(Granma). Exclusivo por su estructura metálica en forma de esqueleto, el faro de cayo Jutías, en la provincia de Piar del Río, celebra hoy 107 años como vigía de los mares en el occidente cubano.(sigue)
Wednesday, May 13, 2009
(recomiendo) Permiso para viajar
Para aquellos que no están familiarizados con la realidad cubana, y desean tener una idea de cuales son las condiciones en que viajan los (pocos) cubanos (que pueden hacerlo, sin tener que recurrir a la balsa), recomiendo el artículo de Haroldo Dilla, en Cubaencuentro.com.
"Nos duele lo que está pasando" dicen los Obispos Latinoamericanos
"Sí nos preocupa la situación que ha vivido el mundo, de manera muy especial América Latina en relación con el celibato sacerdotal, a nivel de sacerdote y a nivel de obispo; sí nos preocupa, no somos ciegos; sí nos preocupa, nos hace mal" a la Iglesia Católica, declaró monseñor Héctor Gutiérrez, en Conferencia de Prensa en Nicaragua, donde se celebra la XXXII Asamblea Plenaria del CELAM. (otros detalles aquí)
Tuesday, May 12, 2009
El Celibato Sacerdotal (del Directorio para el Ministerio y la Vida de los Presbíteros, del 31 de enero de 1994)
57. Firme voluntad de la Iglesia
La Iglesia, convencida de las profundas motivaciones teológicas y pastorales, que sostienen la relación entre celibato y sacerdocio, e iluminada por el testimonio, que confirma también hoy — a pesar de los dolorosos casos negativos — la validez espiritual y evangélica en tantas existencias sacerdotales , ha confirmado, en el Concilio Vaticano II y repetidamente en el sucesivo Magisterio Pontificio, la « firme voluntad de mantener la ley, que exige el celibato libremente escogido y perpetuo para los candidatos a la ordenación sacerdotal en el rito latino ».(176)
El celibato, en efecto, es un don, que la Iglesia ha recibido y quiere custodiar, convencida de que éste es un bien para si misma y para el mundo.
58. Motivo teológico- espiritual del celibato
Como todo valor evangélico, también el celibato debe ser vivido como una novedad liberadora, como testimonio de radicalidad en el seguimiento de Cristo y como signo de la realidad escatológica. « No todos pueden entenderlo, sino sólo aquellos a los que les ha sido concedido. Existen, en efecto, eunucos que han nacido así del vientre de su madre; otros han sido hechos eunucos por los hombres y hay también algunos, que se han hecho eunucos por el Reino de los cielos. El que pueda entender, que entienda » (Mt 19, 10-12).(177).
Para vivir con amor y con generosidad el don recibido, es particularmente importante que el sacerdote entienda desde la formación del seminario la motivación teológica y espiritual de la disciplina sobre el celibato. (178) Éste, como don y carisma particular de Dios, requiere la observancia de la castidad y, por tanto, de la perfecta y perpetua continencia por el Reino de los cielos, para que los ministros sagrados puedan unirse más fácilmente a Cristo con un corazón indiviso, y dedicarse más libremente al servicio de Dios y de los hombres. (179).
La disciplina eclesiástica manifiesta, antes que la voluntad del sujeto expresada por medio de su disponibilidad, la voluntad de la Iglesia, la cual encuentra su razón última en el estrecho vínculo, que el celibato tiene con la sagrada ordenación, que configura al sacerdote con Jesucristo, Cabeza y Esposo de la Iglesia.(180)
La carta a los Efesios (cf 5, 25-27) pone en estrecha relación la oblación sacerdotal de Cristo (cf 5, 25) con la santificación de la Iglesia (cf 5, 26), amada con amor esponsal. Insertado sacramentalmente en este sacerdocio de amor exclusivo de Cristo por la Iglesia, su Esposa fiel, el presbítero expresa con su compromiso de celibato dicho amor, que se convierte en caudalosa fuente de eficacia pastoral.
El celibato, por tanto, no es un influjo, que cae desde fuera sobre el ministerio sacerdotal, ni puede ser considerado simplemente como una institución impuesta por ley, porque el que recibe el sacramento del Orden se compromete a ello con plena conciencia y libertad (181) después de una preparación que dura varios años, de una profunda reflexión y oración asidua. Una vez que ha llegado a la firme convicción de que Cristo le concede este don por el bien de la Iglesia y para el servicio a los demás, el sacerdote lo asume para toda la vida, reforzando esta voluntad suya con la promesa que ya hecho durante el rito de la ordenación diaconal. (182)
Por estas razones, la ley eclesiástica sanciona, por un lado, el carisma del celibato, mostrando cómo éste está en íntima conexión con el ministerio sagrado — en su doble dimensión de relación con Cristo y con la Iglesia — y, por otro, la libertad de aquél, que lo asume.(183) El presbítero, entonces, consagrado a Cristo por un nuevo y excelso título,(184) debe ser bien consciente de que ha recibido un don, sancionado por un preciso vínculo jurídico, del que deriva la obligación moral de la observancia. Este vínculo, asumido libremente, tiene carácter teologal y moral, antes que jurídico, y es signo de aquella realidad esponsal, que se realiza en la ordenación sacramental. Con ésta, el sacerdote adquiere también esta paternidad espiritual — pero real — que tiene dimensión universal y que, de modo particular, se concreta con respecto a la comunidad, que le ha sido confiada. (185)
59. Ejemplo de Jesús
El celibato, así entendido, es entrega de sí mismo « en » y « con » Cristo a su Iglesia, y expresa el servicio del sacerdote a la Iglesia « en » y « con » el Señor.(186) Se permanecería en una continua inmadurez si el celibato fuese vivido como « un tributo, que se paga al Señor » para acceder a las sagradas Ordenes, y no más bien como « un don, que se recibe de su misericordia »,(187) como elección de libertad y grata acogida de una particular vocación de amor por Dios y por los hombres.
El ejemplo es el Señor mismo quien, yendo en contra de la que se puede considerar la cultura dominante de su tiempo, ha elegido libremente vivir célibe. En su seguimiento, sus discípulos han dejado « todo » para cumplir la misión, que les había sido confiada (Lc 18, 28-30).
Por tal motivo la Iglesia, desde los tiempos apostólicos, ha querido conservar el don de la continencia perpetua de los clérigos, y ha tendido a escoger a los candidatos al Orden sagrado entre los célibes (cf 2 Tes 2, 15; 1 Cor 7, 5; 1 Tim 3, 2-12; 5,9; Tit 1, 6-8).(l88)
60. Dificultades y objeciones.
En el actual clima cultural, condicionado a menudo por una visión del hombre carente de valores y, sobre todo, incapaz de dar un sentido pleno, positivo y liberador a la sexualidad humana, aparece con frecuencia el interrogante sobre el valor del celibato sacerdotal o, por lo menos, sobre la oportunidad de afirmar su estrecho vínculo y su profunda sintonía con el sacerdocio ministerial
Las dificultades y las objeciones han acompañado siempre, a lo largo de los siglos, la decisión de la Iglesia Latina y de algunas Iglesias Orientales de conferir el sacerdocio ministerial sólo a aquellos hombres que han recibido de Dios el don de la castidad en el celibato. La disciplina de otras Iglesias Orientales, que admiten al sacerdocio a hombres casados, no se contrapone a la de la Iglesia Latina: de hecho, las mismas Iglesias Orientales exigen el celibato de los Obispos; tampoco admiten el matrimonio de los sacerdotes y no permiten sucesivas nupcias a los ministros que enviudaron. Se trata, siempre y solamente, de la ordenación de hombres, que ya estaban casados.
