Friday, November 22, 2019

Un acercamiento a la zarzuela "El Brujo" de José Marín Varona, a 123 años de su estreno (por Verónica E. Fernández Díaz)

Nota del blog: Agradezco a Verónica E. Fernández Díaz, que comparta con los lectores este texto sobre la zarzuela "El Brujo", del músico camagüeyano José Marín Varona (1859-1912), a quien la ciudad de los tinajones le ha reconocido recientemente al denominar en su honor la Sala de Conciertos, inaugurada el 22 de julio de 2017. Además, la calle conocida como del Carmen, lleva oficialmente  su nombre desde el 9 de junio de 1919.

Este texto fue publicado en el blog el pasado año. Lo comparto nuevamente hoy, día de Santa Cecilia, en homenaje a los músicos, especialmente a los amigos.


Desde la primera mitad del siglo XX se comienza a desarrollar en Cuba el sainete musical criollo que más tarde, para 1868 y hasta 1898 aproximadamente, se consolidaría en un teatro popular con influencia de los bufos madrileños. Ambos procesos se caracterizaron por la ausencia de partituras escritas, de ahí que los géneros musicales asociados a ellos fueron transmitidos por tradición oral.

Para 1890 se produce una renovación en el teatro bufo que trajo consigo la mayor profesionalización del teatro popular. Esta etapa se dividió en dos momentos fundamentales. El primero de 1890 a 1910 en el que toma auge el bufo cubano y el segundo hasta 1935 donde se incorpora un número mayor de temas satíricos, se emplea la rumba como forma de cubanizar la música en los sainetes(1) y las revistas españolas(2) de la época; además de géneros como el tango congo y la guajira con la función de caracterizar a los personajes; los boleros, empleados a modo de ubicación dentro de situaciones dramáticas; las habaneras identificativas de los personajes protagónicos; y las rumbas como comentario o choteo. Rumbas que podían aparecer de forma instrumental para marcar el tempo o cantadas con una función conclusiva.

La acción de los bufos cubanos que permeó el teatro musical de 1890 a 1910 se caracterizó por el empleo de guajiras, guarachas, décimas campesinas, canción y otras composiciones más libres que pretendían expresar el carácter de los negros cheches, horros o de nación; así como el de los negritos catedráticos erigidos en tipos tradicionales equivalentes al roto chileno, o al pelao mexicano. Estos personajes tipos del teatro bufo pasaron a la canción creando toda una mitología de arrabal que reaparecería en la poesía afrocubana. Sin embargo, ningún compositor asociado al teatro bufo del siglo XIX se preocupó por diferenciar un himno lucumí de una invocación ñáñiga. Tampoco se prestó interés en la supervivencia de ritmos ancestrales, sino que se iba a lo que directamente podía conocerse en la calle y «agarrarse al paso en un día de Reyes». No obstante, por su íntima vinculación con el pueblo, el género bufo se hizo reflejo de sentimientos antiespañoles durante la Guerra de los Diez Años; se incorporó, también a las zarzuelas de Raimundo Cabrera, José Mauri y otros compositores llegando con pocas variantes hasta nuestros días.

En este primer momento de la consolidación del teatro musical cubano con base en el bufo, las partituras musicales emplean temas amorosos en compás generalmente binario. Existe una mayor complejidad armónica donde abundan modulaciones e interdominantes, también se realizan préstamos musicales, se evidencia una mayor preocupación por los temas nacionales y se desarrolla la zarzuela(3) cubana, en la que se pueden distinguir dos contextos ambientales: el presente histórico y la analepsis, es decir, la reconstrucción de hechos del pasado. Este último toma como objeto central el tema de la Cuba colonial, principalmente del siglo XIX.


Es en esta etapa de 1890 a 1910 donde tiene lugar la creación zarzuelera y lírica en general del músico camagüeyano José Marín Varona, con elementos del teatro bufo en cuanto al empleo de géneros criollos y de la zarzuela en cuanto al tratamiento de la romanza; muchas de las cuales alcanzaron tal popularidad que se desarrollaron como obras independientes. Ese corpus lírico de Marín Varona tuvo influencias del folclorismo y la música nacional cubana. Sus romanzas, junto a las de José Mauri y Eduardo Sánchez de Fuentes, fueron consideradas la creación del verdadero Lied de Cuba, por ello, Sánchez de Fuentes lo calificó como «cantor privilegiado de nuestra patria, de nuestros campos y de nuestros amores»(4).

En el catálogo compositivo de Marín Varona se encuentran más de 40 zarzuelas, donde destacan géneros diversos de la música cubana como romanzas, canciones, guajiras, guarachas, habaneras y otras. En especial, su zarzuela El Brujo constituye una de las más reconocidas del género chico en esta etapa.

El interés de Marín Varona por la composición de zarzuelas y otros géneros del arte lírico proviene de su habilidad como director de orquestas para el teatro. Una vez radicado en La Habana, el músico camagüeyano se desempeñó, junto al maestro Modesto Julián(5), como director musical del Teatro Albisu y dirigió grandes compañías de zarzuelas españolas y ópera italiana, primero en La Habana y luego en toda América. De manera que adquirió renombre como director de orquestas y contribuyó al desarrollo del teatro vernáculo.

Gustavo Robreño, por ejemplo, lo incluyó entre los exponentes de la etapa inicial del teatro lírico cubano cuando expresó: “[…] la «edad de oro», de nuestro género costumbrista, cuyos cimientos musicales lo fueron, en distintas épocas, los maestros Rego, Zapata, Enrique Guerrero, Justo Soret, Rafael Palau […] (se corona con) José Marín Varona, enaltecedor de la canción cubana dentro del género lírico dramático”. Gonzalo Roig destacó también esta faceta del camagüeyano y al respecto apuntó que “[…] estuvo siempre al servicio de la nacionalidad artística, acaso con apasionada vehemencia”(6).

La labor de Marín Varona al frente de las orquestas y compañías de zarzuelas propició, de esta manera, su incursión en la composición de obras vocales instrumentales como romanzas, zarzuelas y sainetes. Entre este vasto repertorio destacan las romanzas Dame un beso, Acuérdate de mí y la zarzuela El brujo, pieza bufa en un acto, cinco cuadros y prosa con libreto de J. R. Barreiro estrenada en el teatro Irijoa, hoy Martí, el 31 de julio de 1896. La zarzuela fue escrita, según se cuenta, en el tiempo record de tres días, una época en que el teatro disponía de una compañía bufa dirigida por Miguel Salas y en cuyo elenco figuraron Benito Simancas, Adolfo Colomo, Raúl del Monte, Blanquita Velázquez, Susana Mellado, Inés Velazco y Carmen Valle.

Aunque la zarzuela no se conserva completa hoy día, algunas de sus piezas fueron objeto de revisitación por parte de otros compositores, que en su afán de dar a conocer las principales obras de Marín Varona las llevaron a formatos de la música sinfónica y coral para su mayor difusión. Por ejemplo Gonzalo Roig realizó un arreglo para orquesta sinfónica de la zarzuela en su totalidad y de la guajira “La puerta de mi bohío” llevada por este mismo compositor al formato de orquesta típica.

