Sunday, December 18, 2022

P M. El principio del fin. (por Fausto Canel)


Tarde en la tarde del miércoles 10 de mayo de 1961 llegué a la redacción del periódico Revolución con la intención de escribir mi crítica de cine. Camino de mi escritorio Guillermo Cabrera Infante me salió al paso y me dijo: “Ven, vamos a ver PM”.

“¿Y qué cosa es PM?”

“Es la película de Orlando y Sabá”

“Es que todavía no he escrito mi crítica”, le dije.

“Ya la escribirás más tarde”, me respondió. “Es sólo un corto”.

Guillermo agarró su chaqueta y salimos del salón en el que se encontraban la redacción de Lunes de Revolución y de la página de Espectáculos del periódico, con su colección de fotos cubriendo toda una pared. Nos dirigimos a los ascensores.

Sabía que Orlando Jiménez Leal y Sabá Cabrera Infante trabajaban en una película sobre la noche habanera. Sabía también que el corto era producido por el programa Lunes en Televisión con la intención de mostrarlo en su emisión semanal, como antes habíamos hecho con El Congo 1960, estos fueron los hechos, un montaje de materiales de archivo editados por mí sobre un texto de Pablo Armando Fernández. Pero no sabía que el trabajo de Orlando y Sabá estuviese terminado. Y mucho menos que tuviese título: PM

Ya en la calle montamos en el Nash Metropolitan. Era una agradable tarde de mayo sin aguacero y Guillermo bajó la capota. Tomamos por la calzada de Ayestarán hasta la Avenida 26, donde doblamos a la derecha.

El cine Acapulco pasó raudo a nuestro lado y ya en la esquina de la calle 23 esperamos a que el semáforo cambiase para doblar a la izquierda, en dirección al puente Almendares.

Cruzamos la intercepción de la calle 25, donde miré de reojo el anodino edificio del ya desaparecido BRAC, Buró de Represión de Actividades Comunistas. Enseguida llegamos al puente que conecta el Vedado con el reparto Kohly. Del otro lado del río y entre los árboles un enorme letrero anunciaba: “Marianao, ciudad que progresa”.

Cruzamos el río con las ruedas del Metropolitan sonando diferente sobre el asfalto del puente. Pasamos por sobre el parque Almendares y manteniendo su izquierda, siempre izquierda, Guillermo detuvo el automóvil antes de llegar a la bifurcación de las calles 47 y 41.

No había señal de parada ni instrucciones para doblar hacia el río y la maniobra era evidentemente riesgosa con el caudal de automóviles que se nos venía encima. Un pequeño error de cálculo y hubiésemos terminado con La guillermita de sombrero. Pero se hizo un claro en el tráfico y Guillermo dio un golpe rápido de timón, haciendo penetrar el autito por una calle angosta.

La vía fue girando a la derecha hasta llegar a una imponente casa de dos plantas que aparecía de repente en pleno Bosque de La Habana, al borde mismo del río. Al fondo había un área de parqueos y Guillermo condujo hasta allí.

Dos siluetas surgieron de un automóvil ya aparcado y enseguida reconocimos a Orlando y a Sabá que se nos acercaban impacientes. “Todo está listo”, dijo Orlando. Sabá, mucho más tímido, se mantuvo en silencio. Por la puerta posterior penetramos en el edificio.

Telecolor era una empresa de revelado y edición de materiales en 16 mm., montada por el magnate de la televisión cubana, Gaspar Pumarejo. Dos años antes, en el verano de 1959, Néstor Almendros y yo habíamos revelado y editado en aquella casa nuestros documentales didácticos para el ICAIC.

Pumarejo había procesado allí la programación filmada de su canal 12, una empresa que había convertido a Cuba en la segunda nación en el mundo en tener televisión en color.

Pero ya para entonces el empresario había abandonado el país cuando su canal, como todos los otros canales de televisión, fue nacionalizado sin indemnización por el Gobierno Revolucionario. La sombra del ICAIC comenzaba a planear sobre la empresa.

Era ya de noche cuando entramos en la sala de proyección de Telecolor a presenciar el primer pase de la primera copia de aquella pequeña película de apenas 14 minutos.

En seguida sospechamos —es más, supimos— que el estilo libre y lo independiente de la producción de PM, (Pasado Meridiano), su filmación sin guión previo, provocaría una reacción no necesariamente favorable entre los dirigentes de un ICAIC celoso de mantener totalmente controlado, a través de los guiones obligatorios, el monopolio y contenido de la producción de películas y documentales.

Pero por nuestras mentes no pasó ni por asomo la idea de que la peliculita pudiese provocar la más mínima conmoción política. Tierno y sincero, el pequeño film mostraba al pueblo habanero divirtiéndose en los clubes y bares de la playa de Mariano y del puerto. Nada más —y nada menos. Pero el nada menos, ni imaginárnoslo podíamos.

El lunes 22 de mayo la edición impresa de Lunes, suplemento gratuito del periódico Revolución, se distribuyó como cada mañana de lunes por todo el país. Por la noche, el Canal 2 de CMBF-TV trasmitió el programa Lunes en Televisión. En esa edición se exhibió PM —y los que lo vieron tuvieron la misma impresión nuestra. Atmósfera conseguida. Edición precisa. Poesía visual. Un excelente documento.

Luego Orlando y Sabá quisieron pasarla en el Rex Cinema, una sala especializada en cortometrajes, y ya para entonces todo lo que fuese exhibición en los cines tenía que ser autorizado y clasificado por la Comisión de Estudio y Revisión de Películas, en manos del ICAIC.

Desde mucho antes ya se había hecho evidente que no contento con ser el presidente del ICAIC, Alfredo Guevara quería ser Ministro de Cultura del Castrismo. Pero no había llegado la ocasión y, además, el hombre tenía competidores.

Por un lado, los viejos comunistas del PSP, estalinistas atrincherados en el periódico Hoy y en el Consejo Nacional de Cultura, dirigido por Edith Garcia Buchaca, Mirta Aguirre y Vicentina Antuña.

Por otro lado, Carlos Franqui y Guillermo Cabrera Infante.

Franqui había sido hasta ese momento el hombre clave de la propaganda del Castrismo. Antiguo comunista que abandonó el partido cuando las denuncias por Jruchev de José Stalin, Franqui se hizo Castrista y fue luchador en la clandestinidad, dónde fundó el periódico Revolución, y luego combatiente en la Sierra Maestra, donde continuó publicando el periódico y creó Radio Rebelde.

Cabrera Infante, escritor y crítico de cine conocido internacionalmente, era el director del semanario Lunes, publicado cada semana por el periódico Revolución. Como amigo y confidente de Franqui, ambos representaban el ala liberal, social demócrata, del Movimiento 26 de Julio.

Alfredo Guevara era muy amigo de Fidel Castro desde que, en su época de estudiantes, le ganara las elecciones a la Federación Estudiantil Universitaria. El amigo que le había prestado sus primeros libros de marxismo leninismo en una época en que Fidel no leía más que a Primo de Rivera y a Mussolini.

Guevara había sido, con Lionel Soto, el hombre que llevó a Raúl Castro a la URSS, por petición del hermano mayor. El hombre que había sido testigo del primer contacto de la KGB con Raúl en el viaje en barco de regreso a la isla.

El hombre que Fidel, inmediatamente después del triunfo, había pedido a su hermana Lidia que localizara en Matanzas para que organizase el grupo que durante meses se reuniría en la casa del Ché, en Tarará, a escribir leyes socialistas que el gabinete del primer ministro Miró Cardona ni siquiera sabía que se estaban preparando —un hecho divulgado por primera vez en 1986 por el periodista estadounidense Ted Szulc en su libro Fidel.

Un gobierno paralelo y secreto al que ni los viejos comunistas, ni tampoco Franqui, fueron invitados —y que ni idea tenían que aquel grupo existía. Pero Alfredo Guevara había sido el coordinador de aquellas reuniones. Además, Castro necesitaba del cine para llevar al mundo la mística de sus barbudos, y sabiéndole ahora fiel Castrista (aunque hubiese sido operativo de los comunistas en los años 40 y 50), es a Alfredo a quién confía ese proyecto.

Hasta ese momento, el equilibrio entre Guevara y Franqui había sido la regla. Pero a mediados de 1961, Alfredo Guevara cree que ha llegado su momento, el momento perfecto para atacar a Carlos Franqui, debilitado ahora en esta nueva etapa que ha comenzado con Playa Girón y la proclamación por Castro, apenas un mes antes, del carácter socialista de la Revolución. Orlando y Sabá han presentado PM al ICAIC, para su aprobación en los cines y Guevara aprovecha para prohibirla.
La película ofrece una pintura parcial de la vida nocturna habanera, que empobrece, desfigura y desvirtúa la actitud que mantiene el pueblo cubano contra los ataques arteros de la contrarrevolución a las órdenes del imperialismo yanqui.
Wow! Gruesos cañonazos en el acta de prohibición para tan pequeña película. Y es que detrás de la retórica había un ajuste de cuentas por los ataques que Cabrera Infante y Franqui le habían hecho a Guevara cuando la muerte de Ricardo Vigón, uno de los hombres clave del mundo cinéfilo de los años 50, y fundador junto a Germán Puig del Cine Club de La Habana, que luego, gracias a las gestiones de Puig en Francia, se convertiría en la primera Cinemateca de Cuba.