Las dificultades, que algunos presentan hoy,(189) se fundan a menudo en argumentos pretenciosos, como, por ejemplo, la acusación de espiritualismo desencarnado, o que la continencia comporte desconfianza o desprecio hacia la sexualidad, o también buscan motivo al considerar los casos difíciles y dolorosos, o del mismo modo generalizan casos particulares. Se olvida, por el contrario, el testimonio ofrecido por la inmensa mayoría de los sacerdotes, que viven el propio celibato con libertad interior, con ricas motivaciones evangélicas, con fecundidad espiritual, en un horizonte de convencida y alegre fidelidad a la propia vocación y misión.
Está claro que, para garantizar y custodiar este don en un clima de sereno equilibrio y de progreso espiritual, deben ser puestas en práctica todas aquellas medidas que alejan al sacerdote de toda posible dificultad.(190)
Es necesario, por tanto, que los presbíteros se comporten con la debida prudencia en las relaciones con las personas cuya proximidad puede poner en peligro la fidelidad a este don, e incluso suscitar el escándalo de los fieles. (191) En los casos particulares se debe someter al juicio del Obispo, que tiene la obligación de impartir normas precisas sobre esta materia.(192)
Los sacerdotes, pues, no descuiden aquellas normas ascéticas, que han sido garantizadas por la experiencia de la Iglesia, y que son ahora más necesarias debido a las circunstancias actuales, por las cuales prudentemente evitarán frecuentar lugares y asistir a espectáculos, o realizar lecturas, que pueden poner en peligro la observancia de la castidad en el celibato. (193) En el hacer uso de los medios de comunicación social, como agentes o como usufructuarios, observen la necesaria discreción y eviten todo lo que pueda dañar la vocación.
Para custodiar con amor el don recibido, en un clima de exasperado permisivismo sexual, éstos deberán encontrar en la comunión con Cristo y con la Iglesia, y en la devoción a Santa María Virgen, así como en la consideración del ejemplo de los sacerdotes santos de todos los tiempos, la fuerza necesaria para superar las dificultades, que encuentran en su camino y para actuar con aquella madurez, que los hace creíbles ante el mundo.(194) (ver texto completo del Directorio para el Ministerio y la Vida de los Presbíteros)
La Iglesia, convencida de las profundas motivaciones teológicas y pastorales, que sostienen la relación entre celibato y sacerdocio, e iluminada por el testimonio, que confirma también hoy — a pesar de los dolorosos casos negativos — la validez espiritual y evangélica en tantas existencias sacerdotales , ha confirmado, en el Concilio Vaticano II y repetidamente en el sucesivo Magisterio Pontificio, la « firme voluntad de mantener la ley, que exige el celibato libremente escogido y perpetuo para los candidatos a la ordenación sacerdotal en el rito latino ».(176)
El celibato, en efecto, es un don, que la Iglesia ha recibido y quiere custodiar, convencida de que éste es un bien para si misma y para el mundo.
58. Motivo teológico- espiritual del celibato
Como todo valor evangélico, también el celibato debe ser vivido como una novedad liberadora, como testimonio de radicalidad en el seguimiento de Cristo y como signo de la realidad escatológica. « No todos pueden entenderlo, sino sólo aquellos a los que les ha sido concedido. Existen, en efecto, eunucos que han nacido así del vientre de su madre; otros han sido hechos eunucos por los hombres y hay también algunos, que se han hecho eunucos por el Reino de los cielos. El que pueda entender, que entienda » (Mt 19, 10-12).(177).
Para vivir con amor y con generosidad el don recibido, es particularmente importante que el sacerdote entienda desde la formación del seminario la motivación teológica y espiritual de la disciplina sobre el celibato. (178) Éste, como don y carisma particular de Dios, requiere la observancia de la castidad y, por tanto, de la perfecta y perpetua continencia por el Reino de los cielos, para que los ministros sagrados puedan unirse más fácilmente a Cristo con un corazón indiviso, y dedicarse más libremente al servicio de Dios y de los hombres. (179).
La disciplina eclesiástica manifiesta, antes que la voluntad del sujeto expresada por medio de su disponibilidad, la voluntad de la Iglesia, la cual encuentra su razón última en el estrecho vínculo, que el celibato tiene con la sagrada ordenación, que configura al sacerdote con Jesucristo, Cabeza y Esposo de la Iglesia.(180)
La carta a los Efesios (cf 5, 25-27) pone en estrecha relación la oblación sacerdotal de Cristo (cf 5, 25) con la santificación de la Iglesia (cf 5, 26), amada con amor esponsal. Insertado sacramentalmente en este sacerdocio de amor exclusivo de Cristo por la Iglesia, su Esposa fiel, el presbítero expresa con su compromiso de celibato dicho amor, que se convierte en caudalosa fuente de eficacia pastoral.
El celibato, por tanto, no es un influjo, que cae desde fuera sobre el ministerio sacerdotal, ni puede ser considerado simplemente como una institución impuesta por ley, porque el que recibe el sacramento del Orden se compromete a ello con plena conciencia y libertad (181) después de una preparación que dura varios años, de una profunda reflexión y oración asidua. Una vez que ha llegado a la firme convicción de que Cristo le concede este don por el bien de la Iglesia y para el servicio a los demás, el sacerdote lo asume para toda la vida, reforzando esta voluntad suya con la promesa que ya hecho durante el rito de la ordenación diaconal. (182)
Por estas razones, la ley eclesiástica sanciona, por un lado, el carisma del celibato, mostrando cómo éste está en íntima conexión con el ministerio sagrado — en su doble dimensión de relación con Cristo y con la Iglesia — y, por otro, la libertad de aquél, que lo asume.(183) El presbítero, entonces, consagrado a Cristo por un nuevo y excelso título,(184) debe ser bien consciente de que ha recibido un don, sancionado por un preciso vínculo jurídico, del que deriva la obligación moral de la observancia. Este vínculo, asumido libremente, tiene carácter teologal y moral, antes que jurídico, y es signo de aquella realidad esponsal, que se realiza en la ordenación sacramental. Con ésta, el sacerdote adquiere también esta paternidad espiritual — pero real — que tiene dimensión universal y que, de modo particular, se concreta con respecto a la comunidad, que le ha sido confiada. (185)
59. Ejemplo de Jesús
El celibato, así entendido, es entrega de sí mismo « en » y « con » Cristo a su Iglesia, y expresa el servicio del sacerdote a la Iglesia « en » y « con » el Señor.(186) Se permanecería en una continua inmadurez si el celibato fuese vivido como « un tributo, que se paga al Señor » para acceder a las sagradas Ordenes, y no más bien como « un don, que se recibe de su misericordia »,(187) como elección de libertad y grata acogida de una particular vocación de amor por Dios y por los hombres.
El ejemplo es el Señor mismo quien, yendo en contra de la que se puede considerar la cultura dominante de su tiempo, ha elegido libremente vivir célibe. En su seguimiento, sus discípulos han dejado « todo » para cumplir la misión, que les había sido confiada (Lc 18, 28-30).
