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Wednesday, November 8, 2023

Francisco Agüero y Agüero un poeta olvidado de Puerto Príncipe (por Carlos A. Peón-Casas)


Su nombre nos involucra inevitablemente con la larga prosapia de los Agüero, línea genealógica que entrecruza los destinos patrióticos pero también los de las bellas letras de Puerto Príncipe.

Francisco, es hijo de otro preclaro principeño: Francisco Agüero y Duque Estrada: “El Solitario”, por lo que sus necesarias coordenadas poéticas y literarias tienen un claro sello generacional.

Vio la luz en aquel Puerto Príncipe en 1832, fue su madre una reconocida dama de la aristocracia local Ana María Agüero y de Varona, de allí su doble filiación al patricio apellido.

Su primera juventud discurrió en los bucólicos ambientes de El Retiro, propiedad de la familia de su madre, donde teniendo por maestro a su propio padre, y rodeado de los encantos de la naturaleza, curtió su alma ansiosa de luces y sueños.

Fue también, como su padre, periodista; destacando en tales labores en el semanario “El Popular”, del que fungiera como director. Pero la poesía fue definitoriamente su fuerte, un poco antes de su fallecimiento, en 1886 dio a conocer sus versos, contenidos en un libro intitulado Sentimientos y Creencias, del que fue igualmente el autor del prólogo.

En aquellas inspiradas palabras tuvo a bien dedicarlo a la generación más joven:
Por eso venimos, palpitantes de emoción, radiantes de júbilo, a depositar nuestro modesto libro en al altar de la patria, como el homenaje purísimo de nuestro cariño, poniéndolo en manos de la juventud perteneciente a la nueva generación, que amamos entrañablemente, para que le sirva de noble emulación, de poderoso estímulo, puesto que ella representa el porvenir y las más legítimas esperanzas de la sociedad en que vivimos(1).
Un poema del libro nos merece atención, porque va dedicado especialmente al paterno lar principeño. Se titula “A El Camagüey”, compuesto en la difícil estructura del soneto, nos sirve de muy especial cierre para esta reseña que ha querido descubrir la voz singular de un poeta local, del que el tiempo no borra, ni acaso desdibuja, los acentos más preclaros de su estirpe y su buen hacer de rimador.

¡Campeón de la verdad inmaculada”
¡Soberano titán del pensamiento,
Que el progreso proclamas con tu acento,
y con tu voz la Libertad sagrada!

Tú que emprendiendo varonil cruzada
Confundes el error con tu ardimiento,
Y eres de la Provincia el ornamento,
terror de la Colonia desgraciada.

Sigue valiente tu misión divina
En tu puesto de honor firme y constante
mientras la reacción rayos fulmina.

“Que si falta un Homero que te cante”
Haré que el arpa en tu alabanza vibre
Digna, sincera, como el aire libre.(2)


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  1. Sentimientos y Creencias. Francisco Agüero y Agüero. Imprenta Ramentol S.A. Camagúey. 1956. Esta edición fue promovida por su hija Josefina Agüero y Poveda, la más joven de la larga descendencia de ocho hijos del poeta principeño.
  2. Ibíd. p.165

Tuesday, November 7, 2023

"Smiley": una comedia gay muy gay. (por Wilfredo A. Ramos)


En estos tiempos que corren donde la sociedad a la vez que se abre a nuevas formas de enfrentar la vida, sus retos y la cotidianidad de los mismos, la misma se ha visto convocada a repensar hábitos, costumbres y maneras de abordar las nuevas miradas que imponen las transformaciones del pensamiento desde concepciones filosóficas que buscan un reordenamiento en cada uno de los valores que nos conforman como seres humanos, el arte se ha visto precisado a caminar esos mismos caminos. Por ello, el arte, que siempre ha representado lo más avanzado de la conciencia del individuo como parte indispensable del tejido social, será la que tome sobre sus hombros la responsabilidad de abordar dichos desafíos con total claridad y de manera directa.

Así es como la literatura y en específico, la literatura dramática, se ha propuesto llevar a los escenarios de hoy en día temas que hubieran sido imposibles de presentar sobre los escenarios en otros tiempos, convirtiendo de esa forma al teatro en una ventana indiscriminada hacia los avatares humanos de nuestra complicada contemporaneidad.


Siguiendo dicho andar, es que el teatro hispanohablante de Miami, preocupado por darle a esta ciudad un mayor nivel de interés artístico y tratando de afianzarla como el centro teatral de mayor relevancia dentro de dicha comunidad en este país, acaba de subir a nuestras tablas la obra “Smiley”, bajo la dirección de Fernando Azpurua, contando con las actuaciones de Saul Mauricio y Leonel Lugon, en el Sandrell Rivers Theater, los pasados 29 y 30 de Septiembre , 1, 6, 7 y 8 de Octubre.

Esta obra del autor catalán Guillem Clua, que con el subtítulo ‘Una historia de amor’, tuvo su estreno, bajo la dirección del propio autor, en la Sala Flyhard, el 29 de Noviembre del año 2012, rápidamente contó con numerosas puestas no solamente dentro del territorio español, sino en escenarios de Francia, Grecia, Chipre, Singapur, Chile, Argentina, México, Uruguay, Puerto Rico, Italia, Alemania, Perú, Australia y Estados Unidos, convirtiéndose en un éxito taquillero.

Por esta obra, el dramaturgo, director de escena, guionista y periodista catalán, ha obtenido diversos reconocimientos como el Premio Butaca -mejor texto y mejor puesta en escena- y el Premio Time Out -mejor obra- ambos en Cataluña 2013, , así como el Queer Theater Awards 2016, en Atenas, Grecia.

Entre las obras teatrales de este autor tenemos también ‘Invisibles’, 2002 -su primera pieza; ‘La piel en llamas’, 2005; ‘El sabor de las cenizas’, 2006; ‘Marburg’, 2010; ‘Invasion’, 2013; 'La revolución no será tuitejada’, 2014; ‘Proyecto Homero: Ilíada’ y ‘La tierra prometida/Kleper-438’, ambas 2016; ‘La golondrina’ y 'Al damut dels nostres cants’, las dos 2017; ‘Barro’, 2018; además de ‘Justicia’ y la secuela ‘Smiley, despres de l’amor’, en el 2020.