Vigón se había hecho amigo de Gerard Phillipe, hombre de izquierda y estrella del cine francés, durante el rodaje de La Muerte sube al Pao, una película mexicana de Luis Buñuel en la que Ricardo había sido uno de los asistentes. Cuando triunfa la Revolución, Vigón regresa a La Habana, manteniendo contacto con Phillipe por carta. Un día se acerca a Guillermo y a Franqui y les dice que el actor le ha expresado su interés de visitar Cuba.

Como las relaciones entre los dos grupos son todavía cordiales, Franqui le pasa la información a Alfredo para que sea el ICAIC el que haga la invitación, ya que Lunes de Revolución se está ocupando de traer a Jean Paul Sartre. Cuestión de ir tendiendo juntos los puentes que luego serán esenciales para la propaganda castrista en Francia, todavía capital cultural de Europa.

Gerard Phillipe vino a Cuba y fue agasajado tanto por el ICAIC como por el periódico Revolución. Todo un éxito. Y como su gestión fue apreciada, Vigón creyó que había llegado el momento de pedir trabajo en el Instituto del Cine.

Pero Alfredo Guevara se lo negó. La leyenda cuenta de una discusión en la que Vigón le da una bofetada a Alfredo cuando le visita en su oficina. En otra la bofetada es al revés. Pero los puentes están rotos.

En realidad los puentes entre Ricardo y Alfredo estaban rotos desde que Vigón y Puig, en 1951, decidieron independizar el Cine Club de La Habana de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, alegando que la sociedad se había convertido, subrepticiamente, en un frente encubierto de los comunistas. Y las recaudaciones del cine club eran una fuente importante de financiación del organismo, lo cual hizo muy doloroso el divorcio.

Cuando a principios de abril de 1960 Ricardo Vigón muere, Guillermo Cabrera Infante escribe el 4 de ese mes en el periódico Revolución:
Ya sé que Ricardo no era un santo. Si hubiera sido un santo no estaría escribiendo yo esto, ni su muerte me hubiera dolido tanto, porque, simplemente, detesto a los ‘santos’.
No quiero acusar a nadie, porque tendría que acusarme a mí mismo (acusarme por ejemplo de no haber reunido el dinero necesario para que Ricardo hiciera un film en la Ciénaga, que había proyectado junto con el poeta Fayad Jamis, y creo que también con el poeta Escardó, hace casi un año); Carlos Franqui me decía que él se sentía también responsable que de Ricardo sólo se pueda decir ahora “el talento que tenía”, y me recordaba una discusión de una noche en que le decía a Ricardo que concretara sus ideas, que en el Instituto del Cine tenían derecho a pedirle un guión sobre sus ideas del film y la Ciénaga; pero se reprochaba él, no haberle conseguido la cámara y la película, como le prometiera, para que fuera a la Ciénaga con Jesse Fernández a hacer la película que Ricardo deseaba, me decía Franqui.
Luego Guillermo denuncia: “Creo que el Instituto del Cine pudo —y debió— darle una oportunidad a Ricardo Vigón, como se la ha dado a los demás que trabajan allí.”

Esta andanada pública no la olvidaría Alfredo Guevara jamás. Como tampoco –y sobre todo– el final de aquel texto:
Nosotros aquí en la página de Espectáculos y en Lunes de Revolución no queremos que se olvide su gran talento frustrado tan temprano. Así Humberto Arenal ha ideado el mejor homenaje para Ricardo. Desde ahora anunciamos los auspicios de un concurso al mejor corto experimental que se realice en Cuba y en América Latina cada año. Este premio se llamará Ricardo Vigón.
Cabrera Infante, (y Franqui, claro), anunciaba un premio independiente con vistas a distinguir cortos nacionales y latinoamericanos que nada tendrían que ver con Alfredo Guevara. Pura declaración de guerra contra el monopolio del ICAIC.

No hay que olvidar que además del periódico Revolución, Franqui controlaba el canal 2 de CMBF-TV, donde se transmitía el programa de Lunes. Era un medio de difusión visual dónde se podrían exhibir estos cortos fuera del control de Guevara. Y dónde Cabrera Infante exhibió PM.

Estos son los antecedentes que explican el caso. Denuncias. Guerra de grupos. Lucha de influencias en una revolución que se define socialista. Guarda celosa del área cultural controlado por cada cual. Turf.

Sin encomendarse ni a dios ni al diablo, improvisando, y lo más riesgoso, sin consultar con el Comandante en Jefe, Alfredo Guevara respondió con el zarpazo no sólo de prohibir el corto en los cines, su territorio, sino que, además, confiscó la copia. Y allí mismo se formó el titingó.

Cabrera Infante y Franqui tratan de razonar con Guevara por teléfono. Sin resultados. El presidente del ICAIC toma la iniciativa de hablar con el presidente de la República, Osvaldo Dorticós, y consigue su apoyo sin que tenga siquiera que enseñarle la película. Más tarde Dorticós comentará en las reuniones de la Biblioteca Nacional: “Aquí nadie, por ejemplo, diría que era limitar la expresión formal artística impedir que en los principales cines de La Habana se exhiba una película pornográfica.”

La Comisión de Estudio y Clasificación de Películas, adscrita al ICAIC, tenía por objeto, según la Ley 259 del 7 de octubre de 1959, “estudiar y clasificar las películas que deban exhibirse en nuestro país, rechazando las de carácter pornográfico y los films que sin análisis crítico ni intención artística alguna, se conviertan en apología del vicio y del crimen; autorizando el resto de la producción según una escala de exhibición por edades, en atención a principios educacionales perfectamente claros y razonados”.

Es decir, los derechos de la Comisión se limitaban a clasificar por edades, y en algún caso muy extremo, prohibir. ¿Era PM pornográfica, o una apología del vicio y del crimen? Por supuesto que no, y por lo tanto la Comisión no tenía la justificación legal para prohibir el corto. Pero ya la revolución era “socialista” y las leyes habían perdido su intención primera.
Ante la actitud intransigente de Alfredo”, cuenta Emmanuel Vincenot en su texto ‘Censura y cine en Cuba: el caso PM’, “Cabrera Infante hace circular una petición entre los artistas, que recoge rápidamente 50 firmas.
El primero en reaccionar dentro del ICAIC es Tomás Gutiérrez Alea, el más importante de los directores de cine. En un memorándum a Alfredo Guevara, Alea condena la censura de obras problemáticas y le reprocha ser un autócrata.

Pero Gutiérrez Alea, que era abogado, no menciona que la ley misma ha sido violada. Sin tocar ese tema, el cineasta denuncia que si bien la película muestra “sólo una parte de la realidad de la noche habanera” —y que por lo tanto es efectivamente “criticable” y “discutible”— prohibirla, sin siquiera escuchar a sus autores, “es inaceptable”.

Guevara reacciona escribiendo un comunicado oficial donde expone sus razones. Saca copia de la película, sin informar a sus dueños, y se la muestra a los miembros del comité organizador del Primer Congreso de Intelectuales y Artistas, evento que lleva semanas gestándose y que se espera ocurra varios días más tarde.

Dicho comité decide convocar a una reunión en la Casa de las Américas para discutir el caso, una reunión en la que el ICAIC es representado por Eduardo Manet y Julio García Espinosa —no por Alfredo, que no se presenta.

Que sean las organizaciones de masa las que decidan, se avanza desde la presidencia del acto. Pero la moción no prospera. Los intelectuales no confían en las correas de transmisión de un poder ya camino de ser totalmente centralizado y la mayoría de los allí presentes consideran que la prohibición es una barrabasada que hay que levantar.

Al ver que la moción ha sido presentada en nombre del Consejo Directivo del ICAIC, instancia a la que pertenece, Gutiérrez Alea renunciará a dicho consejo en carta del 3 de junio, alegando “que había sido excluido de las discusiones donde se trató el (…) comunicado y se definió la política a seguir.”

La reunión en la Casa de las Américas terminó como una olla de grillos y el escándalo fue tan grande que el propio Comandante en Jefe tuvo que tomar cartas en el asunto. El inoportuno libretazo de Guevara le había creado un problema prematuro e innecesario justo después de la invasión de Playa Girón y ya discutiendo con Moscú la instalación de los cohetes soviéticos que desatarían la crisis del Caribe.

Además, la reestructuración —con guante blanco— del campo de la cultura ya había sido programada para el citado Congreso de Intelectuales y Artistas, a ocurrir varios días más tarde —un congreso que ahora a Castro no le queda más remedio que suspender. Fue entonces que convocó las conversaciones en la Biblioteca Nacional.

Tres tardes de viernes (perdidas, desde su punto de vista) oyendo a intelectuales quejarse de miedo, cuando tenía otros graves y urgentes problemas que afrontar, dijo. Pero Castro había visto que la polémica sobre una breve película (que alegó no haber visto) le daba la oportunidad de reconvertir la crisis y adelantar sus planes, saltando etapas.

