Wednesday, April 17, 2024

"Loyka Froyka": Emilia Bernal rememora sus primeros años en Puerto Príncipe. (por Carlos A. Peón-Casas)


Una interesante rememoración biográfica y anecdótica de la conocida poetisa camagüeyana, lo constituye está bien condimentada crónica.

Más que nada la recorren los matices más singulares de sus experiencias de primera niñez y temprana juventud en la ciudad de entre ríos que habitó junto a su familia.

Desde su memoria se nos presentan los paisajes de aquel Camagüey de entreguerras, y el de los minutos aciagos de la contienda del 95, incluyendo el azaroso exilio de su familia en tierras dominicanas, y la vuelta a la patria para ver el final de la contienda bélica y la consiguiente ocupación norteamericana en la ciudad agramontina.

La historia familiar de la familia de los Bernal y los Agüero de donde provenían los ancestros de la que fuera conocida poetisa, se nos presentan desde la mención de sus padres: un reconocido periodista y una poetisa y maestra.

Por el lado de su padre la progenie alcanzaba al primer Bernal que procedente de La Española había venido a instalarse en la ciudad como Oidor de la Audiencia establecida en la ciudad a principios del XIX. Por el de su madre, al conocido poeta que todos conocían con el seudónimo de El Solitario.

Emilia había nacido en Nuevitas pero habitó la ciudad desde los pocos meses de nacida cuando la familia retornó a la ciudad y fue bautizada en la Parroquial Mayor.

La infancia más o menos feliz discurrió por períodos más o menos dilatados entre la casona familiar del callejón de Tío Perico, y alguna que otra incursión por los poblados de Las Minas y Altagracia.

La sordera de su padre quien además del oficio literario había sido entrenado en los secretos del mundo pictórico en la Academia de San Fernando en Madrid, los mantenía en lugar de “extramuros” y al hogar solo concurrían esporádicos y muy selectos visitantes

Hay descripciones muy felices de aquel entorno del Príncipe secular que el lector agradece por los pormenores que se nos regalan:
Diez y ocho leguas por el Norte, y otras tantas por el Sur, está el Camagüey lejos del mar, y ese pueblo metido en el corazón de la tierra, un solo corazón tenía. Sus latidos, recios, serenos, no se daban mas que para la grandeza y el honor.  
La patria fué su más puro y ferviente ideal, y de allí son los primeros mártires que le ofrecieron sus vidas.
La muy niña Emilia vivió junto a su progenitora experiencias exultantes en sus labores de maestra itinerante por los paisajes campestres del otrora Camagüey una vez en el entonces próspero poblado de Las Minas o en el de Altagracia ya citados, donde fueran necesarios sus concursos de maestra.
Habiendo escuela en mi casa, jamás concurrí a ella con obligación, sino cuando quería. Al albor, con las calles llenas de neblina, por aquel camino que iba a la casa, veía yo allegarse las niñas del pueblo a ella. Entonces yo iniciaba mi desfile... Cogía un cesto de guano desflecado, un sombrero viejo, una lata herrumbrosa, cualquier vasija que hallara al paso, un largo hilo con un alfiler amarrado a la punta y migajas de pan de mi desayuno, y me iba a mi oficio
...

El mediodía durante el cual era más fácil retenerme en la casa, lo pasaba haciendo bellaquerías a las alumnas del colegio. 
...

Mi madre, a veces, no podía evitarlo, y también se reía, otras me regañaba incomodada, otras me ponía en penitencia; pero en seguida una niña mayor o un grupo de alumnas venían a servirme de madrinas y se acababa el castigo.
En este último poblado una casi adolescente Emilia sufrió los avatares inenarrables de la guerra cuando el susodicho poblado fuera tomado por las fuerzas del General Gómez y luego reducido a cenizas. Sus descripciones sobre el suceso son harto elocuentes:
La invasión de una chillería estruendosa y polifónica que lo llenaba todo, como antes lo llenó el estampido de los fusiles, y entre ella algún claro, estentóreo grito, ardiente y loco, de "¡Viva Cuba libre!" 

Más confiados a ésto, y por los repetidos toques y llamadas que se hacían a la puerta de nuestro bohío, lo abrimos, todavía descalzos y mal vestidos, tal como nos habíamos lanzado de la cama al suelo cuando empezó el combate. 

¿Para qué nos llamaban...? Pidieron que saliésemos de nuestra casa enseguida para incendiarla... Salimos, pues, como estábamos, porque nos apremiaban para que la abandonásemos. 

¡Aspecto inolvidable el de Altagracia! Encendida toda, ella iluminaba el cielo hasta el mismo cenit azul, con su luz roja y magnífica. Tal como el hombre atormentado por el dolor eleva la llama purísima de su alma al infinito, con anhelo de altura y de comprensión, así Altagracia, después de la tragedia de sangre llameaba como lámpara espiritual, ambiciosa de la consagración épica. 

