Wednesday, December 11, 2019

¿Estrada Palma o Ignacio Agramonte? ¿Cristo o Ignacio Agramonte? (por Joaquín Estrada-Montalván)




Decir Calle Ignacio Agramonte no es de fácil pronunciación; solamente Ignacio Agramonte no suena a calle y Agramonte, se refiere al reparto.

No se la razón, pero El Mayor, no conquistó a su pueblo en cuanto a que lo nombre, cuando se trata de la(s) via(s) que lleva(n) oficialmente su nombre.

Los camagüeyanos tenemos entre nuestros orgullos el compartir patria chica con El Bayardo, "diamante con alma de beso" al decir de Martí o "de alma diamantina", como le recordaba Aurelia Castillo. Nos agrada el gentilicio "agramontinos", pero en "calle" no le hemos conferido su lugar (a pesar que dos tienen oficialmente su nombre). La Calle Cristo que, creo, conserva oficialmente el nombre Ignacio Agramonte. La calle Soledad, Estrada Palma, Ignacio Agramonte desde mayo de 1973.

Nombrar la calle por su (ex)nombre Estrada Palma fue y aún es popular entre los habitantes de la ciudad de las Iglesias. Inexplicable, porque el patricio bayamés, primer presidente de la República de Cuba, es poco y mal conocido en el pueblo.

En los homenajes por el centenario de su fallecimiento, se rebautizó la estrada Estrada Palma, como Ignacio Agramonte. Decisión acertada por encontrarse en esa arteria urbana la casa natal del prócer.

Pero no cuajó, no pegó el nombre, a partir de los 90s durante el mal llamado Período Especial, donde lo poco que había "se fue a bolina", entre ello los numerosos cines, presentes tanto en toda la ciudad como en los repartos, y la (semi) sobrevivencia de los vecinos cines Casablanca y El Encanto, más la creación de la Sala de Video Nuevo Mundo, sumando luego la reanimacion de ese tramo, con la restauración de esos dos cines y la sala de video, el nacimiento del "Callejón de los Milagros", y de una cafetería decorada con motivos cinematográficos (en la próxima cuadra), se le empezó a nombrar espontáneamente a ese tramo y un poco más allá, la "Calle de los cines"

Imagino que hoy día se le llame (fundamentalmente) Ignacio Agramonte a esa rúa a partir de Avellaneda hacia Lanceros o Pichardo. No sucede así (es mi percepción) de Avellaneda hacia la Plaza de la Merced, donde se ubica su casa natal.

En la otra calle Ignacio Agramonte (de hecho la primera), que va desde la Catedral a la Iglesia del Cristo y el cementerio, no conozco persona alguna que no diga calle Cristo.





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Nota: Tuve conocimiento de que la calle Cristo, oficialmente es Ignacio Agramonte, a partir de la lectura del libro Calles y callejones de Camagüey: entre la leyenda y la historia, de Marcos Antonio Tamames Henderson (Camagüey, Editorial Ácana, 2014)

Dos poemas guerreros del Camagüey (por Carlos A. Peón-Casas)


La memoria y la tradición que entroncan con sucesos de signo libertario en el otrora Camagüey, tienen en dos poetisas del terruño, Martina Pierra e Isabel Velasco y Cisneros, ejemplo suficiente, aunque a veces, y como es el caso, sus nombres, hayan dormido el sueño inmerecido del olvido mas falaz: el que se ignora a sí mismo.

Para enmendar tan inopinada desidia, referimos hoy a sendos textos poéticos de la autoría de estas insignes poetisas, pero también patriotas, que hemos podido rescatar de las páginas de una publicación más que centenaria, la revista El Fígaro(1).

Martina Pierra Agüero, según Calcagno, tiene que ser un nombre infaltable en las letras principeñas, como acaso el de la Avellaneda, de quien era también parienta y según nos sigue diciendo el ya citado bibliógrafo, en su bien informado Diccionario que:
“despuntó como aficionada en comedias de costumbres: de once años hizo su primera composición Una noche de Luna, de 14 colaboró con El Fanal, de dicha ciudad, y después en casi todos los literarios de la Isla(…) en el 51 acreció mucho su nombre literario con la publicación de su muy bella, vehemente poesía A la muerte de Joaquín de Agüero; y en ese año fatal para aquella ciudad, perdió como tantos otros de su familia, todos los bienes simpatizadora como era de la insurrección(…)”
El texto suyo que ahora aireamos data de esa misma época, y según se nos acota en la ya citada publicación El Fígaro, se trata de un Soneto que la poetisa hubiera de enviar a Joaquín de Agüero y Agüero, “junto con la primera Bandera Cubana y por la cual, fue la autora juzgada en Consejo de Guerra, el año 51”(3).

Reza así tan inspirada pieza poética:
De libertad, sublime y glorioso
el pendón recibid, camagüeyanos;
con entusiasmo desplegadlo ufanos,
que ha llegado el momento venturoso.

Hacedlo que tremole siempre hermoso,
en vuestras firmes y valientes manos,
y el que ostentan los déspotas tiranos
destruid, con influjo portentoso.

Valientes…! combatid…! mientras al cielo
Una plegaria alzamos, fervorosa,
para que Dios nos de pronto el consuelo

de libre ver a nuestra patria hermosa!
Combatid!...combatid…! que la victoria
Risueña os muestra el templo de la gloria(4).
De otro momento de la historia patria, ya en las postrimerías de la Guerra del 95, data el poema ¡Hurra!(4) de Isabel Velasco y Cisneros, de quien no tenemos mayores referentes, salvo la acotación que nos la reconoce como sobrina de Salvador Cisneros Betancourt, sus inspiradas cuartetas tienen como sujetos poéticos a los héroes cubanos y a la bandera patria.