¡Qué Congreso ni Congreso! ¡Ya era hora que se supiese de una vez que las reglas del juego habían cambiado y que el régimen sí se iba a abrogar el derecho de dirigir la cultura y de prohibir lo que no fuese utilizable en su beneficio!

Con un golpe de retórica jesuita de resonancia mussoliniana (“dentro de la Revolución todo, contra la Revolución ningún derecho”), y con la funda con su pistola sobre la mesa, Castro hizo desaparecer de un tajo los grupos y las publicaciones culturales independientes y exigió que todos los intelectuales, sin excepción, entrásemos por el aro.

Desaparecieron los programas culturales del Canal 2 de CMBF-TV, controlado por Franqui, y desapareció Lunes de Revolución, así como también Lunes de Revolución en Televisión, también dirigido por Cabrera Infante. Al mismo tiempo se dejó de publicar el magazín literario del periódico Hoy, órgano de los comunistas pro-soviéticos.

En lugar de estas publicaciones independientes, Castro ordenó crear La Gaceta de Cuba, una revista centralizada donde todos colaboraríamos bajo la pupila insomne de los nuevos censores.

Todos, excepto Cabrera Infante que, en señal de protesta, se negó a aceptar la vice presidencia de la recién creada Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, ahora gremio oficialista único —para retirarse en su apartamento del edificio Retiro Médico a escribir la primera versión de Ella Cantaba Boleros, la novela que terminará titulándose Tres Tristes Tigres, y que ganará el premio Biblioteca Breve, en España.

Guillermo sobrevivió gracias al breve sueldo que su compañera, la actriz Miriam Gómez, ganaba en el Conjunto Dramático Nacional —hasta que finalmente lo sacaron a Bélgica como agregado cultural.

A Sabá y a Orlando les ofrecieron becas para estudiar cine en Polonia, que nunca aceptaron.

A Sabá terminarán por enviarle a España como agregado comercial, y Orlando, que desde antes de la Revolución tenía visa de entradas múltiples a Estados Unidos, se fue al “Norte revuelto y brutal que nos desprecia”, como un viajero más. Al año siguiente, por orden de Fidel, Franqui perderá la dirección del periódico que había fundado y dirigido desde la clandestinidad.

En la Biblioteca Nacional el mundo de la cultura dejó de ser autónomo para adquirir las rígidas estructuras verticales que ya controlaban el nuevo régimen. Los miedos de los intelectuales se hacían realidad.

En su intervención en la Biblioteca, Alfredo Guevara confesó: “(E)s cierto que nosotros no tuvimos lucidez suficiente para prever las consecuencias y complicaciones que podía traer la prohibición de PM.” Y es que el poder corrompe, ya se ha dicho, y el poder absoluto —aunque no sea más que sobre un sector de la sociedad, en este caso el cine—, le hizo perder el sentido de la realidad.

En una entrevista con Leandro Estupiñán del año 2007, Guevara afirmó: “Por eso te lo digo de una vez: [con la prohibición de PM] no me enfrenté a Lunes, sino a Franqui”.

Y Franqui y Lunes, ¿no eran la misma cosa?

En la misma entrevista, Guevara siguió diciendo: “Franqui le teme mucho a la influencia creciente del [antiguo] Partido [Comunista]. Franqui tenía suficientes redes para no ignorar que por todas partes el PSP estaba diciendo que le estaban pasando el poder. Y, si además de eso, se iba produciendo un acercamiento a la Unión Soviética, entiendo su terror […] Puedo decirte que el PSP, en mi convicción, no fue leal… No disolvió sus Comisiones... Entre ellas, no disolvió la […] Comisión de Cultura, manejada por Edith [García Buchaca]”.

¿Y si Guevara entendía el “terror” de Franqui y pensaba que los “viejos comunistas” (estalinistas) no habían sido leales, por qué se ensañó con Franqui?

Agrega Guevara: “Un día, en una reunión convocada por el PSP, y presidida por Edith García Buchaca […] —esto estaba pasando en el mismo momento de PM, lo que pasa es que la gente no lo supo—, se intentó ponerme un comisario. Y todos lo aceptaron, porque Edith les informó que Fidel le estaba pasando el poder al Partido. […] Yo no acepté, y cuando salí de ahí, me fui directo a ver a Fidel… No estaba Fidel y se lo conté a Celia —Fidel y Celia vivían a unas cuadras del ICAIC... Celia se indignó: ‘Está pasando en todo el país. Nos tienen tomado el teléfono’, me dijo. ¡A Fidel! ¡Fidel vivía ahí!”

Alfredo Guevara se pone truculento cuando le asegura a Estupiñán: “Lo que pasa es que Sabá y el otro muchacho [Jiménez Leal] se presentan en el quinto piso […] y me llaman fascista. Entonces, les entré a piñazos.

A lo que Jiménez Leal respondió en su texto Conversaciones en la Biblioteca: “La realidad fue mucho más patética y cómica. Mientras yo, furioso, increpaba al funcionario del ICAIC [Rodríguez Alemán] que me había dado la noticia de la prohibición […], Alfredo, que había aparecido sigiloso detrás de nosotros con cara de estar al borde de un ataque de histeria, pero sin atreverse a acercarse demasiado, daba pataditas y portazos a derecha e izquierda de las diferentes oficinas que estaban en un pasillo cercano, con la idea, creo yo, de mostrar su disgusto”.

Dos años más tarde, en 1963, un siempre impaciente Alfredo cree que ha llegado el momento de recuperar su prestigio y convertirse en el paladín del “dentro de la Revolución todo”.

Trae buenas películas para resolver el gran problema de las salas vaciadas por la avalancha de filmes didácticos y aburridos que nos llegaban de la URSS y de los nuevos “hermanos del Este”—y comienza a permitir que se rueden películas críticas del “proceso”.

Su táctica consistía en enviar el film a un festival europeo y si ganaba premio, estrenarlo entonces con el aval de la opinión internacional. El prestigio de la “Revolución Cubana” se acrecentaba gracias a la imagen que del régimen daban en el extranjero las películas del ICAIC. Y Guevara sabía que Castro lo sabía.

Pero las pugnas por el Ministerio de Cultura estaban todavía en el aire y los tiburones pro-soviéticos esperaban el momento oportuno. Como nuevos (o mejor, viejos) ventrílocuos, los PSP estalinistas decidieron activar un muñeco, el actor Severino Puente, para comenzar un ataque en forma contra un Alfredo Guevara que todavía consideraban débil por su torpe manejo del caso PM.

En una carta al periódico pro-soviético Hoy, el actor se quejó de lo inapropiado de la programación del ICAIC, es decir, las películas que Alfredo importaba de Europa. Y allí mismo comenzó una nueva trifulca.

En un editorial en Hoy, Blas Roca atacó a Guevara, convoyándose una y otra vez con artículos de Mirtha Aguirre y Edith García Buchaca. Los directores de cine se quejaron y apoyaron a la dirección del ICAIC.

Y Guevara respondió a Roca: “No hay madurez sin herejía”. Y en una carta que exigió se publicase en el propio Hoy, el periódico del “enemigo”, atacó: “Para gentes como ustedes, el público está compuesto de bebés necesitados de manejadoras que los alimenten con papilla ideológica, altamente esterilizada y cocinada de acuerdo con las recetas del realismo socialista”.

Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé y cuando la polémica se encontraba en su mejor punto, el Comandante mandó a parar. De nuevo.

El momento era ahora de unidad, dijo Castro, e invitó a “una cena que duró hasta el amanecer del día siguiente”. Así comenzó la organización del Congreso Cultural de La Habana, un evento que —según Rafael Acosta de Arriba, en su artículo "El Congreso Olvidado", (La Gaceta de Cuba, enero-feb, 2013) —,“formó parte de un grupo de acciones en el plano internacional para darle cobertura a la guerrilla del Ché llevada a cabo en algún lugar del continente latinoamericano”.

Y con el propósito de anunciar a bombo y platillo este congreso —un canto de sirenas con el que arrobar de nuevo a las izquierdas europea y latinoamericanas chamuscadas por el caso PM—, Castro mandó llamar a Carlos Franqui para que le organizase en La Habana una “enorme” feria cultural internacional.

Franqui vivía un retiro discreto, casi un exilio de baja intensidad en Montecatini, Italia, después de presentar en Argel una muestra completa de lo que había sido el periódico Revolución —desde los ejemplares correspondientes a los años heroicos de la clandestinidad y de la Sierra Maestra, hasta los números publicados después del triunfo, incluyendo Lunes y los libros de su Editorial R. Una exposición que Castro había pedido a su embajador en Argelia, “Papito” Serguera, que le organizase a Franqui como desagravio por el cierre del periódico.

Fiel al llamado de su Comandante en Jefe, Carlos Franqui aceptó “con la esperanza de colocar un granito de arena en el mecanismo aparentemente imparable de los pro-soviéticos en la cultura cubana.” Un gesto que fue la reivindicación de un hombre que lo había dado todo por una causa, incluido el silencio. Y una declaración, una más, de su posición anti-estalinista y anti-realismo socialista.