De igual forma, Guillem Clua ha sido merecedor de más reconocimientos tanto por su obra dramática, adaptaciones para espectáculos de danza-teatro y guiones, entre los que podemos citar Premio de Teatro Ciudad de Alcoy, 2002, 2004 y 2017 -siendo el único dramaturgo en recibirlo en tres oportunidades; Prix de Lecteurs en Normandía, Francia, por su obra ‘Marburg’ 2017; Premio Nacional de Literatura Dramática 2020 por su obra ‘Justicia’, mientras que en el 2022 obtuvo ex aequo la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos, producto de la adaptación al cine de la novela del escritor español Torcuato Luca de Tena (1923-1999), “Los renglones torcidos de Dios’, escrita en 1979.


Sin duda alguna “Smiley” se ha convertido en una obra que ha subido a muchos escenarios y ha tenido un relativo éxito, debido a que cuenta una historia amorosa entre dos hombres -tema que siempre resulta polémico o de interés- sus encuentros y desencuentros, ello rodeado de una alusión directa a cierto ambiente que no es necesariamente en el que se desenvuelven todos los homosexuales, pero que aquí se trata de mostrar como el habitual.

A nuestro entender, dicho texto no le hace mucho favor al tema tratado, pues presenta a las personas homosexuales en general, de manera extremadamente superficial y con valores muy discutibles, los cuales pueden llegar a ser rechazados seguramente hasta por miembros del mismo grupo de personas de las cuales se habla. De igual manera a través de la historia narrada se manejan una serie de conceptos del llamado discurso ‘woke’ tan en boga en estos tiempos, que tantos diferendos está creando a nivel social y educativo, mostrando un profundo discurso ideológico detrás del mismo. No obstante el autor apuesta de manera positiva, por entrar en un análisis de las complejidades que encierra este tipo de relación de forma directa, la que pudiera ser no aceptada por aquellos que poseen aún una mirada sesgada con respecto a la intimidad sentimental, que también es posible entre dos personas de igual sexo, teniendo en cuenta que todos somos seres humanos y como tal, todos nos encontramos en iguales condiciones ante el amor o el deseo sexual.

Nuestra sociedad que se autocomplace en sus supuestos avances, no ha superado ciertos traumas que aún mantenemos, causados fundamentalmente por preceptos religiosos, políticos y morales, encargados de clasificar a los seres humanos atendiendo a sus preferencias sexuales, perdiendo de vista que la sexualidad es un atributo intrínseco al hombre de todas las épocas, razas y latitudes, el cual ha gozado de diferentes visiones, aceptaciones y significados. Mientras no superemos este trauma que nos divide y enfrenta, no podremos caminar con mayor libertad, siempre que no lo queramos confundir con libertinaje, pero ya ese sería otro tema.

No es de extrañar que tras su éxito en los escenarios ‘Smiley’ fuera adaptada a la televisión, en una producción de ocho capítulos con dirección de David Martín Porras y guión del propio autor, siendo estrenada en Netflix, en Diciembre del 2022, donde se complementó la historia original con la de otros personajes y situaciones que se mueven alrededor de los dos protagonistas, complicando aún más la trama.

Previamente, en nuestra ciudad, dicha obra había tenido su estreno absoluto en el año 2019, en una puesta en escena dirigida por Kevin Cass, quien trabajó en aquella oportunidad con el mismo elenco de la puesta actual y que fue presentada en un espacio de corta vida en del downtown miamense, llamado Studio 208. De igual manera el equipo que tuvo a su cargo el diseño de escenografía y vestuario corrió a cargo de los diseñadores, Pedro Balmaseda y Jorge Noa, de la Compañía Nobarte, que ahora repitieron el trabajo, logrando un buen manejo del espacio y adaptándolo con precisión a los cambios de locación sugeridos en la puesta en escena.


El hecho de que este nuevo trabajo contara con el mismo elenco de aquel estrenado hace ya cuatro años, no nos resultó afortunado. ¿Es que no se pudo contar con otros actores para realizar la obra, en una ciudad inundada de ellos y para colmo de todas las nacionalidades? Resulta inexplicable que Fernando Azpurua, el director, utilizara a los mismos intérpretes, hecho que nos lleva a pensar si lo hizo para saltarse el largo proceso de aprendizaje y racionalización del texto e ir directamente hacia el montaje de la nueva concepción escénica, lo que indiscutiblemente acortaría enormemente el tiempo de preparación de la obra y los costos de la misma si hubiera que pagar ensayos. Teniendo en cuenta el poco tiempo entre una puesta que separa a un espectáculo del otro, nos resulta poco ético haber utilizado el mismo elenco.

A pesar de lo anteriormente señalado, tenemos que decir que el trabajo de ambos actores, como sería de esperar asumiendo que era un texto ya aprendido y llevado a escena casi tres docenas de veces en su anterior puesta en escena, tanto el del argentino Leonel Lugon, en el rol de Alex, como el del venezolano Saul Mauricio, en el de Bruno, estuvieron a la altura de lo esperado en lo que pudiera ser considerada como una comedia-dramática, aunque este término pudiera quedarle un poco grande en realidad a la hora de encasillar la obra dentro de un género dramático preciso, debido a que el autor falla al no entrar a profundizar más en la vida de cada uno de los personajes, presentándolos al público de manera demasiada lineal, esquemática y superficial.


Los actores construyen sus personajes con las pocas herramientas que el autor les ofrece, no obstante sus desempeños en escena logran darle vida a los mismos con soltura, buen ritmo y sobre todo con una muy buena dicción por parte de ambos, algo imprescindible sobre los escenarios y que por desgracia muchos actores olvidan hoy en día. Hay que destacar sin embargo, la labor de Mauricio, quien desarrolla un muy buen trabajo de desdoblamiento actoral, mediante el que nos permite disfrutar las herramientas con que cuenta sobre las tablas.

Para terminar nos gustaría hacer una breve reflexión, que quisiera dejar expuesta para que pueda ser tenida en cuenta y analizada ante futuras propuestas teatrales enfocadas en historias que involucren a personajes homosexuales. Al escribir un texto de tales características no debe considerarse que sus recipientes sean solamente públicos con igual orientación sexual a la de los personajes que trata la trama, de ser así se limitaría el alcance del mensaje que dicho texto dramático quiere entregar. En parte, el valor de toda obra artística se encuentra precisamente en la mayor difusión que esta tenga, así como en la diversidad de públicos a la que llegue la misma; por ende, un texto dramático no puede estar concebido para ser disfrutado por solamente un tipo de espectadores, con un solo interés en común, ya que concentra y minimiza el alcance de la obra en cuestión, siendo esto lo que ocurre por lo general cuando nos enfrentamos a propuestas teatrales con esta temática, las que se olvidan de tratar la misma como una más de las que atañen a la vida de la humanidad en general, donde todos estamos comprendidos.