No quedan relegadas otras versiones conservadas en la Biblioteca Nacional José Martí que se relacionan con la conocida canción “Es el amor la mitad de la vida” en arreglo para coro mixto realizado por Electo Silva, la guajira de La Ganzúa de San José, la guajira de la zarzuela La víspera de San Juan y otra versión a dúo de “Es el amor la mitad de la vida” para voz y piano publicadas por Anselmo López. Así como el tango-habanera de la zarzuela El hijo del Camagüey y la habanera “Ven vida mía” de la zarzuela La familia de Socarrás. Se debe señalar además, que fragmentos de El Brujo y El hijo del Camagüey se encuentran también formando parte del Potpourri cubano del propio Marín Varona.

Por la particella del director musical de la zarzuela El brujo —conservada en el Museo Nacional de la Música— se conoce que la misma consta de un acto y 5 cuadros:
-Preludio.
-Canción de Felesfora conocida como “Es el amor la mitad de la vida” por la frase con la cual inicia la pieza, y la pieza más popularizada de la zarzuela.
-Romanza de Tadeo.
-Guajira “La puerta de mi bohío”.
-Final.
Esta zarzuela, como otras obras líricas de finales del siglo XIX y principios del XX, se aparta de los esquemas españolizantes que caracterizó a este tipo de música en etapas anteriores y adopta elementos nacionales en su argumento, personaje y géneros.

Entre los personajes de destacan las mulatas Felesfora y Luciana; la negra Lucía, el negro brujo Juan Felipe, el negrito catedrático José; Tadeo, un guardia gallego, el celador y coro de ambos sexos. La acción se desarrolla en varios escenarios: un salón, la selva, un ingenio y la cárcel, con gran participación de fragmentos de música dentro del argumento. Llama la atención que aunque la mayor parte de los personajes son descendientes de africanos, ni en el lenguaje en que estos se expresan, ni en la música que interpretan se observan elementos que los caractericen. Por el contrario, el lenguaje es refinado y bien versado, y los géneros empleados o son canciones románticas al estilo del salón europeo o formas musicales criollas como la guajira donde el componente africano no es tan marcado:

Texto de “La puerta de mi bohío” guajira de la zarzuela El Brujo.
Eres ya mi prisionera
Mi prisionera gentil
Te guardo dentro del alma
Y no te dejo salir.
Al hacer mi testamento
Mi corazón repartí
La mitad para mi madre
La otra mitad para ti.
Yo me muero por dos niñas
Que inspiran dulce antojos
Y esas niñas porque muero
Son las niñas de tus ojos.
Como se dijo, la parte musical más importante de esta zarzuela es la canción a dúo “Es el amor la mitad de la vida”, escrita para los personajes protagónicos Juan Felipe y Felesfora. La canción aparece en el segundo cuadro que se desarrolla en la selva, a donde Felesfora acude para encontrarse con su amado Juan Felipe, un negro brujo de ascendencia conga. En su lugar aparece José, un negrito catedrático enamorado de Felesfora que se hace pasar por Juan Felipe y que al final del cuadro, recibe un disparo por el gallego celador creyendo que era el negro brujo.

Como gran parte de las canciones cubanas, en su sentido criollo, “Es el amor la mitad de la vida” tiene una estructura binaria con partes instrumentales que sirven de introducción, enlace y conclusión.


Presenta un comienzo acéfalo y está escrita en un compás ternario de 3 x 4 que la acerca al vals. Este aspecto se resalta en la rítmica del acompañamiento pianístico, donde se emplea una figuración de negras combinadas con corcheas que recuerdan al género europeo aunque el empleo de otras figuras con puntillo otorgan un aire tropical. El contraste entre las partes se refuerza con el aspecto modulante, iniciando en un tono menor del cual pasa a la directa mayor en la segunda sección.

En el tercer cuadro de esta zarzuela, desarrollado en un ingenio, aparece otra de las partes musicales que se conservan hasta hoy, la guajira “La puerta de mi bohío”. Esta guajira aparece como colofón de un diálogo previo entre el celador que viene por Juan Felipe y el coro que se utiliza como especie de narrador.

Celador: ¡Ah, del bohío….! Daos al punto preso en nombre de la ley. Abrid la puerta pronto o fuego mando hacer.
Coro: Oigamos que dice, callémonos ya, pues el celador la puerta abrirá.
Juan Felipe (dentro): Ay, no espereis no que yo abra la puerta de mi bohío, que aquí espero a la mulata dueña del corazón mío.
Coro: Será el Brujo el que ha cantado, porque esa voz no es de él. Pues siendo ya un viejo chocho no puede cantar tan bien.
Juan Felipe: Ay, como escondido en el bosque feliz canto al ruiseñor. Así conté a mi mulata las penitas de mi amor.
Coro: Será el Brujo el que ha cantado, porque esa voz no es de él. Pues siendo ya un viejo chocho no puede cantar tan bien.

Esta guajira, como otras de su tipo, presenta alternancia métrica entre 6 x 8 y 3 x 4, una melodía desarrollada a partir de secuencias descendentes con un texto básicamente silábico y relaciones armónicas simples basadas en la correlación I-V sin pretensiones modulantes o de contacto tonal. Desde el punto de vista expresivo, el compositor explicita en la partitura algunos signos de duración y articulación que sirven de apoyo a la intensidad dramática y el contenido argumental. En su estructura, la pieza se organiza en un esquema A-B repetido a través de arcos de primera y segunda vez precedidos por una introducción instrumental y seguida por una pequeña coda. Este esquema A-B se corresponde con la participación de los personajes en el cuadro: Juan Felipe y coro que alternan en una especie de diálogo comentado.

El dúo final de la zarzuela, con un final feliz, es otro momento importante. El propio libretista, quizás avizorando el éxito de esta obra, escribió varios versos para repetir con la música si el público lo pidiera:

Juan Felipe y Felesfora: 
Libre por fin yo a tu lado
Mulata de mi pasión
siempre fiel enamorado
te ha de ser mi corazón. 
Coro:  
En tus brazos vida mía
quiero amorosa vivir
y tu amor que es mi alegría
de tus labios siempre oír.

La zarzuela El Brujo tuvo éxito solo por su música, ya que críticos de la época la calificaron como “[…] algo así como una miscelánea, incomprensible a trechos, un baruntillo, una sucesión de escenas sin pies ni cabeza, salpicada de frases gordas como puños”(7). No obstante, por su música fue considerada por Odilio Urfé “[…] un exponente cimero de la etapa inicial del llamado vernáculo junto a la obra de Raimundo Valenzuela La mulata María (1896) y La gran rumba (1894) de Jorge Anckerman”(8).





