Monday, September 3, 2018

MariQuita, novela escrita por Ernesto González (un capítulo)

Nota del blog: Agradezco a Yovana Martínez, de Cuban Artists Around the World, INC. (http://www.cubanartistsaroundworld.com) y a Ernesto González, que compartan con los lectores este capítulo de la novela.

La presentación en Miami será el jueves 20 de septiembre a las 7:30 pm, en la librería Altamira (219 Miracle Mile, Coral Gables).

Para adquirir el libro en Amazon.com
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I’m a loser



Ingresé en la facultad de Filología a estudiar Estudios Cubanos y tú en Matemáticas, Javy, y durante ese año inicial de una carrera difícil, tus notas encanecieron a unos cuantos. Y eres nombrado alumno ayudante y ofreces unos repasos que ganan la admiración del claustro, y uno de los profesores trata de motivarte para la docencia: «No hay contradicción en que quieras investigar y enseñes, a los profesores nos dan tiempo para investigar y estamos obligados a escoger un tema cada dos o tres cursos».

Dedicas el día a estudiar, sales poco y nos vemos los sábados. Y Monchi, tu nuevo amor, te visita de madrugada, y tu madre y tu padrastro lo conocen y le toman afecto. «Emilito, mi hijo es otra persona, estoy fría, Monchi ha cambiado a mi hijo por completo, todavía no lo puedo creer». En la universidad se ven obligados a darte el viaje de estímulo a Varadero y me invitaste porque a Monchi lo habían llamado para el servicio militar. Ese viaje fue la gota que desbordó el tibor de los resentimientos, y alguien fue a verificarte a tu cuadra porque cómo era eso de que un maricón fuera más destacado que el mejor afiliado a la Juventud Comunista del aula, y rebotó el escándalo de los seis maricones y bugarrones que habías metido una madrugada en tu casa, «y de un trigueñito que está metiendo, el muchacho se escapa de la unidad militar y viene a ver a Javier, le hemos informado el caso a un capitán que vive en la cuadra, él va a encargarse del seguimiento requerido por estos problemas». Y el dirigente de la Federación de Estudiantes de la facultad te cita y te echa en cara tu moral incompatible con la de un estudiante revolucionario, deudor perenne de la Revolución, y te sugiere un cambio de carrera.

Te me apareciste a casa llorando, porque no existía nadie a quien recurrir entre cielo y tierra como no fueran tu madre y tus amigos, quienes no podíamos hacer nada por ti, «qué ganas tengo de irme de este país de mierda, Emilito, qué ganas de meterme en una embajada, de irme en una balsa, qué ganas de morirme, Emilito». Te iban a acusar de homosexual usando la temida figura jurídica de convicción visual, y previamente realizarían un escrutinio de tu infancia, de tus actitudes como becado de la Revolución y en el preuniversitario, de tu vida en la cuadra, y le preguntarían a los vecinos y a la negra y al negro cheo que no te resiste, y al analfabeto responsable de vigilancia, y al pipirigallo, y así reunirían los elementos necesarios para la innecesaria convicción visual de tu mariconería. Duermes mal, y ni te excita estar junto a Monchi, y la alergia te agarra un mes completo. Y Zoila: «No puedes ir a la universidad de esa manera, mi hijo». Y tú: «¿Quién dice que no?». Y la mayoría de tus compañeros ni te habla (están cagados de miedo, yo los entiendo, hubiera hecho igual), «qué mal me siento, Emilito, esto me tiene al borde de cortarme las venas». «Mi hijo, no puedes ir a la escuela en ese estado», repetía Zoila. «¿Quién dice?», respondías desde la puerta de tu casa.

Hiciste una crisis de depresión y alergia conjuntas, tres días estornudando y con asma, te subió la presión y el médico te certificó reposo. Y te le escapabas a tu madre para asistir a las clases difíciles, y te presentas a los exámenes y obtienes unos cincos que estremecen el tibor de los resentimientos y encanecen a los de tres y cuatro. Y el dirigente de la Federación de Estudiantes te llama a un rincón: «¿No te has buscado el traslado de la facultad, Javier?». «¿Quién dice?, ¡ni lo pienso!». «No digas que no te lo advertimos y no te tratamos de ayudar, a fin de curso vienen las Asambleas de Reafirmación Revolucionaria y tu caso se va a analizar en colectivo. Piénsalo bien y busca traslado, te lo aconsejo de buena fe». Y tú, siempre y cada vez más alto: «¿Quién dice?».

Esa noche te subió la presión a no sé cuánto y hubo que ingresarte en el hospital, porque te bajaba y de pronto te subía, y estornudabas y tenías asma y la presión máxima se te juntaba con la mínima, o se disparaban en direcciones opuestas y pensamos que te nos morías. Tuviste que darte por vencido, Javy, no te quedó remedio. Se salieron con la suya. Eras demasiado brillante y demasiado maricón a la vez. Te trasladaste para la facultad de Economía. Habías optado por la comodidad: una carrera fácil para ti, podías convalidar asignaturas y disponer de tiempo libre. Y retornaste a las casas de tía, te pasabas el día en la Playita de 16 y no querías coser ni pelar a nadie. Se habían salido con la suya.

Y te habías sentado con Monchi en Malecón, la segunda noche de carnavales (no estábamos haciendo nada, Emilito, de verdad, si no, te lo contaba), y vino la policía a recogerlos. Y tú: «¿Usted me quiere explicar por qué me quiere llevar preso?». «En la estación te enteras, dale, ¡sube!». «No me empuje, ¿por qué me empuja?». «¡Qué subas, cojones!», «¡Qué no me da la gana, coño!». Y parece que por lo que habías acumulado (o te habían acumulado), te dio uno de esos ataques de machanguería y te viraste repartiendo golpes, y cuatro policías te doblegaron en el piso, y pudiste con la fuerza de los tipos y te incorporaste gritando: «¡Fascistas, ustedes son unos fascistas, fascistas, fascistas!». Entonces te patearon, los policías te patearon con furia, y caíste en una oscuridad sin resquicios y te llevaron como querían.

Tu conciencia y tu vista nubladas por la pateadura y la sangre, y te sientes mucho menos que un animal o vegetal, y el piso frío, y hay voces lejanas y quejas. Estás en un sótano de la Seguridad, adonde te llevó la inseguridad de los guardias del orden que calificaste de fascistas. No sabes si han transcurrido horas o semanas, y por cada plato de sopa aguada introducido bajo la puerta deduces la muerte de veinticuatro horas, te palpas la humedad del cuerpo, ¿es sudor o sangre?, y te hueles los dedos y saboreas un líquido salado en la cabeza, los ojos y los pies. Continúas tirado en el cemento frío y acude el asma, la coriza y el sentimiento de ser menos que un vegetal. Orinas y defecas en un hueco que has intuido en una esquina de la celda, sin papel ni agua para limpiarte, y te debilita la diarrea, te deja embadurnado de heces, apestando a muerto, a muerte, y te vienen esas viejas ganas de ser polvo, aire, nada. Afuera es julio, adentro hiela y tiemblas, y te colocas en posición fetal encima del cemento congelado, y sientes alivio, estás de nuevo guarecido por el vientre de Zoila, y te duermes.

