Wednesday, May 28, 2025

Celebrando la Dramaturgia y el Teatro Cubano Del Exilio. (por Wilfredo A. Ramos)



“El teatro ha de ser siempre, para valer y permanecer, el reflejo de la época en que se produce.” José Martí.




Como ha venido ocurriendo desde el año 2013 cuando dos inquietos teatristas cubanos viviendo en el exilio, decidieron que era tiempo ya de que el teatro realizado más allá de las fronteras de Cuba tuviera un día no solo de celebración sino también para hacerse escuchar, todos los 30 de mayo se ha venido celebrando el Día de la Dramaturgia y el Teatro Cubano Del Exilio.


Pedro Monge Rafuls, desde OLLANTAY Center for the Arts, junto a Eddy Díaz Souza, de Artefactus Cultural Project, uno desde New York, el otro desde Miami, fueron las personas que lanzaron dicha convocatoria, la cual recibió el abrazo de aquellos teatristas cubanos que aunque han vivido alejados de su tierra, han permanecido fieles a su origen, a pesar de haberse incorporado a otras culturas o hasta escribir en otros idiomas.

El que se haya sido escogido el 30 de mayo como día de celebración, no resulta de manera alguna un hecho fortuito, precisamente con dicha fecha se decidió honrar la memoria del destacado ensayista, crítico, investigador teatral cubano-americano y profesor emérito, José A. Escarpanter, fallecido ese día, pero del año 2011, en Auburn, Alabama, ciudad donde residiera desde 1982, donde fuera profesor de español en el Departamento de Lenguas Extranjeras de Auburn University, después de sus doce años de residencia europea, impartiendo clases de Teatro Español Contemporáneo y Literatura Hispanoamericana en la Universidad Complutense de Madrid.


Escarpanter, quien obtuviera un doctorado en filosofía por la Universidad de la Habana en 1957 con su tesis “El teatro en Cuba en el siglo XX”, fue siempre un pertinaz estudioso del teatro nacional, por ello no fue de extrañar, que una vez en el exilio, continuara con dicho interés, convirtiéndose así en el primer intelectual que se dedicara a investigar a profundidad el teatro cubano realizado fuera de la isla. Tal interés sin duda debió haber tenido como propósito, entre otros, ahondar en la visión que los dramaturgos lejos de su país de origen reflejaban en la escritura de sus obras. Igualmente, el investigador estuvo preocupado por la recepción que dicho teatro recibía por parte de un público que también formaba parte de esa gran masa exiliada, así como la manera en que tal manifestación iba incorporándose al tejido cultural y artístico en aquellos lugares donde se asentaba cual nuevo inquilino, siendo Miami el perfecto ejemplo como indiscutible capital de la diáspora cubana.

Dándole continuidad al importante legado dejado por José A. Escarpanter, es que los promotores de esta fecha se han volcado año tras año en hacer llegar el significado y valor de la misma hasta cualquier rincón del mundo donde se asiente un dramaturgo, actor, director de origen cubano, el cual se considere realmente exiliado.

Si hacemos tan marcado énfasis sobre la palabra ‘exilio’, ello se debe a la profunda diferencia existente entre los conceptos ‘exiliado’ y ‘emigrante’’. Aquella persona que a pesar de haberse radicado en otro país y se ve a sí misma solamente como alguien en busca de una mejor calidad de vida, sin entrar a valorar las condiciones políticas que le hayan obligado a abandonar su tierra, no podrá entrar nunca en la categoría de exiliado y lamentablemente dentro del ambiente artístico cubano residente en el extranjero, abundan muchos sujetos de esas características.

Lo anterior queda claramente a la vista con la casi inexistente posibilidad de ver obras de dramaturgos exiliados que suban a las tabas en nuestra ciudad de Miami, a pesar de que desde la década del sesenta del pasado siglo han estado arribando escritores de teatro a estas costas, lo que ha llevado a que muchos de ellos hayan desistido de continuar escribiendo para el escenario, dirigiéndose hacia otros géneros literarios.

Sin temor alguno podemos decir que dicha situación ha venido influyendo negativamente sobre el teatro cubano concebido en Miami -aunque también en otras partes donde radican teatristas cubanos- observándose cada vez con mayor asiduidad como textos de autores dramáticos que residen o han fallecido dentro de Cuba, así como de aquellos, que a pesar de vivir en diversos países pero sin romper sus estrechas relaciones con las mismas instituciones culturales cubanas que no permiten que las obras de los autores exiliados puedan subir a los escenarios de la isla y hasta montando sus obras en ellos, puedan verse con demasiada frecuencia sobre las tablas de esta ciudad de Miami. Claro está, que aunque tal situación se ha desbordado en la actualidad, hay que señalar que entre los directores asentados desde hace bastante tiempo en nuestra comunidad, contamos algún que otro que ha tenido por norma ignorar la dramaturgia cubana escrita por estas tierras y acudir a llevar a los escenarios casi absolutamente las de aquellas otros lares..

Precisamente ante esta nada agradable realidad que golpea hoy en día al teatro cubano concebido en el exilio, es que se hace de obligada atención tanto las ideas de José A. Escarpanter a través de sus investigaciones, ensayos y críticas al respecto, como los esfuerzos de Monge Rafuls y Díaz Souza por mantener presente y con vida la premisa de este hecho artístico, mediante la declaración de un día preciso, el cual se convierta en celebración y fiesta para todos aquellos que lo mismo con su escritura, que con su trabajo sobre las tablas, tratan de honrar a esta parte del teatro cubano, el concebido desde la distancia, la nostalgia, el reencuentro con una patria libre.


Como parte de esa preocupación por mantener presente el trabajo de estos creadores teatrales, en el año 2023 se crea el Archivo Digital de la Dramaturgia Cubana del Exilio, tarea que lleva también la firma de Pedro Monge Rafuls y Eddy Díaz Souza, con el cual se pretende documentar, preservar y promover el corpus de esta dramaturgia, dentro del cual se incluyen catálogo de obras, relación de autores, registros visuales y sonoros, artículos, críticas y documentos relacionados. Esta valiosa herramienta nace a partir de la escritura del diccionario “Quién es quién en la dramaturgia cubana”, texto imprescindible para conocer a todo aquel cubano -sin importar el momento o lugar donde residiera- que ha transitado por el mundo de la escritura teatral, libro que ha llegado a nosotros gracias al meticuloso proceso de investigación llevado a cabo por Monge Rafuls –figura sin duda imprescindible dentro de nuestra dramaturgia y la investigación teatral, no solo de Cuba sino de la de todo el continente hispanoamericano- que en este preciso mes de mayo llega a su primer año de editado, encontrándose disponible para todos los interesados en Amazon.


