Friday, July 10, 2009

El Velo de Cristal fue presentado en Hialeah

En la noche del jueves 9 de julio, en la la Biblioteca Pública Walker en Hialeah, se presentó el libro Velo de Cristal, de Manuel Vázquez Portal. El poemario fue editado por la Casa Editorial Nueva Prensa Cubana. El libro cuenta con una versión en inglés Cristal Veil, preparada por la poeta y traductora Rachel Simhon. Le agradezco a Alvaro Alba, que haya enviado para compartir con los lectores de este blog, el texto que escribió para la presentación del libro.
Gaspar, El Lugareño
(click en las imágenes)
Manuel Vázquez Portal ---------------------------------------------------------
El Alcalde de Hialeah, Julio Robaina y Manuel Vázquez Portal --------------------------------------------------------------------
Nancy Pérez Crespo ---------------------------------------------------
Rachel Simhon ----------------------------------------------------------
Alvaro Alba ----------------------- El Canal 41 entrevistando a Rachel Simhon -----------------------------------------------------------
Ramón Saúl Sánchez, Manuel Vázquez Portal y Heriberto Hernández -------------------------------------------------------------------------
Manuel Vázquez Portal y Heriberto Hernández --------------------------------------------------------- Gaspar, El Lugareño; Janisset Rivero, Alvaro Alba -------------------------------------------------------
Bernardo Marqués Ravelo, Manuel Vázquez Portal y Gaspar, El Lugareño ------------------------------------------------------------------------------------ Texto leído en la presentación del poemario Velo de Cristal, de Manuel Vázquez Portal
por Alvaro Alba
Tarea difícil la de presentar un poemario que viene marcado por una historia de dolor, por la tristeza, por jornadas de encierro. Esa es la historia de nuestra literatura moderna. Nada de realismo socialista, ni obreros y campesinas triunfadores, ni planes quinquenales cumplidos. Está el testimonio, en prosa y poesía, de una nación que busca su historia e intenta escribir su realidad. Cuando la historia es usurpada, queda a la literatura la misión de dejar para otras generaciones, lo que se omitió, lo que se deformó o lo que se prohibió contar. La poesía romántica e inspiradora siempre alentó al ser humano, pero hay otra poesía, que deja huella de dolor. Hoy estamos presentando un poemario de Manuel Vázquez Portal, quien trajo al exilio su caudal de poeta, su pluma periodística y su amistad que transciende Morón, con su décima de campiña cubana y la fortaleza en la palabra que dan con el tiempo, las calles habaneras. Fue a la cárcel por sus escritos, por tener en blanco y negro la verdad, y se confiesa cuando afirma que no tenía problemas con el gobierno, sino el gobierno era y es quien tiene problema con la verdad. Y se dedicó por años el periodista a exponer la realidad de su pueblo, los avatares de cada día, la perenne desolación. Fueron entonces dieciocho años de cárcel la condena por escribir y pensar sin miedo. No existió el miedo en Manuel a la hora de escribir, y así lo anuncia desde un inicio en este poemario, citando a Francisco de Quevedo – No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca, ya la frente, silencio anuncies o amenaces miedo. Aunque sí el dolor ante el sufrimiento de su familia, las vivencias sufridas y la realidad humillante. De ahí la interrogante, preocupado el padre por los alimentos del hijo, o la esposa que cena en solitario. Ese dolor de familia duele más que el físico, esa separación, en ocasiones cortas, en distancias largas, o largas en distancias cortas, es una muestra física y moral del sufrimiento nacional. Ese almuerzo, desayuno, cena o merienda separados es la muestra palpable de la separación familiar, de sus hijos, de su esposa. Y mujer que glorifica y enaltece, compartiendo el tiempo de reglamento y no se lanza al amor carnal, nada de revolcarse como bestias, pues prefiere el alma llena de esperanzas y busca el futuro en la palabra, prometiendo amar cuando mueran los relojes. A su hijo le explica que el amor es dulce y espinoso. Al igual que en anteriores poemas hay sincera confesión, cuestionamiento y exorcismo de un pasado, que de joven le parecía ideal, sin percatarse que las sombras crecían a su alrededor y aunque afirma Manuel – no me eximan de andrajos, yo también soy culpable, vale recordar las palabras de un ilustre cubano, Guillermo de Zéndegui – Todos somos culpables. Una isla donde cada cubano está hecho con azares incompletos, brújulas erráticas, auroras y discursos incompletos. Hay instantes de desesperanza, donde se siente el autor caminando sobre una cuerda floja y la única solución está en un salto mortal hacia la boca del infierno, hacia lo desconocido. Bien Eneas en rumbo al Averno u Odiseo al Hades, Menipo a los predios de Pluton o el Quijote en la cueva de Montesinos. Ahí estaba un poeta ante y dentro del infierno. Muchos poemas están marcados por los mitos escatológicos, anuncian el fin del mundo, donde la hora es la de los fantasmas. Donde hay trenes muertos y farolas sin luces, pues se murió la luz y queda solamente una ciudad podrida. Es la isla un precipicio donde erigen su gobierno las tinieblas de un tiempo cancelado. Un país donde las brújulas están erráticas, donde no encuentra el poeta ya placidez en los lagos, aroma en el naranjal, y se vive en un cataclismo. Donde la unidad es la cartilla de racionamiento, mal llamada libreta de abastecimiento, que el autor llama desmadre. Pero que en ocasiones, es la cárcel la única morada para resucitar de nuevo, aunque lo sepulten en vida, y el poeta está presto entonces a contar otra leyenda. Personalmente Vázquez Portal sufre internamente ese fin, y despierta