Wednesday, December 21, 2022

“La Diosa del templo”… una hermosa denuncia. (por Wilfredo A. Ramos)


Un espectáculo a medio camino entre lo teatral y lo performático subió al escenario de Artefactus Teatro los días 10 y 11 del pasado mes de Septiembre, el cual se propuso enviar un fuerte, que a la vez humano mensaje contra la aún lamentablemente y persistente práctica en muchas partes de nuestro mundo, de utilizar a niños para sacrificios rituales, algo que aunque nos parezca abominable, continúa realizándose con diferentes fines, ya sea bajo la creencia de que por medio de tales actos se pueda acceder a una mejor fortuna, a una abundante cosecha o como vía para prevenir enfermedades y desastres naturales.


Con este presupuesto en mente, donde además música y texto serán de su propia autoría, Arsenio Díaz se lanza a crear un espectáculo mediante la conjunción en escena de elementos referenciales a la milenaria cultura de la India, ofreciendo de esta manera su mensaje de denuncia.


Díaz, graduado de guitarra clásica en la Habana, continuó sus estudios en el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica, pasando más tarde a integrar el Centro Nacional de la Música de Conciertos, ambas instituciones en la propia ciudad. Su interés musical lo llevaría hacia el estudio del Sitar y de la música clásica indú, teniendo la oportunidad de recibir clases bajo la supervisión de Bharti D. Chokshi, dentro de la prestigiosa Asociación de Espectáculos de la India (APAI, por sus siglas en inglés), institución ya con veintitrés años de existencia, radicada la misma en el condado floridano de Broward.

El trabajo de este artista difundiendo la música, a la vez que la cultura indú, se ha ido extendido a través del Sur de la Florida mediante su participación en diversos eventos y como parte de algunas agrupaciones musicales donde ha podido dar a promover la rica diversidad de la música de carácter étnica, así como su gran variedad de instrumentos, además del ya mencionado Sitar, el Manjeera (platillos de mano muy chicos), los cuencos metálicos, el Gong (gran disco de metal sostenido por dos pilares), el Suona (trompeta china) y el Tumbi (instrumento de una sola cuerda).


Hemos hablado hasta aquí de quien fuera el creador de la idea de este espectáculo, pero ahora nos vemos en la necesidad de mencionar a quien hizo posible que dicha idea terminara conformando lo visto sobre la escena, nos referimos al director Erom Jimmy Cuesta, de quien lamentablemente no hemos podido disfrutar de tantos trabajos en nuestra ciudad como hubiéramos deseado, pero que cuenta con una firme trayectoria iniciada en escenarios cubanos y continuada en tierras españolas.


Como dejamos sentado desde el principio de esta líneas, en esta ocasión no estamos en presencia de una obra de teatro como tal, puesto que lo visto carece de desarrollo de una acción dramática que cree conflictos los cuales tengan que ser resueltos por los personajes en escena, más bien estamos en presencia de un hecho performático, el cual por su misma condición no abandona en parte el lenguaje representativo requerido de este tipo de trabajos, donde lo teatral no deja de estar presente.


La ambientación nos introduce sin duda alguna dentro de la cultura de la India, tanto desde el aspecto visual como desde el de los olores. La presencia de Díaz ejecutando sus instrumentos, creando maravillosos efectos sonoros que envuelven al auditorio, la utilización de grandes bandas de telas engalanando el espacio, así como la muy bien lograda presencia de Catalina Arenas, caracterizada como la imagen pétrea de la diosa del templo, logra capturar la atención del auditorio de manera inmediata. Luego aparecerá en escena la actriz Vivian Morales, elemento primordial en la historia sobre el cual recaerá la responsabilidad de narrar los hechos que sostendrán el contenido de la denuncia que se quiere presentar ante el público observador.

La historia narrada que podría verse como una muy particular, será llevada a planos universales a medida que ésta se va entretejiendo en el mismo texto con otros personajes de la historia y la literatura unidos por un mismo cordón umbilical: el del sacrificio humano de infantes.


