Saturday, July 4, 2020

Reflexión (por Orlanda Torres)

Nota del blog: Sección semanal en el blog Gaspar, El Lugareño, gracias a la cortesía de la psicóloga Orlanda Torres, quien ha aceptado la invitación a compartir con los lectores sus consejos y reflexiones sobre los conflictos cotidianos.


Recordemos que el amor implica compromiso, entrega mutua, si esto no existe, es una relación fugaz, por lo tanto, no tiene consistencia ni trascendencia.

Es una unión donde dos seres se relacionan solo para satisfacer placeres donde realmente solo prevalece la pasión.

El amor crece día a día cuando ambas partes se aceptan con los defectos, porque saben que también son imperfectos, cuando se dan cuenta que están decididas a caminar y recorrer el camino de la vida aceptando sus falencias, valorando sus vivencias y respetando sus anhelos y sus roles individuales de cada uno.

No solo se debe idealizar a la otra persona, no es llenar los espacios vacíos y utilizarla para satisfacer sus conveniencias, no es estar agradecido, ni admirarla solamente. Tampoco implica indecisión ni confusión, el que siente esto, verdaderamente no está amando.

El amor es recíproco y se debe compartir intereses en común, no necesariamente debes parecerte al otro, pero si tener una empatía y un proyecto de vida que los movilice a caminar paralelamente.

Debe existir diálogo, confianza y complicidad, de lo contrario cada cual buscará el espacio que lo haga sentirse feliz.

Y aun viviendo juntos, posiblemente la relación se verá afectada y por ende muy probablemente desintegrada, aunque compartan el mismo techo.

Sí la relación pierde consistencia y empiezan a mermar los sentimientos vitales, se encontrarán cara a cara con una realidad inevitable “el desamor”.





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Orlanda Torres: Psicóloga, Escritora, Educadora, Orientadora Motivacional.
Autora de los libros: "Volando en Solitario" año 2015, Guayaquil - Ecuador. (Disponible en Amazon Kindle). "Los símbolos del Amanecer" (Editorial Voces de Hoy, 2020)
-Estudió en Miami Dade College: Certificate of Florida “Child Development Associate Equivalency”. Maestra de Educación Preescolar e Infantil en la ciudad de Miami.
-Licenciada en Psicología graduada en el 02/2017 - Atlantic International University.
-Orientadora Motivacional y Conferencias pueden contactar a Orlanda Torres a través de la página que administra www.fb.com/vivencialhoy
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2016
-La Estancia en el Paraíso de los Sueños
-Relación de Pareja y su gran Desafío
-Es la Felicidad una Elección
Conferencia en Radio - Miami, Florida
-Positivo Extremo Radio: Entrevista 123Teconte “Regreso a Clases y La Adolescencia”
-¿Como aprender a ser feliz?- Edificio Trade Building-.Innobis Coworking, Guayaquil - Ecuador
-La Inteligencia Emocional en la Relacion de Pareja- WENS Consulting Group, Guayaquil - Ecuador
Publicaciones en Revista Sapo - Santiago de Chile – 2018
- Ser Mujer
Administra:
www.vivencialhoy.blogspot.comwww.facebook.com/vivencialhoyFacebook.com: Orlanda Torres
Instagram: orlanda.torres.3
orlandatq@gmail.comtorres_q@yahoo.com

New York según José Martí


Allá cavan al fin, en lo hondo del mar, la piedra en que ha de encajar el cimiento de la estatua de la Libertad, digno guardián de la ciudad titánica que ha doblado seis veces sus hijos en un siglo, y en cuarenta años ha sacado de 312,000 hombres, 12 millones de hombres, y como ave tallada en montaña que empollara nidos, se saca a cada aurora de bajo de las alas palacios descomunales y opulentos. (José Martí. Nueva York, 14 de mayo de 1883)

America the Beautiful



Friday, July 3, 2020

Cuba, China, Venezuela, Corea del Norte y Eritrea, boicotean intervención de Ariel Ruiz Urquiola en la ONU. Declaraciones de Ariel Ruiz Urquiola fuera de la Sede de la ONU

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Declaraciones de Ariel Ruiz Urquiola
 fuera de la Sede de la ONU

Añoranza (un poema de Thelma Delgado)


Besa la luna a la inquieta nube
Que coquetea con ella desde lo lejos
La nube sonríe, la luna se sonroja
Y yo desde mi tristeza recuerdo amores viejos

Se ven a los ojos y se cuentan secretos
Que solo hablan los enamorados
La luna se duerme, la nube se va
Feliz, sin importar quien los haya juzgado

Ay Amor!, feliz aquel a quien visites
Eres tú el mejor de los tesoros
Si algún día de mí te acordaras
Regresa, que volver a verte añoro





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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Thursday, July 2, 2020

Eliseo Diego contra el Tiempo y la Sombra (por Roberto Méndez)


Eliseo Diego 
Julio 2, 1920 – Marzo 1, 1994
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Cuando, a mediados de 1973, vio la luz Nombrar las cosas, que reunía casi toda la creación poética de Eliseo Diego hasta esa fecha, los que por entonces comenzábamos a acercarnos a la escritura, encontramos allí, con singular asombro, un modo de acercarse a la poesía que serviría de antídoto frente al conversacionalismo ramplón que por entonces señoreaba en nuestro panorama literario. Junto con el prologuista Francisco de Oráa descubríamos esa “visión que abarca principalmente ciertas maneras del ser de nuestro pueblo que han ido transcurriendo hacia la fábula”(1), esa voz serena y misteriosa llena de la “nostalgia de la antigua dicha, del tiempo de las magníficas costumbres”(2). Muy pronto comprendimos que no estábamos ante una amable figura del pasado, sino ante un creador que todavía nos reservaba la sorpresa de algunos volúmenes mayores como Los días de tu vida (1977) antes de conformar una imagen definitiva, un corpus que iba a erigirse en una de las escrituras poéticas más singulares de América en el siglo XX.