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  1. El sainete tiene un desarrollo dramático simple y sus sistemas composicionales muestran apego estilístico a la tradición del teatro musical popular cubano. Predomina una trama central poco interrumpida por situaciones paralelas, con un momento climático. Empleo de personajes de primero, segundo y tercer plano, respectivamente. El tiempo dramático es breve. Los argumentos lineales culminan con felicidad. Nunca emplean prólogos ni epílogos aunque puede utilizar interludios y son obras en un solo acto. Las partituras, escritas con posterioridad, presentan poca elaboración temática y predomina la independencia entre las piezas. No hay partes con carácter concertante, ni arias, ni romanzas de connotación trágica. Emplean piezas con funcionalidad danzaria.
  2. Las revistas ofrecen argumentos ligeros. Su funcionalidad radica en ir conduciendo las situaciones a distintas escenas y cuadros, a veces sin más interés que lo puramente espectacular. La concepción de los textos no tienen una trama central, sino una sucesión de motivos que dan pie a lo humorístico y realzan el espectáculo. Hay confluencia de varios temas e interpolaciones de pastiches exóticos que trazan situaciones fuera de la historia, a veces con carácter inverosímil. Por lo general hay ausencia de un clímax, la estructura dramática es plana: el tiempo dramático suele ser lineal y breve. Predomina la estructura en un solo acto. Partituras integradas por piezas con valor independiente, sin interrelación temática.
  3. La zarzuela es una obra teatral en la que los protagonistas son cantantes y actúan acompañados de una orquesta. Se parece mucho a la ópera, pero sus dimensiones suelen ser más reducidas, y su tono, menos dramático. Los temas de las zarzuelas, normalmente, están relacionados con la vida cotidiana del pueblo llano.
  4. Eduardo Sánchez de Fuentes: “El maestro Marín Varona” en, Revista musical Ilustrada, año II, nro. 35, 20/9/1915. Pp. 1-2. Archivo Histórico Provincial.
  5. Modesto Julián (18..-19..): músico español radicado en Cuba y uno de los más conocidos admiradores de Marín Varona. Notabilísimo maestro concertador y director de orquesta, tanto de compañía líricas como del género puramente sinfónico.Alumno distinguido del conservatorio Real de Madrid, el maestro Julián, natural de España, realizó en Cuba una larga y fecunda labor musical, a la que corresponde su brillante actuación como director de la antigua sociedad de conciertos, de la Habana, que se componía, cuando él la tuvo bajo su enérgica y sabia batuta, de ochenta profesores. Cfr. José Martín Calero y Leopoldo Valdés Quesada, ed.: Cuba Musical. Molina y Cía. Impresores y Papeleros, La Habana, 1929. P. 1069.
  6. Ramiro Guerra et al: Historia de la Nación cubana. P.237.
  7. Rafael Pérez Caballero “Zerep”: En la escena. 1898. Apud. Rine Leal: La selva oscura. P. 408. T. 2.
  8. Apud. Zoila Gómez y Victoria Eli: Música latinoamericana y Caribeña. P. 310.



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Verónica E. Fernández Díaz. Nació en Camagüey, el 28 de enero de 1972. Doctora en Ciencias sobre Arte, Profesora Titular e investigadora Auxiliar de la Universidad de las Artes y el Centro de Estudios Nicolás Guillén. Premio Anual de Investigación Cultural 2007 con “Diccionario de la música camagüeyana. Siglo XIX” y 2015 con “Música e identidad cultural. Puerto Príncipe 1800-1868. Premio CUBADISCO 2014 en Producción de Investigación Musical con el CD Páginas de vida. Música camagüeyana del siglo XIX. 3er Premio de Musicología Argeliers León de la Uneac 2017 con el estudio de la obra de José Marín Varona.

Tiene publicado el libro Diccionario de Música camagüeyana. Siglo XIX, y varios artículos en Cuadernos de Historia Principeña de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, el Anuario de la Universidad de las Artes y la revista Antenas de su ciudad natal. También tiene trabajos publicados en la revista Videncia de Ciego de Ávila, Sic de Santiago de Cuba y Clave de Ciudad de La Habana, así como artículos en varios libros. Otros trabajos suyos se han publicados en Lisboa, Portugal; Baeza, España y Santiago de los Caballeros, República Dominicana.

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Ver en el blog 

Thursday, November 21, 2019

La rosa filosofal (Miguel de Unamuno)


—¿Qué vas buscando, perdido,
ojos al suelo, a soñar?
—Busco a mis pies, en la tierra,
la rosa filosofal

—¿Y qué es esa rosa, acaso
una flor de eternidad?
—No sé ni si es flor; sabiéndolo
no tendría a qué buscar.

—¿Por qué, pues, la llamas rosa,
que es nombre de realidad?
—Tal es mi filosofía:
antes de saber, llamar.


27 de octubre, 1929.




(Noviembre 21. Día Mundial de la Filosofía 2019)

Calles y callejones de Camagüey: Callejón de las Alegrías, Capitán Víctor Pacheco (por Marcos A. Tamames-Henderson)


Notal del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro -en imprenta- Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 



El callejón de las Alegrías se inicia en el de la Montera y culmina en la calle de La Soledad. Recibe en sus finales, por el lateral izquierdo, al callejón de Fundición o del Huerto. Su nombre aparece impreso en el Plano topográfico de Puerto Príncipe y sus cercanías (1883), e inexplicablemente no se señala en los posteriores, lo que podría dar la impresión de su irrelevancia cuando en verdad es, por su contribución a la irregularidad de la traza urbana y su paisaje arquitectónico, un sustancioso sujeto en el patrimonio cultural de la ciudad.

Varias son las ciudades que poseen una calle conocida con el nombre Alegría; algunas quizás por estar de manera permanente bajo el influjo de cierta festividad. Cabe suponer la presencia aquí de esa planta herbácea de semillas oleaginosas conocida como ajonjolí, a la que se nombra alegría. Juan Torres Lasqueti señala en 1888 que debe su nombre al hecho de que durante muchos años vivieran en ella varias hermanas de apellido Alegría, hipótesis que no avalan los documentos consultados en archivo, pero que pudiera encontrar argumentos en el arribo a este espacio de la ciudad de algunos de los hijos de Alegría de Álava, del País Vasco; aunque los estudiosos de este antropónimo consideran que su origen se encuentra en Navarra y Victoria o particularmente en la villa Alegría de Oria, en Tolosa. Razonable resulta lo planteado por Lasqueti si se reconoce que Alegría es un apellido bastante extendido en Hispanoamérica. 

La modernización de su nombre se anuncia el 31 de mayo de 1926 cuando en sesión del Ayuntamiento se dio lectura a una carta firmada por el presidente y el secretario del Consejo Territorial de Veteranos de la Independencia, el teniente coronel Luis Suárez y A. Silva Rivas, respectivamente, solicitando honrar en esta calle al capitán Víctor Pacheco, quien había sido jefe de la banda del Tercer Cuerpo del EL. La propuesta fue aprobada por el alcalde municipal el 9 de junio y así lo comunicó a la población el periódico La Región a partir de su edición correspondiente al lunes 28 de junio de 1926.3 Con este acuerdo homenajeaban los camagüeyanos a Víctor Pacheco Áreas (Manzanillo 1835-Camagüey 1910), compositor de valses como El Campamento, Tropical, la diana La aurora, concertador de orquestas para compañías de óperas y zarzuelas que arribaban a la ciudad; el creador del paso doble El triunfo, pieza en la que dirigió la banda Libertad del EL en su entrada a la ciudad el 30 de noviembre de 1898 por la antigua alameda de la Caridad. Este patriota se incorporó a la guerra el 5 de diciembre de 1895.