En esta nueva ocasión, estaremos celebrando el Día de la Dramaturgia y el Teatro del Exilio, desde el próximo día 29 cuando en el canal de Youtube de Artefactus salga al público el video que recoge el homenaje dedicado a la actriz Daisy Fontao, con el cual se celebrara tal fecha el pasado año 2024, para entonces el día 30, desde la sede de Artefactus Cultural Project, en la barriada de Kendall, reunirnos para rendir tributo a la carrera sobre los escenarios de Jorge Ovies, actor de larga trayectoria, desde sus inicios en la habanera sala Hubert de Black, quien a lo largo de los años ha sido figura constante en las tablas de nuestra ciudad.

Que nuestro recuerdo y homenaje alcance a estos teatristas cubanos que desde lejanas fechas en el siglo XIX, llevaron su arte a las tablas de ciudades como Tampa y New York, cobijando igualmente en un cálido abrazo a todos los que posteriormente nos abrieron el camino de este exilio teatral que va resultando infinito.


Feliz "Día de la Dramaturgia y el Teatro Cubano Del Exilio."





Wilfredo A. Ramos.
Miami, mayo 27, 2025.

Monday, May 26, 2025

Humberto Castro, el andar del artista hacia la infinitud. (por Wilfredo A. Ramos)


“... caminante, no hay camino, se hace camino al andar...” (Antonio Machado).


Las artes plásticas cubanas han tenido a través del tiempo el privilegio de poseer un gran número de destacadas figuras que han integrado el importante catálogo del arte nacional, muchas de ellas han disfrutado la posibilidad de que sus obras hayan trascendido más allá de sus fronteras, viéndose expuestas en galerías, museos y colecciones particulares alrededor del mundo.

Como en cualquier país, para hablar del origen de esta manifestación debemos remontarnos al arte realizado por lo originarios pobladores de la isla, en nuestro caso antes de la llegada de los españoles -período conocido como Precolombino- en el cual se desarrolla la alfarería, la escultura y la pintura propia de dicha civilización, la cual debido a su bajo nivel de evolución social, ha dejado muy escasas muestras de su existencia. Con el asentamiento de los europeos en estas tierras, entre los siglos XVI y XIX, se introdujeron variados y diversos estilos dentro de la creación artística -barroco, neoclasicismo, romanticismo, realismo- llegando a un siglo XX, donde fuera ya del control español y dando paso a una más directa interacción con el vecino Estados Unidos, el arte cubano se va abriendo a las corrientes artísticas provenientes del contexto internacional, llegando a nuestras costas la diversidad de las vanguardias europeas.

Si bien durante todo este tiempo de formación, crecimiento y establecimiento de la nacionalidad cubana, las artes plásticas contaron con la presencia de artistas extranjeros asentados en el país, al mismo tiempo surgieron creadores nativos que contribuyeron a la formación de un arte completamente de origen local. Desde José Nicolás de Escalera, primer pintor cubano del que se tienen noticias en el siglo XVI, creador de la pinturas murales que decoraran las paredes de la Parroquial de Santa María del Rosario, llamada Catedral de los Campos de Cuba, hasta los numerosos artistas cubanos que en la actualidad trabajan tanto dentro de la isla como en cualquier rincón del mundo, las artes plásticas cubanas no han dejado de sorprender por su variedad estilística, su creatividad, su convergencia, su sentido de adaptación e incluso hasta su adelanto en el tiempo.

Una muestra de la importancia que tomaran las artes plásticas dentro de la vida cultural cubana recae en la fundación en el año 1818 de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, teniendo como su primer director al artista francés Juan Bautista Vermay, la cual abrió sus puertas en el convento habanero de San Agustin, donde se impartirán clases de dibujo y pintura de manera gratuita, siendo ésta la segunda institución de su tipo en hispanoamérica después de la Real Academia de San Carlos, inaugurada en 1783 en Ciudad de México.

“San Alejando”, nombre abreviado y como es conocida en la actualidad, tuvo además de sus tres primeros directores franceses Vermay, Leclerc de Baumé y Mialhe- a otros provenientes de Italia como Hércules Morelli y el salvadoreño Juan Francisco Cisneros Guerreo, teniendo entre los cubanos a destacadas figuras como Armando García Menocal, Leopoldo Romañach, Esteban Valderrama, Domingo Ramos, Carmelo González, Florencio Gelabert y Juan Sánchez.

Muchos de los más reconocidos artistas de la plástica cubana de diversas generaciones pasaron por las aulas de dicha institución, tales como el propio Armando Menocal, Miguel Melero, Guillermo Collazo, Domingo Ravenet, Fidelio Ponce de León, Cundo Bermúdez, Wifredo Lam, René Portocarrero, José Mijares, Víctor Manuel, Agustín Cárdenas, Jorge Arche, Juan José Sicre, Eduardo Abela, Antonia Eiriz, Mario Carreño, Amelia Pelaez, Servando Cabrera, Raul Martínez, Rita Longa, Tomás Sánchez, Flora Fong, Roberto Fabelo, Aldo Menéndez, Consuelo Castañeda, Arturo Cuenca, José Bedia, Rocío García, Rubén Torres Llorca, José Franco, Gustavo Acosta, por solo mencionar algunos de los muchos nombres que nos vienen a la memoria, haciendo la lista extremadamente extensa pero satisfactoria para las artes plásticas cubana.


Precisamente dentro de la amplia nómina de notables representantes de la plástica nacional que han desfilado por las aulas de este prestigioso centro, no se podría dejar de mencionar al artista Humberto Castro, de quien el pasado 9 de mayo hubo de estrenarse, dentro del ciclo de Cine Cubano que dirige el crítico e investigador Alejandro Ríos en el Koubek Center, espacio perteneciente al Miami Dade College, el documental “The Walker” -El Caminante-, abarcador de su vida y obra, el cual fue realizado por Raul Francisco Dorticós. En esta presentación además, el Alcalde de la ciudad de Coral Gables, lugar donde reside el artista, le otorgó a éste una medalla a manera de reconocimiento por parte de dicha ciudad, siendo igualmente la oportuna ocasión para el reencuentro con amigos, colegas y compañeros de estudio, quienes se dieron cita celebrando así la fructífera carrera del artista.


Castro, que también cursara estudios en el Instituto Superior de Arte de la Habana (ISA), fue miembro del Taller Experimental de la Gráfica, lugar por donde han desfilado notables creadores de la isla, formando parte entre 1982 y 1985 de Hexágono Equipo de Creación Colectiva, agrupación integrada además por los artistas Consuelo Castañeda, Sebastián Elizondo, Antonio Eligio Fernández (Tonel), Abigail García Fayat y María Elena Morera, siendo todos ellos pioneros en la creación de instalaciones y performances basados en la naturaleza, pero poseedores de un carácter efímero, los cuales quedaban registrados mediante la fotografía. Estos trabajos repercutieron en el ambiente artístico del momento debido al plural uso de técnicas, llegando con sus obras a alcanzar el teatro y el cine.

