Monday, February 1, 2021
Sunday, January 31, 2021
Camagüey visto en 1910 (by Irene A. Wright)
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Ver en el blog
Candita Batista de regreso, luego de "un gran recorrido por Europa".
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Ver en el blog:
Candita Batista (Senado. Camagüey. Octubre 3, 1916 - Camagüey. April 1, 2016)
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Foto/ El Camagüeyano. Abril 1954.
Cortesía de Juan Antonio Balboa
Señora Domitila García Coronado (por Bernardo Costales y Sotolongo. 1881)
No busqueis en sus cantos la energía
Que en varonil acento se pronuncia;
En cadenciosa y suave melodía
Las notas de su lira nos anuncia
Una alma en flor abierta todavía.
Cubana es: el Camagüey su cuna
Meció apacible, y la opulenta Habana
Los brazos le tendió con tal fortuna,
Que colmando su dicha soberana
La coronó feliz como a ninguna.
Y coronado el natural anhelo,
En madre de familia la transforma;
Halla en el hogar dulce consuelo,
Y en los encantos que en su mente forma
Crea un Dios en su esposo, en su hija un cielo.
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Domitila García Coronado (1847 - 1937), camagüeyana a quien se le considera ser la primera mujer en Cuba que ejerció de manera profesional el periodismo y la tipografía.
Leopoldo Romañach y Don Bosco. Historia poco conocida de un encuentro romano (por Carlos A. Peón-Casas)
La anécdota de aquel suceso se nos pierde en la memoria, evocada por el propio pintor un poco antes de su fallecimiento cuando lo revelara a un cronista de la revista Bohemia allá por al año 1950.
El suceso en sí no pasó de ser un minuto fugaz en la vida del conocido pintor cubano que para tal época no precisada de su temprana carrera como artista plástico, hubo de vivir en Roma haciendo pininos en aquella capital del arte mundial(3).
La narración de aquel encuentro tal y como hubo de referírsela al cronista de Bohemia, ilustra al curioso lector sobre aquellos singulares pormenores:
Yo tenía mi estudio en Roma en un barrio pobrísimo. ¡Imagínense! Becado por el gobierno de Santa Clara, recibía una pensión de cuarenta pesos apenas. Eran mis días de bohemia. Escaseaba el pan, y la mayor parte de las veces, la calefacción también. ¡Ah pero tenía el calor de la juventud!
-A mis vecinos, a la portera y a no pocos niños de la pensión había oído decir: ¡Don Bosco es un santo! Los había oído, pero no los había escuchado. Por entonces, nada que no tuviera relación con el arte era digno de mi atención. Vivía esa deliciosa, esa maravillosa embriaguez del color y de la forma que, a pesar de todos los pesares, ha sido el secreto de mi felicidad personal. Una tarde, llegó a mi estudio un muchacho español de Teruel que también venía a Roma con el dudoso disfrute de una beca para estudiar pintura (…)
Traía varias cartas de presentación y recomendación. ¿Por qué no viene Ud. conmigo a entregarlas Romañach? Así paseamos y charlamos. Accedí. No tenía modelo disponible y el carbón se agotaba en la estufa. Por otra parte ¡Roma es tan linda a la hora del véspero, envuelta en lo lujos polícromos del ocaso! Salimos por el Ghetto, remontamos Chiavari y alcanzamos un callejón en el que habitaba el general de los Jesuitas. Mi colega y el de Loyola charlaron un rato sobre Teruel. Cumplida la visita bajamos por la Vía Nacional en uno de cuyos extremos estaban haciendo el ya famoso Altar de la Patria. Dando palique sobre cosas de arte, seguimos avanzando hasta que mi compañero divisó en la esquina más próxima dos sacerdotes que parecían en la espera de un carruaje. Mire Romachach -apuntó el de Teruel- aquel cura es de mi pueblo. Vamos a saludarlo. ¡El otro sacerdote era Don Bosco! Ya el comentario popular le formaba un halo de santidad en torno del cabello que se hacía blanco. Era, por su tipo, un legítimo piamontés tostado por el resol del Po. Hombre de mediana estatura, recuerdo con precisión -¡como que lo miré con ojos de pintor empeñado en arrancar a la anatomía todos su secretos!- la roja pigmentación de su piel. Cuando hubimos cambiado unas frases de cortesía y recibido de los sacerdotes, en plena calle, la bendición, el teruelano y yo seguimos nuestro vagabundeo amable por Roma bajo el Crepúsculo(4).
Para el pintor que no volvió a ver nunca más al Don Bosco que sería santo, la impresión fue definitoria para su vida. Su relato a los periodistas que lo entrevistaron, salvaba para la posteridad aquella experiencia de juventud que en aquel minuto pareciese trivial y resultó ciertamente trascendente.
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- Leopoldo Romañach: Pintor cubano. Nació en Sierra Morena, cerca de Corralillo, Las Villas. Maestro de varias generaciones de pintores importantes en la Academia de San Alejandro, de la que también fu director. Ganó muchos premios en concursos nacionales e internacionales. Murió en 1951. Su obra mayor se colecciona en el Museo Nacional y en otras colecciones como la del Museo Ignacio Agramonte de Camagüey. En Pintores Cubanos Gente Nueva. La Habana. p.63
- Don Bosco: Juan Melchor Bosco Occhiena. Fundador de los Salesianos. 16 de agosto de 1815 Reino de Piamonte-Cerdeña- 31 de enero de 1888, Turín. Beato en 1929. Canonizado en 1934.