Los gritos: «Fascistas, ¿no?, ¿estás oyendo a este maricón de mierda?, ¿estás oyendo lo que se ha atrevido a repetir?». Un golpe te tira al piso, siguen las patadas, decenas de ellas, y cientos de gritos: «fascistas, ¿no? Firma esto si quieres que te soltemos. Fírmalo, tu madre lleva horas esperándote». Y un juicio (¿cómo usted lo niega, si este documento está firmado por usted?), una multa por desacato y la prohibición de ir a tomarte un helado a Coppelia y caminar por La Rampa. Y «Emilito, no puedo seguir en esta isla de mierda, Emilito no aguanto esto, Emilito, me voy en lo que sea», y me arrastrabas a la iglesia de Regla, donde le pedías a la Virgen que te sacara de Cuba, y llorabas desmadejado frente al altar. Nunca te había visto implorando, y pusiste tanto de ti y activaste tanto tu fe, o era que tenía que ser, que al fin se cumplió el deseo que te impusieron, y lograste salir de Cuba como asilado de la embajada del Perú.




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Sobre el libro:

Título: MariQuita
Autor: Ernesto González
Catálogo Erótika, CAAW Ediciones, 2017
Segunda edición revisada
192 páginas. Tapa blanda
ISBN 978-1946762054

Novela finalista del Concurso Novedades-Diana. México, 1993

«Escribí esta novela a finales de los años ochenta, para recoger una etapa oscura de la historia de mi país que, paradójicamente, tuvo un imborrable encanto. Mis ideas no son las de entonces. El contacto con otras realidades tiene el poder de transformarnos, si no nos empeñamos en levantar un muro entre nosotros con nuestras ideas fosilizadas, y el mundo tal como es. Estos personajes hablarían hoy de forma diferente. Dos de los amigos que inspiraron estas historias murieron de sida en Estados Unidos. Con uno de ellos me reencontré en 1994. Había mantenido su nobleza, si bien su inteligencia sorprendente, casi renacentista, había desaparecido. Murió en un club gay de Fort Lauderdale, víctima de una sobredosis de drogas». (Ernesto González)




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Ernesto González (Cuba), Licenciado en Información Científica y autor de varias novelas como Bajo las olas, Todas las ausencias y Memorias de una bodega habanera. Ha publicado poemas, cuentos y artículos en varios medios de comunicación digitales, principalmente del área de Chicago. Fue profesor de español en la East-West University y en la academia Cultural Exchange, y asesor de la prueba de eficiencia de español creada por Riverside Publishing. Trabajó durante trece años como traductor y editor en el periódico en español Hoy, del Chicago Tribune. Sus libros están disponibles en Amazon y en lulu.com. Reside en los Estados Unidos.

Sunday, September 2, 2018

En Memoria de Dora Pérez


por Enrique (Fidelito) Cabrera Nápoles
Camagüey. Septiembre 2, 2018



Con tristeza recibí, en la noche, esta noticia. El Cielo ha abierto sus puertas hoy para que entre por ellas hasta la Casa del Padre, nuestra querida Dora Pérez.

Siempre recordaremos con cariño a esa Dora alegre del convento de la Merced, donde durante 17 años, atendió no solo la cocina y los sacerdotes, sino a todos.

Al llegar a la ancianidad estuvo un tiempo recluida y atendida en el Hogar “Padre Olallo”  Desde hace algún tiempo se había mudado a las Tunas, donde una sobrina la cuidó hasta el final.

Hoy le damos gracias a Dios por el regalo de su persona, que ha dejado una linda huella de amor en el corazón de todos los que tuvimos la dicha de conocerla.

Gracias Dora, por tu entrega a la Iglesia camagüeyana que nunca te olvidará. Gracias por tu fidelidad y amor a todos.

Ahora que estás en la Plenitud Eterna de la Precencia de Dios,  intercede por nosotros y por la  Iglesia a la que tanto amaste.

Saturday, September 1, 2018

Ser mujer (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


La mujer siempre ha sido encasillada como el ser que debe procrear, la que debe dedicar y sacrificar su tiempo para la familia, la responsable de mantener unidos a los miembros de su entorno, además de poseer sabiduría, tolerancia y gran entereza.

Se ha considerado que la mujer debe ser solidaria, mostrar apoyo incondicional, ser sinónimo de comprensión profunda e infinita, emprendedora y decidida, protectora, conciliadora y proveedora de armonía vital, así como también, la compañera que debe tener suficiente fortaleza, valentía, calidez y humanidad y además de todo esto, ser la imagen que siempre irradie belleza.

La mujer es un ser humano que tiene fortaleza, pero que también flaquea, que además de dar, también desea recibir, no sólo lo material completa su felicidad, muchas veces las palabras de aliento y de solidaridad, es un gran aporte que la hará sentirse valorada, reconocida y respetada. El hombre que desee retener a su lado a una mujer llenándola de cosas materiales, estará lastimando su valiosa inteligencia.

Ser mujer no solo significa estar lista para satisfacer placeres, para cumplir con las necesidades de su familia y de su entorno. Una mujer necesita muestra de afecto, reconocimiento y soporte, porque eso la motivará a realizarse en la vida y a pesar de ser considerada hoy, como un ser independiente y fuerte, nada es más importante como la protección y valoración de su compañero y de los seres que ella dió vida.

Una mujer necesita un cómplice, un compañero de ruta, aquel que a su lado sienta sostenimiento, protección y afirmación a sus anhelos. La mujer desea gratitud y respeto de aquellos por los cuales se entrega para verlos evolucionar, y cuando se cumple con ese objetivo principal en la vida, la mujer necesita despegar y buscar el cumplimiento de sus metas y propósitos trazados para materializar sus más codiciados deseos, porque la mujer también camina por la vida con objetivos, propósitos y sueños.

Cada día para ella es un gran desafío, porque sabe que tiene el gran compromiso de superar metas y retos diarios; comprende que cada amanecer debe enfrentárselo con una postura firme, porque debe aprovechar cada instante para enriquecer su ser, y sabe que el hecho de existir ya es un gran privilegio que debe apreciarlo y valorarlo.

