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Friday, March 5, 2021

Una opinión personal (por Joaquín Estrada-Montalván)

Dos días atrás hice en mi facebook el siguiente comentario:
Este viernes (o domingo) los obispos cubanos presentarán un documento "al pueblo de Cuba..." 

Mantendrán el lenguaje espiritualista?

Aterrizarán en algo, pero sin desmarcarse del apoyo al régimen ofrecido desde la "toma de posesión" de Raúl Castro?

Regresarán al espiritu del "Amor todo lo espera"?

Hoy viernes publican los Obispos una nota, que es más bien una escueta Nota de Prensa informando que se reunieron (lo que normalmente realizaba el Secretario Adjunto de la COCC o su Vocero).

Queda pendiente la palabra orientadora de los Obispos, que imagino la tendrán redactada en un Mensaje que publicarán en algún momento. Mientras tanto, permiten que varios sacerdotes se pronuncien de manera libre, en una manera oficiosa de comunicar, aunque no oficial. (JEM)


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"Desde el Cobre hasta nuestras comunidades". Obispos Católicos de Cuba.


MENSAJE DE LA CONFERENCIA DE OBISPOS CATÓLICOS DE CUBA (COCC) AL CONCLUIR LA 157A ASAMBLEA ORDINARIA EN EL COBRE.


Los Obispos de Cuba, al terminar la Asamblea Ordinaria de nuestra Conferencia, celebrada a los pies de la bendita imagen de la Virgen de la Caridad en la que también recordamos el 170º aniversario de la primera visita realizada por San Antonio María Claret a su Santuario, no queremos marcharnos de este santo lugar sin dirigirles unas sencillas palabras de afecto y aliento.

Los momentos que vivimos no son fáciles para todos: pensamos y rezamos especialmente por los que se han contagiado con la epidemia, así como por todo el personal de salud que los atiende y los científicos que han venido trabajando en busca de diversas vacunas. Pensamos y rezamos por los que sienten el temor a contagiarse o a contagiar a los miembros más vulnerables de la familia. Pensamos y rezamos, del mismo modo, por el esfuerzo de ustedes para conseguir el pan, las medicinas y la fortaleza necesaria para vivir el día a día. Agradecemos, igualmente, la disponibilidad y generosidad de servicio con la que tantos de ustedes comparten el pan, las medicinas y el ánimo con aquellos que más lo necesitan.

También compartimos la pena de muchos al no poder reunirse en los templos y casas de misión para las celebraciones habituales del domingo como día del Señor. En cualquier circunstancia el domingo es el día de la alabanza, de la acción de gracias y del compartir en familia. Por eso, hoy queremos exhortarlos, queridos hijos e hijas, a que sepan crecerse, una vez más, ante las dificultades. Los invitamos a hacer de sus familias una pequeña iglesia, una comunidad doméstica donde se rece el Padre Nuestro y el Ave María, se lea la Palabra de Dios, y donde con mayor intensidad le presentemos a Dios las necesidades de todo nuestro pueblo. No olvidemos que “la familia que reza unida, permanece unida”.

Estamos en el tiempo santo de la Cuaresma, los cuarenta días de preparación a la conmemoración anual de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo nuestro Señor, que hacemos en la Semana Santa. Estamos convencidos de que, unidos a Cristo en su entrega y amor en la cruz, participamos en su victoria sobre la muerte y el mal. ¡La fe renovada en Cristo, muerto y resucitado por nosotros, llena nuestros corazones de esperanza y nos hace vivir todas las realidades de nuestra existencia confiados en el amor del Señor!

Estemos seguros de que la Virgen de la Caridad, al igual que ha acompañado a nuestro pueblo a lo largo de su historia, está también ahora a nuestro lado. Ella conoce nuestras ilusiones, angustias y esperanzas. ¡Dejemos que la Virgen nos llame a que levantemos el corazón a Dios como se nos pide en cada Misa, y que nosotros, con toda confianza, le contestemos que nuestro corazón “lo tenemos levantado hacia el Señor”.

Que en este tiempo de la misericordia, la Virgen de la Caridad interceda ante su hijo Jesucristo por todos los cubanos. Rezamos con ustedes la tradicional oración:

“Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios,
no desoigas las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos siempre de todo peligro,
¡Oh Virgen gloriosa y bendita!”

Con nuestra bendición,

El Cobre, 5 de marzo de 2021
LOS OBISPOS CATÓLICOS DE CUBA

"Desde el Cobre hasta nuestras comunidades". Obispos Católicos de Cuba.



MENSAJE DE LA CONFERENCIA DE OBISPOS CATÓLICOS DE CUBA (COCC) AL CONCLUIR LA 157A ASAMBLEA ORDINARIA EN EL COBRE.

Los Obispos de Cuba, al terminar la Asamblea Ordinaria de nuestra Conferencia, celebrada a los pies de la bendita imagen de la Virgen de la Caridad en la que también recordamos el 170º aniversario de la primera visita realizada por San Antonio María Claret a su Santuario, no queremos marcharnos de este santo lugar sin dirigirles unas sencillas palabras de afecto y aliento.

Los momentos que vivimos no son fáciles para todos: pensamos y rezamos especialmente por los que se han contagiado con la epidemia, así como por todo el personal de salud que los atiende y los científicos que han venido trabajando en busca de diversas vacunas. Pensamos y rezamos por los que sienten el temor a contagiarse o a contagiar a los miembros más vulnerables de la familia. Pensamos y rezamos, del mismo modo, por el esfuerzo de ustedes para conseguir el pan, las medicinas y la fortaleza necesaria para vivir el día a día. Agradecemos, igualmente, la disponibilidad y generosidad de servicio con la que tantos de ustedes comparten el pan, las medicinas y el ánimo con aquellos que más lo necesitan.

