colores, todo baratísimo, pues queremos realizar una partida de postizos acabados de recibir..."


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Respeté el texto como fue publicado.

De San Miguel de Nuevitas al Bagá en una cabalgata inolvidable (por Carlos A. Peón-Casas)



De San Miguel de Nuevitas al Bagá en una cabalgata inolvidable. Una cita imprescindible de los Viajes Pintorescos(1) del padre Perpiñá.


por Carlos A. Peón-Casas.




El paisaje que recrea esta crónica nos conduce hasta el año 1866, y a la espléndida relación que sobre la porción principeña, develara el sacerdote escolapio, residente por entonces en el colegio de su orden en Puerto Príncipe, durante un extenso periplo que lo llevó a sitios distintos de la geografía del Camagüey, parte de uno más extenso por la geografía cubana.

De aquella celebrada expedición a lomo de briosos corceles, entresacamos ahora algunos de sus apuntes relativos a los territorios entonces prósperos de la zona suroeste de la espaciosa bahía de Nuevitas incluyendo a dos poblados de celebrada actividad económica San Miguel de Nuevitas y el Bagá.

Del primero tenemos todavía noción, acodado como está en el recorrido de la actual carretera a la Playa de Santa Lucía, y conectado muy apropiadamente con la actual ciudad nuevitera, del segundo, por entonces un imprescindible embarcadero en el extremo opuesto del canal de entrada a la bahía de Nuevitas, no queda ya memoria.
Demos algún conocimiento á nuestros lectores sobre un pueblo naciente y de gran porvenir. — San Miguel, situado á dos leguas al Sudoeste de La gran bahía de Nuevitas, es la población principal que tiene el cantón de Montalván y cabeza del partido de Mayanabo. Contaba, á nuestro paso, 1400 habitantes, y tenia varias calles espaciosas, rectas y situadas sobre piso llano y uniforme. Las principales de esas calles son: la de la Marina y La de la Iglesia, hoy Chiclana, con su ancho de 30 varas La primera y 32 la segunda.

La Iglesia es un modesto edificio, que con La advocación de San Miguel, es parroquia de ingreso con el personal y haberes que le corresponden por su clase.
Hablando de sus tiendas, podemos hacer mención de la famosa tienda mixta de nuestro malogrado amigo, D. Pablo Lucio Villegas, situada en la calle de Chiclana. Era la mejor y la más grande del pueblo. Su casa era fonda, mesón, venta, figón y bodegón: contenía grandes acopios de víveres, de tabaco, cera, petróleo, aceites, linos, lanas, indianas, sederías y toda clase de herramientas. Casi todos los de la cabalgata nos alojamos y dormimos en aquella nueva Arca, y fuimos atendidos á las mil maravillas.

La ocupación de los habitantes de aquel pueblo es el tráfico con la Bahía, la agricultura, la industria de curtidos, la fabricación de sombreros de yarey, y, sobre todo, el comercio con el Bagá, á donde se llevan para la exportación abundancia de maderas preciosas, tabaco, cueros, guanos de varias clases, y, sobre todo, grandes acopios de azúcar y de mieles, que constituyen la principal riqueza de aquel hermoso país.
De allí, hasta el punto del embarcadero de Bagá, el autor deja constancia de un recorrido que no supera las dos leguas, animado y singular por la entonces región abundosa ya de prósperos cañaverales, que se adosaban a sus respectivos ingenios. 
Desde San Miguel al Bagá, apenas encontramos otros campos que extensos cañaverales en todas direcciones. A nuestra izquierda descubrimos los preciosos ingenios de La Caridad, El Recreo y San Antonio; mientras que á nuestra derecha se presentaban vistosos el de Las Casimbas, Las Flores y el famoso de La Atalaya.
Una simpática anécdota de aquel variopinto grupo de cabalgantes en pos de su meta, nos deja un sabor de aventura singular para aquella partida presidida por un sacerdote de tan respetables merecimientos:
El ferrocarril que atraviesa aquellos campos de verdor y nuestro camino seguían casi juntos y paralelos en dirección al marítimo Pueblo.
Iba la gran cabalgata su paso, cuando nos consiguió el ruidoso tren. Sucedió entonces lo más raro del mundo. Como si todos los jinetes instantáneamente se vieran atacados de un excitante fluido e1éctrico, y los caballos se hubieran convertido en otras tantas máquinas de vapor; nos pusimos á correr con toda velocidad, estallando la más descomunal de las competencias con el precipitado tren. Nuestros bridones, poseídos de vigor y de coraje, levantaron luego con estrépito expansivas nubes de humo y de polvo lanzados á la carrera, hacían temblar la tierra con el sacudimiento de sus cascos, tan veloces como balas de cañón que se disparan y rebotan en la inmensa llanura. Llevábamos alguna ventaja al ruidoso ferrocarril, cuando el maquinista, picado de su honor, soltó todas sus riendas á la indómita fiera. Aquella potente máquina, que arrastraba tras si innumerable gente y un mundo de carros y de cosas, se hizo imponente. Rodeada de chispas, y vomitando densas bocanadas de humo y de fuego, parecía entonces un horrible monstruo que con su rabia iba á devorar el mismo espacio. Estrepitosos aplausos, vivas y hurras se oyeron en el tren, celebrando con entusiasmo nuestra porfiada lucha. Fué aquello un conjunto pasmoso. La tierra vino á temblar de espanto con el desbordamiento de nuestros caballos, el estrépito de la maquinaria, el crujido de largos coches y la vocería de tanto pasajero.

