Thursday, December 26, 2019

Calles y callejones de Camagüey: Calle San Antonio, 28 de Enero, Nicolás Guillén (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.   

 Calle San Antonio, 28 de Enero, Nicolás Guillén
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Se extiende desde la calle del Santo Cristo hasta de la Carnicería o Contaduría, donde se integra a la plazoleta de Don Lucas, nodo que sirvió de referencia a la organización de la villa en 1774. En su recorrido traspasa San Diego y San Ignacio.

Su nombre original está relacionado con el monje franciscano de origen portugués san Antonio de Padua (1195-1213), canonizado por el papa Gregorio IX en 1213, año de su muerte, y su festividad se celebra el 13 de Junio. ¿Existía una marcada relación entre el universo de este religioso y los principeños? La biografía destaca en este franciscano una profunda vocación por la predicación y un exhaustivo conocimiento de las Sagradas escrituras, actitudes que le permitían combatir las herejías de su tiempo y le colocan en sintonía con las características que distinguieron a los principeños durante las primeras centurias. A ello se añade el hecho de haber sido estudioso de Teología, disciplina de la que posteriormente ejercería como docente en las universidades de Bolonia y Montpellier; en relación con ello varios fueron los camagüeyanos de los siglos XVII y XVIII que se distinguieron por similar dedicación, entre los que gozan de legítimo espacio en la historiografía regional el juez apostólico y real subdelegado de la Santa Cruzada de la villa Diego Varona de la Torre y el doctor en Teología y Cánones el sacerdote Matías Boza Vergara. Por otro lado, san Antonio goza de profunda popularidad por el hecho de que bajo su advocación se buscan aquellos objetos que se han extraviado. El hecho de que sea el santo patrón de Padua y de Portugal podría también hacernos suponer que entre los primigenios vecinos de esta calle se encontrara un portugués. No se olvide, por ejemplo, que de esa nación era José Patricio Torres, el padre del historiador Juan Torres Lasqueti.

La iniciativa de sustituir el nombre religioso aparece el 24 de septiembre de 1919 cuando en el seno del Ayuntamiento el concejal Eusebio Cantero Cantero propone que sea rebautizada por 28 de Enero, “conmemorando así la fecha en que, en la segunda intervención americana, se le entregó a los cubanos, nuevamente el gobierno de la República”.28 El pedido coincide temporalmente con la que realiza Ramón Antonio Cisneros de Zayas, quien sugiere rendir homenaje a Rafael Arce, en memoria del patriota “fusilado en la época triste del mando del feroz Brigadier Ampudia, por asuntos políticos”, intento hecho el 12 de marzo para el callejón del Astillero. 

La propuesta del concejal Cantero no tuvo discusión y el 4 de octubre de 1919 fue aprobada por el alcalde municipal. Así, las esquinas de San Antonio pasaron a ocupar una tablilla con el nombre 28 de Enero y no fueron pocos los que con posterioridad asociaron la fecha con el nacimiento del Apóstol. En Historia de Cuba, tiempo después, Le Riverend recuerda el acontecimiento al que rendían homenaje los concejales camagüeyanos con las siguientes frases: “el 28 de enero de 1909 tuvo lugar el cambio de poder, ese día la gobernación yanqui entregó el mando de la República al presidente José Miguel Gómez, iniciándose un nuevo período de la República Neocolonial Cubana”.

Sustancioso impacto dejaría en el topónimo de esta calle la muerte de Nicolás Guillén Batista en la etapa revolucionaria; pues en conmemoración del 90 aniversario de su natalicio se sometió a consideración de los vecinos colocar su nombre a esta calle, retirando de allí el nombre colocado en 1919. Así, en julio de 1992, con la presencia de familiares del escritor y dirigentes del PCC y el Gobierno “se procedió solemnemente a descubrir la placa con la nueva denominación”. El Adelante, del 20 de febrero de 1993, avalaba la modernización del nombre con el siguiente texto: “Al hecho de que el joven Guillén se movió en este ámbito se unen el que su abuela materna Josefa Arrieta, residió en esta calle, donde también vivieron la poetisa y escritora Domitila García de Coronado y el periodista Salustiano Ramón Arteaga; allí radicó la primera Escuela Municipal de Varones a cargo de Román Cermeño, maestro de Ignacio Agramonte, y también la imprenta de Perón”.

Una aproximación sociológica a esta calle avala la permanencia de San Antonio en lugar de sus posteriores, prueba de la funcionalidad de los nombres colocados bajo la cultura católica en los primeros siglos de la villa. Íntegramente San Antonio forma parte del área PCH y la validez de su primer nombre legitima su valor patrimonial.



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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

"De un sueño se puede decir cualquier cosa, menos que sea una mentira" (Ernesto Sábato, Discurso Premio Cervantes 1984)



Discurso Ernesto Sábato, 
Premio Cervantes 1984


Es el más alto honor de mi vida recibir el Premio Miguel de Cervantes, doblemente honroso por serme entregado de las manos de un hombre que los partidarios de la libertad admiramos y respetamos: Su Majestad don Juan Carlos I, rey de España.

Con su lucidez y su indomable energía, Isabel la Católica quiso que el habla de Castilla, ya consolidada, se convirtiese en el idioma de los vastos territorios que soñaba, en el convencimiento de que sólo la religión y el lenguaje pueden aligar pueblos diferentes. Nebrija, a su lado, trató de fijarla para siempre, porque la lengua castellana estaba "ya tanto en la cumbre, que más se pudiera temer el descendimiento de ella que esperar su subida". El intento era políticamente comprensible, pero los idiomas terminan por rechazar todas las imposiciones, también las imperiales. Y, así, el castellano siguió cambiando, pues, como señaló Wilhelm von Humboldt, una lengua no es un producto cristalizado sino energía en perpetua transformación. De este modo, la vida y sus vicisitudes fueron enriqueciendo y alterando el castellano, tanto en la metrópoli como, a través de descomunales selvas y cordilleras, en el Nuevo Mundo; probando en semejante epopeya su formidable vigor y su invencible resistencia, manteniéndose siempre una en las mutaciones, según esa dialéctica entre la tradición y la renovación que rige los grandes fenómenos culturales.

Conmovedor destino el de este idioma en sus mil años, y revelador del misterio de la Conquista. Porque si únicamente fuera cierto lo que cuenta la Leyenda Negra, los descendientes de las razas subyugadas deberían manifestar hoy su resentimiento. Y no. Dos de los más grandes poetas de nuestro tiempo, Rubén Darío y César Vallejo, con sangre india en sus venas, no sólo escribieron en la lengua de los conquistadores, sino que cantaron a España en poemas memorables. Ésta es la prueba, a través de los significados pero infalibles signos del lenguaje, de que la Conquista fue algo infinitamente más complejo que lo transmitido por aquella leyenda: fue un profundísimo fenómeno que después de medio milenio convirtió en una unidad espiritual a una veintena de naciones de diferentes razas. ¿Cuántos y cuáles imperios produjeron semejante prodigio?

Por este intrincado camino, Cervantes es el antepasado de todos los que hoy escribimos en castellano, sea en España como en las remotas tierras que alguna vez integraron el vasto imperio. Cuando admirables exégetas han indagado El Quijote -uno de los cuales me honra con su amistad y su presencia-, puede parecer un atrevimiento que yo, sin más títulos que el de escritor, pretenda aportar algo a todo lo que se ha dicho. Si lo hago es porque este premio que se me concede lleva el nombre de Cervantes y porque únicamente me referiré al enigma de la ficción; y cada novelista, por modesto que sea, ha tenido la vivencia de ese enigma y puede, quizá, contribuir a desentrañarlo.

