Sunday, February 11, 2018

De la modernidad del Ballet a la posmodernidad de Bejart (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Comienza hoy una  sección semanal dedicada al Ballet  y la Danza. Agradezco  a la ballerina y profesora Florencia Guglielmotti, la cortesía de compartir sus conocimientos y amor por el Ballet  con los lectores del blog Gaspar, El Lugareño.


Introducción
La danza ha sido hasta hace muy poco completamente ingenua... Todo debía ser etéreo, cautivante, con apenas algo de tristeza... A partir de 1900 fueron muchas las nuevas influencias... El ballet podía ser un efluvio del alma y de las emociones.

                                                                                     Doris Humphrey (1965)
Nada permanece inmutable a través del tiempo. Cambian los sistemas de gobierno, los mecanismos económicos, las relaciones sociales, todo evoluciona, y el arte, como manifestación estética de la sociedad, sigue el mismo camino.

Por esto, se intentará demostrar cómo el Ballet(1), siendo una disciplina –por tradición- absolutamente estructurada y moderna, ha incorporado las nuevas tendencias del arte en general, convirtiéndose en un arte postmoderno.

Se entiende por moderno, no un período histórico, sino una concepción del arte, aquella que considera a la obra como cerrada, única y diferente de las otras, y que se opone fuertemente a toda la producción artística anterior. El postmoderno es un arte que permite, dentro de una misma obra, la intertextualidad, es decir la convivencia de obras nuevas y viejas, de elementos de diferente origen para crear una significación única y diferente a la obtenida por la simple suma de las partes. El pasaje de una concepción a otra es lo que se estudiará en este trabajo.

Lógicamente, este cambio, en relación con el Ballet, conlleva una modificación en el concepto de corporeidad, lo que a su vez modifica la imagen corporal, e incluso, el esquema corporal considerado óptimo (con relación al peso, las medidas, etc.)

En tanto al ballet como arte postmoderno se tomará de referencia la obra “Homenaje. El presbiterio no ha perdido nada de su encanto, ni el jardín de su esplendor” de Maurice Bejart(2). Esta obra fue presentada en Buenos Aires, en 1997, en el Luna Park. Este último dato nos está marcando un cambio ya que el Ballet, tradicionalmente, era representado en teatros y no en estadios.

Los temas serán tratados en dos instancias: primero se hará referencia a la técnica de Ballet y a sus implicaciones relacionadas con el tema que nos compete. En segundo lugar, se analizará la obra antes mencionada.

De la modernidad del Ballet...

El Ballet se ha desarrollado a partir de las danzas de corte, hasta adquirir la gracia y destreza que hoy se le reconoce. Desde aquella época se utiliza el francés como “idioma oficial”, y la técnica en sí se ha modificado muy poco. Estas ideas ya dejan traslucir el porqué del calificativo moderno para el Ballet.

En el siglo XVII, la sociedad se torna más individualista y la persona comienza a diferenciarse y separarse de ésta. Nace el individuo, donde el cuerpo es la marca de su originalidad, de su individualidad. Pero este cuerpo está escindido, es distinto del alma, de la razón que provee los conocimientos. Esta separación sólo es clara en las clases burguesas eruditas (Le Breton, 1995)(3).

Sin embargo, la cultura popular va a seguir estando influida por una imagen grotesca del cuerpo. Se trata de un cuerpo abierto que va a intentar ir más allá de sus límites, tanto externos como internos, al exagerar todo lo que sobresale del cuerpo (nariz, vientre, glúteos, pene) lo que posibilita una mayor y mejor conexión con los otros, y todo lo que permite el ingreso a éste (boca abierta y demás orificios corporales). Así, este cuerpo está “armándose” continuamente ya que cada vez se fusiona con otro cuerpo diferente (Bajtin, 1994). Si bien, para el siglo XVII esta imagen está siendo abandonada y cambiada por otra más cerrada, netamente delimitada, aún hay vestigios de aquella.

En consecuencia, para cuando el Ballet nacía, regido por las cortes y, por consiguiente, por la Iglesia, se generalizaba la imagen de un cuerpo cerrado, carente de vida propia si se lo separaba de la razón que lo anima, individual y distinto tanto de los otros como de la naturaleza.

Este es un cuerpo-máquina, tal como lo denomina Descartes en sus “Meditaciones Metafísicas” y en el “Discurso del Método”, evidentemente influenciado por los recientes descubrimientos de Copérnico y Galileo, por la invención del reloj y del telescopio, entre otros (Le Breton, 1995).

Por otro lado, Foucault (1997), en “Vigilar y castigar”, aporta más modernidad al Ballet. Él plantea que, a partir del siglo XVIII, el cuerpo es visto como blanco de poder y, en consecuencia, de dominación. Si bien no es la primera vez que el cuerpo es objeto de sujeción, esta dominación va a presentar elementos originales, como el control de la distribución, la escala de control, el objeto y la modalidad de control. El segundo de estos, es decir, el control de la actividad, es significativo para el Ballet. En primer lugar, el empleo del tiempo al estilo de las comunidades monásticas se ha tornado modelo de trabajo: se establecen ritmos, ocupaciones determinadas y reiteradas. Luego, la correlación entre el cuerpo y el movimiento: ambos deben actuar conjuntamente para ser más efectivos, más útiles, cada movimiento está nítidamente definido. Tercero, el uso exhaustivo del tiempo, el principio de no-ociosidad. En el Ballet los tiempos están regidos por la división de la clase en dos partes: barra y centro, cada una de ellas con una cantidad de ejercicios medianamente regulados; estos ejercicios se repiten continuamente para lograr la perfección de ejecución; durante la clase de Ballet continuamente se está aprehendiendo, no hay tiempo que perder, o se está ejecutando un ejercicio o se está recibiendo una corrección.

Foucault también nos habla de la organización de la génesis, esto es la separación del proceso de aprendizaje en diferentes estadios, para pasar de uno a otro se debe aprobar un examen; cada una de estas fases se rige por un programa que implica ejercicios de dificultad creciente. Con esto estamos frente a un tiempo disciplinario, evolutivo, que reemplazó al tiempo iniciático. Actualmente, el aprendizaje de cualquier arte en una escuela oficial, es decir en una institución que dependa del gobierno, se realiza de este modo.

A este disciplinamiento general el filósofo lo aplica, principalmente, al ejército, a la educación inicial y a las fábricas. Las actividades artísticas, sobre todo el Ballet, como ya se vio, no están exentas de que se les apliquen los mismos métodos.

Resumiendo, la enseñanza del Ballet está profundamente regida por los siguientes conceptos: la separación del propio cuerpo del cuerpo del otro y la aplicación del disciplinamiento sobre el cuerpo. En el primer caso, el proceso de aprendizaje es absolutamente individual, cada cual piensa en su propio trabajo más allá de los otros. En el segundo, el disciplinamiento se ve en las exigencias del peso que debe mantener el alumno, la vestimenta, el peinado y, lógicamente, como se dijo anteriormente, en la individuación para un óptimo rendimiento. Cabe aclarar que tanto el peso como lo concerniente al atuendo del alumno, fueron variando en el tiempo, a la par de las modificaciones en los conceptos estéticos.

