Saturday, April 3, 2021

Reflexión (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.




La vida está hecha de decisiones muchas veces difíciles, nosotros debemos saber diferenciar cual es la mejor, pero si en algún momento nos llegamos a equivocar, asumamos este hecho como una enseñanza y no un fracaso.

Recuerda nunca mirar atrás, eso no te dará soluciones, tampoco te desgastes pensando en un futuro que aún no llega ni te pertenece, vive intensamente el hoy, es lo único tangible que se puede percibir de manera transparente y el que te permitirá construir tu historia. 

No te apresures adelantado ningún suceso, todo en la vida se da de forma natural, cuando eso sucede se empieza a reconocer la paz y la tranquilidad, y cuando se vive en ese estado todo es posible materializar en la vida.

Lucha siempre por todo lo que desees, utilizando siempre armas transparentes que no lastimen a nadie, así tu ser vivirá tranquilo y podrás alcanzar una vida llena de plenitud y de gozo.

Trata de recorrer tu camino de forma liviana y arroja al viento todo lo que para ti ya no tenga utilidad, así evitarás que se obstaculice tu caminar. 

Ve en busca de tu valiosa libertad, sin ella no se puede llegar lejos. Cuando se es verdaderamente libre en todos los aspectos, se reconoce que se ha alcanzado la dicha, porque cuando se vive cautivo, nunca se podrá vivir en paz, es como un pájaro atrapado que han mutilado sus alas. 

Y recuerda valorar cada momento de la vida, porque nunca nada vuelve a repetirse.








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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.

Autora del libro "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección
Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123 Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
- Ser Mujer
Florida National University
- Podcast - Un dia con Bereshit la silla VIP - Conferencia Sobre mi libro " Volando en Solitario"
-Panelista en los Foros literarios Books and Books
-Participacion en el Primer Encuentro de Escritores "Mision Gratitud" - Barnes & Noble
Administra:
Facebook.com: Orlanda Torres
Instagram: orlanda.torres.3

Friday, April 2, 2021

El Perdón (por Mons. Wilfredo Pino, arzobispo de Camagüey. Viernes Santo. Año 2021)



Jesucristo, clavado en la cruz, y minutos antes de morir, perdonó a quienes lo mataban y rezó por ellos diciendo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc. 23, 34). Los cristianos, a ejemplo de Jesucristo, tenemos que perdonar a quienes nos hayan ofendido. Y eso no es fácil. Lo fácil es vengarse, odiar, pasar la cuenta, guardar rencor, desquitarse, pagar con la misma moneda, devolver ojo por ojo y diente por diente, tomar represalias… 

¡Cuánto nos cuesta perdonar! Dice la Biblia que un día, Pedro, el jefe de los doce apóstoles, le preguntó a Jesucristo: “Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” (Mt. 18, 21). Supongo que, por la pregunta que hace, el apóstol debía sentirse molesto con las repetidas ofensas de alguien. Su paciencia y su misericordia se estaban agotando. Y, al responderle, Jesucristo parece jugar con las matemáticas de Pedro: “No te digo que perdones solo siete veces, sino setenta veces siete” (Mt. 18, 22), lo que, en otras palabras significa ¡siempre! Por eso no es fácil ser buen cristiano. 

Yo no estoy seguro si a todos los cubanos nuestras familias nos han enseñado a perdonar a los que nos ofendan y a pedir perdón a los que hemos ofendido. 

Por eso quisiera invitarlos a que, si no lo han hecho todavía, aprovechen este Viernes Santo para perdonar o para pedir perdón. 

Perdonar al que nos haya ofendido no significa aprobar el mal que nos hizo o estar de acuerdo en todo lo que nos dijo. Perdonar tampoco impide reclamar nuestros derechos, exige solamente que lo hagamos sin odio. Puede que no se nos quite de la mente la ofensa que nos hicieron, pero si perdonamos sinceramente, recordaremos lo sucedido sin amarguras, sin dolor, sin resentimientos, sin rencores y sin la herida abierta. 

Perdonar es haber sacado de nuestra alma el rencor que quedó en nosotros luego de la ofensa recibida, es apagar esa invisible “batidora” que de manera muy lenta, pero a todas horas, da vueltas a nuestros malos pensamientos y resentimientos contra alguien. Perdonar, como han dicho bellamente escritores y poetas, es imitar al árbol del sándalo cuya madera es de un excelente olor y “perfuma el hacha que lo hiere”, o ser como la pequeña flor de la violeta “que derrama su fragancia precisamente cuando se levanta el zapato que la aplastó”. Perdonar es cumplir sinceramente con lo que decimos cada vez que rezamos el Padrenuestro: “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden” (Mt. 6, 12). Perdonar es luchar con la fuerza del amor que construye y no con la fuerza del odio que destruye. 

Aprovechemos, pues, este Viernes Santo para pedirle a Dios la curación de nuestra memoria enferma, que todavía no logra olvidar las ofensas que nos hicieron ayer o hace muchos años. La Madre Teresa de Calcuta aconsejaba: “Perdona, que perdonando tendrás paz en tu alma y la tendrá el que te ofendió”. También de un gran sacerdote es este consejo: “Si quieres ser feliz un instante, véngate. Si quieres ser feliz toda la vida, perdona”. Nuestro Dios, “rico en misericordia” (Ef. 2, 4), no demorará en ayudarnos a que perdonemos sinceramente y cicatricen nuestras heridas.

Cristo crucificado nos invita, además, a que nos llenemos de valor y pidamos perdón a quienes nosotros ofendimos. No nos rebajamos cuando pedimos perdón a alguien, más bien ese gesto nos engrandece. 

• Saber pedir perdón es ganarle la guerra a nuestro orgullo. 

• Pedir perdón por una mala acción que hicimos es la gran oportunidad de demostrar nuestra humildad, nuestra sinceridad y nuestra honestidad. 

• Pedir perdón es aceptar que cometimos un error, que le hicimos daño a alguien, que le quitamos la alegría a alguien, que causamos daño a alguien, que fuimos injustos con alguien. 

• ¡Vamos a pedirle a nuestro buen Dios que nos ayude a acercarnos a quienes ofendimos y pedirles su perdón! 


¡ Que así sea!