Que a nuestros escenarios en Miami, suban obras donde se trate esta temática, es signo del cambio de los tiempos y de como el teatro de la ciudad va adquiriendo madurez y diversidad en sus propuestas, a la vez que muestra la forma en que se va abriendo hacia todos los públicos y estamentos de nuestra rica y diversa sociedad.




Texto y fotos Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, Noviembre 3, 2023

Los 5 u 4


 
Se me perdió el bastón
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Camillero
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Canción a mi compañera
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Calla por favor
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Sunday, November 5, 2023

Los Kinnin

 

Popurrit de los 60s (1984)
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Popurrit de los Beatles
Video realizado en el 
Hotel América. Santiago de Cuba
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Ven a Bailar Juanito
Video realizado en el
Cabaret Colonial. Plaza Dolores.
Santiago de Cuba, 1985
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Saturday, November 4, 2023

(Camagüey. Noviembre 1908) Luto por el fallecimiento de Tomás Estrada Palma

 
"Camagüey, noviembre 5
a las 9. 05 p.m.

Al Diario de la Marina

Conocida a las nueve de esta mñana la noticia de la muerte de Estrada Palma, izaron sus banderas a media asta los edificios públicos, los centros políticos y sociedades de recreo, contándose entre ellos el Círculo Liberal Histórico y el Zayista.

Las oficinas del Estado, de la Provincia y del Municipio, suspendieron sus tareas al medio día, hora en que recibióse el telegrama oficial, ordenándolo igual a las escuelas públicas, doblando las campanas de las iglesias de la ciudad, siendo innumerables las casas particulares que ostentan cortinas encresponadas.

Los teatros suspendieron las funciones anunciadas. La prensa liberal al igual que la conservadora dedican sentidos recuerdos al eximio patriota.

El Corresponsal."


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Diario de la Marina. Noviembre 6, 1908

Wednesday, November 1, 2023

El Cine Encanto de Camagüey, continuará funcionando con gestión privada


Luego del cierre del Proyecto "CEDINM-El Circuito" que radicaba en el Cine Encanto, este lugar continuará funcionando con gestión privada, según el proceso de licitación que anuncia el "Adelante":
El Centro Provincial del Cine (CPC) de Camagüey convoca a artistas residentes en el territorio y a emprendedores de iniciativas de desarrollo local, a presentar proyectos de animación sociocultural para el cine Encanto.

Las proyecciones cinematográficas deben figurar como el servicio principal para ese espacio, localizado en la calle Ignacio Agramonte número 410 de la ciudad de Camagüey, y que dispone de diferentes áreas favorables para el uso polivalente.

La institución mantiene abierto el proceso para la licitación pública, confirma la nota oficial firmada por Yenisleydi Sáez Flores, directora del CPC, y que los interesados podrán acudir de antemano para explorar el lugar.

La funcionaria relaciona el concurso con “una oportunidad para poner en valor un espacio en correspondencia con nuestra política pública de mayor participación ciudadana en la estrategia de promoción de la cultura audiovisual”.

El portafolio a presentar debe incluir el diseño de imagen de la nueva propuesta y un desglose de presupuesto estimado para la inversión. Para mayor información habilitaron los números de contacto (+53) 5097123, (+53)59880787 y (32)297917.

La recepción de los proyectos vencerá el 15 de noviembre, en la sede del Complejo Audiovisual Nuevo Mundo, en la calle Ignacio Agramonte esquina a Lope Recio. “El proceso estará sujeto a los requisitos legales “para asegurar una mayor transparencia, legitimidad e igualdad entre los participantes”.

Cañones en La Merced. (por Carlos A. Peón-Casas)

Fotos/ Luis F. Bastián Cadalzo.
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Para cualquier camagüeyano no muy bien enterado, la alusión del título pudiera parecerle extraña. Pero si es curioso, entenderá con lo que sigue.

La muy antigua iglesia conventual de La Merced en lo más céntrico de la ciudad de tinajones ancestrales y ríos de poco calado que nunca llegaron al mar, fue en varios momentos de su historia, emplazamiento militar, cambiabdo su antiguo propósito salvífico y de paz y amor, por el ingente traqueteo de las armas y la presencia de soldados.

El espacio conventual con su espléndido patio anexo a la Iglesia, que tiene existencia desde el primitivo siglo XVII, luego ya edificada  en 1747 con su majestuosa impronta tal y como la admiramos hoy, nos muestra en un ángulo propicio una muestra de aquellos momentos en que el espacio fuera acomodo para un cuartel.

Se trata de unos cañones, de una antigua dotación, que las tropas españolas tuvieron destacados en otro sitio no precisado de la ciudad.

Los susodichos artilugios en bastante buen estado de conservación aparecieron en tiempos recientes enterrados en los terrenos de otra casa eclesial, ubicada en las proximidades del antiguo camino de Palomino, hoy área conexa con la Carreteta Central en su salida occidental.

Después de ser encontrados en una excavación el entonces Rector de la Casa Diocesana de la Merced y actual arzobispo de la Diócesis, Monseñor Wilfredo Pino, los destinó como oportuno recordatorio, a su actual emplazamiento.

Junto a ellos se recogen algunas precisiones históricas que recuerdan la otrora función militar que tuvo ese egregio y emblemático sitio de la ciudad agramontina.

Para cerrar estos apuntes, y como beneficio del lector, incluyo algunas referencias para que ilustren mejor sobre el particular: 
No existiendo en esta ciudad otra clase de fuerza armada que la de milicias, cuya guardia de prevención ocupaba una casa particular alquilada al efecto, carecíase en absoluto de cuarteles por considerarse innecesarios; así fué, que cuando a fines de 1821 vino de guarnición a esta plaza el batallón de León al mando del Coronel D. Miguel Balbuena, hubo que alojarlo en el convento de S. Francisco, como lo fué en el de la Merced la compañía del 1° Provisional que vino en 1826 á reforzar el escaso contingente de León (1)
De 1820 a 24 sirvió el Convento de cuartel a la Milicia Nacional. Desde 1824 a 1827 estuvo alojada en los claustros del Convento una compañía del extinguido Regimiento de Valencey, llamado después de Morales.(2)
[1849] Se construyeron obras de fortificación en la plaza de la Merced y frente al cuartel de Caballería, y se levantó un muro aspillerado sobre la azotea del templo cuya plaza se habia fortificado. En dichas obras se gastaron gruesas sumas inútilmente, pues fueron derribadas más adelante sin haberse obtenido con ellas otro resultado, que obstruir el tránsito público.(3)


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1. Colección de Datos Históricos, Geográficos y Estadísticos de Puerto Príncipe y su Jurisdicción. Juan Torres Lasqueti. Habana. 1888. pag. 129

2. Ibid. Nota 7 a.

3. Ibid. pag 263

Monday, October 30, 2023

La función Pro Camagüey en el Payret. -La popular "divette" Esperanza Iris entre los alcaldes de la Habana y Camagüey, acompañados de otras personalidades que coadyuvaron al mejor éxito del filantrópico acto. (Bohemia. Octubre 1918)

 

Naturaleza Viva (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.



