Saturday, March 30, 2019

Rebajado de servicio (por Víctor Mozo)

Nota del blog: Sección semanal a cargo de Víctor Mozo. Cada sábado comparte un texto, de lo que será un libro sobre sus vivencias durante los primeros años de la llamada "revolución cubana" y su cautiverio en los campos de trabajo forzado, conocidos como UMAP.

Los textos anteriores se pueden leer en este enlace.


Obtener el pase para la visita médica en Camagüey fue prácticamente un juego. Ningún militar se objetaría a un médico sobre todo si este portaba grados. Laborí, el jefe de personal no dijo ni pío y de su oficina en el batallón de Navarro, salí a coger el tren que me llevaría al Senado, luego tomaría una guagua hasta Minas y de allí a Camagüey.

En Minas, tierra de mis ancestros por parte de madre tenía parada obligatoria en casa de mi tía Carmelina una mujer bondadosa y campechana que en una época más floreciente había tenido con su marido una bodeguita en la que se vendían entre otras cosas, durofríos de todos tipos y sabores. Sin hijos, siempre habían tenido con ellos al más fiel de los animalitos y el de aquella época se llamaba Clavelito. Mi tía, como toda la familia de mi madre venía del campo, específicamente del Central Senado donde aun vive mucha familia. Así y todo, durante los años 30 mi tía Carmelina había vivido en Georgia, Estados Unidos, gracias a unas amistades y allí había pasado unos dos años.

Mi tía me quería muchísimo y su gran preocupación era lo flaco que estaba por esa época y por ello no dejaba de atiborrarme de comida cada vez que pasaba por su casa. A decir verdad, era un güin. Cuando me veía con el uniforme de la UMAP, siempre me decía: un muchacho bueno como tú no debería estar allí. Mira lo flaquito que estás. Estoy segura de que Fidel (Castro) no sabe nada de eso. De mis tías por parte de madre era la única que creía en el energúmeno que nos gobernaba. No valía la pena que discutiera con ella. Fidel Castro era un hombre bueno y le ocultaban muchas cosas. Pero así era ella mi buena tía Carmelina.

Con la barriga llena agarré otro tren que me llevó hasta Camagüey. El pase era solo por 72 horas, pero fue suficiente para ver la familia, los amigos, pasar un buen rato y de pasó ver a un oftalmólogo que me dijo que no tenía nada y que tomara aspirinas o ridol para los dolores de cabeza. Había ido a la consulta con el uniforme de la UMAP pensando que aquello surtiría algún efecto, pero nada.

De regreso al batallón, le dije a Laborí que debía regresar a ver el médico de Jaronú y al día siguiente, viendo que no era proclive a las fugas, me dejaron ir solo. El médico ya conocido no tardó mucho en decirme que lo único que podía hacer era darme reposo por 30 días, pero debía pasarlos en el campamento. Era algo mejor que nada y me despidió deseándome buena suerte.

A los pocos días de regresar al campamento rebajado de servicio lo cual consistía en lavar las letrinas, recoger cuanta colilla de cigarro pululara por el campamento y cuadrarse ante el teniente, sargentos y más. Ese lavado cotidiano de letrinas no se lo deseaba a nadie así que paso por alto los detalles. La única ventaja era que comíamos antes que los demás confinados y siempre se agarraba un poquito más.

Sin zafarrancho de combate se nos dijo al cabo de dos semanas que seríamos trasladados de campamento así que no hubo alertas de madrugada y un buen día nos encontramos de nuevo montados en aquellos camiones Zil que ya nos eran familiares. Solamente era un cambio de zona porque el traslado no duró mucho tiempo.

El nuevo campamento, si podía llamarse así, era una gran nave donde nos pusieron a los 120 confinados. Encontramos cierta mejora porque el techo era de tejas de zinc y el piso de cemento. La otra particularidad era que estaba situado al lado de una grúa cañera lo que nos permitía ver cierto movimiento aparte del nuestro. Con nosotros no viajaron ni el jefe de compañía ni los políticos, de repente me quedaba sin Segundo, mi ángel de la guarda.

Al frente de la compañía se quedó el segundo al mando, quien más interesado en comer su bistec y sus plátanos maduros con el consabido vaso de leche, que según el debía tomar para curar una úlcera estomacal, se ocupaba poco de la disciplina. Como rebajado de servicio pude pasármela mejor y librarme de la limpieza de las nauseabundas letrinas. El segundo al mando me había ordenado hacer algo mejor: ocuparme de su caballo algo viejo. Y así le buscaba cogollos de caña para comer, lo llevaba a tomar agua montado en él y hasta en una oportunidad el segundo al mando me dejó ir en él a una suerte de carnicería que estaba algo distante para que le buscara su siempre bienvenida cuota de carne. Carne de la cual me robé un pedazo cortando un trocito con un machete y que me comí cruda ahí mismo. Carne era carne y tenía hambre.

Así pasaba aquellos treinta días de rebaja de servicio con los otros herniados y estropeados yendo además a buscar la borra del café que se hacían los cocineros y hacernos nuestro “café” colando la borra hasta dos y tres veces. Al menos algo de aroma tenía.

Poco antes de acabados los treinta días se presentaría otro traslado. Nuestra vida comenzaba a “mejorar” un poco, con otros verdugos, pero en algo mejoraba. El campamento de Méjico se alejaría en la distancia, pero no de nuestras mentes, tristes y duros recuerdos quedarían para siempre.






Juan Manuel de Prada se refiere al "lenguaje inclusivo"




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Ver en el blog:

Friday, March 29, 2019

Fragmento de "El diario de Lola" (por Thelma Delgado)

Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.

Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.


Querida Mimí, hoy me voy a la cama cansada pero satisfecha; mi día fue ocupado y se fue rápido; cociné más que de costumbre pues hicieron un pedido grande para una reunión en la empresa de camiones que está al cruzar la calle. Fue el aniversario de la compañía y tuvieron una fiesta de celebración. Sin embargo mi día estuvo incompleto; hoy no vino Quien tú sabes a almorzar; está fuera de la ciudad por asuntos de trabajo. Como cada miércoles hice mi sopa de vegetales pero como ya sabía que Él no vendría pues tal vez no la hice con el amor de siempre y me parece que los clientes lo notaron, especialmente Mr. Roberts pues le preguntó a Julieta si había un cocinero nuevo ya que la sopa no sabía igual; Ay! El amor hace que todo salga más rico.

El sábado iré a ver a Hortensia para hacerme manicure y pedicura y por la noche saldré con mis amigas a un night club nuevo que está cerca de aquí; me han dicho que el ambiente es bueno; ojalá y hayan buenos bailadores pues tengo muchas ganas de bailar. Hace tiempo que no lo hago. Cuando bailo se me olvida todo, el cansancio, la tristeza…todo se va y a lo mejor Quien ya tu sabes este de vuelta en la ciudad y tal vez nos veamos y… tal vez…

Sabes, hoy noté a Huevo Frito un poco triste, yo creo que quiere una novia; ya no es un gatito bebé, ahora es un joven gato en busca de amor. Recuerdo cuando lo encontré. Para apaciguar mi soledad decidí adoptar una mascota; cuando lo vi tan pequeñito me dio tanta ternura; sus hermanitos le estaban caminando encima y él apenas y se quejaba; el encargado me dijo que alguien había tirado a la madre y a sus críos a la calle y un carro había atropellado al más chiquito y como consecuencia perdió un testículo; me dio tanta pena que inmediatamente lo adopté y me lo traje a casa; por eso se llama así, Huevo Frito. Él está muy consentido pero con todo y eso yo lo quiero mucho. Pronto le buscare una novia; pondré un anuncio que diga –Mi Huevo Frito busca novia-.

Y hablando de novias, leeré un poco antes de dormir, quiero saber que pasa ahora que el esposo de Fermina Daza murió, la novela se está poniendo interesante.