Después de reiteradas negativas por parte del régimen cubano que le impedían poder cumplir con invitaciones realizadas por instituciones extranjeras con las cuales exponía o participaba en concursos internacionales, Humberto Castro tiene la oportunidad de hacerlo y es entonces que para 1989 decide exiliarse en París, ciudad donde casi de inmediato encuentra un lugar como joven artista, deslumbrando al siempre difícil mundo cultural francés, exponiendo en importantes galerías, ofreciendo conferencias sobre arte cubano, recibiendo excelentes críticas y siendo cobijado por importantes personalidades del mundo de la cultura gala. En 1999 decide mudar su residencia a los Estados Unidos de América, radicando desde entonces en la ciudad de Miami.


Con su obra, Castro ha participado en exposiciones personales y colectivas en Cuba, Canadá, Francia, Estados Unidos, Puerto Rico, Yugoslavia, Reino Unido, Noruega, Italia, Venezuela, Brasil, Nicaragua, Polonia, formando también su obra parte de colecciones tanto privadas como de diversos museos alrededor del mundo. En cuanto a reconocimientos por su trabajo, ha sido merecedor de premios por su obra gráfica en certámenes realizados en Cuba, Puerto Rico y Polonia, así como el premio Toison d’Or en París. Como es de suponer, la ciudad de Miami ha tenido el privilegio de disfrutar, en no pocas ocasiones, de exposiciones personales del artista, lo cual hace que los amantes de las artes plásticas en esta ciudad puedan mantenerse al tanto del desenvolvimiento de su trabajo creador. Su obra además ha sido recogida en diferentes publicaciones tales como Traces of Migrations, Humberto Castro: Draw-Wings, Pies secos pies mojados, Humberto Castro New Cities, Humberto Castro Contemporary Fables, y The Hunter, The House and The Bait.


Humberto Castro forma parte de una generación de artistas de la plástica cubana que en su mayoría abandonaron el país, alcanzando todos algún tipo de reconocimiento internacional, asumiendo una actitud crítica hacia el sistema socio-político implantado en la isla, lo que dió lugar a que durante mucho tiempo las obras de todos ellos estuvieran vetadas de las paredes en la muestra permanente de Arte Cubano perteneciente al Museo Nacional de Bellas Artes del país, provocando con ello un desfase, un salto epocal en dicha exhibición dejando un vacío entre las década de los setenta y los noventa -del pasado siglo- al dejar fuera los año ochenta. Esta lamentable situación de censura de carácter político fue atenuada años después al ser forzada por algunos expertos, cubriendo al fin dicho espacio de tiempo con obras de algunos de estos artistas, aunque otros continuaron vetados. Dichas obras entonces, fueron promocionadas bajo la denominación de “La generación perdida”, nombre que deja en evidencia el rencor hacia los mismos, producto a sus personales decisiones de abandonar el país.


En el citado documental dedicado a este artista, se recogen de manera amplia todos los aspectos de su vida, tanto dentro de Cuba, como en su estancia europea y la actual aquí en Miami. Castro que es un obsesionado en guardar de manera minuciosa todo tipo de información que lo implique, le entrega al realizador de este material un amplio espectro de fotos, videos, a la vez que habla en primera persona de sus propios acontecimientos de vida. Es así como conocemos acerca de su familia, sus abuelos, los logros alcanzados por sus padres y las terribles consecuencias al vivir bajo el régimen comunista implantado en la isla, situación que marcara al artista hasta el día de hoy.

Es de agradecer que en este material Castro dedique algo de su tiempo -rindiendo algún tipo de homenaje- para hablar acerca de su paso por la Academia San Alejandro, mostrando sus aulas, sus pasillos, sus compañeros, sus profesores, y dentro de estos últimos, en especial mostrarnos a un ser humano que marcara intelectual y artísticamente a todos los que por sus clases de Historia del Arte pasamos, nos referimos a Antonio Alejo, graduado él mismo de la propia institución, imprescindible educador de infinidad de artistas, hombre de extremada educación y cultura obtenidas en instituciones europeas, estadounidenses e hispanoamericanas, figura lamentablemente poco valorada, sumergida como otras muchas en el olvido oficial. De igual manera podríamos apuntar a que el documental le ofrece un merecido tributo de recordación a otro creador: Arturo Cuenca, colega, compañero de estudios, amigo, figura de gran reconocimiento tanto artístico como social, querido por todos quienes tuvieron en algún momento contacto con él y de quien incluso, a través de desarrollo de este material, se muestran imágenes de sus pasos andando por diferentes espacios públicos -evocando igualmente su distintiva inquietud- escenas que formaron parte de un trabajo de Video-Art realizado por Castro un tiempo atrás, el cual tenía por nombre precisamente  "The Wolker". 


Durante aproximadamente 1 hora y 10 minutos de duración, este trabajo nos revela cada una de las etapas por las que el artista ha pasado a través de su trayectoria, lo cual en el caso de su pintura a transitado, en cuanto a la utilización del color se refiere, por el uso del blanco y negro en alguna etapa, el predominio de verdes y azules en otra, alguna mucho más colorida y otra con predominio de los tonos tierras. Con respecto a los temas a tratar, uno acapara la mayor parte de su obra, aunque sin llegar a convertirse en absoluto, no referimos al del exilio, el cual marca al artista de forma profunda. En sus obras dicho tema es procurado mediante imágenes sugerentes en juego con la realidad, donde la imaginación se abre paso por medio de ambientes en los que la magia del absurdo se entremezcla con la de la denuncia política. La figura humana casi siempre presente en sus obras, mostrada a través de un insinuante dibujo de firmes líneas, no estará exenta de cierta sensualidad. Así mismo el rico mundo de la cultura afrocubana se evidencia en su obra otorgándole pertenencia de origen a la misma.

La creación pictórica de Castro, asumida siempre con gran lirismo, evidencia el gran predominio que el dibujo ejerce sobre el color, quedando demostrado en la riqueza que aquel le imprime a la obra en su totalidad, evidenciado por medio de un trazo firme y una poderosa técnica. De la misma forma sus trabajos en muchos casos reflejan el estilo expresionista, que aunque más marcado en su primera etapa, se ha mantenido ocasionalmente en su obra. Por otra, en cuanto a su preocupación temática, no podemos dejar de mencionar que en parte en ella el artista ha indagado en conceptos filosóficos al acudir a antiguos mitos de la cultura griega, los que vincula con la trascendencia y la vida cotidiana del ser humano. El mar con sus seres vivientes, incluidas sugerentes mitológicas sirenas caribeñas, es otro de los temas que recorre la obra de este creador, lo que evidencia su pertenencia insular, aspecto que mucho define a los nacidos en estos lugares geográficos.


