Monday, February 6, 2023

En la gigantesca ciudad de México (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.


Poema 39 de La patria es una naranja


39


En la gigantesca ciudad de México,
Claudia tiene tanto peso como una lágrima que cae en el océano.
Pequeña, aire apenitas, Claudia
recorre la casona con la resignación
del soldado que cubre la última posta.
Su mano mínima
su pie mínimo
el mínimo aliento que de su paso llega
sacan el polvo del rincón más escabroso,
afianzan el brillo diario para que permanezca la ilusión,
su olfato
prepara el aliño con que ciertas deidades han abogado por la Poesía.

Algún tramo de la selva está anudado en los dientes de Claudia,
el recelo de un indio huye a solas por sus ojos,
la melancolía
parece ser su emplazamiento principal.

Recorre las habitaciones y va dejando
trocitos de éxtasis
como quien paladea
su pequeño Gobierno,
su pequeña cumbre.

Junto al fresno del patio
Claudia es la hojita que cae, y cuando
los tulipanes y los lirios se doblan
se les nota el doblez de Claudia, se les nota
una caída
mansa en la boca de Claudia.
Si es abril,
mientras ella trabaja en el jardín, la jacarandá
la mira, triste,
lilamente triste, o más bien,
parece absorber su tristeza
y desguaza sus flores lilas sobre Claudia.

Además de atole,
frijoles,
tortillas,
estoy seguro
de que Claudia
come alpiste y azucenas
y residuos de los rayitos de sol que quedan presos
entre el ramaje y relente
noche a noche, más lágrimas
pequeñas como ella misma.

Esta tarde
voy a echar a volar una paloma blanca para que Claudia vuele,
voy a lanzar al aire un pendón transparente, una flecha verde, un pañuelo
con las iniciales de Dios
para que la amparen.

(Ciudad de México, 1998)



39


Nella gigantesca Città del Messico,
Claudia ha tanto peso come una lacrima che cade nell’oceano.
Piccola, soffio d’aria, Claudia
percorre la grande casa con la rassegnazione
del soldato all’ultima posta.
La sua mano minima
il suo piede minimo
il minimo respiro che dal suo passo giunge
tirano fuori la polvere dall’angolo più scabroso,
rafforzano la luminosità quotidiana perché permanga l’illusione,
il suo intuito
prepara il condimento con cui certe divinità hanno difeso la Poesia.

Qualche parte della foresta è stretta ai denti di Claudia,
la diffidenza di un indio fugge in solitudine per i suoi occhi,
la malinconia
sembra essere la sua situazione ideale.

Percorre le abitazioni e va lasciando
pezzetti di estasi
come chi assapora
il suo piccolo Governo,
il suo piccolo vertice.

Insieme al frassino del cortile
Claudia è la fogliolina che cade, e quando
i tulipani e i gigli si duplicano
si nota l’ambiguità di Claudia, si nota
una caduta
mite nella bocca di Claudia.
Se è aprile,
Mentre lei lavora nel giardino, la jacaranda
la guarda, triste,
con una tristezza color lilla, o meglio,
sembra assorbire la sua tristezza
e disperde i suoi fiori lilla sopra Claudia.

Oltre a bibite con farina di mais,
fagioli,
frittate,
sono sicuro
che Claudia
mangia miglio e gigli
e residui dei raggi di sole che restano prigionieri
tra i rami e la rugiada
notte dopo notte, oltre a lacrime
piccole come lei stessa.

Questa sera
voglio far volare una colomba bianca perché Claudia voli,
voglio lanciare in aria un vessillo trasparente, una freccia verde,
un fazzoletto con le iniziali di Dio
perché la proteggano.





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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.

En su país natal recibió el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Nacional de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que ya había recibido, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio y el premio Pluma de Oro de Publicaciones Entre Líneas..

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.


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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Sunday, February 5, 2023

Recuerdos del Casablanca, o Casa Blanca (por Joaquín Estrada-Montalván)


Leo que el cine Casablanca, o lo que fue el cine Casablanca, está cumpliendo su 75 cumpleaños.

Casablanca es un lugar que es parte de la historia personal de los camagüeyanos, crecimos y "adultamos" visitándole. Los nacidos a partir de los 90s, imagino, solo conocen su fachada y, han escuchado, que detrás de ella existió el principal cine de la ciudad.

Recuerdo las colas que ordenadamente (a veces no) se extendían hacia la calle Lope Recio. Entre las más populares, en mi memoria, las de Sandokan.

A Casablanca iba con menos de 12 años (luego de "graduarme" del cine Avellaneda) a intentar colarme en las películas de mayores de 12, y con menos de 16, a intentar colarme en las de mayores de 16.

Octavo grado, en la Mártires por la tarde, me "alzaba" de las clases para ir a "apretar" al "Casablanca". Los domingos en la tarde a apretar con la novia y luego al Coppelia.

Luego fui "más mayor", y al cine iba más por las peliculas y algun que otro beso con la novia (la "comunicación plena" se disfrutaba en otros escenarios).

Casablanca, cine de estreno cada semana, a veces (cuando mucho público) compartía con Guerrero, Encanto (y a veces creo con el Alkazar). Cuando esto sucedía, el siempre bien recordado Tororico corría por la ciudad intercambiando los rollos del filme, para que pudiera ser proyectado casi de manera simultánea en más de un cine a la vez.

Llegaron los años 90s, se empezaron a evaporar los cines, y a llegar televisores con un equipo VHS y a eso le llamaban Salas de Video. En el Casablanca montaron una en el segundo nivel, era donde los jurados visionaban los audiovisuales en competencia en el Almacén de la Imagen (también en la sala Nuevo Mundo). Tuve la dicha de integrar el jurado OCIC, luego SiGNIS en varias de sus ediciones.

Creo que hoy del Casablanca solo queda la fachada, ojalá que en el final no corra la suerte del cine Alkazar y sea recuperado como cine.

Camagüey no tiene cines hoy, creo que solamente los fines de semana el Encanto, pero Camagüey fue una ciudad que disfrutó del cine, y una ciudad que parió gente que ama el cine, que lo promueve y que sueña y trabaja porque Camagüey vuelva a ser, también, un lugar que permita disfrutar de lo que se conoce como el séptimo arte. (JEM)



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Comentario de Juan Antonio García

"En Casablanca sí se siguen dando películas y de hecho, el sábado 4 de febrero en la noche fue la premier de Oscuros amores, de Gerardo Chijona. Y la proyección es en pantalla grande, con un proyector de primer mundo. Lo que pasa es que constructivamente, cuando se convirtió en multicine, la cuestión de sonido quedó hecho un desastre porque se contaminan las salas. Por eso se suele proyectar en una sola, que es la de arriba. Creo que donde más calidad hay hoy en cuanto a proyección es Nuevo Mundo. Y, por supuesto, ese Casablanca de ahora, no tiene nada que ver con el que nosotros conocimos. Como en todas partes, las salas cinematográficas se han visto obligadas a transformarse, y acá la Calle de los Cines permanece en un limbo administrativo. Saludos."

