Friday, November 20, 2020

El P. Varela, pionero del periodismo católico en los Estados Unidos (por Teresa Fernández Soneira)

Dibujo a plumilla del P. Félix Varela
 del artista cubano Gervasio Esturo,
 de la colección de la autora.
Prohibida la reproducción. © 
Todos los derechos reservados.
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El P. Varela, pionero del periodismo católico en los Estados Unidos(1)



por Teresa Fernández Soneira


Cuando el Padre Félix Varela(2) llega exiliado a Nueva York en 1823 arriba por los muelles Atlantic Docks. Una fuerza laboral reforzada por inmigrantes europeos descarga el café que viene de Brasil; las pieles de la Argentina, el azúcar de Cuba y el guano del Perú. Al igual que hoy, los inmigrantes y exiliados dan apoyo con la mano de obra y agilizan el proceso de la industria americana. Las familias cubanas que exportan azúcar a Nueva York en esa época envían con frecuencia a sus hijos a esa ciudad para que aprendan el idioma, la destreza en los negocios, y las costumbres del país. España aún gobierna en Cuba, pero los cubanos adinerados empiezan a considerar a los Estados Unidos como un lugar importante. Nueva York ya es entonces una ciudad en constante ajetreo, llena de bullicio y vida que acoge a pobres y a ricos.

Varela es un hombre maduro, de sólidos conocimientos y vasta cultura, y con un temperamento de luchador que derriba obstáculos como es todo aquel que empuña la pluma. Durante la travesía que ha hecho desde España hasta los Estados Unidos, ha estado meditando y se da cuenta que no habrá ya más cátedra en el Seminario de San Carlos de La Habana por lo que ya no tendrá más alumnos. Se pregunta entonces si no es quizás el periodismo una cátedra con un amplio auditorio. Sin pensarlo más decide entregarse a esta empresa y como veremos llegará a ser uno de los pioneros del periodismo católico de Norteamérica.


Tiene una gran facilidad para aprender idiomas y aunque lee inglés, no lo domina. Entonces, siempre con Cuba en la mente y el corazón, mientras aprende inglés se dedica a escribir y publicar El Habanero, en cuyas páginas enseña a los cubanos la manera en que hay que prepararse para lograr la total independencia de Cuba. El Habanero sería el primer periódico en español publicado en los Estados Unidos.

Dos años después comienza a distinguirse en la prensa de Norteamérica. Por entonces existe un movimiento anticatólico que, aunque tiene una finalidad política, recurre al antagonismo religioso. Vemos como se congregan 73 ministros protestantes y fundan en Nueva York la revista El Protestante en la cual desatan una campaña que es un verdadero furor religioso contra la iglesia Católica en la que despliegan una oleada de odios, persecuciones y discriminaciones contra los católicos, siendo incluso destruidas algunas propiedades de la iglesia. Además del idioma y del clima tan distintos a los de su Cuba natal, Varela tiene que enfrentarse a esta intolerancia y fanatismo del protestantismo. Para contrarrestar la campaña de El Protestante se echa sobre sus espaldas la tarea de refutarlos fundando por su cuenta el Protestant’s Abridger and Annotator(3) (El Abreviador y Anotador de El Protestante), donde hace gala de sus cualidades como polemista severo y enérgico que jamás se excede y que nunca ofende. Prueba de ello es su comentario de noviembre de 1839 en el periódico The Catholic Register(4) (El Registro Católico) de Nueva York en el que responde a ciertas críticas del sector protestante: “los protestantes besan la Biblia en señal de respeto y reverencia. Ellos no están besándola como libro sino porque contiene la palabra de Dios expresada en letras y símbolos. No deberían objetar entonces a que nosotros, los católicos, besemos un crucifijo que más profundamente llama la atención a nuestros sentidos y significa lo mismo”.

El 20 de febrero de 1840 escribe el editorial “La educación de los niños Católicos en las escuelas públicas” en el que nuevamente refuta a los protestantes: ‘La verdadera libertad y tolerancia se demostrarían si se tomase a la educación sin interferir con los principios religiosos de nadie. Lo primero que se hace en las escuelas públicas es poner la Biblia Protestante, sin notas ni comentarios, en manos de un niño, dejándola a su libre interpretación. En casi todas las escuelas públicas se utilizan libros que contienen muchos pasajes alterando y ridiculizando nuestra doctrina Católica. Los mismos maestros no dejan pasar la oportunidad para añadir sus sarcásticos comentarios’. Aunque la situación es muy tensa, Varela la maneja con delicadeza y sensibilidad a la vez que pone los puntos sobre las íes.

Entre 1829 y 1832 escribe también para El Mensajero Semanal(5) de Filadelfia y para el New York Register and Catholic Diary (Registro y Diario Católico) de Nueva York. Contribuye con la revista Bimestre Cubana de La Habana en la que colaboran prestigiosos intelectuales de la época como José de la Luz y Caballero, Felipe Poey, Joaquín Santos Suárez y Domingo del Monte, entre otros, que logran que la revista alcance renombre. Varela también escribe en el periódico La Verdad de Nueva York, en el Repertorio Médico Habanero, y luego en 1836 funda The Catholic Observer.


