Tuesday, November 1, 2022

La voz de Caín. Napoleón Arango (por José Carlos Guevara)


La historiografía principeña, y cubana en general, tiene una cuenta pendiente. Aún se necesitan investigaciones del lupus in fabula. Para comprender el valor de un antihéroe no es suficiente su oposición al personaje protagónico: típico caso de la reunión en el paradero de Las Minas. Se conoce, a lo sumo, por el eco de las glorias la actitud de Ignacio Agramonte. Hoy los lectores tendrán la ocasión de escuchar la palabra del otro a través de una parte de su “Manifiesto”, traducido del inglés. Pero antes demos una golosina bibliográfica.

Carlos Manuel Trelles en el Tomo V de su Bibliografía Cubana del siglo XIX declara que, en algún momento aún por especificarse del año 1870, Napoleón Arango publicó un “Manifiesto” en El Fanal. Más tarde el bibliotecario confirma la existencia de un documento en inglés titulado “The cuban rebellion: its history, government, resources, objetcs, hopes and prospects. Address of General N. Arango to his countrymen in arms.”(1) ¿Acaso una versión del antes mencionado pero esta vez en la lengua de Benedict Arnold?

Naturalmente se quiso priorizar para usted lector la versión en lengua española, y este deseo creció cuando se tuvo noticia de una reproducción de ella en el Diario de la Marina correspondiente al sábado 2 de abril de 1870 (2). Ha sido imposible encontrarla por estos signos en la publicación periódica habanera, mucho menos en un número inespecífico de la prensa camagüeyana del siglo decimonónico, difícil de por sí para una consulta. Esas razones llevan a una inevitable traducción y con ello a recrear una versión nueva de la voz de Caín(3). Sin más preámbulo:

La sublevación cubana: su historia, gobierno, recursos, propósito, esperanzas y perspectivas.

Dirigido por el General Napoleón Arango a sus compatriotas en armas.

Cubanos:

Cuando Carlos Manuel de Céspedes pensó dar el grito de independencia y esperó ser secundado por el resto de las ciudades de la Isla, recibió como respuesta de las jurisdicciones de Holguín y Puerto Príncipe que ellas no lo apoyarían; las Cinco Villas y otras ciudades mantuvieron una actitud expectante. A pesar de lo antes dicho, Céspedes dijo que no tenía necesidad del resto y que él se pronunciaría el 14 de octubre como hizo después, de hecho, pero algo adelantado a la fecha. Teniendo tantas razones, como tengo, para conocer el país, y de la misma manera el carácter y las tendencias de sus habitantes; lo que España haría e hizo para estar atenta al pueblo en la Isla; a sabiendas de la política de los Estados Unidos; de los efectos y consecuencias que siguen a una revolución, especialmente cuando ella resulta de una explosión inconveniente; y convencido, además, de que debido a la naturaleza heterogénea de nuestra población y la poca ilustración de las masas, no otra cosa que exterminio podría esperarse para Cuba tomo parte en la réplica principeña a Céspedes, declarando que desde que él se decidió a llevar a cabo su terrible idea no debió de haber sido secundado por nosotros; y le hacemos responsable ante la posteridad por los males que se deriven para Cuba de su actitud.

Céspedes y sus inexpertos compañeros creyeron proclamar la independencia en Yara, sin suministro alguno de armas ni municiones de guerra, sin provisiones, ropa y otras varias cosas que no me detengo en enumerar, con las cuales apoyar su movimiento. Ignorantes de lo que es una revolución, comen deliberadamente como pollos que de manera descuidada juegan con una bestia salvaje en completa ignorancia de lo que ella es. El primer momento de entusiasmo, por parte del pueblo y la sorpresa, por parte del gobierno, les dio la victoria en Bayamo. Con esto pensaron que la independencia de Cuba ya estaba a resguardo y ese fue un error fatal, una triste ilusión que les hizo perder su sentido común y le dio rinda suelta a sus pasiones. Ese fue un error fatal de aquellos hombres que no tuvieron suficiente fuerza de voluntad para ser capaces de detenerse ¡Cuán funesto es no tener frenos!

(….)
Fragmento de una obra fechada el 28 marzo de 1870

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1. Carlos Manuel Trelles, Bibliografía Cubana siglo XIX. Tomo V, Matanzas, 1913, pág. 34

2. Roberto Méndez, Amalia Simoni: una vida oculta, 2009, Ciencias Sociales, pág. 111 Aquí se da el dato de la aparición del Manifiesto en el Diario de la Marina. En nuestra búsqueda en el ejemplar de la fecha referida al alcance no encontramos nada: https://original-ufdc.uflib.ufl.edu/UF00001565/12919?search=diario+%3dmarina

3. The cuban rebellion: its history, government, resources, objetcs, hopes and prospects. Address of General N. Arango to his countrymen in arms. Este folleto de dos páginas y puede consultarse y traducirse tal vez por alguien con mayores conocimientos de la lengua inglesa en el sitio que se ofrece a continuación para consulta de los lectores: https://archive.org/details/agd8713.0001.001.umich.edu?q=%22Napole%C3%B3n+Arango%22

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