También compartimos la pena de muchos al no poder reunirse en los templos y casas de misión para las celebraciones habituales del domingo como día del Señor. En cualquier circunstancia el domingo es el día de la alabanza, de la acción de gracias y del compartir en familia. Por eso, hoy queremos exhortarlos, queridos hijos e hijas, a que sepan crecerse, una vez más, ante las dificultades. Los invitamos a hacer de sus familias una pequeña iglesia, una comunidad doméstica donde se rece el Padre Nuestro y el Ave María, se lea la Palabra de Dios, y donde con mayor intensidad le presentemos a Dios las necesidades de todo nuestro pueblo. No olvidemos que “la familia que reza unida, permanece unida”.

Estamos en el tiempo santo de la Cuaresma, los cuarenta días de preparación a la conmemoración anual de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo nuestro Señor, que hacemos en la Semana Santa. Estamos convencidos de que, unidos a Cristo en su entrega y amor en la cruz, participamos en su victoria sobre la muerte y el mal. ¡La fe renovada en Cristo, muerto y resucitado por nosotros, llena nuestros corazones de esperanza y nos hace vivir todas las realidades de nuestra existencia confiados en el amor del Señor!

Estemos seguros de que la Virgen de la Caridad, al igual que ha acompañado a nuestro pueblo a lo largo de su historia, está también ahora a nuestro lado. Ella conoce nuestras ilusiones, angustias y esperanzas. ¡Dejemos que la Virgen nos llame a que levantemos el corazón a Dios como se nos pide en cada Misa, y que nosotros, con toda confianza, le contestemos que nuestro corazón “lo tenemos levantado hacia el Señor”.

Que en este tiempo de la misericordia, la Virgen de la Caridad interceda ante su hijo Jesucristo por todos los cubanos. Rezamos con ustedes la tradicional oración:

“Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios,
no desoigas las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos siempre de todo peligro,
¡Oh Virgen gloriosa y bendita!”


Con nuestra bendición,


El Cobre, 5 de marzo de 2021
LOS OBISPOS CATÓLICOS DE CUBA

Thursday, March 4, 2021

Selección de poemas del libro inédito "Celaje Rojo", de Aldo Sánchez Herrera




1


Estoy de pie,
En medio del jeroglífico
Que hago para vivir.
De pie,
Y no tengo un pensamiento donde buscar,
No queda ni un ápice del que fui:
Todo mi yo
Se lo tragó mi ayer,
Y lo que a mi vendrá
Son estos pasos que doy sin rumbo aparente,
Estas calles con semblante de resquicio,
Estas casas enlazadas como cuerpos,
Estos ojos hinchados de llorar,
Y tú, Dios mío,
Al que todavía con esperanza nombro:
¡Libérame del Amor!


2


Cerré los ojos:
La realidad tardó más de mil años
En tocar mis párpados.
Quizá, en el mismo instante en que salí
Cerraba puertas en alguna parte.
No estaba allí;
Era una impresencia,
Un simulacro en el desorden de mi cuarto.
Giraba el armario con su olor a bosque,
El espejo
Con su cara de isla bañada por las aguas,
La pared
Con sus sombras y bestias, y desconchados,
La cama
Único follaje donde abrir los brazos
Sin tener que asirme en nadie.
Era nadie,
Estaba aún en pie,
Pálido,
Irreal,
Andando.


3


Reanudo mis nupcias con el tiempo,
Camino de revés, subo a través de un minuto
Carcomido por la espera, bajo por una flor
Que anida en el deseo. Soy su desvarío.
Avanzo hacia donde el maíz ondula,
Hacia donde un ángel confunde su grito con las olas
Y sobre sí mismo emerge vertiginoso a la deriva.
Nada ocurre. Estoy en pie. Descanso en duermevela.


4


Rodeado por un vaivén casi corpóreo
Las grandes cortinas de la noche
Crispan un rumor sobre mi frente
Y me llaman sin percibir los enigmas
Que emergen desde el fondo.

¡Me desconozco!

Lato como la hoja que de mí mismo se desprende,
Agujero del alma, plenitud del viento.

Nada está en su sitio.

Mi cabeza es un astro que alguien palpó
Entre sus manos alguna vez.

Un astro y una cortina de la noche
Ya no son, se confunden a lo lejos.


5


Frente a la mañana de piedra y sol
Henchida de palabrotas y suspiros
Un nido de yerbas acomodas en mi piel
Y las raíces como un palmo de la tierra
Me recubren. Me acaloro sin consumirme,
Me refugio sin temer, busco la luz
Y tus brazos son las ramitas del árbol
Donde asirme, son de savia pura,
Tus caderas y tu vientre también lo son:
Tienen el gusto a una fruta indescifrable.


6


Estoy sentado en otro tiempo.
Mi frente roza una vereda,
Contabiliza unos tatuados insectos
Que se confunden con el jade.

El vaho de la tierra mojada
Me devora como una mujer...
Las moscas se disipan.
Inauguran una danza que termina con el rayo.


7


Por la puerta gris,
Moviéndose la hormiga insiste.

¡Con qué trabajo intuye que su carga
No es más que un recodo de carcoma
Y no la ansiada viruta de pan
Entre las tablas crepitantes!

Resignada se equivoca.

A su fondo vuelve sin saber por qué,
Allá, en la región vacía
Su armoniosa fuerza es como una maldición
Que trae, de boca en boca, las nuevas y áridas noticias.


8


Entro a mi corazón por una hendija
Que se abre en mi ojo izquierdo.
Mis pies escrutan la masa sombría
Y viscosa que fue mi ayer.
De un lado a otro
Recorren la infecta purgación
A la que sin miedo pertenezco:
Los errores, los caminos, las profecías, mi fe.
Dejo atrás la débil embarcación
Que atraca por mis nervios.
Oleadas de futuro
Borbotean
Cada vez más cerca,
La cansada y sucia sangre
Que maltrataron mis ancestros.
¡Alma mía, furiosa marea golpeada con un fémur!





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Aldo Sánchez Herrera. Poeta y narrador. Ha publicado los poemarios Intemperie (Ediciones Memoria, AHS, Buenos Aires, Argentina, 1995), con el que obtuvo el premio de la V Bienal de Literatura ese año. Velamen, 2002 y Pulso del aire, 2010. Además el libro de cuentos La fábula de Steinkowel, en el año 2017 por la misma editorial. Y Proverbios y poemas, 2019 (Editorial McPherson) que cuelga en amazon. Ha obtenido el premio Rolando Escardó y el premio de la ciudad en reiteradas ocasiones. Poemas suyos aparecen en la revista Credo y Antenas. La mayor parte de su obra se encuentra inédita.