¿Supo Cervantes que escribía una obra trascendente? No, por cierto, cuando comenzó a hacerla. Un ingeniero sabe de antemano lo que llegará a ser el puente que ha calculado en sus planos; pero no se puede calcular una gran ficción, porque no se construye únicamente con las razones de la cabeza, esas que sirven para demostrar teoremas, sino también -y sobre todo- con lo que Pascal llamaba "les raisons du coeur", las incomprensibles y contradictorias verdades del corazón. Dostoievski se propuso escribir un folleto sobre el problema del alcoholismo en Rusia y le salió Crimen y castigo. Cervantes quiso escribir una regocijante parodia de las novelas de caballería y terminó creando una de las más conmovedoras parábolas de la existencia, un patético y melancólico testimonio de la condición humana, un ambiguo mito sobre el choque de las ilusiones con la realidad y de la esencial frustración a que ese choque conduce. Esto no lo sabía al comenzar su empresa, no lo podía saber ni aun con su prodigiosa inteligencia, porque el corazón es inconmensurable con la cabeza: lo fue sabiendo a medida que avanzaba, según los acontecimientos imprevistos y los actores, que iban mucho más allá o en diferentes direcciones de lo preconcebido. Y quizá no lo supo nunca del todo, ni siquiera después de haber dado cima a la gran aventura, como nunca podemos descifrar acabadamente el significado de nuestros propios sueños; porque todas las explicaciones que la razón intenta son impotentes, porque el sueño es irreductible a los puros conceptos, porque el sueño es una ontofanía, una revelación de esa oscura realidad del inconsciente en la única forma en que puede expresarse. De ahí todas las interpretaciones que se dan de un mismo sueño, según la época y las teorías que se utilicen; y de ahí, y por los mismos motivos, las diversas y hasta encontradas lecturas de una ficción profunda como la de El Quijote. Si no fuera más que una sátira de la novela de caballería, no habría perdurado cuando esas narraciones estaban olvidadas y carecían de la menor vigencia. Y tampoco se explicaría por qué esa presunta sátira, además de hacernos reír, nos anuda la garganta. Todos comprendemos que sus aventuras son grotescas y, al mismo tiempo, intuimos que algo tan visible como los molinos de viento constituyen un revelador mito de la condición humana. ¿Qué es, entonces, El Quijote: una simple burla o un símbolo inacabable?

Los personajes protagónicos de una gran ficción son emanaciones, hipóstasis del yo más recóndito del escritor y por eso son inesperados y toman por caminos que el creador no había previsto, o cambian sus atributos según se desarrollan, atributos que van descubriéndose por los actos que ejecutan, a medida que la acción avanza. Nada más sensato que Don Quijote cuando da consejos a Sancho para gobernar la ínsula, y nada más quijotesco que Sancho cuando cree en esa ínsula. El escritor experimentado sabe que este fenómeno es inevitable y que debe ser modestamente acatado, porque es lo que asegura la auténtica vida de sus criaturas. No debe suponerse que por tener existencia en el papel y por ser inventados por el autor carecen de libre albedrío, son títeres con los que el escritor puede hacer lo que quiera. Por el contrario, el artista se siente frente a su propio personaje tan intrigado como ante un ser de carne y hueso, un ser que tiene su propia voluntad y realiza sus propios proyectos. Lo curioso, lo antológicamente motivo de asombro, es que ese personaje es una prolongación del creador, sucediendo como si una parte de su ser fuera testigo de la otra parte, y testigo impotente. Por esto, que a primera vista nos asombra, se comprende cuando tenemos en cuenta que esa emanación no es el resultado de la razón del autor y de su voluntad, sino de motivaciones de su yo más enigmático. Así, también pasa con nuestros sueños, esas ficciones de las que cada uno de nosotros somos autores, como personajes que no han salido, que no podrían haber salido, más que de nosotros mismos y que, no obstante, son de pronto tan desconocidos que hasta nos aterran.

Esta característica de las grandes ficciones es, precisamente, la que las convierte en grandes verdades. De un sueño se puede decir cualquier cosa, menos que sea una mentira. No sabemos, difícilmente alcanzamos a entender el significado último de ese portentoso fenómeno, pero sin duda es la expresión auténtica de un hecho. Mediante aquello que desde antiguo se llamó inspiración, sin proponérselo, el escritor rescata de ese territorio arcaico símbolos y mitos que confieren verdad a sus creaciones y que les darán la perdurabilidad de la especie humana. El espíritu puro produce ideas, pero las ideas cambian, y de ese modo Hegel es superior a Aristóteles, pero el Ulises de Joyce no es superior al Ulises de Homero. Los sueños no progresan: dan verdades inmutables y absolutas.

En una carta a un amigo, Karl Marx manifiesta su perplejidad porque las tragedias de Sófocles seguían conmoviendo, a pesar de ser las sociedades modernas tan fundamentalmente distintas. Pero es que los atributos últimos de la condición humana no sufren las vicisitudes de la historia. La muerte no es histórica, siempre el hombre ha sido mortal y seguirá siéndolo, y así también con otras características que constituyen el fondo metafísico del hombre. Estos atributos últimos son los que alcanzan a descubrir y describir los grandes escritores en sus ficciones. Es precisamente por esto que El Quijote vale para todas las épocas y en cualquier parte del mundo. Cervantes es radicalmente español, hasta el punto que es difícil imaginar que pudiera haber surgido en otra parte; pero, al mismo tiempo, revela y enuncia misterios del alma de todos los hombres. Como decía Kierkegaard, más ahondamos en nuestro corazón, más ahondamos en el corazón de cualquier ser humano.

Esta suerte de complejidades es lo que vuelve imposible juzgar razonablemente la obra máxima de Cervantes. Su mente comenzó planeando un "pasatiempo al pecho melancólico", pero su instinto poético logra, finalmente, levantar de entre las ruinas de su protagonista apaleado, escarnecido y ridiculizado una figura imponente y conmovedora. Y no son los ingeniosos y descreídos bachilleres los que se imponen al lector, sino el destartalado hidalgo con su fe inquebrantable, su candoroso coraje, su heroica ingenuidad. Esto es lo que después o hasta en medio de la risa llena de pronto de lágrimas nuestros ojos.

En el último capítulo, Cervantes le hace renunciar a todas las ilusiones y quimeras. Como escritor, intuyo que escribió esta parte con el alma contrita, oscuramente sintiendo que cometía con su caballero la última y más dolorosa de sus aventuras, obligándolo a morir desquijotado, para felicidad y tranquilidad de los mediocres, de los que aceptan la existencia como es, con la cabeza gacha, cualesquiera sean las renuncias y sordideces.

Para mí, el Cervantes de tantas andanzas en pos de ideales frustrados, dolorosamente se auto contempla y humilla en esa escena final, aceptando el acabamiento de su propia vida con honda amargura. Podría pensarse que aceptaba con resignación cristiana la voluntad de Dios. Pero, ¿por qué Dios no ha de querer a los Quijotes? Me atrevo a pensar que Cervantes amó hasta el final al Caballero de la Triste Figura y que, tímida y lateralmente, desplaza sus ilusiones nada menos que al risible escudero, para que su amargura sea más irónicamente dolorosa. Y así, Cervantes dio cabo a su grandiosa fantasía.

Región desgarrada y ambigua, sede de la perpetua lucha entre la carnalidad y la pureza, entre lo nocturno y lo luminoso, campo de batalla entre las Furias y las olímpicas deidades de la razón, el alma es lo más trágicamente humano. Por el espíritu puro, a través de las matemáticas y la filosofía, el hombre exploró el hermoso universo de las ideas, universo infinito e invulnerable a los poderes destructivos del tiempo; aun las poderosas pirámides de Egipto terminan por ser desfiguradas ante el implacable viento del desierto, pero la pirámide geométrica que es su espíritu permanece eternamente idéntica a sí misma. Mas ese orbe platónico no es la verdadera patria del ser humano: es apenas una nostalgia de lo divino. Su verdadera patria, a la que retorna después de sus periplos ideales, es esa región intermedia del alma, región en que amamos y sufrimos, porque el alma es prisionera de su cuerpo y el cuerpo es lo que nos hace "seres para la muerte". Es allí, en el alma, donde se aparecen los fantasmas del sueño y de la ficción. Los hombres construyen penosamente sus inexplicables fantasías porque están encarnados, porque ansían la eternidad y deben morir, porque desean la perfección y son imperfectos, porque anhelan la pureza y son corruptibles. Por eso escriben ficciones. Un dios no necesita escribirlas. La existencia es trágica por esa esencial dualidad. El hombre podría haber sido feliz como un animal sin conciencia de la muerte o como espíritu puro, no como hombre: desde el momento en que se levantó sobre sus dos pies, inauguró su infelicidad metafísica. Así, Cervantes escribió El Quijote porque era un simple mortal.