Por los días en que ve la luz en 1949 su primer cuaderno poético: En la Calzada de Jesús del Monte, el escritor forma parte de ya un grupo definitorio para el quehacer cultural de esos años: Orígenes, que iba a erigirse en una especie de segunda promoción de la vanguardia o “arte nuevo cubano”. Vueltos hacia las esencias secretas del país, su empeño mayor era la relectura de su historia, la regeneración de su pensamiento y el hallazgo de un destino para una Isla que parecía fracasada en el desenvolvimiento de sus ideales republicanos. Ellos buscaron el lado trascendente de la cultura, que, nutrido por la casi general fe católica del grupo, se expresó en términos de “salvación” y “resurrección”. Estos autores tenían como divisa lo que escribiera José Lezama Lima en 1944: “No nos interesan superficiales mutaciones, sino ir subrayando la toma de posesión del ser”(3). Más que un grupo literario, una tertulia, un círculo, Orígenes (1944-1956) fue una forma de pensar, un modo de hacer y creer y hasta una actitud ante la vida durante varias décadas.

En la portada de toda la escritura de Diego sería preciso inscribir la cita bíblica que él colocó al inicio de El oscuro esplendor: “Y sacólo Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía a todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida"(4). Oculta este pasaje esa noción de abismo que hay en el salto de la débil condición humana a la imagen de la vida perdurable, custodiada por un fuego purificador: ahí en ese espacio oscuro y angustioso, con una ansiosa condición de puente es donde debe ubicarse la poesía de este autor.

En su conferencia “A través de mi espejo” (1970), texto imprescindible que se constituye a la vez en confesión, autobiografía y sobre todo, poética explícita, constataba el poeta el enorme espacio que separa a la realidad de la escritura, lo que él llamaba “la angustiosa desproporción entre el esplendor de la experiencia y el balbuceo que intenta reproducirla”(5). Allí mismo revela el secreto de su relación poética con las cosas: “Otra lección encuentro además - aunque ésta la sabía oscuramente desde que comencé a escribir: cada cosa es ella y es otra al mismo tiempo, y el secreto de la poesía consiste en mostrarnos, a la vez, el derecho y el revés de cada moneda sin quitarle un solo adarme.”(6)

A partir de estos presupuestos básicos, es comprensible el que defienda en su poesía el “hoy humilde”, los actos cotidianos, los objetos domésticos y reclame el rescate de todo, “no sólo lo que no poseemos aún sino lo que poseíamos sin darnos cuenta”, ello es parte de un “servicio misterioso” y la base de lo que va a definir como “realismo de la misericordia”. No sólo es posible poner en primer plano un objeto pequeño y simple, sino que de él parte una iluminación: algo que se afirma en la memoria y revela gradualmente su sentido misterioso hasta el punto de esclarecer amplias zonas temporales. La humildad del que mira y su disposición amorosa, son las que propician la hondura del diálogo con el objeto. La poesía no es sino la balbuceante afirmación de ese otro lado de la realidad, después del retorno, la constancia de una profundísima oscuridad que hace más inagotable la fuente del resplandor.
Pero quién vio jamás
el ruedo misterioso de tu falda
mientras cortas las rosas en la tarde
ni el roce y la tristeza de la lluvia
como un ajeno llanto por mi cara.
Porque quién vio jamás las cosas que yo amo.(7)
Pero Eliseo no identifica totalmente la poesía y el poema: la primera es más amplia y vive en las cosas, donde pueden descubrirla los “hombres de corazón puro”, el segundo es sólo tarea de los escribas. Ninguna definición literaria le parece satisfactoria, todas las polémicas en torno a la escritura se estrellan ante el misterio natural de la creación, testimoniado por una autenticidad que vence el tiempo, del Infante Don Juan Manuel toma la figura de la vieja que está hilando al sol junto a su puerta y sin saberlo está en el centro mismo de la plenitud poética:
...y entretanto,
sentada allá en su quicio, como siempre,
la viejecita sopla la palabra
que le roza los labios, y amanece
otra vez en el bosque, y la muchacha,
vuelto el perfil hacia el silencio, deja
caer al tiempo como un paño ajado.(8)
El poema, imagen de las cosas, recibe de ellas una cualidad esencial de su ser: el que su sentido último escapa a la razón, de ahí su condición eternamente potencial:
Agréguese que la idea de semilla iba a proporcionarme una imagen del poema que sigo hallando utilísima: la imagen de un todo viviente en que se resumen incontables posibilidades o sentidos cuya expresión consiste justamente en su ser tácito. Archibald Mc Leish ha dicho que un poema no debe significar sino ser y yo no estoy enteramente de acuerdo. Un poema debe significar con su ser, me parece; lo que sucede es que nunca podrá la razón atraparle el sentido, como tampoco puede atrapársele a una flor, un gato, un niño, un caracol o una pelota. (9)
Esta visión del poema como porción de la inagotable imagen de las cosas, en las que algo queda situado en una lejanía, en lo intocable, acerca la poética de Eliseo a la de otros autores de Orígenes: la “extrañeza de estar” de Cintio Vitier obra en él en proporción tan justa como la condición de “furtivo destierro” que Octavio Smith atribuye al hombre, ansioso siempre de volver al reino perdido de la inocencia donde se acumula el tesoro del verdadero conocimiento: el estar libre de apariencias, próximo al ser del mundo. Por allí se encuentran también sus afinidades con el “realismo de la misericordia” de Fina García Marruz.