Salimos así, con los pies descalzos y el cuerpo mal cubierto. Vimos la luz de nuestra casa que ya ardía. En la llanura vecina nos detuvimos para darle los últimos adioses entre lágrimas y turbación y emprendimos el camino en ringlera errante, cabizbajos y tristes, a ocultarnos dentro del bosque espeso, todos los que entonces éramos, todos los que ya se han ido: padre, madre, hermanos... y anduvimos... anduvimos...
De allí por la vía de Nuevitas vinieron los días aciagos del exilio en tierras de Republica Dominicana, de donde era oriunda la familia de su padre, y donde el relato de la aún adolescente se llena de casi inebarrables resonancias. Las inevitables estrecheces económicas que fueron su pan de cada día, se nos matizan con suficiente crudeza en el bien contado relato de la entonces adolescente.
Llegamos. Casi todos los compañeros de viaje, ricos, o bastante bien acomodados de fortuna, se fueron a los hoteles de la hospitalaria capital dominicana. Nosotros, pobres, nos fuimos a vivir a una casita vieja, toda rota, que acababan de dejar unos emigrados cubanos para trasladarse a otra en mejores condiciones. 

Esta casita, a pesar de pobre y destartalada, era un hallazgo. Fué una suerte conseguirla. Nos la ofrecieron, en el mismo muelle, al desembarcar, y allá fuimos, después de haber tomado un frugal almuerzo en un restaurante de mala facha. 

Ya en el albergue, al observar los buenos vecinos que se demoraba el equipaje, nos enviaron algunas cosas indispensables: una silla, un balance, un jarro con agua, algún vaso para beber... 

Por fin, muy tarde, apareció el carro de equipajes, que nos traía solamente dos baúles, ofreciendo el carrero que a la mañana siguiente serían traídos los demás. 

Hay muchas noches en mi vida que llevo clavadas como puñales en el corazón; noches cuyo sólo recuerdo me trastorna y convierte mi cerebro en un haz de llamas... Esta primer noche que dormimos en Santo Domingo es una de ellas... 
La vuelta a la tierra prócer un poco antes del fin de las hostilidades, para sufrir entonces el flagelo de la temible reconcentración de Weyler, y de la conocida intervención de las tropas norteamericanas en el conflicto cubano español, se nos narran con particulares matices que dotan a este relato de una singularidad y detalles de los que pocas veces logramos tener otras referencias con tanto nivel historiográfico y vivencial.
El período más desgarrador de la miseria cubana había llegado con la reconcentración de los campesinos instituída por el capitán general Valeriano Weyler. El Weyler famoso, que tuvo la descomunal manera de mostrar su patriotismo asumiendo la responsabilidad del fracaso español. Sí, porque no solamente se es patriota dando gloria a la patria en los días floridos, sino también en los momentos críticos de ella haciéndose responsable ante la historia de fracasos con cuya culpa nadie quiere cargar. 

En los centros de población se hacinaban los desgraciados que los ejércitos traían prisione-ros del campo, y allí, en calles y plazas, agrupados, sin techo y sin pan, se consumían de hambre y de enfermedad. 
El cierre del libro coincide con el deceso de su madre en tierras nueviteras donde en pleno período de ocupación norteamericana había querido asumir su oficio de maestra a pesar de la temible enfermedad, la tuberculosis, que la aquejó desde muy joven y fue un constante sufrimiento para la narradora.

El libro aunque editado en España fue obra íntegramente escrita en Nueva York por Emilia Bernal en el año 1919.

A no dudarse es una obra narrativa de altos quilates y mejor factura, para nada menor entre su su conocida y mejor valorada impronta poética, a la que dedicó primordialmente, sus cuidados, y por la que mejor la conocemos. Sirva este mínimo acercamiento como merecido y oportuno destaque.

En Miami, Abril 12, 2024.


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Ver en el blog:

Monday, April 15, 2024

Respuesta a una carta enviada por Lucía Romero 22 años después (por Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.



Respuesta a una carta enviada por Lucía Romero 22 años después



Logré que en el parque de Gabriel Mancera y Eje 7 aquel coro de niñas nos cantara
ese himno donde todos los adioses de la tierra se anulaban, mientras
nos ofrecían los pájaros y sus nidos, los árboles
del parque

Una mañana sembré magnolias para ti en las 195 estaciones
del metro de la Ciudad de México

Conseguí que el mar nos arrullara en la avenida Juárez

Una tarde la iglesia de la avenida Revolución cantó misa solo para nosotros dos

En la Plaza de Coyoacán armé un óvalo de fuego para alumbrar
aquella triste noche tuya

Bajo el aguanieve corté en el Ajusco las flores más hermosas para ti

Hice que las jacarandas de la ciudad florecieran en noviembre,
como tú querías

Proclamé que las colonias Narvarte, la Del Valle, la Condesa, Alfonso
XIII mostraran en las aceras el fulgor de tus pasos,
en cada umbral tu luz, tu sonrisa
en cada casa

Conseguí que el sabor de tu boca extinguiera
el pavor de los cerros

Logré un edicto para que esa mañana la ciudad toda se hiciera a un lado para
que pasáramos tú y yo

Y ya no pude más.