Una mujer primero es hija, antes de llegar a ser compañera y madre, y sabe también que debe preocuparse por los seres que le dieron la posibilidad de existir, y que hoy, los ayuda en su lento caminar, agarrándole aquellas manos que un día la protegieron.

Ser mujer no solamente es símbolo de belleza, no debe mirársela como un objeto, la mujer también tiene inteligencia, ella además de ser fuerte, es también vulnerable, no es la que solo debe proveer amor, ella también desea ser amada y retribuida, no siempre es la que encamina y dirige, ella también desea alguna vez ser orientada y guiada.

Porque ser mujer es una responsabilidad ardua, desde el primer momento que se camina por la vida y se tiene conciencia del gran desafío y compromiso que deberá enfrentar en su transitar, no solamente para su vida, sino también para la sociedad.



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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.
Autora del libro "Volando en Solitario". Año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección
Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
Administra:
Facebook.com: Orlanda Torres
Instagram: orlanda.torres.3

La antesala de la UMAP: creer o no creer (por Víctor Mozo)

Nota del blog: Sección semanal a cargo de Víctor Mozo. Cada sábado comparte un texto, de lo que será un libro sobre sus vivencias durante los primeros años de la llamada "revolución cubana" y su cautiverio en los campos de trabajo forzado, conocidos como UMAP.

Los textos se pueden leer en este enlace.


Víctor Mozo, con sus condiscípulos seminaristas
 y los sacerdotes profesores.
Seminario San Basilio Magno
El Cobre, Santiago de Cuba
Año 1964 o 1965
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¿Cree en Dios?
Sí.
¿Religión?
Católica
¿Va a la iglesia?
Sí.

Letanías, pensarán los lectores. Eran las preguntas repetidas por el militar de turno que me entrevistaba en el comité militar. A veces era un miliciano, o al menos así vestía, a veces era otro con uniforme verde oliva.

Unos días después de haber cumplido dieciséis años en noviembre de 1965, salía yo del Seminario San Basilio Magno en el Cobre. Resonaba en mi mente la frase evangélica multi enim sunt vocati, pauci vero electi, "muchos son los llamados y pocos los escogidos". La vida sacerdotal no era para mí. Nacido y criado en un ambiente católico, pensé en algún momento que ese era el camino que me estaba trazado, no fue así.

No obstante, conservaba mi fe a pesar de lo convulso de esos años donde por un sí o por un no, te mandaban a la cárcel o te fusilaban, poco importaba la edad que tuvieras. Ir a la iglesia no era bien visto por las autoridades, ni tampoco por una parte del pueblo, que poco a poco se acomodaba en lo que fuera para salir adelante. Dicho en otras palabras, muchos ponían a Dios de lado e incluso lo renegaban, cuando no hacía mucho eran de misa y procesión.

Así entraba yo, exseminarista, católico de misa y comunión, polilla de sacristía, acólito, lector y miembro del coro de la catedral de Camagüey, en la categoría de los que había que reformar. Y como por las buenas no funcionaba, porque nadie me iba a hacer entrar en el redil revolucionario, venían a buscarme por las malas.

Un buen día, o malo, para ser honesto, empezaron a citarme en el comité militar situado en aquella época donde una vez estuvo el ayuntamiento en la calle Cisneros, cerquita de la Catedral que era mi parroquia.

Siempre luego de una larga espera, el entrevistador detrás de un escritorio lleno de expedientes de otros como yo, pensaba, me preguntaba siempre lo mismo, nombre, apellidos, dirección y la consabida letanía.

¿Cree en Dios?
Sí.
¿Religión?
Católica
¿Va a la iglesia?
Sí.

Según fuera el entrevistador así era su reacción, porque yo siempre respondía afirmativamente. Estaba el que llenaba el formulario sin más y también el que te provocaba diciendo una mala palabra tipo “pues yo me cago en Dios y en la Virgen”, bien gritado para que lo oyeran los presentes. Todo estaba así planificado para ver mi reacción. ¿Y cómo reaccionar ante una persona que tiene todo el poder en ese momento? Guardando silencio. Por muy hombre que me creía a mis dieciséis años, no tenía el valor de enfrentarlos, de gritarle lo que sentía por dentro. Decirles que era católico y a mucha honra. Era un ambiente raro que daba miedo y al que a la vez yo desafiaba, sin imaginar ni remotamente las consecuencias.

Estaba en capilla ardiente y no me daba cuenta. A esa edad pensaba en la aventura, en la osadía, en enamorarme, aunque a veces solo fuera del amor. No vivía preocupaciones que, sin querer, se las dejaba a mis padres. No veía ni siquiera el futuro inmediato. Mientras tanto, en algún lugar de Cuba algo se preparaba de manera metódica y fría, algo que sin lugar a dudas dejaría huellas.


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Texte en français CROIRE OU NE PAS CROIRE

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Ver en el blog: Dieciséis años (por Víctor Mozo)


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Para conocer quienes aparecen en la foto ver: Una foto con más historia que mil libros (por Lorenzo Ferrer)

Friday, August 31, 2018

Gala de clausura del XXIII Festival Internacional de Ballet de Miami (por Baltasar Santiago Martín)

Emily Blomberg y Rainer Krenstetter
"Diamonds"
Foto/Simoon Soong
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El domingo 19 de agosto de 2018, el Miami Dade County Auditorium descorrió sus cortinas para dar paso a la Gala de Clausura del XXIII Festival Internacional de Ballet de Miami, la cual se inició con la entrega del premio “Crítica y cultura del ballet” a Dance Magazine, reconocida revista norteamericana, especializada en ballet y danza, en la persona de su editora en jefe, Jennifer Stahl, quien agradeció el importante galardón, recibido de manos del maestro Eriberto Jiménez, nuevo director artístico del Festival.

"La Llamada"
 Ballet Nacional Dominicano
Fotos/Emilio Héctor Rodríguez
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El desfile dancístico comenzó con el Ballet Nacional Dominicano, que, al igual que en la Gala de las Estrellas del sábado 18 de agosto, ofreció La llamada, por lo que repito lo que escribí esa noche sobre ellos: “Un original quinteto muy bien bailado, más un antiguo teléfono de mesa como sexto protagonista –de ahí el tan bien escogido nombre –, con un collage (sin créditos) de temas tan disímiles como una canción en idioma ruso y una pieza de country, entre otros, más el infaltable timbre de las llamadas entrantes como banda sonora; tres mujeres y dos hombres, en una inquietante convivencia familiar, marcada por las tensiones entre las dos parejas mixtas, y donde Pablo Pérez, el creativo –y atrevido– coreógrafo, se dio el lujo hasta de incluir un momento de erotismo entre los dos hombres, uno de ellos a pecho descubierto”.