Sólo terminó aquella descomunal batalla, cuando, perdiendo su paralelismo los dos caminos, hundióse aquel potente monstruo entre los bosques; á la par que los jinetes recobraron su tranquilidad perdida, llegados en medio de aquellos vastos cañaverales.
El feliz arribo al destino pactado, sucedía ya mediado el día, luego de la marcha ecuestre de aquella animada tropa:
Contaríamos las diez de la mañana cuando hicimos nuestra ruidosa entrada en el marítimo pueblo del Bagá.
La triple cabalgata ha llamado ya la atención de los habitantes: varios curiosos salen á indagar el motivo de la llegada de tantos jinetes y de tantos caballos. Nadie se explica el por qué de tanta caballería.
Los pormenores y el ambiente de aquel pequeño, pero a no dudarlo, muy próspero asentamiento, tan bien dotada par las lides comerciales con el cercano puerto nuevitero, y no más distante por vía marítima que un par de leguas, no son reveladas ahora en la oportuna descripción del P. Perpiñá:
Ya que nos hallamos en el Bagá, digamos algo sobre él. Situado al Sudoeste de la inmensa bahía de Nuevitas, y en dirección opuesta al prolongado y estrecho canal que le sirve de boca; tiene un fondeadero para goletas y fragatas menores. Distará poco menos de dos leguas de la cabecera, que es San Fernando de Nuevitas, y se presenta visible por mar á esta ciudad.

Contaba dicha población algunos 200 habitantes poco antes del levantamiento. Sus almacenes, depósitos de particulares, consistían en grandes barracones de mampostería y de entablado.
Fuera el Bagá hermosa y crecida población, á no ser tan húmedo y mal sano, y no circularan los millones de gegenes, jigüeyes, corasíes y demás clases de mosquitos que, procediendo de Los próximos pantanos de aguas salobres, martirizan á los pobres habitantes.
Para huir de tan temida plaga, la comitiva tomó rumbo a un lugar intermedio, el ingenio La Atalaya, un sitio con nombre bien puesto, por el alto mirador que dominaba sobre la alegre región del Bayatabo, y con una vista resplandeciente de la bahía, y las inmediaciones al puerto y la ciudad de Nuevitas, donde la comitiva habría de recalar finalmente en aquella excursión.


Las descripciones del P. Perpiñá desde aquel relevante mirador, nos sirven de oportuno cierre, para esta mirada recordativa de su celebrado viaje por los inolvidables parajes del Camagüey antes del estallido de la Guerra Grande.
El ingenio, La Atalaya, llevaba esta denominación por su atalaya ó torre elevada, desde cuyas almenas se divisaba en todas direcciones el más sorprendente de los panoramas. Cual centinela avanzado, se destacaba soberbia al frente del caserío que miraba al Norte. Era aquella atalaya la mirada más hermosa que sobre sus costas poseía la inmensa bahía de Nuevitas.

Era una mañana tranquila y despejada el día en que á ella subí. ¡Qué perspectiva tan hermosa presentaba el vasto partido del Bayatabo! El ardiente Febo, saliendo de los pliegues de una nube de oro, derramó repentinamente su luz sobre las selvas, sobre el Océano y la ciudad de San Fernando. En dirección al Norte, veíamos perfectamente la inmensa bahía, en cuyo centro se destacan los Ballenatos, el país de las aves marinas; tres islotes formados de informes peñascos, que levantándose altivos sobre la gran masa de las aguas, parecen las tres potestades de la inmensa playa con alguna declinación al Este, vimos el prolongado canal, con su torreón de San Hilario, y más a1lí, el gran faro Colón sobre la punta de Maternillos. A la izquierda de aquel castillo y del famoso faro divisábamos en toda su extensión la desierta Península del Sabinal; mientras que el Atlántico se perdía allá en lontananza envuelto con su largo manto de plateados destellos.

La ciudad de San Fernando de Nuevitas se presentaba vistosa al Noroeste, sobre una extensa loma que domina el mar. El sol doraba con los primeros rayos sus pintorescos edificios sembrados sobre aquella eminencia. Todo se hallaba sumergido en un vasto océano de mágica luz; y los blancos muros del templo sagrado, que por suposición elevada domina la Ciudad, brillaban en aquel horizonte de Occidente como una inmensa roca de púrpura y de fuego.

En la parte occidental divisábamos la loma de San Luís y las extensas fincas de Sabanalamar, Nuevas— Grandes y Sta. Lucia, propiedades de distinguidos camagüeyanos; así como al Mediodía y á Poniente veíamos varios ingenios, muchos potreros, vegas de tabaco y preciosas estancias regadas por el río Arenillas que, serpenteando á lo largo de aquellas risueñas campiñas, viene á confundir sus aguas cristalinas con la clara corriente del Saramaguacán.



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1. El Camagüey, viajes pintorescos por el interior de Cuba y por sus costas, con descripciones del país, obra literaria, a la par que moral y religiosa... por el P. Antonio Perpiña. Barcelona 1889

(Bohemia. Febrero 15, 1942) Oda a la Marina Mercante inglesa. Un poema de José Angel Buesa


 

Tuesday, September 21, 2021

Francisco, "algunos me querrían muerto"


"¿Cómo está?

Vivo todavía. Aunque algunos me querrían muerto. Sé que hubo incluso reuniones entre prelados, que pensaban que el Papa estaba más grave de lo que se decía. Preparaban el cónclave. ¡Paciencia! Gracias a Dios, estoy bien. La operación fue una decisión que no quería tomar: fue un enfermero el que me convenció. A veces los enfermeros comprenden la situación mejor que los médicos, porque están en contacto directo con los pacientes."