El espejo es un elemento obsesivo a lo largo de su obra(10). En ocasiones lo emplea como puerta o frontera de un mundo desconocido, pero lo común es asociarlo con la visión engañosa de las apariencias o con uno de los múltiples aspectos que toma la muerte para acechar a los hombres. Si En la Calzada de Jesús del Monte anota “que dos espejos, dicen, fácilmente procuran estas visiones”(11), después los ejemplos se multiplican: el “cegado espejo de la quinta” en Por los extraños pueblos se convierte en “materia ya del sueño / lienzo de la locura”.(12) Siempre el encuentro con el objeto enigmático le produce una angustia equivalente:
En un abrir y cerrar de ojos
ya no estarás donde estabas:
un triste viejo está mirándote
con qué terror desde tu cara.
Mirándote ávido y mirándote
Mientras la luz te da en su cara:
en un abrir y cerrar de ojos,
ni tú, ni él, ni nada.(13)
Otra constante en Eliseo es la contraposición de luz y sombra, la primera resalta la imagen, la lleva a su plenitud, la segunda se asocia con lo secreto, lo velado y en última instancia con el olvido. Ahí está la base de la poética de la luz en el escritor, de la que participan múltiples textos suyos, pero que aparece expuesta magistralmente en su Oda a la joven luz: ella desborda el tiempo, pues aún su despreocupación es signo de perennidad, resístese también a la memoria, pues debe existir por sí misma, incontaminada, transparente. Apresarla - tarea de pintores, de poetas -- es imposible, sobre todo como fruto de un acto deliberado, tiene una conducta imprevisible que rechaza las apariencias de grandeza y se demora en lo humilde y lo ignorado. Su perfección inconquistable es un desafío absoluto. La victoria de la luz sobre el espejismo de la muerte y la conformación de una imagen definitiva, son las aspiraciones máximas de su obra:
Y es que ciega la luz en mi país deslumbra
su propio corazón inviolable
sin saber de ganancias ni de pérdidas.
Pura como la sal, intacta, erguida,
la casta, demente luz deshoja el tiempo.(14)
Toda la poesía de Eliseo está recorrida por la obsesión de lo arquitectónico. Edificar es para él, expresión de lo durable, forjar una eternidad - si bien precaria- que se resiste a la muerte. Ábrese En la Calzada de Jesús del Monte con esa certeza de que la memoria puede protegerse con el rigor de la piedra y conservarse en una penumbra nutricia. Construir, es equilibrar lo durable con las múltiples interrogaciones que asedian al hombre y también urdir “la extraña conciliación de los días de la semana con la eternidad”.(15)

Uno de sus procedimientos más notables es sugerir el desarrollo arquitectónico a través del desarrollo de formas musicales, así ocurre, por ejemplo, en la tercera parte del volumen citado: después de la amplia obertura confiada al poema “Voy a nombrar las cosas”, un breve pasaje en prosa señala tres temas fundamentales que identifican a la Calzada: “la piedra de sus columnas, la penumbra del Paso de Agua Dulce y el polvo que acumulaban sus portales” (16). Viene entonces una especie de puente: “Rehacen las materias el canto llano de su pesadumbre”, en él hay una progresión: de la materia en abstracto a la madera y luego en las construcciones de los pórticos — cornisas y columnas — a los vidrios, los hierros y las campanas. Cada uno de los temas es desarrollado después con la amplitud que corresponde en poemas sucesivos: “Las columnas”, “El Paso de Agua Dulce” y “Los Portales”; cada poema incluye en sí elementos de la obertura. Enlaza con la cuarta parte usando un motivo amplio, invitador: “Oigamos las figuras, el son tranquilo de las formas,/ las casas transparentes donde las tardes breves suenan”(17). La estructura musical es una evidencia de que detrás de la construcción palpable hay otra ideal, arquetípica, que sirve de puente entre el hombre y lo trascendente.

Aunque Diego no es sólo un forjador de poemas, sino un narrador que nos ha legado cuentos breves excepcionales en volúmenes como Divertimentos y Noticias de la quimera, sin olvidar al traductor de poesía inglesa o al crítico parco y agudo o al reposado conferencista, todo su quehacer lo define esa voz poética que es en última instancia una parte de su itinerario en busca de la visión de lo invisible, del signo que da certeza al hombre de la inmortalidad. Así lo hace palpable “Ante una imagen del sudario de Turín”. El autor contempla una foto de la sábana que se supone que sirvió para amortajar a Cristo y donde la sangre dejó marcada su silueta. Tanto la “magia” del procedimiento fotográfico como la imaginación y la fe lo llevan a buscar no sólo la reconstrucción de la figura corporal sino de su presencia teológica en el alma. El sudario es el punto de partida de esa prospección mística:
Otros te vieron y oyeron; a otros
tocaron tus manos venerables, perfectas, sanándolos;
en cambio
los míos y yo no tenemos de ti sino este paño.(18)
Entonces imagina el ambiente del día en que se concluyó de tejer, la hora en que el mercader lo guardó en su almacén, la escena de la compra por José de Arimatea y retorna el poeta a su noche, vuelve a mirar la reproducción del paño, no para constatar la agonía y la muerte en los arroyuelos de sangre sino para adivinar la vida en la sombra de las manos que significan la relación con otros y también la presencia de lo divino entre los hombres, por ellas puede acceder a la Resurrección :
...yo me aferro
a esas sombras reales
a tus manos
quietas y vivas bajo los pliegues y dobleces hondos
del solo, inmenso, universal sudario que tú echaste
ligeramente a un lado,
alzándote
a la luz y a la vida.(19)
Vence así la imagen perdurable, perfecta encarnación del espíritu en lo humano, los acosos del tiempo. La foto y el paño de la muerte son sólo el primer escalón para acceder a la eternidad en la “ noche de las islas”, quedan a un lado cuando el poeta, guiado por la fe, avanza hacia lo invisible.