Con ellas, ponemos cierre a esta necesaria rememoración sobre dos poetisas y dos textos patrióticos de indudable significación en la historia de nuestra patria chica puerto principeña, y nuestra común nación cubana
¡Gloria eterna a los héroes cubanos,
Que han alzado con gozo profundo,
En la patria, tocando hasta el cielo,
La bandera más linda del mundo!
¡La bandera del triangulo rojo,
Donde luce la estrella divina,
que aclamando los tiempos pasados,
nuestra suerte futura ilumina!

¡La bandera de listas azules,
que se ha visto cubierta de gloria;
la bandera rayada de blanco
que tan alta aparece en la historia!

¡La bandera de perla y zafiros
Con su estrella de de brillo profundo!
¡La bandera del triangulo rojo!
La bandera más linda del mundo!(5)

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  1. El Fígaro. Periódico Literario y Artístico. Habana 3 de Septiembre de 1899. Año XV. No. 33
  2. Diccionario Biográfico Cubano. Francisco Calcagno. New York, 1878. p.502
  3. El Fígaro Ibid. p.37
  4. Ibid. p.37
  5. Ibid. p.39

Tuesday, December 10, 2019

Al Camagüey (un poema de Medardo Lafuente. Santander, España, 1883-Camagüey, Cuba, 1939)


Legendaria ciudad noble y sencilla:
las gentes sanas, las costumbres viejas,
los patios flores, las ventanas rejas,
mezcla de Andalucía y de Castilla.

Hay once templos en tus curvas calles,
en tu escudo hay palomas y lebreles;
desde lejos semejas cien bajeles
flotando sobre el césped de los valles.

En el único piso de tus casas
sobre haldudo tejado enrojecido,
jaramagos y yerbas han crecido
como humo verde sobre rojas brasas.

Canta un gallo en el patio su alborozo,
duerme la siesta en paz noble sabueso,
y sedienta paloma escarba el yeso
del desconchado del brocal de un pozo.

En tal patio de aspecto sevillano,
al pie del tinajón crecen las flores,
y en la sala dormitan los señores
mientras tocan sus hijas el piano.

Tus calles polvorientas, retorcidas,
sedimento de los tiempos medievales
nos hablan de costumbres patriarcales
durante mucho tiempo adormecidas.

Allá en "La Popular" semiapagada
surgen ecos de lírico desmayo:
es que cantan las niñas el ensayo
de la próxima artística velada.

En asientos de cuero recostados,
de "El Liceo" en la acera y en la puerta,
varios señores de hidalguía cierta
comentan el valor de los ganados.

Y por no dar quizá la nota extraña,
en el ibero Centro, no muy lejos,
entre café y tabaco, algunos viejos
juegan al dominó y hablan de España.

A tres ciudades quiero, las mejores:
Santander, donde vi mi primer día;
Madrid, sepulcro de la madre mía,
y Camagüey, solar de mis amores.


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Ver en el blog

Los límites de la ciudad de Camagüey según las Ordenanzas Municipales del 1 de enero de 1857




Division de Puerto-Príncipe. 

ARTICULO 1.°

La ciudad de Puerto-Príncipe se divide para su administracion en dos distritos por una línea que partiendo de la casa-quinta de 1\ Rafael Castellanos, cruza en toda su estension la calle de la Reina hasta la plaza de la Soledad, y dirijiéndose á la derecha hácia la Merced, continúa por la calle de la Candelaria hasta el rio Hatibonico. La parte O. de la ciudad forma el primer distrito; y la parte E., incluso el barrio de la Caridad, constituye el segundo distrito. 

El primer distrito se subdivide en dos barrios por una línea que atraviesa toda la calle de San Ignacio, desde el principio de la misma en su punto de union con la Plazuela de Paula hasta el fin de dicha calle. La parte S. de es te distrito forma su primer barrio llamado de la Iglesia Mayor; y la parte N. constituye su segundo barrio denominado de la Merced. 

El segundo distrito se subdivide tambien en dos barrios por una línea que parte de la plaza de la Merced en su punto de confluencia con las calles de la Candelaria y de la Soledad y sigue por esta en toda su prolongacion hasta el charco de los Frailes. La parte N. de este distrito forma su primer barrio, llamado de la Soledad, y la parte S. constituye su segundo barrio denominado de la Caridad.




(Se ha respetado el texto como fue escrito)

Carta de Cuba a San Martín de Loynaz (por Dulce María Loynaz -Diciembre 10, 1902 – Abril 27, 1997 )


Carta-plegaria de Cuba
 a San Martín de Loynaz y Amunabarro


La Habana mayo 9 de 1962


Sr. San Martín de Loynaz y Amunabarro


Presente


Con la pluma en la mano y el papel delante de los ojos, no sé aun como encabezar esta carta que me estoy atreviendo a dirigirte: no sé si poner, por ejemplo, »Venerado Santo y antecesor mío» o mas bien sencillamente «Amado San Martín» o acaso «Mi celeste tío-abuelo»...

Ninguno de estos giros me complace: el primero me suena un poco pomposo y engolado; el segundo a cosa demasiado familiar y el tercero a vana exageración.

Sin embargo, de alguna manera he de llamarte y también de manera algo distinta ya que al fin y al cabo, si tú eres un santo, yo soy por uno de esos misteriosos caminos de la sangre tu humilde y mínima parienta.

Cierto que el parentesco es muy lejano, pero lejano y todo hay que contarme entre los descendientes del mismo tronco tuyo -que no fueron muchos- y aun entre esos soy de los que llevan tu apellido en primer término, que son bastante menos. Y basta ya de enumerar los títulos; por lo demás, no tengo otros, o por lo menos, ninguno que aquí cuente.

Así pues ¿Cómo he de saludarte San Martín de la Ascensión de Loynaz, en este día de gloria para tí y para nosotros, al celebrar tus bodas místicas, tu hermoso advenimiento a los altares?

¡Cuan arduo se me hace invocarte con algo más que el nombre, saludar en tí este gozo mío de ser brizna de hierba donde tú eres magna eclosión de lirios!

Bien se ve que no acierto a darte el adecuado tratamiento mas no por ello habré de detenerme y esta carta la vas a recibir por encima de todos mis tropiezos.