Para finalizar con esta primera parte, el Ballet es considerado moderno por ser cerrado en sí mismo, diametralmente opuesto a todas las danzas de corte o “folklóricas” o regionales que lo antecedieron o que fueron contemporáneas a él. A su vez, cada obra en particular es distinta a las otras, esto es, se oponen entre sí (Lipovetski, 1986)(4). Además, es un arte en esencia elitista, tanto su estudio, puesto que la indumentaria y las clases tienen un costo elevado, como su expectación ya que, en general, los espectáculos son caros y no todo el mundo tiene el hábito adquirido de ver Ballet, la gente que posee esta costumbre suelen ser personas instruidas. Sin embargo, en las últimas décadas, el arte se ha sociabilizado (Lipovetsky, 1986) y, si bien, la gente se ha volcado a las prácticas artísticas amateurs, tanto en lo referente a las artes plásticas, musicales o danzísticas, el Ballet no ha entrado de lleno en ese movimiento de socialización en lo referente a la enseñanza ya que en su base se encuentra un arte de elites, pero sí como espectáculo puesto que se ha popularizado, se han modificado los lugares en los que se lleva a cabo, lo que acarrea una modificación en el tipo de público.
 
... a la postmodernidad de Bejart


Sin embargo, esto se va a modificar, no sin reticencias. El arte postmoderno es abierto, diversificado ya que permite la coexistencia de diferentes estilos, escuelas o tendencias dentro de una misma obra. El arte, como se ha mencionado anteriormente, se sociabiliza: todos, en mayor o menor grado, tenderán a expresarse por medio de algún tipo de manifestación artística, es decir, el arte pierde su carácter elitista. El artista se libera de sus ataduras para ser él mismo (Lipovetsky, 1986). Lo mismo sucederá con la creación en el Ballet. Claramente en la obra de Bejart se ve la coexistencia del Ballet, marcada por el uso de zapatillas de punta y de ciertos movimientos “clásicos”, y de la danza moderna; el empleo de tecnologías, por ejemplo proyecciones o televisores; la presencia de la “música clásica” (W. A. Mozart) y de la música “pop” (Queen); la participación de un modisto de alta costura, no directamente relacionado con la danza, como G. Versace; el uso directo y reiterado de la voz; el empleo recurrente de una misma secuencia coreográfica. Todo esto era impensable a fines del siglo XIX, es decir, aun más allá de las posibilidades tecnológicas reinantes, a nadie se le hubiera ocurrido combinar en una misma obra, sobre todo si era de Ballet, por ejemplo, música académica con popular. Evidentemente es una obra intertextual dónde cohabitan elementos de diferentes épocas, origen, finalidades, de diversos sistemas de comunicación, donde continuamente se hace referencia a otra cosa, a otra persona. Explicando un poco más este último punto, hay que tener en cuenta que dos de los bailarines corporizan uno a Jorge Donn y otro a Freddie Mercury, pero a la vez estos personajes son personas que aparecen en el escenario por medio de la imagen electrónica, vale decir que el representante sería una especie de alter ego del representado.

Con relación al punto anterior y pensando ahora en el ideal físico, primeramente cabe aclarar que se fue modificando conforme variaba el ideal de la sociedad ya que nada está separado de ésta. Además, este ideal físico va a estar basado en dos conceptos que Dolto va a diferenciar claramente: esquema corporal e imagen corporal. Aquel se refiere a una realidad de hecho, individualiza al sujeto y, en principio, es el mismo para todos más allá de las particularidades; podríamos decir que se relaciona con un conocimiento anatómico, médico. La segunda es propia de cada uno, se relaciona con nuestras experiencias emocionales, con un tipo de relación libidinal y por ello es enteramente inconsciente; gracias a la imagen del cuerpo podemos entrar en relación con los otros. Dolto no es el único en tratar el tema de la imagen y el esquema corporales, aunque sí es el que los define más claramente. Por otro lado, son sabidos los trastornos que padecen los bailarines, en general, con respecto a su imagen corporal, como también los cambios que realizan, por razones interpretativas, de la misma. El bailarín, al igual que el actor, no sólo se siente el personaje, sino que es como si se pusieran una máscara (Buchbinder y Matoso, 1980), él es el personaje representado. Entonces aquí tendríamos en escena al propio Donn y a Mercury, revividos por la magia del arte.

El culto actual por el cuerpo lleva a la sociedad en general, y al Ballet en particular ya que como fue mencionado anteriormente nada está separado de su contexto, a buscar un cuerpo perfecto, delgado y joven, lo que acarrea, implícitamente, un profundo temor por la muerte (Lipovetski, 1986) y por las enfermedades que degradan al cuerpo, pues éste dejaría de ser bello y funcional. Lógicamente, la muerte es inevitable. No en pocas obras de arte se busca homenajear, recordar o, simplemente, evocar a personas o personajes, anónimos o mundialmente reconocidos, como sucede en esta obra de Bejart donde a partir del bailarín y del cantante ya nombrados se recuerda u homenajea a todos los que han muerto jóvenes a causa de enfermedades; incluso el propio Mozart, quien también está presente a través de su música, corrió esa suerte. Hay una especie de noción de permanencia que nos permite significar al “doble” como a la propia persona. Es un proceso de abstracción que bien puede relacionarse con la sublimación, esto es modificar el objeto de nuestro deseo, de nuestra libido, imbuyendo de esa energía a otro objeto o persona.

Estos objetos, sublimados o no, pueden relacionarse dentro de una obra de diferentes modos con el cuerpo: pueden ser simplemente objetos ajenos a la trama y cumplir una función decorativa, con lo cual casi no habría relación, cumplirían una función de contexto; pueden ser manipulados por los actantes pero mantenerse como ajenos a éstos; o pueden adquirir múltiples significaciones, no necesariamente relacionadas con lo que el objeto denota. En el caso de “Homenaje...” cada objeto adquiere una connotación particular, y ninguno de ellos está casualmente incluido en la obra. La pantalla y los televisores permiten la presencia en el escenario de los homenajeados, a su vez los aparatos de TV son utilizados como “zapatillas” de danza. Las telas, que podrían ser utilizadas sólo para crear efectos de movimiento diferentes, están íntimamente relacionadas con la vida puesto que en el comienzo cumplen una función como de útero, los bailarines nacen, despiertan, de debajo de ellas. Luego esa significación se va modificando, comienza a acercarse a la muerte, uno de los temas de la obra. Es decir, los mantos funcionan como útero, placenta, crean vida, y luego casi se transforman en mortajas marcando la presencia de la muerte en la vida misma. Sin embargo, esa muerte nunca es absoluta, el recuerdo siempre permanece, aunque sea por medio de un video o de una grabación musical. También la utilización de camillas como transporte hacia la muerte, mientras el mundo sigue andando indiferente, casi como un cuadro dentro de cuadro, o sea como otro escenario dentro del escenario principal.