Pocas veces se ha logrado en la cultura cubana el forjar una obra tan resistente a partir de tan humildes elementos: viejas construcciones, interiores en la memoria, muestrarios de grabados, daguerrotipos en quiebra. Pero de ellos ha nacido una escritura memoriosa, que parece quererse colocar en un segundo plano, pero con una constancia – y a veces terquedad- que la hace enraizar muy profundamente en nuestro existir como pueblo. La capacidad para traducir lo local e íntimo, a la vez que sintoniza con lo mejor de la poesía reflexiva universal – especialmente las voces metafísicas de los ingleses Donne o Gray y también de nuestro Quevedo-, la exquisitez con que el poema es “puesto a punto” sin excesos ni excrecencias, el discreto modo de equilibrar los cuadernos para que tengan una resonancia peculiar más allá de cada uno de los textos, el aire de engañosa “intemporalidad” de sus versos que nos parecen como a Enrique Saínz “más allá de escuelas literarias”(20), le han garantizado ese peculiar magisterio que le ha hecho influir en tantos autores noveles cubanos.

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  1. Francisco de Oráa: Prólogo a Nombrar las cosas. La Habana, Bolsilibros Unión, 1973, p.5.
  2. Ibidem.
  3. José Lezama Lima: “Presentación de Orígenes”. En: Imagen y posibilidad, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1992, p.191.
  4. Génesis 3, 23-24.
  5. Eliseo Diego: “A través de mi espejo”. En: Acerca de Eliseo Diego. La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1991, p.381.
  6. Ibid, p.383.
  7. ED: “Nostalgia de por la tarde”. En: Obra poética.. La Habana, Ediciones Unión – Editorial Letras Cubanas, 2001, p.50. Todas las citas de la poesía de ED se hacen por esta edición.
  8. ED: “Decíamos que sí, que lo sabíamos”, OP, p.340.
  9. ED: “A través de mi espejo”, p.390.
  10. Dos veces utiliza el título A través de mi espejo, primero para una conferencia y luego para un cuaderno de poemas, lo toma de Through the looking glass de Lewis Carroll, relato en que Alicia logra salir del tedio cotidiano al pasar hacia la estancia que aguarda al fondo del cristal, donde lo convencional ha sido sustituido por las leyes de la fantasía más delirante.
  11. ED: “El Segundo Discurso...” , OP, p. 21.
  12. ED: “Las ropas”, OP, p.101.
  13. ED: “Frente al espejo”, OP, p.351.
  14. ED: “Oda a la joven luz”, OP, p.307
  15. ED: “El Primer Discurso” , OP, p.20.
  16. ED: “Y la Calzada...”, OP, p. 28.
  17. ED: “Oigamos las figuras”, OP, p.33.
  18. ED: “Ante una imagen del sudario de Turín”, OP, p.304.
  19. Ibid, p.306.
  20. Enrique Saínz: “Prólogo” en OP, p.13.

Amarte (un poema de Janisset Rivero)


Quiero amarte de día, con las puertas abiertas,
y el sol alumbrando tu cuerpo.

Amarte sin medida, con la caricia del viento
en mi cabello,
y el resplandor del día en tu pupila.

Olvidando la noche y su vigilia,
el dolor inexorable del tiempo,
la nostalgia, el olvido…

Con el alma y la piel,
con el fuego primero;
entregarte el corazón…
que arda en tus manos.

Amarte porque no queda mucho,
o porque queda la vida;
porque aun nos vibran sueños,
o porque se perdieron.

Amarte con las puertas del día
abriéndose en mi pecho.




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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014.

Calles y callejones de Camagüey: Callejón de Domingo Castillo, Brígida Agüero y Agüero (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su nuevo libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. 




Nace en el callejón de Jaime y se extiende hasta la calle de la Soledad. Su nombre está asociado a don Domingo Castillo, propietario de los terrenos donde se edificaron las construcciones que allí existían en 1888, según apunta Lasqueti. En la primera mitad del siglo XIX el Fondo de Anotaduría de Hipoteca relaciona entre los vecinos de este eje a Catalina Castillo y Lucía Castillo, probablemente descendientes de don Domingo. El 3 de noviembre de 1864 don Salvador Fon posee “una casita oculta por el callejón de Domingo Castillo” que pertenece a la no. 36 de la calle Soledad, la que su propietario presenta para cubrir $ 4300 de don Martín Serra y Hermanos, construcción que está grabada a $ 200 del convento de San Francisco y está ubicada en la esquina izquierda siguiendo la dirección de Jaime a Soledad. 

En cuanto a su cambio de nombre no es hasta el 21 de diciembre de 1927 que el DSAMC revela su potencialidad al incluirlo dentro de los ejes que mantienen su topónimo tradicional; pero la propuesta para su rebautizo no se presentó hasta la década del 50 y estuvo a cargo de la Orden de la Gran Logia de la Perseverancia. El portador del acuerdo de La Perseverancia fue el concejal Manuel Hernández Medina, quien en sesión del 16 de marzo de 1955 informa el interés de la logia de homenajear a la poetisa Brígida Agüero y Agüero. Se toma entonces el acuerdo de que el concejal se informe bien acerca de los méritos de la fémina para merecer este homenaje. 