El obispo de Boston le encomienda en 1838 la dirección de un periódico destinado a la juventud norteamericana: The Children’s Catholic Magazine. Esta revista para niños fue una de las primeras publicaciones dedicada a la juventud católica de Estados Unidos entre 10 y 16 años, y se publicó entre marzo 1838 y febrero de 1840. Varela fue su director a partir del segundo número. Un año después escribe para The Catholic Expositor y en 1840, a petición del obispo John Dubois(6), dirige el New York Catholic Register. Incansable, continua su labor y un año más tarde funda con la ayuda del padre Constantine Pise, The Catholic Expositor and Literary Magazine donde aparece la producción teológica más completa y madura de su pluma.

Como si todo esto no fuera ya suficiente, colabora con el Truth Teller (El Narrador de la Verdad) y con The New York Freeman’s Journal and Catholic Register (Diario y Registro Católico Libre) de Nueva York. Escribe hasta altas horas de la noche; es una intensísima labor periodística la que despliega el Padre Félix Varela en estos años. En la biblioteca que este poseía se encontraron colecciones completas de historiadores griegos y latinos en sus lenguas originales, prueba de que poseía una cultura vasta y completa. Además del español y el inglés, entendía perfectamente el alemán, el portugués, el francés y el italiano. La plataforma sobre la que sustentó sus argumentos y polémicas estuvo siempre fundamentada en fuentes e idiomas originales.

En las primeras décadas del siglo XX, la Iglesia norteamericana comenzó a valorar la labor periodística del P. Félix Varela. En 1898 el padre D.A. Merrick, S.J. publicó en la revista Mensajero un artículo titulado El Apóstol Cubano de Nueva York(7), y en 1927 el Padre William F. Blackestee realizó un extenso trabajo para la Sociedad Católica de la Historia de Filadelfia en el que hace resaltar no solo la solidez de los conocimientos científicos y religiosos del Padre Varela, sino también su sorprendente dominio de la lengua inglesa. Dice Blackestee: “Con su penetrante visión, estilo grácil y un dominio asombroso de la lengua inglesa, derrotó de la forma más completa a sus más audaces y formidables opositores en las controversias literarias y en los debates públicos”(8). El padre Varela también aparece en el Diccionario de Biografía Americana editado en 1936 y en el libro Pioneros del Periodismo Católico de la Sociedad Católica de la Historia de los Estados Unidos(9) donde se le hace justicia por sus innumerables contribuciones.

Iglesia de la Transfiguración (Manhattan)
inscrita en el Registro Nacional de Lugares Históricos
donde el Venerable P. Varela fue párroco.
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Además del periodismo, Varela fundó en Manhattan dos parroquias: la Transfiguración y St. James donde se distinguió como pastor dedicado a cuidar de los pobres y desamparados de la ciudad, particularmente de los inmigrantes irlandeses. El Venerable Padre Félix Varela Morales fue el primer sacerdote cubano incardinado(10) en lo que entonces era la Diócesis de Nueva York. Como había deseado desde su llegada a Norteamérica en 1823, con su pluma luchó por la justicia, los valores cristianos y la libertad para creer en Dios por lo que desempeñó una verdadera cátedra en los 30 años que permaneció exiliado en los Estados Unidos.

En este mes de febrero que conmemoramos los 167 años de su deceso en San Agustín de la Florida, recordamos al Venerable Padre Félix Varela Morales como abanderado de la fe católica, patriota, músico, científico, teólogo, periodista y figura clave en la historia de Cuba y los Estados Unidos. Es un santo que espera el milagro.

La labor humanitaria del Padre Varela fue reconocida
al emitir el servicio postal de los Estados Unidos un sello
conmemorativo, el 15 de septiembre de 1997, gracias a la labor de
la Fundación Padre Félix Varela de Miami, y el interés del
Dr. Tirso del Junco (cubano), Presidente entonces de la Junta
Administrativa del Servicio Postal de los Estados Unidos.
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Citas y notas

  1. Este escrito es un resumen de la entrevista que me realizó el locutor y periodista Miguel Alberto para Radio Fe (que luego se convertiría en Radio Paz), el 19 de abril de 1991, en el Programa Amanecer.
  2. Félix Varela y Morales (La Habana, Cuba, 20 de noviembre de 1788 - San Agustín de la Florida, 25 de febrero de 1853) fue un sacerdote, maestro, escritor, filósofo y político cubano que tuvo un importante desempeño en la vida intelectual, política y religiosa en la Cuba de la primera mitad del siglo XIX. Es considerado uno de los forjadores de la nación cubana.
  3. The Protestant’s Abridger and Annotator, publicado por George F. Buncer y el P. Félix Varela, en el 224 Cherry Street de Nueva York, comenzando en 1830.
  4. The New York Catholic Register, Gallagher & Smith pubs. publicación semanal, 1839-1840.
  5. En el que colaboró con José Antonio Saco. El primer número apareció el 19 de agosto de 1828 en New York redactado por Félix Varela y José Antonio Saco. Los números del 2 al 32 fueron editados en Filadelfia, y a partir del 33 y hasta el final, de nuevo en Filadelfia. De contenido variado. Colaboraron en sus páginas Gaspar Betancourt Cisneros, Tomás Gener, Ramón Vélez y José Estévez. El último número publicado corresponde al 29 de agosto de 1831.
  6. John Dubois (Paris 1764-Nueva York 1842), fundador de St. Mary’s College y tercer Obispo de la diócesis de Nueva York.
  7. D. A. Merrick: “The Cuban Apostle of New York”, Messenger, 1898, pp. 613-26.
  8. Father William F. Blakeslee: “Félix Varela”, Catholic Historical Society, Vol. 38, No. 1, marzo, 1927, pp. 15-46
  9. Publicado en 1930.
  10. Vincular de manera permanente a un eclesiástico en una diócesis determinada.