Bejart trata temas que son comunes a otros ballets, por ejemplo el amor o la alegría de vivir, pero otros originales para este tipo de arte como la muerte. Él toma como tema central la vida en todos sus matices. Pero en este caso particular la dicotomía entre muerte y juventud, o de otra manera entre muerte y amor, dicotomía, por cierto, planteada por la actual sociedad de consumo donde la juventud, sinónimo de belleza y de perfección, es radicalmente diferente de la muerte, metáfora de la caducidad del cuerpo, de la fealdad. Esta escisión está manifestada intencionalmente en las palabras de uno de los bailarines que exclama: “Usted nos ha dicho: haced el amor, no la guerra. Nosotros hemos hecho el amor. ¿Por qué el amor nos hace la guerra?”, en clara referencia al SIDA, enfermedad que llevó tempranamente a la muerte a Donn y a Mercury. Entonces, un mismo tema es presentado con dos sistemas comunicacionales diferentes: por un lado, la danza y por otro, la palabra. Incluso se podría incluir un tercero, la música ya que muchos, si no todos los temas seleccionados se relacionan con esta temática, por ejemplo “Let me live” (Déjame vivir), “I was born to love you” (He nacido para amarte), o, de Mozart, “Musique funèbre Maçonnique”.

La postmodernidad de la obra de Bejart se aprecia, también, en la fusión y confusión constante de los cuerpos que llega, en ciertos pasajes, a hacer imposible la diferenciación de unos y otros; pero a la vez esa masa, como conjunto, se distingue de algunos de los protagonistas, ya sea por el vestuario, la ubicación escénica o la coreografía; hay, entonces, una coexistencia de la unión y la separación de los cuerpos entre sí. Además, el trabajo de partenaire está enfocado desde otro ángulo; aquí no se limita, como “clásicamente” se hacía, a la coparticipación de un bailarín con una bailarina, cumpliendo el primero una función de sostén, sino que esa función puede invertirse o diversificarse. Así, una mujer puede sostener a un hombre o a otra mujer, muchos hombres pueden manejar a otro, etc. Es una concepción diferente a la que el Ballet está acostumbrado.

Esta obra también es diferente respecto de la motivación. Doris Humphrey (1965) afirma que la mayoría de los bailarines poseen una técnica entre adecuada y brillante, pero si esa técnica no está al servicio de algo la representación sólo comprueba que todos poseen un buen dominio de ésta. Lamentablemente esto es cierto la mayoría de las veces, o por lo menos en muchas de ellas. Esta obra del coreógrafo francés es una de las excepciones. No está únicamente interpretada por bailarines que dominan perfectamente bien la técnica, sino que además manejan las motivaciones que hacen que los movimientos adquieran significación expresiva. Son bailarines profesionales y conscientes de lo que la obra quiere transmitir, y a partir de su sensibilidad lo hacen llegar al público, lo que hace que este ballet se llene de matices, de momentos, de climas diferentes. Sin embargo, no es sólo mérito de los bailarines, el coreógrafo debe saber transmitirles qué quiere decir y cómo piensa hacerlo, debe tener en cuenta las capacidades particulares de cada uno y las del conjunto, no en vano los personajes de Donn y Mercury son interpretados por quienes lo hacen: no desempeñan esos roles simplemente porque son los mejores técnicamente y por ello les corresponde ocupar el rol principal, sino que además hay un parecido físico con sus representados, y eso agrega un golpe más de efecto, completa, o ayuda a completar, la significación general de la obra.

Conclusión

Efectivamente el Ballet nació diferenciándose de las danzas populares y a ello debe su carácter elitista. Esa diferenciación luego se extendió a todos los otros tipos de danzas, basando esta distinción en la rigidez de su técnica y en la dificultad de aprendizaje que esto conlleva. Sin embargo, evolucionó a la par de las sociedades y permitió el pasaje del modernismo a la postmodernidad. Así, vemos en la obra de Bejart, la cohabitación de diferentes estilos musicales, de diferentes técnicas de danza, de diferentes modos de comunicación, incluso su compañía está formada por bailarines de diferentes nacionalidades.

Además, el uso de distintos elementos tradicionalmente ajenos al Ballet, como también una concepción nueva respecto de la coreografía, del vestuario, de las presencias, ficticias o reales, en el escenario, le son originales. También el uso de la voz, que hasta el momento parecía prohibida.

Es importante destacar lo global de la obra. Todos los elementos conducen a un mismo fin y esto es facilitado, por un lado, por la habilidad del coreógrafo para manifestar a sus bailarines qué es lo que deben transmitir al público; por otro, por el dominio técnico y expresivo de la compañía que es capaz de hacerlo.

Sin lugar a dudas, Bejart, fue un coreógrafo revolucionario, que influyó, y continuará influyendo, a muchos de los nuevos creadores contemporáneos. Su obra es la clara marca de la evolución del Ballet hacia un arte más completo, más sentido, más vivido y realista.



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(1) Se entiende por Ballet a la danza clásica. En adelante, danza se utilizará sólo para otras técnicas de esta disciplina.
(2) Nacido en Marsella el 1º de enero de 1927. Creó el Bejart Ballet Loussane en 1987, del que actualmente es director y coreógrafo.
(3) En: Citro, S.: La diversidad del cuerpo social, delimitaciones, hegemonías y contrahegemonías, en: “Diferentes enfoque del cuerpo”, Bs. As., Opfyl, 1999, pág. 28.
(4) También: Pavlicic, P, “La intertextualidad moderna y la postmoderna”, Revista Criterio, pág. 165-186.






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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi".  florenciagu@gmail.com

You're just too good to be true ...




En 1919 W.K. Haselden nos avisó

by W.K. Haselden
Daily Mirror. Marzo 5, 1919
University of Kent's website

Friday, February 9, 2018

Ragazza di Bube (by Gordiano Lupi)

Weekly section on the critical engagement of cinema by Gordiano Lupi.
 
Luigi Comenicini shot one of his main movies without betraying the inner meaning of Carlo Cassola’s novel (Premio Strega in 1960), even if its plot is simplified for the screen. This movie is well scripted by Marcello Fondato.

The story takes place at the end of the Second World War, between 1944 and 1946: the liberation of Italy by the Allies, the referendum between the Monarchy and the Republic, the first years of normalization.

The character of Mara (Cardinale) is really true to the book: she is a nervous teenager aged sixteen, while Bube (Chakiris) is a nineteen-year-old partisan, as described by Cassola. They fall in love when Bube visits Mara’s father at their home. Bube kills a marshal during a partisan action and this murder causes him many troubles, and he is forced to emigrate. Thanks to the Communist Party, he escapes to Yugoslavia, but after the proclamation of the Republic, he is expatriated and stands trial. He gets a fourteen-year sentence. Mara understands she is his last hope and decides to wait for him. Mara is a typical Cassola woman, apparently weak, but actually a really strong, determined girl, who is the mainstay of the couple. She gives up a possible love story with Stefano (Michel)so as not to leave Bube to his fate, when everyone does, even the Party.

The set in Colline Pisane, Colle, San Donato, Volterra, Val d’Elsa and Saline railway station is excellent. The director and the art director have ably recreated a very realistic Italyas it was when just liberatedby the Allies.

It is a dramatic film tinged with neo-realism, the actors really get into their parts, especially Claudia Cardinale, who is amazing. She wins an Italian award, Nastro d’Argento, because her characterization of Mara is excellent. I think it satisfied even Cassola, who has created memorable female characters. Mara moves from being a little girl in love, spoilt and stubborn, to being a woman, who decides to sacrifices her life for a man. The skill of the director and the scriptwriter is giving a meaning and justifying the change caused by adulthood and events that change life.

