Monday, January 28, 2019

“Martí te lo prometió y Fidel te lo cumplió” (en 250 palabras de Félix Luis Viera)


Hoy se cumplen 166 años del nacimiento de José Martí, el más inmortal de los cubanos.

Como era de esperar, la prensa autorizada en Cuba —toda en la nómina del Gobierno— ha formado la alharaca sumándose a una celebración que no le corresponde.

No le corresponde: Martí era un demócrata, un promotor del derecho de las minorías. Así, jamás hubiese dado el visto bueno a una dictadura excluyente (excluyente digo, porque no todas lo son).

Con horror hemos visto a lo largo de 60 años de régimen totalitario, cómo el oficialismo compara a Martí con el fallecido dictador Fidel Castro.

La peor blasfemia que se haya dictado en Cuba: José Martí era, como decíamos, un demócrata, y un poeta, un pensador, un excelente crítico y hacedor de arte; y un hombre noble que tenía como divisa fundamental, la justeza, la justicia. “Sé justo”, le pide a su hijo al final de una carta.

Es decir, nada que ver con el megalómano, el errátil, el impiadoso con quien el oficialismo ha querido compararlo.

La frase que aparece en el título, es una sentencia realmente denigrante, de suma infamia, como igual lo es aquella avisadora de que la pesadilla establecida por el castrismo resulta “Lo que soñó Martí”.

Hasta aquí parecería demasiado.
Pero el demasiado lo constituye el régimen cuando ha dado tumba —y así lo ha proclamado— a Fidel Castro cerca del Apóstol, allá en el cementerio de Santa Ifigenia.

Mas, la pregunta: ¿alguien recordará el cumpleaños 166 de Fidel Castro?


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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y una noveleta.
Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.
Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.
Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.

Tornado en Hialeah


HIALEAH, FLA. (WSVN) - Officials said a small tornado briefly touched down in West Hialeah, as severe weather wreaked havoc in parts of Broward and Miami-Dade counties and caused flight delays at Fort Lauderdale-Hollywood International Airport.
Hialeah Fire officials said the tornado touched down near 1800 West 76th St., Sunday night. (Read full text)

Tornado en La Habana (Nota Meteorológica no.1. del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología)

Fotos de varios perfiles
 en Facebook
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Un fuerte tornado golpeó varios barrios de La Habana en la noche del domingo, 27 de enero de 2019. El primer reporte informa de al menos tres muertos y 174 heridos. 


Nota Meteorológica no.1. del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología

Una activa línea de tormentas formada delante de un frente frío, la cual estaba asociada con una baja extratropical en el sudeste del golfo de México, cruzó sobre las provincias desde Pinar del Rio hasta Mayabeque y La Habana en las primeras horas de la noche de ayer y a su paso produjo tormentas locales severas, con la ocurrencia de vientos en rachas de más de 100 kilómetros por hora, granizos y un tornado fuerte que afectó a varios municipios de la capital.

En San Juan y Martínez, Pinar del Río hubo rachas máximas de hasta 115 kilómetros por hora. En la estación meteorológica de Casa Blanca, La Habana se registraron fuertes tormentas eléctricas con rachas de viento de 101 kilómetros por hora hasta los 104 kilómetros por hora entre las 8 y las 10 de la noche, ambas del noroeste.

Informes preliminares indican que un tornado intenso ocurrió en la capital poco después de las 8 y 30 de la noche y el mismo afectó a algunos municipios y repartos de la capital como Diez de Octubre, Santos Suárez, Luyanó, Regla, Reparto Chivas.

El tornado produjo un zumbido o ruido muy fuerte característico a su paso como de un avión a chorro, producto a la fricción del viento contra los objetos y obstáculos que encuentra a su paso.

Se reportan daños de consideración como la caída de árboles, postes del tendido eléctrico, rotura de puertas y ventanas de cristal y aluminio, además afectaciones y daños en techos de casas, algunos derrumbes totales y parciales, caída de depósitos de agua de fibrocemento en azoteas y se conoce que fueron arrastrados o volcados por los fuertes vientos, algunos contenedores y automóviles.

Por otro lado el frente frio que llegó en las primeras horas de la noche al occidente de Cuba produjo vientos fuertes con rachas de vientos de hasta 90 kilómetros por hora en Casa Blanca del noroeste, que generaron fuertes marejadas en toda la costa norte del occidente y se han reportado inundaciones costeras en algunas zonas bajas de la capital incluyendo el Malecón habanero, las cuales deben disminuir desde el final de la mañana.

Sunday, January 27, 2019

(Enero 1998) Juan Pablo II: La revolución de Castro es "la revolución del odio, de la venganza, de las víctimas"



por Joaquín Estrada-Montalván


Hay dos momentos mediáticos muy importantes en los viajes del Papa, estos son las entrevistas que ofrece, a la ida y al regreso, a los periodistas que le acompañan en el avión. La primera es una especie de sumario donde anuncia la manera en que abordará los temas de su visita. Las declaraciones al regreso son el primer resumen que ofrece, desde su punto de vista personal, de lo mas significativo del viaje pastoral recién concluido.

Esto se puede apreciar claramente en las declaraciones que ofreció Juan Pablo II, en su viaje hacia Cuba.

Les dejo como ejemplo su definición de "la revolución de Castro", cuando le preguntaron si era posible conciliar la revolución de Cristo y la de Castro, a lo cual respondió:
Hay que comenzar por la palabra revolución, porque se ve que es una palabra muy analógica: puede ser revolución de Cristo, pero puede ser revolución de Castro, y no solamente, también una revolución como la de Lenin. Así, pues, son dos civilizaciones: la revolución de Cristo quiere decir revolución del amor; en cambio la otra es la revolución del odio, de la venganza, de las víctimas.
Esta idea la reiteró en la Audiencia General de los Miércoles, el 28 de enero de 1998, a dos días de su regreso de Cuba y donde hizo un resumen de su estancia en la Isla:
En la gran plaza de la Revolución José Martí de La Habana, he visto un enorme cuadro que representaba a Cristo, con la leyenda «¡Jesucristo, en ti confío!». He dado gracias a Dios porque precisamente en aquella plaza dedicada a la «Revolución» ha hallado un lugar Aquel que trajo al mundo la auténtica revolución, la del amor de Dios, que libera al hombre del mal y de la injusticia, y le da la paz y la plenitud de la vida.