Por tal motivo la Iglesia, desde los tiempos apostólicos, ha querido conservar el don de la continencia perpetua de los clérigos, y ha tendido a escoger a los candidatos al Orden sagrado entre los célibes (cf 2 Tes 2, 15; 1 Cor 7, 5; 1 Tim 3, 2-12; 5,9; Tit 1, 6-8).(l88)
60. Dificultades y objeciones.
En el actual clima cultural, condicionado a menudo por una visión del hombre carente de valores y, sobre todo, incapaz de dar un sentido pleno, positivo y liberador a la sexualidad humana, aparece con frecuencia el interrogante sobre el valor del celibato sacerdotal o, por lo menos, sobre la oportunidad de afirmar su estrecho vínculo y su profunda sintonía con el sacerdocio ministerial
Las dificultades y las objeciones han acompañado siempre, a lo largo de los siglos, la decisión de la Iglesia Latina y de algunas Iglesias Orientales de conferir el sacerdocio ministerial sólo a aquellos hombres que han recibido de Dios el don de la castidad en el celibato. La disciplina de otras Iglesias Orientales, que admiten al sacerdocio a hombres casados, no se contrapone a la de la Iglesia Latina: de hecho, las mismas Iglesias Orientales exigen el celibato de los Obispos; tampoco admiten el matrimonio de los sacerdotes y no permiten sucesivas nupcias a los ministros que enviudaron. Se trata, siempre y solamente, de la ordenación de hombres, que ya estaban casados.
Las dificultades, que algunos presentan hoy,(189) se fundan a menudo en argumentos pretenciosos, como, por ejemplo, la acusación de espiritualismo desencarnado, o que la continencia comporte desconfianza o desprecio hacia la sexualidad, o también buscan motivo al considerar los casos difíciles y dolorosos, o del mismo modo generalizan casos particulares. Se olvida, por el contrario, el testimonio ofrecido por la inmensa mayoría de los sacerdotes, que viven el propio celibato con libertad interior, con ricas motivaciones evangélicas, con fecundidad espiritual, en un horizonte de convencida y alegre fidelidad a la propia vocación y misión.
Está claro que, para garantizar y custodiar este don en un clima de sereno equilibrio y de progreso espiritual, deben ser puestas en práctica todas aquellas medidas que alejan al sacerdote de toda posible dificultad.(190)
Es necesario, por tanto, que los presbíteros se comporten con la debida prudencia en las relaciones con las personas cuya proximidad puede poner en peligro la fidelidad a este don, e incluso suscitar el escándalo de los fieles. (191) En los casos particulares se debe someter al juicio del Obispo, que tiene la obligación de impartir normas precisas sobre esta materia.(192)
Los sacerdotes, pues, no descuiden aquellas normas ascéticas, que han sido garantizadas por la experiencia de la Iglesia, y que son ahora más necesarias debido a las circunstancias actuales, por las cuales prudentemente evitarán frecuentar lugares y asistir a espectáculos, o realizar lecturas, que pueden poner en peligro la observancia de la castidad en el celibato. (193) En el hacer uso de los medios de comunicación social, como agentes o como usufructuarios, observen la necesaria discreción y eviten todo lo que pueda dañar la vocación.
Para custodiar con amor el don recibido, en un clima de exasperado permisivismo sexual, éstos deberán encontrar en la comunión con Cristo y con la Iglesia, y en la devoción a Santa María Virgen, así como en la consideración del ejemplo de los sacerdotes santos de todos los tiempos, la fuerza necesaria para superar las dificultades, que encuentran en su camino y para actuar con aquella madurez, que los hace creíbles ante el mundo.(194) (ver texto completo del Directorio para el Ministerio y la Vida de los Presbíteros)
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Información relacionada (en el blog):
Carta a Nepociano, presbítero
del Código de Derecho Canónico
Sacerdotalis Caelibatus (Encíclica sobre el celibato sacerdotal, 24 del mes de junio del año 1967)
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Entrevista del P. Alberto en CBS
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Entrevista al P. Alberto en Univisión
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Acerca del P. Alberto ... (El P. José L. Hernando
ha sido nombrado director temporal de Radio Paz)
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Felicidades a Erick Hernández (IV)
------------------------------------------------------Fotos cortesía de Heriberto Hernández (La Primera Palabra)
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Información relacionada (en el blog):
Felicidades a Erick Hernández (III)
Felicidades a Erick Hernández (II)
Felicidades a Erick Hernández
del Papa en Tierra Santa
Foto/Getty Images------------------------
Texto de la oración que Benedicto XVI escribió en el papel que introdujo en la
mañana de este martes en una de las hendiduras del Muro de las Lamentaciones.
* * *
Dios de todos los tiempos,
en mi visita a Jerusalén, la "Ciudad de la Paz",
morada espiritual para judíos, cristianos y musulmanes,
te presento las alegrías, las esperanzas y las aspiraciones,
las angustias, los sufrimientos y las penas de tu pueblo esparcido por el mundo.
Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,
escucha el grito de los afligidos, de los atemorizados y despojados;
envía tu paz sobre esta Tierra Santa, sobre Oriente Medio,
sobre toda la familia humana;
despierta el corazón de todos los que invocan tu nombre,
para caminar humildemente por la senda de la justicia y la compasión.
"Bueno es el Señor con el que en él espera,
con el alma que le busca" (Lamentaciones 3, 25)
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Homilía del Papa en la misa celebrada en el Valle de Josafat
Agradecimiento del Papa a las personas de vida contemplativa
Discurso del Papa en el Cenáculo a los ordinarios de Tierra Santa
Discurso del Papa en el Gran Rabinado de Jerusalén
"Operativo La Misa", y los filmes americanos que Ud. disfrutó en la Isla
Tomado del blog Cine Cubano, la pupila insomne
Después de largos años de que en la pantalla grande no se estrenaba ningún filme norteamericano, el ICAIC, bueno alguien del Instituto, decidió que se fusilaran estos a partir de los tránsitos de los aviones que seguían viaje hacia Latinoamérica y se sabía previo aviso, que traían copias de películas. Recuerdo que para esto se preparó todo un operativo en el Laboratorio B y N durante las madrugadas en dependencia del tiempo de escala técnica de los aviones.
Se recogía en una moto las copias y en minutos llagaban a Cubanacán para ser recopiados y rápidamente devueltos al avión.
Esto creó operativo de todos estrellas y como broma, le fue bautizado como LA MISA, la de hoy o la de mañana , etc… De esta nueva situación ajena al resto de la Producción normal del Instituto, TRUCAJE también le tocó participar en ello. El primer gran trabajo me tocó a mí, fue rehacer los Créditos de “JAWS”, PONÍENDOLE EL NOMBRE DE “Tiburón Sangriento” este título para que no pareciera que el filme había sido fusilado, sino, que pareciera que lo habíamos comprado a través de un segundo País y de una segunda Casa Distribuidora. Para esto tuve que separar poco a poco pedacitos de toda la secuencia original para después por medio de cámaras lentas y largas disolvencias ir pegando los planos para lograr el tiempo y sincronismo original, confieso hoy que para mi este trabajito fue de una gran utilidad. El resultado fue extraordinario, parecía que lo habían realizado los productores del filme.