Tierno, desamparado, andariego, valiente, quijotesco Miguel de Cervantes Saavedra, el hombre que alguna vez dijo que por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida: ¡qué emoción siento ahora, en el final de mi existencia, al ser protegido por su generosa e innumerable sombra!

Monday, December 23, 2019

Enrique Morente (Diciembre 25, 1942 – Diciembre 13, 2010)



Esteban Salas. Villancicos y repertorio litúrgico


CD-USB: Música Catedralicia de Cuba. Villancicos y repertorio litúrgico de Esteban Salas (La Habana, 1725-Santiago de Cuba, 1803). Sellos discográficos Colibrí y La Ceiba, grabado en La Habana en 2015-2016. Dirección general, investigación, transcripciones y conducción, Miriam Escudero. Intérpretes: Camerata Vocale Sine Nomine que dirige Leonor Suárez, Coro de Cámara Exaudi que dirige María Felicia Pérez y Orquesta del Instituto Superior de Arte adjunta al Lyceum Mozartiano de La Habana. Dirección General José Antonio Méndez Padrón.

La colección «Documentos Sonoros del Patrimonio Musical Cubano» forma parte de las iniciativas de preservación y gestión que acomete el Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas, de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, con el propósito de completar el proceso de restauración de la obra musical: desde la localización de la partitura hasta su interpretación y difusión a través del concierto y la grabación. Cada soporte de esta colección contiene el registro sonoro de obras inéditas del patrimonio musical de Cuba acompañado de materiales audiovisuales didácticos para la enseñanza. (por Miriam Escudero)

El Espíritu de la Navidad (Revista Social. La Habana, Diciembre 1920)


Sunday, December 22, 2019

Bésame Mucho


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"Bésame mucho".  Su autora, la méxicana Consuelo Velázquez, compuso la música a finales de los 30s y tuvo  lista la letra en el año 1940. Según ella, al crear esta obra aun no había besado, por lo que fue producto de su imaginación y sueños. Se inspiró en el  aria “Quejas, o la Maja y el Ruiseñor” de la ópera  "Goyescas" de Enrique Granados. La canción fue interpretada por primera vez por Emilio Tuero.

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Pável Granados, director de la Fonoteca de México,
presenta la versión original de "Bésame Mucho", 
interpretada por Chela Campos en el año 1941. 

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Historia del bolero "Bésame Mucho"

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The first song recorded at The Beatles’ EMI audition in June 1962, "Besame Mucho" was a part of the group’s live set during their Hamburg days.

The romantic ballad was written in 1940 by Mexican songwriter Consuelo Velázquez, and first recorded by Emilio Tuero. The title translates as ‘kiss me a lot’.

The words were translated by American composer and singer Sunny Skylar. It reached audiences worldwide from 1944, and became an international hit following its appearance in the film Follow The Boys. (read full text)

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Interpretada por su autora. 1990

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El camino nuevo siempre conduce al mismo sitio, al final y en el final está "Bésame Mucho". (Manuel Alejandro)

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Friday, December 20, 2019

La "plantilla" de Lezama Lima

Recuerdo cuando mandaba (acá) la "plantilla", para que me mandaran (allá), un par de zapatos.

Lezama Lima también...



(Documentos de la Colección Cubana de la Biblioteca de la Universidad de Miami)

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado)

Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.



Querida Mimí:

Hoy me voy a la cama cansada pero feliz. Fue el cumpleaños del dueño. Tiró la casa por la ventana! Comida, bebida, música, hasta mariachis! y todos felices. Que rico la pasamos. Los comensales estaban felices y nosotros también. El restaurant estuvo lleno todo el día pues ya se había hecho de la invitación desde días atrás. Yo me lucí con la comida. Cociné los platillos favoritos del dueño. El restaurante estuvo adornado desde el ayer para el evento de hoy. Ay! Que celebración tan linda.

Mañana iré a visitar a don Rigo que sigue en el hospital. Me da mucha pena con Sandra, ahí cuidando de su padre. Ella no tiene vida por estar al lado de él. Ella no se queja; es su padre y lo cuida con esmero hasta que Dios diga.

La vida es así, a veces reímos, a veces lloramos. Pero la vida continúa.

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡más tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

Buenas noches Mimí.




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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

(USA) 5 facts about Christmas


(Pew Research Center) Wherever Americans stand on holiday-time debates about Starbucks cups, zombie nativity scenes and billboards encouraging people to skip church, it would be hard to disagree that Christmas is still a big part of many peoples’ lives this time of year.

Just in time for the holidays, here are five facts about Christmas in America and how people celebrate:

1. About nine-in-ten Americans (92%) and nearly all Christians (96%) say they celebrate Christmas, according to a 2013 Pew Research Center survey. This is no surprise, but what might be more unexpected is that a big majority (81%) of non-Christians in the U.S. also celebrate Christmas. This includes 87% of people with no religion and even about three-quarters of Asian-American Buddhists (76%) and Hindus (73%). Roughly a third of U.S. Jews (32%) – many of whom have non-Jewish spouses – said in a 2013 survey that they had a Christmas tree in their homes during the most recent holiday season. Among Americans overall, about half (51%) say they celebrate Christmas as more of a religious holiday, while roughly a third (32%) say it is more of a cultural holiday to them personally.

2. When they go to the store, which greeting do Americans prefer: “Merry Christmas” or “Happy holidays”? For some, this can be a sensitive question, but 46% of Americans say it doesn’t matter how stores greet their customers over the holidays. About four-in-ten (42%) choose “Merry Christmas,” according to a 2012 Pew Research Center survey. “Happy holidays” was the choice of 12%. We asked this question in two different ways; another Fact Tank post has details.

3. Another sometimes controversial aspect of Christmas is holiday displays on government property, which prompt annual scrutiny – such as the case of a Hanukkah menorah being removed from a public space in Lakewood, N.J., this year. Last year, we asked Americans if Christian symbols such as nativity scenes should be allowed on government property, and if so, whether they should be allowed by themselves or only if accompanied by symbols from other faiths. Americans have mixed views on this issue: 44% say Christian symbols should be allowed regardless of whether any other faiths are represented, 28% say Christian displays should be permitted only with symbols from other religions, and 20% say Christian symbols shouldn’t be allowed on government property at all.

4. Americans largely believe that elements of the traditional Christmas story reflect actual historical events. More than seven-in-ten (73%) say that Jesus was born to a virgin and 81% believe he was laid in a manger. And similar shares say that wise men, guided by a star, brought Jesus gifts of gold, frankincense and myrrh (75%) and that an angel of the Lord appeared to shepherds to announce the birth of Jesus (74%). Nearly two-thirds of U.S. adults (65%) believe that all four of these things actually happened, while 14% say none of them happened.

5. Our 2013 survey found that 86% of Americans buy gifts for friends or family as part of celebrating the holiday. While Christmas gift-giving is ubiquitous, it also sparks mixed feelings among many Americans. In our 2014 survey, majorities said buying and receiving gifts makes them feel joyful (83%) and generous (78%), but considerable minorities also said it makes them feel stretched thin financially (46%), stressed out (36%) or wasteful (23%). Fewer than half of U.S. adults (45%) say they are looking forward “a lot” to giving and receiving gifts. (Pew Research Center's website)

Thursday, December 19, 2019

Dos visiones de la Cultura: La Polémica Mañach-Lezama (por Roberto Méndez)


Dos visiones de la Cultura: La Polémica Mañach-Lezama


por Roberto Méndez Martínez



En 1949 dos figuras claves de la cultura cubana polemizaron sobre poesía desde las páginas de la revista Bohemia: Jorge Mañach Robato y José Lezama Lima; el primero era ya una personalidad reconocida en los medios académicos, políticos y periodísticos de la nación, que no se había limitado a ser el agudo ensayista de La crisis de la alta cultura en Cuba e Indagación del choteo sino que había llevado su actividad pública hasta desempeñar el cargo de Secretario de Educación en el gobierno de Carlos Mendieta; el segundo había editado las revistas Verbum, Espuela de plata, Nadie parecía y estaba empeñado por entonces en la gran aventura editorial de Orígenes, pero su renovador poema Muerte de Narciso, sus Aventuras sigilosas, los ensayos que entrarían luego en Analecta del reloj y Tratados en la Habana, sólo eran conocidos por un mínimo grupo de enterados, era a la vez un miembro más de la burocracia judicial habanera y un artífice oculto que renovaba la cultura nacional a partir de reinventarla. Ambos se conocían y se trataban con cortés ironía, sin embargo, cuando salió de las prensas de Orígenes la summa poética La Fijeza -hermoso ejemplar con viñetas de René Portocarrero - no pudo evitar Lezama el enviar un ejemplar con la dedicatoria : "Para el Dr. Jorge Mañach, a quien Orígenes quisiera ver más cerca de su trabajo poético - con la admiración de J. Lezama Lima. Agosto y 1949”. Algo semejante hizo por esos días Cintio Vitier con su cuaderno de versos El hogar y el olvido.