- Mirando en sus datos biográficos entendemos que el hecho estaría sucediendo en un momento primero de su juventud luego de sus primeros cursos en San Alejandro, que lo llevaron a la Escuela Libre de Roma, antes de 1888, pues esa fue la fecha de fallecimiento de Don Bosco. Por lo que barruntamos se trataba de un Romañach veinteañero, pues había nacido en 1862
- Yo Conocí a Don Bosco por Leandro García. Bohemia, 1950 (El volumen consultado carece de portada y su página legal falta también, no tenemos por tanto la precisión de la fecha exacta de la emisión, barruntamos por el contenido, correspondería a los meses de marzo o abril de aquel año)
Comida en el Camagüey (por el P. Antonio Perpiñá, escolapio. Año 1889)
Al ocuparme de nuestra comida á lo cubano (hora de media tarde), debemos recordar, que fué abundante, opipara y espléndida. En vez de la divertida sopa á la Julién, hubo la olla propia del campo, hubo el ajiaco. Pero, isanto Dios! ¡qué ajiaco! En vez de hallarse en él los plátanos á medio pelar, más bien se encontraban piernas de guinea ó de capón. En vez de encontrarnos con el duro tasajo, con la yuca, el ñame y la malanga: más bien se pescaban grandes tajadas de ternera, pechugas de codorniz ó alones de rico pato.
Después que salió este ajiaco especial, vino lo que sirve de vanguardia en los almuerzos cubanos; vino el apetitoso arroz blanco acompañado del huevecito y de las tajaditas del exquisito y nunca bien ponderado plátano frito.
Luego de este predilecto plato, sirvióse el pescado frito acompañado con la ensalada propia del país, el sabroso aguacate. Los jaricos y jicoteas aparecieron con el exquisito quimbombó. Hubo pasteles de mata-hambre, y también de catibía compuestos de la pasta del casabe, huevo fresco, manteca y bija colorante.
Sin contar otros requisitos, no faltaron buenos rellenos, albondiguillas azucaradas y también coscorrones fritos.
Pero, si debemos profundizar sobre el convite, lo grande fué, que aparecieron guisados tan extraños, que no pudieron ser calificados ni como españoles, ni reconocidos como cubanos. Unos decían: esto es el budin de los ingleses; otros, esto es el bichof de los alemanes. No faltó quien sostuvo comer el waterzóo de los flamencos, y otros más adelantados afirmaron probar el koulbac de los rusos. Entre tanta divergencia de opiniones sobre materias gastronómicas, levantó uno la voz, y dijo: Señores, la paella valenciana! — Esa voz fué al punto ofuscada por la explosión general y espontánea de «¡Viva D. Gabriel!; ¡Viva el gran cocinero del Maraguán!»
Para hacer una pequeña pintura de aquel sabroso manjar, confeccionado por el inteligente propietario de la Industria, debemos decir; que reunía todas las ventajas recomendables, y era superior á toda clase de paellas, tortadas, tortillas y xapoipas de América. Era realmente un conjunto de exquisidades; era un compuesto bien combinado de pechugas de guinea, de guanaros y de codornices con la parte más blanca y preferible del fresco pescado. Toda ella iba acompañada de unos guisantes tiernos, un puñado de blandos espárragos y las hojitas más blancas de la col. Con esto, ¿quién podrá comprender el resultado magnifico de ese conjunto de requisitos, si agregamos el realce que le daban las especies aromáticas; los polvos de limón, la preciosa canela de Ceilán y el clavo de las Molucas?
Así finalizó aquella opípara comida entre la explosión que produce el espumoso champagne, la suavidad de los licores de Zara y de Flandes, y los mejores vinos de nuestra España.
Los densos humos del rico tabaco fueron precursores de la proximidad de una noche oscura, en la cual, todos los de aquel divertido congreso dormimos como un lirón.
"El Camagüey. Viajes pintorescos por el interior de Cuba y por sus costas". P. Antonio Perpiñá, escolapio. 1889.
Saturday, January 30, 2021
Retrato de la muy joven Dulce María Loynaz
Retrato de Dulce María Loynaz y Muñoz realizado por Maribona en el año 1920, publicado en Bohemia, julio de 1921, con motivo de que "su primer tomo de versos " estaba "próximo a ver la luz". (JEM)
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Ver en el blog
"El mal existe". A propósito del IV Domingo del Tiempo Ordinario. (por el P. Alberto Reyes)
El mal existe, sería una ingenuidad negarlo. Existe en nosotros y en los demás.
Teóricamente, no queremos el mal, pero en la práctica las cosas son diferentes.
El mal quiere ser dejado en paz, para poder hacer su trabajo. Es por eso que, si el mal que nos rodea no provoca daños graves, o no toca nuestros intereses, o no daña a los nuestros, tendemos a dejarlo tranquilo. Y se deja tranquilo porque, entre otras cosas, sabemos que el mal, cuando es molestado, se rebela, se nos enfrenta, se defiende, y ya tenemos demasiadas preocupaciones y ocupaciones en este mundo como para “complicarnos la vida” con el mal que actúa en los demás, siempre y cuando –repito- ese mal no nos alcance. Vemos cómo el mal “externo” deshumaniza, destruye los valores que permiten una vida y una sociedad sólidas, pero tranquilizamos nuestra conciencia poniéndole la etiqueta de que son “problemas de los demás”.