Cassola talks about the partisan war, he doesn’t have moral opinions, but tells a story like many others of that sad time. “The fault is only of the war and the fascists. You can’t judge some things as if nothing had happened”, a character says. Bube: “All the fascists have to be killed!”. Mara doesn’t comment on that: she isn’t interested in politics, like aperfect Cassola woman, some things are for men, she waits, she suffers, she hopes and finally she sacrifices herself.

The final sequence at the Saline station, when she meets Stefano, who is married, after several years, is really touching. Mara has no regrets, because she has followed her heart.

The cinema quotes are really important, the crowded cinemas auditoriums reconstructed by the director while watching Robin Hood and Waterloo Bridge. Cinema and dancing are the only two amusements in a poor Italy after the war. The popular trattorie, the cafes with little food and drink and the little shops, which sell poor cheap things, are perfect.

Volterra and its countryside are immortalized in black and white by Gianni di Venanzo. The vintage music by Carlo Rustichelli is in tune with the script. A little masterpiece.

The character of Mara is inspired by the true story of Nada Giorgi, who died in May 2012 at the age of 85, who has never agreed with the reconstruction by Cassola. Massimo Biagioni tells her real story in his book Nada, la ragazza di Bube (Polistampa, Florence), who had been true to her husband all her life, fighting against Cassola’s fantasies to clear his reputation. Nada has always proclaimed Bube’s innocence (Renato Ciandri, not Arturo Cappellini) in that crime, as she had always denied having other love stories. These discrepancies occurwhen you want to fictionalize reality…

Critical anthology. Pino Farinotti gives three stars. Morando Morandini two and a half (three by the audience, and the returns come close to one billion lire): “A true version of Cassola’s novel. The representatives of extremism (Mara’s father, Bube’s fellows) are in the background, like in the novel, and like the historical background. Even if Claudia Cardinale doesn’t talk and walk like a Tuscan (Mario Soldati says), she isn’t dubbed in the end and is believable, tender and docile. The black and white film by Gianni di Venannzo (1920-1966) is beautiful”.

Even Paolo Mareghetti gives two stars and a half: “Marcello Fondato adapts Cassola’s bestseller and Comenicini, after Everybody Go Home [Tutti a casa], once again analyses a turbulent time of Italian history. In those days the discussions caused by the novel fell on the film: the sentimental and intimist perspective seemed to belittle the still living myth of the Resistance. Anyway, Comenicini doesn’t cover ideology, but follows the growth and development of two simple souls with melodramatic hints, overcome by a bigger story than them. Claudia Cardinale, who isn’t dubbed, is really good. The photography by Gianni Di Venanzo is audacious”.


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Direction: Luigi Comencini. Story: Carlo Cassola. Script: Luigi Comencini, Marcello Fondato. Photography: Gianni Di Venanzo. Editing: Nino Baragli. Music: Carlo Rustichelli. Set designing:Piero Gherardi. Producer: Franco Cristaldi for Vides Lux Film and Lux France. Studio: Lux Ultra Vides (Italy), Compagnie Cinematographique de France S.A. (France). Distribution: Lux Film.Cast: Claudia Cardinale, George Chakiris, Marc Michel, Dany París, Emilio Esposito, Carla Calò (dubbed by Vanna Polverosi), Monique Vita, Mario Lupi, Pierluigi Catocci, Ugo Chiti, Bruno Scipioni, Gabriella Giorgelli. Awards: David di Donatello (1964) Best Producer. Nastro d’Argento (1965) Best Outstanding Actress (Claudia Cardinale).


Translation by Emma Lenzi (edited by Irene Tossi)




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Gordiano Lupi (Piombino, 1960). Editorial manager of Edizioni Il Foglio, he contributes to Turin’s newspaper La Stampa as a translator of Yoani Sánchez’s blog. He translated the novels of the Cuban author Torreguitart Ruiz and published a number of books on Cuba, cinema, and many other topics. See the full list at www.infol.it/lupi.
He participated in some TV broadcasts such as Corrado Augias’s Cominciamo bene le storie, Luca Giurato’s Uno Mattina, Odeon TV series on the Italian serial killers, Rete Quattro La Commedia all’italiana, Monica Maggioni’s Speciale TG1 on Cuba and Yoani Sánchez, Dove TV series on Cuba. He guested on some Italian and Swiss radio broadcasts for his books and comments on the Cuban culture.
In 2012 he published a long chapter in El otro paredón, an essay on the Cuban situation, written with four authors of the Cuban exile, and issued in the USA with English and Spanish versions. His books received a large number of reviews and mentions. See the full list at www.infol.it/lupi. E-mail address: lupi@infol.it.

Thursday, February 8, 2018

La amistad en la era de la internet (por Christina Balinotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada a la familia por la Dra. Christina Balinotti (https://www.facebook.com/christina.balinotti), quien ha aceptado la invitación a compartir cada jueves, un tema relacionado con su proyecto Universidad de la Familia, programa académico extenso de 45 semanas, en la Humboldt International University. Los libros de la Dra. Christina Balinotti se pueden adquirir en Amazon en este enlace.

Para información e inscribirse en el programa puede acceder en este enlace. Para comunicarse puede escribir a Universidaddelafamilia.miami@gmail.com y visitar www.unifamilia.com
  

El concepto de amistad y su rol en la era de Internet.¿Cuáles son las 3 cualidades de una amistad verdadera? ¿Qué nos dice la filosofía y qué valor profundo descubren sus raíces etimológicas? Programa mensual preparado por la Dra. Christina Balinotti para el show "Comentando", en el cual desarrolla temas de interés humano desde un enfoque multidisciplinario. Conducido por el teólogo y periodista Carlos Cabezas.




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Christina A. Balinotti: Escritora, Personalidad de Televisión y Radio. Experta en temas de Cultura y Psicología. Mujer de la Semana 2015 CNN Español. Pionera del Movimiento y Organización Femenidad Holística. 
Fundadora/Directora del programa académico Universidad de la Familia, Ahora Sí, Miami 2016.

 www.universidaddelafamiliaahorasi.org
 Universidaddelafamiliaahorasi.miami@gmail.com
https://www.facebook.com/christina.balinotti https://www.youtube.com/user/christina5679



Wednesday, February 7, 2018

(Miami) Cecilia Alegría, La Dra. Amor presenta su nuevo libro "Sexo Sagrado y Lazos del Alma"



En fecha cercana al Día de San Valentín, la consejera de parejas y love coach Cecilia Alegría, mejor conocida como La Dra. Amor, presentará su noveno libro Sexo Sagrado y Lazos del Alma,  el jueves 8 de febrero a las 8 pm en Books & Books de Coral Gables .

El libro demuestra -con estadísticas- los efectos perjudiciales de la industria pornográfica y el libertinaje sexual y postula que el sexo es sagrado y como tal debiera ser tratado por individuos y sociedades. La promiscuidad sexual es un asunto que afecta también a la salud pública. Parte de la misión que La Doctora Amor desarrolla en los medios de comunicación masiva y redes sociales es promover el sexo responsable y saludable dentro del marco del compromiso amoroso.