La respuesta del antiguo promotor del Grupo Minorista fue la publicación al mes siguiente de “El arcano de cierta poesía nueva. Carta abierta a José Lezama Lima” (1), texto que aparece signado por una punzante ironía desde sus primeras líneas. Si bien el escritor reconoce el “heroísmo y prestigio sumos” con que Lezama conduce las ediciones de Orígenes, no puede evitar el acercarse a su libro de versos con un tono crítico que parece parodiar el singular estilo de su autor:
Primorosos volúmenes ambos, sobre todo el de usted, con esa cubierta citrón (le gustaría a usted que no diga el color en castellano, para que el adjetivo, para que el adjetivo no se domestique demasiado) que lleva el nombre de usted en modestas letras blancas, como una cicatriz antigua o un vago rubro estelar: con una viñeta en sepia de Portocarrero, donde se conjugan una lámpara, una oreja y algo que parece un caracol de tripa mágica; dominando ese tranquilo misterio de la portada, el título austero de sus versos, La Fijeza, como una negra pupila escrutadora.(2)
El voluntario epistológrafo no oculta sus deseos de polemizar sin ambages, asegura que “en las cuestiones de arte nos está haciendo falta desde hace tiempo un poco más de oreo y franqueza” e inmediatamente señala que ha encontrado una especie de reproche en la dedicatoria recibida al señalarse en ella su lejanía de la obra poética de Orígenes, lo que percibe también en otros escritores del grupo que reiteradamente le “han hecho patente la misma actitud a la vez de estimación y reserva” ; decide fundamentar su actitud con un distingo, desea que no se vea en ello “desestimación o altivez crítica” sino “falta de...adhesión o si se quiere, de comunidad en el modo de querer y preferir la obra poética”.

Para argumentar esta distancia crítica Mañach decide hacer “un poco de historia”, recuerda su afiliación a la generación literaria de 1925, decidida a barrer con los residuos del Modernismo, señala el papel del Grupo Minorista, primero y luego de la Revista de Avance que él dirigiera junto a Ichaso, Lizaso y Marinello, para la campaña del “vanguardismo”:
De lo que se trataba era de barrer con toda aquella literatura trasudada y de estimular una producción fresca, viva, audazmente creadora, capaz de ponerse al paso con las mejores letras jóvenes de entonces. Fue una revolución - el preludio, en el orden de la sensibilidad y estética de la revolución política y social que quiso venir después. (3)
Nótese cómo el fundador del ABC, el delegado a la Constituyente de 1940, se resiste a permanecer en el puro plano estético, la revolución de la sensibilidad le parece sobre todo una anticipación de la que debía operarse en el panorama nacional y cuyos síntomas externos eran la rebeldía de los artistas contra la chatura burguesa que preludiaba - o iba a confundirse- con la lucha de amplios sectores sociales contra la dictadura machadista ; lo esencial era dar a Cuba un lugar dentro del concierto de las naciones cuando estaba relegada todavía como “comarca segundona en el mapa literario latinoamericano”. No niega el escritor que hubo “exageraciones e injusticias”, que se exaltó muchas veces lo que Mariátegui llamara “el disparate lírico” - por ejemplo la edición provocadora de la “Oda al bidet” de Giménez Caballero-, se obsesionaron con lo que designa como “microbiología freudiana” y se tomaron tan en serio el “creacionismo” de Huidobro como la “poesía pura” que venía de la mano de Brull. Sin embargo, se atreve a confesar que no se sentía totalmente de acuerdo con el vanguardismo, al menos en su vertiente más extremista :
En el fondo, conservaba mi fe candorosa en la poesía como idioma comunicativo y no sólo expresivo, y aunque consideraba que la mediocridad y la rutina tenían ya muy abusados todos los viejos cánones, repugnábame un poco, para mis adentros, la anarquía que cultivábamos, y apetecía - por estos resabios clásicos que sin duda tengo- algún orden de la expresión capaz de asegurarle a ésta a la vez profundidad y claridad.

Más que una batalla estética, para mí fue todo aquello una batalla cultural, una rebelión contra la falta de curiosidad y de agilidad, contra el provincianismo, contra el desmedro imaginativo y la apatía hacia el espíritu de nuestro tiempo. (4)
Estos párrafos dejan traslucir sobre todo los ideales del sociólogo, del político, de encauzar una batalla estética en bien de una política general que traiga una reacción saludable a la nación y la engrandezca. Sin manifestarlo se está adhiriendo a ideales que vienen de la Ilustración y que hallan en Martí su punto más alto: aquellos que reclaman una utilidad de las letras, un compromiso de éstas con el destino nacional. Sin embargo, su cultura, nutrida de fuentes clásicas, su disciplina profesoral, influyen en la confesión de que siempre esperó que una vez despejado el campo “volvieran nuestras letras más finas (...) a juntar en sobria disciplina la pureza, la novedad, la hondura y la claridad”. Nótese que estas cualidades son precisamente aquellas que los retóricos desde Horacio y Quintiliano reclamaban para el discurso literario.

No en vano cita una frase atribuida a Enrique José Varona sobre el vanguardismo:”Andan por las nubes: ¡ ya caerán !”, es la que sirve de puente para lo que viene después: sin decirlo de manera explícita, deja ver que son ahora los escritores de Orígenes los que andan lejos del suelo. Los considera descendientes de aquella generación de 1925 y no puede evitar el reprocharles “su falta de reconocimiento filial respecto de nosotros” y más aún el que envuelvan a sus antecesores “en el mismo altivo menosprecio que entonces nosotros dedicábamos a la academia”, con lo que extrañamente contradice las líneas iniciales del artículo en que destaca las muestras de admiración que sigue recibiendo de esos autores, pero es que aún para un temperamento moderado como el suyo, las furias de las luchas generacionales nunca se apagan del todo. Si reclama de esta nueva hornada que reconozca “la deuda que tienen contraída con sus progenitores” de Avance por ser los primeros en haber traído la “nueva sensibilidad”, reconoce que él y sus contemporáneos han envejecido: “apagamos los fuegos revolucionarios, escribimos como dicen que Dios manda” y más aún: ganan premios, entran en academias - él en particular había sido electo en 1940 miembro de la Academia de Historia- y sarcásticamente señala que eso es tan inevitable como echar abdomen después de los cuarenta años, pero que no se puede renegar del padre “aunque no tenga la esbeltez de antaño”.

A partir de allí, el autor entra por caminos más delicados y personales, dice que no es ese “pequeño resentimiento”- el de la falta de reconocimiento de la paternidad generacional- el que lo distancia de la obra que hacen sino la “incapacidad de fruición” que siente ante sus escritos que atribuye “a una excesiva extralimitación de ustedes”. Si bien asegura que ha leído asiduamente Orígenes y las revistas que le precedieron, así como la reciente antología preparada por Cintio Vitier- en clara alusión a Diez poetas cubanos- “le mentiría, amigo Lezama, si le dijese que fueron ésas muy gratas lecturas, o que saqué mucho en limpio de ellas” aunque encontrara algún poema “de rara sugestión y fuerza lírica” de Gastón Baquero, Angel Gaztelu, Cintio Vitier “o de usted mismo, a quien todos tienen por maestro”- frase que tiene cierto trasfondo nada inocente- ; los ha admirado pero no los ha comprendido y esa ausencia de comprensión se le convierte en una clave fundamental :”esa experiencia es, amigo Lezama, la que en general me queda de toda esta poesía de ustedes. La admiro a trechos ; pero no la entiendo” (5).