En nosotros para algo similar. Hay males que conocemos, que sabemos que existen en nosotros, males con los que convivimos, pero que, de cierto modo, nos gustan, nos “ayudan”, nos dan momentos de bienestar. Y se repite la dinámica: si no nos meten en problemas, si no son muy evidentes, si nos permiten “funcionar”, los minimizamos y los dejamos en paz. También porque sabemos que, si los enfrentamos, se rebelarán, y entraremos en guerra, y las guerras sólo son agradables en las películas de acción.
Y mientras tanto, el mal trabaja, en silencio y en paz, como el endemoniado del evangelio que iba a la sinagoga, pero que nunca había dado problemas ante una predicación de la Palabra de Dios que dejaba todo tranquilo, que no molestaba a nadie, que no tocaba las conciencias, una predicación “políticamente correcta”, que hablaba de Dios con el cuidado suficiente de no tocar las llagas de la vida.
Es ante la predicación de Jesús cuando el mal “salta”, se rebela, se vuelve agresivo. El mal no tolera al que se le enfrenta, e intenta mostrarse más poderoso de lo que es. El endemoniado del evangelio, en plena sinagoga, lugar pequeño, sereno, empieza a gritar, se hace oír, intenta parecer invencible, tal y como se nos presenta a nosotros el mal cuando decidimos hacer algo. Pero Jesús lo enfrenta, con la seguridad y la serenidad que nacen de saber que el mal nunca es más fuerte que Dios. Y lo expulsa.
No olvidemos que “diablo” significa “mentiroso”. El mal no es un amigo, ni un aliado. El mal siempre traiciona. Y por otra parte, no existe enemigo pequeño. El coronavirus es microscópico, pero se expandió y expandió y, de momento, ha puesto este mundo a sus pies, nos ha sometido. A día de hoy todo tiene que hacer referencia a él: las relaciones humanas, la economía, los viajes, los proyectos… Y nos hemos rebelado, porque nos ha tocado la vida, sin acordarnos que hubo un momento en el cual el coronavirus era solamente “un problema que tienen unos cuantos chinos”.
“Yo decido quién decide mis elecciones”. Porque detrás de cada acto mío están el bien y el mal que hablan a mi conciencia y, cuando hacemos algo, estamos mostrando quién ha decidido mi elección, a quién he dejado vencer en el combate perenne de la conciencia. Cristo, que es fiel, sigue siendo aquel en el cual podemos encontrar la fuerza para decirle al mal, con autoridad: “sal”.
Y al igual que los viejos luchadores, mientras más decida enfrentar el mal mío y del mundo que me rodea, más experiencia tendré de que el mal no es invencible, y de que es posible dejar de estar a merced de las fuerzas hostiles que deshumanizan y destruyen.
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Texto tomado del Facebook del P. Alberto Reyes
Reflexión (por Orlanda Torres)
Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.
Realiza todos los días algo especial que te permita darle rienda suelta a tu poder creativo, y no te dejes abrumar por las circunstancias adversas de la vida.
Debemos aprender a trabajar nuestro interior, para poder enfrentar los desafíos y los retos que nos permitirán crecer.
Cerremos heridas abiertas, lacerantes e imborrables, esto permitirá que nuestro centro espiritual se fortalezca para nuestra evolución.
Trata de recomponer diariamente tu trayecto de vida para que puedas recorrerlo apacible, pero lleno de energía y sabiduría, eso será suficiente para que te empoderes de tu verdadero camino.
No olvides darles significado a las cosas simples de la cotidianidad, porque ese detalle te ayudará a transitar en armonía.
Siempre vive consolidando la paz en tu interior y con los demás. Cree en el poder supremo, porque él nos ayuda y nos sostiene siempre.
Recuerda que ningún ser humano puede transitar sereno, si carece de espiritualidad, trata siempre de escoger un camino esperanzador, aquel que te conduzca a encontrar ese reposo que todos anhelamos para vivir felices.
Y recuerda que no sabemos si existirá un mañana, por eso valora el “hoy” y vívelo dándole su verdadero significado y valor.
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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.
Autora de los libros: "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle). "Los símbolos del Amanecer" (Editorial Voces de Hoy, 2020)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección
Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
- Ser Mujer
Administra:
www.vivencialhoy.blogspot.comwww.facebook.com/vivencialhoyFacebook.com: Orlanda Torres
Instagram: orlanda.torres.3
orlandatq@gmail.comtorres_q@yahoo.com
Autora de los libros: "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle). "Los símbolos del Amanecer" (Editorial Voces de Hoy, 2020)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
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-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
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de las tropas mambises del Camagüey (por Máximo Gómez)
"No podré en verdad formar aún verdadero juicio del estado de las tropas del Camagüey, pues apenas he visto una pequeña parte. Sin embargo de ello, puedo deducir, porque se demuestra el carácter organizador del Gral. Ignacio Agramonte; que a pesar de que aquel Gral. no tenía ni siquiera nociones de milicias, son las tropas, que bajo su dirección presentan hoy, más y mejor organización de todo el Ejército que combate. Y es que aquí en el Camagüey, sólo él, sin ser molestado por los poderes Civiles, supremos, de Gobierno y Cámara, pudo hacer efectiva la disciplina. El haberse disgustado el Gral. Agramonte y Céspedes, fué un bien para la revolución en Camagüey y por lo tanto para Agramonte mismo, pues él; alejó el Gobierno de él y eso fué lo mejor." (Máximo Gómez. Diario de Campaña. Julio 9, 1873)
Friday, January 29, 2021
Accidente de aviación en Cuba
En la mañana de hoy 29 de enero de 2021, se produjo un accidente de aviación, cuando un helicóptero que se trasladaba desde la provincia de Holguín hacia Guantánamo se estrelló contra una elevación.