Esta obra científica cuenta con prólogo del antropólogo español José Luis González Martínez, profesor del Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, quien afirma que
La obra  Sexo Sagrado y Lazos del Alma de Cecilia Alegría, constituye un importante clamor en favor de la riqueza y significación profunda que conlleva el tema de la sexualidad en un contexto sociocultural en que su significado profundo y vital se ve sometido a muy diversos maltratos…
Otro de los temas desarrollados en tan importante libro aborda la controversial cuestión de los Lazos del Alma que -en opinión de la autora- explica por qué las rupturas amorosas causan tanto estrago emocional y dejan, como diría Alejandro Sanz, el corazón partido.

Un libro indiscutiblemente necesario y valioso, que suscitara más de una discusión pública, sobre todo en el oportuno marco del Mes del Amor.

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Para entrevistas contactar a Yamileth Salazar al 786 362 9865
 

Boléro, 1961


Rosalinda's Eyes (by Billy Joel)


Tuesday, February 6, 2018

Regina Balaguer: Carmen, por el Ballet de Camagüey, "recupera personajes que no salen en otras versiones"

Regina Balaguer, todo un referente de la danza cubana, visita Avilés por segunda vez al frente del Ballet Clásico de Cuba-Ballet de Camagüey. En esta ocasión, la veterana directora apuesta por una versión diferente y contemporánea de 'Carmen' de Merimée, con una propuesta musical diferente y la coreografía de Peter Breuer, que fue galardonada en 2005 con el Premio de la Fundación Maya Plisetskaya.

¿Cómo es la 'Carmen' que representarán en el Niemeyer?

- Es una 'Carmen' distinta, muy contemporánea, que habla de una mujer muy independiente y liberal. En cuanto a la danza, aporta elementos del ballet neoclásico y contemporáneo y está más centrada en la obra de Merimée. De hecho, recupera personajes desconocidos para la mayor parte del público que no salen en otras versiones ya que sólo aparecen en la novela.

 La propuesta musical también es diferente e innovadora.

- Sí, porque representa una fusión de distintas partituras. Hay música de Bizet, por su puesto, pero también de Edward William Elgar y Radio Tarifa, que fusionan distintos ritmos. Lo más sorprendente es cómo la obra fluye, no hay saltos bruscos de una música a otra, de un estilo a otro, está muy hilvanada para las diferentes escenas de la coreografía y, sencillamente encaja, hace que la obra tome cuerpo.

¿Y cómo es el cuerpo de baile?

- Siempre hay diecisiete bailarines en escena. Algo a destacar es que la mayoría representan diferentes personajes, algo que supone un sobre esfuerzo a la hora de interpretar y cambiar de registro, además del vestuario y demás.


 La coreografía es de Peter Breuer, actual director del Ballet de Saltzburgo.

- Sí, una coreografía de Breuer galardonada en 2005 con el Premio de la Fundación Maya Plisetskaya. Requiere mucha destreza técnica y una interpretación grande que resulta muy movida y amena. (Leer entrevista completa en El Comercio.es)

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ver en el blog  

Cuatro consejos para que tu esposa deje de ser frígida (por Cecilia Alegría, La Dra Amor)

Nota  del blog: Espacio semanal de  Cecilia Alegría, La Dra. Amor,  dedicado al amor de pareja.


¿Es tu mujer un poco apática o pasiva a la hora de hacer el amor? ¿Te parece que se ha vuelto frígida? ¿Ya no se te ocurre que hacer para motivarla a que participe con ganas? Te regalo cuatro tips que funcionan para motivarla a que ella disfrute más...y tú también, por supuesto!

¿Es verdad que no hay mujer frígida sino esposo inexperto?

En alguna medida esto es verdad. Y la mayor parte de las veces tiene que ver con que los hombres no se toman tiempo en calentar a sus esposas. Los juegos sexuales previos resultan de una enorme importancia para las mujeres, quienes son criaturas muy emocionales. Los juegos previos las ayudan a sentirse sexys y deseadas por su pareja.

Es por todos sabido que, a diferencia de los hombres, a las mujeres les toma un tiempo más largo “calentar los motores” para el sexo. Si entras de lleno en el acto sin juegos sexuales previos puedes hacer que tu esposa se sienta como si fuera nada más que un objeto que usas para desahogarte y ninguna mujer quiere sentirse así.

Toma nota de estos 4 consejos prácticos y efectivos:

1) Demostraciones públicas de afecto.

Cuando estén en público juntos, abrázla, bésala, susúrrale palabras dulces al oído, camina dándole la mano o pasando tu brazo por su cintura u hombro. Todos estos detalles sutiles le demuestran lo importante que es ella para ti, y la preparan para cuando estén solos.

2) Al llegar a casa tomen una ducha juntos o un baño de burbujas.

Nada funciona mejor para alejar su mente de todo el estrés del día a día, que un baño de tina relajante dado por su hombre. Asegúrate de crear el ambiente propicio con velas, música sensual y una copa de vino. O incluso si el baño es lo suficientemente grande pueden compartir un duchazo juntos. Eso sí, no seas demasiado agresivo. Mientras más te adecúes a lo que a ella le gusta, mayores probabilidades de que les vaya bien al hacer el amor.

3) En la cama, dale masajes con una crema perfumada y bésale todo el cuerpo al mismo tiempo, avanzando de los pies al cuello.

Los masajes te van a ayudar a llevar a tu esposa al estado de ánimo idóneo para hacer el amor, pero sólo tienes recorrido la mitad del camino. Una vez estimulada su parte mental y relajarla lo suficiente, tienes que trabajar en la parte física y si no sabes cómo complacerla físicamente todos los juegos preliminares no servirán de nada.

4) Concéntrate en complacer a tu esposa primero durante el acto mismo.

No tengas tu clímax hasta que tu mujer haya experimentado por lo menos un orgasmo. Pídele que te guíe para complacerla. Recuerda que ella necesita unos 20 a 30 minutos para alcanzar el orgasmo. Y si no lo logra, no te desesperes. Basta con que los dos gocen y se complazcan el uno al otro con pasión y amor. ¡A esto le llamamos intimidad conyugal!

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Cecilia Alegría, La Dra. Amor (www.ladoctoraamor.com): Consejera de Parejas, Love and Life Coach, Conferencista Internacional, Periodista y Conductora de Radio y TV. Destaca en los Medios Latinos en Miami dando consejos sobre cómo triunfar en el terreno amoroso y ayudando a miles de parejas a resolver sus problemas. Forma parte del grupo fundador de profesores del programa Universidad de la Familia
Ha publicado ocho libros entre los que se encuentran: Comunicación Afectiva=Comunicación Afectiva (Espasa Calpe, España, 2000). 120 preguntas y respuestas para ser mejores personas (Editorial Norma, Colombia,2004), No hay amor más grande (Editorial Aragón,USA,2012), Amando un Día a la Vez (Ediciones Varona, U.S.A. 2015), Al rescate de tu comunicación de pareja (Ediciones Varona, USA 2017)    

(Invitación) Camagüey celebra la Fiesta de su Patrona en Miami



El sábado 17 de febrero de 2018 a las 12 :00 m, en la Ermita de la Caridad,  se celebrará una Misa en honor a la Virgen de la Candelaria, patrona de Camagüey. 