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Saturday, January 26, 2019

“Mal nacidos” (en 250 palabras de Félix Luis Viera)


Hoy aproximadamente ochocientos cubanos se manifestaron frente a la embajada castrista en Washington. Podría afirmarse que fueron pocos; pero no: son muchos si consideramos la renuncia a las horas de descanso sabatinas, la transportación hasta el sitio, el tiempo invertido para el previo acuerdo.

Llevaban carteles en alto y hacían saber consignas como “No somos mal nacidos, somos cubanos”, "Yo no tengo miedo”, “No más cubanos prohibidos” o “Vivan las Damas de blanco”.
Excepto una, las consignas se explican por sí solas.

La una: “No somos mal nacidos, somos cubanos”.

Alude a que el nuevo presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, nombrado a dedo por el saliente Raúl Castro y su séquito, dijo hace poco que son “mal nacidos” quienes no piensan como él o no son “revolucionarios” o castristas o no amantes de una dictadura.

Eso. Somos dos millones y medio de mal nacidos, los que nos hemos “ido pa´ fuera”; los mal nacidos que están adentro, nadie sabe cuántos son... pero sí que resultan unos cuantos millones de los 11 que habitan la Isla... A ojo de buen cubero, algunos analistas calculan 6 millones y medio, otros 8, otros cerca de 10... y si le preguntamos a mi buen amigo, el negro Palomino, él sostiene que quedan muy pocos revolucionarios “allá dentro”: los Castros sobrevivientes más todos —que no son tantos relativamente— los que siguen pegados a la teta de la patria.

Pero en fin no sabemos cuántos... en Cuba no hay elecciones ni censos ni encuestas... ni un carajo.


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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y una noveleta.
Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.
Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.
Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.

La rutina (por Víctor Mozo)


Al cabo de un par de meses el conformismo empezaba a echar sus raíces. Se había instalado una suerte de rutina y aunque dura, la vida del campamento se aceptaba, aunque fuera a regañadientes. No quedaba otro remedio. Nuestro confinamiento disfrazado de servicio militar era como el mal tiempo al que había ponerle buena cara y hacerse así la idea de que el tiempo correría lo más rápido posible. Mientras tanto nos íbamos conociendo entre nosotros y conociendo mejor a nuestros verdugos de ocasión. Reírnos de ellos, al menos para mí, era una forma de vencerlos. Para ellos éramos un número, un elemento indeseable que había que reformar. Para nosotros eran ellos los manipulados del momento.

Parte de esa rutina era el número 15 cuyo nombre no recuerdo, un guajiro flaco de unos veinte y tantos años. Tenía una voz fina y decía a menudo que le gustaba trabajar siempre y cuando le pagaran. No puedo trabajar mucho por siete pesos al mes, decía. Esa era la suma que nos pagaban por trabajar de sol a sol incluyendo aquellos domingos que se apellidaban rojos y en los que nos hacían sudar un poco más de lo debido.

El 15 era experto en detectar el guao, no para huirle sino para restregarse las hojas en sus brazos y por mucho que se les enrojecieran y picaran, no lo rebajaban de servicio. Para su mayor desgracia o ventura, sus brazos sanaban de un día para otro.

El 14, otro guajiro de mi edad llamado Alberto Cabrero, se pasaba el tiempo hablando de gallos, pollos y gallinas. Era trabajador, pero de pocas luces. Tiempo después, en otro campamento, se convertiría en jefe del gallinero que tenía el jefe de compañía.

El 3 era un cuarentón bajito de Nuevitas, barbero de profesión más conocido por “mafia” aunque de mafioso no tuviera nada. Solo hablaba de mujeres y de la noviecita que tenía que era una niña de dieciséis años.

José Pereda Ratón, el 4, era también barbero. Venía de Minas. Él, “mafia” y el batiblanco del Bando evangélico de Gedeón, conformaban el trío de barberos del campamento. Recuerdo que entre pelado y pelado se tomaban su tiempo en aquellas sesiones de barbería improvisada a la sombra de unos de los dos árboles con que contaba el campamento.

Mi amigo Miguel Ángel Montejo Lamas, el 26, siempre que entraba en un surco entonaba la misma ranchera que otrora cantaba en la televisión cubana el famoso charro Miguel Aceves Mejías. “Ya me voy/ya me voy con mi derrota/a darle mi amor a otra/que me sepa comprender”. El gago Montejo, como así lo llamábamos, era aficionado a la música mejicana, pero siempre cantaba lo mismo.

Había de todo, hasta uno que se improvisó dentista y le sacó una muela con un tenedor a un confinado que ya no aguantaba más el dolor. Al parecer, Dios nos cubría con su manto porque estábamos sujetos a todo tipo de infecciones y nada pasaba. Por extraño que parezca, enfermarse podía ser visto como un placer.

Cerca del campamento se encontraban varios bohíos habitados por haitianos y todos ellos colaboraban de cerca o de lejos con los militares, al punto, según me confirmaron, de conseguirle haitianitas a los oficiales para que pasaran el rato los fines de semana. La revolución de los humildes para los humildes, se daba aires de lupanar en la campiña camagüeyana. Gracias a los reclutas del SMO que nos cuidaban, todo terminaba por saberse. A fin de cuenta, ellos tampoco querían estar allí.

Momento patético era aquel cuando llegaba correspondencia y se distribuían las cartas. El encargado de la distribución era siempre el sargento Rodríguez. Regularmente, se hacía después del trabajo y la ducha. Nos formaba, nos hacía marchar unos quince minutos hasta que nos dejaba en formación. Un cabo traía las cartas y empezaba a llamarnos por nuestros nombres. Según el sargento Rodríguez esta distribución y recepción debía hacerse militarmente dando lugar a una escena verdaderamente grotesca.

- ¡Víctor Mozo Adán!
- ¡Aquí!
- ¡Acá! Gritaba el cabo.
- Compañero sargento, el recluta número 28 se presenta ante usted para recibir carta familiar. Decía yo a voz en cuello, parado en atención y saludando militarmente.