Pero nuestra participación no solo fue esta, sino que tuvimos que trabajar con los Diseñadores en una serie de presentaciones muy parecidas a las de Hollywood, COLUMBIA, PARAMAUNT, WARNER, y demás, para despistar a las grandes compañías y a sus posibles espías en la Isla de que estos filmes que se estaban exhibiendo en los cines de Cuba sí eran comprados o conseguidos por las vías establecidas.
Así creamos, lo recuerdo muy bien, porque nos quedó, para la época muy bien, las presentaciones de unas distribuidoras imaginarias, por ejemplo la llamada GOLDEN GATE, que se le puso hasta el gran musicón.
Claro que esto fue producto del bloqueo, pues según el ICAIC, este también había abarcado a esta área. Lo que es también muy cierto es que gracias a este “operativo”, el público cubano pudo ver cine norteamericano de estreno durante toda la década de los ochenta. (ver texto completo del post "El Dream Team del Trucaje Cubano", por Jorge Pucheux, en el blog de Juani)
Se recogía en una moto las copias y en minutos llagaban a Cubanacán para ser recopiados y rápidamente devueltos al avión.
Esto creó operativo de todos estrellas y como broma, le fue bautizado como LA MISA, la de hoy o la de mañana , etc… De esta nueva situación ajena al resto de la Producción normal del Instituto, TRUCAJE también le tocó participar en ello. El primer gran trabajo me tocó a mí, fue rehacer los Créditos de “JAWS”, PONÍENDOLE EL NOMBRE DE “Tiburón Sangriento” este título para que no pareciera que el filme había sido fusilado, sino, que pareciera que lo habíamos comprado a través de un segundo País y de una segunda Casa Distribuidora. Para esto tuve que separar poco a poco pedacitos de toda la secuencia original para después por medio de cámaras lentas y largas disolvencias ir pegando los planos para lograr el tiempo y sincronismo original, confieso hoy que para mi este trabajito fue de una gran utilidad. El resultado fue extraordinario, parecía que lo habían realizado los productores del filme.
Pero nuestra participación no solo fue esta, sino que tuvimos que trabajar con los Diseñadores en una serie de presentaciones muy parecidas a las de Hollywood, COLUMBIA, PARAMAUNT, WARNER, y demás, para despistar a las grandes compañías y a sus posibles espías en la Isla de que estos filmes que se estaban exhibiendo en los cines de Cuba sí eran comprados o conseguidos por las vías establecidas.
Así creamos, lo recuerdo muy bien, porque nos quedó, para la época muy bien, las presentaciones de unas distribuidoras imaginarias, por ejemplo la llamada GOLDEN GATE, que se le puso hasta el gran musicón.
Claro que esto fue producto del bloqueo, pues según el ICAIC, este también había abarcado a esta área. Lo que es también muy cierto es que gracias a este “operativo”, el público cubano pudo ver cine norteamericano de estreno durante toda la década de los ochenta. (ver texto completo del post "El Dream Team del Trucaje Cubano", por Jorge Pucheux, en el blog de Juani)
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el inexacto Cubaencuentro.com
La edición de la nota de EFE, por parte de Cubaencuentro.com, consistió en cortar, pegar e introducir una sola palabra que no aparece en la nota original, pero esa sola palabra cambia el significado.
Dice (correctamente) EFE : " Monseñor Aranguren Echeverría, que es obispo de Holguín ..."
Cubaencuentro.com lo pone de esta manera: "El obispo de la provincia de Holguín, Emilio Aranguren Echeverría ..."
La diócesis de Holguín y la provincia de Holguín son dos cosas diferentes.
"La Diócesis de Holguín, bajo el patronato de San Isidoro de Sevilla, fue erigida canónicamente el 27 de mayo de 1979 (Fiesta de la Ascensión del Señor, ese año). Ocupa la casi totalidad de las provincias civiles de Holguín y Las Tunas, sólo dos municipios de esta última; Amancio y Colombia, pertenecen a la Arquidiócesis de Camagüey" (COCC)
La provincia de Holguín es una de las 14 que tiene el país desde la ultima división política-administrativa.
Como dice la canción, "dos cosas que no debes confundir"
Gaspar, El Lugareño
Foto/Archivo-Blog Gaspar, El Lugareño
del Papa en Israel
Foto/Reuters----------------
Discurso sobre la paz ante el presidente de Israel Shimon Peres
Discurso del Papa en el Memorial Yad Vashem a las víctimas del Holocausto
Discurso del Papa a su llegada al aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv
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updates en Ecclesia Digital
Monday, May 11, 2009
el Mapa de la A (H1N1)
Click en la imagen-------------------------------------
Nota: Aún no han incluido el primer caso reportado desde Cuba
el Rito Tridentino en el folklore de Bejucal ...

(COCC). La Habana, Mayo 11: Unido a la semana de la Cultura, los tradicionales tambores de Bejucal, las exposiciones en los diversos Museos, la salida de las carrozas de las charangas bejucaleñas, en la parroquia, se celebró una Misa de Acción de Gracias con el rito tridentino, tal como ocurrió el 9 de mayo de 1714 al fundarse la ciudad. Se cantó la Misa de José María Vitier.
Una buena de Silvio ....
Silvio se pronuncia a favor de la libertad de viajar, para todos los cubanos. Los detalles en Rebelión.
¿hasta cuando será por primera vez?
(almost) Cada día leo en los titulares de noticias sobre Cuba (redactadas desde fuera de Cuba) frases como nunca antes o por primera vez (y similares), referidas a sucesos sucedidos en múltiples ocasiones.
¿Hasta cuando (estos medios de comunicación) estarán hablando bobería y por primera vez y como nunca antes comenzarán a ofrecer a los lectores una verdadera información?
¿Hasta cuando (estos medios de comunicación) estarán hablando bobería y por primera vez y como nunca antes comenzarán a ofrecer a los lectores una verdadera información?
Gaspar, El Lugareño
Carta a Nepociano, presbítero
Raras veces, o nunca, pisen pies de mujeres tu humilde aposento. A todas las doncellas y vírgenes de Cristo, o desconócelas por igual o ámalas por igual. No mores bajo el mismo techo con ellas, ni te asegures con la pasada castidad. No puedes ser ni más santo que David ni más sabio que Salomón. Acuérdate siempre que al morador del paraíso una mujer lo arrojó de su posesión. Si estuvieres enfermo, asístate un hermano santo cualquiera y la hermana o madre y otra mujer cualquiera de probada fidelidad cerca de todos. Y si no se hallaren personas de parejo parentesco y castidad, a muchas ancianas sustenta la Iglesia que pueden prestarte ese servicio y recibir de ti su beneficio, con lo que tu enfermedad habrá dado también fruto de limosna. Yo sé de algunos que convalecieron de cuerpo y empezaron a enfermar de espíritu. Peligroso es el servicio de persona en cuyo rostro te fijas con frecuencia.
Si, por deber de tu estado, has de visitar alguna viuda o virgen, no entres nunca solo en su casa, y lleva tales compañeros cuya presencia te honre y no te infame. Si te sigue un lector, acólito o cantor, no vayan adornados de vestidos, sino de costumbres, ni lleven el pelo rizado con tenacillas, sino que ostenten en su mismo porte la castidad. No te sientes solo con sola en secreto y sin testigos. Si hubiere de hablarse de algo más familiarmente, seguro que tiene un ama de leche, una doncella mayor, una viuda o una casada; no va a ser tan desgraciada que no tenga en el mundo de quien pueda fiarse, sino a ti. Guárdate de toda sospecha, y lo que pueda con visos de probabilidad fingirse, evita de antemano que se finja.