Miami, 17 de febrero de 2024



Risposta a una lettera inviata da Lucía Romero 22 anni dopo


Ho fatto sì che nel parco Gabriel Mancera e Eje 7 un coro di bimbe ci cantasse
quell’inno in cui tutti gli addii della terra si annullano, mentre
ci offrivano gli uccelli e i loro nidi, gli alberi
del parco

Una mattina ho piantato magnolie per te nelle 195 stazioni
della metropolitana di Città del Messico

Ho fatto in modo che il mare ci cullasse nell’Avenida Juárez

Una sera la chiesa di viale Revolución ha cantato una messa solo per noi due

Nella Piazza Coyoacán ho allestito un ovale di fuoco per illuminare
quella tua triste notte

Sotto il nevischio ho tagliato nell'Ajusco i fiori più belli per te
Ho fatto in modo che le jacarande della città fiorissero in novembre,
come volevi tu

Ho proclamato che i quartieri Narvarte, Del Valle, Condesa, Alfonso XIII
mostrassero sui marciapiedi lo splendore dei tuoi passi,
in ogni soglia la tua luce, il tuo sorriso
in ogni casa

Ho fatto in modo che il sapore della tua bocca estinguesse
il timore delle alture

Ho ottenuto un editto affinché quella mattina tutta la città si facesse da parte
per lasciar passare me e te

E non riuscivo più a sopportarlo.


Miami, 17 febbraio 2024




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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 19 de agosto de 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.

En su país natal le fue otorgado el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Premio de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que, en 1983, le fuera concedida a su libro de cuentos En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio.

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que, como otros de sus libros, ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son.

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Sunday, April 14, 2024

Pierina Legnani (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.



Pierina Legnani nació en Milán (Italia) el 1 de octubre de 1868. Comenzó su formación en danza a los 7 años en su ciudad natal con Catarina Beretta. Luego de estudiar durante un año, ingresó a la Escuela de Ballet de La Scala, donde continuó sus estudios durante los siguientes 10 años. En su último año de curso, actuó como suplente de la Prima Ballerina Maria Giuri, y luego ingresó a la Compañía. 


Tras su éxito en el ballet de La Sacala, en 1890, actuó como primera bailarina en la obra “Salandra” de Eugenio Casati, en el Teatro Alhambra de Londres. En 1892 fue nombrada primera bailarina en La Scala y, unos meses después, se mudó a San Petersburgo. El 17 de diciembre de 1893 debutó en el Ballet Imperial interpretando el rol principal de “Cenicienta” de Marius Petipa, Lev Ivanov y Enrico Cecchetti. Público y crítica quedaron deslumbrados por su virtuosismo técnico y su interpretación. Lo que más llamó la atención fueron los famosos 32 rond de jambe fouette que realizó sin moverse de su lugar, al final del ballet. Algunas fuentes aseguran que no fueron 32 los giros, sino que fue tal el asombro que generó en la platea que tuvo que repetir dos veces la secuencia de 16 fouettes y de allí el número mágico de 32 que hasta hoy en día se sostiene como demostración de habilidad técnica. Lo que sí queda claro es que superó a su compatriota, Emma Bessone, quien había realizado 14 fouettes en “The Haarlem Tulip”, de Ivanov, en 1887.


A poco de su debut con el Ballet Imperial, Petipa quedó encandilado con la danza de Pierina y la nombró Prima Ballerina Assoluta, máximo honor que una bailarina puede recibir y fue Legnani quien obtuvo el título por primera vez. Petipa creó para ella los roles principales de Odette y Odile en el “El lago de los cisnes” (1895), la Perla Blanca en “The Pearl” (1896), Ysaure de Renoualle en “Bluebeard” (1896), Teresa en “The Cavalry Halt” (1896), y el rol de Raymonda del ballet homónimo (1898). La última presentación que realizó junto al Ballet Imperial en el Teatro Mariinsky fue en enero de 1901 donde protagonizó “La Camargo”, de Petipa. 


En los años que siguieron hasta 1910 realizó funciones como bailarina invitada en diferentes ciudades europeas, ente ellas Londres, Madrid y París. Luego se retiró de los escenarios y se instaló en su casa de Lago de Como, en el norte de Italia. Integró también el consejo examinador de la Escuela de Ballet de La Scala, junto a Enrico Cecchetti y Virginia Zucchi. 


Pierina Legnani, bailarina de inusual dominio técnico y gran refinamiento, falleció a los 62 años de edad, el 15 de noviembre de 1930. Sus restos descansan en el cementerio de Pognara Lario, en el Lago de Como.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Wednesday, April 10, 2024

En la primaria aprendí a dejar propina.



"No tengo cambio", díjome el barbero cuando le di el peso. Costaba 80 centavos el pelado.