Como resultado del accidente fallecieron los cinco integrantes de la tripulación.
En estos momentos una comisión del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias investiga las causas del accidente.
Permanencia (un poema de Thelma Delgado)
Cuando sea el momento indicado
La rosa dejará de existir
Pero el rosal que le dio vida
Seguirá al suelo afincado.
La nube negra desaparecerá
Cuando pase la tormenta
Pero la luna que la contemplaba
Seguirá brillando y en silencio sonreirá.
Cuando el barco al atardecer
Se pierda en el horizonte
El mar estará ahí
Como siempre, esperando otro amanecer.
Cuando sientas que todo esté perdido
Y de desamor estés muriendo
Recuerda, el amor permanecerá
Aunque la persona que amas se haya ido.
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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County
Camagüey (by Gaspar Betancourt Cisneros, El Lugareño)
Nuestro Camagüey está situado en el centro de la isla de Cuba; su suelo es fértil; su clima el más benigno y delicioso de la Isla, pues no se experimentan los ardientes calores de Santiago de Cuba, ni los fríos nortes de la Habana. La ciudad-capital tiene por el norte, a diecisiete leguas, el surgidero de Santa Cruz. Conviene que se sepa que todavía no se ha experimentado un solo caso de vómito negro, tan común en casi todas las costas de la América tropical. Los extranjeros y aun las guarniciones militares, que no son nada prudentes en sus alimentos y costumbres, no han sufrido jamás esta enfermedad, y nosotros, los de tierra adentro, ni aun la conocemos.
La espaciosa bahía de Nuevitas está situada en la embocadura del Canal de Bahamas, de manera que los buques de travesía entran en ese puerto sin peligro alguno. Desde Europa y los Estados Unidos vienen a reconocer la Punta de Maternillo, y desde allí al oeste o Cabo de San Antonio corren todos los peligros del Canal y Banco de Bahamas. No puede ser más ventajosa la situación de esta bahía...
En cuanto a los terrenos de la jurisdicción, baste decir que en ellos se da la caña, el café, el cacao, arroz, maíz, tabaco, algodón, etc. Diré más, que aun aquellos terrenos que se consideran aquí como inferiores para algunos de estos frutos, son muy superiores a los de otros países que también los producen. Nueva Orleáns, por ejemplo, no puede producir tanta y tan buena azúcar como los terrenos inferiores que se encuentran entre el Camagüey y sus costas. La Virginia, que produce tabaco, no puede competir con el nuestro de Saramaguacán, Concepción y otras vegas. Y cuenta que el estado de progreso en que se encuentran allá las artes, la maquinaria y los sistemas de cultivo son una ventaja de la mayor consideración; pero la naturaleza ha sido con el Camagüey más pródiga en sus beneficios.
Mas no es ésta la sola ventaja. Nuestra provincia es mejor que las otras dos para la crianza pecuaria. En efecto, bañada por infinidad de riachuelos, o teniendo manantiales tan cerca de la superficie que será muy contado el pozo que pase de veinte a treinta varas, no estamos sujetos a los estragos de la seca; o sólo lo están aquellas haciendas en que la desidia y laceria de los amos se niegan al sacrificio de unos pocos pesos que les ahorrarían pérdidas graves. Nuestros potreros son un testimonio de esta verdad. Ni se crea que hay terrenos tan malos, que no sean buenos para potreros. En todas partes se da la caña, la yerba de guinea, el millo y otros pastos que pueden sustentar de veinticinco a treinta animales por caballería, sin necesidad de abono, bastando la sola operación del arado. (Fragmento de la "Escena Cotidiana" # 18)
Thursday, January 28, 2021
"Los Duendes" de Camagüey (por Janisset Rivero)
por Janisset Rivero
para el blog Gaspar, El Lugareño
"Los Duendes". Año 1967.
De izquierda a derecha: Sergio García Cardalda “Pupy”, Alfredo Martínez,
Jaime Rivero y Rebeca Atienza.
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Tengo la límpida memoria de una noche en la playa Santa Lucía a fines de los años setenta. Recuerdo la oscuridad de la arena, levemente plateada por el resplandor de la luna, las estrellas adornando el cielo de mi querida tierra, las guitarras y las voces de mis padres y de un grupo de hippies que vivían a la interperie, pero que siempre encontrábamos en nuestros viajes a la playa con el grupo musical "Los Duendes".
"Los César": de derecha a izquierda: Julio César Fonseca Benemelis,
Jaime Rivero Benemelis, Alfredo Martínez,
persona no identificada
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Mi padre, Jaime Rivero Benemelis, heredero de una larga tradición musical, había fundado el grupo a fines de 1967 después que el cuarteto "Los César" se había desintegrado. "Los César" fue la creación de mi tío mayor, el compositor y bajista Julio César Fonseca Benemelis. Era un cuarteto de jazz del cual mi padre fue guitarrista, y mi madre, muy jovencita, de vez en cuando sustituyó a otros pianistas y acordionistas.