Mi Señor Crucificado (un poema de Thelma Delgado)



Hoy recuerdo con tristeza
Tu rostro ensangrentado
Tu calvario, tu muerte, tú nobleza 
Tus heridas, tú costado atravesado.
Moriste por mí en la Cruz
Para darme vida eterna
Y yo, que he hecho por ti?
Mi respuesta me da vergüenza.
En mis momentos de necesidad
Imploro tu ayuda, tu luz, tu amparo
Pero no regreso a ti con humildad 
A decir -Gracias, todo está solucionado.
Yo se que soy pecador
Y se también lo que tú me amas
Me arropas siempre, me das calor
Cuidas de mi y nunca nada reclamas.
De rodillas hoy ante ti
Mi Señor crucificado
Te pido una vez más, escucha mi sufrir
Y perdona mis pecados.
Resucítame a mi también
Lava con tu sangre mi leprosa alma
Para que pueda yo llevar el bien
A los carecen de paz y calma. 
Hoy vivimos como enemigos
En un mundo frágil, temeroso y hostil
Dando tumbos por los caminos
Ciegos del alma, y con el corazón febril.
Permíteme ser tu instrumento
Ayudaré a mi prójimo y bajo tu amparo
Tu palabra será nuestro cimiento
Y así tu muerte no habrá sido en vano.





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Miserere mei, Deus


Thursday, April 1, 2021

Epidemias en Santiago de Cuba (por Rafael Duharte Jiménez)


En el verano del año 1515 se propagó una epidemia de viruela en la región de Cuba que diezmó la población aborigen, probablemente fruto de la llegada de los españoles que fundaron la villa de Santiago. El historiador mexicano Aguirre Beltrán afirma que un negro ladino que se embarcó con su amo en la expedición de Hernán Cortes que salio de la bahía santiaguera en 1518, llevó la viruela a tierra mexicana.

La precaria situación de la higiene y la ausencia de médicos y boticas fue un fenómeno crónico en la ciudad de Santiago de Cuba durante prácticamente toda la época colonial. El médico e historiador Rafael Fleitas afirma que “Hacia el año 1600 la ciudad quedó una vez más sin médico, el Ayuntamiento acudió a la curandera india Maria Nava y el 3 de noviembre de 1609 esta fue oficialmente contratada”.

En las actas capitulares de la ciudad aparecen frecuentemente denuncias que atribuyen epidemias a los esclavos africanos que traían los barcos negreros y se informa sobre controles y medidas de cuarentena a dichos navíos en algunos cayos de la bahía. Las Crónicas de Santiago de Cuba de Emilio Bacardi también ofrecen un registro pormenorizado de las distintas epidemias que azotaron la ciudad.

Durante la época colonial las principales epidemias que asolaron a Santiago de Cuba fueron la Viruela, la Fiebre Amarilla y el Cólera Morbus. Las rogativas a los santos y particularmente a la Virgen de la Caridad del Cobre a partir del siglo XVII, fue el único remedio frente a las epidemias, pues los antibióticos no llegaron hasta el siglo XX. Las autoridades coloniales instrumentaron numerosos medidas para mejorar la higiene de la ciudad relacionadas con el destino de la basura y los desperdicios sólidos; en 1844 se creo incluso una estación de cuarentena en Cayo Duan para los buques que venían de lugares donde habían epidemias; todo este esfuerzo choco siempre con la tradicional indisciplina del vecindario, poco inclinado a cumplimentar las medidas sanitarias. 

En los últimos años del siglo XIX, las intensas medidas sanitarias del gobierno de ocupación norteamericano erradicaron o controlaron enfermedades como la fiebre amarilla. En el año de 1902 según la Guía Directorio de Comercio y Profesiones e Industrias en la ciudad de Santiago habían: 42 médicos, 7 dentistas, dos droguerías y 19 farmacias. 

En el año de 1918 al concluir la Primera Guerra Mundial se propagó una pandemia que afectó a numerosos países de Europa y los Estados Unidos la cual se denomino Gripe Española, por supuestamente haberse originado en España.

Ese año la ciudad de Santiago de Cuba sufrió una epidemia de influenza, que debió ser la terrible Gripe Española. Las salas del Hospital Civil y todos los sanatorios estaban llenos de “griposos”. La epidemia provoco más de 200 defunciones. El Diario de Cuba comentaba “Es macabro el espectáculo de los numerosos entierros que se ven pasar diariamente por las calles más transitadas.”

En el mes de octubre, teniendo en cuenta la gravedad de la situación, el Alcalde decretó la suspensión de todos los espectáculos, el cierre de las escuelas públicas y todo lugar de reunión eventual como los templos y logias.

A fines de mes se constituyó el Comité de Auxilio de Santiago de Cuba que organizó comisiones de trabajo para enfrentar la epidemia. Numerosas brigadas sanitarias recorrieron la ciudad y sus repartos para desinfectar todos los establecimientos de acceso público, las ciudadelas y cuarterías.

El 16 de noviembre aún se reportaban numerosas defunciones y permanecían enfermos con la gripe más de 2 200 santiagueros según reportaban los periódicos La Independencia y Diario de Cuba.

¿Como llegó a Santiago de Cuba la Gripe Española? Quizás con los emigrados que venían de Europa, tal vez con los norteamericanos; lo real es que la ciudad logró controlar la llamada “Gripe Española” como años antes había derrotado al colonialismo español.





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Rafael Duharte Jiménez (Santiago de Cuba, 1947). Profesor, Historiador Ensayista y Guionista de radio y televisión. Ha publicado 12 libros, numerosos artículos y ensayos en revistas en Cuba y el extranjero y una Historia Audiovisual de Santiago de Cuba que consta de 355 audiovisuales de 12 minutos cada uno; conferencista en 28 universidades y centros de investigación en El Caribe, América Latina, Europa y Los Estados Unidos. Es miembro de la UNIHC y la UNEAC. Actualmente labora como especialista de la Oficina de la Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.

Candita Batista (Senado. Camagüey. Octubre 3, 1916 - Camagüey. April 1, 2016)





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Ver
Candita Batista, suave elogio camagüeyano, por Kezia Zabrina Henry Knight en la página Medio ambiente cultural

Wednesday, March 31, 2021

(Bohemia. Junio 1925) "A Camagüey". Un poema del mexicano León Ossorio.

 


Soy ave de paso, Camagüey galante...
Soy ave de paso, y antes de partir
Te daré este verso que es como un diamante.
¡Para mí tu nombre es un añorante
rosal que perfuma mi loco existir! 

Para tus mujeres que están embrujadas
por el sortilegio de sus gallardías,
mi musa conserva sus piedras talladas
¡Cuántos ojos lindos dieron sus miradas
al bardo que sueña con tus celosías!