Ver entrevista completa en La Civiltà Cattolica

Leonard Cohen (September 21, 1934-November 7, 2016)



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See Leonard Cohen Makes It Darker at The New Yorker's website

(Carteles. Julio-Agosto, 1920) La fauna en los labios Un poema de Sergio Acebal.




Personas hay que al hablar
van diciendo por lo claro
su oficio o su profesión,
porque cuando están hablando
mezclan algunas palabras,
sin darse cuenta, en el diálogo.
por las cuales se deduce
su ocupación en el acto.

Si es un marino el que habla,
dice algún término náutico;
si es doctor habla de ciencias,
aunque no quiera probarnos
con sus palabras, que ostenta
un título; y si es mecánico,
también se !e van palabras
relativas al trabajo.

Este caso psicológico, 
o como quieran llamarlo,
a mi modo de entender
no tiene nada de extraño,
porque siempre tengo en cuenta
lo que dijo un grande sabio:
que "el hombre es un animal
de costumbres" y está claro:
de tanto hacer una cosa,
tenemos que acostumbrarnos.

Yo conozco un individuo
que tiene hace veinte años
una gran pajarería
y a fuerza de andar con pájaros,
los nombra a cada momento
aunque no vengan al caso.

Y así, de aquesta manera,
si ha de emplear un vocablo
que en algo se le parezca
al nombre de un pajarraco
en vez del vocablo dice
el pájaro que ha pensado.

Nunca al hablar se preocupa
porque el que le está escuchando
tenga que hacer deducciones;
él compone así sus párrafo
y si lo entienden, al pelo,
y si no, vayan al Diablo.

Cierta noche que tenía
deseo de darse un trago,
arrimose a una cantina
y así dijo: -A ver, muchacho,
una guinea aromática,
que al momento te la pavo.

El cantinero entendió
y una ginebra, en el acto
le puso, pero al pagar,
después de haberla tomado,
de una peseta que dió
le devolvió diez centavos
y él al ver el vuelto exclama,
dispuesto a dar un escándalo

- No, señor; no pavo real:
faisán solamente pago.

Pero como un real valía,
el cantinero, entre tanto,
trataba de convencerlo
diciéndole: - Está usté errado,
un real vale la ginebra,
es lo que siempre cobramos.

Y él gritó: - ¡Sijú y como!
¡Yo no he venido del campo!
Ese real que usté me cobra,
no soy bobo, papagayo,

Es jugador sempiterno
y hasta- cuando está jugando
nombra las aves que lleva
siempre en su vocabulario,
diciendo: - Me juego el loro
y los billetes de banco
porque me lo pide el cuervo
y tordo me importa un rábano.

¿Que lo pierdo? Lo perdiz;
y si Ud.; quedó arruinado
me voy a París o alondra
a trabajar sin descanso;
y si por desgracia mía
allá no encuentro trabajo,
pues me tórtola cabeza
y se acabó, ¡que canario!

Y en fin, lector, cierto dia
yo me puse a criticarlo,
diciéndole que callara
y me gritó: - ¡No me gallo!
¿Para qué tengo la oca
sino para hablar, canastos?

A mí lo mirlo me da
que me critiquen los sabios.
Me río del zun zun cordan
y hasta de los literatos.

¿Qué me equivoco y que meto
algunas veces la pato?
Es totí no te interesa,
pues al mejor escribano
puede írsele un gorrión
sin que resulte un milano.

Y tuve que desistir
de seguirlo criticando,
porque se puso furioso
y dijo en tono de guapo:
- Si vuelves a criticarme,
saco el cuclillo y le mato.

Dí, lector, si esto no es
tener la Fauna en los labios.

Monday, September 20, 2021

No me visiten más por la noche sin previo acuerdo (por Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.


No me visiten más por la noche sin previo acuerdo


La visita no tiene la culpa, pero a veces uno le
     esgrime cara de miura, de tren espantado;
esto sucede, claro, cuando la visita llega sin
    avisar, sin comunicarlo oportunamente de
    manera
que esté anotada en la agenda del plan diario
    nocturno;
pero entonces uno piensa qué culpa tiene la
   visita, qué culpa tienen los que habitan fuera de
    mis ansias
que me crea poeta y encima quiera
    demostrarlo, qué culpa
de que hoy, precisamente hoy me esté quejando
    como un ave atascada,
qué culpa tiene la pobre visita que viene a vernos,
    a preguntarnos
cómo andamos de salud y de misterios
    y de producciones varias
por ejemplo; pero uno piensa también
que esta visita terrible que ha llegado de pronto
tal vez haya venido a destrozarnos el poema antológico,
   tal vez
la noche del gran poema o al menos del poema
  trascendente
era ahora, hoy, porque uno se sentía en forma,
  porque
desde la tarde lo sentía bramando como una púa
   en la garganta;
o sea, que la visita no sabe la pobre que hoy,
   precisamente hoy
hemos volado como un animal extraño a la vista
   de todos pensando
en ese momento en que al fin arribáramos al poema;
   y piensa uno:
ahora llega esta visita, ahora llegan
y llaman
   a la puerta y estallan
y acaban conmigo como si se bebieran un
   refresco;
claro, esto se agrava cuando es una visita capaz
   de hablar,
diagnosticar, parlar, parlamentar, parlotear de
   todos
los horrores y conquistas del mundo,
menos de los horrores y conquistas de la
   Literatura y sus aliados;
en este caso uno quisiera no abrir jamás la puerta,
o gritar que no hay nadie, que aquí todos
   se suicidaron ayer qué les parece;
pero, otra vez, al fin, uno piensa: qué culpa
   tiene la visita
de que en este instante
me sienta tocado por una sombrilla de rocío,
qué culpa, qué va a saber la pobre visita
que ahora, exactamente ahora, en estos minutos
   contados tal vez definitivos,
me estoy ahogando en un charco de pasión y de
   palabras;
sí, uno dice al fin: caramba, qué culpa tiene la
   visita,
y se controla, no tira el teclado
    contra el piso ni estruja el papel
y lo lanza al inodoro,
sino que anota la enjundia de ese poema
a velocidades increíbles donde
   pueda,
y abre la puerta con toda mansedumbre, y dice:
buenas noches, qué bueno que vinieron, ¿qué
   tal la gente por la casa?