Seguidamente, el cabo me entregaba la carta que yo debía recibir extendiendo mi mano derecha llevándola seguidamente a mi mano izquierda que se abriría para recibirla ejecutando siempre movimientos parecidos a los de un soldadito de cuerda. Siempre en atención daría media vuelta y marcharía para reintegrar las filas. Para más fastidio en vez de entregarte las cartas de una vez, te llamaban según las cartas que recibías lo que ocasionaba cierto malestar más que justificado. Cuando te escribía el papá, la mamá, el abuelo, el padrino, la novia, la esposa, los hijos y habías hecho el mismo gesto diez o más veces, lo menos que tenías al final eran ganas de leer cartas, pero una vez leídas y releídas, las penas se olvidaban y daban paso a un bienestar espiritual inmenso, aunque a veces hubiera notas de tristeza. La carta más escueta valía su peso en oro.

Las cartas, sobre todo las que salían, podían ser leídas, lo que nos obligaba a tener mucho cuidado. La desconfianza era parte íntegra de nuestras vidas.


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Ver textos anteriores de Víctor Mozo, en el blog.

Dos textos de Manuel Matos Moquete (Premio Nacional de Literatura 2019, República Dominicana)

Nota del blog: El pasado viernes, 25 de enero, se conoció que el Ministerio de Cultura y la Fundación Corripio otorgaron el Premio Nacional de Literatura 2019, de República Dominicana, al intelectual Manuel Matos Moquete.

Reciba mis felicitaciones y agradecimientos, por compartir con los lectores dos de sus textos.


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Las Cachúas de Cabral


En los repliegues de la fantasía de los mitos del Sur, Las Cachúas de Cabral danzan cual cabritos endemoniados en la tenebrosa saga de Buquí y Malí, sobrecogidos de espantos por los cuentos de brujas y desaparecidos. Los niños como yo, guardan entre sus idolatrías esas imágenes carnavalescas, acobardados por el horror de las creencias.

Son criaturas temporeras que desaparecen todo el año y reaparecen en Cuaresma. En el lejano Sur yacen sepultadas, cual figuras griegas, en tumbas colosales. Durante la noche se despiertan y emergen a la superficie para ensayar el carnaval de la muerte y la resurrección de Cristo.

Pero durante el día, Las Cachúas son sombras inmateriales que se esparcen por el suelo, penetran las nervaduras de las plantas y se llenan de resuello animal. Transformadas en seres humanos, se encuentran bajo los tejados, se pasean en las callejuelas llevando ropa de faena y embriagadora respiración de efluvios sagrados.

Son los días del Carnaval. Las Cachúas han retornado al presente, a la vida. Vestidas de coloridos lienzos espejeantes y de transparentes disfraces, son diablos adorables, pero terribles, que transportan alegría y alboroto a los villorrios tristes de vidas apagadas.

Las Cachúas viajan desde Cabral a los confines del Sur profundo, llegando al amanecer, arremolinando el ambiente; y desapareciendo a la puesta del sol, pues la oscuridad las espera en sus tumbas, donde, luego de nutrirse con gusanos y escarabajos, reinician el ensayo del carnaval de la muerte.

En los pueblos han quedado las violentas sensaciones de regocijo, que duran hasta la vuelta de los enmascarados, al día siguiente, o en la prima Cuaresma. Pero el juego carnavalesco vive y perdura en cada uno de los espectadores, coloreando el horizonte blanco y negro, con gestos escarlatas de espantos y ensoñaciones.

Las Cachúas de Cabral son cuernos y látigos ensoberbecidos, ferozmente juguetones, que siguen en el sueño y en la vigilia las creencias y las fantasías del corazón y el cerebro. A través de ellos, los dioses cultivan orgías y credos espirituales, en un mundo de pesadillas.

Mi relación profunda con el Carnaval perdura en Las Cachúas de Cabral. Las tengo como una imagen que se enseñorea en las fealdades placenteras. Nada es más cautivador que un diablo horrible, que saca la lengua tras unos dientes ensangrentados y reparte burlas y latigazos. Todo se desploma en la histérica risa agridulce.

En esas criaturas veo un disfraz estridente, remedo de criaturas humanas, pero con rostro (¿rostro?) vegetal y animal, cuya gracia es la vil mueca, las gesticulaciones torpes, que nos ofrecen la posibilidad de burlarnos, quedándonos regalados, de la cordura y la decencia de las formalidades sociales.

Veo en Las Cachúas movimientos de máscaras bochornosas, figuras indignas, pero insolentes, festivas y seductoras. Son movimientos de danzas macabras -pero profanas- que adquieren vida en los repiques de las comparsas arrolladoras, arrebatadas.

En los días carnavalescos, la vida se llena de una sensación de ebriedad legítima, necesaria. El desorden, el caos; la absoluta libertad invaden la conciencia civilizada. La muchedumbre se vuelve individuo y el individuo muchedumbre. El mundo se desplaza y agiganta en zancos y andadores de la más plena emoción.

El Carnaval es un lugar que se aloja en el adentro; ahí donde se produce una corriente que recorre el circuito de los deseos y las pasiones; de flamantes rarezas e inéditos momentos. Es el lugar donde el horizonte se ilumina y oscurece al mismo tiempo; donde una agonía de ave es superior al desfile y la fanfarria de las carrozas.

En Las Cachúas de Cabral se agrupan todos los instintos, perversos y sanos. Ahí confluye, al ritmo de cumbia, merengue y rumba, el Carnaval del mundo. El malecón de la Habana y de Santo Domingo; los fuegos de Río, ahí se confunden.

En las tierras del Sur, una vez al año, cuando los diablos aún están sueltos, por los caminos se divisan, vistiendo de fiesta la miseria, los cachos y los fuetes de una legendaria cofradía del Carnaval dominicano.

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Caudal: revista trimestral de letras, artes y pensamiento, año 3, no. 9, Enero/marzo de 2004.




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El cumpleaños del abuelo

El nieto miró al abuelo cumpleañero. Notó que el día de su ochenta aniversario sólo él lo acompañaba en el apartamento. Lo veía en la soledad más completa del universo.

—Por qué, abuelo, nadie está contigo.