Hasta mañana Mimí.



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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Crónica: "Caritate" seis años después (por Waldo González López)


Yo vi nacer la revista Caritate. Entonces, no llevaba mucho tiempo en Miami, pues habíamos llegado Mayra y yo el primero de Julio del 2011, mas, enseguida me vincularía a la escena local, continuando mi asidua colaboración, con crónicas y artículos sobre teatro y literatura, en varias publicaciones de la Isla.

Por ese tiempo, comencé a colaborar con la web teatroenmiami.com, invitado por su gestor y director escénico Ernesto García, como asimismo Yoshvani Medina me propuso integrar el jurado de la primera edición del Festival de Teatro de Obras en un Acto que realizaba en su desaparecida sala ArtSpoken, donde tantas puestas visioné y publiqué comentarios sobre algunas.

Allí, en su breve sala, durante la inauguración del evento, conocí a Baltasar Santiago Martín, quien con la inapreciable actriz Ana Viñas [a quien yo conocía por haber laborado con ella en el mejor conjunto escénico de Cuba, dirigido por Raquel Revuelta: Teatro Estudio; con Ana, además, junto al recordado y desaparecido actor Pedro Alvarez, yo había integrado, en La Habana, el jurado de una de las ediciones del Festival del Monólogo] y yo, conformamos el tribunal de la primera edición de dicho evento. Y fue muy grato compartir aquel jurado con Baltasar y con Ana, pues coincidimos en otorgar el Premio de Actuación a la excelente y bella intérprete venezolano-americana Sonya Smith.

Al poco tiempo, supe de Caritate e, invitado por Baltasar, comencé a colaborar con su entonces mensuario. De allá a hoy, si bien no he sido un asiduo partícipe, en no pocas ocasiones he compartido y disfrutado su aventura revisteril, por mi asidua participación en el nacimiento de otras publicaciones en la isla, como de secciones de poesía y crónica en Bohemia y de poesía en Mujeres y Muchacha.

Por eso, ahora afirmo, que durante los ocho o diez últimos números, he corroborado la calidad en aumento de la publicación, ya que he constatado tal logro que habla de su creador-director, quien no ha hecho caso omiso de los criterios de colegamigos, tales los del caricaturista Arístides Pumariega y de este redactor, quienes, por nuestra praxis en la confección de publicaciones, le hemos sugerido índices enriquecedores de su revista que ya alcanza seis años de fructífera existencia.

Así, en la más reciente edición de la ahora bimestral Caritate [febrero/marzo, 2019], descuellan artículos, crónicas y notas de valía, como, entre otros, Marta Velasco y su crucero del gran drama a la comedia, oportuna entrevista de Baltasar a la destacada intérprete teatral y cinematográfica de habla hispana en Estados Unidos, quien —con Zully Montero, Marta Picanes y Daisy Fontao— conforma la tetralogía de valiosa actrices cubanas de Miami, sin obviar los no menos talentosos nombres de Beatriz Valdés, Lili Rentería, Grethel Trujillo, Belkis Proenza y Lillian Vega, entre otras que se me escapan a la memoria.

En otra de sus secciones fijas: «In Memoriam», el nuevo número incluye cuatro crónicas. La 1a. [escrita por mi colegamigo desde los memoriosos años de la Escuela Nacional de Arte: Derubín Jácome] aborda la sensual actriz y danzarina cubana Chelo Alonso, quien bailara en el clásico Follies Bergere parisino y actuara en varios filmes, entre ellos: Bajo el signo de Roma, junto a la francesa Anouk Aimée y la sueca Anita Ekberg [recordada por su aparición en La dolce vita, junto a ese monstruo del cine italiano Marcello Mastroianni, en inolvidable realización del inolvidable Federico Fellini].

La segunda «In Memoriam» trata sobre la muerte a los 85 años del alemán Kurt Lagefield, quien transformara la firma Chanel y sobre el que guardo el nada grato recuerdo de su no lejana visita a Cuba con sus escuálidas modelos que caminaron la ¿deslumbrante o paupérrima? e improvisada pasarela en el Paseo del Prado capitalino, solo para invitados especiales y, por supuesto, prohibida para los habaneros y cubanos en general. Parece que el ya decadente anciano ignoraba que ningún cubano de a pie podía adquirir sus ¿deslumbrantes? vestidos.

La tercera «In Memoriam» trata de la vida y obra de otro de los mejores comediantes cubanos que, huyendo del castrismo, crearon y triunfaron en EUA, donde serían reconocidos. Como el emblemático Leopoldo Fernández [‘Tres Patines’…] y el incambiable Guillermo Álvarez Guedes, no menos haría el comediante Néstor Cabell, quien entregaría humor y calidad de vida a los exiliados cubanos durante décadas. Y casualmente —tal expondrían Baltasar y Marta Velasco en la segunda presentación de Caricate, realizada pocos días atras en Art Emporium Gallery [la primera se efectuaría en el Centro Cultural Español, durante el Festival Casandra]— Néstor laboraría con Marta, quien tendría sentidas palabras sobre el recordado comediante en la mencionada galería de Vivian Pérez, hija de Leopoldo, quien tiene su estrella frente al Pub restaurant, en la Calle 8.

La cuarta y última In Memoriam, «El gran Michel Legrand» [de mi autoría], refleja cuánto significó el mayor músico francés del siglo XX para los becados de la Escuela Nacional de Arte, en los ‘60s, quienes, tras visionar y deslumbrarnos con los filmes de Jacques Démy: Los paraguas de Cherburgo y Las señoritas de Rochefort, nos reuníamos cada tarde en la Arboleda de la ENA, a escuchar al entonces estudiante de piano Andrés Alen, quien era acompañado por las voces de tres chicas que luego serían figuras de la canción en Cuba. En fin, inolvidables momentos que nunca olvidaremos quienes participamos de aquellas veladas memorables, algunos de los cuales, por cierto, residimos en Miami desde años atrás.

La sección En Puntas regala tres trabajos de interés. Primero se incluye la entrevista del también crítico de ballet Baltasar: Transfiguración en vida de Aurora Bosch, en la que la muy destacada bailarina, tras una vida de triunfos en la danza clásica, entre ellas, ser una de «Las cuatro joyas» del ballet cubano, es en la actualidad maître del Ballet Nacional de Cuba.

La segunda «En Puntas» aborda los resultados de la «Competencia Internacional de Ballet de Miami», a cargo de Ruby Romero, con hermosas fotos de Patricia Lane Romero. El importante evento contó con la participación de bailarines de 9 países, y evidencia el nivel alcanzado en esta manifestacion artística en Miami.

Y la tercera «En Puntas» [que reproduce la crónica «Hablando de danza. Danzar por la paz en Miami 2019» que, publicada en el diario Ecuador News y debida a Patricia Aulestia], aborda el festival homónimo: un encuentro danzario a nivel global en provecho de la Cultura de Paz, la No Violencia y el beneficio para los niños del mundo, en el que lo recaudado se destina a los fondos de la UNICEF de cada país donde se realiza este loable evento que, surgido en Argentina, acumula ya cinco ediciones en la ciudad de Buenos Aires y una en la provincia de San Juan. A partir de 2018 se realizaría por primera vez en Santiago de Chile, y el 23 de febrero de este año se estrenaría la primera edición en el Miami Dade County Auditorium, de acuerdo con la valoración del propio Baltasar, quien es quizas el más constante divulgador del ballet en nuestra ciudad, tal se aprecia en cada edicion de Caritate, y en este número en especial con varios trabajos suyos y de otros colaboradores, como se aprecia en la revista.