Hernández Medina cumple con el acuerdo en sesión del 21 de marzo de 1955 e informa que la señora Brígida Agüero y Agüero “fue hija del distinguido poeta Francisco Agüero y Estrada, la que heredó el sentimiento poético de su papá y fuera alumna sobresaliente de las clases de literatura de la Sociedad Filarmónica de Puerto Príncipe, habiendo cosechado grandes éxitos en el año 1861”. Para apoyar su propuesta el concejal refiere la obra de Lasqueti y acota que “el nombre de Domingo Castillo, que hasta hoy ha tenido ese callejón, se debe a que el dueño de esa parcelación se llamó Domingo Castillo, sin tener ninguna historia digna de mención”. 

A pesar del aval presentado la sugerencia despierta serias polémicas entre los miembros del Ayuntamiento. El principal opositor, el concejal Serrano Ferrer, opina que el cambio de nombre de las calles de esta ciudad, “tiene perdido a los policías y los carteros, y a todos los que se dedican al servicio público, sin saber dónde dirigirse”, argumenta, también que, “si respeto merece la tradición de los pueblos, esas calles no deben cambiársele los nombres, pues hay bastantes repartos nuevos a quien ponérselos”; reitera “además, ya en Camagüey no hay cartero ni policía que pueda rendir un servicio adecuado por el cambio de nombre a cada paso”. Haciendo uso de democracia el presidente somete a votación nominal el asunto y es aprobado por mayoría el cambio de nombre. 

Así, desde 1955 rindieron los camagüeyanos homenaje a Brígida Agüero y Agüero (Puerto Príncipe, 1837 — 1865), la hija del poeta Francisco Agüero y Estrada, El Solitario la autora de “Retrato de una señorita” (1858); “Ecos del alma”, “Inspiración”, “La fe cristiana” y “Flores del alma” (1859); “Lo Bello”, “A la señora doña Gertrudis Gómez de Avellaneda”, “A la Virgen”, “El encuentro” y “Las Artes y la Gloria” (1860), entre otras. Domingo Castillo o Brígida Agüero, como se reconoce indistintamente, dista del área Patrimonio Cultural de la Humanidad, pero forma parte del Centro Histórico. 


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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

Tuesday, June 30, 2020

La Virgen de la Caridad del Cobre, junto a José Martí, en la cima del Pico Turquino


Encuentro de casualidad, sin tener idea de que había ocurrido, que la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre fue ubicada en el mes de julio del año 1954, en la mayor elevación de la topografía cubana, la cima del Pico Turquino, muy cercana al monumento martiano que aun permanece y que fue emplazado en mayo de 1953.

Un grupo de profesores y alumnos de las Escuelas Pías, de la Vibora, Habana, encabezados por el Dr. Pedro M. Santana, quien junto a su esposa la Dra. Gladys Sigarreta, ideó y organizó el homenaje a la Virgen de la Caridad, en el Año Mariano de 1954.

La imagen de la Virgen sobre su pedestal quedó presidiendo, junto a José Martí, el punto cubano donde más cerca están la tierra y el cielo.

No se cuando fue removida la imagen de la Patrona de Cuba de este maravilloso lugar, pero en la historia quedó grabado el homenaje que le rindieron un grupo de cubanos en nombre de todos sus hijos.

Comparto la detallada reseña de como fue concebido y materializado este loable suceso, que aparece en la revista Bohemia, en su edición del 12 de septiembre de 1954. (JEM)

 

Dave Matthews Band


Monday, June 29, 2020

No es lo que importa (un poema de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.


No es lo que importa

                                   En el tronco de un árbol
                                   una niña,
                                   grabó su nombre…

                                   Canción

                                      A Rafael Alcides


Junto al tronco de un árbol siempre habrá una
   niña
que en realidad es una muchacha.
La niña que es una muchacha grabará su nombre
en la corteza del tronco de un árbol;
siempre lo estará grabando.
Nunca se sabrá para quién, personalmente, graba
su nombre,
no es lo que importa.
Pero la niña, o sea, la muchacha, siempre estará
grabando su nombre en la corteza del tronco
        de un árbol,
hasta el infinito
hasta el Amor.

Julio 1989





Non è quel che importa

                                     Nel tronco di un albero
                                     una bambina,
                                     incise il suo nome…

                                      Canzone

                                          A Rafael Alcides


Accanto al tronco di un albero ci sarà sempre una
   bambina
che in realtà è una ragazza.
La bambina che è una ragazza inciderà il suo nome
nella corteccia del tronco di un albero;
sempre lo starà incidendo.
Mai si saprà per chi, personalmente, incide
il suo nome,
non è quel che importa.
Ma la bambina, ossia, la ragazza, sempre starà
incidendo il suo nome nella corteccia del tronco
       di un albero,
fino all’infinito
fino all’Amore.

Luglio 1989



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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado, entre otros libros, siete poemarios, tres volúmenes de cuento y siete novelas.

Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.

En 2019 recibió el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, otorgado por Neo Club Press, Vista Larga Foundation y otras instituciones culturales cubanas en el exilio.

Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960. Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.

Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

(Social. Septiembre 1930) Gente del Camagüey


Saturday, June 27, 2020

Oda a la guagua (por Baltasar Santiago Martín)


Buenos días, guagüeros y guagüeras. Hacía mucho tiempo que no escribía un poema, o mejor dicho, que no "bajaba". En la madrugada de anoche, como a las 3 y media, este poema comenzó a escribirse en mi cabeza, y tuve que levantarme a escribirlo.

Creo que la guagua cubana, mucho más que un eficaz medio de transporte -sobre todo antes de 1959, e incluso hasta antes del período especial-, ha sido todo un símbolo de integración racial, de armoniosa convivencia de toda la gama de colores nacionales, porque ser cubano desborda el estrecho marco de esa paleta.

