Thursday, October 17, 2019

Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia (por Marcos A. Tamames Henderson)

Notal del blog: A partir de este jueves publico  nuevamente la sección semanal de Marcos Antonio Tamames-Henderson, quien compartió (desde septiembre de 2014 y durante 2015)  una selección de su libro  Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 

Aparecen hoy la Introducción y el Indice, y cada jueves se podrá disfrutar de la historia de una calle camagüeyana.

Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

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Detalle de la Maqueta de la ciudad de Camagüey
(Foto/Blog Gaspar, El Lugareño)
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Los antecedentes de este texto aparecieron en febrero de 1997 cuando en medio del análisis de la configuración urbana de Puerto Príncipe entre 1800 y 1868, las fuentes de archivo me revelaron las contradicciones existentes, no solo entre nombres oficiales y populares de calles, plazas y plazuelas, sino también entre las tipologías de esos elementos. Llamar plaza a un espacio que por concepto no sobrepasa una plazuela lejos de ser un simple error semántico constituye en el plano connotativo un valioso signo de los anhelos y aspiraciones de quienes desde su cotidianeidad viven, construyen y escriben la historia de la ciudad. 

Los primeros resultados del tema aparecieron en el 2001. La editorial Ácana, en el Cuaderno de historia principeña no. 1, publicó el artículo “Toponimia urbana en el centro histórico de Camagüey”, un bosquejo general de su comportamiento desde el período colonial hasta entonces, y la revista Enfoque socializó en sus páginas la conferencia “Cultura católica e identidad urbana en Camagüey”, en la que desde fuentes documentales de los siglos XVIII y XIX demostraba la estrecha interrelación existente entre la toponimia urbana y el catolicismo, factor modélico de la cultura caribeña e hispanoamericana. 

Con el tiempo la tarea de entregar a los camagüeyanos un texto con la historia de los nombres de las calles devino una necesidad que se fue posponiendo ante la urgencia de tratar otros temas, a lo que se sumaba la laboriosidad que encierra una investigación de tan amplio período histórico cultural; máxime si se pretendía que resultara útil para entender en los cambios de nombres, procesos culturales inherente a la conformación y enriquecimiento de la identidad local y regional por erigirse en expresión de las coordenadas que en el orden económico, político, religioso, filosófico, social, moral y cultural le acompañan.

Sustancial motivación para el proyecto lo constituyó el que asumiera el concurso histórico del programa “Musicalísimo” de Radio Cadena Agramonte, a partir del 2006; primero, bajo la dirección de David Rodríguez Serrano y luego, de Joaquín Varona Lezcano. El tema de la toponimia urbana es uno de los más disfrutados por los oyentes, quienes confiesan haber redescubierto en él fragmentos de la historia de la ciudad que no habían imaginado. Sin embargo, el factor decisivo lo jugó un conjunto de placas con nombres de calles en la colección de objetos históricos del Museo Provincial Ignacio Agramonte y Loynaz (MPIA); esto permitió asumir la investigación con el apoyo de esta institución en particular de su director, Adalberto Hernández del Valle. 

Dos primeras interrogantes fueron necesarias responder: ¿Qué tipologías urbanas tratar? ¿Qué área de la ciudad, la del XVIII, la del XIX, la del XX? En este libro se centra la atención solo en las calles y callejones registrados en tres fuentes fundamentales: el índice del fondo “Anotaduría de Hipotecas (1734-1883)”, que atesora el Archivo Histórico Provincial de Camagüey (AHPC); el “Padrón de fincas urbanas de Puerto Príncipe de 1865”, del Archivo Nacional de Cuba (ANC), y la Colección de datos históricos geográficos y estadísticos de Puerto Príncipe y su jurisdicción de Juan Torres Lasqueti de 1888. En total se abordan 127 ejes; quedan al margen aquellos que desaparecieron morfológicamente o no dejaron huellas en el imaginario urbano; entre ellos el callejón del Gran Capitán (1720), la calle de la Concepción (1734), la calle de San Francisco de Paula (1730), la calle del Santo Rey (1734), el callejón de La Mayor (1837-1912), el callejón de la Lonja (primera mitad del XIX) y la calle Plaza de Paula. 

¿Sobre qué presupuestos construir la historia de sus nombres? Si se trata de hacer una historia cultural a partir de la toponimia urbana, entonces sus puntos de mira deben ser tan plurales como lo permitiera la información consultada; trato así de abarcar ese objeto tan dinámico y complejo que es la ciudad tanto en lo morfológico como en lo funcional. 