La sección Arteraciones trae dos textos, escritos por Loipa Alonso: El primero es el breve reportaje: Frida Khalo y El Ingenio Teatro: La fiesta de la Friducha, donde la periodista entrevista al destacado artista plástico Yovani Bauta [otro graduado de la ENA], quien anuncia lo que el público disfrutaría en el Festival Casandra a cargo de pintoras residentes en Miami sobre la gran artista plástica azteca y la puesta La fiesta de la Friducha que, interpretada por la valiosa actriz mexicana Rosalinda Rodríguez, inaugurara la tercera edición del mencionado evento, celebrado el pasado marzo, y que lamento haberme perdido por conocer la valía de esta excelente actriz a la que, con otros colegas, he premiado por sus incambiables caracterizaciones.

Arteraciones II es el otro reportaje de Loipa sobre la expo «Run Inside», del taller RUN Art Foundry, que, presentada en el Centro Cultural Español, durante el citado Festival escénico, mostraría el atendible quehacer escultórico de los cuatro artistas plásticos que conforman el grupo: Luis Alberto Avilés, Julio César Banasco, Erlis Reyes y Uldis López.

«Bambalinas» aporta tres entrevistas de Loipa Alonso: «Else Marie Laukvik y su eterna devoción al teatro», en la que la fundadora de la agrupación danesa Odin Teatret responde a las preguntas de la periodista, corroborando su intensa y extensa praxis como actriz, directora y pedagoga con más de medio siglo en las tablas.

Por su parte, en «Lillian Manzor: Una Casandra por derecho propio», la investigadora y pedagoga explica su labor en apoyo a la escena latina realizada por creadoras, como su aporte personal al Archivo Digital del Teatro Cubano de la Universidad de Miami.

Asimismo, en «Ingenio Teatro y Centro Mater: Juntos por un mismo camino», Loipa —también profesora de teatro en la arriba mencionada institución, fundada en 1968 por la monja y miembro de la Sociedad del Sagrado Corazón de Cuba: Margarita Miranda Otero, con el válido propósito de ayudar a familias de bajos recursos de cinco localidades de La Pequeña Habana y Hialeah— entrevista a la actual administradora del programa en Centro Mater Little Habana, Madelyn Llanes, quien lleva dos décadas de intensa labor de apoyar a las familias y los niños de ambas localidades.

La sección «Poemarte» [cuya creación apoyé en Caritate casi en sus inicios] nos brinda en esta entrega cuatro largos textos de la poeta, fotógrafa y artista plástica holguinera Carmen Karin Aldrey.

«Libros para Libres» propone, en «Inés María López y su Cubamía», comentarios sobre su novela homónima, como la trayectoria profesional de la narradora cubana residente en Italia, tal una entrevista con la asimismo actriz, a la que conociera décadas atrás en la ENA y de la que no tenía noticias también desde mucho tiempo atrás.

En la sección «Oye mi canto» la publicación reproduce un valioso trabajo [cortesía de la especialista Rosa Marquetti Torres, tomado de su blog Desmemoriados. Historia de la música cubana] sobre la canónica bolerista cubana Gina León, quien marcara pautas en este popular género musical cubano, desde su aparición a inicios de los ‘60s en el entonces rico panorama sonoro de la hoy en tantos rubros paupérrima Isla, y en particular, en el musical, pues en nuestra triste Cuba, tras la partida de la mayoría [por no decir todos] de los mejores cantantes, no queda nada: solo el mediocre reguetón, seudomúsica, seudoarte, en fin, basura. Por ello, agradezco en particular a mi colegamiga Rosa esta colaboración en los 80 de la excelente bolerista Gina Leon, cuya personalidad y estilo nunca se prestaron a la hoy común vulgaridad tan presente en la vida cotidiana de la Isla, de la que vive retirada en su hogar.

Pero hay más en esta Caritate: de mi admirada colega poeta Belkis Cuza Malé es su sección «Belkisiteces», en la que reproduce breves pero magníficos consejos en «El limón puede salvar vidas», enviado a la también narradora por el pintor cubano Rey Vargas.

Asimismo, no podía faltar otra gustada sección: «Las aristas de Arístides», donde, con texto de su inseparable narradora y esposa Rebeca Ulloa, el popular caricaturista obsequia al lector de la revista cinco simpáticos dibujos costumbristas sobre la cotidiana vida miamense.

En fin, hay mucha tela por donde cortar en esta Caritate. ¿Mi sugerencia? Que la adquiera, lector.


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Ver en el blog:

Dance for Peace, Miami 2019 (por Baltasar Santiago Martín)






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Waldo González López (Las Tunas, Cuba, 1946) Poeta, ensayista crítico teatral y literario, periodista cultural. Graduado en la Escuela Nacional de Teatro (ENAT) y Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana). Autor de 20 poemarios, 6 libros de ensayo y crítica literaria, varias antologías de poesía y teatro. Desde su arribo a Miami (2011), ha sido ponente y jurado en eventos teatrales y literarios internacionales. Merecedor de 3er. Premio de Poesía en el X Concurso “Lincoln-Martí” 2012. Colaborador de las webs: teatroenmiami.com (Miami) y Encuentro de la Cultura Cubana (España), Boletín de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (New York), y los blogs OtroLunes (Alemania), Palabra Abierta (California), Gaspar. El Lugareño, y el diario digital El Correo de Cuba (ambos en Miami)

Thursday, March 28, 2019

El desafío Momo cobra la primera víctima (por Christina Balinotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada a la familia por la Dra. Christina Balinotti (https://www.facebook.com/christina.balinotti), quien ha aceptado la invitación a compartir cada jueves, un tema relacionado con su proyecto Universidad de la Familia. Los libros de la Dra. Christina Balinotti se pueden adquirir en Amazon en este enlace. Para ver sus videos y suscribisrse a su canal www.unifamilia.com y visitar su website http://www.balinotti.com/


En el Noticiero de América Teve Canal 41, la periodista Adriana Navarro entrevista a la Dra. Christina Balinotti,  acerca de lo relacionado con el suicidio de un niño de 11 años, siguiendo las instrucciones del desafío Momo.

El desafío Momo ha creado su primera víctima infantil. ¿Qué podemos hacer y decir a nuestros hijos? ¿Cuál es la prevención para este tipo de violencia?



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Christina A. Balinotti: Escritora, Personalidad de Televisión y Radio. Experta en temas de Cultura y Psicología. Mujer de la Semana 2015 CNN Español. Pionera del Movimiento y Organización Femenidad Holística.

Fundadora/Directora del programa académico Universidad de la Familia, Ahora Sí, Miami 2016. Para ver sus videos y suscribirse a su canal www.unifamilia.com y visitar su website http://www.balinotti.com/

Wednesday, March 27, 2019

They All Made Pace-What is Peace? Sátira y humor en un poema hemingwayano (por Carlos A. Peón-Casas)

Nota del blog: Los miércoles en la sección de Carlos A. Peón-Casas, están siendo publicados una serie de ensayos que formarán parte de su próximo libro, el cuál estará dedicado a la obra poética de Ernest Hemingway.

Carlos A. Peón-Casas publicó, en el año 2017, El Vino MejorEnsayos sobre Ernest Hemingway. (Ver información en este enlace)


They All Made Pace-What is Peace?(1).
Los entresijos de la sátira y el humor en un poema hemingwayano


por  Carlos A. Peón-Casas


En Noviembre de 1922, Ernest Hemingway fue designado por su periódico, el Toronto Star, para cubrir íntegramente lo que fue conocido como la Conferencia de Paz de Lausana(2). Sus servicios como corresponsal de tiempo completo servían a dos agencias de noticias: la INS y la Universal Service. Durante tres semanas el joven corresponsal estuvo ciertamente muy ocupado, según lo recuerda Baker en su biografía, y sus reportes no vieron la luz hasta enero de 1923.