Este documental igualmente muestra la inquietud creativa del artista, quien transita no sólo por los caminos de la pintura sino además por los de la cerámica, la escultura, el dibujo, la instalación, el performance, el mural, la fotografía, logrando que en cada uno de estos medios se mantenga presente la cohesión de su lenguaje estilístico y su indiscutible discurso cargado de resonancias políticas. De la misma forma en este recorrido por la obra y vida de Humberto Castro se puede apreciar la efervescencia cultural que vivió la Habana de esa década de los años ochenta del pasado siglo XX, donde los jóvenes creadores, aupados por el acceso a una mayor información de lo que sucedía en el ámbito internacional, producto a cierta aparente apertura social por parte del régimen de la isla, se lanzaron de manera vertiginosa hacia nuevas, insospechadas e inconcebibles propuestas artísticas, las cuales en muchos casos resultaron de total enfrentamiento conceptualmente ideológico y por las que tuvieron que pagar el precio de su arrogancia, hecho que fuera el detonante para que cada uno de ellos fueran buscando escape hacia una libertad de creación y vida que en su lugar de origen le era negada.

Si el objetivo de esta trabajo audiovisual estaba comprometido en mostrar al público la trayectoria artística de Humberto Castro, el documental por sí mismo se convierte en una obra de arte, debido a la manera en que su realizador, Raul Francisco Dorticós, supo plasmar y cohabitar videos ya realizados, fotos, entrevistas y las propias palabras del artista en conversaciones de trabajo entre ambos en la preparación del material, todo ello plasmando en imágenes de una plasticidad y belleza sorprendentes. Resultando esta su primera incursión en el mundo fílmico, Dorticós quien desde temprana edad dirigió su aprendizaje hacia el mundo del arte, transitando primero por el camino de la música hasta llegar al de la fotografía, universo que lo atrapara por completo, se entrega a la búsqueda de diversos rumbos en la expresividad y experimentación del universo fotográfico, como por ejemplo los obtenidos mediante el fotografiar objetos sumergidos en agua, llegando de esta manera a obtener imágenes que ofrecen la connotación de encontrarnos frente a pinturas de estilo impresionista, o también mediante la superposición de objetos para así crear sentido de movimiento e ilusión de una transferencia temporal. Con todo este aval artístico, el fotógrafo con el presente trabajo documental, inicia sus pasos con precisión, búsquedas y belleza en el mundo de la cinematografía, el cual pudiera convertirse en su próximo universo a indagar.


Que el título escogido para darle nombre a este documental haya sido “The Walker”, como hemos señalado al principio de estas líneas, no tendría que resultarnos un hecho insólito, pues el mismo recoge con claridad el constante ímpetu por hacer camino que envuelve la obra de Humberto Castro. De la misma forma agradecemos que dicho repaso a través de su obra, motive la realización de futuros materiales que al igual que este sirvan para resguardar en la memoria el trabajo de todos los artistas cubanos del exilio.



Wilfredo A. Ramos.
Miami, mayo 26, 2025.


Te estoy amando ya en el umbral de la muerte. Uno. (poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.


Uno

Te estoy amando ya en el umbral de la muerte

Te estoy esperando para morir en tu seno como esos animales que deciden dónde quieren morir.

No demores.

Quiero decirte “amor de mi vida”. Pedirte “no me abandones”.

Voy recordando tantas calles, tantas avenidas y trenes que pasamos, tantos aguaceros, montañas, bosques que fuimos amando en el camino.

Tengo la muerte aquí al lado, en la otra mitad de mi cama. Aquí, donde deberías estar tú, está la Muerte.

En el umbral de la muerte quiero proclamarte, avisar en la plaza pública, las redes digitales, los canales de TV, cuánto te amo.

Quiero contar con la gloria de publicar que te amo.

Que hui, que navegué más de 20 años sin brújula

o teniendo de brújula el regreso a la contundencia de tus carnes, al sabor a sal ardida de tu sexo. Y a tu sonrisa, tu sonrisa. Sobre todo tu sonrisa.

Ven. Ámame. Derrama tú también un grito tan romántico; di que sin mí no puedes vivir o que sí podrías pero te sería muy difícil.

Di entonces que cuando la Muerte, dentro de poco, me pase el saldo, dentro de poco, tú continuarás la vida porque únicamente así podrías recordarme.

No demores, te estoy esperando hace más de 20 años, entre la hiel y aquel pétalo de ambos.

No me abandones.

Al llegar, dedícame frases cursis como estas. Di que me amas entre el acero y el pistilo.

Te estoy amando en el umbral de la Muerte.

Sálvame del odio.


Miami, 6 de agosto de 2022, sábado.




1


Ti sto amando sulla soglia della morte.
Ti sto aspettando per morire nel tuo seno come quegli animali che decidono dove vogliono morire.

Non indugiare.
Voglio dirti “amore della mia vita”. Chiederti “non abbandonarmi”.

Ricordo tante strade, viali e treni che abbiamo incrociato, tanti acquazzoni, montagne, boschi che abbiamo amato durante il cammino.
Ho la Morte accanto a me, nell’altra metà del letto. Qui, dove dovresti esserci tu, c’è la Morte.
Alle soglie della Morte voglio proclamare, annunciare sulla pubblica piazza, sulle reti digitali, sui canali televisivi, quanto ti amo.

Voglio contare sulla gloria di pubblicare che ti amo.

Che sono fuggito, che ho navigato per più di 20 anni senza bussola

o avendo come bussola il ritorno alla consistenza della tua carne, al sapore di sale ardente del tuo sesso. E al tuo sorriso. Soprattutto al tuo sorriso.

Vieni. Amami. Diffondi anche tu un grido così romantico; dì che senza me non puoi vivere o che potresti ma sarebbe molto difficile.

Proclama che quando la Morte, tra poco, mi consegnerà il saldo, tra poco, tu continuerai a vivere perché solo così potrai ricordarmi.

Non indugiare, ti sto aspettando da più di 20 anni, tra il fiele e quel petalo di entrambi.

Non abbandonarmi.

Al tuo arrivo, dedicami frasi sdolcinate come queste. Dì che mi ami tra l’acciaio e il pistillo.

Ti sto amando sulla soglia della Morte.

Salvami dall’odio. Dall’odio di



Miami, 6 agosto 2022, sabato.





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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.

En su país natal recibió el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Nacional de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que ya había recibido, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio y el premio Pluma de Oro de Publicaciones Entre Líneas..

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.