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Comentario de Roberto Méndez Martínez

"En realidad el cine al fundarse se llamaba Casa Blanca. Le puso así su dueño Armando Garrido por su esposa Blanca. Pero la gente lo asoció con la famosa película y así quedó.

Recuerdo que en mi infancia en la sala del cine había creo que sobre la pantalla una especie de escudo con las siglas TCB. De modo que aunque sonara casi igual dejaba clara la previa de Blanca. Por cierto ellos vivían en la casa de los altos y eran muy amigos de mi familia pues Garrido y mi abuelo fueron copropietarios del Teatro Principal y del cabaret Morocco, luego Caribe."

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Comentario de Sonia Agüero

"Entre el 48 y el 59 no solo fue un magnífico cine con gran acústica, la "casa" del Cine Club de Camagüey, sino también un magnífico Teatro, "casa" de la Sociedad de Conciertos de Camagüey, donde se presentaron primerísimas figuras artísticas como Arthur Rubinstein, Jascha Heifetz, Alicia Alonso, Orquestas Sinfónicas, etc. Y también se celebrarones graduacione de escuelas locales y otras actividades culturales.


En un nuevo aniversario de la fundación de la Federación de las Juventudes de Acción Católica Cubana (por Teresa Fernández Soneira)


Aquel hombre bueno, de semblante dulce y bonachón, que había llegado de Francia en el 1905 con algunos conocimientos del idioma español, pero con muchos deseos de trabajar con la juventud cubana y dedicar su vida a la enseñanza en Cuba, el querido y recordado Venerable Hermano Victorino De La Salle (1885-1966), se comprometió a fundar la Federación de las Juventudes de Acción Católica Cubana hace ya 95 años. Fue la luz y el susurro del Espíritu Santo lo que motivó al hermano a establecer una organización juvenil católica que con los años se convertiría en la más grande institución de la Iglesia cubana que en 1960 contaba con más de 25,000 miembros. Por sus filas pasaron miles de jóvenes que luego llegaron a ser profesionales, o formaron familias cristianas, mientras que otros sintieron el llamado a la vocación religiosa para convertirse en sacerdotes y religiosas y ser puntales de la sociedad cubana.


Afiche de la IV Asamblea y VII Concentración Nacional, Cienfuegos, 18-19 noviembre, 1950.
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Este año celebramos con alegría el 95 aniversario de su fundación. Fue el 11 de febrero de 1928 cuando un grupo de jóvenes dirigidos por Victorino establecieron en el colegio de La Salle del Vedado la Acción Católica Cubana que tendría cuatro ramas: Juventud Estudiantil, Juventud Obrera, Juventud Universitaria y Juventud Católica. ¡Felicidades a todos los Federados y a todos los que de alguna manera están ligados a esta gran obra! Debemos seguir orando para que el Venerable Hno. Victorino sea pronto elevado a los altares, y para que su vida y su ejemplo sigan guiando a los cubanos.

Monumento en homenaje al
Venerable Hno. Victorino de la Salle.
Ermita de la Caridad.
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¡Juventud porvenir de la Patria! ¡Juventud porvenir de la fe!
El futuro descansa en tus brazos, tus espaldas serán su sostén.
Con la estrella y la cruz como emblema, ha de ser nuestra marcha triunfal.
¡Viva Cuba creyente y dichosa! ¡Viva Cristo Monarca Ideal!

(Himno de la Acción Católica - Letra: Dr. Julio Morales Gómez, Música: Hno. Victorino)


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Natalicio de José Martí. Ofrenda de libros de la autoría del Maestro por los miembros de la Juventud Estudiantil Católica en el Parque Central de la Habana, 1960.
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Oración

Señor Dios, que has prometido ensalzar a los humildes y que brillarán como estrellas en perpetuas eternidades los que enseñaren a muchos la justicia, dígnate glorificar a tu siervo Venerable Hermano Victorino De La Salle, trabajador incansable en la parcela de la niñez y de la juventud, haciendo que su nombre resplandezca entre tus santos.

Multiplíquense tus gracias, Señor, en favor de los fieles que te las piden, haciendo presente las virtudes que él practicó en la Tierra, y concédenos que algún día veamos a tu Santa Iglesia honrar su memoria y ofrecernos en él un nuevo modelo que imitar, y un nuevo protector que nos asista desde el cielo, en los trabajos y aflicciones de esta vida, ayudándonos a conseguir la bienaventuranza eterna.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

A quienes obtengan favores o gracias por intersección del Venerable Hermano Victorino De La Salle, rogamos que lo comuniquen en un breve mensaje dirigido a: Victorino@saintly.com.


Grupo de Acción Católica San Buenaventura de universitarias. La Habana, c. 1948-1950.





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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas. En el verano del 2022 publicó La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX (Alexandria Library Pub. House, Miami) que recoge 150 daguerrotipos del siglo XIX de mujeres cubanas de todas las edades y razas, acompañados de poemas de la época. Es un homenaje a la mujer cubana de todos los tiempos.

Saturday, February 4, 2023

Te Fuiste (por Orlanda Torres)




Te perdí un día impensado
Te fuiste.

No sé exactamente donde estarás, pero vivo convencida que en un mejor lugar
Y aunque físicamente no estés
Tu retrato me acompaña, lo miro y te beso porque estás conmigo.

Escribirte ha sido mi gran bálsamo
Eso me hace sentir que estoy conversando contigo, como lo hacíamos habitualmente.

Y aunque es solo un escrito diario que a veces se torna triste porque no recibo respuesta
Nada me detiene…

Solo espero cada mañana el momento de poder comunicarme contigo a través de mis letras
Esa comunión diaria revitaliza mi día a día.

Lo seguiré haciendo hasta que tenga las fuerzas para hacerlo
Porque tú vivirás por siempre en mis recuerdos.

Te fuiste ...




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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.
Autora de los libros: "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle). "Los símbolos del Amanecer" (Editorial Voces de Hoy, 2020)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección
Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
- Ser Mujer
Administra:
www.vivencialhoy.blogspot.comwww.facebook.com/vivencialhoyFacebook.com: Orlanda Torres
Instagram: orlanda.torres.3
orlandatq@gmail.comtorres_q@yahoo.com

Friday, February 3, 2023

Homilía del Cardenal Mons. Beniamino Stella en la Misa de la Catedral de Camagüey, el 2 de febrero de 2023.