—Mi gorrioncito, estás tú. Tú eres lo mejor de mi vida.

—Pero no hay nadie más –insistía el nieto.

—Más tarde vendrán. Todos estarán aquí con regalos y felicitaciones. Hasta piñata habrá que tú podrás reventar y disfrutar.

El abuelo sabía que nadie vendría, pero era difícil explicar a un niño de cinco años tan extraña situación. Todo el mundo se había ido muy lejos.

El licenciado Aquiles Vergara había criado una familia entera. Era viudo. La mujer de toda la vida se marchó primero. Tenía cuatro hijos, cuatro nueras, diez nietos, sobrinos y cuñados. Vivía en un vecindario antiguo de una ciudad que lo había visto nacer, crecer y envejecer.

El seis de abril, día de su cumpleaños, se encontraba en una mecedora celebrando su día en compañía de una criatura patética, sorprendida. Había abierto una botella de whisky, y mientras sentía el movimiento del niño en el apartamento, se servía tragos, envuelto en la nostalgia del tiempo perimido.

Volvía al presente por la animación de la voz del nietecito, quien lo interpelaba con difíciles preguntas y pensamientos mayores para su edad. El nieto se puso pensativo ante la actitud quieta, taciturna, meditabunda del abuelo.

La respuesta a sus preguntas le llegó al nieto en un gesto inexplicable del abuelo que observó con viva curiosidad cuando éste levantó la copa de whisky, oteó el horizonte por la ventana y brindó hacia el infinito.

—Por ti y por mí y por los buenos tiempos.

Muchos años después de la muerte del abuelo y luego de graduarse con honores en la universidad de Harvard, ser un exitoso profesional en una importante empresa de marketing, viajar y obtener premios y recompensas nada despreciables, Lucien Vergara, nieto del notable abogado Aquiles Vergara, miró el calendario, se sentó en su poltrona y procedió a celebrar su ochenta aniversario de vida. Estaba aquejado de la bilis.

En su confortable apartamento sólo le acompañaba la perrita púder, Bolita. Había envejecido con él y en esa memorable ocasión le meneaba la colita, abría la boca y le enseñaba los inofensivos colmillos en actitud de celebración.





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Manuel Matos Moquete: Nació el 6 de abril de 1944 en Tamayo, República Dominicana. Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Lengua. Fecha de ingreso: 16 de mayo de 2003. Ha sido Bibliotecario de la Institución y miembro de su Junta Directiva. Miembro Correspondiente de la Real Academia Española. Miembro de Número de la Academia de Ciencias de República Dominicana.

Doctor en Literatura General por la Universidad de París VIII, licenciado y máster en Letras Modernas por la Universidad París III y licenciado en Enseñanza de Francés para Extranjeros por la misma universidad. 

Poeta, novelista, ensayista, crítico literario y educador, entre sus numerosos libros destacan Abismos (poesía, 1983); La cultura de la lengua (ensayo, 1986); El discurso teórico en la literatura en América hispana (1991); En la espiral de los tiempos (ensayo, 1998); Dile adiós a la época (novela, 2002); Las teorías literarias en América hispánica (ensayo, 2004); Los amantes de abril (novela , 2004); La avalancha (novela, 2006); El lenguaje del progreso en los discursos de Leonel Fernández (ensayo, 2008); Propuestas, valores e ideologías en el discurso político dominicano (ensayo, 2009); Larga vida (novela, 2010); Cien años de la enseñanza del español en República Dominicana, Tomo I (2010), y Artículos de temporada (2011).

Friday, January 25, 2019

Y Acaso (un poema de Thelma Delgado)

Nota: Cada viernes un poema de Thelma Delgado. Puedes leer sus textos en el blog, en este enlace.


El no la quería, no estaba enamorado de ella
Pero la deseaba,
como se desea eso que no se puede poseer
Ella era libre como libre es el viento
De todos y de nadie
Y a veces le daba mordidas en vez de besos
Y ella, después de mirarlo con ojos inquisidores
Se soltaba a carcajadas,
burlándose de él y de sus sentimientos encontrados
El no la quería, pero hacía suyo su cuerpo
Sabiendo que era lo único que podía poseer de ella y
Solo cuando ella quisiera
El la quiso domar,
pero ella era indomable
La quiso toda para él, pero ella era solo de ella
El no la quería,
y acaso la quería tanto que la
Quería justamente por eso, por ser ella así
Libre, auténtica, indomable.




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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Wednesday, January 23, 2019

(Camagüey) Grua daña la Iglesia de San Juan de Dios

Fotos cortesía de Ileana Sánchez

“La teoría del iceberg” y el “dato escondido” inevitables cercanías narratológicas entre Ernest Hemingway y Mario Vargas Llosa. (por Carlos A. Peón-Casas)


Mario Vargas Llosa y Ernest Hemingway parecen localizados en esas antípodas creativas, primordialmente por esos supuestos que entienden y presuponen que el origen geográfico o idiomático siempre van a marcar la diferencia entre creadores de signos aparentemente contrarios.

Pero en realidad, creo se trata de un mito que merece la pena ser desmontado, sobre todo porque ambos a pesar de existir en tiempos circunstanciales y generacionales distintos, si es que vale esta distinción, (que tampoco me parece oportuna), constituyen en si mismos, valiosos ejemplos de creatividad literaria, entendida a partir de particulares presupuestos creativos, en los que descubrimos mas elementos comunes que divergentes.

Aludiremos pues, a esas dos técnicas narrativas en las que indudablemente se conectan en dos tiempos creativos distintos, estos dos Maestros de la ficción, galardonados no por gusto con el máximo reconocimiento de las letras universales: el Premio Nobel de Literatura.

En el caso de Hemingway, maestro indiscutido en los géneros de la cuentistica y la novela, sin desdeñar otras coordenadas creativas, prevalece, desde la génesis de sus primeros relatos, su citada teoría del iceberg, en la que el autor omite voluntariamente para el lector, detalles que subyacen inequívocamente en la trama, en atención a que sirvan como accesorios confluyentes para la solución del conflicto narrado.