Ahora que el racismo en los Estados Unidos está puesto en la picota, quiero hacerle mi modesto homenaje a esa guagua cubana donde nunca necesitamos a una Rosa Parks como aquí.


Oda a la guagua

(lo mismo las General Motors de la COA, que las Leyland “enfermeras” de puertas de madera)

Para César Beltrán, Yin Pedraza Ginori y Rolando Díaz


¡Oh, querida guagua!
de motor trasero o en el medio,
cambios automáticos o palanca,
y suave ronroneo:
por tus ventanillas se pudo ver pasar
el inefable océano de la Cuba urbana,
y transitar por tu pasillo
lo mejor y más obrero
de mi dulce Habana
–donde por suerte nunca necesitamos una Rosa Parks–;
cuando por ocho centavos
–hoy quiero llamarles “quilos prietos”,
negros, mulatos, blancos, chinos y jabaos
–daba igual sentados que parados–
iban lo mismo de La Lisa hasta la Terminal,
que de nuestro Guanabo para el Parque Central.



Baltasar Santiago Martín Garrote
Hialeah, el Marianao de Miami
Miércoles 24 de junio de 2020,
comienzo oficial del verano

(Bohemia. Julio 28, 1935) La palabra de Dalia Iñiguez. Por Emilio Ballagas


Friday, June 26, 2020

Deseo (un poema de Thelma Delgado)


Quiero ser mariposa de tu jardín
Cenzontle que te despierta muy temprano
La luna que resbala por tu espalda
En las cálidas noches de verano.

El color del atardecer
Y luciérnaga en tu noche estrellada
Quiero saborear tu dulce miel
Y ser de tu fuego intensa llamarada.

Ser tú antes y después
Brisa que impulsa tu velero
Tu ayer, tu hoy y tu mañana
Habitar en tu corazón, tan solo eso quiero.


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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County

Thursday, June 25, 2020

(Bohemia. Julio 8, 1951) El traslado de los restos del Apóstol Martí

A fines de junio de 1951, fue inaugurado en el Cementerio Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, el mausoleo donde se encuentran las cenizas de José Martí.

Los restos del Apóstol cubano, antes de ser depositados en el mausoleo actual, recibieron homenaje en el Palacio del Gobierno Provincial de Oriente.

Comparto el reportaje Bohemia, en su edición del 8 de julio de 1951. (JEM)

que publicó

Contigo (un poema de Janisset Rivero)


Sufro contigo,
me echo el dolor de tu piel
sobre mi alma.
No le temo al abrazo
en el llanto;
ni reniego del tiempo
nublado que nos toca.

Lloro tus lágrimas
con mis ojos abiertos,
despojados de alguna coraza
protectora.

Tiemblo contigo en la desdicha,
la impotencia, el cansancio…


Y sueño,
sobre todo sueño
junto a ti
un paraje de sol y árboles mansos,
de mar plateado y luna nueva.



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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014.

Calles y callejones de Camagüey: Callejón del Desengaño o de la Cruz, Eugenio Sánchez (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.   

Foto cortesía de Joop Siroop
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Nace en Carretera Central Oeste y en su trayecto ofrece fin a la calle del Matadero cruza San Gabriel o San Mateo, San Rafael y San Clemente; da cierre a San Isidro (D) y a la del Santo Cristo para cortar luego a San Luis Beltrán, del Cielo, San Lorenzo, San Diego y el callejón de Sedano para disolverse en San Ramón. 

Juan Torres Lasqueti argumenta en su obra que se le reconoce como Desengaño “porque pasa por delante del cementerio”. Documentalmente aparecen referencias de su existencia como calle de la Cruz entre 1813 y 1817, período muy cercano a la inauguración del Cementerio General (1814), por lo que debió ser el tramo recorrido en el traslado de los cadáveres el que le diera el popular nombre que alude a la Cruz, símbolo de la muerte de Jesús de Nazaret para los seguidores de Cristo, signo de la profunda religiosidad de los camagüeyanos que interpretaban en la muerte un acto de liberación. Recordemos que carente de una gran montaña en la que erigir un monumento a este icono religioso se encargaron los principeños de colocarla en las fachadas de aquellas casas que participaban del Vía Crucis en Semana Santa. Asociado a este criterio, de profunda raíz popular, se encuentra el apelativo Desengaño con el que también se reconoce esta calle, sentido que pudiera asociarse al epitafio que acompaña la tumba de Dolores Rondón, una de las más hermosas leyendas de la región:
Aquí Dolores Rondón
finalizó su carrera,
ven mortal y considera
las grandezas cuales son:
el orgullo y presunción
la opulencia y el poder,
todo llega a fenecer
pues solo se inmortaliza
el mal que se economiza
y el bien que se puede hacer.
Curiosamente también el centro de Madrid posee una arteria con el nombre Calle de Desengaño y como explicación se cuenta la leyenda en la que dos caballeros que iban a batirse en ella, al parecer por el amor de una dama, en el momento de cruzar los aceros se hizo presente una misteriosa sombra negra a la que los dos hombres siguieron, olvidando su querella. Después de una larga búsqueda encontraron sobre una tapia un repugnante cadáver que provocó en los espadachines la frase: “¡Qué desengaño!”. 