La eucaristía será presidida por el P. Manolo Puga.


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Ermita de la Caridad
3609 South Miami Ave
Miami, Fl. 33133

Saturday, February 3, 2018

Anna Pávlova e Isadora Duncan (por Baltasar Santiago Martín)



Anna Pávlova e Isadora Duncan,
 dos sacerdotisas antagónicas del arte del ballet y de la danza 


por Baltasar Santiago Martín 


El nombre de la eximia ballerina rusa Anna Pávlova apareció en las carteleras habaneras en tres distintas ocasiones: 1915, 1917 y 1918, acompañada de su conjunto.

En sus dos primeros viajes se hospedó en el Hotel Plaza, ubicado desde 1909 en una de las esquinas del Parque Central, símbolo del esplendor arquitectónico de la capital a principios del siglo XX, donde también se hospedó Isadora Duncan (San Francisco, Estados Unidos, 26 de mayo de 1877 - Niza, Francia, 14 de septiembre de 1927), en diciembre de 1916, quien arribó el 23 o 24 de ese mes a la bahía habanera, acompañada por un poeta escocés, secretario de Paris Singer, amante en ese entonces de Isadora, quien era el padre de su hijo Patrick e hijo a su vez del magnate de las máquinas de coser.

Como la Pávlova detestaba a Isadora tanto como detestaba el jazz, al enterarse de esto durante su segunda estancia en 1917, juró no volver a hospedarse en este hotel, y en su tercer viaje lo cumplió.

¿Por qué razón Anna detestaba tanto a Isadora?; ¿era recíproca esa animadversión?

Con motivo de su primer viaje a San Petersburgo, en 1905, la ya entonces famosa Isadora fue invitada por la no menos célebre bailarina rusa Anna Pávlova a visitar su estudio, donde tuvo el privilegio de contemplarla realizando sus ejercicios. La propia Isadora lo relata en sus memorias: 
Encontré a Pávlova de pie, con su vestido de tul practicando en la barra, sometiéndose a la gimnasia más rigurosa, mientras que un viejo caballero con un violín marcaba el tiempo, y la exhortaba a realizar mayores esfuerzos; era el legendario maestro Petipa. Me senté y durante tres horas observé tensa y perpleja los sorprendentes ejercicios de Pávlova, que parecía ser de acero elástico. Su hermoso rostro adoptó las líneas severas del mártir. No paró ni un solo instante. Todo su entrenamiento parecía estar destinado a separar por completo la mente de los movimientos gimnásticos del cuerpo. La mente debía alejarse de esa rigurosa disciplina muscular. Esto era justamente todo lo contrario de las teorías sobre las que yo había fundado mi escuela un año antes. Lo que yo pretendía es que mente y espíritu fuesen los motores del cuerpo y lo elevasen sin esfuerzo aparente hacia la luz.
Continúa:
Algunos días más tarde recibí la visita de la encantadora Pávlova, y nuevamente tuve que ir a un palco para verla danzar en el adorable ballet Giselle. Aunque los movimientos de aquellos bailes eran contrarios a todo sentimiento artístico y humano, no pude menos que aplaudir calurosamente la exquisita aparición de la Pávlova, cuando flotaba sobre el escenario.

Cenamos en casa de la Pávlova, que era una casa más modesta que el palacio de la Kchessinska (sic) (la prima ballerina assoluta Mathilde Kchessínskya), pero igualmente bella, y yo me senté entre los pintores Bakst y Benoist, y por primera vez vi a Diáguilev, con quien entablé una ardiente discusión sobre el arte del baile, tal y como yo le concebía, en oposición al ballet.
Esta alusión en sus memorias a la prima ballerina assoluta Mathilde Kschessínskya –al comparar su palacio con la casa más modesta de Anna–, pudiera haber molestado a la Pávlova si hubiese llegado a sus oídos, al igual que esta otra afirmación suya en dicho libro:
Soy enemiga del ‘ballet’, al que considero como un género falso y absurdo, que nada tiene que ver con el arte. Pero no pude por menos que aplaudir la figura feérica (sic) de la Kchessinska (sic) cuando la vi volando en el escenario, más parecida a un pájaro o a una mariposa adorables que a un ser humano.
Dada la naturaleza extrovertida y apasionada de Isadora, es muy probable que no solo lo escribiera en sus memorias, sino que también lo “dijera” en público en 1905, y que sí llegara a oídos de Anna, por lo que ahí pudiera estar la génesis de su odio hacia la Duncan, pero más por su desdén y desprecio hacia el ballet –del cual la Pávlova era la más ferviente sacerdotisa– que por su entusiasta elogio a Kschessínskya, quien en su “palacio” acostumbraba a recibir a los más prominentes miembros de la sociedad rusa –como Fiodor Chaliapin, Vaslav Nijinsky, Tamara Karsávina y la propia Anna Pávlova, entre otros– y a ilustres visitantes del extranjero.


En 1905 Mathilde tenía 33 años, era la bailarina estrella y primera bailarina absoluta del Teatro Mariinski de San Petersburgo, y había sostenido una relación amorosa con el zarévich Nicolás Aleksándrovich (futuro Zar Nicolás II de Rusia). Cuando Nicolás rompió con ella, pidió al gran duque Serguéi Mijáilovich que se ocupara de sus asuntos artísticos y la tomara bajo su protección, lo que provocó rumores hasta de un supuesto ménage à trois con este y su pariente Andrés Vladimírovich, otro gran duque de la familia Romanov.

Mathilde podía ser muy colaboradora y amigable con las jóvenes bailarinas, siempre que no fueran sus rivales, pero una vez que las veía como tales, era despiadada e implacable con ellas. En 1902, mientras estaba embarazada, fue la coach (ensayadora, preparadora) de Anna Pávlova para el rol de Nikiya en La Bayadère, convencida de que Pávlova era técnicamente débil y que nunca sería una posible y talentosa rival que la pudiera sobrepasar, pero –¡craso error de apreciación! – el público quedó cautivado con la Pávlova por su frágil y etéreo aspecto, y nació una nueva y rutilante estrella, así que el elogio de Isadora a Kschessínskya no debe ser el origen del odio de Pávlova a la Duncan –quien también la había elogiado a ella tras haberla visto bailar Giselle–; sino que, más bien, a Matilde debe haberle sentado muy mal el calificativo de Duncan de “exquisita aparición cuando flotaba sobre el escenario” para el baile de Pávlova –si es que lo dijo en público durante su visita a San Petersburgo en 1905 y no solo lo recordó después en sus memorias. 

Un elemento de peso para suponer esto es que, como Diághilev y Fokín pensaban que Mathilde era un tipo anticuado de bailarina, no la escogieron para que fuera la estrella de la primera temporada de los Ballets Russes en París, en 1909, y entonces Kchessínskaya Mathilde usó su contacto con el Zar para suspender los subsidios requeridos por Diághilev para su compañía.