Tal técnica narrativa, tiene su génesis en una historia que puede parecer simple pero que encierra una profundidad psicológica indescriptible, se trata del relato Out of Season (Fuera de Temporada), una narración de 1923, recreada en el ambiente italiano de un paraje cercano al norte de Venecia: Cortina d' Ampezzo. Hemingway, narrador y a la vez personaje, como casi siempre en su ficción, ensaya pues su teoría de que:
(…) se podría omitir cualquier cosa siempre que fueras consciente de ello, y que tal omisión podría fortalecer la trama y hacer que el lector experimentara algo mas de lo que leyó(1)
En este particular relato donde una joven pareja de recién casados experimenta una sesión fallida de pesca furtiva de la trucha, guiados y animados por un pobre diablo apedillado Peduzzi, perdido por el abuso del vino quien acaba ahorcándose. El tema del suicidio no se mienta, y debe ser el cierre de la historia, pero queda para el lector como elemento sugerido. Aunque el personaje de Peduzzi luce mas como un infeliz borrachín, preterido por todos, que como un potencial suicida, según lo acota Baker, Hemingway deja abierta esa posibilidad para el final, que ciertamente puede sentirse inconcluso para algún lector, pero que definitivamente se reafirma por la “confluencia metafórica de las atmosferas emotivas"(2).

En algún momento posterior de la larga carrera literaria hemingwayana, un crítico de su obra: Philip Young, llegaría a afirmar que este breve e iniciático relato, era una inevitable alusión literaria de Hemingway a su también contemporáneo Scott Fitzgerald. Igual trataría de esbozar el criterio que el también celebrado relato The Killers(3) (Los Asesinos), igualmente portador de las esencialidades de su técnica narrativa ya esbozada, era una deuda a otro relevante escritor: Stephen Crane. Hemingway negó de plano tal posibilidad. Para refutarlo afirmo ácidamente según lo recoge Baker que:
Los críticos académicos, “estaban tratando de acomodar mis creaciones a la cama de Procrustes de sus ismos y dialécticas” y lo que es peor comportándose mas como columnistas chismosos que como académicos(4)

Mario Vargas Llosa, por su parte, utiliza una técnica narrativa que se emparenta con la de Hemingway: la ya citada como dato escondido, y a la que recurre durante la escritura de su conocida novela ¿Quien mato a Palomino Molero?. Según sus propias observaciones al respecto, las conexiones posibles con la del iceberg hemingwayano son más que evidentes:
Palomino Molero le debe mucho a esa idea. En mi juventud yo leí a Hemingway con mucho entusiasmo, sobre todo los cuentos. Si hay un libro mío en que la influencia remota de Hemingway esta presente, seguramente es Palomino Molero. No por lo que se dice sino por lo que se calla: hay muchos elementos silenciados en esta historia(5)
Como el lector puede comprobar, el acallamiento de los datos mas importantes de la trama, constituyen el elemento subrayado de esta técnica, incluyendo incluso la pregunta que da título a la novela, y que como elemento fundamental, concatena el resto de las acciones hasta su desenvolvimiento.

Vargas Llosa, sigue abundando al respecto de Hemingway y su conocida técnica del iceberg de la que se siente deudor, en su ultimo libro ya citado, donde discurre sobre los elementos mas fundamentales en su obra, y a la vez los disecciona para el lector con habilidad de maestro:
Hemingway contaba que el descubrió el secreto de su arte, un día mientras escribía una historia que terminaba con el suicidio del protagonista. No sabía como contarla, así que la reescribía y la reescribía, hasta que de pronto se le ocurrió ocultar el hecho central de la historia, no narrar el suicidio del protagonista. Descubrió que ese silencio puede ser locuaz, puede convertirse en un silencio que le va a hablar muy fuerte al lector porque lo deja al borde de un precipicio, preguntándose que paso realmente(6).
Aludiendo con mas detalles a la génesis de la técnica narrativa de Papa, de la que Vargas Llosa es inevitablemente deudor, el autor de Conversaciones en la Catedral, sigue refiriéndose a ella en su muy particular estilo acercándose a esa ya citada pieza maestra de Hemingway, The Killers, a la que ya hemos oportunamente hecho anterior mención:
Los cuentos y las novelas de Hemingway juegan mucho con esos silencios y por eso ocultan tantas cosas. The Killers, por ejemplo, cuenta la historia de dos pistoleros que llegan a una ciudad norteamericana y preguntan por un señor al que no conocen pero a quien tienen que matar porque son asesinos a sueldo. Un amigo se entera y corre a avisarle, diciéndole: Huye, vienen a matarte. Pero el hombre no se mueve y parece resignado a que lo maten. Es un ejemplo de cómo lo más importante esta silenciado: la razón por la cual ese hombre no huye y acepta morir asesinado. (…) El narra simplemente el esqueleto de una historia que el lector debe completar, participando muy activamente en la realización del cuento(7).
No resulta entonces casual que tanto para Vargas Llosa, como para Hemingway, la historia narrada explícitamente y la que subyace de manera implícita, tienen idénticas coordenadas, y sus proporciones, son equivalentes, como en el iceberg a una mínima porción, en el caso de lo que se sabe y aprehende de lo narrado, y en el segundo caso, lo que se calla, su magnitud centuplica muchas veces a la primera, y es el centro neurálgico de la historia desde donde el lector tiene todas las herramientas para la resolución de la historia que propone el narrador, según sus prioritarias coordenadas.

Resulta pues revelador como en minutos distintos del decursar narratológico, ambos pesos pesados de la literatura y de la ficción, tengan una mirada común ante el proceso creativo, que son capaces de re-colocar en un lugar cimero. No es puro azar, sino definitivamente, por esos entresijos a veces inenarrables del genio literario y el bien saber hacer que los distingue y magnífica.



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  1. Ernest Hemingway. A Life Story. Carlos Baker. Charles Scribners and Sons. NY. 1969. p. 109
  2. Ibid
  3. Escrito en Madrid en 1926, comprado por la Scribners Magazine por 200 dólares, la primera short story madura de Hemingway en ser aceptada por una publicación norteamericana. Incluida a posteriori en su edición de relatos Men Without Women. Los derechos por la venta del relato a Hollywood le reportaron a Papa la increíble suma de 37.500 dólares en 1945. Ibid. pp 169, 175, 453.
  4. Ibid. p. 509
  5. Conversación en Princenton con Ruben Gallo. Mario Vargas Llosa. Alfaguara. Santiago de Chile. 2017 p.160
  6. Ibid. p. 159.
  7. Ibid.