De sus nombres, la memoria colectiva ha dado continuidad a Alegría, y aunque su valor dentro del CH es indiscutible, no forma parte del área PCH.


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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

(Miami) Nuvia Estévez invitada a la Tertulia de Waldo González López


Nuvia Estévez es la invitada de Waldo González López, a su Tertulia Cultural, correspondiente a noviembre.

El evento es este domingo 24 de noviembre de 2019, a las 3. 00 p.m. 


Art Emporium Gallery
710 SW 13th Ave. 
Miami, 33135


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Jimmy Page: How "Stairway to Heaven" was written




Wednesday, November 20, 2019

Cien Barcos en la Historia de Cuba o Historias de Cuba en Cien Barcos, de Emilio Cueto (por Carlos A. Peón-Casas)

Para adquirir en Amazon

Cien Barcos en la Historia de Cuba o Historias de Cuba en Cien Barcos. Emilio Cueto. Ediciones Universal. Miami, 2018. 535pp.


Se trata a no dudarlo de un libro extenso e intenso. Su título es de por sí muy sugeridor, y tan original, que el propio autor nos ha confesado con la modestia y la sencillez que lo caracterizan, que no sabe, con la enjundia que encierra, haya podido llegar a ser él primero en abordarlo.

Pero para nosotros queda muy clara la respuesta a su modesta interrogación, porque Emilio Cueto, no es solo el autor, ya prolífico en el tema cubano, sino igualmente el promotor impenitente de las cubanías más sublimes, el investigador acucioso de la historia patria, el coleccionista de los detalles más singulares de su memorabilia, y que trasciende salvadoramente cualquier colección parecida, porque la suya, sin ninguna duda, es espléndida y completísima.

Por todo ello, y sin ninguna duda, ha sido quien con toda propiedad ha podido acometer tan necesarias cercanías y regalar al lector con una obra, desde ahora imprescindible para entender lo que significa Cuba.

Con este nuevo libro, Emilio suma todas las singularidades de sus precedentes producciones creativas, y que nuestra Biblioteca Diocesana “Monseñor Adolfo”, como tantas otras de sus iguales, y de las instituciones de la cultura nacional, atesoran gracias a su generosidad, y a su deseo de promover nuestras mejores esencias.

Cien Barcos en la Historia de Cuba, es de esos libros que atrapan al lector sin darle el más mínimo respiro hasta llegar a la última página. Como el mismo lo define:
(…) un libro que recoge muchas de mis investigaciones y reflexiones sobre Cuba a lo largo de varias décadas. Luego de vivir por casi cincuenta años en cuatro islas-Cuba, Manhattan, San Luis (Paris) y Haití- se me ha hecho evidente la importancia del transporte marítimo en la historia de los pueblos, y muy especialmente en nuestra Isla(…)(1)
El lector lo descubrirá con todo el deleite del mundo, porque cada capítulo, cada barco de los aquí retratados, son como piezas de un gran rompecabezas que el autor va ordenando, con singular maestría, para al final, develarnos un retrato de la Cuba que ha sido, pero, de la que como el autor acota en bella metáfora, es ese otro gran navío, que navega hacia el futuro con su carga de amores, desvelos y esperanzas.




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1. Cien Barcos en la Historia de Cuba o Historias de Cuba en Cien Barcos. Emilio Cueto. Ediciones Universal. Miami, 2018. p.13

Plaza Padre Félix Varela en la Catedral de San Agustín. Florida, USA

Tuesday, November 19, 2019

Poemas inéditos de Manuel Adrián López (Manny)

Nota del blog: Agradezco a Manny López que comparta con los lectores, una selección de los poemas que conforman su libro inédito El abismo en los dedos, finalista del Premio de Poesía Paralelo Cero 2018 en Ecuador.


Volví a leer sus versos memorables
premiados por origenistas
jueces de manos tiznadas.
Fui en busca de una pista
indagué en las profundidades de sus libros
me sumergí
dejé que el sargazo de pueblo polvoriento
me asfixiara.
Disequé la lombriz
me disequé a mí mismo
introduje el bisturí
sin temblarme la mano.

Debo pretender que todo ha sido una pesadilla
el resultado del Zoloft
mezclado con el vino.
Me he convertido en minero
excavador en busca de evidencias.
Recolecté las historias que iban llegando de:
Isla de Pinos
Shenandoah
Pinar del Río
devoradas por el comején de una isla.

El altar ha colapsado.
Su grandeza ante mis ojos.



Desprenderse
pisar el abismo.
Sí pisarlo.
Tocar su pared con la yema de los dedos.
Es rocosa
áspera
color berenjena.
Te hacen un recibimiento de alfombra roja
esperan paciente
a la primera arcada.
Han ido aplicándote el veneno
microscópicamente
gotas agridulces
para que no te enteres del plan. Eres un adicto
y este es tu proceso de desintoxicación.
O lo rebasas
o te quedas en la ceremonia de premios
que han inventado
los de capuchas marrón
los de sonrisas ahuecadas.
Esos que te persiguen
desde la niñez.



Veo esculturas de todo tipo
pecadores y mártires
dependiendo de la historia de cada cual.
Personas posan al lado de tiranos
le llaman héroes.
Amigos rezan a Buda
mi madre a la Virgen
yo he dejado de hacerlo.
Poetas alaban a un hombre
encargado de dar luz verde a matar.
Eso le ha ganado un homenaje eterno
al estilo de Hollywood.
Todavía los abrazo.
Algunos sacrifican animales:
una paloma blanca para Obatalá
un gallo para Elegguá.
Las esculturas no me ofenden
son desechos fallidos de un pasado.
Un pasado sangriento.
Pero si tengo una lista de acciones que me afligen.
Un inventario típico con el comportamiento de seres humanos
creadores de tsunamis
y destructores de países enteros.
El hombre en la esquina llamándome “pato”
es real.
La plaga del Castrismo que nunca acaba.
Eso también es real.
No me ofende
cuando alguien escoge helado de fresa
habiendo el chocolate de siempre.
Prefiero un trozo de bronce muerto
en vez de los alaridos constantes
de ambos lados de la controversia.
La conveniente oportunidad para una foto
odiosas consignas de “destituir” o “viva”.
Me disgustan
siendo igual la raíz de su origen.
Pero lo peor de aceptar
es la bofetada constante.
Lo que anduviste.
Lo que serás.



Koré trajo maíz
cebolla morada para los malestares
Prosecco
y un libro para aprender a cocinarle
a los santos.

Le advertí que en esta casa ya no quedaban
santos.
Bueno algunos si quedan:
Santa Elena
San Lizardo de la Calle Marina
Santa Elida de la Sirimba.
Koré vino con burka
no quiere que la reconozcan
en el inframundo
y la vuelvan a confundir con Melania
aunque ella no usa tacos altos.

Le expliqué que era mejor un velo de Versace.
¡Pero ese murió hace rato!
Y no voy a ver a Francisco
me dijo en su lenguaje inventado.

Koré vino con el río en sus manos
y tortugas comunistas.
Tres de ellas
en una bolsa Louis Vuitton
de Chinatown.