El amor santo no sabe de frecuentes donecillos, y pañizuelos, y cintitas y telas que se aplican a la cara, comidas probadas antes y tiernas y dulces cartitas. Requiebros como «miel mía», «lumbre de mis ojos», «deseo mío» y demás necedades que pasan entre enamorados, todos los deleites y donaires y cortesías ridículas, cuando las oímos en las comedias nos avergonzamos, en los hombres seglares las abominamos. ¡Cuánto más en los clérigos, y en clérigos monjes, cuyo sacerdocio se realza por la profesión monástica, y la profesión monástica por el sacerdocio! Y no digo esto porque tema nada semejante en ti o en los santos varones, sino porque en toda profesión, en todo orden y sexo se encuentran buenos y malos, y el vituperio de los malos es loa de los buenos.
Jerónimo, San. Carta a Nepociano, presbítero: "Trato con mujeres". En: Pascual Torró, Joaquín. Valencia; EDICEP 1991, 1era edición, pp. 80-81.
Si, por deber de tu estado, has de visitar alguna viuda o virgen, no entres nunca solo en su casa, y lleva tales compañeros cuya presencia te honre y no te infame. Si te sigue un lector, acólito o cantor, no vayan adornados de vestidos, sino de costumbres, ni lleven el pelo rizado con tenacillas, sino que ostenten en su mismo porte la castidad. No te sientes solo con sola en secreto y sin testigos. Si hubiere de hablarse de algo más familiarmente, seguro que tiene un ama de leche, una doncella mayor, una viuda o una casada; no va a ser tan desgraciada que no tenga en el mundo de quien pueda fiarse, sino a ti. Guárdate de toda sospecha, y lo que pueda con visos de probabilidad fingirse, evita de antemano que se finja.
El amor santo no sabe de frecuentes donecillos, y pañizuelos, y cintitas y telas que se aplican a la cara, comidas probadas antes y tiernas y dulces cartitas. Requiebros como «miel mía», «lumbre de mis ojos», «deseo mío» y demás necedades que pasan entre enamorados, todos los deleites y donaires y cortesías ridículas, cuando las oímos en las comedias nos avergonzamos, en los hombres seglares las abominamos. ¡Cuánto más en los clérigos, y en clérigos monjes, cuyo sacerdocio se realza por la profesión monástica, y la profesión monástica por el sacerdocio! Y no digo esto porque tema nada semejante en ti o en los santos varones, sino porque en toda profesión, en todo orden y sexo se encuentran buenos y malos, y el vituperio de los malos es loa de los buenos.
Jerónimo, San. Carta a Nepociano, presbítero: "Trato con mujeres". En: Pascual Torró, Joaquín. Valencia; EDICEP 1991, 1era edición, pp. 80-81.
del Código de Derecho Canónico
del Código de Derecho Canónico
Promulgado por la Autoridad de Juan Pablo II, Papa.
Dado en Roma, el dia 25 de Enero de 1983
Promulgado por la Autoridad de Juan Pablo II, Papa.
Dado en Roma, el dia 25 de Enero de 1983
del Libro III La función de enseñar de la Iglesia
751 Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos.
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del Capítulo III De las obligaciones y derechos de los clérigos
Can 277. § 1. Los clérigos están obligados a observar una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los cielos y, por tanto, quedan sujetos a guardar el celibato, que es un don peculiar de Dios, mediante el cual los ministros sagrados pueden unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero y dedicarse con mayor libertad al servicio de Dios y de los hombres.
§ 2. Los clérigos han de tener la debida prudencia en relación con aquellas personas cuyo trato puede poner en peligro su obligación de guardar la continencia o ser causa de escándalo para los fieles.
§ 3. Corresponde al Obispo diocesano establecer normas más concretas sobre esta materia y emitir un juicio en casos particulares sobre el cumplimiento de esta obligación.
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Capítulo IV De la pérdida del estado clerical
Can. 290. Una vez recibida válidamente la ordenación sagrada, nunca se anula. Sin embargo, un clérigo pierde el estado clerical:
1.º por sentencia judicial o decreto administrativo, en los que se declare la invalidez de la sagrada ordenación;
2.º por la pena de dimisión legítimamente impuesta;
3.º por rescripto de la Sede Apostólica, que solamente se concede, por la Sede Apostólica, a los diáconos, cuando existen causas graves; a los presbíteros, por causas gravísimas.
Can. 291 Fuera de los casos a los que se refiere el can. 290, n. 1 , la pérdida del estado clerical no lleva consigo la dispensa de la obligación del celibato, que únicamente concede el Romano Pontífice.
Can. 292 El clérigo que, de acuerdo con la norma de derecho, pierde el estado clerical, pierde con él los derechos propios de ese estado, y deja de estar sujeto a las obligaciones del estado clerical, sin perjuicio de lo prescrito en el can. 291; se le prohíbe ejercer la potestad de orden, salvo lo establecido en el can. 976; por esto mismo queda privado de todos los oficios, funciones y de cualquier potestad delegada.
Can. 293 El clérigo que ha perdido el estado clerical no puede ser adscrito de nuevo entre los clérigos, si no es por rescripto de la Sede Apostólica.
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Información relacionada (en el blog):
Sacerdotalis Caelibatus (Encíclica sobre el celibato sacerdotal, 24 del mes de junio del año 1967)
Información relacionada (en el blog):
Sacerdotalis Caelibatus (Encíclica sobre el celibato sacerdotal, 24 del mes de junio del año 1967)
en Memoria de El Mayor
Ignacio Agramonte murió combatiendo por la independencia de Cuba, el 11 de mayo de 1873.
Sunday, May 10, 2009
del Papa en Jordania
Rania y Benedicto
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Portavoz vaticano: Benedicto XVI logra dos objetivos en Jordania
Primera piedra de la primera universidad católica de Jordania
La causa de división no es la religión sino su manipulación, advierte el Papa
Discurso de Benedicto XVI en el Lugar del Bautismo de Cristo en el Jordán
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updates en Ecclesia Digital
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Portavoz vaticano: Benedicto XVI logra dos objetivos en Jordania
Primera piedra de la primera universidad católica de Jordania
La causa de división no es la religión sino su manipulación, advierte el Papa
Discurso de Benedicto XVI en el Lugar del Bautismo de Cristo en el Jordán
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updates en Ecclesia Digital
Las Damas de Blanco
A esas mujeres valientes que recorren la Quinta Avenida de la Habana todos los domingos vestidas de blanco, en silencio, portando un gladiolo, desafiando a la dictadura mientras le piden al mundo que se solidarice con la liberación de sus esposos, padres, hijos, hermanos, amigos, presos por el solo delito de querer pacíficamente libertad de expresión, elecciones libres y una vida digna para el pueblo cubano. Para estas mujeres, con toda admiración, dedico un gladiolo cada domingo. (El Imparcial Digital)
Virulo entrevista(do) en Juventud Rebelde
—En tu creación, ¿te has sentido censurado, o te has autocensurado?
—El humor puede ser muy peligroso, porque a veces puedes estar diciendo cosas que no quieres decir. Hay que tener cuidado de no dejarse engolosinar por la risa, que puede ser una reacción muy fácil. Muchas veces, en la búsqueda de la risa te puedes poner a decir cosas que no son las que piensas. Y lo haces solo por un mecanismo de complacencia con el público y contigo mismo.