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Bibliografia

Blakeslee, Father William F: “Félix Varela”, Catholic Historical Society, Vol. 38, No. 1, marzo, 1927, pp. 15-46.

McCadden, Joseph: Felix Varela: Torch bearer from Cuba, 1984.

Merrick, D.A.: “The Cuban Apostle of New York”, Messenger, 1898, pp. 613-26.

Piqueras, José Antonio: Félix Varela y la prosperidad de la Patria criolla, Fundación Mapfre, Edición Doce Calles, Madrid 2007.

The New York Catholic Register, Gallagher & Smith pubs. 1839-1840.

The Protestant’s Abridger and Annotator, Félix Varela Ed., New York, 1830.




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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas. En el verano del 2022 publicó La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX (Alexandria Library Pub. House, Miami) que recoge 150 daguerrotipos del siglo XIX de mujeres cubanas de todas las edades y razas, acompañados de poemas de la época. Es un homenaje a la mujer cubana de todos los tiempos.

(Revista Social) Dibujos del Camagüey por Roura Oxandaberro

Febrero 1924
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Noviembre 1923
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(Revista Social. Diciembre 1919) Raimundo Cabrera visto por Conrado Massaguer


 

Thursday, November 19, 2020

Enrique José de Varona (por Frank de Varona)

Enrique José de Varona y de la Pera,
 pensador, patriota y orientador


por Frank de Varona


Uno de los fundadores de la cultura cubana y figura destacadísima entre los grandes intelectuales que dio Cuba en el siglo XIX y principios del siglo XX fue Enrique José de Varona y de la Pera. Varona fue un excelente patriota, político, pensador, orientador, poeta, crítico literario, ensayista, periodista, filósofo, psicólogo, sociólogo y pedagogo. Nació en el seno de una familia acomodada de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, el 13 de abril de 1849. 

Fue hijo del licenciado Agustín José de Varona y Socarrás y de Dolores de la Pera y Beltrán. Estudió en las Escuelas Pías de su ciudad natal, en el colegio San Francisco de Asís en Regla y en el Cerro y terminó su bachillerato en el Instituto de Matanzas. Cuando su obra literaria y filosófica fue conocida en Hispanoamérica y en el mundo se le otorgó el título de Licenciado y Doctor en Filosofía de la Universidad de La Habana en 1891 y 1892.

Desde muy joven demostró su afición por los libros y adquirió una enorme cultura. Fue autodidáctico y adquirió un enorme caudal de conocimientos. Comenzó a estudiar idiomas desde los 11 años y llegó a aprender griego, latín, alemán, inglés, francés e italiano.

A los 18 años ganó un concurso poético donde se rendía homenaje al Lugareño al cumplirse el primer aniversario de su muerte. Ese mismo año, a finales de 1867, publicó su primera obra, una colección de composiciones poéticas con el título de Odas anacreónticas. Colaboró desde muy joven con El Fanal, periódico principal de Puerto Príncipe. Participó en la Sociedad Santa Cecilia y estuvo a cargo como presidente de la sección de literatura de esa institución.

Cuando estalló la Guerra de los Diez Años, el joven Varona se incorporó a los insurrectos camagüeyanos en noviembre de 1868 en el campamento de Las Clavellinas. Varona se enfermó en la manigua y se vio obligado a regresar a su casa en Puerto Príncipe. Desde entonces se dedicó al estudio, la investigación y a publicar poemas, ensayos y libros. 

De la pluma de Varona salieron importantes trabajos sobre literatura comparada y estética. Entre los años 1873 y 1875 escribió varios trabajos entre los cuales se encuentran tres artículos de literatura comparada: El personaje bíblico Caín en las literaturas modernas, El marido hace mujer de Antonio Hurtado de Mendoza y La escuela de los maridos de Molière. Posteriormente, Varona publica estos trabajos en un libro llamado Estudios literarios y filosóficos que vio la luz en La Habana en 1883.

Se casó con su prima Tomasa del Castillo y fue muy feliz en su matrimonio. En 1878 Varona se trasladó con su esposa e hijos a La Habana. Ese año Varona publicó un folleto llamado Ojeada sobre el movimiento intelectual en América. Varona adquirió un extraordinario conocimiento de la obra de los grandes filósofos del movimiento positivista francés, tales como Augusto Comte, Alexander Bain y Emilio Littré. Igualmente leyó a los ingleses John Stuart Mill y Herbert Spencer. Varona se convirtió en un extraordinario filósofo positivista de Hispanoamérica, de la misma categoría de Justo Sierra y Eugenio María de Hostos.

José Antonio Cortina, un joven entusiasta del progreso y gran orador, fundó la Revista de Cuba (1877-1884). Desde los primeros números, Varona comenzó una ininterrumpida colaboración. Impartió numerosas conferencias y discursos en las veladas literarias, centros y sociedades culturales de la isla que eran tan de moda en esos tiempos.

El ilustre camagüeyano publica libros de poesías, uno llamado Poesías en 1878 y Paisaje Cubano en 1879. En el libro Arpas amigas de 1879 y Arpas cubanas de 1904 aparecen algunos de sus poemas, junto a la obra de otros poetas cubanos. En Arpas cubanas apareció el famoso poema de Varona "Alas".