Le he tenido que traducir el cuaderno de viaje a Persia
de Annemarie Schwarzenbach
para ver si da con la luz.
Intento no tener que explicárselo a lo cubano.
Su cabeza tiene precio.
El plan es dar con el botín
empacarla mejor que la gelatina
y zafarse de ella.

Koré ha perdido su visión.
Sus espíritus llevan años secuestrados
por un charlatán
que come con las manos
y apesta a saliva.



Es domingo y uno debe barrer los pisos de madera
lustrarlos
aunque es imposible de borrar la evidencia.
Aquí han vivido asesinos.
Dentro de estas cuatro paredes
salpicadas por la angustia
han masacrado sueños.
Es evidente del derrumbe que ha existido.
Apuntalados han permanecido.
Esta casa es una carnicería de barrio
las moscas se amontonan
sobre los muslos rollizos
sobre los pies deformes
entre las grietas que ha ido creando
la decepción.







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Manuel Adrián López nació en Morón, Cuba (1969). Poeta y narrador. Su obra ha sido publicada en varias revistas literarias de España, Estados Unidos y Latinoamérica. Tiene publicado los libros: Yo, el arquero aquel (Editorial Velámenes, 2011), Room at the Top (Eriginal Books, 2013), Los poetas nunca pecan demasiado (Editorial Betania, 2013. Medalla de Oro en los Florida Book Awards 2013), El barro se subleva (Ediciones Baquiana, 2014), Temporada para suicidios (Eriginal Books, 2015), Muestrario de un vidente (Proyecto Editorial La Chifurnia, 2016), Fragmentos de un deceso/El revés en el espejo, libro en conjunto con el poeta ecuatoriano David Sánchez Santillán para la colección Dos Alas (El Ángel Editor, 2017), El arte de perder/The Art of Losing (Eriginal Books, 2017), El hombre incompleto (Dos Orillas, 2017) y Los días de Ellwood (Nueva York Poetry Press, 2018).

Su poesía aparece en las antologías: La luna en verso (Ediciones El Torno Gráfico, 2013) y Todo Parecía. Poesía cubana contemporánea de temas Gay y lésbicos (Ediciones La Mirada, 2015), Voces de América Latina Volumen II (Media Isla Ediciones, 2016), NO RESIGNACIÓN. Poetas del mundo por la no violencia contra la mujer (Ayuntamiento de Salamanca, 2016) y Antología Paralelo Cero 2017 (El Ángel Editor).

Ha participado en varios eventos literarios, algunos son: Miami Book Fair International, XXXV Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en Ciudad México, IV Festival Atlántico de Poesía de Canarias al Mundo en Gran Canaria, España, V Festival de Poesía de Lima en Perú, Poesía en Paralelo Cero 2017 en Ecuador, en la lectura bilingüe, Poetry of the Americas, en New York Public Library y Americas Poetry Festival New York, 2017.

40 fingers


Monday, November 18, 2019

Un poema de Félix Luis Viera

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.    
 

Poema 56 de La patria es una naranja 


                                                            56 

Alegato de Hugo Salvatierra ante Sandra Avendaño. Tu tía es la culpable de que ciertas aves emigren a destiempo, y de que las partes en pugna de los conflictos que hoy amenazan con hacer desaparecer al planeta, no se pongan de acuerdo. Tu tía es la culpable de que en la ciudad de México haya tres millones de perros callejeros y de que en Latinoamérica siga creciendo la inflación y el desamparo. Odio a tu tía. Fue ella quien se interpuso entre tus senos y mi lengua y quien ha medido el rosado de tus pantaletas para comprobar si allí mi nariz no ha dejado sus huellas digitales. La odio. Ella es una serpiente con garfios, una centaura reventada de envidia que habla falso náhuatl. Cuando dos corrientes marinas se han puesto de acuerdo para hacer que un barco naufrague, detrás ha estado la mano de tu tía; cuando aquel hombre concibió el arma nuclear, fue la mala leche de tu tía quien lo condujo al hallazgo; cada suicida que cumple su objetivo está guiado sin saberlo por la maligna entraña de tu tía. La odio. Ella se atravesó entre la blancura de tus nalgas y mis ojos. Esos aviones que en medio de la alta noche han perdido el rumbo, lo han perdido porque el aliento de tu tía les ha estropeado con toda saña los relojes. Tu tía es mala. La odio. Ella se clavó entre tu pubis café y este pincel. La odio: tu tía es la que diariamente mata de esmog a más de cuarenta tórtolas de la ciudad de México y la que cercó con 300 Judiciales el metro Etiopía para que este servidor no llegara a beber cerveza en tus pezones. Es una mujer mala. Es una cabrona. A las siete de la noche, cada día, a un ama de casa se le rompe un plato y están las invisibles manos de tu tía detrás del incidente. La odio mucho: ella taponó mis oídos con el cerumen de los suyos para que yo no pudiera seguir escuchando tu voz. Qué mala mujer. Ayer un viento de agua derrumbó un árbol que derrumbó un cable eléctrico que electrocutó a una legión de hormigas, y detrás del hecho estaba el hemisferio cerebral izquierdo de tu tía. Ella detesta a los hombres y a las mujeres y a las hormigas y a los caballos por igual. No tiene nombre: qué infecta mujer. Cuánto la odio. Si una pareja de eternos amantes se separa, sucede que ella le ha puesto sus polvos de bruja en el sueño. No la perdono. Ni la perdonaré. Odio a tu tía. Fue la culpable de que a punto de asirte estallaras como un pífano de madera. Ella fue quien dinamitó las encrucijadas, quien prendió fuego al último bosque, quien mató al último canario que nos quedaba. Y todo lo hizo como si no quisiera. Pero a veces, también, como si sí quisiera. Ella, tú tía, irá al Infierno. En el Infierno nos encontraremos. En el Infierno nos encontraremos. En el infierno nos encontraremos y seguiré odiándola. 


