Tomar un cafecito alrededor del Parque Agramonte: en el Perla de Cuba, en el Parque Bar, en el Bar Agramonte, justo al lado del pequeño taller de Alfonso Sedrés. En Independencia había un cafetín con su correspondiente estanquillo de cigarros y tabacos y por supuesto la Cafetería Mozo (antigua billetería El Cambio), donde también se vendía cafecito y un poquitín más lejos en el Mogambo, por la calle Cisneros. La cafetería Mozo tenía una cafetera italiana Faema y ya salía de la vieja tradción de esas grandes cafeteras grandes, toda niqueladas que para mi mentalidad de niño resultaban unos artefactos bastante complejos de manipular. (Victor Mozo)
Wednesday, January 31, 2024
Tomar un cafecito alrededor del Parque Agramonte
Tomar un cafecito alrededor del Parque Agramonte: en el Perla de Cuba, en el Parque Bar, en el Bar Agramonte, justo al lado del pequeño taller de Alfonso Sedrés. En Independencia había un cafetín con su correspondiente estanquillo de cigarros y tabacos y por supuesto la Cafetería Mozo (antigua billetería El Cambio), donde también se vendía cafecito y un poquitín más lejos en el Mogambo, por la calle Cisneros. La cafetería Mozo tenía una cafetera italiana Faema y ya salía de la vieja tradción de esas grandes cafeteras grandes, toda niqueladas que para mi mentalidad de niño resultaban unos artefactos bastante complejos de manipular. (Victor Mozo)
Fragmento de "Un mariachi viejo. Una historia de amor" (Novela inédita de Félix Luis Viera)
“Dios y yo lo sabemos: Crucé cerca de la Gloria”.
El vestido granate de tela tenuemente gruesa. El abrigo café claro a medio muslo. Tacones que parecen erguirla todavía más. Medias igual granate, enmalladas. Los tonos de sus afeites desde este mismo color al lila suave en los pómulos. La bufanda estrecha, fina, café algo más intenso que el abrigo.
Me abraza y la aspiro lenta, intensamente. Me besa rápido en los labios; el sabor del rouge. Un perfume tenue, como de durazno, que no le conocía.
Aun en la penumbra, el azul de sus ojos reverbera.
El par de farolas a la entrada del hotel me la entregaron de cuerpo entero en la media luz: al bajar del taxi; con un paso; con dos; con tres; con cuatro quizás; hasta mí.
Dios y yo lo sabemos: Crucé cerca de la Gloria.
[“No, álamo, olvídalo: ni la primera ni la siguiente ni la última vez. Algo tan grandioso en mi vida, como lo es esto —me apunta con el índice y luego lo vuelve hacia ella— no se debe ir vertiendo en un cuarto de azotea. ¡¿Sí me explico?!”].
Erguida en toda su esbeltez —parecería redundancia— en la habitación 321 del Hotel Revolución. La cabellera corta, negra, sutilmente rizada esa noche. Erguidas igual las tetas algo más allá de la talla mediana. Los pezones sobresalientes, castaño claro; como exigiendo la libación. Estuchada en ese blancor intenso, pero enérgico. Se volvió hacia su derecha, hacia mí, y desplegó la sonrisa candorosa, la expresión de mansedumbre que acaso pareciera imposible en quien debería atesorar rencor en abundancia por el cobro que le habían destinado los conservadores durante esa etapa en que equivocara sus instintos; en quien, angustia mediante, ahora se asomaba a eso que ellos llamarían el “camino original”; con tantas cicatrices de las batallas que debió librar frente a familiares, vecinos, colegas, policías, políticos por la sola razón de no haber ejercido la razón primigenia; echada a un lado por individuos, individuas que tantas veces nos han llevado a renegar de la raza humana. A riesgo de resultar cursi, califico aquella sonrisa de angelical; y proclamo que, mientras sonreía, abrió en extremo sus ojos y, aun en medio de la semipenumbra, desbordó de azul la habitación. Sé que es cursi, pero así fue.
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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 19 de agosto de 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.
En su país natal le fue otorgado el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Premio de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que, en 1983, le fuera concedida a su libro de cuentos En el nombre del hijo.
En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio.
Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.
Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.
En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que, como otros de sus libros, ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.
Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son.
Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.
Teatro Trail... no siempre el 13 es de mala suerte! (por Wilfredo A. Ramos)
El pasado lunes 29 de febrero el histórico Teatro Trail de la popular calle 8 de Miami, abrió sus puertas para celebrar trece años ininterrumpidos de trabajo bajo la conducción del matrimonio conformado por Marisol Correa y Jorge Angulo, colombianos que con su simpatía y compromiso con el hecho teatral, han logrado revitalizar un magnífico espacio que guarda un gran significado especialmente para la comunidad cubana asentada en esta ciudad.
Esta sala fue abierta en 1930, presentando espectáculos para la exigua comunidad angloparlante de una lugar que especialmente atraía a jubilados y vacacionistas interesados en disfrutar de sus playas y su clima tropical.
Con la llegada de la inmigración proveniente de Cuba, a partir de enero de 1959 producto del advenimiento en dicho país del régimen comunista, también fue aumentando el arribo de artistas y entre ellos de directores, dramaturgos y actores, los cuales añoraban la tierra dejada atrás y ansiaban poder continuar con sus carreras, siendo de esta manera que un muy reconocido artista cubano, el escritor, director y actor, el gran comediante Armando Roblán (1931-2013), quien además cursó estudios de artes plásticas en la habanera Academia de San Alejandro, lo que le permitiría diseñar y construir sus propias escenografías, así como crear los diseños de vestuario y luces de sus espectáculos, se apropia de dicho espacio teatral, haciéndose muy famoso en este escenario por la caracterización que del tirano Fidel Castro realizaba en sus hilarantes comedias.