La ocasión fue propicia para que el joven periodista, diera por iniciada, con aquella experiencia, su educación en política internacional. En Lausana, habría de conocer a un muy capaz colega de origen sudafricano, llamado William Bolitho Ryall, quien como el propio Hemingway había experimentado los horrores de la guerra, y había sido herido en Francia en 1917, y quien se convertiría en su improvisado mentor.

En animadas charlas con William, calentadas por un buen brandy, Ernest empezaría
a colorear sus opiniones políticas. El fuerte de Ryall radicaba en el desenmascaramiento de los poderosos (…) insistía repetidamente en la enfermedad del poder. Un mal complejo que principiaba por sospechas de los asociados de alguno, y que rápidamente progresaba hacia la convicción de su propia indispensabilidad(3).
El poema que resultaría de aquella experiencia, llevaría implícito, según lo acota el bien entendido académico Nicholas Gerogiannis, la impronta con que el bien avisado Ryall, corresponsal para el Manchester Guardian, le participara a Hemingway quien en 1935 escribiría del propio Bolitho: “Como yo era un muchacho entonces, el me dijo cosas que fueron el inicio de cualquiera fuera la educación que yo recibiera sobre política internacional"(4).

Sin dudas el poema es una destilación del hecho en si. Gerogiannis citando a Zukofki quien editaría el poema en 1931, cita el termino que aquel acuñara al respecto para definirlo: “literatura objetivista”(5). El texto de Hemingway es en entonces una rememoración con matices satíricos de un suceso, y sus personajes mas relevantes donde:
Las únicas cualidades humanizadoras acerca de los delegados participantes provienen de alusiones a historias humorísticas acerca de aquellos, vertidas por los periodistas, con animo de divertirse entre ellos. Como en otros trabajos satíricos, Hemingway, se basa en una serie de caracterizaciones trasquiladas y una relación de imágenes extravagantes para conseguir el efecto humorístico(6).
Recorriendo el texto poético podemos tener una mejor comprensión de lo ya expuesto:
Todos los turcos son unos caballeros, el Pacha Ismet(7) está un poco sordo (…)
A Lord Curzon(8) le gustan los muchachos jóvenes
Tambien a Chicherin(9) y a Mustafa Kemal(10) (…)
Mussolini(11) tiene los ojos negros y un guardaespaldas, y hay una foto suya leyendo un libro al revés (…)
M. Stambuliski(12) subió y bajo la colina. No hables de M. Venizelos(13). Es muy hábil. Te das cuenta de ello, su barba nos lo dice (…)(14)
Las anécdotas del texto se enmarcan con otras que no se detallan en la crónica- poética por llamarla de algún modo, pero que sin dudas llevan implícito el mismo sentido humorístico que tan bien se le da a Hemingway en este poema. La que narramos a continuación nos llega desde Baker para que el lector pueda percatarse de todos los matices:
Ernest fue seleccionado para regalar a un guardaespaldas del Pacha Ismet, un cigarro explosivo. El lo tomo muy agradecido, escribe Hemingway, y me ofreció otro cigarrillo. Cuando el tabaco estallo, el guardaespaldas saco cuatro pistolas al unísono(15).
El suceso, no exento de la hilaridad concurrente no podía empero dejar de ser riesgoso en si mismo, pero el joven Hemingway no se la pensó dos veces cuando sus colegas lo comisionaron para aquella atrevida broma, que sin dudas un Hemingway mas maduro se la hubiera meditado juiciosamente antes de acometerla.

Sin dudas, asistimos con este temprano poema hemingwayano, a la inevitable coordenada poética del reconocido narrador, que primero ejerció el periodismo, que le funciona como elemento ciertamente aglutinador de su estilo, a veces sirviendo como feliz complemento de la memoria vivida, y que como la mayoría de los que conforman su corpus poético, son todavía asignatura pendiente para los admiradores de su obra total.

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  1. Todos hacen la paz. ¿Qué es la paz? Poemas Completos. Ernest Hemingway. Traducción personal, inédita, a partir del texto original editado en 1992 con introducción y notas por Nicholas Gerogiannis. Edicion Revisada. Universidad de Nebaska. Originalmente publicado en 1979 bajo el titulo Ernest Hemingway: 88 Poems. pp. 63-64
  2. La reunión tuvo lugar e el Chateau Ouchy. La Conferencia tenia como propósito dilucidar las disputas territoriales, que habían ya llevado a la confrontación bélica, a las naciones de Grecia y Turquía. En Ernest Hemingway. A Life Story. Carlos Baker. Charles Scribners Sons. NY. 1969. p.102
  3. Ibíd.
  4. Ver The Malady of Power, Esquire (November 1935), recogido en By-Line. p.22 en Poemas Completos, op cit p.141
  5. Ibid. p.142
  6. Ibid.
  7. General turco. Hemingway piensa que luce como un vendedor armenio. Ibíd.
  8. Delegado británico. Ibíd.
  9. George Chicherin (Tchitcherin) Ministro de Exteriores soviético. Ibíd.
  10. Líder turco fundador del estado turco moderno. Ibíd.
  11. Benito Mussolini. Primer ministro del Reino de Italia con poderes dictatoriales desde 1922.
  12. Premier de Bulgaria. Ibíd. p.143
  13. Embajador griego, y antiguo premier. Ibíd.
  14. Ibíd. p.63
  15. Ernest Hemingway. A Life…op cit p. 103

Tuesday, March 26, 2019

“Casandra”, un festival en el que se puede confiar (por Wilfredo A. Ramos)


Recientemente cerró sus puertas la tercera edición del Festival Internacional de Teatro “Casandra”, dedicado a la mujer, el cual se desarrolló entre los días 1 y 9 del presente mes de Marzo, compartiendo su actividades entre el Koubek Center Theater y el Centro Cultural Español de Miami. Este evento es organizado por Ingenio Teatro, agrupación teatral de la ciudad que dirige la conocida directora Lilliam Vega, el cual cuenta con el apoyo y patrocino de variadas instituciones, organizaciones y fundaciones para su realización, algo muy difícil de lograr en esta ciudad.

Un evento dedicado a la mujer en estos tiempos que corren no resulta nada extraño, teniendo en cuenta la actual ola, a veces bastante desproporcionada, de un algo raro feminismo que trata de “demonizar” al ser masculino de todas maneras posibles (hasta de las más ridículas en ocasiones), pero por suerte, este no es el caso y por el contrario vemos como muy acertada la realización de este festival. Por supuesto que la premisa fundamental de éste, es el de destacar el rol de la mujer dentro del ámbito teatral, tanto como actriz, dramaturga, directora, productora, pero también abrazando el papel de ella en otras ramas del arte y la cultura, y claro está, sin obviar al hombre como compañero de camino, Es por ello que dentro de este evento se pueden disfrutar de exposiciones de artes plásticas, conferencias y otras actividades presentadas por ellos. Esto es un logro de este evento, el cual por exaltar una parte, no niega a la otra.

Durante todo el evento se inaguraron varias exposiciones de artes plásticas. La primera de ellas en la sala del Koubek Center a cargo de los artistas que se agrupan en el RUN Art Foundry, quienes expusieron una serie de pinturas y dibujos en las paredes de esta institución perteneciente al Miami Dade College. La otra muestra tuvo como sede el Centro Cultural Español y consistió en una breve pero maravillosa muestra de pequeñas esculturas en bronce con el tema al que se dedicaba el festival: la mujer. Los artistas, Uldis López, Luis Alberto Avilés, Erlis Reyes y Julio César Banasco, los cuales mostraron hermosas y elaboradas piezas que no dejaban duda de la excelencia y maestría de sus autores.