Con la presencian de artistas tan importantes como Calder y Joan Miró, el Salón de Mayo se inauguró con éxito espectacular en agosto de 1967, en una Habana en la que también se celebraba la Conferencia Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) y en la que por todas partes se veían vallas anunciadoras con el llamado del Ché a crear “muchos Vietnam”.

Pero en octubre Ché Guevara muere en Bolivia y con él perece la guerra de guerrillas como táctica de lucha en Latinoamérica. Castro continuará, sin embargo, con su plan del Congreso Cultural de La Habana, que se llevará a cabo en enero de 1968.

Pero ya es demasiado tarde. Al darse cuenta que no le va quedando otra, Castro comienza a dar un giro de 180 grados y a aceptar la construcción del “socialismo en un solo país”: la tesis estalinista soviética.

Alfredo Guevara recogerá vela tanto en su política de importación de filmes de calidad como en la producción de películas críticas. Era evidente que en el contexto de los nuevos tiempos, tanto el escándalo PM como su polémica con los estalinistas seguían planeando peligrosamente sobre su carrera.

Por si fuera poco, uno tras otros se acumulan los acontecimientos internacionales. Luther King, Kent, Chicago, Paris, Bobby Kennedy, Tres Culturas, Praga… 1968 es el año en que los jóvenes de todo el mundo se rebelan contra sus gobiernos.

Castro había apoyado a los jóvenes inconformes en USA desde la época primera. Pero ya para 1968 la rebelión estudiantil se les había escapado de las manos a los demagogos de izquierda —y el Comandante en Jefe comprende que hay que tomar medidas drásticas si se quiere evitar que en Cuba ocurran brotes de rebelión semejantes. Reveladora contradicción de una revolución que nueve años antes había sido ejemplo— de rebeldía, e inclusive de imagen con las barbas y los pelos largos— para esos mismos jóvenes que ahora se baten con las policías de todo el mundo.

Y se acaban los pequeños comercios y los timbiriches en las calles, operados por cuentapropistas que le sacaban las castañas del fuego a un régimen cuyo centralismo burocrático es ya incapaz de alimentar a su pueblo. A los cubanos no les va a quedar más remedio que “aceptar” el “llamado de la patria” a trabajar gratis en la zafra de los 10 millones. Una decisión dirigida a neutralizar una población joven, frustrada e independiente, dispersarla y alejarla de sus ciudades, de sus amigos, de sus familias, y así evitar los conflictos que afectaban a otras partes del mundo en aquel año definitivo.

Con la Ofensiva Revolucionaria de 1968 llegó el futuro y un país de economía considerablemente urbana se apaga para que se intenten producir 10 millones de toneladas de azúcar que ni el ministro del ramo creía posible. El resto no es sólo Historia, sino la triste historia del endiosamiento de un hombre y del fracaso profundo de sus ideas y de su régimen.

Y con la ayuda de la URSS ya funcionando como única tabla de salvación posible, el apoyo de Castro a la invasión soviética de Checoslovaquia no hará más que confirmar la crisis de un país sin futuro independiente.

A la población, el apoyo a la invasión no gusta. Va contra la identidad anti-imperialista sobre la que se ha creado el régimen. En ese año clave de 1968, obras de teatro capciosas, libros de poemas y novelas sin “mensaje optimista” ganan todavía primeros premios —pero ahora se publican con un prólogo-advertencia del Índice censor.

Y llega el Quinquenio Gris. ¡Que nadie se mueva! Parámetros por doquier. El Ministerio de Cultura se crea finalmente y Alfredo Guevara no será el ministro. Para mayor humillación, al ICAIC, su feudo, le quitan la condición de ente independiente y lo reconvierten en dependencia de ese nuevo ministerio. A principios de los años 1980 a Guevara le terminan por quitar la presidencia del ICAIC y Castro lo envía a un exilio dorado en un París donde su prohibición de PM sigue siendo citada como el detonador de la censura en la cultura cubana.

En la entrevista con Estupiñán, Alfredo se queja de que siempre le pregunten por este corto. “Estoy harto”, dijo, “de que la historia de la cultura cubana sean PM, la UMAP y el caso Padilla”.

¿Por qué será?

Y agregó: “Por eso es que digo que hubiera actuado posiblemente distinto”.

Troppo tardi.


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“Welcome Abuela” ...inmigración e incomunicación. (por Wilfredo A. Ramos)


La agrupación Troop of Actors presentó, con éxito absoluto, su propuesta teatral, “Welcome Abuela”, los días 2, 3 y 4 del pasado mes de Septiembre, en el escenario de Artefactus Teatro, espacio que mantiene una actividad artística constante en nuestra ciudad de Miami, aunque para ser más certeros tendríamos que agregar que previo a dichas funciones comerciales, fueron realizadas otro par de ellas, las cuales estuvieron dirigidas de manera directa a personas de la tercera edad que frecuentan algunos de los centros de salud de la comunidad.

Troop of Actor es una organización que tiene como objetivo generar proyectos artísticos y docentes, la cual ha sido creada por la pareja en la vida y en el arte de los cubanos Nitsy Grau y Leopoldo Morales, dramaturga y actriz ella, director él, maestros ambos. Estos dos creadores poseen una sólida carrera que ha venido asentándose primero desde su país natal, pasando por tierras colombianas, para llegar en la actualidad a esta ciudad, que abarca ya alrededor de treinta años, habiendo incursionado no sólo en el ámbito teatral sino adentrándose igualmente en la televisión y el cine.


Esta nueva propuesta ofrecida por dichos teatristas, tiene como base, según ellos mismos han expresado, hechos acaecidos en la realidad, los cuales arrastran el ya demasiado extenso y doloroso proceso migratorio que viene sufriendo el pueblo cubano en la búsqueda de su libertad. Junto a este de por sí lamentable tema, el texto, de la autoría de la Grau, se suma el de la barrera generacional que se establece entre aquellas personas de la tercera edad, que dejan detrás de sí toda su vida pasada para comenzar tardíamente otra nueva en otro país y las nuevas generaciones familiares nacidas de esta parte del Estrecho de la Florida.


La concepción de la puesta se mueve en la cuerda del melodrama, con el personaje de la abuela construido sobre la base de un arquetipo algo maniqueo al momento de concebir a una persona de la llamada tercera edad. El trabajo de la actriz deambula demasiado en la cuerda de la caricatura, su manera de caminar, de hablar y de gesticular reafirma dicho concepto. Muchas veces nos preguntamos si para encarnar determinados tipos de personajes sobre la escena hay que envolverlos en arquetipos que sobredimensionan sus características naturales, convirtiéndolos en prototipos caricaturescos.


Nitsy Grau es una actriz que no necesita de tales excesos para poder entregarnos cualquier tipo de característica de un personaje, ella posee las armas necesarias para pasar de la comedia al drama de manera real, sin ornamentos innecesarios, sin manierismos superfluos que ensucien su desempeño actoral. Su trabajo no obstante, maneja bien esas bruscas transiciones en que navega su personaje entre un género y otro, en ocasiones cambios bastantes inesperados y fuertes, pero que ella sabe matizar.


La presencia de la joven actriz Ariadna González, va a ser la de un personaje de soporte en el espectáculo, el cual apenas tiene texto y con una cadena de acciones mínima y monótona. Ella será la contraparte que hará visible la incomunicación generacional a la que se refiere el mensaje del texto.

Si bien no resulta nada extraño este tipo de personajes sobre los escenarios, en esta ocasión su aparición no nos resulta del todo acertada, debido a que por momentos da la impresión de que no se sabía qué hacer con su presencia en el escenario, tal y como cuando la propia joven se esconde detrás de una balsa playera, de las cuales por cierto se encontraban dos en escena sin que estuvieran al servicio de acciones necesarias y concretas, hecho sin justificación plena, que solo provocara leves risas en el espectador.

Este trabajo bien podría haber sido ser concebido como un unipersonal donde la actriz protagonista enfrentara al reto de darle vida a su propio personaje y hacer ver la existencia del otro con el que interactúa a través de toda la obra sin necesidad de su presencia física, lo que habría obligado a la Grau a llevar al máximo sus opciones dramáticas.

Un aspecto interesante, resuelto a través de la escenografía es el de la presencia imaginaria sobre el escenario del Río Bravo, temible franja de agua que se ven obligados a cruzar todos aquellos que deciden afrontar el riesgo de cruzar la frontera Sur de este país. Mediante una gran cantidad de paraguas abiertos, colgados boca arriba, se hace presente la temida imagen que delimita no sólo el camino al inmigrante, sino también al público del espacio de representación.


Estos paraguas servirán también de algún modo para ir depositando objetos que a manera de recuerdos deben ser dejados en el fatigoso caminar en busca de la tan ansiada tierra prometida.

Hay objetos utilizados por ambas actrices con mayor o menor acierto, algunos para reforzar lo narrado, otros con escaso carácter funcional.

