Tuesday, October 22, 2019

II Open Arts Fest. Una noche, dos monólogos (por Wilfredo A. Ramos Vázquez)


Dentro de las presentaciones programas en esta segunda edición del Open Arts Fest que organiza Artefactus Teatro, correspondió a los días 11, 12 y 13, subir a escena a dos monólogos, el primero “Naufragios”, un texto de Jorge Carrigan, bajo la dirección de Juan Roca director de la Compañía Havanafama e interpretado por David Ponce, mientras que el segundo sería “El Crimen”, de la dramaturga francesa Marguerite Yourcenar, con dirección de Eddy Díaz Souza, que tuvo en Miriam Bermudez la responsabilidad de defenderlo.

La continua presentación de espectáculos en escena interpretados por un solo actor se ha vuelto una realidad muy común en nuestros días, quizás demasiada y no siempre para bien, pero los tiempos que corren de escasos apoyos económicos, de complicación al momento de poder reunir un elenco múltiple y la viabilidad de poder moverse a través de un país o de viajar a otros, ha convertido a esta opción teatral como una de las más socorridas tanto para directores como para intérpretes. Algunos años atrás a este género muchos actores le profesaban un gran respeto que casi se convertía en temor, debido a la enorme responsabilidad que significa el pararse en solitario sobre un escenario y enfrentarse de dicha manera a un público que tiene todas sus atención fijada en su sola presencia en las tablas. Actores de probada trayectoria nunca enfrentaron este reto y nunca aceptaron proposición alguna al respecto... pero como ya hemos dicho, los tiempos cambian y la manera de ver las cosas también, si a eso sumamos los problemas actuales que enfrenta el hacer teatro y que ya mencionamos, tenemos el marco apropiado para tal situación. Es por ello que en nuestros tiempos abundan los espectáculos unipersonales y los monólogos, que no son la misma cosa aunque a simple vista así lo parezcan, en el primero un actor en solitario asume el trabajo de llevar a escena a varios personajes que se relacionan con el conflicto dramático representado, mientras que en el segundo ese actor dará vida a un solo personaje que contará la historia que se verá en escena.

David Ponce, "Naufragios"
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Como dijimos antes, “Naufragios” es un texto del dramaturgo cubano Jorge Carrigan, autor bien conocido en el medio teatral de la ciudad, quien viene escribiendo para teatro desde su país natal, más tarde durante su estancia en Canadá y en los últimos años no ha dejado de ser un autor frecuente en diversos escenarios miamenses. El texto, como su nombre indica nos trae la figura de un ser humano que se encuentra, al parecer, en el centro del océano después de haber naufragado su embarcación, digo al parecer, porque a medida que va transcurriendo el tiempo, este tipo de naufragio, trata de convertirse en otra manera de naufragar. El autor quiere enfrentarnos al concepto de “naufragio” desde el punto de vista de la pérdida, del fracaso en nuestra vida cotidiana, el náufrago en el mar es el mismo que naufraga en el devenir diario de su existencia. El símil es válido y tiene una real interconexión, pero que lamentablemente el texto no consigue llevarlo a un acertado destino, naufragando el mismo en el intento.

David Ponce, "Naufragios"
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Con respecto a la puesta en escena, esta basa su escenografía en páginas de periódicos sobre el piso formando un cuadrado para recordarnos que el náufrago se encuentra sobre una balsa, que a su vez tiene diseminados varios barquitos de papel utilizando la legendaria técnica del Origami. En el centro de todo esto un cajón cuadrado de madera utilizado como plataforma para el actor y de donde asombrosamente saca otro periódico en un momento de la obra. No entendimos qué significado tenían dichos periódicos en relación con el texto ni con la acción dramática. El uso de una máquina de humo en dos momentos de la puesta solo aporta instantes apropiados visualmente pero no añaden nada al lenguaje dramático. El actor aparece en escena con un vestuario que lamentablemente nos lleva a recordar el filme Piratas del Caribe, demasiado recargado y teatralmente falso.

David Ponce, "Naufragios"
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En cuanto al actor, tenemos que apuntar, que Ponce trabaja todo el tiempo externamente, no tiene un momento de interiorización, no actúa, grita todo el tiempo llegando a ser molesto tal nivel de voz. continuadamente. El actor no está consciente o desconoce la necesidad de usar los diferentes diafragmas que le permitirán modular la voz para así expresar los sentimientos y estados de ánimos necesarios por los que transcurre el personaje y le otorgaría naturalidad y credibilidad a su decir. Su manera de moverse en el escenario está necesitada de fluidez, de justificación, de estudio, de asimilación de cada movimiento. Si con la voz grita todo el tiempo, con sus gestos grandielocuentes golpea al espectador.