1967. De derecha a izquierda: Alfredo Martínez,
Jaime Rivero, Rebeca Atienza y Sergio García.
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Inicialmente "Los Duendes" fue también un cuarteto formado por Alfredo Martínez en la batería y voz, Sergio García Cardalda “Pupy” en la guitarra prima, mi madre Rebeca Atienza en el teclado, y mi padre en la guitarra bajo. Para ponerle el nombre siguieron un proceso muy democrático: cada uno escribió en un papel el nombre que quería y los doblaron y pusieron en un sombrero. El papel seleccionado al azar fue el de Alfredo Martínez: "Los Duendes".
Y aquellos nuevos duendes, lograron a través de gestiones y amistades que aceptaran en el Ministerio de Cultura el nuevo grupo musical y comenzaron su camino en la ciudad de los tinajones. De aquel grupo original sobreviven Pupy y mi madre, a los que he bombardeado con preguntas en los últimos días.
De esa época recuerdan un repertorio variado que incluía música instrumental, jazz, bossa nova y también baladas pop y boleros. Se presentaban en el Antillano (donde hicieron su debut), Camujiro, Aeroclub, La Cueva, Salón Rojo y otros lugares concurridos del Camagüey de aquella época.
Para 1968, Pupy fue llevado al servicio militar obligatorio, y fue en ese momento que entró al grupo Osvaldo Castellanos “Molleja”. En los casi dos años que Pupy cumplió el servicio militar y luego fue procesado en una causa por supuestamente no denunciar a otros reclutas que planearon escapar de Cuba, el grupo fue tomando notoriedad. Al regreso de Pupy, este pasó a tocar guitarra acompañante y a cantar en los duos y trios de voz que fueron incorporando al repertorio.
1969. Jaime Rivero y Osvaldo Castellanos
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1970. De derecha a izquierda: Sergio García,
Osvaldo Castellanos y Jaime Rivero
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De forma casi clandestina, la música de "The Beatles" comenzó a escucharse en la Isla, y "Los Duendes" comenzaron a reproducir aquellas melodías con letras en español. Las letras las sacaban entre todos, no eran traducidas de las originales, según me cuenta Pupi eran versión libre. El repertorio se fue ampliando a otros grupos de rock inglés como "Led Zepellin", y los neuyorquinos "Sangre, Sudor y Lágrimas" ("Blood, Sweat and Tears") y "The Fifth Dimension". Aquella mezcla de jazz, blues y rock alucinaba a los jóvenes del mundo entero, y en Camagüey, prácticamente sin acceso directo a esa música, "Los Duendes" tenían todo un sistema de búsqueda y grabación. Amigos especiales y familiares, que contaban con antenas clandestinas, grababan las transmisiones de emisoras de radio europeas y americanas, para que después mi padre las escribiera y las montara.
Concierto de "Los Duendes" en el Teatro Tasende, principios de los 70.
De derecha a izquierda: Alfredo Martínez, Osvaldo Castellanos “Molleja”,
Sergio García “Pupy” y Jaime Rivero.
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Ya a principios de los años setenta, los seguidores de "Los Duendes" crecían y los conciertos en el Teatro Tasende, el Teatro Principal y la Plaza de la Merced (ahora Plaza de los Trabajadores) se llenaban. Las colas de fanáticos eran larguísimas al final de cada presentación, incluso rebasaban las de famosos cantantes como Luisa María Güel, quien se presentó varias veces junto a "Los Duendes". Y en las esferas oficiales los comenzaron a llamar “los inglesitos”.
Década del setenta. De derecha a izquierda:
Jaime Rivero, Sergio García, Rebeca Atienza,
Alfredo Martínez y Osvaldo Castellanos.
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1983. De derecha a izquierda: Rene Herrera,
Alfredo Alonso, Janisset Rivero,
Jaime Rivero, Sergio García,
Nelson Rabades, Roberto Porro y Juan A. Guzmán.
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Yo nací dentro de "Los Duendes", siendo muy pequeña viajé junto a ellos por toda la Isla, cuando se hacía tarde en la noche, me acostaban en la tapa del piano de mi mamá, detrás del escenario, mientras la música y el público sonaban estrepitosamente. También tuve la oportunidad (ya en la década del ochenta) de cantar en escenarios con ellos, cuando fui parte de un concurso de canto amateur, y logré llegar a la competencia nacional con dos canciones en tiempo de bossa nova.
En 1973, se incorporó al grupo Juan Armando Guzmán a la salida de Molleja quien fue el bajista desde 1968, y luego se incorporaron dos saxofones, trombón y trompeta, agregando el sonido de metales para la interpretación de canciones como You’ve Made Me So Very Happy, de "Sangre, Sudor y Lágrimas". Varios saxofonistas tocaron con "Los Duendes", pero de la década del setenta quien se quedó y de hecho es su director hoy, es Alfredo Alonso Díaz “Macuso”. Durante ese tiempo también fue cantante de "Los Duendes" Octavio Salazar. Esa época memorable también contó con el baterista Leoginaldo Pimentel “Leo”, quien además de percusionista cantaba en inglés perfectamente pues había nacido en Estados Unidos, y quien se incorporó después de que Pupy fungió como baterista sustituto y otros bateristas tocaron con el grupo luego de la salida de Alfredo Martínez.