"Yerma"... al frente Susana Perez
 y en segundo termino
 Ivanesa Cabrera (Yerma)
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Ivanesa Cabrera (Yerma)
 y Rodolfo Jaspe (Juan)
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El festival abrió sus cortinas con la puesta de “Yerma”, obra de Federico G. Lorca, muy conocida y llevada a los escenarios en versiones teatrales y danzarias, la cual contó con la dirección de Lilliam Vega y dramaturgia de la profesora e investigadora teatral Raquel Carrió, así como las actuaciones de Ivanesa Cabrera (Yerma), Jorge Luis Alvarez (Juan), Anna Sobero (Maria) y Rodolfo Jaspe (Víctor). El diseño de luces corrió a cuenta de Richard Rodriguez y la música original de Hector Aguero.

Ivanesa Cabrera (Yerma)
 y Anna Sobero (Maria)
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Esta Yerma se movió en ese tono poético en que se desarrolla la dramaturgia de la Carrió, quien a través de hermosas imágenes plásticas hace que transcurra la puesta. Personajes comodines en la escena ayudan a crear ese ambiente de irreal poesía, que si bien no ayudan al desarrollo de la trama, adornan la escena. El trabajo actoral se mueve por lo general dentro de un tono algo altisonante, bastante lejano al lamento íntimo que evoca su personaje central y que hace que esos sentimientos suenen por momentos falsos, a esto tenemos que añadir un pobre nivel interpretativo en algunos otros casos, lo que hizo de la función que presenciamos, el que estuviera algo desbalanceada actoralmente. En general considero que esta puesta en escena de la obra lorquiana debiera ser trabajada en función de alejarla un poco de ese tono que distingue a la fuente matriz (Teatro Buendía), para así poder disfrutar de un trabajo de dirección con estilo propio, sin que nos recuerde todo el tiempo a esa otra destacada agrupación teatral habanera, No obstante, bienvenido siempre Lorca a la escena!

También el sábado 2, en horas de la mañana se realizó en el propio Koubek Center un taller con la invitada principal al festival, la actriz noruega/danesa Else Marie Laukvik, quien fuera fundadora del Odin Theatret en 1964, grupo de teatro-laboratorio, creado por el dramaturgo, investigador y director italiano Eugenio Barba, dirigido exclusivamente a los alumnos del grupo teatral Prometeo que dirige Egar García y en el cual también tomo parte la investigadora Raquel Carrió.

Para el domingo 3 en horas de la tarde sería la presentación para el público de la Laukvik con su espectáculo “Mis niños en escena”, a través del cual hace un magistral y sencillo recorrido por todos los personajes interpretados durante su extensa carrera sobre los escenarios, mostrando la manera de construir aquellos difíciles e intensos personajes bajo las exigencias de Barba y su novedoso método, para aquellos tiempos, de dramaturgia teatral. Mediante vídeos de aquellos momentos, que resultan un importante testimonio visual de gran valor para la historia teatral, así como breves demostraciones en vivo por parte de la actriz, en donde el uso de máscaras, muñecos y algún que otro elemento de utilería teatral agregaban el ambiente de la puesta original. Con una voz privilegiada, la actriz brinda numerosos matices que enriquecen el ambiente sonoro a la vez que ofrece la posibilidad de imaginar la presencia de múltiples personajes en la escena. Cabe destacar que esa misma y versátil voz, no perdió en ningún momento la dulzura del habla propia de la actriz, aspecto este que resaltaba precisamente el dominio total sobre su aparato vocal y del uso de los diferentes diafragmas como instrumentos para proyectar su voz. Sin duda que la presencia de Else Marie Laukvik en esta edición del festival fue todo un regalo para los teatristas y el público miamense, ansioso por poder disfrutar de las variadas opciones que ofrece la escena internacional.

La próxima actividad del festival se efectuó el miércoles 6 ya en su otra sede del Centro Cultural Español de Miami con la conferencia del joven investigador cubano radicado en Colombia, Doctor en Ciencias sobre Arte, Adyel Quintero, la cual llevó por título “Teatralidades del conflicto en Colombia: lo que la guerra se llevó”. Sobre esta actividad tenemos que reconocer que esperaba un trabajo que fluyera sobre como el hecho teatral se relacionó con el largo conflicto armado que envolvió a dicha nación, pero en su lugar encontramos un cuasi trabajo de recorrido histórico-sociológico del comportamiento, costumbres y hábitos de los nacionales de ese país, todo aderezado con cierta mirada desde conceptos metateatrales que al final nos alejaban del tema teatro para atraparnos en un teaa socio-político, ajeno al evento, y en donde la superficialidad al tocar algunos aspeectos de dicha realidad colombiana, sorprendió a más de uno. Considero que los organizadores del evento deben saber de antemano de que van las conferencias y conocer los textos previamente para evitar situaciones como estas bastante ajenas al concepto de dicho festival.

Esta misma noche, a continuación de la conferencia, se presentaron fragmentos de la obra “El regreso de la orquídea” del propio Aydel Quintero, bajo la dirección de Lilliam Vega, contando con las actuaciones de las jóvenes actrices Valeria Sandoval y Camila Rodríguez, texto que trata sobre los problemas que trajo a la familia colombiana el conflicto armado y que fue aceptablemente defendido por estas dos actrices que aun necesitan de bregar mucho en su preparación para los escenarios.

Para el jueves 7, el festival nos tuvo reservada la presentación de la novela de la actriz cubano-italiana Inés María López, “Cubamía”, un viaje por un país de recuerdos, en donde las añoranzas familiares y locales convierten el presente en casi un pecado, un texto como tantos otros de exiliados cubanos que ven su partida solamente como un producto de sobrevivencia. pero sin relacionarlo en momento alguno con la dura realidad socio-política causante de tal desbarajuste económico-social. Como complemento a la presentación del libro, las actrices Susana Pérez, Zaida Castellanos y Miriam Learra, actrices todas de larga trayectoria, llevaron a cabo una hermosa lectura semi-dramatizada, la cual fue acompañada muy acertadamente por la voz de la actriz Ivanesa Cabrera, quien interpreto varias piezas del cancionero cubano y el pianista Ricardo Guerra, lo cual sirvió de marco perfecto para acompañar la emociones expresadas en dicho texto.


Para culminar la noche se presentó el número correspondiente al mes de marzo de la revista “Caritate”, que dirige Baltazar Santiago, dedicada el festival y a homenajear la trayectoria artística de la actriz cubana Martha Velazco, presente esa noche, quien habló sobre algunos temas de su carrera, y quien ante la insistencia del propio director de la publicación, se vió conminada a hablar sobre un lamentable suceso acaecido hace algunos meses que involucró una obra en la que ella estaba relacionada, debido a determinada oleada de intransigencia, falta de ética y de verdaderos conocimientos sobre la cultura teatral cubana por parte de personas con una agenda socio-política bien determinada, y que de ninguna manera debió ser tocada en este evento y mucho menos en una actividad en reconocimiento a la carrera de la Velazco. Algo sorprendente que sucedió al final fue el que nos quedáramos esperando la presentación de la cantante lírica Eglise Gutierrez, anunciada para cerrar la noche y que aunque se encontraba presente no llegó a cantar.

El viernes 8, de nuevo en el CCE, tuvo lugar la esperada mesa redonda “Los procesos creativos del actor”, la cual estuvo presidida por la Dra. Raquel Carrió e integrada además por las actrices Flora Lauten, Lili Renteria, Anna Sobero e Ivanesa Cabrera, las cuales hablaron sobre el proceso de creación del actor frente al personaje a interpretar, mostrando cada una de ellas sus diferentes experiencias ante tal acometida y como en cada una de ellas se manifestaban distintas necesidades para enfrentarlo. Actividades teóricas como esta, que muy bien pueden estar dedicadas no solamente a los del medio, sino también al público en general, son una excelente manera de atraer a ese púbico hacia nuestros teatros, amen de aumentar el nivel de conocimiento y preparación de los teatristas, los cuales no todos provienen de una sólida formación profesional.