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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Memorial Day

Foto/AP
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Memorial Day was officially proclaimed on 5 May 1868 by General John Logan, national commander of the Grand Army of the Republic, in his General Order No. 11, and was first observed on 30 May 1868, when flowers were placed on the graves of Union and Confederate soldiers at Arlington National Cemetery. The first state to officially recognize the holiday was New York in 1873. By 1890 it was recognized by all of the northern states. The South refused to acknowledge the day, honoring their dead on separate days until after World War I (when the holiday changed from honoring just those who died fighting in the Civil War to honoring Americans who died fighting in any war). It is now celebrated in almost every State on the last Monday in May (passed by Congress with the National Holiday Act of 1971 (P.L. 90 - 363) to ensure a three day weekend for Federal holidays), though several southern states have an additional separate day for honoring the Confederate war dead: January 19 in Texas, April 26 in Alabama, Florida, Georgia, and Mississippi; May 10 in South Carolina; and June 3 (Jefferson Davis' birthday) in Louisiana and Tennessee.(read full text at Memorial Day's website)

Sunday, May 25, 2025

Ballet "La Sílfide" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


La Sífide, con coreografía original de Filippo Taglioni, música de Jean Schneitzhöffer, fue estrenada el 12 de marzo de 1832 en la Académie Royale de Musique de Paris. El libreto de Adolphe Nourrit está basado en el relato de Charles Nodier llamado Trilby (o Le Lutin d'Argail), pero modificó el género de los protagonistas: en el cuento eran un duende y la esposa de un pescador, y en el ballet un espíritu femenino del bosque y un agricultor. En la ocasión, el rol de la Sílfide fue interpretado por Marie Taglioni y el de James por Joseph Mazilier.

El 28 de noviembre de 1836, fue nuevamente coreografiada por el danés Auguste Bournonville, con música de Lovenskjöld (ya que no consiguió los derechos de la composición de Schneitzhöffer), para el Royal Danish Ballet, respetando el libreto original, y recibió el nombre de  La Sílfide y el escocés. En el estreno fue interpretada por Lucile Grahn y el propio coreógrafo, en los papeles de la Sílfide y el escocés respectivamente. Esta versión es la que se mantiene en el repertorio del Royal Danish Ballet.

En 1892, Marius Petipa repuso la obra original de Taglioni para el Ballet Imperial, con una variación adicional compuesta por Riccardo Drigo, para la bailarina Varvara Nikitina, que hoy es utilizada en Paquita, Gran Pas Classique por la primera bailarina, interpolada por Anna Pavlova en 1904.

La versión original de Taglioni se perdió al dejar de representarse y pasó al olvido, hasta que Pierre Lacotte pudo recomponer la obra gracias a impresos, notas, dibujos y materiales de archivo de la época, conservado la música de Schneitzhöffer. Si bien se sabe que la coreografía no es la misma, sí se puede asegurar que mantiene el estilo de movimientos de la época. Esta versión fue estrenada en 1972 con una producción para televisión, con Ghislaine Thesmar (la Sílfide) y Michael Denard (James).

Ballet en dos actos

1° acto:

James Ruben espera el amanecer del día de su boda con Effie dormido en un sillón cerca de la chimenea, en su casa-hacienda de Escocia. Aparece una sílfide (o espíritu del bosque) que danza alrededor de su sillón, lo besa, él se despierta abruptamente y ella desaparece. James se enamora de esta mágica criatura pero no logra distinguir si es real o parte de su imaginación, le pregunta a su amigo Gurn si vio algo mientras él dormía. Pero Gurn no vio nada y le recuerda a James que está muy cerca su casamiento con Effie. James descarta el hecho y promete olvidarlo. Llega Effie con su madre y luego sus amigas, James se muestra distraído, cree ver a su sílfide en las sombras. La vieja bruja Madge llega a la fiesta para ofrecer sus bendiciones a la pareja y le lee la fortuna a varios de los invitados; cuando es el turno de Effie le dice que se casará pero no con James, sino con Gurn, quien también está enamorado de ella. James, furioso, la echa de la casa. Cuando Effie, junto a sus amigas, va a vestirse para la boda, James se queda solo en la sala. La sílfide se materializa nuevamente frente a sus ojos y le confiesa su amor. James permanece indiferente al principio pero termina por rendirse ante su etérea belleza y la besa. Gurn, que estuvo espiando en las sombras, lo ha visto todo y corre para contárselo a Effie. Sin embargo, cuando ella, sus amigas y amigos llegan, luego de escuchar la historia de Gurn, la sílfide ha desaparecido. Los invitados creen que Gurn simplemente está celoso y se ríen de él. Todos danzan celebrando la boda, pero la sílfide vuelve a aparecer en el salón, sólo visible para James, interfiriendo en su danza con Effie. Luego, mientras James se mantiene aparte, observando el anillo de bodas que le dará a Effie, la sílfide se lo quita, se lo coloca en su propio dedo y huye al bosque. James sale corriendo rápidamente detrás de ella, los invitados quedan sorprendidos por la súbita partida, Effie rompe en llanto con el corazón destrozado y se refugia en los brazos de su madre. Gurn, aprovecha la oportunidad, y le propone matrimonio.

2° acto:

En la niebla, en la espesura del bosque, Madge se reúne con otras brujas para danzar alrededor del caldero y preparar una poción mágica. Una vez lista, saca un hermoso y mágico chal, Madge lo guarda entre sus ropas y parte. Mientras tanto, James llega al bosque persiguiendo a la sílfide, que le muestra su gracia bailando casi sin tocar el suelo, al igual que sus etéreas hermanas que se suman a la danza. James está disfrutando del divertimento hasta que se queda solo, cuando todas las sílfides vuelan hacia otra parte del bosque. Intenta seguirlas pero no puede alcanzarlas. En ese momento aparece Madge, le muestra el chal y le dice que con él podrá atrapar a la huidiza sílfide y que no podrá volar nunca más. Le da instrucciones de cómo debe colocárselo y se lo entrega. James sale en busca de su sílfide. Cuando se encuentran, ella ve el hermoso chal y se lo pide. Finalmente, James se lo coloca tal como Madge le había dicho. La sílfide, tras perder sus alas, agoniza, le devuelve el anillo y muere en brazos de James. Él se lamenta por la pérdida e increpa a la bruja por lo que hizo. Ella le señala a lo lejos el cortejo nupcial de Effie y Gurn, con lo que la predicción de Madge se concreta. James queda destrozado y solo, ha perdido a sus dos amores, el terrenal y el sobrenatural.






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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Friday, May 23, 2025

"Martina querida". Fragmento de la novela publicada por Ediciones Sequoia, Estados Unidos, 2025. (por Roberto Méndez Martínez)

Agradezco a Roberto Méndez Martínez que comparta, con los lectores de Gaspar, El Lugareño, este fragmento de su más reciente novela. 


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Puerto Príncipe, 8 de agosto de 1851.