Septiembre de 1981




Non venite più a farmi visita di sera senza preavviso


L’ospite non ha colpa, ma a volte
   provoca un volto attonito, un aspetto sgomento;
questo capita, chiaro, quando l’ospite arriva senza
   avvisare, senza prima comunicare
   in maniera
di poterlo inserire nell’agenda degli impegni quotidiani
  serali;
ma allora uno pensa che colpa ha
   l’ospite, che colpa ha chi vive fuori dalle
   mie ansie
di credermi poeta e soprattutto di voler
   dimostrarlo, che colpa
che oggi, proprio oggi mi sto lamentando
    come un uccello in gabbia,
che colpa ha il povero ospite che viene a trovarci,
   a chiederci
come stiamo di salute e di misteri
   e di opere varie
per esempio; ma uno pernsa anche
che questa visita terribile che è giunta all’improvviso
forse è venuta a rovinarci la poesia esemplare,
   forse
la notte della grande poesia o almeno della poesia
   trascendente
era ora, oggi, perché uno si sentiva in forma,
   perché
dal pomeriggio la sentiva pungere come un ago
   in gola;
il povero ospite non sa che oggi,
   proprio oggi
abbiamo volato come uno strano animale agli occhi
   di tutti pensando
solo al momento in cui saremmo approdati alla poesia;
   e uno pensa:
adesso arrivano ospiti, adesso arrivano
e suonano
    alla porta e deflagrano
e restano con me come se bevessero una
   bibita;
chiaro, tutto peggiora quando è un ospite capace
   di parlare,
prevedere, discorrere, dibattere, ciarlare di
   tutti
gli orrori e conquiste del mondo,
ma non degli orrori e conquiste della
   Letteratura e dei suoi alleati;
in questo caso uno vorrebbe non aprire mai la porta,
o gridare che qui non c’è nessuno, che tutti
   si sono suicidati ieri almeno pare;
ma, di nuovo, alla fine, uno pensa: che colpa
   ha l’ospite
se in questo istante
mi sento sfiorare da una gocciolina di rugiada,
che colpa, che può sapere il povero ospite
che adesso, proprio adesso, in questi minuti
   precisi forse definitivi,
sto annegando in un lago di passione e di
   parole;
sì, uno dice alla fine: caspita, che colpa ha
   l’ospite,
e si controlla, non getta la tastiera
   contro il pavimento né accartoccia il foglio
e lo lancia nel water,
ma annota l’essenza di quella poesia
a incredibile velocità dove
  può,
poi apre la porta con grande affabilità, e dice:
buona sera, mi fa piacere che siete venuti, a cosa
  devo la vostra visita?


Settembre 1981






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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y una noveleta.

Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo. Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013. 

Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.
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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

(Camagüey) El teatro Principal presenta "El come bola"

 



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Ver en el blog
Una mirada al Teatro Principal

Sunday, September 19, 2021

Emplumar ("Vocabulario Cubano", de Constantino Suárez. Año 1921)


Agreden casa parroquial de Vertientes, en Camagüey


Una agresión de fuerte violencia simbólica contra mi casa parroquial: Dos huevos lanzados contra la pared y un letrero ofensivo: GUSANO ASQUEROSO ¿Buscan crear terror? ¿Querrán que nos avergoncemos de predicar la libertad? 'Gusano' es la ofensa trasnochada que han usado los castristas contra quien piense distinto de ellos ¿Querrán que nos llenemos de odio y violencia contra los agresores? No me es posible.

Los 'compañeros' que lanzaron huevos ( con lo caros y escasos que están en Cuba) y me llamaron 'gusano' me mueven a compasión, los pobres..

Sin saberlo cumplían la Escritura. En la misa de hoy la primera lectura del libro de la Sabiduría dice:

Se dijeron los impíos:

«Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones,nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida.

Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.»

'Compañeros agresores' no les temeré, ni los odiaré. Creo en el Dios del Amor, y la Cuba por la que rezo y trabajo es una Cuba donde nadie merezca insultos o huevazos por pensar diferente, tampoco ustedes. Si quieren enemigos para hacer guerra, busquen a otros. Dios los perdone, yo ya los perdoné y ahora los invito a ser parte de esa Cuba nueva, la de Todos, porque la de huevazos e insultos es mezquina e indigna de nuestro noble pueblo, ese con el que yo grito y rezo: ¡LIBERTAD! (P. Rolando Montes de Oca)


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Tomado del Facebook del P. Rolando Montes de Oca.