En 1880, Enrique José Varona comenzó un gran ciclo de conferencias filosóficas que posteriormente se publicaron en libros. Estos tres cursos se conocen con el título de Conferencias filosóficas. Al escuchar a Varona sus alumnos quedaron asombrados ante la inmensa suma de sus conocimientos. 

El primero de estos libros fue Lógica que se publicó 1880, después se publicaron Psicología y Moral. En estos libros y en los posteriores tenía Varona el deseo de superar en la juventud cubana el ansia de conocimiento con la esperanza que así se pudiera alcanzar la verdadera libertad. Por eso hizo una dedicatoria a la juventud cubana en su obra Lógica donde escribió lo siguiente: "A la juventud cubana, en cuyo corazón deseo fervorosamente que jamás se extinga el amor a la ciencia, que conduce a la posesión de sí mismo y a la libertad". Comienza así su carrera como orientador de la juventud. Varona sabía que el conocimiento es el camino que lleva a la libertad y ese camino era el que él quería que Cuba siguiera hasta convertirse en una república libre y soberana.

Félix Lizaso en su libro El pensamiento vivo de Varona, publicado en Buenos Aires en 1949, explicó que en la vida de Varona hay tres etapas principales de su actividad creadora. El primer período se inicia con sus trabajos literarios y filosóficos y culmina en la serie de conferencias filosóficas. Este período dura hasta que deja de publicarse su Revista Cubana. Esta revista de Varona la comenzó a la muerte de José Antonio Cortina y la desaparición de la Revista de Cuba.

El segundo período es de una actividad política. A la muerte de José Martí, Varona lo sustituye en la dirección del periódico Patria, órgano del Partido Revolucionario Cubano en 1895. Varona estuvo al frente de ese periódico durante toda la Guerra de 1895. Con la instalación de la República el 20 de mayo de 1902, comenzó la tercera etapa de su vida.

Entre los años 1885 y 1895 colabora Varona con las revistas La Habana elegante, El libre pensamiento y La ilustración cubana. En 1887 publica en Barcelona su libro Seis conferencias que incluyen su famoso trabajo sobre Cervantes, Víctor Hugo, Emerson, la educación de la mujer, la importancia social del arte y las teorías de Platón y Michelet sobre el amor. José Martí tuvo un gran aprecio por Enrique José Varona. 

Desde Nueva York, al año siguiente, en 1888, Martí hace un análisis sobre el libro Seis conferencias de Varona. Martí observó que, en este libro, Varona demostraba la belleza de su prosa y la excelencia de su estilo, que según Martí, venía del perpetuo fulgor de su pensamiento. 

Martí escribió lo siguiente:
Y el lenguaje, al que es el pensamiento lo que la salud a la tez, llega por esas dotes en este escritor a una lozanía y limpieza que recuerdan la soberana beldad de las mujeres, éticas y sencillas, de la tierra del Camagüey, donde nació Varona. De la fijeza del conocimiento le viene la seguridad del estilo, de su certidumbre del valor de cada detalle la flexibilidad y la majestad de la que indudablemente tiene en sí, acrecentada con su noción bella y sólida de la del mundo. Cada conferencia ostenta un caudal de voces propio, escogida sin esfuerzo entre la flor del vocabulario conveniente al asunto...
Martí quiso que Varona conociera su propio trabajo y le envió, por ejemplo, dos números de la Revista Venezolana, y también su libro Ismaelillo. A pesar de que Varona estuvo un tiempo trabajando con el autonomismo, eso no impidió Martí que lo estimara profundamente. Varona fue electo por su provincia diputado a las Cortes españolas. De regreso hizo escala en Nueva York y pudo conocer a José Martí y hablar detenidamente con él. Pronto, en 1887, se separó Varona del autonomismo, al darse cuenta de la intransigencia del gobierno español. 

Martí le escribió una carta el 1 de diciembre de 1881 donde le dijo lo siguiente: "Bien puede ser, amigo mío, que se le haya olvidado de su amigo Martí, que, no por haberle visto poco ni usado escribirle, le tiene en menos de lo que sabe que usted vale". Le escribió otra carta de 1882 donde le dijo "Le debo respuesta, y se la pago con placer y cariños". Martí escribió otra una carta a Varona donde dijo lo siguiente: "Yo no veo en mi tierra, fuera de los afectos naturales de familia, personas a quien deba yo querer más que a usted, por la limpieza de su carácter y la hermosura de su talento". En otra ocasión, José Martí describió a Varona en un artículo publicado en El economista americano de esta forma: "habla el cubano Varona una admirable lengua, no como otras acicalada y lechuguina, si no de aquella robustez que nace de la lozanía y salud del pensamiento.

Durante su estancia en Nueva York durante la guerra de independencia, Varona redactó en 1895 el documento Cuba contra España, que fue circulado por los países hispanoamericanos. Varona explicó en este documento las razones que justificaban la revolución cubana. Describió el atraso en que vivía Cuba y las causas del mismo debido a la explotación económica y a la violación de los derechos individuales que practicaba la metrópolis. También explicó la incompetencia de la administración pública española en Cuba con sus impuestos excesivos, los cuales perjudicaron el desarrollo de las industrias tabacaleras y pecuarios. Cuestionó severamente Varona la esclavitud del gobierno colonial español y quiso la libertad para los todos los esclavos negros.