¿La recibirás de veras?

Olvida la pregunta Santo mío; yo olvidaré por un momento cuantas millas de cielo nos separan, cuantos millones de años-luz o de años-sombra, cuanta dureza de mi corazón incapaz de reconocerte aunque ahora mismo me tendieras la mano.

No importa, yo te escribo; pese a estos titubeos que me ves, escribir es lo único que hago más bien que mal en esta vida mía. Perdona la franqueza, te lo digo porque no sé si tú lo sabes. Es, pues, el medio más seguro que tengo de llegar a los que quiero.

Sabrás también -porque eso si te consta -que nunca te pedí cosa alguna, por más que del mentado parentesco tan ufana me sienta. Nunca tampoco para alcanzar favor que por otra razón no merecía, recordé en mis plegarías tu derramada sangre de la cual una gota siquiera habrá en la mía. No estaba bien hacerlo, desde luego, ni es cordura tratar en términos mundanos los asuntos del cielo. Pero tal vez a otros les hubiera tentado la ocasión, que un lenguaje tenemos y en él habemos de expresarnos.

Bueno, pues he aquí que vengo a hacer lo que jamás hiciera: vengo a pedirte si, por esa misma gota de sangre que nos une, que esta vez te dispongas a escucharme: es necesario que tú vuelvas los ojos, siempre elevados, siempre en éxtasis, y los hagas descender, como por un abismo, si es preciso, hasta encontrar los míos que te buscan, que se parecen quizá a los de alguna de tus hermanas, aquellas cándidas Marías con quienes jugabas de niño bajo los castañares del solar paterno. Es perentorio, imprescindible que me escuches hoy que vengo a pedirte por mi tierra.

Podría añadir que no pido para mí, pero esto no sería exacto. Si pido para ella, estoy pidiendo para mí, porque la suerte de mi tierra es mi suerte, su dolor mi dolor, su sangre, la mía, como también la tuya un poco.

Personalmente, ya tu ves… Nunca tuve menos y nunca me ha sobrado tanto. Buena madera de pobre me dio el Señor, bien que ni tú ni yo lo sospecháramos.

Empero pobre o rica, sola o rodeada del calor humano, ligada estoy a mi país, como te dije, y no sabría apartarme de él. Otros lo han hecho y allá ellos. Hablo por mí, naturalmente. También hay gentes con teorías nuevas y dicen que en el mundo no debe haber fronteras, sino un solo sistema de vivir, una sola medida, un solo pensamiento. Tal vez tengan razón, yo no lo sé; confieso que te escribo en una gran confusión de alma. No obstante, me parece que con la tierra nuestra nos sucede lo que con esos órganos vitales y entrañables: no nos apercibimos de su existencia hasta que duelen.

La mía duele ahora ¡Y como duele! Yo creo que el clamor haya llegado allá donde tu moras rodeado de ángeles próximo a la inefable Presencia. Y entonces no te cuento nada nuevo si te digo que aquella isla niña que una vez traje riendo de la mano, aquella novia de Colón, aquella benjamina bien amada, ya no es niña, ni es novia: es la más desolada de las madres porque tiene que serlo la que ve a sus hijos despedazándose entre sí, cegados por la sangre, por la fiebre del odio, por la ira; es huérfana en los hijos de estos hijos, es viuda en las mujeres que dejaron atrás y manca en el hermano que se amputó a su hermano.

La isla niña ha envejecido siglos en apenas dos lustros: sobre la curva de la espalda lleva una carga de pecados propios y ajenos que casi pesan más que las desgracias. De nada vale discernir quiénes los cometieron: de todos modo será ella la que lleve la carga.

La isla tiene sed: también el cielo le ha negado el agua. Pero no es la falta de agua, ni la falta de pan si el pan faltase; te aseguro que el animo no flaquearía por eso. Es la falta de amor, de caridad, es la ambición de unos y la torpeza de otros y la soberbia, la soberbia de todos.

Yo sé que éste dolor no es un dolor nuevo, no es dolor que estrenemos nosotros: sé que en tu propia tierra lo padeciste con los tuyos y aun la memoria de la sal pasada amarga el agua de tus ríos. Sé también que no es este o aquel pedazo del planeta, sino el planeta mismo lo que arde en la pira de tantas guerras, persecuciones y mentiras.

Pero eso justamente debe moverte a oír a quien te implora, pues su razón no es ya razón de coto adentro. Tú, que te echaste a andar por los caminos de la tierra y sobre ella elegiste el más difícil para llegar a donde estás, vuelve sobre tus pasos: no te detenga lo que antes no te detuvo y aunque sea por solo una jornada regresa a nuestro dolor de humanos, a nuestras calamidades y miserias.

Vuelve aunque sea a rescatar las almas ya que ese fue tu oficio. Y no te arredre el ver que en este siglo es más difícil cristianizar cristianos que en el tuyo moriscos y judíos.

Estos cristianos de hoy clavan a Dios todos los días en una cruz que nadie vela ya, en donde Dios está solo.

Hay que evangelizar a los que vosotros dabais por evangelizados, San Martín; hay que enseñarles otra vez a rezar de verdad el Padre Nuestro.

Tú pensarás que es mucho lo que pido, y yo también lo pienso. El diálogo es posible con salvajes inocentes y crueles; al menos muchas veces es posible. Pero nunca lo es con estos hombres civilizados, llenos de ciencia y de orgullo, llenos hasta de filosofía. No lo es, no lo es con estos hombres, aunque por conseguirlo estuvieses dispuesto, como entonces, a pagar con el precio de tu vida.

Nunca te escucharían porque ellos son siempre los que hablan. Y ciertamente no habrán sino más ponzoñosas las flechas de los indios o las lanzas de los idólatras. Ni más ponzoñosas ni más certeras.

Los pecados de las gentes que fuiste a convertir, eran pecados de ignorancia: los que por esta banda nos dejaste, son ya pecados de sabiduría. Triste es desconocer el Divino Mensaje, pero más triste es todavía haberlo conocido y olvidarlo.