En cuanto al texto, este posee una expresividad, que bordea y juega con elementos que se mueven entre la comedia y el drama, pero sin afianzarse en ninguno de los dos, creando un ambiente melodramático contenido, lo cual es un acierto de la escritura, teniendo en su final, de total carácter sorpresivo e inesperado, el mejor y más logrado momento dramático de la obra. Desde nuestra apreciación el texto superó al montaje de la obra.


Un aspecto a tenerse en cuenta de manera acertada al enfrentarnos a esta propuesta artística, es que a pesar de que con dicha historia podemos reaccionar al dolor y sufrimiento del exilio cubano, también podemos ver reflejado el de todos aquellos pueblos que se ven forzados a tomar el camino del exilio, por lo que el mensaje particular que provee este texto se convierte en llanto general.

Ojalá que este trabajo pueda volver a tener vida sobre las tablas y ser disfrutado por otros públicos. Su mensaje lo merece.


Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, Septiembre 16, 2022

Fotos/Arturo Arocha.

Saturday, December 17, 2022

(Carteles. Junio 1924) Federico Monteverde, un camagüeyano General del Ejército Español


"Exmo Sr. Don FEDERICO MONTEVERDE, General del ejército español que desempeñó hasta hace poco el cargo de Capitán General de Canarias. El General Monteverde es natural de Camagüey y está casado con una matancera, la Sra. Mariana Tió de Monteverde.

Este prestigioso militar posee una sólida cultura y es Doctor en Derecho Civil y Canónico, en Filosofía y Letras, Maestro de Obras y Arquitecto, Químico y Matemático.

Viene a Cuba de viaje de recreo y permanecerá en esta un largo tiempo." (Foto. Godknows. Carteles. Junio 1924 )

Thursday, December 15, 2022

El escultor camagüeyano Esteban Betancourt, enseñando en San Alejandro. (Foto/Carteles. Febrero 1928)

 

Nota de Roberto Méndez:
Esteban Betancourt Díaz de Rada, un escultor poco recordado. Fue un muchacho talentoso, Salvador Cisneros pudo conseguirle una Beca en Europa. Fue profesor en San Alejandro, autor de algunas de las metopas del Capitolio, del busto de Barberán y Collar en el Casino Campestre y del monumento a Manuel Ramón Silva. En La Habana hizo el busto del Dr. Albarrán que está en Carlos III delante del Hospital Emergencias. Era hermano de María Luisa Betancourt Díaz de Rada y por tanto cuñado de Luis Loret de Mola Bueno, los dueños de Villa María Luisa en Camagüey. El Museo de Bellas Artes en La Habana exhibe un busto de Martí que ha sido muy reproducido, entre otras partes hubo uno en Parque Martí en la Plaza de San Francisco en Camagüey hasta el resideño del lugar hace unos años.

Regionalismos y racismos coplísticos... (por U. Noquelosabe. Carteles. Octubre 1931)



No es precisamente en la historia ni en los documentos oficiales donde suele hallarse la verdad sobre personajes y acontecimientos de cada época, ni mucho menos es posible conocer por historia y documentos el verdadero carácter del pueblo, sus vicios y sus virtudes. El más rico tesoro de investigación histórica y psicológica lo forman los elementos tradicionales de la vida popular: los cuentos, consejas, leyendas, romances, décimas, cantares, boleros, refranes, proverbios, adivinanzas, supersticiones, artículos costumbristas, conocimientos populares, juegos, ceremonias, bailes, etc., etc. 

Hace años, en 1924, a iniciativas de José María Chacón y Fernando Ortiz, se constituyó en la Habana la Sociedad del Folklore Cubano, que aun existe y ha venido publicando una interesantísima revista, sus Archivos, en cuyas páginas aparecen recopilados muchos de esos elementos tradicionales de la vida popular cubana o que con ella tengan relación.

Hojeando en estos últimos días los tomos hasta ahora editados de esos Archivos, coincidió esa lectura con la de un trabajo publicado en uno de los últimos números de la Revista de las Españas por Gabriel María Vergara Martín sobre refranes, modismos y cantares geográficos que se refieren a la América española o se emplean en ella. Y considerando que para los lectores de estas Quisicosas pudiera ser interesante una glosa de esos trabajos folkloricos, voy a ofrecerla, seleccionando de tales refranes, modismos y cantares los más típicamente característicos de hombres y cosas de nuestra Insula. 

Sabido es que en España se llamaba las Indias al Nuevo Mundo e indiano a los españoles que de América venían. 

A las Indias se iba a hacer dinero y de las Indias debía venirse rico. Pero no todos los indianos volvían a la Península con la bolsa repleta. Así un cantar dice:
Mi marido fué a las Indias 
en busca de un capital, 
trajo mucho que decir, 
pero poco que contar.
Esto ocurría no siempre por mala suerte como por falta de diligencia:
A las Indias van los hombres, 
a las Indias por ganar; 
las Indias aquí las tienen
si quisieran trabajar.
El prurito nacionalista y hasta regionalista o localista muy intenso en nuestra América, hace que los nativos de cada uno de nuestros países, regiones o poblaciones considere su patio mejor que los de los demás, celebrándolo con exagerados ditirambos o criticando los otros; lo cual obliga a poner en tela de juicio aquellos elogios, porque suele ocurrir que:

Ni la Vera Cruz es cruz, 
ni Santo Domingo, Santo; 
ni Puerto Rico, tan rico
para ponderarle tanto.

Hasta los habaneros que acusan de regionalistas a los de las otras provincias, del ínterior, y principalmente a los orientales y camagüeyanos, no se quedan atrás en eso de celebrar su capital. Así se pondera en aquella copla:

Tres cosas tiene la Habana
que no las tiene Madrid: 
son el Morro, la Cabaña
y ver los barcos salir.

Copla de la que existe una variante, en la que se alude a la gran lámpara que existía en el antiguo teatro de Tacón:
Tres cosas tiene la Habana
que causan admiración: 
son el Morro, la Cabaña
y la araña de Tacón.
Los matanceros, por su parte, ponderan así su ciudad: 
Dos cosas tiene Matanzas
que no las tiene Madrid: 
las cuevas de Bellamar
y el valle del Yumurí. 
O también:
Dos cosas tiene Matanzas
que son dignas de admirar:
el agua de Chuchuneco
y el puente Provisional.
Los spirituanos celebran sus mujeres como las más bellas de la Isla :
Para mulatas, el Cayo;
para dulces, Trinidad;
para muchachas bonitas
Sancti Spiritus no más.
Y parece que los manzanilleros también, pues existe este cantar:
Cuando salgo de mi casa 
aquí caigo, aquí levanto,
por ver las manzanilleras
que me las ponderan tanto.
Sobre la corta distancia que existe entre algunas poblaciones, no ya hoy, con ferrocarril, aeroplanos y carretera central, sino en la época colonial, tenemos esta copla:
Cuando los gallos pelones 
cantan el Ave María
de Villaclara salía
poniéndome los calzones; 
la leche tomé en Limones, 
en la Managua el café, 
y a las diez de la mañana 
en Matanzas almorcé.
Contra Baracoa sus vecinos cantan:
Baracoa la bella,
monte sin leña, 
mar sin pescado; 
clérigos, pocos
y estos, locos.
Y contra Guanabacoa es muy popular y conocida esta décima burlesca:
Guanabacoa la bella, 
con tus murallas de guano, 
ya se retira un cubano
porque el hambre me atropella.
o puede vivir en ella
ninguno de sentimiento.
Ya me falta el alimento;
hace tres días que no como. 
¡Me voy a vestir de plomo
pa que no me lleve el viento!
En la época de la dominación inglesa en la Habana, se censuró mucho a aquellas muchachas que sostuvieron relaciones amorosas con los ingleses conquistadores o a ellos se unieron, pues ha llegado hasta nosotros esta copla:
Las muchachas de la Habana 
no tienen temor de Dios, 
y se van con los ingleses 
en los bocoyes de arroz,
Sobre el problema de razas en hispanoamérica en general y en Cuba en particular, la poesía del pueblo nos descubre como en realidad la división entre blancos y negros es mucho más honda de lo que a primera vista parece y cómo el blanco mira y trata con mal disimulado desdén a su hermano negro. Hay un cantar que así expresa:
En San Juan de los Remedios 
las mulatas tienen don; 
la culpa tienen los blancos,
que les dan conversación. 
Hay este otro, de origen argentino: 
A los blancos hizo Dios; 
a los mulatos San Pedro; 
a los negros hizo el diablo
para tizón del infierno
El blanco, según la musa popular, no quiere al negro, lo acepta por compromiso y le atiende y agasaja por interés, como gráficamente expresa este cantar venezolano:
Cuando un blanco está comiendo 
con un negro en compañía, 
o el blanco le debe al negro 
o es del negro la "comía".
Y, en cambio, el negro se defiende prontamente de las diatribas del blanco y sus pretensiones por aparecer blanco, sacándole relucir su dudoso origen, según lo vemos estos Motivos de Son de nuestro Guillén:

Ayé me dijeron negro
pa que me fajara yo;
pero é que me lo decía 
era un negro como yo.