Con el paso del tiempo y las situaciones que continuamente ocurren en esta ciudad con los urbanizadores e intereses políticos, dicho teatro se sumergió en un letargo de abandono del cual fue recuperado por quienes por aquel entonces dirigían el conocido The Latin Quarter Cultural Centre, ubicado también en el corazón de la Calle 8, de la Pequeña Habana y que encabezados por el incansable Tony Wagner, se dieron a la tarea de darle nueva vida el Teatro Trail; pero nuevamente la rueda aplastante de las constantes crisis económicas y desintereses, propició que al poco tiempo dicho escenario volviera a silenciarse.
No es hasta el año 2011 que una bogotana, actriz de profesión -la Correa- se enamora de la marquesina de ese olvidado teatro y con sus tremendos deseos de poder subir a las tablas y darle trabajo a todos los teatristas que pisaban esta ciudad, se involucra junto a su esposo en la tarea de poder reabrir dicha sala. Así, tocando ‘puertas y ventanas’, logra con esfuerzo y amor darle entonces nueva vida al Teatro Trail.
Pero si lo anterior fuera poco, con el paso de algún tiempo y conocedora de los diversos géneros teatrales que comprende esta manifestación, considera la necesidad de abrir un espacio del tipo café-concert, donde se presentarían espectáculos de pequeño formato así como también trabajos de comediantes en solitario, siendo de esta manera que se crea la Sala Catarsis, aledaña al propio Teatro Trail.
A través de todo este tiempo por ambos escenarios han pasado cientos de espectáculos de artistas de habla hispana, no solo asentados en estas tierras, sino que además ha recibido a los que llegan de visita de los países de latinoamérica.
Largas temporadas han habido en ambos escenarios con puestas teatrales de Pedrito Román como ”Tres viudas en un crucero”, de Alexis Valdés con sus dos partes de “Oficialmente Gay” o Manuel Mendoza con “Monólogos de la Vagina”, obra esta que abrió las puertas del teatro en esta nueva etapa, las cuales se han mantenido por meses en cartelera, logrando que hasta el día de hoy más de 700.000 personas hayan visitado el mismo.
Aunque el teatro se ha dedicado a la presentación del género de la comedia, también puestas dramáticas han subido a sus tablas tales como Bodas de Sangre, Un tranvía llamado deseo, El Decamerón y para el público infantil El Gato con botas, todas llevadas a escena por la compañía miamense El Ingenio Teatro, dirigida por la cubana Lilliam Vega.
Conciertos musicales han pasado por el escenario de este teatro, permitiendo que dicho espacio sea también compartido por músicos de diferentes estilos y culturas. Talleres de Teatro para niños y adultos han ocupado sus espacios, abriéndose de esta forma hacia el siempre necesario trabajo con la comunidad.
Nombrar a tantos actores conocidos, algunos de ellos gracias a sus trabajos en la televisión, que han desfilado por sus escenarios sería una tarea titánica, interminable y donde seguro quedaríamos en deuda con muchos, por lo que solo podríamos añadir que este teatro sin duda alguna se ha convertido en un crisol de identidades artísticas y una estrado donde todos los teatristas hispanohablantes tienen un espacio donde mostrar sus trabajos.
Y fue por los anteriores justificados motivos, que una gran cantidad de integrantes del gremio teatral de la ciudad y amigos, nos dimos cita para compartir y agradecer en esta celebración la existencia de este espacio para el el teatro, en momentos donde los mismos nuevamente son echados abajo o cerrados sin misericordia acuciados por la avaricia urbanística permanente y la apatía ciudadana.
Mucho más años de vida y prosperidad artística es lo menos que podemos desearle al Teatro Trail y junto a ellos a Marisol Correa y Jorge Angulo, el matrimonio teatral más conocido de la ciudad de Miami.
Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, Enero 30, 2024
Fotos cortesía Teatro Trail
Tuesday, January 30, 2024
El destape de una Celestina caribeña. (por Wilfredo A. Ramos)
“Miserable cosa es pensar ser maestro el que nunca fue discípulo” .
(Libro de Calisto y Melibea y de la puta vieja Celestina, Fernando de Rojas)
Después de varias anunciadas presentaciones, desde el pasado año, las cuales tuvieron que ser canceladas por problemas aparentemente de visados, llega finalmente al escenario del Miami Dade County Auditorium la obra “Celestina”, puesta en escena que cuenta con la dirección de Carlos Díaz Alfonso, en versión libérrima de Norge Espinosa. Obra llegada desde España, donde tuvo su estreno los días 1 y 2 de Julio del pasado año en el Teatro Corral de Comedias de la ciudad de Alcalá de Henares, como parte de la programación del Festival Iberoamericano del Siglo de Oro, convocado por la Comunidad de Madrid. Dicho espectáculo ha sido conformado a partir de una agrupación teatral, director y actores cubanos, estos últimos residentes casi todos en el país ibérico, pero que en algún momento de sus vidas en la isla, pertenecieron a dicho colectivo teatral, por lo que podemos afirmar que todo queda en familia.