Todo los días, al regreso de la escuela, pasaba por mi peseta. Un día llegué feliz con el tardío vuelto. Al contarle a mi mamá, me hizo regresar de inmediato, pedir disculpas y devolver la moneda. (JEM)



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En esa época me pelaba, en Hermanos Agüero esq. Lugareño. con los hermanos Capdevila, Alfonso y Roberto. Luego seguí con Roberto en su casa, frente a la Escuela de Ballet.

Le siguió Darwin, en su casa, a veces Giober, en el Salón Modelo (Estrada Palma frente a Lope Recio, Panchito, en su casa, y por último con Pepe, en Cisneros, between Academia de Ajedrez y Casa de la Trova, frente al Parque Agramonte. (JEM)

Hombre que mira con pasión desbordada al Sudeste… (por Carlos A. Peón-Casas)


Me acuerdo ahora, en el aquí de esta coordenada del southwest miamense del filme Un hombre mirando al sudeste, de Eliseo Subiela.         

Lo vi con pasión también desbordada en su minuto en aquella sala oscura del Casablanca de la ciudad de antaño, que dicho y sea de paso ya no existe con la magia que tuvo y pudo mantener acaso para que nuestros hijos pudieran acabar disfrutándola alguna vez… como tampoco existe en triste e inexorable circunstancia, aquella ciudad que habitamos alguna vez: príncipeña y principesca, dejada atrás por décadas innominadas, con lágrimas y suspiros….

Aquel filme hoy me recorre la piel mientras desde mi humilde espacio miamense, oteo con ganas infinitas hacia el espacio geográfico de mi ciudad y mi gente… de allá espero en salvífica andanada a los que amo y añoro a mi lado.

Un año y un día después de mi llegada a estas playas esta rememoración se me hace imprescindible.

Lleva el latido insomne de mis primeras 366 jornadas, el ya tan clásico año y un día… el mismo que ha sido vivencia para los cubanos que ya por casi seis décadas, tienen en privilegiada condición, y como meta primaria en esta tierra no tan lejana en su carácter geográfico, pero inexorablemente no nuestra, aunque sea salvadora e indefectiblemente, de promisión y esperanzas.

Mirar hoy al sudeste me reconforta y me devuelve a la conexión imprescindible con aquel cordón de umbilical de salvífica prestancia.

La fe que profeso en un Dios providente en el que me enseñó a creer mi abuela Emilia, me acompaña y me conforta.

Desde esta orilla y en este minuto en que doy gracias y me lleno de nuevas esperanzas, pido a Dios, con humilde y benevolente afán, que salve a Cuba, con los bellos e inspirados versos de aquel bellísimo himno, que musicalizó Félix Rafols, vecino del Camagüey ancestral, quien le dio realce con su música y su vida, y clamó a la Madre del Cielo, a nuestra Cachita con ardoroso afán:
No abandones ¡oh! Madre, a tus hijos,
salva a Cuba de llantos y afán,
y tu nombre será nuestro escudo,
nuestro amparo, tus gracias serán.(1)



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1. Fragmento del Himno a la Virgen de la Caridad del Cobre. Texto P. Juan José Roberes. Música  Félix Rafols. Ver Himno a la Virgen de la Caridad del Cobre (autor P. Juan José Roberes. Año 1912)


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Fragmento de Un hombre mirando al Sudeste.
Dir. Eliseo Subiela. Argentina 1986

Tuesday, April 9, 2024

“Siempre mañana (simulacro ingenuo)"... teatro incómodo. (por Wilfredo A. Ramos)


Existe en nuestra ciudad de Miami, desde hace poco más de quince años, un espacio dedicado a promover la cultura y el arte en su totalidad, donde la música, el teatro, la danza, la literatura, las artes plásticas, pero sobre donde el teatro encuentran un lugar donde presentarse con todo el apoyo necesario, abriendo sus puertas a una gran variedad de artistas no solo locales, todo ello coordinado con sumo cuidado bajo el amparo de Artefactus Cultural Project, institución no lucrativa que tiene como objetivo promover la diversidad cultural de la comunidad hispanoparlante en nuestro ámbito social, la cual tiene como director a Eddy Díaz Souza y productor general Carlos Arteaga.

Como espacio de presentaciones teatrales, son muchas las excelentes puestas en escena que han desfilado por el mismo, obras llegadas lo mismo desde otras partes del país como de otros continentes, han dejado sus huellas en sus tablas, para disfrute de los amantes del teatro en esta ciudad. Hablar de teatro en Artefactus es sin duda alguna sinónimo de calidad artística.


Partiendo de la anterior premisa, es que nos atrevemos a afirmar que la reciente subida a las tablas en este escenario, de la obra “Siempre mañana”, la cual contó con la autoría y dirección del propio Souza, teniendo de intérpretes a Simone Balmaseda, Anthony Lo Russo y Eric Becerra, resultó una muestra más del buen teatro que se acostumbra a ver en dicha sala.

Esta obra, la cual fuera escrita durante el 2020, tuvo su estreno en junio del pasado año bajo el título de “Mirame y no me toques”, dentro del marco del Queer Showcase, que organiza el propia Artefactus, con los mismos actores integrando su elenco.