Para finalizar la noche, llegó desde Madrid, la actriz cubana radicada allí, Esmérita Ramírez con un unipersonal escrito, dirigido y actuado por ella, titulado “Yo quiero ser la Lupe”, en el cual bajo el pretexto de la admiración hacia esa gran y controversial cantante cubana conocida en todo el mundo como la Lupe, se dejan ver las nostalgias, insatisfacciones, desventuras y frustraciones de una humilde y soñadora mujer. Un trabajo el cual hace algún tiempo ya fue disfrutado en esta ciudad y que para esta ocasión tuvo una cierta nueva mirada por parte de su autora. Sin duda, un grato momento de reencuentro con esta colega, que al igual que muchos otros se encuentran dispersos por toda la geografía terrestre y que nos ofreció la posibilidad de ver un buen trabajo por parte de la actriz en cuanto a la concepción de la historia y del personaje, con un acertado trabajo de dramaturgia escénica, que permite mantener el interés y disfrutar a la vez de las dotes actorales de esta actriz.

Rosalinda Rodríguez (Frida)
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Para la clausura del festival, se regresó al escenario del Koubek Center Theatre, en donde subió a las tablas con carácter de estreno total el espectáculo “La fiesta de Friducha”, un trabajo que si bien se inspira en la vida de la conocida pintora mexicana Frida Kalho, no intenta en ningún momento ser una biografía de la artista, sino más bien una muestra de su temperamento, de sus amores, pasiones, rencores, frustraciones, de sus deseos de seguir viviendo, cual amalgama de sentimientos que conformaron a este también controversial ser humano. Lilliam Vega tuvo a su cargo la dirección de esta puesta, que contó con las actuaciones de Rosalinda Rodríguez, en el rol titular de la Kalho, mientras que la actriz Carmen Olivares, asumía la responsabilidad de lo que podríamos llamar “actor comodín”, puesto que con su presencia escénica se ofrecía la oportunidad de ver la representación silenciosa de algunos personajes que pasaron por la vida de la pintora y que influyeron en ella, así como facilitarle a Rosalinda distintos cambios de vestuario sobre la escena. Algo que nos sacó de contexto y nos sorprendió en extremo, fue que el espectáculo que se desarrolló hasta casi bien llegado el final a manera de un gran unipersonal, de pronto rompe con ello y el personaje “comodín” incorpora sorpresivamente a Frida Kalho, comenzando a hablar como tal y a cantar, por cierto esto último deliciosamente, para más tarde volver a incorporarse a la escena Rosalinda, retomando su personaje hasta el final de la obra y regresando la otra actriz a su papel fantasmal. Repito, este tratamiento de los personajes dislocó el desarrollo del género de la puesta, preguntándonos frente a cual nos encontrábamos y si era realmente necesario para el desarrollo de la trama, la realización de este cambio de roles. Amén de esta distracción, estamos en la obligación de decir que el desenvolvimiento en escena de Rosalinda fue excelente, convincente de principio a fin. La actriz se apropió del personaje y lo recreó, le dio nueva vida a una historia ya demasiado conocida, provocando nuevas sensaciones en el espectador que iban de la mano con cada palabra, cada gesto de la actriz. Algo a destacar fue el exacto uso de los niveles de voz para entregar las diferentes emociones, las cuales pudieron ser recibidas por el público a la perfección y que sirvió para alejar a la actriz de ese “marcado tono televisivo” que en muchas ocasiones lastran el desempeño escénico de los actores que habitualmente trabajan en ese otro medio. Sin duda estuvimos frente a un trabajo actoral de altos quilates, que dejó bien asegurada sobre las tablas de esta ciudad la posición de esta actriz.

Rosalinda Rodríguez (Frida)
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Otro aspecto a destacar en esta puesta en escena fue el muy bien logrado trabajo de escenografía, el cual fue realizado por las estudiantes de pintura; Mariana Altamirano, Toa Castellanos, Maria Castillo, Alexandra De Lar, Perla Sofía González, Esther Mendoza, Aurora Molina y Noemí Hernández, todas alumnas del artista de la plástica Yovani Bauta, que a través de obras realizadas por ellas ofrecían la impresión de encontrarnos en el taller de la propia pintora mexicana. Esto, unido a un muy bien estudiado diseño de luces a cargo del experimentado Richard Rodríguez y a la participación del grupo de danzas folklóricas mexicanas Ameyal y el Mariachi Mexicali, aseguraron el éxito total del espectáculo, convirtiendo este hecho teatral en uno que será recordado por mucho tiempo en las tablas de nuestra ciudad.

Como conclusión podemos decir que tenemos que dar las gracias a los creadores de este festival y a todos los que colaboran para que sea realidad, La ciudad de Miami debe sentirse agradecida que sus artistas no se den por vencidos ante tantos obstáculos y estén todo el tiempo dispuestos a crear eventos como este, que no son solamente una vía para el entretenimiento, sino además para la superación del conocimiento, algo imprescindible para ser mejores seres humanos. Gracias a Ingenio Teatro y en particular a su siempre inquieta directora Lilliam Vega por dar vida y mantener un evento creado con las ganas de volar y esperemos que llegue a su mayoría de edad con todo el rigor, la calidad y el amor, con que sabemos que ha sido concebido. Y desde ya, esperamos la llegada de esta distinta Casandra en su cuarta edición, la cual nos obliga a creer en ella y sus buenas nuevas.



Wilfredo A. Ramos
Crítico de Teatro y Danza

Monday, March 25, 2019

Carmen Maura: "...estoy un poquito cansada de tanto #MeToo"


Rechazando -sin citarlo- el actual movimiento feminista que llenó las calles el 8 de marzo, Maura opinó que "las jóvenes de ahora no se pueden ni imaginar cómo era la situación de la mujer antes de la democracia", por lo que insistió en homenajear, también, a todos los hombres relevantes que contribuyeron al éxito de su propia carrera: desde Adolfo Marsillach o Fernando Fernán Gómez -en sus pinitos en el teatro- como a Fernando Colomo y Pedro Almodóvar -en su salto a la gran pantalla- o Álex de la Iglesia (presente hoy en la Puerta del Sol) y Carlos Saura, entre otros. (Leer texto completo)

25 de marzo: Día del Niño por Nacer


"Déjale Nacer” es una canción a favor de la vida, interpretada por varios músicos de República Dominicana: Alba Pantaleón, Claudia Gil, Celinés Daz, Grupo DTB, D'FE y Ana Manzueta, quien escribió la letra y la melodía.


...

Déjale Nacer
que pueda respirar y ver la luz del sol,
tu rostro conocer.
Que pueda sonreír, sentir la libertad,
...

(Ver información completa en ACI Prensa)

Saturday, March 23, 2019

Reflexión (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


No es necesario volverse insensible ante el dolor.

No te conviertas en cómplice de la maldad humana, piensa antes de provocar un acto que cause daño a tu semejante.

Recuerda que no somos los encargados de hacer sufrir a nadie.

En la vida todo lo que lanzas se regresa y todo acto injusto que se le haga a cualquier ser humano, no nos permitirá alcanzar la felicidad.

Haz siempre el bien, extiende una mano solidaria para el que la necesite, ponte en el lugar de la otra persona, produce la empatía.

No cometas el mismo error que te lastimó, conviértete con ese aprendizaje en un ser portador de luz y de grandes sentimientos solidarios.

Recuerda que nada en la vida dura para siempre, todo se mueve, todo evoluciona y todo cambia.

Protégete para que no seas tú la persona que el día de mañana estés en desventaja.

Por eso, nunca olvides hacer el bien, provoca la unión y siembra amor para que la vida te regale momentos de satisfacción y dicha, y así puedas vivir en sosiego.

No existe nada más saludable y placentero en la vida que llegar a casa y poder dormir en paz.