Ahora no es allá donde tenéis que ir vosotros; es aquí donde tenéis que quedaros. Es aquí, en el mundo que llaman civilizado, donde está vuestro puesto, vuestra misión, y sí lo quiere Dios, vuestro martirio.

No tengo tras de mi una gran causa que defender, una luz que difundir, no soy valiente como tú, como tus compañeros, como tantos que hubo y hay todavía; el miedo muchas veces se me ha enroscado a la garganta y si no me avergüenzo de decirlo es porque en cierto modo tengo derecho al miedo ya que yo nada sirvo, nada valgo. Pero aún siendo así, aquí me tienes escribiendo una carta…

Que ella alcance gracia a tus ojos y tú la alcances para el mundo. Y si el mundo es muy grande, para Cuba, y Cuba sea al fin tierra de gracia.

Bálsamo pido para sus heridas a aquel que puede darlo. Pídelo tú conmigo hoy que es tu día y nada te va a ser negado.

Pídelo hoy, cuando el jubilo de las campanas se extienda a todo lo ancho de tus valles, allá en la noble tierra vasca donde tengo amistad, raíz y nombre.

Pídelo hoy, cuando los tuyos se regocijan de contarte la primera centuria en el coro de los Bienaventurados.

Pídelo, sí, y perdona que en medio de la fiesta alce mi voz quebrada. Pero yo, ¿qué iba a hacer con estas penas, con estas locuras que te escribo, con esta isla que te dejo como una roja flor, como una rosa ensangrentada?

Esto tenía que decirte: ahora eres tú quien tiene la palabra.

Queda a tus pies

Dulce María Loynaz


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Escultura de  de San Martín de la Ascensión Loynaz.
Era patrimonio de Dulce María Loynaz,
 quien se la regaló a Aldo Martínez Malo.
 (Foto tomada del website de la revista Vitral)


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Este texto fue leído por primera vez en 1974, en la casa de la Dra. Emilia Delgado Carballo, en su tertulia de los domingos.

Fue publicado originalmente en el número especial dedicado a Dulce María Loynaz por la revista Vitral (Mayo 20, 1997) de la diócesis de Pinar del Río.

Además, fue incluido con una introducción de Alberto Lauro, en la Revista Hispano Cubano (Enero-Marzo, 2007), que se editaba en España.  Forma parte del libro Dulce María Loynaz. Cartas que no se extraviaron (Compilación y prólogo de Aldo Martínez Malo. Ediciones Loynaz, Pinar del Río;  Fundación Jorge Guillén, Valladolid, España 1997)

Monday, December 9, 2019

Un poema de Félix Luis Viera

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.


Poema 60  de La patria es una naranja 




60


Piba. (Dictamen del poeta Jaime Coello.) Te has fabricado el desierto en donde habrás de morir; sola, en el desierto. A velocidades increíbles ha corrido el tiempo por tus senos; papiros sepultados. Tus labios se doblan, caen en contra del cenit, se decoloran casi igual que tus palabras, que cada vez más parecen venir de la lisura de un cerebro en quiebra. Tú eres la culpable: con la guita no se compra la miel, ni siquiera medio latido de un alma. Pero quizás con ella te podrán comprar un ataúd de oro, con un especial compartimiento, también de oro, en donde en el viaje definitivo podrás llevar mate de primera, un asador, tus tantas joyas. Tus nalgas, otrora, no hace tanto, primorosas, se van yendo abajo como las dictaduras agotadas; tu concha, si bien ahora mismo no la estoy viendo, aseguro que ya va tomando la apariencia de esos corredores aburridos por los turistas. Tu voz se agrava, se parte tanto como una guitarra aplastada por un auto. Es el final.

Te estás volviendo loca, se sabe que no alcanzan todos los tangos para complacerte, comes bandoneones, orinas milongas, y en las noches, enloquecida, recitas las cuartetas silvestres de los gauchos, tus peores enemigos de clase.

Se sabe que, en las mañanas, rumias que forrarás de oro puro el piso de tu casa, que con letras de oro grabarás en el frente la letra de A media luz, siempre que, en donde dice Maple, aparezca tu nombre. Has comentado que allí, en la Plaza Central, la estatua de tu perro más querido debe sustituir a la del patriota principal de este país.

Morir en el desierto que uno mismo se ha fabricado debe ser terrible; morir, sola en el desierto que tú misma te has pasado la vida fabricando para tu morir en solitario, debe ser terrible; o no, porque ya estás casi completamente loca y los locos ni siquiera comprenden que van a morir, ni que están a punto de morir; ni que están locos. Ni se dan cuenta los locos hembras de que su vientre sigue creciendo y holgándose y sus párpados se abultan de modo que ya ni el más feroz de los rímel pueden salvarlos ni saben los locos hembras comparar sus carnes hasta hace poco tersas con las tiras fláccidas que ahora van con ellos. De manera que, dentro de poco, cuando estés total y definitivamente loca, quizá te dé por tirar la guita, por regalársela a estos “indios” que tanto has detestado, y, claro, te importe igual un ataúd que otro, porque los locos ni siquiera saben qué es el dinero, qué un ataúd.



60


Ragazza. (Opinione del poeta Jaime Coello.) Ti sei costruita il deserto dove dovrai morire da sola. A velocità incredibile è corso il tempo sui tuoi seni; papiri seppelliti. Le tue labbra si piegano, cadono contro lo zenit, si scoloriscono come le tue parole, che ogni volta di più sembrano provenire dall’ingenuità di un cervello in decadenza. Tu sei la colpevole: con la grana non si compra il miele, neppure una piccola parte di anima. Ma forse con lei ti potranno comprare un feretro d’oro, con uno scompartimento speciale, sempre d’oro, dove per il viaggio definitivo potrai portare mate di prima qualità, uno spiedo, i tuoi molti gioielli. Le tue natiche, una volta, non molto tempo fa, eccellenti, stanno toccando il fondo come le dittature sfinite; la tua conchiglia, anche se in questo momento non la sto vedendo, sono sicuro che sta assumendo l’aspetto di certi corridoi disturbati dai turisti. La tua voce peggiora, si distrugge come una chitarra schiacciata da un’auto. È la fine.