La producción de la obra está integrada por FUNDarte, multidisciplinaria ‘non-profit’ organización dedicada a producir, presentar y promocionar eventos de música, teatro, danza, cine y artes visuales, con énfasis en la cultura hispanohablante, con sede en Miami, el habanero Teatro El Público, del cual Díaz es su director, así como la casa productora española La Saraghina de Stalker.
El elenco de la obra lo integran Leticia Martín, Luis Manuel Alvarez, Georbis Martínez, Amalia Gaute, Carlos Busto, Betiza Bismark, Fer Nieves y Luis Ernesto Bárcenas.
Es bueno destacar que esta no resulta ser la primera aproximación de Díaz a tan importante texto de la dramaturgia clásica española, ya que en el año 2001, el director subió a escena del Teatro Trianón, sede de su compañía en la Habana, otra versión de dicha obra, la cual se mantuvo alrededor de 150 días en cartelera.
Antes de dar paso a hablar de la puesta que ahora nos convoca, considero que sería apropiado hacer un paréntesis para acercarnos al texto original y a su autor.
Sobre Fernando de Rojas, de familia con antecedentes judaicos, oriundo de la región española de Toledo, quien vivió entre 1465 y 1541, se sabe que fue jurista de profesión, habiendo cursado estudios probablemente en la Universidad de Salamanca, que llegó a alcanzar el cargo de Letrado del Ayuntamiento de Talavera de la Reina y que más tarde se desempeñaría como Alcalde Mayor de esa misma ciudad. Sin embargo no se posee información alguna que mantuviera contacto con los círculos literarios de entonces, ni con libreros, imprentas, comentaristas o críticos de su época, así como no se tiene conocimiento de ningún otro escrito salido de su pluma, a no ser la muy conocida “Tragicomedia de Calisto y Melibea”, aunque en un principio la misma fuera nombrada por su propio autor con el término de ‘comedia’, pasando a ser conocida popularmente bajo el nombre de “La Celestina”.
Desde que salió a la luz dicha obra, sin una fecha determinada, pero siempre antes de 1500, hasta el fallecimiento de su autor, se realizaron treinta y cinco ediciones de la misma, llegando hasta las noventa en el siglo XVII, sin contar ediciones en otros idiomas como el inglés, el francés, el italiano, el alemán, el neerlandés y el latín, aunque todas estas últimas sin señalar el nombre del autor. Hay que destacar curiosamente, que para 1792 la obra va a ser prohibida debido a su enrevesado argumento amoroso, el cual se teje alrededor de personajes y maneras repudiadas moralmente por la sociedad y la Iglesia Católica.
Como nota interesante, cabe señalar que la figura de Fernando de Rojas ha sido utilizada por escritores del presente siglo, como personaje en algunas de sus obras, tal como son los casos de los autores Fernando García Calderón, en su novela “La judía más hermosa” del 2006, así como Luis García Jambrina en una serie de novelas de carácter detectivesco, escritas entre el 2008 y 2022.
Según estudiosos, se ha especulado mucho sobre la autoría de “La Celestina”, encontrándonos con una teoría sobre un posible origen ‘tripartito’ de la misma, es decir, que esta podría constar de una primera zona realizada partiendo de un texto previo ya escrito por autor desconocido, poseyendo además otras dos partes, la segunda que provoca el tema que convoca la comedia y otra tercera que será la encargada de dirigir la trama hacia la tragedia, estas dos últimas que serían producto de distintas mentes. Por otra parte ciertos investigadores expresan que fue escrita a dos manos y hasta algunos plantean su carácter coral, aduciendo que en ella intervinieron varios autores al mismo tiempo. Para sustentar tantas diferentes hipótesis los estudiosos se basan fundamentalmente en haber encontrado en el desarrollo del texto incongruencias y divergencias lingüísticas, ideológicas, temáticas y estilísticas. No obstante la opinión generalizada y concluyente es que “La Celestina” fue escrita por el bachiller Fernando de Rojas.
Con respecto a dicha obra, que tiene sus orígenes durante el reinado de los Reyes Católicos de España, ésta ha sido considerada un interesante ejemplo de ‘comedia humanística’, debido a la abundancia de citas de autoridad, su tema amoroso, su finalidad didáctica, el tipo de personajes que muestra y su forma dialogada, por lo que también para algunos representa un híbrido entre novela y drama, llegando a tener influencia en ambos géneros literarios, provocando la creación de un ‘género celestinesco’.
En cuanto a la clasificación genérica de la obra, ello ha suscitado debates desde su origen, algo que su propio autor enuncia en el prólogo de la misma:
Otros han litigado sobre el nombre, diciendo que no se había de llamar comedia, pues acaba en tristeza, sino que se llamase tragedia. El primer autor quiso darle denominación del principio, que fue placer, y llamola comedia. Yo, viendo estas discordias, entre estos estremos partí agora por medio la porfía y llamela tragicomedia.
No obstante, el concepto de tragedia sólo va a afectar el final de la obra, por lo que atendiendo a la forma de la misma según las concepciones neoclásicas existentes hasta el siglo XVIII, se le relacionará con la comediografía griega y latina.
Producto a su extensión, a su casi imposibilidad de representación, así como a no encajar dentro de la estricta definición del teatro neoclásico, al encontrarse redactada en forma de diálogos -aunque también hay algunas publicaciones que la presentan estructurada en versos- algunos teóricos la han denominado como ‘novela dramática’ o ‘novela dialogada’; pero la definición de mayor aceptación en la actualidad es la de considerarla como una ‘comedia humanística’.