«El rigor artístico está en subir al escenario con la responsabilidad de comunicar lo que uno piensa. Creo que el humor es una expresión muy racional, muy intelectual, aunque se le tiende a subestimar.
«Y sí, me he sentido censurado, y autocensurado. Lo más curioso es que a veces la censura opera sin saber qué está censurando. No como mecanismo crítico de una expresión, sino como reacción ante un problema que se le está creando. No brincas cuando se pone la obra, sino cuando empezaron a protestar por la obra».
—Precisamente un humorista, enterado de que conversaríamos contigo, nos dijo: «Pregúntenle por qué se fue de Cuba cuando quizá lo necesitábamos más».
Cartel de una de las múltiples presentaciones del artista en México—Cuando me fui no había empezado el período especial; fue en 1989 o 1990, y básicamente por dos razones: una, mi esposa, mexicana. Llevamos 20 años juntos, y yo estaba —estoy— muy enamorado de ella. En aquel momento le ofrecieron estudiar en una escuela de cine en México, y eso coincidió con que me ofrecieron a mí un programa en TV Azteca.
«Era una oferta muy tentadora, y tenía mucha razón de ser entonces, cuando el Conjunto ya había cumplido su meta: Jorge Guerra, uno de mis puntales, quería regresar a Chile. La mayoría de las obras las escribíamos él, Héctor Zumbado y yo. Carlos Ruiz y Tatica estaban más apartados del Conjunto, haciendo su trabajo sobre los poetas, y constantemente tenían giras. Ya estaba fundado el Centro Promotor del Humor, en el cine Acapulco; había una pujante marea de humoristas, y le dejé a Osvaldo Doimeadiós la responsabilidad del Centro.
«Entonces me fui a realizar mi proyecto personal, de trovador, que había quedado abandonado. Empecé a hacer todo el trabajo que hice en México, aunque viniendo dos o tres veces en el año a Cuba, y no hay un año en que no me haya presentado aquí». (entrevista completa)
—El humor puede ser muy peligroso, porque a veces puedes estar diciendo cosas que no quieres decir. Hay que tener cuidado de no dejarse engolosinar por la risa, que puede ser una reacción muy fácil. Muchas veces, en la búsqueda de la risa te puedes poner a decir cosas que no son las que piensas. Y lo haces solo por un mecanismo de complacencia con el público y contigo mismo.
«El rigor artístico está en subir al escenario con la responsabilidad de comunicar lo que uno piensa. Creo que el humor es una expresión muy racional, muy intelectual, aunque se le tiende a subestimar.
«Y sí, me he sentido censurado, y autocensurado. Lo más curioso es que a veces la censura opera sin saber qué está censurando. No como mecanismo crítico de una expresión, sino como reacción ante un problema que se le está creando. No brincas cuando se pone la obra, sino cuando empezaron a protestar por la obra».
—Precisamente un humorista, enterado de que conversaríamos contigo, nos dijo: «Pregúntenle por qué se fue de Cuba cuando quizá lo necesitábamos más».
Cartel de una de las múltiples presentaciones del artista en México—Cuando me fui no había empezado el período especial; fue en 1989 o 1990, y básicamente por dos razones: una, mi esposa, mexicana. Llevamos 20 años juntos, y yo estaba —estoy— muy enamorado de ella. En aquel momento le ofrecieron estudiar en una escuela de cine en México, y eso coincidió con que me ofrecieron a mí un programa en TV Azteca.
«Era una oferta muy tentadora, y tenía mucha razón de ser entonces, cuando el Conjunto ya había cumplido su meta: Jorge Guerra, uno de mis puntales, quería regresar a Chile. La mayoría de las obras las escribíamos él, Héctor Zumbado y yo. Carlos Ruiz y Tatica estaban más apartados del Conjunto, haciendo su trabajo sobre los poetas, y constantemente tenían giras. Ya estaba fundado el Centro Promotor del Humor, en el cine Acapulco; había una pujante marea de humoristas, y le dejé a Osvaldo Doimeadiós la responsabilidad del Centro.
«Entonces me fui a realizar mi proyecto personal, de trovador, que había quedado abandonado. Empecé a hacer todo el trabajo que hice en México, aunque viniendo dos o tres veces en el año a Cuba, y no hay un año en que no me haya presentado aquí». (entrevista completa)
Falllece estudiante chileno en Cuba
(El Mercurio) CONCEPCIÓN.- Debido a una serie de complicaciones médicas falleció en Cuba el estudiante chileno de Medicina Francisco Contreras Romero (26), quien estaba internado desde el 26 de abril en el Hospital Calixto de La Habana tras un accidente en el edificio de estudiantes donde vivía en ese país.
Ese día, Contreras perdió el equilibrio en una de las escaleras del inmueble, cayendo desde una altura de cinco metros. Esto le causó fracturas en varias vértebras y lo mantuvo en extrema gravedad hasta el martes, día en que falleció.
El joven es originario de Talcahuano y cursaba el segundo año en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de Cuba, donde además era el "jefe político" de la delegación de 200 chilenos que cursan los dos primeros años de esa profesión en la isla caribeña. (sigue)
Ese día, Contreras perdió el equilibrio en una de las escaleras del inmueble, cayendo desde una altura de cinco metros. Esto le causó fracturas en varias vértebras y lo mantuvo en extrema gravedad hasta el martes, día en que falleció.
El joven es originario de Talcahuano y cursaba el segundo año en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de Cuba, donde además era el "jefe político" de la delegación de 200 chilenos que cursan los dos primeros años de esa profesión en la isla caribeña. (sigue)
Coincidencias ...
Cualquier coincidencia (Todas las Manos a la Siembra presente en colegios de Bolívar)... no es pura casualidad (Asesores cubanos supervisarán a los profesores de Venezuela)
Saturday, May 9, 2009
(México) Regresan las misas del Domingo ...
CIUDAD DE MÉXICO, sábado, 9 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- Este domingo los fieles de la Ciudad de México podrán participar en la misa dominical, como de costumbre, después de que el arzobispo de la sede primada, el cardenal Norberto Rivera Carrera, ordenara el restablecimiento de la celebración eucarística. (sigue)
Iván de la Nuez reflexiona sobre la gripe ...