De la novena a la Virgen de la Merced y de toros en el Camagüey de 1829


"Durante el novenario de la fiesta de Nuestra Señora de la Merced, ó sea en los días ante próximos al 24 de Setiembre [de 1829], se autorizaron, como era costumbre muy antigua, corridas de toros gratuitas por aficionados, en razón de no haber diestros de profesión en el país. Con tal motivo se construyeron por las familias acomodadas varios palcos en la parte exterior de la barrera, y entre ellos, uno correspondiente a un Oidor de Audiencia territorial con quien estaba reñido el Marqués de San Felipe y Santiago, Jefe del Regimiento Infantería de Cuba de guarnición en esta Ciudad; y como los granaderos del mismo cuerpo debían ejecutar las vistosas evoluciones conocidas con el nombre de, «Despejo militar,> antes de empezarse la lidia, aprovechó el Marqués esta circunstancia para mortificar a su adversario, y ordenó á sus soldados que cuando concluyeran el Despejo, se sentaran sobre la barrera delante del referido palco, con objeto de impedir la vista del espectáculo a las personas que lo ocupaban. Así lo hicieron aquellos, á pesar de la oposición manifiesta del Magistrado, que viéndose desatendido, abandonó el lugar con su familia, siguiendo su ejemplo las de las localidades inmediatas por hallarse en igualdad de circunstancias. Este inesperado acontecimiento produjo una excitación general en los espectadores, y la autoridad dispuso la suspensión de la corrida y que los toros se llevasen fuera de la población; pero el orgulloso Marqués hizo desenyugar un buey de una carreta, trayéndolo a la plaza para que lo capearan los soldados andaluces que había en su Regimiento; lo que no se consintió por la autoridad, y entonces el ofendido Magnate lanzó á la palestra la compañía de Cazadores acuartelada en aquel Convento para que destruyeran la cerca, como lo efectuaron y armados con las varas que la formaban, se diseminaron por las calles de la Ciudad, pidiendo á voz en grito se les concedieran dos horas de saqueo... 

Por fortuna, la prudente actitud del pueblo, dió lugar á que se reuniesen en sesión extraordinaria para deliberar de momento sobre tan inaudito escándalo, el Cabildo y el Real Acuerdo, resolviéndose el arresto del Marqués en su propia habitación. Por su parte el activo y animoso Teniente Gobernador don Francisco Sedano, salió solo á recorrer las calles invadidas por la tropa, a la que hizo retirar á su cuartel sin que le opusieran la menor resistencia, y sin que hubiese cometido otro desmán que el de dar las voces ya referidas: verdad es que no les hubiera sido posible á los soldados llevar a cabo sus deseos, por no encontrar una sola puerta abierta en toda la población". (Juan Torres Lasqueti, "Colección De Datos Históricos-Geográficos y Estadísticos de Puerto del Príncipe y su Jurisdicción", 1888)

Friday, September 17, 2021

Janisset Rivero publica su primera novela, "Cartas a Pedro"

Editorial Verbum. Madrid 2021
Se puede adquirir en este enlace
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Cartas a Pedro es una novela distópica que acontece en una sociedad cerrada, en un lugar no precisado. Es fundamentalmente una indagación sobre el perdón. En las dos historias de amor que suceden en tiempos literarios paralelos, aparecen los sentimientos universales que han acompañado al ser humano desde su origen. Esta novela combina el suspenso, la violencia, el sexo, el amor, el desarraigo y el miedo con el reencuentro del protagonista con su ser esencial, ese tránsito agónico y revelador, para el cual el coraje y la honestidad son elementos clave.

Guáimaro. La Loma Gonfau: origen del toponímico. (por Desiderio Borroto Jr.)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, dedicada a Guáimaro, a cargo del historiador Desiderio Borroto Jr.

Plano militar de Guáimaro. Año 1896.
La flecha indica el Fuerte Mella
en la cima de la Loma Gonfau.
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Obra de Juan Hernández Giró.
Representa la toma del Fuerte Mella. Año 1896.
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Cuando El Apóstol en su artículo “El 10 de Abril”, describe a la villa de Guáimaro, apunta que fuera del pueblo vibraba… “el bosque en todo rededor, y detrás, como un coro de colinas vigilantes”, dentro de ese coro de colinas vigilantes se elevaba la loma del Gonfau, toponímico que se fijó a esa elevación a mediados del siglo XIX cuando al pueblo llegó un inmigrante español Juan Gonfau Torres, maestro albañil y emprendedor, nada más asentado en la villa comenzó a ofrecer sus servicios y sabidurías de constructor que fueron bien acogidas por los moradores de la villa.

Para poder hacer rentable su negocio de maestro albañil se construyó un tejar en las faldas de la loma más cercana a la villa y a sus clientes le solicitaba que compraran los ladrillos en ese tejar, la gente comenzó a decir, cuando de comprar ladrillos se trataba, “voy a lo de Gonfau” y poco a poco se fijó el apellido del maestro albañil como toponímico de la elevación que es como una atalaya para desde ella dominar la villa y sus alrededores. Esa fue la razón básica para que los españoles construyeran en su cima un fuerte al que nombraron Mella y que en la Guerra del 95 fue objeto de una hazaña aún recordada.

Juan Gonfau Torres se casó en Guáimaro con Caridad Palomares Sola hermana de Francisco Palomares Sola padre de Luz Palomares García y mayoral de las haciendas de Francisco Vicente Aguilera, el patriarca bayamés y uno de los líderes del movimiento insurreccional del 68. Juan Gonfau y Caridad Palomares tuvieron varias hijas y un solo hijo varón, ese hijo varón fue Pablo Gonfau Palomares "Paíto", primer guaimareño ordenado sacerdote y patriota independentista. A mediados de los años 60 del siglo XIX una epidemia de cólera azotó a Guáimaro y varios miembros de la familia Gonfau Palomares fueron víctima de ella, incluyendo al cabeza de familia Juan Gonfau Torres que falleció de cólera.