Fotos/Frank Luis García Castañeda
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Queridos hermanos y hermanas, hemos venido hoy a esta Catedral Metropolitana como Simeón y Ana, para recibir de María y de José a Jesucristo; para proclamar con la vida y con el corazón que Cristo es Luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo.

En la escena tan sugestiva del Evangelio de esta fiesta se abrazan las generaciones, los ancianos que esperaban al Mesías prometido y los jóvenes esposos que, cumpliendo con las tres lecciones de la ley Mosaica, llevan a Cristo al encuentro de su pueblo.

Fue también esta tierra camagüeyana hace veinticinco años el lugar donde se abrazaron un Papa anciano con los jóvenes cubanos. El Santo Padre, San Juan Pablo II señaló ya al inicio de sus palabras el objetivo de aquella cita, decía: “los jóvenes cubanos se reúnen hoy con el Papa para celebrar su fe y para escuchar la Palabra de Dios que es el Camino para salir de las sombras del mal y de las tinieblas y revestirse así con las armas de la Luz para obrar el bien.

El actual pontífice, Papa Francisco, insiste a los jóvenes que hablen con los abuelos y nos asegura que en ese diálogo, en ese recíproco donarse y enriquecerse entre abuelos y jóvenes, se juega el futuro de la humanidad.

En estos días la Iglesia en Cuba hace memoria agradecida de la visita del Papa Santo a esta amada nación. Me complace sobremanera poder compartir con ustedes estas jornadas de acción de gracias. Agradezco al Señor el testimonio que ha regalado a esta Iglesia en Camagüey, con todos esos buenos ancianos que, como Simeón y Ana, han mantenido y conservan la llama de la fe, de la esperanza en las promesas del Señor, y la apertura para salir al encuentro de los demás. En este sentido no puedo no mencionar al querido Monseñor Adolfo Rodríguez, ejemplo de luminoso de hombre de Dios y de pastor entregado a su grey. En él agradecemos simbólicamente lo que tantos cristianos y cristianas antes de nosotros legaron a nuestra fe y a nuestra vivencia eclesial.


Los que estuvimos aquí hace veinticinco años recordamos muchas cosas de la presencia del Santo Padre San Juan Pablo II en esta tierra de Agramonte, pero si tuviéramos que decir algo con sabor a pueblo de aquella celebración alegre y festiva del Papa Santo en este lugar, seguramente que pensamos en el estribillo que muy pronto entonó aquel coro gigante en que se convirtió toda la plaza: “el Papa se queda en Camagüey”. Obviamente el Papa no podía quedarse físicamente en Camagüey, pero sí podía y debía quedarse su fe, su amor a Cristo y a la Iglesia, su fidelidad y coherencia debía quedarse en cada joven cubano.

San Juan Pablo II habló a los jóvenes cubanos con cariño, como un padre habla a sus hijos. Les habló de aquello que todo joven busca y anhela, cómo llevar adelante la vida, concretamente y en palabras del Salmo 19, que cito: “¿cómo podrá el joven llevar una vida limpia viviendo de acuerdo con tu Palabra?” Y el propio Santo Padre apuntó, y cito “el Salmo nos da la respuesta al interrogante que todo joven se ha de plantear si desea llevar una existencia digna y decorosa, propia de su condición. Para ello (decía el Papa) el único camino es Jesús. Los talentos que han recibido del Señor y que llevan a la entrega, al amor auténtico, y a la generosidad, fructifican cuando se vive, no sólo de lo material y de lo caduco, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”.

Y continuaba el Papa: “Los animo a sentir el amor de Cristo siendo conscientes de lo que Él ha hecho por ustedes y por la humanidad entera; por los hombres y mujeres de todos los tiempos; sintiéndose amados por Él podrán amar de verdad. Experimentando una íntima comunión de vida con Él que vaya acompañada por la recepción de su Cuerpo, la escucha de su Palabra, la alegría de su perdón y de su misericordia; podrán imitarlo, llevando así como enseña el salmista, una vida limpia”. Tenemos que confesar que llevar una vida digna y limpia, por decirlo con otra frase muy popular en Cuba, “no es fácil”.

En efecto, y ya lo señalaba San Juan Pablo II, alertando de los peligros del relativismo moral, tan extendido por desgracia en tantos lugares del mundo, decía el Santo Padre: “ese relativismo moral genera egoísmo, división, marginación, discriminación, miedo y desconfianza hacia los otros. El vacío que produce estos comportamientos explican muchos males que rodean a la juventud: el alcohol, la sexualidad mal vivida, la prostitución, las motivaciones fundadas en el gusto, las actitudes egoístas, el oportunismo, la falta de un proyecto serio de vida en el que no hay lugar para el matrimonio estable, huyendo del compromiso y de las responsabilidades para refugiarse en el mundo falso cuya madre es la marginación y el desarraigo”.

Y continúa el Papa: “ante esa situación el joven cristiano que debe llevar una vida limpia, firme en su fe, sabe que está llamado y elegido por Cristo para vivir en la auténtica libertad de los hijos de Dios que incluye no pocos desafíos. Por eso, acogiendo la Gracia que recibe de los Sacramentos, sabe que debe dar testimonio de Cristo con su esfuerzo constante para llevar una vida recta y fiel a Jesús”.

Queridos jóvenes, conozco también que en estos últimos años se han deteriorado en Cuba ámbitos de la convivencia social y que la situación económica que viven es crítica; es muy difícil para todos pero especialmente lacerante para ustedes los jóvenes. Enfrentarse a la opción de formar un hogar cuando el salario no alcanza o no existe la posibilidad de tener una vivienda y de llevar el pan cotidiano a la mesa de los hijos. Muchos de sus coetáneos y amigos han emigrado a otras tierras. Las mismas comunidades cristianas han visto mermadas la presencia de jóvenes y de adolescentes, de niños en la catequesis, de las familias enteras. Y que en ocasiones los que emigran, en virtud de múltiples causas, se alejan de la iglesia y de la práctica de la fe que tenían aquí. Todo esto genera tristeza y podemos sentir la tentación de la desesperanza.

Sé que mis hermanos, los Obispos Católicos de Cuba, no han cesado nunca de alentar y de invitar a crear las condiciones adecuadas para que los cubanos puedan desarrollar en su tierra sus legítimos proyectos personales y familiares. Para que Cuba pueda acoger y desarrollar los anhelos y los sueños de todos y cada uno de sus hijos, sin exclusiones. Así que al tiempo que oramos por el bienestar y el progreso integral de nuestro querido pueblo; no puedo no recordar que y si bien hay responsabilidades en la vida de una nación que atañe, por así decirlo, a las autoridades o a los servidores públicos, hay un ámbito personal e intransferible donde incluso en medio de la Cruz hay que decidirse a ser fieles y a ser santos.