Tan blanco como te be 
y tu abuela sé quién é.

Sácala de la cosina, 
sácala de la cosina: 
Mamá Iné.

Mamá Iné, tú bien lo sabe, 
Mamá Iné, yo bien lo sé; 
Mamá Iné te llama nieto, 
Mamá Iné.

Wednesday, December 14, 2022

"Un reciente retrato del talentoso e inquieto escritor colombiano Vargas Vila, que vivió hasta hace poco entre nosotros, y que hoy se señala como complicado en el supuesto Complot Comunista de Cuba." (Carteles. Julio 1927)

 

Fray Elías de la Sagrada Familia, un carmelita ejemplar en el Convento de la Merced de Camagüey. (por Carlos A. Peón-Casas)


Las cercanías a la figura de este ejemplar sacerdote carmelita que hoy recreamos desde la memoria ya casi ancestral de un siglo, se nos hace propicia desde un opúsculo o breve ensayo que, Manolo de la Torre Rivera, joven periodista de la otrora ciudad agramontina, dedicara como ofertorio espiritual al santo varón en su deceso, acaecido en 1942.

Con el título de Guirnalda Póstumas (Ofertorio a un santo varón inmortal), de la Torre Rivera, al decir de otro periodista, Alfredo Correoso y Quesada: “fijó su pupila en la interesante y ejemplarísima existencia” del inolvidable sacerdote.

Dejamos al lector algunos de los esbozos más sentidos del joven escritor de entonces, en ese recorrido por las páginas vitales de su biografiado, que como inevitable telón de fondo tenía al que entonces fuera el Convento de la Orden Carmelita en Camagüey desde 1888, en el ya casi cuatro veces centenario Convento e Iglesia de La Merced.
Corría el año de 1909… En la languidez conventual del templo de la Merced de Camagüey, ocurrió un suceso de apariencias intrascendentes para la Comunidad carmelitana que mora allí y para la vida religiosa camagüeyana. Dios rodea siempre los grandes sucesos del mundo de una sencillez conmovedora (…) Así también, sin alteraciones estruendosas llega a esta legendaria ciudad, al Convento de la Merced, un sacerdote (…) con apenas 30 años (…) acusaba ya el carácter, el espíritu y el alma(…) en que la práctica de la piedad se enraizaba desde los tiempos de acólito con los Padres Carmelitas de Toledo. En aquella provincia del reino de Castilla la Nueva, bañada por el caudaloso y seccionante Tajo (…) nació a la vida y al sacerdocio Fray Elías de la Sagrada Familia (…) No queremos exagerar diciendo que el templo de la Merced en la actualidad compite con la maravillosa Catedral que allá en tierras castellanas encierra obras del Greco, y el soberbio túmulo cincelado de Berruguete (…) pero tanto por el aspecto de su arquitectura. Como por las bellezas que encierra, entre las que se destaca el sepulcro de plata (…) y principalmente en el precioso altar del Niño Jesús de Praga, la mano hábil y consoladora, expresiva y amistosa del R.P. Elías ha dejado su huella inconfundible de febril laboriosidad.

(…) Desde poco tiempo después de llegado a Camagüey, se advirtió la capacidad organizadora y directriz del Padre Elías, que rápidamente rebasó los límites del convento y la Provincia, al extremo de habérsele ofrecido el cargo de Superior del Convento de San Felipe en La Habana, lo que rechazó por humildad y sencillez. Esto sucedía en 1912(…) La muerte del Padre Franco, Superior de las Mercedes, ocurrida en 1919, exaltó a Fray Elías al cimero sitial de la Comunidad.
(…) En 1915, se coronó la imagen del Niño Jesús de Praga por las manos de Fray Valentín Zubizarreta, entonces Obispo de Camagüey, con corona de Rey, Redentor y Pontífice, se bendicen la espléndida carroza y los bellos estandartes que expresan cada uno de los misterios de de la vida de Jesús Niño. En 1918 se imparte bendición al sagrario de plata que está en el altar, obra exquisita de talleres de Madrid. En 1922, se bendice la nueva imagen que ahora veneramos en el ara, también labrada en la capital española. En 1933, el gran tapiz de la Apoteosis del Niño de Praga que cumple el altar mayor en los meses de enero, completando la obra de otros tapices que revisten los muros de la Iglesia como expresión artística de la historia del dulce Infante, recibe también bendiciones(…) Que camagüeyano no recuerda un año de su niñez, en que marchó orondo, marcial, orgulloso, de casaca roja y pantalón blanco con amplia capa y botas de hule, portando alabarda a la vera del Niño de Praga? ¿Quién de adulto no se ya, no se emociona al escuchar los metales y tambores que ritman la marcha del ejército de párvulos, avanzada de la más linda procesión que preside la figura de Dios infante?(…) Autor de varias obras(…) Su primer libro: Guirnalda de Siemprevivas(1) es una dignificación sublime del espíritu religioso, que se eleva vertical en una literatura limpia de frivolidades(…) Por él, sabemos la historia de la Archicofradía del Niño Jesús de Praga, en Camagüey(2), con sus detalles minuciosamente analizados’.

(…) Optima fue su labor apostólica que en siembra constante recogió prodigios y exhúberos frutos. La consagración del Padre Elías se compensaba con resultados brillantes reconocidos por doquier. Prueba de reconocimiento fue fuer el nombramiento de Hijo Adoptivo que le confirió el Consistorio Municipal el 9 de Febrero de 1933 atendiendo sus dotes magníficas como forjador espiritual de la niñez camagüeyana. Pero hay otro título, no menos honrante que le brinda Camagüey: El Apóstol de los Niños(…) que florecía en cada labio de ciudadano…en el carácter del Padre Elías debió tener más conmovedora resonancia la exquisita y sencilla expresión popular, por su humildad, por ser igualmente sincera y no ceremoniosa(…)’

(…) Desde el retiro de su celda conventual, desde las naves del templo, el Padre Elías no solo hizo labor católica, ofrenda de caridad, ejemplo de superación; sino también forjó una gran parte de nuestra ciudadanía, en labor patriótica sublime, sabiendo, como escribió: ‘que la felicidad de los pueblos tiene por base el corazón y la inteligencia de los pequeñuelos’ y que ‘el fundamento de la vida humana se encuentra en la niñez’. No le complació solamente una rigurosa vida ascética, no le satisfizo por entero la perfección de su alma por la penitencia, y también atendió a la ninnez para edificar la felicidad de nuestro pueblo con bases de corazones puros, de inteligencias eminentes para hacer recio fundamento en la ternura infantil con una moral cristiana granítica, en que se asentara un ciudadano perfecto.

(…) Dios lo acunó en sus brazos para dormirlo eternamente, en la madrugada del 27 de Agosto de 1942, cuando fue llamado por El a su lado (…) sus obras quedaban como legado infinito. ‘Cuando muera, no me ofrenden flores, solo quiero que a mi sepelio vayan muchos niños’ fue el postrer del venerable religioso expresado a sus hermanos de Comunidad y amigos; fue lo único que reclamó como pago de 33 años de desprendimientos y bondades… No quiero, ni aún las flores del patio del Convento, prefiero que vayan muchos niños a mi entierro (…) Y así fue (…) No recuerdo más imponente manifestación dolorosa en Camagüey, (…) el féretro escoltado amorosamente cada minuto, a través del templo y nuestras calles por los fieles y ‘sus amados niños’.
Los recortes de la prensa de entonces nos dejan testimonio de las muestras más sentidas del pueblo todo. Distintas publicaciones citadinas y hasta el habanero Diario de la Marina se hicieron eco del lamentable deceso.