Morales, la actriz que da vida a la madre víctima del sacrificio de su hija, personaje sufrido y vengador, se nos muestra con organicidad, buena proyección en su trabajo escénico, pero con cierta monotonía en el decir de sus textos, faltando matices en el decir de tan narrativo parlamento. La caracterización de la actriz, contribuye a darle un mayor alcance universal a la denuncia, al vestir ésta prendas de ropa propias de otras regiones asiáticas, no específicamente de la India. Por su parte Catalina Arenas convive cómodamente entre su hierática caracterización de la diosa y la humanización de la misma, llevando a cabo un interesante trabajo a medio camino entre sus dos personalidades artísticas consecuencia de un muy buen entrenamiento corporal. Como tercera presencia escénica, la joven bailarina Alexandra Fernández es la encargada de otorgar el elemento de plasticidad y simbolismo al andamiaje de este trabajo.


Interesante resulta el requerir del público presente durante unos instantes, el que tapen sus ojos, para que mientras se escucha una algo extensa narración donde se habla del abominable hecho del sacrificio infantil, los espectadores en la sala vivan el contacto de diversas sensaciones como de contactos con ramas de árboles, cuerdas, salpicaduras de agua y sonidos cercas de sus oídos, lo que ofrece la oportunidad de convertirlos en cómplices y participantes de la historia narrada. Esto último sin duda alguna refuerza el carácter de performance de dicha presentación.

Un aspecto, el único, de la puesta en escena que encontramos no acertado del todo fue la extensa proyección de imágenes en referencia a este tipo de violencia infantil, la cual se alargó por demasiado tiempo innecesariamente, al punto que al finalizar la proyección de las mismas el público pensara que el espectáculo había llegado a su fin, algo desmentido por la aparición nuevamente de las actrices en escena, para después de un breve texto, llegar ahora si, al final.

La experiencia obtenida, no obstante, con el disfrute de este trabajo muestra como cuando se conjugan los elementos idóneos, el arte puede convertirse en un muy efectivo medio de denuncia, fuera del conocido panfleto, entregando un producto artístico de lograda calidad. Enhorabuena.




Lic. Wilfredo A. Ramos
Crítico de teatro y danza.
Miami, Septiembre 14, 2022

Fotos/Arturo Arocha



"Agramonte. Romancero Biográfico para niños." Un texto a ser rescatado del camagüeyano Luis Martínez. (por Carlos A. Peón Casas)



Al lector, como ya de entrada a este escribidor, le agradará tener referencias inéditas o no, sobre este magnífico cuaderno de versos, que viera la luz en el Camagüey de 1942, de manos de un preclaro y bien reconocido intelectual del terruño de entonces: el Dr. Luis Martínez, abogado y maestro.

El libro, editado e impreso localmente, en la Imprenta Ramentol, con los auspicios del Ayuntamiento de Camagüey, tenía el muy loable propósito de ser destinado para:

otorgar[lo] al alumno de cada aula del Término Municipal que mejores notas hubiera obtenido en el presente curso escolar como testimonio de reconocimiento a su esfuerzo y como estímulo a su aplicación, una mención pública… como premio a su méritos…
La presentación del libro, a modo de Proemio, eran las propias palabras del autor que entresacamos ahora por su relevante y actualizado mensaje que parece hablarnos a los mayores, pero igual a a la nueva generación de este hic et nuc, ocho décadas después:

Por primera vez, querido niño, el Ayuntamiento de Camagüey baja hasta la niñez en un gesto tan noble. He dicho que baja porque tú eres de pequeña estatura. Solamente por eso. Por lo demás, no. Porque cuando un hombre o una institución se enfrenta con las personas buenas, no baja sino asciende…Como verás, para premiarte, han escogido mi romancero biográfico…Ellos y yo queremos que te asomes a la biografía del Bayardo camagüeyano a través del Romancero como si fuese una ventana… Hemos dicho que Agramonte fue bueno… ¿Por qué? Por qué hizo el bien. El hombre bueno es el que hace el bien. El que en la soledad y el bullicio se proyecta a favor de los otros -aunque tenga que ponerse en contra suya o de sus intereses- cuando su sentido de la justicia se lo exige. No es bueno -fíjate bien- el que no hace MAL. El que no hace el mal es inofensivo, inocuo. Para ser bueno hay que realizar el bien activamente. De un modo dinámico. El bien ha de traducirse en acción. Las gentes que saben que el mal anda corriendo por el mundo y no salen a atajarlo, no son buenas. Son indiferentes… Fíjate como Agramonte tuvo que salir a la manigua a pelear por la libertad porque era bueno, Si hubiera sido indiferente se hubiera quedado en la seguridad de su casa disfrutando de los suyos. Mientras los malos sembraban y cultivaban la cizaña del odio y de la intriga en la tierra cubana.
El cuaderno reúne los distintos poemas que el autor desgranara en el mejor e inconfundible estilo del romance. Son cantos de épicas connotaciones que van alumbrando la vida y obra fecunda del héroe epónimo, no por breve menos intensa y comprometida.

Dejamos al lector algunos botones de muestra, que marcan esa pauta biográfica, donde los breves textos van marcando de su andadura por la entonces ciudad puerto principeña, y donde se van sucediendo los minutos de la vida del Agramonte inolvidable que el poeta quiere cantar en sus inspiradas rimas.

Romance del Nacimiento.

La noche canta y recanta,
canta de felicidad;
la luna dice palabras
que nadie osa descifrar.
Un lucero trotamundos
lleno de felicidad
se mete por la ventana
para verle despertar

Es que ha nacido Agramonte
en tierra de Camagüey
y Dios y sus mensajeros
cantan de gozo también.
En la casona vetusta
repican voces de amor:
¡qué veintitrés de diciembre
repleto de evocación!

El niño es un novilunio
e irradia extraño fulgor
lleva en la frente una estrella
y un grito en el corazón (…)


Romance del Noviazgo.

La luna vino a decirme
que Ignacio soñando está
con Amalita Simoni,
lucero de la ciudad...
Dicen los balcones, quedos,
que el joven mira al pasar
y que los ojos le brillan
como si fuera a llorar.
La bella está que no duerme,
tejiendo un sueño de azahar
y las palmas de su patio
la vigilan sin cesar.

Ha vuelto la luna, tímida,
a decirme con afán
que ya los enamorados
correspondidos están.
Dicen los balcones, quedos,
que han visto a los dos hablar
y que al despedirse, ella,
ha roto siempre a llorar.
El amor está que trina,
canta y ríe sin cesar
porque sus dos elegidos
pronto se van a casar!


Romance del Hijo Nacido en la Manigua

¡Duérmete niñito,
de rosa y
de azahar
que los españoles
huyendo, se van..!
¡Duérmete mi hijito,
duerme sin temor
que tu padre lucha
por tí y por su honor!
¡Duérmete, capullo,
de mi corazón,
duérmete, niñito,
duérmete, mi amor..!

Las montañas de Cubitas
alertas, vivas están,
oyendo un canto de cuna
hecho de miel y de sal.
Es la esposa de Agramonte
que arrulla con dulce voz
a un blanco y bello lucero
que les ha mandado Dios.
El padre puso la chispa,
la madre puso la flor
y entre los dos han forjado
un capullo seductor.

El hijo de los dos nace
al sol de la libertad,
roto el yugo del oprobio,
al calor de la verdad.
Por eso Ignacio, gozoso,
piensa y repiensa, feliz,
en su vástago y su sueño
y en su patria, redimir.
Y Amalia con voz dulcísima
repite con emoción
al niño de sus entrañas
esta sencilla canción:

¡Duérmete, niñito,
de rosa y de azahar
que los españoles
huyendo, se van.
Tu padre en el campo,
tu padre en la mar,
combatirá siempre
con valor igual.
Duérmete, capullo,
de mi corazón,
duérmete, mi niño,
duérmete mi amor!