Diana Catalina y Mauricio Acevedo, de la Compañía Colombiana de Ballet, repitieron el adagio del pas de deux del segundo acto de El lago de los cisnes, con música de Chaikosvki y coreografía de Marius Petipa –ralentizada en ese tempo más lento con que lo marcó Alicia Alonso para la historia.

Diana y Mauricio volvieron a revivir “el primer encuentro entre Sigfrido y Odette, la princesa convertida en cisne por el maléfico brujo Von Rothbart, que ha recuperado la forma humana por un breve tiempo. Diana lo tuvo muy presente, pues solo un leve aleteo reminiscente en una cargada con los brazos hacia atrás recordó la hechizada condición de su personaje; no obstante, cuando Mauricio/Sigfrido la partnea muy eficazmente en el adagio, no debió abrirse como compás cuando este la eleva, ni quebrar tanto la pierna en los arabesques, sino recoger una pierna y extender solo la otra, en el primer caso, y extender completamente recta la pierna hacia atrás, en el segundo, tal y como hizo en el arabesque final”.

  Francesco Costa y Adele Fiocci
"La llama de París"
Fotos/Emilio Héctor Rodríguez
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Adele Fiocci y Francesco Costa, bailarines del Ballet de la Ópera de Viena, volvieron a bailar el pas de deux del ballet La llama de París, coreografía del soviético Vasili Vainonen y música de Boris Asáfiev, “donde Francesco se destacó por sus audaces saltos de tijera, con volteretas en el aire incluidas, y luego raudos giros –aunque debe hacer girar más centrada a su compañera–, mientras que Adele tuvo un desempeño mucho más discreto, pues su diagonal en punta flexionando la otra pierna fue muy corta, y sus breves fouettés, todos sencillos, los hizo desplazándose hacia adelante. lo que debe evitar cuando vuelva a bailar este rol”.

Yoalli Sousa y Moisés Carrada
"Ebony Concerto"
Fotos/Simon Soong
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Yoalli Sousa y Moisés Carrada, de la Compañía Nacional de Danza de México, sí trajeron para esta Gala de Clausura algo diferente a lo ofrecido la noche anterior: Ebony Concerto, con coreografía de Demis Volpi y música de Ígor Stravinski; una interpretación fresca y desenfadada, con gran acople y sincronía como pareja –¡hasta cuando bailan descoyuntados!–, que más parecía un juego de dos traviesos adolescentes en la playa que una pieza de danza contemporánea. Muy original el final, con Moisés soplándole el cabello a Yoalli, y muy sexy el vestuario: ¡esos shorcitos andróginos diseñados por Miguel Garabenta!

Mary Carmen Catoya y Lusian Hernández
"The Possession"
Foto/Patricia Laine Romero
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A continuación, Arts Ballet Theatre of Florida también decidió no repetir su selección previa (el pas de trois del ballet Chipollino), sino The Possession, un dueto del primer acto de Vértigo, un ballet en proceso, con coreografía del Maestro Vladimir Issaev (también director de la compañía) y música compuesta por Bernard Herrman (New York, 1911-1975) en 1958, por encargo de Alfred Hitchcock, especialmente para su película homónima, cuyo argumento ha sido llevado a libreto para ballet por este servidor.

Mary Carmen Catoya y Lusian Hernández –como ya lo habían hecho en dos ocasiones, en la Gala Moderna y Contemporánea, tanto en Miami como en Broward– volvieron a asumir el gran reto de convertirse, respectivamente, en “Madeleine” (en realidad, Judy Barton, su suplantadora) y su fallecida abuela, Carlota Valdés.

Mary Carmen Catoya 
"The Possession"
Fotos/Patricia Laine Romero
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Mary Carmen, como la impostora de la verdadera Madeleine, la dotó, con su exquisita sensibilidad y el arsenal de su impecable técnica, de la sutil complejidad del personaje que interpreta, que se mueve de la complicidad con un asesinato, al amor más allá del temor a ser descubierta; mientras que Lusian Hernández, con su hermoso rostro de madonna latina, debutó en este festival como la loca y posesiva Carlota; una muy adecuada selección, dados su potente lenguaje corporal y su sólida técnica.

Del San Francisco de 1958 (donde se desarrolla Vértigo), la magia del ballet nos trasladó al mundo de los dioses mitológicos romanos –copiados y “editados” de los griegos–, para volver a disfrutar de Diana y Acteón, un pas de deux con música de César Pugni, coreografiado e incorporado por Petipa en 1886 a su versión del ballet Esmeralda, coreografía de Jules Perrot (1844), pero que el Ballet Clásico Cubano de Miami ha montado con la de Agripina Vagánova.

Gretel Batista y Jorge Oscar Sánchez
"Diana y Acteón"
Fotos/Simon Soong
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“Gretel Batista estuvo pendiente en todo momento de su rol de Diana Cazadora, persiguiendo a Acteón con sus flechas. Dueña de una gran musicalidad, Gretel satisfizo la exigente coreografía con fuerza y vitalidad en su baile, con arabesques, balances y jettés elegantes y precisos; y unos fouettés intercalados con pirouéttes en la apoteosis de su variación.

Jorge Oscar Sánchez, como el perseguido pastor voyeurista, supo hacer girar a su compañera con total verticalidad –como debe ser–, y en su variación estuvo deslumbrante, con esos “grandes desplazamientos aéreos” que Cecchetti demandaba para los hombres, pues a sus saltos no les faltó altura ni las pasmosas volteretas acrobáticas a las que ya nos tiene acostumbrados. Sus vertiginosos giros, a su vez, también resultaron impresionantes –y no solo los suyos, sino también los que, sorpresivamente, le hizo dar a Gretel, que gustosa, no se resistió en absoluto entre sus manos”.

Celine Gittens y a Brandon Lawrence
"Romeo y Julieta"
Fotos/Simon Soong
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Del universo mitológico romano, Celine Gittens y a Brandon Lawrence, del Birmingham Royal Ballet, nos transportaron nada menos que a la ciudad de Verona, con el pas de deux del ballet Romeo y Julieta, coreografía de Kenneth MacMillan.

Ambos bailaron la gloriosa música de Serguéi Prokófiev con toda la audacia técnica y la poesía que este pas de deux y la conocida historia de Shakespeare conllevan, desde el deslumbramiento del amor a primera vista, el tierno cortejo, y luego la irremediable despedida, ya plenamente el uno del otro: ¡esa mirada, ese beso!; ¡ese tener que separarse sin quererlo!

Mayrel Martínez y Eduardo Iglesias, de Dimensions Dance Theatre of Miami (DDTM), salieron luego a escena para bailar otro elegante y sensual cortejo amoroso: el delicioso pas de deux titulado Vow, con el tema 1953, de la autoría de Olafur Arnardis, como banda sonora, y coreografía de Ariel Rose, que ambos convirtieron en poesía danzada, con una luz púrpura de fondo que realzaba su exquisito vestuario: él con camisa blanca y pantalón rojo, en armonía perfecta con el traje de ella del mismo tono, y un feliz final, en que tras la entrega amatoria, se van juntos de la mano.