Wednesday, March 3, 2021

La Goleta Amistad y otros asuntos conexos. (por Carlos A. Peón-Casas).



La Goleta Amistad y otros asuntos conexos. (En un anuncio del El Fanal de Puerto Príncipe de mayo de 1833).


por Carlos A. Peón-Casas



El nombre de aquella goleta que hiciera historia en 1839, aparece reseñada en este oportuno anuncio comercial, justo seis años antes de que fuera desviada a costas norteamericanas por los mismos esclavos que eran conducidos allí desde La Habana a Puerto Príncipe, luego de insurreccionarse, y tomar el control de la nave.

El detalle hace la sugerencia de que para ese minuto prestaba los consabidos servicios de cabotaje a lo largo de la costa norte cubana, uniendo los puertos de dicha ruta, el de la Guanaja en la porción puertoprincipeña, con los de Remedios, Caibarién, Matanzas, y el de La Habana, destino final de aquel recorrido marítimo.

El anuncio que compartimos textualmente desde el original consultado así lo hacía saber:
Para La Habana saldrá a la mayor brevedad del surgidero de Guanaja, la Goleta Amistad, su patrón Roselló; admite carga y pasajeros para los que ofrece buenas comodidades: se despacha en la tienda de D. Francisco Millet.
Y aunque la novedad de esta cercanía principiara desde el título de esta crónica, por aquella celebre embarcación, recordada incluso por la versión fílmica que con el mismo título, llevara al cine el talentoso cineasta norteamericano Steven Spielberg en 1997, no perdemos la oportunidad de reseñar para el curioso lector, otros detalles sobre tan particular servicio de cargas y pasajeros, por vía marítima, y que tenemos a la vista en tan interesante diario principeño.

De tal suerte saltan a la vista los nombres de otras goletas y guairos (embarcaciones de fondo plano y menos porte) que completaban las mismas y otras rutas marítimas desde las costas norte y sur del territorio del Puerto Príncipe de aquel 1833.

Para empezar y desde La Guanaja, se avisaba la salida de la goleta Unión, el anuncio rezaba así:
Para La Habana.-Saldrá del surgidero de la Guanaja el día último del corriente la goleta Unión, su patrón D. Pedro Mayola: admite carga y pasageros y la despacha D. Sebastián Sans.
Otras salidas de cabotaje se incluían con sus respectivos anuncios en aquella edición de El Fanal:
-De Vertientes para Trinidad guairo Agustina patrón Cabrera en lastre.

-De Guanaja para Gibara goleta Esperanza, patrón Fernández en lastre

-De Santa Cruz para Cuba goleta Feliz, patrón Parody con frutos

-De Nuevitas para San Juan de los Remedios guairo Once de Agosto patrón Serra con harina y arroz
Otros anuncios incluían las que llamaban Salidas de Travesía ya desde el puerto de Nuevitas, con destinos en puerto españoles a saber:
Día 6- De Nuevitas para Barcelona bergantín goleta español Ntra Sra de las Nieves, su capitán D. Jayme Presas con frutos

Día 30- De Nuevitas para Santander bergantín goleta Juliana, su capitán D. Andrés Corinas con frutos.
Por aquel mismo puerto se anunciaban igualmente las llegadas de goletas foráneas:
Mayo 12.- De San Tomas en 9 días goleta danesa Wandere, su capitán D. Pablo Ventosa, con víveres, ropas y otros renglones a D. Juan Alvariño

Día 17.- De Nueva York en 14 días goleta americana Independence, su capitán Richard Taylor, con harina y otros artículos…
No es óbice acotar para el cierre, la intensidad del intercambio comercial con y desde aquel Puerto Príncipe del que nos separan ya casi dos siglos, y el trasiego incesante de mercaderías tan variadas por sus accesos marítimos de entonces. 

O el detalle incontestable que, desde algún puerto principeño de aquel minuto como el de Nuevitas, resultaba más cómodo y expedito un viaje de tal naturaleza a la capital, que intentarlo en las duras condiciones terrestres, a lomo de caballos de posta y largas travesías por malos y duros caminos. Ni hablar de la facilidad de alcanzar en unos quince días la ciudad de Nueva York, y en una pequeña fracción añadida los puertos de la madre patria.

Tuesday, March 2, 2021

"La Catedral del Cubano", dibujo de Posada. 1964

 
"La Catedral del Cubano", dibujo de Posada.
Premio Salón de Humorismo, 1964.
Tomado de revista "Cuba". Enero 1965.

"Diccionario de música camagüeyana. Siglo XIX". Prefacio. (por Verónica E. Fernández Díaz)



Los estudios sobre música camagüeyana han cobrado fuerza durante los últimos años. Al respecto la maestría en Cultura Latinoamericana del Centro Nicolás Guillén y la Universidad de las Artes. Filial Camagüey favoreció, en su momento, el examen de fenómenos musicales diversos como la relación entre la música y el ballet a partir de su estudio en el Ballet de Camagüey, la enseñanza institucionalizada del piano en el período revolucionario, la música yoruba en Camagüey y la proyección artística del grupo Caidije, realizados por los másteres Lourdes Cepero, Yalim Toledo, Reinaldo Echemendía y Heydi Cepero, respectivamente. De igual manera la Universidad Ignacio Agramonte y Loynaz de Camagüey, a través de la carrera de Estudios Socioculturales, ha propiciado el examen de agrupaciones emblemáticas como la Banda Provincial de Concierto, trabajo de Mabel Echevarría, y acercamientos a personalidades de la música local de investigadores como Oscar Viñas y el ya fallecido Rafael García Grasa, Papito. Estos estudios y monografías, publicados en libros y revistas, o socializados a través de eventos provinciales y nacionales, han contribuido a salvaguardar una parte importante del patrimonio musical de la provincia, pero la mayoría de ellos se concentra en el siglo XX dejando un vacío cognitivo en los procesos musicales acaecidos en la centuria anterior, antesala importante del desarrollo musical del siglo XX, y aunque Puerto Príncipe no generó formas musicales propias, fue en el siglo XIX donde se consolidaron manifestaciones y géneros identificadores de lo cubano.