Naturaleza viva

La fuente es la playa, tranquila a esta hora
   (más o menos
las seis de la tarde).
El trozo de gacela —¿de faisán?—
es Anita, recostada a una palmera,
mirando las olas y
escuchándome;
la paloma es Bertha, algo más allá,
extendida en la arena bocabajo y bajo
la sombra;
la liebre es Antonio que, liebre al
fin, insta a la paloma a que despierte
para tomar el camino
hacia el mar.
La manzana, la pera, las uvas, las guayabas,
   las demás frutas
son unas muchachas policromas de piel y
   bikinis
que están, de espaldas a nosotros, sentadas
a la orilla
con los pies en donde mueren las olas.

Y yo,
claro,
soy el pintor.

Mayo 1986



Natura viva

La fonte è la spiaggia, tranquilla a quest’ora
   (più o meno
le sei della sera).
Il pezzo di gazzella - di fagiano? -
è Anita, appoggiata a una palma,
mentre guarda le onde e
mi ascolta;
la colomba è Bertha, un poco oltre,
sdraiata sulla rena bocconi e sotto
l’ombra;
la lepre è Antonio che, lepre finalmente,
sprona la colomba affinché si svegli
e intraprenda il cammino
verso il mare.
La mela, la pera, l’uva, la guayaba,
   gli altri frutti
sono alcune ragazze policrome di pelle e
   bikini
che stanno, dandoci le spalle, sedute
sulla riva
con i piedi dove muoiono le onde.

E io,
chiaro,
sono il pittore.


Maggio 1986

 


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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los  géneros.

En su país natal recibió el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Nacional de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que ya había recibido, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio y el premio Pluma de Oro de Publicaciones Entre Líneas..

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Gonzalo de Quesada (por S. Figueroa)


Entre la juventud entusiasta y abnegada que huye de la frivolidad estéril y frecuenta los centros de actividad politica a los meeting creadores donde se echan los cimientos de la patria nueva, siempre figurará Gonzalo de Quesada como uno de sus más valiosos representantes.

Ni el nacimiento en medio de las comodidades que hacen la vida facil, si vivir es entregarse a la satisfacción propia, sin pensar en la reintegración de nuestros derechos; ni el haberse educado en el extranjero y no conocer su tierra natal, pues apenas si tenía cuatro años de edad cuando su familia lo trajo a este país; ni el ser extraño al medio corruptor en que la colonia esclava se debatía sin personalidad y sin derechos, pues que no vio el infierno de dolores que la metrópoli explotadora llevó 4
a Cuba no bien puso en ella la planta en son de conquista; ni sus estudios, ni sus amistades, ni sus aficiones íntimas, lograron desviarlo de su idolatría por Cuba y de servirla con toda la vehemencia de su corazón apasionado y con toda la efectividad de su mano abierta y generosa.

Vio a Martí, y lo siguió con impulso irresistible. Jamás sugestión alguna fué tan vehemente ni tan recíproca. ¡Hermosa conjunción de dos almas que se unieron para el bien, que se penetraron de la grandiosidad de la obra que emprendian, y que nada ni nadie pudo separar! Imposible ver a Martí sin Gonzalo. Juntos en el trabajo fatigoso para llevar la fé a un pueblo que la había perdido, y para levantar una república tal vez ingrata con sus más abnegados constructores; juntos en las horas de desaliento cuando el fariseismo de la colonia prefería Barrabás a Cristo, es decir, la esclavitud presente a la redención futura; juntos en la plaza pública para tronar contra las iniquidades de España y para levantar la bandera de la independencia, como juntos para confundirse en estrecho abrazo cuando las emigraciones los aclamaban por haber sabido herir las fibras del sentimiento revolucionario.

Fue Gonzalo para el Maestro inolvidable el discípulo predilecto, el más amado. Vació en él sus brios de combatiente, su seducción de inspirado, sus ternuras de hermano y su respeto por la dignidad humana, sin reconocer privilegios ni jerarquías. ¡Todos iguales y todos hijos de Cuba para establecer la república cordial!

Y que el discípulo sabía hacer honor al Maestro, lo prueba él que en la tribuna inolvidable de Hardman Hall, donde tantas veces vibró inspirada la palabra de Martí, resonase la arenga ardorosa del joven patriota, alcanzando triunfos espléndidos. No es su oratoria de corte reposado ni de métodos retóricos, sino vibrante, como clarín de guerra; arrebatada, por el incontenible entusiasmo juvenil; espontánea, como nacida de un carácter franco afín no domado por hipócritas convencionalismos. Su acción acompaña a sus palabras, y tiene gestos y ademanes que no gustaran a los oradores de gabinete que se aprenden el discurso de memoria y toman aptitudes ante un espejo para ir luego a alcanzar triunfos como oradores fáciles y verbosos; pero son gestos y ademanes que arrebatan a la multitud, más sagaz de lo que a primera vista parece y de mayor sentido práctico, puesto que no sabe ocultar sus impresiones.

Pasó aquel período ejemplar de preparación en el que, con Martí por bandera, surgieron no pocos propagandistas del momento que dieron consistencia a la obra revolucionaria, y después desaparecieron satisfechos por haber llenado su misión. Pasó aquel período de comunión fraterna, y llegó el de la explosión admirable, el de la guerra colosal que asombra al mundo. Han surgido nuevos propagandistas, mas de notoriedad que de labor disciplinada y armónica, y es justo dejar consignado hechos meritorios para que la Historia los recoja, y, sabia e imparcial, discierna sus palmas a quienes las merezcan.