Terminada la Guerra Hispana-cubana-americana en 1898, Enrique José Varona regresó a Cuba. El gobierno interventor estadounidense lo nombró primeramente al cargo de Secretario de Hacienda y después a Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. Llevó a cabo una reforma completa de toda la enseñanza, desde la primaria hasta la universitaria. Con el llamado Plan Varona comenzó la modernización de la educación en Cuba. Quiso Varona que Cuba tuviera más maestros que soldados. Usando sus ideas positivistas, Varona reformó la educación cubana hacia una mayor diversificación técnica. 

Se le designó profesor de sociología de la Universidad de La Habana en 1900 y se convirtió en uno de los más brillantes e influyentes catedráticos del país. Varona fue presidente de la Academia de la Historia de Cuba. 

En 1907, escribió Desde mi belvedere, libro que pude leer mientras cumplía prisión en el Presidio Modelo de Isla de Pinos como resultado de mi participación en la invasión de Bahía de Cochinos el 17 de abril de 1961. Este libro contiene numerosos artículos sobre temas variados que Varona publicó en varios periódicos. Muchos artículos tratan sobre figuras literarias como José María Heredia y Heredia, Balzac, Edgar Allan Poe, Charles Baudelaire, Nietzsche, Heine y otros.

Fue electo vicepresidente de la República junto a Mario García Menocal en 1912 y sirvió en ese cargo de 1913 a 1917. Al mismo tiempo asumió la presidencia del Partido Conservador. En 1917 sale a la luz su libro Violetas y ortigas, obra donde abundan críticas literarias sobre autores cubanos, españoles y extranjeros. En 1918 publicó su obra Con el eslabón en donde hace evidente el pesimismo que caracterizó los últimos años de su vida.

El doctor Elio Alba-Bufill, Profesor Emérito de City University of New York y Secretario Ejecutivo Nacional del Círculo de Cultura Panamericano, escribió lo siguiente sobre Varona:
 La posición destacadísima de Varona en la historia de la cultura cubana es indiscutible. Su importancia literaria ha sido reconocida por grandes figuras de la intelectualidad de Cuba, Hispanoamérica y España. Fue uno de los más sobresalientes críticos positivistas en el continente americano y su dimensión como ensayista rebasa las fronteras nacionales para alcanzar carácter continental. 
El profesor Alba-Bufill añadió lo siguiente:
La preocupación de Varona por su patria y el deseo que su pueblo mejorara las condiciones de vida, lo llevaron a estudiar con interés y seriedad los problemas que atravesaba la isla y a pronunciarse públicamente sobre ellos, la mayoría de las veces, salvo el breve período de exilio, en plena colonia, afrontando con valentía y civismo el riesgo que conllevaba tal actitud en la represiva sociedad colonial.
Enrique José Varona se convirtió en la conciencia moral de la nueva República. Sufrió mucho, cuando las pasiones entre políticos al querer el primer presidente de Cuba, Tomás Estrada Palma, ir una reelección, provocó una pequeña guerra. Como consecuencia, Cuba sufrió otra intervención norteamericana de 1906 al 1909.

El insigne camagüeyano, al igual que José Martí, rechazó el comunismo. Pudo ver Varona los peligros para el futuro del mundo que representaban las ideas marxistas. Varona fue uno de los primeros intelectuales y pensadores hispanoamericanos que comprendió el riesgo que el comunismo constituye para nuestra América. Escribió en 1885 lo siguiente: "El comunismo aunque pretenda hacerse oportunista, no es menos peligrosa quimera, que empieza por ser la negación de toda libertad y acaba por anular toda iniciativa, y por tanto, todo verdadero goce de los mismos bienes que pretende esparcir equitativamente y profusamente". Aunque los comunistas en Cuba han nombrado una universidad en su nombre, nunca han revelado al pueblo de Cuba lo que Varona pensaba de lo terrible que es el comunismo.

Varona estuvo opuesto a la prórroga de poderes del presidente Gerardo Machado, la cual provocó una guerra civil en Cuba. Ya anciano se convirtió en el guía espiritual de la juventud universitaria y defendió los ideales democráticos. Tras la caída del dictador Gerardo Machado, tuvo lugar la muerte de Enrique José Varona y de la Pera, el 19 de noviembre de 1933, a los 84 años de edad en su casa del Vedado, La Habana.

En 1936 se inició en La Habana la edición oficial de las obras de Varona, pero ésta aparecieron muy lentamente. Varona es por la extensa obra uno de los espíritus más amplios y fecundos de la cultura cubana. 

Enrique José Varona es un gran orgullo para todos los que como él, nacimos en el legendario Camagüey. Varios colegios y calles llevan su nombre por diferentes ciudades de Cuba, al igual que una universidad para pedagogos. Pero él no solamente se convirtió en una gloria para la República de Cuba sino también una gran figura literaria en Hispanoamérica y en el mundo.

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Frank de Varona is an educator, historian, journalist, and internationally known expert on politics, economics, foreign affairs and national security issues. He was born in Cuba and, at the age of 17, he participated on the Bay of Pigs invasion in an effort to eradicate communism in Cuba. After spending two years in prison, he returned to the United States, where he earned three college degrees. He is married and has a daughter and a grandson.

Mr. de Varona had a 36-year career in the Miami-Dade County Public Schools as a social studies teacher, principal, region superintendent, and associate superintendent of instruction. He also was an associate professor of social studies in the College of Education at Florida International Education for seven years. Currently, he is a part-time Adult Education Coordinator in the Miami-Dade County Public Schools.