Tuesday, January 22, 2019

Viengsay Valdés subdirectora artística del Ballet Nacional de Cuba


La Habana, 22 ene (PL) La primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba (BNC) Viengsay Valdés asumió hoy el puesto de subdirectora artística de la compañía dirigida por la legendaria Alicia Alonso, de 98 años de edad. (Leer texto completo en Prensa Latina)


Alessia. Mi hijo es una mujer transgénero (por Cecilia Alegría, La Dra. Amor)

Nota del blog: Espacio semanal de Cecilia Alegría, La Dra. Amor, dedicado al amor de pareja.


La presentación del libro Alessia, tendrá lugar el próximo jueves 7 de febrero,  a las 8 pm en la librería  Books & Books (265 Aragón Ave.,  Coral Gables).
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Alessia es una historia real basada en la búsqueda de conciliación entre las diferencias de criterio de una madre y su hijo. Ambos desnudan de manera reveladora y sentida sus perspectivas ideológicas: en lo social, en lo religioso y en temas como la identidad de género y sus roles, la orientación sexual y las dinámicas de las parejas.

Pero la madre no es una mujer común y corriente. Es Cecilia Alegría, La Doctora Amor, una prestigiosa figura pública de gran reconocimiento internacional y una larga y exitosa trayectoria. Autora de otros nueve libros de autoayuda, nos presenta esta autobiografía basada en la recolección de emails, entre ella y su hijo Alex, que revelan los desacuerdos entre una madre practicante, apegada a los designios de su fe cristiana, y su hijo Alex –ahora hija Alessia, quien se confiesa atea y reside en Santiago de Chile–, sobre un tema muy delicado como es el proceso de develar el conflicto sobre su identidad de género, que mantuvo encubierto durante 35 años.

Alessia Injoque arriesgó su alto cargo en Cencosud, poderoso consorcio empresarial multinacional, cuando expuso su decisión en una reunión de ejecutivos con jefes y colegas y se convirtió -al ser ratificada en su puesto- en la primera persona transgénero en Chile en realizar la transición -públicamente- en su centro laboral. De allí en adelante ha sido portada de la prestigiosa revista Qué Pasa y concedido decenas de entrevistas a medios radiales y televisivos en ese país sudamericano, incluida la CNN en Español.

Cecilia ve cuestionados sus cimientos forjados desde la infancia por su colegio de monjas, por su madre y por su padre de crianza, pastor evangélico, que han sido hasta entonces la base fundamental de sus valores, principios y norte de vida en su desempeño como ministra evangélica y como consejera bíblica matrimonial. Esta revelación la perturba y la incita a cuestionar sus paradigmas. Se inicia así un interesante intercambio de cartas, donde cada cual argumenta con sólidos planteamientos sus puntos de vista; lo que resulta es un material muy educativo, constructivo y enriquecedor. Cecilia anhela mantener el vínculo afectivo con su hijo y va en búsqueda de una respuesta apegada a su fe. Sin embargo, más allá de quedarse en el simple orden de las ideas, replantea su postura, dentro de su propia creencia, dándole una nueva óptica.

Como bien señala la autora del prólogo, la psicóloga Thais Navarrete: “Este libro puede resultar de gran ayuda a todas aquellas familias y personas, cuyos hijos están viviendo este proceso y tienen diferencias conceptuales y religiosas con relación a la orientación sexual, la identidad de género y las relaciones de pareja”.




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Cecilia Alegría, La Dra. Amor (www.ladoctoraamor.com): Consejera de Parejas, Love and Life Coach, Conferencista Internacional, Periodista y Conductora de Radio y TV. Destaca en los Medios Latinos en Miami dando consejos sobre cómo triunfar en el terreno amoroso y ayudando a miles de parejas a resolver sus problemas. Forma parte del grupo fundador de profesores del programa Universidad de la Familia.
Ha publicado diez libros entre los que se encuentran:Comunicación Afectiva=Comunicación Afectiva (Espasa Calpe, España, 2000). 120 preguntas y respuestas para ser mejores personas (Editorial Norma, Colombia, 2004), No hay amor más grande (Editorial Aragón, USA, 2012), Amando un Día a la Vez(Ediciones Varona, U.S.A. 2015), Al rescate de tu comunicación de pareja (Ediciones Varona, USA 2017), Sexo Sagrado y Lazos del Alma (Indie Publishingnbsp, 2018), Alessia (   

Carl Fisher. The Man Who Built Miami Beach


Miami Beach was incorporated as a city 103 years ago by a group of visionary pioneers, but it was one of them - a colorful industrialist with a knack for publicity named Carl Fisher - who was most responsible for transforming a swampy jungle into the glamorous tourist resort of today. The film chronicles this metamorphosis through the story of its forgotten protagonist. (WLRN)

Saturday, January 19, 2019

Reflexión (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


Muchas personas se sienten abrumadas ante el fracaso y en realidad el fracaso puede conducirnos a encontrar una puerta con nuevas oportunidades.

El fracaso nos obliga a levantarnos las veces que sean necesarias y continuar nuestro recorrido.

Lo más importante es que nunca te sientas un ser derrotado.

El sentirse derrotado no nos abrirá puertas, nos sumerge en un pozo donde solo encontraremos obstáculos y nunca oportunidades de crecimiento.

Recordemos que las nociones del éxito y el fracaso también dependerá mucho del criterio de la persona.

Actualmente las redes sociales producen un gran impacto en relación con el éxito, pero muchas de ellas pueden provocar verdaderas frustraciones en la persona.

El éxito y el fracaso pueden aparecer en cualquier momento de la vida del ser humano, lo importante es tener muy en claro que el éxito es el resultado positivo de los objetivos trazados en la vida y que el fracaso nos enseña a asumir nuestras derrotas y es un camino que nos ayuda a avanzar para encontrar puertas abiertas.

No te sientas derrumbado, el fracaso no existe en realidad, son desaciertos que te ayudan a ser un gran emprendedor.