Deja que descanse de mi gran jornada,
¡oh, las inquietudes de mi corazón!
Con tus heroísmos floreció mi espada,
y para dejarla también embrujada
dame un poco de agua de tu tinajón.

Dámela en la cuenca de una blanca mano,
de una tierna mano de Samaritana...
Traigo sed horrible del solar indiano
y mi sed la curas, Camagüey cristiano,
con miel de una boca de camagüeyana. 


León Ossorio

(Bohemia. Abril 1924) "Las Siete Palabras". Por Víctor Basilio de Santi-Espino.

 

Tuesday, March 30, 2021

De la Semana Santa en las "Ordenanzas Municipales de la ciudad de Puerto Príncipe" (actualmente Camagüey). Vigentes en enero de 1857.



ARTICULO 6. Desde las diez de la mañana del Jueves Santo hasta el sábado siguiente despues del toque de Gloria, no podrán rodar por las calles otros carros, carretas, carretones ni carretillas que los que conduzcan los abastos al mercado, permitiéndose solo el uso de coches, quitrines, volantes y diligencias el Jueves Santo hasta una hora despues de terminados los oficios en las iglesias, y en el caso de lluvia a cualquier hora de las demás que resulten prohibidas en este y los dos días siguientes. Los contraventores incurrirán en una multa de uno á tres pesos.

ARTICULO 7. Se prohibe en los mismos días jugar en los billares, y en otro cualquier establecimiento público de juegos permitidos; bajo la multa de doce a quince pesos.

ARTICULO 8. Se prohiben en los referidos días danzas y cantares que turben la devoción; pena de uno a tres pesos.
...

ARTICULO 11. Los vecinos harán barrer y regar con el mayor esmero en los días del Jueves y Viernes Santo, las calles por donde se anden las estaciones y pase la procesión del Santo Sepulcro, iluminando por la noche de ambos días las fachadas de sus edificios; bajo la multa de uno a tres pesos.

Ser moderno (por Joaquín Estrada-Montalván)


En una ocasión en un programa de TV, me preguntan por qué la iglesia no se moderniza y acepta no recuerdo cuál pecado.

Le respondí:

- El pecado al que Ud se refiere es anterior al mandamiento que con él se relaciona, por lo que si "tumba" el mandamiento para contemporizar con ese pecado, iría atrás en el tiempo y sería menos moderna la Iglesia, en ese caso. 

Monday, March 29, 2021

de las "Ordenanzas Municipales de la ciudad de Puerto Príncipe". (actualmente Camagüey). Vigentes en enero de 1857.



ARTICULO 32. ° Todo médico ó cirujano á quien se presente ó que advierta cualquiera enfermedad epidémica ó contajiosa grave, avisará ántes de las doce de la noche del mismo dia en que tenga noticia del caso, á la Junta Subalterna de Sanidad de la Jurisdiccion, remitiendo el parte á la Secretaría de dicha Junta; pena de veinte á treinta pesos.



(Se ha respetado la manera de escribir del original)

Sunday, March 28, 2021

(Revista Cuba. Octubre 10, 1966) "El conjunto Tutankames: un bohemio en cada instrumento y en conjunto un asilo de ancianos"

 

Chuchú, el mejor marímbula de Cuba, habla de su instrumento y del conjunto Tutankames:
... la marímbula es de origen africano, la trajeron los esclavos. No tiene que ver con la marimba, eso es otra cosa. La marímbula se afina con la guitarra y se usa en los sextetos. Un sexteto si no tiene marímbula no sirve ... ¿el conjunto Tutankames'? ... ya usted lo ve, un bohemio en cada instrumento y en conjunto un asilo de ancianos. Se fundó un año después que Sirique puso su peña en esta herrería [de Siruque]. Un grupo de viejos de la trova decidimos recordar y nos unimos junto a Sirique. Este conjunto no tiene ningún fin lucrativo. Cantamos aquí y algunas veces en beneficios y hospiiales. . . pero mire, lea nuestro Reglamento, ahí lo dice todo ... 
Leemos, ''Reglamento. Los Tutankames. Este conjunto musical lo formaron un grupo de buenos amigos y ex-músicos de la vieja guar-·dia, con el fin encaminado de hacer patente el lema recordar es vivir. Este conjunto musical tiene como fundamento ser simbéfico pues únicamente lo podrán escuchar en el taller de Sirique, cuna donde nació. 

"Esfe grupo actúa por amor al arte, por espíritu bohemio y por vocación musical. Sus integrantes forman parte de la historia musical de Cuba, por haber sido estrellas cada uno en su género, por lo tanto su repertorio y estilo será a plenitud de sus integrantes. 

"Este conjunto musical acompañará a todo aquel que desee expresar su sentimiento musical, ya que este grupo ha. sido creado fraternalmente para que todos se sientan complacidos con el grupo musical Los Tutankames. Firmado: Alfredo González (Sirique), Luis Peña, Isaac Oviedo, Manolo Plá, Armando Fernández, Román Baz,·Pedro Mena, Mario Maní, Eufemio Abreú, Jesús Arístola, Nené Enrizo".




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Ver en el blog

(Catedral de La Habana. Marzo 28, 2021) Sermón de las Siete Palabras.

Card. Juan García.
Arzobispo de La Habana.
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Fotos/Yandry Fernández Perdomo



Rescue (by Lauren Daigle)


A propósito de la Semana Santa (por el sacerdote camagüeyano Alberto Reyes)


Texto tomado del Facebook del autor



Nací y crecí en un ambiente cristiano. Durante años creí que era imposible vivir sin Dios, y me preguntaba cómo era posible que alguien viviera sin Dios. Pero un día, cuyas coordenadas no recuerdo, algo me hizo darme cuenta que era posible vivir sin Dios, sustituyéndolo, obviamente, por otros dioses, pero eso no interesa ahora. Comprender que podía vivir sin Dios fue uno de los momentos más importantes de mi vida, porque ese día me dije: “No quiero vivir sin Dios; puedo, pero no quiero”. Y a mi libertad le nacieron alas.

Esta certeza no quita el hecho de que la vida es una apuesta. ¿Existe Dios? No lo sabemos. Nadie puede demostrar su existencia ni su inexistencia. Es el terreno de la fe.

Y yo tengo fe, yo creo. Creo en Dios, y creo que Jesús de Nazaret es Dios hecho hombre, y creo que murió realmente en una cruz, y creo que resucitó. Creo que la vida que propone da sentido pleno a la existencia, y creo que, pase lo que pase, su promesa es cierta: “Las puertas del abismo no prevalecerán, el mal no tendrá la última palabra”. Ningún mal.