Gonzalo pE Quesada, desde la primera vez que se presenta en la tribuna del Hardman G
Hall el 10 de Octubre de 1889, hasta la fecha, no ha cesado de servir a su patria desinteresadamente.

No hemos de hablar de sus brillantes estu dios en la Universidad de Columbia hasta alcanzar su título de Abogado; ni de su competencia como Secretario de la Delegación de la república Argentina en el Congreso Pan-Americano, al punto de que no bien cerrado aquel Congreso, el Delegado señor Saenz Peña lo nombró su Secretario particular y lo invitó a ir con él a la república Argentina de donde volvió con el nombramiento de Cónsul de aquella república en Philadelphia, cargo que renunció cuando supo que era incompatible con su filiación de revolucionario cubano. Ni tampoco hemos de examinar su labor profesional, que no cuadra a nuestro propósito. Pero si hemos de dejar sentado que Patria lo tuvo de redactor en varias ocasiones, asi como de administrador, y de decir que muchos y notables artículos de aquella época, 1892-1895, pregonan su aptitud periodística, de que muchos y hermosos episodios de la pasada guerra, dicen el culto reverente que ha tenido por los héroes de su patria, y que muchas y nobles reseñas de veladas patrioticas, demuestran el entusiasmo que ha sentido por la propaganda de los cubanos emigrados.

Y en el trabajo material, sin remuneracion alguna, antes bien, haciendo gastos de su bolsillo particular, ha probado que no es soberbio ni engreído. No pocas veces, después de estar con Martí y con el que estas líneas traza atendiendo a la impresión de Patria hasta altas horas de la noche, y luego de despachar los paquetes de periódicos, hemos salido para la oficina de Correo transidos por el cierzo helado que nos pinchaba los dedos y con los piés dentro de la nieve. El que había nacido en la comodidad y el regalo, no se desdeñaba de ser el conductor de Patria. Bien es verdad que Martí daba el ejemplo.

En los meeting de los clubs, en La Liga de nuestros ejemplares obreros, donde quiera que los cubanos lo solicitaban, allí estaba Gonzalo sirviendo con fe, sin aparatosidad y sembrando afectos que debían ser y son permanentes.

Muerto Marti en la gloriosa temeridad de Dos Ríos, por querer servir “de alfombra a los redentores de su pueblo", Gonzalo de Quesada y Benjamín Guerra supieron mostrarse a la altura de aquellos días indecisos, hasta que, elegido Delegado Estrada Palma, se normaliza la situación, quedando Gonzalo en su puesto de Secretario de la Delegación, que más tarde se eleva a Chargé d’ Affaires en Washington, y que en la actualidad desempefia con tacto y discreción.

En medio de los afanes de su vida política, aún ha tenido tiempo para pensar y producir obras como Mi primera ofrenda, Patriotismo e Ignacio Mora, en las cuales se revela el revolucionario convencido y el escritor bien intencionado, de estilo fácil y propagandista de las ideas de patria y libertad.

Para nosotros los que tan de cerca lo hemos tratado, y conocemos sus nobles arranques, siempre será el compañero querido a quien no podemos ver sin acordarnos de tiempos emuladores de los cuales conservamos una vision luminosa: la de Martí creador en medio de las criaturas que modelaba a su imagen y semejanza.


S. Figueroa.
New York, Octubre 21 de 1897.
Revista de Cayo Hueso. Octubre 24 de 1897

Saturday, October 28, 2023

Srta. Ofelia Freyre Aguilera (Dibujo de Massaguer. Social. Octubre 1935)


"Srta. Ofelia Freyre Aguilera.

Esta encantadora cubanita, miembro prominente de nuestro Junior League, es nieta del inolvidable patricio camagüeyano Don Bernabé Sánchez e hija del culto Dr. Eneas Freyre y Doña Mariana Aguilera Sánchez, hoy residentes en el Vedado. Nuestra ella de hoy es so­brina de la Sra. Emilita Aguilera de Johnson y de los conocidos clubmen, Antonio, Charles, Guillermo y Leopoldo Aguilera y Sánchez." (Dibujo de Massaguer. Social. Octubre 1935)

Thursday, October 26, 2023

Distribuidores de Studebaker en Camagüey: "Hijos de José Pacheco Méndez. General Gómez y Lugareño" (Bohemia. Junio 1951)

 

Esteban de Jesús Borrero (por José Ramón de Betancourt)


No es posible recordar el movimiento literario de Cuba, particularmente en el Camagüey, sin que venga a la memoria y al corazón el nombre de Esteban de Jesús Borrero. 

Por lo que a mí toca, declaro que siempre encontré en sus producciones algo que reflejaba el azul de nuestro cielo, el fuego del sol tropical, la dulzura del canto de nuestras aves, la la suavidad de la brisa y el eco de esas armonías vagas, misteriosas y melancólicas que se perciben en la espesura de nuestros bosques y que sólo a los verdaderos poetas es dado comprender y revelar en toda su pureza y encanto. 

Cuando vi por primera vez a Esteban de Jesús Borrero, ya sabía de memoria algunos versos de T. Besané, que hubieron de agradarme hasta el punto de desear vivamente conocer a su autor. 

Un día que fuí a la imprenta de El Fanal de Puerto Principe a visitar a mi buen amigo don Pedro Emilio Peyrellade, le encontré en el cuarto de la redacción, tertuliando alegremente con tres jóvenes  que desde luego me parecieron muy simpáticos. 

Era uno de elevada estatura, negros y rasgados ojos, mirada profunda y triste, severo continente y cierta energía en los modales, que revelation, no la exaltación de sus ideas, que conoci después, pero sí la firmeza de su carácter. 

Toda persona que le hubiera estudiado algún tiempo, habría adivinado que era de los escogidos para mártir de la revolución cubana, que ya se presentía. 

Me contraigo a Antonio María de Agüero y Estrada, que, en efecto, murió en 1851 sobre los campos del Camagüey y a consecuencia de las heridas que recibiera en el combate de San Carlos. 

Era el otro un joven peninsular, de gallarda presencia, rostro pálido, ojos claros, cabello castaño, o más bien rubio, y sonrosada boca: joven que por aquel tiempo tenía más afición a los libros de versos que a los de la casa de comercio de Carrias, de que era uno de los dependientes principales, aunque después de cierto tiempo le encontré en la Habana, hecho todo un comerciante y tal vez ruborizado de haber perdido algunas horas de su juventud en el comercio de las Musas, que dan, y particularmente bajo los trópicos, flores, espinas y desazones, en vez de oro y crédito cotizable en una plaza de primer orden. 