A seguidas, Milagros Niveyro y Ciro Mancilla, del Ballet Nacional Sodre de Uruguay, escogieron en el pas de deux del tercer acto del ballet Coppélia, coreografía de Arthur Saint-Leon y música de Leo Delibes, para su segunda participación en este festival.

Si bien nunca se acordaron de la posición de la mano (detrás de la cabeza) característica del estilo de este ballet, ambos brindaron un adagio correcto, en el que Ciro hizo girar muy bien a su compañera y se destacó por sus cargadas, mientras que, en sus variaciones, ostentó una excelente batería, con elevados saltos “de tijera” hacia delante (y hacia detrás), precisas caídas tras sus jettés y volteretas en el aire, y raudos giros (pierna a 90 grados).

Milagros, sin embargo, no logró sostener ningún balance, su su óvalo de piqués me pareció muy reducido, y sus pocos fouettés al final fueron un desastre, pues se desplazó hacia un lado y perdió la punta de forma abrupta.

Marizé Fumero y Arionel Vargas, del Milwaukee Ballet (Estados Unidos) – “una pareja que se distingue por su prestancia y elegante porte en todas sus presentaciones, así como fuera del escenario” –, también escogieron algo diferente para su segunda presentación en el festival: el Caves pas de deux, del ballet El corsario, coreografía de Anna Marie- Holmes sobre la original de Marius Petipa y música de Adolph Adam (¡al fin algo de El corsario distinto a lo que se baila en los festivales!).

Desde el inicio ambos subieron la parada con total bravura, pues Marizé saltó a los brazos de su excelente patner con toda la confianza del mundo (¡tres veces!), quien luego la alzó y la cargó, para luego dejarla caer y sostenerla de manera muy efectista –¡manos libres! – casi barriendo el piso; en fin, una entrega preciosa de este matrimonio, que cada vez que se presenta, da una clase magistral de lo que es bailar el uno para el otro –como si estuvieran viviendo la historia y no existiera el público–, con gran sensibilidad, entrega, buen gusto y regodeo sensual, en la mejor tradición de la “Escuela Cubana de Ballet”.

Francesco Costa, del Ballet de la Ópera de Viena, regresó a escena para ofrecer otra vez su muy simpático solo, titulado El vuelo del moscardón, coreografiado por Alessio di Stefano para la pieza homónima de Rimski Korsakov, “en el que se cumplió a cabalidad el dicho de que ‘de lo bueno, poco’, tal y como lo reseñé la noche pasada.

Claudia de Antonio y Salvatore Manzo
"Don Quijote"
Fotos/Emilio Héctor Rodríguez
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Claudia de Antonio y Salvatore Manzo, del Corpo di Ballo del Teatro di San Carlo de Nápoles, Italia, le siguieron con el pas de deux de la boda de Kitri y Basilio del ballet Don Quijote, coreografía de Marius Petipa y música de Ludwig Minkus, que ya habían bailado el sábado 18.

“Con un cálido telón de fondo teñido de rojo, la pareja mostró un buen acople en el adagio, en el que Claudia logró sostenidos e impresionantes balances, e hizo gala de sus extensiones a 180 grados, mientras que Salvatore la secundó elegantemente, y la alzó y la dejó caer sin titubeos hasta barrer casi el piso en el riesgoso final del adagio.

Ya en su variación, Salvatore se lució, sobre todo en la segunda parte, con su gran óvalo de saltos de mayor elevación, y Claudia, por su lado, abanico en mano, ejecutó la suya con coquetería, musicalidad y precisión, con fouettés intercalados con pirouettes como remate, pero algo desplazados de lugar”.

Emily Blomberg y Rainer Krenstetter
"Diamonds"
Fotos/Simoon Soong
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Emily Blomberg y Rainer Krenstetter, del Miami City Ballet, repitieron el bello adagio Diamonds, música de Piotr I. Chaicovski y coreografía de George Balanchine, con el que volvieron a ratificar magistralmente su clase y su riguroso dominio de la técnica.

Para concluir esta estelar Gala de Clausura, Katherine Barkman y Joseph Phillips, del Ballet de Manila (Filipinas), escogieron para su segunda participación en este Festival, el reiterado pas de deux de El corsario, coreografía de Marius Petipa y música de Ricardo Drigo, donde volvieron a lucirse, desde el muy bien partneado adagio hasta la gran cargada final de la muy vistosa coda.

En su variación, Katherine brindó un óvalo de impresionantes y raudos piqués, y los fouettés intercalados con pirouettes mejor ejecutados y más centrados, sin desplazarse del lugar, mientras que Joseph, en la suya, regaló también un óvalo de vistosos saltos, con gran elevación y volteretas en el aire incluidas, y luego vertiginosos giros con la pierna a 90 grados.


Hialeah, 30 de agosto de 2018


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Ver XXIII Festival Internacional de Ballet de Miami, en el blog

Por Amor (un poema de Thelma Delgado)

Nota: Cada viernes un poema de Thelma Delgado. Puedes leer sus textos en el blog, en este enlace.


Por Amor

Por amor a ti
Convertí mi voz en canto de jilguero,
para despertarte cada amanecer
Mis caricias todas se hicieron brisa para acariciar tu pelo
Convertí mi piel en cobija para cubrir tu desnudez.

Por amor a ti me transformé en poesía
Para descansar en tus manos
en tus momentos de soledad
Transformé mis deseos en suspiros
para llegar a tu portal.

Me volví ese pensamiento que te inquieta,
te alborota Y te hace sonreír
Me convertí en todo lo que pudiera hacerte feliz
Para ser feliz a tu lado; para habitar en ti.

Por amor me convertí en amor
y así, poder vivir en tu corazón.



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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Thursday, August 30, 2018

Diferencias entre Moralidad y Legalidad (por Christina Balinotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada a la familia por la Dra. Christina Balinotti (https://www.facebook.com/christina.balinotti), quien ha aceptado la invitación a compartir cada jueves, un tema relacionado con su proyecto Universidad de la Familia, programa académico extenso de 45 semanas. Los libros de la Dra. Christina Balinotti se pueden adquirir en Amazon en este enlace. Para ver sus videos y suscribisrse a su canal www.unifamilia.com


En la presentación mensual de Christina Balinotti en el programa de Carlos Cabezas, Comentando, en WLRN, Canal 17. Luego de una breve reflexión acerca del suicidio de celebridades y su relación con la posmodernidad, la Dra. Balinotti analiza el tema del día a partir de las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las diferencias entre ética, moral y legalidad? ¿Toda moral es legal o en tal caso toda ley es moral? ¿Qué es un imperativo categórico y su contraparte el imperativo hipotético para Emmanuel Kant? ¿Cuál es la moral que prevalece en nuestra época posmoderna y de qué manera se articula con la legalidad?