De ahí la necesidad de compilar y describir, para su futuro estudio, los fenómenos musicales de notoria trascendencia ocurridos en aquella centuria, ya que, a excepción del folleto Panorama de nuestros músicos del siglo XIX de Jorge E. Puig Fuentes, Camagüey carece de un texto que agrupe los músicos y la música que la representó en la Isla y el mundo, y la revisión de otros catálogos de música realizados en Cuba muestran la ausencia de locuciones referidas a los músicos de la región, o en el mejor de los casos, aparecen reseñados con datos escuetos. Estas fueron las principales razones que motivaron la confección de este diccionario. Para su elaboración se presentaron como un reto los anexos del texto Con música, textos y presencia de mujer. Diccionario de mujeres notables en la música cubana de Alicia Valdés(1), por aparecer allí la considerable cantidad de ciento cincuenta y tres mujeres (instrumentistas, cantantes, compositoras y pedagogas), de las cuales la autora no obtuvo información suficiente para la elaboración de las fichas biográficas y donde, comparadas con el resto de las provincias, Camagüey destaca por la cantidad de féminas dedicadas a la música, de las que se tienen escasas noticias, incluso, de algunas solo se conoce el nombre y profesión(2).

El texto cuenta con temáticas relacionadas con el quehacer musical de la ciudad que bosqueja los procesos musicales de instituciones, músicos, compositores e intérpretes significativos del siglo XIX a partir de las fuentes documentales conservadas en archivos y bibliotecas. Al terminar cada voz se señala la bibliografía usada para la confección de la ficha, de esta forma se facilita al lector la localización de las fuentes utilizadas en cada caso, las que se separan mediante barra diagonal y doble barra diagonal cuando pertenecen al mismo autor, o fondo documental, como sucede con las publicaciones periódicas. El apéndice II presenta el completamiento de las fichas antes mencionadas. No obstante, se considera oportuno acotar que la mayoría de las mujeres nombradas por la musicóloga aparecen en el texto Las artes en Santiago de Cuba de Laureano Fuentes Matons y en este no se hace referencia alguna de su procedencia, por lo que no se puede confirmar, a excepción de Sofía, Irene e Isabel Adán, Carmen Pichardo, Carmen Barreto, Olimpia Cosculluela, Carmen Agramonte, Clorinda Corvisón, Matilde Pierra, Amalia Simoni y Martina Pierra, entre otras pocas, si son camagüeyanas o no. Contiene además partituras existentes en instituciones importantes de la ciudad y un Índice de materias. Entre las clasificaciones usadas en este último se encuentran algunas denominaciones que se prestan a confusión. Son los casos de las categorías Administradores de sociedades, término que alude a miembros de las instituciones culturales que en algún momento de su vida combinaron las labores directivas con otras estrictamente musicales, y Personajes populares, referido a figuras que pasaron al imaginario popular de la localidad debido a su accionar o por haber sido motivo inspirador de temas musicales. 

Se utilizó el sistema de referencias cruzadas para la rigurosa y exhaustiva incorporación de remisiones a otras partes del texto. Esto permite al lector consultar las materias relacionadas con cada voz de referencia. La mayoría de estas remisiones son de tipo informativo, con el objeto de ampliar la reseña y especificar relaciones con la voz referida. Enfrentar la tarea de reunir en un solo texto las principales manifestaciones de la música local, sus compositores e intérpretes, no ha sido labor fácil e implicó muchos años de dedicación. Por ello, el Diccionario de la música camagüeyana. Siglo XIX no pretende ser un compendio exhaustivo de lo acaecido en la música de la ciudad durante el siglo, sino un resumen de lo más importante que quedó reflejado en documentos de la época como como literatura de viajes, novelas, prensa periódica, partituras y otros manuscritos de archivo. En el trabajo de compilación se contó con la ayuda desinteresada de la historiadora del Arzobispado de Camagüey Amparo Fernández Galera; las especialistas Mercedes Hernández Ruiz, Agustina, Tina, Sánchez, Dora Luz García Santos y Enma Presilla Andreus de la Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella; los especialistas Irmary, Nelly, Figueredo Rodríguez y José Martínez Caballero del Archivo Histórico Provincial; y la máster Raquel L. Terrero Gutiérrez del Museo Provincial Ignacio Agramonte. En sus páginas se pueden encontrar algunos datos que se extienden hasta la centuria siguiente, ello se debe a que la actividad desarrollada por la institución o el músico abarca ambos siglos, aunque se inscriba por sus características dentro de las peculiaridades decimonónicas. Con estos rasgos se encuentran personalidades como José Marín Varona, los hermanos Peyrellade, Gaspar Agüero Barreras, María de las Mercedes Adam, y el Teatro Principal, como excepción entre las instituciones. El rescate de los valores musicales de la otrora villa de Santa María del Puerto del Príncipe es, de este modo, otro intento a favor de nuestra identidad cultural que, unida a la visión de «gente enérgica, altiva y vigorosa» —como apuntara la historiadora Elda Cento Gómez—, redundará en que se nos valore como un pueblo conservador de las tradiciones, no solo en la forma de hablar, la arquitectura y las costumbres, sino también de nuestro patrimonio musical.






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1. Cfr. Alicia Valdés Cantero: Con música, textos y presencia de mujer. Diccionario de mujeres notables en la música cubana, pp. 30-36.
2. En el mismo siglo XIX, Valdés Cantero recoge, en condiciones similares a las camagüeyanas; 86 habaneras, 11 matanceras, 3 cienfuegueras, 1 trinitaria y 1 remediana; siendo evidente la supremacía de las músicos camagüeyanas. 