Llamábase este joven, y ojalá que todavía lo fuera, Claudio Iglesias. 

Distinguíase el tercero por su ancha y morena frente, coronada de larga melena mas negra que el ébano. Sus rasgados ojos, sin ser bellos, tenían algo de la mirada del águila y del candor afectuoso de la paloma, y había en su continente tal naturalidad y gracia, que no era posible, después de haberle oído un momento, dejar de quererle. 

Tal era Esteban de Jesús Borrero.

A todos me presentó mi antigo y sabio maestro el Sr. Peyrellade, con tal finura, que a los pocos minutos ya nos tratábamos como si siempre nos hubiéramos conocido. 

-Caballeros, -nos dijo; -se han reunido ustedes aquí en este instante enviados por la Providencia, porque acaba de llamarme el regente para decirme, que la novela del folletín se ha concluído, dejándole dos columnas vacías, que es necesario llenar inmediatamente con originales, y ustedes me los han de dar. 

Nos miramos los unos a los otros. 

-No hay que vacilar, -añadió Peyrellade, dando a cada uno una cuartilla y un lápiz. Necesito cuatro poesías, pero que no se hayan publicado antes. 

-¡Al agua, muchachos! -exclamó Esteban Borrero, alzando alegremente su brazo dere-cho. Pero ¿qué hacemos? -añadió sobrecogido y blandiendo el lápiz. 

-Poca cosa, -dijo el Sr. Peyrellade, con aquella gracia que le era propia; -encárguese cada uno del retrato de su novia. 

-Bien, —dijo Claudio Iglesias; -yo haré el de la mía, porque la tengo aqui; -y señaló el corazón. 

-Yo la tuve, -exclamó Agüero, ―y ojalá no la tuviera. 

-Quiero tenerla, -dijo Borrero, sonriendo, mientras yo escuchaba en silencio. 

-Pues ya hay tema para cada uno: La que amé, La que amo, La que amaria y La que debo amar. Repártanse ustedes esos puntos de común acuerdo, y ya saben que no hay tiempo que perder. 

Así lo hicimos, y pocos minutos después cada cual entregó su obra

¡Y sonetos! -dijo Peyrellade, sonriéndose, al recibir aquellos papeles. 

-¿O semos, o no semos? -exclamó Borrero, reteniendo el suyo, mientras que yo todavía rebuscaba en el cerebro un consonante que con más propiedad terminase el mío. 

-Lean ustedes, -dijo Peyrellade; -aquí tiene usted su soneto, Sr. Agüero, a quien, como mayor de edad, toca empezar. 

Hízolo así con voz campanuda (como de Agüero al fin), y vimos todos en su composición, muy correcta por cierto, el rugido del tigre celoso, que quería desgarrar la pérfida que lo engañó. El soneto se titulaba La que amé

Siguió a éste el de Claudio Iglesias, A la que amo, alegre como unas pascuas. Había en él cielo azul, rosas entreabiertas, concha de perlas, labios de coral, brisa perfumada y no sé cuantas otras cosas engarzadas, con tanta delicadeza y gracia, que la composición nos pareció encantadora. 

Siguió Esteban Borrero  La que amaría leyó, abriendo los ojos todo lo que pudo.  

-Veamos, ―murmuró don Emilio. 

Borrero continuó: 
«No a una mujer,  un ángel amaría: perdónenme los ángeles por ello ...»
No recuerdo más del soneto, pero sí que crecía de tal modo la curiosidad y el interés de cada verso, que al llegar al último, no pudimos menos que agitar nuestras manos aplaudiéndole. 

Llegó la hora del mío, el más débil de todos, pero que alcanzó la fortuna de ser favorablemente acogido en el Camagüey; lo que, sin duda, debió a sus acompañados y a la curiosidad que los títulos despertaron. 

Siento en el alma no conservar esos sonetos para insertarlos aquí, y más todavía tener que copiar el mío, que he guardado como recuerdo del principio de mis relaciones con uno de los camagüeyanos de mejor entendimiento que he conocido.

La que debo amar

No quiero un ángel, no: en ilusiones 
así miraba á una mujer divina, 
mas busqué el alma y la encontré mezquina,
juguete vil de necias impresiones: 

no quiero la mujer cuyas pasiones, 
ardientes como el sol que me ilumina, 
en el lecho de infame Mesalina 
me haga olvidar mis castas afecciones: 

quiero un alma sencilla, tierna y pura 
que la virtud anime con su llama, 
que en su fiel corazón guarde el tesoro 

de mi honor, mi consuelo y mi ventura: 
así es la virgen bella que me ama, 
así la debo amar, así la adoro.
Desde ese primer día de nuestro conocimiento, hízose éste cada vez más intimo entre Esteban de Jesús Borrero y yo, hasta el punto, de que rara semana pasaba sin que tuviéramos algo que comunicarnos de nuestros entretenimientos literarios. 

Algunos trabajos publicaba el poeta bajo el seudónimo de T. Besané; otros los rompía después de leídos, a pesar de que yo siempre encontré en ellos espontaneidad, entusiasmo, belleza y exquisito gusto. 

Pero a él nada le satisfacía, comprendiendo que lo mejor había quedado en su cerebro o en el fondo de su corazón, y terminaba siempre por decirme - Necesito estudiar. 

Era esto la gran dificultad para él, por la natural indolencia que se advierte en los hijos de un suelo exuberante y rico que brinda lo que produce sin necesidad de esfuerzos, trabajos ni sacrificios. 

Su espíritu, esencialmente poético; su imaginación centelleante, su inteligencia clarísima y fecunda, adivinaban todo lo que tenía que aprender y lo que nadie hubiera podido enseñarle. 

Por otra parte, su carácter tenía rarezas incomprensibles. Era, en verdad, negligente; pero lo atribuía a su constitución enfermiza, que a todos, por el contrario, se nos figuraba sana y robusta. 

Escribía casi siempre en pedacitos de papel, y a veces, en el blanco que quedaba de la cajetilla de cigarros de su uso; y, al leerme estas composiciones, solía emplear esta frase: -Oye, muchacho, y dime la verdad. 

Jamás le oculté mi juicio. - Tú no necesitas, -le decía yo, -estudiar los clásicos españoles. Por intuición los conoces, y adivinas el gusto que ellos te pudieran infundir; pero conviene que lo ratifiques hojeando sus libros con frecuencia. 