En este nuevo texto dramático, su autor regresa a temas que forman parte de sus preocupaciones existenciales, pero que de la misma manera tendrían que serlo de todos los seres humanos que habitamos actualmente en este tan complicado mundo. La atmósfera que se respira en la obra va a resultar pesada, de encierro, desbordando el sentido claustrofóbico desde el escenario e invadiendo al público en la platea.

Dicha pieza apuesta por el desarrollo de emociones que despertarán sobre el espectador recientes recuerdos de aquella aterradora situación vivida por todos hace apenas poco más de un par de años, cuando las autoridades políticas mundiales nos encerraron en nuestras casas, coartando de manera dictatorial nuestros más elementales derechos ciudadanos -hasta el de hablar- so pena de ser castigados severamente, bajo el siempre dudoso pretexto de una determinada protección a nuestra salud; perfecto actuar que nos trajo a las mentes las distopías mostradas magistralmente por el escritor Eric Blair, más conocido por el seudónimo de George Orwell, en su premonitora obra “1984”, desde un algo lejano año de 1949.


Para sumergirnos en este ambiente, la acción se desenvolverá dentro de la intimidad de la vida de una pareja formada por Ray o Raimundo y Willy, escritor de cierta edad el primero, joven más interesado en disfrutar de la vida el segundo, quienes a través de la obra mantienen un cierto extraño diálogo sobre determinados momentos de sus vidas cotidianas, que pueden poner en alerta al espectador avispado de que algo no ha anda del todo bien con lo que tiene ante sus ojos.


A este dúo varonil se le agrega la presencia de una enfermera que es la encargada de venir diariamente a dicho departamento para velar que el personaje del escritor se tome un medicamento. Ese personaje femenino, el cual va a tomar gran valor simbólico dentro del desarrollo dramático, representará el poder gubernamental omnipresente que se introduce en las casas, que dirige las acciones y determina las decisiones de las personas, imponiéndose y coaccionando el libre albedrío del ser humano.

El argumento se encuentra lleno de alegorías, símbolos y lúgubres advertencias del rumbo que se encuentra tomando la sociedad actual, sometida a la fuerte presión del globalismo mundial y de todo aquello que de esta manipulación socio-económica-politica se deriva.

Con este texto, Souza entra de lleno -manejando hábilmente su acostumbrada visión artística- en el plano de la denuncia social, por lo que estamos en presencia de un espectáculo cuyo interés principal va a estar, sin ningún tipo de duda, en la fuerte carga de actualidad social que el mismo presenta.

El autor presenta su discurso mediante la utilización de diálogos los cuales comparten elementos de lo estrafalario, hilarante o absurdo, pero que van a estar inmersos en un profundo contexto de humanidad...


Una obra teatral de este tipo ciertamente podría ser recibida como un teatro incómodo para un tipo de posibles espectadores casuales, que solo ven el escenario como un lugar para el entretenimiento y diversión, lamentablemente para ellos, este no es el caso, por lo cual resulta muy plausible el empeño de Díaz Souza en no cejar, luchando por ofrecer espectáculos que nos obligue a poner en acción nuestro cerebro, reaccionando y tomando parte de lo que vemos sobre el escenario, sin dejar por cierto de disfrutarlos estéticamente.


Si hay algo que nos vemos precisados a señalar sobre la puesta y tiene que ver con la concepción utilizada para la construcción de los personajes de la pareja sentimental conformada por ambos hombres, la cual es planteada desde la misma manera arquetípica con la que regularmente es reflejado el hombre homosexual, como si tal fuera la única manera de expresión de estas personas, aspecto este que se repite en otras obras llevadas a escena por dicho director-autor.


En cuanto al trabajo de los tres actores que integran el elenco, hay que destacar el magnífico desempeño de Simone Balmaseda en el rol de la enfermera, debido a que el mismo va a marcar al mismo tiempo el elemento de absurdo como el de denuncia social en la obra, obligando a la actriz a construir un personaje fuerte, pero con matices marcados de comedia, difícil de definir en su totalidad. Balmaseda, de la que conocemos sus andaduras sobre los escenarios desde sus inicios, ha ido convirtiéndose en una actriz madura, adaptándose por igual a los distintos géneros dramáticos con los cuales se enfrenta, sabiendo adecuar el tono a la comedia, al drama, al teatro para niños.


Respecto a Anthony Lo Russo y Eric Becerra, ambos actores encuentran un buen acoplamiento a sus respectivos personajes, manteniendo en todo momento la necesaria interrelación entre ambos, así como la proyección de los mismos.

Algo que nos resultó innecesario y hasta incómodo fue la cantidad de veces que estos dos actores se ven precisados a cambiar de vestuario, lo que sin duda alguna complica sus trabajos sin motivo alguno, así como nos pareció inapropiado el tipo de ropa con que estos dos actores usan, la cual, con tanto brillo y transparencias era más propia de pasarela de discoteca, no teniendo que ver en lo absoluto con la proyección de esta obra.