Fines de los 70. De derecha a izquierda:
Roberto Porro, Alfredo Alonso,
Sergio García, Juan A. Guzmán y Jaime Rivero
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1978. de derecha a izquierda:
Leoginaldo Pimentel, Juan A. Guzmán,
Jaime Rivero, Rebeca Atienza y Julián Blanco.
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1979. De derecha a izquierda: Juan Armando Guzmán,
Sergio García, Alfredo Alonso, Leoginaldo Pimentel,
Rebeca Atienza, Jaime Rivero y Roberto Porro.
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De mediados y fines de los setenta, son los covers de los "Bee Gees", Billy Joel y otros cantantes y grupos de habla inglesa. Asimismo, y por la presión creciente desde el Ministerio de Cultura, se vieron obligados a montar otras canciones cubanas, de la trova tradicional, el feeling y la música bailable, aunque nunca abandonaron su estilo original.
Principios de 1980. De derecha a izquierda Rolando, Rene Herrera “Pelusín”, Alfredo Alonso, Manuel de la Torre “El Lobo” y Roberto Porro.
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1983: De derecha a izquierda: Rene Herrera “Pelusin”,
Rolando Méndez, Sergio García, Alfredo Alonso,
Jaime Rivero y Juan A. Guzmán
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A inicios de los ochenta, y al irse Leo para buscar otros horizontes en La Habana, el grupo incorporó más percusión y metales, y durante un período Pupy fungió como baterista hasta la entrada de Nelson Rábades “Florencio” y Roberto Porro “Pancho” en la tumbadora. También de esa época es René Herrera “Pelusín”, Manuel de la Torre “El Lobo” y otros excelentes músicos.
Del liderazgo de mi padre como director del grupo hablan todos al recordar aquellos tiempos. El grupo era una gran familia, no solamente eran los músicos que trabajaban con él. Se preocupaba por sus problemas personales y familiares, incorporaba a esposas e hijos a muchos de los viajes y actividades, y además de tocar juntos, se reunían informalmente, a conversar y “descargar”, creándose entre ellos un nexo personal inquebrantable. A nivel profesional, ellos dicen que aprendieron mucho de lo que saben como profesionales bajo el liderazgo de Jaime Rivero, quien no solamente los hacía ser mejores cada día en sus instrumentos sino que los desafiaba a aprender nuevas cosas, y a “matizar” sus interpretaciones. El amor por la música y por la vida, por la familia y la libertad de crear, es un sello que identificó esos duendes de los primeros quince años, y que viéndolo ahora, con la perspectiva del tiempo, marcó también el carácter de mi padre.
Jaime y Rebeca, en el Floridita de Caracas
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Jaime y Rebeca en Venezuela
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A fines de 1983, mis padres, mi hermana y yo salimos exiliados a Venezuela, dejando atrás parte de la familia y el gran proyecto de mi padre, "Los Duendes". Desde nuestra salida al exilio en Venezuela, mis padres siempre tuvieron trabajo en la música. Se reinventaron como el dúo Jaime y Rebeca y trabajaron en lugares de renombre como “El Floridita” en el centro de Caracas y luego ya en Miami en los noventa en Los Violines, y restaurantes como El Cid y la Caballería Rusticana. En Caracas iniciaron el proyecto de otro grupo musical que al final fracasó por las inestabilidades de la vida exiliada. Pero en Maracay, ciudad donde vivimos casi cinco años, tuvieron fieles seguidores y un público que los valoró enormemente.
En Camagüey, "Los Duendes" continuaron, primero bajo la dirección de Juan Armando Guzmán y luego la de Macuso hasta la actualidad. El repertorio sigue siendo múltiple, aunque ahora es un grupo más grande de música bailable, por el que han desfilado varias generaciones de músicos camagüeyanos de calidad indudable.
Han pasado casi cincuenta y cuatro años desde que aquellos jóvenes se embarcaron en la tarea de crear un grupo de música popular que hiciera la diferencia. "Los Duendes" ha hecho vibrar a disímiles públicos de casi tres generaciones. Estoy segura, que aún en los escenarios de la ciudad de los tinajones, entre las notas vibrantes de los metales, cuerdas y teclados de "Los Duendes", persiste la presencia del duende fundador, mi padre, quien con su energía e ingenioso atrevimiento, ayudó a escribir hermosos recuerdos en la memoria de aquellos jóvenes de ayer.
1983. De derecha a izquierda: Rolando Méndez,
René Herrera “Pelusín”, Roberto Porro, Jaime Rivero, Rebeca Atienza, Juan Armando Guzmán,
Nelson Rábades, Sergio García y Alfredo Alonso.
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Para escribir este artículo colaboraron Rebeca Atienza, Sergio García Cardalda “Pupy”, Juan Armando Guzmán, Rafael Atienza, Ileana Fernández y Alfredo Alonso Díaz “Macuso”.
Carolina Otero, la "Bailarina Española"
X
El alma trémula y sola
Padece al anochecer:
Hay baile; vamos a ver
La bailarina española
Han hecho bien en quitar
El banderón de la acera;
Porque si está la bandera,
No sé, yo no puedo entrar.
Ya llega la bailarina:
Soberbia y pálida llega:
¿Cómo dicen que es gallega?