San Juan Pablo II les pidió: “sean fuertes por dentro, grandes de alma, ricos en los mejores sentimientos, valientes en la verdad, audaces en la libertad, constantes en la responsabilidad, generosos en el amor e invencibles en la esperanza”.

Al saludar con afecto agradecido al Arzobispo Monseñor Willy, al señor Nuncio Apostólico Monseñor Gloder, al presbiterio, a los diáconos y a toda la vida consagrada en este día en que celebran memorias gratas, a los laicos de esta amada Iglesia del Señor; los felicito también en esta fiesta patronal de la Arquidiócesis. Le suplico a la Virgen María, Nuestra Señora de la Candelaria, que nos conserve siempre unidos y alegres en el servicio siempre hermoso de la evangelización. Un saludo cordial también a las distinguidas autoridades que hoy participan con nosotros en esta extraordinaria celebración.

San Juan Pablo II vele por la juventud cubana, para que del mismo modo que él recibió la Gracia de la fidelidad a Cristo en medio de las difíciles condiciones de su Polonia natal, así los jóvenes de esta tierra puedan conservar su amor a Cristo y a la Iglesia, su santidad de vida, su entusiasmo en medio de las coordenadas tan complejas y difíciles que hoy enfrentan. No olviden las promesas de Jesús: “en el mundo tendrán aflicción, pero ánimo, Yo he vencido al mundo”. Y cuando todos nos sintamos tentados de “tirar la toalla” recordemos también las palabras de Monseñor Adolfo en el discurso inaugural del E.N.E.C. cuando decía, y cito: “En Él, en Cristo, miramos el futuro con serena confianza porque sabemos que mañana antes que salga el sol habrá salido sobre Cuba y sobre el mundo entero la Providencia del Padre”. 

Amén.

(Texto/Arquidiócesis de Camagüey)

Fotos/Carlos A. Peón-Casas
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Fotos/Carlos A. Amador
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Carmen García-Iñíguez, hija del Gral. Calixto García-Iñíguez Enamorado, es la primer mujer que ha obtenido el Licenciamiento en Derecho Diplomático y Consular en nuestra Universidad. (Foto/Bohemia. Septiembre 1934)

Wednesday, February 1, 2023

De la casa de Gertrudis Gómez de Avellaneda.


"Acordada por el Ayuntamiento a petición de don Enrique José de Varona y Pera, la colocación de una lápida conmemorativa del nacimiento de la ilustre poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda, en el frente de la casa donde vió la luz primera, opúsose á ello el que la poseía, don Juan de Dios Romero; y hubo que ocurrirse por el Municipio á la Autoridad Superior, que debió resolver favorablemente la moción, puesto que la lápida fué colocada." (Juan Torres Lasqueti, "Colección De Datos Históricos-Geográficos y Estadísticos de Puerto del Príncipe y su Jurisdicción", 1888)


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Foto/Casa Natal de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Camagüey, 1905.

"Casa de muñecas 2". Un regreso no del todo satisfactorio. (por Wilfredo A. Ramos)


Recientemente subió a escena en Miami una obra que desde su estreno mundial en la ciudad de Costa Mesa, California, el 9 de Abril del 2017, en el South Coast Repertory y su inmediato paso a Broadway, New York, el 27 del mismo mes, ha acaparado los titulares de las más variadas publicaciones sobre el mundo teatral, allí donde dicho título ha sido llevado a las tablas. Nos referimos a la obra del dramaturgo norteamericano Lucas Hnath, “Doll’s House Part 2”, que bajo el nombre de “Casa de muñecas 2. El regreso de Nora”, fue estrenada en nuestra ciudad en el Sandrell Rivers Theater, bajo la dirección de Juan Montero, con un elenco integrado por Lupita Ferrer, Lili Rentería, Raúl Cruz y Ariadna González.

Este texto dramático ha sido recibido internacionalmente con muy elogiosas críticas -quizás, demasiadas- teniendo en cuenta el tema tratado en el mismo, el cual se encuentra totalmente centrado dentro de unos de los discursos socio-ideológicos más álgidos de nuestra contemporaneidad. El autor ha retomado el drama donde el autor noruego Henri Ibsen lo dejara en su mundialmente conocida “Casa de muñecas”, obra que fuera estrenada en 1879, en el Teatro Real de Copenhague, Dinamarca, siendo su pieza dramática más famosa y representada, dándolo a conocer en todos los escenarios y convirtiendo dicho texto en un referente de estudio en un gran rango de centros educacionales a nivel mundial.

Si bien la obra del autor noruego provocó en su momento amplios debates y hasta llegó a ser considerada escandalosa teniendo en cuenta los conceptos sociales de su época, debido a que rompía abruptamente con estereotipos y convenciones de su momento con respecto al lugar de la mujer en la sociedad y su posición frente al hombre, su autor siempre se negó a que dicho texto fuera considerado ‘feminista’, algo que a pesar de sus deseos no ha sido cumplido, producto a que unánimemente especialistas y críticos la han considerado como la primera obra teatral de carácter feminista.

Lucas Hnath, nacido en la ciudad de Orlando, en la Florida, se trasladó en 1997 hacia New York con la intención de realizar algunos cursos dirigidos al área de la medicina, cambiando pronto sus aspiraciones e iniciando estudios de escritura dramática en el Tisch School of Arts, de la Universidad de New York. De su pluma han salido también otros destacados textos teatrales como “Death Tax”, con la que alcanzó dos Steinberg/ATC New Play Award Citations, “Isaac’s Eye”, “Red Speedo”, ganadora de un Obi Award, “Hillary and Clinton”, “Dana H”, “The Christians”, nominada en el 2016 a dos Drama Desk Awards y al Lotel Awards, obteniendo además ese mismo año el Outer Critics Circle Award. Con su obra “Doll’s House Part 2”, obtuvo en el 2017 ocho de los codiciados premios Tony, entregados por The American Theatre Wing, considerados el máximo reconocimiento para obras de teatro del país, pero con la limitante de que solo son consideradas las puestas en escena presentadas en el circuito neoyorquino de Broadway.