Stai diventando matta, si sa che non sono sufficienti tutti i tanghi per compiacerti, mangi bandonion, orini milonghe, e di notte, impazzita, reciti le quartine silvestri dei gauchos, i tuoi peggiori nemici di classe.

Si sa che, di mattina, pensi di foderare con oro puro il pavimento della tua casa, che con lettere d’oro inciderai sulla facciata le parole di A media luz, sempre che, dove dice Maple, compaia il tuo nome. Hai stabilito che lì, nella Piazza Centrale, la statua del tuo cane più caro deve prendere il posto di quella del patriota principale di questo paese.

Morire nel deserto che una stessa persona si è costruito deve essere terribile; morire, sola nel deserto dove tu stessa hai passato la vita a costruire una morte solitaria, deve essere terribile; oppure no, perché ormai sei quasi completamente pazza e i pazzi non comprendono neppure che dovranno morire, né che sono sul punto di morire, né che sono pazzi. Non si rendono neppure conto le femmine folli che il loro ventre continua a crescere e a essere inutile, le loro palpebre ingrossano in modo tale che neppure il rimmel più potente può salvarle, le femmine folli non sono in grado di paragonare le loro carni fino a poco tempo prima lisce con le carni quando sono divenute flaccide. Per questo motivo, in breve tempo, quando sarai del tutto e definitivamente pazza, forse ti metterai a lanciare la grana, per regalarla a questi “indios” che tanto hai detestato, a quel punto per te avrà la stessa importanza un feretro o un altro, perché i pazzi non sanno cosa siano né il denaro né un feretro. 




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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado ocho poemarios; tres libros de cuento; siete novelas y dos novelas cortas.

Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.

Es ciudadano mexicano por naturalización.
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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960.

Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros.

Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari.

Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

(RTVE) Especial Fin de Año 1968

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Saturday, December 7, 2019

Reflexión (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


Realiza todos los días algo especial que te permita darle rienda suelta a tu poder creativo, y no te dejes abrumar por las circunstancias adversas de la vida.

Debemos aprender a trabajar nuestro interior, para poder enfrentar los desafíos y los retos que nos permitirán crecer.

Cerremos heridas abiertas, lacerantes e imborrables, esto permitirá que nuestro centro espiritual se fortalezca para nuestra evolución.

Trata de recomponer diariamente tu trayecto de vida para que puedas recorrerlo apacible, pero lleno de energía y sabiduría, eso será suficiente para que te empoderes de tu verdadero camino.

No olvides darles significado a las cosas simples de la cotidianidad, porque ese detalle te ayudará a transitar en armonía.

Siempre vive consolidando la paz en tu interior y con los demás. Cree en el poder supremo, porque él nos ayuda y nos sostiene siempre.

Recuerda que ningún ser humano puede transitar sereno, si carece de espiritualidad, trata siempre de escoger un camino esperanzador, aquel que te conduzca a encontrar ese reposo que todos anhelamos para vivir felices.

Y recuerda que no sabemos si existirá un mañana, por eso valora el “hoy” y vívelo dándole su verdadero significado y valor.




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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.

Autora del libro "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.

-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy

Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección

Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123 Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
- Ser Mujer

Florida National University
- Podcast - Un dia con Bereshit la silla VIP - Conferencia Sobre mi libro " Volando en Solitario"
-Panelista en los Foros literarios Books and Books
-Participacion en el Primer Encuentro de Escritores "Mision Gratitud" - Barnes & Noble

Administra:
Facebook.com: Orlanda Torres
Instagram: orlanda.torres.3

Tuya para siempre (un documental de Pablo Massip)


Tuya para siempre, documental inspirado en la coreografía  María Viván, una de las obras principales del repertorio original creado por Rosario Cárdenas para su Compañía.

María Viván poema de Virgilio Piñera que ha servido de inspiración a la coreógrafa Rosario Cárdenas para crear una obra danzaria que recorre parte de la obra de este importante dramaturgo cubano. Muestra además la metodología (danza combinatoria) utilizada por Rosario Cárdenas en el proceso de creación de sus coreografías. Recorre algunos aspectos de la vida y obra de Virgilio Piñera.


Guión: Pablo Massip Ginestá
Dirección: Pablo Massip Ginestá
Producción General: Isabel Prendes
Dirección de Fotografía: Pablo Massip
Edición: Mandy García
Música Original: Juan Piñera
Dirección de Producción: Santiago Llapur
Asesor: Enrique Pineda Barnet
Argumento: Pablo Massip
Sonido Directo: Raymel Casamayor
Diseño Sonoro: Raymel Casamayor

Reparto: Rosario Cárdenas y su compañía de danza

David Garrett


Friday, December 6, 2019

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado)

Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.

Obra (en proceso de creación)
de Thelma Delgado
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Querida Mimí:


Hoy me voy a la cama sintiéndome un poquito artista y orgullosa de lo que soy. Tengo una vasija de cerámica que conservo desde hace años. Me gusta mucho. Fue un obsequio que una amiga me trajo desde Italia. Al lavarla por accidente la rompí y me sentí muy frustrada por mi torpeza. Pero como me gusta mucho y la quiero conservar pues recogí los pedazos y buscando en el internet la manera de componerla, me encontré con una técnica japonesa. La técnica se llama Kintsugi que en español quiere decir “Carpintería de Oro” Pero además de aprender la técnica aprendí también la filosofía detrás de la misma. Los japoneses dicen que las roturas cuentan una historia particular, y esto vuelve la pieza única, especial, más fuerte y hermosa, porque la convierte en una “guerrera del camino”, por lo que las cicatrices de la vasija debe enaltecerse y mostrarse en lugar de ocultarse, para manifestar así su historia y transformación. Celebra la dialéctica de la totalidad y la fragmentación, la idea de que la auténtica belleza está compuesta por ambas, es decir aquello que se ha roto siempre puede ser más fuerte. Los japoneses creen que no es suficiente reconocer las heridas, sino que es necesario aprender a sanarlas con dedicación y cariño, realizando un trabajo interior que nos permita celebrarlas y/o olvidarlas. La historia del kintsugi se remonta a finales del siglo XV, cuando el shōgun, Ashikaga Yoshimasa envió a reparar a China, dos de sus tazones de té favoritos. Los tazones volvieron reparados pero con unas feas grapas de metal, que los volvían toscos y desagradables a la vista. El resultado no fue de su agrado, así que buscó artesanos japoneses que hicieran una mejor reparación, dando así con una nueva forma de reparar cerámicas, lo que rápidamente se convirtió en arte. Qué tal? Así que sin perder tiempo reparé mi vasija con mucho cariño y mucha paciencia y luego con una brocha muy delgadita cubrí los empates con pintura de oro. Estoy feliz con el resultado además de que aprendí algo nuevo.

Ahora me voy a dormir y soñaré que soy una guerrera que ha ganado muchas batallas y que mis cicatrices son la prueba de todo lo que he vivido.

Buenas noches Mimí.



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Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

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Thursday, December 5, 2019

Calles y callejones de Camagüey: Calle Santa Ana, del Calvario, General Gómez (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Notal del blog: Cada jueves publico en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.



Santa Ana es uno de los ejes que definieron la morfología urbana de Camagüey y se erigió en expresión del universo sociocultural de sus habitantes a lo largo de la historia. Nace en la plazuela de Avellaneda y atraviesa en su recorrido la calle de la Reina, da inicio al callejón de las Apodacas (I), corta a la calle del Comercio, de la Candelaria, de Mayor y San Ramón. Da origen, además, al callejón de Masvidal (D) y cierre al del Príncipe (I). Traspasa de la Carnicería o Contaduría y limita al callejón de Santa Gertrudis o del Perro (I); intercepta San Miguel, finaliza a la del Carmen (I), da apertura al callejón de las Niñas (D), supera San Ildefonso, inicia el callejón de Aruca o del Rosario (D); intercepta al de Sedano (I) y culmina el de los Martínez (I); fragmenta la calle de las Damas y luego intercepta el callejón de Herrera o Pasaje B Estrecho (I); da culminación al callejón de la Condesa o Pasaje de General Gómez no. 558 (D), termina a San Ramón (I) y da lugar a la avenida Amalia Simoni (D); abre calle Primera (I), cierra Segunda (I) y origina a Pasaje A (D) para una vez que pasa el puente de San Lázaro dar inicio a Palomino (D) y culminar en Calle no. 7 del reparto Simoni y la Carretera Central Oeste.

La primacía de que la advocación a santa Ana esté entre los primeras en encontrar expresión en la toponimia urbana podría estar determinada, en primer orden, por el hecho de que sea esta santa la titular de la Catedral de Canarias y patrona de la ciudad de Las Palmas de Gran Canarias en España, importante núcleo en la conformación cultural del Puerto del Príncipe. En segundo, por la relación que guarda la santa con Jesús dentro del pensamiento católico. En el texto El arte y la pintura, publicado en 1649, Francisco Pacheco, en su descripción de las pautas para pintar el tema de san Joaquín y santa Ana ante la puerta Dorada, subraya: “Habremos de dar principio a la pintura de los misterios de Nuestro Salvador Jesucristo por la vida de su Madre santísima”. 

Existe en la historia de santa Ana y san Joaquín un pasaje estrechamente vinculado al pensamiento de los principeños de las primeras centurias. Cuenta la leyenda que Joaquín y Ana formaron una pareja acomodada, pero estéril y por no poseer descendencia Joaquín fue rechazado en el templo, motivo por el cual se dirigió a la montaña y bajo un ayuno de 40 días y 40 noches rogó a Dios le diera un hijo. La respuesta al exvoto fue anunciado por un ángel y en gratitud Ana dedicó el fruto, la pequeña María, al servicio de Dios. En la contemporaneidad pudiera parecer dicho fragmento inverosímil, sin embargo, no fueron pocas las familias en el Camagüey de los siglos XVII y XVIII que hicieron gala de este proceder: la promesa del matrimonio integrado por don Carlos Bringas y de la Torre y doña Juana de Varona y Barrera; la manifiesta consolidación de un personal eclesiástico de origen local y el fomento del Monasterio de las Ursulinas en la primera mitad del XIX. 

A ello habría que añadir que a Ana se le ha considerado patrona de las mujeres trabajadoras y los mineros, pues se considera a Jesús el oro y a María la plata; y en relación con ello debemos recordar que existe en la historia de esta ciudad una etapa que aunque corta (1516-1527) no deja de ser importante para la formación de su imaginario; aquella en que “en un llano que llaman sabana”, sus hijos se dedicaron a la explotación de las minas. No en vano a la plata aluden importantes elementos del escudo de la ciudad: uno de los dos cuarteles, en representación de limpieza, riqueza e integridad, y las palomas que en símbolo de amor, pureza, sencillez y fidelidad portan en sus picos dos hachones encendidos.

En vínculo con el topónimo que nos ocupa su origen está en los lazos que establecen la ermita que la india Carmona construyera en 1587 en el entorno de la plaza San Francisco y la erigida por el vicario Lope Recio de Zayas en 1697, en el lugar que ocupa actualmente la iglesia Santa Ana. De que fue este último edificio el que dio nombre a la calle lo muestra una nota redactada por el notario Juan Antonio Alcántara González como parte del testamento de don Antonio Puebla y Barrero, fechado el 6 de abril de 1734: “Declaro por mis bienes la casa de mi morada de madera y teja que está en la calle que va para Santa Ana”. Santa Ana estuvo entre las iniciales advocaciones de los principeños, a ella consagraron un templo y este dio nombre al eje que en perspectiva encuentra pintoresco cierre en su fachada de torre central. De fiesta habrían de estar sus vecinos en su nombre cada 26 de julio.