“La Celestina” va a presentarnos tres temas fundamentales: la corrupción, la prevención contra el loco amor y la lucha entre opuestos, tema este filosófico, el cual refiere a que la vida es un constante enfrentamiento entre jóvenes contra viejos, sabios contra ignorantes, ricos contra pobres, siervos contra señores, mujeres contra hombres, el bien contra el mal. Además nos va a tratar de prevenir a propósito de que cada valor engendra su propio vicio, por lo que la finalidad moralizante y ejemplarizante de la obra va a estar claramente expuesta en su carga de pesimismo, lo que queda expresado mediante los acontecimientos trágicos con que cierra la obra.
Inobjetable resulta la influencia de esta pieza dramática en numerosos y destacados autores a través del tiempo, desde el temprano 1534 con Feliciano de Silva, pasando por Juan del Encina, Pedro Calderón de la Barca, Miguel de Cervantes, Félix Lope de Vega e incluso observando cierta influencia también hasta en el propio William Shakespeare con el personaje de la nodriza de su “Romeo y Julieta”.
Sin duda alguna “La Celestina”, se ha posesionado por derecho propio dentro de las obras cumbre, no solo de la literatura y dramaturgia española, sino mundial, convirtiéndola en materia de estudios de diferentes niveles de enseñanza general, universitaria, así como texto dramático obligado a revisitar en academias para la formación de directores y actores, en los cuatro puntos cardinales.
Entrando ya en materia, respecto a la puesta en escena que nos convoca a escribir estas líneas, lo primero que debemos señalar, es que como conocedores de la trayectoria de Carlos Díaz, autor de la puesta en cuestión, siempre que un nuevo trabajo de este director nos convoca a ir al teatro, podemos adelantarnos y tener en mente mucho de lo que encontraremos sobre el escenario. Lo anterior sucede debido a que es un artista con una línea constante y definida que ha marcado no solo a su obra sino también al público que lo ha seguido durante sus cerca de treinta años de carrera profesional.
Y tal como esperábamos, lo visto en esta nueva entrega de Díaz, no nos tomó para nada por sorpresa, aunque sí superó lamentablemente las expectativas.
En las numerosas notas publicitadas sobre dicha obra aparecidas a través de la redes, se enunciaba que la misma había sido concebida para ‘mayores de 21 años’, lo que ya de por si podría hacerle preguntar al público qué tipo de espectáculo iría ver. Pero si la información anterior resultase poca, a la publicidad se agregaba que en dicha puesta en escena se mostrarían desnudos y actos sexuales explícitos, cosas ambas, que tratándose de este director no es de extrañar si tenemos en cuenta su trayectoria artística, pero que no obstante los anteriores avisos, cuando ya sentados en la platea se comienza a ver la obra, desde su primera escena, la desbordante presencia de desnudos y actos sexuales explícitos sobre el escenario sobrepasa los limites de anteriores entregas de este director, dejando sin sentido cualquier argumentacion conceptual posible para la existencia de los mismos.
Durante la hora y cuarenta minutos de duración de la pieza, la injustificada, aberrante, grosera muestra sexual, no encuentra razón de ser, solamente se pudiera entender si se piensa desde un punto de vista dirigido a ‘épatar’ y crear un estado de transgresión gratuito sobre el espectador por el mero hecho de provocarlo. La desnudez común en las puestas de Díaz, aquí sobrepasa en demasía el mal gusto y vulgaridad. No existe un solo momento durante todo el transcurso de la obra, ni un solo texto de los actores que no vaya acompañado de una gesticulación sexual claramente marcada. Todo ello sazonado de palabras y frases soeces que para nada enriquecen ni aportan a la comprensión del texto original.
Siempre me he propuesto ver el teatro como un marco de posibilidades infinitas, donde partiendo de un texto original se pueda de igual manera mostrar directamente tanto lo que ha querido decir su autor tal y como fue por él concebido o como una manera de agregar nuevos mensajes e ideas de interés para públicos de otras épocas o lugares, pero apoyando siempre el concepto primigenio de la obra en cuestión. Por lo que cualquier versión de un texto, debe primero que todo respetar a su autor -ya que es su obra de arte- y no tratar de transgredir su contenido llevándola a rumbos desconocidos, de manera que la obra original se pierda por el camino. Lo anterior no solo debe ser aplicado en cuanto a nuevos posibles manejos sobre el texto, sino de igual modo cuando nos referimos a la imagen que envuelve la obra sobre las tablas.
En esta oportunidad, podríamos preguntarnos qué aporta a una obra como “La Celestina” este derroche de desnudez y sexualidad rayando en lo gráficamente pornográfico. Podríamos acaso encontrar algún concepto, mensaje o idea en tal desafuero erótico concebido por Díaz dentro de este espectáculo, dejando de lado los preceptos sobre los que Fernando de Rojas construye su famosa pieza, centrando como es el caso su contenido sobre lo puramente sexual e impidiéndole al espectador ahondar en postulados más filosóficos y menos terrenales que son el núcleo del texto original?
