Thursday, December 15, 2016

Los valores de la familia (por Christina Balinotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada a la familia por la Dra. Christina Balinotti (https://www.facebook.com/christina.balinotti), quien ha aceptado la invitación a compartir cada jueves, un tema relacionado con su proyecto Universidad de la Familia. Este programa académico comenzará a funcionar en Miami en febrero de 2017, con un programa extenso de 45 semanas, en la Humboldt International University.

Los libros de la Dra. Christina Balinotti se pueden adquirir en Amazon en este enlace.



Los expertos en el desarrollo de las naciones aseguran que para que un país mantenga la vigencia de sus instituciones democráticas y la salud de su economía en aras de un futuro desarrollo, deben existir en la base de la sociedad, valores y principios de naturaleza moral y ética. Sin duda alguna, coincidimos en que dichos valores solo pueden aprenderse en el seno de la familia. La cuestión es cómo enseñar a nuestros hijos, desde pequeños y de manera simple, estas coordenadas de la existencia que sostienen toda sociedad equilibrada. En principio, deberemos conocer las diferencias etimológicas y conceptuales que encierran dichos conceptos. Me refiero a las diferencias planteadas entre valores, principios, moral y ética. Qué es un valor y qué significa un principio. Como tal, el valor es una determinada cualidad humana que elegimos con el fin de liderar nuestra vida. El principio, es la conducta consecuente al valor elegido. Por ejemplo, si mi valor fundamental es la honestidad, no mentir, no corromper ni robar serán mis conductas consecuentes. Por la misma moneda, puedo preferir orientarme por un disvalor. En otras palabras, la cualidad opuesta a la que define el valor. Dicha preferencia dependerá de las enseñanzas recibidas en mi infancia, de mi manera de encarar la realidad. Inclusive dependerá de mi salud psicológica y emocional.

El economista y filósofo escocés Adams Smith en su libro Teoría de los sentimientos morales, afirma que aquello que importa no son los principios sino los sentimientos. Esta aseveración, a primera vista, audaz e incomprensible arroja claridad apenas iniciamos su análisis. ¿Cuáles son los sentimientos que gobiernan tu vida? Amor, gratitud, compasión o por el contrario, te guía el odio, el rencor, la envidia o el resentimiento. Tengamos cuidado ya que uno de dichos sentimientos nos llevará, de manera indefectible, a la elección de valores positivos o negativos.

Edúcalo y edúcate en el significado de la moral y la ética. Dos palabras empleadas como sinónimos pero que guardan entre sí significados diversos. De acuerdo con su etimología, el vocablo moral del latín mos, costumbre, constituye el conjunto de reglas aceptadas y compartidas que nos permiten la cohabitación pacífica en una sociedad. Aquello que no podemos trasgredir sin consecuencias desastrosas para todos. Por su parte, el término griego ethos, que en su origen significó, el hábitat de los animales, se amplió, luego y, alude hoy, a la morada interior del hombre. El ámbito de la conciencia personal. Esa voz implacable que juzga nuestras conductas y pensamientos. Que nos señala lo correcto e incorrecto de nuestras acciones diarias. Vale decir que si un disvalor rige mi vida, por ejemplo, la deshonestidad, estaré contribuyendo a la destrucción de mi familia y, por extensión, de la sociedad. Seré inmoral. No observaré las reglas por todos acordadas. El contrato social al que debemos adscribir para no destruirnos como especie. En este caso, la voz de mi conciencia nada me reprochará por ausencia de valoración ética. Hoy asistimos a la desintegración de estos valores que son un faro y un norte. Un camino para nuestra trémula condición humana.

Zygmunt Bauman en su libro Modernidad Líquida, asevera que vivimos un tiempo de relaciones líquidas en la cual las personas se acomodan a las circunstancias que les convienen como el agua se amolda al recipiente que la contiene. Sin valores. Desprovistos de ética y por fuera de la moral.

Si asumimos que la enseñanza familiar de valores constituye la educación primera y necesaria, dejaremos de creer, vanamente, que es la escuela aquella que debe educar a nuestros hijos. Y aquí viene otra diferencia importante entre educación e instrucción que vale la pena discernir. La formación escolar instruye al niño, le entrega herramientas para su formación. La educación para la convivencia se aprende en la familia. Integración de dos instituciones imprescindibles y complementarias. Escuela y Familia. Pilares. Columnas que sostienen el orden societario. Prestemos atención y reflexionemos.

¿Cómo enseñar en la familia, entonces, valores y principios éticos y morales? En uno de mis libros, el manual de educación parental, De Madres a Hijas, el ABC de la Familia, señalo los 4 valores fundamentales, que a mi juicio, constituyen la base para la enseñanza del resto de los valores conocidos. Libertad, responsabilidad, justicia y verdad. El primero nos enseña la libertad para decidir nuestro destino personal, sin perjudicar el destino de mi prójimo. Descubrimos de esta manera el valor de la responsabilidad. Hacernos cargos de compromisos contraídos en el ejercicio de nuestra libertad. Con lo cual establecemos justicia para todos otorgando a cada cual y en su justa medida, aquello que le corresponde. Quedamos de esta manera, frente al valor de la verdad. Aristóteles decía que la verdad es la única cosa democrática que existe ya que cada persona cree poseer una parte de ella. Entonces, si aplicas tu libertad con responsabilidad y justicia en la esfera familiar, tus hijos llegarán a comprender que si bien, la verdad no es una sola, puede muy bien aproximarse a una verdad en conjunto, y con mayúsculas, útil a la convivencia. 

¿De qué manera trasladar a la práctica cotidiana y con ejemplos sencillos estas verdades? A través del diálogo constante y el ejemplo. Perderás autoridad frente a tus hijos si les hablas de libertad mientras les impides desarrollar su vocación contraria a tus deseos.

Cumple con tu palabra. Si le prometes jugar a la pelota, no lo defraudes. Le enseñaras de esta forma, a ser irresponsable. Trata de no mentir si pretendas que no mienta. Sé justo para que ame la justicia. No reemplaces tu vínculo parental con dinero. Que te aprecie por tu generosidad afectiva y no por tu tarjeta de crédito.

En un mundo donde se conoce el precio de todo y el valor de nada, como indica Oscar Wilde, y el dinero se ha convertido en el valor de la época, debes propiciar en tus hijos, con ahínco y dedicación, el aprendizaje de valores, principios éticos y morales. Un marco de contención adecuado que le servirá a lo largo de su vida. 

Ortega y Gasset acertó en decir que hasta la más hermosa de las pinturas necesita de un marco para lucirse. Reglas, horizontes y fronteras. Marcos. Límites y alas. Alas para crear, Límites para respetar. De eso se tratan los valores de la familia, el mejor regalo para tus hijos, la sociedad y el mundo.


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Christina A. Balinotti: Escritora, Personalidad de Televisión y Radio. Experta en temas de Cultura y Psicología. Mujer de la Semana 2015 CNN Español. Pionera del Movimiento y Organización Femenidad Holística.
 

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