Como botón de muestra, dejamos al lector la nota del diario “El Camagüeyano’’, publicada en su sección Mundo Social, y con la firma del periodista y cronista social Alfredo Correoso Quesada:
Reposan ya en la tierra de su adopción, que tanto quiso… el santo sacerdote Fr. Elías de la Sagrada Familia… En medio de la inmensa pena que nos embarga a los que fuimos sus amigos, tenemos la satisfacción inmensa de ver que los camagüeyanos rindieron el tributo de cariño, el homenaje de amor que tanto merecía(…) La niñez camagüeyana pierde su máximo apóstol pues todos sus desvelos, se concentraban en encaminar a los niños por la senda del bien y de la más alta moral cristiana(…) Ese apostolado mantenido desde que llegó joven a Camagüey, hasta el momento de su muerte ha producido óptimos frutos en el seno de la sociedad y muy especialmente en el de la familia.
Un reportaje especial del ya citado autor Manuel de la Torre, era recogido por aquel mismo diario del Camagüey, que citamos igualmente, en atención a la rememoración de aquel suceso en sus detalles más singulares:
(…) A las exequias, iniciadas a las ocho de la mañana de ayer, concurrieron el Arzobispo de Santiago de Cuba, Mons. Zubizarreta y el Obispo de Camagüey con la casi totalidad del Clero. Las naves del templo estuvieron colmadas de un público acongojado, representaciones de todas las esferas sociales, prevaleciendo un incalculable número de niños. Junto al catafalco levantado ante el presbiterio las guardias de honor iban sucediéndose en grupos de doce niños cada vez.(…) terminadas las exequias solemnes, se inició el sepelio esperado por un público que llenó las aceras de nuestras calles. Abría la marcha la Banda Municipal; la Archicofradía del Ninno Jes;us de Praga con más de 300 niños ostentando sus distintivos en el pecho; las Asiladas de San Juan Nepomuceno y el Amparo de la Niñez; HH Oblatas; las niñas del Convento Mazarello, Alumnas y Ex Alumnas de las Teresianas, V.O.T del Carmen; el R.P. Juan de la Cruz Superior de los Carmelitas revestido de capa pluvial, con un grupo de sacerdotes; le seguía la carroza conduciendo los restos del Padre Elías escoltado por doce caballeros terciarios de la Virgen del Carmen y doce niños de la Asociación del Niño de Praga. Presidía el cortejo el Arzobispo de Santiago de Cuba, Mons. Zubizarreta, el Obispo de esta Diócesis Mons. Pérez Serantes, el Gobernador Provincial, doctor Octavio Pardo Machado, el Coronel López Jorge, Jefe del Distrito Militar, y una abigarrada y silenciosa multitud de incalculable número, marchaba con ellos.
Del propio cronista, pero esta vez en reseña del hecho para la emisora radial local CMJK, se añadían otros pormenores que en plan de cierre compartimos con el amable lector:
Honda pena causa esta desaparición en Camagüey (…) Por eso su sepelio tomaba la extensión de cuatro cuadras largas esta mañana. Muchos amigos que encontramos entre la multitud silenciosa y acongojada, nos mostraron sus recibos que le acreditaban una niñez cercana al P. Elías. Ese recibo era extendido al niño como socio de la Ass. Del Niño Jesús de Praga, aunque quien nos lo exhibiera, mostrara también una cabeza comenzando a canear. Allá en el cementerio, Pérez.
Serantes pronunció la oración fúnebre. Fue un momento difícil para S.E. por su carácter emotivo y por su condición de confesor del fenecido. ¿Quién mejor que Mons. Serantes podía conocer más profundamente el alma pura impoluta del P. Elías, de quien ha recibido por más de veinte años, las confidencias del confesionario? Por eso abundantes y sinceras lágrimas corrían por su faz, y la emoción dolorosa le anudaba las palabras en la garganta; y con él la concurrencia toda oraba y lloraba consternada (…)

 


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1. Le siguieron otros títulos: Guirnalda de Nomeolvides (1926); Sagrario del Niño Jesús de Praga (1939) dedicado a Mons. Zubizarreta con motivo de sus Bodas de Plata; y Guirnalda de Maravillas (1940) dedicado a los doctores camagüeyanos que en la niñez formaron coro de adoradores del Niño Jesús de Praga, intercalándose sus fotografías en número muy considerable.

2. Se establece la Asociación del Niño Jesús de Praga en el Convento de la Merced en Camagüey el 20 de Mayo de 1900. Fue Director de la misma el R.P. Fray Teodoro de San José, C.D.

Monday, December 12, 2022

(Social. Diciembre 1930) Un cubano en Hollywood


"Los fanáticos de los Estados Unidos conocen al "famoso italiano" Frank Sabini, estrella de unos de los actos de vaudeville más conocido en Broadway. Frank Sabini ha sido contratado por la Casa Pathé para filmar varias cintas en español. ¿En español? ¡Naturalmente! Frank Sabini es "cubano" por nacimiento, por ciudadanía y por el más acendrado amor al país. El verdadero nombre es Fernando Sabourin y Poo, perteneciente a una conocida familia cubana. Sabourin es cuñado de nuestro compañero Sr. Alfredo T. Quíléz. Los críticos más autorizados señalan a Frank Sabini como una valiosa adquisición de la Casa Pathé para la filmación de cintas sonoras en español."

Sunday, December 11, 2022

Hotel Camagüey

 

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Ver en el blog

Ballet “La esmeralda” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Este ballet, basado argumentalmente en la obra "Notre Dame de París" de Víctor Hugo (1831), fue estrenado el 9 de marzo de 1844, en el Her Majesty´s Theater de Londres. Con coreografía de Jules Perrot, música de Cesare Pugni, escenografía de William Grieve y vestuario de Mme. Copère. El elenco original estuvo conformado por Carlotta Grisi como Esmeralda, Jules Perrot en el rol del poeta Gringoire, Arthur Saint-Leon como el capitán Phoebus, Adelaide Frassi interpretó a Flor de Lis, la prometida del capitán, y Antoine Louis Coulon como Quasimodo.


En 1848 Perrot repone esta obra en San Petersburgo, con Fanny Elssler como protagonista y obtuvo un éxito rotundo. Es por esto que Marius Petipa decide realizar una nueva versión, para lo que convocó al compositor italiano Rodrigo Drigo con el fin de crear algunos cuadros nuevos. El objetivo de estos fragmentos era brindarle al público ruso el virtuosismo técnico al que estaba acostumbrado, aunque poco tenían que ver con el argumento y diluían la continuidad de la historia. Originalmente “La esmeralda” estaba dominada por la pantomima y sin tanto requerimiento técnico, característica del ballet d’action que había dominado la escena francesa años antes. Esta nueva versión de la obra fue estrenada en el Teatro Mariinski el 17 de diciembre de 1886, incorporando un pas de six, un pas de dix y el pas de deux conocido hoy en día como “Diana y Acteon”.


El ballet se estructura en tres actos y cinco escenas, aunque en algunas versiones más actuales se reduce a dos actos y se altera el orden de los cuadros, como en el caso de la versión del Kremlin Ballet. Toda la obra se desarrolla en el París medieval. El primer acto se inicia en las inmediaciones del mercado de Les Halles. Todos se apresuran a dejar la plaza ya que al caer la noche se convierte en tierra de vagabundos, mendigos y ladrones, conocida como la “Corte de los milagros”.

El joven poeta Gringoire llega despreocupado a la plaza y, al no tener dinero para pagar por su vida, lo sentencian a muerte. El único modo de salvarse es que una mujer acepte casarse con él. Cuando están a punto de ejecutarlo llega Esmeralda quien, para salvarlo, decide aceptar el matrimonio..


El archidiácono Claudio Frollo está enamorado de Esmeralda y la unión con el poeta le resulta insoportable. Por ello envía a Quasimodo, el campanero, a secuestrarla, pero el capitán Phoebus y sus soldados llegan en ese momento a la plaza y lo evitan. Capturan a Frollo y, a pedido de Esmeralda, deja en libertad al jorobado. Phoebus, fascinado por la belleza de la gitana le regala su bufanda.

En la escena siguiente nos encontramos en la habitación de Esmeralda. Allí se la ve enamorada de Phoebus, jugueteando con la bufanda. Gringoire llega, intenta besarla y abrazarla, pero ella le aclara que sólo se casó con él para salvarlo de la horca. El poeta, apesadumbrado, se va.

Aparece el archidiácono Frollo que, de rodillas, le suplica que acepte su amor. Esmeralda, asustada, lo rechaza y le dice que ama a Phoebus. Frollo la ignora y sigue acercándose. Esmeralda saca un puñal para defenderse y, con la ayuda de Quasimodo, escapa. Frollo guarda el cuchillo de la gitana y jura venganza.


El segundo acto se desarrolla en la mansión de Madame Gondelaurier, donde se llevará a cabo la boda de su hija, Flor de Lis, con el capitán Phoebus. Él llega pensando en su encuentro con Esmeralda, cuando su prometida nota que no tiene la bufanda que ella le había regalado. Cuando el capitán le entrega el anillo, Flor de Lis olvida la bufanda faltante. Comienza la celebración y su madre les regala el ballet alegórico “Diana y Acteón”.

Llegan Esmeralda y Gringoire junto a sus amigos y danzan para los invitados. Esmeralda se percata que Phoebus se va a casar con Flor de Lis y queda completamente abatida. Decide partir y, al hacerlo, se pone el pañuelo de Phoebus. Flor de Lis comprende la traición de su novio, se lo arrebata y lo arroja al piso, Esmeralda lo recoge y se va corriendo. Flor de Lis se quita el anillo y lo tira, al tiempo que Phoebus se va detrás de Esmeralda.


Ya en el tercer acto, Phoebus le declara su amor a Esmeralda, en la habitación de una posada. El archidiácono Frollo, se escabulle entre las sombras de la habitación y apuñala a Phoebus, sin que Esmeralda lo vea. Ante la muerte del capitán la gente se amontona y, allí, se entremezcla Frollo, fingiendo encontrar el puñal. Esmeralda admite que es suyo, es acusada por el asesinato de su marido y es sentenciada a muerte.


La escena final nos encuentra en la plaza, con la prisión a un lado y la catedral de Notre-Dame al fondo. La plaza está colmada por una multitud que celebra la “Fiesta de los Bufones”, donde Quasimodo es coronado como el más feo de París y se gana el disfrazan de “Papa de los bufones”. Frollo, indignado, lo acusa de blasfemia.