Romance del rescate de Sanguily

Ignacio anda pensativo
por la sabana sin fin,
piensa y repiensa en los suyos
y no puede ni dormir.
Piensa en Amalia Simoni,
piensa en su niño, crisol
donde ha fundido su sueño,
su bello sueño de amor.
Las pupilas se le escapan
a los cielos sin querer;
quiere que las nubes lleven
un mensaje a su mujer.

De súbito lo interrumpe
un soldado muy viril:
— Mi General, los iberos
han cogido a Sanguily!
Siente Agramonte en su adentro
una explosión de furor:
— ¡Corramos todos, corramos,
hay que salvar nuestro honor!
Habla a la tropa mambisa
con inusitado ardor
y los soldados le escuchan
presos de honda admiración.

Los ojos son ya dos ascuas,
la voz es loco turbión
y el corazón es campana
que repica... ¡ton! y ¡ton!
— Vengan conmigo sin miedo
los dispuestos a morir
por rescatar de las tropas
al valiente Sanguily!
Un puñado de centauros
se le une sin dilación
y Agramonte cruza, raudo,
la campiña y el alcor.

Toca a degüello el corneta;
se enfrentan al español:
acero contra el acero,
bravura contra valor.
Son treinta y cinco cubanos
contra un fuerte pelotón
de ciento veinte españoles
que contienden con tesón.
Mas, los bizarros mambises,
triunfan, ganando el blasón
de rescatar a su jefe
que grita pleno de unción:
¡Viva Cuba Libre! ¡Viva!
¡Viva el mambí y
el valor!
¡Vivan los hombres de Cuba
que sueñan su redención!


Romance del Regreso a Puerto Príncipe.
 
Puerto Príncipe está triste,
triste y mudo de pesar:
sabe que Ignacio Agramonte
ya no podrá luchar más.
Las ventanas de las casas
solas y foscas están;
sus dueñas ya no se asoman,
no saben más que rezar.
Vieron pasar el cadáver
del gran Mayor General
Ignacio Agramonte, héroe
muerto en combate fatal.

Iba cruzado en la grupa
de un sudoroso corcel,
dejando un hilo de sangre
cual si fuera un rosicler.
Las mujeres se escondieron,
locas, al verlo pasar
y los viejos y los niños
empezaron a llorar.
En el Hospital vetusto
llamado San Juan de Dios,
tendieron al héroe epónimo
de la guerra y del honor.

Dicen que la turba husmeaba
como si fuera un chacal
y que chanzas y jaranas
eran como hiel y sal.
Los jefes peninsulares
mandaron a incinerar
su cadáver, evitando
lo fueran a profanar
los voluntarios, sañudos,
que en su torno andaban ya
—aves de muerte y rapiña—
gozando a más no gozar.

En la tarde —bajo el ala
del dolor y del pesar—
las bienamadas cenizas
las echaron a volar.
Dicen que en polvo de luna
trocáronse al ascender...
y que Dios, lleno de gozo,
todas las tomó para El.
Y aquella noche angustiosa
—cuenta un anciano de ayer—
bajó una estrella gitana
y signó el lugar aquel.
Escribió con tinta arcana
y con palabra de luz:
“Aquí reposa el caído
con gloria en Jimaguayú”.



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1. Hemos consultado para este trabajo la versión digital del texto original. Referimos para el acucioso lector la referencia impresa, anterior al libro, de algunos de estos poemas en un Programa Souvenir para el Centenario de Agramonte el 23 de Diciembre de 1941.

(Carteles. Abril 1922) Rosa Leda. La "Danza de la Flor" y la "Danza del Fuego". Por Gonçalo G. de Mello.