La historia del nombre de la calle, en la medida en que así lo posibilite la información localizada, se organiza internamente en cuatro partes. La primera corresponde a la ubicación del eje dentro de la trama urbana, su trayectoria y extensión, siempre en términos del topónimo primario con el interés de que el lector quede atrapado desde el comienzo en el ejercicio de relacionar nombres antiguos y modernos. Al estudio de los planos de la ciudad se añade un trabajo de campo para verificar modificaciones tanto morfológicas como de cambios toponímicos. 

La segunda aborda el nombre primitivo, tanto su versión oficial como popular. En relación con la oficial, en su mayoría vinculada al santoral católico, se toma como tesis la consideración de que el uso de esos nombres en Puerto Príncipe rebasa la mimética apropiación de los horizontes de la madre patria y, por tanto, aunque desconocidos, los factores causales debieron ser específicos para cada caso. Entender los nombres del santoral en la toponimia urbana como imposición cultural no es un criterio válido para comprender su uso en Puerto Príncipe. Para una aproximación al origen de esos nombres se contrastan las biografías de estas figuras en la Enciclopedia ilustrada de Espasa-Calpe con fuentes documentales y resultados de investigaciones desarrolladas en el tema del patrimonio local. La imprecisión de la información en algunos casos se indica en el texto y coloca sus resultados en el ámbito hipotético y, por tanto, como parte de la leyenda que atesora la historia de la ciudad. 

La tercera parte se centra en el proceso de modernización del nombre. Con el objetivo de que el lector pueda tener mayor acercamiento a las coordenadas que acompañan el acto de renombrar el topónimo, y sus protagonistas, no solo se abordan los cambios realizados, sino también las utopías. Los expedientes que forman parte del fondo de ayuntamiento en el AHPC y la colección del MPIA son esenciales en esta etapa. En la medida en que la información localizada lo ha permitido se ha tratado además de colocar, aunque brevemente, una síntesis de las personas o acontecimientos que se utilizan como referentes al nombrar la calles. Le otorgo prioridad a los criterios que en ese contexto avalan las propuestas, pues entre el topónimo y su referente existen barreras incalculables, como en los casos de “Solitario”, “28 de Enero” y “6 de Enero”. Resultaron vitales el fondo Juárez Cano que guarda el AHPC; la colección de trabajos publicados por la Dra. Ángela Pérez de la Lama en el libro El Camagüey legendario; la sección “Mis queridas calles camagüeyanas” que publicara el historiador Gustavo Sed Nieves en el Adelante y el Índice alfabético y defunciones del Ejército Libertador de Cuba, de Carlos Roloff y Mialofsky, entre otros. 

Por último, en la cuarta parte, se precisa la relación de la calle con el Centro Histórico, área de la ciudad que fue declarada Monumento Nacional en 1978 junto a los centros urbanos de las primeras villas cubanas, declaratoria que no se publicó en la Gaceta Oficial hasta 1980, así como los vínculos que guarda con la zona urbana que la UNESCO declarara Patrimonio Cultural de la Humanidad en el 2008. 