He has written 20 books and many articles in newspapers and magazines. Among his books are Hispanics in U.S. History Volume 1 and Volume 2 (1989), Hispanic Presence in the United States (1993), Latino Literacy: The Complete Guide to Our Hispanic History and Culture (1996) and Presencia hispana en los Estados Unidos: Quinto Centenario (2013). Mr. de Varona is the only Hispanic in the nation who has written three books in Spanish about Barack Obama: ¿Obama o McCain? (2008), El verdadero Obama (2010) and ¿Obama o Romney? (2012).

(Camagüey) Casa Natal y tres poemas de Enrique José Varona

Calle Lugareño esq. San Ramón.

En esta esquina se conforma una pequeña plazoleta, donde confluyen, además de Lugareño y San Ramón, el final del callejón de San Antonio y el inicio de la calle Horca.


Aquí nació el 13 de abril de 1849
Enrique José Varona
Su labor cívica, su pensamiento filósofico
y su obra literaria
dieron gloria a la patria.

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"... desde la escuela a la universidad
la necesidad, el propósito y el deber de los profesores se concentra
en formar hombres".
Enrique José Varona

"I.S.P. José Martí. Camagüey"

(Fotos. Marzo 2020)


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La casa antes de las reformas que se le hicieron  en la primera mitad del siglo XX. Año 1905.




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A una amiga curiosa

Comprendo que con ansia de saber,
O por curioso espíritu sutil,
De hosco volcán, que no enguirnalda abril,
Quieras el hondo cráter entrever.

O que eleves tu afán de conocer
Al astro muerto, pálido pensil,
Que no refresca nunca aura gentil,
Ni tiñe de la aurora el rosicler.

Yermos glaciales, si en su busca vas,
Regiones de pavor, aquí y allí
En torno de tus pasos hallarás.

Mas si hay piedad, y sé que la hay, en ti,
No pretendas, amiga, ver jamás
El desolado erial que escondo en mí.

1894



¿Qué es el poeta?

¿Qué es el poeta? Cuando el mundo infante
Medroso avanza de sorpresas lleno,
una plegaria férvida que asciende
Cual blanca nube de fragante incienso.

¿Qué es el poeta? Cuando el mundo eleva
La frente osada al estallar del trueno,
una esperanza que sus himnos rima
En el sonoro escudo del guerrero.

¿Qué es el poeta? Cuando el mundo yerra
Entre ruinosas glorias macilento,
un inmenso dolor que se humaniza,
Y condensa sus lágrimas en versos.


XXIII

¡Ciencia del mundo! Vana ciencia torturadora, tú que fomentas y castigas mi ansia curiosa de conocer cuanto está afuera de mí, tú que aguijas y no sacias mi sed infinita de penetrar los enigmas del hombre y la naturaleza, espantado como estoy por los abismos que mi interior descubro, ¿de qué me sirves? ¿de qué me has servido? ¿He sufrido menos mi tortura, porque haya visto a los demás dilacerados en el mismo potro? ¿Me he mofado menos de mi desvarío, porque haya sentido pasar la mascarada turbulenta de mis hermanos en locura? ¡Quién pudiera, como Próspero, quitarse de los hombros el manto mágico, y arrojándolo de una vez para siempre al abismo, clamar en un largo suspiro de descanso: Queda allí sepultado, saber mío!


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Ver en el blog

(Bohemia. Enero 17, 1915) Enrique José Varona, es recibido como socio en la Academia Nacional de Artes y Letras

El 11 de enero de 1915, se celebró en La Habana,  el acto solemne en el que Enrique José Varona, fue aceptado como socio en la Academia Nacional de Artes y Letras.

El discurso de contestación estuvo a cargo de Aniceto Valdivia, Conde Kostia.

Según la reseña de Bohemia, escrita por Guillermo de Sanz,  los discursos fueron opuestos, sin seguir la tradición de tales eventos, "pesimista" el de Varona y "optimista" el del Conde Kostia 
Varona y Valdivia son dos colosos, han estado admirables. Bien han hecho en seguir sendas opuestas. Uno entra en la vida con el corazón; otro con el pensamiento. Pero entiéndase que Valdivia es poeta, y los poetas lo ven todo color de rosa. En cambio Varona es filósofo, y con su criterio exagera los aspectos sombríos de la vida.
lo que produjo un interesante debate. (JEM)



(Social. Octubre 1926) Los 25 libros que Enrique José Varona recomendó a la juventud cubana


Monday, November 16, 2020

(Ordenanzas Municipales. Ciudad de la Habana,1856) "El día del Santo Patrono de esta ciudad y su víspera..."


Art . 10. - El dia del Santo Patrono de esta ciudad y su víspera, todos los vecinos de la carrera por donde deba pasar la procesion, limpiarán el frente de su casa respectiva; adornarán con colgaduras sus ventanas y balcones, y en las noches de ámbos dias iluminarán las fachadas de sus edificios; bajo la multa de dos á cinco pesos.


(Se ha respetado el texto como fue escrito)

Poema 67 de "La patria es una naranja" (de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.