Placa que indica el Fuerte Mella.
Actualmente en el Museo Nacional de Cuba
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Al morir Juan Gonfau Torres dejaba en la villa unas catorce casas construida alrededor de la plaza pública y otras en calles menos céntricas además dejaba su apellido como toponímico de una de las colinas vigilantes que custodiaban a la villa de Guáimaro. Pero ocurre que los toponímico cambian, se mudan por circunstancias epocales o de otra índole además a veces tienen a confusión algunos nombres y esto ha ocurrido con la Loma del Gonfau a la que muchos guaimareños reconocen como loma de la Prindinga y que según José Pepé Cuquejo no es esa la loma de la Pirindinga sino una de las colinas que están por detrás de la del Gonfau y es una elevación que tiene su propia historia.

Estado actual de la Loma Gonfau
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Desiderio Borroto Jr. (Guáimaro 1961) Licenciado en Historia por la Universidad de Oriente y Master en Cultura Latinoamericana por la Universidad de las Artes en Cuba. Historiador, escritor, guionista radial y curador. Ha obtenido varios Premios y reconocimientos por su obra como investigador histórico y escritor.

Tiene publicado varios libros, entre ellos Abrazado sobre la Tierra (1996), El Guajiro Barba (2001), Historia de Guáimaro: Época colonial (2003), Historia de Guáimaro: República y Revolución (2005), La Vista Gorda (2007), ensayos, entrevistas y artículos han aparecido en colecciones y antologías como: Cien años con Soler Puig (2016), Calixto García la nobleza de servir a la Patria (2018), Cuando la luz del mundo crece: Sesquicentenario de la Asamblea de Guáimaro (1869-2019) (2019). También publicaciones suyas ocupan páginas de los Cuadernos Principeños, Revista Antena, Revista Santiago, Revista Viña Joven. Además de antologías y revistas de España, Uruguay e Israel.

Sabrás (un poema de Thelma Delgado)


Sabrás que te quiero
Cuando sientas la brisa
Acariciando tu pelo,
Y cuando veas a un ave
Abrir sus alas y emprender el vuelo.
Sabrás que te quiero
Cuando sientas tristeza,
Cuando llegue Septiembre
Y sin permiso la luna
En tu ventana aparezca.
Sabrás cuanto te quiero
Cuando cierres los ojos
Y recuerdes entonces
Lo que juntos vivimos,
Que aunque breve fue único,
Fuimos todo y fuimos nada
Porque así lo quiso el destino.




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Thursday, September 16, 2021

La salud en Santiago de Cuba (por Rafael Duharte Jiménez)



La primera noticia en la prensa sobre la existencia en el siglo pasado de una institución de salud en la ciudad de Santiago de Cuba, remite a la Casa de Salud de la Colonia Española, la cual se inauguró el 25 de julio de 1902, en un edificio que había sido propiedad de la Quinta del Centro de Dependientes en terrenos de Trocha Sur; la misma más tarde se denominaría Sanatorio de la Colonia Española.

En 1917 abrió sus puertas al público la farmacia La Especial, en la calle Heredia esquina a Calvario. Al año siguiente, el incipiente sistema de salud debió verse desbordado por la terrible epidemia de Gripe Española, la cual dejó un saldo de más de 200 fallecidos en la ciudad.

En 1922, los masones orientales entregaron al Ayuntamiento el Hospital de Emergencias como parte de su obra filantrópica. El Diario de Cuba comentó sobre el acontecimiento en los siguientes términos: “El acto fue muy concurrido (…) una verdadera ola humana cubría la calle Trinidad, desde Moncada hasta Calvario y el amplio atrio del templo de la Santísima Trinidad.”

En septiembre de ese mismo año se inauguró oficialmente la Farmacia Municipal cuyo principal objetivo era la elaboración de las recetas médicas de las personas pobres.


El 17 de octubre de 1926 tuvo lugar uno de los acontecimientos más trascendentales en el campo de la salud santiaguera, la inauguración en los terrenos del que fuera el primer cementerio de la ciudad, de la Clínica de Los Ángeles, propiedad del Dr. Jose A. Ortiz. La prensa no escatimo elogios: “…parece imposible que se haya podido erigir en Santiago de Cuba, una institución benéfica de tal importancia con los aparatos y sistemas mas modernos; una institución que probablemente, no abundan en América Latina”.

Otro hito en materia de instituciones de salud fue la apertura en noviembre de 1945 del Sanatorio Anti-tuberculoso Ambrosio Grillo cerca del poblado de Megarejo, en el Cobre. Dora, la hija menor de Grillo, develó el busto de su padre a la entrada del edificio y el Dr. Jose Antonio Grillo Longoria, el nieto, pronunció un discurso ante el numeroso público allí congregado.

En 1954 se inauguró el Dispensario de la Liga Contra el Cáncer, a partir de un donativo de la familia Schueg- Bacardi, en los terrenos aledaños al Hospital Civil Saturnino Lora. Al año siguiente abrió la Clínica de Maternidad Obrera con capacidad para ochenta embarazadas.

En aquella época la prensa destacó importantes noticias del ámbito de la medicina: El Cubano Libre, 8 de agosto de 1912: “ Por primera vez se ha usado, la vacuna antitífica”; Diario de Cuba, 8 de julio de 1944: “ Se ha aplicado una dosis de Penicilina a una paciente recluida en el Sanatorio de la Colonia Española”; Oriente, 23 de marzo de 1955: “En el Hospital Civil Saturnino Lora se realizó la primera operación al corazón a un niño de 6 años de edad”; Diario de Cuba, 16 de abril de 1955:“…dos menores recluidos en el Hospital Saturnino Lora son inmunizados con la vacuna antipoliomielitica”.

En la primera mitad del siglo pasado, los periódicos santiagueros guardaron sin embargo un profundo silencio sobre una especie de zona oscura de la medicina: comadronas, curanderos, yerberos, sobadores, santeros, espiritistas, etc. Un mundo en el que la medicina verde, la sugestión y hasta la magia, desempeñaban un papel muy importante para curar algunas dolencias; un universo ilegal, a ratos satanizado por el Colegio Médico, pero muy estimado, sobre todo por los pobres.