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Verónica E. Fernández Díaz. Nació en Camagüey, el 28 de enero de 1972. Doctora en Ciencias sobre Arte, Profesora Titular e investigadora Auxiliar de la Universidad de las Artes y el Centro de Estudios Nicolás Guillén. Premio Anual de Investigación Cultural 2007 con “Diccionario de la música camagüeyana. Siglo XIX” y 2015 con “Música e identidad cultural. Puerto Príncipe 1800-1868. Premio CUBADISCO 2014 en Producción de Investigación Musical con el CD Páginas de vida. Música camagüeyana del siglo XIX. 3er Premio de Musicología Argeliers León de la Uneac 2017 con el estudio de la obra de José Marín Varona.

Ha publicado entre otros: el libro Diccionario de Música camagüeyana. Siglo XIX, y varios artículos en Cuadernos de Historia Principeña de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, el Anuario de la Universidad de las Artes y la revista Antenas de su ciudad natal. También tiene trabajos publicados en la revista Videncia de Ciego de Ávila, Sic de Santiago de Cuba y Clave de Ciudad de La Habana, así como artículos en varios libros. Otros trabajos suyos se han publicados en Lisboa, Portugal; Baeza, España y Santiago de los Caballeros, República Dominicana.

Ciudadano del primer mundo (un poema de Rodrigo de la Luz)



Una ciudad en orden
también es peligrosa;
una ciudad en demasiado orden.

Porque se ordenan crímenes quirúrgicos.
Se ordenan fraudes y melancolías.
Se ocultan muertos, manos vigilantes.

Se establecen guardianes cancerberos.
Se proporcionan voces que no suenan.
Se designan esbirros en cargos competentes.

Una ciudad en orden
es de sumo peligro,
porque en ella se duerme
la lengua de los dioses,
que antaño desafiaron al poder judicial:

Se cometen divinas terquedades.
Se difama, a la vez que se es impune.

Una ciudad en orden;
en demasiado orden,
tiene ojos que van al matadero
y apóstatas que reivindican sus partidos.

Una ciudad en orden
dicipa los presagios.
Convierte a los políticos en magos,
y al árbol más solemne 
lo destina a ser leña necesaria...

Allí hay fantasmas de la constitución
y camaleones de la ideología.

En ella surgen héroes matinales
que luego son estatuas que se duermen.

Surgen murallas que eran oficinas.
Surgen compuertas que eran aguaceros.
Nacen culpables por haber nacido.

Una ciudad en orden
sigue siendo una escusa,
para aplicar grilletes ingeniosos;
para adoptar un pose, una postura,
que transmita rigor, miedo, entusiasmo.

En la ciudad en orden
se descredita a todo el que no avance;
al que no siga, al que no rime 
o sea aspavientoso.
Al que haya decidido, 
no tener semejantes, marchar sólo.

En la ciudad en orden
estallan las tristes luces de edificios.
Desde sus materiales resistentes,
-hechos para la calumnia y el decoro-
se escuchan ecos de gritos fastidioso.

¡Nadie acude a esta urgencia!
¿Nadie escucha?
... Y las luces se apagan al unísono.

En la ciudad en orden
se anticipa la hora que transcurre.
El ritmo de los días
lo imponen la fatiga y el trabajo.
Se convierte en eunuco al mujeriego.

¡No logras deshacerte de tú número!
¡No logras evadir las tantas cámaras!

Se decretan las leyes y preceptos
que en tres meses serán dichos caducos.
Hay criminales con trajes de etiqueta;
payasos que dan ganas de llorar.

En la ciudad ordenada te esperamos.
Trae las manos ligeras,
buena disposición, mucha energía.

Por fin serás en tú hemisferio decoroso,
ilustre ciudadano de primera.



(Revista Cuba. Diciembre 1963) Alicia Alonso filma una película: Giselle



Saturday, February 27, 2021

"A ti. Versos escritos sin hacer uso de la letra 'a'". (por José María Esteva. Año 1868)


Recuerdo con gusto feliz el momento 
Que ví de tus ojos el dulce fulgor, 
Con ellos, me diste, mi bien, el contento 
Mé diste el consuelo que el pecho buscó. 

¡Oh! yo desde entonces te quiero, bien mio,
Dichoso en el mundo contigo seré, 
Y en estos renglones que tierno te envío 
Seguros los votos te doy de mi fé. 

Tú eres el puro y hermoso lucero 
Que en este desierto su luz me ofreció 
Tesoro escondido del bien que yo espero 
Mi hechizo en el mundo, mi cielo, mi Dios. 

Por eso en mis sueños de noche, bien mio,
Te miro que vienes con vuelo sutil, 
Y cubres de fores mi pecho sombrío 
Y viertes perfumes en torno de mí. 

Por eso si, injusto, me hiere el destino 
O sufre mi pecho terrible dolor 
De Dios el consuelo me ofreces divino 
Si miro tus ojos ó escucho tu voz. 

Propicio y benigno mironos el cielo: 
Formemos del mundo los dos un Edén
y en tí, si yo sufro, tendré mi consuelo
Y yo tu consuelo, si sufres, seré. 

Perdido gilguero crucé los pensiles, 
Erré por los montes de eterno verdor: 
Suspiros me dieron los vientos sutiles.

Los bosques, me dieron su triste rumor. 
Y yo por el mundo después reteniendo 
Los ecos sentidos que entonces oí, 
Los voy en mis versos do quier repitiendo
Y siempre en mis versos suspiro por tí. 

Pues yo con delirio te quiero, bien mio
Dichoso en el mundo contigo seré 
Y en estos renglones que tierno te envío 
Seguros los votos te doy de mi fé. 





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Se respetó el texto como fue escrito

Friday, February 26, 2021

Audrey de Varona. La belleza del detalle.

de la serie "Free Fest", 2019
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Audrey de Varona. Camagüey 1977. Violinista, graduada del Instituto Superior de Arte. Miembro de la Orquesta Sinfónica de Camagüey y de la Orquesta de Cámara de esa provincia. Ha paseado su arte musical por varios países, entre los que menciono  España, Austria y Emiratos Arabes Unidos. Además,  ha ejercido el magisterio en lugares como El Salvador, donde hizo aportes importantes en la metodología de la enseñanza de su instrumento.