Como ya señalamos con anterioridad, el texto de Hnath recibió la total aprobación, no solo de los críticos teatrales sino además del público por considerarlo un texto audaz, que partiendo de una historia anterior creaba una nueva y que aunque dependiendo de la misma, ofrecía la oportunidad de adentrar al público en un drama con otros elementos que enriquecen el argumento del texto original. En este caso podríamos considerar a este nuevo texto como oportunista, en el sentido que se aprovecha de una historia, acontecimientos, personajes previos, para construir su propia historia, pero con el hándicap de convertirse intencionalmente en una segunda parte de una obra ya existente de probado reconocimiento internacional. A través de la historia teatral han habido autores que han escrito nuevas obras apropiándose de argumentos creados por otros dramaturgos anteriores a ellos, pero no utilizando los mismos elementos aparecidos en las obras de estos, para así crear sus propias ideas y producir una nueva acción dramática, con cambios radicales en personajes, épocas, ambientes y modificando incluso partes del argumento escogido.

Hoy en día se ha convertido en algo común la realización de ‘remakes’, versiones o intervenciones de obras artísticas ya existentes, que han probado su valor a través del tiempo, como una manera de creación donde a nuestro entender queda muy mal parado dicho proceso en los artistas que se empeñan a ‘desguazar’ algo ya existente para de esta manera proponernos una supuesta nueva obra.

Es bueno aclarar que con lo dicho con anterioridad no me refiero a la posibilidad de versionar, siempre existente y posible, una obra teatral, la cual puede ser adaptada a épocas, conceptos, estilos y escenarios diferentes, produciendo interesantes y muy logradas puestas de dichas obras.

Si analizamos algunos aspectos en la construcción del texto creado por Hnath podremos constatar por ejemplo una incongruencia en el tratamiento de la unidad de tiempo. Por ejemplo la acción en la obra abarca solo algunas horas de un día, el que corre entre la llegada de Nora a su antigua casa, su reencuentro con cada uno del resto de los personajes (Anne Marie, Torvald y Emmy) y su partida, lo que nos muestra un periodo breve de tiempo donde se desarrollarán todos los conflictos creados por el dramaturgo. Es en relación a dicho concepto del tiempo donde encontraremos uno de los elementos que van a producir cierta ambigüedad, haciendo que una parte de la acción no pueda ser creíble. Como puede ser posible que después que Nora y Tovaldo tengan su primer enfrentamiento, que éste se niegue a aceptar el divorcio (motivo único que ha hecho posible el que Nora regrese a su antigua hogar) y salga enfurecido hacia la calle, pueda haber tenido tiempo para acercarse a una librería, buscar, encontrar y comprar ese último libro escrito por ella (recordemos que ahora Nora se ha convertido en una famosa escritora feminista), sentarse en un parque y leérselo en su totalidad (el personaje en escena lo dice), dirigirse al juzgado a solicitar el acta de dicho divorcio, irse a las manos con el funcionario del lugar y regresar a su casa con dicho documento. Sin duda el concepto del tiempo está manipulado de tal forma que para una puesta que se mueve por los predios de un ‘teatro naturalista’, es imposible de asimilar, quedando violentada esa unidad temporal.

Dándole una mirada a otro elemento en este texto, encontramos uno que llama poderosamente la atención y que por la fuerza de su significado marca el argumento del mismo, nos referimos a su final. Con el nuevo portazo de Nora al rechazar el divorcio que tanto necesita y que ha venido a obtener, el autor nos enfrenta a una situación donde nos preguntamos si es esa una solución creíble para el personaje, a sabiendas de las terribles consecuencias de la misma (pérdida de patrimonio, prestigio, cárcel) al que se enfrenta con tan drástica decisión, teniendo en cuenta precisamente la época en que se desarrolla la acción o si no es tan solo un discurso ideológico, cargado de idealismo, mayormente atado a posibilidades de nuestros tiempos. Sin duda que dicha actitud la convierte en una heroína, pero siempre provocando la duda que dicho personaje pueda ser real.

No obstante, al enfrentarnos al texto en cuestión vemos que en el mismo se produce un trabajo interesante con los personajes y sus caracteres. El autor trata de que no veamos de qué parte se encuentra su simpatía -aunque es ella obvia- al momento de presentarnos los mismos, dejando que cada uno se muestre ante los ojos del espectador como seres no de una sola pieza, sino con sus contradicciones y sus propias verdades, ofreciendo incluso mediante la hija de Nora una de las caracterizaciones más polémicas de acuerdo a los conceptos que ella expone, teniendo en cuenta su corta edad, pero que son el resultado de determinados patrones de la sociedad en que vive, lo que la convierte en un personaje con un discurso retrógrado.

En una entrevista encontrada en la búsqueda de información sobre la obra, el autor declara que durante el proceso de creación de ‘su’ Nora para su texto, tuvo a bien confrontarlo con algunas mujeres de su entorno para ver cuáles serían sus reacciones acerca de las ideas expresadas por dicho personaje y que para sorpresa suya esas mujeres le llamarían la atención sobre lo no acertadas de algunas y la imposibilidad que salieran de la boca de una mujer, sobre todo de aquella época por muy liberal que la misma pudiera ser, por lo que se vió en la necesidad, en algunos casos, de trasladar ciertas ideas hacia el resto de los personajes en su confrontación con la protagonista.

Después de tal anécdota, no nos queda duda alguna que el objetivo al querer intervenir en esta historia ya contada, era principalmente valerse de la misma para ofrecer un discurso ideológico con énfasis en el aquí y ahora, sumándose de esta manera a una corriente feminista que presenta diversas aristas donde unas poseen bases reales y otras se asientan sobre bases de demagogia ideológica y discursos de tipo políticos.


Adentrándonos en la puesta en escena, lo primero que nos llama poderosamente la atención es que la manera escogida para representarla fuera la del ‘teatro arena’. En palabras del director se nos informó que al hacer el contrato sobre el derecho de representación de dicho texto era exigencia por parte del autor el llevarla a cabo de esa forma, entrometiéndose así en la labor creativa del director. Como tal exigencia nos resultara inadmisible, a sabiendas que existen autores dramáticos que tratan de imponer su visión de puesta en escena, nos dimos a la tarea de buscar posibles imágenes de algunas otras presentaciones, encontrando, por ejemplo, las llevadas a las tablas en Venezuela y en España, donde ambas se muestran realizadas de la manera tradicional del teatro a la italiana (teatro frontal), donde por cierto, en el caso español se puede apreciar la obra dentro de una excelente escenografía que abarca todo el escenario y en donde la misma adquiere un profundo lenguaje conceptual.

Continuando con nuestra tarea de investigación, encontramos además cierta información proveniente del propio autor -traducida al español- donde él mismo ofrece una serie de consejos sobre como llevar su texto a escena, sugiriendo -sin imponer- según sus propias palabras lo siguiente: “La obra transcurre en una habitación. Es bastante austera. Hay algunas sillas, quizás una mesa, no mucho más. Debería sentirse un poco como un foro. No sería para nada triste si la obra fuese representada en un teatro circular”. Por el contrario si exige que se coloque una puerta de tamaño prominente, aunque con respecto al vestuario expresa que sea... "de época más o menos”.