Su nombre popular, del Calvario, se asocia a la procesión del Vía Crucis establecida por los franciscanos en el siglo XVII, un recorrido que según Lasqueti se extendía por los 1575 m existentes entre el convento San Francisco y la iglesia Santa Ana; de ahí el nombre popular de la ceremonia en que se recordaban las escenas de la pasión y muerte de Jesucristo en la cruz, auténticas muestras del espíritu medieval latente en la barroca villa de Puerto Príncipe hasta entrado el siglo XIX.

Un momento clave de su imagen aparece en la segunda mitad del siglo XIX, cuando los comerciantes de la ciudad proyectan un paseo en el tramo comprendido entre la iglesia Santa Ana y la plaza de La Habana. La pavimentación y la siembra de árboles a ambos lados marcaron la diferencia con el tramo original y en lo toponímico, en honor al gobernador general de la isla, se le nombró Calzada O’Donell.

El cambio de su nombre por General Gómez resultó una propuesta de varios vecinos y propietarios de casas situadas en esta calle en diciembre de 1898 y cumpliendo con lo establecido para estos casos se aceptó “en principio, a fin de que cualquiera que se crea perjudicado pueda alegar lo que en derecho juzgue le corresponde, se haga pública la petición de referencia, señalando el término de ocho días a la publicación”. Definitivamente la calle Santa Ana o del Calvario pasó a llamarse General Gómez en enero de 1899, figura con la que el Ayuntamiento de la ciudad sostenía franca y abierta correspondencia tanto en relación con cuestiones políticas como en lo personal. Recuérdese que con su presencia en las tropas camagüeyanas a partir del 3 de julio de 1873, fecha en que Máximo Gómez Báez (República Dominicana, 1836- La Habana, 1905) asumió el vacío dejado por el mayor general Ignacio Agramonte en la jefatura del Tercer Cuerpo de Camagüey, se establecieron profundas relaciones entre el militar y los camagüeyanos. Los combates de La Luz, Atadero, La Sacra, Palo Seco y Camujiro; los ataques a Nuevitas y Santa Cruz del Sur, a San Miguel de Nuevitas y Cascorro debieron contribuir a ello. 

Con el nuevo nombre, en Santa Ana rindieron homenaje los lugareños a quien desarrolló la táctica y la estrategia al más alto grado, al maestro de los principales jefes militares cubanos, y probablemente el movimiento comercial y administrativo que ha caracterizado este eje incidió en la aprehensión del nuevo topónimo. Pocos son los que recuerdan el nombre de Santa Ana.

En su totalidad está comprendida dentro del CH, pero solo las cuadras limitadas por San Juan y San Ramón, participan del área PCH.

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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Mandela, testigo del amor (por Joaquín Estrada-Montalván)


Leí hace muchos años El largo camino hacia la libertad (Autobiografía de Nelson Mandela). Texto que llegó a mis manos, gracias a una de las donaciones a la Biblioteca Diocesana de Camagüey. Libro que más que leer, disfruté cada rato que compartí con sus páginas.

La lectura de la vida de Mandela, me aportó conocimientos de historia, cultura, ..., de Africa, pero lo que más recibí fueron lecciones de amor.

Me llamó la atención, su mirada positiva a la educación que recibió en una escuela cristiana. Plantea que se objeta la presencia de estos colegios en Africa, porque se les acusa de colonialistas. Según Mandela, el bien que hacen los misioneros desde las escuelas es inmenso, frente a lo pequeño que pudieran representar sus aspectos menos loables.

Admiré en este líder, el que abandonara durante los años en prisión la via violenta, de oponerse al Apartheid. Se enfocó en eliminarlo por medio del  encuentro y el diálogo. Encuentro y diálogo, no para ser cómplice del régimen opresor, sino para dar fin a ese estado de cosas, de forma radical y definitiva.

Admiré en este lider, que sin doblegarse ante el otro, sin falsos afectos, predicó e implantó una democracia incluyente. No predicó el revanchismo, ni la "superioridad de la víctima",  al contrario,  no se victimizó.

Admiré en este lider, la  forma caballerosa que se refiere a la compañera de casi toda su vida Winnie Mandela. Describe de manera real, pero respetuosa la separaciôn de ella.

Críticas a Mandela, muchas y eso es parte de su grandeza. Con todos sus límites, entregó su vida  a multiplicar el amor y no el odio.  Predicando que aquello que es bueno para unos, lo es para todos por igual.

No se desvinculó de la dictadura de los Castro. El sentía agradecimiento, porque creyó que el régimen de La Habana lo apoyó con sinceridad. Esto es discutible por supuesto.

A seis años de su fallecimiento y a varios de la lectura de su Autobiografía, le recuerdo como una de las personas que  han influido, en la manera de asomarme a la vida. 

Patricia Sosa

Wednesday, December 4, 2019

Camagüey en 1949, según un Plano de la ciudad (por Carlos A. Peón Casas)


El susodicho plano de aquella ciudad de finales de los años cuarenta del pasado siglo XX, era un obsequio de la firma de Amparo Rodríguez e Hijos, una ya próspera empresa dedicada al rubro de la fabricación de mosaicos, con dirección social en la calle Jesús María 120, y recogida en el Directorio Social, correspondiente a la edición de 1949.

El mapa de marras marca para el curioso lector que recorra las coordenadas de la ciudad de hace siete décadas, espacios en los que la ciudad actual ha superpuesto la nueva fisonomía de la ciudad de aquí y ahora.

Baste un recorrido a lo largo de la Carretera Central, de oeste a este, para corroborarlo. Desde el límite occidental que recoge el plano: el entonces Cuartel Ignacio Agramonte, hoy Ciudad Escolar, encontramos El Deleite, un pequeño reparto colindante con la entonces llamada Carretera de Palomino, que hoy sólo le queda el apelativo de calle, ero que para entonces todavía rememoraba la única salida que tuvo la villa del Príncipe con dirección a la capital.