-No lo hago, -me contestaba, -porque deseo recibir todas las impresiones de nuestra naturaleza virgen y floreciente, y temo copiar las bellezas que aquéllos han apurado. 

Un dichoso tomeguín que revoloteaba en su romance a la Avellaneda nos hizo pasar algunas horas de conferencias, sin que se resolviera a quitar de allí el pajarillo; hasta que al fin consultó su obra, antes de leerla al público, con nuestra ilustre poetisa. 

-Déjelo usted, ―le dijo ella, —- pues un tomeguín que me regaló mi madre, cogido en los campos del Camagüey, fué, en efecto, mi primer amor.

-Ya lo ves, -me dijo, radiante de alegría; - no te hubiera perdonado nunca que sacrifica- ras el pajarito camagüeyano, á la severidad estética de tus clásicos. 

Prefería a todo la originalidad y el aire de la tierra, que baña muchas de sus composiciones, y particularmente las dedicadas a una Marta, que ignoro todavía si llegaron a publicarse. 

Acuérdome que cuando fui a Puerto Príncipe, en 1859, a pasar una feria de la Caridad, me leyó varias poesías, que yo encontré bellísimas, y sobre todas, una que él mismo recitó en la espléndida velada con que la Sociedad Filarmónica quiso obsequiarme. 

Hice todo lo posible por conocer sus versos antes de esa noche, siquiera para contestar algo análogo; y, a pesar de la confianza que entre nosotros reinaba, no pudo acceder a mi ruego. 

-No, -me contestó; -me los vas a echar a perder. Componte como puedas y di lo que se te ocurra, en la seguridad de que aplausos y cariños no han de faltarnos. 

Deploro no tener ahora a manos esos versos, ni siquiera aquellos con que contesté al saludo del Camagüey y el de su dulce y favorito poeta Borrero. 

Era tal su amor a todo lo que podía honrar la tierra natal, que, a pesar de su modestísima renta y de la inercia de su carácter, tan pronto como supo que yo me proponía coronar la Avellaneda en el Liceo de la Habana, voló a esta ciudad para ayudarme en mi empresa y llevar a la hermana la ofrenda de su genio y de su alma en La voz del Tínima, composición que obtuvo el juicio más lisonjero de la Sección de literatura y del Jurado, y los aplausos más entusiastas del público que concurrió a ese solemne acto. 

Este romance corre impreso en el cuaderno que se publicó sobre la coronación de la Avellaneda el año 1860, y hay otras de sus poesías que figuran en el tomo de aguinaldos que repartió El Fanal en los años de 1847, 48 y 49. 

Pero las más importantes para él, y las que hubieran podido darle más gloria, las conservaba inéditas. 

Recuerdo que, cuando se construía el teatro Principal del Camagüey, varios amigos le animamos para que escribiese la comedia con que debía estrenarse, y yo no sé dónde halló una historia de los bucaneros que recorrían el mar Caribe en el siglo XVII, y una noticia más o menos exacta de la vida de Enrique Morgan. Es lo cierto, que en pocas horas trazó el plan de un drama, relacionándolo con las costumbres patriarcales del Camagüey en aquella época, y con el valor que acreditaron sus hijos al rechazar la invasión pirática. 

Pero sólo tres cosas escribió de este drama: el plan, que agradó a todos; su titulo El Filibustero, cuya palabra no había adquirido entonces en Cuba la importancia y significación que después de algunos años tuvo; y la escena final o el desenlace. 

A medida que la fabricación del teatro avanzaba, los amigos de Borrero acudían a él para estimularlo a completar su primera obra dramática. 

Todo fué inútil, y los borradores deben haber quedado entre sus papeles, con otras muchas poesías que hubieran elevado su nombre a la altura de los primeros escritores antillanos. 

Yo deploraré siempre que no se hayan recogido y coleccionado sus producciones, como hubiera sucedido indudablemente sin la guerra, que esparció por inciertos rumbos los hombres de más valer y las cosas más dignas de estimación para nuestro pobre país. 

La guerra también me separó de Esteban Borrero, de quien no volví á tener noticias hasta que recibi la muy infausta de su muerte hallándome yo en París. 

Mucho tiempo hacía entonces que no tomaba la pluma para componer versos. La política esta ingrata asesina de las Musas, había matado la afición que por ellas senti en mi primera juventud. Afición digo, porque, en verdad, no podía ni puedo alegar otro motivo para acercarme a esa deliciosa fuente, que sólo brinda sus purísimas aguas a los elegidos del cielo. 

Conservaba (¿a qué negarlo, si mis lectores lo ven?) el atrevimiento de improvisar décimas o escribir octavas octosílabas, que salían de mis labios y de mi pluma, casi sin que de ello pudiera darme cuenta, en los brindis de banquetes familiares o en los álbums de mis amigos más íntimos. Pero no pude resistir a la necesidad de desahogar la pena que me causó la muerte del compañero de mi juventud: le hice unas quintillas que no me atreví a publicar, no obs tante haber pasado por la censura de José Silverio Jorrín. 

Hecha la paz de Cuba, regresé a la Habana en noviembre de 1878, y a principios del año siguiente fué a verme a mi casa de la calle de la Reina uno de mis amigos más queridos y de los hombres más ilustrados y más amantes de Cuba que conozco. Me contraigo a Nicolás Azcárate.

-Necesito, -me dijo, -que V. me acompañe pasado mañana a hacer una buena obra en favor de Alfredo Torroella, que ha muerto, dejando a su familia en tristísima situación. He proyectado, en mi carácter de Presidente de la Sección de Literatura del Liceo de Guanabacoa, una velada, con el solo objeto de abrir suscrición para su viuda y sus hijos. 

-Cuente V. conmigo para todo, -le respondi. 

-Pues bien, -me replicó; -prepare V. algo en prosa o verso para decir o leer en esa velada, en el concepto de que no se admiten excusas. 

¿En verso? En verso nada, porque yo no soy poeta. En prosa diré lo que pueda, aunque he venido aquí a vivir encerrado en mi casa, y pudiera ayudar a esa familia de otro modo. 

-Basta: tengo la palabra de V., y me despido hasta pasado mañana, a las ocho de la noche, en el Liceo de Guanabacoa. 

Y fui, en efecto, al Liceo, y Azcárate me condujo hasta la tribuna levantada en su salón principal, lleno de lo más granado de la sociedad habanera, que nos recibió con grandes aplausos, debidos sólo al organizador de aquella piadosa y brillante fiesta. 