Los que hemos tenido la oportunidad de seguir la obra de este director y comparamos su irrupción explosiva en los escenarios cubanos de los años noventa del pasado siglo, con su sonada Trilogía de Teatro Norteamericano, cuando el teatro de dicho país estaba ausente por completo de los escenarios cubanos desde décadas atrás y lo comparamos con la evolución de su quehacer teatral, podemos notar el verdadero significado de lo que representó en aquel entonces ser transgresor por medio de hacer un teatro que se erigió sobre bases conceptuales definidas, dentro del cual se buscaba ofrecer un mensaje claro y sólido, donde el raciocinio y la elaborada planificación del discurso dramático se ponía en función del arte, cosa que con el decursar del tiempo se ha visto como se desintegra con cada nueva puesta de este director, disolviéndose en un marcado interés por el sensacionalismo más oportunista.
Con respecto al desempeño actoral, la sensación dejada por la puesta resulta más bien ambigua, porque si bien por una parte se puede apreciar un acertado trabajo con el manejo del cuerpo y la incorporación de la concepción otorgada por el director a cada personaje, en cambio la mayor parte del trabajo vocal de casi la totalidad de los actores dejó demasiado que desear. Solo Amalia Gaute como Melibea y Betiza Bismark en el rol de Areusa, por momentos dejaron ver sus buenas condiciones de expresión, gracias a la vigorosa factura de sus voces y bastante acertada forma de decir sus respectivos textos. Con el resto del elenco resultaba prácticamente imposible seguir sus diálogos, producto a la rapidez vertiginosa con que expresaban sus parlamentos y a lo atropellado de su hablar, aspecto que se hizo demasiado evidente en el caso del personaje de la Celestina incorporada por Leticia Martín, quien además de poseer un bajo nivel de timbre de voz, para colmo la distorsionaba para darle una determinada personalidad a la misma.
Otro momento desacertado, al menos en la función que nos tocó presenciar, fue el extenso monólogo que efectúa ya hacia el final de la obra el personaje del padre de Melibea, interpretado por el actor Luis Manuel Alvarez, donde la falta de control sobre su aparato vocal, le produjo altos y bajos en la proyección de aquel, creando una desigualdad en la concepción dramática de dicho parlamento provocado sin duda alguna por esa manera de lanzar los textos característica de las puestas de este director.
La incorporación del trasvestismo en los escenarios se ha convertido en una moda con pretensiones de inclusión social, resultando la mayoría de las veces más en daño que en defensa de los mismos. En esta ocasión haber llevado el personaje de Elicia a esta conceptualización, con un vestuario ajeno al concepto del resto, pero si muy en concordancia con los utilizados en eventos de transformismo, aumentó el carácter de espectáculo carnavalesco de la obra. Por otra parte el trabajo del actor que incorpora a dicho personaje, Fer Nieves, resultó pobre, atropellado y con un débil desempeño con su voz.
Es una pena que teniendo la posibilidad de trabajar con un texto de esta calidad, no se aprovechara el mismo para que los actores explotaran la forma de decirlo, permitiendo explorar de manera más acertada su riqueza lingüística, lo que hubiera podido crear una combinación atractiva con esta versión en exceso contemporánea y rompedora.
Un serio problema que desde hace mucho tiempo viene afectando la preparación profesional de los actores dentro de Cuba es la muy deficiente formación que se les provee en cuanto al tema voz y dicción se refiere, tema este que se hace presente casi de manera permanente en aquellos escenarios donde suben las recientes generaciones de actores cubanos.
Lastimosamente el texto se perdió en gran medida no sólo producto del mal decir, sino también debido al trabajo de adaptación al que fue sometido el mismo donde se le incorporó ostentosamente tanto lenguaje y diálogos inadecuados.
Dentro de los créditos aparece como diseñadora de la escenografía y vestuario la artista Celia Ledón, pero al ver el resultado de su trabajo, este brinda la impresión de haber sido concebido a partir de la reutilización de piezas ya existentes pertenecientes a otras producciones de la compañía teatral habanera y que incluso en algunos casos ni se avenían a la historia narrada en la obra, ni al mismo concepto del resto de los vestuarios utilizados. Aunque casi hablar de ‘vestuario’ en la presente puesta podría resultar en chiste debido a que los actores prácticamente se encuentran desnudos sobre las tablas. El recurrir nuevamente al concepto sadomasoquista en la proyección del vestuario en esta obra, amén de reiterativo, no aporta nada a la misma, convirtiéndose en un lugar común.
De igual forma la escenografía formada por telas transparentes y con cierto brillo, no conectaban en lo absoluto con la acción de la obra, teniendo puramente función decorativa, dando la impresión que su objetivo consistía solamente en llenar el espacio.
Con respecto a la construcción de la dramaturgia escénica por parte de su director, es desconcertante, por fuera de lugar la reiteración de manera forzosa y gratuita durante toda la obra de la temática de la religión afrocubana -la cual por cierto es introducida indiscriminadamente de manera pueril en constantes producciones teatrales- tratando de acercar el desarrollo de la acción hacia un contexto pseudo cubano que para nada se logra, obteniendo en su lugar una irrespetuosa y sobredimensionada banalización del tema religioso.
También resultan inapropiados diversos guiños que el director dirige hacia el público en momentos tales como cuando es sugerida la escena de la locura del personaje protagónico del conocido ballet “Giselle”, la grosera y provocativo momento de la tonada campesina, así como la desconcertante imagen final donde tres actores pretenden incorporar la coreografía de ‘Sulkary”, destacada obra del repertorio histórico de la Compañía Danza Nacional de Cuba, para de esta forma, imitando sus movimientos danzarios retirarse del escenario, dándole así un fin extravagante a la obra. Todas estas incorporaciones innecesarias, no agregan simbología, ni nuevas ideas que apoyen el discurso dramático ni ayudan al desarrollo cognoscitivo del espectador.