Un elemento dramatúrgico decisivo utilizado por el autor lo encontraremos en el final de la obra, que solamente la vista de aquel espectador atento llegará a discernir, el cual va a marcar definitivamente el mensaje desalentador de esta puesta. 

“Siempre mañana”, se erige dentro de la dramaturgia de Díaz Souza, como un texto a tener en cuenta al momento de reflexionar sobre la sociedad de este Siglo XXI, que tan frágil y peligroso se está tornando para los que habitamos este mundo ‘no tan ancho y ajeno’ en que vivimos. Teatro incómodo, teatro para que pensemos todos.

Anthony Lo Russo
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Eric Becerra
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Simone Balmaseda
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Texto y fotos Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, abril 8, 2024.

Monday, April 8, 2024

Eclipse by my cell

 
Miami

Verdad que la solidaridad humana está por encima de todo (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.


Del poemario Poemas de amor y de olvido  (Editorial Capiro, Cuba, 1994)


Verdad que la solidaridad humana está por encima de todo

                                                                                   a María Leisa


Contra ese costado de ese edificio
estuvieron dos amantes una noche.
Fueron esa noche a despedirse.
Hablaron. Coincidieron en que ya
       no se amaban.
No había más que decir.
       Cuando iban
       a separarse
los sorprendió la lluvia.
Una lluvia durísima
que miraban brillar entre el resplandor
       de esa farola,
antes de que los golpeara como a matar.
Para protegerse no se les ocurrió más que
       abrazarse.
Pero ya éste fue un abrazo solidario,
como de Hijo y Madre, de Hermano y
Hermanita, de Hombre y Hombre.


Mayo 1985



È vero che la solidarietà umana è la cosa più importante

                                                                            
                                                                                       a María Leisa


Contro la parete di quell’edificio
si trovarono due amanti una notte.
Si trovarono quella notte per dirsi addio.
Parlarono. Convennero che più
      non si amavano.
Non avevano altro da dire.
      Quando stavano
      per separarsi
li sorprese la pioggia.
Una pioggia inclemente
che guardavano scintillare tra il riflesso
      d'un lampione,
prima che li colpisse come per ucciderli.
Per proteggersi non trovarono di meglio che
      abbracciarsi.
Ma fu soltanto un abbraccio solidale,
come tra Figlio e Madre, Fratello
e Sorella, Uomo e Uomo.

Maggio 1985

 

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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 19 de agosto de 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.

En su país natal le fue otorgado el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Premio de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que, en 1983, le fuera concedida a su libro de cuentos En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio.

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que, como otros de sus libros, ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son.

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

Sunday, April 7, 2024

Ballet “El Despertar de Flora” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


“El despertar de Flora” (“Пробуждение Флоры” en el original ruso) es un ballet en un acto, con coreografía de Marius Petipa, música de Riccardo Drigo y libreto de Petipa en colaboración con Lev Ivanov. La escenografía fue diseñada por Mikhail Bocharo y el vestuario por Evgenii Ponomarev Su estreno se produjo durante la boda de Ksenija Aleksandrovna Romanova, hija del emperador Alejandro III de Rusia, con Aleksandr Michałovič Romanov, en el Palacio Peterhof (en San Petersburgo), el 6 de agosto de 1894. Fue interpretada por las primeras figuras del ballet Mariinsky: Mathilde Kschessinskaya (Flora), Olga Leonova (Diana), Anna Johansson (Aurora), Claudia Kulichevskaya (Hebe), Alexander Gorsky (Aquilon), Pavel Gerdt (Apolo), Nikolai Legat (Zephyr), Sergei Legat (Mercurio) y Vera Trefilova (Cupido).


La obra rápidamente se transfirió al repertorio del Ballet Mariinsky, estrenándose allí el 14 de enero de 1895, tan solo 5 meses después, con idéntico elenco. Esta presentación se realizó en el marco de una función a beneficio de la bailarina María Anderson, quien debió retirarse luego de resultar herida en un incendio en el teatro.


Por un error en el programa original la coreografía se atribuyó a un trabajo conjunto entre Petipa e Ivanov. También el diario “La gaceta de San Petersburgo” cometió el mismo traspié, al publicar una nota luego de asistir al primer ensayo general. Esto llevó a Petipa a enviar una carta de queja al diario para que enmienden el equívoco.


Por su argumento, podemos calificar a esta obra como un ballet anacreóntico (aunque por el resto de sus características pertenezca al clasicismo). Aquí Petipa e Ivanov toman un mito griego, “Chloris y Zephyrus”, pero los nombres que utilizan son inexactos ya que pertenecen a la mitología romana. El mito dice que Chloris estaba caminando en un campo cuando Zephyrus, el Dios del Viento Oeste, la vio y se enamoró de ella. Luego la secuestró y se casó con a la ninfa. Como prueba de su amor, Zephyrus le otorgó a Chloris el poder de gobernar las flores, las plantas, los árboles y los huertos, gracias a lo cual se convirtió en Flora, Diosa de la primavera y las flores.