Como en materia de investigación histórica alguna conclusión habría que darse, se citan las consideraciones de dos cronistas que se asomaron al tema por coincidir plenamente con los resultados de este trabajo. En la edición de El Camagüeyano correspondiente al 11 de noviembre de 1924, Nicolás Guillén, bajo el seudónimo Interino, escribía en uno de sus pistos manchegos:
No sé por qué le cambiaron el nombre a más de cuatro calles en nuestro Camagüey, si después, a la hora de usar el nombre nuevo, nadie se ocupa de él y todos emplean la misma antigua denominación. A San Esteban no hay quien le diga Oscar Primelles, ni a San Patricio, General Espinosa, igual sucede con Horca, a quien muy pocos dicen Maximiliano Ramos.
Por su lado, en 1939, Gerardo Castellanos hace un análisis histórico cultural del problema y comenta con sensatez en Pensando en Agramonte:
El complicado problema del nombre de las calles es sensible que no se resuelva de modo certeramente lógico e histórico, conforme lo ha propuesto para su término el Historiador oficial de La Habana, Dr. Emilio Roig de Leuchsering. Las ciudades de las colonias hispanoamericanas surgieron en torno a un núcleo y por un plan determinado, con nombre fijados con sujeción a la cultura, sucesos y particularidades del lugar y sus vecinos. Resulta que al cabo de años los nombres son los del dominio público, determinantes, estudiados minuciosamente, desde ese origen, ofrecen la verdadera historia, no solamente de cada calle, plaza, fuente, rincón, edificio, sino de la villa o ciudad. Fueron los nombres prístinos que recibieron en la concha bautismal. Y es injusto, antihistórico, herético, antilegendario suprimirlos y sustituirlos por otros, hijos de nuestras ideologías. La historia de los nombres de las calles de La Habana que nos ofrece José María de la Torre en su curioso libro La Habana antigua y moderna y Torres Lasqueti en su Colección de datos, dan la mejor idea de ambas ciudades. A pesar de mi radicalismo patriótico, odio al régimen español en Cuba y a tantas cosas malas que nos legaron, entiendo y sostengo que, salvo muy raras excepciones, es rigurosamente necesario, mantener a las calles y parques sus originarios nombres. En Camagüey ambulo desconcertado, porque en la mente sólo guardo los nombres antiguos. Y aunque quise y admiré mucho a Gonzalo de Quesada, al parque de su nombre le digo Casino Campestre. Repito que hay excepciones, cual la calle Puello, aquel mal patriota dominicano y pésimo general español. Por falta de uniformidad y porque el pueblo juiciosamente siempre se aferra a la tradición impera algarabía en la moderna nomenclatura y roturación de calles y parques. Por lo menos debiera seguirse la norma de la ciudad de México, cual es fijar placas artísticas que recuerden los nombres originales. ¿Por qué suprimir su nombre a la calle de Alegrías y a la de Desengaño, y a la de Micaelitas, y a la Palma, y a la de Ángeles, y a la de Arrieta, y así a otras de clásico colorido local? El patriotismo no está en el ropaje. Despojar a Camagüey de esa tipicidad es cual revocar con yeso y argamasa las coloniales fachadas de sillería tallada.
Para la rotulación de calles realizada en el verano del 2002 por la Dirección Municipal de Comunales, se rehicieron un total de 2 621 placas para colocarlas en aquellas esquinas que las habían perdido. El levantamiento se hizo por distrito y se entregó el listado general a la empresa Paco Cabrera para su fundición. Como una auténtica lección de historia proliferaron en la ciudad los nombres por los que se reconocían los ejes desde la cotidianeidad; fruto de esa dinámica cultural que no deja espacio para reglas generales. Los nombres antiguos proliferaron por doquier, incluso debajo, al lado o frente al moderno. La tarea había sido cumplida, de forma inconsciente, desde la antropología cultural. 

Conocer las posturas que asumen determinadas personas e instituciones puede ser aleccionador para los lectores, pero eso siempre estará en dependencia de la posición del receptor en relación con el tema o cualquiera de los asuntos relacionados con él. Esta puede ser una lección de moral y cívica, de historia, de religión, de cultura, de política o todas ellas al mismo tiempo, solo que parcial y no acabada. 

En un tema tan complejo se contó con varios profesionales y amigos que apasionados por la cultura local me sugirieron algunos libros e importantes orientaciones; por sus colaboraciones mi agradecimiento a Rolando García Parés, Yordanis Barrera Salas, Dayán Rodríguez, Pedro Montalván Felipe, José Luis Hernández Moro, Elda Cento Gómez, Gaspar Barreto Argilagos, Alberto Chío Rojas, Filo Torres Betancourt, Verónica Fernández Díaz, Mirtha Hidalgo Pedroarias, Caridad Fernández Luján, Esperanza Palacio Martínez, las hermanas María del Carmen y María Ramírez Fernández y Diego Cuello Gallo. A la UNEAC, particularmente a su presidente Sergio Morales.

Por su apoyo y colaboración mi gratitud al colectivo de trabajadores del Museo Provincial Ignacio Agramonte y en particular a su director Adalberto Hernández del Valle y a los técnicos del departamento de animación: Bárbara Oliva García, Mayleny García Cuenca, Yudenia Martínez García, Mirtha Felipe Hemmings, Isdelis León Andújar y Adys Claret Ramos. A Elsa María Cardoso Esteban, Liliam Aróstegui y Yolanda González Fariñas, por aquellas primeras informaciones que reunimos en el Departamento de Investigaciones Históricas Aplicadas de la Oficina del Historiador de la Ciudad a partir de 1998 y que ahora resultan básicas para este texto. A Dayán Rodríguez Rodríguez, que se mantuvo vinculado al proyecto con verdadera pasión por la historia. 