Pues dicen mal: es divina.
Lleva un sombrero torero
Y una capa carmesí:
¡Lo mismo que un alelí
Que se pusiese un sombrero!
Se ve, de paso, la ceja,
Ceja de mora traidora:
Y la mirada, de mora:
Y como nieve la oreja.
Preludian, bajan la luz
Y sale en bata y mantón,
La virgen de la Asunción
Bailando un baile andaluz.
Alza, retando, la frente;
Crúzase al hombro la manta:
En arco el brazo levanta:
Mueve despacio el pie ardiente.
Repica con los tacones
El tablado zalamera,
Como si la tabla fuera
Tablado de corazones.
Y va el convite creciendo
En las llamas de los ojos,
Y el manto de flecos rojos
Se va en el aire meciendo.
Súbito, de un salto arranca:
Húrtase, se quiebra, gira:
Abre en dos la cachemira,
Ofrece la bata blanca.
El cuerpo cede y ondea;
La boca abierta provoca;
Es una rosa la boca:
Lentamente taconea.
Recoge, de un débil giro,
El manto de flecos rojos:
Se va, cerrando los ojos,
Se va, como en un suspiro...
Baila muy bien la española;
Es blanco y rojo el mantón:
¡Vuelve, fosca, a su rincón
El alma trémula y sola
Jose Martí
Poema X de Versos Sencillos
Foto de María García Granados a Martí: "Tu niña"
Foto/Bohemia. Febrero 1953
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IX
Quiero, a la sombra de un ala,
Contar este cuento en flor:
La niña de Guatemala,
La que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos,
Y las orlas de reseda
Y de jazmín: la enterramos
En una caja de seda.
...Ella dio al desmemoriado
Una almohadilla de olor:
Él volvió, volvió casado:
Ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
Obispos y embajadores:
Detrás iba el pueblo en tandas,
Todo cargado de flores.
...Ella, por volverlo a ver,
Salió a verlo al mirador:
Él volvió con su mujer:
Ella se murió de amor.
Como de bronce candente
Al beso de despedida
Era su frente ¡la frente
Que más he amado en mi vida!
...Se entró de tarde en el río,
La sacó muerta el doctor:
Dicen que murió de frío:
Yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
La pusieron en dos bancos:
Besé su mano afilada,
Besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
Me llamó el enterrador:
¡Nunca más he vuelto a ver
A la que murió de amor!
José Martí
Poema IX de Versos Sencillos
28 de enero de 1899, en la casa de Martí
Se considera el primer homenaje público que se le rindió a José Martí en Cuba.
Representantes del exilio cubano de Key West, develaron la tarja que aparece en el frente de la Casa Natal del "Apóstol".
En los balcones se pueden apreciar en la foto a Carmen Zayas-Bazán, al "Ismaelillo, a Doña Leonor (la madre de Martí) y a una de las hermanas de este.
Entre los asistentes Fermín Valdés Domínguez, Juan Gualberto Gómez y Enrique Loynaz del Castillo. (JEM)
Leonor Pérez, Carmen Zayas Bazán,
Martí hijo, y Leonor, hermana de José Martí.
Imagen tomada dentro de la casa, el 28 de enero de 1899,
cuando se le rindió el primer homenaje público a José Martí en Cuba. Foto/Bohemia
Martí (por Carlos A. Aldao)
El otro trabajador inteligente é infatigable era José Martí el Mariano Moreno de los cubanos, sacrificado pocos años después en aras de su ideal. El haber llevado por meses una vida de contacto casi diario con él, trabajando juntos, el haber penetrado íntimamente en todas las delicadezas de aquella naturaleza selecta y de aquella alma fuerte me mueven á escribir estas líneas como tributo á su memoria.
Era Martí de pequeña estatura y enjuto de carnes, su rostro ovalado con ese tinte casi cetrino característico de los que nacen en países tropicales, su frente bombeada y ancha respondía á un notable desarrollo del cráneo simétrico sin ser grande, cabello castaño, fino y un tanto ensortijado, bigote caído no muy abundante y mosca debajo de la boca de labios delgados guarnecida de dientes fuertes y separados. Lo más notable de su fisonomía eran los ojos, pardos, límpidos, grandes, notablemente apartados entre sí que alejaban toda idea de falsedad ó hipocrecía, con reflejos simultáneos de bondad y fortaleza.
Tengo como estereotipada su figura cuando lo encontraba en el Elevado ó en Broadway envuelto en un paletó de tejido de astrakán raído, con paso corto, rápido y nervioso, llevando siempre debajo del brazo un lío de diarios y manuscritos, mirando al suelo como preocupado y abstraído ¿En qué pensaba? En Cuba y en su independencia, animado por un patriotismo ascético.
Con entusiasmos de apóstol, sin desfallecimientos, en todas las horas y en todos los momentos acarició ese ideal durante diez largos años de ruda labor y constante anhelo. Jamás en medio de las dificultades y desencantos que encontraba en la paciente y ardua organización de su obra, se le oía una expresión de odio ó siquiera de mala voluntad contra nadie, ni contra España. Nunca proferían sus labios, ni en momentos de impaciencia, esas palabras enérgicas y poco cultas usadas en conversaciones de hombres. Era un convencido y un intelectual que después de madura reflexión, seguía su ruta sin cejar.