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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.
Autora del libro "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección
Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
Ser Mujer

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Visita Médica (por Víctor Mozo)

Nota del blog: Sección semanal a cargo de Víctor Mozo. Cada sábado comparte un texto, de lo que será un libro sobre sus vivencias durante los primeros años de la llamada "revolución cubana" y su cautiverio en los campos de trabajo forzado, conocidos como UMAP.

Los textos anteriores se pueden leer en este enlace.


Gracias al sanitario del campamento de Méjico, un nuevitero de apellido Landry y gracias también –por qué no decirlo– al sargento jefe de personal Lázaro Laborí pude lograr que se me permitiera ir a ver el médico en el hospital militar de Jaronú. Cierto era que padecía de migrañas, las mismas que años después en mayor o menor grado, me siguen acompañando. Para escoltarme me habían asignado al cabo Roberto, un mulato ojiverde que era un pan de bueno. Roberto no tenía mucha conversación, pero lo prefería como acompañante que a cualquiera de los otros.

Para ir a Jaronú habíamos cogido el tren que pasaba por el ramal de Méjico. El corto viaje entre caseríos y cañaverales era más agradable que cortar caña y mi plan era tratar de conseguir sobre todo otro pase para ir a Camagüey y consultar un especialista. El cabo Roberto me había dicho que no me hiciera ilusiones porque eran médicos militares y con ellos no había arreglo. En fin, tendría que hilar fino.

Llegamos al hospital que se encontraba en una de esas casas típicas del central, si recuerdo bien toda de madera. Al llegar había bastante movimiento, los médicos algunos con sus batas blancas encima de los uniformes y otros sin ellas. Luego de habernos presentado alguien nos indicó un sitio para sentarnos y esperar. No lejos de donde estábamos había uno de esos viejos teléfonos de manivela encima de una mesita y al parecer el artefacto de marras era el único que servía para comunicar con el exterior. El dichoso teléfono no paraba de sonar y hasta alguna disputa que otra había para ver quien lo cogía primero para pedir su llamada.

Roberto y yo nos entreteníamos viendo aquel va y viene de enfermeras, laboratoristas y médicos. Al parecer el centro de atención no eran los pacientes, sino el teléfono. Debo decir para defender tantas idas y venidas que el personal médico, sobre todo, venía de otras provincias y era lógico, dada la precariedad de las comunicaciones, que ese teléfono fuera objeto de codicia.

Había un médico que parecía más preocupado que los demás cuando sonaba el teléfono. Era nada más y nada menos que el director del centro hospitalario. Intentaba hablar con alguien y cuando casi tenía la comunicación esta se caía u otra persona lo ocupaba.

En una de esas en que había perdido la comunicación, se volvió hacia mí y me dijo en tono que no sé si era de orden o de súplica: Si suena, agárrelo porque es mi esposa que está embarazada y necesito hablar con ella. Usted dele conversación hasta que yo llegue para mantener la comunicación. Y ¿qué le digo? Le respondí cándidamente. Pues cualquier cosa, háblele de lo que quiera, pero háblele y que el cabo me avise para venir. Mi consulta está allí, dijo para terminar indicándonos una puerta.

No habían pasado diez minutos que ya el teléfono sonaba y cumpliendo instrucciones, respondí. Mi interlocutora preguntaba por el director diciéndome su nombre y título. Sin mucho preámbulo le dije que alguien lo iría a buscar pero que debía seguir conversando conmigo para no perder la comunicación. Recuerdo que empezó a reírse a la vez que me preguntaba que quien era yo.

¿No es empleado del hospital?
- No.
- Tampoco puede ser un paciente.
- Vine  ver un médico, soy recluta de la UMAP
- ¿Cómo?
- Su esposo me dijo que le diera conversación.
- ¡No me diga!
Aquello no dejó de ser gracioso y benéfico para ambos. Su esposo llegó momentos después y pudieron conversar. Pude ver en su mirada el reconocimiento por aquella conversación que se lograba gracias a mi inesperada intervención.

Cuando colgó el teléfono el médico me dijo, ¿en qué lo puedo ayudar? Me sorprendió tanto la pregunta viniendo de parte de un militar por muy médico que fuera, que ante mi asombro, añadió. Usted vino a verse con un médico, ¿no?
- Sí.
- Venga, yo lo voy a atender.
Ya a puertas cerradas en su consulta, me dio las gracias por haber hablado con su esposa. Me contó que estaba embarazada, que él era de La Habana y que se le dificultaba mucho hablar con ella. Gracias a usted estoy más tranquilo porque hacía días que no sabía de ella y estaba preocupado.

Luego le hablé de mis migrañas, me examinó tomando todo su tiempo y al final me dijo que efectivamente debería ver un oftalmólogo porque según él, quizás era hora de cambiar la graduación de mis espejuelos. Por el momento le voy a dar una semana de reposo para que pueda ir a Camagüey. Llévele este papel al sargento Laborí, me dijo. Cuando regrese de Camagüey me viene a ver de nuevo, yo me ocupo de todo con Laborí.

Al salir de la consulta me reconcilié de inmediato con la profesión médica. Era cierto que le había hecho un pequeño favor, una nadería, a fin de cuenta. Lejos de actuar como militar, actuó como médico y con compasión otorgándome un descanso que era codiciado por muchos y muy mal visto por otros, sobre todo por aquellos que nos avasallaban.

Cuán lejos estaba de aquellas visitas médicas en el comité militar en las que un veterinario habría podido tratarnos mejor.

Cuando se lo dije al cabo Roberto este lanzó un “coñó” más que estridente. Usted sí que tiene suerte compay. Animados por la conversación nos fuimos a tomar el tren de regreso para el campamento. Dos días después, iría a Camagüey y sin acompañante esta vez, gracias a ese médico cuyo nombre olvidé y al que siempre le estaré agradecido.

En defensa de la Peregrina (por Roberto Méndez Martínez)


La poetisa, narradora y dramaturga Gertrudis Gómez de Avellaneda (Puerto Príncipe, 23 de marzo de 1814- Madrid, 1 de febrero de 1873),  aunque se le incluye en los libros de texto de Cuba y España, aunque en muy diversas universidades del mundo, especialmente en las norteamericanas, su obra despierte cierto interés entre los académicos, ella está muy lejos de gozar del reconocimiento que merece.

Muy alabada por los más exigentes escritores de su siglo, desde Juan Nicasio Gallego hasta Marcelino Menéndez y Pelayo, Tula ha tenido muy mala fortuna con los jueces posteriores. A pesar de su voz universal, de sus protestas de cubanía, de la amplitud de una obra que incluye alguno de los más intensos poemas de amor de la literatura hispanoamericana y una autobiografía sentimental redactada en forma de cartas a uno de sus amantes, el esquivo andaluz Ignacio de Cepeda, que puede ser leída como un apasionante folletín romántico, la Avellaneda es evaluada casi siempre en función de su conducta personal, sea en el plano íntimo o en el social.

