Queridos hijos e hijas de nuestra Iglesia:
Queridos cubanos todos:
1. La Navidad es la fiesta que recuerda el nacimiento de Jesucristo, en el seno de una familia, pobre y necesitado como muchos en este mundo. Llegó hasta nosotros bajo la serena mirada de la Virgen María y su esposo San José, en un pequeño e insignificante pueblo llamado Belén (Cf. Lc. 2, 6), muy cerca de Jerusalén. Los primeros en enterarse de su nacimiento y estar con él, fueron los humildes, la gente sencilla, y aquellos pastores que cuidaban sus ovejas, en medio de la noche (Cf. Lc. 2, 8). Estos últimos escucharon el mensaje de gozo que dieron los ángeles: "Les anuncio una gran alegría, que será para todo el pueblo: hoy les ha nacido el Salvador, que es Cristo, el Señor" (Lc. 2, 11). Por eso, a la noche del 24 al 25 de diciembre, el mundo entero le llama la Nochebuena, porque en ella nació Jesucristo, la luz que llegó para iluminar a todos.
2. En esta ocasión, tenemos muy presente que la Navidad será difícil para muchas personas y familias, especialmente las que fueron dañadas por el huracán Melissa, en el oriente cubano. Ellas han sido destinatarias de la solidaridad de muchos. Todos continuaremos orando y ayudándolas en estos días santos.
3. La Navidad es fiesta de la familia. ¡Qué bendición podernos reunir en este tiempo, alrededor de una misma mesa o juntos en la iglesia! ¡Que todos sepamos valorar a quienes nos transmitieron la vida y, con esfuerzo y sacrificio, quisieron hacernos personas de bien! A ellos debemos nuestra gratitud y compromiso de ayuda. Que recemos juntos en el hogar, porque “la familia que reza unida, permanece unida”. Volvamos a escuchar al Papa San Juan Pablo II, cuando nos visitó en 1998: “¡Cuba, cuida a tus familias, para que conserves sano tu corazón!”
4. ¡Quiera Dios que, en esta Navidad le abramos de par en par las puertas de nuestro corazón a Jesucristo! ¡Ojalá que comencemos perdonando verdaderamente al familiar, al vecino, al compañero de trabajo o de estudio, al que nos ofendió y ya no le hablamos! ¡Ojalá que, de manera especial, tengamos un gesto de cercanía con los que viven solos y no tienen con quién compartir! ¡Que sepamos tener expresiones de amor para con los ancianos, los enfermos, los presos y sus familiares! ¡Que no pasemos de largo cuando encontremos a una persona pidiendo limosna o comiendo desechos!
5. El mensaje de la Navidad es una invitación al abrazo fraterno, al diálogo, a dar la mano, a construir puentes en lugar de muros. A olvidar ofensas, acallar rencores y llamar hermano al otro para, juntos, construir una Cuba mejor.
6. La Navidad siempre nos trae buenas noticias. Ya en nuestro Mensaje navideño del año 2020, los Obispos mencionábamos algunas posibles: “Una buena noticia para los cubanos sería que las cosas cambien para bien y en paz… que el agobio por conseguir los alimentos se convierta en un sereno compartir el pan cotidiano en familia… que el anunciado reajuste de la economía nacional, lejos de aumentar las preocupaciones de muchos, ayude a que cada cual pueda sostener a su familia con un trabajo digno, con el salario suficiente y con la siempre necesaria justicia social… que se evite la violencia, la confrontación, el insulto y la descalificación para crear un ambiente de amistad social y fraternidad universal… que la intolerancia dé paso a una sana pluralidad, al diálogo y a la negociación entre los que tienen opiniones y criterios distintos… que los cubanos no tengamos que buscar fuera del país lo que debemos encontrar dentro; que no tengamos que esperar a que nos den desde arriba lo que debemos y podemos construir nosotros mismos desde abajo…que cesen todos los bloqueos, externos e internos, y dar paso a la iniciativa creadora, a laliberación de las fuerzas productivas y a leyes que favorezcan la iniciativa de cada cubano, así cada uno sentirá y podrá ser protagonista de su proyecto de vida y, de ese modo, la Nación avanzará hacia un desarrollo humano integral”. Todas éstas son “buenas noticias”, que conservan su actualidad cinco años después. Hoy se podrían añadir otros buenos deseos, que necesitamos y esperamos. Que no se siga dilatando el tiempo de hacerlos realidad, con el empeño de todos.
7. Para fortalecernos en el compromiso, viene en nuestra ayuda la esperanza cristiana, que se refuerza al contemplar el Nacimiento de Jesucristo. “La verdadera esperanza consiste en saber que, incluso en la oscuridad de la prueba, el amor de Dios nos sostiene” (Papa León XIV, 27 de agosto de 2025). Gracias a la esperanza, que es Cristo, cada persona encuentra respuestas ante la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, el amor y la violencia, las frustraciones e impotencias.
8. Como cristianos y cubanos estamos llamados en todo momento, y especialmente en este Año Jubilar, a ser sembradores de esperanza. Ella inspirará nuestros actos, los purificará y los ordenará hacia la construcción de una Cuba nueva.
9. ¡Que la Santísima Virgen de la Caridad, que vivió en modo privilegiado y único la primera Navidad de la historia, interceda por todos nosotros!
10. El Señor esté siempre a su lado para defenderlos. Que Él vaya delante de ustedes para guiarlos y detrás de ustedes para protegerlos. Que Él vele por ustedes y los sostenga. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y los acompañe hoy y siempre. Amén.
¡Feliz Navidad y Bendecido Año Nuevo 2026!
Los Obispos Católicos de Cuba.
La Habana, 20 de diciembre de 2025



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