El libro se estructura a partir del índice de calles organizado alfabéticamente tras un análisis de las tres fuentes documentales utilizadas para definir el área a tratar. Los criterios seguidos para el nombre de entrada fueron antigüedad, modo en que se reconoce popularmente y estructura sintáctica, este último de cierta complejidad si se tiene en cuenta que cada tiempo cultural modifica desde la praxis el modo de llamar a las calles como en los siguientes ejemplos. ¿Calle de los Pobres (1748, 1865, 1888), Pobres o Pobre?, ¿Calle del Rosario (1766, 1865), Nuestra Señora del Rosario (1888) o Rosario?, ¿Callejón de Correas (1850, 1865), Callejón de las Correas (1888), Correas o Correa? ¿Callejón de las Peñas (1838, 1865, 1888) o Peña? Similar situación acontece en la ortografía: ¿Pueyo o Puello? ¿Keyser o Keiser?, utilizándose en este libro el modo en que aparece de forma sistemática en las fuentes primarias: Pueyo y Keyser, por ejemplo. 

A lo largo del texto se utilizan los argumentos que ofrece el historiador Juan Torres Lasqueti en su Colección de datos históricos geográficos y estadísticos de Puerto Príncipe y su jurisdicción, a fin de hacer más comprensible el libro y por tratarse de una obra en el que su autor presenta los topónimos en orden alfabético entre las páginas 117 y 126, no se refiere en las citas y notas, sino solo en la bibliografía general; similar proceder se sigue con la Enciclopedia ilustrada, de Espasa-Calpe, obra que ha sido utilizada para el caso de las biografías de santos y santas.

Se utilizan siglas para los siguientes casos: Centro Histórico (CH), Patrimonio Cultural de la Humanidad (PCH), Departamento de Secretaría de Administración Municipal de Camagüey (DSAMC), Ejército Libertador (EL), así como para derecha (D) e izquierda (I).