                                                           56 

Allegato di Hugo Salvatierra di fronte a Sandra Avendaño. Tua zia è responsabile del fatto che certi uccelli emigrino fuori tempo, e che le parti in lotta dei conflitti che oggi minacciano di far scomparire il pianeta, non si mettano d’accordo. Tua zia è responsabile che a Città del Messico ci siano tre milioni di cani di strada e che in America Latina continui a crescere l’inflazione e l’abbandono. Odio tua zia. Fu lei che si interpose tra i tuoi seni e la mia lingua e che vagliò il rosa dei tuoi pantaloncini per verificare se lì il mio naso non avesse lasciato impronte digitali. La odio. Lei è un serpente con gli artigli, un centauro che muore d’invidia che parla una falsa lingua azteca. Quando due correnti marine si misero d’accordo per provocare il naufragio di una nave, dietro c’era la mano di tua zia; quando l’uomo concepì l’arma nucleare, fu il cattivo sangue di tua zia che lo portò alla scoperta; ogni suicida che raggiunge il suo obiettivo viene guidato senza saperlo dalla maligna influenza di tua zia. La odio. Lei si mise di traverso tra il candore delle tue natiche e i miei occhi. Gli aerei che a notte fonda persero la rotta, la persero perché il respiro di tua zia fece guastare con accanimento tutti gli orologi. Tua zia è cattiva. La odio. Lei si piantò tra il tuo pube caffè e questo pennello. La odio: tua zia è quella che quotidianamente uccide di smog oltre quaranta tortore di Città del Messico e sempre lei fu quella che fece circondare con 300 Ufficiali Giudiziari la metropolitana Etiopia perché questo servitore non riuscisse a bere birra nei tuoi capezzoli. È una donna cattiva. È una bastarda. Alle sette della notte, ogni giorno, a una casalinga si rompe un piatto e dietro l’incidente ci sono le invisibili mani di tua zia. La odio molto: lei ostruì i miei orecchi con il cerume dei suoi perché io non potessi continuare ad ascoltare la tua voce. Che cattiva donna. Ieri un vento con sentore di pioggia abbatté un albero che distrusse un cavo elettrico e giustiziò una legione di formiche, dietro questo fatto c’era l’emisfero cerebrale sinistro di tua zia. Lei detesta allo stesso modo uomini, donne, formiche e cavalli. Non ha nome: che sgradevole donna. Quanto la odio. Se una coppia di eterni amanti si separa, è perché lei ha messo le sue polveri da strega nel sogno. Non la perdono. Non la perdonerò mai. Odio tua zia. Fu responsabile del fatto che per afferrarti ti ha fatto esplodere come un flauto di legno. Fu lei a far saltare in aria con la dinamite gli incroci, che dette fuoco all’ultimo bosco, che uccise l’ultimo canarino che ci restava. E tutto l’ha fatto come se non volesse. Ma a volte, anche con determinazione. Lei, tua zia, andrà all’Inferno. All’Inferno ci incontreremo. All’Inferno ci incontreremo. All’Inferno ci incontreremo e continuerò a odiarla. 



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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado ocho poemarios; tres libros de cuento; siete novelas y dos novelas cortas.

Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.

Es ciudadano mexicano por naturalización.
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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960.

Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros.

Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari.

Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Mocedades



Sunday, November 17, 2019

El "short" en el Camagüey de inicios de los 80s (por Joaquín Estrada-Montalván)


Fue en junio del año 1982 o 1983, que autorizaron el andar en short en la ciudad. Recuerdo que era junio porque era tiempo de carnaval, o de San Juan como le llamamos en Camagüey, y época de exámenes finales. Cuando aquello, estaba en la Mártires de Camagüey.

En la Plaza de los Trabajadores empezaron los "pepillos" y las "pepillas" a lucir short, prenda hasta ese momento permitida solo para los infantes en la ciudad, para todos en las playas.

Se formó algarabía, debate en los extremos: "que era normal en un lugar con el clima que tenemos", o "que era el fin del mundo esa falta al dress code", para los moderados era correcto, pero en la medida que dictan la moral y las buenas costumbres.

Unos iban "normal" y otros que en toda circunstancia necesitan llamar la atención de la atención, echaron mano a creativas (y otros no tanto) extravagancias.

Se armó tal revuelo en la todavía conservadora y "suave comarca de pastores y sombreros" de inicio de los 80s, que enseguida reprohibieron la corta prenda de vestir.

Algunos no acataron la desmedida, era cómico ver la policía persiguiendo (varias de estas carreras entre las calles Independencia y Maceo, a través del Coppelia) a los "shorters" y estos celebrando su rebeldía cuando eran o detenidos y esposados o conducidos fuera de la Plaza. Se aplaudía a los rebeldes cuando esto ocurría.

Pasó el tiempo. Llegaron nuevamente los short, pero ya sin llamar la atención, ni ser signo de rebeldía. En algunos lugares aparecieron los cárteles (pidiendo acudir al sentido común) solicitando vestir apropiado para esa ocasión.

Hoy me da risa la ingenuidad de aquellos tiempos, ahora que mientras más descubierto se ande, se es más elegante y que a mayor mal gusto, mayor estilo.

Epoca actual en la que un comediante hace chiste del tema y ante la pregunta sobre su parecer de los short a media nalga, responde: ¿te refieres a la mujer que enseña la media nalga inferior o a los hombres que enseñan la media nalga superior?

Esta vida (por Jorge Celedón)


Friday, November 15, 2019

Francisco saluda a La Habana en su 500 cumpleaños (Video y texto completo)


Queridos hermanos y hermanas de La Habana:

Estoy contento de poder unirme, a través de este video mensaje, a la celebración por el quinto centenario de fundación de vuestra ciudad de San Cristóbal de La Habana.

En quinientos años de historia de ese amado pueblo, hay entretejidas muchas vidas entregadas por los demás, muchos sueños, esfuerzos, sacrificios compartidos para construir el presente y el futuro de los hijos de Cuba.

Quisiera resaltar en esta ocasión, tres aspectos históricos que estuvieron presentes desde los comienzos fundacionales, y todavía continúan siendo pilares para este tiempo. Y estos son la fe, la caridad y la esperanza.

La fe está en las raíces de la ciudad. Y las raíces sostienen la vida que se va gestando, las raíces nutren, las raíces ayudan a crecer. No olviden esas raíces, el testimonio de fe de vuestros antepasados. El acto fundacional de la ciudad de La Habana fue la celebración de la Santa Misa. Allí está la centralidad de la vida cristiana: en la Eucaristía, el sacramento que nos reúne a los cristianos como pueblo ante la presencia del Señor que nos habla, nos alimenta, nos envía para que seamos testigos en medio del mundo. Testigos del Evangelio.

El Señor Jesús nos invita a ser testigos de fe y también testigos de caridad y de amor. La caridad es otro aspecto que distingue al pueblo cubano. Lo han aprendido de María, la Madre de Jesús, que desde los comienzos se hizo presente entre ustedes en la advocación de la Virgen de la Caridad del Cobre. La caridad que nos enseña María es dar amor, y darlo con ternura, con dedicación, y dar amor en lo cotidiano. ¿Dónde? Pues, en la familia, entre los vecinos, en el trabajo, con todos y siempre. No importa si uno piensa de una manera u otro piensa de otra. Que haya amor, que haya concordia. Y así se fundamenta la unidad del pueblo cubano. La concordia entre ustedes. Cada uno. Que María nos enseñe a vivir esta caridad, que no es solamente dar "algo" a los demás, sino y sobre todo "darnos" a nosotros mismos. Vivir la "amistad social", que ayuda a andar adelante a un pueblo.

Y, por último, otro pilar es la esperanza.Que el jubileo que celebran sea un motivo para renovar la esperanza. Así como San Cristóbal cargaba y llevaba sobre sus hombros a sus hermanos, también entre ustedes, por favor, sosténganse, ayúdense, anímense y sigan adelante sin desfallecer, siempre con la mirada en la meta. Dificultades en la vida va a haber siempre, los pueblos tendrán dificultades, pero esa unidad de un pueblo, unido en la caridad, en la esperanza de andar adelante, eso ayuda a que el pueblo crezca fuerte.

Pido al Señor que estos pilares de fe y caridad y esperanza que los sostienen, así como la alegría que los caracteriza, se renueven y acrecienten en este tiempo de gracia jubilar.

