Tortuguilla es parte del llamado semidesierto de Baitiquirí, está situada en la franja costera sur que enfrenta al mar Caribe y rodeada en el otro extremo por macizos montañosos, es la zona más árida y seca de Cuba por lo que nunca ha sido utilizada desde el punto de vista económico; tiene el record de las precipitaciones más bajas en la Isla y el suelo más esquelético. En Tortuguilla nunca llueve y si sucede, sólo son unos escasos chubascos durante todo el año. Las precipitaciones están por debajo de los 400 mm al año. En la época de lluvia (mayo-octubre) pueden llegar a 600 mm, y en la seca que se corresponde con el invierno, las precipitaciones están por debajo de los 200 mm. Las temperaturas son altas, oscilan entre 30° y 34° en el verano, y en el invierno promedian en el día 30° y en la noche entre 25° y 30°.
Pero Tortuguilla posee características ecológicas singulares, un valioso paisajismo con extrema sequía y la vegetación es muy pobre pero original, donde proliferan los cactus, agaves y otras variedades de plantas muy adaptadas a la desertificación. También existen interesantes zonas arqueológicas. Los paisajes constituyen uno de los valores fundamentales dentro del territorio que se corona con la representación de las terrazas marinas ubicadas entre Baitiquirí y la localidad —Allí se cumple el dicho muy occidental de que “La Habana es Cuba y lo demás paisaje”—. Dichas terrazas son de las más pronunciadas en el país, tienen siete niveles de escalón debidos de los movimientos progresivos de levantamientos que sufrió esa área. Esos accidentes naturales se producen desde la era Cenozoica en el período Paleógeno superior; cuando ocurren los movimientos oscilatorios y la acción erosiva de las aguas, también aparecen rocas abrasivas —dientes de perro— estalagmitas, estalactitas y columnas que dan una gran belleza a las terrazas.
Por todas sus características y la vecindad con la playa Yateritas —la más cercana a la ciudad de Guantánamo— Tortuguilla fue la localidad escogida por la alta y mediana sociedad guantanamera para hacer allí su lugar de veraneo. Construyeron enormes casas llenas de cuartos para amigos y familiares en las alturas; y a ras del mar, bajando por una larga escalera que como una herida atraviesa el centro de las terrazas, formidables piscinas que se alimentaban con la entrada y salida del Caribe. Estos detalles unidos a un buen restaurante, un salón de baile y otros divertimentos, convirtieron el lugar en una zona muy exclusiva.
A la llegada de
fidel al poder (no hay error, se escribe con minúscula) la gran mayoría de aquellos propietarios —médicos, banqueros, comerciantes— salieron del país buscando libertad rumbo a los Estados Unidos de Norte América, España y otros países, dejando atrás las mansiones que fueron reposeídas por el gobierno, y entregadas a cualquiera que fuera su simpatizante. Con ello llegó la destrucción, el
acabose, el deterioro; en un abrir y cerrar de ojos demolieron la mayoría de las propiedades y actualmente se pueden ver los restos del cataclismo. Se mantienen en pie, desencajadas, descoloridas y obsoletas algunas edificaciones, y solamente una de las piscinas en las que se divertía la familia que viajaba desde la capital de ciudad —unos cuarenta y tantos kilómetros para disfrutar del mar. Hoy gran parte del territorio está tomado por unidades militares, ya que por esa pequeña bahía se han detectado varias migraciones de haitianos, también porque la base naval norteamericana radicada en Caimanera es su vecina. Únicamente el entorno paisajístico se rebela contra la devastación del hombre, agreste solido, agresivo, retando al tiempo y lo que vendrá.
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Ena Columbié, “LaPitu” Guantánamo, Cuba. Poeta, ensayista, crítica, narradora y artista. Licenciada en Filología. Ha obtenido numerosos premios en crítica literaria y artística, cuento y poesía. Ha publicado los libros: Dos cuentos (Narrativa. Cuba 1987), El Exégeta (Crítica literaria. Cuba 1995), Ripios y Epigramas (Poesía Cuba 2001) y Ripios (Poesía. USA 2006) y en las antologías: Lenguas Recurrentes (1982), Lauros (Cuba 1989), Epigramas (Cuba1994), Muestra Siglo XXI de la poesía en español (USA 2005), La Mujer Rota (México 2008). Dirige la editorial, Ediciones EntreRíos. Ha colaborado como editora en la editorial La Araña pelúa de París y en La Peregrina Magazine, así como en diversos proyectos privados independientes.
Como fotógrafa ha publicado en revistas y periódicos de USA. Reside en Miami, Florida. USA.
(Opus Habana). A las 12:08 a.m. del martes 29 de abril de 1952 hacía su entrada para siempre en el Paradero del Príncipe, el tranvía P-2 con el número 388, último que circuló por las barriadas habaneras en su postrer viaje de regreso a su lugar de origen. Había salido a las 11:22 horas de la noche anterior, o sea, el lunes 28 de abril (confronta) para cumplir su itinerario habitual, que a la postre devino en hecho histórico. (ver El ultimo tranvía de La Habana)
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