Marcos Antonio Tamames Henderson
30 de mayo de 2013


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Índice
1. Adriano, calle San; Academia; Ramón Guerra
2. Alegrías, callejón de las; Capitán Víctor Pacheco
3. Alonso Frutos, callejón de; capitán Eladio Rodríguez
4. Ana, calle Santa; del Calvario; General Gómez
5. Ángel, callejón del; Paco Recio
6. Ángeles, callejón de los; del Cañón, Finlay
7. Antonio, calle San; 28 de Enero; Nicolás Guillén
8. Apodacas, callejón de las; Valdés Domínguez
9. Arrieta, callejón de; General Javier de la Vega
10. Arucas, callejón de; del Rosario, Coronel Borrero
11. Astillero, callejón del; Aurelia Castillo
12. Calvo, callejón del; o del Infierno; José Álvarez Varona
13. Camposanto, callejón del; Doña Cirila; Carmela Barreal
14. Candelaria, calle de la; Independencia
15. Candelaria, callejón de la; Teniente Coronel Faico Benavides
16. Cárcel, callejón de la
17. Caridad, calle de la; Avenida de la Libertad
18. Carmen, calle del; Capitán Marín Varona
19. Carnicería, calle de la; Contaduría; Lugareño
20. Castellanos, callejón de
21. Catalina, calle Santa; Aurelio Castillo
22. Cielo, calle del; Plácido
23. Cipriano, callejón san; Ramón Fonseca
24. Clemente, calle san; Raúl Lamar
25. Comercio, calle del; de los Mercaderes; Maceo
26. Coronel Bringas, calle del; Regino Avilés
27. Coronel Gutiérrez, calle del; Domingo Puentes
28. Correas, callejón de; Narciso López
29. Cristo, calle del Santo; Alfonso XII; Ignacio Agramonte
30. Cuba, calle
31. Cuerno, callejón del; San José; Manuel de Quesada
32. Cura, callejón del; del Silencio; Víctor M. Caballero
33. Chumbo, Callejón de Ave. Del Casino Campestre; Humboldt1
34. Damas, callejón de las; Capitán Sabino Montes
35. Desengaño, callejón del; de la Cruz; Eugenio Sánchez
36. Diego, calle San; Martí
37. Domingo Castillo, callejón de; Brígida Agüero y Agüero
38. Esteban, calle San; Oscar Primelles
39. Fernando, calle San; Bartolomé Masó
40. Ferrocarril, calle del; Paseo de Pueyo; Ave. de Bélgica; Ave. Finlay
41. Francisco, calle San; Antonio L. Luaces
42. Francisquito, callejón de; Cano; Doctor Jorge Rodríguez
43. Fundición, callejón de; Del Huerto, Comandante José Cruz Pérez
44. Gabriel, calle san; San Mateo, Magín Díaz
45. Gertrudis, callejón Santa; del Perro; Coronel Barreto
46. Gloria, calle de la; Industria; Sofía Estévez Valdés
47. Glorieta, calle de la; Dolores Betancourt
48. González, callejón de las; Capitán Federico Contrina, Luis Suárez
49. Hospital, calle del; Nuestra Señora de Loreto; Carlos M. de Céspedes
50. Ignacio Sánchez, calle de; Chicho Valdés
51. Ignacio, calle San; Hermanos Agüero
52. Ildefonso, calle san; del Paseo; Bembeta
53. Inés, calle Santa; del Medio; Ángel Castillo Agramonte
54. Isidro, calle San; Rosa la Bayamesa
55. Jaime, callejón de; Transversal del Sol; Coronel Aguilar
56. Jesús María, calle de; Pablo Lombida
57. Jesús, María y José, calle; del Teatro Principal, Padre Valencia
58. Joaquín, calle San; Coronel Aurelio Batista
59. José, calle San; Manuel Ramón Silva
60. Juan de Dios, calle San; Doctor Emilio González Hurtado
61. Juan Nepomuceno, calle San; Coronel Labrada
62. Juan, calle San; de las Carreras; Avellaneda
63. Keyser, callejón de
64. Lanceros, calle de los; Coronel Pichardo
65. Lorenzo, calle San; 10 de Octubre
66. Luis Beltrán, calle San; 20 de Mayo
67. Magdalena, callejón de la; Benicia Perdomo Valdés
68. María del Rosario, callejón; Pica Pica; General Carlos Agüero
69. Martín, callejón San; 6 de Enero
70. Martín, calle San; Fidel Céspedes
71. Martínez, callejón de los; Belén Miranda
72. Masvidal, callejón de; Hermanos Padilla
73. Matadero, calle del; Martina Pierra de Poo
74. Mata, callejón de; San Gregorio
75. Mayor, calle de; de la Parroquial; Salvador Cisneros
76. Merced, calle de; Lope Recio
77. Merced, callejón de la; de la Popular, Guerrero
78. Micaelitas, callejón de las; Ramón Pintó
79. Miguel, calle San; 27 de Noviembre
80. Miseria, callejón de la; Tula Oms
81. Mojarrieta, callejón de; Guerrero
82. Montalván, callejón de; de Palma o Moscú
83. Montera, callejón de la; Félix Caballero
84. Muñoz, callejón de; de Corona
85. Niñas, callejón de las; Teniente Chapellí
86. Nueva, calle; Van Horne; Mario Aróstegui
87. Owen, callejón de
88. Pablo, calle San; Juan Torres Lasqueti
89. Palma, calle de la; Ángel Ciro Betancourt
90. Pancha Agramonte, callejón de; Comandante Mauricio Montejo
91. Paso Chiquito, calle del; Carretera Central Este.
92. Paso Chiquito, callejón del; Francisco Vilardell Tapis
93. Patricio, calle San; General Espinosa
94. Pedro Alcántara, calle San; Honda; 24 de Febrero
95. Peñas, callejón de las; Peña
96. Perdomo, callejón de; Monitor
97. Pintor, callejón del; Melchor Loret de Mola
98. Plaza de la Merced, calle; Charles A. Danna; Ramón Guerrero
99. Plazuela del Puente, calle
100. Pobres, calle de los; Padre Olallo
101. Poza del Mate, callejón de la; Funda del Catre; Ramón Ponte
102. Príncipe, calle del; Goyo Benítez
103. Progreso, calle del; Esteban Varona
104. Rafael, calle San; Matías Varona
105. Rafael, callejón de San; Rito Arencibia
106. Ramón, calle San; Enrique José Varona
107. Reina, calle de la; República
108. Risa, callejón de la; Joaquín Barceló
109. Rita, calle Santa; El Solitario
110. Rosa, calle Santa; Florentino Romero
111. Rosario, calle Nuestra Señora del; Enrique Villuendas
112. Rosario, callejón del; Teniente Coronel Enrique Miranda
113. Sacristanes, callejón de los; Reverendo Padre Carlos Jofre Palmer
114. Santiago, calle; de la Horca, Maximiliano Ramos
115. Sedano, callejón de; Capitán Escobar
116. Serapio, calle San; Heredia
117. Sifontes, callejón de; Teniente Coronel Nolasco Rodríguez
118. Sin Salida, callejón; de la Gallería
119. Sociedad Patriótica, calle
120. Soledad, calle de; Estrada Palma; Ignacio Agramonte
121. Soledad, callejón de la
122. Teatro Principal, callejón del; Tatán Méndez
123. Templador, callejón del; Pedro Bruno y Pamela Fernández
124. Ticunicú, callejón de; Zanja, Antonio Barrio
125. Tío Perico, callejón de; De Atocha, Vate Morales
126. Triana, callejón de; Cruz Olivera
127. Vigía, calle de la; Avenida de los Mártires

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