 
Anna, a su vez, nacida el 12 de febrero de 1881 en San Petersburgo, Rusia, tenía solo 24 años en 1905. Después de haber asistido a la Escuela de Baile Imperial, hizo su debut en 1899 y rápidamente se convirtió en bailarina principal. Su creación de La muerte del cisne, coreografiada para ella por Mijaíl Fokín, precisamente en 1905, se convirtió en su “caballo de batalla”, al punto de que se obsesionó con estas aves. Profesaba tanto amor por los cisnes, que mandó a construir un lago especialmente diseñado para albergarlos en su casa de Londres. Cuidó con verdadero esmero a estos animales y no dudaba en dejarse fotografiar con ellos siempre que podía, cuando posaba para las revistas y periódicos de la época.

Descartada la posibilidad de que el origen del odio “pavloviano” hacia Isadora tuviera como base las comparaciones entre su casa y el palacio de Mathilde, así como su afirmación de que esta era “más parecida a un pájaro o a una mariposa adorables que a un ser humano”, regresemos a lo que considero que sí fue el verdadero motivo, por supuesto que menos mundano y superficial (aunque en una guerra de divas nunca se sabe): el rotundo rechazo de Isadora hacia el arte del ballet: “Soy enemiga del ‘ballet’, al que considero como un género falso y absurdo, que nada tiene que ver con el arte”

Isadora concebía la danza como “un sacerdocio, una forma sublime de emoción espiritual y como una liturgia en la que alma y cuerpo debían ser arrastrados por la música para transformarse en puro arte”, algo también aplicable al ballet clásico; que Anna –una de sus más fervientes sacerdotisas– de seguro aprobaría, pero, al contrario, el completo desacuerdo de la Duncan con las más antiguas normas del ballet y sus afirmaciones de que “la danza debe establecer una armonía calurosa entre los seres y la vida y no ser tan solo una diversión agradable y frívola” la situaron en las antípodas de quien fuera una de sus anfitrionas en San Petersburgo.


Isadora danzaba descalza, con una simple túnica griega de seda transparente sobre su cuerpo desnudo, como una sacerdotisa pagana transportada por el ritmo. 

La presencia de la Duncan en La Habana pasó casi inadvertida para la prensa local, y el gran público no pudo disfrutar de su danza en ningún teatro, a diferencia de Pávlova, que, en su primera visita, apenas un año antes, se había presentado en el Teatro Payret, con el ballet El despertar de Flora, acompañada del bailarín Volinini. 

“Mi salud no me permitió dar ninguna función”, aclaró Isadora en su libro autobiográfico Mi vida (Losada Ed., 1938), escrito bajo su dictado por el periodista norteamericano Douglas McRose. Su viaje privado a La Habana, procedente de Nueva York, —sugerido y costeado por su amante, el millonario Paris Singer— fue “para restablecerme antes de comenzar mis cursos de primavera”, pero la trágica muerte de sus dos pequeños hijos, ocurrida tres años atrás, cuando el coche en que viajaban se hundió en las aguas del Sena, hace pensar que también huía de las festividades navideñas, tan tristes para quienes han perdido a seres tan queridos.

No obstante, ella describe en su libro con lujo de detalles su “actuación” en un café del bajo mundo —al que llama “un típico café habanero” —, donde se agitaban borrachos y fumadores de opio, y un pianista “maldito”, que, en medio del jolgorio, interpretaba obras de Chopin con singular maestría.

“Me envolví en mi capa, —cuenta— di algunas instrucciones al pianista y bailé al ritmo de los preludios. Todos fueron quedándose en silencio, y como yo continuaba bailando, advertí que no solamente había conquistado su atención, sino que muchos de ellos lloraban”. 

Alejo Carpentier, amplio conocedor de la historia de “la Ciudad de las Columnas”, no pudo localizar el mencionado café; y concluyó así una crónica que escribió al respecto: “Insinuaría con gusto que albergo mis dudas acerca de la autenticidad de esa aventura habanera de Isadora”, por lo que, después de haber indagado en los orígenes del odio de Anna Pávlova hacia ella, me aventuro a decir que Isadora inventó ese episodio en sus memorias para quedar equiparada de alguna manera con Anna en las páginas de la Historia. No se ubicó en un teatro específico –algo mucho más fácil de verificar–, sino “en un café del bajo mundo, ‘un típico café habanero’, del que no da el nombre. 

Por otro lado, si la gran bailarina venía en busca de paz y tranquilidad, ¿cómo fue a establecerse en el suntuoso hotel Plaza, ubicado en el mismísimo corazón de la ciudad, que colindaba con “la infernal bulla de nuestras calles, los escapes abiertos de los automóviles, los organillos de manubrio, las campanas de los tranvías y otros mil ruidos de la urbe (que) la ensordecían”?, según el periodista Francisco Acosta, quien publicó por esos días una entrevista a la célebre artista en la revista Social, correspondiente a enero de 1917, bajo el título de “Isadora Duncan. Hablando con las diosas”:
“El paso de Isadora Duncan por La Habana fue meteórico. Nos hemos perdido una manifestación de su arte, que es [algo] así como servicios divinos celebrados en una vieja catedral. [...] Expuse a Isadora mis esfuerzos en pro de una vulgarización artística en La Habana, donde manifestaciones musicales del más alto grado eran casi desconocidas y solicité su opinión sobre el particular. 

‘Va usted por mal camino’, me contestó. ‘¿No hay arte nacional aquí? Pues créelo usted. Usted quiere traer a La Habana a grandes artistas contemporáneos, que expongan la decadencia de Europa: hace usted mal. Europa es un continente salvaje, lo está demostrando con esta horrible guerra. Yo creí haber logrado mi ideal estableciendo una gran escuela gratuita para enseñar el arte clásico y los bailes de la antigua Grecia. Después de haber organizado clubes y sociedades en Atenas que marchaban con el mayor entusiasmo, fundé Le Dionysion. Hoy en día, debido a Europa, esta bella posesión está en manos de la Cruz Roja Francesa, a la que la he prestado y donde se alojan ochocientos pobrecitos heridos... No... En cuestiones de arte hay que tener patriotismo como se tiene en política. De nada vale que usted traiga a La Habana [a] grandes artistas, [a] virtuosos eminentes. Los mensajes que traigan [Rudolf] Ganz y Madame [Ethel] Leginska y [Albert] Spalding, y otros más, no llegan al pueblo, porque estos hablan un idioma que el pueblo no comprende. El mensaje de estos artistas [cuyas próximas actuaciones en la capital de la Isla ya eran anunciadas por la prensa] solo alcanza a un reducido número de personas que no pueden divulgarlos’.
No menciona a Anna Pávlova, pero en esos momentos la Pávlova era una luminaria mundial, que recién había estado en la isla en 1915 –y con gran éxito, además–; más aún famosa que los artistas mencionados en la apasionada respuesta de Duncan a Acosta, así que la trajo a colación precisamente por omisión.

Pienso que el hecho de que Anna Pávlova hubiera escogido el Plaza en su viaje de 1915 puede haber sido el motivo de que Isadora lo eligiera como hospedaje, elección muy incongruente con su necesidad de reposo y de evasión.

Su salida a unos días de su llegada –y no al cabo de tres semanas como estaba en sus planes–, permite conjeturar que la Duncan no partió de la capital de Cuba a causa de esos ruidos exteriores sino, “por el contrario, debido a aquellos que en su interior le producían un marcado estado de ansiedad por Singer y sus alumnas”, como sugiere Francisco Rey Alfonso, con conocimiento de causa, en su libro Isadora Duncan en La Habana, publicado por Ediciones Gran Teatro. 