Incluso en continuación de tales requerimientos y sugerencias por parte del autor, aparece una “Gramática del libreto”, mediante la cual le sugiere a los actores como deben ser dicho los textos a partir de diversos signos de puntuación colocados a través de todo el texto. Esto último resulta en realidad descabellado (he presenciado a directores reclamar a una actriz el que pronuncie una ‘coma’ o un ‘punto y coma’. De todo hay en la viña del teatro). Nuevamente aquí el autor trata de limitar la libertad de creación, ya no solo al director, sino a los propios actores, diciéndole a estos como actuar sus emociones. Como último elemento, según a exigencia también del autor, algo no apreciado en las puesta venezolanas y españolas tampoco, es el que se refiere a la no realización de un diseño de luces, por lo que la puesta miamense solo estubo ‘iluminada’, con un concepto plano totalmente en cuanto utilización de la luz se refiere, restándole cualquier tipo de ambientación posible al espectáculo y obligando a hacer del público un ente todo el tiempo presente y sumamente molesto.

Regresando a nuestra puesta, tenemos que destacas como su principal problema, es esa concepción de teatro arena, producto a que dicho formato requiere por parte del director un minucioso trabajo que permita que la obra pueda ser vista con igual claridad por parte de los espectadores que se van a encontrar a todo alrededor de la misma, lo que lamentablemente no sucedió en todo momento. Para la realización de este estilo de teatro, se requiere que los actores sean movidos a través de todo el espacio de manera tal vez más intensa que si de una puesta frontal se tratara. No pueden haber largos parlamentos o diálogos emplazados hacia una sola dirección durante un período largo de tiempo, ni pueden producirse acciones donde elementos escenográficos obstaculicen la visibilidad de los mismos a una parte de la audiencia, como tampoco los actores deben permanecer durante mucho tiempo por una sola parte de la escena. Estos son importantes elementos a tener en cuenta que para un director novel, sin apenas experiencia ni amplia formación resultan un lastre necesario de salvar, pero que resulta imposible hacerlo mediante la improvisación, así esta venga acompañada de las mejores intenciones. Recordemos que el teatro es también una profesión y como tal requiere de horas de preparación y estudios, de lo contrario no existirían ni serían necesarias las escuelas de teatro.

Otro aspecto, cuya responsabilidad recae también sobre la dirección, pero que involucra a los actores, es la dirección de los mismos.

El desbalance actoral visto sobre el escenario se hizo demasiado evidente. Por una parte Lili Rentería y Lupita Ferrer, dejaron claro su innegable profesionalismo, avalado por sus largas carreras en teatro, cine y televisión, mientras en el caso de Ariadna González y Raúl Cruz, quedó al descubierto lo mucho que sus carreras tienen aún por andar.

Rentería, asume su trabajo de manera sincera, creíble, humana, entregándonos a una nueva Nora segura de sí misma, algo indolente a los dolores causados con sus acciones, pero convencida de ellas, haciéndolo sin gestos altisonantes, ni poses, pero si con una muy certera sensación de firmeza y buena dicción.

Ferrer, entrega su personaje, el que ella misma consideró un reto para su carrera, al interpretar a una anciana por vez primera, sumándole a ello una leve cojera, la cual mantuvo durante todos sus movimientos de manera ligera pero constante, de manera acertada, aunque su caracterización (vestuario, peinado y maquillaje) resultara bastante fuera de lugar para el de una nodriza-criada de la Noruega de finales del XIX.


En cuanto a González, aunque sobresale su buena dicción, su frialdad y la poca credibilidad en la manera de decir sus textos, hizo que su trabajo no resultara armonioso, al igual que Cruz, que con buena presencia escénica y correcta proyección de voz, debe cuidar más su dicción y sobre todo trabajar mucho en la interiorización de los textos, ya que un actor no solo repite textos aprendidos, sino que debe sentirlos, convertirlos en experiencias propias, de lo contrario la actuación se convierte en mera ‘representación mecánica’ sin vida propia.

Del resultado del desempeño de los actores se desprende, de manera obvia, el desconocimiento de los métodos y acciones que todo director debe asumir para poder ofrecer soluciones a los posibles problemas presentados en escena. Tanto en las situaciones proyectadas por parte de los intérpretes con menos experiencia, como en el caso de las dos veteranas actrices, donde incluso por momentos se podía observar que cada una de ellas trabajaban sobre sus propias recetas, sobre sus propios métodos y por qué no decirlo, sobre sus propios vicios, esos que muchas veces los actores a través de sus largas carreras van creando y que solamente la aguda mirada de un experimentado director es capaz de controlar.


A modo de comentario de interés, nos gustaría señalar, que esta obra de Lucas Hnath, como ya bien hemos dejado saber, que ha estado acompañada de grandes aplausos y fervorosas reseñas críticas en todos los escenarios donde ha subido, derramando ríos de tinta elogiando su arriesgada temática, ha recibido dicho reconocimiento, casi seguro, por haber sido escrita por un dramaturgo norteamericano, haber subido a las tablas en Broadway y al hecho de que obtuviera los numerosos premios ya mencionados; pero en cambio tenemos una obra del argentino Ricardo Halac, escrita en 1975 y estrenada en Buenos Aires, en el Teatro Lasalle en el 1976, que lleva por título “Segundo tiempo”, la cual trata de brillante manera la misma problemática que la obra de Ibsen y de Hnath, pero reunidas en un solo texto, y que por supuesto no ha corrido con igual suerte de arrastrar diversas puestas en tantos escenarios internacionales, ni le han dedicado tan grandes cantidades de palabras de elogio. No obstante podemos considerar que es un texto el cual estaría a la altura de profundos análisis y muchas puestas en escena, sin tener que deberle nada a la del norteamericano.


Como conclusión, debemos decir que a pesar de realizarse los anteriores señalamientos, no deja de ser reconfortante la oportunidad de haber podido ver sobre nuestros escenarios esta puesta con la cual se continúa tratando de enriquecer el panorama cultural y en especial el teatral de la ciudad. Todos los esfuerzos son válidos y bienvenidos, aunque es imprescindible optar por trabajar con todo el rigor artístico que ello amerita, ya que es lo único necesario para lograr los resultados esperados en una buena puesta sobre el escenario.




Lic. Wilfredo A. Ramos
Crítico de Teatro y Danza.

Fotos/Rafael Montilla.