Que Jesús los bendiga, bendiga a todo el pueblo cubano, que yo recuerdo con cariño cuando los visité: ¡Qué pueblo grande! Y que la Virgen, Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, los cuide. Y por favor, no se olviden de rezar por mí. Muchas gracias.

[01828-ES.01] [Texto original: Español]

Las mil y una Habana (por Fausto Canel)

Foto/Reuters
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Las mil y una Habana

por Fausto Canel

No, La Habana nunca fue el Hollywood del cine pornográfico. Nunca tuvo ni el volumen de producción ni los costos de rodaje de los grandes productores de ahora, y jamás existieron empresas con la presencia financiera que tienen, por ejemplo, Cupid Enterprises, con su edificio de 6 plantas en Ventura Boulevard, en el San Fernando Valley de Los Angeles, o Playboy en Español, con sus tres pisos en la zona sur de Miami Beach. En los años cincuenta habaneros no existía ni el vídeo ni el DVD, y sobre todo, no existía la Internet.

Pero la producción de cine pornográfico en Cuba fue importante. Primero porque La Habana se convirtió, con Las Vegas, en el centro del entretenimiento mundial, y en La Habana los costos eran bajos y las regulaciones nulas. Y cómo las mujeres eran hermosas, las localizaciones neutras, y el diálogo inexistente en las películas---por lo tanto sin necesidad de subtítulos---el cine porno made in Cuba se convirtió en un renglón de exportación a todas partes del mundo.

El cine pornográfico rodado en La Habana dio trabajo a decenas de (excelentes) técnicos cinematográficos que de otra manera no hubiesen podido vivir de su oficio, con la producción de cine “normal” casi inexistente en la isla. No estamos hablando de equipos numerosos. Con tres o cuatro personas bastaba. Pero aquella fuente de trabajo, aunque innombrable, siempre fue bienvenida.

En aquella época, la producción cubana de cine comercial regular, en su gran mayoría coproducciones con México, eran unas pocas comedietas de parca gracia en las que sin ton ni son---aunque seguramente al son de un mambo o de un cha-cha-chá de moda---ocurría aquello que llamaban una “escena de piscina”, ese momento en la trama que los productores exigían a los guionistas y en el que la acción sucedía alrededor de una piscina sin motivo lógico, aunque con el lógico motivo comercial de mostrar 5 ó 6 coristas en bikini paseándose ante la cámara.

Los mexicanos sabían que La Habana de noche (y no Acapulco) era el telón de fondo que el espectador latinoamericano prefería en este tipo de películas. Cuando el gobierno de Prío Socarrás (anterior a Batista) hizo una colecta pública, gravando de un centavo los billetes de la Lotería para construir un estudio en la zona del Biltmore (hoy Cubanacán) y comprar los equipos de rodaje y revelado necesarios al lanzamiento de un cine cubano, los mexicanos tomaron medidas.

Ocultándose detrás de la marca “estadounidense” Columbia Pictures de México, crearon un monopolio de distribución que alquiló los estudios y sus equipos durante los 365 días del año, impidiendo así que los cubanos los pudiesen utilizar para la creación de una industria nacional independiente.

En abril de 1959 presencié la toma de posesión de aquellos estudios por el ICAIC–recién creado Instituto Castrista de Arte e Industria Cinematográficos---y participé en la apertura de las cajas en las que se encontraban los equipos de laboratorio en blanco y negro que nunca los mexicanos habían ni siquiera desembalado.

La Habana de noche siempre existió. La famosa expresión “llave del golfo” no se refería a Cuba---casi otro país---sino a La Habana, que fue subida de Batabanó con la intención expresa de colocarla justo encima de la Corriente del Golfo, esa “serpiente-río del Atlántico”, como la llamaba Hemingway. La idea era favorecer los viajes de las dos flotas–la de Yucatán y la de Cartagena de Indias—que venían a América de España. Las flotas se montaban juntas sobre la corriente frente a África, que las trasportaba raudo hasta La Habana aumentando la velocidad del viento, mientras que una única (y poderosa) fuerza militar las escoltaba.

Ya en la ciudad, los marineros pasaban días antes de seguir viaje y La Habana se desarrolló enseguida con los privilegios y “vicios” de cualquier importante puerto de mar. Luego las dos flotas seguían su camino, independientes, para a la vuelta de nuevo reencontrase en La Habana, esperándose la una a la otra antes de montarse otra vez juntas en la Corriente que ahora, en dirección contraria, las llevará de regreso a España.

Pero los marineros de la vuelta ya no eran los pobres marineros de la ida, enriquecidos ahora con el oro y la plata de Perú y México. Y La Habana supo ofrecerles entretenimiento y otras formas de gastar, aunque no fuese más que parte de sus ganancias. Fue aquel crecimiento espectacular, ajeno al resto de la isla, lo que convirtió a La Habana en el mito que llegó a ser.

Mayer Lansky también sabía del mito y un buen día abandonó su modesto bungalow de Miami Beach y condujo hasta Palm Beach en su destartalado Chevrolet, con la intención de conversar con su viejo amigo Fulgencio Batista, ex-presidente cubano retirado en Florida.

La idea de Lansky era sencilla. Convertir una vez por todas a La Habana en un centro internacional de entretenimiento, una especie de Las Vegas corregida y aumentada, sólo que está vez no en el desierto sino en el trópico y el sol y las playas y el mar---y lejos, claro, del FBI, IRS, CIA, esa abominable, para él, sopa de letras.

Y con la posibilidad, sobre todo, de blanquear las ganancias del crimen organizado construyendo hoteles de super-lujo –y ahora de mayor tamaño gracias a las nuevas tecnologías del aire acondicionado y los ascensores automáticos---, creando, por supuesto, casinos en cada hotel para generar infinitas nuevas ganancias.

¿Qué tenía que decir el general retirado---y ya sin mayores ingresos---ahora que se acercaban las elecciones en Cuba?

Claro que Lansky no le dijo a Batista lo que tenía que hacer. El general lo pensó y se dijo: Tal vez chifla el mono. Y se postuló. Pero en la primera encuesta se vio que no tenía posibilidades: el partido Ortodoxo contaba con la gran mayoría de los votos. De modo que Batista se quitó el traje de estadista y se puso la cara chaqueta de cuero de militar golpista. El futuro de Cuba cambió de golpe---y no sólo como un juego de palabras.

La Habana bajo Batista creció en tamaño y en riquezas, a pesar de que las ganancias del juego fueron principalmente a los bolsillos de los participantes en los negocios irregulares y exentos de impuestos. Pero mucho se filtró, sin embargo, a la economía general local. Y la clase media---eficiente, trabajadora y frugal---supo aprovechar el momento. Un momento que repercutió en el resto de la isla.

Se aceleró la creación de pequeñas industrias nacionales, se multiplicaron los comercios locales, se construyeron altos edificios de apartamentos en la costa del Malecón y la ciudad bulló como lo que era: la capital del cuarto país en desarrollo económico de Latinoamérica.