Audrey ha llevado su talento, sensibilidad y elegancia  a la fotografía, a través de la cual comunica su mirada más íntima del mundo en el que habita. 

Comparto una muestra de sus exposiciones a partir de 2013, e invito a visitar su página Facebook (en este enlace), donde pueden apreciar de manera más amplia la belleza de sus imágenes. (JEM)



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2013 Exposición Fotográfica personal "First Feeling"
Galería Jorge Santos Díaz
Academia de las Artes “Vicentina de la Torre” 
Camagüey, Cuba


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2014 Exposición Fotográfica colectiva "Urbi et Orbi"
Noviembre Fotogáfico
Galería República 289
Camagüey, Cuba


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2016 Exposición Fotográfica Personal "Feeling fine"
Noviembre Fotográfico 
Galería Larios
Camagüey, Cuba


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2018 Exposición Fotográfica Personal "Flying fiddle"
Galería La nueva musa
Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella
Camagüey, Cuba


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2019 Exposición Fotográfica Personal "Free fest"
Noviembre fotográfico
Galería Larios 
Camagüey, Cuba


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2020 Exposición Fotográfica Personal "Venecia"
Novimbre fotográfico
Galería La nueva musa
Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella
Camagüey, Cuba



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2020 Exposición Colectiva Ybor Art Factory Series 1
Ybor City, Tampa
Florida, Estados Unidos

Obra presentada 
perteneciente a la serie "Flying Fiddle", 2018.

Vecinos en el Camagüey (por Joaquín Estrada-Montalván)



Recuerdo con cariño y admiración dos familias vecinas en el Camagüey. 

Él, de esos "revolucionarios buenos". Ella no economizaba sus "críticas a la revolución". Matrimonio de toda una vida (la de ellos). Criaron sus hijos en ese clima de amor donde pensar diferente (en tema tan sensible en la Cuba contemporánea) no significa ser mejor o peor. 

Él, católico práctico, cada domingo a su misa. Ella, metida de lleno en la iglesia Bautista. Se conocieron adultos, ambos con hijos de matrimonios anteriores. Se integraron en armonía sin conflictos por ser cristianos en diferentes iglesias.

Tengo presente estas dos familias cada vez con mayor frecuencia, cuando parece que el mundo cotidiano es un campo de batalla camuflageado, en aparente defensa de ideas propias. Ideas que un día son unas y al siguiente son otras, pero que invariablemente salen disparadas como ofensa contra quienes creen que piensan de manera distinta.

Thursday, February 25, 2021

Patriotismo (por Félix Varela)


Al amor que tiene todo hombre al país en que ha nacido, y al interés que toma en su prosperidad les llamamos patriotismo. La consideración del lugar en que por primera vez aparecimos en el gran cuadro de los seres, donde recibimos las más gratas impresiones, que son las de la infancia, por la novedad que tienen para nosotros todos los objetos, y por la serenidad con que los contemplamos cuando ningún pesar funesto agita nuestro espíritu, impresiones cuya memoria siempre nos recrea; la multitud de objetos a que estamos unidos por vínculos sagrados, de naturaleza, de gratitud y de amistad: todo esto nos inspira una irresistible inclinación, y un amor indeleble hacia nuestra patria. En cierto modo nos identificamos con ella, considerándola como nuestra madre, y nos resentimos de todo lo que pueda perjudicarla. Como el hombre no se desprecia a sí mismo, tampoco desprecia, ni sufre que se desprecie su patria, que reputa, si puedo valerme de esta expresión, como parte suya. De aquí procede el empeño en defender todo lo que la pertenece, ponderar sus perfecciones y disimular sus defectos.

Aunque establecidas las grandes sociedades, la voz patria no significa un pueblo, una ciudad, ni una provincia; sin embargo, los hombres dan siempre una preferencia a los objetos más cercanos, o por mejor decir, más ligados con sus intereses individuales, y son muy pocos los que perciben las relaciones generales de la sociedad, y muchos menos los que por ellas sacrifican las utilidades inmediatas o que les son más privativas. De aquí procede lo que suele llamarse provincialismo, esto es, el afecto hacia la provincia en que cada uno nace, llevado a un término contrario a la razón y a la justicia. Sólo en este sentido podré admitir que el provincialismo sea reprensible, pues a la verdad nunca será excusable un amor patrio que conduzca a la injusticia; mas cuando se ha pretendido que el hombre porque pertenece a una nación toma igual interés por todos los puntos de ella, y no prefiera el suelo en que ha nacido, o a que tiene ligados sus intereses individuales, no se ha consultado el corazón del hombre, y se habla por meras teorías que no serían capaces de observar los mismos que las establecen. Para mi el provincialismo racional que no infringe los derechos de ningún país, ni los generales de la nación, es la principal de las virtudes cívicas. Su contraria, esto es, la pretendida indiferencia civil o política, es un crimen de ingratitud, que no se comete sino por intereses rastreros, por ser personalísimos, o por un estoicismo político el más ridículo y despreciable.

El hombre todo lo refiere a sí mismo, y lo aprecia según las utilidades que le produce. Después que está ligado a un pueblo teniendo en él todos sus intereses, ama los otros por el bien que pueden producir al suyo, y los tendría por enemigos si se opusiesen a la felicidad de éste, donde él tiene todos sus goces. Pensar de otra suerte es quererse engañar voluntariamente. Suele sin embargo el desarreglo de este amor tan justo, conducir a gravísimos males en la sociedad, aun respecto de aquel mismo pueblo que se pretende favorecer. Hay un fanatismo político, que no es menos funesto que el religioso, y los hombres muchas veces, con miras al parecer las más patrióticas, destruyen su patria, encendiendo en ella la discordia civil por aspirar a injustas prerrogativas. En nada debe emplear más el filósofo todo el tino que sugiere la recta Ideología que en examinar las verdaderas relaciones de estos objetos, considerar los resultados de las operaciones, y refrenar los impulsos de una pasión que a veces conduce a un término diametralmente contrario al que apetecemos.