Respeto toda opción diferente y respetable (no todas las opciones humanas son respetables), pero creo que ese hombre muerto en cruz es El Camino, La Verdad y La Vida.

Y desde ahí abro, transito y cierro mis días, desde ahí miro la vida.

Hay, ciertamente, otras miradas que salen de mí y que me turban.

Miro el mal, presente en hombres y mujeres singulares, en organizaciones, en sistemas políticos o ideológicos, y no puedo dejar de admitir que el mal es una gran fuerza, que con el mal se avanza mucho y se logran muchas cosas, y no puedo evitar la sensación de que el mal terminará imponiéndose. 

Miro la mentira, la manipulación, el chantaje, el juego sucio, la traición, la doblez, y cómo los que lo usan logran sus premios.

Miro la avaricia, el egoísmo, el ansia desmedida de poseer, y los aplausos, las alabanzas y las envidias de aquellos que se han quedado “por debajo”.

Y miro mi alma, y me doy cuenta de que el mal también me habita, que no estoy hecho de una pasta diferente, y que yo también me he sentido cómodo cenando con el mal.

Pero entonces, algo en mí se rebela, algo que viene de un Cristo en cruz, traicionado, abandonado, torturado hasta lo inimaginable, pero sereno, que escucha y consuela al que con él sufre, que reza por los que lo condenan, que se ocupa de los suyos, y que confía en Aquel a quien siempre llamó “Padre”: “En tus manos Padre…, en tus manos encomiendo mi espíritu”.

Y entonces surge en mí la certeza de que el mal no tendrá la última palabra, de que no terminará imponiéndose, tengo la certeza de que el mal, a la corta o a la larga, caerá; tengo la certeza de que la verdad, la sinceridad, la honestidad, el servicio…, tienen la fuerza de transformar la vida, toda vida.

Ese Cristo en cruz hace brotar lo mejor de mí, y hace que me diga: “Puedo servir al mal, pero no quiero; puedo hacerme cómplice de la oscuridad, pero no quiero; puedo ser instrumento de la mentira, de la opresión, de la manipulación…, pero no quiero”. 

Entiendo que enfrentar el mal tiene precios, porque el mal busca imponerse, y no tolera opositores, entiendo que es menos complicado aliarse con el mal que negarse a servirlo, y entiendo que el camino del bien suele ser siempre más largo y más sufrido, y que hay que cuidarse mucho de no contaminarse, de no combatir el mal con el mal, el odio con el odio, la violencia con la violencia. A veces es tan difícil no contaminarse. Pero vuelvo la mirada a mi Cristo en cruz, aparentemente vencido e impotente, y siento por dentro su voz que me dice: “Cree, cree en la fuerza del bien, cree en lo mejor de ti mismo, cree que yo estoy contigo, y no te rindas”.

Y entonces miro al mal, y siento que tengo fuerzas para decir: “Puedo ser tuyo, pero no quiero”.

Saturday, March 27, 2021

Una tarde de teatro al sol en un hermoso jardín de Miami (por Wilfredo A. Ramos)


Como ya habíamos anunciado con anterioridad, el pasado domingo 21 de Marzo, tuvo lugar el estreno de la obra “Una tarde de sol”, en un escenario singular: Casa María, producción de Margi Happenings, con dirección de Marilyn Romero y las actuaciones de Marta Velasco y Gerardo Riverón, trabajo el cual resultó en una versión libre de “Mañana de sol”, obra de los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, ambos poetas y autores muy conocidos en el ámbito teatral español de finales del siglo XIX y principios del XX, por sus más de doscientas obras, entre comedias, dramas, zarzuelas y exitosas revistas musicales.

Esta obra de los andaluces Álvarez Quintero, escrita en 1905, forma parte de sus numerosas y bien recibidas comedias de tono ligero en un solo acto, donde reflejan el habla coloquial, el color local y el humor de su Andalucía natal.

El primer gran éxito de estos autores llegó con apenas 24 y 26 años respectivamente, mediante su obra “El ojito derecho”, sucediéndose inmediatamente muchos otros, tanto que desde 1897 y durante cuarenta años en todas las temporadas madrileñas siempre había en cartelera al menos una obra de dichos autores. Sus obras llegaron al continente americano siendo representadas en el escenario del Teatro Colón de Buenos Aires y traducidas a varios idiomas. Ambos hermanos sufrieron prisión al comienzo de la Guerra Civil en El Escorial por parte de las tropas republicanas, falleciendo posteriormente Serafín en 1933 y Joaquín en 1944, reposando sus cuerpos en el cementerio de San Justo de Madrid.

Sus obras en su gran mayoría son de naturaleza costumbrista, describiendo el modo de ser de sus nativas tierras andaluzas en las cuales se reflejan solo la luz y la alegría de su pueblo, llegando a considerándoseles como autores con una ideología tradicionalista. Según Francisco Ruiz Ramón en su Historia del Teatro Español Siglo XX (Cátedra, 1995): “...los supuestos básicos de este teatro son los de un realismo naturalista ingenuo.” El lenguaje usado es un castellano depurado y elegante, pasado por el tamiz fónico del ‘dialecto andaluz’, con chistes de buen gusto, sin llegar nunca a la chabacanería, pero con gran vis cómica y con un excelente trabajo de diálogos. En sus obras no se encontrará crítica social de ningún tipo ni temas que alejen al espectador de la alegría de la vida, pudiéndose considerar sus obras de cierto ‘ternurismo y melodramatismo’ que las convierten en comedias puramente burguesas, con una visión idealizada de Andalucía. Es dicha alegría de vivir lo que salvó la obra de estos autores de las implacables plumas de Ramón Pérez de Ayala, Azorín o Luis Cernuda.

Regresando a la versión miamense de la original andaluza, tenemos que decir a su favor que la directora ha escogido a dos muy conocidos y experimentados actores cubanos para encarnar a los septuagenarios personajes reunidos en este ‘paso de comedia’, como bien se le ha dado en llamar a este brevísimo tipo de obra, nos referimos a Marta Velasco y Gerardo Riverón, ambos con una consolidada trayectoria en televisión, cine y teatro, la primera aquí en los Estados Unidos, mientras que el segundo lo mismo en Cuba que este país.