A rasgos generales, la presentación de “Naufragios” podemos considerarla como un trabajo no logrado, con demasiadas costuras necesitadas de recomponer y enfrentar una nueva lectura, un trabajo que desluce cualquier escenario y mucho más un evento de este tipo.

Miriam Bermudez, "El Crimen"
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Para la segunda parte de la noche se presentó el conocido texto de la escritora francesa, Marguerite Yourcenar, “Clitemnestra o el crimen”, el cual Eddy Díaz Souza ha convertido en texto dramático dandole por título “El Crimen”, corriendo el riesgo de llevar a escena un texto no teatral, con un lenguaje literario muy fuerte y una gran carga descriptiva-narrativa que dificulta el traspaso a la acción. Estamos en presencia con este texto de un preciso trabajo de introspección sicológica, del llamado “flujo de conciencia’ del que hablara ese otro grande de la literatura francesa y universal: Marcel Proust. No obstante estas reales dificultades, lo visto en escena complació por completo y logró su cometido, convirtiéndose en un poderoso texto teatral.

El director repartió por el escenario varios objetos que serían utilizados por la actriz durante el transcurso de la obra, destacándose un gran baul del cual se extraerán diversos objetos, así como una gran tela roja que a modo de cortina cuelga del fondo del espacio. Otros objetos completarán la utilería a utilizar, la cual se me hace un tanto reiterativa con el uso del manejo de varias telas (en total tres) a utilizar durante el transcurso de la obra. También se me hace innecesario y recargado el que la actriz se coloque un segundo y bien llamativo collar sobre el que anterior se había puesto, solo unos minutos antes del fin de la obra. Un atril con un micrófono crean un raro ambiente dentro de la propuesta, pero que serán utilizado de manera que la acción sea cortada y traspasada en el tiempo.


Miriam Bermudez, "El Crimen"
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Sobre el trabajo de Miriam Bermúdez, esta vez en el rol de actriz, recordemos que ella es además directora, tenemos que decir que se enfrenta a este difícil texto con una total entrega al personaje, mostrando un magnífico desenvolvimiento escénico, dominando sus movimientos y acciones, dándoles el dinamismo necesario para la concepción de tan fuerte personaje dramático. Si debemos notar que la necesidad impuesta por el director en trabajar con las excesivas telas que antes mencionamos, colocan a la actriz en la difícil situación de tratar de hacerlo con la mayor organicidad y fluidez posible, algo que no siempre se logró. Miriam es una actriz de voz grave, redonda, que proyecta y frasea correctamente, su voz es cálida y sabe trabajar los matices e inflexiones para hacer creible lo que dice, pero en esta puesta, por momentos, al tratar de interiorizar algunos momentos, de darle cierto tono íntimo, la voz se iba demasiado hacia adentro, haciéndose casi ininteligibles sus palabras. Su desempeño en esta difícil Clitemnestra de Yourcenar sale airoso, con momentos verdaderamente intensos dramáticamente, creíbles y bien elaborados.


Miriam Bermudez, "El Crimen"
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La puesta de Souza, como ya es costumbre se mueve entre lo funcional y el buen gusto, con instantes que atrapan por su fuerza visual, dándole un acertado uso a cada elemento dispuesto sobre la escena (lo de las telas es un nota menor, tal vez una majadería nuestra por haber estado algo saturados de ver usadas tantas telas en las tablas a través de nuestra vida). La música crea el ambiente perfecto, rompiendo por momentos la acción y llevándonos hacia un concepto otro de puesta en escena, momentos en que esa acción se nos hace actual, provocativa, lo que nos parece muy interesante como elemento contestatario ante la línea argumental del texto. El diseño de luces crea precisos ambientes que ayudan a reforzar el carácter de intensidad dramática de la acción. Provocar a la actriz a trabajar con agua para crear un estado catártico de gran proyección nos permite apreciar unos de los instantes visuales más hermosos de la puesta, que la actriz logra con precisión y organicidad. El disfrute de este monólogo permite el cerrar la noche complacido y sentir que el viaje hacia “el fin del mundo” fue una acertada decisión.


Wilfredo A. Ramos. Crítico de Teatro y Danza.
Fotos: Arturo Arocha. 

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