Un poco más adelante, el mapa recogía un gran espacio de terreno donde sólo se acomodaban el entonces Orfanato Zayas Bazán y el Asilo Padre Valencia. Para entonces no se construía aún el edificio de la Liga contra el cáncer, conocida hoy como Hospital Oncológico, y el espacio se extendía hasta la actual Avenida de los Ancianos, y el entonces Callejón del Pollo, que hoy conocemos por Madame Curie.

Siguiendo por esa mano y colindante con el puente sobre el río Tínima se extendía una antigua finca de la ciudad conocida por San Francisco. Hoy día todo su espacio comprende las edificaciones del Politécnico de la Salud, y otras edificaciones del Reparto Previsora. 

Pasado el río se hallaba La Caridad, otra espaciosa finca urbana, de la que sería segregado luego un terreno dedicado al Hospital General, y luego de pasada la calle Martí, y el entonces Reparto Sánchez Soto, se encontraba otra espaciosa finca La Ceiba, que se extendía hacia el sur, hasta la carretera de Vertientes, o igualmente conocido desde los tiempos coloniales como Camino de Carrasco.

A mano izquierda se localizaba el reparto Prieto, cruzado por la calle longitudinal, y justo cruzando la de 20 de mayo, del lado derecho, un espacio listo para urbanizar lo que sería luego el reparto Los Pérez. Su límite entonces era el callejón del Paso de Piedras, que cruzaba sobre el Tínima en su porción sur.

La Caoba, Las Ninfas eran dos fincas que continuaban al sur, por su parte la conocida como Santa Susana se mantenía paralela a la carretera y tenía por límite el conocido Camino del Jardín, en alusión al reparto de igual nombre que llega hasta nosotros, en la margen derecha del río Hatibonico. Parte de ese gran espacio lo ocupa hoy día el popular mercado, que popularmente conocemos con un apelativo muy sugerente: El Hueco.

Luego de cruzar el Hatibonico, la Carretera Central bordeaba el umbroso Casino Campestre, teniendo al otro lado la barriada de la Caridad. Y sobrepasada esta a la altura de la calle Sociedad Patriótica, colindaba por el lado derecho con un espacio todavía no construido, donde se destacaban un par de propiedades o quintas: Villa Feliz y Milla, los terrenos que continuaban estaban marcados como propiedad de Federico Castellanos, hasta limitar con el Arroyo de Juan de Toro, colindante hacia el norte con la ya prospera barriada de Garrido.

El último punto visible en el plano en ese recorrido de la carretera hacia el este eran el reparto El Diamante, y un poco más adelante el reparto Versailles, y algún atisbo del de Jayamá. 

Hacia otros puntos geográficos descubrimos atisbos de la otrora ciudad principeña: hacia el Norte, el conocido Callejón de Pineda, enlazando por ese lado la Plaza de Méndez con lo que conocemos hoy como Reparto Puerto Príncipe, entonces, en sus comienzos de urbanización, y conocido como San José de Pineda, en alusión a la finca propiedad de aquel rico propietario del Príncipe.

Otra vía de enlace, con rumbo al Este, lo era como hoy el entonces Callejón de Quiñones, que bordeaba el reparto de Saratoga, limitando espacios no urbanizados entonces como las fincas San Andrés y la Granja San José.

Otras vías de comunicación a destacar en el plano son el Camino Viejo de Nuevitas, y el Camino Ganadero que se cruzaba con aquel en dirección al Sur.

El trazado de aquella ciudad de entonces nos sigue recordando que nuestra ancestral comarca ya tenía, una conformación que sustanciaba sus alcances como espacio singular. Siete décadas después, Camagüey se ha expandido hacia todos los puntos cardinales, desde el claro referente de aquel plan urbano primitivo que nos localizó entre los fundacionales ríos del Tínima y el Hatibonico.

Tamara Castro (Diciembre 4, 1972 -Diciembre 8, 2006)



Tuesday, December 3, 2019

Mi primer pediatra (por Joaquín Estrada-Montalván)


La primera consulta de pediatría que recuerdo ir (más menos el Camagüey del año 1972 ...), era privada. El Dr. Ricardo Roger Sorís, en la calle Avellaneda, al lado de donde ahora viven las Hnas. Teresianas.

No me gustaban esas visitas, porque (casi) siempre alguna inyección encontraba el Dr. que ponerme, pero la imagen que me queda es de admiración, el Dr. era  alguien que "no trabajaba para el estado". A esa edad (imagino que no llegaba a los cinco años), no lo formulaba así por supuesto, sino que era maravilloso eso de que el médico trabajaba en su casa y tenía una placa con su nombre y profesión al lado de la puerta, me era misterioso aquello. Al igual que un doctor (no recuerdo su nombre, ni especialidad) Lugareño esq. Martí, que cuando pasaba frente a los bomberos, miraba para dentro de esa casa, con una consulta allá en la saleta.

No se que habrá pasado con mi Dr. Roger Sorís, pero en algún momento no lo vi más y las consultas pasaron a ser en el Policlíno Centro, en la calle República.  Todo cambió, empezaron las esperas...


¿Dónde nació Carlos J. Finlay? (por Joaquín Estrada-Montalván)

Carlos J. Finlay, nació en Camagüey el 3 de diciembre de 1833, pero en la ciudad de los tinajones dos sedes hogareñas reclaman ser la cuna del conocido galeno.


La primera casa, con placa en la fachada asegurando ser el primer hogar de Finlay, se encuentra ubicada en el callejón bautizado con su nombre, entre las calles República y Lope Recio.

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El segundo lugar natal, con placa que reza: "en esta casa nació... Finlay..."  (con toda la apariencia de tener basamento documental -que no es mucho, pero tampoco es “poco”) se localiza en la calle Cristo, entre el Callejón del Templador y Lugareño. (JEM)

Eric Carmen

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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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