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Christina A. Balinotti: Escritora, Personalidad de Televisión y Radio. Experta en temas de Cultura y Psicología. Mujer de la Semana 2015 CNN Español. Pionera del Movimiento y Organización Femenidad Holística. 

Fundadora/Directora del programa académico Universidad de la Familia, Ahora Sí, Miami 2016. 
www.universidaddelafamiliaahorasi.org 
Universidaddelafamiliaahorasi.miami@gmail.com
https://www.facebook.com/christina.balinotti
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Galas de Clausura del XXIII Festival Internacional de Ballet de Miami (por Wilfredo A. Ramos Vázquez)

Gabriela Mesa y Fabian Morales
"Light Rain"
Foto/Adrián Marrero-Artistic Pixels
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El momento culminante del Festival Internacional de Ballet de Miami es sin duda la realización de las dos galas dedicadas a las figuras que representan a las compañías de ballet más renombradas del mundo, la primera realizada en el Fillmore Miami Beach at the Jackie Gleason Theater y la segunda en el Miami Dade County Auditorium, en las que se hizo entrega además del premio “Una Vida por la Danza” y “Crítica y Cultura del Ballet” respectivamente, los cuales en esta ocasión fueron, el primero, para Pedro Pablo Peña, fundador y director de este evento, recientemente fallecido, y el segundo para la prestigiosa publicación, Dance Magazine, el cual fue recibido por su actual Editora Jefe Jennifer Stahl.

Para esta XXIII edición del Festival se presentaron bailarines de Inglaterra, Italia, Austria, México, República Dominicana, Uruguay, Colombia, Filipinas y Estados Unidos, así como importantes críticos de danza de medios periodísticos como El País, Balletto, Balletto2000, OGGI, Ecuador News, El Nuevo Herald y Artburst, que siguieron cuidadosamente el desarrollo de esta fiesta de la danza.

Hacer un análisis de los visto en cada función será nuestro propósito a través de estas líneas, pero para ello nos vemos abocados a hablar de las dos galas a la vez ya que los participantes fueron los mismos en ambas presentaciones, en algunos casos con la misma obra, aunque por lo general tuvieron a bien interpretar piezas diferentes en cada noche.

El Ballet Nacional Dominicano, un frecuente participante en este evento, cuyo Director Artístico es el cubano Armando González, fue el encargado de abrir sendos programas con “La Llamada”, un trabajo para cinco bailarines (dos hombres y tres mujeres), con coreografía de Pablo Pérez, en el cual se pudo observar una importante influencia del arte de ese destacado coreógrafo, maestro en otorgarle a sus obras y personajes un marcado lenguaje dancístico cargado de tensión psicológica y gesto dramático, nos referimos sin duda al británico Antony Tudor. Si es cierto que esta obra contó con una pareja labor interpretativa, tenemos que destacar lo logrado por la parte masculina, Joel Rodríguez y Alexander Duval, los cuales tuvieron a bien desplegar un excelente trabajo tanto en sus solos como en su efectivo duo. Algo desconcertante fue ver la ausencia de zapatillas de puntas en las bailarinas, en un trabajo que las exigía obligatoriamente, lo cual dejaba a dicha obra en un extraño camino entre ballet y danza. Más tarde, conversando con el director de la compañía, nos enteramos que problemas con el presupuesto, producto de desagradables e inconcebibles temas políticos en su país, impidieron la compra de dichas zapatillas, las cuales si habían sido usadas en el estreno de la obra, la que por cierto había obtenido premio de coreografía nacional.

Diana Catalina y Mauricio Acevedo
"El Lago de los Cisnes"
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Desde Sur América llegaron la Compañía Colombiana de Ballet - Incolballet, también dirigida por un cubano, Gonzalo Galguera y el uruguayo Ballet Nacional Sodre, cuyo director es el español Igor Yedra. La primera agrupación presentó las dos noches el desafortunado Pas de Deux del II acto del ballet “El lago de los Cisnes”, en donde ambos bailarines, Diana Catalina y Mauricio Acevedo, estuvieron muy lejos de los requerimientos técnicos y artísticos de una obra harto conocida y que exije un depurado trabajo estilístico. Por otra parte los intérpretes uruguayos, Milagros Niveyro y Ciro Mansilla, bailaron la primera noche el Pas de Deux de la Esclava, del ballet “El Corsario” y en la segunda noche el Pas de Deux del III acto del ballet “Coppelia”, en ambas presentaciones se notó la falta de preparación para asumir ambos roles por parte de los dos intérpretes, aunque siendo mucho mas ostensible en el caso de la bailarina, la cual mostró no poseer el dominio sobre los giros y los balances, aspectos que deslucieron mucho su actuación.

Yoalli Souza
"El Corsario"
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Yoalli Souza y Moises Carrada, pertenecientes a la Compañía Nacional de Danza de México, dirigida por David Bear, tuvieron a su cargo el Pas de Deux del ballet “El Corsario” y el trabajo contemporáneo “Ebony Concerto”, del coreógrafo argentino-alemán Demis Volpi, uno en cada noche de función. Del primero de ambos trabajos tenemos que destacar que aunque en general fue una presentación agradable y bastante bien lograda a pesar de sus rigurosas exigencia técnicas, adoleció de ciertos problemas técnicos, sobre todo también por parte de la bailarina, que no le permitieron obtener un resultado a tono con lo esperado. Por el contrario, en su segunda presentación, con el trabajo contemporáneo, obtuvieron un rotundo éxito, al enfrentar una obra con un lenguaje danzario atrevido, fresco, con un manejo de la energía controlado de principio a fin y en donde el trabajo de pareja contó con la complicidad necesaria para darnos una entrega altamente disfrutable.

Arts Ballet of Florida, agrupación dirigida por el ruso Vladimir Issaev, ofreció la primera noche el Pas de Trois del ballet “Chipollino”, coreografía del propio Issaev, el cual estuvo a cargo de Mary Carmen Catoya, Janis Liu y Kevin Zong, un trabajo que se relaciona con los personajes de la Comedia del Arte italiana y que estuvo bien defendido por sus intérpretes, destacándose el trabajo de la Catoya, reconocida figura del ballet en Miami, por haber pertenecido con anterioridad al Miami City Ballet. Como oferta de la segunda noche repitieron el Pas de Deux “Possession” (basado en el film de Alfred Hitchcock “Vertigo”) perteneciente a una obra en proceso de montaje, con coreografía también de Issaev, y presentado con anterioridad en la Gala Contemporánea, en la cual consideramos que estaba fuera de lugar por su lenguaje mayormente si no totalmente clásico, bailado por las mismas bailarinas, quienes ofrecieron un buen trabajo técnico e interpretativo, pero que no obstante no pudieron llenar el vacío conceptual de la pieza. Tal vez, cuando podamos disfrutar de la obra en su totalidad podramos tener un mejor sentido de dicho trabajo.