José Martí, quien rehabilitó a Heredia para la historia cubana y pronunció tan certeros juicios sobre otros poetas románticos de la Isla como Juan Clemente Zenea y Luisa Pérez de Zambrana, apenas dedicó unas líneas a la poetisa principeña y en ellas no brilla precisamente lo mejor de su genio. Cuando en 1875 comenta, bajo el seudónimo Orestes, para la Revista Universal de México, el volumen Poetisas Americanas, compilado por José Domingo Cortés, se empeña en comparar a esta escritora con su contemporánea Luisa Pérez de Zambrana, de un modo tal que la camagüeyana no queda muy bien parada: “La Avellaneda es atrevidamente grande; Luisa Pérez es tiernamente tímida.” El retrato de la autora de Amor y orgullo parece elaborado con el sólo propósito de caricaturizarla:
No hay mujer en Gertrudis Gómez de Avellaneda: todo anunciaba en ella un ánimo potente y varonil; era su cuerpo alto y robusto, como su poesía ruda y enérgica; no tuvieron las ternuras miradas para sus ojos, llenos siempre de extraño fulgor y de dominio: era algo así como una nube amenazante.
La imagen debió serle muy cara, pues al año siguiente, cuando dedica un extenso poema a la poetisa cubana Rosario Acuña, autora del drama Rienzi, el tribuno, laureado en Madrid, advierte a la escritora contra el abandono de su tierra, en busca de los laureles “amarillos y pálidos de España” y pone ante ella una especie de espectro admonitorio: “¿No se yergue ante ti, sombra de espanto,/ Pecadora inmortal, nube de llanto, /La sombra de la augusta Avellaneda?”

Más cerca de nosotros, la escritora parece haber seguido concitando rencores nada disimulados. En su Historia de la literatura cubana –cuya primera edición data de 1954- Salvador Bueno es capaz de afirmar que la novela Sab “difícilmente puede estimarse como novela de tesis antiesclavista, pues el problema social de la esclavitud está fuera de las preocupaciones de su autora”. No debe olvidarse que esta pieza narrativa había sido publicada en 1841, apenas dos años después de que Juan Francisco Manzano escribiera su autobiografía como documento abolicionista y tres después de la primera redacción de Francisco de Anselmo Suárez y Romero, que sólo vio la luz en 1880. Pero La Avellaneda había llegado en ese libro al colmo del atrevimiento, no sólo se había cuestionado a la esclavitud como institución social, sino que había defendido las relaciones íntimas a nivel interracial, a lo que no se atrevería, que sepamos, ningún otro escritor de su siglo, ni siquiera Harriet Beecher Stowe en su muy aclamada Cabaña del tío Tom (1852).

Tampoco Cintio Vitier hará justicia a la poetisa, en Poetas cubanos del siglo XIX, donde deja páginas memorables sobre Zenea y Juana Borrero, apenas hay tres párrafos para la Avellaneda, titulados “La retórica” , el último de los cuales concluye:
En realidad, no tengo nada que decir. Confieso mi fracaso y doblo con pena la hoja de La Avellaneda sin haber podido recibir de ella ninguna enseñanza, como sea la del poder aniquilador que a veces tienen las más seguras y sólidas palabras.
Tampoco la juzgó con mayor equidad Rine Leal en La selva oscura cuando señala que “su teatro nada añade a nuestra escena” y mucho menos un crítico como José Antonio Portuondo, quien, al pronunciar el discurso central en la velada con motivo del centenario de la muerte de la escritora, en el Teatro Principal de Camagüey, el 1 de febrero de 1973, lanzó su tesis de la “dramática neutralidad de Gertrudis Gómez de Avellaneda” apoyada en un precario “análisis marxista” de aquella mujer frente a sus circunstancias, a la que consideraba al margen de los principales problemas de su tiempo. Lo llamativo es que una figura tan denostada aún pueda ser nombrada.

Sin embargo, un análisis más sereno de su vida y obra, nos lleva a constataciones más sólidas. La primera de ellas: las Avellaneda vivió con la más absoluta autenticidad el romanticismo, sin necesidad de poses o escenografías teatrales. Lo mismo sacudió al Puerto Príncipe de su adolescencia con amores que sólo ella creía ocultos, que fue capaz de romper pronto con su medio familiar en la Península e inclusive, llegó a tener una hija fuera de matrimonio con el superficial poeta sevillano García Tassara. Sin necesidad de vestirse de hombre como George Sand, motivó que Bretón de los Herreros pronunciara su célebre frase: “Es mucho hombre esta mujer”.

Se le ha reprochado su constante vinculación con la corte española, pero no hay que olvidar que desde Sor Juana Inés de la Cruz, las mujeres de América tenían vedadas las puertas de academias y universidades y sólo podían lucir su ingenio en salones mundanos o en conventos y la principeña no tenía la menor inclinación por lo segundo. No fue una marioneta en los reales alcázares - como lo demuestran las cartas de Fernán Caballero, quien se refiere a ella despectivamente como un ejemplo de “mala educación”- sino una testigo sumamente crítica que encontró allí material para sus dramas y novelas: el mundo vano y verbenero de Isabel II alienta en la atmósfera decadente de su Saúl y su Baltasar.

Es asombroso que pueda hablarse de una Avellaneda neutral cuando su obra fustiga a cada paso los problemas esenciales de su tiempo: la censura se cebó en Sab porque comprendió que la defensa de los amores de un esclavo negro con una joven blanca eran demasiados subversivos, y con Guatimozín porque ese relato de la conquista de México, nada favorable a Cortés, parecía una lógica explicación de los motivos de la independencia americana. No se olvide que su temprano drama Leoncia, estrenado en Sevilla cuando la autora apenas contaba 26 años, es ya una abierta crítica contra una sociedad machista que marca a las mujeres por sus “debilidades” morales y que, con pequeñas variaciones, volverá sobre el tema en Errores del corazón y en La aventurera. En una de sus piezas más duraderas, la tragedia Munio Alfonso (1844) hace un desgarrador juicio sobre el mundo donde la justicia tiene signo masculino y puede resultar aniquiladora aún a nivel de las relaciones paterno filiales.

También resulta disparatado el reprochar a la escritora el tener por modelos a escritores europeos, desde Alfieri hasta Quintana y Gallego, en una época donde había un solo autor cubano digno de imitar: José María Heredia, de quien la Avellaneda aprendió todo lo que era posible en materia de poesía y a quien dedicó una elegía excepcional. Es cierto que a veces la retórica al uso lastró su verso y su prosa, pero lo mismo ocurría con sus contemporáneos, desde el Duque de Rivas hasta Joaquín Lorenzo Luaces. Lo admirable es la singular variedad de su escritura que se ejercitó no sólo en una poesía de gran variedad de metros, sino en la prosa novelística, en las leyendas y tradiciones y hasta en el género epistolar.

Más allá de su denegada candidatura a la Real Academia Española, Doña Tula defendió la dignidad de la escritura como ocupación femenina y llegó, sin apenas concesiones, a una altura no esperable en el mundo de su tiempo. Son muy pocos los que hoy se atreven a reprocharle sus amores desordenados, pero se ensañan en otros flancos más débiles de la escritora. Sin embargo, la saludable labor crítica que sobre ella ejercieron hace casi un siglo Menéndez y Pelayo, Aramburo, Cotarelo y Piñeyro, no ha tenido justos y serenos continuadores.

Quien en un tiempo se firmó “La peregrina”, sigue hoy en el camino, sin techo propio. Valdría la pena traer a colación una conferencia – o más bien alegato- que le dedicara otra poetisa, Dulce María Loynaz, titulada La Avellaneda, una cubana universal, en el Liceo de Camagüey, el 10 de enero de 1953. Allí reclamaba de aquel auditorio formado por las familias de apellidos más tradicionales de la región y de gran parte de los intelectuales de la localidad:
Ha llegado el momento de definirse. Cada uno tiene su modo de servir y si pensamos que dentro del suyo, Tula no sirvió a la gloria de Cuba, cedámosla de una vez, a quienes no andan con tantos remilgos para brindarle y muy contentos, sitio de honor entre sus filas. (...)

Ved que es vuestra Tula a quien se llevan entre ruindades y pequeñeces.

[...]

Es a ella a quien nos arrebatan, y esta vez para siempre.

No lo permita Dios, amigos presentes. Ni lo permita el Camagüey bravío.

¡A rescatar a vuestra Tula, aunque sea como en la gesta heroica, con un puñado de corazones!

¡A rescatar vuestra amazona, aunque sea como dijo Agramonte, solo con la vergüenza!
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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