Algunos de quienes la trataron en aquel tiempo atribuyen este suceso a que “Isadora no encontró el reposo deseado”. 

Cito de nuevo a Rey Alfonso:
Pero a despecho de estos y otros asuntos recreados en sus memorias que le impidieron atrapar el sosiego —como el tan escalofriante traslado de los leprosos desde su antigua sede en el Hospital de San Lázaro hacia un improvisado sanatorio en el Mariel, causante de la llamada ‘rebelión de los espectros’—, la Duncan guardó siempre de La Habana ‘el más delicioso de los recuerdos’, aunque tal vez aquí no pudiera evadirse de sus propios espantos. 
Una muerte absurda le aguardaría, a los 50 años, la noche del miércoles 14 de septiembre de 1927, en Niza. Isadora había conocido a un joven mecánico italiano, nombrado Benoît Falchetto, representante en Niza de la Bugatti, a quien le hace creer que está interesada en comprar un auto de esa marca, y lo convence para dar un paseo por la ciudad. (la marca del automóvil es objeto de controversia, pues existe la opinión generalizada de que se trataba de un Amilcar francés modelo GS de 1924, y no de un Bugatti, mucho más caro y lujoso –y más “apropiado” para la leyenda–, aunque si Falchetto era su representante de ventas, lo más lógico es que condujera un coche de esa marca y no un Amilcar.

Antes de subir al vehículo, Isadora profirió unas palabras recordadas luego por su amiga Maria Desti y algunos compañeros: “Adieu, mes amis. Je vais à la gloire!” (¡Adiós, amigos míos, me voy a la gloria!”). Sin embargo, según los diarios del novelista estadounidense Glenway Wescott, que estaba en Niza en ese entonces, y visitó el cuerpo de Duncan en el depósito de cadáveres (sus diarios están en la colección de la biblioteca de Beineke, en la Universidad de Yale), Desti admitió haber mentido sobre las últimas palabras de la bailarina, y confesó a Wescott que estas habían sido: “Je vais à l'amour” (“Me voy al amor”). Al parecer, Desti consideró estas palabras poco apropiadas como un último testimonio histórico de su ilustre amiga, ya que indicaban que Isadora y Benoît partían hacia uno de sus encuentros románticos. Cualesquiera que fuesen sus palabras, cuando Falchetto puso en marcha el vehículo, la delicada chalina de Duncan, una estola pintada a mano, regalo de su amiga Desti –aunque otras fuentes dicen que era su largo chal rojo, el mismo que había agitado ante la multitud que la esperaba a su regreso de la Unión Soviética–, de un largo suficiente para envolver su cuello y su talle y ondear por fuera del automóvil), se enredó en los radios de una de las ruedas posteriores del automóvil y provocó la muerte por estrangulamiento de Isadora. El dramático accidente tuvo lugar cuando el automóvil recorría veloz la Promenade des Anglais (El Paseo de los Ingleses, de Niza), y el infortunado desenlace dio lugar al siguiente comentario mordaz de Gertrude Stein: “La afectación puede ser peligrosa”. Uno de los hilos del fatídico chal se atesora en la actualidad en el Museo de la Danza de la capital cubana.

El obituario publicado en el diario New York Times, el 15 de septiembre de 1927, decía así:
El automóvil iba a toda velocidad cuando la estola de fuerte seda que ceñía su cuello empezó a enrollarse alrededor de la rueda, arrastrando a la señora Duncan con una fuerza terrible, lo que provocó que saliese despedida por un costado del vehículo y se precipitase sobre la calzada de adoquines. Así fue arrastrada varias decenas de metros antes de que el conductor, alertado por los gritos, consiguiese detener el automóvil. Se obtuvo auxilio médico, pero se constató que Isadora Duncan ya había fallecido por estrangulamiento, y que sucedió de forma casi instantánea. ​
Isadora Duncan fue incinerada, y sus cenizas fueron colocadas en el columbario del Cementerio del Père-Lachaise, de París.

Hoy es considerada la iniciadora de la modern dance norteamericana y su figura es evocada con fervor en todos los escenarios del mundo.

Regresando a la presencia de Anna Pávlova en La Habana, durante su segunda gira, dio a conocer al público cubano el ballet en un acto La flauta mágica, con libreto original de Lev Ivánov y música de Riccardo Drigo, cuando lo protagonizó en La Habana en 1917. Esta obra, en la que se entrelaza la comedia con elementos fantásticos, fue representada por primera vez en 1893 en San Petersburgo, y no tiene relación alguna con la famosa ópera homónima de Mozart, pues su origen, como espectáculo de danza, proviene de un antiguo ballet representado a comienzos del siglo XIX, en torno a una flauta encantada cuya música obligaba a bailar a cuantos la escuchaban.

En la tercera y última visita, su compañía presentó en el Teatro Nacional, el 17 de diciembre de 1918, coincidiendo con el día del milagroso San Lázaro, una versión en un acto del ballet La bella durmiente del bosque, el primer gran éxito de una partitura de ballet de Chaikovski, y una de las mayores producciones coreográficas acometidas por Marius Petipa.

Contrario a lo que se pudiera suponer, realmente Pávlova se burlaba de los convencionalismos, pues llegó a bailar en el Hipódromo de Nueva York, entre elefantes amaestrados y y coloridos titiriteros. Su deseo era prodigar el arte, llevarlo a todos los rincones, no solo el de encontrar públicos fáciles de contentar; por el contrario, se lamentaba de la falta de exigencia en el público norteamericano, del que una vez dijo:
El público de aquí es tan excesivamente generoso que, aunque me conmueve, no me ayuda. Sé que esta noche no he bailado La muerte del cisne tan bien como de costumbre, pero los aplausos han sido los mismos.
Anna Pavlova murió el 23 de enero de 1931 en La Haya, Holanda, víctima de una neumonía, faltando solo tres escasas semanas para cumplir los 50 años, durante una gira por Holanda. Su tren se averió, y ella descendió muy desabrigada a caminar a lo largo del convoy para averiguar lo que pasaba, con resultados funestos.

 
El día de su muerte, Anna Pávlova pidió que la vistieran con su traje de La muerte del cisne, y sus últimas palabras fueron: “Tocad aquel último compás muy suavemente”.

Entre las tantas cosas que Isadora dijo durante su vida, me llama la atención sobre todo esto: 
Aquella noche, en mi cama del tren, soñé que saltaba desnuda, por la puerta a la nieve, y que me abrazaban, me rodeaban y me helaban sus brazos de hielo. ¿Qué hubiera dicho el doctor Freud de este sueño?. 
No sé qué hubiera dicho Freud sobre este sueño, pero, si fue verdad, Isadora soñó con el preludio de la muerte de Anna, su obsesión, su rival.


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Bibliografía:

Ortega, Josefina. Isadora Duncan: su meteórico paso por La Habana. (Fotos cortesía de la autora)
Alfonso, Francisco Rey. Isadora Duncan en La Habana, Ediciones Gran Teatro, La Habana, Cuba.
Duncan, Isadora. Mi vida, Losada Ed., 1938.

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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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