Miami, Enero 30, 2023

Monday, January 30, 2023

Raíz Cristiana de la Cultura Cubana (por Roberto Méndez Martínez)

Fotos/Adrián Martínez Cádiz
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Fotos/Lázaro Numa
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Conferencia impartida el 28 de enero de 2023 en el Encuentro con el mundo de la cultura, celebrado con motivo del 25 aniversario de la visita de San Juan Pablo II a Cuba, en el Centro Cultural “Padre Félix Varela”.

Pocas veces en mi vida he sentido una emoción tan especial como la de aquella tarde del 23 de enero de 1998 cuando entré al recinto universitario habanero para asistir al encuentro con el mundo de la cultura convocado por el primero de los pontífices que visitaba la Isla, San Juan Pablo II. Impresionaba encontrar reunido en el Aula Magna a un nutrido número de escritores, artistas, académicos, de muy diversos credos y filiaciones filosóficas, pero ligados por el interés de escuchar al ilustre visitante. Recuerdo la especie de sobrecogimiento que acompañó la entrada en el salón del pontífice mientras el coro Exaudi entonaba el “Gloria” de la Misa cubana de José María Vitier, o el solemne instante en que el papa oró en silencio ante la urna donde reposan las cenizas del Padre Varela.

Después vino su discurso que escuchamos con avidez, tanta, que nos resultó demasiado breve. Queríamos seguir allí, prolongar aquel encuentro, como los discípulos de Cristo después de la Transfiguración en el monte. Todo era hermoso y emotivo: el sobrio cierre de la pieza oratoria, la retirada del visitante – esta vez acompañado por el “Salve Regina” de la misma obra- y cuando salimos al fresco anochecer, entre las fachadas de aire clásico y los laureles, mientras se alejaban, acompañados por impacientes sirenas, los vehículos del cortejo, supimos que habíamos vivido un momento irrepetible.

Varias veces, a lo largo de los años, he vuelto sobre ese discurso y aquilatado mejor su sabiduría, su alcance y especialmente su indiscutible actualidad.

Esa pieza oratoria, cuya transcripción ocupa apenas cuatro páginas, no solo es elocuente y completa en sí misma, sino que tiene una fecunda capilaridad con varios documentos del magisterio eclesial, de manera que su interpretación más provechosa debe hacerse en diálogo con esas referencias. Cuando el papa nos ofrece una definición cristiana de la cultura: “La cultura es aquella forma peculiar con la que los hombres expresan y desarrollan sus relaciones con la creación, entre ellos mismos y con Dios”(1), está retomando el concepto tal como fue tratado en el documento final de la Conferencia de Obispos en Puebla en 1978, que a la vez nos remite a un texto base: la Constitución Pastoral Gaudium et spes del Concilio Vaticano II(2).

Así mismo, cuando afirma que «Toda cultura es un esfuerzo de reflexión sobre el misterio del mundo y, en particular, del hombre: es un modo de expresar la dimensión trascendente de la vida humana»(3) vuelve sobre sus propias palabras, pronunciadas ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el 5 de noviembre de 1995.

El papa sabía que hablaba en una universidad laica, ante un auditorio formado en buena medida por personas no religiosas y con un gobierno de ideología marxista y por muchos años declarado ateo. Sin embargo, con su talante a la vez firme y persuasivo, podía afirmar sin vacilaciones que:
Toda cultura tiene un núcleo íntimo de convicciones religiosas y de valores morales, que constituye como su «alma»; es ahí donde Cristo quiere llegar con la fuerza sanadora de su gracia. La evangelización de la cultura es como una elevación de su «alma religiosa», infundiéndole un dinamismo nuevo y potente, el dinamismo del Espíritu Santo, que la lleva a la máxima actualización de sus potencialidades humanas. En Cristo, toda cultura se siente profundamente respetada, valorada y amada; porque toda cultura está siempre abierta, en lo más auténtico de sí misma, a los tesoros de la Redención(4).
Ahí estaban sentadas las premisas principales antes de detenerse en las circunstancias particulares de Cuba. Reconoció la diversidad de componentes de la cultura del país: los hispánicos, unidos a los procedentes de África, los traídos por otros grupos de emigrantes y lo propio de la tierra americana. Es interesante que su aproximación a lo cubano distinga dos mundos que a primera vista parecen contrapuestos pero están estrechamente anudados bajo la superficie: uno de ellos es el ámbito ilustrado que encarna en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio con el magisterio de Caballero y Varela, el otro es el más espontáneo pero no menos rico del acervo común, “las expresiones típicas, canciones populares, controversias campesinas y refranero popular” que comparten la misma raíz cristiana.

Dos figuras centran su atención en nuestra historia, uno es el maestro Varela en el que reconoce al “verdadero padre de la cultura cubana”, el otro es José Martí al que califica como “un hombre de luz, coherente con sus valores éticos y animado por una espiritualidad de raíz eminentemente cristiana”. Son precisamente esos cimientos y esas figuras las que le permiten invitar a los presentes y, a través de ellos, a todos los cubanos a un enorme empeño cultural y evangélico a la vez:
En este país, la mayor parte de los artífices de la cultura —católicos y no católicos, creyentes y no creyentes— son hombres de diálogo, capaces de proponer y de escuchar. Los animo a proseguir en sus esfuerzos por encontrar una síntesis con la que todos los cubanos puedan identificarse; a buscar el modo de consolidar una identidad cubana armónica que pueda integrar en su seno sus múltiples tradiciones nacionales. La cultura cubana, si está abierta a la Verdad, afianzará su identidad nacional y la hará crecer en humanidad(5).
De ahí el llamado a la cooperación entre la Iglesia y las instituciones culturales de la nación para “encontrarse en el diálogo, y cooperar así al desarrollo de la cultura cubana”(6).

Creo que si estas ideas nos fueron trasmitidas en aquella tarde con tanta efectividad se debía no solo al magisterio espiritual del papa, sino a su propia condición de hombre de la cultura desde su juventud, a su quehacer como poeta, dramaturgo y actor, a su conocimiento del papel de la cultura en la propagación de la fe, desde los Padres de la Iglesia hasta los grandes creadores de Dante a Miguel Ángel, de San Juan de la Cruz a Edith Stein.

La deseable brevedad de mi intervención en este solemne acto, apenas me permiten abundar en un par de aspectos abordados por el pontífice en su disertación, aquellos que me parecen de mayor pertinencia un cuarto de siglo después.