Insertadas en el libreto de "Diabluras y Fantasias", como dos cintas de seda y oro en un códice perverso, destacan dos danzas clásicas, intercaladas en la partitura por la musa grácil y alada del maestro Lecuona:

La Danza de la Flor y la Danza del Fuego

Dos bailables misteriosos. apenas alumbrados por tenues reflectores. donde triunfan la timidez graciosa y la belleza esplendente de Rosa Leda, bailarina cubana que da sus primeros pasos en la escena, casi una niña y ya formada en su arte, ágil fuerte y flexible, como una bella espada.

Discípula del gran bailarín ruso Sacha Goudine. como su compatricia la Morenowa, la debutante posee todas las facultades para brillar, en breve, como estrella de primera magnitud en las esferas del ballet clásico. Su escuela es correctísima, sin mengua de la inspiración y lleva el sello de esa individualidad irrefrenable, que es la característica del genio artístico de Tórtola Valencia y Norka Rouskaya. lncansable en el estudio. con una vocación tan intensa como su juventud sana y riente, las más halagüeñas esperanzas nimban como mariposas el nombre emblemático de Rosa Leda, que ha ofrendado al público habanero. desde el proscenio del teatro Martí, las primicias de su arte complejo y peregrino.

lrreal y alígera, Rosa Leda realiza todas las noches, en la penumbra de un decorado fantástico. con los giros sabios y complicados de sus danzas de la Flor y del Fuego. el suave milagro de florecer como una rosa y arder como una llama.

Por eso es ella, la alegoría misma, el símbolo. Flor y Fuego. Toda la gracia primaveral de las canéforas y el ardor sagrado de las piras votivas, de la remota Hélade inmortal. palpitan redivivos en las líneas de su cuerpo y en la euritmia de sus gestos. Luciente como un ascua en la tiniebla del escenario. bajo el haz eléctrico, una rosa leda, ardiente y capitosa hecha de brasas y perfumes, que brotase en rítmicas espirales de un pebetero invisible. Ella es.

Mujer y artista, flor y llama...


La Habana. Marzo, 1922.



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Ver en el blog

Gina Romand, "Miss Televisión 1958". Carlos Moctezuma, "Mister Televisión 1958". Odalis Fuentes, "La modelo del año". (Bohemia. Diciembre 1957)

 

Monday, December 19, 2022

"La Bicicleta”, teatro breve. (por Wilfredo A. Ramos)



Como ya ha venido haciéndose habitual, los salones del Miami Hispanic Cultural Arts Center de la Pequeña Habana, en nuestra ciudad, se han abierto a las presentaciones teatrales y es por ello que desde algún tiempo, los dos primeros fines de semana de cada mes, es posible disfrutar espectáculos marcados por una característica no muy propia de dicha manifestación escénica: su breve duración y su simpleza en cuanto al concepto de puesta en escena.

Este proyecto es una iniciativa a cargo de The Red Umbrella Productions, presidida por el conocido teatrista venezolano José Eduardo Pardo, en comunión con Creation Art Centre, organización dirigida por Eriberto Jiménez.

Pardo se ha destacado en los últimos tiempos por escribir y dirigir múltiples obras dentro del conocido y discutible nuevo género del ‘micro-teatro’, que tanto éxito ha tenido en Miami y en muchos otros lugares del orbe, pero ahora se ha volcado hacia la escritura de nuevos textos y en algunos casos la re-escritura de otros ya concebidos para esos tan traídos y llevados‘15 minutos’, como es el caso de la obra recién presentada.

Para defender su nuevo trabajo, el autor-director ha llamado a Boris Roa, actor chileno quien asume el personaje de Mateo y a Gabriel Porras, conocido actor mexicano, el que se mete en la piel de Joe el otro personaje, el cual viene a sustituir a su hermano Francisco Porras en la versión original concebida para micro-teatro estrenada hace ya algún tiempo atrás.