En aquellos años algunos médicos santiagueros alcanzaron fama y prestigio en la ciudad: Hartman, Ambrosio Grillo, Beguez-Cesar, José Antonio Ortiz y Duarte, entre otros, para los cuales la medicina fue un verdadero sacerdocio.

¿Eran insuficientes el sistema de salud público y privado en aquella época? Si, entre otras razones porque la población crecía rápidamente y el dinero delimitaba las posibilidades de acceso a los servicios de mayor calidad; pero todo parece indicar que en la primera mitad del siglo pasado la salud avanzaba en Santiago de Cuba e incluso tuvo logros significativos en comparación con los tiempos coloniales que le precedieron.





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Rafael Duharte Jiménez (Santiago de Cuba, 1947). Profesor, Historiador Ensayista y Guionista de radio y televisión. Ha publicado 12 libros, numerosos artículos y ensayos en revistas en Cuba y el extranjero y una Historia Audiovisual de Santiago de Cuba que consta de 355 audiovisuales de 12 minutos cada uno; conferencista en 28 universidades y centros de investigación en El Caribe, América Latina, Europa y Los Estados Unidos. Es miembro de la UNIHC y la UNEAC. Actualmente labora como especialista de la Oficina de la Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.

Un tiempo fui mexicano

South Bend, In.
Around 2008
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Cuando acá llegué fui a dar al norte de Indiana, me preguntaban: - ¿de donde? - de Cuba. - ¿qué parte de México? - un pequeño pueblo  cerca del DF. 

Al llegar a una fiesta, hacían un coro: "cubano tequila". Aprendí lo de la sal, el limón, y pa rriba, pa bajo, pa dentro. Es más fácil que hacer un mojito y alegra más.  (JEM)

Wednesday, September 15, 2021

Virgen de los Dolores. Oración de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Foto Iglesia de la Soledad de Camagüey, inicios del siglo XX

Virgen de los Dolores.
Camagüey. Iglesia de la Soledad.
Inicios del siglo XX
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Oración

Mirando ¡Vírgen de los Dolores! mirando con la vista de la fé aquella tristísima calle, llamada con razón de la Amargura, en la cual os encontrásteis á vuestro santo Hijo, cubierto de llagas, coronado de espinas, cargado con la Cruz y caminando al Calvario donde debia ser inmolado, nos postramos reverentes á vuestras plantas sagradas para tomar parte en el dolor inmenso de vuestra alma.

Nuestras culpas, Señora, pesaban sobre el leño de muerte que oprimia los divinos hombros de vuestro dulce Jesus. Para curar nuestras llagas recibió él todas esas de que le vísteis cubierto. Con la corona de espinas que traspasaban sus sienes, nos conquistó á nosotros la corona del Cielo! ... Oh Señora! dadle gracias por estos pecadores ingratos, que no quieren serlo más. Dadle gracias y pedidle - por todo lo que padeció y os hizo padecer en beneficio nuestro que se digne prestarnos fuerzas para participar de su Cruz, sobrellevando santamente nuestras penas y trabajos, mediante el consuelo de encontrarle siempre en el camino de nuestras amarguras. Amén.


Del apellido Bacardí en el Camagüey (por Carlos A. Peón-Casas)

Iglesia de la Soledad. Año 1905
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Antiguos registros eclesiales de Puerto Príncipe.
Noticias de la progenie Bacardí.[1]


por Carlos A. Peón-Casas




La historia que hoy desgrano se nos hace evidente en la antigua papelería que los antiguos registros eclesiales todavía muestran al curioso investigador. Se trata esta vez de la unión matrimonial entre Juan de la O Bacardí, pardo libre y soltero, hijo natural de Clara Bacardí, nacido en Santiago de Cuba, con Elvira Norberta Millet, párvula, adoptada en su minuto por una familia principal de Puerto Príncipe: los Millet Valdés. Los detalles que sugieren estos antiguos registros resultaran de mucho interés para el lector.

Del matrimonio en cuestión nos consta un documento sometido por el párroco de entonces de la Iglesia de la Soledad, donde habría de celebrarse la unión, y donde fuera bautizada contrayente, pidiendo a su par de la Parroquial Mayor santiaguera, se sirviera:
proclamar de matrimonio y en tres días festivos en esa de su digno cargo, a Juan de la O Bacardí, pardo libre, soltero, de treinta años de edad, de esa naturaleza, vecino de esta ciudad e hijo natural de Clara Bacardí; con Elvira Norberta Millet, parda libre, soltera, de esta naturaleza y feligresía, de veinte y tres años de edad e hija de padres desconocidos. Y pasadas que sean veinte y cuatro horas después de la última, espero merecer de V, me remita de oficio el resultado de ellas, quedando obligado a la recíproca (…) Felipe Llanos. Puerto Príncipe 8 de Julio de 1887.[2]
Igualmente constan para el pretendido enlace según lo estipulado, las partidas de bautizo de cada uno de los contrayentes:
Año del Señor de mil ochocientos cincuenta y siete; en diez y nueve de febrero. Yo D. José Dolores Giró Pro. Cura R por S.M del Sagrario de la Santa Yglesia Metropolitana de esta Ciudad de Santiago de Cuba, bauticé, puse óleo y por nombre Juan de la O, a un niño que nació en dieciocho de diciembre del año ppdo hijo natural de Clara esclava de Da. Lucia Victoria M. Bacardí (…), siendo libre dicho prole según papeleta donde manda poner por libre dicha dueña quedando archivada[3]
En diez de Julio de año del Señor de mil ochocientos sesenta y cuatro: Yo el Pbro. D. Pedro Francisco Almanza de consensus Parochi en esta parroquia de término de Ntra. Sra. de la Soledad bauticé solemnemente a una párvula que nació el día 6 de junio último, la que por el color, pelo y demás señales exteriores parecía ser blanca. La puse por nombre Elvira Norberta fue expuesta en casa y a cargo de D. Buenaventura Millet. Fueron padrinos D. Manuel Esteban de la Torre y Paiña y Da. Asunción Álvarez, a quienes advertí del parentesco espiritual u obligaciones contraídas. Para que conste lo firmo en dicho mes y año-Pedro Francisco Almanza- Lic. Seferino Silva.[4]
De su lectura se derivan detalles interesantes que tiñen esta rememoración con los colores de una novela del corazón, como las que disfrutaron nuestras abuelas en los tiempos de la popularísima El Derecho de Nacer del inolvidable Félix B. Caignet.