Ya a estas alturas, Mañach se siente obligado a invocar la existencia de otras personas cultas que tienen su misma “limitación”, el no comprender lo que escriben los origenistas y lo atribuye a un problema intrínseco a sus poéticas : “También es posible que ustedes se hayan forjado un concepto de la poesía demasiado visceral, por decir así, demasiado como cosa de la mera entraña personal, ajena a la sensibilidad de los demás.” (6)

A partir de aquí, el poeta profesor se siente obligado a explicar su propia concepción de la poesía, que para él oscila entre dos polos : el de la expresión y el de la comunicación, sin el segundo, la experiencia del autor no puede hacese clara al lector. Reconoce en el Romanticismo la exacerbación del individualismo que ha hecho que el poeta contemporáneo se vaya quedando “casi enteramente solo con su misterio” con lo que la poesía sufre el riesgo de convertirse “a lo sumo en un idioma de pequeñas fratrias poéticas” y “marginado por su propia soberbia expresiva, el creador poético se queda cada vez más incomunicado con el mundo que su voz debía iluminar y ennoblecer” (7). Como corolario de esta actitud, que cree identificar en Lezama y sus seguidores, advierte la posibilidad de que se pierdan para la cultura cubana talentos “con semejantes ensimismamientos”. Sin embargo ya a esas alturas su voluntad de diálogo parece ceder ante la criolla necesidad de “choteo”, que él no sólo había estudiado sino que padecía como cualquier hijo de vecino insular:
no sabe cuanto le agradecería que nos ilustrase a todos un poco en un lenguaje que podamos entender - y digo esto, con perdón, porque demasiado a menudo ocurre que al tratar de explicarnos estas cosas resulta que la explicación necesita a su vez ser explicada. (8)
La despedida sigue en el mismo tono y sólo alguien muy poco avisado podría ignorar el alfilerazo evidente en la frase “le admira más por lo que le adivina que por lo que le entiende”. El terreno de la lid ha sido planteado.

El asunto debió parecer muy exótico a la mayoría de los lectores de Bohemia, el número en el que apareciera “El arcano...” era una especie de muestrario de la realidad cubana, en sus páginas se mezclaban : el descubrimiento de una conspiración de pandilleros en la Universidad, el atentado a Masferrer al salir del Capitolio, las críticas al gobierno de Prío hechas por Suárez Ribas, aspirante a la Presidencia, sin olvidar la preocupación por la salud del boxeador Kid Gavilán quien acababa de sufrir un asalto callejero en New York. Para un cubano común de entonces - y de hoy - la “claridad” de Mañach era tan ajena como la “oscuridad” de Lezama.

La reacción del poeta no se hizo esperar, en la Bohemia del 2 de octubre del propio año apareció “Respuestas y nuevas interrogaciones. Carta abierta a Jorge Mañach”. Desde las primeras líneas se hace evidente que el autor de Enemigo rumor quiere superar a su adversario en ironía y en argumentos aplastantes, su técnica es la de replicar, como en la oratoria forense, punto por punto, a cada argumento del contrario. Después de señalar que Mañach en su epístola les ha entregado “sin paliativos sus negaciones, lejanía e indiferencias” (9) comienza por rechazar la interpretación que aquel hiciera de la viñeta de Portocarrero que aparece en la portada de La fijeza:
allí donde usted creyó ver una lámpara, sin que sea acaso necesaria la rectificación, se trata de un tornillo sin fin...Referencia tal vez a cierta plaza de la cultura cubana, donde pocos deseaban situarse y donde yo precisamente he insistido en levantar mi tienda con tan reiterada constancia que ha motivado siempre el total entrecruzamiento de flechas. (10)
En realidad también Lezama manipula el dibujo, pues lo ambiguo en él - cuando consultamos la ya rara edición- no es el vaso o lámpara de la izquierda, ni la gran oreja del extremo derecho, sino la figura central en la que Mañach creyó ver un caracol pero que en su centro tiene una especie de tirabuzón o espiral que la fantasía del poeta ha convertido en “tornillo sin fin” de modo que este símbolo, asociado a lo que profundiza y cala, al proceso continuo de ahondar en la oscuridad queda contrapuesto a la simple lámpara. Con ello quiere dejar constancia de su controvertido rol en la cultura cubana : su interés no está en ser claro, sino en ahondar en misterios, bucear en profundidades que otros hasta ahora no han revelado.

Frente a la obsesiva repetición de Mañach de su “no comprendo”, el poeta opone la defensa de lo oscuro como misterioso y estimulante para la cultura:
El incentivo de lo que no entendemos, de lo difícil o de lo que no se rinde a los primeros rondadores, es la historia de la ocupación de lo inefable por el logos o el germen poético. ¿Qué es lo que entendemos ? ¿Los monólogos misteriosos del campesino o el relato de sus sueños a la sombra del árbol del río ? ¿Y qué es lo que no entendemos ? ¿El artificio verbal, esa segunda naturaleza asimilable ya por la secularidad, y en el cual el hombre ha realizado una de sus más asombrosas experiencias : otorgar un sentido verbal, destruirlo y verlo como de nuevo se constituye en cuerpo, liberado del aliento de la palabra o del ademán de la compañía ? En realidad, entender o no entender carecen de vigencia en la valoración de la expresión artística. (11)
Lanzado ya en el terreno de la más cruda polémica es capaz de decir al conocido ensayista que su carta está recorrida por el pro domo suo, es decir por la parcialidad interesada : “muestra usted el orgullo de su ciudad intelectual y enarca la Revista de Avance”. Lezama la emprende entonces con esta publicación, procura recapitular las páginas que leyó en su juventud y se refiere a la mezcla de estilos y tendencias que allí aparecían, está convencido de que se carecía de “una línea sensible o de una proyección”, puede reconocer que: "Sus cualidades eran (...) de polémica crítica, mas no de creación y comunicación de un júbilo en sus cuadros de escritores”. Bajo estas líneas yace una sutil contraposición con Orígenes: la generación de 1925 queda así estrictamente asociada con la voluntad de cambio, con el choque de ideas incendiarias, mas la unidad, la coralidad, la plenitud, corresponden en realidad a quienes se nuclean en torno a la publicación lezamiana; por esta razón, puede percibirse que el autor de La fijeza considera a la revista de los años juveniles de Mañach como un capítulo cerrado para la cultura nacional: "Creemos que aquella Revista de Avance cumplió y se cumplió”. Ahora es el momento de otra de esas “gestas casi hercúleas en nuestra circunstancia cultural” y aprovecha para situar una especie de manifiesto:
Orígenes era la culminación de unos esfuerzos anteriores, en cuadernos y pequeñas revistas, que al fin logran alcanzar cierto ecumenismo huyendo siempre del énfasis- producto de que se había constituido-, huyendo también de la excesiva omnicomprensión, una pequeña república de las letras. Saint John Perse, Santayana, Eliot, autorizaban en sus páginas la inserción de sus manuscritos al igual que lo autorizaban para muy pocas revistas del resto del mundo culto. ¿Filiación y secuencia de la Revista de Avance ? Había radicales discrepancias. A Orígenes sólo parecía interesarle las raíces protozoarias de la creación, la propia norma que lleva implícita la riqueza del hacer y participar.(...) Decir lo dicho solamente por sus propias huellas, que fuese su progresión lo que quedase de su flecha. (12)
Por esta razón, sitúa la posición de ambos ante sus respectivas publicaciones como esencialmente diferentes, no sólo en el plano estético sino en el pragmático : uno añora lo que hizo en el pasado, el otro da vida a algo realmente actuante:
Dispénseme, pero su fervor por la Revista de Avance es de añoranza y retrospección, mientras que el mío por Orígenes es el que nos devora en una obra que aún respira y se adelanta, que aún demanda como la exigencia voraz de una entrega esencial, que volquemos nuestras más rasgadas intuiciones en la polémica del arte contemporáneo. (13)
La consecuencia que deriva Lezama de todo esto es de mayor alcance que el artístico, es ética, los animadores de aquella generación pasada no tenían ya para ellos “la fascinación de una entrega decisiva a una obra y que sobrenadaban en las vastas demostraciones del periodismo o en la ganga mundana de la política positiva” y peor aún “habían adquirido la sede, a trueque de la fede”, es decir se habían acomodado en posiciones públicas, perdido ya el fervor primero en las cualidades fecundadoras de la cultura. Esta acusación es grave y no totalmente justificada, es cierto que muchos de los hombres de nuestra “vanguardia” militaban en los más heteróclitos partidos y no siempre habían salido inmaculados de su relación con “la cosa pública”, pero en el caso de Mañach nada hacía pensar que el Secretario de Educación de Mendieta, fundador del Departamento de Cultura que tan provechoso resultó para apoyar muchas iniciativas artísticas, especialmente en el terreno de la plástica, el periodista defensor de una reforma en la vida nacional ajena a interferencias foráneas, mereciera tal reproche. Mas el poeta, absoluto y dominador como todos los fundadores y cabezas de grupo, está más dispuesto a defender su pensamiento que a reconocer la deuda de éste con el pasado ; sintiéndose agredido, usa todas las armas del idioma y no teme ser injusto.