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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.
Autora del libro "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección
Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
Ser Mujer

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Segundo (por Víctor Mozo)


Ya andaba contento por el tercer surco que hacía en aquella mañana. Hasta el momento nada de mala yerba ni de bejuco atravesado. ¡Me había tocado trabajar en un campo casi limpio! Al sargento Nodarse no lo había visto ni oído desde el pase de lista mañanero por lo que me dije que, dentro de lo malo, aquello era un alivio. Duró poco, como alegría en casa de pobre. Al quinto surco de una norma de diez se me presentó una maleza delante como muro infranqueable. Miré aquello diciéndome que de allí no saldría hasta el anochecer y poco a poco empecé a tirar mis guatacazos luego de escupir un buche de agua que supuestamente debía refrescarme. Por mucho que protegía mi cantimplora, el agua se mantenía tibia.

¡28! ¡28! Oí que me llamaban, pero no era la voz del sargento Nodarse. Cuando me viré tenía detrás a Segundo, uno de los llamados políticos. Esperando ya la andanada de insultos e improperios, Segundo se limitó a decirme, préstame la guataca, 28. Miró el palo de la guataca como aquel que conocía verdaderamente el apero de marras, miró la cuña que servía para encavarla, pasó los dedos por donde se suponía que algo afilado debía haber, me miró a la vez que sonreía y me dijo: Coño 28, con esto te vas a podrir aquí. Esto no sirve pa ná, diciendo esto último a la vez que trataba de desherbar algo. Coja un diez que voy a tratar de arreglar esto, añadió mientras lo veía alejarse buscando la guardarraya.

El “diez” que cogí me pareció largo agachado en un plantón tratando de protegerme del sol. Al rato apareció Segundo con otra guataca. Cuando tendí la mano pare cogerla, me dijo. Fíjese bien como yo hago, 28. Y exhibiendo aquella guataca como una maravilla, añadió. Mire, 28, la encavé como se debe, la amolé y ya verá que ahora sí corta. Con razón no avanzaba, aparte de que era torpe en ese tipo de faena, no sabía ni qué era amolar ni que era encavar una guataca. No había terminado de explicarme la buena técnica para desherbar que ya Segundo había limpiado una buena parte de lo que a mí me habría tomado horas. Con su cantaito oriental y con aire de triunfo me entregó la guataca. De ahí palante no etá tan malo. Haga lo que pueda que no etoy muy lejo. Segundo era un hombre de campo; Segundo no decía malas palabras ni tampoco blasfemaba. Así era de sencillo, así era de caballero.

Contrariamente al otro comisario político, que prácticamente no hacía nada, a Segundo se le había encomendado la tarea de adoctrinarnos mediante ciertos cursos de historia mezclada con dosis de comunismo primitivo. Los cursos se daban de noche en la barraca que servía de comedor bajo la tenue luz que proporcionaban las chismosas diseminadas encima de las mesas.

Dio la casualidad que la primera noche de adoctrinamiento me hallara sentado en el extremo de una de las mesas y que Segundo escogiera ese sitio para colocar su manual de historia y una libreta, justo a mi lado. Luego de hacer una penosa introducción, Segundo abrió el libro y se puso a leer. Leía con tanta dificultad que pensé que era tartamudo. No lo era, Segundo sabía apenas leer y escribir. No había terminado de leer el primer párrafo que espontáneamente le dije: Me gusta leer en voz alta, ¿quiere que lea? Un poco asombrado me contestó: Bueno, si usted quiere. Así, durante varias noches, con Segundo a mi lado, leía aquellas páginas que nada tenían que ver con la verdadera historia de Cuba y que a fin de cuenta a nadie interesaba.

De esa manera, porque siempre vi en Segundo un hombre bueno, le servía de bastón en aquellos menesteres que ni él mismo comprendía. Segundo formaba parte de muchos de aquellos campesinos que habían sido alfabetizados pero que a duras penas podían leer o escribir un par de líneas. Segundo había combatido en la Sierra Maestra y era el guajiro más sencillo que había visto en mi vida. En mí había visto una persona que lo trataba con respeto y desde aquella noche, siempre que podía me ayudaba a desherbar o a mantener mi guataca bien afilada. Cuando había bejucos pasaba delante y me facilitaba grandemente la tarea. El sargento Vicente Nodarse veía con malos ojos que me ayudara, pero ante Segundo, un negro imponente en sí por su fortaleza física que además había combatido en la Sierra Maestra, tenía prácticamente que postrarse. Con la llegada de Segundo, Vicente Nodarse dejaría de molestarme.

Luego vinieron ciertos cambios y con estos los traslados de un campamento a otro. Dejé de ver a Segundo hasta un día ya estando en Camagüey en el batallón 30. Dicho batallón de la UMAP era también lugar de paso para militares que pasaban a retiro. Así, un buen día, al regreso del trabajo de Kilo 7, alguien me llamó por mi antiguo número. De lejos veía a varios militares, hasta que al fin estuve enfrente de aquel que me solicitaba. Ayudado por un palo que le servía de bastón, Segundo, el bueno de Segundo, me había reconocido y venía a mi encuentro. Aún lo recuerdo sonriente, como recuerdo su abrazo y aquel “Coño 28, creí que no te iba a ver más”. Al parecer tenía cierto problema en la columna y se le dificultaba caminar. No obstante, su sonrisa escondía cualquier dolor físico. Esto nunca debió ser así, 28, me dijo algo triste. Me dio pena verlo disminuido físicamente. Me habló de su familia, de sus hijos y de una pequeña estancia que tenía para cultivar. Estaba cansado de rodar de un lado para otro.

Al día siguiente me acerqué al lugar donde lo había visto para conversar de nuevo con él pero ya no quedaba nadie. Desde ese día nunca he olvidado su cara y cada vez que recuerdo su nombre, pienso en José Martí, aquel que decía en sus versos, “con los hombres de la tierra quiero yo mi suerte echar…” Segundo era uno de ellos.



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Ver textos anteriores de Víctor Mozo, en el blog 

Las guaguas de La Habana antes del 59 (por Baltasar Santiago Martín)

Nota: Agradezco a Baltasar Santiago Martín, que comparta con los lectores, este fragmento de su libro en preparación, La historia de Cuba contada por sus guaguas. El mismo está incluido en el número de enero de 2019, de la revista Caritate.