Muchos hacen del patriotismo un mero título de especulación, quiero decir, un instrumento aparente para obtener empleos y otras ventajas de la sociedad. Patriotas hay (de nombre) que no cesan de pedir la paga de su patriotismo, que le vociferan por todas partes, y dejan de ser patriotas cuando dejan de ser pagados. ¡Ojalá no hubiera yo tenido tantas ocasiones de observar a estos indecentes traficantes de patriotismo! ¡Cuánto cuidado debe ponerse para no confundirlos con los verdaderos patriotas! El patriotismo es una virtud cívica, que a semejanza de las morales, suele no tenerla el que dice que la tiene, y hay una hipocresía política mucho más baja que la religiosa. Nadie opera sin interés, todo patriota quiere merecer de su patria; pero cuando el interés se contrae a la persona en términos que ésta no le encuentre en el bien general de su patria, se convierte en depravación e infamia. Patriotas hay que venderían su patria si les dieran más de lo que reciben de ella. La juventud es muy fácil de alucinarse con estos cambia-colores, y de ser conducida a muchos desaciertos.

No es patriota el que no sabe hacer sacrificios en favor de su patria, o el que pide por éstos una paga, que acaso cuesta mayor sacrificio que el que se ha hecho para obtenerla, cuando no para merecerla. El deseo de conseguir el aura popular es el móvil de muchos que se tienen por patriotas, y efectivamente no hay placer para un verdadero hijo de la patria, como el de hacerse acreedor a la consideración de sus conciudadanos por sus servicios a la sociedad; más cuando el bien de ésta exige la pérdida de esa aura popular, he aquí el sacrificio más noble, y más digno de un hombre de bien, y he aquí el que desgraciadamente es muy raro. Pocos hay que sufran perder el nombre de patriotas en obsequio de la misma patria, y a veces una chusma indecente logra con sus ridículos aplausos convertir en asesinos de la patria los que podrían ser sus más fuertes apoyos. ¡Honor eterno a las almas grandes que saben hacerse superiores al vano temor y a la ridícula alabanza!

El extremo opuesto no es menos perjudicial, quiero decir, el empeño temerario de muchas personas en contrariar siempre la opinión de la multitud. El pueblo tiene cierto tacto que pocas veces se equivoca, y conviene empezar siempre por creer, o a lo menos por sospechar que tiene razón. ¡Cuántas opiniones han sido contrariadas por hombres de bastante mérito, pero sumamente preocupados en esta materia, sólo por ser como suelen decir las de la plebe! Entra después el orgullo a sostener lo que hizo la imprudencia, y la patria entretanto recibe ataques los más sensibles por provenir de muchos de sus más distinguidos hijos.

Otro de los obstáculos que presenta al bien público el falso patriotismo, consiste en que muchas personas, las más ineptas, y a veces las más inmorales, se escudan con él, disimulando el espíritu de especulación, y el vano deseo de figurar. No puede haber un mal más grave en el cuerpo político, y en nada debe ponerse mayor empeño, que en conocer y despreciar estos especuladores. Los verdaderos patriotas desean contribuir con sus luces y todos sus recursos al bien de su patria, pero siendo éste su verdadero objeto, no tienen la ridícula pretensión de ocupar puestos que no puedan desempeñar. Con todo, aun los mejores patriotas suelen incurrir en un defecto que causa muchos males, y es figurarse que nada está bien dirigido cuando no está conforme a su opinión. Este sentimiento es casi natural al hombre, pero debe corregirse no perdiendo de vista que el juicio en estas materias dependen de una multitud de datos que no siempre tenemos, y la opinión general, cuando no abiertamente absurda, produce siempre mejor efecto que la particular, aunque ésta sea más fundada. El deseo de encontrar lo mejor nos hace a veces perder todo lo bueno.

Suelen también equivocarse aun los hombres de más juicio en graduar por opinión general la que sólo es del círculo de personas que los rodean, y procediendo con esta equivocación dan pábulo a un patriotismo imprudente que les conduce a los mayores desaciertos. Se finge a veces lo que piensa el pueblo arreglándolo a lo que debe pensar, por lo menos según las ideas de los que gradúan esta opinión, y así suele verse con frecuencia un triste desengaño, cuando se ponen en práctica opiniones que se creían generalizadas.

Es un mal funesto la preocupación de los hombres, pero aun es mayor mal su cura imprudente. La juventud suele entrar en esta descabellada empresa, y yo no podré menos que transcribir las palabras del juicioso Watts tratando esta materia.

“Si solo tuviéramos, dice, que lidiar con la razón de los hombres, y ésta no estuviera corrompida, no sería materia que exigiese gran talento ni trabajo convencerlos de sus errores comunes, o persuadirles a que asintiesen a las verdades claras y comprobadas. Pero ¡ah! el género humano está envuelto en errores y ligado por sus preocupaciones; cada uno sostiene su dictamen por algo más que por la razón. Un joven de ingenio brillante que se ha provisto de variedad de conocimientos y argumentos fuertes, pero que aun no está familiarizado con el mundo, sale de las escuelas como un caballero andante que presume denodadamente vencer las locuras de los hombres, y esparcir la luz y la verdad. Mas él encuentra enormes gigantes y castillos encantados; esto es, las fuertes preocupaciones, los hábitos, las costumbres, la educación, la autoridad, el interés, que reuniéndose todo a las varias pasiones de los hombres, los arma y obstina en defender sus opiniones, y con sorpresa se encuentra equivocado en sus generosas tentativas. Experimenta que no debe fiar sólo en el buen filo de su acero y la fuerza de su brazo, sino que debe manejar las armas de su razón, con mucha destreza y artificio, con cuidado y maestría, y de lo contrario nunca será capaz de destruir los errores y convencer a los hombres.”(1)

¡Cuántos males causa en la política este imprudente patriotismo! Yo me detendré en considerarlos, y ojalá mis consideraciones no pudiesen estar apoyadas en hechos funestísimos, cuya memoria es una lección continua para mi espíritu, si bien la prudencia y la caridad me prohíben especificarlos. Hallábame afectado de estos mismos sentimientos cuando escribí este artículo en mis Lecciones de Filosofía; mas la delicadeza de la materia, el temor de ofender a personas determinadas, y el carácter de una obra elemental me impidieron su manifestación. Procuraré entrar en ella del modo más genérico que me sea posible, y si mi acierto no corresponde a mis intenciones, espero que éstas obtengan en mi favor la indulgencia de los verdaderos patriotas.