En este ballet, la historia se articula en 6 cuadros y una apoteosis. El primer cuadro trascurre de noche, Flora, Diosa de la Primavera, está profundamente dormida con sus ninfas, al tiempo que Diana, Diosa de la Luna, vela por su paz. Con el amanecer, se siente una frescura en el aire y Diana se esconde en las nubes. En el cuadro segundo, Aquilon, Dios Viento del Norte, se precipita tormentosamente, su soplo de viento frío despierta a Flora y la obliga a refugiarse en el follaje, implorando a Aurora, Diosa del Alba, que los ayude. En el cuadro siguiente, Aurora consuela a Flora y anuncia que Apolo, Dios del Día, pondrá fin a sus sufrimientos. En el cuadro cuarto, aparece Apolo, resplandeciente, y todo se anima. Apolo se enamora de la belleza de Flora y la besa. A su llamada, aparece Zephyr, Dios del Viento del Oeste, que vuela a los brazos de su amada Flora, seguido por Cupido, Dios del Amor, y sus pequeños amores. Cupido, amores y ninfas se regocijan con la felicidad de Zephyr. Aparece Mercurio, Mensajero de los Dioses, en el inicio del quinto cuadro. Anuncia la presencia de Hebe, Diosa de la Juventud, y de Ganimedes, copero de los Dioses, que ofrecen a Flora y a Zephyr una copa de néctar, proclamando que Júpiter les ha dado la eterna juventud. Una alegre procesión llega en el cuadro seis: junto al carro de Baco y Ariadna hay bacantes, sátiros, faunos, silvanos y muchos otros, todos muy entusiasmados. Finalmente, en la apoteosis, el Olimpo a pleno se revela y aparecen todos los Dioses que lo conforman: Júpiter, Juno, Neptuno, Vulcano, Minerva, Ceres, Marte, Plutón, Proserpina, Venus y tantos otros.



En 1914, la partitura de Drigo fue publicada como partitura orquestal y reducción para piano por el editor musical Zimmermann. Ese mismo año, “El despertar de Flora” fue representado por primera vez fuera de Rusia. Anna Pavlova montó una versión abreviada del ballet para su compañía itinerante. Richard Bonygne, director de orquesta australiano, grabó esta versión abreviada en 1974 para su LP “Homage to Pavlova”, con la interpretación de la London Symphony Orchestra. Durante muchos años ésta fue la única grabación disponible de la obra de Drigo.


En Rusia, la última función del ballet se realizó en 1919. Afortunadamente, la coreografía de Petipa no se perdió ya que fue registrada con el método Stepanov de notación de danza, a poco de su estreno en 1894 (este registro hoy forma parte de la colección Sergeyev, en guarda en la biblioteca de la Universidad de Harvard). A partir de esta notación, el coreógrafo e historiador Sergei Vikharev realizó una reconstrucción de la coreografía original para el Ballet Mariinsky. Esta producción incluyó una restauración de la escenografía y vestuarios originales, y de la partitura de Drigo, cuyo manuscrito original se encontraba guardado en los archivos de la Biblioteca Central de Música del Teatro Mariinsky. El estreno de esta versión fue en el 7° Festival Internacional de Ballet, el 12 de abril de 2007 en el propio Teatro Marinsky. En esta ocasión, los roles principales fueron interpretados por Evgenia Obraztsova (Flora), Svetland Ivanova (Diana), Xenia Ostreikovskaya (Aurora), Daria Sukhorukova (Hebe), Maxim Chaschegorov (Apolo), Vladimir Shklyarov (Zephyr), Alexei Timofeyev (Mercurio) y Valeria Martynyuk (Cupido). Esta producción fue merecedora, en 2008, de la Máscara Dorada como Mejor Obra de Ballet y como Mejor Coreografía (los premios “Máscara Dorada” – “золотая маска”- son los más importantes que entrega cada año la Unión de Teatro de Rusia).




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Ver en el blog



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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Thursday, April 4, 2024

Cumpliendo el reglamento


En el Pre de la Vigía (años 1983-86), si el profesor demoraba 5 o 10 minutos (no recuerdo cuantos) en llegar a la clase en el cambio de turno, podíamos irnos hasta el próximo turno.

La escuela (antiguo colegio Champagnat) tiene dos escaleras en cada extremo del ala central. Se vigilaba cada escalera. Al pasar el tiempo de los minutos reglamentarios, se avisaba por cual se aproximaba el profesor y nos ibamos corriendo por la otra. Todo dentro de las reglas. (JEM)

Wednesday, April 3, 2024

Teresa Fernández Soneira, hacia la Cuba profunda (por Roberto Méndez Martínez)

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Aunque muchas veces se haya afirmado que el periodismo, al menos en el siglo XIX y en las primeras décadas del XX, era un negocio de hombres pensado para lectores también masculinos, en Cuba es posible señalar importantes excepciones. Gertrudis Gómez de Avellaneda fundó en La Habana en 1860 el Álbum Cubano de lo bueno y de lo bello, una publicación destinada a la mujer y dirigida por un consejo de redacción femenino en el que se hallaban figuras notables como Luisa Pérez de Zambrana, Luisa Franchi Alfaro, Úrsula Céspedes de Escanaverino y Julia Pérez Montes de Oca. En sus páginas no solo hubo versos y relatos románticos, también páginas relacionadas con temas sociales, especialmente destinados a la defensa y promoción del género femenino.