La presentación será el jueves 31 de enero de 2019, a las 8 00 p.m., en el Centro Cultural Hispano para las Artes de Miami (111 SW 5th Ave. Miami, FL. 33135)



En fecha tan temprana como el 6 de marzo de 1959, fueron intervenidas –“nacionalizadas”, dijo Fidel, eufemísticamente– las dos compañías privadas de transporte por ómnibus existentes en La Habana: la Cooperativa de Ómnibus Aliados (COA) y los Autobuses Modernos (AMSA, conocidos popularmente como “las enfermeras”, por su color blanco con una lista azul oscuro por debajo de la línea de ventanillas), y en 1961, todas las rutas con su parque automotor pasaron a formar parte de la empresa estatal Ómnibus Urbanos de La Habana.

Fragmento alusivo del discurso pronunciado por (…) Fidel Castro Ruz, Primer ministro del gobierno revolucionario, en el resumen de la asamblea extraordinaria de los empleados de la Compañía Cubana de Teléfonos, para respaldar las nuevas tarifas telefónicas y la intervención, efectuada en el Teatro de la CTC, el 6 de marzo de 1959:
Las compañías de transporte urbano —¡cosas que no las entiende nadie!—, primero, los tranvías los convirtieron en autobuses, los autobuses los convirtieron en Metropolitana, la Metropolitana se la dieron, o se la regalaron — no se sabe lo que hicieron— a la Compañía de Ómnibus Aliados, los Ómnibus Aliados quitaban autobuses y ponían ómnibus de otras clases. Y ya ustedes ven cómo anda todo eso: una serie de ómnibus con unos letreros que dicen que están muy viejos, que no sirven, que los cambien. ¡Y una de problemas...! Y, sobre todo, unos 1 200 obreros desplazados; hace siete años que están desplazados. ¿Y dónde van a encontrar trabajo?, si aquí cada día eran más los que crecían y tenían necesidad de trabajo y menos el trabajo que había. 
Y el problema de los autobuses sin resolverse, que lo vamos a resolver también; que vamos a resolver el problema de esos 1 200 desempleados, como estamos resolviendo otros problemas (…), para darles trabajo a cientos de obreros! (APLAUSOS.)
A los obreros de los autobuses los lanzaron a la calle, ¡y ahí te va!, no les importó más nada; a los obreros alcoholeros, pues también los lanzaron a la calle. ¡Cuestiones de negocios entre ciertos intereses productores de combustibles y el gobierno!

¿Con qué derecho Fidel Castro expropió para el estado – y sin indemnización– casi todos los negocios, fábricas y empresas del país, tanto de propiedad cubana como de inversionistas extranjeros, entre 1959 y 1961, y luego ya todos, en 1968, cuando la llamada “ofensiva revolucionaria”?

Sí, uno se lo pregunta, 60 años después del disparate, ahora que la también eufemísticamente llamada “actualización del modelo económico socialista”, con el cacareado cuentapropismo, no es más que el regreso a la pequeña propiedad privada que Fidel abolió totalmente en 1968, y la aceptación de inversión extranjera –sobre todo norteamericana– es un regreso a antes de 1961, pero con el país destruido, en bancarrota y desangrado por el éxodo de sus hijos más preparados: los “bien nacidos”, que con sus constantes remesas le han salvado –y le siguen salvando– la vida a sus familiares en Cuba.

El socialismo ha hecho retroceder el transporte
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Es precisamente el transporte por ómnibus de la capital cubana uno de los mejores ejemplos de cómo la intervención por el naciente estado fidelista/socialista en Cuba echó a perder un sistema que funcionaba como relojito, con autobuses norteamericanos (COA) e ingleses (los “Modernos”) cada 5 o 10 minutos como máximo, que cubrían todos los barrios de la Gran Habana Metropolitana, y la conectaban con sus pueblos adyacentes; con sus principales rutas urbanas con servicio de “confronta” a partir de las 12 de la noche, cada una hora, hasta las 5 de la mañana, en que comenzaban a circular normalmente.

Y como una imagen vale más que mil palabras, que las fotos de esa época de eficiencia y puntualidad hablen por sí solas:

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Los, según Fidel, “viejos” ómnibus General Motors de la COA, ya “nacionalizados” (tenían transmisión automática y suspensión de aire. Funcionaron hasta 1974 en la ruta 62, Habana- Guanabo, entre otras)
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Una “enfermera” doblando, con una guagua de la COA detenida en la esquina, al costado del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.

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Una de las viejas Leylands “enfermeras”, en la ruta 6, Habana-Regla, después de “nacionalizadas” (resultaron mejores, más fuertes, más resistentes, que las “nuevas” Skoda (pepinos), las primeras Ikarus, las PAZ-672 y las Zil-158 que Fidel trajo del Campo Socialista desde 1961)
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Zil 158
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Como colofón a este artículo, las primeras IKARUS húngaras salieron tan malas, que las tuvieron que quitar de la ruta 27, con terminal frente al Zoológico, y reponer las “viejas” Leyland de los Autobuses Modernos en esa ruta. Lo mismo sucedió con las Skoda de la Terminal Mantilla, rutas 4 y 68, que tampoco aguantaron el “meche’ capitalino, y las cambiaron por las “vetustas” General Motors de la antigua COA –incluso las de la ruta Cárdenas –Varadero, que sustituyeron con los “pepinos” checos– hasta que Fidel tuvo que adquirir las Leyland Olimpic II en Inglaterra, en 1965, estrenadas en la ruta 37 de La Habana.

Cierro con un poema mío alusivo al tema:

Años setenta

Tenía quince años
–y toda una vida por delante–
cuando nos cayó
una lluvia fresca de Alfa Romeos,
guaguas Hino,
camiones Leyland de color verde y crema,
después de aquellos MAZ 200 rusos,
de puertas de madera –un retroceso–;
mal augurio rodante
de haber apostado todo,
a las cartas erradas,
por culpa de un farsante,
desmentido, entre otras cosas,
por haber tenido que comprar –a su pesar–
“tecnología capitalista automotor”.


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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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