Como era de esperar el trabajo de estos dos actores estuvo a la altura de las expectativas, teniendo en cuenta que sus personajes no requerían de un complejo y profundo trabajo de interiorización, ya que con la sola caracterización física como ancianos de avanzada edad, más cierta modulación de voz y gestualización apropiada, salvan las exigencias de tan elementales personajes. La pericia y el oficio de los dos actores les hacen crear a estos dos tipos escénicos sin mayor riesgo y cumpliendo con los requerimientos del texto dramático y del género en cuestión.

Tanto Marta como Gerardo se pasean con sus personajes por ese supuesto parque público, en que se ha convertido este muy hermoso y acogedor jardín privado, el cual su amable dueña, María, ha puesto a disposición de esta y futuras puestas en escena para el disfrute del público ansioso por regresar a los teatros, interactuando con los asistentes allí presentes e incriminándolos por tener todos los “bancos del parque ocupados”, provocando simpáticas situaciones.

La directora ha incluido dos personajes más en su puesta tratando de crear contrastes generacionales, así como buscar imágenes evocadoras del pasado de los personajes protagónicos cuando en su temprana juventud vivieron un cálido romance, interrumpido por situaciones familiares que los llevaron a alejarse y a no saber nunca más uno del otro, cosa que el encuentro de estos dos ancianos irá descubriendo poco a poco mediante relatos que ambos irán contándose a medida que van entrando en confianza, dejando atrás los resabios y desencuentros de ese primer contacto en la búsqueda y disputa por un banco de parque donde disfrutar de su día, aunque teniendo a bien dejar en suspenso la aceptación por parte de cada uno de sus propias historias, lo que hace que el texto dramático tenga un final abierto y dado a múltiples lecturas.

Respecto a la utilización de esos dos jóvenes personajes incorporados a la trama, que mencionamos anteriormente, debemos señalar que en el caso del chico su caracterización como guardaparque, se integra de manera coherente con la trama de la obra, incluso en sus momentos de interacción con la anciana en donde le recrimina el que le arroje comida a los peces -de la verdadera hermosa fuente estilo japonés que engalana el patio de la casa escenario de dicha representación. Estos breves diálogos le ofrecen frescura y realidad al desarrollo dramático de la acción. En cuanto a la utilización de la chica, su aparición se hace algo forzada como transeúnte del parque primeramente y mucho mayor después cuando se convierte en una angelical escultura de dicho parque, moviéndose e interactuando con el anciano. La relación que establecen estos jóvenes personajes casi al final de la obra con los ancianos llevándonos al recuerdo de su juventud y ocupando el lugar de ellos, no queda del todo conseguida de modo satisfactoria.

La directora lleva a cabo un buen proceso de adaptación del ambiente y lenguaje del texto, al trasladar la acción de una posible ciudad andaluza hacia otra ciudad que pudiera ser la nuestra, eso sí, sin localismos rancios ni dejando que el llamado ‘sainete costumbrista cubano’ aparezca por lado alguno. Un acierto total el no localizar demasiado la acción, lo que no siempre son capaces de evitar algunas adaptaciones.

Algo que no quisiéramos dejar de mencionar, porque nos preocupaba antes de comenzar la función, era la excelente calidad del sonido utilizado, debido a ser esta una puesta al aire libre y haberles sido colocados micrófonos inalámbricos a los actores, los cuales no presentaron los penosos problemas que en ocasiones hemos tenido que sufrir en otras puestas de este tipo, aunque por el contrario no nos pudimos librar del acostumbrado ruido al pasar los aviones a través de este tan transitado cielo de Miami.

El que podamos disfrutar de Teatro, aunque no sea en las condiciones apropiadas, habla del amor hacia el mismo que profesan sus hacedores, lo que hace que esta manifestación, tan en peligro siempre, más en estos turbios tiempos, sea venerada como bendita, tanto por los que la profesan como por aquellos que la disfrutan como espectadores.

Y es debido a ese amor y a esa tozudez en hacer Teatro, que Margi Happenings a través de su directora, Marilyn Romero, como de su productora, Gigí González, nos anuncian que a petición del público que no pudo asistir al estreno debido a lo reducido del aforo por problemas de seguridad sanitaria, se realizará otra función el próximo domingo 4 de Abril a las 5:00 pm, para todos aquellos que han reclamado poder disfrutar de otra tarde de sol en ese tan hermoso jardín miamense.

La dirección de Casa María es 1187 SW 22 Terrace, Miami 33129 y la web para obtener las entradas es http://tardesol.bpt.me







Wilfredo A. Ramos
Marzo 26, 2021

Friday, March 26, 2021

Mío (un poema de Thelma Delgado)


Desde que te ví por vez primera
Aquella tarde cálida de verano,
Tengo el alma vestida de primavera
Mi amor germinó, como germina el grano.

Se fue la tristeza, la soledad, el llanto
Los días grises y la desesperanza;
Con una sonrisa a diario me levanto
Y saludo al viento, a la flor, y a la garza.

Hay quien dice que este amor es solo mío
Que loca estoy, que tú a mí no me quieres;
Cuando descalza camino por el río
Pienso en ti y sé lo que para mi tú eres.

Así que no me importa que la gente diga
Lo que es bueno, malo o incorrecto;
Pues tengo, y ruego a Dios me lo bendiga 
Un amor platónico, pero mío y es perfecto.



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Ver

Ares, Euterpe y Víctor Pacheco Arias como muestra (por Verónica Elvira Fernández Díaz)



Ares, Euterpe y Víctor Pacheco Arias como muestra



por Verónica Elvira Fernández Díaz
para el blog Gaspar, El Lugareño





Muchos son los ejemplos de músicos cubanos relacionados con las gestas de independencia. Unos, aportando dinero recogido en sus conciertos para la compra de armas y alimentos. Otros, vinculados directamente a la manigua, desde donde escribieron no solo páginas de nuestra historia, sino también piezas musicales que escuchaba la tropa en momentos de tregua.

En Camagüey, cuna de extraordinarios artistas y suelo donde se gestaron muchas acciones contra el colonialismo español, existen varias muestras de la relación entre Ares y Euterpe. Comencemos por decir que en este territorio se concibió el primer himno para la independencia bajo la pluma de Francisco Agüero Velazco, Frasquito, en 1821. Este tomó el nombre de Himno Cubano, pues en su texto expresaba el anhelo de todo un pueblo por lograr esa independencia. Cuando se analiza este himno, desde el punto de vista musical, se encuentran asombrosas semejanzas con el himno compuesto 47 años después por Pedro Figueredo, Perucho, intitulado Himno de Bayamo, devenido Himno Nacional.