Aunque aquella publicación apenas vivió unos meses, durante el resto del siglo otras mujeres relevantes empeñaron la pluma con fines periodísticos, baste con recordar a Ana Betancourt de Mora, Domitila García de Coronado y especialmente Aurelia Castillo, infatigable publicista de cuyo peregrinar como desterrada por el mundo quedó un conjunto de crónicas notables, entre las que se destacan las relativas a su visita a la Exposición Universal de París en 1889.

En el siglo XX, en la medida en que la sociedad cubana se hizo menos exclusivamente patriarcal y asumió la modernidad, las redacciones de periódicos y revistas admitieron mujeres y no exclusivamente para temas relacionados con la moda y la economía del hogar. Pronto los lectores comenzaron a reconocer firmas como las de María Radelat de Fontanills, Mariblanca Sabas Alomá, Sara Hernández Catá, Anita Arroyo, Ana María Borrero y Dulce María Loynaz.

A este linaje pertenece Teresa Fernández Soneira. Nacida en Cuba, ha pasado, sin embargo, la mayor parte de su existencia en el exilio. Eso que para otros sería un signo de frustración, ha resultado para ella una pulsión creativa. Su empeño mayor ha sido desarrollar una labor de investigación infatigable sobre la historia y la cultura de su isla natal para impedir que los que como ella fueron arrancados de su tierra olviden sus nexos vitales con ella. Dan fe de ello su monumental Historia de la educación católica en Cuba o la originalísima compilación de imágenes La bella cubana, destinada a rescatar daguerrotipos y fotografías de féminas, niñas o adultas, señoras de gran sociedad, esclavas, obreras, realzadas por textos literarios que muestran el modo en que fueron contempladas por sus contemporáneos.

Junto a esta labor mayor ha estado, durante décadas, su empeño en hacer periodismo, lo mismo para publicaciones impresas que digitales y no solo en Miami, sitio en el que reside, sino hasta en publicaciones de la Isla, como la revista Convivencia, dirigida por el destacado laico cubano Dagoberto Valdés. Ella ha comprendido que la aspiración mayor del género no es informar, sino algo mucho más profundo, educar. Y ella, nutrida por las enseñanzas del Venerable Padre Félix Varela conoce los peligros que corre un pueblo ignorante. De ahí que en sus artículos y crónicas insista en formar a sus lectores, en especial pero no exclusivamente a los cubanos, en temas como la historia de la patria, su sentido cívico, sus figuras fundamentales en las luchas por la independencia, en las letras, en el arte. Su divisa esencial es no olvidar, para evitar que generaciones nuevas, nacidas en cualquiera de las orillas que separan a los cubanos se conviertan en desarraigados.

Este libro presenta una muestra de ese quehacer periodístico. No intenta recogerlo todo, sino ofrecer algunos de los textos más logrados y dar una idea de la variedad del conjunto mayor. Caben en él un tributo especial para la poetisa, periodista y traductora Aurelia Castillo, para la familia Carbonell, formada por varias promociones de patriotas e intelectuales y también para el fecundo sacerdote navarro, P. Ángel Gaztelu, valioso poeta, miembro del grupo Orígenes, quien también fue un promotor del arte moderno religioso en la Isla y protector del rico patrimonio artístico del pasado. Resaltan especialmente las crónicas que dan fe del peregrinar de la escritora por tierras de España y las que muestran explícitamente su condición vertical de católica.

En todos sus textos se manifiesta el estilo de la autora, sencillo, claro, fluido, voluntariamente despojado de barroquismos. Logra ese difícil equilibrio entre riqueza de información y transparencia verbal que es el atributo de los maestros verdaderamente cultos. El resultado en este libro es lo que yo llamaría “un breviario de cubanidad” amable, educado y muy católico, es decir, universal.

Me place saludar la aparición de este volumen, obra de virtud ciudadana y cristiana, vencedor de fatigas y desánimos, que debe leerse como itinerario hacia una Cuba profunda que ningún huracán ha podido conmover.


Dr. Roberto Méndez Martínez.
La Habana, 28 de agosto, 2023.




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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas. En el verano del 2022 publicó La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX (Alexandria Library Pub. House, Miami) que recoge 150 daguerrotipos del siglo XIX de mujeres cubanas de todas las edades y razas, acompañados de poemas de la época. Es un homenaje a la mujer cubana de todos los tiempos. Relatos y Evocaciones. Antología 1986-2023 
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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