Martina querida:

La casa se ha quedado en silencio a mediodía. Papá se ha levantado de la mesa para irse directamente a la Comandancia. Va todos los días a procurar que le permitan entrevistarse otra vez con Adolfo. Habitualmente lo dejan pasar y sentarse en un banco del vestíbulo. Los centinelas y los escribientes se han acostumbrado a verlo allí, lo saludan y le preguntan por la familia, pero ni el Mariscal ni los altos oficiales bajo su mando se preocupan por él. Pasan por su lado como si fuera invisible y si él intenta dirigirse a ellos apresuran el paso y le dicen que espere, que tal vez mañana, cuando concluya el Consejo de Guerra, pero este no concluye…

Yo he venido al patio, al rincón tras el pozo y me he sentado a escribir aquí escondida, sin temor a que el musgo manche mi bata de hilo o las hormigas trepen por mis piernas. No quiero pensar en Adolfito encerrado en el cuartel e interrogado por hombres que buscarán confundirlo con sus preguntas, para que sus respuestas parezcan bien culpables y condenarlo a muerte o encerrarlo por muchos años. Tampoco quiero que otros sepan cuánto me ha afectado la muerte de mi Antonio. Por eso, Martina querida, en vez de escribir de esas cosas, que son las más importantes para mi corazón, prefiero jugar al juego de conocernos. Es como si estuviera frente al espejo, pero la que veo allí no es totalmente yo, o yo no soy exactamente ella, porque cada una vive en su lado y no sabe todo sobre la otra. Por eso voy a contarte mi vida, o las pocas cosas que valen la pena en ella. Así pasa el tiempo y llegan noticias y no enloquezco.


Comienzo por lo más lejano. Mi padre, Simón de Pierra y Ruiz del Canto, natural de La Florida y de profesión militar vino al Príncipe con su regimiento hace un poco más de veinte años y acá conoció a Francisca de Agüero y Arteaga, mi futura madre. La cortejó por breve tiempo y aunque él careciera de bienes de fortuna y su pretendida tuviera una posición más desahogada, le fue concedida su mano y se casaron en el templo consagrado a Nuestra Señora de la Caridad, al cual estaban vinculados los Agüero desde tiempos remotos como benefactores, una fresca mañana de enero de 1829. Desde entonces se establecieron en esta calle del Cristo 9, donde nació su primer hijo, Adolfo, el 11 de octubre de 1829 y yo fui la segunda, pues vi la luz el 3 de febrero de 1833, al día siguiente de la fiesta patronal de La Candelaria, cosa que a casi nadie pareció significativa, salvo a la esclava Narda, mi criandera, que lo recordaba siempre que yo hacía una de mis trastadas. “Esta niña es candela. Como que nació con la señora del fuego sobre su cabeza”. Narda, la pobre, que me alimentó de su pecho porque mamá, siempre enferma, no podía hacerlo y después siguió conmigo, me hizo fuerte con platos que encargaba a la cocinera solo para mí, especialmente carne de res guisada por horas con quimbombó y plátanos maduros, que me daba por cucharaditas mientras me contaba cuentos de los tatas, los negros viejos, como aquél del joven ingenioso que pudo derrotar a la serpiente gigante, no con fuerza sino con astucia, o el otro del dios guerrero que tenía encerrado en su hacha el poder del rayo, pero cuando lo persiguió su rival, otro dios celoso, se escondió entre las mujeres, disfrazado como una más. Ella jugaba conmigo a las escondidas, me peinaba con paciencia infinita, procuraba disimular mis estropicios o intercedía para que el castigo por ellos fuera más leve. Ella sabía cuándo había luna llena, a qué hora cortar cada flor del patio para que durara más y conocía cientos de tisanas y remedios para los males del cuerpo y del alma. Cuando crecí me repetía: “Niña, no te dejes tocar por hombre, porque esa puede ser tu desgracia” y yo no la entendía.

Con las monjas – las Madres Ursulinas- estuve varios años. Entonces me parecían frías y harto severas, hoy creo que si no hubieran sido así no podrían haber educado a tanta muchacha caprichosa, desde las niñas de ciudad llenas de melindres y siempre listas para una alferecía si las contrariaban, hasta las pupilas traídas del campo, con sus ojos desconfiados y a las que casi había que enlazar como terneras para que se disciplinaran. No eran de almíbar las madrecitas pero habían aprendido a ser tenaces, a disimular sus afectos y aversiones y a mantener siempre los ojos secos. Nunca vi una monja llorona. Hay quienes aseguran que recibieron allí tirones de orejas y hasta bofetadas, pero eso nunca lo vi, aunque sí puedo dar fe de que no dejaban pasar ciertas rebeldías: ojos torcidos, muecas, réplicas a destiempo, podían ponerte en un rincón mirando a la pared, el tiempo de rezar cien Avemarías, o traer escritas mil líneas para el día siguiente, lo más extremo era cuando se te aproximaban, con aquel rostro inexpresivo y, sin que se les despeinara un cabello o se les arrugara la toca, te daban un pellizco en el antebrazo, pequeño, furtivo, pero inolvidable. Era peor que el picotazo de un gallo. Supongo que las entrenaban para eso y un pellizco de monja era lo suficientemente persuasivo como para no descuidar los deberes.

Con ellas aprendí esa caligrafía inglesa y la otra, la común redonda, que me salvaron la vida hace pocos días, un poco de aritmética – no saberse de corrido las tablas provocó hartos pellizcos-, algo de dibujo, costura y bordado, sin olvidar las lecciones de Lengua castellana, con sus lecturas ejemplares y las interminables preguntas y respuestas del Catecismo. Lo otro eran las buenas maneras: caminar derecha y con la cabeza alta, y sin embargo, responder a las preguntas de las madres con la mirada baja, sentarse con modestia, con el torso erguido, sin abrir las piernas y con las manos juntas en el regazo. Para todo había maneras establecidas, hasta para matar mosquitos, porque ellas aseguraban que una joven educada no podía eliminar los insectos a manotazos como un carretero, sino que debía esperarse que se posara alguno sobre nosotros y aplastarlo con solo un dedo. Mi padre se reía a carcajadas cuando se enteró de aquello, decía que era imposible capturar a esos bichos de tal forma, pero si uno ponía empeño lo lograba y hasta podía ganar competencias secretas en el aula por el número de bichos ultimados en silencio.