Del Teatro San Carlo, en Italia, llegaron al festival la pareja formada por Claudia D’Antonio y Salvatore Manzo, quienes en ambas noches interpretaron el Pas de Deux del III acto del ballet “Don Quijote’, un trabajo muy bien conocido en el mundo de los festivales, galas y concursos por sus grandes requerimientos técnicos, su precisión en el baile de pareja y exigir de los bailarines gran control, es decir, un pas de deux con todos los aspectos necesarios para hacer brillar a quienes lo interpretan como es debido, pero por desgracia este no fue el caso. Si bien Manzo demostró tener las condiciones para enfrentar este reto y ofrecer momentos de audacia en el desenvolvimiento técnico, ese no fue el caso de la joven D’Antonio, la cual se vio muy por debajo de lo que este difícil rol le exigía. Lamentable fueron sus baterías de giros, su talón de Aquiles, para los cuales no estaba preparada... y es aquí que surge una pregunta; que hacen los ensayadores, maitres y repertoristas? No es su función preparar al bailarín para interpretar una obra, velar porque el artista posea la técnica adecuada, las condiciones para poder enfrentar dicho trabajo? No está en las manos de esta personas procurar el que el bailarín se sienta cómodo y tenga a su alcance realizar los pasos y movimientos requeridos? Creo que si quien tuvo a bien el montaje de este pas de deux, hubiera limitado la cantidad de fouettes a dar por la bailarina en su variación y le hubiera agregado una ronda de piques, por ejemplo, como lo hacen muchas grandes figuras, la joven hubiera salido mejor parada. Cuidado, tenemos que velar por nuestros bailarines en escena y estar claros de qué es lo que pueden o no hacer.

Celine Gittens
"La Bella Durmiente"
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Celine Gittens, nacida en Trinidad y Tobago, crecida en Canadá y bailarina principal del Birmingham Royal Ballet desde el 2016, y Brandon Lawrence, británico y bailarín solista de esta misma compañía desde principios de este 2018, nos ofrecieron la primera noche el Pas de Deux del III acto del ballet “Bella Durmiente”. Si bien pudimos apreciar el dominio técnico de ambos bailarines ante los requerimientos de este portentoso trabajo coreográfico y disfrutar de la excelente figura del joven Lawrence y el seguro manejo de su compañera de baile, así como disfrutar de las hermosas líneas y la seguridad en la ejecución de sus pasos de la bella Gittens, nos sorprendió la ausencia de estilo de ambos al momento de abordar a sus respectivos personajes; la princesa y el príncipe estuvieron ausentes, además de notar una rapidez inaudita en la coda de este pas de deux, que a nuestro ver ensució el desenvolvimiento de ambos bailarines. Para la segunda noche todo cambio para mejor, con una hermosa y vibrante interpretación del Pas de Deux del ballet “Romeo y Julieta”, coreografía de Kenneth MacMillan. Aquí ambos bailarines mostraron todo su talento no solo técnico, sino también dramático-expresivo. Un trabajo lleno de emoción y energía, en el que ambos bailarines se mostraron en toda su plenitud y nos permitieron disfrutar de una gran entrega. Sin duda uno de los grandes momentos de esta gala.

Del Viejo Continente también subió al escenario el Ballet de la Opera Estatal de Viena (Austria), cuyo Director Artístico es Manuel Legris, representado por los muy jóvenes bailarines Adele Fiocci y Francesco Costa, quienes interpretaron ambas noches el Pas de Deux del ballet “Llama de París”, una obra de trepidante música y que requiere gran bravura y precisión técnica, la cual fue trabajada algo descontrolada por parte de la bailarina, pero muy a tono con los requerimientos artísticos por parte del bailarín. Cabe destacar la excelente figura y trabajo como compañero de la bailarina por parte de Costa, quien además, en ambas noches subió a escena con un refrescante y acrobático solo con la conocida pieza musical, “El Vuelo del Moscardón”, que permitió disfrutar de las excelentes condiciones físicas de este joven bailarín y sus muy buenas dotes expresivas.. Un verdadero regalo!

Emily Bromberg y Rainer Krenstetter
"Diamonds"
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El Miami City Ballet, compañía residente en la ciudad y cuya dirección artística está en las manos de la cubana-americana Lourdes López, incursionó por segunda vez en la historia de este evento, ausencia que mucho llamaba la atención por parte del público y la crítica, y que al parecer, vamos al fin poder contar con su presencia en próximas ediciones como la lógica indica. Esta agrupación danzaria nos entregó una clásico del repertorio del coreógrafo norteamericano George Balanchine, el Pas de Deux “Diamonds” (Diamantes), de su ballet “Jewels (Joyas), un trabajo en donde los bailarines muestran todo su dominio de la técnica danzaria en función de interpretar la música, de bailarla, con un estilo muy particular. Emily Bromberg, solista y el austríaco Rainer Krenstetter, quien se integró al MCB con bailarín principal en el 2014, tuvieron a su cargo regalarnos una cuidada interpretación de este clásico de la obra de este importante coreógrafo, manteniendo en todo momento la elegancia y el depurado manejo técnico que la obra requiere.

Desde Asia y por vez primera, llegó al festival el Ballet Manila (Filipinas), bajo la dirección de Lisa Macuja, representado por dos figuras norteamericanas que integran esta agrupación, Katherine Barkman, bailarina principal desde el 2015 y Joseph Phillips desde el 2018. Para la primera noche estos bailarines hicieron su carta de presentación con el exigente “Grand Pas Classique”, el cual requiere de una excelente preparación técnica y una gran demostración de estilo, las cuales no tuvieron su mejor muestra en el trabajo de ambos intérpretes.. Para la segunda noche, presentaron el conocido Pas de Deux del ballet “El Corsario”, en el cual si demostraron el dominio técnico requerido, recibiendo por parte de la audiencia una gran ovación.