La peste o la tuberculosis motivaron, desde el Decamerón hasta el romanticismo, todo tipo de obras literarias que fueron más allá de lo clínico para instalarse definitivamente en la cultura. El sida, más reciente, ha dejado los trabajos de Derek Jarman o Cyrill Collard, Félix González Torres o Pepe Espaliú. Días de sida es el título de un vídeo sombrío y hermoso de Javier Codesal. ¿Qué nos dejará la actual epidemia? En estas jornadas -sin Salud, Dinero ni Amor-, no es difícil imaginar que los actos de histeria estatal y privada -otra vuelta de tuerca para afianzar la retención y la sospecha como norma política- provocarán alguna película o libro o serie fotográfica. (ver texto completo del post Epidemia en la Granja)
Sindo presentó (anoche) en la Editorial Iduna, su libro: Las raíces del tamarindo
Gumersindo Pacheco, Odalis I. Curbelo (Ediciones Iduna)
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Manuel Vázquez Portal, Gumersindo Pacheco, Rafael Altuna
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Efrain Riverón, Alejandro Fonseca---------------------------------------------

Susana, Rolando Jorge, Jama-----------------------------------
Manuel Vázquez Portal, Alvaro Alba, Heriberto Hernández----------------------------------------------------------
Manuel Vázquez Portal, Rodolfo Martínez y su esposa
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Alberto Cabrales
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Gaspar, El Lugareño, Alvaro Alba
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Pablo Rodriguez (Payo Libre), Gaspar, El Lugareño
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Fotos/Blog Gaspar El Lugareño
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Texto enviado por (su autor) Sindo Pacheco,
para el blog Gaspar, El Lugareño
para el blog Gaspar, El Lugareño
Las raíces del tamarindo (fragmento)
II
La abuela Ana vivía en el Reparto Canarias, un barrio fundado por inmigrantes, cuyas calles se llamaban Lanzarote, y Gomera, y Fuerte Ventura, y el resto de las siete islas y demás lugares del archipiélago. Tony podía esperar la guagua que lo dejaba a dos cuadras de allí; pero prefirió caminar. De todas formas no tenía apuro, y caminar era una de las cosas que lo ayudaba a matar el tiempo. Hizo el trayecto por calles diferentes, tratando de descubrir algo nuevo, como hacía en cada viaje, pero el entorno le pareció el mismo de siempre, con las mismas casas, los mismos árboles, y los mismos repetidos lugares.
La abuela se acostaba tarde en la noche, luego que todo el barrio estaba en silencio, por eso solía levantarse a media mañana, pero cuando Tony llegó vio la puerta de la sala semiabierta, sujeta con el gancho de metal.
—¡Abuela!… —quitó el gancho de la puerta, entró y lo volvió a colocar.
Sobre el sofá de la sala descansaban las costuras pendientes. La máquina de coser permanecía junto a la ventana que daba a la calle para aprovechar así la claridad del día.
Tony se acercó a la cortina del primer cuarto:
—¿Se puede…?
—Si, niño, entra.
Tony descorrió la tela floreada. La casa de la abuela Ana era estrecha y larga, con cada habitación a continuación de la otra. No le gustaban las casas donde para ir a la cocina hubiera que atravesar los cuartos. Sobre todo, aquellos cuartos, casi siempre llenos de mujeres semidesnudas, que se entallaban vestidos y blusas frente a los espejos del escaparate. Antes nunca se había dado cuenta de ese detalle. Correteaba las habitaciones de una punta a la otra, con una libertad que ahora tenía límites, como si la casa de la abuela fuera la casa de un extraño.
—¡Qué bueno que viniste! —Ana le dio un beso—. ¿Cómo está mami…?
—Bien…
Sacó una jeringuilla de adentro de un jarro de agua hirviendo.
—¿No te dijo a qué hora nos vamos el domingo?
—No.
—El domingo toca la visita a tu padre.
Tony no contestó. Ya sabía que tendría que ir a ver a su padre. Detestaba la prisión, el viaje, el ambiente que reinaba en la visita. Le molestaba ver a su madre y a su abuela cargando jabas de comida para llevarle a su padre.
Ana sacó un pomo pequeño del refrigerador, introdujo la jeringuilla a través de la tapa de goma y empezó a extraer el líquido. Era lo primero que hacía siempre cuando se levantaba. Tony no podía verla sin evitar un escalofrío.
—¿No te duele, abuela…?
—Ya estoy acostumbrada.
Una voz llegó desde la puerta de la calle:
—Anita…, ¿se puede…?
En aquella casa todo el mundo hablaba así: ¿se puede, se puede, se puede…?
—¿Quién es…? ¡Ah!, entra Deisita…
La abuela se levantó un poco la blusa, mojó un algodón en alcohol, y se frotó un área de su abdomen, luego se pellizcó con el índice y el pulgar de su mano izquierda y se introdujo la aguja con la otra mano. Tony cerró los ojos. Sintió los pasos de Deisy, acercándose.
—Buenas, ¿qué tal, Ana, cómo amaneció…? Perdona, no sabía que estaba inyectándose.
—No te preocupes.
Deisy saludó a Tony con un gesto de cabeza, y siguió hablando.
—Déme la libreta para traerle el pan.
—Gracias, hija, mírala ahí en esa jaba. Ya yo no sirvo ni para sacar los perros a mear. Ten cuidado, que tiene el dinero adentro.
Ana retiró la aguja y comenzó a darse masajes con el algodón. Luego guardó el pomito y la jeringuilla, y bajó del fogón un jarro con leche.
—¿Desayunaste, Tonito…?
—Sí…
—Entonces cómete unas galletas con mantequilla.
—No, abuela, no tengo hambre.
—¿Y un poquito de dulce de coco?
—Tampoco.
De nuevo se escuchó otra voz:
—Anita…
Ana asomó su cabeza en dirección a la calle.
—Entra Mercedes, siéntate. Voy enseguida… —se volvió a su nieto—. ¿Y por qué no pruebas un poco de refresco…?
—Está bien, abuela… —Tony tomó un jarro que colgaba del locero.
Su abuela siempre pensaba que todo el mundo tenía hambre.
—¿A ver…? No, ése no, Tonito… Mira el tuyo aquí… Sírvete tú mismo —proyectó la voz en dirección a la sala—. No te vayas, Mercedes, para entallarte el vestido.
Tony tomó otro recipiente que decía Tonito por un costado. La abuela tenía dos hijos y tres nietos, y dos hermanos y como diez sobrinos que casi nunca venían a hacerle la visita, pero cada uno tenía su jarro con su nombre escrito con pintura de uñas.
Tony se sirvió un poco del líquido.
—¿De qué es?
—De limón. No hay ni una fruta por ahí… Hasta que no llueva un poco y empiecen los mangos… La suerte es mi matica de limón.
Tony se tomó el refresco. Estaba un poco escaso de azúcar, pero no dijo nada. La abuela los preparaba así debido a su enfermedad. No podía comer pasteles, ni dulces, ni caramelos…; casi no podía comer nada la abuela, pero nunca la había oído quejarse. Se ponía sus inyecciones todas las mañanas con la misma naturalidad de quien se cepilla los dientes, y a coser y a cortar durante todo el día, todos los días de su vida, semana tras semana, mes tras mes…
—¿No te aburres, abuela?
—¿De qué…?
—De tanta costura y tanta costura…
—Eso fue lo que yo estudié… Gracias a Dios que me dio un oficio; si no, no hubiera salido adelante. ¿Tú sabes la cantidad de gente que tuve que vestir para mantener a mis hijos…?
Tony miró hacia un rincón de la cocina y vio los cubos de agua vacíos. Los tomó y salió hacia afuera. En la sala se detuvo un momento.
—Hola —saludó a Mercedes.
Mercedes alzó los ojos de una revista de modelos, y sonrió. Estaba sobre un sillón de madera, inclinada hacia atrás. Vestía un pullover ceñido a su abdomen, y la saya, demasiado corta, dejaba ver sus muslos amplios y vigorosos. Tony cambió la vista, ruborizado, y quitó el gancho de la puerta.