Ese es le caso de Juan de la O, hijo de una esclava, pero que ya al nacer se le considera libre, según consta en la partida ya citada. Su madre Clara era propiedad de Lucía Victoria Moreau también conocida como Amalia Moreau, esposa de Facundo Bacardí Massó, según se nos aclara en el libro de Tom Djelten: Bacardí y la larga lucha por Cuba.[5] Facundo el que sería prominente fundador de la hoy celebérrima firma ronera homónima de fama mundial, tenía dos hermanos mayores Magín y Juan, y uno menor: José.

Los datos que anteceden ayudan a entender muchas cosas que explicaremos a continuación y que nos revela otro documento de los archivos eclesiales de la Parroquial Mayor y la del Santo Cristo. Se trata de los bautizos de los hijos del matrimonio de Juan y Elvira: Juan Andrés Avelino (1891); Magín Ynocencio (1896); Elvira Zoila (1899), y Emilio Tomás (1901).[6]

Las partidas son muy sugerentes por dos razones: primero el padre de la criatura aparece reconocido como Juan Bacardí Moreau, y luego al identificar a los abuelos paternos se dice que son Magín Bacardí y Clara Moreau. De ser así, ¿el padre de la criatura hubiera sido el hermano mayor de Facundo o acaso un hijo suyo?

Pero la lectura atenta del ya citado libro Bacardí y la larga lucha por Cuba, nos dará una respuesta más plausible y citamos del referido texto que:
José Bacardí Massó, el hermano solterón de Don Facundo, y su asociado, engendró con una esclava dos hijos, un varón llamado Juan y una mujer llamada Carmen.[7]
Una nota subsiguiente nos da la certeza de este hecho y clarifica el error de la partida ya mentada, a la hora de identificar correctamente al abuelo paterno de la progenie Bacardi- Millet nacida en Puerto Príncipe:
La madre de Juan, al parecer, era una esclava que pertenecía a Amalia Moreau. Siguiendo la tradición de la esclavitud adoptaría el apellido de su amo, por lo que el nombre completo de su hijo era Juan Bacardí Moreau. Cuando Emilio Bacardí falleció en 1922, Juan Bacardí le escribió a la viuda de Emilio para expresarle sus condolencias “por la pérdida de mi queridísimo primo hermano”. En esa carta recordaba que, tras el fallecimiento de su padre, su primo Emilio se comportó como “mi padre…y mi protector”. De acuerdo con un memorando de la compañía de 1947, José Bacardí Massó también tenía una hija llamada Carmen, nacida de una esclava que José había comprado.[8]
La progenie Bacardí, descendiente de aquel matrimonio, todavía se haría evidente en los años cincuenta del pasado siglo veinte en la otrora ciudad camagüeyana.

La paciencia espartana de nuestro colaborador el Sr. Enrique Palacio, decano a no dudarlo entre los archiveros eclesiásticos de la ciudad, nos permite citar, como colofón de esta cercanía, el matrimonio de Odilia del Risco Bacardí con José A. Guzmán Nicó en 1953, hija de María Isolina Bacardí Millet, la primogénita de los Bacardí Millet; y el bautizo de una nieta: Mercedes de la Caridad Mena, nacida en 1952, del matrimonio de otra hija: Olga del Risco Bacardí con Héctor Mena Pérez. Las partidas respectivas pertenecen a la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad.




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[1] El autor agradece encarecidamente al Sr. Enrique Palacio, archivero de la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad por poner en sus manos los valiosos documentos, de su archivo investigativo personal de la familia Bacardi-Millet en Puerto Príncipe, a los que hoy refiere.

[2] Parroquia de la Soledad. Libro de Matrimonios. Libro 10, Folio 273, No.397

[3] Lic. D. Marcelino de Vivar y Lorenzano. Pbro. Cura Ecónomo de la Parroquia del Sagrario(…) certifico que en el libro treinta y uno de bautismos de pardos y morenos al fo.159 vuelto no. 42 se halla la partida…

[4] Libro 27 de bautismos a f. 71 no. 378 (…).

[5] Bacardí y la larga lucha por Cuba. Tom Gjelten. Principal de los Libros, Barcelona, 2011, p.21[5]

[6] Hubo otras dos hijas cuyas partidas no están a mi vista: María Isolina la primogénita que nació en 1889; y María Clara(1893). Un detalle curioso de las partidas es que se registraron en el libro de Blancos y otras en el de Pardos y Morenos indistintamente.

[7] Bacardí y la larga lucha..óp.cit, p.40

[8] Ibíd.

(Bohemia. Octubre 20, 1935) Dos poemas de Carmen Cordero. Camagüey, 1935.

 

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