Si Diez poetas cubanos había motivado el “no comprender” de Mañach, ahora Lezama le opone el reconocimiento que el volumen ha tenido por parte de Octavio Paz “considerado como el mejor poeta de su generación en su país”, el espaldarazo de éste queda opuesto a ciertas “rudas negaciones e incompresiones vacilantes”. Por último, no pretende futuro creador de Paradiso negar el que Avance trajera el “arte nuevo”, pero la misión actual es otra y aprovecha para colocar una síntesis del programa de Orígenes:
Pero de esa soledad y de esa lucha con la espantosa realidad de las circunstancias, surgió en la sangre de todos nosotros, la idea obsesionante de que podíamos al avanzar en el misterio de nuestras expresiones poéticas trazar, dentro de las desventuras rodeantes, un nuevo y viejo diálogo entre el hombre que penetra y la tierra que se le hace transparente. (14)
El texto de Lezama resultaba demasiado provocador como para que Mañach permaneciera mudo, sobre todo cuando la polémica había calado en ciertos medios literarios y periodísticos, un síntoma de ello era el artículo publicado por Luis Ortega el 2 de octubre en Prensa Libre, donde aseguraba que el balance de ese duelo entre dos generaciones marcaba “la defunción intelectual de los hombres del 25”. El 16 de octubre, Bohemia recoge la réplica de Mañach, titulada “Reacciones de un diálogo literario. Algo más sobre poesía vieja y nueva.”

Comienza el escritor con su habitual ironía por afirmar: "disto mucho de pensar que la respuesta del poeta fuese convincente en la misma medida en que me resultó interesante”(15). De inmediato, comienza su réplica por el aspecto más sensible: el ético. No cree que las labores que en el terreno de la política, la animación cultural, el periodismo, sean la negación de una pureza intelectual, pues eso mismo hicieron en su tiempo Bello, Sarmiento, Alberdi, Hostos, Martí, Varona. Frente a los “poetas, o ensayistas químicamente puros” él opone la condición del intelectual inmerso en los deberes públicos:
Esa es la gran tradición del intelectual americano : responder al menester público, no sustraerse a él; vivir en la historia, no al margen de ella. En los países ya muy granados y maduros, es perfectamente justificable que el escritor se consagre enteramente a sus tareas creadoras como tal, porque la conciencia moral e histórica de que está asistido, y aún la estética, encuentra en torno suyo un ámbito de suficiente respeto y servicio a los valores espirituales, y gente lo bastante numerosa, en la política o en el periodismo, para sustentar esos valores. Pero los pueblos todavía en formación reclaman y esperan demasiado de sus hombres de espíritu para que estos le vuelvan soberbia o tímidamente las espaldas. (16)
Nada delicado en su respuesta, alude a posiciones como la de Lezama como “purezas altivas” y “ascetismos cómodos” y contrapone a ellas su propia vocación de servicio :”yo creo que el primer deber de un hombre de espíritu es luchar porque el espíritu efectivamente reine en el ámbito donde el destino le situó”.

A partir de allí, en la segunda parte del trabajo, procura reflexionar sobre el papel social de la poesía,con la defensa de la tesis de que ésta no es sólo expresión, sino también - y sobre todo- comunicación. Él, que se proclama lector de Rilke, Valery, Eliot, Neruda, no rechaza la novedad, sino que exige a ésta una eficacia comunicativa, si bien la emoción poética puede mostrar ciertas cumbres: La calidad más alta de materia poética es aquella que, al ser ponderada, le revela al poeta motivos profundos y universales, raíces que la vinculan al misterio del hombre y del mundo - al sentido o “sinsentido” de la vida, del dolor, del amor, de la Naturaleza, de la muerte.(...) El misterio - eso es, en definitiva, el tema mayor de la poesía, como lo es de la filosofía. (17)

Para él la poesía verdaderamente grande es la que se aventura en esa zona misteriosa y casi inefable, donde la expresión poética ha alcanzado alturas incalculables, mas no basta con sumergirse “en un fárrago de palabras y de imágenes”, es necesario comunicar ese misterio.

Considerando que el asunto no ha sido totalmente agotado, a pesar de que Lezama no volverá a responder - al menos de manera clara y pública- vuelve Mañach por sus fueros con un “Final sobre la comunicación poética” que vio la luz en Bohemia el 23 de octubre de ese año. Este último artículo está marcado por su preocupación por el papel que la poesía puede desempeñar dentro de la sociedad cubana. Justifica así su insistencia en el tema:
Huelga decir que la cosa tiene cierta importancia cubana. No trascendemos mucho al exterior, o a la Historia, por nuestros episodios políticos, sino por la cultura.(...) Que se cultive en Cuba poesía buena es cosa tan importante, por lo menos, como el que la Nación esté bien gobernada y, desde luego, mucho más importante que la fortuna, próspera o adversa, de tal o cual bandería o renglón administrativo. (18)
Se cuestiona entonces cuál será la expresión poética que dará a Cuba “más gusto, más edificación espiritual y más prestigiosa resonancia”, duda que sea la cultivada por “Lezama Lima y sus cofrades” pues a pesar de ser “la generación más dotada para la poesía que Cuba ha dado”, sin embargo sus obras en muchas zonas se contentan con “la pura expresión sin generosidad comunicativa alguna”. Une entonces poética, ontología y ética en la interrogación: ¿qué sentido tiene la imagen, recurso primordial del poeta, sino ése de unir lo disperso, de enlazar lo distinto, de asimilar lo incoherente, como para reivindicarnos la conciencia de la integridad del Ser, tan comprometida por las apariencias y los episodios del mundo ? (19)

Es su preocupación el que la poesía moderna que aspira a suprimir “ toda superficie, toda periferia” y quiere llevar la imagen hacia sus últimas posibilidades, se deje llevar por una especie de autoritarismo de los “genios” que sacrifique la comunicación con el lector y se quede en la pura autocomplacencia estética, con el riesgo de provocar “una desmoralización absoluta del gusto como factor de ennoblecimiento espiritual”. (20)

Asume Mañach el que a partir de estos criterios pueda ser calificado de “atrasado”, mas siente que su conciencia está tranquila pues : "Ganada o perdida, habrá sido ésta una batalla más por la diafanidad y fecundidad de nuestra cultura.” (21)

¿Qué consecuencias tuvo esta polémica en la cultura cubana ? Quienes intervinieron en ella se mantuvieron en sus posiciones irreconciliables. Rafael Rojas ha señalado la diferencia básica de las estrategias de ambos: Así en los años 40 y 50, Mañach concibió una estrategia pública inversa a la de Orígenes. Para Lezama la crisis era política y la cultura funcionaba como un dispositivo secreto contra la escasa imaginación del Estado. Para Mañach la crisis era cultural y el espacio público ofrecía una zona neutra donde regenerar la ciudadanía y vigorizar la nación. (22)

En la vida pública siguieron pesando más la corrupción gubernamnetal, el “bonche” universitario y otras calamidades, sin embargo, en el plano subterráneo, invisible, estos conceptos contrapuestos nutrían un pensamiento cubano que décadas después sigue confrontando las relaciones cultura- espacio público con posiciones que, más allá de ciertos matices, estaban ya contenidas en los puntos de vista de Mañach y de Lezama.

Un poema de Cintio Vitier viene a cerrar el abismo entre Mañach y Orígenes :

Ciegos sus ojos para el rapto,

usted no vio lo que veíamos.