A pesar de todos los señalamientos realizados a esta nueva propuesta de Díaz, no estaríamos siendo justos ni objetivos, si no admitiéramos de igual forma que en el desarrollo de la puesta encontramos momentos muy bien resueltos, donde el vuelo imaginativo del director se apropia y aprovecha el texto, como por ejemplo en la escena en que Melibea le entrega a la vieja Celestina el cordón que ella lleva atado a la cintura para que le sea dado a Calisto en prueba de la aceptación de su pretendido cortejo.
Pasemos brevemente a narrar dicho instante.
En el momento en que Melibea hace su entrada por primera vez a escena -no viene desnuda sorprendentemente- entra vestida con una especie de miriñaque, un corselete y una blusa todo de color blanco, incluyendo alrededor de su cintura y cuello un grueso cordón en múltiples vueltas, que al entregárselo a la vieja alcahueta, dicho cordón va a irse desenrollando, esparciéndose en un amplio círculo sobre el piso, para después se tomado por el conjunto de actores, los cuales realizarán una especie de baile ritual con el mismo. El momento no deja de ser sugerente, expresivo y en armonía con la estética grandielocuente del director, permitiendo apoyar lo narrado en el texto original, mediante una hermosa imagen.
Antes de concluir no podemos dejar de destacar otro aspecto que a través del tiempo hemos podido analizar y que tiene que ver en esta ocasión con el público que asiste a disfrutar de las propuestas teatrales de Carlos Díaz.
De todos nosotros, los nacidos en Cuba, es conocido que la población de dicho país no tiene prácticamente posibilidades de diversión o distracción debido a las paupérrimas condiciones económicas y sociales en que malviven, producto del sistema político imperante en ese país, situación esta que hace que asistir al teatro sea la opción más económica y asequible a sus bolsillos, provocando esto un generoso público teatral, pero que en el caso de las producciones del habanero Teatro El Público se conviertan en asistencias masivas y exorbitantes, provocando la duración en cartelera de sus obras por largos meses y a teatro lleno. Pero qué es lo que en realidad provoca tal situación en el caso de la nombrada agrupación teatral? La respuesta no es otra en un primer momento, que el sentido de gran espectáculo que conforman habitualmente sus puestas en escena, pero además y la de mayor interés es la presencia siempre de abundantes desnudos y escenas de grueso erotismo, así como la utilización de un vocabulario que suele pasar de lo descarnado a lo soez y con el que gran parte de los espectadores se ve identificado, para finalmente encontrarnos con la introducción de ciertos subtextos en las obras en los cuales se hacen sutiles menciones sobre algunos contenido de críticas, casi imperceptibles, a las condiciones de la vida en el país.
Dicha masa de espectadores, que asiste fielmente a los espectáculos de esta agrupación teatral, no es en su mayoría asistente regular al resto de los teatros de aquella urbe y lo mismo ocurre aquí en Miami. Al ser anunciada en nuestra ciudad la presencia de una puesta en escena de Carlos Díaz, el teatro se abarrota de tal manera, como sucedió en esta ocasión, que hubo no solo que agregarle un día a la programación, sino alterar la habitual manera de presentar las obras de teatro dentro del Black Box del Miami Dade County Auditorium, para poder acomodar al público en la platea de la media sala de la instalación, espacio que tuvo lleno total durante los cuatro días de presentación de dicho espectáculo. Por supuesto la casi totalidad de ese público, incluyendo personas del gremio, brillan por su ausencia del resto de la variada propuesta teatral de nuestra ciudad, que abarca un teatro realizado tanto en español como en inglés.
A la anterior situación, después de meditar, la he podido denominar como el “Sindrome de Carlos Díaz”.
Algo que está a bien dejar en claro es que esta Celestina no tuvo la misma calurosa bienvenida otorgada por el público miamense, de parte de los espectadores que con asombro presenciaron el ‘destape’ de esta vieja remendona de virginidades en tierras hispanas, numerosos comentarios de colegas de aquellas orillas así nos lo dejaron saber.
De todas maneras, tener la oportunidad de recibir una propuesta teatral más en nuestros escenarios, por polémica que ella pueda llegar a ser, nos permite ampliar el diapasón del disfrute artístico, tener puntos de referencia y aumentar el bagaje cultural, lo que es de mucha urgencia en los tiempos que corren.
Bienvenida entonces esta sorprendente y destapada Celestina, que a pesar del tiempo sigue dando de qué hablar.
Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, Enero 29, 2024
Fotos cortesía de FUNDarte
¿Cómo saber si estás listo(a) para casarte? (por Cecilia Alegría, La Dra. Amor)
Nota del blog: Espacio semanal de Cecilia Alegría, La Dra. Amor, dedicado al amor de pareja.
La mayor parte de los novios se casa sin saber a lo que va. Le dedican mucha más atención a la boda que a la preparación para la vida que compartirán, llena de conflictos, crisis y problemas. Tienen falsas ideas sobre el matrimonio y, peor aún, recurren a la terrible pero muy común idea de "si nos va mal....nos divorciamos" como una salida ante el temor a lo desconocido....
En todas las ocasiones en que la gente me pregunta por qué defiendo tanto el matrimonio respondo que se trata de una institución sagrada creada por Dios. Por eso mismo. Y que si quienes desean casarse no están dispuestos a comprometerse en un pacto "hasta que la muerte los separe", mejor que no se casen. Esto sin duda disminuiría la alta tasa de divorcios.