Poema 67  de La patria es una naranja ( Ediciones 2010, 2011, 2013) (Poesía del exilio) 


                          67


La Madre de Osvaldo ha muerto, allá, en el centro de la Isla, de la patria,
de modo que para él todas las flores de los mercados de flores de la ciudad de México
han quedado congeladas.
Ahora mismo su Mamá está muerta allá en la patria y él prende una vela
y confía en que su luz llegue hasta el cadáver.
El cadáver de la Madre ya no podrá verlo a él
ni él podrá ver
cómo pasan sus hermanos el último camino por donde irá la Madre.
Son gajes del exilio, dirán.
Apenas quedan flores en los interminables mercados de flores de la interminable ciudad de México
porque Osvaldo ahora mismo se las está enviando todas a la Madre muerta.

Antes, en la patria,
este hombre era uno de aquellos fuegos invasores que se mencionan en los himnos,
fue yunque y martillo,
pistola y pluma.
¿Acaso alguna vez debió de asesinar a una margarita en nombre de la Rosa?
¿En nombre del rojo a veces debió negar algún matiz del cielo?
En la patria
escribió un poema sobre un tanque de guerra
y tuvo esos hilos que conducen a los más sagrados expedientes.

Fue un hombre sobrepuesto entre el futuro y más allá del futuro.
Pero un día vio que las montañas caían
por la tenacidad de los mismos que habían mandado levantarlas
y que las montañas volvían a caer
después que los mismos, tenazmente, mandaban de nuevo a levantarlas.
Y se agotó:
estuvo seguro de que ni una sola de las frutas largo tiempo anunciadas
daría la cosecha largo tiempo anunciada.

Y hoy, ahora mismo, desde tan lejos,
salen y salen bandadas y bandadas y bandadas de palomas
con flores en sus alas para la Madre muerta
allá, tan lejos.


1998


                               67


La Madre di Osvaldo è morta, là, nel centro dell’Isola, della patria,
in modo tale che per lui tutti i fiori dei mercati di fiori della Città del Messico
sono rimasti congelati.
In questo momento sua Madre è morta là nella patria e lui accende una candela
e confida che la sua luce arrivi fino al cadavere.
Il corpo morto della Madre ormai non potrà vederlo
né lui potrà vedere
come affronteranno i suoi fratelli l’ultimo cammino della Madre.
Sono i guadagni dell’esilio, diranno.
Rimangono pochi fiori negli interminabili mercati
di fiori dell’interminabile Città del Messico.
Perché Osvaldo in questo momento li sta inviando tutti alla Madre morta.

Prima, nella patria,
quest’uomo era uno di quei fuochi invasori che si citano negli inni,
fu incudine e martello,
pistola e penna.
Forse qualche volta dovette assassinare una margherita in nome della Rosa?
In nome del rosso a volte dovette negare qualche sfumatura del cielo?
Nella patria
scrisse una poesia su un carro armato
ed ebbe in mano i fili che conducono alle cause più sacre.

Fu un uomo teso verso il futuro e ben oltre il futuro stesso.
Ma un giorno si rese conto che le montagne cadevano
per la tenacia degli stessi che avevano ordinato di erigerle
e che le montagne tornavano a cadere
dopo che le stesse persone, tenacemente, ordinavano di nuovo di erigerle.
E si stancò:
fu sicuro che neppure uno dei frutti da lungo tempo annunciati
avrebbe dato il raccolto per lungo tempo annunciato.

E oggi, in questo momento, da così lontano,
escono ed escono stormi e stormi e stormi di colombe
con fiori nelle loro ali per la Madre morta
là, così lontano.



1998


 
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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y una noveleta.
Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.
Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.
Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960.

Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.  Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

El día de San Cristóbal (de La Habana). Bohemia. Noviembre 1935

 


El Templete de La Habana. Un monumento a la fe. (por Teresa Fernández Soneira)

El Templete
 a comienzos del siglo XX
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Bernal Díaz del Castillo, uno de los más importantes historiadores de la conquista de América, afirmó que aquellos que se habían lanzado a las Indias habían ido “por servir a Dios y a su Majestad, para dar luz a los que estaban en tinieblas, y también por haber riquezas que todos los hombres buscamos”. La fe, la valentía y el honor fueron capaces de elaborar el engranaje de una obra tan portentosa. Por haberse celebrado recientemente los 500 años de la fundación de La Habana, repaso hoy uno de los más antiguos escenarios de esa epopeya: el Templete.

Después de realizar el bojeo de la Isla en 1514, Diego Velázquez escogió un lugar cerca del río Mayabeque, en la costa sur del occidente de Cuba, para el asentamiento de la villa. Pero después de cuatro años, y de advertir que el lugar era insalubre, se decidió mudar al grupo de 50 colonos allí establecidos a la costa norte para fundar la nueva villa de San Cristóbal de La Habana. La comitiva de hombres, caballos y provisiones emprendió la expedición, y después de largas jornadas llegaron al lugar elegido junto al Puerto de Carenas. Allí, no lejos de la orilla del mar, levantaron un altar debajo de una ceiba y celebraron una misa al aire libre para prepararse espiritualmente y para dar gracias por la nueva fundación. Seguidamente el primer cabildo prestó juramento.