Según palabras del propio Pardo, la idea de escribir dicho texto surgió después de uno de los lamentables episodios que continuamente sufre el teatro en nuestra ciudad, el cual tuvo como referencia el inesperado cierre del Paseo de las Artes en la ciudad del Doral, primera de las sedes que ha tenido esta organización, producto de problemas que nada tuvieron que ver con el hecho artístico, pero si con temas económicos de la burocracia local. Esta situación llevaría al autor a plantear su inconformidad ante tal acto mediante la escritura de un texto donde se va a hablar del valor de las ilusiones en la vida de los seres humanos, la importancia de ellas en sus acciones cotidianas, la necesidad de las mismas para la confirmación de la personalidad y su rol en la comprensión de los ideales del prójimo.



La acción es simple y todo ocurrirá frente al público, sin necesidad alguna de aludir a otros momentos o lugares dentro de la historia a contar. Un personaje, Mateo, interpretado por Roa, entra al espacio escénico cargando con el el esqueleto de una desarmada y vieja bicicleta junto a algunos utensilios y posibles piezas con las que pretende rearmar tal artefacto y darle vida nuevamente para su futuro y anhelado uso. Mientras el personaje pone manos a su obra entona la letra de una canción que es lo que provoca la entrada a Joe, el otro elemento en esta historia, quien al escuchar a lo lejos tal melodía la comienza a entonar también, siendo ese el punto que conecte a los dos personajes.


A partir de este momento, ambos se introducen en un diálogo donde se ofrece la impresión de ser un diálogo de sordos, pues lo que se dice desde una parte no encuentra eco en la otra. Mateo, en su afán de reconstruir su destartalada bicicleta, solo habla de sus ilusiones por verla ‘viva’ como si de un ser humano se tratara. Joe, por su parte habla desde la sorna, la burla, la ironía, alardeando de un practicismo y una lógica que se antepone con los sueños y la visión ideal que del mundo real propone su dialogante.

Si el personaje de Joe destila, desde su petulante altura, una realidad ácida, abigarrada de raciocinio, de innegable lógica, el de Mateo, desde su simpleza y miseria, respira sencillez, ilusión, nobleza, aceptación de los escollos de la vida como meros pasos posibles a superar. La crueldad de uno choca contra la ingenuidad del otro, pero de la misma manera la verdad de uno se enfrentará a la del otro. El diálogo podría verse como una imagen enfrentada a su contraimagen en un espejo.

El mayor valor del texto, que queda excelentemente bien definido desde sus primeras palabras en dicho intercambio de ideas entre ambos personajes, es el no tomar parte por ninguno de los dos y dejar que sea el espectador quien determine, según su propio análisis, que tanto habrá de cierto en en la defensa de las ideas de cada uno de ambos factores.

Con respecto al trabajo de ambos actores, el mismo no requiere de grandes esfuerzos en cuanto a movimientos y acciones, pero si con respecto a la interiorización de sus emociones, debido a que sus diálogos se convierten en textos casi filosóficos, donde el pro o el contra otorgado al valor de las ilusiones y la manera de enfrentar la vida, viendo el “vaso medio lleno o medio vacío” por parte de cada uno de ellos, terminará por entregar un final donde ambos actores no podrán evitar lagrimas verdaderas en sus ojos.


Para terminar estas lineas, solo nos resta aplaudir el amor y el esfuerzo con el que este sencillo proyecto se está tratando de afincar en nuestra escena teatral, tan maltratada, tan ninguneada por tantos factores que implican a múltiples elementos de nuestra sociedad. Algo de esto último, se conversó al final de la representación, en otro informal diálogo entre artistas y espectadores -el poquísimo que asistió el sábado y que por su ausencia no permitió que se pudiera realizar la obra el viernes.

Finalmente una observación a quien esto decida a leer: trate de estar al tanto de lo que con tanta entrega y sacrificio sube a nuestros escenarios, nuestros actores trabajan, si, trabajan para ustedes.




Texto y fotos Lic. Wilfredo A. Ramos
Critico de Teatro y Danza
Miami, Diciembre 1, 22022
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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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