Bien, pero en sombras yo sabía,

mirándolo con hurañez,

lo que ahora llega iluminado:

Tener defectos es fatal

y nadie escapa a sus virtudes. (23)

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  1. Cf. Bohemia, 25 de septiembre de 1949, p.78 y 90.
  2. Ibid, p.78
  3. Ibid
  4. Ibid.
  5. Ibid, p.90.
  6. Ibid.
  7. Ibid
  8. Ibid.
  9. Cf. Bohemia, 2 de octubre de 1949, p.77.
  10. Ibid
  11. Ibid
  12. Ibid.
  13. Ibid
  14. Ibid
  15. Jorge Mañach :”Reacciones de un diálogo...”, Bohemia, 16 de octubre de 1949, p.63.
  16. Ibid
  17. Ibid, p.107.
  18. Jorge Mañach :”Final sobre la comunicación poética”, Bohemia, 23 octubre, 1949, p.56.
  19. Ibid
  20. Ibid, p.113.
  21. Ibid
  22. Rafael Rojas :”Mañach o el desmontaje intelectual de una república”. En : Gaceta de Cuba, no.4, 1994, p.9.
  23. Cintio Vitier :”Jorge Mañach”. En : Gaceta de Cuba, no.4, 1994, p.10.

El apagón (por Cándido Fabré)


El posible origen de un efímero baño público en Camagüey (por Joaquín Estrada-Montalván)


Una noche del verano del 86 (vacaciones post-pre y pre-universidad), conversando en la Plaza, se armó de pronto un revuelo en la casa de El Mayor, se estacionaron varios carros, se apearon Raúl y Vilma, entraron en la casona.

Al terminar la visita cruzaron la calle, se acercaron a saludar (al conocerse de la presencia de la "segunda pareja", se habían agrupado alrededor de 30 o 40 personas) y se inició una conversación.

Entre los temas principales, recuerdo las quejas por el incremento de la delincuencia y la inseguridad en la ex "suave comarca de pastores y sombreros". Un señor se refirió a que cuando denunció el robo de su bicicleta, fue multado porque no la había bien cuidado.

Desde un automovil gritaron "Raúl metete el deo en el culo", no escuchó bien, y al preguntarle a sus asistentes, le dijo uno, "fue una malapalabra" (o algo así le respondió), el "Delfín" insistió "que?", al asistente no le quedó de otra, "que se meta el deo en el culo".

En esos tiempos estaban emprendiendo una (de las varias renovaciones) en la calle República y un tin en Maceo (eran los tiempos que lo máximo eran las "novedosas" Tiendas de la Amistad, donde vendian "popis" creo que de Checoslovaquia a 110 pesos, los salarios mensuales andaban por 110 a 220 pesos). La disgregación viene porque le pidieron a Raúl un baño público que no había en el centro de la ciudad. Luego de ese "encuentro" apareció un baño público , dirìa a media calle República (no recuerdo cerca a que entrecalle, ya va fallando el coco)

El baño fue cerrado en poco tiempo, las Casas de la Amistad se fueron con la ida del CAME, en la calle República luego de aquella renovación se han hecho varias, la delincuencia continúa en ascenso, Raúl permanece.

De las tradiciones navideñas


Los pesebres, Belenes o Nacimientos

En el año 1223 San Francisco de Asís dio origen a los pesebres o nacimientos que actualmente conocemos, popularizando entre los laicos una costumbre que hasta ese momento era del clero, haciéndola extra-litúrgica y popular. La presencia del buey y del burro se debe a una errónea interpretación de Isaías 1, 3 y de Habacuc 3, 2 (versión "Itala"), aunque aparecen en el magnífico "Pesebre" del siglo cuarto, descubierto en las catacumbas de San Sebastián en el año 1877.

Los himnos y villancicos

Los primeros villancicos que se conocen fueron compuestos por los evangelizadores en el siglo V con la finalidad de llevar la Buena Nueva a los aldeanos y campesinos que no sabían leer. Sus letras hablaban en lenguaje popular sobre el misterio de la encarnación y estaban inspirados en la liturgia de la Navidad. Se llamaban "villanus" al aldeano y con el tiempo el nombre cambió a "villancicos". Éstos hablan en un tono sensible e ingenioso de los sentimientos de la Virgen María y de los pastores ante el Nacimiento de Cristo. En el siglo XIII se extienden por todo el mundo junto con los nacimientos de San Francisco de Asís.

El famoso "Stabat Mater Speciosa" es atribuido a Jacopone Todi (1230-1306); "Adeste Fideles" data del siglo decimoséptimo. Pero, éstos aires populares, e incluso palabras, deben de haber existido desde mucho tiempo antes de que fueran puesto por escrito.

Los villancicos favorecen la participación en la liturgia de Adviento y de Navidad. Cantar villancicos es un modo de demostrar nuestra alegría y gratitud a Jesús y escucharlos durante el Adviento ayuda a la preparación del corazón para el acontecimiento de la Navidad.

Las tarjetas navideñas

La costumbre de enviar mensajes navideños se originó en las escuelas inglesas, donde se pedía a los estudiantes que escribieran algo que tuviera que ver con la temporada navideña antes de salir de vacaciones de invierno y lo enviaran por correo a su casa, con la finalidad de que enviaran a sus padres un mensaje de Navidad.

En 1843, W.E. Dobson y Sir Henry Cole hicieron las primeras tarjetas de Navidad impresas, con la única intención de poner al alcance del pueblo inglés las obras de arte que representaban al Nacimiento de Jesús.

En 1860, Thomas Nast, creador de la imagen de Santa Claus, organizó la primera venta masiva de tarjetas de Navidad en las que aparecía impresa la frase "Feliz Navidad". (más tradiciones en ACI Prensa)

Navidad 2019 en la Ermita de la Caridad


Wednesday, December 18, 2019

19 de diciembre de 1959. La Quincallera que fue (por Carlos A. Peón-Casas)


La Quincallera que fue.
Noticias antiguas de la inauguración
 de aquel recordado comercio de la
 calle República.


por Carlos A. Peón-Casas


Un añoso periódico Adelante, todavía en el mismísimo formato que su antecesor El Camagüeyano, con doce increíbles páginas, y fechado en el sábado 19 de diciembre de 1959, nos trae la noticia de la apertura de aquel celebrado establecimiento, aquella misma mañana.

La Quincallera de Camagüey, como fue bautizada, era parte de la Cadena Nacional Quincallera, que según anunciaban sus propietarios se trataba de una verdadera cadena de Ten-Cents Cubanos, con precios competitivamente bajos, con más de 250 empleados repartidos en 6 establecimientos de su tipo distribuidos por todo el territorio nacional, y con la perspectiva en aquel instante, de abrir otros a la brevedad.

El de nuestra ciudad, se ubicaba como ya apuntábamos en la calle República casi frente al callejón de Correa(1), y que al decir del slogan promovido por la Asociación de Comerciantes de aquella nutrida artería, era “la calle que defiende su economía”.

Aquel sábado debió sin dudas día de fiesta para todos los concurrentes a tan flamante convite. A su disposición habían más de 10.000 artículos distintos, en el bien servido stock de la tienda, repartidos por todos sus departamentos: Perfumería, Caballeros, Joyería de Mujer, Regalos, Cocina, Juguetes, Muñecas, y Ropa Interior.

Las fotos que ilustran este artículo, no dejan dudas de la estupenda calidad de los productos a la venta, que competían en igualdad de condiciones con los ofertados por otros negocios similares de la ciudad.

Una singular oferta de jabones de todas las marcas incluyendo a los de Palmolive y Camay, se proponían en oportuna rebaja de 16 centavos, a solo 9centavos cada unidad, tamaño regular de baño.

Igualmente, las pastas dentales de cualquiera fuera la marca y presentados en tamaño gigante, solo les importarían a los interesados 35 centavos cada uno, precio de remate a partir de los 50 centavos originales.

A casi seis décadas de aquella inauguración, muchos guardarán un recuerdo amable de aquel instante, y en sus retinas, todavía perdurará el ajetreo de aquel singular comercio citadino, remedo del interminable bullicio de aquella calle República, o la de Maceo, compartiendo aquel apelativo que todavía las define: las del Comercio, y que en las tardes de sábado, como el de aquel día, se convertían en pasarela singular de una ciudad que ya no existe.