Se cuenta que con el correr del tiempo aquella majestuosa ceiba, testigo de los históricos hechos, se secó, pero el lugar siguió siendo de especial significación para los habaneros como conmemorativo de la instalación de los españoles en esa ciudad. Con el objeto de recoger esta tradición, en 1754 se erigió un monumento en el extremo noroeste de la Plaza de Armas, frente a la Casa de Gobierno que consistía en una columna de tres caras con una pequeña estatua de la Virgen del Pilar en lo alto. Desde varias leguas de distancia de la capital transportaron tres ceibas que fueron plantadas alrededor del obelisco y se colocó una lápida con la siguiente inscripción: “Detén el paso caminante; adorna este sitio un árbol, una ceiba frondosa, más bien diré signo memorable de la prudencia y antigua religión de la joven ciudad pues ciertamente bajo su sombra fue inmolado solemnemente en esta ciudad el autor de la salud. Fue unida por primera vez en reunión de los prudentes concejales y no perezca en lo porvenir la fe habanera”.

Segundo obispo de Cuba, 
Juan José Díaz de Espada y Landa (1756-1832)
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En 1828 bajo el gobierno del capitán Dionisio Vives, se construyó en el lugar un templete, obra de Antonio de la Torre y Cárdenas, siendo bendecido el monumento por el obispo Espada y Landa. El edificio, de estilo neoclásico, tiene un pórtico con seis columnas toscanas y un tímpano coronado al frente. Su interior es muy sencillo: el pavimento es de mármol y las paredes están decoradas con tres lienzos del artista francés Jean-Baptiste Vermay (1786 - 1833), quien fuera director de la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro de La Habana, y cuyos restos reposan hoy en este Templete. Los lienzos de Vermay representan la primera misa, el primer Cabildo y la fiesta de la inauguración. Al pequeño edificio se le rodeó con un elegante enverjado en bronce, y en la portada se colocó un escudo con las armas de la ciudad y la inscripción: “La siempre fidelísima ciudad de La Habana”.

La Habana, ciudad de monumentos, balcones, patios, fortalezas y templos, es una de las más antiguas del continente americano y, aunque como dijera aquella ilustre cubana de mediados del siglo XIX, Mercedes Santa Cruz, condesa de Merlín, “Cuba no tiene…ni pirámides, ni torreones ruinosos, solamente un árbol gigante y las cenizas de Colón”, también yo añadiría que posee un hermoso Templete que representa la fe y la honra de todos aquellos hombres que antes de comenzar su ardua labor de colonización, se reunieron a la sombra de un árbol para orar.

Óleo de Jean-Baptiste Vermay (1786-1833), pintor francés afincado en Cuba, titulado "La primera Misa dicha en Cuba por el Padre Las Casas bajo la ceiba memorable". Realizado en 1826 y es una de las obras que adornan las paredes del Templete. Tomado de Cathlicvs. ©


Nota: Texto publicado originalmente en La Voz Católica, el 26 de septiembre 1990.



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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas.

(Ordenanzas Municipales. Ciudad de la Habana,1856) Teatros


Art . 190 . — No se abrirán al público las puertas de los teatros hasta que llegue la fuerza destinada á la conservacion del órden; pena de quince á veinte pesos. 

Art . 191 . — En todos los teatros de esta ciudad deberán tener sus empresarios un depósito de bombas, cubos y útiles para usarlos en caso de incendio; pena de treinta á cincuenta pesos. 

Art . 192 . – Los concurrentes, sin distincion de clase, ni fuero, se abstendrán de fumar dentro de la sala, y en los aposentos, corredores ó escaleras; solo podrán hacerlo en el lugar que se destine al efecto; pena de uno á tres pesos. 

Art . 193 . — Se prohibe dar golpes en el suelo ó bancos con bastones ó paraguas, ni proferir expresiones que puedan ofender la decencia y turbar el órden, sosiego y diversion del público; pena de uno á diez pesos.

Art . 194 . — Desde el momento en que se levante el telon permanecerán los concurrentes descubiertos y sentados; pena de uno á tres pesos. 

Art . 195 . — No se repetirá ninguna de las piezas ejecutadas ni saldrá autor, ni actor á recibir aplausos, sin prévio permiso de la autoridad que presida; pena de veinte á treinta pesos. 

Art . 196 . - Queda absolutamente prohibido el arrojar al escenario todo objeto que no sean coronas, flores y versos; como tambien el dirigir la palabra ó señas á los actores, ni estos al público; pena de cinco á treinta pesos. 

Art . 197 . - A la conclusion del espectáculo se dejarán libres los corredores y escaleras, á fin de que la salida quede expedita; pena de uno à tres pesos. 

(Se ha respetado el texto como fue escrito)


Bahía de La Habana (por José Lezama Lima)


Al pie de las murallas
el aire tartamudo
desliza sus sirenas,
plata mansa sin hoy
mana sus lunares
entre lunas cansadas
sin balcones. ¿Qué será,
qué será? Bajo el arco
y pestañas, la tarde,
-codorniz de Ceilán-
rompe en flechas sus colores.
Descuidas las islas
pie ligero y concha reciente,
de sonrisas y flautas,
sobre faldas tan lindas
pasajeros con cintas
y mañanas redondas!
Verdinegros incógnitos
los celos de la noche
¿Qué será, qué será?
El alfiler del rocío
redobles del aire tierno,
se extingue en ay, ay, ay, ay.
La sorpresa de la rosa en el agua,
vida entre vidas,
la rechazan las olas
con heridas sin gritos.
Las estrellas se mecen
al compás que no existe
del agua amanecida,
y así puede mecer
a los niños de Arabia,
con heridas y gritos.
Y loca entre balcones
la tarde recurvando,
empina entre algodones
su voz que ni se escucha
perdida entre latidos:
¿Qué será, qué será?
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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