La gente se pasa años y años desarrollando hábitos amorosos destructivos, hábitos de despilfarro o mal manejo financiero, hábitos de mala organización del tiempo, malos hábitos de excesiva ingesta de alcohol y drogas, malos hábitos sexuales, negativas formas de comunicarse, deficiente resolución de conflictos, escaso manejo de la ira, los celos, la ansiedad, el estrés, el rencor y la amargura....Y así y todo creen que si se casan les irá bien como por arte de magia?????....
Se casan porque suponen ingenuamente que el amor es el abracadabra de la felicidad sin esfuerzo. Craso error. Es muy fácil enamorarse. Continuar enamorado por largo tiempo es un reto. No es verdad que mantener una relación amorosa debiera ser algo muy simple y sencillo. Todo lo bueno en esta vida requiere de esfuerzo, dedicación y trabajo.
Nadie nos tiene que enseñar cómo enamorarnos. Es cuestión de química, de hormonas en ebullición. La naturaleza se encarga. Es en realidad muy fácil, Pero una vez que el matrimonio pasa la barrera del año (o antes). ambos habrán abierto los ojos a la realidad de los defectos del otro y cuán exasperante puede resultar convivir bajo el mismo techo con una persona tan diferente.
Para enamorarse bastan ojos. Para permanecer enamorados se necesita esfuerzo.
Su apariencia, su atractivo físico pudo deslumbrarte al principio pero no bastará para el éxito del matrimonio. Ni siquiera aquellos que experimentan con el sexo antes de casarse y lo tienen muy bueno, pueden garantizar que esa pasión baste para mantenerlos unidos.
Para enamorarse basta con la química. Para permanecer enamorado se requiere compromiso.
La atracción sexual causa un incremento en los niveles de dopamina -entre otras hormonas- lo que te da una sensación de "caminar en las nubes". La atracción actúa como una droga.
Pero algún día en un futuro no muy lejano, la ebullición hormonal disminuirá y entonces y solo entonces - si ustedes permanecen juntos A Pesar de Todo- podremos hablar de amor verdadero...Y en caso de que la excusa para ya no estar juntos sea que se les "acabó el amor"... permítanme que les diga que ustedes nunca conocieron lo que es amar en verdad.
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Para terapia individual o de pareja contacta a La Dra. Amor a través de su website www.ladoctoraamor.com
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Cecilia Alegría, La Dra. Amor (www.ladoctoraamor.com): Consejera de Parejas, Love and Life Coach, Conferencista Internacional, Periodista y Conductora de Radio y TV. Destaca en los Latinos en Miami dando consejos sobre cómo triunfar en el terreno amoroso y ayudando a miles de parejas a resolver sus problemas. Forma parte del grupo fundador de profesores del programa Universidad de la Familia.
Ha publicado doce libros entre los que se encuentran: Comunicación Afectiva=Comunicación Afectiva (Espasa Calpe, España, 2000). 120 preguntas y respuestas para ser mejores personas (Editorial Norma, Colombia, 2004), No hay amor más grande (Editorial Aragón, USA, 2012), Amando un Día a la Vez (Ediciones Varona, U.S.A. 2015), Al rescate de tu comunicación de pareja (Ediciones Varona, USA 2017), Sexo Sagrado y Lazos del Alma (Indie Publishingnbsp, 2018), Alessia (Book Master Corp. 2019), El Poder del Amor Grape: como restaurar tu matrimonio después de una infidelidad (2021). Amanecer con Dios (2021), Del Amor Tóxico al Amor Extraordinario (2022). El continuo aprendizaje de la felicidad (Editorial El Shaddai, 2023).
Monday, January 29, 2024
Nunca llegamos a la misma hora
Inexplicablemente, en el año 2020, durante la crisis producida por el virus... cerraron playas, espacios costeros y parques. En resumen, cerraron los lugares donde el aire es más puro.
En Miami encontré una esquinita con un malecón, al que (casi) siempre permitían acercarse, a veces no. Me llegaba un rato cada día, respiraba, caminaba, hacía fotos. Ella vio las imagenes, notó que, aunque en diferentes horas, era su mismo lugar de respirar, me lo hizo saber.
Décadas sin coincidir, sin comunicarnos. Vía teléfono conversamos, conversamos, creo le dije..., o quizás no.
La vida se fue (new)normalizando, regresaron las rutinas previas, atrás quedó el malecón de la esquinita. Las llamadas cesaron. Nunca llegamos a la misma hora. No compartimos la mirada. En mi recuerdo queda su cálida voz. (JEM)
Última canción del caminante (por Félix Luis Viera)
Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.
Del poemario Y me han dolido los cuchillos
Última canción del caminante
Haría falta llegar hasta ti
y me siguieras.
He visto los pececillos de luz ardiendo en tu
vientre
cuando la noche apenas alcanza para el fragor
de mi mano.
Dulce es tu boca, dulce
como un solo compás que llena por completo
el pentagrama.
En el camino perdí el sombrero,
se me cuarteó la piel, también me creció la
ponzoña y también
la perdí; qué recia brega.
En tus ojos vi que quedaba una curva en el
camino,
haría falta llegar hasta ti
y consumirla.
Alguna vez tuve suerte y se me fue en una
baraja marcada,
me quedé sin suerte y sin metal y con una
pizquita de alma
y una amargura tan parecida al resquemor, que
augura espanto.