La injusticia con que un celo patriótico indiscreto califica de perversas las intenciones de todos los que piensan de distinto modo, es causa de que muchos se conviertan en verdaderos enemigos de la patria. El patriotismo cuando no está unido a la fortaleza (como por desgracia sucede frecuentemente) se da por agraviado, y a veces vacila a vista de la ingratitud. Frustrada la justa esperanza del aprecio público, la memoria de los sacrificios hechos para obtenerlo, la idea del ultraje por recompensa al mérito, en una palabra, un cúmulo de pensamientos desoladores se agolpan en la mente, y atormentándola sin cesar llegan muchas veces a pervertirla. Véase, pues, cuál es el resultado de la imprudencia de algunos y la malicia de muchos, en avanzar ideas poco favorables sobre el mérito de los que tienen contraria opinión. Cuando ésta no se opone a lo esencial de una causa ¿por qué se ha de suponer que proviene de una intención depravada? Yo me atrevo a asegurar que muchos que difieren totalmente, aun en cuanto a las bases de un sistema político, no tienen un ánimo antipatriótico; y que bien manejados variarían ingenuamente de opinión, y serían útiles a la patria. ¿Quién no sabe que la palabra bien público es un Proteo que toma tantas formas cuantos son los intereses, la educación, o los caprichos de los que la usan? ¿Por qué hemos de suponer depravación y no error en los que piensan de un modo contrario al nuestro?

Hay casos en que claramente se conocen las intenciones perversas de algunos hombres, y para este conocimiento sirve mucho el que tenemos de su inmoralidad; pero otros muchos casos son totalmente aéreos, y nos figuramos enemigos donde no existen. ¿Cuál es el resultado? Formarlos en realidad, y quitar por lo menos el prestigio a la buena causa suponiendo que 7experimenta más oposición que la que verdaderamente sufre. Nada es tan interesante en un sistema político como la idea de que no tiene enemigos, y por consiguiente nada le es tan contrario como fingírselos. El verdadero político trata por todos los medios de ocultar los verdaderos ataques que experimenta la causa pública, y se contenta con impedirlos si puede en secreto. ¡Qué distinta es la conducta de algunos, cuyo patriotismo consiste en decir que no hay patriotas, y en buscar crímenes aun en las acciones más indiferentes! Sucede en lo político lo que en lo moral, que el rigorismo conduce más de una vez a la relajación.

Otro de los defectos en que suele incurrir el falso patriotismo, es el de acabar de pervertir a muchos que en realidad no están muy lejos de ello, pero cuyo mal no era incurable. Danse prisa en denunciarlos a la opinión pública, y a la denuncia sigue el descaro y la obstinación de los acusados. Hay ciertos entes perversos de que debemos servirnos unas veces para hacer el bien, y otras tolerarlos, para que no hagan mal. Principalmente cuando los hombres tienen prestigio es perjudicial desenmascararlos, porque sus partidarios juzgan siempre que se les hace injusticia y toman su defensa con indiscreción. Por otra parte, el pueblo que ve con frecuencia que le son infieles aun aquellos hombres en quienes más confiaba, duda de todos, y faltando la confianza no hay fuerza moral, expresión que se ha hecho favorita, y que efectivamente califica más que ninguna otra la verdadera acción de un gobierno, que si bien se debe momentáneamente a la fuerza física, cede al fin a la irresistible de la opinión.

En este punto desearía yo se detuviese la consideración de los patriotas, para evitar uno de los ataques más funestos, que suelen hacer a la causa pública. Procuran sus enemigos desacreditar individualmente a sus más decididos defensores, a hombres que sin duda no pueden clasificarse en el número de los enmascarados, y el objeto no es otro sino lograr que el pueblo se desaliente considerándose sin dirección, y crea que no le queda otro remedio sino mudar de sistema de gobierno, para ver si entre los partidarios del opuesto hay hombres que valgan algo más, o que por lo menos no sean perversos. ¡Véase cuánto daño causan los patriotas, o mejor dicho, antipatriotas desacreditadores! Las ignorancias de los nuestros deben callarse para no dar armas a los contrarios; el verdadero patriota debe procurar por todos medios impedir que por malicia, o por ignorancia, se haga mal a la patria; mas el vano placer de publicar faltas, no sólo es un crimen en moralidad sino en política.

De esta conducta, no sé si diga equivocada o perversa, de algunos que por lo menos se denominan patriotas, resulta que muchos hombres de mérito tengan la debilidad de no querer tomar parte en ningún negocio público, y éste es, sin duda, uno de los más graves daños. Trabaja un hombre toda su vida por adquirirse la estimación de sus conciudadanos, y prevee que todo va a perderlo sin culpa suya por la perversidad o ignorancia de cuatro charlatanes, y en consecuencia trata de retraerse cuanto puede para que no se comprometan. ¿Quién puede responder de sus aciertos? Y si la más ligera falta no de intención de hacer el bien, sino de tino para conseguirlo, ha de atraerle el descrédito, y a veces el oprobio, ¿no será necesaria gran fortaleza para arrostrar tan gran peligro? Déla Dios a los verdaderos patriotas para que no quede la patria abandonada a una multitud de ignorantes y de pícaros que la sacrifiquen, que es el resultado de la separación de los buenos.





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Este articulo se halla en mis Lecciones de Filosofía, pero deseando ampliarlo, y no pudiendo por ahora hacer otra edición de aquellas, he determinado insertarlo en esta Miscelánea.

1 Watts: On the improvement of the mind. Part II, chap. 5.


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Texto tomado de Félix Varela, Obras, Volumen 1. Biblioteca de Clásicos Cubanos. La Habana 2001.
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