El cambio de nombre de este eje está entre los primeros finalizado el dominio colonial español y aparece bajo solicitud de sus vecinos, cuando el 6 de marzo de 1899 se lee en sesión del Ayuntamiento una instancia en la que pide el cambio de Desengaño por el de Eugenio Sánchez. No se han localizado las circunstancias en las que se tomó el acuerdo por parte de los concejales del Ayuntamiento. Un análisis de las coordenadas de este período hace suponer que fue de manera inmediata. Por su lado, informe suministrado por secretaría el 4 de marzo de 1919 a solicitud del concejal Salvador Paisán N. de la Cabada, indica que el cambio se había aprobado, rindiendo homenaje así a Eugenio Sánchez Agramonte (Puerto Príncipe, 1865-La Habana, 1933), el general de brigada y médico cirujano que ingresó al EL el 6 de junio de 1895 bajo el mando del mayor general Máximo Gómez y que fuera nombrado jefe superior de Sanidad Militar el 4 de diciembre, desde cuyo cargo elaboró el proyecto de la ley orgánica militar que aprobara el consejo de gobierno semanas después y renovaría en marzo del año siguiente, ambos implementados personalmente a lo largo de toda la isla. Fue uno de los nueve generales cubanos invitados por los norteamericanos a la ceremonia del cambio de poderes en la isla el 1ro. de enero de 1899 y secretario de Agricultura del gabinete del segundo gobierno del presidente Mario García Menocal entre 1917 y 1921.

Gerardo Castellanos, en Pensando en Agramonte, la refiere dentro de sus reflexiones: “¿Por qué suprimir su nombre a la calle de Alegrías y a la de Desengaño, y a la de Micaelita, y a la Palma, y a la de Ángeles, y a la Arrieta, y así a otras de clásico colorido local?”. 

De Desengaño, como se le llama cotidianamente, pertenecen al Centro Histórico las cuadras limitadas por San Gabriel o San Mateo y Sedano.



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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

El baile (por Teresa Fernández Soneira)


Nunca olvidaré aquellos días de carnaval en el Prado de La Habana cuando la música y el baile de las comparsas callejeras lo llenaban todo. Aunque aún eran una niña, mis padres me llevaban a ver a los bailadores de comparsas con sus farolas. La cadenciosa y contagiosa percusión, el sonido parejo con el que marcaban el paso los danzantes al rozar sus zapatos al unísono, contra el asfalto de las calles, y sus movimientos rítmicos (la zandunga), eran para mí de poderosa atracción. En aquella época el pueblo de La Habana se desbordaba por las calles y talmente parecía como si la ciudad entera bailara. Esta imagen que retengo de mi feliz niñez no es una exageración o una fantasía, pues ya desde los tiempos de la colonia muchos extranjeros que visitaron Cuba dejaron sus impresiones sobre este aspecto de nuestra cultura.

En el 1840 la cubana, Mercedes Santa Cruz, Condesa de Merlín, llega a La Habana procedente de París después de muchos años de ausencia, y relata:
llevaron varias personas que estaban invitadas a pasarse el día con nosotros y el tiempo se nos fue rápidamente repartido entre el paseo, la música y la danza ya que el habanero encuentra siempre un pretexto para bailar a todas horas aun durante los más fuertes calores.
“Día de Reyes”,
 del pintor francés Federico Miahle, 1853.
De su libro Álbum Pintoresco de la Isla de Cuba
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Después, en el 1847, visitó Cuba el vizconde D’Hespel D’Arponville, quien también nos dejó su comentario al respecto:
El baile de que gustan con pasión, es la ocupación favorita de la juventud. El año entero es un solo baile y la isla un solo salón. Cuando no se baila en las casas particulares o en los pueblos de temporadas, se baila en la propia casa de la familia, muchas veces sin piano ni violines y con solo al compás de la voz de los bailadores.
Y hasta la poetisa gallega, Rosalía de Castro, en su novela El Caballero de las Botas Azules (1867), presenta esta simpática imagen de un baile de sociedad:
Tará-Tatá – Tará-Tatá, Niña cubana, taratatá, ¡por ti me muero! No era esto precisamente pero poco más o menos, esto era lo que querían decir algunas de las hermosas danzas americanas que en aquella noche se tocaron con un son tan dulce y arrullador que pudiera uno sentirse transportado a un bosque virgen…
- ¡Ah, mi Cuba! exclama al oír tan dulces sones la criolla. Si Ud. viera nuestros bailes, General…que danzas, ¡Dios mío! Aquello no es bailar; el cuerpo apenas hace más que dejarse arrastrar por quien lo lleva”.
- Pero observo que se fatiga Ud. y no es extraño, porque esto no es una danza, ¡es un galop infernal…si tal aconteciese en mi país!
- No hay que hablar de ello, repuso el General – con aquel calor se hubiera uno muerto como San Lorenzo.
- Pero si no hay allí calor.
- ¡Como!
- Digo, que, aunque lo haya, las lluvias y la brisa del mar emplean la atmosfera…oh, el cielo americano, ¡que cielo!.
Finalmente tenemos el punto de vista de un norteamericano quien, al poco de terminar la Guerra de Independencia, va a Cuba en plena época de carnavales. James F.J. Archibald, periodista de la revista Harper’s Weekly nos cuenta sus impresiones de un 10 de marzo de 1899 en La Habana:
Aparte de las mascaradas y de tirar bolas de harina a los transeúntes por las calles los domingos, el carnaval consiste principalmente en fiestas y bailes. Cada noche en los clubes privados y en los lugares públicos hay bailes de disfraces, algunos muy bonitos. En los teatros se elevan los pisos al nivel del escenario, se retiran los asientos y queda un espléndido salón para bailadores.
El baile cubano es peculiar cuando es visto a través de ojos norteamericanos. Hacen los bailadores un pasillo que es una mezcla de chino, turco e indio…la pareja raras veces emplea más de tres o cuatro pies cuadrados para bailar haciéndolo sin cesar y solo descansando por unos quince segundos para conversar y luego seguir bailando. Dos orquestas tocan toda la noche. Mientras una hace un receso, la otra toca, y así van alternando durante la noche. La Habana es una ciudad con gran animación tanto de día como de noche, y yo creo que, si no fuera por la disposición de que a la una de la madrugada todos los cafés están obligados a cerrar sus puertas, la gente no se retiraría a sus casas jamás.
Alguien ha dicho, y con mucho acierto, que en Cuba todo era música, producto quizás de una combinación de factores: la belleza del paisaje, la luminosidad del aire, la benignidad del clima y el arrullo perpetuo del mar que rodea nuestra isla por todas partes y que, batiendo continuamente sobre las rocas, hace su propia música con su eterno ritmo. Cuales quiera que sean las causas, lo cierto es que en Cuba a todo se le ponía música, y se daban bailes por cualquier motivo (o sin él) pues el baile es consustancial con nuestra naturaleza. “…quíteme la comida” – decía una dama del siglo XIX – “y ni lo siento, con tal de que me den música y un buen compañero”.