sudoroso, maldiciendo sus leyendas, sus fronteras, y no desea más Iluminados. Ve la tragedia como una obra de teatro donde el telón se cae al comenzar la escena, y nada puede aportar a ella. Se siente sin fuerzas, con gafas oscuras, con cristal ahumado. Un poema El guerrero – así, con minúscula, nada de grandes letras para amplificar al personaje, el poeta hace un homenaje a los grandes de la poesía hispana, de su Siglo de Oro, con un soneto. Sus dos cuartetos, sus dos tercetos, y para culminar un estrambote. Y como dijera Lope de Vega – contad si son catorce y está hecho. La traducción al idioma inglés no me gustaría que fuera cercana al soneto spenseriano (Edmund Spenser), pues éste pierde toda rima. Aquí hay un guerrero antihéroe, lleno de tristeza, pues triste es de nombre, apellido, en los bordes y las esquinas; viendo despedazarse su vida, su casa, lanzando piedras de forma monótona, jugando una vida mediocre, inútil y pobre. Pobre guerrero, que no se salva, ni con un bien manejado soneto. Ya nos ha entregado en estos años de libertad poemas con Celda número cero y sus artículos en Escrito sin permiso. Ambos son testimonios de nuestra historia reciente. Va jugando Manuel Vázquez Portal con ironía a la hora de dedicar determinados poemas, a determinadas personas. Muchos viven en la isla, otros son exiliados. Unos vivos, otros muertos. Algunos son amigos de las letras, otros hermanos de lucha, compañeros de infortunio; coterráneos camagüeyanos, salvadores del CPJ, como Sauro González Rodríguez, pero otros son inquisidores, milicianos y ministros. Manuel Vázquez Portal conoce bien el periodismo cubano, a sus personajes y clama con discernimiento – Hipócritas heraldos sonrosados derriten sus trompetas anunciando que el sol saldrá por el Oeste… los pillos aprendieron las zalamas del viva y el aplauso. Me permito citar en este caso a un profesor estadounidense, Maurice Halperin, que vivió en Cuba en la década de los sesenta y publicó varios libros sobre el tema cubano, una vez que abandonó la isla. Y en específico, uno de ellos Domando a Fidel Castro, editado en 1981, asegura que irónicamente había alcanzado la isla un alto nivel de alfabetización, mientras que el pueblo cubano estaba entre los menos informados y entre los más desinformados del mundo civilizado. Este es un poemario de lectura lenta, pues desgarra. Si antes se hacía preguntas el poeta, ahora da respuestas. Tiene sus conclusiones, no hay interrogantes. Solamente difiero cuando dice que soñó y tuvo esperanzas, que ahora están quebradas y ya no tiene esperanzas. Prefiero leer entonces el Boleto hacia el olvido, donde presagia el fin del tiempo glacial. También nos lleva, como hizo con Celda número uno, a dar un recorrido por ese espacio pequeño de confinamiento, un poco más amplio que lo considera país con fronteras de alambre. A la celda le llama sarcófago y donde por igual disfruta de unas nalgas al aire que ve en sueños, que hace un poema en el retrete turco, o lee la Biblia Y a pesar del encierro, hay esperanza y Vázquez Portal es el ejemplo vivo de la esperanza en el prójimo, en la solidaridad. Supo que aunque le robaron veinte años de vida a Malika Ufkir, tradujo los horrores de las cárceles en el desierto marroquí y es abanderada de los derechos de los presos de conciencia. Josef Skvorecky, supo desde Canadá exponer la experiencia de un exiliado, los horrores del totalitarismo y las delicias del jazz; sin dejar en todo momento de ayudar a los escritores y poetas disidentes de la entonces Checoslovaquia. Andrei Dimitrievich Sajarov, mientras miró y pensó lo hizo por llevar la democracia a su país, convirtiéndose, sin proponérselo, en la conciencia de Rusia. Manuel fue entonces un periodista protegido por un comité que tuvo siempre la esperanza de que saliera éste de tras las rejas, llevando a que su caso se conociera no sólo en Toronto y París. El CPJ – Comité para la protección de los periodistas, hizo una fuerte campaña internacional por su liberación. Miles de firmas se recaudaron por todo el mundo, y se enviaban a las embajadas cubanas en el extranjero. En la página de Internet del CPJ a diario se recordaba la detención e injusta condena al informador y fue entonces liberado el 23 de junio del 2004. Es Manuel un poeta a la vieja usanza medieval, un juglar de la palabra que compone una décima guajira o un verso erótico disfrazado de ave silvestre. A través de Lomaciega va el poeta retratando su infancia, su adolescencia, su familia, su terruño, Busca en la huella mambisa de los sartanejos su propia historia, y cabalgar con aquellos jinetes, y juro que prefiere por compañía en la manigua a Ignacio Agramonte que a Antonio Maceo. Manuel busca en esos poemas la dicha y la redención, busca el infinito, pues donde empieza acaba y donde acaba empieza. Aunque tenemos una historia que va de presente a pasado, ya del hombre libre, que dejó atrás la cárcel, con un nuevo comienzo. El poeta intentó rescatar su voz de los escombros, y lo logró, pues esos versos son su sangre. Fotos/Gaspar, El Lugareño-La Primera Palabra

4 comments:

William Navarrete said...

Abrazos a todos. Me alegro mucho por el buen poeta y amigo Manolo. Thanks por este reportaje y permitirme estar donde, de haber estado en Miami, no me lo perderia. Manolo es un poetazo, de esos de tierra adentro con cauce bien profundo.

Ernesto G. said...

Lastima que no pude asistir. Muy buenas las fotos. Un abrazo.

roberto ramirez said...

gran hombre , guajiro humilde y sincero , patriota y sobre todas las cosas , hombre de fe .

Joaquin Estrada-Montalvan said...

Muchas gracias a Uds. por sus comentarios y mantener la comunicacion a traves del blog

saludos

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