Esmeralda, que ya estaba en la cárcel, es preparada para su ejecución. Quasimodo, cansado de las injustificadas acciones de su amo, tira a Frollo desde una de las torres de Notre-Dame.

Otro final posible, muestra a Phoebus, ya recuperado de sus heridas, que acusa al archidiácono de intento de asesinato. Esmeralda es liberada y corre a sus brazos. Frollo, enfurecido, saca una daga e intenta matarlos. Sin embargo Quasimodo los defiende y termina por matar al archidiácono. Phoebus y Esmeralda se juran amor eterno.



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Saturday, December 10, 2022

Realismo Mágico



“Querido amigo Aldo:

Muy interesante lo que apunta sobre el ‘realismo mágico’ de García Márquez. Si como usted supone leyó Jardín, no hay duda de que allí pudo inspirarse. De todos modos, leído o no leído, yo fui la primera en conjugar esos dos elementos que ahora le han valido el Nobel a él. Pero a esos olvidos ya estoy acostumbrada, y si ya no me afecta el de mis propios compatriotas, menos puede importarme el de un extranjero...” (Dulce María Loynaz. Carta a Aldo Martínez Malo. Junio 4, 1983)

Wednesday, December 7, 2022

"Elenita" del Cueto, nuestra primerísima "ballerina", no pide para ella sino para su esposo Alberto Alonso, el formidable coreógrafo de CMQ-TV. "Elenita quiere que 1955 haga realidad el "ballet" del que ya Alberto nos ha mostrado prometedoras primicias: "El Guije", "El Alacrán". (Bohemia. Diciembre 19, 1954)

 

"El natalicio de Martí en Santa Cruz del Sur, Camagüey. Grupo de concurrentes al acto organizado en el Cementerio para develar la tarja contentiva de los nombres de los periodistas que perecieron durante el ciclón de 1932. Este acto tuvo lugar el día de la conmemoración del natalicio del Apóstol." (Bohemia. Febrero 17, 1935)



El Lugareño reconoce su paternidad desde París (por Carlos A. Peón-Casas)



Un documento notarial poco visto, nos trae hasta el hoy mismo, el reconocimiento por parte de nuestro Gaspar Betancourt Cisneros, de su paternidad desde la ciudad de París en 1857. La criatura era una niña, nacida en La Habana, y bautizada el 30 de julio de aquel mismo año en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en aquella ciudad. Había nacido según declaración de su padre el día 10 de aquel mismo mes y le habían sido dados los nombres de Loreto de la Caridad Ramona.

Era su madre la señora Doña Monserrate Canalejo Hidalgo Gato natural de La Habana. La criatura era reconocida como hija natural pero en el documento se hacía constar que ambos progenitores eran personas libres para contraer matrimonio. 

Constaban en la declaración los nombres de los abuelos paternos y maternos, por la primera: Diego Antonio Betancourt Arostegui y María del Loreto Cisneros; y por el lado materno: el Coronel José María Canalejo y su señora Eusebia Hidalgo Gato. Fungieron como padrinos Don José de Arechaga y Doña Eusebia Rodríguez y Canalejo. El bautizo le fue administrado por el cura Don Claudio Valdés.

La declaración del Lugareño ante el cónsul español en funciones en Paris: Don Manuel Rubio de Pradas dejaba saber con exhaustivo énfasis que:
Deseoso el señor compareciente que nos se perjudiquen los derechos de dicha niña, su hija, y que pueda ser legitimada por el subsecuente matrimonio que se propone celebrar con su madre, por el presente instrumento público declara que la mencionada niña Loreto de la Caridad Ramona es su hija natural habida sin impedimento dirimente para su matrimonio que se propone celebrar con su madre que a esta fecha debe estar realizado en virtud del poder que otorgó a este efecto, y también por ante mí ,de que doy fe, el dieciocho de junio del año que corre a favor del Lcdo. Don Fernando Betancourt…En su consecuencia quiere que la referida niña gose de todos los derechos que le pertenecen como hija natural reconocida del Sr. Exponiente, hasta que celebrado el matrimonio se le anote como legitimada en virtud de este público reconocimiento y de la declaración solemne que hace afirmando con juramento que presenta ante mí y testigos con arreglo a derecho que en la época del nacimiento de la susodicha niña no existía ningún impedimento entre el otorgante y la mencionada Sra. Doña Monserrate Canalejo Hidalgo Gato para contraer entre sí verdadero y legítimo matrimonio.
Para el cierre de este excepcional instrumento jurídico, se dejaba constancia por parte del declarante que:
En ningún tiempo ni por ningún motivo contradecirá ni revocará la presente declaración y reconocimiento, ni pedirá absolución y relajación del juramento que ha prestado, y si la pide no quiere ser oído, sino que se le imponga perpetuo silencio en virtud de esta escritura y de su testimonio en debida forma. A la subsistencia de lo expresado, constituyó la más firme obligación de bienes habidos y por haber, con la sumisión a las autoridades civiles y eclesiásticas a quienes corresponda y renunciación de leyes en forma.

(Diario de la Marina. Diciembre 27, 1866) Crónica de las honras fúnebres a Gaspar Betancourt Cisneros, El Lugareño, en Camagüey

Comparto la crónica que publicó El Diario de la Marina, describiendo como fueron los homenajes fúnebres que Camagüey rindió a Gaspar Betancourt Cisneros, El Lugareño. 

El Lugareño falleció en La Habana el 7 de diciembre de 1866. Su cadáver fue trasladado por mar hasta la ciudad de Nuevitas, en el vapor Camagüey, una de sus obras y luego por ferrocarril desde esa ciudad costera hasta la ciudad de Puerto Príncipe, ferrocarril fundado por él. (JEM)


La conducción del cadáver del Sr. D. Gaspar Betancourt Cisneros desde esa capital a esta su ciudad natal, ha dado lugar a que se le tributase una ovación fúnebre digna de consignarse en los fastos camagüeyanos. Un comité salió de esta ciudad para la de Nuevitas en la madrugada del sábado para hacerse cargo de los innamimados restos del malogrado Lugareño que conducía el vapor Camagüey, y trasladarlos a su última morada, en donde reposan los de su amante madre. En Nuevitas se habían hecho numerosas invitaciones para que acudiese el vecindario a las honras que se tributaron al difunto en la Iglesia parroquial, y muchos de los invitados acompañaron el cadáver a esta ciudad, en donde un gentío inmenso que se agrupaba en el paradero del ferrocarril, esperaba ansioso para contemplar al buen Lugareño, cuya alma había volado a la mansión de los bienaventurados. Con lúgubres tañidos se hizo anunciar el tren que lo traía, y la curiosidad y el sentimiento se manifestaban en todos los semblantes. La invitación que se hizo para este acto fue numerosa, pero la espontaniedad fue mayor, de suerte que allí se confundía toda nuestra heterogénea sociedad. El carro fúnebre preparado para este acto (pues aquí no usamos coches mortuorios) se había dispuesto con sencillez y adecuado al triste objeto a que se destinaba, tirado por tres hermosas parejas de caballos americanos ricamente enjaezados con penachos en las testeras y cubiertos de negro, haciendo de palafreneros seis amigos del difunto. Otros tantos cargaron sobre sus hombros el cadáver, pues no permitieron que se depositase ni un momento en el carro fúnebre y de este modo, precedido de dos largas hileras de deudos y amigos del finado, se puso en marcha el cortejo con la cruz parroquial de San José a la cabeza. Delante del féretro entonaban los salmos de difuntos varias corporaciones religiosas acompañadas por una música, y detrás del ataúd que cubría un paño de terciopelo, iba el comité presidido por el Sr. Marqués de Santa Lucía. En este orden y con la mayor compustura se continuó hasta la Iglesia Mayor, parando en algunos templos de los que hay en el tránsito para cantar el De Profundis. Si numerosa era la concurrencia que formaba el séquito, no lo era menor la que se agolpaba en las calles, rejas y balcones del trayecto.

En la Iglesia Mayor se cantó por la noche la vigilia de difuntos por varias señoritas de nuestra buena sociedad, tomando también parte los individuos de la compañía de ópera italiana. El templo estaba adornado con cortinajes negros y el catafalco se había colocado en el prebisterio. A la mañana siguiente se celebraron los funerales, y por la tarde se efectuó el entierro. El acompañamiento para este acto formaba un cordón desde el templo hasta el cementerio, y este recinto lo había invadido una muchedumbre tal que no pudimos penetrar en el. Puerto Príncipe ha sabido pagar su última deuda de gratitud al que promovió la obra del ferrocarril y se afanó por los adelantos del pueblo que lo vio nacer. ¡Qué el Dios de la Misericordia lo haya recibido en su seno!


Puerto Príncipe, diciembre 19 de 1866.
Publicado en el Diario de la Marina. Diciembre 27, 1866.


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Tuesday, December 6, 2022

Andrea Doimeadiós en la inauguración del Festival del Cine de La Habana


Dentro de Cuba en un teatro, sin malas palabras, una muchacha en pocos minutos le dijo todo, en su cara, a los representantes del régimen de La Habana. (JEM)


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