La gente nacía, tenía hijos, se enfermaba y moría, siempre guiada por el calendario de fiestas religiosas. El 6 de enero, Día de Reyes nos íbamos en romería al leprosorio de San Lázaro y el 2 de febrero había misa y procesión al amanecer para celebrar la festividad de la patrona de la Villa. Los vecinos podían asistir o no a estas, pero no olvidarían podar las plantas de su patio para que crecieran más frondosas y cortarse las puntas del cabello las mujeres, por razones semejantes. El 19 de marzo no solo era el santo de los numerosísimos Josés de la familia y la ciudad, sino que la tradición mandaba que se quemara la hierba de los campos, para que brotara otra nueva con las primeras lluvias de primavera. La Semana Santa se celebraba con toda solemnidad y desfilaban entre los templos de La Merced. La Mayor y La Soledad, las procesiones del Santo Sepulcro, la de la Soledad y la del Encuentro el día Pascua. En junio, entre los días de San Juan y San Pedro, cuando ya se había vendido el ganado, había carreras de jinetes, fiestas bajo las enramadas que se colocaban en cada barrio, disfraces y bromas no siempre felices. A fines de agosto comenzaba el novenario de la Virgen de la Caridad y con él, la célebre feria que desplazaba a muchísimas personas a la barriada cercana al templo donde había juegos de azar, rifas y bailes. El 2 de noviembre, Día de fieles difuntos, estaba dedicado a recordar a los muertos, para ello se limpiaban y engalanaban los panteones en el cementerio y las familias pasaban casi todo el día junto a los despojos de aquellos que los habían precedido en el camino a la eternidad. Cuando se marchaban dejaban farolillos encendidos que daban un aire misterioso y extraño al camposanto. El 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción la celebración principal era en La Soledad y después de la procesión de las muchachas solteras en la tarde, se celebraba en cada hogar la Nochebuena Chiquita, que era como un anticipo de la cena mayor del 24 de diciembre, antes de la Misa de Gallo y los villancicos con panderos y matracas… A todo esto habría que sumar otras devociones aquí muy arraigadas como las de San Francisco, Nuestra Señora de los Dolores, Nuestra Señora de la Merced, Santa Ana y San Ramón Nonato, patrono de los niños, las embarazadas y las personas calumniadas. A él habría que rezar mucho por estos días, cuando tanto oprobio cae sobre tío Joaquín y todos los que hemos querido el bien para esta tierra.


La vida acá ha sido y es bastante rústica y aunque hay gente próspera, no hay la costumbre de llamar la atención sobre sus riquezas. Las casas de los vecinos principales son amplias, pero la mayoría de sus fachadas son semejantes, pocas resaltan del conjunto y casi ninguna puede ser llamada con justicia palacio, como cuentan algunos jóvenes que han sido enviados a estudiar a La Habana que allá abundan, ni teatro que merezca el nombre de tal y solo en años recientes se han fundado algunas sociedades de recreo en las mismas casas que habitualmente tienen corta vida.

Tengo algunos recuerdos muy lejanos, el más antiguo ocurre en la villa de Trinidad, donde vivimos entre 1835 y 1837, porque el regimiento de papá había sido destacado allá. Nada recuerdo del paisaje, ni siquiera de la casa donde vivíamos, apenas tengo una imagen dolorosa, aunque mamá asegura que no puedo recordar eso porque era demasiado pequeña. Estoy en el zaguán con Narda y ella me dice que viene papá, yo logro zafarme de su mano y corro a abrazarlo, paso el umbral, pero la calle está empedrada con cantos desiguales y disparejos y antes de llegar a donde él estaba, tropecé, caí y me lastimé la rodilla. Mi nana voló a socorrerme, pero él me alzó del suelo y me entró en brazos en la casa, mientras procuraba consolarme. En realidad ninguno de los adultos recuerda tal cosa, quizá porque para ellos no tuvo demasiada importancia, pero yo puedo asegurar que puedo describirlo al detalle como si hubiera sucedido ayer.

El segundo recuerdo es posterior. Un 6 de enero nos fuimos, como era costumbre, a la romería de San Lázaro. Ese día nos levantábamos antes de amanecer e íbamos en coche por la calle Santa Ana, hasta pasar el puente sobre el río Tínima y allí estaba el leprosorio. Mi familia llegaba muy temprano, a diferencia de otras, porque mamá era insistía en entregar temprano la cesta con provisiones para los asilados, que dejábamos en el atrio de la capilla y entrábamos a escuchar la misa. Quizá esto ocurrió hacia 1840, porque yo estaría a punto de cumplir siete años. Como el templo estaba de bote en bote, mamá y papá nos acomodaron a Adolfo y a mí en un sitio y ellos en otro cercano. Nana no estaba en esta ocasión. Hacía calor, aunque fuera invierno, por la multitud abarrotada y la ceremonia resultaba larga y aburrida, de modo que, pasados unos minutos, me escurrí sin que Adolfo se diera cuenta, salí de la capilla y comencé a vagar. Yo había oído en casa que ese hospital había sido edificado por un fraile de San Francisco que era un santo, tanto que ni siquiera tocaba con sus manos el dinero de las limosnas y dormía por las noches sobre unas tablas y teniendo como almohada un simple ladrillo. Ese ejemplar varón había fallecido al año siguiente de mi nacimiento, pero se conservaba su celda, visitada con devoción por los peregrinos y yo quería ver con mis propios ojos aquel rústico lecho. En vez de preguntar, crucé el amplio patio y llegué a una galería que caminé casi hasta su extremo, busqué a alguien que me inspirara confianza para preguntarle, pero vine casi a tropezar con un hombre y una mujer vestidos con ropas muy rústicas, su piel me parece que era de un blanco rojizo pero moteada de manchas y dos detalles me impresionaron vivamente: el hombre, en vez de nariz, tenía apenas un par de agujeros, mientras que a la mujer le faltaba toda una oreja y casi la mitad de otra. Sentí pánico y ni siquiera atiné a regresar sobre mis pasos, sencillamente comencé a gritar. Entonces apareció junto a mí una vieja enlutada y con mantilla, de esas que siempre han poblado las sacristías del Príncipe. Tiempo después supe que era una de las solteronas Betancourt de la calle San Pablo, que era benefactora del asilo. Ella me tomó del brazo y me dijo con sequedad algo así como: “Niña, no puedes estar aquí. ¿Quiénes son tus padres y dónde están”. Respondí ambas cosas entre sollozos y ella me acompañó hasta el atrio. La misa había concluido y mis padres indagaban con sus conocidos si me habían visto pasar. Cuando mamá me divisó, atinó a frenar uno de esos ataques de nervios que le daban con frecuencia, dio las gracias a la anciana y tuvo que escuchar con paciencia las quejas de esta, porque aquel no era sitio para dejar a los niños sueltos y que romería no quería decir desorden… Adolfito se reía, a pesar de que lo habían regañado por no saber vigilarme y me pedía que fuera a mostrarle al hombre sin nariz. Mamá cambió su registro dramático por otro malhumorado. “Simón, a esta niña hay que ponerla en un cepo para que aprenda a comportarse”. Y papá, como era frecuente, me miraba y no decía nada, para tratar de abreviar aquella escena, que ya era pasto de los mirones.