El primero de ellos está relacionado con la presencia cristiana en la cultura de Cuba. Bastaría con recordar que en el siglo XVII cuando se está formando una incipiente identidad criolla, esta no solo se produce en los balbuceos literarios del Espejo de paciencia, donde la presencia católica resulta indiscutible, aun mezclada con los problemas económicos y sociales de una colonia precaria y rebelde, sino que, hacia la segunda década de la centuria se produce el hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad y tras él, el surgimiento de una devoción no impuesta, no asociada con jerarquías sociales ni eclesiásticas, que tuvo un creciente arraigo popular hasta hoy y ha contribuido no poco con un sentimiento interiorizado de cubanía que ha encarnado en los versos del Cucalambé y de Luisa Pérez de Zambrana, en las décimas de improvisadores populares y en varias canciones trovadorescas, así como alentó la inspiración de artistas plásticos, teatristas y cineastas. La Patrona de Cuba, venerada por los patriotas en nuestras guerras de independencia sigue siendo hoy un factor de unidad y reconciliación en el pueblo cubano.

Por otra parte, no es difícil contemplar, desde fines del siglo XVIII cómo una cultura en ascenso que tuvo su vivero excepcional entre las paredes de este edificio unió a la renovación filosófica y la experimentación científica un modo de pensar, de reflexionar, que aun cuando llegara a planteamientos muy radicales en materia política, estaba alentada por una ética de inspiración evangélica. Si no bastara el ejemplo de un Varela, fiel a su sacerdocio y a la vez precursor de nuestra independencia, sería bueno recordar a su contemporáneo, el educador José de la Luz y Caballero, fuerte crítico de la Iglesia comprometida con la Corona pero que en su colegio El Salvador impartía sus clases de ética teniendo a mano los evangelios y las cartas de San Pablo.

Es absolutamente cierto que el nombre de Cristo llegó a esta tierra salpicado por el cieno de la voracidad colonial. Que la monarquía española se valió de sus privilegios para convertir a la jerarquía eclesiástica en servidores suyos y que esa alianza o patronato se hizo cómplice de la trata africana y se declaró enemiga – con muy pocas excepciones- de los movimientos de independencia. Eso favoreció que muchísimos intelectuales prestigiosos se decantaran hacia posiciones anticlericales y escépticas o sencillamente agnósticas. Pero tal cosa no impidió que entre nosotros creadores auténticamente cubanos hicieran de su fe un alimento para su labor edificadora: así lo demuestran las misas y villancicos de Esteban Salas; el Devocionario que en su madurez diera a la luz Gertrudis Gómez de Avellaneda, a los que seguirían, en el pasado siglo las obras literarias de Dulce María Loynaz y José Lezama Lima, o las obras que René Portocarrero, Mariano Rodríguez y Alfredo Lozano dejaron en los templos de Bauta y Playa Baracoa o en composiciones musicales como la Misa cubana de Rodrigo Prats o la amplia producción de cantos religiosos en ritmo de bolero, habanera o son de Perla Moré.

La propia Iglesia en Cuba ha vivido en su interior lo que Fernando Ortiz llamara un proceso de transculturación. Una institución que tuvo un sello español hasta el cierre del siglo XIX fue transformándose en cubana y hoy puede considerársele una iglesia viva y encarnada en su cultura y sociedad, a la vez que en comunión con la iglesia universal.

Y esta cultura cristiana no es un patrimonio exclusivo. Lo compartimos con aquellos que conservando una fe recibida de sus ancestros la ponen en práctica en sus vidas a partir de devociones y ritos de fuerte sabor popular. Además ha ido floreciendo un movimiento ecuménico entre las diferentes confesiones cristianas presentes en Cuba. Nos nutren también, gracias a un fecundo diálogo, la impronta ética, la valiosa axiología que proviene de los hombres y mujeres de buena voluntad sean practicantes de otras religiones, miembros de organizaciones fraternales y aún los que se declaran no creyentes. También en ellos han sido sembradas las semillas del Espíritu.

En los años que siguieron a la visita de San Juan Pablo II se produjo un florecimiento de la cultura católica, eso incluyó proyectos educativos que iluminan las ciencias y las humanidades a partir de los valores evangélicos, lo mismo que los centros culturales abiertos en varias diócesis del país y una serie de publicaciones católicas que hoy desbordan el formato en papel para ganar una presencia cada vez más amplia en las redes sociales. Escuelas de verano, salones de artes plásticas, presentaciones artísticas, espacios de debate sobre temas de interés social, son solo algunas expresiones de una Iglesia que se hace presente en medio de su pueblo.

La tarea más importante de la cultura es ilustrar a la sociedad y hacerla crecer en humanidad. Es preciso educar en valores, hacer madurar en ética, sanar heridas antropológicas, ir al encuentro del otro para forjar una auténtica fraternidad. Ya no se trata de imponer o de prohibir, sino de dialogar, de procurar el bien común desde los “nuevos areópagos”, esos que reclamara San Juan Pablo II como vehículo de la Nueva Evangelización. No tenemos que convertir a los demás a nuestro pensamiento – porque las conversiones solo vienen del Espíritu- sino forjar vínculos duraderos. Lo contrario de la división y el caos de la torre de Babel es el encuentro en el convite de los que se reconocen como hermanos.

No es suficiente evocar con nostalgia una tarde especial en nuestras vidas. Hay que hacer nuestra la predicación del santo Vicario, vivirla, difundirla, hacerla tarea cotidiana. Inscribamos en nuestros corazones aquella exhortación que él nos dejó en las líneas conclusivas de su discurso:
Peregrino en una Nación como la suya, con la riqueza de una herencia mestiza y cristiana, confío que en el porvenir los cubanos alcancen una civilización de la justicia y de la solidaridad, de la libertad y de la verdad, una civilización del amor y de la paz que, como decía el Padre Varela, «sea la base del gran edificio de nuestra felicidad»(7).
A las puertas de este edificio, que pudiera reclamar para sí el título de cuna de la cultura cubana está la conocida frase del venerable Padre Varela en sus Cartas a Elpidio: “No hay patria sin virtud, ni virtud con impiedad”(8). Junto a ella colocaría yo otra, tomada de la misma obra: “La libertad nada teme cuando la virtud está segura”(9).




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  1. San Juan Pablo II: “Mensaje pronunciado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, en el encuentro con el mundo de la cultura”. Juan Pablo II en Cuba. Memoria y proyecto. Tipografía Vaticana, Roma, 1998, p.70.
  2. Gaudium et spes. Segunda parte, Capítulo II, 53.
  3. San Juan Pablo II: “Mensaje…”, p.70
  4. Ibidem. En este pasaje vuelve a remitirnos al documento conciliar, esta vez a la sección 58.
  5. Ibid, p.76.
  6. Ibidem.
  7. Ibidem.
  8. P. Félix Varela: “Cartas a Elpidio”. Obras. La Habana, Biblioteca de Clásicos Cubanos, Editorial Cultura Popular y Ediciones Imagen Contemporánea, 2001, Tomo 3, p.102.
  9. Ibid, p. 36.

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