Tu cuerpo es hermoso y perfecto porque tiene
el justo alcance de mi lengua,
tu cuerpo es como la bujía solitaria en una
pared solitaria
de cierto pueblito solitario,
tu cuerpo es también solitariamente una bujía
y se parece al agua que corre por las tejas.
Cuando pregunto por mí todo desaparece, no
hay mí
ni nadie que responda,
he perdido la Rosa de los Vientos, el sentido de
la quilla,
las aves de la costa.
Haría falta que las aves volaran y piaran
anunciando un costa que es la tuya.
Desde un balcón te miro pasar desnuda en una
carroza de girasoles
en la que vas sola y mis manos son el único
aplauso
y el mundo está solo y sigue solo.
Hay un silencio como de pájaro que está
naciendo
cuando abrevo en tu piel,
cuando en ella me lavo los ojos y las rajaduras
del cansancio
y sé que debajo hay una campana que es mía
y que no es,
que se va y se empequeñece tocando a rebato
en una breve
nube que está naciendo allá en lo alto
y que se va.
El jugo de tu entraña tiene un sabor agridulce,
un sabor
a despedida que llega, a bienvenida que parte.
He de lamerte y te lamo como a un sueño cierto
del que me alejo,
me alejan.
Tus senos son la alcancía donde ya no hay nada
que depositar,
o quizás algo: la moneda que se diluye entre los
dedos,
tus senos son la sincronía que el pincel no puede
componer
y también la dinamita que sólo mi boca rectifica.
El vaivén de tu figura es la hoja que el viento
mueve después
de hacerse humano y sabio y lascivo
y por eso las perforaciones que me quedan
luego del Encuentro.
Cuando te penetro sé que hay un cometa que
se va,
y un cometa que nace y que yo nunca veré.
La levadura que me depositas es de un pan que
se cocerá a destiempo.
Mas ya sin suerte, sin sombrero,
sin metal, sin costa ni quilla ni Rosa de los Vientos
haría falta llegar hasta ti
y me siguieras,
haría falta hacer del ahora todo el tiempo,
el minuto eterno que ni el tiempo podría detener.
Mayo 1990
Ultima canzone del viandante
Avrei bisogno di arrivare da te
e che tu mi seguissi.
Ho visto i pesciolini bruciare di luce nel tuo
ventre
quando la notte basta appena per il fragore
della mia mano.
Dolce è la tua bocca, dolce
come un solo ritmo che riempie totalmente
il pentagramma.
Lungo il cammino persi il cappello,
mi si screpolò la pelle, produssi persino del
veleno ma poi
lo persi; che dura fatica.
Nei tuoi occhi vidi che restava una curva nel
cammino,
avrei bisogno di arrivare da te
e consumarla.
Qualche volta ebbi fortuna e la persi in un
mazzo di carte segnato,
restai senza fortuna, senza denaro, con un
pizzico d’anima
e un’amarezza così vicina all’angoscia, da
provocare spavento.
Il tuo corpo è bello e perfetto perché
è proprio alla portata della mia lingua,
il tuo corpo è come la candela solitaria in una
parete solitaria
di un certo paesino solitario,
il tuo corpo è anche solitariamente una candela
e ricorda l’acqua che scorre sulle tegole.
Quando chiedo di me tutto scompare, non
ci sono io
né altri che risponda,
ho perso la Rosa dei Venti, il senso
della chiglia,
gli uccelli della costa.
Avrei bisogno che gli uccelli volassero e cantassero
per annunciare una costa che è la tua.
Da un balcone ti guardo passare nuda in una
carrozza di girasoli
nella quale vai da sola e le mie mani sono l’unico
applauso
e il mondo sta solo e prosegue solo.
C’è un silenzio come se un uccello stesse
per nascere
quando mi abbevero nella tua pelle,
quando in lei mi lavo gli occhi e le screpolature
della fatica
e so che sotto c’è una campana che è mia
e che non è,
che fugge via e rimpiccolisce dando l’allarme
in una piccola
nube che sta nascendo là in alto
e che fugge via.
Il succo delle tue viscere ha un sapore agrodolce,
un sapore
di congedo che arriva, di benvenuto che parte.
Devo baciarti e ti bacio come un sogno certo
dal quale mi allontano,
mi allontanano.
I tuoi seni sono il salvadanaio dove non c’è più niente
da depositare,
o forse qualcosa: la moneta che si scioglie tra le
dita,
i tuoi seni sono la sincronia che il pennello non può
comporre
e anche la dinamite che soltanto la mia bocca disinnesca.
L’andatura della tua figura è la foglia che il vento
muove dopo
essersi fatto umano, saggio e lascivo
ed è questo il motivo delle perforazioni che mi restano
dopo l’Incontro.
Quando ti penetro so che una cometa
fugge via,
e una cometa nasce ma io non la vedrò mai.
Il lievito che mi affidi è di un pane che
si cuocerà fuori del tempo.
Ma ormai senza fortuna, senza cappello,
senza denaro, senza costa né chiglia né Rosa dei Venti
avrei bisogno di arrivare da te
e che tu mi seguissi,
avrei bisogno di trasformare questo istante in tutto il tempo,
il minuto eterno che neppure il tempo potrebbe trattenere.
Maggio 1990
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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 19 de agosto de 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.
En su país natal le fue otorgado el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Premio de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que, en 1983, le fuera concedida a su libro de cuentos En el nombre del hijo.
En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio.
Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.
Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.
En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que, como otros de sus libros, ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.
Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son.
Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.
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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.
Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.
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