El Cuban Classical Ballet of Miami, compañía fundada por Pedro Pablo Peña, subió a escena de la mano de la artista invitada, la bailarina cubana-americana Gretel Batista, quien fue acompañada por el también cubano-americano Jorge Oscar Sánchez, bailarin principal en el Washington Ballet, quienes ambas noches bailaron el muy cocnocido Pas de Deux “Diana y Acteón”. Esta no es la primera ocasión en que ambos bailarines comparten escenario, por lo que ya se conocen y saben como relacionarse. Sánchez destaca por su imponente porte y su magnífico quehacer como partner, controlando su trabajo con gran eficacia y regalando todo el tiempo un brillante desempeño técnico. Por su parte Gretel Batista, aunque poseedora de un buen nivel técnico, tuvo dos funciones muy desiguales, mientras en la primera su trabajo no estuvo a la altura de lo acostumbrado a ver en ella, con problemas en los giros sobre todo, la segunda noche ofreció un trabajo mas concentrado, aunque en general defraudó la falta de estilo en un ballet que hace gala del mismo.

Quiero detenerme un momento, ya que a través de estas líneas, repetidamente, he señalado la falta de estilo por parte, principalmente de las bailarinas, algo que se va haciendo habitual, por no decir crónico, en cada presentación. Es inconcebible que un bailarín llegue al escenario sin el conocimiento y control del estilo de la obra que esta ejecutando, eso es algo imperdonable y que deja el trabajo del artista a medias. La danza no es solo movimiento, es también interpretación y apropiación de los diferentes estilos en que se han concebido cada pieza. Es responsabilidad de los repertoristas, maitres y ensayadores trabajar fuertemente sobre este aspecto, y no solo sobre la parte técnica, ya que de ser así, estaremos convirtiendo a los bailarines en “acróbatas” despojados de arte.

Gabriela Mesa y Fabian Morales
"Light Rain"
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Sin duda alguna que lo más destacado de ambas funciones de gala, lo que nos satifizo completamente y nos dejó con la sensación de haber presenciado un gran trabajo artístico, fue la presentación de Dimensions Dance Theatre of Miami y el Milwaukee Ballet , ambas compañías del país anfitrión. La primera es una joven agrupación danzaria dirigida por Jennifer Kronemberg y Carlos Guerra, quienes con arrojo, pasión e inteligencia se han lanzado a crear una agrupación que en muy poco tiempo se ha ganado un lugar importante dentro del mundo danzario del Sur de la Florida. Con muy buen tino se han entregado al mundo coreográfico contemporáneo, creando obras de exquisitas textura, con un lenguaje atractivo, atrevido. Tal fue el caso de “Light Rain”, un pas de deux con firma de Gerald Arpino y que tuvo su estreno mundial en la ciudad de New York, en 1981, a cargo del Joffrey Ballet. Esta obra cuenta con música de Douglas Adams y Russ Gautthier, la cual nos remite a través de su elaborada melodía a la exótica lírica de la música indú. Con una magnífica ejecución, Gabriela Mesa y Fabian Morales nos entregaron un trabajo intenso, de una marcada sensualidad, elegante, atrevido, con un muy buen y limpio diseño de movimientos. Para la segunda noche, esta agrupación ofreció un hermoso pas de deux de corte neoclásico titulado “Vow”, con música de Olafur Arnaulds, el cual tuvo su estreno cinematográfico a cargo del Miami City Ballet en el 2015 y en el escenario a través de Dimensions Dance Theatre of Miami, en el Jacobs Pillow Theatre, en este 2018. Fueron Mayrel Martínez y Eduardo Iglesias, los que cargaron con la responsabilidad de defender este brillante trabajo, en el que la entrega de la técnica se diluye en el disfrute del movimiento. Un trabajo limpio, cuidadoso, con un muy buen quehacer de conjunto de ambos bailarines. Ver siempre trabajar a esta agrupación danzaria es sinónimo de satisfacción.


Marize Fumero y Arionel Vargas
"La Boheme"
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Marize Fumero y Arionel Vargas, cubanos-americanos ambos y bailarines principales del Milwaukee Ballet, dirigido actualmente por Michel Pink, fueron sin dudas las “joyas” de ambas noches de gala. Su primera presentación fue en el pas de deux “La Boheme”, un bello trabajo de pareja en donde se recrea la relación amorosa de la pareja protagónica de la ópera de igual nombre del gran compositor italiano Giacomo Puccini, en el cual ambos bailarines no solo mostraron el rigor técnico de que son portadores, sino además su excelente trabajo dramático-expresivo. Fue un pas de deux bien bailado de principio a fin, con un bailarín atento hacia su pareja y al mismo tiempo permitiéndole a ella tener su espacio en la ejecución para brillar por si misma. Un trabajo que obtuvo una gran acogida por la audiencia que disfrutó hasta el final de la gran entrega de ambos bailarines. Pero si con la anterior obra la Fumero y Vargas encantaron al público, con el Pas de Deux de la Cueva del II acto del ballet “El Corsario”, un trabajo rara vez bailado independientemente, hicieron que los asistentes de esta segunda noche llegaran al paroxismo del entusiasmo. Si bien esta no es una coreografía con los derroches técnicos de grandes saltos y giros del ya tradicional pas de deux, del mismo ballet, conocido en estos tipos de eventos, ahora los bailarines se enfrentan a las agudas exigencias de unas cargadas impresionantes, que ofrecen una plasticidad al acto de la danza considerable. La coreografía pide de ambos bailarines una milimétrica precisión en su ejecución y al mismo tiempo una muestra de no esfuerzo, que hace que todo fluya delicadamente. Mención aparte merece la brillante labor como partner de Vargas, el cual domina en todo instante este difícil arte, permitiendo que su compañera fluya segura en sus movimientos. Ambos bailarines cuidaron del estilo hasta en los mínimos detalles, agregándole mas arte aun, a su excelente entrega. Trabajos como este, en donde se nota el cuidado en la preparación de todos los aspectos, reafirma la importancia del estudio de cada obra a enfrentar y el de contar con las personas adecuadas y dedicadas para que contribuyan a dicha preparación. Sin duda, esta pareja de artistas subieron el nivel de las presentaciones hasta donde aspiramos que todos los que asistan a este evento, lo hagan, solo en sus manos está lograrlo.

El XXIII Festival Internacional de Ballet de Miami, cerró sus cortinas nuevamente, esta vez con la triste novedad de ya no poder contar con la fecunda y abnegada labor de su fundador y director Pedro Pablo Peña, pero no obstante cumplió otra vez su objetivo de relacionar al público, a través de exposiciones, presentaciones de libros, muestras de documentales, espectáculos de diferentes estilos danzarios, con este maravilloso arte y convertir a la ciudad de Miami en la capital de la danza mundial durante el tiempo de transcurso del evento.

Esperamos que bajo la nueva dirección de Eriberto Jimenez, el festival sea continuidad y despegue al mismo tiempo para nuevos logros, tal y como siempre lo soñó su creador.



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Ver XXIII Festival Internacional de Ballet de Miami, en el blog
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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