Baile porque es el santo de papá, o el cumpleaños de mamá; o el bautizo del hermanito. Baile porque se gradúa el primo de medicina, porque nos mudamos para una nueva casa o porque la cosecha ha sido buena. Baile porque llueve y hace calor, y porque no llueve o hace frío, pero baile, siempre baile, porque nunca faltan pretextos para hacer fiesta. En Cuba se celebraban bailes en los clubes privados, en los lugares públicos como en La Tropical o en La Polar, y en los centros regionales españoles donde se daban cita los grandes bailadores y las buenas orquestas.

Luis Victoriano Betancourt, periodista y costumbrista camagüeyano del siglo XIX, causaba carcajadas entre los lectores por el modo con que criticaba a la sociedad de su tiempo. Él decía en tono irónico:

“nada de escuela para los artesanos, nada de bibliotecas abiertas, de gimnasios públicos, de educación sólida para la mujer, pero en cambio juegos de billar, de toros, de gallos, de barajas, y luego bailes de día, bailes de noche, bailes de invierno, de verano, campestres, urbanos. Bailes de ayer, hoy, mañana, tarde, temprano, ahora y luego: bailes de aquí y de allá, de cachumba, de cangrejito, de guaracha, de repiqueteo, de rumba; bailes en fin modificados por todos los adverbios y calificativos, y por todos los adjetivos de todos los diccionarios”.
Y el temperamento fiestero quedó a los ojos de algunos extranjeros con la imagen del cubano vago, poco trabajador e indolente, y el de las mujeres fáciles, frívolas y alocadas. Pero, sin embargo, esta era una imagen falsa ya que la alegría del cubano no era, ni es, esa alegría del pecado sino la alegría de vivir. La alegría de un pueblo que trabajaba con ahínco para mejorarse y mejorar la Patria, pero que a la vez sabía disfrutar de la vida y buscaba en la música y en el baile una distracción.

“Serían las 10 de la noche y entonces estaba en su punto el baile. Bailábase con furor; decimos con furor porque no encontramos término que pinte más vivo aquel movimiento incesante de pies arrastrados muellemente junto con el cuerpo al compás de la música; aquel revolverse y estrujarse en medio de la apiñada multitud de bailadores…”. (Cirilo Villaverde, Cecilia Valdés).
Hoy en el destierro, donde todavía se conserva algo de este “ingrediente” de nuestra cultura, se llevan a cabo fiestas de 15, de graduación, en las bodas, por el día del médico, del dentista, del abogado, del contador, en Nochebuena, y en todas estas celebraciones no puede faltar su música “para echar un pie”.

Sexteto de Occidente en New York, 1926. Aparecen entre otros: Su fundadora María Teresa Vera, e Ignacio Piñeiro.
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Ayer y hoy en todas partes del globo terráqueo se ha bailado porque como decía Luis Victoriano Betancourt, “el baile es la risa de los pies” y cuando el alma está alegre tiene que expresar esta alegría, y el baile es la mejor manera de hacerlo. Los andaluces dicen que es saludable “menear el esqueleto” de vez en cuando, que es bueno para el cuerpo y para el espíritu esa maravillosa demostración de felicidad. Esa combinación de España con África en nuestra música; ese repique del tambor con acompañamiento de piano, trompeta, guayo, maracas, clave y cencerro, producen un desbordamiento inescapable y un goce de los sentidos que no se puede reprimir. Por eso la música cubana ha llegado tan lejos, porque es contagiosa. Y no puedo cerrar sin reproducir aquí la “elegia” que hizo del baile el simpático Betancourt, allá por el siglo XIX:
Los romanos pedían pan y circo; los hijos de Iberia piden pan y toros; pero nosotros pedimos pan y danzón; ¡Oh, jóvenes que bailáis! ¡O, padres que veis bailar! ¡Oh, sociedad que dejas que te bailen! Que hacéis todos, por Dios, ¿Por qué no salir de una vez a la cumbre de la gloria? Subid, subid, bailando. ¿No veis? Allá arriba en la gloria se baila también: a un lado Washington y Lincoln bailan; ¡al otro bailan Sócrates y Bruto…que dulce es morir bailando! No ardían tanto de amor patrio los soldados griegos al robusto son de la lira de Tirteo como la juventud cubana se entusiasma al escuchar el repique del tambor en la danza.


NOTA: este artículo fue publicado en el libro Apuntes desde el Destierro, Ediciones Universal, Miami 1989.


Carnavales de La Habana, 1956





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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas.

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Gaspar, El Lugareño Headline Animator

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