Encantaba oirlo exponer el papel que representaría en el futuro su Cuba libre, como llave del itsmo perforado y centinela avanzado para resistir el empuje absorbente de las razas del norte. Admiraba á los Estados Unidos, pero no los quería y solía narrar con cierto orgullo haber acompañado hasta la escalera de su modesta vivienda al emisario de Blaine que había entrado en ella á proponerle ventajas pecuniarias, en cambio de cuatro mil votos cubanos de que él podía disponer en Florida y que acaso decidieran en aquel Estado la elección presidencial.
Para juzgar la contextura moral del hombre baste citar estas palabras proferidas en la intimidad y sin petulancia: "Si yo concibiera que puedo perfeccionarme lo haría porque tengo voluntad"; Y la tenía sin duda alguna. Inteligencia eximia, corazón bien puesto, gustos delicados, aficiones artísticas, apreciador de todos los refinamientos del espíritu y del cuerpo, fué la voluntad férrea la que lo determinó á seguir un camino contrario á sus gustos y aficiones.
El joven que concurría al Bar de Hoffman House cuando era moda neoyorkina ir todas las tardes para depositar flores al pié de los cuadros de Bouguereau, se convirtió en maestro de escuela, daba dos clases por semana á negros cubanos que habitaban en Brooklyn. Redactaba en horas y agitado el periódico revolucionario Patria, vivía en los trenes avivando el fuego patriótico en Baltimore, en Filadelfia, en Tampa, en Key West, y donde quiera que latía un corazón cubano y al mismo tiempo mantenía una correspondencia constante y abrumadora para otra actividad menos fecunda que la suya.
Aparte de esta ímproba tarea, se daba tiempo para la producción literaria. Debe haber dejado alrededor de sesenta volúmenes inéditos que algún día alguien se ocupará de seleccionar y publicar. Martí escribía admirablemente, pintaba ó traducía con la pluma todos los colores y todas las emociones; su estilo nervioso y movible que á las veces parecía amanerado era espontáneo y fluía abundante y preñado de ideas. Como escribía, hablaba: era un mago que subyugaba al auditorio.
Recuerdo que un día, aniversario del nacimiento de Bolívar, me invitó á una velada en que él debía tomar la palabra en honor del libertador. Por la noche hallábase congregado en un salón de la Quinta Avenida un grupo numeroso de caballeros y familias oriundos de las repúblicas que bañan el Golfo de México y el mar Caribe. Todos los oradores con ese lenguaje ampuloso y vacío que es lujo de los trópicos, henchido de adjetivos, metáforas y exageraciones, describían á Bolívar como un dios y, en mi concepto, despojábanle de su mérito. Para un hombre de carne y hueso la empresa del vencedor de Boyacá y Carabobo era grande y meritoria, para un dios si igualmente grande era sin esfuerzo. Todo estribaba en variaciones sobre el conocido incidente de Bolívar con el príncipe que después fué Fernando VII á quien le volteó la gorra de un pelotazo, sobre el juramento del Aventino y el delirio del Chimborazo.
Llególe el turno á José Martí y subiendo á la tribuna hizo, con la palabra suelta, fácil, brillante que le era habitual, un estudio analítico de la revolución de la independencia sudamericana en que no se sabría qué admirar más, si la precisión, profundidad y lógica de sus ideas ó la música de su oratoria. Revelando conocimiento acabado de los elementos étnicos y sociales que habían contribuido á la formación de nuestras naciones, puso en claro la acción eminentemente personal y absoluta de Bolívar, proyectándola sobre la de nuestro taciturno Libertador y evocó las hazañas de la bravia democracia del sud ante la que Bolívar detuvo su caballo de guerra. La brillante peroración producía en la médula una sensación análoga á la que despierta la vista del acróbata lanzado al aire en un ejercicio peligroso y cuando todos los circunstantes orΩ tenebant ante el encanto de su palabra, Martí se detuvo, tomó aliento, irguióse aún más y con la mirada perdida y voz que era casi un grito que expresaba el dolor y la esperanza, concluyó así: «Señores, el que tenga patria que la honre y el que no que la conquiste.»
La conquista de esa patria fué el sueño de su vida; en las cárceles de Cuba donde vivió con presidiarios y bandidos, en sus confinamientos sucesivos de Madrid y Zaragoza, ó en la pobreza cuando el general Martínez Campos, á quien pintaba como grandemente simpático, hacíale proposiciones honorables y halagadoras para apartarlo de su causa.
Aquel poeta, aquella alma noble ha muerto por su patria. La víspera de zarpar de Nueva York fui á su modesta casa con objeto de despedirme. No lo encontré, pues andaba en una de sus continuas excursiones por Filadelfia, de donde, según me informaron, debía regresar al día siguiente. Déjele una carta en la cual le decía que si la recibía á tiempo fuera á verme al vapor que zarpaba de Hoboken, pues deseaba dar un fuerte abrazo de despedida al único hombre cuya suerte envidiaba por haberse consagrado á la consecución del más grande de los ideales humanos, hacer una patria; pero, que si no lo veía más, le agregaba, quizá contagiado por su entusiasmo triste, deseábale que muriera cuando Cuba fuera libre ó él creyera que estaba libertada.
Texto tomado de Carlos A. Aldao, A Través del Mundo (Buenos Aires, Argentina 1907)
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(Se ha respetado el texto como fue escrito)
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