Recuerdo, amacord, que el ómnibus me dejó en la esquina de las calles L y 23, dónde comenzaban a construir el nuevo hotel de la zona, el Havana Hilton, en los terrenos de un antiguo parque de diversiones para niños.

Un gran letrero anunciaba que la obra estaba financiada por la Caja de Retiro y de Asistencia Social de los Trabajadores Gastronómicos. Por razones técnicas, el edificio tomará años en terminarse en un proceso que seguí paso a paso, apenas un adolescente, desde la ventanilla de la ruta 30 de la cooperativa Ómnibus Aliados en la que cada mañana viajaba a mi colegio en el Vedado.

Aquella noche no había más que un enorme agujero en el sitio y cuando llegamos a la esquina descendí del ómnibus, bajé por la calle 23 hasta la calle 0, y doblando a la izquierda, subí hasta los jardines del Hotel Nacional. El portero uniformado no me hizo el menor caso: es probable que como vestía guayabera me tomase por el hijo de algún huésped.

Foto/AP
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Entré en el edificio, doblé a la izquierda en el lobby y me acerqué a las cortinas que cubrían la entrada al cabaret. Tony Martin cantaba un foxtrot de moda, mientras que Cyd Charisse, su mujer, bailaba sensual a su alrededor, mostrando sus hermosas piernas perfectas. Cuando vi que el Maitre d´ venía en mi dirección, me alejé de las cortinas y penetré en el casino de juego, a mi derecha.

El Casino Parisién estaba casi vacío. Era temprano y la posible clientela cenaba todavía, disfrutando de los Martin en el cabaret. Me acerqué a la caja y le tendí al cajero el billete de cinco pesos, el equivalente de cinco dólares, que mi madre me había dado para mis gastos del mes.

El muy desgraciado muy bien hubiese podido darme cinco fichas de a dólar, pero con su peor expresión reprobatoria me dio una única ficha de a cinco---que yo acepté sin chistar, aterrado como estaba. Era obvio que quería deshacerse de mí lo antes posible. Con mi ficha me acerqué a la ruleta, aposté al 5 rojo. Y perdí.

Aquel fin de semana no fui al cine, ni siquiera visité algún amigo. No tenía dinero ni para pagar el pasaje de un ómnibus. Cuando mi madre me preguntó, extrañada, si ese fin de semana no iba a ir como de costumbre al cine, le dije que no, que no había buenas películas. Lo que no había era dinero y eso no se lo podía confesar. Esa fue mi cura de caballo en lo que al juego respecta. Nunca más he vuelto a jugar en mi vida.

Era una Habana en la que los grandes hoteles presentaban cada semana dos o tres grandes nombres del entretenimiento mundial, como cebo para que los espectadores pasasen por las mesas aledañas de ruleta o bacará. Amacord.

Otra noche tomé la ruta 28 y me bajé, más de media hora más tarde, ante la vía privada que conducía al cabaret Tropicana. Subí la cuesta entre las luces de los autos que llegaban y penetré en el lugar. Me dirigí al escenario al aire libre que se conocía como Bajo las Estrellas y me senté al bar. Seguía siendo apenas un adolescente, pero el barman no confirmó mi edad. Me sirvió el Cuba Libre que le pedí y que hice durar toda la presentación de uno de mis cantantes favoritos de la época: Nat King Cole.

Foto Flickr (by Vieilles_Annonces)
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Cuando terminó pagué mi único trago y rehice mi camino, evitando cuidadosamente el casino de juego, y me fui a dormir. Los cubanos de todo el país tuvieron la oportunidad de presenciar a cada uno de aquellas artistas mundiales en los dos programas semanales de entretenimiento en la televisión: el Cabaret Regalías y Jueves de Partagás.

El turismo continuó aumentando el volumen de negocios de los pequeños comercios locales, de las tiendas por departamentos –las primeras en Latinomérica–, de los hoteles y restaurantes netamente criollos, y también de la prostitución---fenómeno no nuevo (¿recuerdan la Flota?), pero sí multiplicado ahora tanto en los burdeles populares como en la versión sofisticada de las call girls.

Proliferaron las salas de cine y teatro, pero también las pequeñas salas de teatro “osado” o directamente pornográfico, se desarrolló el sainete erótico de contenido sexual y también, no faltaría más, la producción de cine pornográfico para consumo local y distribución internacional.

Tan sucios fueron los negocios en esa franja del turismo ---fundamentalmente estadounidense por ser el que más dinero tenía y también el que más sufría de las prohibiciones de una sociedad puritana---que la corrupción se fue extendiendo a los bares y bodegas de barrio de la ciudad, en las que el régimen colocó maquinas tragaperras, inesperados instrumentos de juego junto a las victrolas inolvidables del ensoñamiento cotidiano musical.

Ahora los habaneros, lejos en la ciudad de los visitantes “americanos”, se podían tomar un “palmita”---favorito ron barato--- escuchando los boleros de Arsenio o de Tejedor, mientras dejaban caer monedas de 20 centavos por la ranuras de aquellos ya llamados ladrones de un solo brazo.

La estrategia del gobierno fue utilizar las recaudaciones---al igual que los beneficios de los innecesarios parquímetros recientemente colocados en las zonas residenciales de Centro Habana---para asegurarse la lealtad de los jefes de las estaciones de policía de los barrios.

La clase media habanera, católica y hacendosa y en su mayoría de origen español, se mantuvo ajena e indiferente a los blanqueos de Lansky, las piernas de Cyd Charise, las canciones de Nat King Cole, las insinuaciones, cigarrillo en mano, de Jacqueline Francois, los chascarrillos verde subido del teatro Shanghai, o las muchachas “de alterne” de los grandes hoteles.

Hasta que la insurrección urbana comenzó a colocar petardos en cines y negocios de la ciudad y los jóvenes anti-batistianos atacaron el Palacio Presidencial para ajusticiar al dictador, y la policía de Batista respondió con una represión asesina y brutal.

Poco a poco la vida en La Habana se tendió y las madres comenzaron en las noches a esperar en las puertas o balcones de las casas la llegada de sus hijos adolescentes, bajo sentencia de muerte si jamás se veían envueltos en un incidente.

Esa clase media nacional, que era la verdadera base vertebral de la economía del país, se benefició del dinero del turismo, de la nueva afluencia, pero también se terminó crispando contra Batista cuando la reacción policial a los atentados de la clandestinidad amenazó con paralizar la ciudad. Fue esa clase la que puso a Batista contra la pared---y Fidel Castro no lo olvidó. Sacarles del país estará entre sus más urgentes proyectos después de la escapada del antiguo dictador.

Ya que un buen día, sin seguir los consejos que le hacían las “fuerzas vivas” del país para que permitiese elecciones libres y honestas, como ya lo había hecho 20 años antes, Batista se marchó en un avión, dejando a todos “embarcados”. Incluyendo a Mayer Lansky.

Y fue entonces que llegó el Comandante.

Habría que ver sin con las duras realidades económicas de hoy, con las “jineteras” de nuevo mito y el turismo sexual actual a la isla, ya se ha creado una contemporánea (y siempre subterránea) producción de DVDs pornográficos en la ciudad.

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Ver Fausto Canel en el blog
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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