Entre las semejanzas musicales de estos himnos destacan la igualdad tonal y métrica —Fa M y compás binario de cuatro tiempos— y el mismo tipo de comienzo anacrúsico con una figuración rítmica idéntica que acentúa el tempo marcial indicado a comienzo de ambas partituras: 

Incluso mantienen una similar distribución de compases por frases, las que son repetidas en ambos casos a través de arcos de primera y segunda vez.


En relación al texto también hay semejanzas increíbles y con solo analizar la primera estrofa, estaremos de acuerdo en que en ambas composiciones se expresan deseos y sentimientos similares:


Gonzalo Roig reconoció a este himno cubano compuesto en Puerto Príncipe, actual Camagüey, como primer exponente de las relaciones entre música e independencia cuando expresó: “[…] el primer himno que se escribió para la revolución cubana, tanto su letra como su música, […] fue, el realizado por el patriota Francisco de Agüero y Velasco (Frasquito) en 1821 en el Camagüey y que se tituló Himno Cubano”(2).

En octubre de 1868 se vuelve a encontrar en el contexto musical camagüeyano otro himno titulado cubano. Este aparece bajo la música del pardo Vicente de la Rosa —director de la orquesta de negros y mulatos libres San Fernando—, con letra de Pamela Fernández. Este himno tuvo un arreglo a banda que fue donado al Museo Provincial por Antonio Muñoz quien fue su instrumentador.

Con respecto al Himno de Bayamo de Perucho Figueredo se encuentran también asombrosas semejanzas más allá de la igualdad entre compás, tonalidad y tipo de comienzo. Me refiero a fragmentos de música casi idénticos, relacionados, a su vez, con un fragmento del aria “Non piú andrai” de la ópera mozartiana Las bodas de Fígaro

Himno Cubano (1868). Vicente de la Rosa 
Himno de Bayamo (1868). Pedro Figueredo.


Si bien ninguno de estos himnos cubanos escritos en la entonces ciudad de Puerto Príncipe es reconocido por la musicología actual, a muchos principeños le cabe el honor de realizar versiones importantes que convirtieron el Himno de Bayamo de Perucho Figueredo en el actual Himno Nacional(3). El primero de ellos fue Emilio Agramonte Piña(4), quien asume la tarea de versión a instancias de José Martí a quien conoció en New York. Después del incendio de Bayamo en 1868, donde se perdió la partitura original compuesta por Perucho Figueredo, el Himno de Bayamo continuó cantándose por tradición oral, pues la versión que el propio Perucho hiciera a petición de la señorita Adela Morel en la finca camagüeyana de La Santa María, no se conoció hasta 1912. De manera que aquel himno transmitido por tradición oral entre los emigrados cubanos fue el que Martí, organizador de la guerra del 95, decidió dar a conocer, tarea para la que eligió a Emilio Agramonte. Aquella transcripción realizada por Agramonte a partir del recuerdo de los emigrados en tierras de Norteamérica, se publicó en el número 16 del periódico Patria en New York el 25 de agosto de 1892.

La partitura de Agramonte incluía, además de melodía y letra, una armonización para piano. En esa primera publicación se omitió de la letra las últimas cuatro de las seis estrofas que después aparecieron en la partitura que Perucho reescribiera para la señorita Adela Morel, quedando intactas las dos primeras estrofas con las que se le cantó desde entonces y definitivamente desde su consagración como Himno Nacional.

A finales de 1898, el maestro, músico y director de banda Antonio Rodríguez Ferrer fue comisionado para armonizar, orquestar e interpretar el Himno de Bayamo, con cuya ejecución se daría recibimiento en Guanabacoa al primer contingente militar cubano en llegar a esa ciudad una vez concluida la contienda bélica. Rodríguez Ferrer se planteó la tarea tomando como base la línea melódica que había plasmado Emilio Agramonte en su transcripción, pero no su acompañamiento de piano pues utilizó la banda como formato instrumental y le agregó la diana introductoria que hoy lo identifica, si bien en el propio año de 1898 una de las versiones del himno escritas por Marín Varona contiene una diana introductoria similar:

Ej.: 


Un himno vinculado a Camagüey es el Himno Invasor, compuesto a finales del siglo XIX en los campos insurrectos. El autor de sus versos Enrique Loynaz del Castillo narró en su diario por qué concibió la pieza y quién la musicalizó. Por el interés de los datos que aporta su testimonio merece citarse íntegro:
Recorríamos la casa de La Matilde (Finca perteneciente a Francisco Argilagos, padre de Matilde, esposa de Eduardo Agramonte Piña), a poco de acampar, por curiosidad y por obtener alguna raspadura de los miembros del Gobierno allí alojado. En las paredes del edificio leímos algunos insultos que nos dejaron los soldados enemigos, en vez de esperarnos para combatir. En una ventana blanca y azul había algo distinto: unos bellos versos, bajo el dibujo de una pirámide coronada por española bandera. […]

En ese momento, sobre la otra hoja de la misma ventana, pinté la bandera de Cuba, y bajo su glorioso palio, escribí estos versos […]:

¡A las Villas valiente cubanos!
A Occidente nos manda el deber
De la Patria arrojar los tiranos
¡A la carga: a morir o vencer!

---------------

¡Orientales heroicos, al frente
Camagüey legendario, avanzad
Villareños de honor, a occidente.
¡Por la Patria, por la Libertad!

--------------

A la carga, escuadrones, volvemos,
Que a degüello el clarín ordenó,
Los machetes, furiosos, alcemos,
¡Muera el vil que la Patria ultrajó!(5)

Alguna que otra estrofa, innecesaria, escrita en aquella ventana, fue por mí suprimida, o modificada durante la campaña. En aquel ambiente caldeado al rojo, los versos de la Invasión, como enseguida lo llamaros, parecieron un reguero de pólvora. […]

¡El himno estaba consagrado! Aquel exitazo me animó a buscarle melodía apropiada al verso. Horas y horas de solitarios ensayos fijaron en mi memoria una melodía altiva y enardecedora. Con ella me dirigí al general Maceo […]

Y a medida que yo canturreaba los versos, la mirada se le animaba. […] “¡Magnífico! ― dijo ― […] Véame a Dositeo, para que mañana temprano lo ensaye la Banda.” […]

Al día siguiente el Ejército Invasor tenía un himno. Con él iba a recorrer la República(6).
José Marín Varona, ese músico calificado como “ilustre desconocido” fue el camagüeyano que realizó una significativa labor musical en cuanto a versiones(7) de himnos patrios. El Himno invasor en versión de Marín Varona presenta características a través de las cuales se puede apreciar más claramente la relación y compromiso de este camagüeyano con el proceso independentista, tanto en su pensamiento como su labor creativa. Esta versión y arreglo musical fue publicado en La mejor música del mundo

En tanto arreglo, José Marín Varona convierte la composición para banda de Dositeo Aguilera en una obra para voz y piano, el trabajo de transcripción se evidencia, sobre todo, en la estructura y la incorporación de toques de corneta como enlace entre las partes musicales del himno. Este elemento estructural es importante, ya que los toques de corneta presentes en la guerra de 1868 y 1895 fueron compuestos por otro camagüeyano: Eduardo Agramonte Piña, y constituyen una reafirmación del sentimiento patriótico que movió a los hombres de Puerto Príncipe desde principios del siglo XIX más que un homenaje.