Dije en ésta no sé qué cosas, que después recorté de los periódicos, y voy a reproducir en estas páginas. Leí en seguida los versos que había compuesto en París sobre la muerte de Esteban Borrero, versos que llevaba en el bolsillo con la idea de salir del paso como pudiera. 

La idea se realizó: la suscrición en favor de la familia de Torroella se hizo, y yo tomé nota de todo lo que allí pasaba, sin pensar que más tarde podía servirme para encerrar en este capítulo el recuerdo, inolvidable para mí, de la noche del 28 de febrero de 1879, que pasé en el Liceo de Guanabacoa. 

Sigue aquí lo que en esa noche dije, y mis versos. 

Señoras y Señores:

Agradezco con toda mi alma la bondadosa acogida que me dispensáis, y la irresistible invitación del señor Presidente, mi buen amigo don Nicolás Azcárate, para que contribuyese con mi debilísima palabra al homenaje que hoy consagra este floreciente instituto, a la memoria de nuestro querido poeta Alfredo de Torroella. 

Vengo, pues, no sólo á responder al llamamiento del Liceo de Guanabacoa y a cumplir con la amistad, sino a llenar los deberes que me imponen mi amor a las letras y a la tierra que me dió la vida. 

Y digo esto, porque honrar la memoria de Alfredo Torroella, es pagar una deuda que to-dos contraemos con esos seres que nacen para recoger en lo más íntimo del alma, y reflejar en su expresión más sencilla, pero siempre bajo una forma conmovedora, los sentimientos más delicados, las pasiones más nobles, los deseos más naturales , las tristezas más profundas, las esperanzas más risueñas y las glorias más puras de la patria. 

Esos seres no se pertenecen: todo lo sacrifican  sus semejantes; pierden su individualidad para identificarse con el país, hacer su propia vida, distinguir la época que alcanzaron y abrir nuevos horizontes hacia lo bueno y lo bello, ofreciendo, a la par, consuelos y alentadores propósitos. Así comprendo yo la verdadera misión del poeta. 

Hoy honramos dignamente a uno de éstos, y perdonad si recuerdo otro también que he conocido y de quien me permitiré hablaros un breve momento, porque sin duda pertenece a esa familia privilegiada; y encuentro maravillosos puntos de contacto, entre su vida literaria e intima, con la de Alfredo Torroella; porque también le debemos consideración e inmensa gratitud todos los que nos dedicamos a este género de estudios en la grande Antilla. 

Alfredo de Torroella nació en la Habana, y Esteban de Jesus Borrero, a quien me contraigo, fué hijo del Camagüey; pero ambos existieron para cantar en un mismo laúd y en unisonas notas las bellezas de esta preciosa tierra, presentir y alentar sus deseos más nobles con idéntico entusiasmo, llorar sus desengaños y sus dolores con la propia amargura, sufrir parecidas miserias y persecuciones con igual abnegación, y atravesar con los pies desnudos el áspero sendero de una proscripción voluntaria durante diez años, para volver, en fin, al suelo natal, sólo a pedir un sepulcro seguro, donde dormir eternamente en paz a la sombra de sus palmas. 

Encuentro, sin embargo, una diferencia en este punto. Alfredo de Torroella fué conducido a la mansión del reposo en vuestros brazos, con un laurel ceñido á su frente marchita por el sufrimiento. 

Esteban de Jesús Borrero ha muerto bajo el peso del infortunio, que le persiguió siempre, hasta su último suspiro; y ha muerto en la oscuridad, que dejó, sin embargo, tachonada de estrellas, como noche de los trópicos. 

Yo, señores, que conocí a esos dos poetas, que los amé en sus obras y que conservo el reflejo purísimo de la fe de mis mayores; yo, que creo en otra vida, me parece ver en este instante solemne a dos almas que se buscan, se abrazan y sonrien en el cielo, mirando que enlazamos dos coronas y unimos en un solo aplauso dos nombres que deben ser igualmente queridos, no sólo en la Habana y en el Camagüey, sino en la América, por todos aquellos que han consagrado y consagran su existencia al culto de las letras y al amor de la patria. 

Al tener noticias, en París, de la muerte de Esteban de Jesús Borrero, escribí los versos que voy a leer. Al saber, en la Habana, que Alfredo de Torroella había dejado de existir, mezclé con las vuestras mis lágrimas, y hoy uno los nombres de esos dos hermanos en las letras, porque hay algo en el fondo de mi conciencia, algo en lo íntimo de mi corazón, capaz de revelarme que así vivieron en la tierra, así moran en lo infinito y así deben pasar a la posteridad.


Una lágrima

En la tumba de Esteban de Jesús Borrero.


Tal parece que fué ayer, 
y van tres lustros pasados 
desde que fuimos a ver 
aquellos fecundos prados 
que al Tínima dan el ser. 

De mi alegre juventud 
fué aquel un hermoso día: 
escuchaba tu laúd, 
la patria me sonreía, 
todo era dicha y virtud.

Y de ese todo ¿qué existe? 
Un recuerdo en mi memoria 
y en el pueblo en que naciste, 
el resplandor de tu gloria 
como el de la luna, triste. 

Pues cuando el pesar devora 
el suelo natal, querido, 
todo parece que llora, 
todo está descolorido, 
hasta el fulgor de la aurora.

¡Oh dolor! Hoy son abrojos 
cafetos, vegas y cañas; 
y sólo encuentran los ojos 
por flores, en las montañas, 
¡blancos, míseros despojos! 

No hay rebaño, luz ni calma 
en el sitio y la campiña, 
ni canto que llegue al alma 
tan dulce como la piña, 
tan bello como la palma.

Ya el Tínima no murmura 
risueño entre clavellinas, 
ni desliza su onda pura 
saboreando la dulzura 
de tus trovas campesinas.

Silencioso, entristecido, 
en torno a tu hogar resbala; 
al verle lanza un gemido, 
doliente lágrima exhala 
y corre al mar abatido. 

Cansado tú de esperar, 
patria te has ido a pedir 
a aquel que te quiso dar 
corazón para sentir, 
y numen para cantar. 

Y dejaste ya este suelo, 
donde de justicia en pos 
corriste con vano anhelo, 
para hallar la dicha en Dios, 
que es patria del genio el cielo.

Lejos yo de Cuba, en tanto, 
paso entre afanes la vida, 
sin tener, en mi quebranto, 
para tu tumba querida, 
más que una gota de llanto.

Diciembre de 1886
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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