El pozo quedaba a pocas casas de distancia. El pueblo no contaba con acueducto y los pozos proliferaban por todas partes. Los edificios multifamiliares disponían de turbinas que conducían el agua hasta los depósitos situados sobre el techo de la última planta. Otros se servían de un motor eléctrico para hacer subir el líquido hasta un tanque del cual descendía por gravedad hasta los grifos. Pero el resto obtenía el agua de forma manual, llevándola en cubos hasta el interior de sus viviendas. Tony llenó los recipientes y volvió con uno en cada mano. Le gustaba más acarrear dos cubos que uno, hacían buen contrapeso, pero tenía que cuidarse de no mojar el piso. Era una de las cosas más difíciles que había aprendido. Cualquier movimiento en falso y allá iba el agua fuera. Tony cruzó el portal y caminó por la sala cuidadosamente, pero no pudo evitar que una mirada furtiva se le escapara hacia donde Mercedes seguía hojeando la revista. Ahora se mecía suavemente, y la saya se le había subido aún más, y sus muslos se abrían y se cerraban con el vaivén del sillón, y de pronto el agua de los cubos saltó como por arte de magia.
Tony cambió la vista y apuró el paso, pero el agua siguió desparramándose a través de los cuartos y la cocina.
—Hice tremenda mojazón, abuela.
—No importa, hijo. Yo la seco. Ponme ése aquí para llenar la tinaja.
La abuela usaba aquella tinaja desde que su padre era chiquito. “Es como si saliera de un manantial”, solía decir.
De pronto pareció recordar algo.
—Oye, Tonito, ¿qué hora es…? ¿Tú no fuiste a la escuela…?
—No.
—¿Qué te pasó…?
—Nada. No me gusta la escuela.
—Ay, hijo, pero tienes que estudiar algo, algún oficio… ¿No te gusta nada…?
—No.
—¿Nada nada? Algo tiene que gustarte…
—Creo que me gusta pegar libros.
—¿Pegar libros…?
—Sí. Encontrar un pedazo aquí y otro allá y luego pegarlos y arreglar el libro.
—Pero eso no es ningún oficio, hijo… ¿Por qué no te haces carpintero…? Los carpinteros ganan buen sueldo. Yo quería eso para tu padre, pero no hubo manera. Si llega a hacerme caso, no le hubiera pasado nada. ¿Sabes…? A mí nunca me gustó que trabajara con dinero… —la abuela pareció recordar algo—. Oye, hablando de tu padre… Tengo un flan en casa de Fela ¿Sabes quién es Fela…?, la mamá de Vicentico… ¿Por qué no llegas allá un momento, mientras yo le entallo el vestido a Mercedes…? Y de paso le das estos cinco pesos…
Tony tomó el dinero y dio media vuelta. Esta vez cruzó la sala sin volver la vista.
Afuera el Sol calentaba con más fuerza dándole un brillo especial a la mañana.
La casa de Vicente era ancha, con un portal amplio cercado con tablillas de madera terminadas en punta. Tenía el frente pintado de azul claro y las puertas y persianas color blanco hueso.
Tony tocó a la puerta.
Nadie respondió.
Volvió a tocar.
—Va… —dijo una voz de niña.
Unos pasos se acercaron, la puerta se abrió, y apareció una muchacha rubia, con su pelo largo recogido en una cola de caballo. La cola de caballo subía hacia su cabeza donde una hebilla la sostenía allá en lo alto.
—¿Está Fela…?
—Mi mamá salió.
—Ah.
—¿Por qué…? ¿Querías algo…? ¿Tú no eres el nieto de Anita, la costurera…?
—Sí…, venía a buscar un flan…
—Ah, entra, ya te lo traigo —le dio la espalda.
Tony vio su cuello descubierto. Tenía unos pelitos sueltos y brillantes. Nunca había visto a aquella muchacha. Ni siquiera sabía que Vicente tuviera alguna hermana.
Había algunos cuadros de paisajes en las paredes, un televisor soviético en una esquina, varios muebles antiguos, y un librero enorme que llegaba de pared a pared. Al centro había una mesita, encima de la cual sobresalía la foto de una niña, similar a ella, que lo observaba con expresión de curiosidad.
La muchacha volvió con el flan de leche encima de un plato. El flan estaba acaramelado y se movía sobre el plato con suavidad tentadora. Tony alzó la vista del flan para encontrarse con sus ojos. Eran grises, casi verdosos, ligeramente separados y con largas pestañas curvadas hacia arriba. Su cara parecía de niña, pero era casi de su mismo tamaño, y tenía los senos puntiagudos y bien formados.
Tony apuntó hacia el librero.
—¿Son tuyos?
—¿Los libros…? Casi todos, ¿por qué? ¿Te gusta leer?
—A veces. ¿Sabes?, encontré un libro, pero está incompleto. Me gustaría terminar de leerlo, pero ni siquiera sé cómo rayos se llama.
—¿Por qué no me lo traes? Tal vez yo lo consiga.
Tony se dio cuenta que la muchacha llevaba rato sosteniendo el flan, y se apresuró a tomarlo, mientras le extendía los cinco pesos.
Ella tomó el billete, pero reaccionó enseguida:
—No, no vale nada.
—Mi abuela me dijo que le dejara eso.
—No, de ninguna manera —puso los cinco pesos a un costado del plato con el flan.
—Yo no lo quiero.
—Yo tampoco.
—Yo menos —Tony volvió a extenderle el billete.
Ella lo tomó y volvió a colocarlo encima del plato.
Tony lo quitó para dárselo, pero ella retiró la mano y el billete quedó en el aire, planeando como un ala. El muchacho intentó capturarlo con la mano libre, pero la otra mano se le volteó y el dulce saltó del plato. Trató de capturar al flan y se le escapó entonces el plato. Finalmente decidió salvar el plato, pero sólo consiguió darle un manotazo hacia abajo mientras pisaba el flan con un pie y se caían él y los cinco pesos y el plato, que se hizo añicos contra el piso.
Ambos se quedaron inmóviles, mirándose a los ojos. En ese momento Fela volvía, con una jaba de mandados.
—¿Qué pasó, niña…?
—Nada, mami. Se me cayó el flan.
Tony se incorporó y trató de separarse los pedazos de postre que se habían adherido a su pantalón.
—A ver…, niño, estás herido, tienes sangre ahí.
Tony se miró la mano. Un hilo de sangre se desprendía de la base del pulgar, y bajaba hasta el codo.
—Fue culpa mía… Lo siento.
—No te preocupes. Eso le pasa a cualquiera. Ven para verte la herida…
Fueron hasta la cocina.
—Lávate aquí —la señora le alcanzó una palangana con agua y jabón—. Maité, trae mercuro cromo y algodón.
Tony se lavó la herida. La sangre continuaba saliendo y se diluía en el agua como un hilo que se deshilacha.
—No es nada —dijo.
Maité volvió con las medicinas.
—Déjame ver.
Tony abrió la mano.
Ella untó el algodón con mercurio y se lo pasó por la herida.
—¿Te arde…?
—Un poco.
—Ya está. Trata que no te caiga nada ahí.
—Gracias —dijo Tony, todavía desconcertado. Dio media vuelta y comenzó a alejarse.
—Hasta luego —gritó desde la puerta.
Afuera tomó rumbo al centro del pueblo. Cuando había avanzado un buen trecho, se dio cuenta que no había vuelto por la casa de su abuela, pero prefirió seguir de largo, total, todo se había fastidiado: su mano, el flan, el plato, su pantalón… Sin embargo sentía una extraña sensación, como una alegría interior que lo animaba.
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