Mi vida era por entonces la de cualquier muchacha: ir al colegio, hacer deberes en la casa y una que otra diablura como desatar una chiva lechera de su pesebre y encerrarla en el cuarto de mis padres, donde estos la hallaron a la hora de la siesta, cuando ya había dado cuenta de parte de una sobrecama de encajes que formaba parte de la dote matrimonial y del ruedo de un vestido de domingo. Esa vez ni la Narda pudo librarme de los azotes y del largo período de reclusión en mi cuarto.







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Roberto Méndez Martínez (Camagüey, 1958). Poeta, novelista y ensayista. Tiene publicado medio centenar de volúmenes, que incluyen libros de poesía, novelas, ensayos literarios e históricos, así como textos críticos sobre arte y literatura. Ha dado a la luz las novelas: Variaciones de Jeremías Sullivan (Letras Cubanas, 1999), Callejón del infierno (Letras Cubanas, 2010), Ritual del necio (Premio Alejo Carpentier 2011, Letras Cubanas, 2011), Música nocturna para un hereje (Premio Ítalo Calvino 2014, Ediciones Unión, 2015), El fuego de Ruán llueve sobre La Habana (Editorial Letras Cubanas, 2016), Y después de este destierro (Ediciones Universal, 2023) y Martina querida (Ediciones Sequoia, 2025). Actualmente reside en Extremadura, España.

Las siete etapas del matrimonio (por Cecilia Alegria, La Dra. Amor)

Nota del blog: Espacio semanal de Cecilia Alegría, La Dra. Amor, dedicado al amor de pareja.


Cuando dos personas deciden contraer matrimonio suelen tomar una decisión tan importante instalados en el cuarto de la fascinación mutua, que pertenece a la primera etapa de la relación de pareja. Pero conforme pasa el tiempo, y sobre todo después de que se van a vivir juntos y llegan los hijos, la misma persona que antes miraba a su pareja con ojos de carnero degollado, ahora se pregunta si se le acabó el amor.

La confusión estriba en la falta de conocimiento de lo que el amor de pareja es en realidad. No es algo estático. Por el contrario, es una vivencia que se transforma para bien o para mal, dependiendo de cómo se sobrelleven las etapas que voy a mencionar a continuación.

¿En cuál se encuentran ustedes ahora?

1. Enamoramiento

Es la fase de la luna de miel. Todo es color de rosa. En esta etapa la química de la relación es tan fuerte que se idealizan y no logran ver los defectos ajenos, sobre todo si tienen relaciones sexuales y el sexo es bueno. Es aquí donde la famosa frase “el amor es ciego” cobra sentido.

2. Amistad/conocimiento

Si la pareja inició la relación a partir de la química establecida entre dos desconocidos (que tal vez les hizo creer en el “amor a primera vista”), el tiempo los llevará a conocerse mejor y a sentar las bases de una amistad sólida (si son lo suficientemente inteligentes). Pero en la medida en que se conocen, los defectos que antes no se percibían ahora se ven con toda claridad.

3. Conflicto y crisis interna

En esta etapa, cuando los defectos del otro ya saltan a simple vista, los conflictos se originan por una crisis interna. Ahora que se quitaron las anteojeras, se preguntan: “Acaso me cambiaron a la persona de la que me enamoré?” y la decepción entra a tallar con todas sus secuelas.

Es aquí donde aparece la tendencia a “echarle la culpa al otro” por los problemas que se viven, la tendencia a querer “tener la razón” y “la última palabra” en las discusiones, para “ganarlas”.

4. Sociedad/negociación

Esta fase puede darse al mismo tiempo que la segunda y la tercera. 

Supone aprender a manejar las finanzas como “socios”, sobre todo cuando llegan los hijos.

La negociación sobre asuntos económicos puede fortalecer la relación de pareja, si se discute civilizada y maduramente, o puede arruinar aún más una relación que ya se presenta como disfuncional.

5. Crisis externas

Se refiere a crisis producidas por factores externos que pueden repercutir negativamente en la pareja, aunque en algunos casos la unen más.

El desempleo de uno o de los dos, la enfermedad de uno de ellos o de uno de los hijos, la mudanza de ciudad o país, el fallecimiento de un familiar cercano, o un alto nivel de estrés producido por exceso de trabajo.

Si cada uno de ellos decide enfrentar la crisis externa como una oportunidad en vez de como una amenaza, las posibilidades de salir fortalecidos de la prueba serán altas.

6. Nido vacío

Los hijos se van y la pareja se queda sola. La casa parece demasiado grande. Ya no hay temas de conversación cotidianos. Se miran a los ojos y reconocen que han terminado convirtiéndose en dos extraños que solamente se dedicaron a los hijos y descuidaron la relación. Pero nunca es demasiado tarde para rectificar rumbo. Esta etapa les brinda la oportunidad de regresar al enamoramiento inicial, si recrean todo aquello que hicieron en el tiempo en que “se les caía la baba”.

7. Trascendencia

Si llegan a celebrar las bodas de oro, después de 50 años de avances y retrocesos, y todavía se siguen amando, pueden dar gracias a Dios porque lo que ustedes tienen es un tesoro. Ustedes son el mejor de los ejemplos para sus hijos, quienes imitarán lo que hicieron para tener un matrimonio feliz. Han trascendido. Han ganado la batalla. Y ahora se aman tanto que hasta se parecen, y si uno muere primero, el otro lo seguirá poco tiempo después, para trascender la materia y la experiencia terrenal y amarse entonces para toda la eternidad.




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Del Amor Tóxico 
al Amor Extraordinario (2022)




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Para consejería de pareja, contacta a La Dra. Amor por Whatsapp al 1 305 332 1170.



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Cecilia Alegría, La Dra. Amor (www.ladoctoraamor.com):

Consejera de Parejas, Love and Life Coach, Conferencista Internacional, Periodista y Conductora de Radio y TV. Destaca en los Latinos en Miami dando consejos sobre cómo triunfar en el terreno amoroso y ayudando a miles de parejas a resolver sus problemas. Forma parte del grupo fundador de profesores del programa Universidad de la Familia.

Ha publicado doce libros entre los que se encuentran: Comunicación Afectiva=Comunicación Afectiva (Espasa Calpe, España, 2000). 120 preguntas y respuestas para ser mejores personas (Editorial Norma, Colombia, 2004), No hay amor más grande (Editorial Aragón, USA, 2012), Amando un Día a la Vez (Ediciones Varona, U.S.A. 2015), Al rescate de tu comunicación de pareja (Ediciones Varona, USA 2017), Sexo Sagrado y Lazos del Alma (Indie Publishingnbsp, 2018), Alessia (Book Master Corp. 2019), El Poder del Amor Grape: como restaurar tu matrimonio después de una infidelidad (2021). Amanecer con Dios (2021), Del Amor Tóxico al Amor Extraordinario (2022). El continuo aprendizaje de la felicidad (Editorial El Shaddai,  2023). La Caridad empieza por la casa (2024).
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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