La versión así definida del Himno invasor de Marín Varona, es mucho más elaborada musicalmente que su adaptación del Himno de Bayamo. Además de las secciones de enlace referidas, la estructura se enriquece por la alternancia tonal y métrica ofreciendo variedad en el desarrollo melódico. Al igual que en el Himno de Bayamo se evidencian cambios sustanciales con respecto a la letra escrita por Loynaz del Castillo, transformaciones que se producen, en lo fundamental, por ajuste a la música y el formato pianístico.

Otras composiciones de tema patrio escritas por músicos de Camagüey son canciones como Jucaral(8) y Canción histórica Eduardo Agramonte, con texto de Ramón Roa y música arreglada por los soldados del 1er Batallón con tono musical de Silvestre Montejo. Danzas dedicadas a Joaquín de Agüero como La sombra y Los Lamentos; dianas, marchas y valses de tema patrio compuestos por Víctor Pacheco Arias, a quien dedicamos un especial aparte.

Pacheco Arias nació en Manzanillo, Granma en 1835 y residió en Camagüey desde muy joven, donde murió en 1910. Se desempeñó como compositor, clarinetista y director de agrupaciones musicales. Fundó la Banda del Tercer Cuerpo del Ejército Libertador, más tarde Banda Libertad, que fue la más numerosa y perfectamente organizada de las que existían en los campamentos del Ejército Libertador. 

Banda Libertad
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La banda Libertad fue creada finalizando la guerra de 1898. Desde noviembre de 1896 el general Javier de la Vega Basulto, jefe de las fuerzas insurrectas del Camagüey, obtuvo del generalísimo Máximo Gómez el permiso para organizar una banda de música. Los instrumentos fueron enviados desde Puerto Príncipe por distintos comunicantes y luchadores clandestinos. Se dice que el padre Gonfaus pasó muchos de los instrumentos musicales bajo su sotana. Para ella, Pacheco compuso algunas obras, entre las que se halla la conocida como vals El campamento. Ejecutó sus obras en plena manigua y al finalizar la guerra decidieron continuar su labor con el nombre de Banda Libertad, pero se disolvieron por falta de apoyo económico en los primeros años de la República.

Para esta banda, Pacheco Arias escribió, también, el paso doble El triunfo, pieza que fuera ejecutada durante la entrada de los mambises por la actual Avenida de la Caridad al regreso de la guerra en 1898. Al respecto Marcos Tamames reseñó en el blog Gaspar, el lugareño, citando a su vez, fragmentos de “La gloriosa vuelta de los libertadores” de Abelardo Chapellí Marín:
Aún recordamos con cuanta alegría oímos las campanas de la iglesia de La Caridad, que repicaban intensamente, a medida que se aproximaban las fuerzas cubanas. Nuestra banda de música Libertad mandada por el inolvidable Capitán Pacheco entonaba el magnífico paso doble El Triunfo, original de dicho capitán […] Todo el elemento civil de la Revolución con sus capitanes, prefectos, gobernadores, subprefectos y jefes de postas y de predios, en fin, todos cuanto de una manera u otra habían contribuido al triunfo de la Independencia de la Patria, venían en aquella formidable parada militar, que hacía su entrada en Camagüey al grito de Viva Cuba Libre(9).
Víctor Pacheco fue también un entusiasta de la música lírica. En las visitas de compañías de ópera u otros géneros al Teatro Principal formaba las orquestas, instrumentaba las partituras y dirigía la agrupación. Su orquesta ofrecía bailes en la Benemérita Sociedad Popular Santa Cecilia alrededor del año 1886. Allí amenizó un concierto en honor al padre Olallo totalmente gratis en 1898. 

Como mambí fue hecho prisionero y condenado a muerte por los españoles, pidió como última voluntad interpretar algunas piezas en su clarinete y un comandante español lo invitó a formar parte de una banda que estaba integrando bajo el nombre de Isabel la Católica e inteligentemente aceptó, perdonándosele la vida. Tres meses después volvió a la manigua hasta lograda la independencia y falleció con el grado de capitán del Ejército Libertador. 

Pacheco Arias abordó, además, la música sinfónica y contribuyó con la creación de orquestas de este tipo. Tal es el caso de la orquesta de Gabriel de la Torre Álvarez, creada en 1890 con su ayuda. Ya que puso a todos sus músicos a disposición de Gabriel de la Torre Álvarez y él mismo se propuso aprender a tocar el oboe para incorporarse al ensemble. La primera presentación en público de esta agrupación se efectuó en la Benemérita Sociedad Popular Santa Cecilia. Se conocen otras en el Casino Campestre y una en el Teatro Principal acompañando una escena de la ópera Il trovadore de G. Verdi, junto al coro catalán de Félix Rafols.


Otras de las composiciones de Pacheco Arias son los valses El campamento y Tropical, dedicado al general Loynaz del Castillo y la diana La aurora. Compuso también obras religiosas como la escrita el 2 de noviembre de 1878 para la vigilia y la misa del día de la conmemoración de los Santos Difuntos en la Parroquial Mayor, por la que se le pagó 14 pesos.

Los valses de Pacheco Arias, aunque mantienen la rítmica base del género europeo, se diferencian de aquel por el significado de los títulos y las personas a las que se dedican, junto a otros elementos que aporta el compositor. Por ejemplo, la criollización del vals llamado en muchos países latinoamericanos como vals tropical y en el caso de El Campamento la incorporación del trío como parte de la coda.