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1. El área que ocupara la tienda, con salida por la calle Santa Rosa, había acomodado en la década de los cuarenta y comienzos de los cincuenta, la residencia de la familia Ibarbia, que tenían en propiedad la farmacia homónima en la esquina de República con Ignacio Sánchez. Para 1960, residían entonces en la Avenida de los Mártires. La antigua propiedad, de la que guarda recuerdos mi tío Juan Peón, compañero de clase en el Colegio Marista de Pedro Ibarbia, único vástago del matrimonio del Dr. Pedro Ibarbia Caballero e Isabel María Pichardo, y donde concurría en sus años de juegos infantiles, dio paso a la nueva estructura del establecimiento comercial, que se conserva tal cual.

"Sinterklaas" , "Sinter Klaas" , "Santa Claus"

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El último momento de inflexión importante en la evolución iconográfica de Santa Claus tuvo lugar con la campaña publicitaria de la empresa de bebidas Coca-Cola, en la Navidad de 1930. Como cartel anunciador de su campaña navideña, la empresa publicó una imagen de Santa Claus escuchando peticiones de niños en un centro comercial. Aunque la campaña tuvo éxito, los dirigentes de la empresa pidieron al pintor de Chicago (pero de origen sueco) Habdon Sundblom que remodelara el Santa Claus de Nast. El artista, que tomó como primer modelo a un vendedor jubilado llamado Lou Prentice, hizo que perdiera su aspecto de gnomo y ganase en realismo. Santa Claus se hizo más alto, grueso, de rostro alegre y bondadoso, ojos pícaros y amables, y vestido de color rojo con ribetes blancos, que eran los colores oficiales de Coca-Cola. El personaje estrenó su nueva imagen, con gran éxito, en la campaña de Coca-Cola de 1931, y el pintor siguió haciendo retoques en los años siguientes. Muy pronto se incorporó a sí mismo como modelo del personaje, y a sus hijos y nietos como modelos de los niños que aparecían en los cuadros y postales. Los dibujos y cuadros que Sundblom pintó entre 1931 y 1966 fueron reproducidos en todas las campañas navideñas que Coca-Cola realizó en el mundo, y tras la muerte del pintor en 1976, su obra ha seguido difundiéndose constantemente. (para conocer a Santa Claus lea aquí)

Tuesday, December 17, 2019

¿Qué día nació Jesús?


Hasta el siglo III no tenemos noticias sobre el día del nacimiento de Jesús. Los primeros testimonios de Padres y escritores eclesiásticos señalan diversas fechas. El primer testimonio indirecto de que la natividad de Cristo fuese el 25 de diciembre lo ofrece Sexto Julio Africano el año 221. La primera referencia directa de su celebración es la del calendario litúrgico filocaliano del año 354 (MGH, IX,I, 13-196): VIII kal. Ian. natus Christus in Betleem Iudeae (“el 25 de diciembre nació Cristo en Belén de Judea”). A partir del siglo IV los testimonios de este día como fecha del nacimiento de Cristo son comunes en la tradición occidental, mientras que en la oriental prevalece la fecha del 6 de enero.

Una explicación bastante difundida es que los cristianos optaron por ese día porque, a partir del año 274, el 25 de diciembre se celebraba en Roma el dies natalis Solis invicti, el día del nacimiento del Sol invicto, la victoria de la luz sobre la noche más larga del año.

Esta explicación se apoya en que la liturgia de Navidad y los Padres de la época establecen un paralelismo entre el nacimiento de Jesucristo y expresiones bíblicas como «sol de justicia» (Ma 4,2) y «luz del mundo» (Jn 1,4ss.).

Sin embargo, no hay pruebas de que esto fuera así y parece difícil imaginarse que los cristianos de aquel entonces quisieran adaptar fiestas paganas al calendario litúrgico, especialmente cuando acababan de experimentar la persecución.

Otra explicación más plausible hace depender la fecha del nacimiento de Jesús de la fecha de su encarnación, que a su vez se relacionaba con la fecha de su muerte. En un tratado anónimo sobre solsticios y equinoccios se afirma que “nuestro Señor fue concebido el 8 de las kalendas de Abril en el mes de marzo (25 de marzo), que es el día de la pasión del Señor y de su concepción, pues fue concebido el mismo día que murió” (B. Botte, Les Origenes de la Noël et de l’Epiphanie, Louvain 1932, l. 230-33). En la tradición oriental, apoyándose en otro calendario, la pasión y la encarnación del Señor se celebraban el 6 de abril, fecha que concuerda con la celebración de la Navidad el 6 de enero. (sigue)

Monday, December 16, 2019

De la "Plaza" de Camagüey (por Joaquín Estrada-Montalván)


La "Plaza" (de la Merced, Charles A. Danna, Carlos J. Finlay, de los Trabajadores), era el centro de los "pepillos" y otros en el Camagüey de los 80s (y creo que de los 70s). Me voy a referir a los 80s, "mi época" y especificamente a la aparición del Che en la pared del Correo.

La Plaza en los 80s era el lugar de "pisteo", encuentro, "empatarse", paseo, ... Se distribuían los grupos alrededor de la Iglesia de la Merced, desde el frente de la calle Independencia, hasta enfrente de "La Gran Señora" . Los gays, los rockeros, los pepillos, los "mangueros", y los motoristas. Cada grupo tenía su espacio, nos saludábamos al pasar, un conversao, y cada cuál a su grupo a sus temas.

En algún momento around 1984-1986 (escribo de memoria) la policía empezó a desalojar la Plaza antes de la medianoche. Llegaba la patrulla, se parqueaba en medio de la calle, se bajaban los policías fusta en mano y "calabaza, calabaza, cada uno pa su casa y el que no, pues tampoco se podía quedar en la Plaza".

En esos tiempos alternaban el cartel que presidía el Correo, y pusieron uno con aquello de "Tengo, vamos a ver,/tengo el gusto de andar por mi país,/dueño de cuanto hay en él,...". A partir de eso, cuando llegaba la policía, frecuentemente dirigida por el temido "Tío Stiopa", le señalábamos al cartel. Así resistíamos un poco, hasta que se veían llegar (o empezaban) los "fustazos" y desalojábamos.

Un día apareció la imagen del Ché, dejando claro que de "Tengo", nada de nada. Primero, pintado sobre madera o cartón, o lo que fuera con lo que hacían los carteles "rotativos", en hierro de manera permanente. Imagino para que nadie en Camagüey se olvide de la "Cabaña" y las "UMAP". 

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(Describo las noches  entre semana, los viernes y sábado era para ir al  Caribe, o al  Panorama, o al Tradicuba... yo era más del Caribe )

Sunday, December 15, 2019

Himno a la alegría



 Oda a la alegría

¡Oh amigos, dejemos esos tonos!
¡Entonemos cantos más agradables y llenos de alegría!
¡Alegría! Alegría!(1)

¡Alegría, hermoso destello de los dioses,
hija del Elíseo!
Ebrios de entusiasmo entramos,
diosa celestial, en tu santuario.
Tu hechizo une de nuevo
lo que la acerba costumbre había separado;
todos los hombres vuelven a ser hermanos
allí donde tu suave ala se posa.

Aquel a que la suerte ha concedido
una amistad verdadera,
quien haya conquistado a una hermosa mujer,
¡una su júbilo al nuestro!
Aun aquel que pueda llamar suya
siquiera a un alma sobre la tierra.
Mas quien ni siquiera esto haya logrado,
¡que se aleje llorando de esta hermandad!

Todos beben de alegría
en el seno de la Naturaleza.
Los buenos, los malos,
siguen su camino de rosas.
Nos dio besos y vino,
y un amigo fiel hasta la muerte;
lujuria por la vida le fue concedida al gusano
y al querubín la contemplación de Dios.
¡Ante Dios!

Gozosos como vuelan sus soles
a través del formidable espacio celeste,
corred así, hermanos, por vuestro camino alegres
como el héroe hacia la victoria.

¡Abrazaos millones de criaturas!
¡Que un beso una al mundo entero!
Hermanos, sobre la bóveda estrellada
debe habitar un Padre amoroso.
¿Os postráis, millones de criaturas?
¿No presientes, oh mundo, a tu Creador?
Búscalo más arriba de la bóveda celeste
¡Sobre las estrellas ha de habitar!


Friedrich Schiller. 1785

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1. Estrofa incluida por Beethoven. Ver Himno a la alegría de Ludwig van Beethoven, Andrea Imaginario.
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