La obra de Víctor Pacheco Arias tuvo continuidad en sus hijos Eduardo, Víctor y Liduvina Pacheco Zaldívar, todos vinculados de una u otra forma a la música. Eduardo, fue clarinetista como su padre y se desempeñó como solista en la Banda Municipal de Camagüey. Víctor, aunque se inclinó por el violín, se desempeñó como trombonista en la banda militar del Ejército Libertador, a la que se alistó como alférez y Liduvina destacó como compositora de zarzuelas, rara habilidad para una mujer de la República, e intérprete de mandolina. Su zarzuela El gremio de las costureras, tuvo cierto éxito en la época. Esta es una familia y una obra desconocida, que hoy damos a la luz contribuyendo a develar una página más de nuestra historia musical lugareña.




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1. Texto publicado en El Cubano Libre (2da. Edición Suplementaria, Bayamo, martes 27 de octubre de 1868, año I, núm.4) Apud. José Antonio Pérez Martínez: “El himno nacional de la República de Cuba”, Revista Calibán, nro. XXII, mayo-agosto, 2015. ISSN 2075-6046. http://www.revistacaliban.cu/articulo.php?numero=22&article_id208

2. Ramiro Guerra: Historia de la nación cubana. Tomo VII. Capítulo 2. Libro 8vo. p. 435.

3. Entre ellos, José Marín Varona, Himno Bayamés; José Molina Torres, Himno Nacional; Gaspar Agüero Barreras, El himno de Bayamo y Luis Casas Romero, Himno Nacional, además de un arreglo para banda de José Molina Torres a su propia versión para piano, esta vez para banda.

4. Emilio Agramonte Piña nació en Puerto Príncipe el 28 de noviembre de 1844 y muere en La Habana el 31 de diciembre de 1918. A los 36 años se vincula con trabajos editoriales en periódicos de la villa. Siguiendo una línea profesional sostenida por los Agramonte, estudia Derecho en España y recibe instrucción musical en Italia y Francia con Delle Sedie y Delsonte, a su regreso a Puerto Príncipe, asume la dirección artística de la sección de música de la Sociedad Filarmónica, donde se realizaban ya los preparativos para la guerra; acciones que lo inducen a partir hacia el exilio en New York en 1873. En esta ciudad conoce a José Martí, el que dedica al camagüeyano varios artículos en el periódico Patria y donde expresa justificados elogios hacia Emilio; no solo por sus cualidades revolucionarias y patrióticas, sino también por sus conocimientos de la pedagogía del canto y la interpretación lírica.

5. Del original consignado en el texto mencionado, hemos seleccionado algunas estrofas para no hacer la cita tan extensa.

6. Cfr. Enrique Loynaz del Castillo: “El himno invasor” en, Memorias de la guerra. Pp. 220-223.

7. Se llama versiones a cambios en la melodía, letra, título u otros elementos compositivos.

8. Esta canción fue compuesta el 4 de julio de 1851 en San Francisco de Jucaral donde Agüero designó su Estado Mayor y donde el mismo día que reza la partitura citada, escribió un documento que ha sido conocido como el juramento de Joaquín de Agüero y donde expone sus criterios sobre la esclavitud. Cfr. Elda Cento: El camino de la independencia…P. 92-93. 

9. Cfr. Abelardo Chapellí Marín: “La gloriosa vuelta de los libertadores” en, Marcos Tamames: Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia (frag.) en, Gaspar, El Lugareño http://ellugareño.com/2020/02/calles-y-callejones-de-camaguey-calle_27.htlm?m=1 publicado el 27 de febrero de 2020. Agradezco al amigo Joaquín Estrada por el dato.





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Bibliografía

ÁLVAREZ ÁLVAREZ, Luis (comp).: “La cultura en Puerto Príncipe”. Camagüey, Centro de Estudios Nicolás Guillén, 2000.

Arzobispado de Camagüey, Fuentes históricas documentales, Convento de La Merced. 

Biblioteca Nacional José Martí, Sala Cubana: «Crónica», «Que hay de zarzuelas», Revista Camagüeyana, Segunda Época, Año I, 1: 8. Puerto Príncipe, 1886.

GIRO ALMENARES, Radamés: Diccionario enciclopédico de la música en Cuba, t. III, Ed. Letras cubanas, La Habana, 2007.

FERNÁNDEZ DÍAZ, Verónica: “La intertextualidad en el estilo de la música principeña del siglo XIX” en, Revista Clave No3, año 15, 2013. Segunda época. 

FERNÁNDEZ DÍAZ, Verónica: Diccionario de música camagüeyana. Siglo XIX. Camagüey, Ediciones El Lugareño, 2016.

MARTÍN CALERO, José y Leopoldo Valdés Quesada, (ed.): Cuba Musical, Molina y Cía. Impresores y Papeleros, La Habana, 1929. 

MÉNDEZ MARTÍNEZ, Roberto.: «Puerto Príncipe, entre la ópera y el piano», Antenas, Tercera Época, 11: 3-12, Camagüey, enero-abril, 2004.

PUIG FUENTES, Jorge E.: Panorámica de nuestros músicos del siglo XIX, Academia de Ciencias de Cuba, La Habana, 1975.

TORRE ÁLVAREZ, Gabriel de la: Mi vida profesional revisada a los 80 años. Imprenta Cuba Intelectual, La Habana, 1944.



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Ver Verónica E. Fernández Díaz en el blog


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Verónica E. Fernández Díaz. Nació en Camagüey, el 28 de enero de 1972. Doctora en Ciencias sobre Arte, Profesora Titular e investigadora Auxiliar de la Universidad de las Artes y el Centro de Estudios Nicolás Guillén. Premio Anual de Investigación Cultural 2007 con “Diccionario de la música camagüeyana. Siglo XIX” y 2015 con “Música e identidad cultural. Puerto Príncipe 1800-1868. Premio CUBADISCO 2014 en Producción de Investigación Musical con el CD Páginas de vida. Música camagüeyana del siglo XIX. 3er Premio de Musicología Argeliers León de la Uneac 2017 con el estudio de la obra de José Marín Varona.

Ha publicado entre otros: el libro Diccionario de Música camagüeyana. Siglo XIX, y varios artículos en Cuadernos de Historia Principeña de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, el Anuario de la Universidad de las Artes y la revista Antenas de su ciudad natal. También tiene trabajos publicados en la revista Videncia de Ciego de Ávila, Sic de Santiago de Cuba y Clave de Ciudad de La Habana, así como artículos en varios libros. Otros trabajos suyos se han publicados en Lisboa, Portugal; Baeza, España y Santiago de los Caballeros, República Dominicana.
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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